Susana Díaz
(PSOE) y Diego Valderas (IU). "Teatro, lo vuestro es puro
teatro....estudiado simulacro"
Por Marat
Decíamos
ayer... A mediados de Abril de 2012, poco antes de la formación del pacto de
Gobierno andaluz entre PSOE e Izquierda Unida, afirmaba “...el previsible
acuerdo PSOE-IU en torno a la formación del próximo gobierno andaluz bascula
entre un pacto de legislatura y un acuerdo de gobierno, polarizándose
especialmente hacia el segundo.
Lejos de ser
cualquiera de las fórmulas el origen de un espacio de resistencia frente a las
políticas liberales del PP y de la clase social a la que éste representa, ambas
pueden representar el canto del cisne de la coalición que dirige Cayo
Lara.
En el marco
de un PSOE que lanza mensajes confusos de colaboración y entendimiento y, a la
vez, de confrontación –líneas rojas de sanidad y educación, que podría
fácilmente a romper con su insistencia en demandar pactos en dichas materias-,
de unos sindicatos mayoritarios que lanzan el aviso a IU de que la mera
votación de investidura a Griñán limitaría a la coalición al “derecho a la
pataleta” y, principalmente, de un PP que amenaza con intervenir a las
Comunidades Autónomas si no se pliegan a sus políticas brutales de austeridad y
recortes sociales, la esperanza de una política autónoma y alternativa frente a
este estado de cosas es un espejismo interesado al que, tal vez, algunos deseen
sucumbir por sus ansias de tocar poder. Nadie con dos dedos de frente se
imagina un gobierno presidido por un dirigente del PSOE abanderando una
rebelión institucional y social. Son de sobra conocidos los límites de la disidencia
de este partido. El miedo a ser desbordado ante una posición de protesta guarda
su acomodada viña.
En la esfera
política la más que posible alianza de IU con el PSOE andaluz, sea mediante
pactos de gobierno o de legislatura, puede significar el abrazo del oso
definitivo de los social-liberales a la coalición socialdemócrata.
No es
previsible una resistencia institucional de un PSOE que abandere desde la Junta
de Andalucía las resistencias a la destrucción de los restos del Estado social
por el PP y la clase cuyos intereses defiende el gobierno.
Para ello el
PSOE necesitaría recurrir a una movilización permanente de la sociedad
andaluza; movilización a la que no está dispuesto porque podría sobrepasar sus
compromisos de “partido responsable” con el sistema económico y constitucional
del capital.
Ante lo que
seguramente será un amago de disenso controlado por parte de este partido en
las instituciones autonómicas andaluzas y una aceptación tácita de las reglas
de juego que le impongan el Estado central, el PP y las fuerzas económicas del
capital, el compromiso de grado 1 (pacto de gobierno) o de grado 2 (pacto de
legislatura) que IU seguramente firmará con dicho partido supondrá tensiones
internas que pueden romper la coalición dirigida por Cayo Lara a nivel federal
o bien poner fin a su carácter de alternativa a la izquierda del PSOE o ambas
cosas a la vez. La ruptura de dichos pactos, si quiere evitar el coste político
que supondría mantenerlos en el escenario dibujado anteriormente, sería más
difícil de explicar ante las bases sociales de las izquierdas que el anuncio de
impedir el acceso del PP al gobierno andaluz, limitándose a dar su voto a la
investidura de Griñán, en caso de aceptación de algunos puntos irrenunciables
(defensa de la sanidad y la enseñanza públicas, cobertura del desempleo
agrario, investigación sobre casos de corrupción en la Junta,...), y paso
posterior a una posición parlamentaria independiente.
Por otra
parte, resulta un tanto inexplicable que las bases sociales y el entorno
próximo a IU contribuyesen a extender la afirmación sobre la identidad política
PSOE-PP (PPSOE) y ahora su dirección andaluza, con el beneplácito de la federal
se empeñen en ganar el referéndum entre las bases para un programa de acuerdos
con el PSOE. Este, por mucho que el sectarismo y la estupidez coaligadas se
empeñen en afirmarlo, no es lo mismo que el PP y el paso de los días no hace
más que confirmarlo. Pero la distancia no es tan grande, como la experiencia
del último gobierno Zapatero y la timorata “oposición” capitaneada por
Rubalcaba demuestran, como para justificar un cheque de confianza a modo de
pacto de IU con el PSOE. Una cosa es no caer en el absurdo extremeño y otra
confiar en que el PSOE haya cambiado, cuando los hechos no permiten extraer, en
absoluto, tal conclusión. El anhelo de la coalición socialdemócrata de
demostrar que es opción de gobierno puede costarle muy caro, sobre todo cuando
ocuparlo es algo cada vez más alejado de tener poder. Éste es algo hoy
privativo de los centros de decisión económica capitalistas. Frente a ello, él
único poder real político actual es el que da hacerse fuerte en la calle, como
lo están demostrando el sindicalismo y la izquierda griegos.
IU no es una
izquierda de la que quepa esperar la revuelta obrera y el proyecto socialista.
Lo suyo no pasa de la construcción de una nueva institucionalidad
“constituyente” y pacatamente reformista. Pero es una corriente política muy
necesaria en la movilización social y de los trabajadores, mucho más cuando a
su izquierda falta todavía mucho tiempo para construir una auténtica y poderosa
izquierda revolucionaria.
Si se arroja
al barranco, se despeñará. Si es capaz de situarse como instrumento de cierre
del acceso del gobierno andaluz al PP y, a la vez, como grupo político
independiente frente al PSOE y sin otros compromisos que apoyarle en lo que
coincida con su programa, mientras moviliza la calle, será parte de la solución
frente a las agresiones que sufren los trabajadores y no del problema que
podría llegar a ser con el “pacto de progreso” andaluz.”
Una tormenta en un vaso de agua:
Dicho pacto
ha sufrido su primera crisis escenificada en menos de dos años y su amago de
“suspensión temporal” -pretendida mezcla de sentido de responsabilidad y de
dignidad por parte de IU- se produce ante la firma y aprobación del decreto por
parte de la Presidenta Susana Díaz, figura en ascenso dentro del PSOE a nivel nacional,
que desposeyó a la Consejería de Fomento y Vivienda de la Junta de Andalucía en
manos de IU (Elena Cortés) de competencias en materia de adjudicación de
viviendas, tras la acogida provisional de 8 de las 22 familias desalojadas de
la Corrala Utopía .
En las
primeras horas de la madrugada del sábado 12 de Abril se ensaya un nuevo
capítulo del culebrón de la “supuesta ruptura”. Tras idas y venidas, prologadas
reuniones de urgencia entre los socios, reuniones en solitario de la dirigencia
andaluza de IU, con el Coordinador General nacional Cayo Lara incluido,
apelaciones del señor Anguita a la dignidad de IU tras la humillación infligida
por el PSOE, actitudes de enredador del PP andaluz en “patriótico” sentido de
la responsabilidad, dispuesto a apoyar la labor de Gobierno del PSOE-A (posible
ensayo de una “grosse koalition” a nivel nacional y de la UE), Susana Díaz se
desdecía de la retirada de competencias en materia de adjudicación de viviendas
a la Consejera de Fomento y Vivienda Cortés y se las devolvía.
Claves para entender un baile de la
yenka
En el baile
la yenka equivale a lo que en política son las idas y venidas, los pasos
adelante y atrás, algo parecido a lo que ha sucedido en apenas 48 horas entre
los socios del gobierno andaluz.
En realidad,
cabría hablar de una puesta en escena, una performance, la simulación pactada de
un desencuentro, un como si, destinado no tanto a reorganizar el equilibrio
interno de fuerzas dentro del pacto de gobierno -de una Susana Díaz que, de
alguacila del anterior gobierno en solitario PSOE de la Junta, ha pasado a
estrella ascendente dentro del social-liberalismo español (¡cómo andará el PSOE
para que esta iletrada sea hoy un personaje con posibilidades de candidata a la
presidencia del gobierno del Estado español!) y de una IU, cuyo trágala hasta
el jueves ha sido más que lamentable- como de intentar mejorar la imagen que a
cada uno de los socios le connota la ligazón con el otro.
La prensa
del régimen, los bancos, la derecha del PP y, en general, los poderes fácticos
andaluces, españoles y hasta europeos pusieron en el ojo del huracán a Elena
Cortés, la Consejera de Fomento y Vivienda de IU, cuando ésta anunció en su día
(abril de 2013) el conocido como Decreto Antidesahucios (Ley
de la Función Social de la Vivienda) que ponía el bien social de la
vivienda por delante de la especulación bancaria, al prever el realojo en
régimen de alquiler de desahuciados -durante no más de 3 años, todo hay que
decirlo- en viviendas vacías en manos de los bancos y la multa de hasta 9.000
euros si estos se negasen a alquilarlas. Hasta de bolchevique se tildó a la
Consejera del Gobierno, por hacer lo que algunos gobiernos capitalistas
europeos, con más sensibilidad social que el PP y antes que el PSOE, no habían
hecho. Luego las cosas no llegaron tan lejos, entre otras razones porque el Gobierno
del PP recurrió contra dicha Ley y Bruselas puso el grito en el cielo porque
ello podría suponer la quiebra de los bancos españoles. He aquí una de las
claves principales para entender el porqué de esta bronca por el “realojo
provisional” (no durante un máximo de 3 años, como prevé la ley, ni definitiva
en una vivienda pública) de sólo 8 de las 22 familias desahuciadas.
El
llamamiento de Susana Díaz a cumplir la legislación vigente tiene que ver con
su respeto a y acatamiento de las “leyes superiores” del gobierno del PP en
España (ya dije en su día, en el artículo entrecomillado que abre éste, que el
PSOE no llevaría a cabo ninguna resistencia institucional contra las
leyes del gobierno central desde la Junta de Andalucía). Su alusión a que estas
personas no podían pasar por delante de las 12.000 familias andaluzas en lista
de espera para la concesión de una vivienda es falaz y sucia. Y lo es porque lo
que se había hecho era sacar a esas 8 familias de la calle -hay que preguntarse
qué pasará con las 14 restantes-, no concederles una vivienda pública y porque
cabe preguntarse si entre esas 12.000 familias de las que hablaba la señora
Díaz había también personas en “riesgo de exclusión social”, que es a lo que la
Consejera de Vivienda se ciñó cuando realojó provisionalmente a esas 8.
Desconozco
hasta qué punto existe relación con esta bronca entre socios con la coartada de
los desahuciados de la Corrala Utopía y dos hechos concretos sucedidos en este
año 2014.
El primero
de ellos es que a mediados de Enero el Banco
de Santander ha concedido 500 millones de euros a la Junta de Andalucía para
que ésta pueda hacer frente a las “tensiones de tesorería”
El segundo es que, hace tan sólo unos días, la
Junta -en concreto la Consejera de Fomento y Vivienda, Elena Cortés-
expedientaba con multas
de hasta 11,1 millones de euros a ocho bancos, entre ellos el Santander, por no
registrar el número de viviendas desocupadas que estos poseen.
¿Molesta Elena Cortés a la señora Susana Díaz
y a sus planes de subordinación entusiasta al capital? Estoy por afirmar que
sí, tras el conocimiento de estas dos noticias que un amigo colgaba ayer en una
red social pero no me atrevo a afirmar lo que no he podido comprobar con mis
ojos ni mis oídos ni nadie podrá hacerlo porque este tipo de felonías políticas
se hacen pero no se dicen. En todo caso, bien podría ser el asunto de la
Corrala Utopía una cortina de humo sobre los motivos de la crisis, como afirma
mi amigo.
La realidad
es que muy poco más que la aprobación de dicha Ley Antidesahucios puede exhibir
IU como éxitos de su cogestión gubernamental con el PSOE.
La realidad
es mucho más triste. IU no ha conseguido que se mantuvieran las inversiones
sociales en los últimos presupuestos del Gobierno andaluz. Por el contrario, la
dotación presupuestaria de la Consejería de Fomento y Vivienda, en sus manos,
se ha visto reducida.
El Banco de
Tierras (para la expropiación de fincas improductivas) que pretendía IU se ha
quedado en un Observatorio de Tierras para el estudio de la situación de las
fincas “públicas”, lo no es otra cosa que tragar con que te den gato por liebre
y encima sin apenas recursos económicos.
El Impuesto
sobre Grandes Superficies para fomentar el pequeño comercio se lo ha echado
atrás la señora Susana Díaz.
La Garantía de Servicios Básicos de luz y agua a familias con pobreza energética se lo ha echado también atrás la Presidenta de la Junta, vinculando esta medida a lo que hiciera el Gobierno del Estado.
A cambio IU
ha tragado con recortes salariales a funcionarios y despidos de empleados
públicos de la Junta y recortes en inversiones sociales.
Así mismo, y
a pesar de las iniciativas parlamentarias de IU para investigar en profundidad
el caso de los EREs, lo cierto es que el propio PSOE-A los dinamitó y hoy vemos
cómo amplios sectores de la sociedad andaluza y española, que no son en
absoluto de la caverna, se preguntan qué hace IU en un gobierno que no es
demasiado diferente en lo económico y social del existente al frente del Estado
-los matices no son para tirar cohetes en absoluto- y porqué sigue gobernando
con un partido, el PSOE-A carcomido por la corrupción.
Nadie busque
en las supuestas presiones de la CUT, aún integrada en IULV-CA, referente
político del SAT, razones para esta puesta en escena del tour de force de IU en
Andalucia con su socio el PSOE. Si el SAT es fuerte, dentro de lo que el
sindicalismo andaluz e su conjunto puede serlo hoy, la CUT es muy poco, fuera
de Marinaleda y menos lo sería aún fuera de IU. Y eso Gordillo y Cañamero lo
saben, a pesar de sus periódicas disidencias que parecen bordear una ruptura
que en más de 20 años no se ha producido. En la calle hace mucho frío.
Estamos a 43
días de las elecciones europeas, unas elecciones que tienen un peso político
mucho mayor que el que los proabstencionistas están dispuestos a admitir. Son
unas elecciones que podrían constituir el primer test serio de debilitamiento
del PP y de reconfiguración del mapa político español. Y eso IU lo sabe muy
bien.
Como sabe
también que la fuerza de su ascendente en los sondeos preelectorales se está
frenando, no sólo por la aparición de extrañas ofertas políticas mediáticamente
proyectadas, sus broncas internas en tantas comunidades autónomas y no sólo por
las listas, la tensión entre su excesivo electoralismo y su llamamiento a la
movilización, sus vínculos con un sindicalismo desacreditado como el de CCOO
sino por el penoso papel de sujetavelas que está haciendo en Andalucía, que
puede ser el espejo anticipado de lo que sería un gobierno nacional PSOE-IU.
Todo ello explica que IU haya querido hacerse ahora el “hombrecito” y haya
amagado con un puñetazo en la mesa (suspensión temporal del pacto) sin fuerza
de convicción alguna, lo que se ha demostrado con el hecho de que en menos de
48 horas las aguas hayan vuelto al cauce de la sumisión de IULV-CA al PSOE-A.
Si en IU
hubiese alguien con capacidad dirigente que no confundiese tacticismo con
estrategia no habría firmado ese pacto con el PSOE o cuando menos el jueves les
habría mandado a la mierda. Se habría hecho respetar esta organización, no como
ahora que, bajo su pretendido sentido de la responsabilidad, ha hecho el
ridículo más espantoso al volver a un redil que poco bueno puede ofrecer a la
clase trabajadora andaluza y española.
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