12-02-2014
Keane Bhatt
Keane Bhatt
Al artículo le he añadido todos los enlaces que hay y no lo había puesto, también muchos más
Durante más
de un decenio, el ascenso de la izquierda en los gobiernos latinoamericanos ha
llevado a cabo logros notables en la reducción de la pobreza, de la integración
regional y a una reafirmación de la soberanía y de la independencia. Los
Estados Unidos se ha mostrado hostil hacia los nuevos gobiernos de izquierda y,
al mismo tiempo, ha seguido una política exterior bélica, en muchos casos
abiertamente desdeñoso del derecho internacional.
Entonces,
¿por qué Human Rights Watch (HRW), a pesar de proclamarse a sí misma como “una
de las principales organizaciones independientes del mundo” respecto a los
derechos humanos, ha mantenido tan sistemáticamente posturas y políticas
semejantes a las de los Estados Unidos? Esta compatibilidad con la agenda del
gobierno de EE.UU. no se limita a Latinoamérica. En el verano de 2013, por
ejemplo, cuando surgía amenazadoramente la posibilidad de un ataque unilateral
con misiles de los EE.UU. a Siria (una evidente violación de la Carta de la
O.N.U.), Kenneth Roth, director ejecutivo de HRW, especuló en
cuanto a si sería suficiente un bombardeo meramente “simbólico”. “Si Obama
decide atacar a Siria, ¿se conformará con el simbolismo o hará algo que ayudará
a proteger a la población civil?”, preguntó por Twitter. John Tirman, director
ejecutivo del Centro de estudios internacionales de la universidad Massachusetts
Institute of Technology, con presteza denunció el “trino” como “probablemente
la declaración más ignorante e irresponsable jamás dada por un importante
defensor de los derechos humanos”.1
La
adaptación de HRW a la política de los EE.UU. se ha extendido también a las
extradiciones secretas (la práctica ilícita de secuestrar y transportar a
sospechosos de todas partes del mundo para que sean interrogados y a menudo
torturados en países aliados). A principios de 2009, cuando se informó que la
recién electa administración de Obama iba a dejar intacto este programa, Tom Malinowski, director de cabildeo de HRW
en Washington en aquel entonces, sostuvo que “en determinadas circunstancias
hay un papel legítimo” de las extradiciones secretas y recomendaba paciencia:
“quieren diseñar un sistema que no traiga como consecuencia el envío de
personas a calabozos extranjeros para torturarlas”, dijo; “sin embargo, el
diseño de ese sistema va a tomar un tiempo”.2
No extendió
HRW la misma consideración a Venezuela, el enemigo de facto de los Estados
Unidos, cuando en 2012, José Miguel Vivanco, director de HRW Americas, y Peggy
Hicks, directora de defensa mundial de derechos, escribieron
una carta al presidente Hugo Chávez
alegando que su país no cumplía con los requisitos para participar en el
Consejo de Derechos Humanos de la O.N.U. Sostenían que los miembros del Consejo
deben mantener los más altos criterios para el fomento y protección de los
derechos humanos, pero que, desgraciadamente, “Venezuela actualmente está muy
por debajo de los estándares aceptables”.3 Teniendo en cuenta
el silencio que guardó HRW respecto a la afiliación de los EE.UU. al mismo
Consejo, uno se pregunta cuáles son exactamente los estándares aceptables de
HRW.
Uno de los
factores subyacentes de la conformidad general de HRW con la política de los
Estados Unidos quedó en claro el 8 de julio de 2013, cuando Roth utilizó
Twitter para felicitar a su colega Malinowski por su postulación al cargo de
subsecretario de Estado para la democracia, los derechos humanos y el trabajo
(DRL, por sus siglas en inglés). Malinowski estaba preparado para avanzar los
derechos humanos en su calidad de funcionario de política exterior de alto
nivel para una administración que convoca semanalmente reuniones conocidas con
el nombre de “Martes del terrorismo”. En estas reuniones, Obama y los miembros
de su cuerpo administrativo deliberan sobre la ejecución de asesinatos
extrajudiciales alrededor del planeta mediante el uso de aviones
telecomandados, aparentemente utilizando una “lista
de asesinatos” secreta que ha incluido a varios ciudadanos estadounidenses,
así como a una jovencita de 17 años de edad.4
El ingreso
de Malinowski al gobierno fue, en realidad, un reingreso. Antes de HRW, se
había desempeñado como redactor de discursos para la secretaria de Estado
Madeline Albright y para el Consejo Nacional de Seguridad de la Casa Blanca.
También se había desempeñado como asistente especial del presidente Bill
Clinton, cargos todos que incluyó con orgullo en su biografía en HRW. Durante
su vista de confirmación ante el Senado el 24 de septiembre, Malinowski
prometió “profundizar el consenso bipartidista respecto a la defensa de la
libertad que los Estados Unidos lleva a cabo en todo el mundo” y prometió a la
Comisión de Relaciones Exteriores que sin importar adónde condujera el debate
en los Estados Unidos sobre Siria, “el mero hecho de que ahora lo tenemos
muestra lo excepcional que es nuestro país”.5
Ese mismo
día, Obama se paró frente a la Asamblea General de la O.N.U. y declaró: “es
posible que algunos no estén de acuerdo, pero yo creo que Estados Unidos es
excepcional”. Suponiendo que por “excepcional” Obama quiso decir
excepcionalmente benévolo, una de los que estuvieron en desacuerdo fue la
presidenta brasileña Dilma Rousseff, quien había iniciado su intervención en el
mismo estrado vilipendiando la “red mundial de espionaje electrónico” de Obama,
la que ella consideraba como una “falta de respeto a la soberanía nacional” y
como una “grave violación de los derechos humanos y civiles”. Rousseff
contrastó el comportamiento desvergonzado de Washington con su caracterización
del Brasil como un país que ha “vivido en paz con nuestros vecinos por más de
140 años”. El Brasil y sus vecinos, sostuvo, han sido “democráticos, pacíficos y
respetuosos del derecho internacional”.6 El discurso de
Rousseff materializó la amplia oposición de Latinoamérica al excepcionalismo de
los EE.UU. y, por lo tanto, clarificó la relación mutuamente antagónica de la
izquierda con HRW.
La
trayectoria de Malinowski es sólo un ejemplo de un panorama mayor. La cultura
institucional de HRW está condicionada por los estrechos vínculos que mantienen
sus dirigentes con varias ramas del gobierno de los EE.UU. En su biografía en
HRW, Susan Manilow, vicepresidenta de la Junta Directiva de HRW,
se describe a sí misma como “una vieja amiga de Bill Clinton” que ayudó a
administrar las finanzas de su campaña. (HRW una vez firmó una carta a Clinton
que abogaba por el enjuiciamiento del presidente yugoslavo Slobodan Milošević
por crímenes de guerra; HRW no hizo el intento por responsabilizar a Clinton de
los bombardeos de la OTAN que causaron la muerte de civiles, pese haber llegado
a la conclusión de que habían constituido “violaciones del derecho
internacional humanitario”.)7 Bruce Rabb, asimismo miembro de la Junta
Directiva de Human Rights Watch, anuncia en su biografía que “se desempeñó como
asistente del personal del presidente Richard Nixon” de 1969 a 1970: el período
en que esa administración arrasó con bombas, secreta e ilegalmente, a Camboya y
Laos.8
El Comité
Asesor para la división de HRW Americas se ha jactado incluso de la presencia
de Miguel Díaz, un ex funcionario de la Agencia Central de Inteligencia. Según
su biografía en la Secretaría de Estado, Díaz se desempeñó como analista de la
CIA y también brindó “supervisión de las actividades de información secreta de
los EE.UU. en Latinoamérica” para la Comisión especial permanente sobre
información secreta de la Cámara de Representantes.9
A partir de
2012, Díaz se concentró, al igual que lo había hecho una vez para la CIA, en
Centroamérica para el DRL de la Secretaría de Estado, el mismo organismo que
ahora será supervisado por Malinowski.
Otros
afiliados a HRW tienen similares antecedentes cuestionables: Myles Frechette, miembro actual del Comité
Asesor de la División para las Américas, se desempeñó como representante
comercial asistente de EE.UU. para Latinoamérica y el Caribe de 1990 a 1993 y,
luego, como embajador de los EE.UU. en Colombia de 1994 a 1997. Posteriormente,
Frechette se desempeñó como director ejecutivo de un grupo “sin fines de lucro”
conocido con el nombre de North American-Peruvian Business Council [Consejo
empresarial peruano-norteamericano] y defendió los intereses de sus financistas
ante el Congreso. Su organización recibió financiación de corporaciones como Newmont Mining, Barrick
Gold, Caterpillar, Continental Airlines, J.P.
Morgan, ExxonMobil, Patton Boggs y Texaco.10
Michael Shifter, quien también es miembro en la actualidad del Comité Asesor
de HRW Americas, dirigió el programa de Latinoamérica y el Caribe para la National Endowment for Democracy (NED), una
entidad semigubernamental cuyo ex presidente interino, Allen Weinstein, dijo al
diario The Washington Post en 1991 que “mucho de lo que hoy
hacemos lo hacía la CIA en secreto hace 25 años”.11 Shifter, en su calidad
de actual presidente de un centro de políticas conocido con el nombre de
Inter-American Dialogue, supervisa cuatro millones de dólares anuales en
programación, financiado en parte mediante contribuciones de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID,
por sus siglas en inglés), de las embajadas del Canadá, Alemania,
Guatemala, México y España, así como de empresas tales como Chevron,
ExxonMobil, J.P. Morgan, Microsoft, Coca-Cola, Boeing y Western Union.
Desde luego,
no todos los dirigentes de la organización han estado tan involucrados en
actividades políticas sospechosas. Muchos miembros de la Junta Directiva de HRW
son sencillamente banqueros inversionistas, como los son los copresidentes de
la Junta Directiva Joel Motley, de Public Capital Advisors, LLC, y Hassan
Elmasry, de Independent Franchise Partners, LLP. John Studzinski,
vicepresidente de la Junta, es director de alta gerencia del grupo Blackstone,
una firma de valores privados fundada por Peter G. Peterson, el multimillonario que
con saña ha intentado destruir la Seguridad Social y el Medicare. Y aunque
Julien J. Studley, el vicepresidente del Comité Asesor para las Américas, una
vez perteneció a la Unidad de guerra psicológica del ejército de los EE.UU.,
hoy en día es sencillamente otro magnate de bienes raíces en Nueva York.
No hay duda
que las actividades de HRW reflejen su carácter institucional. De hecho, un
análisis de sus posturas respecto a Latinoamérica demuestra la avenencia
general y previsible del grupo con los intereses de EE.UU. Tomemos en
consideración, por ejemplo, la reacción de HRW ante el fallecimiento de Hugo
Chávez. A pocas horas de su muerte el 5 de marzo de 2013, HRW publicó una
visión de conjunto: “Venezuela. El legado autoritario de Chávez”,
que generó una reacción tremenda por Internet. Conformándose a la terminología
engañosa de su titular, HRW nunca mencionó las credenciales democráticas de
Chávez: desde 1998, había resultado vencedor en 14 de las 15 elecciones o
referendos, los cuales fueron considerados en su totalidad libres y justos por
parte de observadores internacionales. La más reciente reelección de Chávez se
jactaba de una tasa de participación del 81%; el ex presidente Jimmy Carter
describió el proceso electoral como “el mejor del mundo”.12 El
artículo no mencionó ni un aspecto positivo del mandato de Chávez, bajo el cual
la pobreza se redujo a la mitad y la mortalidad infantil a un tercio.
En
contraposición, el pronunciamiento de HRW el 21 de agosto de 2012 en relación
con la muerte del dirigente etíope Meles Zenawi fue decididamente más discreto:
“Etiopía: la transición debería apoyar una reforma de los derechos humanos”, se
leía en el titular. Leslie Lefkow, subdirectora de HRW en África, instó a la
nueva dirección del país a “asegurar a los etíopes edificando sobre el legado
positivo de Meles al tanto que se revoquen las políticas más perniciosas de su
gobierno”. Con respecto a un dirigente cuya hegemonía de veinte años no tenía
nada de la legitimidad democrática de Chávez (la misma HRW documentó las
elecciones represivas e injustas de Etiopía, tanto en 2005 como en 2010), la
organización sólo alegó que “Meles deja un legado mixto respecto a los derechos
humanos”.13 Al tiempo que HRW omitía cualquier mención de las
mejoras sociales de la era de Chávez, escribió: “Bajo la dirección [de Meles],
el país experimentó un desarrollo económico y un progreso importantes, aunque
desiguales”.
La
explicación para esta discrepancia es evidente: como informó el New
York Times en una nota necrológica, Meles fue “uno de los más cercanos
aliados africanos del gobierno de los Estados Unidos”. Aunque “ampliamente
considerado como uno de los gobiernos más represivos de África”, escribió
el Times, Etiopía “continúa recibiendo anualmente más de 800
millones de dólares de ayuda financiera de los EE.UU. Funcionarios de los
EE.UU. han dicho que los servicios militares y de seguridad etíopes están entre
los socios preferidos de la Agencia Central de Inteligencia”.14
José M.
Vivanco en la audiencia del Senado en 2.004
HRW ha
llevado su doble rasero a extremos caricaturescos a lo largo y ancho de
Latinoamérica. Durante una mesa redonda para otorgar el Premio Democracia de la
NED en 2009, José Miguel Vivanco describió a Cuba (no a los Estados Unidos)
como “uno de nuestros países del hemisferio que tal vez tenga en la actualidad
el peor historial de derechos humanos en la región”. A manera de prueba,
enumeró las “detenciones a largo y corto plazo” de Cuba “sin el debido
procesamiento, y abuso físico [y] vigilancia”, como si éstas no fueran
prácticas habituales de los EE.UU., incluso (irónicamente) en la Bahía de
Guantánamo.15 Vivanco fue también citado a finales de 2013,
afirmando durante una actividad del Inter-American Dialogue que “los retrocesos
más graves en América Latina en materia de libertad de asociación y expresión
se han producido en Ecuador”, no en Colombia, el país más peligroso del mundo
para dirigentes sindicales, ni en Honduras, el país más mortífero de la región
para periodistas (ambos, por cierto, aliados de EE.UU.).16
Los eruditos
sobre Latinoamérica están dando la alarma: Greg Grandin, catedrático de
historia de New York University, recientemente describió a HRW como un “adjunto
de Washington” en la revista The Nation.17 Y cuando
Vivanco declaró públicamente que “hicimos [nuestro] informe [de 2008] porque
queríamos mostrarle al mundo que Venezuela no es un modelo para nadie”, más de
100 profesores universitarios escribieron a los directores de HRW, lamentando
la “gran pérdida para la sociedad civil cuando ya no podemos confiar en que una
fuente como Human Rights Watch realice una investigación imparcial y saque
conclusiones con base en hechos comprobables”.18
Los profundos
vínculos que mantiene HRW con los sectores empresariales y gubernamentales de
los EE.UU. deberían inhabilitar a la institución de cualquier presunción
pública de independencia. Tal aseveración es efectivamente insostenible dado el
estatus de la organización, con sede en los EE.UU., como una puerta giratoria
para burócratas gubernamentales de alto nivel. Si se despojara a sí misma de la
etiqueta “independiente” permitiría que las conclusiones y defensa de derechos
de HRW fueran evaluadas más acertadamente y que sus predilecciones fueran más
claramente reconocidas.
En
Latinoamérica existe un reconocimiento generalizado de la capacidad de
Washington para desviar cualquier intento externo por restringir su
prerrogativa a utilizar violencia y a quebrantar el derecho internacional. Sólo
en los últimos tres decenios se han visto invasiones militares de EE.UU. a las
islas de Granada y Panamá, una campaña de terrorismo internacional contra
Nicaragua, y apoyo a gobiernos golpistas en países como Venezuela, Haití, Honduras
y Guatemala. Si HRW pretende mantener su credibilidad en la región, debe
comenzar a distanciarse de las esferas élites de la toma de decisiones de los
Estados Unidos y abandonar su internalización institucional del excepcionalismo
estadounidense. Un primer paso importante sería introducir una prohibición
clara a contratar empleados y asesores que hayan elaborado o ejecutado la
política exterior de los EE.UU. Como mínimo, HRW puede instituir períodos
prolongados de “enfriamiento” (digamos, de cinco años de duración) antes y
después de que sus miembros se trasladen entre la organización y el gobierno.
Después de
todo, Malinowski de HRW estará directamente subordinado al secretario de Estado
John Kerry, quien dio a conocer la actitud de EE.UU. hacia Latinoamérica de la
forma en que sólo podría hacerlo un administrador de una superpotencia. En una
vista de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes el
17 de abril de 2013, un congresista le preguntó a Kerry si los Estados Unidos debería
dar prioridad a “toda la región, en vez de concentrarse en un solo país, ya que
al parecer los paises están tratando de trabajar hombro a hombro más que nunca
antes lo habían hecho”. Kerry le tranquilizó, asegurándole de la visión global
de la administración. “Mire”, dijo. “El hemisferio occidental es nuestro patio
trasero. Es crucial para nosotros.”19
Una
versión de este artículo aparecío en inglés en la revista NACLA Report on the
Americas. Keane Bhatt es un activista político y escritor, basado en
Washington, D.C. Se puede comunicar con él en Twitter: @KeaneBhatt .
Notas
1. Kenneth
Roth, seguido de la respuesta de John Tirman, Twitter, 25 de agosto de 3013,
http:// twitter.com/KenRoth/status/371797912210407424.
2. Greg
Miller, “Obama preserves renditions as counter-terrorism tool” [Obama
mantiene las extradiciones secretas como herramienta de lucha contra el
terrorismo], Los Angeles Times, 1o de febrero
de 2009.
3. José
Miguel Vivanco y Peggy Hicks, “Carta al presidente Chávez sobre la candidatura
de Venezuela al Consejo de Derechos Humanos de la O.N.U.”, Human Rights Watch,
9 de noviembre de 2012.
María
Lourdes Afiuni
Carta de
Noam Chomsky para la liberación humanitaria de María Lourdes Afiuni
Globovisión
La
hipocresía de los derechos humanos Human Rights Watch Global Research (encontrareis algunos
artículos más)
4. Jo Becker
y Scott Shane, “Secret ‘Kill List’ Proves a Test of Obama’s Principles
and Will” [“Lista
secreta de asesinatos” demuestra ser una prueba de los principios y voluntad de
Obama], The New York Times, 29 de mayo de 2012.
5. Comisión
de Relaciones Exteriores del Senado, “Declaración de Tom Malinowski para que
conste en las actas”, 24 de septiembre de 2013.
6. “Texto
del discurso de Obama en la O.N.U.”, The New York Times, 24 de
septiembre de 2013. Declaración de S.E. Dilma Rousseff, Naciones Unidas, 24 de
septiembre de 2013.
7. Human
Rights Watch, “Major Rights Groups Oppose Immunity for Milosevic” [Principales
grupos de derechos se oponen a inmunidad para Milošević], 6 de octubre de 2000.
HRW, “New Figures on Civilian Deaths in Kosovo War” [Nuevas
estadísticas sobre muertes de civiles en la guerra de Kosovo], 8 de febrero
de 2000.
8. Human
Rights Watch, “Junta Directiva”, www.hrw.org , accedido el 16 de noviembre de 2013.
9. Departamento
de Estado de EE.UU., "Franklin Fellows Alumni", 8 de septiembre de
Secretaría
de Relaciones Exteriores de los EE.UU, http://careers.state.gov/ff/meet-the-fellows/franklin-fellows/miguel-diaz ,
[Ex alumnos del programa de becas Franklin], 8 de septiembre de 2011 miguel-diaz
, accedido el 16 de noviembre de 2013.
10. Comisión
de recursos y medios, “Declaración de Myles Frechette, the North American
Peruvian Business Council” [el Consejo empresarial peruano-norteamericano],
Cámara de Representantes, 8 de mayo de 2001.
11. David
Ignatius, “Innocence Abroad: The New World of Spyless Coups” [Inocencia
en el extranjero: el nuevo mundo de los golpes de estado sin espías] The
Washington Post, 22 de septiembre de 1991.
12. Keane
Bhatt, “A Hall of Shame for Venezuelan Elections Coverage” [Un
salón de la vergüenza para la cobertura de las elecciones venezolanas],Manufacturing
Contempt [Fabricando desprecio] (blog), nacla.org, 8 de octubre de
2012.
13. Human
Rights Watch, “Ethiopia: Government Repression Undermines Poll” [Etiopía:
represión gubernamental subvierte las elecciones], 24 de mayo de 2010.
14. Jeffrey
Gettleman, “Meles Zenawi, Prime Minister of Ethiopia, Dies at 57” [Meles
Zenawi, Primer Ministro de Etiopía, fallece a los 57 años de edad], The
New York Times, 22 de agosto de 2012.
15. National
Endowment for Democracy, “José Miguel Vivanco: 2009 NED Democracy Award
Roundtable” [Mesa redonda para otorgar el Premio Democracia de la NED
en 2009], Youtube.com, 29 de junio de 2009.
José Miguel Vivanco: 2009 NED Democracy Award
Roundtable
16. Eva
Saiz, “Indígenas de Ecuador denuncian en EEUU la norma de libre asociación de
Correa”, El País, 28 de octubre de 2013.
17. Greg
Grandin, “The Winner of Venezuela’s Election to Succeed Hugo Chávez Is
Hugo Chávez” [El
triunfador de las elecciones en Venezuela que sucederá a Hugo Chávez es Hugo
Chávez], The Nation, 16 de abril de 2013.
18.
Venezuelanalysis.com, “More Than 100 Latin America Experts Question
Human Rights Watch’s Venezuela Report” [Más
de 100 expertos latinoamericanos ponen en tela de juicio el informe sobre
Venezuela de Human Rights Watch], 17 de diciembre de 2008.
19. Comisión
de Relaciones Exteriores, Cámara de Representantes, “Hearing: Securing
U.S. Interests Abroad: The FY 2014 Foreign Affairs Budget” [Vista:
protegiendo los intereses de los EE.UU. en el extranjero: presupuesto de
asuntos extranjeros para el año fiscal 2014], 17 de abril de 2013.
La
hipocresía de los derechos humanos Human Rights Watch Global Research (encontrareis algunos
artículos más)
“Aceptar
a Venezuela en Derechos Humanos de la ONU es contratar a un pirómano para
evitar incendios”
5 de febrero
2012- El Centro
Simon Wiesenthal calificó como “una parodia” a la candidatura de Venezuela
para ocupar un asiento en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones
Unidas, en las próximas elecciones de mayo.
La
organización hizo llegar su cuestionamiento a la nominación en una carta
enviada a la Alta Comisionada de Derechos Humanos, Navi Pillay, firmada por el
director de Relaciones Internacionales del Centro Wiesenthal, Shimon Samuels, y
su representante para América Latina, Sergio Widder.
“El gobierno
del presidente Hugo Chávez lleva adelante una política doméstica que viola los
derechos humanos, persigue a los disidentes y promueve y estimula el
antisemitismo”, argumentaron los directores del Centro Wiesenthal en el
documento.
Entre los
ataques antisemita perpetrados durante la gestión de Chávez, la organización
citó “los dos allanamientos contra un centro comunitario judío en Caracas
(Hebraica), uno de ellos bajo el pretexto de que las autoridades estaban
buscando armas y explosivos”.
A eso agregó
las profanaciones de sinagogas; un discurso del presidente Hugo Chávez en la
víspera de Navidad de 2005, durante el cual manifestó que “el mundo tiene
riquezas para todos, pero algunas minorías, entre ellos los descendientes de
los asesinos de Cristo, se han apoderado de las riquezas del mundo”.
Además, el
centro dedicado a la lucha contra el antisemitismo mencionó “los frecuentes
ataques desde medios de comunicación estatales, entre los más recientes la
descalificación, a través de un artículo en el sitio web de Radio Nacional de
Venezuela, del candidato presidencial opositor a Chávez, Henrique Capriles
Radonski, debido a sus raíces judías”.
“La incorporación
de Venezuela al Consejo de Derechos Humanos sería equivalente a designar a un
pirómano para garantizar la seguridad contra incendios en las Naciones Unidas.
El gobierno de Chávez es un violador activo y serial de los derechos humanos”,
afirmó Samuels.
Widder
consideró que “el bloque latinoamericano tiene muchos candidatos apropiados
para este asiento” en el Consejo de Derechos Humanos. “Las democracias y el
respeto por los derechos humanos han florecido en la región durante las últimas
tres décadas, pero Venezuela va contra esta corriente”, agregó.
Asimismo, el
Centro Wiesenthal advirtió a la Alta Comisionada Pillay que “el antisemitismo
promovido desde el estado venezolano ha sido también denunciado por la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos de la OEA , que publicó en diciembre de 2009
su informe ‘Democracia y derechos humanos en Venezuela’”, en el que se incluyen
referencias al antisemitismo en ese país.
Ante estos
antecedentes, la organización urgió a Pillay “a que rechace la candidatura de
Venezuela para el Consejo de Derechos Humanos de la ONU y a que, en cambio,
promueva que las democracias respeten los derechos humanos y el sistema de
Naciones Unidas”.
Desenmascarando a Human Rights Watch (HRW)
Human Rights Watch: Venezuela es una democracia ficticia
Kenneth
Roth es un americano abogado y ha sido el director ejecutivo de Human Rights Watchdesde 1993.
¿Es creíble Human Rights Watch cuando habla de Cuba?
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Kenneth
Roth es un americano abogado y ha sido el director ejecutivo de Human Rights Watchdesde 1993.
¿Es creíble Human Rights Watch cuando habla de Cuba?
21-02-2010 Tim
Anderson
AMNISTÍA INTERNACIONAL
HUMAN RIGHTS WATCH: cuando los derechos humanos se utilizan
con otros fines.
Human Rights Watch y el ataque químico en Siria
¿Quién está detrás de Human Rights Watch?
Vivanco acabó con la reputación de Human Rights Watch
Organizaciones de derechos humanos de la región repudiaron
la expulsión de representantes de Human Rights Watch de Venezuela
Human
Rights Watch en Venezuela. Mentiras, crímenes y encubrimientos
James Petras. Rebelió
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