Por Thierry
Meyssan
Después de 3
años de guerra contra Siria, los «occidentales»
extienden deliberadamente su ofensiva a Irak y también a Palestina. Tras
las aparentes contradicciones políticas entre partidos religiosos y partidos
laicos, fuertes intereses económicos constituyen la verdadera explicación de
esta estrategia. En el Levante, son muchos los grupos que han cambiado
repetidamente de bando. Pero no debemos perder de vista que los yacimientos
de gas siguen en los mismos lugares.
RED
VOLTAIRE | DAMASCO | 21 DE JULIO DE 2014
Como toda
guerra implica la formación de una coalición, es muy natural que persiga
múltiples objetivos ya que debe satisfacer los intereses particulares de cada
miembro de la coalición.
Desde ese
punto de vista, los combates que actualmente sacuden Palestina, Siria e Irak
tienen como común denominador el hecho que los dirige un bloque que
Estados Unidos ha organizado en contra de los pueblos que se le
resisten y también que trata de concretar su plan de rediseño del «Medio
Oriente ampliado» (Great Middle East) y de modificar el mercado
mundial de la energía.
Sobre este
último punto, dos cosas pueden cambiar: el trazado de los gasoductos y
oleoductos y la explotación de nuevos yacimientos [1].
La guerra por el control de los
pipelines en Irak
Desde el
inicio de la guerra contra Siria, la OTAN ha estado tratando de cortar la vía
de abastecimiento Teherán-Damasco (NIORDC, INPC) para favorecer corredores de
circulación que permitan llevar hacia la costa siria tanto el gas de Qatar
(ExxonMobil) como el de Arabia Saudita (Aramco) [2].
Un paso
decisivo se concretó con la ofensiva emprendida en Irak por el Emirato
Islámico, que dividió el territorio iraquí casi de arriba abajo dejando a Irán
de un lado y del otro a Siria, Líbano y Palestina [3].
Este visible
objetivo determina quién venderá su gas en Europa y, en dependencia del
volumen del abastecimiento, a qué precio podrá venderlo. Eso basta para
explicar la implicación de los 3 principales exportadores de gas (Rusia,
Qatar e Irán) en esta guerra.
La guerra por la conquista del gas
sirio
La OTAN ha
agregado un segundo objetivo: el control de las reservas de gas del
Levante y su posterior explotación. Todo el mundo sabe desde hace décadas que
el sur del Mediterráneo encierra grandes yacimientos de gas natural
–localizados en las aguas territoriales de Egipto, Israel, Palestina, Líbano,
Siria, Turquía y Chipre. Pero sólo los «occidentales» sabían
desde 2003 cómo estaban repartidos esos yacimientos y cómo se extendían
bajo la plataforma continental.
Como reveló
en aquel momento el profesor Imad Fawzi Shuebi [4],
una compañía noruega llamada Ansis realizó legalmente en Siria un trabajo
de medición del país en cooperación con la compañía petrolera nacional.
Ansis trabajó también con otra compañía –igualmente noruega– llamada
Sagex. Ambas compañías noruegas sobornaron a un responsable de los servicios
secretos, realizaron secretamente una serie de investigaciones tridimensionales
y descubrieron la increíble importancia de las reservas sirias de gas, que
resultaron ser incluso más grandes que las de Qatar.
Posteriormente,
Ansis pasó a ser propiedad de Veritas SSGT, una compañía franco-estadounidense
con sede en Londres. Los datos que había recogido fueron revelados
de inmediato a los gobiernos de Francia, Estados Unidos,
Reino Unido e Israel, que rápidamente establecieron una alianza para
destruir Siria y robar el gas de ese país.
En 2010,
Estados Unidos confió a Francia y al Reino Unido la tarea de recolonizar
Siria. París y Londres formaron entonces una coalición que designaron con el
nombre de «Amigos de Siria». Esta coalición conformó un «Grupo de
Trabajo para la Reconstrucción Económica y el Desarrollo» que se
reunió, en mayo de 2013, en los Emiratos Árabes Unidos, bajo
la presidencia de Alemania [5].
Unos 60 países se repartieron entonces el pastel que todavía
no habían conquistado. Por supuesto, la mayoría de los países
participantes en aquel encuentro ignoraban lo que habían descubierto las
compañías Ansis y Sagex. El Consejo Nacional Sirio estaba representado
en aquel grupo de trabajo por Osama al-Kadi, ex responsable
en British Gas de la aplicación de las estrategias militares al mercado
de la energía.
No fue hasta
el verano de 2013 que el gobierno sirio tuvo conocimiento de los
descubrimientos de la Ansis y la Sogex, lo cual le permitió
comprender cómo había logrado Washington montar la coalición que estaba
tratando de acabar con el Estado sirio. A partir de aquel momento, el
presidente sirio Bachar al-Assad ha firmado varios contratos con empresas
rusas con vistas a la futura explotación del gas sirio.
El gas en Israel, en Palestina y en
Líbano
Por su
parte, British Gas exploraba las reservas palestinas. Pero Israel se
oponía al inicio de su explotación por temor a que los palestinos
utilizaran los ingresos para comprar armas.
En julio de
2007, el nuevo enviado especial del Cuarteto (ONU, Unión Europea, Rusia,
Estados Unidos) Tony Blair negoció un acuerdo entre palestinos e
israelíes, acuerdo que debía permitir la explotación de los yacimientos Marine-1 y Marine-2,
en las aguas territoriales de Gaza. El entonces primer ministro de la
Autoridad Palestina, Salam Fayyad, aceptó que British Gas depositara los
ingresos de la Autoridad Palestina en una cuenta bancaria bajo control de
Londres y Washington para garantizar que esos fondos se destinaran al
desarrollo económico.
En aquella
época, el ex jefe del estado mayor de las fuerzas armadas israelíes,
general Moshe Ya’alon, publicaba en el sitio web del Jerusalem Center
for Public Affairs un estruendoso artículo donde observaba que el
acuerdo negociado por Tony Blair no resolvía el problema ya que,
en definitiva, el Hamas acabaría teniendo acceso a una parte de aquel
dinero mientras estuviese en el poder en Gaza. El general Ya’alon concluía que
la única manera de garantizar que los ingresos del gas palestino
no financiaran la Resistencia sería emprender «una operación militar
global para arrancar de raíz el Hamas de Gaza» [6].
En octubre
de 2010 las cosas se complicaron aún más cuando Noble Energy Inc. descubrió un
mega yacimiento de gas offshore, el Leviathan, que
abarca parte de las aguas territoriales israelíes y libanesas. El Leviathan venía
a agregarse al yacimiento Tamar, descubierto en 2001 por
British Gas en aguas israelíes [7].
El Líbano,
por iniciativa del Hezbollah, presentó de inmediato el caso a la ONU e hizo valer
sus derechos de explotación. Pero, ignorando las protestas libanesas, Israel
comenzó a explotar unilateralmente el gas de los bolsones que abarcaban las
aguas de ambos países.
La guerra por el gas palestino
La actual
ofensiva de Israel contra la franja de Gaza tiene varios objetivos.
En primer lugar, el Mossad organizó el anuncio del secuestro y asesinato
de 3 jóvenes israelíes para impedir que el parlamento adoptara una ley que
prohibiría la liberación de «terroristas» [8].
Y posteriormente, el general Moshe Ya’alon, hoy ministro de Defensa, utilizó
ese pretexto para desatar una ofensiva contra el Hamas, aplicando así
su análisis de 2007 [9].
El nuevo
presidente de Egipto, general Abdel Fattah al-Sissi, contrató como consejero a
Tony Blair, quien sin embargo no ha creído necesario renunciar a
sus funciones como representante del Cuarteto [10].
Prosiguiendo la defensa de los intereses de British Gas, Blair
sugirió entonces una «iniciativa de paz» totalmente inaceptable para los
palestinos, iniciativa naturalmente rechazada por los palestinos pero aceptada
por Israel. Es evidente que el objetivo de esa maniobra es
proporcionar al ejército israelí la oportunidad de «arrancar de raíz el
Hamas de Gaza». Y no es casual que el salario que recibe
Tony Blair como consejero del presidente egipcio no proceda del
presupuesto egipcio sino de las arcas de los Emiratos Árabes Unidos.
Como de
costumbre, Irán y Siria han aportado su respaldo a la Resistencia
palestina (la Yihad Islámica y el Hamas), demostrando así a Tel Aviv que
pueden hacerle pagar en Palestina el daño que Israel les ha hecho en Irak
a través del Emirato Islámico y del clan kurdo de los Barzani.
Lo único que
permite llegar a una comprensión correcta de los acontecimientos es su lectura
bajo el ángulo de los intereses en materia de control de las fuentes de energía
ya que –desde el punto de vista político– no es de interés para Israel
destruir el Hamas, movimiento a cuya creación contribuyó para debilitar a
al-Fatah. Tampoco es interés de Siria ayudar el Hamas a resistir, tratándose de
un movimiento que se alió con la OTAN y que ha enviado yihadistas a luchar
contra el Estado sirio. La fase de la «primavera árabe», destinada a
poner la Hermandad Musulmana en el poder en todos los países árabes, ha quedado
atrás y no debemos olvidar que el Hamas no es otra cosa que la rama
palestina de esa cofradía.
En
definitiva, el imperialismo anglosajón actúa siempre en función de las
ambiciones económicas que él mismo impone sin importarle las lógicas
políticas locales. Lo que define de forma realmente duradera las
fuerzas que conforman la dinámica del mundo árabe no es la diferencia
entre partidos religiosos y laicos sino el hecho de estar en el bando de
quienes colaboran con el imperialismo o en el bando de quienes han optado
por la resistencia.
Fuente
[1]
«La guerra en Siria:
¿una guerra por la energía?», por Alexandre Latsa,RIA Novosti / Red Voltaire,
19 de septiembre de 2013.
[2]
«Yihadismo e industria
petrolera», por Thierry Meyssan, Al-Watan /Red Voltaire,
23 de junio de 2014.
[3]
Ese objetivo no es nuevo. Ver: «Siria: la OTAN apunta al
gasoducto» y «Siria:
la carrera por el oro negro», por Manlio Dinucci, Il Manifesto /Red Voltaire,
13 de octubre de 2012 y 2 de abril de 2013.
[4] Syrie: 10 ans de résistance,
emisión de televisión en 6 capítulos, concebida y producida por
Thierry Meyssan, transmitida por la televisión satelital siria en junio de
2014. La versión disponible a través de internet está enteramente
en francés o subtitulada en francés, exceptuando algunas
intervenciones del general estadounidense Wesley Clark, del analista mexicano
Alfredo Jalife y del general ruso Leonid Ivashov. Por otra parte, el profesor
Shueibi ya había ofrecido un esbozo de la cuestión, antes de tener información
sobre los descubrimientos de las compañías Ansis y Sagex, en el trabajo
titulado «Siria, centro
de la guerra del gas en el Medio Oriente», por Imad Fawzi
Shueibi, Red Voltaire, 13 de mayo de 2012.
[5]
«Les “Amis de la Syrie”
se partagent l’économie syrienne avant de l’avoir conquise», por German
Foreign Policy, Horizons et débats / Réseau Voltaire,
14 de junio de 2012.
[6]
«Does the Prospective Purchase of
British Gas from Gaza Threaten Israel’s National Security?»,
por el teniente general (retirado) Moshe Yaalon, Jerusalem Center for
Public Affairs, 19 de octubre de 2007. «Ya’alon: British Gas natural gas deal
in Gaza will finance terror», por Avi Bar-Eli, Haaretz.
[7]
«¿Se modifican las
cartas geopolíticas en la cuenca del Levante e Israel?», por F.
William Engdahl, Red Voltaire, 3 de junio de 2012.
[8]
«El jefe del Mossad
había vaticinado el secuestro de los tres jóvenes israelíes», por Gerhard
Wisnewski, Red Voltaire, 11 de julio de 2014.
[9]
«IDF’s
Gaza assault is to control Palestinian gas, avert Israeli energy crisis»,
por Nafeez Ahmad, The Guardian, 9 de julio de 2014. «Gaza: el gas en la mirilla»,
por Manlio Dinucci, Il Manifesto/Red Voltaire,
18 de julio de 2014.
[10]
«Tony Blair será
consejero económico del presidente egipcio al-Sissi»,Red Voltaire,
3 de julio de 2014.
Pinchando la
fuente verás más artícilos.
Gaza: el gas
en la mirilla
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