9 noviembre,
2016
Donald Trump
ha sido elegido como presidente de la potencia imperialista, los EEUU, al
direccionar la Casa Blanca, direccionará el destino de millones de personas y
varios países.
Cuando el
revolucionario bolchevique Lenin, realizó el estudio del imperialismo, lo
caracterizó en primer lugar en un capitalismo monopolista, en segundo lugar un
capitalismo parasitario o en descomposición y en tercer lugar un capitalismo
agonizante.
Parecería
que, con el triunfo de Trump, se consolida la transición del capitalismo
parasitario o en descomposición hacia el capitalismo agonizante – por ende
violento- en la fase imperialista. Sin embargo, si el triunfo de Clinton se
hubiera presentado, era inminente esta transición, a pesar de la “forma más
amistosa” de su campaña.
Donald
Trump, caracterizado como un neo-fascista ha contado con el respaldado de una
burguesía con rasgos de lumpen-burguesía, racista, xenófoba y armamentista. Su
carácter ultra-nacionalista propugna la expulsión de indocumentados y la
construcción de un muro a lo largo de la frontera con México, para evitar la
contaminación con otras civilizaciones.
La victoria
de Trump será claramente la continuación de la política del gobierno de George
W. Bush caracterizadas por la ignorancia, la intervención y la guerra. La
continuación de la decadencia.
De la misma
manera, no hay que olvidar la amenaza, para América Latina y los gobiernos
progresistas, del “internacionalismo reaccionario”, el Partido
Republicano es miembro de la Unión de Partidos Latinoamericanos (UPLA),
conjuntamente con Partido Conservador de Colombia, el partido Propuesta
Republicana (PRO) de Argentina, el Movimiento Demócrata Social de Bolivia, el
Partido Conservador de Nicaragua, etc. Y que a su vez forman parte de la Unión Democrática Internacional (UDI),
fundada por Margaret Thatcher y George H.W. Bush. Su agenda claramente será
sumar esfuerzos contra todo lo que huela a contra-hegemonía en nuestra región.[1]
El orden de
los factores, entre un fascista como Trump y una intervencionista como
Clinton, no afecta el producto imperialista, solo continúa con su curso de
barbarie.
c. Juan
Francisco Torres
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