viernes, 6 de agosto de 2021

Bolívar Echeverría. Rosa Luxemburgo: espontaneidad revolucionaria e internacionalismo. Obras escogidas de Rosa Luxemburgo.

 

 


Rosa Luxemburgo (5 de marzo de 1871- 15 de enero de 1919 (47 años)

 

 


Bolívar Echeverría    (2 de febrero de 1941- 5 de junio de 2010 (69 años)

 

 

 

Notas del editor de este blog: He transcrito algunos textos y le he añadido las fuentes y obras que hace  referencias Bolívar Vinicio Echeverría Andrade, para  facilitar su lectura y contextualizarlo los momentos históricos.

 

Bolívar Echeverría      http://www.bolivare.unam.mx/

 

 

“La de Rosa Luxemburgo es una teoría de la revolución comunista que ubica en el centro la espontaneidad revolucionaria de la clase proletaria y su realización mediante la interacción dialéctica entre masas y partidos. Es así una teoría que privilegia la espontaneidad sin ser espontaneísta.”

 

 

 

 



Rosa Luxemburgo: espontaneidad revolucionaria e internacionalismo*

Bolívar Echeverría

^ La primera parte de este ensayo se publicó como «Prólogo» a Rosa Luxemburgo, Obras escogidas y aquí, ed. Era, México 1978. La primera y la segunda parte se publicaron en El discurso crítico de MarxEd. Era, México 1986.

 

http://bolivare.unam.mx/ensayos/rosa_luxemburgo_espontaneidad_revolucionaria_e_internacionalismo

 

Rosa Luxemburgo: espontaneidad revolucionaria e internacionalismo

 

https://kaosenlared.net/rosa-luxemburgo-espontaneidad-revolucionaria-e-internacionalismo/

 




 

Rosa Luxemburgo: espontaneidad revolucionaria e internacionalismo

Parte: II

http://bolivare.unam.mx/ensayos/rosa_luxemburgo_espontaneidad_revolucionaria_e_internacionalismo_ii

 

 

Programa, estatuto, actas y otros documentos, del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia. (Adoptado por el II Congreso del Partido) 1903.

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2021/05/programa-estatuto-actas-y-otros.html

 

 

Rosa Luxemburgo. La tragedia rusa (la capitulación del proletariado revolucionario ruso al militarismo alemán) con la firma del Tratado Brest-Litovsk de 3 de febrero de 1918).

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2021/06/rosa-luxemburgo-la-tragedia-rusa-la.html

 

 

 

Tratado de Brest-Litovsk de 1918. Frenazo a la Revolución rusa. (Del Comunismo de guerra a la Nueva Política Económica o capitalismo de Estado)

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2021/07/tratado-de-brest-litovsk-de-1918.html

 

 



 

 

Rosa Luxemburgo: espontaneidad revolucionaria e internacionalismo*

 

Bolívar Echeverría

 

 

Obras escogidas Tomo I Rosa De Luxemburgo, Ediciones Era, México 1978

 




[Libro] Rosa Luxemburgo Obras escogidas     Tomo I

 

Prólogo y selección de Bolívar Echeverría

 

Escritos políticos I

 

 

                                            Índice

Prólogo    9

 

¿Reforma o revolución?   27

 

Milicia y militarismo  85

 

Y por tercera vez el experimento belga   108

 

El movimiento obrero y la socialdemocracia   124

 

La cuestión del terrorismo en Rusia  128

 

En memoria del partido “Proletariado”  134

 

Esperanzas truncadas  181

 

Problema de organización de la socialdemocracia rusa  188

 

Socialdemocracia y parlamentarismo  206

 

La revolución en Rusia [I]    214

 

Después del primer acto  223

 

La revolución en Rusia [II]    218

 

 

El problema de los  “cien pueblos”  231

 

La revolución en Rusia [III]    236

 

La revolución en Rusia [IV]    244

 

Al resplandor de la revolución   252

 

En la hora revolucionaria: ¿Y ahora qué?  [I]  257

 

En la hora revolucionaria: ¿Y ahora qué?  [II]  268

 

Los debates de Colonia  284

 

En la hora revolucionaria: ¿Y ahora qué?  [III]  289

 

Huelga de masas, partido y sindicatos 311

 

Discurso en el Congreso del Partido Obrero socialdemócrata de Rusia  376

 

¿Y después qué?    400

 

La teoría y la práctica     438

 

La huelga política de masas y los sindicatos  478

 

Referencia bibliográfica   496

 

 

 

Fuente:    http://partidodeltrabajo.org.mx/2017/wp-content/uploads/2017/06/rosa1.pdf

 

 

Der historische Materialist rückt (...) nach Massgabe des
Möglichen von (der Überlieferung) ab.
Er betrachtet es als
seine Aufgabe die Geschichte gegen den Strich zu bürsten
**.
W. Benjamín, Tesis sobre filosofía de la historia.

 

Ensayos

 

Rosa Luxemburgo: espontaneidad revolucionaria e internacionalismo, 1979

 

                                             I

 

Rosa Luxemburgo fue una mujer de apariencia física nada favorable: su cuerpo, notoriamente pequeño, era poco agraciado y de andar un tanto defectuoso. A su rostro, en el que sorprendían la belleza y la viveza de sus ojos, acudía con frecuencia una sonrisa insegura, irónica y agresiva.

 

  Aparte de su unión con Leo Jogiches, su amante de juventud y su camarada de toda la vida, sus relaciones afectivas fueron escasas y distanciadas; prefería el retiro. Amaba la naturaleza.

 

  Rosa Luxemburg fue además judía y, concretamente, judía polaca. De su familia, en la que había también un pasado germano, heredó la tradición ilustrada y cosmopolita de este tipo de gente propiamente "europeo" (de la época de la libre competencia) que pertenecía enteramente a su país pero era extranjero en su Estado nacional. Por esta razón, no obstante que ella discutía con igual desenvoltura lo mismo las cuestiones polacas de su partido de origen que las alemanas de su partido de adopción, y pese a que se inmiscuía sin ningún reparo, ni siquiera idiomático, lo mismo en el contorno republicano de un Jaurés que en el ambiente conspirativo de un Lenin, nunca fue aceptada del todo en los medios socialistas "nacionales", especialmente en la socialdemocracia alemana, donde no se olvidaba el hecho de que provenía de una nación sojuzgada o "de segunda."

 

  Dos datos atípicos que se constatan en la vida de Rosa Luxemburgo: en su condición de mujer y en su condición de individuo nacional.1 Son dos datos que de por sí no dicen nada. Ambiguos, ya que pueden encontrarse en biografías muy diferentes. Interesan sólo porque indican dos situaciones extremas que, al ser enfrentadas por Rosa Luxemburgo a su manera, pasaron a definirla a ella misma o a caracterizar de manera especial la sustancia de la que ella decidió estar hecha: la sustancia revolucionaria.

 

  Ya a fines del siglo XIX una mujer que se encontraba en el "error objetivo" de no poder ser "atractiva" tenía la oportunidad de salirse de él si cultivaba como gracias compensatorias las virtudes "masculinas"; pero sólo si lo hacía de manera propiamente "femenina", es decir, disminuida o como imitación que sirviera al modelo para verse confirmado en su superioridad. Sólo si demostraba la validez del espíritu de empresa productivo ("masculino") y burgués —compuesto básicamente de ambición, pero inteligente, voluntarioso y realista— al mostrarlo en una versión defectuosa, que sólo resultase explicable por la acción del inmediatismo, la inconsistencia y la exageración propios de lo "femenino." Que la vida de Rosa Luxemburgo se hallaba encaminada a lograr un efecto de esta clase —reivindicarse en lo privado sometiéndose para ello doblemente a las normas establecidas— algo que pudo creerse incluso en medios bastante afines y cercanos a ella dentro del partido. La originalidad de "Rosa, la roja" —oradora encendida, polemista implacable, teórica iconoclasta, trabajadora, incansable y llena de amor propio— no parecía expresar para ellos ningún exceso propiamente revolucionario. Su "extremismo" y su "pathos" eran comprendidos por ellos como el aporte de temperamento el toque "femenino" que una mujer de ambiciones excepcionales le entregaba a su institución, sin afectarla de manera decisiva en su esencia política.2

 

“La empresa en que se encontraba empeñada Rosa Luxemburgo era la experiencia de la situación femenina de opresión y sobre-explotación, que fué convertida por ella en una vía de acceso clara y definitiva a la experiencia de la necesidad de la revolución comunista.”

 

 

Sin embargo, la empresa en que se encontraba empeñada Rosa Luxemburgo era de un orden totalmente diferente. La experiencia, ineludible en su caso, de la situación femenina de opresión y sobre-explotación fué convertida por ella en una vía de acceso clara y definitiva a la experiencia de la necesidad de la revolución comunista: una experiencia que, en la belle époque del imperialismo tendía a volverse menos intensa y más rara incluso en las propias filas del proletariado metropolitano. El contenido de la problemática femenina que se le planteaba personalmente fue integrado que no reducido o disuelto) por ella en el de otra —menos ancestral y básica pero más actual y decisiva-; la problemática de la explotación de la clase en el sistema social capitalista. Por esta razón, su autorreivindicación como mujer se realizó bajo la forma de una intervención muy peculiar en la historia del movimiento obrero organizado. Rosa Luxemburgo pudo emprender una tarea cuya necesidad otros no atinaban ni siquiera a vislumbrar el rescate o la conquista de la radicalidad comunista como condición de existencia y eficacia no sólo del movimiento revolucionario sino del movimiento obrero sin más. El arribo a metas mínimas e inmediatas o de transición por parte del partido revolucionario del proletariado sólo es efectivo políticamente, aun en términos de mero realismo, si está organizado de tal manera, que anticipa o hace presentes en el contorno histórico concreto, las metas máximas y lejanas del movimiento comunista: la conquista del poder, la abolición del capitalismo y la propiedad privada, de las clases y el Estado, la instauración de la comunidad democrática.

 

 

  Ésta sería la —aparentemente sencilla pero no fácil de cumplirse— que llegó a guiar siempre la actividad y el discurso políticos de Rosa Luxemburgo.

 

Formando parte del mismo proceso en que Rosa Luxemburgo integró su problemática femenina como elemento radicalizador de la problemática política general se encuentra también la elaboración a la que ella sometió su conflictiva condición de judía en Alemania. En lugar de "ganarse" privadamente una "nación de primera", al aceptar la propuesta de convertirse en el "departamento eslavo" del Partido Socialdemócrata Alemán (para que éste pudiera llenar así un requisito principal de "internacionalismo" sin tener que abandonar su cerrazón chauvinista); en lugar de afirmarse mirando hacia el pasado, como miembro de un Estado nacional polaco (que estaba destruido y sólo podía reconstituirse como dependiente del imperialismo), Rosa Luxemburgo supo encontrarle otra solución al problema de su falta de pertenencia a una nación-Estado. Lo convirtió en el punto de partida de una lucha que no ha vuelto aún a ser tan decisiva y prometedora como lo fue entonces: la lucha por despertar y difundir el carácter "histórico-mundial" (Marx) de la revolución comunista. Y aquí también su actividad y su discurso encontraron un postulado guía: el internacionalismo proletario no puede resultar de una coincidencia automática de los intereses proletarios en los distintos y enfrentados Estados nacionales; debe ser levantado de manera consciente organizada mediante una política que haga presente el alcance mundial de toda conquista comunista, incluso en las que parecen más internas, locales o nacionales de las luchas proletarias.

 

  El intento de potenciar en sentido comunista el comportamiento de la clase proletaria y sus instrumentos organizativos, he aquí la línea central y determinante que imprime coherencia y continuidad a la serie de empresas políticas teórico-prácticas de Rosa Luxemburgo,3 cuya sucesión constituye lo principal de su vida.4

 

  La línea de la radicalidad comunista luxemburguiana se presenta ya en plenitud y de manera ejemplar en la primera de las intervenciones de Rosa en la historia general del movimiento obrero revolucionario: en su polémica contra la posición reformista ("revisionista") dentro de la socialdemocracia alemana y de toda la II Internacional socialista, que Eduard Bernstein, en los últimos años del siglo XIX, propuso que prevaleciera sobre la posición marxista revolucionaria, heredada de la I Internacional.

 

  Revisar el marxismo para encontrar lo que en él falte o haya caducado y estorbe a su operatividad; introducir o sustituir esas partes faltantes o caducas; adaptar el marxismo a las nuevas necesidades de la lucha socialista: ésta era la inobjetable intención manifiesta —y del todo sincera de Bernstein cuando (en 1898) publicó su libro      Las premisas del socialismo. La caducidad del marxismo que él detectaba sólo afectaba, en definitiva, a uno de los teoremas centrales, el que afirma la agudización creciente del carácter contradictorio del modo de producción capitalista. Teorema que, como él lo explicaba en la primera parte de la obra (cap. 1 y 2), era sólo retóricamente, no científicamente central, pues provenía más de una falla o carencia en el método del marxismo —la ausencia de un concepto de dialéctica no hegeliano o no centrado en la idea de contradicción como incompatibilidad esencial— que de este método en su conjunto o del saber producido con él.

 

  Bernstein consultaba las estadísticas, y ellas le señalaban un mejoramiento en las condiciones de trabajo y de restauración de los obreros, una concentración del capital con participación de la clase media, la tendencia a una prosperidad permanente y sin crisis. Dando por presupuesta una definición cuantitativa del "carácter contradictorio del capitalismo", interpretaba estos síntomas y llegaba a diagnosticar que dicho carácter se debilitaba; que el orden privado, irracional o "anárquico" de las relaciones de apropiación privada cedía el paso a un proceso de "socialización" o "democratización" de la propiedad del capital y al desarrollo de un control regulador del mecanismo macroeconómico; y que, al reducirse la forma privada o irracional de la propiedad sobre la riqueza, se reducía también su contradicción o falta de concordancia con el funcionamiento básico de las fuerzas productivas, que es necesariamente socializador.

 

 

De esta segunda parte (cap. 3), propiamente "científica", de la revisión del marxismo, Bernstein pasaba a la tercera y conclusiva (cap. 4 y 5), de orden netamente político.

 

  Decía Bernstein: para alcanzar el socialismo —el último paso en la historia del proceso de la democracia, el paso en que ella se enriquece con la institucionalización de la democracia económica—, el movimiento socialdemócrata debe desechar la idea utópica del Marx hegeliano acerca de la necesidad de— un mundo sustancialmente diferente del capitalista, al que sólo se puede llegar mediante la conquista y el uso proletario del poder político, mediante el cambio revolucionario violento. No existe la necesidad de ese otro mundo porque éste, el capitalista, ha dejado paulatinamente de ser lo que antes era; su propio progreso le ha hecho incorporar elementos socialistas, adentrarse ya en el futuro. De lo que se trata es de continuar y acelerar intencionalmente esta revolución lenta y pacífica que está ya en movimiento: convencer a toda la sociedad para que reconozca la superioridad ética del orden socialista y lo adopte constitucionalmente en sustitución del capitalismo. Se trata de ganar una mayoría de adeptos para esta idea socialista en todas las clases de la sociedad y el partido socialdemócrata podría lograrlo si sólo "quisiera aparentar lo que él ya es en realidad: un partido para la reforma democrático-socialista" ("eine demokratisch-socialistische Reformpartei"). Si aceptara que sus únicas armas deben ser: los sindicatos (y las cooperativas), en lo económico, y el parlamento ("encarnación de la voluntad de la sociedad, al margen de las clases"), en lo político.

 

  La crítica de Rosa Luxemburgo, expuesta en su folleto ¿Reforma social o revolución? (1899), abarca los tres planos del razonamiento de Bernstein —el metodológico, el económico y el político— pero combinados o entrecruzados en una sola totalidad argumental. Se trata de un acoso al revisionismo, que ataca su objetivo una y otra vez desde todos los ángulos y en los más variados tonos, con la intención de demostrar que no representa una actualización o un adelanto de la teoría marxista ortodoxa, sino por el contrario su liquidación o su regresión: su reconversión de teoría proletaria o libre de obligaciones en teoría burguesa u obligada a la conservación del orden dominante.

 

  Allí está, ante todo, la demostración de que la creación de un sistema monopólico y financiero en el capitalismo desarrollado, lejos de aminorarlas, acentúa las contradicciones entre la potenciación exorbitante de las fuerzas productivas, con su tendencia a volverse sociales y mundiales, por un lado, y la apropiación capitalista-privada y nacional de la riqueza, por otro lado; entre los intereses proletarios por un lado, y los intereses burgueses, por otro. Allí, la observación de que las crisis capitalistas, con su mayor o menor frecuencia y con su mayor o menor intensidad, sólo son una de las formas de manifestación de estas contradicciones.

 

  Allí está también la demostración de que la democracia que se puede perfeccionar en términos reformistas, con la acción de los sindicatos (y las cooperativas) y con el fortalecimiento del parlamento, no es la democracia que pretende instaurar el movimiento comunista en términos revolucionarios. La democracia económica que pueden alcanzar los sindicatos —por lo demás, en una interminable tarea de Sísifo— no puede ir más allá de la generalización del respeto de los capitalistas por el valor real de la fuerza de trabajo obrera, siempre como simple mercancía y por él, tiempo que ella necesita para su reproducción "normal". No puede convertirlos en el sujeto comunitario autárquico del proceso de vida social. Y la democracia política que se puede alcanzar en el parlamento no puede ser más que la situación de igualdad de los individuos (capitalistas o proletarios) ante el Estado, pero ante un Estado que es la institucionalización de la violencia de toda la clase capitalista al defender y desarrollar sus privilegios económicos.

 

“Después de Marx y Engels, nadie como Rosa Luxemburgo ha sabido definir el carácter total es decir, unitariamente objetivo y subjetivo de la situación revolucionaria.”

 

 

Pero sobre todo, y es lo que interesa destacar aquí, allí está una de las más ricas y complejas y al mismo tiempo claras y precisas exposiciones del marxismo ortodoxo sobre la necesidad del progreso a una forma de sociedad esencialmente diferente de la capitalista y sobre el carácter ineludiblemente revolucionario que debe adoptar dicho progreso.

 

  Después de Marx y Engels, nadie como Rosa Luxemburgo ha sabido definir el carácter total, es decir, unitariamente objetivo y subjetivo de la situación revolucionaria.5 Según ella, la posibilidad real o concreta del progreso histórico hacia el comunismo se va constituyendo durante todo un periodo excepcional en el cual el agravamiento de la explotación capitalista durante un momento de crisis desata al mismo tiempo una serie de respuestas, cada vez más amplias, sutiles y potentes, por parte del proletariado consciente y organizado, y una reacción de la burguesía que, reduzca o no el tipo de explotación inicial, pone al descubierto otros tipos de explotación, más complejos, decisivos e insolubles. Este periodo de maduración de la situación revolucionaria es precisamente el mismo en que el contenido de la revolución que se plantea se vuelve cada vez más radical. De esta manera, la conquista del poder político y su uso proletario —la "dictadura del proletariado", más o menos pacífica— surgen como el único medio para cumplir el imperativo (que se ha vuelto urgente) de esa revolución radical; para romper con toda una época y un mundo históricos e instaurar otros nuevos.

 

 

El tema guía en toda la obra de Rosa Luxemburgo —la afirmación del carácter esencial o cualitativo del tránsito del capitalismo al comunismo—, aparece así, en este escrito, en calidad de fundamentación directa de la distinción que, contra Bernstein, ella propone que no sea olvidada en el movimiento socialdemócrata europeo, la distinción entre reforma y revolución:


  La reforma legislativa (legislación) y la revolución no son métodos de desarrollo histórico que puedan elegirse a gusto en el buffet de la historia, como quien elige salchichas frías, o salchichas calientes. La reforma legislativa y la revolución son diferentes dimensiones [Momente] en el desarrollo de la sociedad dividida en clases. Se condicionan y complementan mutuamente, y al mismo tiempo se excluyen entre sí, como el polo norte y el polo sur, como la burguesía y el proletariado.

 

  Toda constitución legal es simplemente el producto de una revolución. En la historia de la sociedad dividida en clases, la revolución es un acto de creación política, mientras que la legislación es el vegetar político inerte de la sociedad. La acción legal de la reforma no tiene impulso propio independientemente de la revolución. Durante cada periodo histórico se cumple únicamente en la dirección que le da el ímpetu de la última revolución, y se mantiene en tanto el impulso de ésta se halla presenté en ella. Concretando, en cada periodo histórico, la tarea de las reformas se cumple únicamente en el marco de la forma social creado por la última revolución. Éste es el núcleo de la cuestión.

 

 

  Es completamente falso y contrario a la historia representarse la acción legal de la reforma como una revolución extendida y la revolución como una reforma concentrada. Una revolución social y una reforma legislativa son dos diferentes dimensiones [Momente] no por duración sino por su esencia. El secreto del cambio histórico mediante la utilización del poder político reside precisamente en la conversión de las modificaciones simplemente cuantitativas en una nueva cualidad o, para decirlo más concretamente, en la transición de un periodo histórico de una forma de sociedad a otra.

 

 

  Es por esto que quienes se pronuncian a favor del camino de las reformas legislativas en lugar de —y en contraposición a— la conquista del poder político y de la revolución social, no están realmente eligiendo un camino más calmo, seguro y lento hacia la misma meta, sino una meta distinta. En lugar de dirigirse al establecimiento de una nueva sociedad, se dirigen simplemente hacia modificaciones inesenciales (cuantitativas) de la existente. Si seguimos las concepciones políticas del revisionismo (Bernstein), llegamos a la misma conclusión que se alcanza cuando seguimos sus teorías económicas: no se encaminan a la realización del orden socialista, sino a la reforma del capitalista; no a la supresión del sistema salarial, sino a un más o menos de la explotación, es decir, a la supresión de los abusos del capitalismo y no a la supresión del capitalismo en cuanto tal.

 

  Rosa Luxemburgo fue asesinada en Berlín el 15 de enero de 1919. Hacía apenas dos meses que se encontraba libre, después de haber estado en prisión desde comienzos de 1915. El Estado monárquico del capitalismo alemán había castigado su antibelicismo de comunista internacionalista; sus acciones minaban la moral del ejército, implicaban alta traición a la patria. El Estado republicano del mismo capitalismo alemán —administrado esta vez por quienes años antes fueran sus camaradas de partido— mandó asesinarla sin juicio previo. Era parte de la masacre que desató para aniquilar a los pocos comunistas que intentaron frenar, mediante una insurrección desesperada, el apaciguamiento burgués de la revolución alemana de 1918.


 

Este final de Rosa Luxemburgo comenzó a decidirse ya por los años de 1910-1912, cuando la concepción comunista radical de la revolución proletaria —de sus estrategias y su organización—, que ella pretendió introducir en el masivo y poderoso pero burocratizado e inofensivo Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), no logró romper el dominio de la línea de la revolución "paso a pasó" definida por los dirigentes tradicionales (Karl Kautsky, etcétera): línea "realista", que conquistaba reformas a cambio de claudicaciones. Se convirtió en un final casi predecible desde que la revolución europea del proletariado —que sólo se desarrollaba en la medida en que su carácter comunista y su carácter internacionalista se complementaban mutuamente— se vino abajo en 1914. La II Internacional de los partidos socialistas —con el partido alemán, el más avanzado y ejemplar, al frente— se hallaba impreparada, debido a su "astuta" moderación, para la guerra de clase de los proletarios contra los burgueses; debió entonces elegir la guerra nacional y enfrentar así a proletarios contra proletarios.

 

  En el caso de Rosa Luxemburgo, como en el de otros grandes revolucionarios, su muerte fue la ratificación de su fracaso, y su fracaso personal implicó también el fracaso del movimiento revolucionario en el que ella no pudo triunfar. El radicalismo comunista ortodoxo que ella intentó imprimir al movimiento socialista alemán de esa época no alcanzó a prender en él, no pudo ser recibido por él; y si éste se traicionó primero y se desintegró después, fue precisamente por su carencia de radicalidad revolucionaria. Una incompatibilidad profunda —oculta para ambos bajo una engañosa complementariedad mutua— se interpuso insuperablemente entre el Partido Socialdemócrata Alemán, en su imponente ascenso, y Rosa Luxemburgo, quien fuera desde comienzos de siglo uno de los principales impulsores de ese ascenso.6

 

“Rosa Luxemburgo fracasó en su intento de llevar la historia del movimiento comunista a su salto definitivo. Pero no se puede decir que la figura de Rosa Luxemburgo carezca de actualidad y que su discurso haya sido "refutado por la historia".”

 

Rosa Luxemburgo fracasó en su intento de llevar la historia del movimiento comunista a su salto definitivo. La verdad del discurso marxista —como la de todo discurso concreto— está en su poder real, en su capacidad para "volverse mundo" (Marx), para acompañar funcionalmente a la revolución comunista en sus triunfos y su realización; y el discurso de Rosa Luxemburgo no llegó en el momento favorable, o no lo hizo por la vía adecuada, como para disputar ese poder o demostrar su capacidad de convertirse en fuerza histórica real. Pero no se puede decir que la figura de Rosa Luxemburgo carezca de actualidad y que su discurso haya sido "refutado por la historia". En la historia de los intentos revolucionarios del proletariado —historia que, como decía Marx, avanza cíclicamente, volviendo sobre su propio pasado y retomándolo críticamente en un nivel superior— la inoportunidad que hace fracasar a un proyecto de revolución no lo afecta siempre de manera definitiva ni invalida siempre su contenido discursivo. Y en el caso de Rosa Luxemburgo todo parece indicar que su intervención política fracasó porque, en una época en que el socialismo sólo ejecutaba la necesidad del orden capitalista de "reformarse para poder seguir siendo el mismo", ella fincaba demasiado en el pasado revolucionario (era demasiado marxista ortodoxa) o adelantaba demasiado el futuro revolucionario. A lo mejor, el discurso de Rosa Luxemburgo comienza apenas a ser verdaderamente escuchable dentro de las fuerzas revolucionarias: a tener la oportunidad de tomar cuerpo en la acción política de los "esclavos modernos".7 Pero su mensaje tendría que ser reencontrado. La discusión entre los nuevos revolucionarios sobre la figura real de Rosa y sobre la actualidad y utilidad de su obra deberá primero despejar el camino que puede acercarlos a ellas. Despejarlo de un gran obstáculo, que se ha asentado y consolidado tanto, que no parece tal: la doble figura ficticia de una Rosa "luxemburguista" y, su contrapartida y complemento, una Rosa casi "leninista".

 

  Un ejemplo. La primera recopilación más o menos amplia de la obra de Rosa Luxemburgo publicada después de 1945 en los "países socialistas" va precedida de un voluminoso cuerpo introductorio de 150 páginas.8 Se trata a primera vista de un aparato correctivo, destinado a rescatar para el lector las partes válidas, no desechadas por la historia, de lo que Rosa dijo y escribió y a rechazar sus partes erróneas e incluso nocivas, sus partes contaminadas de "luxemburguismo". Pero es en realidad un dispositivo compuesto para promover una suplantación; para desviar al lector en dirección a una Rosa Luxemburgo artificial, cerrándole así el paso, sin que él pueda darse cuenta, hacia la Rosa Luxemburgo de verdad. En efecto, después del deslindamiento que se propone en él, la elección del lector es fácil, casi obligada: se apartará de Rosa Luxemburgo en tanto que autora de su obra errónea y se quedará con ella en tanto que autora de su obra válida. Pero ¿qué es esa Rosa Luxemburgo válida por un lado y dañina por otro? Es, ante todo, una figura demasiado inverosímil, carente de vida propia y autonomía, que se parece demasiado, ora en negativo, ora en positivo, a la figura paradigmática de alguien diferente, a la figura de "Lenin". Los rasgos que podrían perfilar la figura propia y específica de Rosa Luxemburgo no están allí: los que se destacan son rasgos prestados. En negativo, los rasgos de un anti-"Lenin", en positivo, los rasgos de un casi "Lenin".9

 

 

Cuando, después del fracaso parcial de un proyecto revolucionario, éste no tiene sucesión en uno nuevo, más acorde con la realidad, y el proceso histórico debe avanzar a tientas, carente de la iniciativa de un sujeto en fusión, la meta que estuvo propuesta inicialmente suele ser reducida, por quienes usufructúan el triunfo parcial, a la dimensión de los resultados alcanzados. La imagen de lo efectivamente logrado suele ser elevada ideológicamente a la jerarquía de ideal cumplido. Después del fracaso de la revolución comunista europea a comienzos de siglo, la ideología del "socialismo en un solo país" se encargó de identificar el impulso original de ella con el anquilosamiento burocrático de sus adelantos parciales en Rusia.10 Y sólo una encarnación mítica de esta identificación impensable o absurda podía garantizar, con su concreción indudable, que fuese pensada y aceptada. El mito positivo que ha servido de soporte a la ideología del socialismo en un solo país" ha sido el "leninismo": la presentación embalsamada (y por tanto falseante) del principio que guió el hacer práctico y teórico de Lenin bajo la figura de un aparato de fórmulas, a la vez mecánico y proteico, obligado a traducir todos los datos del detenimiento (y por tanto desvirtuamiento) de la Revolución de Octubre en pruebas de su progreso.11 Mientras el mito positivo tiende a ser único (para parecerse a la verdad, de la que se dice que también lo es) los mitos negativos que lo acompañan y le sirven de marco contrastante suelen ser innumerables ("el error es múltiple"). Pero entre los muchos mitos negativos que fueron improvisados como trasfondo en el levantamiento del mito del "leninismo" han sido el "trotskismo" y el "luxemburguismo' los que han ocupado el sitio privilegiado.

 

  Al "trotskismo" le tocó el lugar más expuesto: más concreto y más práctico. Era un mito de alcance particular, referido directamente a la historia de la revolución rusa —la que debía ser siempre el antecedente afirmativo del último acierto histórico del jefe del Partido y el Estado soviéticos y que era sentido en carne propia por quienes lo contaban y por quienes lo oían. Era el mito que narraba cómo, a la muerte de "Lenin", el núcleo de los bolcheviques (léase Stalin) sólo pudo continuar el "leninismo" gracias a la extirpación de Trotsky, el seudo "Lenin", y "a la derrota de su modo de hacer política.

 

  El "luxemburguismo", en cambio, debió ocupar un lugar menos visible, más abstracto y más teórico en el cuerpo mitológico que sustentaba la idea del "socialismo en un sólo país". Era, no obstante, un lugar de mayor jerarquía negativa: ayudaba a definir por contraposición la esencia misma del "leninismo" como teoría revolucionaria en general, como "la única versión genuina del marxismo en el siglo XX".

 

  Los rasgos más frecuentemente usados en la composición del aspecto propiamente negativo o "luxemburguista" de "Rosa Luxemburgo" tienen relación con los siguientes tres elementos centrales de la política comunista:

 

1] la determinación del tipo de revolución que exige la situación histórica de tránsito a la sociedad comunista; del grado en que se combinan en ella la necesidad objetiva del desarrollo capitalista y la voluntad del factor subjetivo, la clase proletaria;

 

2] la definición del tipo de relación que debe existir entre la clase obrera con sus instituciones gremiales, y su organización política revolucionaria; la definición, por tanto, de las funciones y la estructura de esta organización;

 

3] el reconocimiento de otras luchas políticas verdaderamente coincidentes con la lucha revolucionaria del proletariado; luchas por reivindicaciones nacionales y por intereses campesinos, especialmente.

 

  Rasgos "luxemburguistas" quiere decir "errores". Tres tipos de errores son los que habría cometido la Rosa "luxemburguista" en el planteamiento y la solución de estos tres conjuntos de cuestiones.

 

  En primer lugar, el mecanicismo (fatalismo o "hegelianismo") catastrofista. Las teorías económicas de Rosa llevarían al absurdo de prever un momento final de asfixia en el desarrollo del sistema capitalista (cuando se hayan agotado los territorios no capitalistas para su expansión en el planeta). El orden socialista resultaría así automáticamente de la crisis final o hundimiento del capitalismo: una ley natural o una necesidad trascendente se impondría de todas maneras, fuese mayor o menor la iniciativa revolucionaria de la clase obrera. La existencia misma del movimiento comunista, de sus luchas y sus triunfos, quedaría, en última instancia, calificada de superflua.

 

 

  En segundo lugar, el espontaneísmo. Rosa habría exaltado hasta el endiosamiento la capacidad revolucionaria espontánea o no provocada de las masas proletarias, indiferenciadas, de emprender y llevar a cabo la revolución comunista en el momento marcado por la necesidad histórica y con aparatos organizativos creados ad hoc. Se habría cerrado así la vía para la comprensión de las funciones específicas que le corresponden al partido revolucionario como organización permanente y de Vanguardia del proletariado, sin la cual el instinto revolucionario de éste permanece en potencia o bien se desvía, se pierde y falla su objetivo.12

  

         Muestras de este error serían:

- el descuido de la problemática acerca de la constitución orgánica del partido (y por tanto la incomprensión de la importancia de la división entre bolcheviques y mencheviques en el Partido Socialdemócrata de Rusia);

- el exceso de respeto frente a la autonomía de los sindicatos en su relación con el partido;

- la tardanza en la construcción de una organización propia para la corriente revolucionaria del Partido Socialdemócrata Alemán;

- el desinterés en la preparación de la insurrección espartaquista de Berlín en 1919;

- la incomprensión del peculiar tipo de dictadura del proletariado que los bolcheviques instituyeron después de la Revolución de Octubre.

 

En tercer lugar, el esquematismo o abstraccionismo obrerista. Rosa se habría atenido a un modelo purista del desarrollo del capitalismo y de las relaciones de clase e internacionales que él impone. Por esta razón, al tratarse de la interpretación de la situación concreta, la presencia en la realidad de ciertos conflictos diferentes del que existe entre obreros y capitalistas —conflictos entre naciones o minorías nacionales y Estados imperialistas, entre campesinos precapitalistas y economías nacionales capitalistas— no podía ser percibida por Rosa. En consecuencia, su política sería necesariamente pobre y unilateral.

 

  De estos tres "errores" —cuyo contenido ha sido inventado a partir de deformaciones e incluso inversiones de ciertos datos reales de la práctica y la teoría de Rosa—, el segundo, el "espontaneísmo", sin ser el más decisivo lógicamente, ha sido el que con mayor insistencia y amplitud ha perfilado la imagen del "luxemburguismo" o lado negativo de "Rosa Luxemburgo" como figura mítica negativa.

 

  Bastaría destacar en toda la extensión de la obra de Rosa, junto a la rica serie de pasajes centrales en los que ella expone la necesidad que la clase proletaria tiene de una organización política centralizada y permanente como condición indispensable del buen éxito de su lucha revolucionaria, otra serie de afirmaciones, igualmente centrales y frecuentes, sobre la responsabilidad revolucionaria que debe reconocerse a las instituciones y los dirigentes políticos proletarios, para demostrar sin lugar a duda que en Rosa Luxemburgo no existe tal fe ciega y cómoda— en un desenvolvimiento automático del proceso revolucionario.13

 

  Por otra parte, bastaría recordar la tradición y el medio político socialista en los que actuaba, hablaba y escribía Rosa —que privilegiaban sin compensaciones la importancia del aparato organizativo y de las decisiones en su cúspide— para explicar el hecho de que, en su necesario "torcer en sentido inverso la vara torcida, a fin de enderezarla" (Lenin), hubiera insistido mucho más en las capacidades revolucionarias de las masas que en las virtudes revolucionarias de los comités centrales de sus partidos.14

 

  Es posible, en efecto, destruir la imagen caricaturesca de una Rosa adoradora de la creatividad del caos: dejar firmemente asentado que la actividad revolucionaria de las masas proletarias es para ella un fenómeno conscientemente provocado (no "espontáneo" en la acepción de "automático") y que ese provocar consciente es la función específica del partido comunista. Pero ello no es suficiente para escapar a la mitología de una Rosa "luxemburguista" en cuestiones de organización; se llega, a lo mucho, a reconstruir una figura que no es tan "espontaneísta" (anti-"leninista") como se cree, y cuya innegable porción de "espontaneísmo" representa por otro lado una complementaria y saludable (casi "leninista") acentuación de la importancia que tiene el instinto revolucionario de las masas al ser conducidas por el partido.

 

“La de Rosa Luxemburgo es una teoría de la revolución comunista que ubica en el centro la espontaneidad revolucionaria de la clase proletaria y su realización mediante la interacción dialéctica entre masas y partidos. Es así una teoría que privilegia la espontaneidad sin ser espontaneísta.”

 

 

Lo que el mito del "espontaneísmo luxemburgusta" afirma es propiamente esto; la concepción que Rosa Luxemburgo tiene de las relaciones entre la clase proletaria y el partido comunista es en sí absurda; para volverla comprensible es necesario traducirla a los términos de la concepción "leninista", según la cual toda acción revolucionaria efectiva se compone, en una combinación armónica, de un movimiento espontáneo e inconsciente de las masas, por un lado, y de una dirección estimuladora y consciente proveniente del partido, por otro. Traducida a estos términos —que serían los únicos racionales y "marxistas"— la concepción de Rosa Luxemburgo resulta necesariamente "espontaneísta" porque adjudica a las masas en mayor o menor medida lo que sólo puede ser función del partido: la conciencia y la dirección.

 

  Para romper y no sólo debilitar— el mito de Rosa Luxemburgo "espontaneísta" se debe comenzar por rechazar la necesidad de esa traducción; por afirmar que la concepción luxemburguiana de la relación de clase-partido se sostiene por sí sola: que no es absurda sino diferente de la que se presenta a sí misma como paradigma, que no es más errónea respecto de ésta que lo que ésta puede ser respecto de ella.

 

 

  El concepto luxemburguiano de la espontaneidad de las masas proletarias —fue sólo es una ampliación sistemática del concepto de subjetividad (Subjektcharakter) o autoactividad (Selbsttaetigkeit) de la clase obrera, uno de los conceptos claves del discurso comunista de Marx— no pone el acento en el problema, en alguna medida superfluo, de la repartición de las distintas funciones revolucionarias entre las masas y la dirección en un episodio histórico concreto. Seria éste un problema derivado, pues un proceso más determinante relativiza fuertemente toda adjudicación de ciertas funciones precisas a uno y a otro de estos dos protagonistas: la visión certera y la iniciativa, que parecen facultades propias de la dirección, pueden a veces encontrarse no en ella sino en las masas; a la inversa, el impulso y la perseverancia, virtudes que suelen atribuirse a las masas, pueden faltar en ellas pero estar en la dirección. El problema esencial para Rosa Luxemburgo es el establecer la ley o el principio que rige el proceso de repartición y de permutación de funciones entre las masas proletarias y sus instrumentos organizativos y de vanguardia.

 

  La afirmación luxemburguiana de la espontaneidad revolucionaria de las masas proletarias no se agota en un juicio acerca de la capacidad de éstas de llevar a cabo una acción revolucionaria sin haber sido motivadas o provocadas, encauzadas o dirigidas por líderes o grupos especiales. Esta espontaneidad coyuntural, cuya existencia puede comprobarse en la historia, sería para Rosa Luxemburgo sólo una de las dos manifestaciones esenciales complementarias —la otra sería precisamente la organización comunista— de una espontaneidad revolucionaria más profunda y permanente.

 

La compleja teoría luxemburguiana de la espontaneidad, que sustenta todas sus consideraciones acerca de la relación entre la clase proletaria y el partido comunista, tiene su origen en una idea constantemente repetida por Marx bajo las más variadas formas y cuya versión más concisa se encuentra en la tercera Tesis sobre Feuerbach. ¿En virtud de la posesión de qué ciencia pueden saber los transformadores de los hombres y de las circunstancias en qué dirección debe acontecer esa transformación? Ésta es la pregunta que subyace en el texto de Marx. Y la respuesta es: en virtud de una ciencia en la que sólo pudieron ser educados por esa misma transformación del mundo, en tanto que proceso que los rebasa y que se realiza mediante ellos. La transformación del mundo o "praxis revolucionaria" se constituye, por lo tanto, como "[...] coincidencia del cambio de las circunstancias con el cambio de la actividad humana o autotransformación".

 

 

  Para Rosa Luxemburgo, la espontaneidad de las masas es propiamente la espontaneidad o autoactividad de esta "praxis revolucionaria." Se trata de espontaneidad y no de automatismo porque ella es la característica de un proceso objetivamente necesario que está siendo interiorizado por un sujeto, por la clase social que hace de él una empresa suya propia. La revolución comunista, como actividad masiva de la clase proletaria, es espontánea; y esta espontaneidad de la clase es la que se efectúa mediante una "dialéctica" o un proceso de interacción permanente entre esta clase, en su estado orgánico elemental, y un destacamiento suyo de vanguardia que la motiva y dirige en sus acciones, la perfecciona en su conciencia y organización, adaptándose constantemente a los cambios de estas necesidades.

 

  La relación clase-partido no es, pues, una relación de exterioridad, como la que presupone la concepción llamada "leninista", sino una relación entre la totalidad de la clase proletaria, en un cierto grado de madurez revolucionaria, y aquella parte especial suya que le posibilita el tránsito a una nueva figura de sí misma, más perfeccionada. La clase proletaria, por su especificidad histórica, no puede existir realmente sin desdoblarse dialécticamente, sin una dinámica interna entre masas y partido.15 Por esta razón, para Rosa Luxemburgo, el partido comunista tiene principalmente una función de "formación" político-práctica de la clase proletaria; pero la función formadora de un "educador" que, según Marx, (clases, naciones) no proletarias" está siendo "educado". En la historia concreta de una lucha de clases, cada episodio de ésta es un momento formativo dentro de un proceso circular o en ascenso espiral. El partido, al hacer —con su labor de organización y dirección— que las masas aprendan o se perfeccionen políticamente en la transformación de las "circunstancias", se somete también a ese vuelco ascendente y se deja transformar por la transformación de las circunstancias.


La de Rosa Luxemburgo es, pues, una teoría de la revolución comunista que ubica en el centro la espontaneidad revolucionaria de la clase proletaria y su realización mediante la interacción dialéctica entre masas y partidos. Es así una teoría que privilegia la espontaneidad sin ser "espontaneísta": no porque sea también, en igual medida, "dirigista", sino porque se halla en un plano que supera el de la oposición entre "espontaneísmo" y "dirigismo".

 

 

 

  Las otras dos componentes principales del "luxemburguismo" –lado "oscuro" de la imagen mítico-negativa de "Rosa Luxemburgo"—, el "mecanicismo catastrofista" y el "esquematismo obrerista" se hallan directamente supeditadas a la central, que es el "espontaneísmo". Son mitificaciones construidas, al igual que ésta, mediante la traducción –necesariamente deformadora— de lo que es problematizado por Rosa en el plano altamente complejo de la teoría crítico-revolucionaria del marxismo a los términos de un aparato ideológico dirigido elemental y desesperadamente a la apología del detenimiento de una revolución.

 

  Lo que en Rosa Luxemburgo es exploración del contorno (no sólo geográfico) de realidades no capitalistas, que el capitalismo necesita para sobrevivir, reproducirse y ampliarse; de las posibilidades que hay de que esas realidades se agoten (aunque después de la crisis provocada por su agotamiento sean reconstruidas o remplazadas) y del modo como la existencia y la escasez de ese medium no capitalista determina la vida económica y el comportamiento político de la burguesía imperialista; toda esta investigación científica marxista de las condiciones en que el proletariado debe construir su estrategia revolucionaria es convertida, dentro de la mitología sustentadora de la ideología del "socialismo en un solo país", en un intento insensato de demostrar que el capitalismo tiene sus días contados, que en cuanto termine de extenderse por todo el globo, fenecerá por falta de "espacio vital". Lo que en Rosa Luxemburgo es búsqueda para la estrategia proletaria de aliados de clase cuyos intereses históricos no sean directamente integrables por la burguesía imperialista —como lo son los intereses de "independencia nacional" de las burguesías nativas o de los países ya integrados en el funcionamiento imperialista del capitalismo— es convertida en "ceguera ante las legítimas reivindicaciones de fuerzas sociales (clase, naciones) no proletarias".

 

  Una Rosa Luxemburgo de perfiles propios, no de los "leninistas"-"luxemburguistas que se le adjudicaron, se encuentra en la obra que ella dejó: en el ejemplo de su acción histórica, en los textos de sus discursos, sus propuestas en el partido, sus artículos polémicos no explicativos, sus libros científicos y su correspondencia. Pero llegar a ella requiere aproximarse —más allá del nivel de la preocupación intelectual o del campo de la política coyuntural— al terreno en el que ella vivía verdaderamente: el de la experiencia radical, en todos los ámbitos de la cotidianeidad, de la necesidad de la revolución comunista.16

 

                                           Parte: II

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                                 REFERENCIAS

 

^ La primera parte de este ensayo se publicó como "Prólogo" a Rosa Luxemburgo, Obras escogidas, ed. Era, México 1978. La primera y la segunda parte se publicaron en El discurso crítico de Marx, Ed. Era, México 1986.

 

Obras   http://www.bolivare.unam.mx/obras

 

 

 



 

Bolívar Echeverría, El discurso crítico de Marx. México, Ediciones Era, 1986.

 

 

 

[Libro] Bolívar Echeverría, El discurso crítico de Marx. México, Ediciones Era, 1986.

 

 

                                              Índice

Presentación,    2

El materialismo de Marx, 10

Definición del discurso crítico, 34

Esquema de El Capital, 50

Comentario sobre el “punto de partida” de El Capital, 65

Valor y plusvalor, 89

Clasificación del plusvalor, 107

La crisis estructural según Marx, 147


Rosa Luxemburgo: espontaneidad revolucionaria e internacionalismo, 156


El problema de la nación desde la “Crítica de la economía política”, 199


Cuestionario sobre lo político, 231

 

 

 

https://marxismocritico.files.wordpress.com/2012/12/el-discuros-critico-de-marx-legible-y-completo-de-bolivar-echeverria.pdf

 

“El discurso crítico de Marx”: Bolívar Echevarría

 

Libro Completo en PDF

 

https://marxismocritico.com/2012/12/03/el-discurso-critico-de-marx/

 

 

Bolívar Echeverria-   El discurso crítico de Marx.

 



El materialismo de Marx.

Bolívar Echeverría. El materialismo de Marx. Discurso crítico y revolución.

Entorno a las tesis sobre Feuerbach, de Karl Marx

 

 

                                               Índice

 

Nota del editor                                                           pág.  9

 

 El materialismo de Marx                                                  11

 

Sobre el materialismo (modelo para armar)                 45

 

Enajenación, materialismo y praxis                                61

 

 Filosofía y discurso crítico                                                87

 

 Tesis sobre Feuerbach                                                    109

 

https://proletarios.org/books/Echeverria-Bolivar-El_materialismo_de_Marx.pdf

 

Libros    https://www.proletarios.org/

 

Libros en PDF     https://www.proletarios.org/biblioteca.php

 

 

 

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** ^ "[...] El materialismo histórico toma distancia, en la medida de lo posible, de lo aceptado tradicionalmente. Considera como tarea suya la de pasar el cepillo sobre la historia, pero a contrapelo."

 

1. ^ La vida y la obra de Rosa luxemburgo han sido tratadas principalmente por P. Frölich, en su breve y ya clásica semblanza R.L., pensamiento y acción, y por P. Nettl, en su acuciosísimo y pese a ello no del todo compenetrado estudio Rosa Luxemburgo, ed. Era, México, 1974.

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JP Nettl (1926-1968)

 

https://en.wikipedia.org/wiki/J._P._Nettl

 

J. Peter Nettl. Rosa Luxemburgo

El enlace del libro lo han desactivado

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/11/j-peter-nettl-rosa-luxemburgo.html

 

Rosa Luxemburgo - J.P. Nettl


https://edisciplinas.usp.br/mod/resource/view.php?id=2007344&forceview=1

 

J.P. Nettl, Rosa Luxemburgo (México, Ediciones Era, 1974. 622 pág.

 

                                                  Índice

Prefacio    9

Abreviaturas     19

I     Rosa Luxemburgo. ¿Quién, qué y por qué? 21

II

III

XVI

 

                                           Apéndice

 

La cuestión nacional   587

Biografía                       609

Índice de nombres     614



https://edisciplinas.usp.br/pluginfile.php/3812128/mod_resource/content/2/%C2%B4Rosa%20Luxemburgo.pdf

 

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2. ^ Pocos fueron los que, como Franz Mehring en 1907 ("Rosa Luxemburgo es la mente más genial entre los herederos científicos de —Marx y Engels"), reconocieron que con la originalidad de Rosa era el movimiento comunista el que avanzaba un paso más.

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Friedrich Engels Carta a Franz Mehring (14 de julio de 1893)

Rosa Luxemburgo Carta a Franz Mehring. Escrito: 27 de febrero de 1916.

 

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2017/12/friedrich-engels-carta-franz-mehring-14.html

 

Archivo  Franz Mehring   (1846 - 1919)

 

https://www.marxists.org/espanol/mehring/index.htm

 

En español

 

https://www.marxists.org/espanol/index.htm

 

Otros idiomas

 

https://www.marxists.org/xlang/index.htm

 

En español              Rosa Luxemburgo    (1871 – 1919)

 

https://www.marxists.org/espanol/luxem/index.htm

 

En inglés     Rosa Luxemburgo    (1871 – 1919)

 

https://www.marxists.org/archive/luxemburg/index.htm

 

 

En alemán               Rosa Luxemburgo    (1871 – 1919)

 

https://www.marxists.org/deutsch/index.htm

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3. ^ Esta serie de intervenciones políticas teórico-prácticas de Rosa Luxemburgo estaría compuesta de ocho principales:

1] En la discusión contra el reformismo ("revisionismo") 1898-1904.

2] En la discusión contra el nacionalismo burgués dentro del movimiento socialista polaco. (Tratamiento del problema de la autonomía y la autarquía de las naciones.) Véase el libro de Maria-José Aubet, Rosa Luxemburgo y la cuestión nacional, ed. Anagrama, Barcelona, 1977.

3] En la primera discusión sobre la huelga de masas y sus resultados, en Bélgica y sobre todo en la revolución rusa de 1905: contra la dualidad oportunista de economicismo y politicismo 1902-1906.

4] En la segunda discusión sobre la huelga de masas: contra el oportunismo parlamentarista y claudicante del "centro" del Partido Socialdemócrata Alemán (Kautsky, etcétera).

5] En la discusión contra la interpretación "política" del imperialismo, el militarismo y la guerra 1912-1915.

6] En la discusión contra la interpretación nacionalista de la guerra 1915-1917.

7] En las discusiones de la! nuevas perspectivas del socialismo: la nueva Internacional, la realización bolchevique de la dictadura del proletariado. 1916-1918.

8] En la discusión preparatoria de la transformación del Grupo Espartaco en Partido Comunista Alemán. 1917-1918. Hasta la fecha el estudio más completo de la obra de Rosa Luxemburgo ha sido realizado por Gilbert Badia en su "biografía intelectual" R. L. journaliste, polémiste, révolutionnarie, ed. Sociales, París, 1975. Destacan también Lelio Basso, Rosa Luxemburgo, ed. Nuestro Tiempo, México, 1977, y la serie de ensayos de Norman Geras, reunidos en su libro Actualidad del pensamiento de Rosa Luxemburgo, ed. Era, México, 1980.

 

4. ^ Esta búsqueda de la radicalidad comunista, que la enfrenta irreconciliablemente con el reformismo la distinguirá también de otros revolucionarios "radicalistas": los que definen esa radicalidad no como la presencia refuncionalizadora del sentido comunista máximo y futuro en el sentido concreto de la actividad que prepara la revolución, sino como la sustitución de éste por el primero. La interesante actitud de los anarquistas frente a Rosa Luxemburgo puede reconocerse en: Daniel Guérin, R. . et la spontanéite révolutionnaire, París, 1971, y en Redaktionskollektiv der Schwarzen Protokolle, R. Ls. theoretisches Verhalten zur Arbeiterbewegung, Berlín Occidental, 1972.

 

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Marxismo libertario o  corrientes antileninistas del marxismo

 

 

Archivo: Daniel Guérin   (1904 - 1988)

 

1971: Rosa Luxemburg y la espontaneidad revolucionaria

 

https://www.marxists.org/espanol/guerin/

 

Daniel Guérin Archive
Teórico francés del anarcocomunismo, antifascismo y anticolonialismo

19 de mayo de 1904-14 de abril de 1988

 

https://www.marxists.org/history/etol/writers/guerin/index.htm

 

Daniel Guérin. Rosa Luxemburg y el espontaneismo revolucionario    (1971)

 

 

https://www.marxists.org/espanol/guerin/1971/luxemburg/index.htm

 

ROSA LUXEMBURG Y LA ESPONTANEIDAD REVOLUCIONARIA. PDF

 

http://www.fondation-besnard.org/spip.php?article2948

 

Daniel Guérin. Rosa Luxemburg y la espontaneidad revolucionaria   (1971)

 

 

http://www.fondation-besnard.org/IMG/pdf/rosa_luxemburgo.pdf

 

 

Sobre marxismo y anarquismo. A propósito de Daniel Guerin

 

https://kaosenlared.net/sobre-marxismo-y-anarquismo-a-prop-sito-de-daniel-guerin/

 

Daniel Guérin-Marxismo y socialismo libertario

 

https://www.marxists.org/espanol/guerin/guerin1959.pdf

 

Daniel Guérin    Para un marxismo libertario

 

https://elsudamericano.files.wordpress.com/2020/06/217.para-un-marxismo-libertario.pdf

 

Daniel Guérin    Para un marxismo libertario

 

https://anarkobiblioteka2.files.wordpress.com/2016/08/para_un_marxismo_libertario_-_daniel_guc3a9rin.pdf

 

Marxismo libertario o  corrientes antileninistas del marxismo

 

https://es.wikipedia.org/wiki/Marxismo_libertario

 

Socialismo libertario https://es.wikipedia.org/wiki/Socialismo_libertario

 

Socialismo de Estado https://es.wikipedia.org/wiki/Socialismo_de_Estado

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5. ^ Este aspecto central del pensamiento luxemburguiano lo destaca G. Lukács en Rosa Luxemburgo como marxista (1921), uno de los dos ensayos sobre Rosa que el autor incluye en su libro Historia y consciencia de clase, ed. Grijalbo, México, 1969.

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Georg Lukács: Historia y conciencia de clase

 

Rosa Luxemburgo, marxista   pág. 59

 

Consideraciones críticas acerca de la crítica de la revolución rusa de Rosa Luxemburgo   pág. 273

 

https://www.marxists.org/espanol/lukacs/1923/hcc.pdf

 

 

Archivo Georg Lukács

https://www.marxists.org/espanol/lukacs/index.htm

 

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6. ^ El grueso del Partido Socialdemócrata Alemán adjudicó a Rosa la función de máximo nivel pero no obstante secundaria de "principal agitadora" del partido; nunca la aceptó como un contrincante de sus dirigentes tradicionales que estuviese en capacidad de remplazarlos en algún momento. Esta incompatibilidad entre la idiosincrasia del PSA y la persona de Rosa es uno de los síntomas más interesantes de otra incompatibilidad, de orden social general, que comenzó a desarrollarse a fines del siglo pasado —y que un movimiento socialista acertado pudo tal vez haber convertido en afinidad— entre los intereses de la clase obrera en la zona imperialista del capitalismo y las necesidades más profundas de la revolución comunista.


Véase Jürgen Kucynski, Der A Ausbruch des ersten WeItkriegs und die deutsche Sozialdemokratie, Berlín (RDA), 1959. También la obra de A. Laschitza y G. Radczun, R. L., ihr Wirken in der deutschen Arbeiterbewegung, Berlín (RDA), 1971 aporta a la elaboración de esta problemática (Radczun es el encargado de la más representativa de las ediciones de la obra de Rosa Luxemburgo, la del Partido Socialista Unificado de Alemania).

 

7. ^ El renacimiento actual del interés por la obra de Rosa Luxemburgo, preparado por las publicaciones de los Cahiers Spartacus en París (B. Fouchére, A. Guillerm, etcétera) y por el pequeño pero comprensivo estudio de Tony Cliff Rosa Luxemburgo,( y aquí)  ed. Galerna Buenos Aires, 1971, comienza también en 1968. Georges Haupt y Michael Lówy, entre otros, prepararon en ese año el número 45 de Partisans, intitulado Rosa Luxembourg vivante.

 

1. ^ Rosa Luxemburg, Ausgewaehlte Reden und Schriften. 2 vol. Berlín (RDA), 1955, 1500 pp. A más del prólogo oficial de W. Pieck, la introducción incluye tres conocidos artículos de Lenin (dos de ellos sobre dos obras importantes de Rosa, excluidas de la recopilación) y uno más de Stalin.

 

9. ^ La dualidad de esta imagen de "Rosa Luxemburgo" suele presentarse encubierta bajo otra: su vida correcta ("leninista") frente a su pensamiento errado ("luxemburguista"). Cf. F. Oelssner, R. L., Eine kritische biographische Skizze, Berlín (RDA), 1951.

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Rosa Luxemburg. Eine kritische biographische Skizze.// Rosa Luxemburg. Un bosquejo biográfico crítico.

 

von Fred Oelßner Verlag: Dietz Verlag Berlin

 

Publicado en Berlín  1951 - 216 páginas. 

 

 

https://www.buchfreund.de/de/d/p/72817214/rosa-luxemburg-eine-kritische-biographische

 

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10. ^ La necesidad histórica de la situación en que apareció el absurdo: "socialismo en un solo país" la estudia Rudi Dutschke en su obra Versuch, Lenin auf die Füsse zu stellen (Intento de poner a Lenin de pie), Berlín Occidental, 1974.

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A Lenin. Tentativas de poner a Lenin sobre los pies. Rudi Dutschke. Icaria editorial.

 

 


[Libro] Rudi Dutschke. Tentativas para poner a Lenin sobre sus propios  pies

 

Rudi Dutschke   1974

                                               Índice

 

Noticias actuales como prólogo                                  Pág. 14

 

¿Hacia dónde?                                                                        26

 

La concepción marxista de las épocas de producción   33

 

Elementos fundamentales de la crítica de la economía política en Marx y Engels, para podernos remontar a las formas de producción precapitalista.                         35

 

Para una comprensión general del modo de producción asiático 48

Anotación metodológica                                                                  43

 

El “despotismo oriental” (Engels) y los “yerros semiorientales” (Marx) de Rusia                                                                    57

 

Un país agrario lleno de productividad y recursos es destruido, sin que se pueda dar una transformación en productividad capitalista  88

 

¿Cómo ven Engels, Danielson y Lenin el desarrollo “capitalista” de Rusia?                                                                            93

 

La clase dominante según la compresión de Lenin.   112

 

¿Cómo surgió para Lenin el partido bolchevique y por qué este tipo de partido es propio de la sociedad burguesa?

 

Sobre el contenido “burgués” del concepto de “centralismo democrático”. El paso de Lenin hacia la perspectiva de la revolución socialista

 

Cómo el sindicalismo empuja y frena a Georg Lukács en su aspirar a un “paso recto”

 

Lo nebuloso de “El Estado y la Revolución”

 

La toma del poder de los bolcheviques. El viejo y actual problema de la burocracia rusa

 

¿Cómo asumió Lukács la revolución de octubre?

 

De la comunidad de necesidades a la libertad comunista organizada

 

https://elsudamericano.files.wordpress.com/2018/12/146.LENIN_.Rudi-Dutschke.pdf

 

Colección Socialismo Y Libertad

 

https://elsudamericano.wordpress.com/category/coleccion-socialismo-y-libertad/

 

Fuente:      https://elsudamericano.files.wordpress.com/

 

Colección Socialismo Y Libertad

 

https://elsudamericano.wordpress.com/category/coleccion-socialismo-y-libertad/page/3/

 

Libros en PDF. Colección socialismo y libertad

https://elsudamericano.wordpress.com/category/coleccion-socialismo-y-libertad/

 

https://elsudamericano.wordpress.com/category/coleccion-socialismo-y-libertad/page/2/

 

https://elsudamericano.wordpress.com/category/coleccion-socialismo-y-libertad/page/3/

 

https://elsudamericano.wordpress.com/category/coleccion-socialismo-y-libertad/page/4/

 

https://elsudamericano.wordpress.com/category/coleccion-socialismo-y-libertad/page/5/

 

https://elsudamericano.wordpress.com/category/coleccion-socialismo-y-libertad/page/6/

 

 

Tentativas para poner a Lenin sobre los pies

De Rudi Dutschke

https://www.amazon.es/Tentativas-para-poner-lenin-sobre/dp/8440018452

 

 

 

Lenin y el socialismo en un solo país. El término marxismo-leninismo fue creado por José Stalin

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/02/lenin-y-el-socialismo-en-un-solo-pais.html

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2013/05/todo-sobre-los-gulag.html

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  El modo como actúa esta necesidad histórica lo explica Sartre en el marco de su Crítica de la razón dialéctica, en un pasaje del segundo tomo inédito. Véase J: P. Sartre, "El socialismo en un solo país", Cuadernos Políticos, n. 12, México, abril-junio de 1977.

 

11. ^ En el mismo texto en que Stalin afirma que el socialismo "no puede ser construido en un solo país" (primera edición) y que el socialismo "puede y debe' ser construido en —un solo país (segunda edición), queda también fundada la doctrina universal del "leninismo". Cf. las dos primeras ediciones de la conferencia de Stalin en la Universidad Sverdlov en abril de 1924, intitulada Sobre los fundamentos del leninismo, y el comentario del propio Stalin respecto de su cambio de opinión en En torno a los problemas del leninismo. Stalin, Obras, ed. Lenguas Extranjeras, Moscú, 1953, t. vi; y Cuestiones del leninismo, ed. Sociales, México, 1941.

 

1924: Los fundamentos del leninismo

 


El marxismo de Lenin como sustancia que recibe la forma ideológica apologética de "leninismo" es tratado por
Bernd Rabehl en Marx und Lenin. Wiedersprüche einer ideologischen Konstruktion des "Marxismus-Leninismus", Berlín Occidental, 1973.

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Lenin y el socialismo en un solo país. El término marxismo-leninismo fue creado por José Stalin

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/02/lenin-y-el-socialismo-en-un-solo-pais.html

 

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12. ^ Es notorio que Lenin, cuando se refiere a los errores de Rosa, no menciona el error de espontaneismo. "A veces, las águilas vuelan más bajo que las gallinas, pero las gallinas jamás podrán elevarse a la altura de las águilas. Rosa Luxemburgo se equivocó en el problema de la independencia de Polonia; se equivocó en 1903, en su apreciación del menchevismo; se equivocó en la teoría de la acumulación del capital; se equivocó en julio de 1914, cuando junto con Plejánov, Vandervelde, Kautsky y otros defendió la unidad de los bolcheviques y los mencheviques se equivocó en sus escritos de la cárcel, en 1918 (por lo demás, ella misma al; salir en libertad, a fines de 1918 y principios de 1919, corrigió gran parte de sus errores). Pero a pesar de todos sus errores, Rosa Luxemburgo fue y seguirá siendo un águila." Notas de un publicista (1922), Obras completas, ed. Cartago„ Buenos Aires, 1971, t. XXXVI, p. 169.

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V.I.  Lenin. Notas de un publicista (1922)    Obras completas de V.I.  Lenin. Tomo XII (1921- 1923) Págs.  107-110

 

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13. ^ Así lo hace L. Basso, en Rosa Luxemburgo, ed. cit.

 

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Lelio Basso.  Rosa Luxemburgo

 

Editorial Nuestro Tiempo S.A.

Traducción Gerardo Davila

Prólogo por Beatriz Talamantez   

Primera edición  1977

 

                                                Contenido

 

Introducción    7

 

                                             I

 

El método dialéctico     22

 

                                             II

La estrategia    73

 

                                            III

La revolución     123

 

 

http://ru.iiec.unam.mx/2304/1/RosaLuxemburgo.pdf

 

 


Lelio Basso. El pensamiento político de Rosa Luxemburg 

Ediciones Península, Barcelona,

 Primera edición de septiembre   1976

 

De Lelio BASSO (Autor), Traducción de Josep Gifreu (Ilustrador)

 

Introducción realizada por Lelio Basso (Desde de la pág. 7 hasta la pág. 24)

 

https://www.amazon.es/El-pensamiento-pol%C3%ADtico-Rosa-Luxemburg/dp/B006WNRS5Y

 

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14. ^ Como lo hace Tony Cliff en Rosa Luxemburgo, ed. Galerna, Buenos Aires, 1971, donde recuerda cómo Rosa se hallaba rodeada de partidos que idolatraban la visión y la voluntad de los jefes (el Partido Socialista de Pilsudski) y que confiaban ciegamente en el funcionamiento de su aparato organizativo, político (en Alemania) o sindical (en Francia).

https://www.marxists.org/espanol/cliff/luxemburg/index.htm

 

 

15. ^ Por esto, nada es más ajeno a Rosa Luxemburgo que la afirmación kautskiana de que "[...1 el socialismo contemporáneo nació en el cerebro de ciertos individuos de la categoría `intelectuales burgueses' y es por ellos que fue comunicada a los proletarios más desarrollados intelectualmente, quienes lo introdujeron en la lucha de clases del proletariado, allí donde las condiciones lo permitían. Así pues, la conciencia socialista es un elemento importado de fuera en la lucha de clases del proletariado, y no algo que haya surgido originalmente allí".

16. ^ Véase la Introducción de Juergen Hentze a Rosa Luxemburg, Internationalism lismus und Klassenkampf (los escritos polacos de Rosa Luxemburgo), Neuwied, Berlín Occidental, 1971.

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Inicio
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http://bolivare.unam.mx/ensayos/rosa_luxemburgo_espontaneidad_revolucionaria_e_internacionalismo

 

 

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https://kaosenlared.net/rosa-luxemburgo-espontaneidad-revolucionaria-e-internacionalismo/

 

 

Rosa Luxemburgo: Sufragio femenino y lucha de clases (1912), La mujer proletaria (1914). Cuestión de táctica [Sobre Bélgica] 4 de abril 1902.

 

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2019/04/rosa-luxemburgo-sufragio-femenino-y.html

 

María José Aubet. El «último error» de Rosa Luxemburg

 

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/11/maria-jose-aubet-el-ultimo-error-de.html

 

 

Leo Jogiches: Una carta de prisión a Sophie Liebknecht del 7 de septiembre de 1918

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/10/leo-jogiches-una-carta-de-prision.html

 

Rosa Luxemburgo: Cartas de Amor

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/10/rosa-luxemburgo-cartas-de-amor.html

 

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Rosa Luxemburgo: espontaneidad revolucionaria e internacionalismo (II)*

 

Obras Escogidas Tomo 2, Rosa De Luxemburgo, Ediciones Era, México 1978

 

Bolívar Echeverría

 

*   Publicado originalmente como prólogo a las Obras escogidas de Rosa Luxemburgo, ed. Era, México 1978.

 

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Rosa Luxemburgo Obras escogidas     Tomo II

Prólogo y selección de Bolívar Echeverría

 

                                       Índice

I      NACIONALISMO Y SOCIALISMO

II     LA CUESTIÓN NACIONAL

III   ¿REVOLUCIÓN O CONTRARREVOLUCIÓN?

 

 

http://partidodeltrabajo.org.mx/2017/wp-content/uploads/2017/06/rosa2.pdf

 

 

                                       Índice

Prólogo   9

 

 I   NACIONALISMO Y SOCIALISMO

 

. La cuestión polaca y  en el Congreso Internacional de Londres  27     (*)

 

. En defensa de la nacionalidad   36     (*)

 

. La acrobacia programática de los socialpatriotas   52 (*)

 

. Prólogo a la cuestión polaca y el movimiento socialista   63

 

. El socialismo y la Iglesia   91

 

II   LA CUESTIÓN NACIONAL

 

. La cuestión nacional y la autonomía (*)    117

1.    El derecho de los pueblos a la autodeterminación.  117

2.    El Estado Nacional y el proletariado.                           155  

3.    Federación, centralización, particularismo.               173

4.    La centralización y el autogobierno.                            195

5.    La nacionalidad y la autonomía.                                   222

6.    La autonomía del krolestwo polaco.                            250

 

 

III   ¿REVOLUCIÓN O CONTRARREVOLUCIÓN?

 

. Nuestro volante sobre Marrueco   315

 

. En el asilo   319

 

. El voto de las mujeres y la lucha de clases   325

 

. El carácter oficioso de la teoría      331

 

. El militarismo, la guerra y la clase obrera   352

 

 

Referencia bibliográficas  362

 

http://partidodeltrabajo.org.mx/2017/wp-content/uploads/2017/06/rosa2.pdf

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https://articulo.mercadolibre.com.mx/MLM-651188905-obras-escogidas-tomo-2-rosa-de-luxemburgo-ediciones-era-_JM

 

 

. La cuestión nacional y la autonomía (*)   

(*) A partir de 1905, el proceso revolucionario en Rusia había puesto a la orden del día todas las cuestiones entre ellos, la cuestión de las nacionalidades. En relación con esta cuestión, el punto nueve (9) del programa del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, señalaba que dicho partido pugnaba por el establecimiento de una república demócrata en la que se aseguraría, entre otras cosas, “el derecho de  autodeterminación a todas las nacionalidades”. Rosa Luxemburgo está de acuerdo con dos principios: primero, que la cuestión de la de independencia nacional es también una cuestión que la cuestión de las nacionalidades o de las llamadas “minorías nacionales” sólo puede resolverse en forma adecuada gracias al socialismo. Sin embargo, en este punto nueve (9) hay una expresión de Rosa Luxemburgo muestra con todo rigor que esta expresión ha sido construida por una concepción burguesa de la política y que se trata sólo de una frase metafísica por el estilo de la “derechos del hombre” o “derecho ciudadano”. Así, pues la fórmula “no contiene nada que se relacione específicamente con el socialismo o con la política obrera”. Para plantear la cuestión de la independencia nacional de acuerdo con una política de clase trabajadora, ha de tenerse en cuenta que “en la sociedad de clase no existe una nación, como conjunto sociopolítico homogéneo, en cambio existen en cada nación clases con intereses y “derechos antagónico”, y se ve, Rosa Luxemburgo discute libremente con el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, el partido de Lenin. El extenso escrito de Rosa Luxemburgo se publicó en la revista polaca  Przeglad Socjaldemokratyczny, Organ Socjaldemokracji Krolestwa Pols ego i Litwy, Cracovia N. 6,7,8,9 Y 10 ( agosto- diciembre de 1908); n. 12y 14-15 (junio- septiembre de 1909) y desde entonces fue editado en Polomen ni siquiera en polaco [E]

 

 

9. “a todas las nacionalidades que formen parte del Estado el derecho a la autodeterminación”

 

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Programa del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia

(Adoptado por el II Congreso del Partido) 1903

9. Derecho a la autodeterminación para todas las naciones incluidas en el territorio del Estado.

 

http://web.archive.org/web/20100215054832/http://archivo.po.org.ar:80/edm/edm31/programa.htm

 

En inglés

Programa del Partido Socialdemócrata de los Trabajadores

9. Derecho de autodeterminación para todas las naciones incluidas dentro de los límites del estado.

 

Programa, estatuto, actas y otros documentos, del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia. (Adoptado por el II Congreso del Partido) 1903.

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2021/05/programa-estatuto-actas-y-otros.html

 

Rosa Luxemburgo. La cuestión nacional (1908-1909) (segunda parte)

 

Primera publicación: En una serie de artículos sobre la cuestión nacional y la autonomía que apareció en la revista luxemburguesa de Cracovia, Przeglad socialdemokratyczny , 1908-1909. 

 

 

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2017/11/rosa-luxemburgo-la-cuestion-nacional.html

 

Rosa Luxemburgo y la cuestión nacional (primera parte)

 

https://bataillesocialiste.files.wordpress.com/2013/08/9luxemburg.pdf

 

 


V. I. Lenin.   El derecho de las naciones a la autodeterminación

Escrito: Entre febrero y mayo de 1914.
Primera publicación: En los núms. 4, 5 y 6 (abril a junio de 1914) de la revista Prosveschenie

 

El apartado 9 del programa de los marxistas de Rusia, que trata del derecho de las naciones a la autodeterminación, ha provocado estos últimos tiempos (como ya hemos indicado en Prosveschenie) toda una campaña de los oportunistas. Tanto el liquidacionista ruso Semkovski, en el periódico petersburgués de los liquidadores, como el bundista Libman y el socialnacionalista ucranio Yurkévich en sus órganos de prensa, han arremetido contra dicho apartado, tratándolo en un tono de máximo desprecio. No cabe duda de que esta "invasión de las doce tribus" del oportunismo, dirigida contra nuestro programa marxista, guarda estrecha relación con las actuales vacilaciones nacionalistas en general. Por ello nos parece oportuno examinar detenidamente esta cuestión. Observemos tan sólo que ninguno de los oportunistas arriba citados ha aducido ni un solo argumento propio: todos se han limitado a repetir lo dicho por Rosa Luxemburgo en su largo artículo polaco de 1908-1909: La cuestión nacional y la autonomía. Los "originales" argumentos de esta autora serán los que tendremos en presentes con más frecuencia en nuestra exposición.

 

https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1910s/derech.htm

 

Anton Pannekoek. Lucha de clase y nación 1912 (Contra el nacionalismo, contra el imperialismo y la guerra: ¡revolución proletaria mundial!)

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2019/04/anton-pannekoek-lucha-de-clase-y-nacion.html

 

Herman Gorter -  Anton Pannekoek, libro de 290 páginas

Contra el nacionalismo, contra el imperialismo y la guerra: ¡Revolución proletaria mundial!

 

http://grupgerminal.org/?q=node/748

 

http://aaap.be/Pdf/Anton-Pannekoek/Pannekoek-es-2005-Contra-El-Nacionalismo.pdf

 

 

1912Lucha de clase y nación

 

https://www.marxists.org/espanol/pannekoek/index.htm

 

https://www.elviejotopo.com/autor/anton-pannekoek/

Herman Gorter  

 

Imperialismo, guerra mundial y socialdemocracia , 1914

 

 

Rosa Luxemburg: Reconstruyendo la Internacional (1915)

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/10/rosa-luxemburg-reconstruyendo-la.html

 


Diego Guerrero Jiménez. Sobre la cuestión nacional y los nacionalistas.

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/10/diego-guerrero-jimenez-sobre-la.html

 

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La nacionalidad del obrero no es francesa ni inglesa
ni alemana; es el trabajo, la esclavitud en libertad, la venta
voluntaria de sí mismo
. Su gobierno no es francés ni inglés
ni alemán; es el capital. Su cielo patrio no es el francés ni el
inglés ni el alemán; es la atmósfera de la fábrica. El suelo que
le pertenece no está en Francia ni en Inglaterra ni en Alemania;
está bajo tierra, a unos cuantos palmos de profundidad.
K. Marx (1845)

 

                                              II

 

Para definir la revolución comunista como proceso histórico concreto, y para actuar políticamente de acuerdo a tal definición, los marxistas no pueden contentarse con el esquema abstracto de su teoría. Según éste, la revolución comunista resulta de la lucha de clases que enfrenta al proletariado explotado con la burguesía capitalista explotadora, en la medida en que, dentro de esta lucha, la posición proletaria asume y potencia la tendencia incontenible de las fuerzas productivas de la sociedad a desarrollarse en sentido comunitario mientras que la posición burguesa representa y defiende la tendencia cada vez más antihistórica del modo privado capitalista de reproducción social a mantenerse indefinidamente. El proletariado es por tanto la clase social que, en el desarrollo de su propia existencia —que es siempre lucha contra la clase capitalista—, se vuelve necesariamente comunista.

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Conciencia de clase en sí y conciencia de clase para sí

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2015/08/conciencia-de-clase-en-si-y-conciencia.html

 

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  A la cuestión sobre el proceso que constituye a este "sujeto revolucionario", o acerca de ese tránsito necesario que convierte a la masa de proletarios ("clase en sí") en el movimiento histórico instaurador de la sociedad comunista ("clase para sí"), el esquema abstracto del marxismo responde con una teoría general sobre la manera específica en que se ejerce la explotación en la sociedad capitalista y sobre la posibilidad —única en la historia— que abre este carácter específico de la "esclavitud moderna" para que la lucha "económica" o reivindicativa de los explotados se transforme en lucha "política" o revolucionaria. En la "esclavitud moderna", a diferencia de la "esclavitud antigua" —en la que todo el trabajo de los explotados, incluso el que les era efectivamente pagado (por el sustento que recibían), parecía ser trabajo no pagado—, todo el trabajo que los explotados ejecutan con los medios de producción de los capitalistas, incluso el que realizan gratis para éstos (y que genera el "plusvalor" o ganancia), parece ser trabajo pagado. La explotación o "esclavitud" moderna —ésta es su peculiaridad histórica— no puede subsistir sin la "complicidad" o, lo que es lo mismo, sin la libre aceptación de los propios explotados. Y ésta sólo es posible gracias a la sustitución incuestionable de las relaciones reales de explotación por esa apariencia de relaciones equitativas. Al luchar "económicamente" por la justa remuneración de su trabajo —es decir, al someterse a la definición de éste como un objeto mercantil cuyo valor es igual al de su capacidad para trabajar o al de los bienes necesarios para restaurarla periódicamente; al someterse por tanto a la ley según la cual sólo una parte del fruto de su trabajo (el "valor necesario") les corresponde por derecho, mientras el resto (el "plusvalor") es propiedad de los capitalistas—, los proletarios aceptan voluntariamente los términos de su "esclavitud". Su lucha clasista se reduce de esta forma a la de un conjunto de propietarios-vendedores de mercancía, la mercancía fuerza de trabajo, contra el conjunto de propietarios-compradores de ella, que, dentro del estado de derecho burgués y sirviéndose de él, exigen el precio real de su mercancía (salario igual a la parte "necesaria" del valor producido), defienden la verdadera magnitud del valor de la misma (contra el intento capitalista de "incrementar relativamente" el plusvalor) y la protegen de un mal uso que la desgaste excesivamente (como intentan hacerlo los capitalistas para "incrementar absolutamente" el plusvalor). Pero —y aquí reside la posibilidad de su liberación— la lucha "económica" consecuente y radical de los proletarios modernos, dentro de la "complicidad" con su esclavitud, los lleva una y otra vez, y cada vez con más fuerza, a hacerlos chocar con los límites de validez de las condiciones de su explotación.

 

Los excesos de los capitalistas en la extracción y en la apropiación del plusvalor que les producen gratis los obreros sólo los pueden combatir estos mediante una lucha que implica atentar contra todo el modo como se produce y se consume la riqueza en la sociedad capitalista; contra la forma misma de una vida social basada en la producción y el consumo del plusvalor. Velar como propietarios privados por el justo precio, el buen mantenimiento, y el uso mesurado de su mercancía, la fuerza de trabajo, es algo que los proletarios no pueden llevar a cabo efectivamente sin llegar de una manera u otra a cuestionar la diferencia aparentemente inesencial que los separa del otro tipo de propietarios privados, el de los capitalistas: la de que éstos detentan el control de los medios de producción sociales, mientras que ellos no. Y este cuestionamiento es precisamente el que convierte a la lucha "económica" reformista o respetuosa de los términos políticos que posibilitan el mantenimiento de la "esclavitud" moderna, en lucha revolucionaria, que mina y tiende a destruir esos términos políticos como condición para la instauración del modo de reproducción social comunista.

 

  Pero los marxistas no pueden contentarse con este esquema general. Su acción política concreta los enfrenta cotidianamente a un conjunto de cuestiones que tienen que ver efectivamente con el tránsito del comportamiento "económico" y reivindicativo al "político" y revolucionario de la clase obrera, pero cuyo planteamiento como problema requiere una aproximación de mayor concreción y complejidad. Tal vez la figura más completa en que aparece ese conjunto de cuestiones relativas a la conformación revolucionaria de la acción proletaria es la que se resume bajo el concepto de la "cuestión nacional".


 

  En lo abstracto, como modo de reproducción de la sociedad en general, el capitalismo adjudica a los miembros de ésta una identidad de clase que se define con diferentes grados de pureza en referencia a las dos situaciones sociales básicas, polarmente contrapuestas en su complementariedad: la de los obreros y la de los capitalistas. Pero en lo concreto, como modo de reproducción social que incluye, con distintos grados de intensidad, al conjunto histórica y geográficamente diferenciado de la sociedad mundial, el capitalismo adjudica a los individuos sociales un segundo nivel de identidad social: el que los determina al margen de la definición clasista, como miembros de alguna de las unidades particulares, los Estados nacionales en que el capitalismo debe diferenciar su funcionamiento.

 

“El planteamiento de la "cuestión nacional", como fenómeno social, histórico y político específico, por parte del pensamiento marxista, tiene un punto de partida determinado; se encuentra en la obra de Rosa Luxemburgo.”

 

 

En la realidad social concreta organizada por el capitalismo, múltiples conglomerados que reúnen indistintamente a capitalistas y proletarios se oponen entre sí como totalidades económicas nacionales de intereses diferentes y concurrentes. Así, dentro de cada uno de ellos, proletarios y capitalistas no sólo se distinguen y enfrentan entre sí; también se confunden y se entienden unos con otros. La "complicidad" que mantienen los proletarios con su "esclavitud" al aceptar como posible y válido el intercambio que ellos, en tanto que propietarios privados, hacen de su mercancía fuerza de trabajo con la mercancía medios de subsistencia de los propietarios privados capitalistas, se halla así consolidada por una "solidaridad" supraclasista: la que mantienen con los intereses comunes del conjunto nacional estatal de propietarios privados en el que están incluidos. Su lucha "económica" contra la clase capitalista adquiere una densidad concreta que la vuelve mucho más compleja; al plantear la estrategia que la guía, debe incluir como mediación necesaria la consideración de que los intereses clasistas pueden converger o divergir relativamente de estos intereses nacionalistas, pero que éstos existen siempre, de todas maneras, como marco delimitante de su propia viabilidad.

 

  A primera vista, la necesidad de defender el Estado nacional común de todos los propietarios privados sería siempre un obstáculo en la lucha de los propietarios privados proletarios contra la explotación de que son objeto por parte de los capitalistas. Pero la desigualdad y la lucha competitiva entre las distintas unidades particulares, "nacionales", de capitalismo —que definen el modo como la sociedad mundial es constituida por la reproducción de su riqueza como capital— da lugar a una constelación sumamente variada de situaciones capitalistas nacionales. Junto a naciones capitalistas dotadas de Estados más o menos independientes existen naciones capitalistas que se subordinan a otras en la construcción de un Estado "plurinacional" y que compiten con otras similares en términos imperialistas; existen incluso naciones capitalistas francamente sometidas, dentro o fuera de los Estados imperialistas, que se hallan impedidas de consolidarse efectivamente como Estados autónomos. Y, en este abigarrado conjunto de realidades nacionales capitalistas, la lucha revolucionaria de las distintas secciones del proletariado "internacional" contra sus respectivos capitalistas nacionales se plantea también de maneras muy variadas. Aparecen entonces, para los revolucionarios marxistas, lo que podría llamarse el núcleo político de la "cuestión nacional". Al defender el Estado nacional, ¿pueden los proletarios rebasar a sus aliados capitalistas y aprovechar el retraso de éstos para convertir la movilización nacionalista en realizaciones comunistas? ¿Es posible que una colaboración de clase del proletariado con los capitalistas en el marco de una lucha común por la autodeterminación de su unidad nacional —sea como expansión de un Estado ya constituido, como defensa de un Estado dependiente o como construcción autónoma de un nuevo Estado— favorezca la transformación de su lucha "económica" (tendencialmente revolucionaria) contra los mismos capitalistas en una lucha "política" (realmente revolucionaria)? Si lo es, ¿cuáles son las condiciones para ello?

 

 

"Nos encontramos ahora ante el hecho ineludible de la guerra. Nos amenazan los horrores de invasiones enemigas [...] De lo que se trata es de defenderse de este peligro, de poner a salvo la cultura y la independencia de nuestro propio país. Y aquí hacemos efectivo aquello en lo que siempre hemos insistido. En la hora del peligro, no dejamos de cumplir con nuestra patria [...]"

La patria en peligro, la defensa nacional la guerra popular por la existencia, la cultura y la libertad; ésta fue la consigna lanzada por la representación parlamentaria de la socialdemocracia [...]


Ahora, millones de proletarios de todos los idiomas caen en el campo de la vergüenza, del fratricidio, de la automasacre, con el canto de los esclavos en los labios.
Rosa Luxemburgo [1915]

 

El planteamiento de la "cuestión nacional", como fenómeno social, histórico y político específico, por parte del pensamiento marxista, tiene un punto de partida determinado; se encuentra en la obra de Rosa Luxemburgo. Desde 1893, fecha que marca el inicio de su vida de militante comunista. Rosa Luxemburgo debió ubicar dentro de lo que constituía el centro de su preocupación política —la preparación de la clase obrera y sus organizaciones para el momento, que entonces parecía inminente en Europa, de la transformación revolucionaria— el tratamiento de los problemas que resultan de la presencia de un plano de concreción nacional en el desarrollo real del movimiento comunista. Fue impulsada a ello, primero (sobre todo hasta 1902), por la necesidad de combatir los efectos divisionistas y retardadores de una estrategia socialista para la democratización del conjunto del Imperio Ruso que, según ella demostraba, resultaban del "social-patriotismo" dominante en el movimiento socialista polaco. Después (sobre todo a partir de 1905), por la necesidad de combatir el peligro de debilitamiento y desintegración que, según ella preveía, amenazaba, desde el fortalecimiento de los distintos nacionalismos, al movimiento socialista europeo en general. La manera original que tuvo Rosa Luxemburgo, a lo largo de las muchas y encendidas polémicas que desató, de llevar a cabo esta ubicación de la "cuestión nacional" dentro de la "cuestión revolucionaria" es lo que hace de ella no sólo pionera y fundadora sino también coautora principal de la teoría marxista sobre la "cuestión nacional"; teoría que, si bien se encuentra todavía lejos de tener una estructura precisa y un contenido satisfactorio, ha mostrado ya ocasionalmente por lo menos un perfil inconfundible en su enfrentamiento a las categorías espontáneas de autoapología que genera el capitalismo para explicar la dimensión nacional de la existencia social.

 

 

 

  Sin embargo, la mitificación del "luxemburguismo", que apuntala en negativo la realidad del "socialismo en un solo país", descalifica a Rosa Luxemburgo adjudicándole el pecado de "unilateralidad internacionalista". La "unilateralidad internacionalista" de Rosa Luxemburgo consistiría en la "incapacidad" de su pensamiento —demasiado esquemático e irrealista— para captar en el terreno de la política concreta la necesidad de que una mediación nacionalista modifique en determinadas condiciones la línea estratégica socialista seguida por los partidos obreros. Sólo un irrealismo fijado en los principios abstractos puede, en efecto, propugnar, en nombre de la hermandad de clase internacional entre proletarios, la negativa socialista a defender junto a la burguesía los intereses de una nación capitalista progresista amenazada por una gran potencia reaccionaria. Sólo un esquematismo ajeno a la historia concreta puede, igualmente, propugnar el desconocimiento de las exigencias de "autodeterminación nacional" que acompañan a las exigencias socialistas en los movimientos revolucionarios de países sojuzgados interior o exteriormente por Estados imperialistas. El internacionalismo de Rosa Luxemburgo implicaría así una política socialista unilateral por ser el resultado de una aplicación mecánica de la idea según la cual, para los socialistas marxistas, la cuestión nacional, "al igual que todas las otras cuestiones sociales y políticas", es "básicamente una cuestión de intereses de clases". Obnubilada por la contradicción universal entre toda la clase de los proletarios y toda la clase de los capitalistas, Rosa Luxemburgo no podría ver el modo cómo el desarrollo efectivo de la misma se ve afectado por las contradicciones particulares que existen entre las diferentes naciones del planeta.

 

  La idea de una "unilateralidad internacionalista" de Rosa Luxemburgo, como elemento constitutivo del "luxemburguismo", es una construcción ideológica del socialismo autodenominado "leninista", destinada a censurar un recuerdo que es capaz de cuestionarlo en su propia validez: el recuerdo del acontecimiento que lo llevó a dejar de ser un socialismo internacionalista, y de la situación histórica que lo precedió; una situación en la que tanto la cuestión política práctica acerca de la cooperación revolucionaria entre las distintas secciones del proletariado mundial cuanto la cuestión política teórica acerca del nacionalismo proletario se planteaban y discutían abiertamente como cuestiones importantes y urgentes dentro del movimiento obrero, pues todavía no habían sido silenciadas por las "vanguardias políticas" mediante "soluciones" de facto, justificadas apresuradamente "en teoría".

 

“Para el "luxemburguismo" toda lucha por los intereses de las distintas naciones seria siempre de inspiración burguesa y capitalista, y estaría además superada históricamente por una tendencia manifiesta de dichos intereses a pasar a segundo plano e incluso fundirse y desaparecer dentro de los intereses de clase a escala mundial.”

 

 

A comienzos del siglo, los socialistas, más por convicción de principios e inocencia histórica que por una conciencia alcanzada científicamente, tendían a considerar que el carácter de la clase proletaria y de su acción era primariamente internacional y sólo secundariamente nacional. A partir de los años treinta, por el contrario —y pese o, mejor, a causa de la existencia de la III Internacional (3 de marzo de 1919-1943) —, para los socialistas es natural concebir a la clase obrera como una fuerza circunscrita básicamente a los límites de su Estado nacional y que sólo derivada e indirectamente amplía sus márgenes de acción hasta alcanzar una presencia internacional. Entre el primer momento y el segundo está la experiencia de una gran catástrofe del movimiento obrero y su organización: la quiebra interna de la Internacional socialista ante el embate de la ola de nacionalismo chovinista que se abatió sobre las distintas componentes nacionales de la clase obrera europea en vísperas de la gran guerra de 1914-1918. Pero la pérdida de la inocencia histórica que distingue a la segunda actitud de los socialistas no equivale a la conformación de una conciencia clara sobre la relación entre internacionalismo y nacionalismo en la clase obrera. La experiencia de su división y ajenidad nacionales fue traumática. Y, lejos de ser compensada por otras de signo positivo, se repitió varias veces, en circunstancias diferentes y cada vez más complejas. La contundente facticidad de la atomización nacional del proletariado se ha traducido en un dogma que rehúye el recuerdo de su origen y que condena, desde su autoridad "histórica", el "irrealismo" de toda concepción del proletariado como clase estructuralmente internacional. Por ello, el internacionalismo "luxemburguista" tiene que ser creado para servir de hereje principal y de acusado predilecto. La obra de Rosa Luxemburgo trae a la memoria el internacionalismo irreflexivo de los socialistas de comienzos del siglo. Pero, sobre todo, reactualiza la actitud crítica que ella tuvo ante esa falta de reflexión científica; y al hacerlo pone necesariamente en cuestión la retirada igualmente irreflexiva de los socialistas posteriores hacia el nacionalismo espontáneo que los caracteriza.

 

 

  La catástrofe de la Internacional socialista en 1914 suele ser mencionada como la prueba empírica que refutó definitivamente el "internacionalismo abstracto" de los socialistas en torno a Rosa Luxemburgo. Se llega incluso a ver a éstos como culpables involuntarios e indirectos de dicha catástrofe, por el "utopismo" que fomentaban en las masas obreras distrayéndolas de una actividad que pudo haber sido más realista y más efectivamente antibelicista. Pero quienes argumentan así soslayan el hecho de que fue la izquierda socialdemócrata alemana, inspirada por el internacionalismo intransigente de Rosa Luxemburgo, la única corriente política dentro del movimiento socialista de esa época que planteó la necesidad de discutir abiertamente, en términos políticos y teóricos, la cuestión del nacionalismo proletario. Rosa Luxemburgo fue incansable en distinguir el hecho y fundamentar la idea de que la fuerza de los socialistas en cada país no sólo era causa sino también resultado de la fuerza global de la Internacional socialista; y que ésta dependía del mantenimiento y la radicalización de una característica ya presente en la realidad del movimiento socialista de preguerra: la cooperación estratégica y la interpenetración orgánica de los distintos partidos nacionales. Rosa Luxemburgo nunca pensó que lo que ahora se tiene por inevitable —el desmembramiento de la Internacional y el repliegue nacionalista de los partidos obreros— fuese un destino ineluctable. Ella previó el derrumbe socialista de 1914, pero bajo la forma de un peligro que podía ser conjurado políticamente. Creyó —y nunca se sabrá si estuvo errada, pues su línea política jamás fue adoptada por la socialdemocracia alemana— que la ola de nacionalismo burgués que se abatía sobre la clase obrera de los distintos países europeos podía ser resistida mediante una actitud socialista efectivamente revolucionaria, guiada por un "nacionalismo científico".

 

Más claramente aún que en el caso anterior, la idea de una "unilateralidad internacionalista" en Rosa Luxemburgo se revela como una construcción ideológica deformadora de la realidad histórica en el juicio, que desde la época de Stalin se ha vuelto "verdad incuestionable", acerca de la actitud luxemburguista frente al "derecho de las naciones a la autodeterminación". La "unilateralidad internacionalista" habría cegado a Rosa Luxemburgo para la captación del nacionalismo como momento necesario, en determinadas circunstancias históricas, de la adquisición de la conciencia de clase proletaria y como instrumento de lucha anticapitalista en la época imperialista. Para el "luxemburguismo" toda lucha por los intereses de las distintas naciones seria siempre de inspiración burguesa y capitalista, y estaría además superada históricamente por una tendencia manifiesta de dichos intereses a pasar a segundo plano e incluso fundirse y desaparecer dentro de los intereses de clase a escala mundial.

 

 

  En los tiempos actuales se vuelve cada vez más evidente el carácter cuestionable de la cómoda y casi natural identificación del desarrollo de la fuerza revolucionaria del proletariado con el desarrollo de la autodeterminación de las naciones oprimidas hacia la forma de Estados nacionales soberanos. Por una parte, no toda defensa antimperialista de la soberanía estatal de una nación coincide necesariamente con el sentido de la revolución comunista: ni directamente, como condición intranacional de una adquisición de la hegemonía política por parte del proletariado, ni indirectamente, como condición internacional de un debilitamiento del imperio capitalista. Por otra, no todas las diversas exigencias de autonomía planteadas por numerosas nacionalidades en imbricación orgánica con las exigencias revolucionarias del proletariado se hallan representadas por las necesidades de las naciones estatales que pretenden incluirlas; muchas se encuentran incluso sistemáticamente negadas o contradichas por ellas. Pero la necesidad de plantear en términos concretos y actuales el problema de la relación entre nacionalismo y comunismo implica un esfuerzo de teorización y sobre todo una transformación de la estructura del comportamiento político tan grandes, que parece superar la capacidad y la disposición de realizarlos por parte de las organizaciones dominantes de la izquierda establecida. Sólo así se explica el silencio o la acción deformadora que en el propio campo marxista pesa sobre intentos teóricos y prácticos, como el de Rosa Luxemburgo, de romper con la herencia ideológica del nacionalismo liberal y de elaborar una posición comunista específica sobre la "cuestión nacional".

 

 

  La prolongada polémica (1893-1912) que Rosa Luxemburgo mantuvo con las posiciones "socialpatriotas" del Partido Socialista Polaco (PSP) se desarrolló en torno a la cuestión acerca de si el movimiento revolucionario del Reino (Krolestwo) de Polonia (la Polonia del Congreso de Viena, dependiente del Imperio ruso y separada de las dos regiones polacas entregadas a Prusia y Austria) debía dar prioridad a la lucha por la reconstrucción de un Estado para toda la nación polaca o si debía por el contrario conectar orgánicamente su lucha con la del proletariado ruso y plantear sus reivindicaciones nacionales, bajo la forma de una exigencia de autonomía administrativa, dentro del conjunto de exigencias tendientes a una democratización del Imperio. A lo largo de esta polémica, Rosa Luxernburgo debió enfrentar una gran variedad de problemas políticos y teóricos concretos que otros dirigentes socialistas de la época, situados en circunstancias diferentes, pudieron ignorar, evadir o tratar sólo abstractamente. Resultado de este intenso trabajo teórico es un amplio conjunto de ideas originales —algunas ocasionales, otras de alcance general, todas penetrantes y sugerentes-. De este conjunto de ideas conviene destacar aquí las que están en el centro de su argumentación y que, pese a representar tal vez su aportación más esencial a la teoría marxista sobre la "cuestión nacional", son las que —malentendidas— más han sido usadas para componer el mito de la "unilateralidad internacionalista" del "luxemburguismo".

 

“Rosa Luxemburgo realiza la apropiación teórica primera y básica de una de las componentes más decisivas de la realidad del proceso histórico de la revolución comunista; logra establecer el lugar y los limites conceptuales dentro de los cuales es posible pensar la dimensión nacionalista de la revolución proletaria.”

 

 

Presente siempre de manera parcial y relativizado siempre por su inserción en tratamientos particulares, un restringido conjunto de ideas constituye el núcleo de la argumentación luxemburguiana. Son ideas de intención crítica y problematizadora, destinadas más a fundamentar una línea política que a construir una teoría sistemática. Su virtud en el plano puramente teórico está más en cuestionar que en solucionar. El objeto de su crítica y su problematización es, en definitiva, siempre el mismo, abordado desde muy variadas perspectivas. Se trata de uno de los principios generales más acríticamente aceptados por la política socialista. Según éste, "el proletariado puede y debe integrar en su lucha revolucionaria la defensa del derecho de las naciones a la autodeterminación". ¿Es siempre válido este principio o sólo bajo qué condiciones? ¿Qué significa "autodeterminación de las naciones"? ¿Cómo se conectan éstas con las necesidades de autodeterminación revolucionaria del proletariado? ¿Cómo se distinguen las necesidades de autonomía de las de autodeterminación de las naciones? ¿Qué relación hay entre las necesidades de autodeterminación nacional y los intereses de la clase y el Estado capitalistas? Éstas son algunas de las interrogantes que dan origen al trabajo cuestionador que Rosa Luxemburgo efectúa sobre ese principio de la política socialista. En todas ellas, al principio cuestionado se le enfrenta, no un sistema acabado de respuestas científicas, sino el esbozo del planteamiento de un problema esencial para la práctica y la teoría marxistas. Rosa Luxemburgo —ésta es la gran importancia de sus escritos sobre la "autodeterminación nacional"— realiza la apropiación teórica primera y básica de una de las componentes más decisivas de la realidad del proceso histórico de la revolución comunista; logra establecer el lugar y los limites conceptuales dentro de los cuales es posible pensar la dimensión nacionalista de la revolución proletaria.

 

  Lejos de ignorar, como se le suele achacar, la presencia irreductible de la sustancia nacional en la composición del comportamiento proletario revolucionario, y lejos también de aceptar, como la generalidad de los socialistas, la forma burguesa de concebir tal presencia, Rosa Luxemburgo la analiza críticamente. Pero, dado que este contenido nacional se manifiesta en la práctica política de la clase obrera como participación en la "lucha de las naciones por su autodeterminación", el análisis crítico al que lo somete Rosa Luxemburgo debe forzosamente adoptar la forma de un examen de los puntos de contacto —sea de identificación o de contradicción— que existen entre la necesidad fundamental del proletariado, la de autodeterminarse cómo clase en la revolución comunista, y la necesidad de las naciones, en las que él adquiere su concreción, de autodeterminarse como tales.

 

Son dos así los puntos de contacto que el pensamiento luxemburguiano reconoce entre autodeterminación del proletariado y autodeterminación de la nación. El primero, imprecisa y escasamente mencionado en los textos pero esencial en la argumentación, sería un lugar de coincidencia plena. Su ubicación estaría en el terreno de las necesidades más profundas de liberación y reordenamiento de la vida concreta que mueven a la sociedad en su camino hacia el comunismo. La nacionalidad, como realidad cultural —material y espiritual— específica, sería una forma básica de organización espontánea de los distintos aspectos de una existencia social en tanto que totalidad comunitaria. Su autoafirmación —que, en principio, nada tendría que ver con una autodeterminación como Estado nacional—, lejos de contraponerse absolutamente al movimiento de liberación de los "esclavos modernos", sería más bien una de las maneras como éste se realiza conflictivamente. Conectada con él mediante la tendencia comunitaria que los caracteriza a ambos, esta "autodeterminación" puramente cultural sería una de las principales fuentes de particularización dentro de la universidad o igualdad dialéctica —resultante de un proceso potenciador y armonizador de las desigualdades funcionales— que él proyecta para los individuos sociales en la organización comunista. Sería, por tanto, la base del único nacionalismo capaz de escapar a la barbarie a la que condena la "prehistoria" que se mueve gracias a la lucha de clases; un nacionalismo proletario peculiar —paradójico sólo para el pensamiento burgués—, ajeno a toda cerrazón exclusivista (justificadora de la explotación de los "otros"), abierto a la transformación de la nacionalidad que defiende e integrado en la creación de una sociedad orgánicamente internacionalista.


 

  Pero este punto de contacto entre las dos autodeterminaciones, la proletaria y la nacional, punto de convergencia esencial, aunque es decisivo para el pensamiento luxemburguiano, lo ocupa mucho menos que el otro analizado por él: un punto de contacto en el que la una contradice necesariamente a la otra. La autodeterminación nacional es descubierta aquí por Rosa Luxemburgo no en su esencia, sino en la forma mixtificada que adquiere en la historia concreta. Sería la construcción, promovida por la clase capitalista, de un Estado jurídicamente independiente y materialmente soberano, sobre la base de un conglomerado social de una o varias nacionalidades, que se constituye así en nación. La necesidad de un conjunto de capitalistas de circunscribir violentamente un ámbito social y físico adecuado para el cumplimiento óptimo del ciclo de acumulación de su capital, en la medida en que representa e incluye a la necesidad que tiene el resto de los miembros de la sociedad (específicamente los proletarios) de cumplir su propio ciclo de reproducción económica; éste sería el motor histórico de la "autodeterminación" como proceso de conformación de los Estados modernos y de la creación —pensada ideológicamente como "autodeterminación"— de sus respectivas naciones.

 

  La autodeterminación proletaria y la "autodeterminación" nacional se encontrarían, por lo tanto, únicamente en un punto de divergencia. Los intereses capitalistas de todo el conglomerado social —transformado en nación que construye, consolida y expande un Estado— serian también intereses de la clase proletaria, pero sólo en la medida en que deben perseguir la conquista de circunstancias económicas y políticas —el desarrollo de las fuerzas productivas y el perfeccionamiento de las instituciones democráticas— que son favorables para la transición hacia el reordenamiento comunista. Es decir, sólo en la medida en que su sentido se entrecruza con un sentido histórico que lo contradice: el sentido anticapitalista de la autodeterminación revolucionaria del proletariado.

 

“Lejos de ignorar la presencia irreductible de la sustancia nacional en la composición del comportamiento proletario revolucionario, y lejos también de aceptar, como la generalidad de los socialistas, la forma burguesa de concebir tal presencia, Rosa Luxemburgo la analiza críticamente.”

 

La clara distinción entre la autodeterminación proletaria y esta modalidad indirecta y mistificada de la autodeterminación nacional, la "autodeterminación" de la nación estatal, le permite a Rosa Luxemburgo avanzar hacia un análisis más concreto de ese punto conflictivo, de encuentro y divergencia, en que las dos entran en contacto.

 

  Según Rosa Luxemburgo, en la época del imperialismo es necesariamente restringido el número de los conglomerados nacionales a los que el desarrollo y la expansión mundial del capitalismo puede convertir en naciones "autodeterminadas" como Estados independientes, realmente soberanos. En estos contados casos, la "defensa de la autodeterminación nacional" no es otra cosa que el fortalecimiento de la base de sustentación de un Estado en proceso de convertirse en potencia imperialista o de consolidarse como tal en la competencia con otros similares. Para el proletariado, colaborar en esta "autodeterminación" significa, en primer lugar, pagar las ventajas económicas reales y las ilusorias ventajas políticas que resultan de los triunfos de "su" economía y de "su" Estado, con una segunda "complicidad" con los capitalistas connacionales. La "complicidad" que lo compromete en el proceso de su propia explotación queda ratificada y sellada por otra, que lo compromete en la explotación imperialista de otros conglomerados nacionales. Pero significa también, en segundo lugar, pagar la desigualdad colonialista, apoyada por él para las relaciones exteriores, con una necesaria reinteriorización de la misma, que destruye las pretensiones de igualdad comunista y la vitalidad de su propia nación.

 

  En el caso de las nacionalidades no "elegidas" por el desarrollo capitalista para servir de sustrato a los centros políticos imperialistas, la lucha de sus clases capitalistas por "autodeterminarlas" como Estados independientes y soberanos está, en mayor o menor medida, destinada al fracaso. Es, sin embargo, un intento siempre renovado que les impone, más aún que en el caso de los Estados centrales, el proyecto definitorio de su vida económica y política. Para el proletariado, adoptar esta lucha incuestionadamente como suya significa que debe forzarse a justificar el pacto de "complicidad" en la explotación que sufre con el recurso a la necesidad de llevar a cabo una tarea histórica —la de dar soberanía efectiva a "su" Estado nacional— que se cumple siempre, necesariamente, a medias, y siempre en favor de sus explotadores, por lo que se le vuelve cada vez más ajena. Significará —incluso en los casos en que puede ser retribuido económica o políticamente por su papel protagónico en defensa de la nación— la obligación repetida de disminuir y postergar sus exigencias clasistas radicales, en provecho de los intereses "nacionales" supraclasistas.

 

 

Es en referencia a esta doble situación del proletariado en calidad de copartícipe en la "autodeterminación" capitalista de la nación como Estado —como Estado imperialista o como Estado subordinado— que Rosa Luxemburgo desarrolla su examen de las posibilidades de incluir de manera orgánica en la estrategia política socialista la dimensión específicamente nacional del carácter revolucionario del proletariado. Para Rosa Luxemburgo, esta dimensión nacionalista de la estrategia revolucionaria sólo puede hacerse presente dentro de lo que es el horizonte concreto de posibilidades de fortalecimiento objetivo y por tanto de autodeterminarse que prevalece para el proletariado dentro de la situación prerrevolucionaria de la lucha de clases en el capitalismo. Este horizonte articula todo el conjunto de vías de enfrentamiento revolucionario contra el mundo capitalista en torno a una lucha central: la que persigue, dentro todavía de los marcos de la institucionalidad burguesa, la refuncionalización de la democracia formal, necesaria para la reproducción social capitalista, mediante núcleos de democracia real, prefiguradores de la institucionalidad socialista. Intervenir favorable pero críticamente en la democratización de la vida económica y política burguesa, haciendo que este proceso la modifique al integrar en ella mecanismos en los que se acepten los intereses específicos de la clase obrera, tal es la veta central de la actividad socialista destinada a fortalecer las posiciones del proletariado y su autodeterminación. Y, para Rosa Luxemburgo, esta intervención crítica en la democratización, cuando llega a extenderse hasta abordar el problema de los aspectos particulares del proceso concreto de reproducción del sujeto social, de las comunidades espontáneamente constituidas de productores y consumidores, lleva el nombre de lucha por el autogobierno del país (Landesselbstverwaltung).

 

La modificación de la democracia formal burguesa mediante gérmenes de democracia real proletaria implica la necesidad de fomentar la legislación, la administración y el control de determinados procesos particulares de la vida social concreta (de la cultura material y espiritual, de la instrucción pública, de las relaciones jurídicas, de los servicios municipales y regionales, de ciertas industrias agrícolas, forestales, mineras, de transporte, etcétera), por parte de los conglomerados humanos inmediatamente involucrados en su realización. Esta necesidad, específicamente proletaria, de fomentar el autogobierno del país históricamente dado y técnicamente unificado es una exigencia que ocasionalmente puede coincidir con las necesidades de "autodeterminación" de la nación estatal capitalista —sobre todo cuando ella incluye la necesidad de desarrollar ciertos aspectos de la productividad del trabajo social—, pero que se distingue de ellas y las contradice esencialmente: su objetivo último al perseguir que los productores y consumidores directos de la riqueza material y espiritual determinen los mecanismos particulares, técnicos y sociales, según los cuales se produce y consume la riqueza, su objetivo último no es el incremento abstracto de la riqueza capitalista "nacional", sino el perfeccionamiento concreto de las condiciones de vida del sujeto social en cuanto tal. En el marco de esta lucha socialista por el autogobierno local del país, Rosa Luxemburgo llega a ubicar la posibilidad de una lucha nacionalista del proletariado. Si la consigna de la "autodeterminación" nacional es esencialmente ajena y sólo circunstancialmente compatible con los intereses proletarios, este no es el caso de aquella que postula la defensa de la nacionalidad o de las nacionalidades en las que adquiere concreción histórica el proletariado. Por el contrario, se revela como el contenido básico de aquella perspectiva de la estrategia socialista que, al perseguir la democratización real de la vida política en el capitalismo, llega a plantear la necesidad de autodeterminación proletaria —como necesidades de autogobierno local del país— en el terreno de la lucha por la defensa del proceso concreto de reproducción social frente a las deformaciones que le impone el proceso de acumulación del capital.

 

“En la autonomía nacional, comprendida como parte orgánica de la estrategia comunista, Rosa Luxemburgo llega a reconocer la compatibilidad profunda de aquellos dos impulsos movilizadores de las masas: el impulso conservador, de la sociedad en tanto que nación, y el impulso revolucionario de la sociedad en tanto que proletariado.”

 

La opresión de la nacionalidad como carácter cualitativo específico del sujeto social es un fenómeno que tiene lugar necesariamente en todos los espacios dominados por el capitalismo; de manera más directa y agobiante en el caso de las nacionalidades sometidas o que sólo pueden aspirar a ser naciones de Estados subordinados, pero también, de manera más sutil y por ello más decisiva, en el caso de las nacionalidades que parecen haberse autoafirmado al constituir naciones de Estados imperialistas. Y es en esta opresión de la nacionalidad donde se refleja de manera más directa, tanto en los pormenores como en el conjunto de la experiencia vital de los obreros, el carácter esencialmente destructivo —descrito por la famosa "ley de la acumulación capitalista" en El capital de Marx— que tiene el modo capitalista de reproducción de la riqueza social respecto del sujeto social que debe reproducirla así para poder él reproducirse a sí mismo.

 

  La lucha por lo que Rosa Luxemburgo denomina autonomía nacional, por la capacidad de las sociedades reales —que tienen siempre una dimensión nacional en su existencia— para determinar las formas concretas de su vida de acuerdo a su cultura material y espiritual específica, constituye así el componente más elemental y al mismo tiempo más totalizador de los múltiples que confluyen en la impugnación radical que hace el proletariado del sistema de vida social impuesto por el capitalismo. En la autonomía nacional, comprendida como parte orgánica de la estrategia comunista, Rosa Luxemburgo llega a reconocer la compatibilidad profunda de aquellos dos impulsos movilizadores de las masas, que aparecen contrapuestos al socialismo reformista y que unificados por la política del capital acabaron por dar origen a la gran contrarrevolución nacional-socialista: el impulso conservador, de la sociedad en tanto que nación, y el impulso revolucionario de la sociedad en tanto que proletariado. Defender la autonomía nacional no significa frenar la autodeterminación proletaria en provecho de intereses ajenos a ella, sino al contrario continuarla bajo la forma de una reivindicación de aquel contenido "histórico-moral" que Marx reconoció como elemento sintetizador de la identidad concreta del obrero y que es lo primero que al capitalista le interesa desconocer, en la medida en que es un contenido "encarecedor" de la mercancía fuerza de trabajo que él adquiere. Tampoco significa fomentar la cohesión de un proletariado nacional en detrimento del desarrollo de su internacionalismo. La lucha por la autonomía nacional, lejos de conducir indefectiblemente al enfrentamiento irreductible de los distintos conglomerados nacionales —como lo hace la lucha que persigue la "autodeterminación" estatal de la nación—, no sólo permite sino incluso exige la colaboración de cada uno de ellos en la liberación de todos los demás. Le demuestra prácticamente al proletariado que su enemigo connacional, la clase capitalista, sólo es compatriota suyo cuando lo que se defiende frente al extranjero es una nación que existe como disminución represiva y explotadora de su nacionalidad.

 

 

 

Si hay un mérito que no se le puede negar al intento luxemburguiano de plantear la "cuestión nacional" dentro de la necesaria vía de concretización del esquema teórico sobre la revolución comunista, es el de haber establecido una distinción que se vuelve cada vez más indispensable en el análisis de las condiciones concretas de su lucha por parte de los revolucionarios marxistas: la distinción entre dos modos de existencia radicalmente diferentes de la entidad nacional. De acuerdo al primero, la nación sería el conjunto de los productores-consumidores de la riqueza concreta en tanto que conglomerado social que es doble y conflictivamente anticapitalista: conservador de las formas heredadas de su sistema específico de reproducción y al mismo tiempo introductor de transformaciones interiores de las mismas, enfrentado a la acción destructiva que sobre unas y otras lleva a cabo la organización de la vida social dirigida hacia la acumulación del capital. De acuerdo al segundo, la nación sería el conjunto de los productores-consumidores de la riqueza en abstracto en tanto que sociedad de propietarios privados comprometidos en la empresa de mantener un Estado capaz de garantizarles el incremento de sus capitales. La toma de posición de Rosa Luxemburgo en favor de la "autonomía nacional" y en contra de la "autodeterminación nacional" es sólo una de las derivaciones políticas revolucionarias que es posible elaborar a partir de su distinción conceptual entre estos dos "modos de nación". Muchas otras parecen ser posibles; algunas se han esbozado ya y se esbozan en las muy variadas situaciones en que la lucha de clases contemporánea debe atravesar por la densidad nacional de la realidad concreta.

[1979]

REFERENCIAS

* ^ Publicado originalmente como prólogo a las Obras escogidas de Rosa Luxemburgo, ed. Era, México 1978.

Obras escogidas Tomo I Rosa De Luxemburgo, Ediciones Era

 

 

 

http://bolivare.unam.mx/ensayos/rosa_luxemburgo_espontaneidad_revolucionaria_e_internacionalismo_ii

 

http://bolivare.unam.mx/ensayos

 

 

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Rosa Luxemburgo Obras escogidas

Tomo I

Prólogo y selección de Bolívar Echeverría

 

http://partidodeltrabajo.org.mx/2017/wp-content/uploads/2017/06/rosa1.pdf

 

 

Rosa Luxemburgo Obras escogidas

Tomo II

Prólogo y selección de Bolívar Echeverría

 

http://partidodeltrabajo.org.mx/2017/wp-content/uploads/2017/06/rosa2.pdf

 

 

Rosa Luxemburgo Obras escogidas

Tomo III

Introducción         Mary Alice Water

 

http://partidodeltrabajo.org.mx/2017/wp-content/uploads/2017/06/rosa3.pdf

 

 

 

 

 

Rosa Luxemburgo Obras escogidas

 

                              Índice

Introducción.   4         Mary Alice Water

Reforma o revolución.   37

La crisis socialista en Francia.  99

Estancamiento y progreso del marxismo.  114

Problemas organizativos de la socialdemocracia.   120

El socialismo y las iglesias.   139

Huelga de masas, partido y sindicatos.   160

¿Qué es la Economía?     226

Utopías pacifistas    258

El folleto Junius: la crisis de la socialdemocracia alemana.  265

El espíritu de la literatura rusa: la vida de Korolenko    346

La Revolución Rusa     374

Contra la pena capital   407

 

Discurso ante el congreso de fundación del Partido Comunista Alemán       y aquí. 411

 

Apéndice A: Acerca del Folleto Junius por V.I. Lenin 439

 

V.I. Lenin: Rosa Luxemburgo fue y seguirá siendo un águila

 

Apéndice B: De “Notas de un periodista” por V.I. Lenin 452

 

 

Apéndice C: Fuera de las manos de Rosa Luxemburgo por León Trotsky      453

 

Apéndice D: Luxemburgo y la Cuarta Internacional por León Trotsky 463

 

 

https://www.elsoca.org/pdf/libreria/Rosa%20Luxemburgo%20-%20Obras%20escogidas.pdf

 

 

Rosa Luxemburgo Obras escogidas

 

https://www.prd.org.mx/libros/documentos/libros/Obras-escogidas-luxemburgo.pdf

 

 

Obras Escogidas de Rosa Luxemburg en castellano

 

 

http://grupgerminal.org/?q=node%2F449

 

Ediciones Espartaco Internacional

 

http://grupgerminal.org/?q=node/743

 

 

Mary Alice Water

 

https://www.marxists.org/espanol/tematica/mujer/autores/waters/index.htm

 

Mary Alice Water

1973.07.05 La revolución socialista y la lucha por la liberación de la mujer

 

http://grupgerminal.org/?q=node/1762

 

 

 

Archivo marxista de Internet

 

Índice en diferentes idiomas cruzados

 

https://www.marxists.org/xlang/index.htm

 

Archivo marxista

 

En español    Rosa Luxemburgo 1871 - 1919

 

https://www.marxists.org/espanol/luxem/index.htm

 

 

En inglés      Rosa Luxemburgo 1871 - 1919

 

https://www.marxists.org/archive/luxemburg/index.htm

 

En alemán          Rosa Luxemburgo 1871 – 1919

 

https://www.marxists.org/deutsch/archiv/luxemburg/index.htm

 

 

En francés         Rosa Luxemburgo 1871 – 1919

 

 

https://www.marxists.org/francais/luxembur/livres.htm

 

 

Obras Escogidas de Rosa Luxemburg en castellano

En defensa de Rosa Luxemburgpor Clara Zetkin

 

http://grupgerminal.org/?q=node%2F449

 

 

 

Más de 500 libros, la mayoría relacionados con el marxismo y algunos otros de interés general, desde autores clásicos hasta contemporáneos.

 

https://proletarios.org/biblioteca.php

 

https://proletarios.org/

 

Listado alfabético de obras de la biblioteca virtual, de la editorial Omegalfa, para descargar.

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2014/05/listado-alfabetico-de-obras-de-la.html

 

 

Carlos Marx, Federico Engels y Rosa Luxemburgo LOS NACIONALISMOS CONTRA EL PROLETARIADO

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/01/carlos-marx-federico-engels-y-rosa.html

 

 

Los nacionalismos contra el proletariado Carlos Marx  Federico Engels, libro de 151 páginas

 

https://ayanrafael.files.wordpress.com/2011/08/marx-k-engels-f-los-nacionalismos-contra-el-proletariado.pdf

 

 

Ernest Mandel. Rosa Luxemburg y la socialdemocracia alemana

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/10/ernest-mandel-rosa-luxemburg-y-la.html

 

Ernest Mandel     https://es.wikipedia.org/wiki/Ernest_Mandel

 

Archivo Ernest Mandel     (1923 - 1995)

 

https://www.marxists.org/espanol/mandel/index.htm

 

 

Michael Löwy: EL MARXISMO OLVIDADO (R. Luxemburg, G. Lukács)

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/10/michael-lowy-el-marxismo-olvidado-r.html

 

 

El marxismo olvidado (R. Luxemburg, G. Lukács) – Michael Löwy
Descarga (PDF)
Filosofía Política


http://espai-marx.net/elsarbres/review/el-marxismo-olvidado-r-luxemburg-g-lukacs-michael-lowy/

 

El marxismo olvidado (R. Luxemburg, G. Lukács) – Michael Löwy

http://espai-marx.net/elsarbres/wp-content/uploads/2020/02/lowy.pdf

 

Documentos complementarios

 



Caricatura  de Rosa Luxemburgo por  Helios Gómez

 

Galería  de Helios Gómez, el dibujante soldado 1905-1956

 

http://www.heliosgomez.org/suobra.htm

 

 

35 Webs y blogs en español imprescindibles para la clase trabajadora

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2019/08/35-webs-y-blogs-en-espanol.html

 

 

Gastón Caligaris. Revisitando el debate marxista sobre el ‘derrumbe’ del capitalismo. Una crítica metodológica, abril 2018. Debate marxista sobre la acumulación del capital y el imperialismo.

 

31 de julio de 2019

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2019/07/gaston-caligaris-revisitando-el-debate.html

 

Rosa Luxemburgo. Introducción a la economía política (1916-1917)

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2019/03/rosa-luxemburgo-introduccion-la.html



Rosa Luxemburgo. ¿Qué es la Economía? (Bibliografía complementaria)

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2019/03/rosa-luxemburgo-que-es-la-economia.html

 

Rosa Luxemburgo: Sufragio femenino y lucha de clases (1912), La mujer proletaria (1914). Cuestión de táctica [Sobre Bélgica] 4 de abril 1902.

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2019/04/rosa-luxemburgo-sufragio-femenino-y.html

 

 

Buceando en la resolución reaccionaria anticomunista del Parlamento Europeo, que amenaza con ilegalizar la ideología comunista. Crítica del Libro negro del comunismo: crímenes, terror, represión. Los procesos de Moscú y el proceso de Moscú en la España republicana. (1936-1939)

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2019/11/buceando-en-la-resolucion-reaccionaria_8.html

 

 

Daniel Bensaïd Comunismo y estalinismo Una respuesta al libro negro del comunismo

 

https://eljanoandaluz.blogspot.com/2012/04/daniel-bensaid-comunismo-y-estalinismo.html

 

 

Bibliografía imprescindible sobre la concepción marxista del poder (En Francia - Rusia- Alemania-España)

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2019/11/bibliografia-imprescindible-sobre-la.html

 

Circular anticomunista del Fiscalía General del Estado considera delito la incitación al odio hacia los nazis, protege a colectivos nazis a través de la figura penal de los delitos de odio.

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2019/11/circular-anticomunista-del-fiscalia.html

 

Segunda campaña de difamaciones y calumnias contra el POUM, indirectamente a través George Orwell por escribir contra el estalinismo

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2019/10/segunda-campana-de-difamaciones-y.html

 

Monográfico sobre el P.O.U.M., un partido marxista revolucionario, reprimido por Stalin y los estalinistas y criticado por Trotsky y los trotskistas

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2019/10/monografico-sobre-el-poum-un-partido.html

 

Anton Pannekoek. Lucha de clase y nación 1912 (Contra el nacionalismo, contra el imperialismo y la guerra: ¡revolución proletaria mundial!)

 

 26 de abril de 2019

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2019/04/anton-pannekoek-lucha-de-clase-y-nacion.html

 

Rosa Luxemburgo: Sufragio femenino y lucha de clases (1912), La mujer proletaria (1914). Cuestión de táctica [Sobre Bélgica] 4 de abril 1902

 3 de abril de 2019

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2019/04/rosa-luxemburgo-sufragio-femenino-y.html

 

Voto de mujer

 

1902: Cuestión de táctica (en HTML | en PDF)

 

https://www.marxists.org/espanol/luxem/index.htm

 

 

Rosa Luxemburgo. Introducción a la economía política (1916-1917

20 de marzo de 2019

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2019/03/rosa-luxemburgo-introduccion-la.html

 

 

Rosa Luxemburgo. ¿Qué es la Economía? (Bibliografía complementaria)

11 de marzo de 2019

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2019/03/rosa-luxemburgo-que-es-la-economia.html

 

 

Rosa Luxemburgo: Debate sobre la huelga política de masas en Bélgica y Debate sobre la huelga política de masas 1905 – 1906

30 de diciembre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburgo-debate-sobre-la-huelga_30.html

 

Rosa luxemburg: Una acción importante y estatal. (26 de noviembre de 1905) Debate sobre la huelga política de masas 1905 – 1906 quinta parte

 

 30 de diciembre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburg-una-accion-importante-y.html

 

Rosa Luxemburg: La huelga política de masas (Discurso, 14 de noviembre de 1905). Debate sobre la huelga política de masas 1905 – 1906 cuarta parte.

 

30 de diciembre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburg-la-huelga-politica-de.html

 

Rosa Luxemburgo. Discurso, Política mundial y huelga de masas. 7 de noviembre de 1905. Debate sobre la huelga política de masas 1905 – 1906 tercera parte.

 

30 de diciembre de 2018

 

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburgo-discurso-politica.html

 

 

 

Rosa Luxemburg. Revolución y huelga de masas (Discurso en el Congreso del Partido del SPD (Socialdemócrata de Alemania) en Jena, 22 de septiembre de 1905) Debate sobre la huelga política de masas 1905 – 1906 segunda parte.

 

 30 de diciembre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburg-revolucion-y-huelga-de.html

 

 

Rosa Luxemburg. Los debates en Colonia. (30/31 de mayo de 1905) Debate sobre la huelga política de masas 1905 – 1906 primera parte.

 

30 de diciembre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburg-los-debates-en-colonia.html

 

 

Rosa Luxemburgo: Debate sobre la huelga política de masas en Bélgica

 

 29 de diciembre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburgo-debate-sobre-la-huelga.html

 

 

Rosa Luxemburg: El experimento belga. Una serie de artículos del 15, 16 y 18 de mayo de 1913. Bélgica (huelga de masas) parte XI

 

 29 de diciembre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburg-el-experimento-belga-una.html

 

 

Rosa Luxemburg: Golpe a golpe (29 de junio de 1912) Bélgica (huelga de masas) parte X

 

28 de diciembre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburg-golpe-golpe-29-de-junio.html

 

Rosa Luxemburg. Y por tercera vez el experimento belga. (14 de mayo de 1902). Bélgica (huelga de masas) parte IX

 

28 de diciembre de 2018

 

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburg-y-por-tercera-vez-el.html

 

Émile Vandervelde: El experimento belga de nuevo (30 de abril de 1902) Bélgica (huelga de masas) parte VII

 

28 de diciembre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/emile-vandervelde-el-experimento-belga.html

 

Rosa Luxemburg. El experimento belga (26 de abril de 1902). Bélgica (huelga de masas) parte VII

 

27 de diciembre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburg-el-experimento-belga-26.html

 

 

 

Rosa luxemburg: La causa de la derrota (22 de abril de 1902). Bélgica (huelga de masas) parte VI

 

27 de diciembre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburg-el-experimento-belga-26.html

 

Rosa Luxemburg: ¡Sin impuestos! o ¡Sin timón! (21 de abril de 1902). Bélgica (huelga de masas) parte V

 

27 de diciembre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburg-sin-impuestos-o-sin.html

 

Rosa Luxemburg: El tercer acto. 14 y 15 de abril de 1902.Bélgica (huelga de masas) parte IV

 

27 de diciembre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburg-el-tercer-acto-14-y-15.html

 

 

Rosa Luxemburg: Saltos de la táctica (9 de abril de 1902). Bélgica (huelga de masas) parte III

 

 27 de diciembre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburg-saltos-de-la-tactica-9.html

 

Rosa Luxemburgo. Cuestión de táctica [Sobre Bélgica] 4 de abril 1902. Bélgica (huelga de masas) parte II

 

27 de diciembre de 2018

 

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburgo-cuestion-de-tactica.html

 

 

Rosa Luxemburg: La lucha contra el socialismo en Bélgica (febrero de 1895). Bélgica (huelga de masas) parte I

 

 26 de diciembre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburg-la-lucha-contra-el.html

 

Rosa Luxemburgo. Proyecto de Resolución presentada en el congreso de Jena de 1913. (Sobre la huelga de masas)

 

22 de diciembre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburgo-proyecto-de-resolucion.html

 

 

Agosto Bebel. El socialismo y la huelga general en Alemania. (1905) Congreso de Jena

 

22 de diciembre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/agosto-bebel-el-socialismo-y-la-huelga.html

 

 

Rosa Luxemburgo. Anarquistas, socialdemócratas y huelga general (17 de abril de 1912)

 

20 de diciembre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburgo-anarquistas.html

 

http://grupgerminal.org/

 

 

Rosa Luxemburg. ¿Desgaste o lucha? 1910 (27 de mayo y 3 de junio)

 

20 de diciembre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburg-desgaste-o-lucha-1910-27.html

 

 

Rosa Luxemburg. ¿Y después qué? marzo de 1910(redactado en febrero)

 

20 de diciembre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburg-y-despues-que-marzo-de.html

 

Rosa Luxemburg. Teoría y práctica [Una polémica contra la teoría del camarada Kautsky de la huelga de masas] (1910)

 

20 de diciembre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/rosa-luxemburg-teoria-y-practica-una.html

 

 

 “Dos mundos” y la tradición socialista/ Rolando Astarita [Blog]

 

18 de diciembre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/dos-mundos-y-la-tradicion-socialista.html

 

Luise Kautsky Introducción a Rosa Luxemburg: Cartas a Karl y Luise Kautsky de 1896 a 1918 y Postdata y Apéndice. 1919

 

18 de diciembre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/luise-kautsky-introduccion-rosa.html

 

Friedrich Engels. Contribución a la crítica del Proyecto de Programa Socialdemócrata de 1891 (debate sobre el Programa de Erfurt)

 

12 de diciembre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/12/friedrich-engels-contribucion-la.html

 

 

 

Franz Pfempfert. La Enfermedad Infantil de Lenin. . .y la Tercera Internacional

 

26 de noviembre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/11/franz-pfempfert-la-enfermedad-infantil.html

 

Herman Gorter. Carta abierta al camarada Lenin (1920). [Respuesta al folleto de Lenin "El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo"].

 

25 de noviembre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/11/herman-gorter-carta-abierta-al-camarada.html

 

 

Recuperar la teoría de la praxis. La cuestión sindical en la tradición marxista

 

 22 de noviembre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/11/recuperar-la-teoria-de-la-praxis-la.html

 

V. I. Lenin. El imperialismo y la escisión del socialismo. 1916

 

22 de noviembre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/11/v-i-lenin-el-imperialismo-y-la-escision.html

 

 

Vladimir Ilich Lenin. La enfermedad infantil del “izquierdismo” en el comunismo. 1920

 

20 de noviembre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/11/vladimir-ilich-lenin-la-enfermedad.html

 

 

Andreu Nin. Los Soviets: Su origen, desarrollo y funciones (1932)

 

19 de noviembre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/11/andreu-nin-los-soviets-su-origen.html

 

 

V. I. Lenin. Acerca del infantilismo "izquierdista" y del espíritu pequeñoburgués. 1918

 

15 de noviembre de 2018

 

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/11/v-i-lenin-acerca-del-infantilismo.html

 

 

Paul mattick. Luxemburgo contra Lenin (1935)

 

11 de noviembre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/11/paul-mattick-luxemburgo-contra-lenin.html

 

 

El desafío de Rosa Luxemburgo

 

8 de noviembre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/11/el-desafio-de-rosa-luxemburgo.html

 

 

Rosa Luxemburgo: Una heroína de la revolución. Hannah Arendt

 

8 de noviembre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/11/rosa-luxemburgo-una-heroina-de-la.html

 

 

Teoría Marxista del Partido Político. II (Problemas de Organización) Lenin, Rosa Luxemburgo, Georg Lukás

 

7 de noviembre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/11/teoria-marxista-del-partido-politico-ii.html

 

 

 

Daniel Bensaïd y Samy Naïr. El problema de la organización. Lenin y Rosa Luxemburgo

 

7 de noviembre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/11/daniel-bensaid-y-samy-nair-el-problema.html

 

 

 

María José Aubet. El «último error» de Rosa Luxemburg

 

 1 de noviembre de 2018


 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/11/maria-jose-aubet-el-ultimo-error-de.html

 

 

María José Aubet. Rosa Luxemburg en el movimiento revolucionario y en la II Internacional: sus críticas a Lenin y a la revolución rusa

 

1 de noviembre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/11/maria-jose-aubet-rosa-luxemburg-en-el.html

 

 

Diego Guerrero Jiménez. Sobre la cuestión nacional y los nacionalistas.

 

31 de octubre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/10/diego-guerrero-jimenez-sobre-la.html

 

 

Michael Löwy: EL MARXISMO OLVIDADO (R. Luxemburg, G. Lukács)

 

25 de octubre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/10/michael-lowy-el-marxismo-olvidado-r.html

 

Rosa Luxemburg: Cartas de prisión (1918)

 

25 de octubre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/10/rosa-luxemburg-cartas-de-prision-1918.html

 

 

 

Rosa Luxemburgo: Cartas de Amor

 

24 de octubre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/10/rosa-luxemburgo-cartas-de-amor.html

 

 

Biografía gráfica de Rosa Luxemburgo

 

24 de octubre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/10/biografia-grafica-de-rosa-luxemburgo.html

 

 

Leo Jogiches: Una carta de prisión a Sophie Liebknecht del 7 de septiembre de 1918

 

24 de octubre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/10/leo-jogiches-una-carta-de-prision.html

 

 

Ernest Mandel. Rosa Luxemburg y la socialdemocracia alemana

 

24 de octubre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/10/ernest-mandel-rosa-luxemburg-y-la.html

 

 

Rosa Luxemburgo: Guerra a la guerra

 

 22 de octubre de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/10/rosa-luxemburgo-guerra-la-guerra.html

 

 

Rosa Luxemburg: Reconstruyendo la Internacional (1915)

 

22 de octubre de 2018

 

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/10/rosa-luxemburg-reconstruyendo-la.html

 

 

 

Rosa Luxemburgo: La acrobacia programática de los socialpatriotas (1902). Rosa Luxemburgo: La cuestión nacional (sexta parte)

 

 24 de enero de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/01/rosa-luxemburgo-la-acrobacia.html

 

Rosa Luxemburgo: La memoria del "Proletariado" 1903. Rosa Luxemburgo La cuestión nacional (quinta parte)

 

21 de enero de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/01/rosa-luxemburgo-la-memoria-del.html

 

 

Rosa Luxemburgo En defensa de la nacionalidad (1900). Lenin El orgullo nacional de los rusos 1914. Rosa Luxemburgo La cuestión nacional (cuarta parte)

 

18 de enero de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/01/rosa-luxemburgo-en-defensa-de-la.html

 

 

Carlos Marx, Federico Engels y Rosa Luxemburgo LOS NACIONALISMOS CONTRA EL PROLETARIADO

 

11 de enero de 2018

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/01/carlos-marx-federico-engels-y-rosa.html

 

[Libro] Raya Dunayevskaya Rosa Luxemburgo La liberación femenina y la filosofía marxista de la Revolución

 

 1 de diciembre de 2017

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2017/12/libro-raya-dunayevskaya-rosa-luxemburgo.html

 

[Libro] Raya Dunayevskaya Rosa Luxemburgo La liberación femenina y la filosofía marxista de la Revolución

 

https://praxisenamericalatina.org/wp-content/uploads/2019/11/Rosa-Luxemburgo.pdf

 

 

Rosa Luxemburgo, la liberación femenina y la filosofía marxista de la revolución


Raya Dunayevskaya


http://rosalux.org.mx/sites/default/files/node_gallery/rosa_luxemburgo_por_dunayevskaya.pdf

 

 

 

Georges Haupt Los marxistas frente a la cuestión nacional: La historia del problema. Rosa Luxemburgo La cuestión nacional (tercera parte)

 

28 de noviembre de 2017

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2017/11/georges-haupt-los-marxistas-frente-la.html

 

Discurso de Dionisio Inca Yupanqui en las Cortes de Cádiz. 16 de diciembre 1810

 

27 de noviembre de 2017

 

Un pueblo que oprime a otro no puede ser libre.

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2017/11/discurso-de-dionisio-inca-yupanqui-en.html

 

Texto que critica V.I. Lenin, en su obra. V. I. El derecho de las naciones a la autodeterminación. Escrito: Entre febrero y mayo de 1914

 

Rosa Luxemburgo La cuestión nacional y la autonomía  (1909) (segunda parte)

 

26 de noviembre de 2017

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2017/11/rosa-luxemburgo-la-cuestion-nacional.html

 

 

Rosa Luxemburgo. 5. La cuestión nacional y la autonomía (1908)

 

 26 de noviembre de 2017

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2017/11/rosa-luxemburgo-5-la-cuestion-nacional.html

 

 

Rosa Luxemburgo La cuestión polaca en el Congreso Internacional en Londres (1896)

 

 

 26 de noviembre de 2017

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2017/11/rosa-luxemburgo-la-cuestion-polaca-en.html

 

Rosa Luxemburgo 4. Centralización y autonomía

 

25 de noviembre de 2017

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2017/11/rosa-luxemburgo-4-centralizacion-y.html

 

Rosa Luxemburgo. 3. Federación, centralización y particularismo (1909)

 

25 de noviembre de 2017

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2017/11/rosa-luxemburgo-3-federacion.html

 

Rosa Luxemburgo 2. El Estado-nación y el proletariado (1909)

 

25 de noviembre de 2017

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2017/11/rosa-luxemburgo-2-el-estado-nacion-y-el.html

 

Rosa Luxemburgo. 1. El derecho de las naciones a la autodeterminación (1909

 

 24 de noviembre de 2017

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2017/11/rosa-luxemburgo-1-el-derecho-de-las.html

 

Rosa Luxemburgo El estado-nación y el proletariado

 

24 de noviembre de 2017

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2017/11/rosa-luxemburgo-el-estado-nacion-y-el.html

 

El origen del derecho de autodeterminación de Lenin es desde el  1903

 

Rosa Luxemburgo y la cuestión nacional (primera parte)

 

23 de noviembre de 2017

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2017/11/rosa-luxemburgo-y-la-cuestion-nacional.html

 

Textos sobre la cuestión nacional (Rosa Luxemburgo) Ediciones de la Torre 1977

 

https://bibliothequedumarxisme.files.wordpress.com/2017/10/textos-sobre-la-cuestion-nacion-luxemburg-rosa.pdf

 

Textos sobre la cuestión nacional (Rosa Luxemburgo) Ediciones de la Torre 1977

 

https://bataillesocialiste.wordpress.com/2013/08/19/textos-sobre-la-cuestion-nacional-rosa-luxemburgo/

 

 

Rosa Luxemburgo Cuestiones organizativas de la socialdemocracia rusa [¿Leninismo o marxismo?] (1904)

Problemas organizativos de la Socialdemocracia

15 de noviembre de 2017

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2017/11/rosa-luxemburgo-cuestiones.html

 

 

Rosa Luxemburgo. Liebknecht

 

25 de septiembre de 2017

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2017/09/rosa-luxemburgo-liebknecht.html

 

 

Rosa Luxemburgo. El folleto Junius: La crisis de la socialdemocracia alemana. 1915

 

14 de diciembre de 2016

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/12/rosa-luxemburgo-el-folleto-junius-la.html

 

Rosa Luxemburgo. Tesis sobre las tareas de la socialdemocracia de la internacional (1916)

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/11/rosa-luxemburgo-tesis-sobre-las-tareas.html

 

 

 

 

Rosa Luxemburgo. La Huelga de masas, partido político y los sindicatos (1906)

 

8 de diciembre de 2016

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/12/rosa-luxemburgo-la-huelga-de-masas.html

 

 

 

Rosa Luxemburgo. La Revolución en Alemania de noviembre de 1918 y la Revolución en Rusia de octubre de 1917

 

15 de noviembre de 2016

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/11/rosa-luxemburgo-la-revolucion-en.html

 

Rosa Luxemburgo y la revolución alemana

 

https://www.fundacionfedericoengels.net/index.php/54-colecciones/marxismo-hoy/marxismo-hoy-n-21/337-rosa-luxemburgo-y-la-revolucion-alemana

 

 

 

Rosa Luxemburgo. Discurso ante el congreso de formación del Partido Comunista Alemán

 

13 de noviembre de 2016

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/11/rosa-luxemburgo-discurso-ante-el.html

 

Sobre la Cuestión nacional

 

Rosa Luxemburgo. Tesis sobre las tareas de la socialdemocracia internacional (1916)

 

 8 de noviembre de 2016


El pensamiento de Rosa Luxemburgo.  Antología a cargo de Mª José Aubet 

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/11/rosa-luxemburgo-tesis-sobre-las-tareas.html

 

 

J. Peter Nettl. Rosa Luxemburgo

 

5 de noviembre de 2016

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/11/j-peter-nettl-rosa-luxemburgo.html

 

[Libro]   J.P. Nettl, Rosa Luxemburgo (México, Ediciones Era, 1974. 622 pág.

https://edisciplinas.usp.br/pluginfile.php/3812128/mod_resource/content/2/%C2%B4Rosa%20Luxemburgo.pdf

 

 

 

Claudio Albertani. La tragedia de León Trotsky

 

1 de noviembre de 2016

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/11/claudio-albertani-la-tragedia-de-leon.html

 

 

Rosa Luxemburgo. El Programa de Espartaco. ¿Qué quiere la Liga Espartaco? Nuestro programa y la situación política 1918

 

26 de octubre de 2016

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/10/rosa-luxemburgo-el-programa-de.html

 

 

Programa de la Liga Spartakus y otros escritos Rosa Luxemburg

 

                                        Índice

 

En memoria del partido “proletario”. 1903

 

Militarismo, guerra y clase obrera.

 

Los objetivos de Spartakus (programa de la Liga Spartakus)

 

 (Notas sobre la guerra, la cuestión nacional y la revolución) 1918

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com.es/2015/09/programa-de-la-liga-spartakus-y-otros.html

 

(Notas o fragmentos sobre la guerra, la cuestión nacional y la revolución). 1918

Rosa Luxemburg 

Mientras el odio de clase contra el proletariado y su revolución social que amenaza con inminencia se ha convertido en la norma orientadora absoluta para todo el hacer o dejar de hacer de las clases burguesas, para su programa de paz y su política futura, ¿qué hace el proletariado internacional? ¡Completamente ciego ante las lecciones de la revolución rusa, olvidando el abc del socialismo, persigue el mismo programa de paz que la burguesía! ¡lo adopta como su propio programa! ¡Viva Wilson y la Sociedad de Naciones! ¡Viva la autodeterminación nacional y el desarme! Ésta es ahora la bandera bajo la que de repente se agrupan los socialistas de todos los países, junto con los gobiernos imperialistas de la Entente, con los partidos más reaccionarios, los arribistas socialistas-gubernamentales, los socialistas de pantano oposicionistas “fieles a los principios”, los pacifistas burgueses, los utópicos pequeñoburgueses, los Estados nacionalistas de reciente constitución, los imperialistas alemanes en bancarrota, el Papa, los verdugos finlandeses del proletariado revolucionario, los sicarios ucranianos pagados por el militarismo alemán.

 

En Polonia, los Daszynskis, en estrecha unión con los nobles de Galitzia y con la gran burguesía de Varsovia; en la Austria alemana, los Adler, Renner, Otto Bauer y Julius Arm, mano a mano con los social-cristianos, los agrarios y los nacionales-alemanes, en Bohemia, los Soukup y Nemec formando en cerrada falange con todos los partidos burgueses: ¡qué conmovedora conciliación general de las clases! Y por encima de toda esta embriaguez nacional, la bandera internacional de la paz. En todas partes, los socialistas les sacan las castañas del fuego a la burguesía, ayudan con su crédito y su ideología a salvar y cubrir la bancarrota moral de la sociedad burguesa, ayudan a renovar y a consolidar el dominio de clase de la burguesía.

 

Y la primera consagración práctica de esta untosa política es el aplastamiento de la revolución rusa y la desmembración (?) de Rusia.

 

Es la misma política que el 4 de agosto de 1914 sólo que, ante el espejo cóncavo de la paz, puesta cabeza abajo. La capitulación en la lucha de clases y la alianza con las burguesías nacionales respectivas con vistas a una matanza recíproca en la guerra se convierten en un acuerdo internacional a escala mundial por una “paz mediante el entendimiento”. Todo acaba en lo más vulgar, en lo más banal, en un cuento de niñera, en una historia rosa de cine: de pronto, el capital ha desaparecido, los antagonismos de clase se han esfumado. Desarme, paz, democracia, armonía de las naciones. La fuerza se inclina ante el derecho, el débil no es pisoteado. En lugar de cañones, Krupp producirá… lucecitas para Navidad; la ciudad americana Gari (?) se va a transformar en un jardín de infancia Fröbel. Arca de Noé donde el cordero pasta tranquilamente al lado del lobo, donde el tigre ronronea con los ojos entreabiertos como una gran gata doméstica, mientras que el antílope le rasca con el cuerno detrás de la oreja y el león y la cabra juegan a la gallina ciega. Y todo esto gracias a la fórmula mágica de Wilson, el presidente de los multimillonarios americanos; todo esto con la ayuda de Clemenceau, Lloyd George y el príncipe Max van Baden ¡Desarme después de que Inglaterra y América se han convertido en dos nuevos militarismos! Suministra el Japón. Después de que la técnica se haya perfeccionado infinitamente. ¡Después de que el capital financiero y armamentista se haya metido en el bolsillo a todos los Estados a causa de la deuda pública! Después de que las colonias… sigan siendo colonias. La idea de la lucha de clases capitula ante la idea nacional. Parece como si la armonía de las clases en cada nación sea la premisa y el complemento de la armonía entre las naciones que ha de salir de la guerra con la Sociedad de Naciones”. Por el momento pinta nacionalismo. Por todas partes naciones y nacioncitas proclaman sus derechos a la constitución de un Estado. Cadáveres putrefactos surgen de tumbas centenarias, llenos de una nueva vida, y pueblos “sin historia” que nunca habían constituido un Estado independiente sienten la imperiosa necesidad de erigir su Estado. Polacos, ucranianos, rusos blancos, checos, yugoslavos, diez nuevas naciones en el Cáucaso… los sionistas construyen ya su ghetto de Palestina, de momento en Filadelfia…, en el Blockberg nacionalista es hoy la noche de los Walpurgis.

 

Lleva una escoba, lleva un bastón

Nunca volará quien hoy no voló.


Pero el nacionalismo sólo es una fórmula. El núcleo, el contenido histórico que se esconde detrás de ella es tan variado y ramificado como vacía y estrecha es la fórmula de la “autodeterminación nacional” detrás de la que se oculta.

 

Como en todo gran período revolucionario es ahora cuando se pasan las más diversas facturas, viejas y nuevas, cuando se ajustan cuentas de todos los conflictos: en una mezcla polícroma de restos anticuados del pasado con las más actuales cuestiones del presente y con problemas del futuro que apenas han visto la luz. El hundimiento de Austria y de Turquía es la última liquidación todavía, del medioevo feudal, una adición al trabajo de Napoleón. En relación, sin embargo, con el hundimiento y con la reducción de Alemania, es la bancarrota del imperialismo más joven y más potente y de sus planes de dominación mundial forjados durante la guerra. Al mismo tiempo representa sólo la bancarrota de un método especial de dominación imperialista: el método de la reacción del este del Elba y de la dictadura militar, del estado de sitio y de los métodos de exterminio; es el hundimiento de la estrategia Trotha, transferida de los hereros del desierto de Kalahari a Europa. El hundimiento de Rusia, desde un punto de vista exterior y formal, fijándonos en sus resultados, la formación de nuevos estados nacionales pequeños, y análogamente los hundimientos de Austria y de Turquía, entrañan un problema opuesto: por una parte, capitulación de la política proletaria a escala nacional ante el imperialismo, por otra, contrarrevolución capitalista frente a la toma del poder por el proletariado.

 

Un K(autsky), en su esquematismo pedante, de maestro de escuela, ve en esto el triunfo de la “democracia”, de la cual el Estado nacional no sería sino simple accesorio y forma de manifestarse. El vacuo formalista pequeño-burgués se olvida, naturalmente, de mirar en el núcleo histórico interno, se olvida, en tanto que experimentado guardián del templo del materialismo histórico, de que “Estado nacional” y “nacionalismo” son en sí cáscaras vacías en las que cada época histórica y las relaciones de clase de cada país vierten su contenido material peculiar. En los años setenta, los “Estados nacionales” alemán e italiano eran la consigna y el programa del Estado burgués, del dominio de clase de la burguesía, cuya lucha apuntaba contra el pasado feudal-medieval, el Estado patriarcal-burocrático y el fraccionamiento de la vida económica. En Polonia, el “Estado nacional” era la consigna tradicional de la oposición aristocrático-agraria y pequeñoburguesa enfrentada al moderno desarrollo capitalista, una consigna que apuntaba precisamente a los fenómenos modernos de la vida: tanto contra el liberalismo burgués como contra su antípoda, el movimiento obrero socialista. En el Balcán, en Bulgaria, Serbia y Rumania, el nacionalismo, cuya tremenda erupción marcó las dos sangrientas guerras balcánicas como preludios de la guerra mundial, era por una parte la expresión del desarrollo capitalista ascendente y del dominio de clase burgués en todos esos países, expresión de los intereses contradictorios, tanto de esas burguesías entre sí, como de los que estaban en juego en el choque de sus tendencias de desarrollo contra el imperialismo austríaco. Pero al mismo tiempo, el nacionalismo en esos estados, aun cuando en su esencia no sea sino expresión de un capitalismo muy joven, todavía en germen, estaba y sigue estando envuelto en toda la atmósfera general de las tendencias imperialistas. En Italia el nacionalismo ya no es, por sus cuatro costados, más que estandarte, con exclusividad, de apetitos puramente imperialistas-coloniales. Este nacionalismo de la guerra de Trípoli y de las apetencias albanesas se parece tan poco al nacionalismo italiano de los años cincuenta y sesenta como el Sr. Sonnino a Giuseppe Garibaldi.

 

En la Ucrania rusa el nacionalismo no fue hasta la revolución de octubre de 1917 en Petersburgo nada, una insignificancia, una pompa de jabón, una humorada de unas cuantas docenas de profesores y abogados que, por lo demás, en su mayoría ni sabían hablar ucraniano. Después de la revolución bolchevique, se ha convertido en la expresión de un interés muy real de la contrarrevolución pequeño-burguesa, que apunta contra la clase obrera socialista. En India el nacionalismo es la expresión de la burguesía indígena ascendente que aspira a explotar autónomamente el país por su cuenta en vez de servir sólo de objeto de la expoliación del capital inglés. Este nacionalismo, por consiguiente, corresponde por su contenido social y por el nivel histórico en que se halla a las luchas de emancipación de los Estados Unidos de América a comienzos del siglo XVIII.

 

Vemos, pues, que el nacionalismo refleja todo tipo de intereses, matices y situaciones históricas imaginables: no es sino la cáscara ideológica; todo depende de cuál sea el núcleo determinante.

 

La momentánea explosión mundial general del nacionalismo esconde pues en su interior la más polícroma confusión de intereses especiales y tendencias diversas. Pero a través de todos estos intereses especiales corre marcando la orientación el hilo rojo de un interés general engendrado por la peculiar situación histórica que atravesamos: el interés común enfrentado a la amenazante revolución mundial proletaria.

 

Al tener como resultado el dominio de los bolcheviques, la revolución rusa ha puesto el problema de la revolución social en el orden del día de la historia. Ha agudizado al máximo y universalmente el conflicto de clases entre el capital y el trabajo. De pronto ha abierto entre las dos clases un profundo abismo del que surgen vapores volcánicos y llamas de fuego. De la misma manera que en su época el levantamiento de junio del proletariado de París y la masacre de junio dividieron en la práctica por vez primera a la sociedad burguesa en dos clases contrapuestas entre las que no podía haber sino una sola ley, la lucha a vida o muerte, así también el poder bolchevique en Rusia ha situado prácticamente a la sociedad burguesa cara a cara con esa lucha final a vida o muerte. Ha destrozado y eliminado el mito de una clase obrera domesticada con la que es posible arreglarse pacíficamente, por las buenas; de un socialismo que no hace sino fanfarronear con discursos teóricos inofensivos, pero que en la práctica sigue fielmente el principio de “vive y deja vivir”. Un mito alimentado por la praxis de los últimos treinta años de la Socialdemocracia alemana y, tras sus huellas, de toda la Internacional. De un violento puñetazo la revolución rusa ha destruido, de pronto, un modus vivendi entre capitalismo y socialismo alimentado por el último medio siglo de parlamentarismo. A causa de ella el socialismo ha pasado de inocua fraseología de agitación electoral proyectada a un futuro nebuloso, a convertirse en un problema vitalmente serio concerniente al aquí y al ahora. Ha abierto brutalmente la vieja y terrible herida de la sociedad burguesa cicatrizada después de las jornadas parisienses de junio de 1848.

 

Pero todo esto, de momento, sólo en la consciencia de las clases dominantes. Al igual que las jornadas de junio llevaron momentáneamente, con la violencia de una descarga eléctrica, a la consciencia de la burguesía de todos los países las certezas del carácter irreconciliable de su enfrentamiento con la clase obrera, inundando su corazón de un odio mortal contra el proletariado, mientras que los trabajadores de todos los países necesitaron incluso decenios para apropiarse de las enseñanzas de las jornadas de junio, la consciencia del antagonismo de clase, el mismo fenómeno está dándose en la actualidad: la revolución rusa ha despertado en todas las clases poseedoras de todos los países del mundo un pánico y un odio feroces, fulminantes, temblorosos ante el espectro amenazante de la dictadura política que no se puede comparar más que con los sentimientos que experimentó la burguesía parisiense durante la masacre de junio y el aplastamiento de la Comuna. El “bolchevismo” se ha convertido en la palabra-clave del socialismo revolucionario práctico, en la palabra-clave de las aspiraciones de la clase obrera a la conquista del poder. El mérito histórico del bolchevismo estriba en ese ensanchamiento del abismo social de la sociedad burguesa, en esa profundización y agudización del antagonismo de clase y ante este logro (como ocurre siempre en todos los grandes acontecimientos históricos) desaparecen por insignificantes todas las faltas y errores particulares del bolchevismo.

 

Estos sentimientos son hoy la esencia última de los delirios nacionalistas en los que aparentemente se ha sumido el mundo capitalista; son el contenido histórico objetivo al que se reduce en realidad el muestrario multicolor de los sedicentes nacionalismos. En todas las pequeñas jóvenes burguesías que aspiran ahora a una existencia independiente alienta no sólo el deseo de alcanzar un dominio de clase sin trabas ni tutelas sino también el de hacerse con la delicia, de la que durante tanto tiempo se han visto privadas, de estrangular con sus propias manos al enemigo mortal, el proletariado revolucionario, función ésta que hasta ahora habían tenido que confiar al tosco aparato estatal de la dominación extranjera. El odio, como el amor, sólo de mala gana se pone en manos de terceros. Las orgías de sangre de Mannerheim, el Gallifet finlandés, muestran hasta qué punto el odio acumulado en la incandescencia del último año anida en el corazón de todas estas “pequeñas naciones” y cómo todos los polacos, lituanos, rumanos, ucranianos, checos, croatas, etc., no esperan sino la posibilidad de destripar de una vez ellos mismos, con medios “nacionales”, al proletariado revolucionario. En todas estas “jóvenes” naciones que como si fueran blancos e inocentes corderillos retozan en la pradera de la historia mundial, brilla ya la terrible mirada del feroz tigre que espera al primer amago de “bolchevismo” para proceder a un “ajuste de cuentas”. Detrás de todos los idílicos banquetes y de las fervorosas fiestas de confraternización que se celebran en Viena, en Praga, en Agram, en Varsovia, se abren ya las fosas a cielo abierto de Mannerheim que los guardias rojos mismos tuvieron que cavarse, se perfilan como sombras confusas las horcas de Jarkov, a cuya erección los Lubinskys y los Holubovitchs invitaron a los “libertadores” alemanes en Ucrania.

 

Y la misma idea de base domina todo el programa democrático de paz de Wilson. La “Sociedad de Naciones” en la atmósfera de embriaguez por la victoria que reina en el imperialismo anglo-americano y en la atmósfera que ha creado para terror de la escena mundial el espectro del bolchevismo, sólo puede ser una cosa: una alianza burguesa mundial para la represión del proletariado. La primera víctima todavía humeante que el sumo sacerdote Wilson llevará ante sus augures del Arca de la alianza de la “Sociedad de Naciones” será la Rusia bolchevique sobre la que se lanzarán las “naciones autodeterminadas” todas juntas, vencedoras y vencidas.

 

Las clases dirigentes dan prueba aquí una vez más de su infalible instinto para todo lo concerniente a sus intereses de clase, de su sensibilidad maravillosa para los peligros que les puedan amenazar. Mientras que externamente el tiempo que hace es el mejor para la burguesía y los proletarios de todos los países se embriagan con las brisas primaverales del nacionalismo y de la sociedad de naciones, la sociedad burguesa siente como crujen todos sus miembros y esto le anuncia un inminente cambio radical en el barómetro histórico. Mientras los socialistas, con estúpido celo, les sacan como “ministros nacionales” las castañas de la paz del fuego de la guerra mundial, la sociedad burguesa ve ya perfilarse a sus espaldas la inminente e inevitable fatalidad que se anuncia: ve cómo se acerca el fantasma gigantesco de la revolución social mundial, que ha penetrado en el escenario por la parte de atrás.

La imposibilidad objetiva de solucionar las tareas ante las que la sociedad burguesa se ve enfrentada es lo que hace inevitable la revolución mundial y lo que eleva al socialismo a necesidad histórica.

Nadie puede predecir cuánto ha de durar este período postrero, qué formas va a adoptar. La historia ha abandonado los senderos trillados, ha dejado de marchar al cómodo trote. Cada nuevo paso y cada nueva curva del camino abren nuevas perspectivas y muestran un nuevo escenario.

 

Lo importante es aprehender el verdadero problema de este período. Y este problema es: la dictadura del proletariado, la realización del socialismo. Las dificultades de la tarea no residen en la fortaleza del enemigo, en las resistencias de la sociedad burguesa. Su última ratio, el ejército, se ha tornado por la guerra inservible para reprimir al proletariado, incluso se ha convertido en revolucionario. Su base de existencia material, el mantenimiento de la sociedad, ha salido destrozada de la guerra. Su base de existencia moral, la tradición, la rutina, la autoridad, se han dispersado a los cuatro vientos. Todo el tejido se ha soltado, se ha hecho más fluido y móvil. Las condiciones para la lucha por el poder se han hecho más favorables de lo que nunca en la historia del mundo lo fueron para una clase ascendente. El poder puede caer en el regazo del proletariado como una fruta madura. La dificultad reside en el proletariado mismo, en su inmadurez, más bien en la inmadurez de sus dirigentes, de los partidos socialistas. La clase obrera se resiste a dar el paso, se asusta una y otra vez ante la inmensidad incierta de sus tareas. Pero tiene que hacerlo, tiene que hacerlo. La historia le cierra todas las salidas excepto una: conducir fuera de la noche y del horror a la humanidad tiranizada y llevarla a la luz de la liberación. El fin de la guerra mundial no puede ser otro que… (ilegible) … y d… (ilegible)…. Puede… (ilegible)…

 

Página 48

Fuente:https://www.marxists.org/espanol/luxem/1918/programspartakus.pdf

 

Rosa Luxemburgo   (Fragmentos sobre la guerra, la cuestión nacional y la revolución)  (1918)

 

Versión catalana establecida desde: "Fragmentos sobre la guerra, la cuestión nacional y la revolución", en Escritos Políticos, Grijalbo, Barcelona, 1977, páginas 595-606. Disponible en .pdf .

 

https://www.marxists.org/catala/luxemburg/1918/12/fragmentsguerra.htm

 

 

Militarismo, guerra y clase obrera (Palabras pronunciada ante el tribunal de Frankfurt) 20 de febrero 1914 pág. 20

 

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Mis abogados defensores han demostrado jurídicamente de sobra la nulidad de hecho de los cargos de la acusación. Yo, por tanto, quisiera considerar la acusación desde un punto de vista diferente. Tanto en la exposición oral a que ha procedido hoy el Señor Fiscal como en su acta escrita de acusación juega un gran papel no sólo la literalidad de mis manifestaciones que han sido incriminadas sino, todavía más, la interpretación y la tendencia presuntamente inherentes a tales palabras. Repetidamente y con el mayor énfasis ha subrayado el señor Fiscal lo que, según él, yo sabía y quería mientras formulaba mis manifestaciones en aquellos mítines. Ahora bien, sobre ese momento psicológico interno de mi discurso, sobre mi conciencia, nadie es, desde luego, más competente que yo y sobre todo nadie sino yo puede dar explicaciones completas y fundamentadas.

 

Ya desde este momento quiero hacer notar que estoy plenamente dispuesta a darle al Señor Fiscal y a ustedes, Señores Jueces, explicaciones detalladas. Y para ir directamente a la cuestión principal quiero dejar desde ahora bien sentado que lo que el Señor Fiscal, apoyándose en las declaraciones de sus testigos de cargo, ha descrito aquí como mis pensamientos, mis intenciones y mis sentimientos no ha sido sino una banal y vulgar caricatura tanto de mi discurso como del procedimiento de agitación socialdemócrata en general. Al escuchar las afirmaciones del Fiscal no pude sino reírme y pensar para mis adentros: de nuevo un ejemplo típico de la poca cultura formal que hace falta para entender las ideas socialdemócratas, para entender nuestro pensamiento en toda su complejidad, finura científica y profundidad histórica cuando la pertenencia de clase coloca obstáculos para acceder a aquélla. Si hubiesen preguntado, Señores Jueces, al trabajador más simple e inculto de los miles que acuden a mis mítines, les habría mostrado un cuadro completamente diferente, una impresión totalmente distinta, de mis manifestaciones. Sí: los hombres y las mujeres sencillos del pueblo trabajador están mucho mejor preparados para captar un pensamiento, el nuestro, que se refleja en el cerebro de un Fiscal prusiano, como en un espejo convexo, caricaturizado. Quiero demostrar esto profundizando más en algunos puntos.

 

El Señor Fiscal ha repetido en varias ocasiones que aun antes de llegar a pronunciar las palabras que han sido incriminadas y que constituyeron, supuestamente, el punto culminante de mi discurso estuve “soliviantando sin medida” a los miles de personas presentes en aquel mitin. A esto tengo que replicar: ¡Señor Fiscal, nosotros los socialdemócratas no nos dedicamos a soliviantar! Porque, ¿qué quiere decir “soliviantar”? ¿Acaso intenté azuzar a los reunidos diciéndoles: Cuando lleguéis como alemanes en tiempo de guerra a un país enemigo, por ejemplo a China, devastadlo todo de manera que en cien años ningún chino se atreva a mirar de reojo a un alemán? Si hubiese hablado así, sí que habría soliviantado a la concurrencia. ¿O es que acaso intenté instilar entre las masas reunidas el oscurantismo nacional, el chovinismo, el desprecio y el odio hacia otras razas y pueblos? Eso sí que habría sido soliviantar.

 

Pero es que no hablé así; jamás hablaría así un socialdemócrata con educación. Lo que yo hice en aquel mitin de Frankfurt y lo que nosotros, los socialdemócratas, hacemos continuamente de palabra y por escrito es esclarecer, hacer conscientes a las masas trabajadoras de sus intereses de clase y de sus tareas históricas, poner ante ellas de manifiesto las grandes líneas del desarrollo histórico, las tendencias que muestran las transformaciones económicas, políticas y sociales que se producen en las entrañas de nuestra sociedad actual y que conducen, con férrea necesidad, a que un día, llegados a un cierto nivel de desarrollo, el orden social establecido se vea desplazado y en su lugar se coloque el orden social superior, socialista. Así agitamos nosotros, así elevamos nosotros, a través de la acción ennoblecedora de la perspectiva histórica, sobre cuyo suelo nos colocamos, la vida moral de las masas. Sobre la base de estos mismos grandes puntos de vista conducimos (porque entre nosotros, socialdemócratas, todo se agrega hasta constituir una visión del mundo armónica, coherente, científicamente fundamentada) también nuestra agitación contra la guerra y el militarismo. Y si el Señor Fiscal con sus miserables testigos de cargo no entiende todo esto más que como un simple empeño de soliviantar, hay que decir que la tosquedad y el simplismo de su modo de ver es consecuencia, única y exclusivamente, de la incapacidad del Fiscal para pensar en moldes socialdemócratas.

 

Por otra parte, el Señor Fiscal ha aludido más de una vez a mis presuntas instigaciones al “asesinato de superiores jerárquicos”. Esas instigaciones veladas, pero comprensibles para cualquiera, al asesinato de oficiales tendrían que sacar a la luz, muy particularmente, la negrura de mi alma y lo altamente peligrosas que son mis intenciones. Ahora bien, les ruego que acepten por un momento incluso que las palabras que se han puesto en mi boca son las verdaderas. En ese caso, tras pensarlo un poco no tendrán más remedio que reconocer que el Fiscal en verdad (con la loable intención de pintarme con los tonos más negros posibles) ha desvariado a este respecto con exceso. Porque, ¿en qué circunstancias y contra qué “superiores” habría yo instigado a matar? El acta de acusación misma dice que yo habría preconizado para Alemania el sistema de milicias y abría definido como lo esencial de ese sistema la obligación por parte de los milicianos de llevarse a sus casas (como ocurre en Suiza) el armamento ligero. Y entonces (entiéndase bien: entonces) habría añadido la observación de que las armas también podrían volverse en alguna ocasión en una dirección distinta a la deseada por los detentadores del poder. La cosa está, pues, clara: el Señor Fiscal me inculpa de haber instigado al asesinato no de los oficiales del Ejército alemán actual sino ¡contra los superiores de las milicias alemanas del futuro! Nuestra propaganda a favor del sistema de milicias es atacada de la forma más dura y a mí misma se me cuenta en la acusación como delito. Y justo en estas condiciones el Fiscal se siente en el deber de asumir la defensa de la vida por mí amenazada de los oficiales de ese denostado sistema de milicias. Un paso más y el Señor Fiscal, en el ardor de la batalla, presentará contra mí la acusación de ¡instigar a atentados contra el presidente de la futura República Alemana!

 

Pero ¿qué dije yo en realidad acerca del llamado asesinato de superiores jerárquicos? ¡Algo completamente distinto! En mi discurso hice referencia al hecho de que los defensores oficiales del militarismo actual suelen justificar éste acudiendo a la frase de la necesaria defensa de la patria. Pero si se tratase en verdad de un interés de la patria entendido con franqueza y sinceridad (seguí diciendo) las clases dominantes no tendrían otra cosa que hacer más que llevar a la práctica el viejo punto del programa socialdemócrata que exige un sistema de milicias. Porque este sistema es la única garantía segura de defensa de la patria, ya que sólo el pueblo libre que se enfrenta por propia decisión contra el enemigo constituye el único bastión suficiente y digno de confianza para la defensa de la libertad y la independencia de la patria. Sólo entonces podría decirse: ¡Patria querida, puedes estar tranquila! ¿Por qué razón, pregunté, los defensores oficiales de la patria no quieren saber nada de este sistema de defensa, el único eficaz? Sólo porque lo que a ellos les importa precisamente no es en primer lugar, ni en segundo, la defensa de la patria: sino la guerra imperialista de conquista, para la cual la milicia no sirve. Y por otra parte, las clases dominantes tienen sus temores en poner las armas en manos del pueblo trabajador por la razón de que su mala consciencia de explotadores les hace recelar que las armas también podrían volverse en alguna ocasión en una dirección distinta a la deseada por los detentadores del poder.

 

O sea: lo que yo formulé en su momento como los temores de las clases dominantes ¡se me imputa ahora por el Fiscal, en base a la palabra de sus torpes testigos de cargo, como si se tratase de mi propia exhortación! Aquí tienen una muestra más de la confusión que ha creado en su cerebro la incapacidad absoluta de seguir el pensamiento socialdemócrata.

 

Es igualmente falsa la afirmación de la acusación que pretende que yo ponderé el ejemplo holandés, en cuyo ejército colonial están facultados para matar al oficial que les maltrate. En realidad hablé en aquel momento, en relación con el militarismo y los malos tratos a los soldados, de nuestro inolvidable dirigente August Bebel (en inglés aquí , en alemán aquí) y recordé que uno de los más importantes capítulos de su actividad fue la lucha que llevó en el Reichstag en contra de los malos tratos a los soldados, citando como ilustración de estos diversos discursos de Bebel que pueden encontrarse en las actas taquigráficas de los debates del Reichstag (las cuales, hasta donde llega mi información, están legalmente autorizadas) y entre esos discursos hice referencia a lo que Bebel dijo, en el año 1893, acerca de los usos en el ejército colonial holandés. Como ven, Señores, también a este respecto el celo puesto por el Señor Fiscal le ha gastado una mala pasada: tendría que haber dirigido su acusación, en cualquier caso, no contra mí sino contra otra persona.

 

Pero pasemos ya al punto capital de la acusación. El Señor Fiscal deriva su cargo principal, es decir, la afirmación de que en las manifestaciones mías que fueron incriminadas yo exhortaba a los soldados a desobedecer en caso de guerra las órdenes y a no disparar contra el enemigo, de una deducción que a él le parece evidentemente de una fuerza demostrativa irrefutable y de una lógica concluyente. En su deducción procede el Señor Fiscal del siguiente modo: dado que yo agitaba contra el militarismo, dado que quería impedir la guerra, obviamente no podía seguir otro camino ni imaginar otro medio más eficaz que exhortar directamente a los soldados diciéndoles: Cuando se os ordene disparar, ¡no disparéis! Pues no es verdad, Señores Jueces, ¡qué conclusión más poco convincente, qué lógica más irresistible! Permítanme que lo diga con toda claridad: esa lógica y esa conclusión se derivan de la concepción propia del Señor Fiscal, no de la mía, no de la de la Socialdemocracia. Les ruego que en este punto presten la mayor atención. Yo digo: la conclusión de que el único medio eficaz para impedir las guerras consiste en dirigirse directamente a los soldados y exhortarles a que no disparen es una conclusión que en realidad no representa sino la otra cara de la concepción según la cual mientras el soldado obedezca las órdenes de sus superiores todo funcionará bien en el Estado; una concepción según la cual (por decirlo brevemente) el fundamento del poder estatal y del militarismo es la obediencia ciega del soldado. Esta concepción del Señor Fiscal cuadra perfectamente, por ejemplo, con las manifestaciones del más alto señor de la guerra, hechas públicas oficialmente, según las cuales el káiser dijo en la recepción al rey de los helenos, en Potsdam el 6 de noviembre del año pasado, que el éxito del ejército griego demostraba que “los principios sustentados por nuestro Estado Mayor y por nuestras tropas garantizan siempre, bien utilizados, la victoria”. El Estado Mayor con sus “principios” y el soldado con su ciega obediencia: tales son los fundamentos de la conducción de la guerra y la garantía de la victoria. Ahora bien, los socialdemócratas no compartimos esta concepción precisamente. Nosotros pensamos, contrariamente, que sobre la realización y el curso de las guerras no decide tan sólo el Ejército, las “órdenes” por arriba y la “obediencia” ciega por abajo. Sobre estas cuestiones decide y ha de decidir la gran masa del pueblo trabajador. A nosotros nos parece que las guerras sólo pueden hacerse y hacerse mientras las masas trabajadoras o bien participan entusiásticamente en ellas porque las ven como una causa justa y necesaria o bien, por lo menos, las soportan con paciencia. Si, por el contrario, la gran mayoría del pueblo trabajador llega a la convicción (y suscitar esa convicción, despertar esa consciencia, es justamente la tarea que nos marcamos los socialdemócratas) cuando, digo, la mayoría del pueblo llega a la convicción de que las guerras son un fenómeno bárbaro, profundamente inmoral, reaccionario y enemigo del pueblo, entonces las guerras se tornan imposibles, ¡por más que de momento el soldado siga obedeciendo las órdenes de la superioridad! En la concepción del Fiscal, el Ejército es el partido que lleva adelante la guerra; en nuestra concepción es todo el pueblo. Es éste quien ha de decidir si se va o no a la guerra. Son las masas trabajadoras integradas por hombres y mujeres, por viejos y jóvenes, quienes han de decidir el ser o el no ser del militarismo actual y no una pequeña parte de ese pueblo acogida al llamado pabellón del Rey.

 

 

He declarado todo esto porque tengo aquí en la mano una prueba ya clásica de que ésta es en realidad mi concepción, nuestra concepción de estos problemas.

 

Por una casualidad puedo contestar a la pregunta del Fiscal de Frankfurt acerca de qué quería decir cuando dije “nosotros no lo haremos”, con un fragmento de un discurso pronunciado por mí aquí en Frankfurt. El 17 de abril de 1910 hablé en el Circo Schuman ante unas 6.000 personas sobre la lucha por el sufragio en Prusia (como ustedes saben nuestra lucha estaba entonces en su punto álgido) y en el acta taquigráfica de aquel discurso encuentro en la página 10 lo siguiente:

 

“¡Queridos compañeros! He dicho que en la presente lucha por el sufragio, como en todos los importantes problemas políticos relacionados con el progreso en Alemania, nosotros estamos completamente solos. Pero ¿quiénes somos “nosotros”? “Nosotros” somos, claramente, los millones de proletarios y proletarias de Prusia y de Alemania. Sí, pero nosotros somos algo más que una cifra. Nosotros somos los millones de cuyo trabajo vive la sociedad. Y basta con que este sencillo hecho eche firmes raíces en la consciencia de las más amplias masas proletarias de Alemania para que alguna vez llegue el momento en que se le pueda dejar claro a la reacción dominante en Prusia que el mundo puede pasárselas muy bien sin los junker del este del Elba y sin los condes centristas, sin consejos secretos y, en caso de necesidad, también sin Fiscales, pero que en cualquier caso no podría seguir existiendo ni veinticuatro horas si los trabajadores se cruzasen de brazos.”

 

Ya lo ven ustedes, aquí dejo bien claro donde vemos nosotros el punto clave de la vida política y de la suerte del Estado-: en la consciencia, en la voluntad claramente formada, en la decisión de las grandes masas trabajadoras. Y exactamente igual entendemos la cuestión del militarismo. Si la clase obrera piensa y decide no permitir las guerras, las guerras resultan imposibles.

 

Tengo todavía más pruebas de que nosotros entendemos así y no de otra manera la agitación sobre la cuestión militar. En verdad no puedo sino maravillarme: el Señor Fiscal se ha tomado la gran molestia de destilar de mis palabras por interpretaciones, suposiciones y deducciones arbitrarias de qué modo me había propuesto yo enfrentarme a la guerra. Y, sin embargo, ante él había material probatorio para dar y vender. No conducimos nosotros nuestra agitación antimilitarista, como si dijésemos, en el secreto de la oscuridad, ocultamente, no; lo hacemos ante la más pública luz. Desde hace decenios la lucha contra el militarismo constituye un elemento importante de nuestra agitación. Ya desde los tiempos de la vieja Internacional viene siendo objeto de deliberaciones y resoluciones en casi todos los congresos tanto de la Internacional como del partido alemán. A este respecto el Señor Fiscal habría tenido a su disposición un riquísimo material del mayor interés. No puedo yo exponer ante ustedes, desgraciadamente, todo el material pertinente. Pero al menos permítanme que aduzca aquí lo más importante.

 

 

Ya el Congreso de Bruselas de la Internacional celebrado el año 1868 hace referencia a medidas prácticas para impedir la guerra. Dice en su resolución entre otras cosas:

 

“[dado] que los pueblos pueden ya ahora reducir el número de guerras oponiéndose a aquellos que las declaran y causan;

 

que este derecho les asiste sobre todo a las clases trabajadoras, ya que son casi las únicas que son llamadas al servicio militar, por lo que sólo ellas pueden aprobar o no las guerras; que disponen en este sentido de un medio eficaz, legal y por el momento realizable;

que la sociedad no podría en verdad vivir si la producción cesase por un tiempo, por lo cual los productores no tendrían sino que parar su trabajo para hacerles imposible su empresa a los gobiernos despóticos y personales;

resuelve el Congreso de la Asociación Internacional de Trabajadores reunido en Bruselas protestar del modo más enérgico contra la guerra e invita a todas las secciones de la Asociación en todos los países, así como a todas las uniones de trabajadores y organizaciones obreras sin distinciones, a actuar con el mayor celo para impedir la guerra de un pueblo contra otro, que sería, por ser una guerra entre productores, es decir, entre hermanos y ciudadanos, una guerra civil.

El Congreso aconseja a los trabajadores, en particular, que en caso de que se declare la guerra en su país, cesen el trabajo.”

 

No voy a pararme en las demás y numerosas resoluciones de la vieja Internacional y paso a los congresos de la nueva Internacional. El Congreso de Zürich de 1893 declaró:

 

La posición de los trabajadores con respecto a la guerra está claramente marcada por la resolución del Congreso de Bruselas sobre el militarismo. La Socialdemocracia revolucionaria internacional tiene el deber de oponerse en todos los países con todas sus fuerzas a las tendencias chovinistas de la clase dominante, estrechar cada vez más el vínculo de solidaridad que une a los obreros de todos los países y actuar sin descanso para acabar con el capitalismo, que ha dividido a la humanidad en dos campos enemigos, incitando a unos pueblos contra otros. Con la supresión del dominio de clase desaparecerá también la guerra. El final del capitalismo significará la paz mundial.”

 

 

El Congreso de Londres de 1896 declaró:

 

“Sólo la clase obrera puede tener seriamente la voluntad y dotarse de los medios para conseguir la paz mundial. Por lo tanto exige:

 

1. Supresión simultánea de los ejércitos permanentes en todos los Estados e introducción del armamento del pueblo.

 

2. Institución de un tribunal internacional de arbitraje cuyas sentencias tengan fuerza de ley.

 

3. Decisión definitiva y directa por el pueblo sobre la guerra o la paz en el caso de que los gobiernos no acepten las decisiones del tribunal de arbitraje.”

 

El Congreso de París de 1900 recomienda como método práctico de lucha contra el militarismo:

 

que los partidos socialistas hagan suya la tarea de educar y organizar a la juventud en un espíritu de lucha contra el militarismo y cumplan este empeño con el mayor celo.”

 

Resolución del Congreso de Stuttgart sobre el militarismo Séptimo Congreso de la Segunda Internacional, Internacional Socialista, celebrado en Stuttgart del 18 al 24 de agosto de 1907

https://www.marxists.org/espanol/tematica/internacionales/2da-internacional/7mo-congreso-reolsobremilitarismo-1907-08-24.pdf

 

http://www.grupgerminal.org/?q=node/1862

 

 

Permítanme que cite todavía un paso importante de la resolución del Congreso de Stuttgart de 1907 en el que se sintetizaba ya de un modo muy gráfico toda una serie de actividades prácticas de la Socialdemocracia en la lucha contra la guerra. Dice así:

 

“El proletariado ha recurrido, de hecho, desde el Congreso internacional de Bruselas en su incansable lucha contra el militarismo con la negativa de los medios para el armamento de tierra y mar y con los esfuerzos por la democratización de la organización militar con una insistencia y un éxito crecientes a las más diversas formas de acción encaminadas a impedir el estallido de guerras o a finalizar las que se hayan declarado, así como a aprovechar el sacudimiento de la sociedad provocado por las guerras para la liberación de la clase obrera: tal ha sido el caso, por ejemplo, de los acuerdos de los sindicatos ingleses y franceses tras el caso Faschoda dirigidos a asegurar la paz y al restablecimiento de relaciones de amistad entre Inglaterra y Francia; de la actuación de los partidos socialistas en los parlamentos alemán y francés en el curso de la crisis de Marruecos; de las manifestaciones que con el mismo fin fueron organizadas por los socialistas alemanes y franceses; de la acción conjunta de los socialistas de Austria e Italia, que se reunieron en Trieste para prevenir un conflicto entre ambos estados; también de la enérgica acción de los trabajadores socialistas de Suecia para impedir un ataque contra Noruega; así como, finalmente, de los heroicos sacrificios y luchas de masas de los obreros y campesinos socialistas de Rusia y Polonia en la resistencia contra la guerra desencadenada por el zarismo, para poner fin a éste y para aprovechar la crisis para la liberación del país y de las clases trabajadoras. Todas estas actuaciones testimonian el creciente poder del proletariado y su creciente presión encaminada a asegurar el mantenimiento de la paz por medio de su decidida intervención.”

 

Y ahora pregunto yo: ¿encuentran ustedes, Señores, en todas estas resoluciones y acuerdos siquiera una exhortación dirigida a que nos coloquemos delante de los soldados y les gritemos: ¡No disparéis!? Y ello ¿por qué? ¿Acaso porque tengamos miedo de las consecuencias de este tipo de agitación, de los artículos correspondientes del código penal? Ay, ¡Pobres de nosotros si por temor ante las consecuencias dejásemos de hacer algo que hubiésemos llegado a considerar justo y necesario! No. No lo hacemos porque nos decimos: esos que están bajo el llamado pabellón del rey no son, en realidad, sino una parte del pueblo trabajador y cuando éste llegue al necesario convencimiento con respecto a lo reprobable de las guerras y advierta que éstas son un enemigo del pueblo, entonces también los soldados sabrán por sí mismos, sin necesidad de exhortaciones desde fuera, lo que tendrán que hacer cuando llegue el momento.

 

Como ven, Señores, nuestra agitación contra el militarismo no es tan pobre ni tan simplista como se la imagina el Señor Fiscal. Tenemos tantos y tan variados medios de intervención: educación de la juventud (que llevamos a cabo con celo y con éxito considerable a pesar de todas las dificultades que se ponen en nuestro camino), propaganda del sistema de milicias, concentraciones de masas, manifestaciones de calle… Finalmente, consideren el caso italiano. ¿Cómo han respondido allí los trabajadores conscientes a la aventura bélica de Trípoli? Con una huelga de masas demostrativa ejecutada del modo más brillante. Y ¿cómo reaccionó ante esto la Socialdemocracia alemana? El 12 de noviembre los trabajadores berlineses adoptaron en 12 asambleas una resolución en la que se felicitaba a los compañeros italianos por la huelga de masas.

 

¡Claro, la huelga de masas!, dice el Fiscal. Justo aquí cree haberme cogido una vez más en mis más peligrosas intenciones atentatorias contra el Estado. El Fiscal ha basado hoy su acusación muy especialmente en observaciones sobre mi agitación en favor de la huelga de masas, con la que asoció las más siniestras perspectivas de revolución violenta, como sólo pueden existir en la fantasía de un fiscal prusiano. Señor Fiscal: si viese en usted la más mínima capacidad de discernimiento en lo que se refiere al pensamiento de la Socialdemocracia, a una noble concepción de la historia, le replicaría, como expongo con éxito en todas las reuniones populares, que las huelgas de masas, en tanto que período determinado del desarrollo de las condiciones actuales, no se “hacen”, igual que no se “hacen” las revoluciones. Las huelgas de masas son una etapa de la lucha de clases a la que, en cualquier caso, conduce con necesidad natural nuestra evolución. Todo nuestro papel, de la Socialdemocracia, con respecto a ellas consiste en hacer consciente a la clase obrera de esta tendencia del desarrollo, para que los trabajadores estén a la altura de sus tareas y actúen como una masa popular educada, disciplinada, madura, decidida y enérgica.

 

Ya lo ven: una vez más, al introducir el Fiscal en la acusación el fantasma de la huelga de masas tal como él la entiende, quiere en realidad castigarme por sus ideas, no por las mías.

 

Y aquí quiero acabar. Sólo quisiera hacer otra observación. El Señor Fiscal ha dedicado en su exposición especialmente mucha atención a mi pequeña persona. Ha dicho de mí que soy el gran peligro para la seguridad del Estado e incluso no ha rehuido descender al nivel de la demagogia y llamarme “Rosa la roja”. Sí: se ha atrevido incluso a sospechar de mi honorabilidad personal al plantear la hipótesis de que huiría en el caso de que se pronuncie contra mí una sentencia condenatoria.

 

 

Señor Fiscal: voy a eludir, por lo que a mi persona hace, responder a todos sus ataques. Pero quiero decirle una cosa: ¡No conoce usted a la Socialdemocracia! (El presidente interrumpe: “No podemos tolerar discursos políticos aquí”.) En el año 1913, por ejemplo, muchos de sus colegas sudaron lo suyo para que al conjunto de nuestra prensa se le impusiera la pena de 60 meses de prisión. ¿Ha oído usted acaso que al menos uno de los pecadores hubiese huido por miedo al castigo? ¿Es que cree usted que esa enormidad de castigos hará que ni un solo socialdemócrata vacile o dude en el cumplimiento de su deber? ¡Ah, no; nuestra obra se burla de todas las sutilezas de sus artículos penales, se afirma y crece a pesar de todos los fiscales!

 

Para acabar todavía unas palabras sobre el incalificable ataque, destinado a volverse contra sus autores

 

El Fiscal ha dicho literalmente (me lo he anotado) que solicitaba mi inmediato encarcelamiento porque “sería incomprensible que la acusada no huyese”. Esto quiere decir, con otras palabras: “Si yo, Fiscal, tuviese que cumplir un año de cárcel, huiría”. Señor Fiscal: le creo, usted huiría. Pero un socialdemócrata no huye. Responde de sus actos y se ríe de sus castigos.

¡Y ahora me pueden condenar!

 

 

 

 

 

https://www.marxists.org/espanol/luxem/1918/programspartakus.pdf

 

 

 

Rosa Luxemburgo. La socialización de la Sociedad o ¿Cuál es el bolchevismo? (Diciembre de 1918)

Un regalo

 

26 de octubre de 2016

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/10/rosa-luxemburgo-la-socializacion-de-la.html

 

León Trotski: ¡Fuera las manos de Rosa Luxemburgo!

 

13 de octubre de 2016

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/10/leon-trotski-fuera-las-manos-de-rosa.html

 

 

Rosa Luxemburgo. Una cuestión de táctica. Escrito: julio de 1899 (La participación activa de los socialistas con un gobierno burgués. La clase obrera no puede aliarse con el enemigo de clase para defender sus conquistas democráticas).

 

8 de octubre de 2016

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/10/rosa-luxemburgo-una-cuestion-de-tactica.html

 

 

Rosa Luxemburgo: Utopías pacifistas - Estados Unidos de Europa 1911

 

 

20 de mayo de 2016

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/05/rosa-luxemburgo-utopias-pacifistas.html

 

 

Lenin y Trotsky: la consigna los Estados Unidos de Europa, el socialismo en un solo país y el capitalismo de Estado

 

18 de mayo de 2016

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/05/lenin-y-trotsky-la-consigna-los-estados.html

 

Rosa Luxemburgo. ¿Cuál es el bolchevismo? o La socialización de la Sociedad

 

5 de abril de 2016

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/04/rosa-luxemburgo-cual-es-el-bolchevismo.html

 

 

Rosa Luxemburgo. Reforma o revolución

 

16 de enero de 2016

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/01/rosa-luxemburgo-reforma-o-revolucion.html

 

Programa de la Liga Spartakus y otros escritos Rosa Luxemburg

 

18 de septiembre de 2015

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2015/09/programa-de-la-liga-spartakus-y-otros.html

 

 

Rosa Luxemburgo: El orden reina en Berlín

 

 13 de agosto de 2015

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2015/08/rosa-luxemburgo-el-orden-reina-en-berlin.html

 

 

Rosa Luxemburgo. La Revolución Rusa (1918)

 

 1 de marzo de 2015

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2015/03/rosa-luxemburgo-la-revolucion-rusa.html

 

Rosa Luxemburgo. La Revolución Rusa

 

https://www.marxists.org/espanol/luxem/11Larevolucionrusa_0.pdf

 

Rosa Luxemburgo. La Revolución Rusa

La revolucion rusa - Biblioteca virtual Omegalfa.

 

Rosa Luxemburgo. La Revolución Rusa Un examen crítico

 

http://www.elperroylarana.gob.ve/wp-content/uploads/2017/11/la_revolucion_rusa.pdf

 

 

Luxemburgo, una Rosa roja para el siglo XXI

 

11 de mayo de 2014

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2014/05/luxemburgo-una-rosa-roja-para-el-siglo.html

 

Adiós a José María Delgado, poumista y luxemburguista sevillano.

 

16 de enero de 2013

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2013/01/adios-jose-maria-delgado-poumista-y.html

 

“El orden reina en Berlín”. 94 aniversarios del asesinato de Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht. Del blog iniciativa de clase.

 

15 de enero de 2013

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2013/01/el-orden-reina-en-berlin-94-aniversario.html

 

Listado alfabético de títulos de obras de la biblioteca virtual Omega. Libros, textos y publicaciones electrónica gratis, marxismo, democracia, capitalismo……

 

4 de enero de 2013

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2013/01/listado-alfabetico-de-titulos-de-obras.html

 

 

Rosa Luxemburg o la libertad de los y las que piensan distinto. Fundación Rosa Luxemburgo

 

4 de enero de 2013

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2013/01/rosa-luxemburg-o-la-libertad-de-los-y.html

 

 

Rosa Luxemburgo hoy

 

6 de julio de 2012

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2012/07/rosa-luxemburgo-hoy.html

 

https://kaosenlared.net/rosa-luxemburgo-hoy/

 

 

El luxemburguismo en España: y 4. Obras

 

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2012/07/el-luxemburguismo-en-espana-y-4-obras.html

 

https://kaosenlared.net/el-luxemburguismo-en-espa-a-y-4-obras/

 

 

El luxemburguismo en España: 3. Biografías

 

4 de julio de 2012

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2012/07/el-luxemburguismo-en-espana-3.html

 

 

https://kaosenlared.net/el-luxemburguismo-en-espa-a-3-biograf-as/

 

 

 

El luxemburguismo en España: 2. Rosa y el espartaquismo

 

4 de julio de 2012

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2012/07/el-luxemburguismo-en-espana-2-rosa-y-el.html

 

 

https://kaosenlared.net/el-luxemburguismo-en-espa-a-2-rosa-y-el-espartaquismo/

 

 

El luxemburguismo en España 1. Introducción

 

4 de julio de 2012

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2012/07/el-luxemburguismo-en-espana-1.html

 

 

 

https://kaosenlared.net/el-luxemburguismo-en-espa-a-1-introducci-n/

 

 

 

Rosa Luxemburgo (Problemas de Organización de la Socialdemocracia rusa y La Revolución rusa)

 

18 de marzo de 2012

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2012/03/rosa-luxemburgo-problemas-de.html

 

Rosa Luxemburgo y la democracia Juan Manuel Vera

 

28 de junio de 2012

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2012/06/rosa-luxemburgo-y-la-democracia-juan.html

 

Rosa Luxemburgo y la democracia (Juan Manuel Vera)

 

https://fundanin.net/2018/06/26/rosa-luxemburgo-y-la-democracia/

 

Sobre el autor: Vera, Juan Manuel Vera

 

Ver todas las entradas de: Vera, Juan Manuel

 

 

 


V.I.  Lenin. Notas de un publicista (1922)    

 

 

Equivocaciones y errores de Rosa Luxemburgo, según Lenin.

 

 

He copiado de dos fuentes, (Notas de un publicista).

 

Según Lenin, Rosa Luxemburgo fue el águila que se “equivocó”, cometió “errores”, pero……………( Rosa Luxemburgo fue y seguirá siendo una águila; y no sólo será siempre entrañable para todos los comunistas su recuerdo, sino que su biografía y sus obras completas (cuya edición demoran demasiado los comunistas alemanes, quienes sólo en parte merecen ser disculpados por la inaudita cantidad de víctimas que sufren en su dura lucha) serán últimas enseñanzas para educar a muchas generaciones de comunistas de todo el mundo.)

 

 Gustav Noske y ( aquí en inglés) (1868-1946): socialdemócrata de derecha. Como ministro de asuntos militares fue responsable de los asesinatos de Luxemburgo y Liebknecht.

 

Rosa Luxemburgo (fue asesinada el 15 de enero de 1919, tenía 47 años.

 

En el período que va de febrero de 1915 a noviembre de 1918, excepto de febrero a julio de 1916, Rosa Luxemburgo estuvo encarcelada.

 

Examen crítico póstumo, escrito a  los tres años después de ser asesinada, a fines de febrero de 1922. Publicado por primera vez el 16 de abril de 1924 en el número 87 de “Pravda” y en el número 88 de “Izvestia de CEC de toda Rusia”. Publicado incompleta por primera vez en 1924 en el número 2 de la revista “La Internacional Comunista” T.44, págs. 415-423.

 

[Apéndice B.  De notas de un periodista

 

Editado a los dos meses después  de fallecer Lenin el 21 de enero de 1924, tenía 53 años.

 

Publicado por primera vez en 1959, en la “Recopilación Leninista”, t XXXVI- T. 44, PÁG. 423

 

 

V.I.  Lenin. Notas de un publicista (1922)    

 

Obras completas de V.I.  Lenin. Tomo XII (1921- 1923) Págs.  107-110

 

I  A modo de ejemplo

 

 

II Sin metáforas

 

La comparación no prueba nada. Toda comparación cojea. Estas son verdades indiscutibles y conocidas por todos, pero está de sobra recordarlas para presentar de modo más patente el alcance de toda comparación en general.

 

El proletariado de Rusia se ha elevado en su revolución con los años de 1789 y 1793, sino también con el de 1871. Hay que darse cuenta, de la manera más serena, clara y palmaria, de qué es precisamente lo que “ hemos hecho hasta el fin” y lo que no hemos hecho hasta el fin; no nos dará vértigo, ni nos haremos ilusiones, ni caeremos en el abatimiento.

 

“Hemos hecho hasta el fin” la revolución demócrata burguesa con tanta “nitidez”, como jamás se hizo en el mundo. Esta es una gran conquista que ninguna fuerza nos quitará.

 

Salimos hasta el fin de la reaccionaria guerra imperialista por vía revolucionaria. Esta es también una conquista que ninguna fuerza del mundo nos arrebatará, y una conquista tanto más valiosa que las matanzas reaccionaria imperialistas serán inevitables en un futuro próximo si se conserva el capitalismo;  y no será tan fácil que los hombres del siglo XX se contenten por segunda vez con “manifiesto de Basilea” como los renegados, los prohombre de la II Internacional y de la Internacional II y media adoptaron para engañarse a sí mismos y engañan a los obreros en 1912 y de 1914 a 1918.

 

Hemos creado el tipo soviético de Estado, dando con ello comienzo a una nueva época histórica universal, a la época de la dominación política del proletariado que ha venido a sustituir a la época de dominación de la burguesía. Esto tampoco se nos puede quitar, pese a que “hacer hasta el fin” el tipo soviético de Estado no lo logrará en la práctica más que la clase obrera de varios países.

 

Más no hemos colocado del todo siquiera los cimientos de la economía socialista. Esto aún nos lo pueden quitar las fuerzas hostiles del capitalismo agonizante. Debe tenerse clara conciencia de esto y reconocerse, abiertamente, pues no hay nada más peligroso que las ilusiones (y el vértigo, sobre todo a grandes alturas), y no tiene absolutamente nada de “horrendo”, nada que dé motivo justificar para el menor abatimiento, reconocer esa amarga verdad elemental del marxismo de que para la victoria del socialismo hacen falta los esfuerzos conjuntos de los obreros de varios países adelantado. Seguimos estando solos, y hemos hecho increíblemente mucho en nuestro atrasado país, en nuestro país más arruinado que otros. Es más, hemos conservado el “ejército” de las fuerzas revolucionaria del proletariado, hemos conservado su “capacidad de maniobra”, hemos conservado la claridad de pensamiento, que nos permite calcular serenamente dónde, cuándo y cuánto para  debemos retroceder ( para saltar con más ímpetu; dónde, cuándo y cómo precisamente, tenemos que ponernos a rehacer lo que imaginasen que se podría terminar sin errores, sin retrocesos, sin rehacer multitud a veces lo que no se ha hecho hasta el fin o lo que se ha hecho mal, la “empresa” histórica universal de acabar de colocar los cimientos de la economía socialista ( sobre todo en un país de pequeños campesinos). No han parecido (y lo más seguro es que no perezcan) los comunistas que no se permiten hacerse ilusiones, que no caen en el abatamiento, conservando la fuerza y agilidad del organismo para volver a “abordar desde el principio” la dificilísima tarea.

 

Tanto menos nos está permitido caer en el menor abatamiento, tanto menor fundamentos tenemos para ello, puesto que  en algo, con toda nuestra ruina, miseria, atraso y hambre, hemos empezado a avanzar por el terreno de la economía preparatoria del socialismo, mientras que, a nuestro lado, en todo el mundo, países más adelantados, mil veces más ricos y poderosos en el aspecto militar, siguen caminando hacia atrás por el terreno de “su” economía capitalista,  ensalzada y conocida por ellos, probada ya durante siglos.

 

 

III Sobre la caza de zorros; acerca de Levi y Serrati

 

Dicen que el método más seguro para cazar zorros es el siguiente: una vez descubierto, es rodeado, a cierta distancia, con una cuerda tendida a poca altura del suelo cubierto de nieve, a la que se han atado banderines rojos, temeroso del artificio evidentemente “humano”, el zorro no sale más que por donde y cuando se le abre el “cerco” de banderines; y allí es, donde lo espera el cazador. Creyérase que el rasgo más marcado de un animal acosado por todos en la cautela. Pero resulta que también el “exceso cautela” es un defecto en este caso. El zorro cae justamente por exceso de cautela.

 

Debo confesar que cometí un error en el III Congreso de la Internacional Comunista también por exceso de cautela. En este congreso yo ocupaba el flanco de la extrema derecha. Estoy convencido de que era la única postura acertada, pues un grupo muy numeroso (e “influyente”) de delegados, encabezados por muchos camaradas alemanes, húngaros e italianos, adoptaban una postura de “izquierda” desmedida, de izquierda errónea: agitaron con demasiada frecuencia e intensidad los banderines rojos, en vez de analizar con serenidad la situación, no muy propicia para una acción revolucionaria inmediata y directa. Por prudencia, preocupado de esta desviación hacia la izquierda, errónea sin duda, pudiera imprimir una falsa orientación a toda la táctica de la Internacional Comunista,  defendí a Levi, cuanto pude. Sugerí que tal vez éste hubiera perdido la cabeza, pero que después la “recobraron”. Admití incluso, ante la ofensiva de la “izquierda” que Levi fuera menchevique, y señalé que tal supuesto no resolvía el problema. Por ejemplo, toda la historia de los quince años de lucha entre menchevique y bolchevique rusos (1903-1917) prueba y lo prueban también las tres revoluciones rusas, que, en general, los mencheviques estaban completamente equivocados y que, en algunos casos, los mencheviques tenían razón, al oponerse a los bolcheviques, como, por ejemplo en el problema a la Duma de Stolypin en 1907  (99).

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La III Internacional  (Internacional Comunista | Comintern)

 

https://www.marxists.org/espanol/tematica/internacionales/comintern/index.htm

 

El III Congreso Mundial de la Internacional Comunista se celebró entre el 22 de junio y el 12 de julio de 1921, en Moscú. En él, se combatieron las posturas ultraizquierdistas de algunos partidos comunistas, como el Partido Comunista de Alemania alemán (tras el fracaso del Levantamiento Espartaquista de 1919). Los delegados asumieron que la situación mundial había cambiado profundamente en tanto la revolución bolchevique solo había triunfado en Rusia (ya había sido derrotada su expansión en Polonia), por ello los concurrentes resolvieron trabajar con las bases reformistas en los llamados "frentes unidos" que aglutinaran a los militantes izquierdistas afines para ganar adeptos, aun aceptando que los líderes comunistas no siempre podrían dirigir tales "frentes" y que los militantes comunistas (pese a su implacable disciplina) eran un grupo minoritario en la mayoría de países. También se trató acerca de la importancia de incorporar a las mujeres trabajadoras al movimiento comunista.

………………

 

Ha pasado ya ocho meses después que se celebró el III Congreso de la internacional Comunista.

 

Nuestra discusión de entonces con la “izquierda” ha quedado evidentemente superada: la ha resuelto la vida. Yo estaba equivocado en cuanto  Paul Levi, pues éste ha probado, luego con claridad que no pisó de manera casual, ni transitoria el sendero menchevique en oposición al peligrosísimo error de la  “izquierda” que no “exageró la nota” sino que lo hizo, en virtud de su propia naturaleza, con premeditación y por largo tiempo. Después del III Congreso de la Internacional Comunista, en vez de reconocer honestamente la necesidad de pedir que no readmitieran en el partido, como debe proceder cualquiera que ha perdido momentáneamente la cabeza, irritado por algunos errores de las izquierdas, Levi comenzó a hacer mezquinas jugarretas al partido y a ponerle zancadillas por la espalda, es decir, comenzó a prestar en realidad servicios a los agentes de la burguesía afiliados a las Internacionales II y II y media. Por supuesto, los comunistas alemanes tenían toda la razón cuando contestaron hacen poco a eso con lo expulsión de su partido de varios señores más que apoyaban en secreto a Paul Levi en tan noble ocupación.

 

El desarrollo de los partidos comunistas alemán e italiano, después del III Congreso de la Internacional Comunista, muestra que no echaron en saco roto el error que los izquierdas cometieron en eses congreso que lo van corrigiendo poco a poco, lenta pero constantemente;: las resoluciones del Congreso de la Internacional Comunista son puestos en práctica con lealtad. El proceso de transformación de un partido europeo parlamentario del viejo tipo reformistas en los hechos y apenas tenido con colores revolucionarios, en un partido de nuevo tipo, en un partido revolucionario de verdad, comunista de verdad, es un proceso arduo de extremo. Quizá el ejemplo de Francia es el que cuenta con más claridad. El proceso de modificar el tipo de trabajo del partido en la vida diaria, de romper con la rutina, de convertir al partido en revolucionario sin que se aparte de las masas, sino, por el contrario, acercándose cada vez más a ella, elevándolas hasta que adquieran conciencia revolucionaria, incorporándolas a la lucha revolucionaria, es el proceso más difícil, pero también el más importante. Sería el mayor de los crímenes que los comunistas europeos no aprovecharon los intervalos (muy breve sino duda) entre los periodos de particular enconamiento de las batallas revolucionarias, como los que hubo en muchos países capitalistas de Europa y América en 1921 y principios de 1922, para llevar a cabo esta profunda y radical organización interna de toda la estructura y todo el trabajo de sus partidos. Por suerte, no hay razones para tenerlo. La silenciosa, firme, modesta labor, no muy rápida pero profunda, de crear en Europa y América auténticos partidos comunistas, auténticas vanguardia revolucionarias del proletariado se ha iniciado y prosigue.

 

Incluso algo tan trivial como la caza de zorros es de utilizar para sacar enseñanzas políticas: por otra parte, la excesiva prudencia conduce a errores. Por otra, no se debe olvidar que, si en vez de hacer un análisis sereno de la situación, nos dejamos llevar por un simple “ estado de ánimo” o nos ponemos a agitar banderines rojos, podemos incurrir errores irreparables: podemos parecer donde no es necesario, ni una pizca necesario, pese a que las dificultades son grandes.

 

Paul Levi desea ahora hacer méritos especiales ante la burguesía-y por consiguiente, ante sus agentes, ante II Internacional y la Internacional II y media- reeditando  las precisas obras equivocadas. Contentemos a esto con dos líneas de una buena fábula rusa: a veces, las águilas vuelan más bajo que las gallinas, pero las gallinas jamás podrán elevarse a la altura de las águilas. Rosa Luxemburgo se equivocó en el problema de la independencia de Polonia; se equivocó al enjuiciar en 1903 el menchevismo; se equivocó en la teoría de la acumulación del capital; se equivocó en julio de 1914, cuando defendió Plejanov, Valdervelde, Kautsky y otros la unidad de los bolcheviques y los mencheviques; se equivocó en sus escritos de la cárcel, en 1918, por lo demás, ella misma corrigió, al salir a la calle a fines de 1918 y principios de 1919, la mayor parte de sus errores). Pero, a pesar de todos los errores, Rosa Luxemburgo fue y seguirá siendo una águila; y no sólo será siempre entrañable para todos los comunistas su recuerdo, sino que su biografía y sus obras completas (cuya edición demoran demasiado los comunistas alemanes, quienes sólo en parte merecen ser disculpados por la inaudita cantidad de víctimas que sufren en su dura lucha) serán últimas enseñanzas para educar a muchas generaciones de comunistas de todo el mundo. “Después del 4 de agosto de 1914, la socialdemocracia alemana es un cadáver  hediondo” con esta máxima entrará el nombre de Rosa Luxemburgo en la historia del movimiento obrero, las gallinas del tipo de Paul Levi, Scheidemann, Kaustsky y toda su cuadrilla seguirán admirando, entre los montones de estiércol, por supuesto y sobre todo, los errores de la gran comunista. A cada uno lo suyo.

 

En cuanto a Giacinto Menotti Serrati,  hay que compararlo con un huevo podrido, que revienta con estrépito y un tufillo muy… penetrante. Es una verdadera joya hacer aprobar primero en “su” congreso una resolución que declara la disposición a someterse a la decisión del Congreso de la Internacional Comunista, después enviar a este congreso al viejo Lazzari, y, por último, engañar a los obreros con el descaro de un chalán. Los comunistas italianos encuentran ahora con un modelo práctico de truhanería política y de menchevismo a la vista de las masas obreras para educar a un verdadero partido del proletariado revolucionario. El efecto útil, repelente, de este modelo no se dejará sentir en seguida y sin dar antes en buen número reiteradas lecciones prácticas, pero se dejará sentir sin falta. No hay que apartarse de las masas ni perder la paciencia en la ardua labor de descubrir en la práctica y ante los obreros de la base todas las tretas de Serrati; no caer en la tentación, demasiada fácil, pero la más peligrosa de todas de decir “menos” que cuando Serrati dice “a”; educar constantemente a las masas para que adopten una concepción revolucionaria del mundo y prepararlas para la acción revolucionaria; aprovechar también con criterio práctico en la labor práctica las concretas y magníficas lecciones palmarias (aunque caras) del fascismo; entonces la victoria del comunismo italiano estará asegurada.

 

Capítulo III. El Fascismo italiano

 

Levi y Serrati son típicos, pero no por sí mismos, sino como modelo contemporáneo del ala de extrema izquierda de la democracia pequeña burguesa, del bando “de ellos”, del bando de los capitalistas internacionales en pugna con nosotros. Todo el bando “de ellos” desde Gompers hasta Serrati, se refocila, se recocija o derrama lágrimas de cocodrilo con motivo de nuestro “descenso” de nuestro nueva política económica. Que se refocilen. Dejémosles hacer sus contorsiones de payasos. A cada uno lo suyo. En cuanto a nosotros, no dejaremos que hagan presa en nuestro pecho ni las ilusiones ni el desaliento. No temamos recocere nuestros errores ni tomarnos, el trabajo de corregirlos reiteradamente, muchas veces, y llegaremos a la cumbre. La causa del bloque internacional, que incluye desde Gompers hasta Serra es una causa perdida.

 

 

 

Escrito a fines de febrero de 1922. Publicado por primera vez el 16 de abril de 1924 en el número 87 de “Pravda” y en el número 88 de “Izvestia de CEC de toda Rusia”. Publicado incompleta por primera vez en 1924 en el número 2 de la revista “La Internacional Comunista” T.44, págs. 415-423

 

Lenin.  Fallece el 21 de enero de 1924 (53 años)

 

Rosa Luxemburgo (fue asesinada el 15 de enero de 1919, tenía 47 años.

 

 Gustav Noske y ( aquí en inglés) (1868-1946): socialdemócrata de derecha. Como ministro de asuntos militares fue responsable de la muerte de Luxemburgo y Liebknecht.

 

 

        

Escrito a fines de febrero de 1922. Publicado por primera vez en 1959, en la “Recopilación Leninista”, t XXXVI- T. 44, PÁG. 423

 

                                              Notas

 

(96)   El artículo Notas de un publicista. La ascensión a las altas montañas; lo dañino del desaliento; la utilidad del comercio; la actitud con los mencheviques, etc. Quedó sin terminar

 

(97) Los de “Smiena Vej”: representantes de una corriente sociopolítica surgida en 1921 entre la intelectualidad rusa blanca emigrada. Deben su denominación a la recopilación Smiena Vej (“Cambio de Jalones”), que se editaba en Praga en 1921. Los ideólogos de los Smiena Vej eran emigrados políticos de tendencia democonstitucionalista. Esta corriente encontró argó también entre parte de la vieja intelectualidad burguesa que no había emigrado de la Rusia soviética. Los de Smiena Vej publicaban en parís una revista con el mismo nombre que salió desde octubre de 1921 hasta marzo de 1922.

 

La base social de la corriente política representada por los de Smiena Vej era la reanimación de los elementos capitalistas relacionada con la aplicación de la Nep en la República Soviética. Los de Smiena Vej convencidos de la completa imposibilidad de derrocar el Poder Soviético mediante la intervención militar extranjera, se pronunciaban en pro de la colaboración con el Poder soviético, cifrando las esperanzas en la degeneración burguesa del Estado soviético. Los de Smiena Vej tenían el peso a la Nep por una evolución del Poder soviético hacia el restablecimiento del capitalismo. Una parte de los de Smiena Vej expresó su disposición a colaborar honradamente con el Poder soviético y contribuir al resurgimiento económico del país.

 

En lo sucesivo, la mayoría de los Smiena Vej ocupó una posición contrarrevolucionaria.

 

 

 

(98) Judas Golovliov:; personaje de la obra del escritor satírico ruso M. Saltykov- Schedrín. Los señores Golovliov, terrateniente feudal llamado Judas por su gazmoñería, su hipocresía y su dureza de corazón.

 

(99) Duma de Estado y (aquí): institución representativa que el Gobierno zarista se vio obligado a convocar como resultado de los acontecimientos revolucionarios de 1905. Formalmente, la Duma de Estado eran indirectas, desiguales y restringidas. Los derechos electorales de las clases trabajadoras, así como de las naciones alógenas que poblaban Rusia, estaban muy restringidos, y una gran porte de obreros y campesinos no disfrutaba de ningún derecho electoral.

 

Las Dumas primera (abril-julio de 1906) y segunda (febrero- junio de 1907), fueron disueltos por el Gobierno zarista.  Tras de dar el 3 de junio de 1907 un golpe de Estado, el Gobierno promulgó  una nueva ley electoral que restringía más aún los derechos de los obreros, de los campesinos y de la pequeña burguesía urbana y de la pequeña burguesía urbana y garantizaba la dominación completa del bloque reaccionario de los terratenientes y los grandes capitalistas en las Dumas tercera (1907-1912) y cuarto (1912- 1917).

 

 

 

 

https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oe12/lenin-obrasescogidas12-12.pdf

 

Duma Imperial de Rusia

 

https://es.wikipedia.org/wiki/Duma_Imperial_de_Rusia

 

[Apéndice B.  De notas de un periodista

 

 

Por V.I. Lenin

[La siguiente nota es un extracto de “Notas de un periodista”, escrito por Lenin a fines de febrero de 1922. El ensayo apareció por primera vez en Pravda n° 86, del 16 de abril de 1924. Esta traducción (la inglesa) está tomada de Lenin, Collected Works, volumen XXXIII.]

 

Paul Levi quiere hacer buenas migas con la burguesía —y en consecuencia con sus agentes, las Internacionales Segunda y Dos y Medio— publicando los escritos de Rosa Luxemburgo en los que ella se equivocó. A esto responderemos con una frase de una vieja fábula rusa: “Suele suceder que las águilas vuelen más bajo que las gallinas, pero una gallina jamás puede remontar vuelo como un águila”. Rosa Luxemburgo se equivocó respecto de la independencia de Polonia; se equivocó en 1903 en su análisis del menchevismo; se equivocó en la teoría de la acumulación de capital; se equivocó en junio de 1914 cuando, junto con Plejanov, Vandervelde, (212) Kautsky y otros abogó por la unidad de bolcheviques y mencheviques; se equivocó en lo que escribió en prisión en 1918 (corrigió la mayoría de estos errores a fines de 1918 y comienzos de 1919 cuando salió en libertad). Pero, a pesar de sus errores fue -y para nosotros sigue siendo- un águila. Y no sólo los comunistas de todo el mundo venerarán su memoria, sino que su biografía y sus obras completas (cuya publicación los comunistas alemanes están demorando excesivamente, con la única excusa parcial de las tremendas pérdidas que están sufriendo) serán manuales útiles para la educación de muchas generaciones de comunistas de todo el mundo. “Desde el 4 de agosto de 1914 la socialdemocracia alemana es un cadáver putrefacto”: esa frase hará famoso el nombre de Rosa Luxemburgo en la historia del movimiento obrero. Y desde luego, en el patio de atrás del movimiento obrero, entre los montones de estiércol, las gallinas tipo Paul Levi, Scheidemann y Kautsky cacarean en torno a los errores de la gran comunista. Cada uno hace lo que puede.

 

212  Émile Vandervelde (1866-1938): dirigente del Partido Socialista Belga y de la Segunda Internacional en 1929-1936. Uno de los primeros socialistas en entrar a un gabinete burgués. Firmó el Tratado de Versalles.

 

http://www.archivochile.com/Ideas_Autores/luxembr/s/luxemburgorsobre0014.pdf

 

 

 

Clara Zetkin: Sobre la posición de Rosa Luxemburg sobre la revolución rusa

[Publicado como libro, Verlag der Kommunistische Internationale, Hamburgo 1922]

 

https://sites.google.com/site/sozialistischeklassiker2punkt0/zetkin/zetkin-russische-revolution/clara-zetkin-um-rosa-luxemburgs-stellung-zur-russischen-revolution

 

 

 

No hay textos  editado de  Rosa Luxemburgo que se pueda confirmar la  afirmación que hace Lenin  de ella (ella misma corrigió, al salir a la calle a fines de 1918 y principios de 1919, la mayor parte de sus errores)

 

 

Por ejemplo algunos documentos lo  desmienten.

 

Rosa Luxemburgo. Discurso ante el congreso de formación del Partido Comunista Alemán

 

 [El congreso de fundación del PC A se celebró entre el 30 y el 31 de diciembre de 1918 y el 1º de enero de 1919, y fue en ese congreso que Rosa Luxemburgo pronunció el que iba a ser su último discurso.]

 

En este texto hace mención a  la introducción que hace Federico Engels a la edición de 1895  [2], al libro de Karl Marx. Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850

 

 

 

 

 Gustav Noske y ( aquí en inglés) (1868-1946): socialdemócrata de derecha. Como ministro de asuntos militares fue responsable de la muerte de Luxemburgo y Liebknecht.

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/11/rosa-luxemburgo-discurso-ante-el.html

 

 

Rosa Luxemburgo. El Programa de Espartaco. ¿Qué quiere la Liga Espartaco? Nuestro programa y la situación política 1918

 

31 de diciembre de 1918

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2016/10/rosa-luxemburgo-el-programa-de.html

 

 

 

Andreu Nin. Las Dictaduras de nuestro tiempo

 

Capítulo III. El Fascismo italiano

 

https://www.marxists.org/espanol/nin/1930/dictaduras_de_nuestro_tiempo.htm

 

 

Esta es la sociedad socialista que propone Rosa Luxemburgo, el partido bolchevique en la revolución rusa de  Lenin-Trotsky - Stalin hizo lo contrario durante la existencia de la Internacional Comunista  (que se fundó el 2 de marzo de 1919 y fue disuelta el 15 de mayo de 1943)

 

 

Rosa Luxemburgo. La socialización de la Sociedad o ¿Cuál es el bolchevismo? (Diciembre de 1918)

 

 

Comunismo de guerra (Desde finales de 1918 hasta inicios de 1921.)

https://es.wikipedia.org/wiki/Comunismo_de_guerra

 

 

Rosa Luxemburgo. La Revolución Rusa

Escrito: 1918 

Fuente: La Revolución Rusa, por Rosa Luxemburgo

Primera publicación: 1922 por Paul Levi

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com/2015/03/rosa-luxemburgo-la-revolucion-rusa.html

 

Karl Kautsky. Rosa Luxemburg y el bolchevismo. 1922

 

1922: Rosa Luxemburg y el bolchevismo

 

Entre el pequeño número de trabajos que se elevan claramente por encima del nivel de esos pobres escritos a favor y contra el bolchevismo, uno de los más importantes es el folleto escrito por Rosa Luxemburg, durante su encarcelamiento en 1918, sobre la revolución rusa y que aquellos que se tienen por sus continuadores y herederos intelectuales justo ahora acaban de darlo a la publicidad. Ha aparecido bajo el título: La revolución rusa. Examen crítico póstumo, por Rosa Luxemburg. Publicado con una introducción de Paul Levi (Berlín, librería Gesellschaft und Erzichung, 1922, 120 páginas).

 

Hoy en día Lenin lo confiesa abiertamente. Lo que no impide, o puede ser la causa, que Lenin continúe persiguiendo con odio implacable a quienes tenían razón contra él. ¿La camarada Luxemburg habría revisado hoy en día su opinión de 1918? Naturalmente no podemos saberlo. Le sería difícil mantenerla ante las experiencias rusas de estos últimos años. No se ha rendido tributo ni a su memoria ni a su causa esperando tres años para publicar su obra. Muchas cosas que en 1918 le parecían todavía plausibles a mucha gente han quedado superadas hoy en día por los acontecimientos”

https://www.marxists.org/espanol/kautsky/1922/1922-rosaybolche-kautsky.pdf

 

 

Georg Lukács    Historia y conciencia de clase

 

Observaciones críticas a la crítica de la Revolución rusa de Rosa Luxemburgo.     Georg Lukács     págs. 273 del libro, (repite que como Lenin “Por consiguiente no basta recordar que Rosa Luxemburgo modificó más tarde sus ideas.” Enero 1922

 

 

León Trotsky.  Karl Liebknecht - Rosa Luxemburg

Escrito: 18 de enero de 1919

https://www.marxists.org/espanol/trotsky/1910s/19190118.htm

 

 

Claudio Albertani. La tragedia de León Trotsky

 

http://eljanoandaluz.blogspot.com.es/2016/11/claudio-albertani-la-tragedia-de-leon.html

 

En el período que va de febrero de 1915 a noviembre de 1918, excepto de febrero a julio de 1916, Rosa Luxemburgo estuvo encarcelada.

 

La Revolución rusa. Un examen crítico, texto escrito por Rosa Luxemburgo durante su reclusión en la cárcel de Breslau, entre los años 1916-1918

 


La Revolución rusa un examen crítico Rosa Luxemburgo

 

                                                  Índice

Nota editorial

 

Prólogo

 

Nota biográfica

 

La Revolución rusa. Un examen crítico  

 

-         [Para el problema de la democracia. “democracia o dictadura” de Karl Kautsky] 6

 

-         Discurso de Lenin sobre la disciplina y la corrupción

 

-         [Sobre la cuestión nacional]  **

 

Mientras el odio de clase frente al proletariado y su revolución social se ha convertido así en la norma de todas las acciones de la clase burguesa, de su programa de paz y su política futura, ¿qué hace el proletariado internacional? Completamente sordo a las enseñanzas de la Revolución rusa, olvidado del ABC del socialismo, persigue el mismo programa de paz de la burguesía, ¡lo adopta como programa propio! ¡Viva Wilson y la Sociedad de las Naciones! ¡Viva la autodeterminación nacional y el desarme! Esta es ahora la bandera bajo la cual los socialistas de todos los países se encuentran imprevistamente reunidos junto con los gobiernos imperialistas de la Entente, los partidos reaccionarios, los arribistas social-gubernistas, los socialistas del pantano “fieles a los principios” de la oposición, los pacifistas burgueses, los utopistas pequeñoburgueses, los Estados nacionales de reciente constitución, los imperialistas alemanes en bancarrota, el Papa, los verdugos fineses del proletariado revolucionario, los ucranianos pagados al servicio del militarismo alemán.

 

 

** Este título no existe en el manuscrito original y se encuentra en la edición Flory. El manuscrito original está numerado aparte por la misma Rosa Luxemburgo. El texto comienza con una letra muy pequeña. Cf. Félix Weil, ob. cit. [N. de la Ed. italiana].

 

 

Nota bibliográfica sobre La Revolución rusa

 

Bibliografía

 

http://www.elperroylarana.gob.ve/wp-content/uploads/2017/11/la_revolucion_rusa.pdf   Y ( aquí)

 

 


Rosa Luxemburgo y la Revolución rusa

 

http://www.archivochile.com/Ideas_Autores/luxembr/s/luxemburgorsobre0010.pdf

 

 

 

Clara Zetkin >   Revolución rusa y Rusia soviética

 

 

Acerca de la posición de Rosa Luxemburg sobre la Revolución Rusa (libro, 24 de octubre de 1922)

 

Archivo de Internet de los marxistas. Parte de habla alemana

 

Rosa Luxemburgo  1871-1919

 

1918  A la revolución rusa

 

https://www.marxists.org/deutsch/archiv/luxemburg/index.htm

 

Clara Zetkin. Sobre la importancia internacional de la revolución rusa.

Carta a VI Lenin     (12 de noviembre de 1922)

 

 

https://www.marxists.org/deutsch/archiv/zetkin/1922/11/lenin.html

 

Sobre el significado internacional de la Revolución Rusa (carta a VI Lenin, 12 de noviembre de 1922)

Clara Zetkin: Sobre el significado internacional de la revolución rusa

Carta a VI Lenin 1

[Problemas de paz y socialismo (Berlín), 1969, nº 3, págs. 302/303. Según For Soviet power. Artículos, discursos y cartas 1917-1933, págs. 242-245]

 

Moscú

 

¡Querido, querido camarada Lenin!

 

Que yo hable después de usted sobre la Revolución Rusa es un gran riesgo, incluso un poco de insolencia. No lo haría si, como buen comunista, no me sometiera a la disciplina del partido y tuviera que aceptar la opinión como correcta, que es útil para Occidente que también hable alguien de allí. Radek me dijo que les había dado las hojas impresas de mi “Anti-Levi” 2 para mostrarles mi actitud hacia la Revolución Rusa y sus principales problemas. Me gustaría agregar una línea más de pensamiento que ya defendí al discutir el revisionismo de Bernstein y David. Estos señores pensaban que el proletariado podía avanzar la conquista del poder político a través de la protección de los trabajadores, etc., socava el capitalismo. En mi opinión, sin embargo, cualquier cosa que pueda resumirse como "reforma social" no puede considerarse que socave el capitalismo. Mientras la burguesía tenga el poder, necesita la reforma social como un medio para asegurar las ganancias capitalistas y el dominio de la clase capitalista la conquista de la política. El poder, en el puño fuerte del proletariado, la reforma social adquiere un significado diferente. Es un medio de volcar la economía y la sociedad en la dirección del comunismo. En este contexto, los sindicatos, las cooperativas y otras organizaciones proletarias juegan un papel importante, porque detrás de ellos se encuentra el poder estatal como orden soviético. Una comparación entre las cosas en Alemania y la Rusia soviética es una prueba del ejemplo. En la Rusia soviética, la socialización de la gran industria, etc., en Alemania, la Stinnesificación.3 ; en la Rusia soviética la más estricta implementación de la legislación obrera, en Alemania desmoronamiento y desmantelamiento, etc., etc., también quise arrojar luz sobre la necesidad de la dictadura del proletariado para la implementación de la "nueva política" 4 para el mantenimiento del poder soviético como requisito previo para ello. La "nueva política" no sólo es inevitable en las circunstancias de Rusia, sino que es necesaria para llevar a cabo la revolución hacia el comunismo. Mutatis mutandis, el proletariado en otros países también, después de la conquista del poder político, tomará el camino ácido de la "nueva política". "Tiene que irse, por supuesto, en condiciones considerablemente más favorables que con usted. El requisito previo más importante para la implementación de la dictadura y una "nueva política" decidida sigue siendo la relación entre el partido y el proletariado. El partido debe seguir siendo la expresión del proceso histórico en su máximo potencial de autocomprensión, auto-movimiento e independencia de proletariado. Eso sólo es posible con ideología cerrada, Organización y disciplina estricta. En este contexto, la elaboración clara y firme de la ideología comunista y su transferencia a las masas más amplias, el fortalecimiento y desarrollo del sistema de educación popular, correlato indiscutible de la "nueva política" tanto para la formación económica de las masas como para las suyas. , son de particular importancia la Educación para el Comunismo. Con todo, en mi opinión, la Revolución Rusa, es decir, su política, es el primer gran intento en la historia mundial de elevar el marxismo de la teoría a la práctica y hacer "historia" en consecuencia. A pesar de los "errores" y las "estupideces" -que has batido con tanto detalle- no veo un zigzag accidental en tu línea, sino una línea recta que se ha mantenido constantemente.5 Había que ir más allá del objetivo allí fijado para evitar que la Revolución Rusa retrocediera por detrás de su punto de partida. En mi opinión, no hay revolución que, como la suya, haya superado tanto la etapa inicial de lo realizable en el primer intento. Querido amigo Lenin, te agradecería mucho que me dijeras en una palabra qué aspectos y problemas te gustaría abordar en particular. No quiero repetir peor lo que ya has dicho mejor.

Saludos cordiales para usted, camarada Krupskaja y sus hermanas.

Tu

Clara Zetkin

 

Clara Zetkin escribió la carta en preparación para su presentación en el IV Congreso Mundial de AI. Fue marcado por VI Lenin: “Por Zetkin. En el archivo, 12. XI. 1922. "

 

Esto se refiere al libro de Clara Zetkin "La posición de Um Rosa Luxemburg sobre la revolución rusa" , que apareció en Hamburgo en 1922. En él, Clara Zetkin se sentó con la publicación tendenciosa anticomunista de Paul Levi de 1921 "La revolución rusa. Una valoración crítica. De la finca de Rosa Luxemburg "aparte.

 

3 Clara Zetkin se refiere a la gran influencia que la gigantesca corporación desarrollada por Hugo Stinnes, desarrollada por Hugo Stinnes en los primeros años de la posguerra, ganó en la economía y el gobierno, así como en la reprivatización de empresas estatales. que él estaba luchando

.

4 Lo que se quiere decir es la "Nueva Política Económica" (NEP)

 

Esto se refiere a las llamadas tesis de abril "Las tareas del proletariado en la revolución actual", en las que VI Lenin desarrolló la estrategia y táctica de la transición de la revolución democrático-burguesa a la socialista. Ver VI Lenin: Werke, vol. 24, pág.1 -8a.

 

Fuente: https://sites.google.com/site/sozialistischeklassiker2punkt0/zetkin/zetkin-1921-1924/clara-zetkin-ueber-die-internationale-bedeutung-der-russischen-revolution

 

 

Archivo de Internet de los marxistas

Parte de habla alemana

 

Biblioteca

Rosa Luxemburg

 

Paul Levi

 

Clara Zetkin

 

https://www.marxists.org/deutsch/archiv/index.htm