miércoles, 1 de julio de 2015

¿QUÉ SE ESCONDE TRAS EL CUENTO DE LAS CLASES MEDIAS?




La crítica del proletariado

30 de junio de 2015

   Por TEODORO NELSON / CANARIAS-SEMANAL.ORG.
 El proletariado es, en esencia, la clase social que carece de los medios de producción y que por lo tanto debe vender su fuerza de trabajo (una mercancía de extraordinaria importancia en las sociedades, pues dota de valor a las mercancías y es la forma esencial en que el hombre se relaciona con su entorno natural, además de ser la única mercancía que al consumirse genera valor).


Entonces, ¿en qué se diferencia un camarero del siglo XXI de, por ejemplo, un liberto de la antigua Roma que trabajara en las tabernas del Subura?



   Estrictamente hablando, se entiende por proletariado a "la clase de los trabajadores asalariados modernos quienes, puesto que no poseen medios de producción propios, dependen de la venta de su fuerza de trabajo para sobrevivir". Es decir, el proletariado es aquella clase surgida con el capitalismo y sus transformaciones, que es responsable de la producción y valorización de mercancías. Es la contraparte de la clase burguesa moderna.



   En esencia, es la clase oprimida en las relaciones sociales del capitalismo, mientras que los capitalistas son la clase rentista, explotadora. No significa ello que sea la única clase explotada, obviamente. Pero sí la más numerosa y por lo tanto, la única capaz de cambiar las cosas. Prueba de ello es que todo gran movimiento histórico contemporáneo, liderado o no por la burguesía, ha debido de contar con el proletariado o ir en contra de éste.


 
   Pero el capitalismo tiene varias fases. Su última fase se denomina imperialismo. Esta fase histórica fue explicada por Lenin. Consiste principalmente en el dominio del capital financiero, y sobre todo bancario, sobre el  resto de los capitalistas-a través del control del crédito así como de la bolsa, pasando a controlar toda la industria- y por lo tanto sobre toda la sociedad. Este capitalismo donde gobiernan los bancos, donde la clase dominante se configura como una aristocracia financiera, es hoy día más evidente que nunca.


 
   En este período, las potencias imperialistas, con los grandes bancos a la cabeza, se reparten el mundo -o la mayor parte de éste- a través de las diversas formas de colonialismo y (valga lo absurdo del término) neocolonialismo.

 
   Entonces, ¿qué pasa con el proletariado bajo el imperialismo, bajo el capitalismo donde las finanzas y la banca controlan la economía?

 
   Veamos, lo que Engels le escribía a Marx sobre este respecto en una carta de octubre de 1858 que recoge Lenin en su libro "El imperialismo: fase superior del capitalismo":

 
   "El proletariado inglés se está aburguesando cada vez más, de modo que esta nación, la más burguesa de todas las naciones, aspira aparentemente a llegar a tener una aristocracia burguesa y un proletariado burgués, además de una burguesía. Para una nación que explota al mundo entero, esto es, naturalmente, hasta cierto punto justificable".


 
   ¡Y luego la izquierda europea ensalza el Estado del Bienestar! Este aburguesamiento de una parte del proletariado es lógico; la explotación del mundo entero por parte de unos pocos bancos permite tener un proletariado nacional con salarios altos, que consuman los productos fabricados en las colonias y que no protesten mucho.


 
   En la actualidad sucede exactamente lo mismo. La explotación de lo que falsamente se ha venido llamando Tercer Mundo es lo que permite que en el sistema capitalista los proletarios vivan bien y tengan tele, coche, ordenador, etc. Los capitalistas les hacen así partícipes forzosos de la explotación de los proletarios de las colonias o semicolonias, cuya situación bien podría denominarse esclavitud asalariada.

 

   ¿Es entonces malo que los obreros occidentales vivan dignamente? ¿Deberían practicar el ascetismo para no verse inmersos en el "mal" del consumismo? ¡Pues claro que no! Los comunistas no somos cristianos, no defendemos la pobreza militante. Los comunistas deben defender cada pequeño bastión democrático que consigan los obreros dentro del sistema. Tampoco son culpables los trabajadores de dicha explotación aunque vivan de las migajas del capitalismo, pues son partícipes involuntarios.


  Hoy en día se niega la existencia del proletariado. En occidente sólo hay "clase media" y el término proletario está "anticuado". Desmontemos eso rápidamente:


 
1. El término clase media es mentira. La "media" de renta no es 1.000, 2.000 o 3.000 euros. Y si tenemos en cuenta la renta de los grandes capitalistas, muchísimo menos.

 

2. Establecer categorías sociales en base al salario (alta, media, baja) no sólo es un caos, sino que es completamente ridículo. Es una reproducción del fetichismo del dinero, que parece que es el que establece los "estamentos" sociales. Proletario no significa ni "pobre" ni "humilde". Significa la clase que vende su fuerza de trabajo, antagónica al capital bancario y productora del valor de las mercancías. Que su salario en determinado momento sea más o menos alto no tiene nada que ver.


 
3. Existen clases medias o capas medias, evidentemente (Marx habla en varias ocasiones de clase media alemana, pero no se refiere a lo que hoy entendemos por clase media). Pero no es una clase en sí misma, ni un sistema de conciliación de clases. Evidentemente, hay clases intermedias y numerosas situaciones concretas, pero no se puede usar ese árbol para tapar el bosque: la realidad evidente son intereses contrapuestos entre unos pocos y unos muchos.

 

4. Como ya hemos visto, si existe un proletariado con un nivel de vida relativamente acomodado (o existía hasta la crisis), se debe a la flagrante explotación del resto del mundo, con la que se obtienen inmensas plusvalías.

 

5. En la actualidad existen más proletarios que en el siglo XIX. No sólo por el aumento demográfico, sino por la expansión del imperialismo. El número de trabajadores aumenta en la proporción en el que el número de grandes banqueros (la plutocracia financiera) se estrecha cada vez más.


 
6. Un proletario "aburguesado" puede generar más plusvalía que un asalariado ultraexplotado, debido al valor añadido de las mercancías más tecnificadas.

 

   El tema es la regurgitación de las viejas teorías conciliaristas del Estado, contra los cuales ya tuvieron que defenderse Marx y Lenin. La historia es la historia de la lucha de clases. La lucha entre unos opresores y unos oprimidos. No es de extrañar que en los Estados capitalistas se quiera negar esta teoría o pasarla por alto. ¿Pues quienes son los opresores sino los mismos capitalistas? La lucha de clases refleja la desigualdad, señala la existencia y la posición de los opresores. Es una teoría rebelde, revolucionaria, pues es la verdad. Las otras teorías, hoy día dominantes, solo reflejan sumisión. Decir que en el capitalismo no hay proletarios es negar la misma existencia de la opresión; es como decir que son los banqueros los que crean la riqueza. O que todos somos "ciudadanos" e "iguales".

 
  Esto también tiene que ver con la dimensión internacional del capitalismo. Si en la Inglaterra decimonónica nos encontrábamos a una clase media que contaba con una parte de proletarios aburguesados, en el imperialismo del siglo XXI nos encontramos con unos proletarios en países como los africanos donde la explotación es de las más salvajes que ha conocido nunca la historia de la humanidad, y en su contraparte, unas potencias imperialistas cuyos obreros tienen salarios relativamente "dignos". ¡Pero la banca y la industria de esas potencias sacan más beneficios que nunca de las colonias aunque tengan su sede en París o Berlín! Todos tenemos aún muy cerca las guerras por el petróleo, o las brutalidades de las multinacionales en Níger, en América Latina, en Asia...

 
  Este es un esbozo general de la situación del proletariado a nivel mundial.

 
  ¿Cuál debe ser entonces la postura del proletariado con respecto a sí mismo y al mundo? En primer lugar, debe afirmarse como tal; saber reconocerse y reconocer sus variedades y movimientos desde la teoría científica de los trabajadores.

 
   Atendamos a Marx cuando habla del caso concreto de Alemania:

 
  "¿Dónde reside, pues, la posibilidad positiva de la emancipación alemana? Respuesta: en la formación de una clase con cadenas radicales, de una clase de la sociedad burguesa que no es una clase de la sociedad burguesa; de un Estado que es la disolución de todos los Estados; de una esfera que posee un carácter universal por sus sufrimientos universales y que no reclama para sí ningún derecho especial, sino el desafuero puro y simple; que no puede apelar ya a un título histórico, sino simplemente al título humano [...]".

 
  Vemos como la emancipación real del ser humano de sus cadenas materiales pasa por el liderazgo y la toma del poder de aquellos que soportan las cadenas. Igual es el obrero desahuciado en España que el minero explotado en Angola; su sufrimiento es universal, así como la forma de su sufrimiento. Este es otro motivo por el cual el proletariado y la lucha de clases reflejan mejor la realidad que las teorías demoburguesas. Es importante que ambos trabajadores se reconozcan como iguales en cuanto a su posición dentro de las relaciones de producción.


  No sólo eso, sino que:


  "Para que coincidan la revolución de un pueblo y la emancipación de una clase especial de la sociedad burguesa, para que una clase valga por toda la sociedad, es necesario, por el contrario, que todos los defectos de la sociedad se condensen en una sola clase, que una determinada clase resuma en sí la repulsa general, sea la incorporación del obstáculo general, es necesario, para ello, que una determinada esfera social se considerada como el crimen notorio de toda la sociedad, de tal modo que la liberación de esta esfera aparezca como la autoliberación general."



  Es decir, hoy en día no sólo no existe el proletariado, sino que está más internacionalizado y desarrollado que nunca. Por su parte, la burguesía se ha concentrado en torno a los derechos de propiedad de unos pocos grandes bancos; como clase es más delgada y minoritaria que nunca. Los bancos condensan hoy día "todos los defectos de la sociedad"; son el arquetipo de todo lo que hay de despreciable y rastrero en la sociedad, e incluso los sectores más reaccionarios se lo piensan dos veces antes de defenderlos de forma abierta.


  El objetivo histórico de esta clase está muy claro: "Cuando el proletariado proclama la disolución del orden universal anterior, no hace más que pregonar el secreto de su propia existencia, ya que él es la disolución de hecho de este orden universal [...] la cabeza de esta emancipación [la emancipación del hombre] es la filosofía, su corazón es el proletariado."



   La liberación social pasa por el proletariado como fuerza principal del motor histórico y el pensamiento revolucionario como su cabeza. La transformación real del mundo pasa porque su componente social mayoritario se reconozca a sí mismo y su poder: "hay que enseñar al pueblo a asustarse de sí mismo, para infundirse ánimo". La liberación real y no parcial de las cadenas de la sociedad pasa en primer lugar, por que el pueblo se reconozca como lo que es en sí mismo.



    Citando a Berltolt Bretch, ¿quién podrá contener al que conoce su condición?


BIBLIOGRAFÍA

Karl Marx. La España Revolucionaria. Alianza, 2006 Madrid.


Karl Marx. En torno a la crítica de la filosofía del derecho (Introducción). Sine Data.


Carlos Marx y Federico Engels
La España revolucionaria




Sobre la clase “media”
26-03-2013
¿En general qué es la clase “media”? Se trata de una construcción, inventada en Occidente, con el objetivo de destruir el concepto de clases del marxismo. Desde el punto de vista del marxismo no tiene sentido – es una quimera, que existe gracias a los recursos financieros sobrantes, en la que entran tanto la cúpula de la clase obrera, como la pequeña y mediana burguesía, así como los que sirven a las clases altas. Desde el punto de vista del actual estado burgués con su modelo de capitalismo financiero, la clase “media” es el grupo humano con un comportamiento de consumo tipo, y no únicamente en cuanto a los bienes y servicios, sino también en cuanto a los servicios políticos. Hacia este grupo se orienta todo el sistema de publicidad total y educación, dirigido al máximo aumento del consumo y la prohibición de hecho de los valores más meditados. En consecuencia, precisamente este grupo proporciona la base para la estabilidad político-social del actual estado occidental. Señalemos también que su creación también fue posible en parte, gracias al desplazamiento de la industria masiva y “burda” a los países del “tercer mundo” y, la posterior redistribución de los beneficios a favor de los países desarrollados.


Al mismo tiempo hoy ha surgido un serio problema con esta misma clase “media”. Está relacionado con que la principal fuente de su subsistencia tiene poca relación con los ingresos reales, percibidos por este grupo de población. Más exactamente, cuando apareció el concepto de la clase “media” durante el período del máximo esplendor de la URSS en los años 60 -70, las fuentes para su formación eran la redistribución de los beneficios en el interior de toda la sociedad occidental (en los años 60 en los EE.UU. la tasa superior del impuesto sobre la renta superaba el 90%) y el saqueo de las colonias y los países del “tercer mundo”. Pero tras la crisis de los años 70 comenzaron los problemas – estos recursos ya no eran suficientes. A principios de los años 70 en Occidente incluso hubo una seria sensación de que la URSS estaba ganando la competición entre los dos sistemas. Entonces aparece la comprensión de que, en primer lugar, había que aumentar considerablemente el volumen de la clase “media” y, en segundo lugar, que la única manera de hacerlo consistía en proporcionar el crédito a los consumidores.


Esta segunda comprensión tenía que ver con el hecho de que en los años 70 los ingresos reales de los hogares habían bajado considerablemente. De hecho, si tenemos en cuenta la inflación real y no la oficial (que la estadística estatal siempre rebaja), veremos que estos por su capacidad adquisitiva no crecen desde los principios de los 80 y se corresponden aproximadamente a los ingresos de 1962-63. Está claro que, teniendo en cuenta el serio aumento de todo tipo de pagos obligatorios, como, por ejemplo, los seguros, que semejantes ingresos no pueden asegurar de ninguna manera una vida confortable en las condiciones actuales. Y todavía menos, aumentar considerablemente el número de personas que viven esta vida confortable.

Como resultado, a principios de los años 80 comenzó a realizarse el programa de “reaganomía”, cuyo principal significado no estaba tanto en la liberalización de la economía, como en la estimulación del consumo privado a costa del crédito. Este programa, como es natural, tenía sus contras, el principal consistía en que los créditos había que devolverlos. Hasta el principio de los años 80 era prácticamente imposible obtener el nuevo crédito si antes no se devolvía el anterior (salvo la excepción de los créditos hipotecarios, pero estos también se tenían en cuenta a la hora de valorar la solvencia del solicitante). Pero en semejantes condiciones era imposible estimular la demanda durante un tiempo prolongado: cuando la persona recibe el crédito a corto plazo, la demanda no crece, sino que cae, dado que además del “cuerpo” del crédito hay que devolver los intereses.

Como resultado, hubo que cambiar todo el sistema de crédito para los particulares, permitiéndose de manera encubierta su refinanciación, cuando el resto del crédito anterior se devolvía a costa del nuevo crédito y como garantía de pago servían diferentes avales, en primer lugar, los bienes inmuebles. Pero para que dentro del marco de semejante esquema la deuda no se acumulara con excesiva rapidez, había que rebajar continuamente el precio del crédito. Lo que efectivamente ocurría en la práctica: la tasa de descuento del Sistema de la Reserva Federal, el acreedor en última instancia en los EE.UU. y el mundo, que en 1980 era de 19%, a finales de 2008 había bajado prácticamente hasta cero.

Después de que la tasa fue rebajada hasta el cero, la deuda acumulada (para el otoño de 2008 en los Estados Unidos para el hogar medio ya suponía el 130%, cuando antes del comienzo de la “reaganomía” no superaba el 65%) se había convertido en un serio problema, del que nos informan los periódicos prácticamente a diario. Pero lo importante no es eso. Si ya no se puede conceder más créditos, si ahora hay que devolver las deudas ¿qué pasará con la clase “media”?

Recordemos que los ingresos reales de los hogares hoy corresponden a los comienzos de los años 60 (sin contar el peso de la deuda crecido considerablemente). Si los representantes de la clase “media” comienzan a rebajar su consumo, lo cual es prácticamente inevitable, sus ingresos ya de por sí bajos, también descenderán – porque bajarán los salarios y se cerrarán las empresas. Lo que, teóricamente, significa que la estructura de los ingresos tendrá que volver como mínimo a los años 50, pero por entonces no existía ni de lejos ninguna clase “media”. Y lo más importante – la gente estaba acostumbrada a vivir pobremente, aún era desconocida la propaganda del “consumismo”.

Y no se trata de centenares de miles y ni siquiera de millones, sino de decenas o incluso de centenares de millones de personas. Volver a traer la industria llevada al sudeste de Asia no podrá salvar a nadie (en referencia a las promesas de Obama – N. del T.) – podría crear algunos puestos de trabajo, pero no podrá aumentar los salarios – en el caso contrario tal cosa no sería rentable. Es decir, que esencialmente no cambiaría nada.

Así que no se puede hablar de conservar la clase “media” – para ello simplemente no hay recursos. Señalemos que en la Unión Europea la situación es aún peor, porque en general la población es más pobre. La cuestión de cómo los estados burgueses actuales piensan salir de la situación en la que se destruye su principal pilar social no es solamente seria, sino que además es extremadamente actual. Creo que esta cuestión ya se está discutiendo, aunque evidentemente, no en público y, a juzgar por las filtraciones, la solución se reduce al fortalecimiento del control estatal sobre el pueblo (“la plebe” por usar el lenguaje al uso de las clases dominantes). Lo malo es que tal fortalecimiento del control en absoluto puede cambiar el modelo económico – lo que significa que también hacen falta acciones constructivas. Y en esta dirección por el momento nadie hace nada, en primer lugar, debido a que los economicsistas (así llama Khazin a los economistas liberales, de economics con la que sustituyeron a la economía política – N. del T.) mantienen el monopolio sobre la ciencia económica.




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