A las mujeres y hombres del
carbón y a tod@s y cada un@ de nosotr@s:
La muerte ayer de otros
seis mineros en el pozo Emilio de la empresa Hullera Vasco Leonesa es ya no un
drama que golpea en los corazones de l@s trabajador@s con conciencia de clase
sino en los de cualquier persona con un mínimo de empatía y solidaridad con el
dolor humano.
La lucha, en estos tiempos
de crisis que prácticamente sólo paga la clase trabajadora, de los mineros de
toda España, y especialmente de los leoneses y asturianos, ha sido un ejemplo
de entereza, dignidad, resolución y conciencia de clase cuando tant@s se
identifican sólo como ciudadan@s y tan pocos como trabajador@s, como si les
avergonzara serlo y pretendieran que eso de las clases sociales y de la lucha
de clases es una cosa desfasada y obsoleta y viviéramos en el “bonito mundo” de
la conciliación de intereses capital-trabajo y de las desclasadas clases
medias; justo cuando éstas, en gran medida una falacia, porque no lo son
quienes viven de un salario, por alto que éste sea, están viéndose cercenadas a
gran velocidad.
El cinismo del Ministro de
Industria y Energía, presentándose, cual plañidera, a mostrar sus condolencias
a las familias de las víctimas; el cinismo de ese Ministro de un Gobierno
de ultraderecha que ha despreciado y reprimido la lucha de los mineros y de la
clase trabajadora -a la que ahora pretende acallar con su criminal Código
Penal-, contra sus políticas de austericidio, en beneficio de la clase
capitalista a la que representan, es insultante.
Este es el Gobierno que ha
condenado el futuro de la minería en España, mientras algunos “ambientalistas”
le han hecho los bises con aquello de que el carbón es contaminante y caro por
subvencionado, sin ofrecer, ni unos ni otros, una alternativa a las miles de
familias afectadas.
L@s miner@s son esa
vanguardia a cuya decencia han intentado insultar tanto los representantes del
poder económico y del gobierno como sus palmeros mediáticos y los reaccionarios
e ignorantes políticos, que les hacen los coros con aquello de que los hombres
y las mujeres de la minería son unos privilegiados, como dicen también de
funcionari@s y emplead@s públicos.
L@s miner@s son esas
personas que cada día se juegan la vida por un salario medio de apenas 1.200
euros mensuales; nada que ver con tanta mentira inventada por los sirvientes
del poder económico. Un salario de sudor, carbón, sangre, silicosis y muerte.
“¡Y aún dicen que el carbón es caro!”, podríamos clamar, recordando el
magnífico cuadro de Joaquín Sorolla que retrata la imagen de un pescador
herido, atendido por sus compañeros. Sí, demasiado caro en vidas y sacrificios
de quienes extraen a la tierra el negro tesoro.
Vivimos tiempos en los que
el desclasamiento, la insolidaridad y la repugnante insidia de una parte de los
oprimidos hacia quienes comparten su misma condición, y se distinguen por su alto
nivel de conciencia y combatividad, constituyen un precio demasiado caro; un
coste muy elevado para los derechos sociales y las libertades que ayer
conquistaron nuestros abuelos y padres, con mucha más conciencia de clase que
gran parte de sus herederos.
Sólo la recuperación de
nuestra conciencia e identidad de clase, la solidaridad y la lucha del conjunto
de l@s trabajador@s puede revertir ese proceso. Para ello necesitamos que
nuestras organizaciones políticas y sindicales defiendan, de verdad, a su clase,
y no pretendan, bajo un ciudadanismo desclasante representar a todo el mundo,
opresores y oprimidos. Los opresores no son sólo esas 30 familias españolas más
ricas que el discurso pseudoprogre y postmoderno nos vende como únicos malos de
la película que se nos presenta bajo falso título de “El 99% contra el 1%”,
como si en ese 99% no hubieran otros explotadores no tan inmensamente ricos
pero igualmente explotadores de sus emplead@s.
Estamos en un momento en el
que si no ponemos desde nuestra clase, la trabajadora, todo el esfuerzo para
lograr que el miedo cambie de bando, pronto no nos quedará otra que escondernos
temblando bajo la piedra que cada un@ aisladamente encuentre y rezar para que
el próximo golpe alcance a otr@s y no a nosotr@s.
Ell@s, l@s miner@s, son el
puente entre nuestro pasado y nuestro futuro como clase. El hilo rojo que, si
se rompe, nos dejará perdidos, sin memoria, ni identidad, ni medio de saber de
dónde venimos y a dónde queremos ir.
Ell@s, l@s miner@s, con sus
luchas, nos han marcado otro camino, un camino duro, difícil, de represión y
combate pero de decencia y esperanza en nuestra emancipación.
Que la tierra os sea leve a
los caídos, compañeros. Como dijo otro gran pintor, Castelao, “No entierran
cadáveres. Entierran semillas”.
Fuente: http://libertadesdemocraticas.org/2013/10/en-memoria-de-los-seis-mineros-muertos-ayer-en-leon/
Santa Barbara bendita -
Nuberu
https://www.youtube.com/watch?v=0-HiJ-8_22o#t=33
Accidentes mineros en León
Los canallas
del ABC
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