Reflexiones
políticas sobre la gestión de la “pandemia”
Por Fernando
Cabal
Mandala
Ediciones, 2022
Se puede
descargar el libro en PDF aquí (con límite de descarga hasta 5
veces el mismo día)
https://es1lib.org/book/19147822/4434ac
Nota del
editor de este blog: He copiado el índice del libro, he
buscado las fuentes de sus artículos y le he añadido documentos complementarios.
El editor del libro, ha traducido los artículos que están en inglés.
El fracaso de la izquierda ante la "pandemia"
Reflexiones
políticas sobre la gestión de la “pandemia”
Fernando
Cabal
Mandala
Ediciones, 2022
Descripción:
La ausencia
clamorosa de posiciones críticas por parte de la inmensa mayoría de las
organizaciones de la izquierda, tanto institucional, como extraparlamentaria,
ante las numerosas y graves irregularidades que caracterizan la gestión de la
pandemia, no sólo ha dejado sin referencia alguna a los colectivos más conscientes
de la clase obrera y del pueblo, sino que - de no reaccionar a tiempo - les
inhabilita para representar eficazmente la resistencia de las clases populares
ante las consecuencias de la gran reestructuración del capitalismo en curso.
ALEX CORRONS
/ Alfredo Embid / Ángeles Maestro / Aquí y ahora / Ariel Petruccelli / Beatriz
Talegón / Carlos Taibo / Círculo Comunistas Esotéricos / Dave Duboff /
DebatSocial / Dr. Enrique Costa / Dr. Karmelo Bizkarra Maiztegi / Dr. Vernon
Coleman / Esteban Cabal / Gilles Deleuze / Giorgio Agamben / G. Rodríguez /
Isabel Canales Arrasate / Jared McBrady / Javier Cortines / Jon Ander
Etxebarría / José R. Loayssa / La Rebelión de las Palabras / L. DURÁN GUERRA /
Marcela Caldumbide / MARIO AGREDA / OCTAVI PIULAT / Ostegunetan / Owen Jones /
OXFAM / Paul Frijters, Gigi Foster, and Michael Baker / Paz Francés / David
Soto Alcalde / Pedro Castrillo / Pedro Prieto / Christiaan W.J.M. Alting von
Geusau / Esteban Hernández / H. Sarthou / Jeffrey A. Tucker / John P.A.
IoannidiS / Martin Kulldorff / Megan Mansell / Mikko Packalen / Raoul VaneigeN
/ Robert F. Kennedy, Jr. / Richard Horton Roberto Saenz / Rob Wallace, /
Roscigna / Rossoinero / Salvador Cobo/ S.Alba Rico / Thomas Harrington / Toby
Green y Thomas Fazi / Virginia Canales Arrasate.
Asombra que
organizaciones que se supone que aplican la teoría marxista para analizar los
procesos y los cambios en la realidad social no hayan sido capaces de someter a
crítica y de desentrañar la base material de las medidas adoptadas. Es decir,
que no hayan podido desvelar el vínculo entre las decisiones de los gobiernos,
sin base científica solvente, con la obtención de enormes beneficios del gran
capital, mediante la imposición a la población de medidas que atentan contra su
salud y su vida y que, además, para ello están implantando normas autoritarias,
destinadas a asegurar el control social y a neutralizar la resistencia de las
clases populares. Transcurridos casi dos años de la declaración de la pandemia
mundial por la OMS, en marzo de 2020, existen la perspectiva y la documentación
acreditativa necesarias, tanto para realizar un análisis riguroso del contexto
social en el que aparece, como para valorar las medidas adoptadas por los
gobiernos y las grandes instituciones europeas y estadounidenses de control del
medicamento y que conciernen directamente a la izquierda.
https://www.mandalaediciones.com/varios/politica/el-fracaso-de-la-izquierda-ante-la--pandemia-.asp
https://www.mandalaediciones.com/autores/cabal---fernando.asp
Índice del contenido del libro
1º Es necesario
un debate en la izquierda sobre las medidas contra la “pandemia”. Por Fernando Cabal (podemista) Lo han desactivado el
enlace.https://primariasmunicipales2019.podemos.info/candidaturas/fernando-cabal-riera/,
pero este artículo no lo han
desactivado https://majadahondamagazin.es/editor-fernando-cabal-la-abogada-sonia-ortiga-majadahonda-candidatos-diputados-las-primarias-podemos-21228
2º El fracaso de la izquierda
en el Covid. Por Toby
Green y Thomas Fazi. (Aquí, aquí, aquí, fuente original aquí)
3º Cómo la pandemia está
cambiando las normas de la ciencia. Por John P.A. Ioannidis (aquí, aquí) Copiado
y traducido al castellano, después del
índice.
John P. A. Ioannidis.
3. Sobre la Pandemia de
COVID-19
¿Un fiasco en ciernes? A
medida que se afianza la pandemia de coronavirus, tomamos decisiones sin datos
fiables. 17 de marzo de 2020. Por John PA
Ioannidis
4º No dejemos de hacernos
preguntas. Por Bea Talegón
5º El silencio suicida de la
izquierda ante la gestión de la crisis Covid. Por Ángeles Maestro (y aquí)
Autores del libro “Covid 19. La respuesta autoritaria y la
estrategia del miedo” (Ed. EL SALMÓN)
Covid-19, año uno: balance de una pesadilla autoritaria y de
una gestión fracasada
7º Ehud Qimron, inmunólogo de referencia en Israel:
«Ministerio de Salud, es hora de admitir el fracaso» Por Beatriz Talegón (aquí, aquí)
8º La inexplicable respuesta
de la izquierda a la crisis de Covid.
Dave Dubof. The inexplicable response
of the Left to the Covid crisis Copiado al final del índice.
9º Plandemia:
Una narrativa alternativa más creíble que el relato oficial. Esteban Cabal. Copiado al final del índice.
10º Decálogo de la Coordinadora
sin miedo (aquí, aquí, aquí)
11º Contra
la dictadura sanitaria Copiado al final
del índice.
12º Los
medios de comunicación y la pandemia. Por Octavi Piulats (Capítulo de su libro “Para
entender y prevenir el Covid-19”, Mandala ediciones)5 3 Copiado al final del índice.
13º Una
mirada holística. Por Marcela Caldumbide.
14º SARS ¿epidemia o un nuevo
fraude? ¿Quién se beneficia con el SARS? Por Alfredo Embid
(se puede descargar el artículo en PDF)
Cómo el nuevo acuerdo de paz entre Estados Unidos y
Afganistán reavivó a un "talibán favorable a los negocios"
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2021/09/como-el-nuevo-acuerdo-de-paz-entre.html
15º La falsa pandemia y el
maldito 2020…. ¿Y ahora qué? ¿Feliz 2021. Por Dr. Enrique Costa (aquí, aquí)
16º Tragando
autoritarismo con la mano izquierda. Por Alex Corrons. Copiado al final del índice.
17º Pandemia covid: ¿democracia
o dictadura?, ¿fin del sistema? Por Jon Ander Etxebarría
Gárate.
18º Conclusiones
de “el gran pánico covid” ” qué pasó, por qué y qué hacer a continuación. Por Paul Frijters, Gigi Foster, and Michael
Baker (Del libro “El Gran Pánico
Covid”, Mandala ediciones) Copiado al final del índice.
19º La pandemia desde otros
ángulos (si se nos permite). Por Pedro Prieto (aquí, aquí,
del blog aquí)
20º La invención de una epidemia. Por Giorgio Agamben (otra reflexión aquí, aquí)
21º El apoyo público a las
medidas de cierre se está desintegrando: se necesita un nuevo enfoque. Por Owen Jones
Owen Jones: «El contrato
social que sustenta la pandemia ha sido destruido» Por Beatriz Talegón
22º Dijeron
que frenarían la propagación Por Jeffrey A. Tucker 3 de enero de 2022 Copiado al final del índice.
23º Covid-19, autoritarismo e
izquierda confinada.
Por José R. Loayssa,
Ariel Petruccelli (reproducido aquí )
24º Crónica crítica de la
gestión pandémica: el caso italiano. Por Pedro Castrillo
25º Hacia el fin de la excepcionalidad Comité de Redacción de AMF (Actualización Medicina Familiar) (aquí) Copiado al final del índice.
26º COVID-19
no es una pandemia. Por Richard Horton. Copiado
al final del índice.
27º Capitalismo pandémico. Por Santiago Alba Rico 4/01/2021 (aquí)
28º Carta abierta ante la
crisis del coronavirus Dr. Karmelo Bizkarra Maiztegi
29º Izquierda y pandemia: la
ofrenda sanitaria. Por Salvador Cobo
Salvador Cobo. https://www.politicayletras.es/izquierda-y-pandemia-la-ofrenda-sanitaria/
30º Pablo Iglesias y el papel
de la izquierda durante la pandemia.
Por Esteban Hernández (aquí)
31º Marx, la pandemia y las
fuerzas productivas. Por Roberto Saenz Dirigente y teórico de la corriente internacional Socialismo o Barbarie.
26 de abril de 2020 (aquí)
El mundo que
viene. Pandemia, capitalismo y socialismo. Por Roberto Saenz http://izquierdaweb.com/wp-content/uploads/2020/04/El-mundo-que-viene-Roberto-Saenz-SOB-Izquierda-Web.pdf
32º La pandemia, la crisis, y
la izquierda zombi. Ostegunetan
33º Izquierda y pandemia por
Hoenir Sarthou (aquí)
https://elmuertoquehabla.blogspot.com/2020/07/izquierda-y-pandemia.html
34º La economía política de las
pandemias. Por Rob
Wallace, Jipson John, Jitheesh P. M. Entrevista en Rob Wallace:
La economía política de la pandemia
35º ¿Nadie podía saberlo? Por Thomas
Harrington. Copiado al final del índice.
36º Valor
moral y nuestro futuro común. Por Robert F. Kennedy, Jr. Copiado al final del índice.
37º Coronavirus. Por Raoul
Vaneigem. Archivo de
Raoul Vaneigem aquí.
Covid-19: Compilado de
textos desde una perspectiva anticapitalista no autoritaria (en PDF aquí)
Covid-19:
Compilado de textos desde una perspectiva anticapitalista no autoritaria
Luis M.
Bardamu marzo de 2020
Índice del contenido del
libro
Sin retorno
a la normalidad: por una liberación poscoronavirus. Por Max Haiven
Política
anticapitalista en tiempos de coronavirus. Por David Harvey
Sudáfrica:
Coronavirus, llamado a la solidaridad en tiempo de crisis. Por Abahlali
baseMjondolo Press Statement
La
estrategia de autoconfinamiento del Estado y la economía. Por Louis
Coronavirus.
Por Raoul Vaneigem
La opción
saludable. Por Luis M. Bardamu
Monólogo del
virus
La pandemina
como juicio político: el caso de un bien común global. Por Pierre Dardot y
Christian Laval
El comienzo
de una época
El derrape
de Giorgio Agamben sobre el coronavirus. Por Anastasia Berg
Coronavirus:
Reporte de Chile
El
coronavirus como declaración de guerra. Por Santiago López Petit
Por
coronavirus el EZLN cierra caracoles y llama a no abandonar las luchas actuales
38º El totalitarismo y las
cinco etapas de deshumanización Por Christiaan W.J.M. Alting von Geusau
39º ¿Crisis sanitaria o crisis
civilizatoria? Apuntes breves sobre COVID 19 y el capitalismo. Círculo de Comunistas Esotéricos. En PDF aquí (Publicado el 24/3/2020)
Fredric
Jameson https://es.wikipedia.org/wiki/Fredric_Jameson
40º La pandemia de la represión
y el estado de alarma Aquí y ahora. Copiado al final del índice.
41º La
decadencia de la ciencia en la era de los bloqueos Por Martin Kulldorf Copiado
al final del índice.
42º Los
problemas de salud mental se dispararán ahora Dr. Vernon Coleman Copiado
al final del índice.
43º La
exclusión de las personas no vacunadas. Por Jared McBrady. Copiado al final del índice.
44º La
antisocialización de nuestra nación. Por Megan Mansell Copiado
al final del índice.
45º El
Estado accidental de la bioseguridad. Por Mikko Packalen Copiado al final del índice.
46º La
anarquía en tiempos de pandemia. Por Gustavo Rodríguez
COVID-19: la Anarquía en
tiempos de pandemia. Por Gustavo Rodríguez
https://anarquia.info/wp-content/uploads/2020/12/covid19-gustavo-rodriguez.pdf
Copiado al final del índice.
47º Una aproximación hacia las
posibles secuelas pandémicas. Roscigna
48º Ante la pandemia represiva – Carlos Taibo (aquí)
49º El peor virus…la autoridad
50º La Covid, el virus que
oprimió al pueblo y fortaleció a la clase dirigente. Por Javier Cortines y aquí.
51º ¡Abajo el Pase Nazitario!.
Por Rossoinero
52º El peor contagio es la
obediencia. Por
Rossoinero /Etiqueta: coronavirus
53º Ciudadanos de segunda clase- Por Giorgio Agamben (aquí)
54º Monstruosidad
jurídica [iii] Giorgio Agamben[iv]
Copiado al final del índice.
55º Postdata sobre las
sociedades de control. Por Gilles Deleuze (aquí)
56º Marx y Bakunin sobre
dictadura sanitaria, libertades individuales y biopolítica en los siglos XIX y
XXI Por Rossoinero
57º Violencia económica: los
diez hombres más ricos duplican su patrimonio frente a la caída de ingresos del
99% de la población (aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, )
58º ¿Discriminación infantil?
Pasaportes no. Por Isabel
Canales Arrasate pediatra Virginia Canales Arrasate Ginecóloga
59º Filosofía de la pandemia:
una revisión crítica.
Por Luis Durán Guerra. (Aquí, aquí, aquí, aquí)
Artículo
completo: https://idus.us.es/handle/11441/125547
60º Rebelión por la
supervivencia coronavirus ¿pandemia de la muerte? Por Mario Agreda (Ikitomizi-araña
amarilla) Una visión indígena de la pandemia 19/4/2020
Citas del
artículo:
“Materialismos Dialécticos,
manifiesto de Marx, Engels de 1848, ya están fuera de época. Leerlos es perder
el tiempo. Describen lo que ya no existe. Oligarcas, latifundistas,
terratenientes, grandes mineros, capitalistas, burgueses etc, ya no existen o
van dejando rápidamente de existir. Han sido reemplazados por las
transnacionales. Estas, explotan, masacran, eliminan a los pueblos.”
“La historia no se detiene, debemos
fortalecernos en el pensamiento y la palabra y caminar juntas y juntos, el
pensamiento europeo adora al desarrollo y al progreso, es decir la destrucción
ilimitada de la naturaleza y de los pueblos. La dicotomía capitalismo-comunismo-
es tan ostensible como falsa, ellos, en el fondo, no son dos, son uno,
y una sola entidad merece un solo nombre-CAPICOM-monstruo bicéfalo, genocida,
etnocida, imperialista, patriarcal, tóxico y radiactivo”
“Es necesario sacarse de la cabeza a
Cristo, a Marx y a Confucio.”
Hace
referencia a Francisco Juan Martínez Mojica
Mario
Agreda, del Movimiento Indio, acusa a Ayuso de manipular la Historia
https://cadenaser.com/emisora/2021/09/30/radio_madrid/1633031109_009279.html
61º Manifestamos DebatSocial
Copiado al final del índice.
62º Manifiesto por una salida
razonable a la crisis de la Covid. 16 de noviembre 2021
63º La
izquierda y la derecha han perdido todo su sentido Por David Soto Alcalde Copiado
al final del índice.
Índice
Libro-manual
(PDF): Los científicos chinos nos enseñan cómo prevenir y tratar el contagio de
coronavirus.
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2020/03/libro-manual-pdf-los-cientificos-chinos.html
La pandemia
del coronavirus COVID-19 en el BOE, desde el martes 10 de marzo de 2020 hasta
el domingo 29 de marzo de 2020.
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2020/03/la-pandemia-del-coronavirus-covid-19-en.html
Coronavirus:
estampas de la clase trabajadora global
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2020/05/coronavirus-estampas-de-la-clase.html
Los
beneficio por delante de la seguridad de los trabajadores: dentro de Amazon
durante la crisis del COVID-19
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2020/05/los-beneficio-por-delante-de-la.html
Riders X
Derechos: nota de prensa covid-19
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2020/05/riders-x-derechos-nota-de-prensa-covid.html
¿Teletrabajo
o digitalización del mercado laboral?, por Duval para el blog Crónica de Clase
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2020/05/teletrabajo-o-digitalizacion-del.html
Nunca más
muertos evitables, nunca más privatizaciones. La privatización mata. Breve
historia de la privatización sanitaria en España
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2020/06/nunca-mas-muertos-evitables-nunca-mas.html
Por la vida
y el trabajo, unifiquemos las luchas. Por Espacio de Encuentro Comunista (EEC)
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2020/09/por-la-vida-y-el-trabajo-unifiquemos.html
Tengámoslo
claro: La salud también es política, por Duval
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2020/11/tengamoslo-claro-la-salud-tambien-es.html
3º Cómo la pandemia está
cambiando las normas de la ciencia
Cómo la pandemia está cambiando las
normas de la ciencia
Se están
desechando imperativos como el escepticismo y el desinterés para alimentar una
guerra política que no tiene nada en común con la metodología científica.
09 DE
SEPTIEMBRE DE 2021
John PA
Ioannidis es profesor de medicina y profesor de epidemiología y salud de la
población, así como profesor (por cortesía) de ciencia de datos biomédicos y
estadística en la Universidad de Stanford. Sus publicaciones completas
relacionadas con COVID-19 se pueden encontrar aquí.
En el
pasado, a menudo había deseado fervientemente que algún día todos se sintieran
apasionados y entusiasmados con la investigación científica. Debería haber sido
más cuidadoso con lo que había deseado. La crisis causada por la letal pandemia
de COVID-19 y por las respuestas a la crisis han hecho que miles de millones de
personas en todo el mundo se interesen y se entusiasmen mucho con la ciencia.
Las decisiones pronunciadas en nombre de la ciencia se han convertido en
árbitros de la vida, la muerte y las libertades fundamentales. Todo lo que
importaba se vio afectado por la ciencia, por los científicos que interpretan
la ciencia y por aquellos que imponen medidas basadas en sus interpretaciones
de la ciencia en el contexto de la guerra política.
Un problema
con este nuevo compromiso masivo con la ciencia es que la mayoría de las
personas, incluida la mayoría de las personas en Occidente, nunca habían estado
seriamente expuestas a las normas fundamentales del método científico.
Desafortunadamente, las normas mertonianas de comunalismo, universalismo,
desinterés y escepticismo organizado nunca han sido la corriente principal en
la educación, los medios o incluso en los museos de ciencia y los documentales de
televisión sobre temas científicos.
Antes de la
pandemia, el intercambio gratuito de datos, protocolos y descubrimientos estaba
limitado, lo que comprometía el comunalismo en el que se basa el método
científico. Ya se toleraba ampliamente que la ciencia no era universal, sino el
ámbito de una élite cada vez más jerarquizada, una minoría de expertos.
Gigantescos intereses y conflictos financieros y de otro tipo prosperaron en el
vecindario de la ciencia, y la norma del desinterés quedó abandonada.
En cuanto al
escepticismo organizado, no se vendió muy bien dentro de los santuarios
académicos. Incluso las mejores revistas revisadas por pares a menudo
presentaban resultados sesgados y sesgados. La difusión pública y mediática más
amplia de los descubrimientos científicos se centró en gran medida en lo que
podría exagerarse sobre la investigación, en lugar del rigor de sus métodos y
la incertidumbre inherente de los resultados.
Sin embargo,
a pesar de la cínica comprensión de que las normas metodológicas de la ciencia
se habían descuidado (o quizás debido a esta comprensión), las voces que
luchaban por más comunalismo, universalismo, desinterés y escepticismo
organizado se habían multiplicado entre los círculos científicos antes de la
pandemia. A menudo se consideraba que los reformadores tenían algún tipo de
posición moral superior, a pesar de ser superados en número en la ocupación de
posiciones poderosas. Las crisis de reproducibilidad en muchos campos
científicos, que van desde la biomedicina hasta la psicología, provocaron un
examen de conciencia y esfuerzos para mejorar la transparencia, incluido el
intercambio de datos sin procesar, protocolos y códigos. Las desigualdades
dentro de la academia se reconocieron cada vez más con llamados a remediarlas.
Muchos se mostraron receptivos a las súplicas de reforma.
Los expertos
basados en la opinión (aunque todavía predominan en los comités influyentes,
las sociedades profesionales, las principales conferencias, los organismos de
financiación y otros nodos de poder del sistema) a menudo fueron cuestionados
por la crítica basada en la evidencia. Hubo esfuerzos para hacer más
transparentes los conflictos de intereses y minimizar su impacto, incluso si la
mayoría de los líderes científicos seguían en conflicto, especialmente en
medicina. Una próspera comunidad de científicos centrados en métodos rigurosos,
en la comprensión de los sesgos y en la minimización de su impacto. El campo de
la metainvestigación, es decir, la investigación sobre la investigación, se
había vuelto ampliamente respetado. Por lo tanto, uno podría haber esperado que
la crisis de la pandemia pudiera haber fomentado el cambio. De hecho, el cambio
sucedió, pero quizás principalmente para peor.
La falta de
comunalismo durante la pandemia alimentó los escándalos y las teorías de
conspiración, que luego fueron tratadas como un hecho en nombre de la ciencia
por gran parte de la prensa popular y las redes sociales. La retractación de un artículo muy visible sobre hidroxicloroquina de
The Lancet fue un ejemplo sorprendente: la falta de intercambio y apertura
permitió que una importante revista médica publicara un artículo en el que
supuestamente 671 hospitales aportaron datos que no existían, y nadie se dio
cuenta de esto por completo. fabricación antes de la publicación. The New
England Journal of Medicine , otra importante revista médica, logró publicar un
artículo similar; muchos científicos continúan citándolo en gran medida mucho
después de su retractación.
El debate
científico público más candente del momento, si el virus COVID-19 fue producto
de la evolución natural o un accidente de laboratorio, podría haberse resuelto
fácilmente con una demostración mínima de comunalismo ("comunismo",
en realidad, en el vocabulario original de Merton) de China: abrir los libros
de laboratorio del Instituto de Virología de Wuhan habría aliviado las
preocupaciones de inmediato. Sin tal franqueza sobre qué experimentos se
realizaron, las teorías de fugas de laboratorio siguen siendo tentadoramente
creíbles.
Personalmente,
no quiero considerar la teoría de la fuga de laboratorio, un gran golpe para la
investigación científica, como la explicación dominante todavía. Sin embargo,
si el intercambio público completo de datos no puede ocurrir ni siquiera para
una pregunta relevante a la muerte de millones y el sufrimiento de miles de
millones, ¿qué esperanza hay para la transparencia científica y una cultura de
intercambio? Cualesquiera que sean los orígenes del virus, la negativa a
cumplir con las normas aceptadas anteriormente ha causado un daño enorme.
“A fines de
2020, solo la ingeniería automotriz no tenía científicos que publicaran sobre
COVID-19. A principios de 2021, los ingenieros de automóviles también
expresaron su opinión.”
La pandemia
condujo aparentemente de la noche a la mañana a una nueva y aterradora forma de
universalismo científico. Todos hicieron ciencia de COVID-19 o comentaron al
respecto. Para agosto de 2021, se publicaron 330 000 artículos
científicos sobre la COVID-19, en los que participaron aproximadamente un millón de
autores diferentes. Un análisis mostró que científicos de cada una
de las 174 disciplinas que componen lo que conocemos como ciencia han publicado
sobre COVID-19. A fines de 2020, solo la ingeniería automotriz no tenía
científicos que publicaran sobre COVID-19. A principios de 2021, los ingenieros
de automóviles también expresaron su opinión.
A primera
vista, se trataba de una movilización de talento interdisciplinario sin
precedentes. Sin embargo, la mayor parte de este trabajo era de baja calidad, a
menudo incorrecto y, a veces, muy engañoso. Muchas personas sin experiencia
técnica en la materia se convirtieron en expertos de la noche a la mañana,
salvando enfáticamente al mundo. A medida que estos expertos falsos se
multiplicaron, los enfoques basados en la evidencia, como los ensayos
aleatorios y la recopilación de datos más precisos e imparciales, se
descartaron con frecuencia como inapropiados, demasiado lentos y dañinos.
Incluso se celebró el desdén por los diseños de estudio fiables.
Muchos
científicos increíbles han trabajado en COVID-19. Admiro su trabajo. Sus
contribuciones nos han enseñado mucho. Mi gratitud se extiende a los muchos
investigadores jóvenes extremadamente talentosos y bien capacitados que
rejuvenecen nuestra fuerza laboral científica que envejece. Sin embargo, junto
con miles de científicos sólidos llegaron expertos recién acuñados con
credenciales cuestionables, irrelevantes o inexistentes y datos cuestionables,
irrelevantes o inexistentes.
Las redes
sociales y los principales medios de comunicación han ayudado a fabricar esta
nueva generación de expertos. Cualquiera que no fuera epidemiólogo o especialista
en políticas de salud podía ser citado repentinamente como epidemiólogo o
especialista en políticas de salud por reporteros que a menudo sabían poco
sobre esos campos pero sabían de inmediato qué opiniones eran verdaderas. Por
el contrario, algunos de los mejores epidemiólogos y especialistas en políticas
de salud de Estados Unidos fueron difamados como despistados y peligrosos por
personas que se creían aptas para arbitrar sumariamente las diferencias de
opinión científica sin comprender la metodología o los datos en cuestión.
El
desinterés sufrió gravemente. En el pasado, las entidades en conflicto en su
mayoría intentaron ocultar sus agendas. Durante la pandemia, estas mismas
entidades en conflicto fueron elevadas al estatus de héroes. Por ejemplo, las
grandes empresas farmacéuticas claramente produjeron medicamentos útiles,
vacunas y otras intervenciones que salvaron vidas, aunque también se sabía que
las ganancias eran y son su principal motivo. Se sabía que las grandes
tabacaleras mataban a muchos millones de personas cada año y engañaban
continuamente al promocionar sus productos viejos y nuevos, igualmente dañinos.
Sin embargo, durante la pandemia, solicitar mejores pruebas sobre la eficacia y
los eventos adversos a menudo se consideraba un anatema. Lamentablemente, este
enfoque desdeñoso y autoritario “en defensa de la ciencia” puede haber
aumentado las dudas sobre las vacunas y el movimiento antivacunas.
desperdiciando una oportunidad única que fue creada por el fantástico y rápido
desarrollo de las vacunas COVID-19. Incluso la industria tabacalera mejoró su
reputación: Philip Morris donó ventiladores para impulsar un perfil de
responsabilidad corporativa y salvar vidas, una pequeña fracción de las cuales
estuvo en riesgo de muerte por COVID-19 debido a enfermedades de fondo causadas
por productos de tabaco.
Otras
entidades potencialmente conflictivas se convirtieron en los nuevos reguladores
de la sociedad, en lugar de ser las reguladas. Las grandes empresas
tecnológicas, que ganaron billones de dólares en valor de mercado acumulado a
partir de la transformación virtual de la vida humana durante el confinamiento,
desarrollaron poderosas maquinarias de censura que distorsionaron la
información disponible para los usuarios en sus plataformas. A los consultores
que ganaron millones de dólares a partir de consultas gubernamentales y
corporativas se les otorgaron posiciones prestigiosas, poder y elogios
públicos, mientras que los científicos sin conflictos que trabajaron pro bono
pero se atrevieron a cuestionar las narrativas dominantes fueron difamados como
conflictivos. El escepticismo organizado fue visto como una amenaza para la
salud pública. Hubo un choque entre dos escuelas de pensamiento, la salud
pública autoritaria versus la ciencia, y la ciencia se perdió.
El
cuestionamiento honesto y continuo y la exploración de caminos alternativos son
indispensables para una buena ciencia. En la versión autoritaria (en oposición
a la participativa) de la salud pública, estas actividades se consideraban traición
y deserción. La narrativa dominante se convirtió en que “estamos en guerra”. Cuando está en guerra, todo el mundo tiene que
seguir órdenes. Si a un pelotón se le ordena ir a la derecha y algunos soldados
exploran maniobrar a la izquierda, se les dispara como desertores. Había que
acabar con el escepticismo científico, sin hacer preguntas. Las órdenes eran
claras.
¿Quién dio
estas órdenes? ¿Quién decidió que su opinión, experiencia y conflictos deberían
estar a cargo? No fue una sola persona, ni un general loco o un político
despreciable o un dictador, incluso si la interferencia política en la ciencia
ocurrió, masivamente. Éramos todos nosotros, un conglomerado que no tiene
nombre ni rostro: una maraña de pruebas a medio cocer; medios frenéticos y partidistas
que promueven el periodismo de paracaídas y la cobertura de la manada; la
proliferación de personas seudónimas y epónimas en las redes sociales que
llevaron incluso a los científicos serios a convertirse en avatares salvajes y
desenfrenados de sí mismos, escupiendo cantidades masivas de estupideces y
tonterías; empresas industriales y tecnológicas mal reguladas que muestran su
cerebro y poder de marketing; y la gente común afectada por la prolongada
crisis. Todos nadan en una mezcla de algunas buenas intenciones.
Los debates
científicos acalorados pero saludables son bienvenidos. Los críticos serios son
nuestros mayores benefactores. John Tukey dijo una vez que el nombre colectivo
de un grupo de estadísticos es una pelea. Esto también se aplica a otros
científicos. Pero “estamos en guerra”
llevó a un paso más allá: Esta es una guerra sucia, sin dignidad. Los
opositores fueron amenazados, abusados y acosados por campañas culturales
de cancelación en las redes sociales, historias exitosas en los medios de
comunicación tradicionales y bestsellers escritos por fanáticos. Las
declaraciones fueron tergiversadas, convertidas en testaferros y ridiculizadas.
Las páginas de Wikipedia (aquí, aquí)fueron destrozadas. Las reputaciones fueron
sistemáticamente devastadas y destruidas. Muchos científicos brillantes fueron
abusados y recibieron amenazas durante la pandemia, con la intención de
hacerlos sentir miserables a ellos y a sus familias.
El abuso
anónimo y seudónimo tiene un efecto escalofriante; es peor cuando las personas
que abusan son homónimas y respetables. Las únicas respuestas viables al
fanatismo y la hipocresía son la amabilidad, el civismo, la empatía y la dignidad.
Sin embargo, salvo la comunicación en persona, la vida virtual y las redes
sociales en aislamiento social son malos transmisores de estas virtudes.
La política
tuvo una influencia nociva en la ciencia de la pandemia. Cualquier cosa que
cualquier científico apolítico dijera o escribiera podría convertirse en un
arma para las agendas políticas. Vincular intervenciones de salud pública como
máscaras y vacunas a una facción, política o de otro tipo, satisface a los
devotos de esa facción, pero enfurece a la facción opuesta. Este proceso socava
la adopción más amplia requerida para que tales intervenciones sean efectivas.
La política disfrazada de salud pública no solo lesionó a la ciencia. También
derribó la salud pública participativa donde las personas están empoderadas, en
lugar de obligadas y humilladas.
Un
científico no puede ni debe tratar de cambiar sus datos e inferencias basándose
en la doctrina actual de los partidos políticos o la lectura del día del
termómetro de las redes sociales. En un entorno donde las divisiones políticas
tradicionales entre izquierda y derecha ya no parecen tener mucho sentido, los
datos, las oraciones y las interpretaciones se sacan de contexto y se utilizan
como armas. El mismo científico apolítico podría ser atacado por comentaristas
de izquierda en un lugar y por comentaristas de extrema derecha en otro. Muchos
excelentes científicos han tenido que silenciarse en este caos. Su autocensura
ha sido una gran pérdida para la investigación científica y el esfuerzo de
salud pública. Mis héroes son los muchos científicos bien intencionados que
fueron abusados, difamados y amenazados durante la pandemia. Los respeto a
todos y sufro por lo que pasaron, independientemente de si sus posiciones
científicas coincidían o no con las mías. Sufro y aprecio aún más a aquellos
cuyas posiciones no están de acuerdo con las mías.
No hubo
absolutamente ninguna conspiración o planificación previa detrás de esta
evolución hipercargada. Simplemente, en tiempos de crisis, los poderosos
prosperan y los débiles se vuelven más desfavorecidos. En medio de la confusión
pandémica, los poderosos y los conflictivos se volvieron más poderosos y
conflictivos, mientras que millones de personas desfavorecidas han muerto y
miles de millones han sufrido.
Me preocupa
que la ciencia y sus normas hayan compartido el destino de los desfavorecidos.
Es una pena, porque la ciencia aún puede ayudar a todos. La ciencia sigue
siendo lo mejor que le puede pasar a los humanos, siempre que pueda ser
tolerante y tolerada.
https://www.tabletmag.com/sections/science/articles/pandemic-science
Dossier de
prensa
‘The Lancet’
se retracta del influyente estudio crítico con la Hidroxicloroquina
https://www.france24.com/es/20200605-the-lancet-retracta-estudio-hidroxicloroquina
The Lancet
toma distancia del estudio que publicó sobre la hidroxicloroquina
https://www.youtube.com/watch?v=RKdufzl0xF4
El escándalo
del #LancetGate y la hidroxicloroquina: una llamada de atención sobre las
publicaciones científicas
La Aemps ve
grietas en el estudio de ‘The Lancet’ y niega haber recibido alertas por
hidroxicloroquina
Coronavirus:
The Lancet retira su macroestudio sobre hidroxicloroquina
Hidroxicloroquina:
The Lancet retira el estudio que llevó a la OMS a suspender su uso
The Lancet:
tres autores de estudio sobre hidroxicloroquina se retractan
'The Lancet'
se retracta sobre los riesgos de la hidroxicloroquina en pacientes de covid-19
La revista
‘The Lancet’ se retracta del estudio crítico con la hidroxicloroquina
Tres de los
autores del estudio de ‘The Lancet’ que cuestionaba la hidroxicloroquina se
retractan
Tres autores
del estudio sobre la hidroxicloroquina en Lancet se retractan
Autores de
estudio sobre la hidroxicloroquina se retractan de publicación de artículo en
The Lancet
«The Lancet»
se retracta de un influyente estudio sobre los riesgos de la hidroxicloroquina
¿Es fiable
el estudio sobre la hidroxicloroquina de «The Lancet»?
Científicos
cuestionan el estudio sobre la hidroxicloroquina en 'The Lancet'
Según The
Lancet cloroquina e hidroxicloroquina no son eficaces contra la Covid-19
Historia de
un escándalo: una empresa sospechosa y el estudio que sacudió a la prestigiosa
revista 'The Lancet
https://www.eldiario.es/sociedad/lancetgate_1_6034915.html
La revista
médica 'The Lancet' retira el estudio sobre hidroxicloroquina que hizo que la
OMS detuviese sus ensayos con el medicamento
https://www.businessinsider.es/lancet-retira-polemico-estudio-hidroxicloroquina-654045
Qué sabemos
sobre el estudio de la hidroxicloroquina que publicó y luego retiró 'The
Lancet'
https://maldita.es/malditaciencia/20200605/estudio-hidroxicloroquina-publico-retiro-the-lancet/
9º Plandemia: Una narrativa
alternativa más creíble que el relato oficial. Esteban Cabal
El péndulo
de la historia parece querer devolvernos a los horrores del totalitarismo de
los años 30. Pero no son ahora instituciones nazis las que limitan nuestros
derechos fundamentales, las que silencian y castigan a la disidencia, sino
gobiernos supuestamente “democráticos”, incluso de “izquierdas”. En nombre de
un pretendido progresismo se violan sistemáticamente los derechos humanos y se
atenta contra la salud y la dignidad de las personas. Se practica, desde las
instituciones públicas, el terrorismo informativo, que es otra forma de
terrorismo de Estado.
En un primer
momento todo eso trajo una profunda desafección política de quienes
desconfiamos del relato oficial y no nos sometemos a protocolos médicos
experimentales o de dudosa eficacia. Y llegamos así al momento en que Emmanuel Macron, ex jefe de la Casa Rothschid,
presidente de Francia y desde el uno de enero de 2021 presidente de la Unión
Europea, declaró públicamente que su principal propósito era “joder a los no
vacunados”. ¿Se puede dudar de que hoy la Unión Europea tenga un presidente
intolerante y totalitario?
Emmanuel Macron Trayectoria como alto
funcionario y banquero
Familia
Rothschild https://es.wikipedia.org/wiki/Familia_Rothschild
Pablo Iglesias sugiere que
agrediría a los no vacunados si infectaran a su padre. (Aquí, aquí, aquí, aquí)
Las posturas
de Pablo Iglesias, Carmen Calvo y José Manuel García Margallo ,
coinciden en la vacunación
obligatoria. 22/11/2021
Una asociación se querella
contra Pablo Iglesias por incitación al odio contra los no vacunados
25/01/2022
Por cierto
que Pablo Iglesias, el histórico líder de Podemos, no tardó en hacer suyas las
palabras de Marcón. El 10 de enero en la Cadena Ser declaró que a él tampoco le
importaría “joder a los no vacunados”
si por su culpa “su padre muriera de Covid”. Pablo Iglesias discriminando y culpabilizando a las
víctimas de la dictadura sanitaria que él consintió y contribuyó a instaurar,
como vicepresidente del gobierno que promulgó dos Estados de Alarma declarados
ilegales por el Tribunal Constitucional. Su gobierno aplicó ilegalmente
estrictas medidas de confinamiento y aislamiento, con muy lesivas consecuencias
para la sociedad, en no pocos casos dramáticas, y sancionó ilegalmente a
1.400.000 ciudadanos por desobedecer protocolos nada sanitarios como los toques
de queda o el uso obligatorio de mascarillas al aire libre. Medidas todas ellas
propias de un régimen totalitario.
El silencio suicida de la
izquierda ante la gestión de la pandemia Covid-19
No menos
decepcionante fue la reacción del recién elegido nuevo presidente de Chile, el
izquierdista Gabriel Boric, al ser preguntado si defenderá los
derechos de los no vacunados. A lo que respondió de forma tajante y despótica:
“todo el mundo se tiene que vacunar”.
Afortunadamente,
no todo son malas noticias. Cada vez más líderes en el ámbito de la izquierda
salen del armario con todas las consecuencias. El mismo 10 de enero, mientras
Pablo Iglesias hacía aquellas declaraciones en la SER, un concejal de Arbucies
(Gerona) hacía pública una carta en la que expresa las razones que le han
llevado a abandonar su militancia en la CUP.
Según su
criterio, la formación asamblearia “está avalando la gestión de la pandemia,
gestión que no está encaminada a mejorar la salud ni mucho menos, bajo el
mantra del ‘bien común’, donde los únicos que salen ganando son las
farmacéuticas y los grandes fondos de inversión que mueven sus hilos”.
Ribas
considera que “la gota que ha hecho colmar el vaso y precipitar su baja en su
hasta ahora formación política “ha sido el silencio cómplice ante el recorte de
derechos y libertades que supone el pasaporte Covid, que se ha demostrado
que no ha sido pensado para reducir los contagios sino para coaccionar a un
grupo de gente que libremente ha decidido no vacunarse de una vacuna que no es
obligatorio ponerse”.
Lluis Ribas
cree que “es paradójico que estemos montando actos antirrepresivos y cuando
acaban, van todos corriendo al bar a enseñar su código QR porque ‘el papá
Estado’ les da permiso para beberse una birra”. Y subraya que “En eso se
han convertido los antisistema y de esto no quiero formar parte”
Otro aspecto
que subraya en su misiva es el proceder de la CUP en lo relativo a la pandemia
de la Covid-19. Dice: “me sorprende mucho que un partido que se hace llamar
asambleario, no haya hecho un sólo debate con su militancia sobre este tema tan
importante que ha entrado en casa de todos. ¿Quién toma las decisiones si no se
está consultando a la militancia?”
“La libertad
no descenderá al pueblo, el pueblo tiene que alzarse hacia la libertad”. Con
estas palabras de la anarquista Enma Goldman, Lluís Ribas finaliza su carta.
El caso es
que la izquierda ha dejado de ilusionar. ¿Qué ha ocurrido, qué nos hemos
perdido? ¿Cuándo la izquierda dejó de ser la adalid de las libertades y los
derechos?
La ruptura
social, la desafección política, crece aceleradamente por el estrepitoso
fracaso de las supuestas vacunas contra la COVID, y forma un caldo de cultivo
idóneo para las ideologías del odio. En nuestro caso, para el “franquismo
sociológico” y su última expresión, la ultraderecha conspiranóica, que intenta
hegemonizar el discurso de la raquítica disidencia española.
En los años
30 fueron las oligarquías financieras las que agitaron los vientos del
totalitarismo y la violencia, las que promovieron el auge del fascismo y del
nazismo y favorecieron la invasión de Rusia. Y se asemeja mucho a lo que ahora
ocurre. Esa nueva ultraderecha se adentra peligrosamente en la estepa rusa
donde la dejarán morir de frío cuando llegue el momento, como hizo Franco con
su División Azul. La historia se repite.
Fue en
aquellos trepidantes años 30 cuando Aldous Huxley publicó su obra distópica “Un mundo feliz” que tanto recordamos ahora.
Diecisiete años después George Orwell publicó su novela “1984” y Huxley le
felicitó en una misiva memorable de 1949.
Huxley,
nieto de un estrecho colaborador de Darwin, hermano del primer presidente de la
UNESCO, hermanastro de un Premio Nobel de biología… Huxley amigo de
Krishnamurti y de Aleister Crowley. Huxley tenía acceso a los planes secretos
de las elites anglosajonas de los años 30. Y el joven George Orwell, que
combatió con el POUM en la guerra civil española, también lo tuvo, pero a
través de la Sociedad Fabiana con la que colaboró. Ambos trataron de
advertirnos de lo que podría llegar.
Resulta que
en la mencionada carta Huxley compara “Un mundo feliz” con “1984” y concluye
que la primera es más realista porque: “Parece dudoso que la realidad de la
política del “pisotón en la cara” pueda durar indefinidamente. Mi propia
creencia es que la oligarquía gobernante encontrará maneras menos arduas y
derrochadoras de gobernar y satisfacer su ansia de poder, y esas maneras se
parecerán a las que describí en Un mundo feliz”.
La carta de
Huxley a Orwell termina con el siguiente pronóstico: “En el curso de la próxima
generación creo que los amos del mundo descubrirán que el condicionamiento
infantil y la narco-hipnosis son más eficaces como instrumentos de gobierno que
los garrotes y los calabozos, y que el ansia de poder puede satisfacerse
completamente sugiriendo a la gente amar su servidumbre, como si a latigazos y
puntapiés se le impusiera la obediencia. En otras palabras, en mi opinión la
pesadilla de 1984 está destinada a modularse, llegando a ser así la pesadilla
de un mundo que se asemejará más al que imaginé en Un mundo feliz. El cambio se
producirá como resultado de una sentida necesidad de mayor eficacia. Mientras
tanto, por supuesto, puede desarrollarse una guerra biológica y atómica a gran
escala, en cuyo caso tendremos que soportar pesadillas de otro género, apenas
imaginables”. (Aquí se pude leer la carta, aquí, aquí, aquí , aquí )
Muchas
vueltas ha dado el mundo desde entonces para estarse quieto. De una guerra
atómica estuvimos a un paso en 2010. Una guerra nuclear de la OTAN contra Irán,
respaldada por China y Rusia, estuvo a punto de desatarse. Y una guerra
biológica a gran escala podría ser lo que estamos viviendo desde que la OMS
declaró la pandemia. En ese momento se abrió el telón de un escenario distópico
que tiene mucho de Orwell y mucho de Huxley. Solo que esta vez no se trata de
literatura, la distopía totalitaria es real. Y Macrón lo proclama sin
ruborizarse.
Pero no son
los discursos apocalípticos, guerracivilistas, excluyentes o conspiranóicos,
aderezados con consignas de la ultraderecha, los que nos van a sacar de esta
distopía totalitaria. Todo lo contrario, no hay que infundir más miedo sino
salir de él con información de calidad. Con argumentos de consenso. Nunca
olvidemos los devastadores efectos del miedo y del nocebo.
La verdadera
disidencia debe delimitar bien su argumentario común. Y, si quiere convencer a
la mayoría social, debe construir una narrativa alternativa, más sólida y más
creíble que el relato oficial. Desde la verdad, la transparencia y la racionalidad.
Y desde la benevolencia.
Octavi
Piulats, doctor en Filosofía por la Universidad de Frankfurt, acaba de publicar
un libro titulado; “Para entender y prevenir el COVID-1” (Mandala Ediciones),
que resulta ser una gran contribución para ese propósito. Otro buen esbozo de
lo que podría ser esa “narrativa alternativa, más sólida y más creíble que el
relato oficial”, es el Decálogo de la Coordinadora Sin Miedo (CSM), que ya lo
han suscrito más de 70 asociaciones y colectivos sociales en toda España.
Esteban
Cabal. Portavoz de la COORDINADORA SIN MIEDO
LA CARTA DE
LLUÍS RIBAS
La carta
pública del concejal de la CUP explicando su baja del partido que se hace viral
Lluís Ribas
Lluís Ribas.
Concejal de la CUP se da de baja de la formación y explica qué le ha llevado a
tomar esa decisión
Segunda
campaña de difamaciones y calumnias contra el POUM, indirectamente a través
George Orwell por escribir contra el estalinismo
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2019/10/segunda-campana-de-difamaciones-y.html
Nosotros los
rojos (la distopía de Yevgueni Zamiatin, inspiradora de otras obras como “Un
mundo feliz” (1932) de A. Huxley o “1984” (1948) de George Orwel. Lenin y el
taylorismo
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2017/06/nosotros-los-rojos-la-distopia-de.html
10º Decálogo de la Coordinadora
sin miedo (aquí, aquí, aquí)
1. Reclamamos la reparación urgente de los
daños causados a la sociedad. La OMS cometió un gravísimo error al declarar
la pandemia sin cumplir los requisitos científicos necesarios y sin evaluar
correctamente los daños colaterales que esta declaración iba a provocar y que
están resultando tremendamente lesivos para la población, agravados además por
unas medidas gubernamentales de emergencia desacertadas y contraproducentes
desde el punto de vista sanitario.
2. Estamos a favor de una narrativa de la
pandemia veraz, diferente a la que han ofrecido la OMS y los organismos
oficiales, que han contado falsedades y han dado información sesgada,
manipulando y aterrorizando a la población a través de los medios de
comunicación. Rechazamos por su inutilidad e ineficacia las pruebas PCR que
generan un gran porcentaje de falsos positivos. El relato oficial es falso
porque se ha construido en base a estadísticas de fallecidos, contagios y
“asintomáticos” que no son creíbles por estar todas ellas basadas en test PCR
que nunca han servido para diagnosticar enfermedades víricas.
3. Nos manifestamos a favor de una gestión
social y sanitaria inteligente y eficaz, dirigida específicamente a la
población vulnerable, en vez de las medidas políticas y administrativas
adoptadas de obligado cumplimiento y de dudosa legalidad (confinamiento,
mascarillas, aislamiento y distanciamiento social de personas sanas,
restricciones de horario y movilidad, prohibición de autopsias, diagnósticos
basados en test PCR inespecíficos, etc.), que han resultado ser de enorme
impacto negativo desde el punto de vista sanitario, social y económico y nos
abocan a una hecatombe sin precedentes.
4. Demandamos políticas sanitarias que
respeten las libertades civiles, los derechos fundamentales y los derechos
humanos, y nos oponemos a las políticasirracionales, represivas y
sancionadoras, o que atenten contra nuestra integridad y nuestros principios
éticos y morales. No toleraremos los abusos de poder ni que el Estado imponga
una “Nueva Normalidad” que recorte nuestros derechos sociales y ambientales, y
las libertades civiles que tanto nos costaron conquistar. Exigimos
particularmente la normalización de la atención médica y sanitaria en los
hospitales y la restitución de la atención primaria. Y clamamos por que se
ponga fin a las medidas deshumanizadoras implantadas en los centros educativos
y una protección real de los derechos de nuestros niños
5. La vacuna, cualquiera que sea, debe ser
voluntaria y no forzosa ni obligatoria, con plenas garantías de seguridad y
eficacia. Los fabricantes de vacunas deben ofrecer información completa, veraz
y verificable sobre su composición y efectos adversos o no deseados. Y hacerse
responsables de los posibles daños causados. Antes de recomendar o administrar
ninguna vacuna, el gobierno debe acreditar científicamente, de manera clara,
rotunda, inequívoca y fehaciente, la existencia del virus SARS-Cov2 y su
supuesta relación de causa-efecto con los síntomas de la enfermedad que la OMS
ha denominado Covid-19. Asimismo, debe justificar con evidencia científica que
las medidas tomadas contra la población “asintomática” tienen sustento y
respaldo científico. Exigimos que nuestra Constitución blinde la no
obligatoriedad de la vacunación para garantizar que ningún gobierno de turno
tenga potestad para imponer la vacunación obligatoria a los ciudadanos.
6. Nos pronunciamos a favor de la
desactivación de las redes 5G por su peligrosidad y por atentar contra
nuestra salud, deteriorando nuestro sistema inmunitario y reduciendo la
absorción y asimilación de oxígeno a nivel celular. Apelamos al principio de
precaución, abogamos por un mayor control de las emisiones de las
radiofrecuencias electromagnéticas y rechazamos el uso de la tecnología como
medio de control social a través de la inteligencia artificial y cualquier tipo
de experimentación global con los seres vivos y con el medio ambiente.
7. Abogamos por la plena libertad de expresión
y condenamos enérgicamente el terrorismo mediático y la censura en todas sus
formas y manifestaciones, tanto la ejercida por las instituciones públicas como
por las corporaciones privadas. Así mismo condenamos la brutal campaña de
censura en las principales redes sociales y plataformas online donde
periodistas, profesionales, médicos, científicos y ciudadanos están siendo
sistemáticamente coaccionados, censurados y eliminados por cuestionar las
medidas de la OMS y del gobierno. Y muy en especial el sangrante caso de los
médicos y sanitarios que están siendo despedidos de sus trabajos, expedientados
y cesados, por cuestionar la retórica de la OMS y del gobierno. Reafirmamos
nuestro compromiso con la defensa de la libertad de opinión y de expresión,
pero a la vez con la metodología de la no violencia y con la resolución
pacífica de los conflictos, porque la libre expresión no puede servir jamás de
excusa para justificar o amparar agresiones o comportamientos violentos.
8. Nos reafirmamos en la soberanía de nuestra
salud. Exigimos la inmediata liberación de las patentes de salud,
maliciosamente retenidas o prohibidas durante décadas, la independencia del
sistema sanitario respecto de la industria farmacéutica, y la libre elección de
los tratamientos disponibles incluyendo las terapias naturales o las
alternativas (como el MMS o dióxido de cloro), junto a la accesibilidad y
gratuidad de dichos tratamientos.
9. Reclamamos justicia y una investigación a
fondo de lo ocurrido en las residencias. El gobierno debe explicar a la ciudadanía
qué ocurrió en las residencias de ancianos: por qué se les denegó la asistencia
médica y el acceso a hospitales vacíos; por qué se ordenó su sedación en muchos
casos; por qué las autoridades sanitarias aprobaron el tratamiento de ancianos
sanos con peligrosos medicamentos contraindicados para mayores de 65 años, como
las drogas Covicistat y Darunavir, con el pretexto de aplicárselo como
tratamiento preventivo del Covid-19 y pese a las claras advertencias de los
mismos fabricantes de dichas drogas; por qué se les encerró en habitaciones
dejándoles morir de inanición y deshidratación, como testimonian cada vez más
trabajadores sanitarios y testigos del ejército; por qué se aplicó a los
fallecidos el protocolo de Grupo Dos (indicado para cadáveres radiactivos y
evitando así las autopsias) en lugar de aplicarles el protocolo de Grupo Uno,
indicado para la gestión de cadáveres resultantes de enfermedades infecto
contagiosas y como cabría esperar en cualquier pandemia. El gobierno debe
reparar de manera urgente los daños causados a los familiares afectados y poner
punto final a la hoja de ruta de la “nueva normalidad”.
10. Exigimos transparencia y democracia,
porque sin transparencia no hay democracia. La nefasta gestión de la pandemia
ha puesto de manifiesto tanto la falta de transparencia de las instituciones
públicas y privadas como la escasa calidad democrática de nuestro sistema
político. Reclamamos un debate público donde las distintas corrientes
científicas expongan sus argumentos con libertad, aunque no coincidan con los
de la oficialidad representada por la OMS. Nunca más se deben adoptar medidas
tan drásticas, que afectan muy negativamente a la ciudadanía, sin contar con el
necesario consenso social y sin poner a disposición de la sociedad toda la información
necesaria para la adopción de tales medidas.
Nota: Este
Decálogo lo han suscrito más de 100 organizaciones de la sociedad civil, 70 de
las cuales están adheridas a la Coordinadora Sin Miedo. Si estás de acuerdo
envía tu adhesión o la de la entidad que representas a coordinadorasinmiedo@gmail.com)
11º Contra
la dictadura sanitaria
Contra la
dictadura sanitariahttp://contraladictadurasanitaria.com/#about
http://contraladictadurasanitaria.com/
Frente a la
dictadura sanitaria que pretende limitar nuestro derecho a elegir el tipo de
medicina que deseamos para mantener nuestra salud, que pretende imponernos
vacunas innecesarias y restricciones a nuestros derechos, que pretende imponer
el pensamiento único en la ciencia y la medicina de la bestia, y que persigue,
silencia o difama a quienes se atreven a criticar su visión totalitaria
respecto a la salud.
¿Qué clase
de vida creemos que estamos protegiendo? La vida es algo más que evitar la
muerte. La vida es una copa con los amigos. La vida es un partido de fútbol
lleno de gente o un concierto en directo. La vida es una celebración familiar
con hijos y nietos. La vida es compañía, un brazo alrededor de la espalda,
risas o lágrimas compartidas a menos de dos metros. La vida son besos, son
abrazos, son caricias. Estas cosas no son sólo extras opcionales. Son la vida
misma. Son fundamentales para nuestra humanidad, para nuestra existencia como
seres sociales. Por supuesto, la muerte es permanente, mientras que la alegría
puede suspenderse temporalmente. Pero la fuerza de ese punto depende de lo
temporal que sea realmente esa suspensión de la vida. La vida suspendida
indefinidamente, dada la incapacidad de la ciencia y la medicina oficiales para
resolver esta “epidemia”, es muerte.
BALANCE DE LAS MEDIDAS CONTRA LA
“PANDEMIA”
Queridos
políticos que nos habéis venido torturando sin pausa durante estos dos años,
con vuestra medidas de confinamientos, mascarillas, cierres, restricciones,
toques de queda, prohibición del ocio y medidas económicas draconianas contra
la economía de la gente más desfavorecida.
Queridos
científicos cientificistas totalitarios, que habéis secuestrado la verdadera
ciencia, para servir a las grandes corporaciones farmacéuticas de la Big
Pharma. Os habéis convertido en sacerdotes y pontífices de la nueva religión,
el cientificismo, dictatorial, inquisitorial, criminal. Os habéis convertido en
inquisidores persiguiendo, insultando, castigando, censurando, ridiculizando y
haciendo la vida imposible a muchísimos científicos honestos que se atrevieron
a criticar vuestros dogmas de pensamiento único. Habéis conseguido lavar el
cerebro de la gente con vuestro dogmatismo talibán fundamentalista. Y
felicitaros por el funcionamiento de las vacunas /medicamentos genicos
experimentales), 3 al año, genial. ¡Impresionante!
Teoría de la
conspiración de las grandes farmacéuticas
https://en.wikipedia.org/wiki/Big_Pharma_conspiracy_theory
Queridos
periodistas y medios de manipulación habéis conseguido ampliamente sembrar por
doquier el terror y el miedo en la gente indefensa, gracias a la censura
repugnante y asquerosa de Newtral, Maldita, Google, Facebook, Whatsapp, Youtube
y toda esa caterva de mangantes magnates, y gracias a la financiación de los
fondos buitres como BlackRock, etc. dueños de la mayoría de los principales
medios de manipulación de masas y dueños también de bancos, de empresas del
Ibex y de fabricantes de medicamentos y vacunas.
El silencio suicida de la
izquierda ante la gestión de la pandemia Covid-19
Felicitaros
porque lo habéis hecho muy bien, nos habéis jodido la vida hasta límites
indescriptibles. Buen trabajo,
Estos son
vuestros logros:
AUMENTA:
Aumento de
los suicidios, especialmente entre los jóvenes
Aumento de
los problemas de salud mental Aumento de la depresión y la ansiedad
Aumento del consumo de ansiolíticos y
antidepresivos
Aumento de
los problemas de educación y de comunicación en los niños
Aumento de la desadaptación en niños
Aumentan los
índices de autismo Aumento de la desescolarización
Aumento del
consumo de alcohol
Aumento del
consumo de drogas prohibidas y no prohibidas
Aumento del
número de divorcios, separaciones y conflictos conyugales
Aumento de
la contaminación planetaria, 3 mil millones de mascarillas van a parar a los
océanos cada año.
Aumento de un 60 por ciento de sobrepeso en la
población
Aumento del
odio entre los grupos de población, especialmente de vacunados y tragacionistas
contra las personas libres de vacuna
Aumento de
la deuda pública nacional y mundial, en una cifra descomunal.
Aumento del
totalitarismo político
Aumento de las dificultades para hacer todo
tipo de gestiones vitales, por el cierre sin vergüenza de los organismos e instituciones
oficiales
Aumento del terrorismo informativo de los
medios de comunicación de masas
Aumento de la censura en los medios y en la
red
Aumento de
la persecución y castigo a todos los científicos críticos con el manejo de la
“pandemia”
Aumento de la desigualdad económica en todo el
mundo
Aumento del
poder económico de los ricos, y disminución de la renta de los más
desfavorecidos
Aumento de
la pobreza a nivel mundial.
Aumento de la corrupción, pillando cacho de
todo el manejo de dinero que se mueve y de subvenciones incontroladas
Aumento de
los problemas de miocarditis y pericarditis
Aumento de los desvanecimientos y muertes
repentinas de futbolistas y deportistas de toda clase y condición.
Aumento de
muertes por los efectos secundarios de las vacunas
Aumento de
casos graves de enfermedades como consecuencia de las vacunas
Aumento del
despilfarro en vacunas, que nos van a tener que poner dos o tres anuales.
Aumento de
la desatención a todas las demás patologías.
Aumento de
la soberbia de los médicos.
Aumento de
los contagios por PCR de dudosa efectividad
Aumento de
los ingresados vacunados
Aumento de la torturas con mascarillas
innecesarias, incluso en exteriores. Absurdo monumental.
Aumenta la censura y la persecución de las
terapias naturales. Aumento de las medidas represivas, pase covid, etc.
Aumentan las
dificultades para ver a tus seres queridos en los hospitales y residencias.
Aumento del
sufrimiento de los niños con TEA y discapacidades y de sus familias.
y muchas más
cosas y desatinos de toda clase...
DISMINUYE
El dinero en
nuestros bolsillos y en nuestras cuentas, de los pobres claro, de los ricos no.
el número de autónomos, y pequeños empresarios, en beneficio de las grandes
corporaciones
El amor
La solidaridad
La alegría
Nuestra
esperanza
Nuestra libertad
Nuestros
derechos fundamentales
Nuestra fe
en los políticos y científicos (los afiliados y vendidos al poder) Las ganas de
jugar en los niños
Nuestras ganas de vivir
El daño
generado para combatir esta “pandemia” es descomunalmente mayor a los supuestos
beneficios que se pretendían.
El número de
muertos como consecuencia de las medidas represivas y de la gestión de los
confinamientos y cierres y por el aumento de las desigualdades es mayor que el
número de personas que (dicen) se pretendía salvar.
Hay muchas
formas de morir. Y de matar. ¡BASTA DE TORTURA!
Podéis
completar cada uno vuestra lista de desatinos según os parezca. Seguro que hay
muchas más cosas que DENUNCIAR.
La
CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA sigue vigente, los estados de alarma han sido declarados
ilegales. La DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS ha sido firmada por el Estado
español y no está derogada, por tanto toda ley, norma o medida que atente a
estos derechos es ilegal.
Artículo 1
Todos los
seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como
están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los
otros.
Artículo 2
Toda persona tiene todos los derechos y
libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza,
color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole,
origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra
condición. Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición
política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción
dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un
territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier
otra limitación de soberanía.
Artículo 3
Todo individuo tiene derecho a la vida, a la
libertad y a la seguridad de su persona.
Artículo 4
Nadie estará sometido a esclavitud ni a
servidumbre, la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus
formas.
Artículo 5
Nadie será sometido a torturas ni a penas o
tratos crueles, inhumanos o degradantes
Ninguna
emergencia sanitaria habilita a violar la constitución de cada país y los
tratados internacionales de derecho humanos
12º Los
medios de comunicación y la pandemia. Por Octavi Piulats
(Capítulo de su libro “Para
entender y prevenir el Covid-19”, Mandala ediciones)5 3
Poner el
índice
Fue el
filósofo Marschall Mc.Luhan quien emitió la famosa frase “El mensaje es el
Medio“. Gracias a McLuhan sabemos que el mensaje es secundario frente a la
forma que tienen los Media de comunicarlo; es decir los Media determinan a
priori la selección de hechos ocurridos y colocan el foco de atención sobre uno
u otro acontecimiento, dejando otros hechos en la penumbra. Por lo tanto
sabemos hoy que en las sociedades industriales avanzadas y democráticas la
información y la libertad de prensa está de facto restringida. Es lo que se
denomina “línea editorial“de los Media
Sin embargo
con la irrupción de la pandemia, hemos descubierto con estupor que en la
mayoría de los gobiernos democráticos europeos y sobre todo en España, esta
tendencia hacia el control enmascarado de la información ha alcanzado cotas que
se aproximan peligrosamente al concepto de “propaganda“; sistema informativo
que inauguró Josep Goebbels en la Alemania del siglo XX. La propaganda
goebeliana se vertebraba en la construcción de un relato único que a la vez
contenía la intencionalidad de eliminar cualquier información complementaria o
cualquier debate sobre las alternativas informativas. Al mismo tiempo la
propaganda goebeliana elaboraba la información de forma que los ciudadanos se
orientasen consciente o inconscientemente a determinados comportamientos y
actitudes favoreciendo la línea gubernamental.
Lo que ha
sucedido en nuestro país respecto a la actualidad sobre la pandemia puede
calificarse más de propaganda que de información. Junto a correctas
informaciones sobre el agente-virus y sus consecuencias, se ha transmitido todo
un relato sesgado sobre la realidad. Empezó por la manipulación de los datos de
infecciones y de mortalidad, continuó con apagón informativo de las terapias de
los primeros meses en las Ucis y errores médicos, luego se aumentó
informativamente la peligrosidad del agente-virus para aceptar el exagerado
confinamiento, y finalmente se apostó informativamente todo a la vacunación a
través de mantras diarios en televisión y prensa, asegurando en contra
informaciones científicas criticas y hechos que la vacuna era 99% efectiva e
inocua. En 2021 la propaganda continua esta vez con el ocultamiento a nivel
informativo de las negativas cifras de efectos adversos y muertes debido a las
vacunas, y atribuyendo a la población no vacunada todas las nuevas olas.
El fenómeno
que ha sucedido en el panorama de la comunicación e información española es de
estudio futuro en universidades. De repente el sector privado de la
comunicación ha aceptado sin rechistar las directrices públicas del gobierno.
En todos los canales de televisión públicos o privados, en todas las radios
públicas o privadas, en todos los periódicos impresos o digitales, en todas las
tertulias radiofónicas o televisivas, en todos los artículos de opinión de
todos los periódicos, desaparecía la posibilidad de debate sobre otras
opiniones o visiones alternativas a lo oficial, o sobre informaciones que
contradecían el relato único oficial. En los primeros meses de la pandemia
ciertamente hubo algún programa (Horizonte Cuatro) que intentó matizar la
versión oficial, pero pronto fue reprimido.
Frente a
este pensamiento único ciertamente estaban las redes sociales y desde luego You
Tube con sus vídeos personales, por lo que ya en 2020 los gobiernos forzaron a
las compañías digitales a introducir la censura, de forma que cualquier debate
sobre otros relatos posibles fuera bloqueado o eliminado. Ciertamente en la
información alternativa que circulaba por redes sociales aparecieron teorías
descabelladas y debates utópicos sobre la pandemia, y precisamente esto sirvió
de excusa para eliminar la discusión sobre las informaciones alternativas
verosímiles y contrastadas. Para limitar los relatos alternativos de las redes
sociales se gestó a través de subvenciones estatales un fenómeno nuevo en el
mundo de la comunicación, o sea “Las agencias de
verificación“.
El silencio suicida de la
izquierda ante la gestión de la pandemia Covid-19
El objetivo
central de estas agencias era y es el de desmentir con informaciones
contrastadas los posibles bulos y exageraciones que circulan por redes sociales
y telefonía móvil. Más allá de esta función en principio correcta, lo
sorprendente empero de estas agencias de verificación ha sido que no se han
mantenido criticas o equidistantes en la información discutible sobre la
pandemia, sino que se han comportado como meros censores gubernamentales, ya
que cuando la avalancha de informaciones científicas nuevas desmentían afirmaciones
gubernamentales anteriores, estas agencias no han reaccionado.
Otra
decepción en el ámbito de los Media a nivel europeo, han sido los canales
críticos de TV expertos en realizar documentales y entrevistas sobre temas
polémicos sociales como fue el caso de las farmacéuticas y sus ganancias que
han brillado por su ausencia. Sobre todo nos referimos a la necesidad de que
cadenas de investigación den voz a los médicos y profesionales de la salud
disidentes de los relatos oficiales, como es el caso en nuestro país de los
médicos agrupados bajo la sigla “Médicos por la Verdad“.
La decepción
se extiende también a la denominada prensa “alternativa“europea. Periódicos y
semanarios con fama de crítica social como “Der Spiegel“, “Tageszeitung“,
“Liberation“ o “Falter“ no han sido capaces de ser vehículos de informaciones
que podrían haber iniciado debates sobre los items de la pandemia, y
renunciando a su fama de prensa crítica se han convertido ya en prensa
convencional.
Este eclipse
informativo alcanza finalmente también al ámbito político. En el escenario de
la pandemia y sus restricciones de derechos fundamentales, los partidos
políticos progresistas e incluso aquellos que se denominan como de izquierda
inclusiva y ecológica una vez más han decepcionado. Estas formaciones políticas
llamadas de izquierda, parecen aceptar sin rechistar las enormes ganancias de
las farmacéuticas mientras la población en parte se empobrece, o el trato
vejatorio durante el Covid 19 a los ancianos, o la persecución de los profesionales
sanitarios honestos que sólo tratan de iniciar debates.
Octavi
Piulats Ríu se licenció en filosofía y letras en la Universidad de Barcelona
con una tesina sobre Platón dirigida por el Dr. Emilio Lledó. Becado por el
Gobierno Alemán estudió varios años en Alemania en la universidad JW.Goethe de
Frankfurt am Main,en 1987 se doctoró en filosofía con una tesis sobre Hegel
dirigida por el Dr.H. Röttges. En Alemania devino miembro del partido
ecologista alemán “Die Grünen” (Los Verdes) estando en estrecho contacto con
Petra Kelly, además realizó estudios de Heilpraktiker (Naturopatia)y siguió
clases de medicina en la universidad.
A su vuelta
España se incorporó como periodista al grupo de médicos y biólogos de la
revista “Integral” en Barcelona, dedicada a la ecología, la espiritualidad y la
salud natural. En 1992 se convirtió en profesor titular de Antropología
Filosófica y Cultura de la Universidad de Barcelona y creó por primera vez en
España seminarios y cursos de “Pensamiento ecológico”. Entre sus numerosos
libros y artículos destacamos “Lecciones sobre Hiperión”, “Historia de la salud
natural” “Egiptosophia” y “Biotopias (serie sobre la manipulación genética”).
Para entender y prevenir el
Covid-19. Por Octavi Piulats Ríu
Índice del contenido del libro
Prólogo de Esteban Cabal (portavoz de la
Coordinadora sin miedo) 9
Pandemia de
gripe de 1918, llamada “gripe española”.
https://es.wikipedia.org/wiki/Pandemia_de_gripe_de_1918
Introducción
13
1º Debate
previo sobre la naturaleza del agente
15
2º Crítica
del origen de la Pandemia 17
3º La
significación biológica. Casualidad de base: la dejación de nuestra Salud 21
4º
Consecuencia de las vacunas tradiciones
23
5º Las
nuevas vacunas 26º
14º SARS ¿epidemia o un nuevo
fraude? ¿Quién se beneficia con el SARS? Por Alfredo Embid
(se puede descargar el artículo en PDF completo)
SARS
¿epidemia o un nuevo fraude? ¿Quién se beneficia con el SARS? Por Alfredo Embid
Índice del contenido
del artículo
Desvía la
atención de los asuntos estratégicos importantes como la guerra en Afganistán y
en Iraq
Aterroriza a
la población injustificadamente
El impacto
de la nueva epidemia sobre la salud global es ridículo
Consolida el
fraude de criterios diagnósticos dudosos para definir las enfermedades
Un
diagnóstico inespecífico
El fraude de
los tests
Dudas sobre
la tecnología diagnóstica
La
estrategia de ampliar las cifras de afectados
El vudú del
SARS
El colapso
organizado de los medios de comunicación
El SARS
oculta otras posibles causas
Las campañas
de vacunación
La
contaminación en los programas de vacunación
La
contaminación por falta de higiene
Los
pesticidas y agentes químicos en la agricultura
La iatrogenia
Aumentan los
beneficios y el control del complejo médico industrial sobre la población
Justifica el
aumento de la represión de las libertades civiles
Aumenta
artificialmente el peligro de las nuevas epidemias y consolida la base para
seguir creando otras
Crea
insolidaridad racista
Control de
la inmigración
Aumentan las
ganancias políticas y económicas del imperio
Contra el
aborregamiento
Notas
16º Tragando autoritarismo con la
mano izquierda. Por Alex Corrons
Llevo casi
dos años estudiando a fondo todo el proceso de control social puesto en marcha
por los Estados a raíz de la cuestión del Covid. Quiero compartir una serie de
textos, unos de cosecha propia, otros de diversa autoría, que me parecen
relevantes, para entender que nos enfrentamos actualmente a una cuestión de
control social, que utiliza como herramienta una cuestión sanitaria.
Conviene
recordar cómo el colonialismo y el racismo del siglo XIX y XX fueron
respaldados por buena parte de la comunidad científica, que afirmaba que la
mezcla de razas ponía en peligro la salud de los seres humanos. La ciencia, en
ocasiones, ha dado cobertura a atropellos que hoy nos parecen intolerables. Es
posible que hoy, escudándose en la ciencia, se estén justificando atropellos a
las libertades sin sentido. Porque la ciencia no debería ser lo que opinan
científicos con conflictos de intereses con las farmacéuticas, la ciencia
únicamente debería de responder a la aplicación del método científico.
Australia, un Estado que trata a las personas
migrantes como si fueran ratas invasoras, gobernado por un partido de extrema
derecha, es ahora
aplaudido por buena parte de la izquierda, por deportar a un tenista por no vacunarse (Novak Djokovic). El fascismo se está frotando las
manos.
Alemania ha
hecho una campaña para promover la vacunación, que consiste en un rebaño de
ovejas haciendo formación dentro de un redil con forma de vacuna. Creo que no
hace falta añadir mucho a semejante ocurrencia, habla por sí misma
Conocemos
nuestra historia: miles de hombres jóvenes tomamos la decisión de negarnos al
servicio militar obligatorio, y asumimos las consecuencias. Dura represión. Dos
caminos: arriesgar u obedecer… rendirnos o ser valientes… ceder o confiar.
Las
consecuencias: nos impidieron acceder a gran parte de puestos de trabajo o nos
expulsaron de ellos; nos negaron el acceso a becas y ayudas públicas; rechazo
social; rechazo dentro de nuestras propias familias; años en la cárcel. Desde
todos sus altavoces nos llamaron “peligrosos”, “locos”, “fanáticos”,
“insolidarios”. Nos pusieron en la diana por “poner en peligro la seguridad de
toda la sociedad”. Nos pusieron contra la espada y la pared: permitir que nos
secuestraran y agredieran nuestra vida, o castigo.
Cada uno
hizo lo que pudo: unos alegamos locura, otras enfermedades, otros inventamos
excusas, otros nos escapamos, otros cedimos, otros no pudimos soportar la presión,
y otros fuimos de frente. La suma de todos creó el germen de una rica y
colorida red de apoyo mutuo, alegre, creadora de pensamiento, segura de sí
misma, con unas imparables ganas de vivir con plenitud. Ganó la ilusión por lo
nuevo
Dejó de ser
un problema individual de unos pocos “inconformistas” para convertirse en un
claro referente de que el poder en realidad está en nuestro interior, y que la
impotencia no es el único camino. La historia nos enseña que siempre hay una
solución creativa cuando es la inteligencia nuestra guía.
Está en
proceso un cambio de modelo sistémico. La escasez de materias primas
energéticas a la que se enfrenta el mundo, va a poner a prueba todo este
sistema de engaño en el que vivimos. Desde el sistema de dinero deuda, la promesa
y la necesidad de este, de mantener un crecimiento perpetuo de la economía,
resultan imposibles en un planeta con recursos finitos. Estamos tocando los
límites y quienes tienen poder económico y político lo saben. Cuando nos
cuestionamos el sentido de muchas de las medidas que están poniendo en marcha
actualmente, no debemos perder de vista, que el objetivo principal, es poner en
marcha un sistema de control absoluto sobre la población, restricciones de
movilidad, de libertades de todo tipo, el pretexto es lo de menos, es evidente
que el tema del Covid les da mucho juego, pero mañana será cualquier otro
miedo, con el que azuzar a una sociedad temerosa y dependiente del poder. Y es
que el miedo justifica y bendice la mano dura. Como sigamos acostumbrándonos a
bendecir estos modelos de ordeno y mando, ya podemos prepararnos. El problema
no son los políticos, la sociedad en su mayoría, está tragando con el
autoritarismo y muchas personas lo bendicen y aplauden. El miedo más grande que
debería preocuparnos es acabar siendo un rebaño obediente y sumiso.
Hemos
llegado al punto en que la desobediencia civil no es suficiente. Nos tenemos
que trasladar a un panorama en el que obedecer algo, de forma puntual, sea la
excepción. Ante los acontecimientos que se nos avecinan, más bien deberíamos
empezar a pensar en la ‘resistencia civil’ como modo de actuar de forma
permanente.
El Sistema
llega a su punto final cuando sus falsos antisistema ya sólo pueden abrazarse a
él de manera indisimulada.
Europa está
sustituyendo el derecho, por el modelo asiático de moral y autoridad.
Leer a
Hannah Arendt, Naomi Klein, George Orwell o Aldous Huxley nos sirvieron para
entender cómo operan los mecanismos del poder y las posibles amenazas a las que
nos podríamos enfrentar en cualquier momento. Ahora me doy cuenta de lo
necesario de estas lecturas para comprender la forma de operar del sistema
político actual. Es tiempo de ingeniería social máxima. A estas alturas solo
nos falta un “piercing” colgado de la oreja con la fecha de la última
vacunación, que incluya un código QR con todos tus hábitos e historial, para
que con una lectura rápida, el Estado y sus próceres, sepan que formas parte
del rebaño que te han asignado. En España hay un plus de sumisión, se nota que
hemos sido educados por una generación que vivió el franquismo, solo así se
puede entender la nula contestación social que tiene esta dictadura, en
comparación a Francia, Alemania, Grecia, Italia o Reino Unido. Aquí si pones
una tilde o cuestionas cualquier decisión política eres un negacionista,
terraplanista y antivacunas. Nos están metiendo un gol por la escuadra.
Haciendo un ejercicio de ficción, imaginemos que gobierna Vox y son ellos
quienes están tomando todas estas decisiones, y actuemos en consecuencia. En lo
que a mí respecta, hace años que me siento legitimado para desobedecer
cualquier norma en la cual yo no haya sido partícipe de su elaboración y
aprobación. Quiero la misma libertad que un animal salvaje y la responsabilidad
colectiva de una anarquía. Sin libertades individuales y colectivas, sin
libertad de conciencia, no es posible elevar nuestras conciencias. Así que
¡Manos a la obra! ¡Espabilemos!
No mires a
las macrogranjas.
No mires al pico del petróleo.
No mires al
caos climático.
No mires a la sexta gran extinción.
No mires al
decrecimiento.
No mires al
capitalismo.
No mires a
las multinacionales.
No mires a las farmacéuticas.
No mires a
tu interior.
No mires, no mires, no mires.
Y de tanto
no mirar, terminamos con ceguera.
Ejemplos en mi entorno cercano de
esta distopía:
Una mujer
separada con cuatro hijos. Su ex marido, sin su consentimiento, lleva a vacunar
a tres de sus cuatro hijos. A la hija pequeña no pudo vacunarla porque aún no
le tocaba por edad, y la madre consiguió detener su vacunación y denunciarle
por lo sucedido. La niña confiesa ahora, que sus compañeras de clase no quieren
jugar con ella porque no está vacunada.
-Una mujer me cuenta cómo en el colegio al que
acude su hija, en la provincia de Valencia, que segrega al alumnado entre
vacunados y no vacunados en el comedor y los separa con una mampara.
-Dos
personas que están inmersas en una formación como sociosanitarias, para
trabajar en residencias de personas dependientes y ancianas. Para poder
terminar el curso y obtener la titulación, necesitan hacer prácticas durante
tres meses en una residencia. Todas las residencias a las que contactan les
exigen el pasaporte sanitario que demuestre la pauta completa de vacunación,
cuando no hay ninguna ley en vigor, que obligue en ningún sector laboral a
vacunarse.
-Un hombre
en la provincia de Valencia con una enfermedad crónica, tiene pautada una
prueba clínica en el hospital anualmente. Acude a la cita, y la enfermera le
pregunta sobre su estado de vacunación. Al decirle que no está vacunado, la
enfermera dice que no puede hacerle dicha prueba clínica. Después de hacer una
consulta, la enfermera le pregunta si ha superado el Covid-19 en los últimos
meses y si por tanto, está en posesión del pasaporte sanitario, a lo que él
contesta afirmativamente. Finalmente la prueba se lleva a cabo, por estar en
posesión de dicho documento.
Una mujer,
estudiante universitaria, es expulsada por su madre del hogar familiar, al
enterarse esta, que ha dado positivo en un test PCR, y esta haber decidido no
vacunarse. Para ello, llama a la policía nacional, que se persona en el
domicilio junto con dos sanitarias. La policía no da crédito a la situación y
se marcha. Finalmente, abandona el hogar materno a las pocas horas.
-Un hombre
en Valencia, le obligan a estar al día con la pauta de vacunación completa si
quiere conservar su trabajo. Accede a ello por presión, en contra de su deseo.
Los efectos secundarios de la vacuna lo deja en la cama dos días con fiebre.
“La
abrumadora cantidad de muertos por Covid-19, más del 75%, eran personas que
tenían al menos cuatro comorbilidades. Por lo que estas eran personas que se
encontraban mal desde el principio”, indicó Rochelle Walensky, directora de los
Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC),
en declaraciones a Good Morning America. (Esto implica que el 25% restante
tenían 3, 2, 1 o ninguna comorbilidad)
Emmanuel
Macron en una entrevista: “Quiero joder a los no vacunados, esa es la
estrategia”. (Aquí, aquí, aquí, )
Pablo
Iglesias en el programa de Cadena Ser “El Ágora de Hora 25” el 10 de Enero de
2022: “Yo hubiera tenido ganas de joder y algo más grave a los no vacunados”.
(En un programa anterior de la misma emisora, el propio Iglesias se mostró a
favor de imponer la vacunación obligatoria en España, coincidiendo con los
contertulios Margallo del PP, y Carmen Calvo del PSOE).
Las posturas
de Pablo Iglesias, Carmen Calvo y José Manuel García Margallo ,
coinciden en la vacunación
obligatoria. 22/11/2021
“Ustedes se
niegan a admitir que la recuperación ante la enfermedad es más protectora que
una vacuna, a pesar de que el conocimiento previo y las observaciones muestran
que las personas vacunadas que no han pasado la enfermedad tienen más
probabilidad de infectarse que las personas que sí han superado la infección.
Se niegan a admitir que los vacunados son contagiosos a pesar de las
observaciones. En base a esto, esperaban lograr la inmunidad colectiva mediante
la vacunación, y también fracasaron en eso.
Insisten en
ignorar que la enfermedad es decenas de veces más peligrosa para los grupos de
riesgo y adultos mayores que para los jóvenes que no están en grupos de riesgo,
a pesar del conocimiento que llegó desde China ya en 2020.
Ustedes se
negaron a adoptar la “Declaración de Barrington”, firmada por más de 60.000
científicos y profesionales médicos, así como otros programas de sentido común.
Elegisteis ridiculizarlos, calumniarlos, distorsionarlos y desacreditarlos. En
lugar de los programas y las personas adecuadas han elegido profesionales que
carecen de la formación pertinente para la gestión de una pandemia (físicos
como principales asesores gubernamentales, veterinarios, agentes de seguridad,
personal de los medios de comunicación, etc.).
No se ha
establecido un sistema efectivo para informar de los efectos secundarios de las
vacunas e incluso se han eliminado los informes sobre los efectos secundarios
de su página de Facebook. Los médicos evitan vincular los efectos secundarios a
la vacuna, no sea que los persigan como lo hicieron con algunos de sus colegas.
Han ignorado muchos informes de cambios en la intensidad menstrual y los
tiempos del ciclo menstrual. Ocultaron datos que permiten una investigación
objetiva y adecuada (por ejemplo, eliminaron los datos de los pasajeros en el
aeropuerto Ben Gurion). En su lugar, se seleccionaron artículos publicados sin
objetivos junto con altos ejecutivos de Pfizer sobre la eficacia y seguridad de
las vacunas.” Ehud Qimron jefe del Departamento de Microbiología e Inmunología
de la Universidad de Tel Aviv
“El tema
este del pasaporte sanitario no es un tema sanitario, es un tema exclusivamente
cívico. Insisto, no es un tema sanitario, es un tema cívico.” José Luis
Quintas. Viceconsejero de Salud del Gobierno Vasco.
“La cartilla
Covid es la enésima aberración del PP en la Comunidad de Madrid durante la
pandemia. Una medida sin base científica con la que Díaz Ayuso pretende
saltarse, entre otras, la legislación en materia de protección de datos” Rubén
Sánchez, portavoz de FACUA. 28/07/2020 en su cuenta de Twitter @RubenSanchezTW.
Veamos lo que dice, en otro tweet el 08/12/2021: “Implantar el pasaporte Covid
en toda España como requisito para entrar en los bares es la mejor forma de
salvar vidas. La de esa pobre gente a la que los fascistas de Vox ha convencido
de que jugar a la ruleta rusa es la mejor forma de defender su libertad.”
“Cuanto más
se acerca el colapso de un imperio, más estúpidas son sus leyes” Marco Tulio
Cicerón.
“El amor
ahuyenta el miedo, y recíprocamente el miedo ahuyenta al amor. Y no sólo al
amor el miedo expulsa; también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento
de belleza y verdad, y solo queda la desesperación muda; y al final, el miedo
llega a expulsar del hombre la humanidad misma.” Aldous Huxley.
“Quien
controla el miedo de la gente, se convierte en el amo de sus almas” Maquiavelo.
“La ciencia
es un mito, sólo que es el mito más hermoso, el único generalizable a toda la
especie y quizás el más digno de respetarse. La ciencia es un mito, y cuando
pretende decir que está más allá del mito está mintiendo. La ciencia es la
humildad en la búsqueda de lo verdadero y en cuanto pierda esa humildad ya no
es más que una forma de embaucamiento.” Antonio Escohotado
“Se
comprende fácilmente que, sin respeto, simpatía, ni apoyo mutuo, la especie
degenera. Pero eso no importa a la clase directiva e inventa toda una ciencia
falsa para probar lo contrario.” Piotr Kropotkin.
Los
principales gigantes mediáticos en España, Atresmedia y Mediaset, comparten
accionistas con las principales farmacéuticas dueñas de las patentes de las
vacunas contra el Covid. BlackRock y Vanguard, entre otros gigantes fondos de
inversión. Es lógico pues, que no exista un debate científico en los medios de
comunicación, pero tampoco en los medios públicos autonómicos y estatal. Los
expertos en la materia que salen en todos los medios, son una docena, que en
muchos casos tienen conflictos de intereses, por temas de financiación,
premios, méritos, etc. que estos pueden poner en peligro si se manifiestan
dudosos ante la eficacia de la vacunación. Resulta curioso cómo se oculta en
los medios, cómo la Agencia Europea del Medicamento (EMA) ha dicho
recientemente, que la dosis de refuerzo podría ser contraproducente en estos
momentos, ya que tantas dosis podría debilitar el sistema inmunitario de las
personas inoculadas tan frecuentemente.
No pienso
que los políticos -en general- estén implicados en una conspiración,
simplemente acatan lo que los “expertos” les dicen que recomienda la OMS o las
organizaciones internacionales, e instituciones que en muchos casos están
influenciadas por los lobbies farmacéuticos. Pero esta cuestión no es de ahora,
viene de muchos años atrás. El negocio de las farmacéuticas en los sistemas
sanitarios ha llegado al extremo, de que el objetivo en muchos casos, es
medicalizar a la población, antes que prevenir la enfermedad. Una vez más, como
pasa en muchos otros ámbitos, el interés económico de unos pocos, gana al bien
común.
La
izquierda, ante toda esta situación, se ha abrazado incomprensiblemente a la
lógica de estas multinacionales amparándose en su fe religiosa en “la ciencia”,
que viene a ser lo que dicen esas instituciones compradas por el poder
económico y no el método científico en sí.
El avance
del control social, ya lleva años en marcha y acelerando a gran velocidad. La
tecnología al servicio del poder, las redes sociales, los dispositivos
inteligentes, la inteligencia artificial, la desaparición gradual del dinero en
metálico, los pasaportes sanitarios, y mañana, estos podrían ocupar el mismo
lugar que en China, el crédito social, el buen ciudadano tiene libertades si
cumple con las normas del Estado de turno. Creo que no nos estamos dando cuenta
de la dimensión de todas estas medidas. Me imagino que les pasó algo similar, a
las personas que vivieron los inicios del fascismo en el siglo XX, que no
imaginaron hasta dónde iba a llegar todo aquello. Nos cuesta ver mucho más,
estar envueltos en una distopía, que creer que todo esto está justificado de
alguna manera.
Todos los
totalitarismos han hecho bandera del bien común para justificar todos sus atropellos.
No caigamos en el mismo error, y detengamos a tiempo esta deriva autoritaria,
que está sembrando y abonando el terreno, al odio y por tanto al fascismo.
18º Conclusiones de “el gran pánico covid” ”
qué pasó, por qué y qué hacer a continuación. Por Paul Frijters, Gigi Foster, and Michael
Baker (Del libro “El Gran Pánico
Covid”, Mandala ediciones)
El Gran
Pánico Covídico comenzó con el miedo y una primitiva llamada a los sacrificios
humanos en forma de encierros sin sentido. Con el tiempo, el Pánico se
transformó en un gran impulso por parte de una nueva coalición de políticos y
grandes empresas hacia una sociedad neofeudal en la que la gran mayoría tiene poca
libertad tanto en su vida personal como laboral. La evolución hacia el
neofeudalismo precedió a la pandemia, pero durante el Pánico se pusieron en
marcha muchos elementos adicionales, como la vigilancia masiva, la censura
masiva, las restricciones de viaje para la gran mayoría y la idea de que la
libertad es algo que los gobiernos pueden dar o negar, en lugar de un derecho
fundamental.
¿Qué debería
haber ocurrido a principios de 2020, qué debería ocurrir idealmente ahora y qué
podemos hacer de forma realista ahora?
A principios
de 2020, las poblaciones occidentales deberían haberse movilizado contra el
miedo. Los gobiernos deberían haber organizado campañas en los medios de
comunicación advirtiendo de la insensatez de los cierres, las cuarentenas y
otras medidas, señalando lo perjudiciales e inútiles que serían. Deberían
haberse reunido grupos de científicos para debatir abiertamente los daños que
causarían las distintas opciones. Las discusiones honestas por parte de los
médicos deberían haber dejado claro los pequeños beneficios que podrían
esperarse de los tratamientos hospitalarios del Covid, y el inmenso daño que
supondría para la salud de la población la interrupción de la atención normal y
la vida social normal. En resumen, las vibrantes comunidades deberían haberse
reído de las propuestas de encierro y de la idea misma de que se pudieran
controlar las enfermedades de esa manera.
Por
desgracia, ocurrió lo contrario. Muchas revistas científicas y comunidades
académicas traicionaron sus misiones. Muchos gobiernos se plegaron rápidamente
a la presión pública. Muchos oportunistas entraron en los salones del poder
para atiborrarse de dinero fácil.
¿Qué debería ocurrir ahora?
Lo ideal
sería que ahora hubiera justicia y renovación. Los políticos y los asesores
médicos deberían rendir cuentas, las revistas científicas infractoras (como The
Lancet) deberían ser suprimidas, y los salones de la ciencia deberían hacer un
examen de conciencia y reconocer que la misión científica fundamental fue
traicionada en masa. Los padres deberían pedir disculpas a sus hijos por haber
perturbado su educación y su infancia. Las comisiones de la verdad deberían
fomentar un debate abierto sobre la estupidez de los últimos 18 meses para que
la población pueda asumir lo que ha sufrido y en lo que a menudo ha
participado.
Para lograr
la renovación, las estructuras del asesoramiento médico institucionalizado
deberían romperse y también toda la industria del riesgo cero. Las grandes
empresas tecnológicas y otros “grandes” contribuyentes a la locura deberían
dividirse en empresas más pequeñas y ser gravadas con tasas razonables. Los
jurados ciudadanos deberían realizar casi todos los nombramientos de alto nivel
que actualmente deciden los políticos. Los tribunales reales de los gobiernos
estatales, nacionales e internacionales deberían ser limpiados de los
mentirosos que ahora dominan, reteniendo sólo personal mínimo y regulaciones
esqueléticas. En resumen, hay que aprovechar la oportunidad para limpiar todos
los elementos de nuestras instituciones que han demostrado ser corruptos,
incompetentes o débiles.
¿Qué podemos hacer ahora de forma
realista?
Lo que
debería ocurrir ahora no es, por desgracia, lo que puede ocurrir ahora. La
realidad es que los James se han salido con la suya con su robo y su control
sobre las vidas de los demás, y no es probable que esto se deshaga en un solo
“big bang”. Entonces, ¿qué debemos hacer nosotros, los jasmines de este mundo,
ahora? ¿Qué podemos hacer de forma realista para mejorar nuestras sociedades y
aspirar a un futuro en el que no se repita la estupidez del Gran Pánico
Covídico?
Una cosa que
se puede hacer es pintar y acariciar una visión de un futuro mejor, al tiempo
que se comparte la esperanza y la convicción de que esta visión se puede
alcanzar. En los lugares donde el Pánico continúa, esto significa una
resistencia continua. En los lugares donde el Pánico ha terminado y las
sociedades empiezan a buscar respuestas y lecciones, la tarea consiste en
convencer a los demás de un camino mejor y en reconstruir.
La visión de
los autores para un futuro mejor se describe mejor como una Ilustración
renovada. Al igual que el primer periodo feudal llegó a su fin con la
Ilustración, el segundo, más reciente, debe concluir con la Ilustración, lo que
implica una apreciación renovada de la diversidad radical, la libertad de
expresión y de pensamiento, y los beneficios de la deliberación de mente
abierta. Cada persona e institución puede ser arrogante y estar convencida de
una verdad, pero el sistema en su conjunto debe ser siempre agnóstico y
humilde.
¿Cómo puede
ocurrir esto? Los países occidentales que actualmente son más libres y sensatos
que otros deberían aprovechar la oportunidad para atraer a los muchos
individuos inteligentes y ambiciosos que actualmente se desvalorizan en sus
propios países. Los países que se abren a los negocios y a los viajes irán por
delante de los demás, pero sus acciones no sólo servirán a sus propios
intereses. Los ejemplos de países exitosos que ignoran la continua locura de
otros harán más por el retorno de la cordura en todas partes que las
bibliotecas llenas de palabras sabias. La envidia de los demás es un motivador
mucho más fuerte que las resmas de estadísticas.
En los
países que siguen atrapados en la Ilusión de Control, los jasmines deberían
considerar la posibilidad de construir estructuras alternativas para garantizar
que sus seres queridos puedan vivir razonablemente bien. Podrían organizar sus
propios medios de comunicación, sus propias guarderías, su propia educación y
sus propios lugares de trabajo de una manera que celebre la razón y el contacto
social cálido. Deberían asumir abiertamente el papel de visionarios, pensando
en voz alta sobre cómo pueden mejorar sus sociedades una vez que se acabe la
locura. Los abusos cometidos por los políticos, los asesores médicos y los
intereses comerciales durante el pánico han servido de espejo a nuestras
sociedades. Ahora sabemos lo mal que está todo. Vemos hasta qué punto la
política se ha convertido en una monocultura, hasta qué punto nuestras
instituciones están secuestradas, hasta qué punto las grandes empresas se han
vuelto influyentes, hasta qué punto los medios de comunicación se han vuelto
crédulos y dirigidos por el Estado, y mucho más. La gravedad de estos problemas
varía según el país, pero el panorama no es bueno en ningún sitio. El
neofeudalismo está con nosotros y esperamos que se deshaga lentamente.
El reflejo
en el espejo nos obliga a preguntarnos qué debería ocurrir a continuación,
tanto para evitar otro Pánico como para mejorar nuestras sociedades en general.
Uno de los
aspectos positivos del Gran Pánico es que mucha gente inteligente se ha visto
de repente confrontada con feas verdades sobre sus propios países. Personas que
solían estar dentro de las estructuras de poder y de los grupos favorecidos se
encontraron de repente fuera, y horrorizadas por lo que veían y de lo que no
habían sido conscientes anteriormente. Antes de Covid, nunca habían necesitado
reconocer quiénes se estaban quedando atrás, ni entender por qué muchos de los
que protestaban contra el sistema estaban molestos. De repente, los problemas
se volvieron cristalinos para toda una capa de personas inteligentes que antes
habían sido miembros ciegos y felices de los grupos ganadores.
Son
precisamente estos jasmines, que saben cómo funcionan las instituciones de sus
sociedades y que ahora han visto de repente lo podridas que se han vuelto
varias partes de ellas, los que pueden convertirse en grandes visionarios. Les
invitamos a que dediquen tiempo a pensar en cómo reformar los cientos de
instituciones que tenemos: el sistema legal, el sistema escolar, Internet, las
universidades, los servicios de seguridad, todo el trabajo. Los autores sólo
podemos analizar una parte del conjunto, lo que limita nuestras sugerencias
sobre el camino a seguir. La tarea de reconstrucción es demasiado grande para
que tres pensadores puedan imaginarla. Esta tarea necesita decenas de miles de
pensadores en sus propios nichos a través de muchos países para analizar los
problemas y ofrecer sus sugerencias sobre el camino óptimo a seguir.
Así ocurrió
con la primera Ilustración. En cada país, muchos pensadores empezaron a
reimaginar sus sociedades. Empezaron a preguntarse cuál era realmente el papel
de los barones y los reyes. Empezaron a contemplar futuros aparentemente
imposibles, como los de la escolarización primaria universal y los estados del
bienestar, cosas que ahora son realidad en muchos países. Algunos pensadores,
como Montesquieu, escribieron proyectos prácticos sobre cómo reorganizar la
sociedad. Las ideas de estos líderes del pensamiento acabaron dando lugar a
constituciones y nuevas formas de gobierno y de gestión..
Antes del
Gran Pánico, era casi imposible celebrar debates significativos sobre cómo
debían ser nuestras sociedades, porque las ondas estaban dominadas por los
charlatanes y los políticos grandilocuentes. Cualquier intento de deliberación
abierta quedaba anegado por los charlatanes que insistían en las agendas de sus
amos. Ahora, sin embargo, hay una oportunidad.
El Gran
Pánico ha entregado a los autores listas de personas que parecen no estar
corrompidas por el dinero o la mierda. Puede que no nos gusten ni estemos de
acuerdo con ellos en todas las cosas, pero confiamos en que no son una parte
inamovible del problema. Ahora sabemos personalmente a quién pedir que organice
conferencias, sistemas de jurados ciudadanos y otras instituciones. El núcleo
de la renovación está ahí. Durante un tiempo puede ayudar a engendrar un debate
mucho más amplio, inspirar a las nuevas generaciones y crear nuevas
instituciones que ayuden a salvaguardar nuestra especie contra la atracción del
poder y el dinero.
La
innovación clave que defendemos como punta de lanza de la renovación es el uso
generalizado de jurados ciudadanos en la selección de los jefes de los
departamentos gubernamentales, la financiación de escuelas de pensamiento
científico verdaderamente nuevas y el liderazgo de organizaciones
independientes. Cuanto más fuerte sea la voz de los ciudadanos en todas las entidades
públicas de la sociedad, más diversidad de pensamiento se mantendrá en el
conjunto del sistema y menos podrán controlar las instituciones y los medios de
comunicación los pequeños grupos. Esa diversidad es nuestra mejor apuesta para
descubrir la verdad rápidamente y mantener sus lecciones. Los jurados
ciudadanos también ayudan a fortalecer las sociedades contra el poder de los
nuevos barones que ahora poseen gran parte del mundo y cuyos deseos dictan gran
parte de nuestra cultura.
Una de las
principales conclusiones del Gran Pánico es que un grupo de personas que mira
en distintas direcciones sirve mejor a su propio bien colectivo que un grupo en
el que todos miran en la misma dirección. El tópico de que todos deben tirar
juntos, como un bote de remos con ocho remeros, no se aplica cuando hay que
tomar grandes decisiones políticas.
A largo
plazo, hay razones para la esperanza. La humanidad en su conjunto fue más rica
y longeva que nunca en 2019. Sí, muchos aspectos de nuestras sociedades e
instituciones habían acumulado elementos podridos que en gran medida no se
veían en 2019, pero también estaban ocurriendo muchas cosas buenas. Además, la
coevolución de las instituciones y la política siempre ha seguido una dinámica
dialéctica en la que los problemas se gestan por debajo durante un tiempo hasta
que una ola de reformas los ordena. El actual conjunto de problemas es justo el
que tiene que afrontar nuestra generación. Pueden parecer desalentadores, pero
nos reconforta el hecho de que, en el largo arco de la historia, la humanidad
ha demostrado reconocer lo que funciona bien y lo que no, y ha continuado de
forma fiable su marcha hacia adelante.
Los autores
Paul
Frijters es profesor de Economía del Bienestar en la London School of Economics: desde 2016 hasta noviembre de 2019 en el Center for
Economic Performance, y después en el Departamento de Política Social. Realizó
un máster en Econometría en la Universidad de Groningen, incluyendo una
estancia de siete meses en Durban (Sudáfrica), antes de completar un doctorado
en la Universidad de Ámsterdam. También ha ejercido la docencia y la
investigación en la Universidad de Melbourne, la Universidad Nacional de
Australia, la Universidad Tecnológica de Queensland, la Universidad de
Queensland y ahora la LSE. El profesor Frijters es un destacado economista
investigador y ha publicado más de 150 artículos en campos como la política de
desempleo, la discriminación y el desarrollo económico. pfrijtersecon@gmail.com
…...............
Gigi Foster es profesora de la Escuela de
Economía de la Universidad de Nueva Gales del Sur, a la que se incorporó en
2009 tras seis años en la Universidad de Australia del Sur. Formada en la
Universidad de Yale (licenciada en Ética, Política y Economía) y en la
Universidad de Maryland (doctora en Economía), trabaja en diversos campos como
la educación, la influencia social, la corrupción, los experimentos de
laboratorio, el uso del tiempo, la economía del comportamiento y la política
australiana. Sus investigaciones informan regularmente de los debates públicos
y aparecen en publicaciones tanto especializadas como interdisciplinares (por
ejemplo, Quantitative Economics, Journal of Economic Behavior and Organization,
Human Relations). Su docencia, que se caracteriza por la innovación estratégica
y la integración con la investigación, fue galardonada con la Mención de los
Premios Australianos a la Docencia Universitaria (AAUT) de 2017 por sus
destacadas contribuciones al aprendizaje de los estudiantes.
......................
Michael
Baker es licenciado en Economía por la Universidad de Australia Occidental. Es
consultor económico independiente y periodista autónomo con experiencia en
investigación política. En la década de 1990 trabajó como analista político en
el Committee for Economic Development. Tras regresar a su Australia natal a
principios de la década de 2000, puso en marcha su propia empresa de
consultoría especializada en ecología inmobiliaria comercial, demografía de los
consumidores y comercio minorista. . Además de su labor de asesoramiento, ha
escrito con frecuencia en publicaciones empresariales y comerciales de
Australia, Estados Unidos y Asia. Una de sus especialidades es traducir la
investigación académica a un lenguaje comprensible para el profano.
mbakerconsult@ gmail.com
22º Dijeron que frenarían la
propagación .Por Jeffrey A. Tucker 3 de enero de 2022
Han sido las
dos semanas más sorprendentes para la vida pública estadounidense, con tantos
cambios presentidos, desde nuevas censuras, admisiones, retrocesos, expertos
que hablan, indignación pública, y lo que me parece un progresivo desenredo de
toda ortodoxia impuesta hace casi dos años.
Ni siquiera
los influyentes y poderosos están en condiciones de defender lo que nos ha
sucedido. Parece que se alejan poco a poco de la vida pública, incapaces de
decir cosas que conecten con lo que todo el mundo sabe.
Por encima
de todo, lo que llama la atención en estos momentos es la innegable llegada de
Covid hasta un punto que casi nadie podía imaginar hace tanto tiempo, cuando
tantos expertos se lanzaron a desplegar su fabuloso nuevo sistema para detener
la propagación de una enfermedad.
Había un
objetivo (detener los casos). Había un método (obligar al Estado). Y había una
prueba (los casos debían bajar y desaparecer). Había una guerra contra un virus
y el Estado ganaba. Y ahora miramos a nuestro alrededor y vemos la evidencia
del fracaso tan pronunciada, tan imposible de negar, que debemos enfrentarnos a
lo que tantos se han esforzado en negar durante tanto tiempo.
La mejor
manera en que puedo describir esto es mediante la observación. En el noreste de
EE.UU., y en muchas otras partes del país, dondequiera que vayas, ahora mismo,
ves a gente enferma pululando por ahí. No lo admiten y no hablan de ello con
extraños, simplemente porque es una vergüenza tener Covid. Se quejan de un
resfriado, de una gripe, o simplemente sufren en silencio. Pero ahí está.
Después de
casi dos años de trabajo para controlar la propagación, después de los brutales
cierres de todo el país - cierres que se produjeron dos años antes de tiempo, a
juzgar por las tendencias reales de los casos (pero, por supuesto, los cierres
nunca deberían haberse considerado en primer lugar) - Covid está aquí. No solo
aquí. Está en todas partes. Los recuentos de casos superan todo lo que
cualquier persona del planeta podría haber imaginado hace un año o dos. Los
picos hacen que todo lo anterior parezca un juego de niños.
Y estamos
hablando de enfermos de verdad. No tanto de muertes. Ni siquiera de
hospitalizaciones fuera de control. Estamos hablando de estar enfermo en la
cama o de caminar con miseria. El bicho desagradable dura tal vez dos días, tal
vez dos semanas, tal vez más, pero es vejatorio y perverso, no como un resfriado
o una gripe, sino algo más eléctrico y extraño.
¿Qué
variante? Hace dos semanas, el CDC quería culpar de todo a Omicron. Eso ya no
es posible. Tal vez constituya el 20%; pero no lo sabemos con certeza porque el
seguimiento es muy débil. La mayor parte es evidentemente Delta, lo que
significa que está muy enferma pero sin pérdida grave del gusto y el olfato. La
mayoría acaba poniéndose bien, y eso es lo que ocurre aquí.
Llegamos a
la endemicidad quizás en un mes o así y la vida seguirá adelante, me dicen mis
expertos, al menos en algunas zonas del país. Lo que resulta sorprendente y
verdaderamente chocante es que todos los esfuerzos, toda la propaganda, todo el
asombroso gasto y la compulsión -los cierres, el enmascaramiento, los límites
de tamaño, las restricciones de viaje, los requisitos de vacunación, el rastreo
y la localización, las interminables pruebas, la aplicación de la ley, las
intimidaciones, la censura- y ¿qué tenemos para demostrarlo?
El
arquitecto del bloqueo, Carter Mecher, nos prometió lo siguiente: “Si cogieras
a todo el mundo y encerraras a cada uno en su propia habitación y no les
dejaras hablar con nadie, no tendrías ninguna enfermedad”. Intentaron una
versión de eso, experimentando con la población humana de una forma sin
precedentes. Y digamos que eso es cierto (probablemente no lo sea). Eso no es
vida. Eso no es la sociedad. Eso no es la libertad. Eso es otra cosa
inimaginablemente horrible.
Era
insostenible. Impulsaron su teoría sin tener en cuenta la historia de la salud
pública o, realmente, toda la experiencia humana. Y ahora, la verdadera
pandemia finalmente llegó. ¿Y qué es? Hay un montón de gente enferma. La gente
está llamando a los enfermos porque no pueden venir a trabajar. Las
instituciones tienen que cerrar, no porque el gobierno las haya cerrado, sino
porque la gente está demasiado enferma para ir a trabajar. Este es el curso
normal de los acontecimientos - exactamente lo que uno esperaría en una
pandemia
Y no es sólo
Covid. El director de una compañía de seguros de vida de Indiana informa de que
las muertes entre personas de 18 a 64 años han aumentado un 40%, un incremento
asombroso. Se trata de suicidios, sobredosis de drogas y cualquier otra forma
de horror. Y eso es sólo la muerte. Muchos otros están simplemente enfermos por
otras cosas.
Conozco
personalmente a docenas y cada uno de ellos conoce a muchas docenas más de
personas en el noreste en este momento que están abajo para la cuenta,
miserable y patético, pero todavía la prueba negativa para Covid. ¿Por qué sería
esto? Es porque los sistemas inmunológicos han decaído durante dos años. La
falta de vitamina D, la falta de exposición a los gérmenes normales de la vida,
el aislamiento y la depresión, el consumo excesivo de licor y drogas - todo ha
sido un terrible drenaje de la salud.
Mientras
tanto, la verdadera pandemia de Covid ha llegado sin duda. Y es mucho peor de
lo que indican los datos. Si miramos a Massachusetts, Nueva York, Pennsylvania,
Rhode Island, Connecticut, cualquiera de estos estados, e incluso algunos
estados del sur y del medio oeste, lo que encontramos es un aumento del
500-1.000% de los casos. Y tenga en cuenta que estos son sólo los casos
descubiertos por los puntos de prueba oficiales.
Vaya a
cualquier CVS o Walgreens y encontrará largas colas de gente comprando kits de
pruebas. Si están disponibles. Si no lo están, la espera es de semanas. Son 23
dólares el kit y la gente está comprando tantos como sea posible. ¿Por qué? En
parte es porque los empleadores y las escuelas exigen pruebas negativas, pero
también es sólo curiosidad. La gente está muy enferma y quiere confirmar sus
enfermedades.
La gente
está estimando que los casos reales son de 50 a 100 veces lo que dicen los
datos oficiales.
Pero
hablemos ahora de un verdadero escándalo. Cuando uno está enfermo, necesita
tratamiento. Todos los profesionales médicos competentes que conozco están
bastante seguros de que la mejor esperanza para tratar el Covid es una
combinación de Zinc, Vitamina D y (perdón por mencionar el temido nombre)
Ivermectina. Esto no es ideológico. Esto es lo que los médicos experimentados
están diciendo en este momento. Estoy en muchas listas de correo electrónico
con profesionales médicos serios y todos están diciendo lo mismo. Podemos
añadir la HCQ a la lista si se detecta a tiempo.
Pero aquí
está lo mejor, y permítanme aclarar que no estoy dando NINGÚN consejo médico
aquí, simplemente informando el sentido de la comunidad allí afuera. Lo que
llama la atención es que a la gente le resulta muy difícil conseguir estas terapias
básicas. Las vacunas están por todas partes, pero ¿las cosas que te ponen bien
una vez que el virus penetra en la vacuna? Son difíciles de conseguir.
Hay un
problema para conseguir una receta porque las juntas médicas estatales están
prohibiendo a la gente y les impiden atender a los pacientes si prescriben HCQ
o Ivermectin, por increíble que parezca. Pero una vez que se obtiene la receta
-si se tiene un médico lo suficientemente valiente como para arriesgarse-
encontrar una farmacia que la surta es otro desafío.
Hoy en día,
la mayoría de la gente en el Reino Unido obtiene sus productos terapéuticos de
la India. Los estadounidenses los obtienen de México. Y algunos se envían a
Estados Unidos y se distribuyen a través de mercados grises para quien tenga la
suerte de tener un contacto. Es una nación de la droga, pero esta vez para
distribuir terapias básicas.
Siento que
he visto cosas horribles desde hace casi dos años, y tú sientes lo mismo. Pero
de todos los escándalos, y hay muchos, éste parece encabezar la lista, a saber,
que una vez llegada la verdadera pandemia, no hay medicamentos eficaces que
estén ampliamente disponibles. Se está impidiendo a los médicos hacer su
trabajo.
Es
increíble. Pero usted lo sabe. Seguro que tienen sus propias historias.
Sospecho que muchos de nuestros lectores se han enfrentado a este virus por
primera vez en las últimas dos semanas y han tenido que lidiar con los horrores
de sólo conseguir los medicamentos básicos para salir adelante.
El SNI no ha
financiado casi ningún ensayo serio de estos medicamentos genéricos. A las
empresas farmacéuticas tampoco les interesa financiarlos. Como resultado,
estamos realmente perdidos - casi dos años en una pandemia en un momento en que
la gente necesita los medicamentos más que nunca.
Mientras
tanto, la FTC está dedicando su tiempo a tomar medidas contra las farmacias que
anuncian que tienen medicamentos disponibles para la gente. Están enviando
cartas de cese y desistimiento por todo el país como forma de intimidar a los
proveedores. He visto estas cartas. Me han invitado a publicarlas, pero me he
negado en aras de mantener a la gente sin problemas.
Un aspecto
positivo de todo esto es que ya no se habla de bloqueos. Por fin, incluso los
expertos dicen que la sociedad debe funcionar. Los cierres ni siquiera se
plantean. Todo el país está harto de la falsa empresa de control de virus. No
ha funcionado ni puede funcionar.
Hace casi
dos años, desplegaron un nuevo experimento para detener un patógeno. Se trataba
de un plan que llevaba 15 años gestándose, urdido por fanáticos que imaginaban
que la política estatal podía burlar a un virus.
Los
destrozos fueron asombrosos y, sin embargo, ¿cuál fue la recompensa? Aquí
estamos hoy con una ola de enfermedad que desafía cualquier predicción, y con
daños colaterales que superan incluso las peores predicciones (incluyendo las
mías). Y la verdad de esto está en todos los datos que cualquiera puede ver y
las historias que cualquiera puede escuchar.
El país está
ahora mismo más enfermo de lo que ha estado nunca en nuestras vidas.
Qué
asombroso repudio de la política estatal - el peor fracaso de la salud pública
y la política pública tal vez en la historia de los EE.UU., si no el mundo
entero. Ahora mismo estamos viviendo sus últimos días. Recordad estos días,
amigos míos. Son legión y marcan lo que probablemente sea el final del gran
fiasco.
Y sin
embargo, no es realmente el final. Habrá décadas de infierno para pagar por lo
que nos ha sucedido.
Autor
Jeffrey A. Tucker es fundador y presidente del
Brownstone Institute y autor de miles de artículos en la prensa académica y
popular y de diez libros en cinco idiomas, el más reciente Liberty or Lockdown.
También es el editor de The Best of Mises. Da numerosas conferencias sobre
temas de economía, tecnología, filosofía social y cultura. tucker@brownstone.org
El Instituto
Brownstone, fundado en mayo de 2021, es una editorial e instituto de
investigación que otorga el máximo valor a la interacción voluntaria de individuos
y grupos, minimizando el uso de la violencia y la fuerza, incluida la ejercida
por la autoridad pública. www.brownstone.org
25º Hacia el fin de la excepcionalidad Comité de Redacción de AMF (Actualización Medicina Familiar) (aquí)
Hacia el fin
de la excepcionalidad https://amf-semfyc.com/web/article/3063
https://osalde.org/hacia-el-fin-de-la-excepcionalidad/
¿Están de
acuerdo los médicos de AP en gripalizar la COVID-19?
14/1/2022
https://semergenillesbalears.es/estan-de-acuerdo-los-medicos-de-ap-en-gripalizar-la-covid-19
Hacia el fin
de la excepcionalidad. COMITÉ
DE REDACCIÓN DE AMF
El cambio de año viene marcado por el sexto período epidémico de
COVID-19 en España. Esta ola ha sido distinta a todas las demás: la llegada de
ómicron está dejando una gran cantidad de infecciones con niveles máximos de
incidencia, pero con pocos casos graves en términos relativos. Según datos del
Instituto de Salud Carlos III, actualmente la mitad de las infecciones
detectadas son asintomáticas y los indicadores de hospitalización y muerte
están en mínimos históricos1.
Esto se debe en parte a la menor patogenicidad intrínseca de ómicron respecto a
variantes previas, y también a su mayor facilidad para infectar a personas con
inmunidad previa (por infección o por vacuna) y que, por tanto, presentan un
riesgo bajo de enfermedad grave.
La baja frecuencia de enfermedad grave, junto a la saturación
tanto de la Atención Primaria como de Salud Pública por casos leves, nos debe
llevar a replantearnos cómo afrontar la pandemia a partir de este momento.
Desde el Comité de Redacción de AMF queremos contribuir a este debate a partir
de cinco ideas clave.
El virus no va a desaparecer
Vacunación basada en la evidencia y la equidad
Comunicación para una sociedad adulta
Recuperación de la (vieja) normalidad
Dejar de hacer para poder hacer
El virus no va a
desaparecer
El escenario más probable es que el SARS-CoV-2 conviva con
nosotros durante muchos años. Hasta el momento se ha presentado en forma de
períodos epidémicos con alta concentración de infecciones durante un período
corto de tiempo (8-10 semanas). No sabemos si en el futuro seguirán existiendo
este tipo de olas ni con qué cadencia (por ejemplo, la gripe o el virus
respiratorio sincitial (VRS) se presentan en una única epidemia anual) o si
entrará en una endemia estacional con una circulación más o menos constante
durante los meses fríos (como hacen muchos otros virus respiratorios, entre
ellos los cuatro coronavirus catarrales que afectan a los humanos). Tampoco es
descartable, aunque resulta poco probable, que acabe desapareciendo como
sucedió con el SARS-CoV-1, que circuló entre 2002 y 2004.
Hay cuatro factores que determinan el nivel de circulación de un
virus respiratorio en cada momento: factores del propio microrganismo
(aparición de mutaciones que lo hacen más contagioso, por ejemplo), la
inmunidad desarrollada por la población (ya sea por infección previa o por
vacunación), la estacionalidad (cada virus tiene sus meses predilectos) y el
comportamiento humano (factores no solo individuales, sino también sociales y
culturales). Del equilibrio de estos factores dependerá el futuro de la
epidemia.
Los virus mutan constantemente y la selección natural favorece
aquellas mutaciones que devienen en una mayor contagiosidad (y, en menor
medida, aquellas que provocan menos gravedad). La variante ómicron cumple ambas
condiciones, y podría representar un paso en la evolución de SARS-CoV-2 hacia
un coronavirus catarral; solo el tiempo dirá si es así. En sentido inverso, los
humanos nos infectamos (o más recientemente nos vacunamos) y en este proceso
desarrollamos una respuesta inmunológica que nos protege de nuevas infecciones
y especialmente de enfermar de forma grave en el futuro. De esta forma se llega
a un equilibrio o conllevancia entre virus y humanos: infecciones leves y
repetidas durante la infancia y la juventud van construyendo una buena
inmunidad que nos protege de infecciones potencialmente graves en la edad
avanzada.
La aparición súbita de un nuevo microrganismo rompe temporalmente
este equilibrio, ya que muchas personas sin inmunidad previa tienen su primer
contacto con el virus a una edad con más riesgo de enfermedad grave; este
hecho, junto a la gran sincronización de muchos casos iniciales por ser toda la
población susceptible, puede llevar al colapso al sistema sanitario. Por
suerte, vivimos en una época donde las vacunas pueden simular esas infecciones
leves iniciales y generar inmunidad en personas mayores sin los riesgos que
representaría una infección natural. Lo esperable sería que, una vez vacunadas
las personas vulnerables, todos nos contagiemos múltiples veces en nuestros
repetidos contactos con el virus, y que este hecho vaya mejorando nuestra
inmunidad tanto individual como colectiva. Cada nueva ola aumenta la inmunidad
poblacional hasta lograr un equilibrio entre la evolución del virus y la capacidad
de nuestro sistema inmunitario para combatirlo.
Vacunación basada en
la evidencia y la equidad
Desde el principio de la pandemia sabemos que el riesgo de
enfermedad grave no es homogéneo, siendo la edad avanzada el principal factor
de riesgo para hospitalización y muerte. Desde finales de 2020 disponemos de
varias vacunas que han demostrado ser muy efectivas para la prevención de la
enfermedad grave. Los ensayos clínicos iniciales se han visto corroborados por
los datos de uso en el mundo real, que han arrojado una efectividad que pocos
habríamos imaginado unos meses atrás.
No obstante, aunque las vacunas siguen siendo muy efectivas contra
la enfermedad grave, no lo son tanto contra la infección y la enfermedad leve,
especialmente con ómicron2.
Mientras la protección contra la infección, mediada por la inmunidad humoral,
tiende a disminuir con el tiempo y la aparición de nuevas variantes, la
protección contra la enfermedad grave se mantiene gracias a la inmunidad
celular.
Como profesionales sanitarios, debemos intentar convencer a todas
las personas de riesgo de que se vacunen, muy especialmente a aquellas que aún
no se han infectado, porque estamos seguros del beneficio de las vacunas. A la
gente joven y sana se les debe ofrecer la vacuna, pero vacunarlos no debe ser
una prioridad del sistema de salud; en este caso hay que introducir
valoraciones de beneficio-riesgo y de número de personas a vacunar para evitar
una hospitalización o muerte. En el caso particular de la población infantil,
la vacunación debería valorarse caso a caso entre la familia y su equipo de
salud.
El papel de las dosis de recuerdo debe estudiarse con más detalle
para analizar en qué grupos poblaciones pueden contribuir a una disminución
adicional del riesgo de enfermedad grave. Necesitamos más estudios para aclarar
a quién deben administrarse, cada cuánto tiempo, y si sería conveniente hacerlo
con vacunas adaptadas a las nuevas variantes. En cualquier caso, parece claro
que las dosis de recuerdo deberían reservarse para las poblaciones más
vulnerables.
La disminución de la protección contra infección y enfermedad
leve, especialmente con ómicron, tiene implicaciones importantes para la
política de vacunación2.
Vacunar a toda la población, incluyendo a la de muy bajo riesgo y la infantil,
no va a evitar la circulación del virus. Vacunarse o no es una decisión
individual, y no se debe presionar a nadie para que se vacune en aras de un
beneficio colectivo que no sabemos hasta qué punto existe y cuánto tiempo
podría durar. No lo hemos hecho nunca antes y no debemos hacerlo ahora. Los certificados
de vacunación para acceder a ciertos servicios, más allá de las dudas éticas
sobre su implantación, carecen de evidencia científica sobre su utilidad en la
disminución de contagios y casos graves.
La situación de la vacunación a nivel mundial es profundamente
inequitativa. Mientras los países ricos están vacunando a niños y niñas o
administrando dosis de recuerdo a gente joven, algunos países pobres aún no han
podido completar la vacunación de los mayores o los profesionales sanitarios;
en África solo el 10% de la población ha completado la vacunación3.
Siendo las vacunas un bien finito, entre todos tenemos el deber de racionalizar
su uso en función del beneficio esperado de cada dosis administrada.
Comunicación para una
sociedad adulta
Algunos gobiernos, «expertos» en COVID y medios de comunicación
siguen usando el miedo como estrategia comunicativa. Los peores escenarios y
las previsiones más catastrofistas siempre gozan de mayor espacio comunicativo.
Errar por exceso de alarma siempre penaliza menos que errar por defecto. En
general, sobra alarmismo y falta análisis y contexto.
Se retransmiten en directo cifras récord de contagios sin aclarar
que la mitad son asintomáticos y que la inmunidad conseguida y la llegada de
ómicron han roto por completo la relación entre contagios, enfermos, ingresos y
muertes. Nunca antes ha existido tanta confusión entre el número de personas
contagiadas, detectadas, contagiosas y enfermas. Tenemos que dejar de contar y
reportar el número de infecciones diarias, que ya no tienen ningún interés: la
sexta ola puede haber infectado a más del 10% de la población en pocas semanas,
mientras que los casos graves se han mantenido en valores relativamente bajos1.
Lo importante siempre deberían haber sido las defunciones, y en
este sentido nunca volveremos a la situación catastrófica de marzo y abril de
2020. En la comunicación de las defunciones es importante introducir conceptos
como el exceso sobre la mortalidad esperada, los años potenciales de vida
perdidos, y distinguir si las defunciones son por COVID o con COVID. Por otro
lado, tendremos que admitir como sociedad (igual que hacemos con la gripe, el
tabaquismo, los suicidios o los accidentes, entre otras muchas causas) que
durante los próximos años habrá un número de defunciones por o con COVID que
serán inevitables. La pandemia no acabará cuando no haya defunciones, sino
cuando los medios y gobiernos les den el mismo tratamiento que al resto de
causas.
Se ha usado también el miedo a un posible colapso hospitalario que
obligue a demorar la atención a otras patologías, como sucedió durante la
primera ola. Esa situación no se ha vuelto a producir o lo ha hecho de forma
muy puntual, aunque continúa siendo cierto que una proporción muy pequeña de
casos graves en un contexto de un número muy grande de infecciones simultáneas
puede acabar por causar un número importante de hospitalizaciones. Habrá que
homogeneizar protocolos de ingreso tanto convencional como a unidades de
críticos, así como distinguir si hablamos de ingresos por COVID (cuadros de
infección grave), con COVID (descompensaciones de otras
patologías), hallazgos casuales (por ejemplo en las pruebas de ingreso por
otros procesos) o infecciones nosocomiales. Conocer la estancia media y el
porcentaje de pacientes que requieren ventilación mecánica también ayudarían a
comprender mejor la dimensión del problema, así como la ocupación hospitalaria
global (no solo el número de pacientes con un test positivo). Sea como fuere,
ha habido tiempo suficiente para elaborar planes de contingencia que permitan
ampliar la capacidad hospitalaria del sistema público de forma rápida si fuera
necesario; no podemos colapsar la Atención Primaria indefinidamente y seguir
hipotecando la vida social y económica del país para evitar un hipotético
colapso hospitalario en el futuro.
Al miedo se le une a menudo la culpabilización. Contagiarse o
contagiar un virus respiratorio no es culpa de nadie. Si los casos suben, no es
porque «nos hayamos relajado» o porque «nos portemos mal». Como se ha visto, la
dinámica de una epidemia es mucho más compleja y en ella influyen multitud de
factores. No se pueden obviar además los determinantes sociales que contribuyen
a la infección: imposibilidad de teletrabajar, necesidad de desplazarse en
transporte público, hacinamiento o imposibilidad de aislarse en la vivienda,
dificultad laboral para hacer aislamientos y cuarentenas, etc. Los gobiernos no
pueden traspasar a los ciudadanos sus responsabilidades en estos ámbitos.
Recuperación de la
(vieja) normalidad
Durante 2020 y 2021 se han ensayado multitud de medidas poblacionales
para tratar de reducir la interacción social, con la asunción de que eso
reduciría la circulación del virus y por ende las formas graves de la COVID-19.
Estas medidas incluyen desde el
confinamiento domiciliario inicial hasta confinamientos perimetrales,
limitación de aforos o cierre de negocios, toques de queda, uso obligatorio de
mascarillas, educación superior no presencial o limitación de reuniones.
Los distintos países y comunidades autónomas han ensayado varias de estas
medidas en distintos momentos, sin que hasta el momento tengamos una evaluación
clara y rigurosa de cuál es la efectividad de cada una de ellas en términos de
hospitalizaciones y defunciones, y cuáles son sus potenciales efectos nocivos:
pérdidas económicas y de puestos de trabajo, conculcación de derechos
fundamentales (circulación, reunión, propia imagen, educación), aumento de
trastornos de salud mental, etc. En definitiva, ha faltado una correcta
evaluación de la relación beneficio-riesgo de cada una de las medidas adoptadas
y un verdadero debate social sobre su implantación. En el momento actual ya no
tiene sentido mantenerlas y debe planificarse su eliminación, empezando por la
absurda recuperación de la obligatoriedad de la mascarilla en espacios
exteriores4.
Los gobiernos deben centrar sus esfuerzos en proteger a las
personas más vulnerables en lugar de tratar de frenar, probablemente con poco
éxito, la circulación del virus a nivel poblacional, circulación que, por otra
parte, sabemos que mejora nuestra inmunidad. Esta protección focalizada se
puede conseguir a partir de tres ejes: vacunación de las personas de riesgo,
recomendaciones específicas para las personas vulnerables (minimizar contactos
cercanos con personas con sintomatología respiratoria, valorar el uso de
mascarillas FFP2 en situaciones de alto riesgo de contagio en momentos de
incidencia elevada) y actuaciones específicas en ámbitos como las residencias
geriátricas, que en algunas comunidades autónomas han concentrado más de la
mitad de todas las defunciones por COVID-19. Cualquier política de salud debe
contemplar la correcta atención a las residencias como una de sus prioridades.
Debemos recuperar cuanto antes la «vieja» normalidad, es decir, la
vida como la conocíamos antes de marzo de 2020: sin mascarillas ni limitaciones
de la interacción social. La prevención cuaternaria también debe aplicarse a la
salud pública, y es especialmente urgente en el ámbito escolar. Sabemos que los
niños y niñas no sufren las formas graves de la enfermedad ni son transmisores
particularmente efectivos5,
pero a pesar de ello tuvimos las escuelas cerradas durante meses, y luego les
hemos impuesto las medidas más severas: uso de mascarilla durante toda la
jornada, prohibición de mezcla entre grupos y pruebas y cuarentenas cada vez
que se detecta un positivo. Estas medidas provocan dificultades en el
aprendizaje y la socialización, además de dificultar la conciliación familiar
al no existir ninguna ayuda para mantener las cuarentenas infantiles. El
balance beneficio-riesgo es desfavorable y en estos casos la prudencia no es
hacer muchas cosas, sino que, como sabemos en Atención Primaria, a menudo lo
prudente es no hacer nada.
Dejar de hacer para
poder hacer
La mayoría de países, entre ellos España, han implantado un
sistema de control individual de los contagios basado en el testeo de los casos
sospechosos y su aislamiento domiciliario en caso de resultar positivos, junto
con el rastreo y cuarentena domiciliaria de sus contactos. Este sistema consume
mucho tiempo y recursos y, como se ha vuelto a demostrar en la sexta ola,
cuando aumenta de forma importante el número de casos deja de ser viable y
colapsa rápidamente.
En España, el sistema pivota sobre la Atención Primaria. La
detección de casos, el estudio de los contactos más cercanos, la prescripción
de las bajas correspondientes y la atención a los enfermos de COVID-19, añadida
a la atención habitual, han supuesto una carga en muchas ocasiones insoportable
para los centros de salud. Esta sobrecarga, añadida a una ya muy precaria
situación anterior, ha hecho imposible mantener nuestras señas de
identidad: accesibilidad, longitudinalidad, presencialidad y equidad. Mantener
el sistema de testeo y rastreo, gestionar los casos positivos por
autodiagnóstico en asintomáticos, asumir la vacunación y afrontar las consecuencias
de la pandemia han desplazado las actividades preventivas, el diagnóstico de
nuevas enfermedades graves o el control de enfermedades crónicas6.
Las consecuencias negativas de todo ello se verán en un futuro inmediato.
Como apuntaba Juan Simó en una excelente entrada en su blog7 (aquí),
ha llegado el momento de dejar de hacer para poder hacer: dejemos de visitar y
testar a personas sanas con síntomas menores, dejemos de rastrear y testar a
sus contactos, abandonemos los aislamientos y las cuarentenas. Todas estas
actividades, que tuvieron sentido en el pasado, se han visto superadas con la
inmunidad adquirida (tanto por infección como por vacunación) y la llegada de
ómicron.
El objetivo debe ser tratar la COVID como hacemos con la gripe:
diagnóstico clínico y recomendaciones generales sobre autocuidado y prevención
de contagios a personas vulnerables, reservando la atención sanitaria para las
personas que lo necesiten por su sintomatología o vulnerabilidad. Solo así
podremos atender debidamente a quien de verdad lo necesite, por COVID o por
cualquier otra dolencia.
La sexta ola y el colapso que ha producido en la Atención Primaria
y en Salud Pública en muchas partes del país nos han hecho avanzar en esta
dirección. El Consejo Interterritorial ha propuesto medidas8 como
establecer criterios de priorización para el testeo en función de la
sintomatología o la vulnerabilidad, la limitación del rastreo a ámbitos
vulnerables, el acortamiento de los aislamientos o la eliminación de las
cuarentenas en las personas vacunadas. Estas medidas deben consolidarse y
mantenerse más allá de la actual situación de colapso, además de establecer un
calendario realista para el cese progresivo del sistema de control de
contagios. Es necesario un mensaje contundente y coordinado desde todas
las instituciones para revertir la necesidad que hemos creado de realizar
diagnóstico etiológico de las infecciones respiratorias leves, ya sea en los
centros de salud o con test de autodiagnóstico; el diagnóstico etiológico debe
reservarse solo para los sistemas centinela de vigilancia
epidemiológica. La incapacidad temporal merece una mención especial: es el
momento de apostar definitivamente por las bajas autodeclaradas para la
patología aguda leve, como ya se hace en otros estados, asegurando la equidad
de acceso.
Ni el sistema de salud ni la sociedad en su conjunto pueden
permitirse continuar testando a personas asintomáticas o con síntomas leves y
aislando a todos los positivos, con las consecuencias que ello conlleva a nivel
social y económico por las bajas laborales masivas de personas sanas. Debemos
acabar con la excepcionalidad: la COVID-19 debe ser tratada como el resto de
enfermedades. La inmunidad adquirida y la llegada de ómicron así lo permiten.
Bibliografía
1. Instituto
de Salud Carlos III. Informes COVID-19. Disponible en: https://www.isciii.es/QueHacemos/Servicios/VigilanciaSaludPublicaRENAVE/EnfermedadesTransmisibles/Paginas/InformesCOVID-19.aspx
2. UK
Health Security Agency. Research and analysis COVID-19 vaccine weekly
surveillance reports (weeks 39 to 51). Disponible en: https://www.gov.uk/government/publications/covid-19-vaccine-weekly-surveillance-reports
3. Oxford
Martin School. University of Oxford.Statistics and Research Coronavirus
(COVID-19) Vaccinations. Disponible en: https://ourworldindata.org/covid-vaccinations
4. European
Centre for Disease Prevention and Control. Using face masks in the community:
first update - Effectiveness in reducing transmission of
COVID-19 Disponible en: https://www.ecdc.europa.eu/en/publications-data/using-face-masks-community-reducing-covid-19-transmission
5. Alexander PE.
75 Studies and Articles Against COVID-19 School Closures. [24 de diciembre de
2021] Disponible en: https://brownstone.org/articles/75-studies-and-articles-against-covid-19-school-closures/
6. Medina
Peralta M. La tercera ola y el gráfico de Victor Tseng. AMF
2021; 17(11); 3048. Disponible en: https://amf-semfyc.com/web/article/3048
7. Simó
J. !Hay que parar esto! Dejar de hacer para poder hacer. Salud, dinero y
atención primaria [26 de diciembre de 2021] Disponible en: https://saludineroap.blogspot.com/2021/12/hay-que-parar-esto-dejar-de-hacer-para.html
8. Consejo
interritorial del Sistema Nacional de Salud. Adaptación de la estrategia
de detección precoz, vigilancia y control de COVID-19 en período de alta
transmisión comunitaria. Comisión de Salud Pública. 30.12.2021 Disponible
en: https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/ccayes/alertasActual/nCov/documentos/Adaptacion_estrategia_vigilancia_y_control.pdf
https://amf-semfyc.com/web/article/3063
Hacia el fin
de la excepcionalidad. COMITÉ
DE REDACCIÓN DE AMF
https://amf-semfyc.com/web/article/3063
Hacia el fin
de la excepcionalidad ofrece en un editorial de AMF cinco ideas revolucionarias
para gestionar la crisis sanitaria a partir de ahora
¿Están de
acuerdo los médicos de AP en gripalizar la COVID-19?
14/1/2022
En el post
pasado encabezado con el título de “¿Ha llegado el momento de
asumir a la COVID-19 como una gripe estacional?” comenté mi discrepancia al editorial
de la revista AMF titulado “Hacia el fin de la excepcionalidad” que ha generado
un cierto impacto y que ha posicionado de alguna manera a las distintas sociedades de Atención
Primaria (AP). En este manifestaba que pensaba que era prematuro “gripalizar” a
la COVID-19 pues el comportamiento
actual de la última variante (Ómicron), dicen que más leve; las altas tasas de
vacunación (80-90%); como la inmunidad
creada (desconocida hasta el momento), no era razones suficiente para
considerar en este momento a esta epidemia como a una gripe estacional
El tema, sin
embargo, esta si las opiniones de una
editorial representan a todos médicos de AP, o al menos a aquellos afiliados a
la sociedad que representa. La realidad es que no es así al menos en Menorca,
por las muestras personales que he recibido y por el reportaje que en nuestra
isla realizó el Diari Menorca y en el que participé.
Mateu Seguí
Díaz
UBS Es Castell (Menorca)
-Hacia el
fin de la excepcionalidad. COMITÉ DE REDACCIÓN DE AMF.
https://amf-semfyc.com/web/article/3063
-Fela Saborit. Médicos de Primaria ven prematuro gestionar la
covid-19 como la gripe. Es Diari. 12/01/2022
-Roberto Marbán. Albert
Planes: «Gobiernos, ‘expertos’ y medios siguen usando el miedo como
estrategia». El DEBATE. Madrid 12/01/2022 Actualizada 12:04
https://semergenillesbalears.es/estan-de-acuerdo-los-medicos-de-ap-en-gripalizar-la-covid-19
26º COVID-19 no es una pandemia. Por
Richard Horton
Publicado:
26 de septiembre de 2020
www.thelancet.com
Vol 396 26 de septiembre de 2020
A medida que
el mundo se acerca al millón de muertes por COVID-19 debemos afrontar el hecho
de que estamos adoptando un enfoque demasiado demasiado estrecho para gestionar
este brote de un nuevo coronavirus. Hemos considerado la causa de esta crisis
como una enfermedad infecciosa. Todas nuestras intervenciones se han se han
centrado en cortar las líneas de transmisión del virus controlar la propagación
del patógeno. La “ciencia” que ha guiado a los gobiernos ha sido impulsada
principalmente por modeladores de epidemias y especialistas en enfermedades
infecciosas, que comprensiblemente enmarcan la actual emergencia sanitaria en
términos centenarios de peste. Pero lo que hemos lo que hemos aprendido hasta
ahora nos dice que la historia de COVID-19 no es tan simple. Hay dos categorías
de enfermedades que interactúan en poblaciones específicas: la infección por el
coronavirus del síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV-2) y una serie de
enfermedades no transmisibles (ENT). Estas enfermedades se agrupan en grupos
sociales de acuerdo con patrones de desigualdad profundamente arraigados en
nuestras sociedades.
La
agregación de estas enfermedades sobre un fondo de disparidad social y
económica exacerba los efectos adversos de cada enfermedad por separado. La
COVID-19 no es una pandemia. Es una epidemia. La naturaleza sindémica de la
amenaza a la que nos enfrentamos significa que se necesita un enfoque más
matizado si queremos proteger la salud de nuestras comunidades.
La noción de
sindemia fue concebida por primera vez por Merrill Singer, un antropólogo
médico estadounidense en la década de 1990. En 2017 escribió en The Lancet,
junto con con Emily Mendenhall y sus colegas, Singer argumentó que un enfoque
sindrómico revela interacciones biológicas y sociales interacciones biológicas
y sociales que son importantes para el pronóstico, el tratamiento y la política
sanitaria. Limitar el daño causado por el del SRAS-CoV-2 exigirá que se preste
mucha más atención a las ENT y a la desigualdad socioeconómica de lo que se ha
admitido hasta ahora. Una sindemia no es simplemente una comorbilidad.
Las
sindemias se caracterizan por las interacciones biológicas y sociales entre
condiciones y estados, interacciones que aumentan la susceptibilidad de una
persona a los daños o empeoran sus resultados de salud. En el caso de COVID-19,
atacar las de las enfermedades no transmisibles será un requisito previo para
su contención. Tal y como se desprende de nuestra reciente publicación NCD
Countdown 2030 como ha demostrado nuestra recientemente publicada Cuenta atrás
de las ENT para 2030, aunque la mortalidad prematura por ENT está disminuyendo,
el ritmo de cambio es demasiado rápido.
El número
total de personas que viven con enfermedades crónicas está creciendo. Hacer
frente a la COVID-19 significa abordar la hipertensión obesidad, diabetes,
enfermedades cardiovasculares y respiratorias cardiovascular y respiratoria
crónica, y el cáncer. Prestar mayor atención a las ENT no es una agenda sólo
para las naciones más ricas. Las ENT son una causa de mala salud en los países
más pobres.
Mocumbi
describieron una entidad que denominaron Pobreza de las INDCs, añadiendo las
lesiones a una serie de afecciones como las mordeduras de serpiente, la
epilepsia, la enfermedad renal y la anemia de células falciformes. Para los mil
millones de personas más pobres más pobres del mundo, las ENT representan más
de un tercio de su de su carga de enfermedad. La Comisión describió cómo la
disponibilidad de intervenciones asequibles y rentables en la próxima década
podría evitar casi 5 millones de muertes entre las personas más pobres del
mundo. Y eso sin considerar la reducción del riesgo de morir por COVID-19.
La
consecuencia más importante de considerar el COVID-19 como una sindemia es
subrayar sus orígenes sociales. La vulnerabilidad de los ciudadanos de edad
avanzada, las comunidades y las minorías, y los trabajadores clave, que suelen
estar mal pagados y con menos protecciones sociales apunta a una verdad hasta
ahora apenas reconocida, a saber, que no importa la eficacia de un tratamiento
o de la protección de una vacuna, la búsqueda de una solución puramente
biomédica para el COVID-19 fracasará. A menos que los gobiernos diseñen
políticas y programas para revertir las profundas disparidades, nuestras
sociedades nunca serán verdaderamente seguras. Como escribieron Singer y sus
colegas en 2017, “un enfoque sindrómico ofrece una orientación a la medicina
clínica y la salud pública mostrando cómo un enfoque integrado para entender y
tratar las enfermedades puede ser mucho más exitoso que simplemente controlar
la enfermedad epidémica o tratar a los pacientes individuales, las sociedades
necesitan esperanza. La crisis económica que avanza hacia nosotros no se
resolverá con un medicamento o una vacuna.
Se necesita
nada menos que una reactivación nacional. Al abordar COVID-19 como un síndrome
invitará a una visión más amplia, una que abarque la educación, el empleo, la
vivienda, la alimentación y el medio ambiente. Ver el COVID-19 sólo como una
pandemia excluye esta perspectiva más amplia pero necesaria.
Richard
Horton richard.horton@lancet.co
35º ¿Nadie podía saberlo? Por Thomas
Harrington
14 de enero
de 2022 https://brownstone.org/articles/no-one-could-have-known/
Los
acontecimientos de los últimos días parecen sugerir que los gestores de la
narrativa de Covid están intentando llevar a cabo una retirada por la puerta de
atrás de numerosos de sus antiguos artículos de fe.
De repente
están admitiendo que las pruebas de PCR eran profundamente defectuosas y que un
gran número de los hospitalizados por el Covid fueron ingresados principalmente
por razones distintas al virus, de lo que podemos deducir que muchos murieron a
menudo o incluso mayoritariamente por otras enfermedades.
Están
repartiendo directivas que dicen que los diagnósticos de Covid deben derivarse
(¡quién lo diría!) principalmente de la sintomatología y no de las pruebas.
También están admitiendo ahora que estamos sufriendo una crisis masiva de salud
mental, especialmente entre nuestros jóvenes.
Incluso
-aunque de una manera muy poco convincente- admiten la realidad de la inmunidad
natural cuando, como está ocurriendo en muchos lugares, dan la bienvenida a los
previamente infectados para que vuelvan a trabajar en hospitales y centros de
atención domiciliaria con pocas preguntas poco después de sus brotes de
enfermedad.
No está
claro qué esperan ganar con ello. Si tuviera que adivinar, diría que apuestan,
con su típica arrogancia, por el hecho de que la mayoría de las personas
carecen de un sentido funcional de la memoria social.
A la luz de
esto, he pensado que podría ser divertido volver a visitar y publicar el
artículo que publiqué el 22 de agosto de 2020 en Off-Guardian. Sigue a
continuación
¿Preparados
para otra interpretación de la rutina “nadie podría haber sabido” que se hizo
famosa por todos los autoproclamados liberales que descaradamente siguieron la
destrucción de Oriente Medio planeada y apoyada por los neoconservadores hace
casi dos décadas?
Como en
“nadie podría haber sabido” que al apagar la vida tal y como la conocemos para
centrarse obsesivamente en un virus que afecta mayoritariamente a lo que sigue
siendo un número relativamente pequeño de personas al final de sus vidas (sí,
oh aprensivos debemos reunir el valor para hablar de Años de Vida Ajustados por
Calidad al hacer políticas públicas) probablemente lo haríamos:
1. Provocar
una devastación económica y, por tanto, un exceso de muertes, suicidios,
divorcios depresiones en un número mucho mayor que los muertos por el virus.
2.
Proporcionar a un establecimiento minorista en línea, ya monopolista y
depredador, ventajas competitivas en términos de reservas de capital y cuota de
mercado que harán prácticamente imposible en cualquier momento del futuro
cercano o medio que las pequeñas e incluso medianas empresas del país y del
mundo puedan llegar a alcanzarles. Y que esto sumirá a enormes sectores de la
economía mundial en la ruina de los siervos, con todo lo que esto presagia en
términos de muerte y sufrimiento humano adicionales.
3. 3.
Provocar un gran aumento de la miseria e innumerables muertes adicionales en el
llamado Sur Global, donde mucha gente, con razón o sin ella, depende de los
patrones de consumo de nosotros, los relativamente afortunados que nos quedamos
sentados, para poder pasar la semana.
4. Destruir gran parte de lo que era atractivo
de la vida urbana tal y como la conocemos y provocar un colapso inmobiliario de
proporciones extraordinarias, convirtiendo incluso las pocas ciudades que nos
quedan en reservas plagadas de delincuencia de gente cada vez más desesperada.
5. Obligar a
los gobiernos estatales y locales, que ya tenían problemas antes de la crisis,
y que no pueden imprimir dinero a voluntad como los federales, a recortar sus
ya insuficientes presupuestos en un momento en que sus quebrados y estresados
electores necesitan esos servicios más que nunca.
6. Impulsar
la vigilancia “inteligente” de nuestras vidas, ya intolerable para cualquiera
que todavía se aferre a los recuerdos de la libertad en el mundo anterior al 11
de septiembre, hasta el punto de que la mayoría de la gente ya no entenderá lo
que la gente solía conocer como privacidad, intimidad o la simple dignidad de
ser dejado en paz.
7. 7. Formar
a una generación de niños para que sean temerosos y desconfíen de los demás
desde el primer día, y para que consideren que el objetivo principal de la vida
es someterse a los dictados “para mantenerlos a salvo” (por muy dudosa que sea
la amenaza real para ellos), en lugar de buscar con valentía la alegría y la
plenitud humana.
También se nos
dirá, sin duda, lo que nadie podía imaginar o saber en ese momento:
Que los
gobiernos a menudo hacen política sobre la base de información que saben que es
en gran parte infundada o rotundamente falsa. Porque saben (Karl Rove lo contó
en su famosa entrevista con Ron Susskind) que para cuando los pocos
investigadores concienzudos que hay por ahí miren más allá del bombo para
desacreditar sus argumentos iniciales, las estructuras que les son favorables
puestas en marcha sobre la base de la falsa narrativa se habrán normalizado y,
por tanto, no correrán peligro de ser desmanteladas.
Que nuestras
instituciones educativas, que ya están fracasando estrepitosamente en la tarea
democrática esencial de educar a los jóvenes para que entren en conflicto
productivo con aquellos cuyas ideas son diferentes a las suyas, sólo promoverán
aún más la deshumanización del “otro” a través de una dependencia cada vez
mayor de las prácticas incorpóreas del aprendizaje a distancia. Y que esto, a
su vez, sólo fomentará un mayor crecimiento del enfoque de “disparar a
mansalva” para “hacer frente” a las ideas nuevas y desafiantes que se ha visto
tan a menudo en nuestros “debates” públicos en los últimos años.
Que fomentar
aún más las prácticas educativas alienadas y alienantes mencionadas
anteriormente hará más fácil de lo que ya es para nuestros oligarcas aumentar
sus ya obscenos niveles de control sobre nuestras vidas diarias y destinos a
largo plazo a través de tácticas de divide y vencerás.
Que, según
el Instituto para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA), dos tercios
de las elecciones programadas desde febrero se han pospuesto debido al COVID. Y
que esto contribuye a acostumbrar a los ciudadanos y a la población a la idea
de que uno de los pocos derechos democráticos que les quedan puede ser
arrebatado esencialmente en base a caprichos burocráticos, creando una
peligrosa “nueva normalidad” que obviamente favorece los intereses de los
centros de poder establecidos.
Que Suecia y
otros países desarrollaron formas mucho más proporcionadas, que salvan la
cultura y la dignidad, para convivir de forma segura y mucho más plena con el
virus.
Que Anthony
Fauci tiene una tendencia bien documentada a considerar que todos los problemas
de salud son susceptibles de soluciones farmacéuticas costosas (algunos podrían
incluso llamarlo corrupción), incluso cuando existen otras terapias menos
intrusivas, menos costosas e igualmente eficaces.
Que la
historia reciente del uso de vacunas para combatir las infecciones
respiratorias ha sido ineficaz, cuando no grotescamente contraproducente.
Que durante
la primera mitad del siglo XX la enfermedad infecciosa de la poliomielitis fue
un peligro constante, que culminó en 1952 con un saldo devastador de 3.145
muertes y 21.269 casos de parálisis en una población estadounidense de
162.000.000, siendo casi todas las víctimas niños y adultos jóvenes. El peligro
que corría entonces la población menor de 24 años (unos 34 millones) de ser
infectada (,169%), paralizada (,044%) o muerta (,0092%) superaba con creces en
porcentaje y, obviamente, en gravedad a todo lo que el COVID está haciendo en
el mismo grupo de edad. Y, sin embargo, no se habló de cierres generales de
escuelas, ni de la cancelación de los deportes de secundaria, universitarios y
profesionales ni, por supuesto, de cierres o enmascaramientos para toda la
sociedad.
Que el mundo
perdió alrededor de 1,1 millones de personas en la epidemia de gripe asiática
de 1957-58 (más que la cifra actual de COVID de 760.000), con unos 116.000 en
los EE.UU. (.064% de la población) y el mundo tampoco se detuvo.
Que la gripe
de Hong Kong de 1968-69 mató entre 1 y 4 millones en todo el mundo y unos
100.000 en EE.UU. (.048% de la población muerta) y que la vida igualmente no se
detuvo. De hecho, Woodstock tuvo lugar en medio de ella.
Que las decisiones de seguir adelante con la
vida en todos estos casos no fueron probablemente el resultado, como algunos
hoy podrían estar tentados a sugerir, de una falta de conocimiento científico o
de una menor preocupación por el valor de la vida, sino más bien de una
comprensión más aguda en las cabezas más históricas de aquella época de que el
riesgo siempre forma parte de la vida y que los intentos agresivos de eliminar
esta realidad humana tan ubicua pueden a menudo conducir a graves consecuencias
no deseadas.
Que había
muchos científicos de prestigio, incluidos premios Nobel, que nos decían ya en
marzo que este virus, aunque nuevo, se comportaría en mayor o menor medida como
todos los virus anteriores y se desvanecería. Y, por lo tanto, la mejor manera
de enfrentarse a él era dejar que siguiera su curso mientras se protegía a las
personas más vulnerables de la sociedad y se dejaba a todos los demás vivir su
vida.
Que importantes plataformas de información
prohibieran o dejaran de lado las opiniones de estos científicos de gran
prestigio, mientras difundían agresivamente las palabras de bromistas como Neil
Ferguson, del Imperial College, cuyas estúpidas y alarmistas predicciones sobre
la mortalidad por COVID (la última de una carrera llena de predicciones
estúpidas y alarmistas, pero no por casualidad, favorables a la industria
farmacéutica), dieron a los políticos el pretexto para poner en marcha quizá el
experimento de ingeniería social más agresivo de la historia del mundo.
Que justo cuando los niveles de mortalidad por
el virus estaban disminuyendo rápidamente a finales de la primavera y
principios del verano de 2020, aumentando así la esperanza de una muy necesaria
vuelta a la normalidad, se produjo un perfecto cambio de cebo en los
principales medios de comunicación, pasando de un discurso centrado en el
objetivo lógico y loable de “aplanar la curva” a otro centrado en el objetivo
absurdamente utópico (y no casualmente orientado a las vacunas) de eliminar
nuevos “casos”.
Que el hecho
de que los medios de comunicación se centren estrecha y obsesivamente en el
crecimiento de los “casos” cuando el 99% de ellos no suponen ningún peligro
para la vida fue una mala práctica periodística de primer orden, comparable, si
no superior, a los efectos siniestros generados por la charla totalmente
infundada de los medios de comunicación sobre las nubes de hongos y las armas
de destrucción masiva hace dos décadas, charla que condujo (lo siento, gente
morena) a la muerte de millones de personas y a la destrucción de
civilizaciones enteras en Oriente Medio.
Que los
gobernantes y los dueños del poder corporativo, habiendo acostumbrado con éxito
a la gente a participar en importantes cambios sociales que destruyen la
solidaridad mediante la repetición del término “caso”, que carece en gran
medida de sentido, seguramente llegarán a confiar en él y en otros
significantes repetidos sin aliento, aunque en gran medida vacíos, para
paralizar a la sociedad a voluntad, especialmente en aquellos momentos en los
que la gente parece estar despertando y uniéndose para exigir un cambio en el
equilibrio de poder social existente.
Que, como
parecen demostrar numerosos estudios existentes y emergentes, la
hidroxicloroquina es, cuando se combina con otros medicamentos de precio
similar, un tratamiento seguro y bastante eficaz en la fase inicial de la COVID
19.
Que los
estudios negativos sobre la eficacia de la hidroxicloroquina publicados en dos
de las revistas médicas más prestigiosas del mundo, The Lancet y el New England
Journal of Medicine, y que se adujeron una y otra vez en un momento clave del
debate inicial de los posibles tratamientos de la COVID para desacreditar la
eficacia del fármaco, resultaron estar basados en conjuntos de datos falsificados.
(Véase la entrada anterior sobre cómo los centros de poder juegan el juego del
retraso de la percepción con información falsa para lograr cambios
estructurales a largo plazo)
Sugerir que
los atletas profesionales de clase mundial de entre 20 y 30 años, o incluso sus
homólogos de secundaria y universidad con menos talento y en peor forma física,
corrían el riesgo de sufrir consecuencias mortales incluso en cantidades
mínimas al jugar en medio de la propagación del COVID era, a la luz de las
cifras conocidas relacionadas con la edad sobre la letalidad de la enfermedad,
en el mejor de los casos ridículo y, en el peor, una táctica muy cínica de
alarmismo.
Repitan
después de mí, “nadie podría haber sabido estas cosas” y luego revisen su
pantalla para ver, como ciudadanos de Oceanía, si se supone que deben estar
preocupados esta semana por la amenaza de Eurasia o de Eastasia.
Y, por
supuesto, sería negligente si no les recordara que se enmascaren muy bien,
especialmente a la luz de las cifras de los CDC -tendrán que perdonar aquí por
romper con la rica tradición de la pura narrativa de pánico y pasar al terreno
de las cifras empíricas- que nos dicen que hasta este punto de nuestra crisis
“todo debe cambiar”:
El 0,011% de
la población estadounidense menor de 65 años ha muerto de COVID
El 0,005% de la población estadounidense menor
de 55 años ha muerto de COVID
El 0,0009% de la población estadounidense
menor de 35 años ha muerto de COVID
El 0,0002% de la población estadounidense
menor de 25 años ha muerto por COVID
El 0,00008%
de la población estadounidense menor de 15 años ha muerto de COVID
¿Y en cuanto
a las personas de mayor “riesgo”?
El 0,23% de
la población estadounidense mayor de 65 años ha muerto de COVID
Aunque han
intentado venderlo de otra manera, este asunto tiene muy poco, o nada, que ver
con la gripe española de 1918.
De hecho, ni
siquiera está del todo claro si es acumulativamente peor en términos de pérdida
de vidas que los brotes de gripe de 1957-58 o 1968-69 que casi todo el mundo
durmió. Pero, supongo que eso no importa cuando hay una narrativa que mantener.
¿Podría ser
el momento de preguntarse si hay algo más en marcha con todo esto?
Republicado
del 22 de agosto de 2020, Off-Guardian
Autor
Thomas
Harrington es ensayista y profesor de Estudios Hispánicos en el Trinity College
de Hartford (EE.UU.), especializado en movimientos ibéricos de identidad
nacional Cultura catalana contemporánea.
Prólogo del
libro «Plague of Corruption» de Judy Mikovits y Kent Heckenlively https://www.amazon.com/Plague-Corruption-Restoring-Promise-Science/dp/1510752242
36º Valor moral y nuestro futuro
común. Por Robert F. Kennedy, Jr.
«¡Y sin
embargo, se mueve!» Galileo susurró esas desafiantes palabras en 1615 al salir
del tribunal de la Inquisición romana ante el cual repudió su teoría de que la
Tierra, el centro inamovible del Universo según la ortodoxia contemporánea,
gira alrededor del sol. Si no se hubiera retractado, su vida estaría perdida.
Nos gusta pensar en las luchas de Galileo como el artefacto pintoresco de una
era oscura, ignorante y tiránica en la que los individuos desafiaron las
supersticiones ungidas por el gobierno solo con un grave riesgo personal. La
historia de la Dra. Judy Mikovits muestra que las obstinadas ortodoxias ungidas
por las compañías farmacéuticas y los reguladores gubernamentales corruptos
para proteger el poder y las ganancias siguen siendo una fuerza dominante en la
ciencia y la política
Judy
Mikovits https://es.wikipedia.org/wiki/Judy_Mikovits
Desde
cualquier punto de vista, la Dra. Judy Mikovits fue una de las científicas más
hábiles de su generación. Ingresó en ciencias profesionales de la Universidad
de Virginia con una licenciatura en química el 10 de junio de 1980, como
química de proteínas para el Instituto Nacional del Cáncer (NCI), trabajando en
un proyecto que salvó vidas para purificar el interferón. La calidad de su
trabajo y sus confiables destellos de genio pronto la impulsaron a la cúspide
del mundo de la investigación científica dominado por los hombres. En el NCI,
Mikovits inició lo que se convertiría en una colaboración de veinte años con el
Dr. Frank Ruscetti, un pionero en el campo de la retrovirología humana.
Mientras dirigía el laboratorio de Robert Gallo en 1977, Ruscetti hizo historia
científica al descubrir junto con Bernie Poiesz el primer retrovirus humano,
HTLV-1 (virus de leucemia de células T humanas). Un retrovirus es un «virus
sigiloso» que, como el VIH, ingresa al huésped sin alertar al sistema
inmunológico. Entonces puede permanecer inactivo durante años sin causar daño.
Antes de matar a una persona, un retrovirus generalmente destruye su sistema
inmunológico. Como resultado, muchos retrovirus causan cáncer. Con una
comprensión cada vez mayor del comportamiento de los retrovirus, la
colaboración de Ruscetti/Mikovits y la galardonada tesis doctoral de Mikovits
de la Universidad George Washington en 1991 cambiaron el paradigma del
tratamiento del VIH-SIDA, convirtiendo la enfermedad de una sentencia de muerte
en una condición manejable.
Desde el
principio, el obstáculo más abrumador para el avance profesional de Mikovits
fue su integridad científica. Ella siempre lo colocó por encima de la ambición
personal. Judy Mikovits nunca tuvo la intención de meterse en una pelea de
salud pública. Nunca se consideró renegada ni revolucionaria. Los familiares de
Judy trabajaban principalmente en el gobierno o en las fuerzas del orden.
Creían en los principios fundamentales estadounidenses de trabajo duro, respeto
por la autoridad y, sobre todo, decir la verdad. Ese telón de fondo le hizo
imposible abandonar sus altos estándares natales de honestidad e integridad
incluso cuando se convirtieron en un obstáculo.
Después de
dejar los NIH, trabajó un tiempo para Upjohn, liderando un proyecto para
demostrar la seguridad de la exitosa hormona de crecimiento bovino de la
compañía. Cuando Mikovits descubrió que la fórmula de la empresa podía provocar
cambios precancerosos en cultivos de células humanas, rechazó las órdenes
directas de su jefe de ocultar sus descubrimientos. La revelación de Mikovits
sugirió que la presencia ubicua de la hormona en la leche podría provocar
cáncer de mama en las mujeres que la bebían. Su negativa a dar marcha atrás
precipitó su salida de Upjohn y su regreso a los NIH y a la escuela de
posgrado. La guerra de Judy contra BGH finalmente llevó a Upjohn a abandonar el
producto.
En 2009,
ahora en el mundo académico, Mikovits y Ruscetti, quien todavía estaba en el
NCI, lideraron un equipo que descubrió una fuerte asociación entre un
retrovirus previamente desconocido y la encefalomielitis miálgica, comúnmente
conocida como síndrome de fatiga crónica (ME/CFS). Como era de esperar, el
retrovirus también se relacionó con ciertos cánceres de sangre. Los
colaboradores lo habían llamado Virus Xenotrópico Relacionado con la Leucemia
Murina (XMRV), cuando lo detectaron por primera vez en secuencias de ADN en
cáncer de próstata unos años antes.
La comunidad
médica se había enfrentado al síndrome de fatiga crónica, que afecta
principalmente a mujeres, de mala fe desde su aparición a mediados de los años
ochenta. El establecimiento médico se burló de ME/CFS como «gripe yuppie» y lo
atribuyó a la fragilidad psicológica inherente de las mujeres profesionales que
ejercen profesiones en ecosistemas corporativos de alta presión. Mikovits
encontró evidencia del retrovirus en aproximadamente el 67 por ciento de las
mujeres afectadas por ME/CFS, y en un poco menos del 4 por ciento de la
población sana.
El 8 de
octubre de 2009, Mikovits y Ruscetti publicaron sus explosivos hallazgos en la
revista Science, describiendo el primer aislamiento del retrovirus XMRV recientemente
descubierto y su asociación con ME/CFS. Su revelación sobre ME/CFS desencadenó
inmediatamente reacciones de enfado de los celosos centros de poder del cáncer,
obstinadamente resistentes a la ciencia que atribuía el cáncer y las
enfermedades neuroinmunes a los virus.
El retroceso
se hizo aún más sombrío cuando la investigación posterior de Mikovits sugirió
que el nuevo retrovirus, originalmente encontrado en ratones, de alguna manera
había saltado a los humanos a través de vacunas contaminadas.
Aún más
preocupante para el establecimiento médico, la investigación de la Dra.
Mikovits reveló que muchas de las pacientes que padecían XMRV tenían hijos con
autismo. Ante la sospecha de que el XMRV podría transmitirse de madre a hijo,
como con el VIH, Mikovits examinó a diecisiete de los niños. Catorce mostraron
evidencia del virus. Esos hallazgos coincidieron con los informes de los padres
de regresión autista después de la vacunación. Estudios posteriores
relacionaron el XMRV con epidemias de leucemia, cáncer de próstata,
enfermedades autoinmunes y la explosión de la enfermedad de Alzheimer.
Peor aún, la
investigación también encontró una contaminación generalizada por XMRV en el
suministro de sangre y los productos sanguíneos. Según su investigación y los hallazgos
de otros, parecía que entre el 3 y el 8 por ciento de la población ahora porta
el virus; el XMRV se ha convertido en parte de la ecología humana, se transmite
de madre a hijo in vitro o mediante la leche materna. Los datos de Mikovits
sugieren que más de diez millones de estadounidenses albergan este virus como
una bomba de relojería, una amenaza potencial mucho mayor que la epidemia del
VIH-SIDA.
En enero de
2011, el experto en VIH-SIDA Ben Berkhout publicó estas revelaciones explosivas
en la revista Frontiers in Microbiology. Incluyó la evidencia de Mikovits de
que el tejido de ratón utilizado en la producción de vacunas era el probable
vector de la contaminación humana. Sin que Judy lo supiera, su coautor de este
libro, Kent Heckenlively, ya había descubierto de forma independiente
investigaciones médicas publicadas que mostraban que el primer brote registrado
de ME/CFS se produjo entre 198 médicos y enfermeras en el Hospital del Condado
de Los Ángeles en 1934-1935, después de su inyección con una vacuna
experimental contra la polio cultivada en tejido cerebral de ratón.
La evidencia
de Mikovits amenazaba con una catástrofe financiera para las compañías
farmacéuticas del mundo debido a su uso negligente de cultivos de células
animales para producir vacunas y otros productos farmacéuticos. Sus hallazgos
ponen en riesgo miles de millones de dólares en ingresos de toda una rama de la
medicina llamada «biológica», que depende de tejidos y productos animales.
Las
compañías farmacéuticas y sus reguladores cautivos desataron una andanada
furiosa contra Mikovits y Ruscetti, asediándolos desde todos los baluartes.
La revista
Science presionó febrilmente a Mikovits para que se retractara de su artículo
de octubre de 2009. En septiembre de 2011, el Instituto Whittemore Peterson de
la Universidad de Nevada, Reno, despidió a Judy de su trabajo como profesora.
Judy y su familia notaron que hombres de aspecto amenazador la seguían en
camionetas y otros incidentes que indicaban que estaba bajo vigilancia. En un incidente,
unos matones de Burley rodearon su casa y la obligaron a huir en un bote.
Después de que ella escapó, irrumpieron en su casa, alegando que trabajaban
para el gobierno. En noviembre, la policía de Ventura arrestó a Judy sin una
orden judicial y la mantuvo en la cárcel durante cinco días sin derecho a
fianza. La policía registró su casa de arriba a abajo, esparciendo sus papeles
por todas partes. Ese mismo día, la policía allanó la casa de su amiga, Lilly,
y la obligaron a sentarse en una silla durante varias horas mientras saqueaban
el edificio. Los funcionarios de los NIH le dijeron a la policía de Nevada que
la Dra. Mikovits había tomado ilegalmente sus cuadernos de investigación de su
laboratorio. Esta fue una acusación fabricada. Como investigadora principal de
dos subvenciones gubernamentales, la Dra. Mikovits tenía la obligación de
conservar todos sus trabajos de investigación... Además, Judy había dejado
todos los cuadernos en la oficina de su universidad el 29 de septiembre. Ese
mismo día, alguien robó ilegalmente la oficina de Judy, le quitó sus cuadernos
y de alguna manera los colocó en un armario de su casa, aparentemente para
incriminarla. Semanas más tarde, mientras Judy languidecía en una celda, su
esposo, David, encontró los diarios cuidadosamente empaquetados en una bolsa de
playa de lino en un armario oscuro en su casa del sur de California. David los
llevó frenéticamente a la cárcel después de la medianoche y luego los entregó a
la policía de Ventura.
Mientras
estaba en la cárcel, el exjefe de Judy les dijo a su esposo y al Dr. Ruscetti
que si ella simplemente firmaba una disculpa admitiendo que su trabajo estaba
equivocado, la policía la liberaría del confinamiento y ella podría salvar su
carrera científica. Judy se negó. Ningún fiscal ha presentado cargos contra
ella, pero el cartel farmacéutico y sus revistas científicas cautivas lanzaron
una campaña de difamación en su contra. Menos de dos años antes, la revista
Science la había celebrado. Ahora, la misma revista publicó su foto policial y
se retractó de su artículo.
Judy perdió
las subvenciones federales por las que era investigadora principal. Ha entrado
en bancarrota tratando de encontrar trabajo y restaurar su buen nombre. Las
revistas científicas, ciertamente todas ahora controladas por las grandes
farmacéuticas, se han negado a publicar sus artículos. Las bibliotecas médicas
de los NIH la han bloqueado. A pesar de gastar cientos de miles de dólares en
honorarios legales, no ha podido salir adelante en la corte. El Fiscal de los
Estados Unidos en Nevada ha mantenido el caso «sellado» durante años. Los actos
fraudulentos de los funcionarios de salud pública en los niveles más altos de
Salud y Servicios Humanos (HHS) la han dejado efectivamente incontratable.
La
persecución de científicos y médicos que se atreven a desafiar las ortodoxias
contemporáneas no descansó después de Galileo: siempre ha sido, y sigue siendo
hoy, un riesgo laboral. La obra de Henrik Ibsen de 1882 An Enemy of the People es
una parábola de la trampa de la integridad científica. Ibsen cuenta la historia
de un médico del sur de Noruega que descubre que los populares y lucrativos
baños públicos de su ciudad en realidad estaban enfermando a los visitantes que
acudían a ellos en busca de rejuvenecimiento. Las descargas de las curtidurías
locales habían infectado los balnearios con bacterias letales. Cuando el médico
hace pública la información, los comerciantes locales, junto con los
funcionarios del gobierno, sus aliados en la «prensa independiente de mentalidad liberal» y otras partes
interesadas financieramente, actúan para amordazarlo. El establecimiento médico
le quita la licencia médica, la gente del pueblo lo vilipendia y lo tilda de
«enemigo del pueblo».
El médico
ficticio de Ibsen experimentó lo que los científicos sociales llaman el
«reflejo de Semmelweis». Este término describe la repulsión instintiva con la
que la prensa, la comunidad médica y científica y los intereses financieros
aliados reciben la nueva evidencia científica que contradice un paradigma
científico establecido. El reflejo puede ser particularmente intenso en los
casos en que la nueva información científica sugiere que las prácticas médicas
establecidas en realidad están dañando la salud pública.
La difícil
situación de la vida real de Ignaz Semmelweis, un médico húngaro, inspiró el
término y la obra de Ibsen. En 1847, el Dr. Semmelweis era profesor asistente
en la clínica de maternidad del Hospital General de Viena, donde alrededor del
10 por ciento de las mujeres murieron de fiebre puerperal en la «cama de
parto». Basado en su teoría de las mascotas de que la limpieza podría mitigar
la transmisión de «partículas» que causan enfermedades, Semmelweis introdujo la
práctica del lavado de manos obligatorio para los internos entre la realización
de autopsias y el parto de bebés. La tasa de fiebre puerperal mortal descendió
inmediatamente a alrededor del 1 por ciento. Semmelweis publicó estos
hallazgos.
En lugar de
construir una estatua a Semmelweis, la comunidad médica, que no estaba
dispuesta a admitir su culpabilidad por las lesiones de tantos pacientes,
expulsó al médico de la profesión médica. Sus antiguos colegas engañaron al Dr.
Semmelweis para que visitara una institución mental en 1865 y luego lo
internaron contra su voluntad. Semmelweis murió misteriosamente dos semanas
después. Una década después, la teoría de los gérmenes de Louis Pasteur y el
trabajo de Joseph Lister sobre saneamiento hospitalario reivindicaron las ideas
de Semmelweis.
Abundan los
análogos modernos. Herbert Needleman, de la Universidad de Pittsburgh, soportó
el reflejo de Semmelweis cuando reveló la trepidante toxicidad del plomo en la
década de 1980. Needleman publicó un estudio pionero en 1979 en el New England
Journal of Medicine que muestra que los niños con altos niveles de plomo en los
dientes obtuvieron puntuaciones significativamente más bajas que sus compañeros
en las pruebas de inteligencia, en el procesamiento auditivo y del habla y en
las medidas de atención. A principios de la década de 1980, las industrias del
plomo y del petróleo (la gasolina con plomo era un lucrativo producto del
petróleo) movilizaron empresas de relaciones públicas y consultores científicos
y médicos para criticar la investigación de Needleman y su credibilidad. La
industria presionó a la Agencia de Protección Ambiental, la Oficina de
Integridad Científica de los Institutos Nacionales de Salud y la Universidad de
Pittsburgh para que iniciaran investigaciones contra Needleman. En última
instancia, el gobierno federal y la Universidad reivindicaron a Needleman. Pero
el impacto del ataque mordaz de la industria arruinó la carrera académica de
Needleman y estancó el campo de la investigación de plomo. El episodio ofreció
una demostración duradera del poder de la industria para alterar la vida de los
investigadores que se atreven a cuestionar la seguridad de sus productos.
Rachel Carson corrió el mismo desafío a principios
de la década de 1960 cuando expuso los peligros del pesticida DDT de Monsanto,
que la comunidad médica luego promovió como profiláctico contra los piojos del
cuerpo y la malaria. Los funcionarios del gobierno y los profesionales médicos
liderados por la Asociación Médica Estadounidense se unieron a Monsanto y otros
fabricantes de productos químicos, atacando a Carson con saña. Las revistas
especializadas y los medios populares la desprestigiaron como una «mujer
histérica». Los puntos de discusión de la industria ridiculizaron a Carson como
una «solterona», el eufemismo contemporáneo para lesbiana, y por no ser
científica. En las páginas editoriales de Time, Life, Newsweek, Saturday
Evening Post, US News and World Report, e incluso Sports Illustrated,
aparecieron críticas viciosas a su libro. Estoy inmensamente orgulloso de que
mi tío, el presidente John F. Kennedy, haya desempeñado un papel
fundamental en la reivindicación de Carson. En 1962, desafió a su propio USDA,
una agencia cautiva en alianza con Monsanto, y nombró un panel de científicos
independientes que validaron cada afirmación material en el libro Silent Spring
de Carson.
El caso de
Rachel Carson https://mujeresconciencia.com/2015/06/22/el-caso-de-rachel-carson/
Rachel
Carson, la mujer que inauguró el ecologismo contemporáneo https://ambiental.net/2018/05/rachel-carson-la-mujer-que-enfrento-a-las-agroquimicas-e-inauguro-el-ecologismo-contemporaneo/
La
experiencia de la médica y epidemióloga británica Alice Stewart ofrece una
analogía casi perfecta con el linchamiento de Judy Mikovits por parte del cartel médico. En la década de 1940,
Stewart era una de las pocas mujeres en su profesión y el miembro más joven
jamás elegido en ese momento para el Royal College of Physicians. Comenzó a
investigar la alta incidencia de cánceres infantiles en familias acomodadas, un
fenómeno desconcertante dado que las enfermedades a menudo se correlacionan con
la pobreza y rara vez con la opulencia. Stewart publicó un artículo en The
Lancet en 1956 ofreciendo pruebas contundentes de que la práctica común de
administrar radiografías a mujeres embarazadas era la culpable de los
carcinomas que luego afligirían a sus hijos. Según Margaret Heffernan, autora
de Willful Blindness, el hallazgo de Stewart «fue en contra de la sabiduría
convencional», el entusiasmo de la profesión médica por la nueva tecnología de
los rayos X, así como la «idea que los médicos tenían de sí mismos, que era de
personas que ayudaban a los pacientes». Una coalición de reguladores gubernamentales,
promotores nucleares y la industria nuclear se unieron a los establecimientos
médicos estadounidenses y británicos para lanzar un brutal ataque contra
Stewart. Stewart, quien murió en 2002 a la edad de noventa y cinco años, nunca
volvió a recibir otra importante subvención de investigación en Inglaterra.
Pasaron veinticinco años después de la publicación del artículo de Stewart para
que el establecimiento médico finalmente reconociera sus hallazgos y abandonara
la práctica de las mujeres embarazadas con rayos X.
Judy
Mikovits es heredera de estos mártires y, más directamente, de una larga lista
de científicos, a quienes los funcionarios de salud pública han castigado,
exiliado y arruinado específicamente por cometer herejía contra las ortodoxias
reinantes de las vacunas.
La Dra. Bernice Eddy fue una viróloga galardonada y una de las científicas de
mayor rango en la historia de los NIH. Ella y su compañera de investigación
Elizabeth Stewart fueron las primeras en aislar el poliomavirus, el primer
virus que se ha demostrado que causa cáncer. En 1954, los NIH le pidieron a
Eddy que dirigiera las pruebas de la vacuna contra la polio Salk. Descubrió,
mientras analizaba dieciocho macacos, que la vacuna de Salk contenía virus de
la poliomielitis vivo residual que paralizaba a los monos. La Dra. Eddy
advirtió a sus jefes de los NIH que la vacuna era virulenta, pero desestimaron
sus preocupaciones. La distribución de esa vacuna por Cutter Labs en California
provocó el peor brote de polio de la historia. Los funcionarios de salud
infectaron a 200 000 personas con poliomielitis viva; 70 000 se enfermaron,
dejando 200 niños paralizados y diez muertos.
En 1961, Bernice Eddy descubrió que un
virus de mono que causa cáncer, el SV40, había contaminado noventa y ocho millones de vacunas contra
la polio Salk. Cuando inyectó el virus SV40 en hámsters recién nacidos, a los
roedores les brotaron tumores. El descubrimiento de Eddy resultó una vergüenza
para muchos científicos que trabajan en la vacuna. En lugar de recompensarla
por su trabajo visionario, los funcionarios de los NIH le prohibieron la
investigación sobre la poliomielitis y la asignaron a otras tareas. Los NIH
enterraron la alarmante información y continuaron usando las vacunas.
En el otoño
de 1960, la Sociedad del Cáncer de Nueva York invitó a Eddy a dar un discurso
en su conferencia anual. Eddy eligió el tema de los tumores inducidos por el
virus del polioma. Sin embargo, también describió tumores inducidos por el
agente viral SV40 en células de riñón de mono. Su supervisor de los NIH
reprendió airadamente a Eddy por mencionar el descubrimiento públicamente y le
prohibió las declaraciones de crisis de salud pública. Eddy abogó por la
publicación de su trabajo sobre el virus, arrojando el suministro de vacunas
contaminadas a una urgente crisis de salud pública. Los peces gordos de la
agencia bloquearon la publicación, lo que permitió a Merck y Parke-Davis
continuar comercializando la vacuna oncogénica entre millones de adultos y
niños estadounidenses.
El 26 de
julio de 1961, el New York Times informó que Merck y Parke-Davis estaban retirando
sus vacunas Salk. El artículo no decía nada sobre el cáncer. El Times publicó
la historia junto a un relato sobre multas de biblioteca atrasadas en la página
33.
Mientras que
dos compañías farmacéuticas, Merck y Parke-Davis, retiraron su vacuna contra la
polio en 1961, los funcionarios de los NIH se negaron a buscar una retirada
total del resto del suministro. por temor a dañar la reputación del programa de
vacunas si los estadounidenses se enteraban de que el PHS los había infectado
con un virus que producía cáncer. Como resultado, millones de estadounidenses
desprevenidos recibieron vacunas cancerígenas entre 1961 y 1963. El Servicio de
Salud Pública luego ocultó ese «secreto» durante cuarenta años.
En total,
noventa y ocho millones de estadounidenses recibieron inyecciones que
potencialmente contenían el virus productor de cáncer, que ahora es parte del
genoma humano. En 1996, los investigadores del gobierno identificaron SV-40 en
el 23 por ciento de las muestras de sangre y el 45 por ciento de las muestras
de esperma recolectadas de adultos sanos. El seis por ciento de los niños
nacidos entre 1980 y 1995 están infectados. Los funcionarios de salud pública
administraron la vacuna a millones de personas durante años después de saber
que estaba infectada. Contaminaron a la humanidad con un virus de los monos y
se negaron a admitir lo que habían hecho.
Hoy en día,
el SV-40 se utiliza en laboratorios de investigación de todo el mundo porque es
cancerígeno de forma fiable. Los investigadores lo utilizan para producir una
amplia variedad de cánceres de huesos y tejidos blandos, incluidos el
mesotelioma y los tumores cerebrales en animales. Estos cánceres se han
disparado en la generación del baby boom, que recibió las vacunas contra la
poliomielitis Salk y Sabin entre 1955 y 1963. Los cánceres de piel aumentaron
en un 70 por ciento, el linfoma y próstata en un 66 por ciento y el cáncer de
cerebro en un 34 por ciento. Antes de 1950, el mesotelioma era poco común en
los seres humanos. Hoy en día, los médicos diagnostican a casi 3000
estadounidenses con mesoteliomas cada año; El 60 por ciento de los tumores que
se probaron contenían SV-40. Hoy en día, los científicos encuentran SV-40 en
una amplia gama de tumores mortales, que incluyen entre el 33 y el 90 por
ciento de los tumores cerebrales, ocho de ocho ependimomas y casi la mitad de
los tumores óseos evaluados.
En sucesivas
medidas, los NIH prohibieron a Bernice Eddy hablar en público o asistir a
conferencias académicas, retiró sus trabajos, la eliminó por completo de la
investigación de vacunas y finalmente destruyó a sus animales y le quitó el
acceso a sus laboratorios. Su tratamiento continúa marcando un escándalo
duradero con la comunidad científica, sin embargo, el libro de jugadas de
Bernice Eddy de los NIH se ha convertido en una plantilla estandarizada para
los reguladores federales de vacunas en su tratamiento de científicos de
vacunas disidentes que buscan decir la verdad sobre las vacunas.
El Dr. John
Anthony Morris fue un bacteriólogo y virólogo que trabajó durante treinta y
seis años en los NIH y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), a
partir de 1940. Morris se desempeñó como director de vacunas de la Oficina de
Estándares Biológicos (BBS) en el Instituto Nacional de Salud y luego con la
FDA cuando la BBS se transfirió a esa agencia en la década de 1970. El Dr.
Morris molestó a sus superiores argumentando que la investigación realizada por
su unidad demostró que no habían pruebas confiables de que las vacunas contra
la influenza fueran efectivas para prevenir la influenza; en particular, acusó
a su supervisor de basar el programa de vacunación masiva del HHS contra la
gripe porcina principalmente en una campaña de miedo científicamente infundada
y en afirmaciones falsas hechas por fabricantes farmacéuticos. Advirtió que la
vacuna era peligrosa y podía inducir lesiones neurológicas. Su superior de los
CDC advirtió al Dr. Morris: «Le aconsejaría que no hablara de esto».
Cuando los
receptores de la vacuna comenzaron a informar reacciones adversas, incluido
Guillain-Barré, el Dr. Morris desobedeció esa orden y se hizo pública. Declaró
que la vacuna contra la gripe era ineficaz y potencialmente peligrosa y dijo
que no podía encontrar evidencia de que esta gripe porcina fuera peligrosa o que se propagaría de persona a
persona.
En
represalia, los funcionarios de la FDA confiscaron sus materiales de
investigación, cambiaron las cerraduras de su laboratorio, reasignaron su
personal de laboratorio y bloquearon sus esfuerzos por publicar sus hallazgos.
La FDA asignó al Dr. Morris a una habitación pequeña sin teléfono. Cualquiera
que quisiera verlo tenía que obtener el permiso del jefe del laboratorio. En
1976, el HHS despidió al Dr. Morris con el pretexto de que no devolvió los
libros de la biblioteca a tiempo.
Los eventos
posteriores respaldaron el escepticismo del Dr. Morris sobre la vacuna contra
la gripe porcina. El programa de vacunación contra la influenza porcina de 1976
estuvo tan lleno de problemas que el gobierno suspendió las vacunas después de
que cuarenta y nueve millones de personas habían recibido la vacuna. Entre las
víctimas de la vacuna había 500 casos de Guillain-Barré, incluidas 200 personas
paralizadas y treinta y tres muertos. Además, la incidencia de la gripe porcina
entre los vacunados fue siete veces mayor que entre los que no estaban
vacunados, según informes de noticias.
Según su
obituario del New York Times, el Dr. Morris dijo: «Los productores de estas
vacunas (contra la influenza) saben que no valen nada, pero siguen vendiéndolas
de todos modos». Le dijo al Washington Post en 1979: «Es una estafa médica...
Creo que el público debe tener información veraz sobre la base de la cual pueda
determinar si debe o no tomar la vacuna», y agregó: «Creo que, dada la
información completa, no se vacunarán».
La FDA
utilizó el mismo manual de estrategias en 2002 para aislar, silenciar y alejar
del servicio gubernamental a su epidemiólogo estrella, el Dr. Bart Classen, cuando sus estudios epidemiológicos masivos, los más grandes
jamás realizados, vincularon las vacunas Hib con la epidemia de diabetes
juvenil. La FDA ordenó al Dr. Classen que se abstuviera de publicar los
estudios financiados por el gobierno, le prohibió hablar públicamente sobre el
alarmante brote y, finalmente, lo obligó a dejar el servicio gubernamental.
En 1995, los
CDC contrataron a un experto en análisis informático con doctorado, el Dr. Gary
Goldman, para realizar el mayor estudio financiado por los CDC sobre la vacuna
contra la varicela. Los resultados de Goldman en una población aislada de 300
000 residentes de Antelope Valley, California, mostraron que la vacuna
disminuyó, lo que provocó brotes peligrosos de varicela en adultos y que los
niños de diez años que recibieron la vacuna contrajeron herpes zóster a una
tasa tres veces mayor de niños no vacunados. El herpes zóster tiene una tasa de
mortalidad veinte veces superior a la de la varicela y causa ceguera. Los CDC
ordenaron a Goldman que ocultara sus hallazgos y le prohibieron publicar sus
datos. En 2002, Goldman renunció en protesta. Envió una carta a sus jefes
diciendo que renunciaba porque «me niego a participar en un fraude de
investigación»
La historia
médica reciente está repleta de otros ejemplos de la brutal represión de
cualquier ciencia que exponga los riesgos de las vacunas; entre sus víctimas se
encuentran médicos y científicos brillantes y compasivos como el Dr. Waney Squier, el gastroenterólogo británico Andy Wakefield, el
firme equipo de investigación padre/hijo David y el Dr. Mark Geier, la
bioquímica italiana Antionetta Gatti y el epidemiólogo danés Peter Gøtzsche. Cualquier sociedad justa habría
construido estatuas para estos visionarios y los habría honrado con laureles y
liderazgo. Nuestros funcionarios médicos corruptos los han deshonrado y
silenciado sistemáticamente.
En
Inglaterra, una neuropatóloga, la Dra. Waney Squier del Radcliffe Hospital en
Oxford, testificó en una serie de casos en nombre de los acusados de infligir
el síndrome del bebé sacudido. Squier creía que, en estos casos, las vacunas y
no un trauma físico habían causado las lesiones cerebrales de los bebés. En
marzo de 2016, el Servicio del Tribunal de Facultativos Médicos (MPTS) la acusó
de falsificar pruebas y mentir y la sacó del registro médico. Squier apeló la
decisión del tribunal en noviembre de 2016. El Tribunal Superior de Inglaterra
revocó la decisión del MPTS y concluyó que «la determinación del MPTS es
defectuosa en muchos aspectos importantes».
El profesor
Peter Gøtzsche cofundó la Colaboración Cochrane en 1993 para remediar la
abrumadora corrupción de la ciencia y los científicos publicados por las
compañías farmacéuticas. Más de 30 000 de los principales científicos del mundo
se unieron a Cochrane como revisores voluntarios con la esperanza de restaurar
la independencia y la integridad de la ciencia publicada. Gøtzsche fue
responsable de convertir a Cochrane en el instituto de investigación
independiente líder en el mundo. También fundó el Nordic Cochrane Center en
2003. El 29 de octubre de 2018, los intereses farmacéuticos, liderados por Bill
Gates, finalmente lograron destituir al profesor Gøtzsche. Una junta manipulada
controlada por Gates despidió a Gøtzsche de la Colaboración Cochrane después de
que publicó una crítica bien fundada de la vacuna contra el VPH. En 2018, el
gobierno danés, presionado por la industria farmacéutica, despidió a Peter
Gøtzsche de Rigshospitalet en Copenhague. Sus hallazgos sobre la vacuna contra
el VPH amenazaron las ganancias de la industria farmacéutica.
La ciencia,
en su mejor expresión, es una búsqueda de la verdad existencial. A veces, sin
embargo, esas verdades amenazan poderosos paradigmas económicos. Tanto la
ciencia como la democracia dependen del libre flujo de información precisa. Las
corporaciones codiciosas y los reguladores gubernamentales cautivos se han
mostrado constantemente dispuestos a torcer, distorsionar, falsificar y
corromper la ciencia, ocultar información y censurar el debate abierto para
proteger el poder personal y las ganancias corporativas. La censura es el
enemigo fatal tanto de la democracia como de la salud pública. El Dr. Frank
Ruscetti cita a menudo a Valery Legasov, el valiente físico ruso que desafió a
la censura, la tortura y las amenazas contra su vida por parte de la KGB para
revelar al mundo la verdadera causa del desastre de Chernobyl. «Ser científico
es ser ingenuo. Estamos tan concentrados en nuestra búsqueda de la verdad, que
fallamos en considerar cuán pocos realmente quieren que la encontremos. Pero
siempre está ahí, lo podamos ver o no, lo elijamos o no. La verdad no se
preocupa por nuestras necesidades o nuestros deseos. No le importan nuestros
gobiernos, nuestras ideologías, nuestras religiones. Estará al acecho todo el
tiempo.»
Este relato
de Judy Mikovits y Kent Heckenlively es de vital importancia tanto para la
salud de nuestros niños como para la vitalidad de nuestra democracia. Mi padre
creía que la valentía moral era la especie más rara de valentía. Más raro
incluso que el coraje físico de los soldados en la batalla o la gran
inteligencia. Pensó que era la única cualidad vital necesaria para salvar el
mundo.
Si vamos a
seguir disfrutando de la democracia y proteger a nuestros hijos de las fuerzas
que buscan mercantilizar a la humanidad, entonces necesitamos científicos
valientes como Judy Mikovits que estén dispuestos a decir la verdad al poder,
incluso a un costo personal terrible.
Judy Anne
Mikovits https://es.wikipedia.org/wiki/Judy_Mikovits
International
Fact-Checking Network/ Red Internacional de Verificación de Datos
https://es.wikipedia.org/wiki/International_Fact-Checking_Network
Red Internacional
de Verificación de Datos en el Estado español aquí
‘Plandemic’
de Judy Mikovits: las afirmaciones falsas y sin evidencia científica del vídeo
sobre la pandemia por coronavirus
Las teorías
de la conspiración tienen una nueva heroína
https://www.nytimes.com/es/2020/05/11/espanol/plandemia-judy-mikovitz-desinformacion.html
Plandemic y
una lista de falsedades de una bióloga molecular sobre la pandemia
https://www.newtral.es/plandemic-lista-falsedades-biologa-pandemia-coronavirus/20200610/
¿Qué sabemos
acerca del vídeo de la supuesta viróloga Judy Mikovits sobre el coronavirus?
https://maldita.es/malditobulo/20200519/video-virologa-judy-mikovits-coronavirus/
Es falso lo
que afirma el video “Plandemic” sobre el nuevo coronavirus
Declaración
falsa: El vídeo “Plandemia” sobre la epidemia de COVID-19
https://www.reuters.com/article/uk-factcheck-espanol-plandemia-idUSKBN23121D
Dra. Judy Mikovits en google
¿Qué pasó
con el Dr. J. Anthony Morris?
John Anthony
Morris
Muere el
especialista en vacunas J. Anthony Morris a los 95 años
Dr. J.
Anthony Morris
Peter
Christian Gøtzsche
https://es.wikipedia.org/wiki/Peter_C._G%C3%B8tzsche
Peter
Christian Gøtzsche: “Sospecho que astrazeneca ha cometido fraude en sus ensayos
clínicos”
https://www.facua.org/es/noticia.php?Id=16952
‘Vacunas’ de
Peter C. Gøtzsche: el invento que tantas vidas salva necesita una mayor
transparencia
Peter C.
Gotzsche: "Todo apunta de manera muy clara a que es mejor vacunarse que no
vacunarse"
https://www.elmundo.es/papel/historias/2021/01/16/6001c01cfdddff21928b4636.html
Peter
Gotzsche y la cara B de las vacunas
https://www.elespanol.com/el-cultural/ciencia/20210406/peter-gotzsche-cara-vacunas/571694695_0.html
Entrevista
con Peter C. Gotzsche. "La industria farmacéutica es muy rica y ha
corrompido los sistemas de salud"
Entrevista
con Peter C. Gotzsche. "La industria farmacéutica es muy rica y ha
corrompido los sistemas de salud"
Dr. Peter
Gøtzsche: la industria farmacéutica es crimen organizado
https://primeravocal.org/dr-peter-gotzsche-la-industria-farmaceutica-es-crimen-organizado/
https://www.saludyfarmacos.org/lang/es/boletin-farmacos/boletines/ago201601/006_entrevista/
Peter C.
Gøtzsche: "Es muy difícil debatir sobre vacunas de una forma
racional"
Cochrane
expulsa a su cofundador Peter Gotzsche por cuestionar su independencia y
credibilidad
Gøtzsche
crea el Instituto para la Libertad Científica
Peter
Gøtzsche: Las farmacéuticas inventan trastornos y enfermedades mentales para
tener gente adicta a sus productos
Peter
Gøtzsche: «El pánico
masivo por el coronavirus no tiene justificación »
Psicofármacos:
conociendo sus temibles efectos secundarios. Peter Gotzsche.
Psicofármacos:
conociendo sus temibles efectos secundarios. Peter Gotzsche.
Psicofármacos
que matan y denegación organizada. Peter GØtzsche
“Las
farmacéuticas inventan trastornos y enfermedades mentales para tener gente
adicta a sus productos”
Réplica a
Peter Gøtzsche y su ataque a la psiquiatría
https://www.eldiario.es/consumoclaro/cuidarse/peter-goetzsche-psicofarmacos-libros_1_3953051.html
El verdadero
origen de la enfermedad
https://joanfliz.blogspot.com/2018/01/
Antipsiquiatría:
un enfoque liberador de la salud mental
http://www.psicoletra.com/2018/01/antipsiquiatria-un-enfoque-liberador-de.html
Entrevista a
Peter Gøtzsche. Psicofármacos: conociendo sus temibles efectos secundarios
Presentación
del libro de Peter Gøtzsche “Medicamentos que matan y crimen organizado”
40º La pandemia de la represión y el
estado de alarma. Aquí y ahora.
Para la
inmensa mayoría de nosotros, esta es nuestra primera pandemia. Somos novatos en
cuarentenas y en estados de alarma y, este nuevo escenario que ha ido avanzando
a ritmos vertiginosos, ha implantando medidas nuevas prácticamente a diario,
con la justificación de que, poco menos, que un virus está arrasando con la
humanidad.
Estado de alarma
El estado de
alarma se declara por el gobierno mediante real decreto acordado por el Consejo
de Ministros y dando cuenta al Congreso de los Diputados. Esta situación se
puede dar en caso de catástrofes, terremotos, inundaciones, accidentes de gran
magnitud, incendios forestales o urbanos, crisis sanitarias, paralización de
servicios públicos esenciales para la comunidad o desabastecimiento de
productos de primera necesidad.
Real Decreto
1673/2010, de 4 de diciembre, por el que se declara el estado de alarma para la
normalización del servicio público esencial del transporte aéreo.
https://www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-2010-18683
En este
país, el precedente que teníamos era la huelga de controladores aéreos en el año 2010, cuando se declaró el estado de alarma por primera vez en 35 años y el
ejército asumió los mandos del servicio al verse paralizado el tráfico aéreo
por la huelga y obligando a regresar a sus puestos a los trabajadores con penas
de prisión por un delito de rebelión.
La pandemia
del coronavirus COVID-19 en el BOE, desde el martes 10 de marzo de 2020 hasta
el domingo 29 de marzo de 2020
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2020/03/la-pandemia-del-coronavirus-covid-19-en.html
Hoy, nos
encontramos de nuevo con la aplicación del estado de alarma pero con
consecuencias globales y repercusiones para absolutamente toda la población.
Apenas teníamos tiempo de asimilar una nueva medida del gobierno, cuando
decidían comunicarnos la siguiente, pero al mismo tiempo, no ha sido difícil
conectar dichas prohibiciones con la inevitable consecuencia de que nuestras
libertades más básicas se iban a ver considerablemente reducidas. Y no
estábamos equivocados pues, ya desde muchos sectores distintos de la sociedad,
se venía señalando que utilizar el pánico social, el aislamiento y el castigo a
quien lo incumpliera, traería consigo innumerables consecuencias sociales,
personales, físicas y mentales.
El ejército en la calle
¿Acaso se
lucha contra un virus con militares en las calles? ¿A una enfermedad se le
combate con armas, tanques, jeeps, helicópteros, camiones y todo tipo de parafernalia
militar? ¿Qué sentido tiene la presencia de los militares en una situación como
la que estamos viviendo?
Como ya
hemos mencionado, si un servicio público esencial se pone en huelga y afecta al
conjunto de la población, el ejército puede hacer las veces de esquirol y tomar
las riendas. En este caso, no se trata de una situación ni parecida, ya que los
servicios esenciales son precisamente los que se han quedado funcionando
mientras hemos prescindido de prácticamente la totalidad de la producción y del
consumo de este país (por otro lado, nos hemos dado cuenta de lo inservible que
es prácticamente todo lo que producimos y consumimos). Por lo tanto, en un
contexto como el que estamos, que nada justifica la presencia militar para
tomar los mandos de nada, se nos viene a la cabeza informaciones que van
encajando perfectamente. Estados Unidos ha enviado a Europa 20.000 militares
con miras a enviar a otros 10.000 en una operación que se llama “Europe
Defender 20” que tienen la intención de comprobar las estrategias que se deben
utilizar en Estados Unidos y Europa en caso de que se produzcan amenazas que
puedan llevar a una hipotética guerra, revueltas, insurrecciones, etc. De la
misma forma que, en el sur de Italia, se han desplegado 7.000 soldados con la
intención de “contener y repeler las posibles revueltas que se preven que
ocurran a causa de la crisis económica” o en España, donde se están ya
anunciando distintas movilizaciones sociales, huelgas, etc. (que se han venido
dando desde el inicio de esta pandemia). Políticos y “expertos” de distinto
calado ya vienen avisando de que es más que posible que se avecine un escenario
de enfrentamientos en las calles y, esta vez, quienes nos contengan podrían ser
los militares junto con la policía.
Estado policial y militar
Si hay algo
que se nos va a quedar grabado a fuego de estos dos meses de cuarentena, es el
estado policial al que hemos sido sometidos a diario. Y es que “la letra con
sangre entra” y, en clave de castigo y autoridad exacerbadas, se nos han impuesto
unas normas de comportamiento y de confinamiento nunca antes vividas.
La presencia
policial en forma de sanciones y arrestos, se saldan con estas cifras (por el
momento): más de 740.000 multas y más de
5.500 detenciones y, este número de denuncias, se acerca al total de sanciones
impuestas entre 2015 y 2018 por la ley mordaza, cuando sumaron 765.416, según el Portal Estadístico de
Criminalidad de Interior.
La Comunidad
de Madrid ha pedido en varias ocasiones que los militares se desplieguen en la
Cañada Real para hacer que se cumpla el confinamiento, de la misma forma que en
un barrio de Málaga el ejército de tierra con tanques hacía las veces de
policía hace semanas con la misma intención, por poner sólo dos ejemplos. Ambos
barrios, son considerados “conflictivos” según la catalogación normativa que se
suele utilizar, o lo que nosotros preferimos decir, con un alto índice de
pobreza, marginalidad y falta de medidas de todo tipo, inclusive, para seguir
el confinamiento impuesto tal y como se obligaba a cumplir.
La tecnología: una gran aliada de la
represión
El gobierno
ha puesto en marcha “DaraCovid-19”, un plan para rastrear los movimientos de la
población a través de una aplicación de descarga gratuita en los teléfonos
móviles. La excusa es que se usarán los datos unicamente durante la emergencia
sanitaria, siendo borrados después y permaneciendo en el anonimato durante todo
el proceso. La intención es trazar un mapa territorial en el que se puedan
dibujar zonas diferenciadas con sus respectivos patrones de comportamiento
respecto a la cuarentena para saber qué barrios o zonas de las ciudades tienen
“comportamientos tipo” no deseados y, por lo tanto, se podrían aplicar medidas
excepcionales. La intención de este plan no es sanitaria: pretenden saber los
movimientos de la población por horarios y zonas para poder prever qué zonas
serán las más “complicadas” en caso de continuar endureciendo las medidas o en
caso de que las protestas sociales empiecen a tener cabida en cualquier
momento.
Paralelamente
y con algo de posterioridad, apareció “Covid Monitor”, una app desarrollada por
Minsait, la filial de tecnologías de la información de Indra, que permite al
usuario conocer en cada momento su nivel de exposición al virus dependiendo del
lugar donde se encuentre y, al mismo tiempo, proporciona información a las
autoridades sanitarias sobre de los comportamientos individuales de los
ciudadanos de cara a “combatir la pandemia”. La aplicación permitirá la
geolocalización del usuario para verificar que se encuentra en la comunidad
autónoma en la que declara estar, entre otras decenas de funciones que permiten
conocer al usuario, de forma no anónima, y establecer así un registro completo
con todo tipo de información, patrones de conducta, hábitos, etc.
El
Reglamento Europeo de Protección de Datos ampara y da luz verde a todas estas
medidas por deberse a una “situación excepcional” que busca “garantizar los
intereses vitales de los afectados y de terceros”. De hecho, el reglamento
autoriza este tratamiento de datos “para fines humanitarios, incluidos
epidemias o situaciones de emergencia en caso de catástrofes naturales o de
origen humano”.
También nos
referimos a los drones, códigos QR que nos dirán dónde y cómo podemos acceder a
zonas de la ciudad, chips, sistemas de reconocimiento facial, etc. Aún nos
quedan muchas nuevas medidas por ver que formarán parte de la “nueva
normalidad” que ya nos están avisando y, casi la totalidad de las mismas, pasan
por implantaciones tecnológicas más sofisticadas y perfeccionadas para el
control de movimientos de población y de la consiguiente aplicación de una
represión más tecnológica y efectiva.
El miedo como justificación para
reprimir
“Tranquilos, todo va a salir bien, no hay de
que temer, pero vamos a morir todos”. Prácticamente, ese es el mensaje que
se nos ha estado transmitiendo durante todo el tiempo. Falsas intenciones de
tranquilizar a la gente, mensajes alarmantes, contadores de muertos, estado
policial, señalamiento y castigo a quiénes no cumplen con la cuarentena, nula
información real, sensacionalismo… Pero, todo esto forma parte de una campaña
de pánico social que tiene como propósito generar auto-control,
auto-aislamiento y señalamiento con el pretexto del contagio, de las muertes,
de la expansión de la pandemia y de la responsabilidad personal como casi única
forma de parar al virus; responsabilidad personal cubierta de desinformación y
de miedo como forma de hacer política. Qué mejor forma para controlar a la
gente que haciéndoles sentir que cualquier movimiento fuera de la cuarentena,
atenta directamente contra su salud y contra la de sus seres queridos.
Partiendo de esa base, el control social y la represión a uno mismo, están
servidos.
Más autoritarismo
Esta
situación pone de manifiesto una realidad que se plantea mucho más inmediata de
lo que pensábamos. Más o menos todo el mundo era consciente de que la
tecnología estaba avanzando a pasos agigantados y venía para quedarse y para
sustituirnos en buena parte de nuestros espacios de actuación. Sabíamos que los
recortes de libertades y de actuaciones que veníamos viviendo en los últimos
años, seguirían aumentando a causa de una posible nueva crisis inmobiliaria.
Sabíamos que cada vez veíamos más policía en las calles, más castigo, más
delitos sancionables que antes no lo eran, más hostilidad y austeridad, más
condenas. Sabíamos que el empobrecimiento de la población, incluso de ciertos
sectores que estaban más alejados de esta situación, podría ser un hecho real
con el paso del tiempo y sabíamos que, de alguna u otra forma, estas y otras
muchas consecuencias del capitalismo nos las íbamos a tener que comer los
mismos de siempre. Lo que no teníamos tan claro es que fuera a ser todo tan
rápido, de la noche a la mañana, porque en nuestra mentalidad etapista,
pensábamos que todos estos cambios se iban a ir dando paulatinamente. Un virus
ha llegado para arrasar la economía, para acabar con las personas más improductivas
y que más dinero cuestan, para reajustar otra vez el capitalismo, para
implantar medidas laborales más esclavistas que las anteriores, para echarnos
nuevamente de nuestras casas, para convertir las ciudades en espacios todavía
más hostiles, para prohibir todavía más cosas relacionadas con la libertad, el
movimiento, la expresión, el desacuerdo político. Para endurecer aún más las
leyes y aplicarlas contra quienes ser rebelan, para renunciar a muchas de las
conquistas sociales que se consiguieron a base de huelgas, ataques, sabotajes,
auto-organización, acción directa, personas presas y asesinadas.
Hay una
clara tendencia a tornar los sistemas en los que vivimos más autoritarios y
cercanos a actitudes fascistas, más censores, restrictivos y represivos.
Pero no todo
está perdido, como desde ciertos sectores nos hacen creer, y no precisamente
sectores del poder. La diferencia entre nosotros y quienes sólo ven el fin del
mundo, es que nosotros planteamos escenarios de lucha y extraemos conclusiones
a raíz de esta situación. La conspiración se alía con el poder para
desmovilizar a la gente. Que no nos la cuelen. Vienen tiempos difíciles pero
también luchas y resistencias. Nos veremos en las calles.
https://aquiyahora.noblogs.org/post/2020/05/10/la-pandemia-de-la-represion-y-el-estado-de-alarma/
Extraído
de https://aquiyahora.noblogs.org/post/2020/05/10/la-pandemia-de-larepresion-y-el-estado-de-alarma/
41º La decadencia de la ciencia en la
era de los bloqueos Por Martin Kulldorf 20 de octubre
de 2021
La ciencia
consiste en el desacuerdo racional, el cuestionamiento y la puesta a prueba de
la ortodoxia y la búsqueda constante de la verdad. Con algo como el bloqueo
-una política no probada que afecta a millones de personas- el debate riguroso
y los fundamentos de la verificación/falsificación son más importantes que
nunca. Los académicos que apoyan el bloqueo (o cualquier otra teoría
importante) deberían dar la bienvenida a los desafíos, sabiendo -como hacen los
científicos- que un desafío sólido es la manera de identificar el error,
mejorar la política y salvar vidas.
Pero con el
bloqueo, la ciencia corre el peligro de ser suprimida por la política. El
bloqueo ha pasado instantáneamente de ser una teoría no probada a una ortodoxia
incuestionable, en la que los disidentes se enfrentan a ataques personales. Es
comprensible en las redes sociales, pero ahora se ha colado en el British
Medical Journal (BMJ) en un artículo reciente sobre la Declaración de Great
Barrington (GBD).
La GBD, que
escribí junto con el Dr. Jay Bhattacharya de Stanford y la Dra. Sunetra Gupta
de Oxford, aboga por una protección específica. En lugar de un encierro
generalizado, que tanto daño hace a la sociedad, queríamos una mejor protección
de los que corren más riesgo, teniendo en cuenta que Covid suele suponer un
riesgo leve para los jóvenes. Por decir esto, se nos calumnia como “los nuevos
mercaderes de la duda”, como si el escepticismo y el desafío fueran
considerados por el BMJ como algo condenable.
Los ataques
llenos de errores en el BMJ demuestran lo que les espera a los académicos que
desafían las opiniones predominantes.
El artículo
del BMJ está lleno de errores que no deberían haber aparecido en ninguna
publicación. He aquí algunos ejemplos:
Mis colegas
y yo somos descritos como “críticos de las medidas de salud pública para frenar
el Covid-19”. Por el contrario, a lo largo de la pandemia hemos defendido
enérgicamente la mejora de las medidas de salud pública para frenar el
Covid-19, concretamente la protección de las personas mayores de alto riesgo,
con muchas propuestas “claramente definidas”. En nuestra opinión, la falta de
aplicación de dichas medidas ha provocado muchas muertes innecesarias por
Covid.
Se nos
describe como “defensores de la inmunidad de rebaño”, lo que es similar a
acusar a alguien de estar a favor de la gravedad. Ambos son fenómenos
científicamente establecidos. Toda estrategia Covid conduce a la inmunidad de
rebaño. La clave es minimizar la morbilidad y la mortalidad. El lenguaje, aquí,
no es científico: la inmunidad de rebaño no es un credo. Es como acaban las
pandemias.
Dice que
hemos “expresado nuestra oposición a la vacunación masiva”. El Dr. Gupta y yo
hemos dedicado décadas a la investigación de vacunas y todos somos firmes
defensores de Covid y otras vacunas. Están entre los mayores inventos de la
historia. Atribuir falsamente al movimiento antivacunas el apoyo de profesores
de Harvard, Oxford y Stanford es perjudicial para la confianza en las vacunas.
Esto es indigno de una revista médica.
El GBD se
refiere a un “sofisticado negacionismo científico”. Nótese aquí cómo algo que
desafía una ortodoxia es descrito como anti-ciencia - una etiqueta que
presumiblemente podría haber sido aplicada a cualquier innovador científico que
alguna vez cuestionara una ortodoxia fallida. Los daños colaterales a la salud
pública derivados de las restricciones de Covid son reales y enormes en lo que
respecta a las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, la diabetes, el retroceso
en la vacunación infantil, el hambre y la salud mental, por nombrar sólo
algunos. No es la GBD, sino los que restan importancia a los daños de las
restricciones los que deben ser equiparados a los que cuestionan los daños del
tabaco o del cambio climático.
La GBD no
fue ‘patrocinada por el Instituto Americano de Investigación Económica (AIER) -
y me complace ver que el BMJ al menos se ha retractado de esta afirmación.
Estábamos allí para las entrevistas con los medios de comunicación, sin ningún
patrocinio. ¿Cómo es posible que semejante desatino acabe impreso en primer
lugar? El personal de la AIER ni siquiera conocía la Declaración hasta el día
anterior a su firma, y el presidente y la junta directiva de la AIER no la
conocieron hasta después de su publicación. Si hubiéramos escrito la
Declaración en, por ejemplo, Starbucks, ¿habría afirmado el BMJ que estaba
patrocinada por la cafetería?
El artículo
del BMJ menciona al “colaborador de la AIER Scott Atlas”, pero el Dr. Atlas
nunca ha estado afiliado a la AIER ni ha escrito para ella. Nosotros tampoco, a
no ser que el BMJ también nos considere afiliados a cientos de universidades y
organizaciones que hemos visitado durante nuestra carrera o que han reimpreso
algunos de nuestros artículos. El Dr. Atlas ni siquiera sabía que la AIER había
reimpreso uno de sus artículos hasta que el BMJ lo enlazó. Varios empleados de
la AIER han apoyado graciosamente al GBD, al igual que innumerables personas de
todo el mundo, pero nunca hemos recibido dinero de la AIER. Este error básico
expone de nuevo cómo los controles normales no parecen haber sido aplicados por
el BMJ.
El artículo
del BMJ termina diciendo que mis colegas y yo estamos vendiendo una
“sofisticada campaña de negación de la ciencia bien financiada y basada en
intereses ideológicos y corporativos”. Nadie nos ha pagado dinero por nuestro
trabajo en el GBD, o por defender la protección enfocada. Ninguno de nosotros
habría emprendido este proyecto para obtener un beneficio profesional: es mucho
más fácil permanecer en silencio que poner la cabeza por encima del parapeto.
Como desarrollador de vacunas, el Dr. Gupta tiene conexiones con una empresa
farmacéutica, pero el Dr. Bhattacharya y yo estamos entre los pocos científicos
especializados en medicamentos/vacunas que evitan a propósito la financiación
de las empresas farmacéuticas para estar libres de conflictos de intereses.
El intento
del BMJ de vincularnos con los hermanos Koch es un ataque ad hominem de primer
orden, pero no menciona conexiones mucho más cercanas. Todos trabajamos para
universidades que han recibido donaciones de las fundaciones Koch, aunque no
estén relacionadas con nuestro propio trabajo. Mientras que la AIER sólo ha
recibido una única donación de 68.000 dólares (50.000 libras esterlinas) de
Koch hace unos años, muchas universidades han recibido múltiples donaciones de
Koch, mucho más grandes, incluyendo regalos de millones de dólares a Duke,
Harvard, Johns Hopkins y Stanford. Dado que el personal de las universidades
publica con frecuencia en el BMJ, podría decirse que esta revista está más
estrechamente relacionada con una “red de organizaciones financiadas por
Charles Koch” que la AIER.
Muchos
científicos reciben fondos de investigación de fundaciones privadas, por lo que
los científicos deberíamos estar agradecidos. Es hipócrita y discriminatorio
que el BMJ señale a la Dra. Gupta porque su laboratorio recibió fondos
limitados de la Fundación Opel. Como uno de los muchos ejemplos, Neil Ferguson
y su equipo del Imperial College fueron premiados por el programa “Emergent
Ventures” del Mercatus Center, afiliado a Koch.
Durante una
pandemia, el deber de los científicos de la salud pública es comprometerse con
los funcionarios del gobierno: utilizar su experiencia para enfrentar lo que
ahora mismo es quizás el mayor problema de la humanidad. Es difícil entender
por qué alguien podría criticar esto.
Si se nos
puede reprochar algo, es que no hayamos logrado convencer a los gobiernos de
que apliquen una protección específica en lugar de los perjudiciales cierres.
Un lugar en el que tuvimos cierto éxito fue Florida, donde la mortalidad
acumulada de Covid, ajustada por edad, es inferior a la media nacional de
Estados Unidos, con menos daños colaterales. Si estamos equivocados, como
científicos agradeceríamos un debate científico sobre cómo y dónde estamos
equivocados.
El artículo
del BMJ insta a la gente a utilizar “estrategias políticas y legales” en lugar
de argumentos científicos para contrarrestar nuestras opiniones sobre la
pandemia. También pide que la gente se adhiera al “consenso científico”
representado por un Memorándum publicado por la revista Lancet, un documento
que cuestiona la inmunidad natural tras la enfermedad de Covid, a pesar de que
un reciente estudio israelí sugiere que podría ser más fuerte que la protección
de la vacuna.
¿Qué hay que
decir? Debido a las estrategias políticas que utilizan la calumnia y los
ataques ad hominem, muchos médicos y científicos se han mostrado reacios a
pronunciarse a pesar de sus reservas sobre las políticas relativas a la
pandemia. Los ataques llenos de errores en el BMJ demuestran lo que les espera
a los académicos que desafían las opiniones predominantes.
El hecho de
que se haya publicado un artículo de este tipo ejemplifica la decadencia de los
estándares de las revistas científicas. Un discurso abierto y honesto es
fundamental para la ciencia y la salud pública. Como científicos, debemos
reconocer trágicamente que 400 años de ilustración científica pueden estar
llegando a su fin. Comenzó con Tycho Brahe, Johannes Kepler, Galileo Galilei y
René Descartes. Sería trágico que acabara siendo una de las muchas víctimas de
esta pandemia.
Adaptado del
artículo del autor en The Spectator
Autor
Martin
Kulldorf
Martin
Kulldorff, Senior Scholar of Brownstone Institute, is a professor of medicine
at Harvard Medical School. kulldorff@brownstone.org
42º Los problemas de salud mental se
dispararán ahora. Por Dr. Vernon Coleman
Desde hace
más de dos meses es bastante obvio que los problemas de salud mental derivados
de las absurdas e innecesarias políticas de bloqueo global y distanciamiento
social no tendrán precedentes. Se producirán auténticas pandemias gemelas de
ansiedad y depresión. Los problemas de salud mental aumentarán masivamente
debido a las políticas deliberadas del gobierno.
También ha
quedado claro desde el principio que la profesión médica será bastante incapaz
de hacer frente a la demanda masiva de ayuda.
La respuesta
de los médicos será, inevitablemente, recetar fármacos como tranquilizantes,
sedantes, hipnóticos y antidepresivos, que ayudarán poco o nada a los pacientes
a los que se les receten, pero que producirán una gran cantidad de efectos
secundarios peligrosos, como la adicción y un mayor riesgo de suicidio.
Hasta aquí todo mal, pero se pone
peor.
Llevo casi
50 años estudiando los efectos del estrés en los seres humanos. Mi libro Control del Estrés se publicó en
1978 y fue el primer libro para el mercado de masas que introdujo el concepto
de estrés como factor de salud mental y física. En aquella época se consideraba
herético y controvertido considerar que el estrés tuviera alguna influencia, y
un profesor de medicina pidió que se me excluyera del registro médico por
atreverme a sugerir que el estrés podría tener un efecto sobre la presión
arterial.
A medida que
han ido pasando los días y las semanas de esta falsa crisis fabricada, me he
ido convenciendo de que lo que está ocurriendo no es el resultado de una
combinación de juicios erróneos, mala suerte e incompetencia, sino el resultado
de la manipulación y la opresión.
No he
llegado a esta conclusión a la ligera. Siempre que las cosas van mal es más
probable que sea el resultado de la incompetencia que de una conspiración en
las altas esferas.
Pero las
pruebas a favor de una conspiración son ahora irresistibles.
Desde el
principio ha quedado claro que el coronavirus no era una plaga nueva. Ya en
marzo, los organismos de salud pública del Reino Unido concluyeron que el virus
no era “una enfermedad infecciosa de grandes consecuencias”.
Y sin
embargo, apenas unos días después de esto, el Gobierno del Reino Unido presentó
el proyecto de ley más tiránico jamás aprobado por un parlamento británico: el proyecto de ley de emergencia de 358
páginas que nos retrotrae a los días anteriores a la Carta Magna. El propio rey
Juan se habría sentido orgulloso de la despiadada e innecesaria toma de poder
de Johnson. Por desgracia, no tenemos un rey Ricardo que venga a rescatarnos.
Ni siquiera durante la plaga de la peste negra se le quitó tanto poder al
pueblo. Nuestros derechos civiles han desaparecido y no hay señales de que
vuelvan. No es exagerado decir que muchas personas en el mundo viven ahora en
estados policiales.
Todo lo que
he escrito hasta ahora se ha demostrado que es cierto. Los expertos coinciden
ahora en que deberíamos haber hecho muchas más pruebas en marzo y que Ferguson
(el modelador matemático cuyas teorías decidieron la política del Gobierno)
había exagerado erróneamente los riesgos. No soy en absoluto la única persona
que se da cuenta de que el historial de Ferguson es terrible. Sus predicciones
me parecen tan fiables como las de una adivina que se guía por una pecera
volcada.
La
afirmación inicial de Ferguson de que 500.000 británicos morirían a causa del
coronavirus se sigue citando, a pesar de que la estimación ha sido
desacreditada y la modelización cuestionada, por decirlo amablemente.
Se hace
mucho ruido con el hecho de que ahora se afirma que 300.000 personas han muerto
en todo el mundo. Dudo que muchos médicos sigan creyendo en esta cifra, ya que
hay pocas dudas de que es una cifra muy exagerada. Y aunque cada una de esas
muertes es una tragedia, la cifra debe
compararse con la de 650.000 personas que pueden morir de gripe en una sola
temporada.
La malaria puede matar a más de
600.000 personas en un año sin arremangarse y sin que nadie se inmute. Y la tuberculosis ha matado recientemente a 1.500.000 personas en un solo
año. No recuerdo que los ayuntamientos pusieran cinta adhesiva en los
bancos de los parques para protegernos de ese peligro.
También
existe ahora un amplio apoyo médico a mi afirmación de que el bloqueo no sólo
era innecesario y contraproducente para controlar la infección, sino que además
garantizaba causar muchas más muertes y caos que el propio virus. En mi libro
Coming Apocalypse, he descrito el futuro al que nos enfrentamos y cada día que
pasa produce aún más pruebas de que cada previsión que hice se va a hacer
realidad.
Lamentablemente,
y de forma bastante preocupante, estas opiniones son, sin embargo,
frecuentemente suprimidas o burladas en los medios de comunicación dominantes.
YouTube prohibió tres vídeos míos que, por lo que veo, no infringían ninguna de
sus directrices.
Sólo puedo
ver dos posibles conclusiones de todo esto.
La primera
es que los políticos y los asesores científicos y médicos del Gobierno son
todos estúpidos y yo soy brillante.
La segunda
es que ha habido una conspiración para exagerar el peligro del coronavirus con
el fin de hacerse con el poder y dañar nuestros derechos y libertades.
No veo
ninguna otra explicación.
Ahora bien,
por mucho que me gustaría aceptar la primera conclusión, soy lo suficientemente
mayor y realista como para saber que no es muy probable.
La segunda
conclusión es mucho más probable.
Y una vez
que aceptamos que hay una conspiración, entonces todas las apuestas se cancelan
y debemos reexaminar todo lo que está sucediendo.
Y esto nos
lleva de nuevo a la salud mental y a las
próximas pandemias gemelas de ansiedad y depresión que van a hacer
infinitamente más daño que un molesto virus que claramente ha hecho mucho menos
daño que algunos bichos de la gripe.
Y
rápidamente se hace evidente que los gobiernos han hecho todo lo posible para
crear más ansiedad y exacerbar la incidencia de la depresión.
Todo lo que
ha hecho el Gobierno en el Reino Unido ha sido diseñado para crear soledad y
una sensación de miedo. Los cierres y las absurdas políticas de distanciamiento
social nunca fueron necesarios, pero ahora están destinados a formar parte de
nuestras vidas indefinidamente. La amenaza de que se reintroduzcan los cierres
se mantendrá planeando sobre las cabezas como la espada de Damocles. Y se nos
dice que las políticas de distanciamiento social deben mantenerse
indefinidamente en caso de que reaparezca este virus tan bien comercializado.
Cuando el 20 de mayo se relajaron ligeramente las normas de aislamiento en
Inglaterra, un ministro del Gobierno dijo al mundo que un hijo podía reunirse
con sus padres ancianos si se encontraba con su padre por la mañana y con su
madre por la tarde, pero no juntos. Y el encuentro debería tener lugar fuera de
casa y los participantes deberían mantenerse a dos metros de distancia. ¿Qué
diablos aconsejarían si la peste volviera a lo grande?
Por cierto,
¿por qué la gente debe mantenerse a dos metros de distancia? En algunos países
la distancia requerida es de un metro. Y si el distanciamiento social se basara
en la ciencia, entonces la gente tendría que mantener al menos 24 pies de
distancia porque esa es la distancia a la que una tos o un estornudo podría
enviar una infección.
Y así se
mantendrá el miedo. El tornillo se mantendrá bien apretado.
Millones de
personas están ya tan aterrorizadas que apenas se atreven a salir de sus casas.
Es una nueva y extraña variante de la fiebre de cabina.
El cierre de
hospitales, consultorios médicos, consultorios dentales, etc., ha añadido un
nuevo miedo. Los que ya están enfermos sufren una agonía mientras esperan el
tratamiento. Los que no están enfermos están aterrorizados de que no haya ayuda
disponible si la necesitan. En todo el mundo ya se han cancelado o aplazado 28
millones de operaciones quirúrgicas, y cada semana que dure la interrupción
provocará otros 2,4 millones de cancelaciones. El Reino Unido ha construido
diez nuevos, enormes y costosos hospitales para hacer frente al coronavirus,
pero sólo se han utilizado dos. El NHS cuenta con 100.000 camas médicas de
agudos. Alrededor de 40.000 de ellas están vacías. El número de personas que
acuden a los servicios de urgencias se ha reducido a más de la mitad porque la
gente tiene miedo de salir de casa incluso cuando necesita atención médica.
El efecto de
las políticas de distanciamiento social se puede ver si se camina por la calle
o se entra en una de las pocas tiendas a las que se les permite abrir. Muchas
personas se apartan con el terror en los ojos. Se tapan la boca y se apartan.
Nos están enseñando a considerar a nuestros vecinos como ángeles de la muerte.
Estamos creando un mundo en el que el disfrute será sólo un recuerdo.
He leído en
alguna parte que la “crisis” del coronavirus hará que la gente sea más amable
con los demás.
Pocas veces
he leído semejante disparate
Esta falsa
“crisis” provocará cada vez más sospechas, miedos, desconfianza, resentimiento
y ansiedad clínica.
Ya he
señalado anteriormente que los escolares, los adolescentes y los veinteañeros
son los que más van a sufrir.
Las crueles
políticas de distanciamiento en la escuela y el colegio conducirán
inevitablemente a generaciones de jóvenes que sufrirán graves problemas
psicológicos. Estamos criando personas solitarias y asustadas. Muchos se
convertirán en enfermos mentales muy graves; peligrosamente retraídos y
desquiciados.
Y todo el
tiempo, los políticos y asesores de todo el mundo están creando cada vez más
miedo exagerando los riesgos, retirando promesas y contradiciendo regularmente
a los demás para que se cree confusión. En el Reino Unido, tuvimos el absurdo
espectáculo de que un alto ministro sugiriera que un hijo que desea reunirse
con sus padres debería reunirse con su padre por la mañana y con su madre por
la tarde. Además, el encuentro debe tener lugar a puerta cerrada y los
participantes deben permanecer a una distancia de dos metros.
Se nos dice
que no habrá vacaciones de verano (aunque si nos portamos bien podemos tener un
día festivo extra en otoño) y que no habrá eventos deportivos, salvo en la
televisión.
Y así se nos
niega la posibilidad de alegrar nuestras vidas con eventos que podamos esperar.
No hay cenas, ni celebraciones, ni grandes partidos, ni viajes. En el
improbable caso de que los hoteles, restaurantes y pubs sobrevivan a las normas
de distanciamiento social, visitarlos será tan divertido como una operación de
endodoncia
Y por si
acaso nos permitimos un atisbo de esperanza en el futuro, se nos advierte de
subidas masivas de impuestos, pensiones destrozadas, penuria y desempleo
durante décadas. Se nos dice que, aunque el virus desaparezca, podría volver o
mutar. Se habla mucho de la “segunda ola”, amenazante y aterradora. Se nos
advierte, de forma bastante extraña en mi opinión, que podemos contraer la
enfermedad más de una vez y que, por tanto, nadie estará nunca a salvo.
(Curiosamente, sin embargo, se dice que se prepararán vacunas mágicas que
proporcionarán protección. De hecho, se nos ha dicho que se dispondrá de una
vacuna en cuestión de meses, aunque normalmente se tarda años en crear una
vacuna).
Entonces,
¿por qué han hecho todo esto?
No es
posible que sean tan incompetentes como parece, así que tiene que haber una
razón.
Es el poder.
Vivimos en un estado policial. No tenemos control sobre nuestras vidas.
Y el poder
trae dinero.
Y un menú de
agendas ocultas: el control de la población, la preservación de los suministros
de petróleo, la sustitución del dinero en efectivo por tarjetas de plástico que
pueden ser reguladas y, por supuesto, como predije en mi primer vídeo a
mediados de marzo, la demonización y marginación de los ancianos.
21 de mayo
de 2020
Texto
estraaído de sus libro: Covid-19: The Greatest Hoax in
History. The startling truth behind the planned world takeover (Covid-19: El mayor engaño de la
historia. La asombrosa verdad que se esconde tras el plan de conquista del
mundo).
El Dr.
Vernon Coleman es un autor inglés, columnista y médico retirado que fue
director de medicina general y profesor de ciencias médicas holísticas en la
International Open University en Sri Lanka. Tiene un DSc honorario. Ha
presentado pruebas ante la Cámara de los Comunes y la Cámara de los Lores.
Coleman ha escrito más de 100 libros que han vendido más de dos millones de
copias solo en el Reino Unido. En español tiene publicados varios libros, entre
ellos: “Cualquiera que diga que las
vacunas son seguras y eficaces está mintiendo” y “Las pruebas de que las
mascarillas hacen más daño que bien”, ambos en Mandala ediciones.
Dr. Vernon Coleman en google
Vernon
Coleman
https://en.wikipedia.org/wiki/Vernon_Coleman
Dr. Vernon
Coleman MB ChB DSc FRSA 2014
https://www.vernoncoleman.com/
Todos los
beneficios obtenidos de las ventas de este libro irán destinados a Coordinadora
SinMiedo
Índice del contenido
del libro
El autor
Prefacio
1.
Introducción
1. El mito
de la vacunación
2. Bonanza
de vacunas
3. ¿Qué
investigación se realiza para probar nuevas vacunas?
4. ¿Podemos
aprender de la investigación con animales?
5.
Vacunación contra la difteria
6.
Vacunación contra la gripe Gripe porcina Pandemia de gripe A (H1N1)
de 2009-2010
El programa
de vacunación se basa en el dinero.
7.
Vacunación contra la Poliomielitis
8.
Vacunación contra la viruela
9.
Vacunación contra la tuberculosis
10.
Vacunación contra la tosferina
11. Las
vacunas están diseñadas para proteger a la comunidad
12.
Vacunación obligatoria
13. Vacunas,
Inmunidad y Buena Salud
14. Vacunas
y medicina preventiva
15. Vacunar
a los niños en los países en desarrollo
16. ¿Qué tan
efectiva es la vacunación?
17.
Contraindicaciones para la vacunación
18. Efectos
secundarios de las vacunas (incluyendo daño cerebral)
19. ¿Las
muertes en la cuna son causadas por la vacunación?
20. Síndrome
del bebé sacudido y vacunación
21. Las
vacunas contienen muchas cosas que probablemente no sabías que existían
22. ¿El
autismo es causado por la vacunación?
23. ¿Ha sido
vacunada su cena?
24.
Demandas, daños y perjuicios y vacunación
25. Las
empresas que fabrican vacunas (y que hacen mucho dinero con ellas)
26. Los
médicos han sido comprados
27. Cómo se
suprime la verdad
28.
Conclusión
Posdata 1
Posdata 2
https://liberumasociacion.org/wp-content/uploads/2021/05/LIBRO-SOBRE-VACUNAS-DR.-VERNON-COLEMAN.pdf
https://www.casadellibro.com/libros-ebooks/vernon-coleman/68521
https://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=1623321
La nueva
inquisición
International
Fact-Checking Network/ Red Internacional de Verificación de Datos
https://es.wikipedia.org/wiki/International_Fact-Checking_Network
Red
Internacional de Verificación de Datos en el Estado español aquí
La vacuna
contra la COVID-19 no “anula” al 2,79% de la población, como dice un doctor
retirado llamado Vernon Coleman
https://www.newtral.es/bulo-vacuna-coronavirus-anula-poblacion/20210127/
Las
afirmaciones falsas del vídeo de Vernon Coleman en el que dice que las vacunas
contra la COVID-19 son "armas de destrucción masiva"
https://maldita.es/malditaciencia/20210423/vernon-coleman-vacunas-covid-19-armas-destruccion-masiva/
Las vacunas
contra el covid-19 son armas de destrucción masiva y podrían acabar con la raza
humana
Las vacunas
contra la Covid-19 no son “armas de destrucción masiva", como afirma un
falso “doctor” en un vídeo
https://www.servimedia.es/noticias/1836412
VACÚNAte: un
proyecto de Servimedia y Maldita.es para luchar contra los bulos sobre vacunas
que afectan a personas con discapacidad
https://newsinitiative.withgoogle.com/
https://newsinitiative.withgoogle.com/about/
https://newsinitiative.withgoogle.com/es-es/
https://newsinitiative.withgoogle.com/programs/
https://newsinitiative.withgoogle.com/training/
https://www.casadellibro.com/libros-ebooks/vernon-coleman/68521
43º La
exclusión de las personas no vacunadas. Por Jared McBrady
10 de enero
de 2022. Publicado en https://brownstone.org/
En mi labor
docente, preparo a estudiantes de grado para que se conviertan en profesores de
historia de secundaria. En uno de los cursos, los candidatos a profesores
preparan e imparten lecciones de prueba. Sus compañeros desempeñan el papel de
estudiantes de secundaria, y yo observo y doy mi opinión tras estas lecciones
de práctica. Ya sea una coincidencia o un reflejo de los tiempos que corren,
este otoño un buen número de lecciones simuladas cubrieron el ascenso del
totalitarismo. En una excelente lección, un candidato a profesor hizo que sus alumnos
examinaran los contextos que dieron lugar al totalitarismo. Acompañó esta lección con un extracto de un libro de
texto de historia mundial en el que se enumeraban las características del totalitarismo.
Esta lección
dio con el verdadero propósito de incluir el totalitarismo en los planes de
estudios de secundaria. Ese propósito no es honrar a personajes como Hitler,
Stalin o Mussolini. Tampoco es ese propósito proporcionar los métodos del totalitarismo
como un manual de instrucción a seguir. Más bien, el propósito de la enseñanza
sobre el totalitarismo es lanzar una advertencia: presta atención a las
condiciones que dieron lugar al totalitarismo, para que puedas reconocerlas y
evitarlas. Mientras observaba la lección de este candidato a profesor, no pude
evitar pensar en ese propósito en el contexto de nuestro tiempo actual.
Un pasaje
del libro de texto de la lección fue el que más me preocupó: “Los líderes
totalitarios suelen crear “enemigos del Estado” a los que culpar de las cosas
que van mal. A menudo estos enemigos son miembros de grupos religiosos o
étnicos. A menudo, estos grupos son fácilmente identificables y son objeto de
campañas de terror y violencia. Puede que se les obligue a vivir en
determinadas zonas o que se les apliquen normas que sólo se aplican a ellos”
(pág. 876).
La creación
de un enemigo del Estado requiere la exclusión: un proceso de deshumanización a
través de la marginación de un grupo humano como algo diferente, menos que, y
otro. Estos grupos marginados se convierten en un objetivo fácil de utilizar
como chivo expiatorio, cargando injustamente con la culpa de los males de la
sociedad.
La historia
está repleta de ejemplos de exclusión. Los antiguos griegos hacían uso de la
exclusión basada en el idioma, etiquetando a los que no hablaban griego como
bárbaros. En Estados Unidos, la esclavitud y la segregación se mantuvieron
gracias a la exclusión basada en el color de la piel. En la Alemania nazi,
Hitler aplicó la exclusión en función de la religión, calificando a los judíos
de enemigos del Estado.
La exclusión
a menudo juega con los estereotipos y los miedos de la gente. En Estados
Unidos, por ejemplo, los hombres negros han sido excluidos como “matones”,
aprovechando el miedo a la violencia y la criminalidad. En otro ejemplo, los
funcionarios de salud pública de la Polonia ocupada por los nazis jugaron con
el miedo humano primario a la enfermedad. Los carteles de propaganda
proclamaban “Los judíos son piojos: Causan tifus”.
Ahora,
algunos políticos excluyen a los “no vacunados”. Estos políticos intentan
convertir en chivo expiatorio y marginar a este grupo minoritario, a pesar de
saber que tanto las personas vacunadas como las no vacunadas pueden contraer y
contagiar el COVID-19. A continuación, proporciono las palabras de tres
políticos como ejemplos de lenguaje de exclusión. También te animo a que leas
sus palabras en su contexto.
En los
Estados Unidos, la conferencia de prensa del presidente Joe Biden del 9 de
septiembre anunció un amplio mandato de vacunación. Expresó que “muchos de
nosotros estamos frustrados” con las personas no vacunadas. Les echó la culpa
de la continua pandemia; Biden afirmó que esta “pandemia de los no vacunados”
estaba “causada por... casi 80 millones de estadounidenses que no se han
vacunado”. Culpó a “una clara minoría de estadounidenses” de “impedirnos doblar
la esquina”. Y prometió: “No podemos permitir que estas acciones se interpongan
en el camino de la protección de la gran mayoría de estadounidenses que han
hecho su parte y quieren volver a la vida normal.”
En una
entrevista del 17 de septiembre en el programa de entrevistas de Quebec La
semaine des 4 Julie, el primer ministro canadiense Justin Trudeau tachó de
“misóginos” y “racistas” a quienes se oponen a la vacunación. Luego, exclamó
que Canadá debía tomar una decisión: “¿Toleramos a esta gente?”.
En Francia,
el presidente Emmanuel Macron concedió una entrevista a Le Parisien el 4 de
enero. En esta entrevista, categorizó a los no vacunados como no ciudadanos, se
refirió a sus “mentiras y estupidez” como los “peores enemigos” de la
democracia, y proclamó: “Realmente quiero putear [a los no vacunados].” Macron
argumentó que esas personas no vacunadas son sólo “una minoría muy pequeña que
se resiste”, y formuló una pregunta escalofriante: “¿Cómo reducimos esa
minoría?”.
En estas
comunicaciones, Biden, Trudeau y Macron emplearon varias prácticas de
exclusión.
Crearon un
grupo mayoritario, señalado por el uso de la primera persona del plural
(nosotros), y un grupo minoritario, señalado por el uso de la tercera persona
del plural (ellos).
Echaron la
culpa de las políticas pandémicas del gobierno a ese otro grupo (“que nos
impide dar la vuelta a la esquina”).
Utilizaron
palabras para señalar al grupo interno que debería estar enfadado con el grupo
ajeno (“muchos de nosotros estamos frustrados”, “tengo muchas ganas de
putearlos”).
Trudeau y
Macron utilizaron específicamente etiquetas que desvalorizaban a este grupo
ajeno: misóginos, racistas, enemigos, no ciudadanos.
Lo más
preocupante es que Macron y Trudeau se preguntaron si había que eliminar a este
grupo alterado y cómo hacerlo (“¿Toleramos a esta gente?” y “¿Cómo reducimos
esa minoría?”).
Mi esperanza
es que todo esto no sea más que una retórica política ignorada, una bravuconada
vacía con la que estos políticos esperan ganar algunos puntos de popularidad
con su base electoral. Mi temor es que no sea así. En cualquier caso, este
peligroso lenguaje de exclusión debe ser reconocido y condenado.
Los
historiadores estudian la causalidad: contextos, condiciones, acontecimientos y
sus resultados. Hemos examinado las condiciones que dieron lugar a la
esclavitud, el gulag, el Holocausto, Jim Crow, Ruanda. Esto no es un intento de
equiparar las políticas pandémicas actuales con estas tragedias del pasado.
Se trata más
bien de una llamada de atención. Hemos visto estas condiciones antes, y hemos
visto a dónde conducen. Volved ahora - ese camino lleva a la oscuridad.
Autor
Jared
McBrady
Jared McBrady
es profesor asistente en el Departamento de Historia de SUNY Cortland.
Buceando en
la resolución reaccionaria anticomunista del Parlamento Europeo, que amenaza
con ilegalizar la ideología comunista. Crítica del Libro negro del comunismo:
crímenes, terror, represión. Los procesos de Moscú y el proceso de Moscú en la
España republicana. (1936-1939)
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2019/11/buceando-en-la-resolucion-reaccionaria_8.html
44º La
antisocialización de nuestra nación. Por Megan Mansell
14 de enero
de 2022 Publicado en https://brownstone.org/
Aunque se
esperaba que se distanciaran y pusieran en cuarentena al antojo de los
dictadores locales, algunas cosas nos dieron una pista de que nuestra respuesta
a la pandemia no tenía que ver con la salud. Los vicios se consideraron
esenciales, ya que las tiendas de licores y los dispensarios de marihuana no
medicinal permanecieron abiertos, mientras que los parques infantiles fueron
atrincherados, las playas y los gimnasios, y las casas de culto repentinamente
inaccesibles.
No hubo
ninguna orientación sobre el comportamiento de búsqueda de la salud para
reforzar la primera línea de defensa contra la aparición de dolencias, sólo una
tirita para una herida de bala grave como estrategia nacional de mitigación que
dejó a muchos muriendo solos, rodeados de extraños. Sacrificamos
voluntariamente nuestro deber más fundamental de mantener la gracia en el
manejo de la enfermedad humana con humanidad.
Nos
antisocializamos, nos retiramos por completo de las mezclas aleatorias y, en
cierto modo, nos filtramos de la sociedad. La vida perdió su brillo cuando se
esperaba que nos hiciéramos pruebas o nos inoculáramos algo sin evaluaciones
longitudinales de seguridad para poder vivir una vida que se acercara a lo que
antes dábamos por sentado.
Para poder
trabajar o asistir a la escuela, nuestra gente comenzó a estacionarse
tranquilamente en el interior durante 8 horas al día frente a la tecnología, el
único acceso al mundo exterior para muchos. Los lugares que visitamos para
disfrutar de la aventura o para tener un comportamiento saludable estaban
prohibidos, en un país con las cárceles llenas y unos 10-12 millones de
inmigrantes indocumentados, y un mundo con fronteras abiertas y sin absolutos.
¿Empezó a sentirse como un arresto domiciliario por un delito que no se ha
cometido?
Además, nos
comportamos de forma diferente en Internet, donde el anonimato influye en la
amabilidad y el tacto a la hora de relacionarse con los demás. La polaridad
entre los que están a favor de la máscara y los que están en contra, entre los
que están a favor de la vacuna obligatoria y los que están a favor de la
autonomía médica, era palpable y desalentadora cuando se entraba en espacios
públicos.
Se
condicionó a la gente a temer el contacto y la proximidad de los demás como
algo grotesco, y se les dijo que participaran en una promiscuidad anónima
mientras estaban en los mismos espacios cerrados si utilizaban aplicaciones de
citas en línea. Porque cuando se está estresado y ansioso, la gente recurre a
sus vicios como mecanismos de afrontamiento, y la negación del acceso a estos
vicios habría dado lugar a motines, saqueos, violencia y crimen, más de lo que
ya se vislumbraba en el horizonte cuando la ciudad du jour fue incendiada.
Otro
problema de esta antisocialización masiva es la manifestación de componentes
que imitan el Trastorno del Espectro Autista; las caras estaban bloqueadas, y
los niños pequeños en etapas críticas de desarrollo eran incapaces de imitar
las señales sociales y lingüísticas. Los Trastornos del Espectro se identifican
en gran medida a través de la información sobre el desarrollo social y lingüístico
por parte del cuidador, por lo que cuando un aparato crea una gran
interferencia con el desarrollo predecible del niño, no habrá forma de
diferenciar entre los diagnósticos reales de TEA y los que se manifiestan
únicamente por interferencia lingüística y social.
Nos basamos
en el desarrollo de pistas sociales desde el nacimiento y podemos saber mucho
sobre la intención y la verdad a partir de las expresiones faciales. Si no
sabemos leer las caras de los demás, esto tendrá un impacto duradero en nuestra
calidad de vida y en nuestra capacidad para ser miembros plenamente funcionales
de la sociedad.
Tanto los
humanos como los animales experimentan cambios cognitivos significativos cuando
están en régimen de aislamiento. Sufrimos un trauma grupal, y la curación toma
diferentes cantidades de tiempo para diferentes personas. Pero si observas cómo
todo el mundo se polarizó en diferentes bandos, eso es parte del proceso
científico que se niega a ser ignorado: los componentes necesarios de la
disidencia y el poder hacer preguntas se extendieron a través de canales
privados y salieron a la superficie independientemente de la censura
desenfrenada impulsada por aquellos que niegan al mundo la oportunidad de
participar en la disidencia.
Encontramos
la unidad con personas que se pusieron de nuestro lado y nos apoyaron en las
buenas y en las malas. Sacó a la luz verdades sobre nuestra percepción hacia
nuestra propia salud y bienestar, y no me sorprende que la verdad de la salud
metabólica reflejada en el espejo llevara a algunos a sentirse más cómodos
colocando la carga sobre los hombros de completos extraños, todo bajo la falsa
pretensión del control de la fuente, y eventualmente la vacunación.
Es mucho más
fácil esperar que otra persona te proteja mágicamente que emprender conductas
de búsqueda de la salud, como cambios en la dieta y el comportamiento, incluso
para aquellos que son totalmente capaces de hacerlo, lo que resulta en una
reducción real de la susceptibilidad a la aparición de enfermedades.
Muchas personas
dijeron cosas de las que luego se arrepintieron o llevaron las cosas demasiado
lejos, ya que al estar polarizadas por las elecciones, el comportamiento de las
partículas se enredó con la afiliación política, en un tema que nos afecta por
igual sin importar el lugar de nacimiento, el idioma de origen o las diferentes
opiniones sobre la viabilidad de los mamíferos.
Creo que
muchos tienen dolor y vergüenza en áreas de sus vidas y no saben cómo volver a
una cierta apariencia de normalidad. Quizás no eran tan normales como se
creían.
Hay una
razón por la que la gente esperaba que aquellos como el tan criticado Dr.
Jordan Peterson se hicieran oír durante la pandemia. Olvidan que los médicos
suelen arreglarte después de que algo se rompa, y que rara vez están a tu lado
durante el viaje que da lugar a la intervención médica. No sabían a quién
acudir, así que los médicos parecían la persona adecuada a la que acudir porque
la gente estaba enfermando.
Muchos
también olvidaron que, al igual que los trabajadores de la construcción no
diseñan y prueban sus cascos, los cirujanos no diseñan y prueban su propio kit
quirúrgico.
Es posible
que personas de ambos lados de cada argumento se hayan comportado mal,
lamentablemente, y eso forma parte del trauma del que veo que todos nos estamos
recuperando. Estos dos últimos años moldearán la forma en que la gente se
relaciona con los demás hasta que se produzca un progreso gradual. Al igual que
los que han sufrido grandes abusos, o los que experimentan el agobio de la agorafobia,
que se ven obligados a salir a la luz, y cada interacción se siente como si
fuera arrastrada desde la comodidad y la seguridad del aislamiento, hay
personas que no son las mismas que cuando entraron en esto, y no saben muy bien
la ruta para volver.
Cuando estén
preparadas, sean capaces de confiar y superar el infierno personal que las
redujo a una versión de sí mismas que nadie deseaba, quizá se unan a nosotros
en el Equipo Realidad, pero hasta entonces, quizá intenten encontrar tiempo
para, como mínimo, ser amables. Es esta virtud de la gracia con la que todos
luchamos cuando nos enfrentamos al producto de lo que ha llegado de esta época,
y sólo podremos avanzar una vez que se apague la vergüenza de su falsa
estrategia de mitigación coaccionada.
Llevamos dos
años tratando el tema de la filtración de partículas y los equipos de
protección personal como un problema médico, pero no es un problema médico
hasta que alguien enferma. Hasta entonces, se trata del comportamiento de las
partículas y del comportamiento humano, con una fuerte dosis de estrategia de
mitigación ambiental para los aerosoles.
Cualquiera
que haya pasado tiempo estudiando la psicología anormal puede decirlo: la
interferencia de la primera infancia en el desarrollo psicológico, lingüístico
y social tiene impactos duraderos en las personas en las que finalmente nos
convertimos. Estamos creando una generación de niños y bebés antisocializados,
sin ver el peligro a largo plazo de interferir con los elementos fundamentales
de lo que diferencia a los humanos del resto de las especies de mamíferos.
Megan
Mansell
Megan
Mansell ha sido directora de educación de distrito sobre integración de
poblaciones especiales, atendiendo a estudiantes con discapacidades profundas,
inmunocomprometidos, indocumentados, autistas y con problemas de
comportamiento; también tiene experiencia en aplicaciones de EPP en entornos
peligrosos. Tiene experiencia en la redacción y el seguimiento de la aplicación
de protocolos para el acceso al sector público de personas inmunodeprimidas, en
pleno cumplimiento de la ADA/OSHA/IDEA. Se puede contactar con ella en MeganKristenMansell@Gmail.com.
45º El
Estado accidental de la bioseguridad. Por Mikko Packalen
9 de enero de
2022
El
lamentable estado de la respuesta de Canadá al Covid es evidente. Ontario está
bajo cierre. Quebec está bajo toque de queda. Ontario, BC, Alberta y Quebec han
comenzado el año con las escuelas cerradas. Al mismo tiempo, Estados Unidos
está abierto y los principales políticos estadounidenses rechazan las escasas
peticiones de cierre que quedan, insisten apasionadamente en que las escuelas
también estén abiertas e instan a los ciudadanos a aceptar el virus como un
único riesgo entre los muchos que encontramos en la vida cotidiana.
Un motivo de
esperanza en Canadá es que la respuesta al Covid del país todavía dio un gran
paso adelante el año pasado: Finalmente se rechazó el Covid Cero como principio
rector. Los políticos y expertos canadienses tuvieron que admitir que no
tenemos la tecnología necesaria para detener el Covid. Fue un trágico error
basar la política en una fantasía irreal.
Nuestra
incapacidad para detener el Covid se mantiene a pesar del éxito de las vacunas
Covid. Las vacunas han reducido la probabilidad de enfermedad grave y muerte
por una infección con el virus. Los ancianos, que corren un riesgo de muerte
más de mil veces mayor que los jóvenes, son los que más se han beneficiado de
las vacunas. Conviene repetir que, para los niños que no padecen una enfermedad
grave, el riesgo de Covid grave siempre ha sido “tan bajo que resulta difícil
de cuantificar”, como dijo The New York Times.
Pero la
eficacia de las vacunas contra el Covid en la prevención de infecciones empieza
a disminuir rápidamente en apenas unos meses. Por tanto, ni siquiera la
vacunación universal evitará los inevitables repuntes estacionales de Covid.
Otras
tecnologías -pruebas, rastreo, mandatos de mascarilla, cierre de fronteras,
pasaportes de vacunas, cierres y clausuras de escuelas- nunca tuvieron la
oportunidad de evitar las oleadas de Covid, a pesar de las muchas falsas
promesas en sentido contrario de los expertos y políticos canadienses. Esta
incapacidad para detener el Covid no debería haber sorprendido a nadie. Los
planes previos a la pandemia no consideraban realista la erradicación en
ausencia de una vacuna que impidiera las infecciones de forma eficaz y
duradera.
El retraso
en aceptar esta realidad sobre el Covid fue costoso. La ilusión de que tenemos
los medios para detener el Covid debilitó el incentivo de los políticos para
invertir en la ampliación de la capacidad hospitalaria y proteger a los más
vulnerables, como las personas en residencias de larga duración. Se perdieron
vidas por culpa de la arrogancia.
Los
canadienses tienen motivos para agradecer que los expertos y los políticos del
país hayan renunciado finalmente a la fantasía del Covid Cero.
Con la
fantasía de Cero Covid finalmente desaparecida, ¿cuál es el nuevo principio
organizador de las políticas canadienses contra la pandemia? La desafortunada
verdad es simple: nada. Actualmente no hay ningún objetivo o estrategia a largo
plazo que impulse la respuesta de Canadá a la pandemia.
Canadá ha
entrado como un sonámbulo en un estado de bioseguridad
En las
sociedades democráticas liberales normales, los funcionarios elegidos y los
reguladores seleccionan políticas que median entre múltiples objetivos
sociales. Las alternativas políticas conllevan costes y beneficios, por lo que
cada decisión tomada por los responsables políticos implica compensaciones
entre los puntos finales deseables.
El estado de
bioseguridad al que ha llegado Canadá es notablemente diferente. Las políticas
de Covid no son el resultado de un examen cuidadoso, equilibrado y público de
los méritos de las políticas.
El gobierno
y los medios de comunicación exhortan constantemente a la población a centrar
su atención y esfuerzo en el control de una sola enfermedad. Las restricciones,
los mandatos, las cuarentenas y los cierres se imponen sin tener en cuenta los
enormes daños sanitarios y económicos que sufren los individuos y la sociedad.
La sanidad pública ha llegado a descuidar enfermedades más mortíferas, como el
cáncer y las cardiopatías, para perseguir el objetivo de cero Covid.
Las
políticas Covid se inventan sobre la marcha y cambian regularmente. Las normas
de análisis, cuarentena y aislamiento, por ejemplo, suelen cambiar con poca
antelación y con poca justificación. La bota de las políticas Covid está en el
cuello de los ciudadanos en todo momento y las autoridades no dejan de moverla.
Las
políticas Covid también son opacas, a pesar de su carácter omnímodo e invasivo
y de las multas y sanciones draconianas que las acompañan. La falta de
transparencia es comprensible; las autoridades también saben lo vergonzosas que
son muchas de las normas. Sin embargo, las políticas no cuentan con medios
prácticos para impugnarlas.
La
naturaleza ad hoc de las restricciones de Covid también ha hecho que incluso
los beneficios de las medidas sigan siendo inciertos hoy, casi dos años después
del comienzo de la pandemia. Los políticos y los funcionarios de salud pública
justifican sus políticas con datos sobre los casos de Covid, las
hospitalizaciones y las muertes, pero descuidan los datos sobre los daños de
esas políticas.
Otro rasgo
definitorio del estado de bioseguridad de Canadá es la discriminación rampante
contra las pequeñas empresas, los desenmascarados y los no vacunados.
Al principio
de la pandemia, el efecto diferencial de los cierres canadienses en las
pequeñas y grandes empresas provocó un gran debate. Ahora, el impactante
colapso de las pequeñas empresas en Canadá apenas provoca un aviso.
Las máscaras
son una demostración visible de lo embotados que están nuestros sentidos. Mientras
los adultos socializan en reuniones sin máscara, la sanidad pública obliga a
los niños pequeños a llevar máscaras todo el día en el interior, en el exterior
y durante la práctica de deportes. Los niños se ven obligados a soportar la
carga más pesada, con fuertes interrupciones en sus vidas, a pesar de que se
enfrentan, con mucho, al menor riesgo de daño del propio Covid.
Incluso los
supuestos faros de la Ilustración -las universidades- también aplican este
apartheid de máscaras. Por ejemplo, en la Universidad de Waterloo, donde
enseño, los profesores pueden reunirse sin máscara si están socialmente
distanciados, pero los estudiantes que se reúnen con los profesores o asisten a
las clases deben llevar máscaras sin importar la distancia entre ellos. Esto ocurría
antes de que la universidad volviera a pasar voluntariamente al aprendizaje
aislado. Es destacable que el trato de las universidades a los estudiantes
durante Covid está suscitando cada vez más críticas.
En los
restaurantes y eventos, la sanidad pública obliga a los trabajadores a llevar
máscaras todo el día mientras sirven a los invitados sin máscara. A los ojos de
muchos miembros de la clase dirigente canadiense, los pobres y los incultos son
impotentes y sucios.
Los
pasaportes de vacunación profundizan aún más la discriminación. Canadá excluye
ahora a los niños pequeños no vacunados de las actividades deportivas y
escolares, a pesar de que muchos otros países desarrollados han dudado en
aprobar las vacunas para los niños sanos. Los canadienses están tan
acostumbrados a condenar al ostracismo a los no vacunados que apenas lo
perciben.
El estado de
bioseguridad que ha surgido en Canadá no es el resultado de una conspiración o
de un plan nefasto. Más bien, el estado de bioseguridad canadiense surgió sin
pensar ni debatir en un vacío de objetivos a largo plazo y una cuidadosa
planificación. Es el resultado de que los gobiernos -políticos y funcionarios
con las mejores intenciones- se precipiten en lugar de basarse en planes de
pandemia establecidos desde hace tiempo.
Los
canadienses pueden estremecerse ante la idea de que su país sea un estado de
bioseguridad. Pero el término es más descriptivo que despectivo. Los defensores
más acérrimos del curso pandémico de Canadá deberían ser los más ansiosos por
llamar a su país un estado de bioseguridad. Han defendido implacablemente que
hay que centrarse en el Covid y que hay que “combatir” el virus sin tener en
cuenta los enormes costes que las políticas del Covid imponen a los individuos
y a la sociedad.
Las
políticas contra el Covid que vemos hoy en día en Canadá son el resultado de
pretender durante dos años que el Covid puede detenerse, que no existen
compensaciones cuando se trata del Covid, y de evitar el debate incluso sobre
las compensaciones más obvias y las políticas alternativas contra el Covid. La
falta de atención a los costes humanos y económicos de la respuesta canadiense
al Covid ha sido atroz.
Pero el
deterioro de la vida en Canadá, y de la infancia en particular, se ha
convertido en algo imposible de ignorar, y cada vez son más las personas que
cuestionan la respuesta canadiense a Covid y la falta de un final. Esto es un
buen augurio para el futuro. Un debate enérgico sobre las políticas de Covid y
los méritos de la aparición de Canadá como estado de bioseguridad ayudará a que
el país prospere, independientemente del tiempo que decida seguir por este
camino.
Reproducido
del blog del autor
Mikko
Packalen es profesor asociado de economía en la Universidad de Waterloo.
46º La anarquía en tiempos de
pandemia. Por Gustavo Rodríguez
COVID-19: la Anarquía en
tiempos de pandemia. Por Gustavo Rodríguez
22 de mayo
de 2020
(Extracto del libro que se puede descargar completo aquí: https://anarquia.info/wp-content/uploads/2020/12/covid19-gustavo-rodriguez.pdf
Índice
del contenido
De aquellos polvos, estos lodos
¿Qué sigue
después de la pandemia?
La capacidad
heurística de la Anarquía
Notas
Asistimos a
la desaparición del mundo: el mundo tal cual conocemos. Definitivamente, la
pandemia causada por el nuevo coronavirus (SARS-CoV-2) ha acelerado su ocaso
afianzando una «crisis» multifactorial de «proporciones aterradoras», originada
por la abrupta alteración en la continuidad del flujo de mercancías –incluso de
insumos y materias primas– y, la consecuente parálisis de los «momentos» –Marx
dixit– de la producción; lo que ha desatado una tormenta perfecta en el seno de
la economía global con efectos inmediatos en la dinámica de expansión y acumulación de
capital. Ante este secreto a voces, se potencia un ambiente de pánico global
que ha venido incrementándose gracias al cotidiano achicamiento del mundo, de
la mano de la velocidad y, la complejidad e intensidad de la interconexión
planetaria.
En este contexto,
la pandemia informativa (mucho más viral que el SARS-CoV-2), que siempre
fluctúa entre la desinformación y la inducción del miedo colectivo, también ha
hecho lo suyo, provocando que la servidumbre voluntaria –regida por el pánico y
la incertidumbre– se apreste a asumir el papel para el que ha sido domesticada
durante siglos. Evidentemente, el gran «empujón» de las últimas tres décadas de
postindustrialismo, con la imposición y socialización de las nuevas tecnologías
(¡más de 4 mil millones de personas conectadas!), ha sido determinante en el
afianzamiento del ciberleviatán con una multitud de súbditos mucho más sumisos
que los Minions. O sea, esta caterva de «ciudadanos conscientes» que padecemos
–idólatras de la felicidad y la esperanza, hijos prodigios de la positividad y
el rendimiento–, capaces de autoimponerse una sentencia de prisión domiciliaria
indefinida en nombre del «común», sacrificando –por «razones de seguridad»– la
poca autonomía individual en que yacían. Sin embargo, sin minimizar la
velocidad de trasmisión y la morbi-mortalidad del nuevo coronavirus y, más allá
de la creciente paranoia y sus teorías de complot (presentes hasta en nuestros
círculos), considero que muchas de estas conclusiones sobre la pretendida
«parálisis capitalista» en realidad están siendo inducidas con la premeditada
intención de vendernos la moto voladora. Basta con echarle un ojo al incremento
descomunal de las ventas en Amazon o; la promoción del iPhone 12 (¡con
conectividad 5G y listo para septiembre!) y la puesta en venta del iPhone SE en
plena pandemia, para corroborar que la cadena de producción nunca se detuvo. De
igual forma, es notorio que la caída de los precios del petróleo fue
consecuencia del desplome en la demanda mientras la industria petrolera
continuó trabajando sin descanso en todas partes del mundo2. Ya ni cuestionarnos
quién lanzó los dados de Jumanji: en días recientes han proliferado en «redes
sociales» los videos virales de avistamientos de especies extintas (desde hace
240 años) y se ha documentado el regreso de la fauna salvaje a sus hábitats
ancestrales ahora invadidos de asfalto y hormigón, constatando el mayor
descenso en la historia de las emisiones del principal gas de efecto
invernadero –dióxido de carbono (CO2)–, con una disminución de 2000 millones de
toneladas, conforme a las predicciones más conservadoras. Lo incongruente en
este relato es que según el Observatorio de Mauna Loa en Hawai, el pasado 3 de
mayo (2020) se alcanzó la concentración más alta de CO2 en la historia (¡en
medio de la cacareada «parálisis capitalista»!) e igualmente, se registra de
manera cotidiana la extinción de innumerables especies.
La
distorsión y manipulación deliberada de emociones y pensamientos con el
propósito de influir en las opiniones y actitudes sociales es un método
tradicionalmente utilizado por la dominación para imponer periódicos «cambios
de realidad» mediante tecnologías de domesticación que facilitan la
introducción de nuevas leyes y políticas públicas para gestionar la vida
humana. O, para decirlo con Foucault, generar un nuevo paradigma biopolítico.
De tal modo, se instruyen nuevas limitaciones y nuevas prohibiciones en nombre
del «bien común», la «soberanía» y la «seguridad» en aras de un mayor (y mejor)
control social. Tal como se impuso el fascismo posmoderno en todo Occidente
después del 11 de septiembre de 2001 a través del «autocontrol» y la aceptación
de restricciones como solución política a la «amenaza terrorista», resultante
de un cúmulo de inferencias inducidas.
La dinámica
del «proceso de simulación», desarrollada por investigadores transdisciplinarios
(sociólogos, psicólogos, psiquiatras, neurólogos y genetistas) a partir de la
Teoría de la Mente (ToM, del inglés Theory of Mind)3, enunciada por los
primatólogos David Premack y Guy Woodruff a finales de la década de los 70,
engarza a la perfección con estos objetivos. Según Heal4, todo el ejercicio de
la simulación parte, en mayor o menor grado, de premisas de similaridad y
paridad entre los organismos que se simulan mutuamente. El elemento emocional,
sumado al nivel de automatismo y a la integración de las constantes del grupo
social, «hacen del simulacionismo una alternativa más plausible que cualquier
otra aproximación teoricista, en tanto que es más económica y directa5». Para
los simulacionistas tomar en cuenta las constantes del grupo social son imprescindibles
para advertir con certeza los estados mentales de las personas en situaciones
diversas, reconociendo los elementos integrados en la simulación como variables
en función de un contexto.
¿Nos estarán
mostrando el preview de la próxima película de Ridley Scott, con libreto
original de Jeremy Rifkin y Klaus Schwab? La narrativa y toda la estrategia
comunicativa alrededor del relato en torno a la pandemia, nos indica que sí: el
próximo estreno cinematográfico post pandemia bien podría titularse «Universo
inteligente», narrando las bondades de la «nueva normalidad» que ya nos están
recetando y, el arribo (a escala global) del capitalismo hipertecnológico,
marcado por la convergencia de tecnologías digitales (software, sensores,
tecnologías de la información y comunicación); biológicas (neurotecnologías,
nanotecnología e ingenería genética) y; físicas (radioastronomía, criptografía
cuántica y entrelazamiento cuántico); con la consecuente proliferación de
«hogares inteligentes», «autos inteligentes», «fábricas inteligentes»,
«escuelas inteligentes», «infraestructuras inteligentes», «cárceles
inteligentes», «ciudades inteligentes» y, un largo etcétera de «dominación
inteligente»6 de la mano de los sistemas ciberfísicos totalmente operados por
inteligencia artificial. Sin duda, concurrimos a una nueva forma de biopolítica
o, «necropolítica», en palabras del post marxista Achille Mbembe, argumentando
las formas contemporáneas de «sumisión de la vida al poder de la muerte
(política de la muerte)»7.
De aquellos polvos, estos lodos
El planeta
Tierra está en crisis. Se trata de una profunda crisis que amenaza la
producción y reproducción de la vida. Es decir, la inminente extinción de todas
las especies (incluida la humana) y la destrucción definitiva de los hábitats:
el colapso de la biodiversidad. La «sexta extinsión», como le llaman algunos
ambientalistas vaticinando el apocalipsis en un máximo de seis a ocho décadas,
con base en las recomendaciones realizadas desde comienzos de siglo sobre las
probabilidades de sostenibilidad de la existencia humana en el planeta en
relación con la acelerada mutabilidad de la biodiversidad, el clima, los ciclos
del nitrógeno y los suelos. La helada cósmica o el calentamiento global son los
posibles escenarios apocalípticos de la próxima extinción de la vida en el
planeta.
La incesante
devastación de los entornos naturales promovida por el implacable avance de la
industria agropecuaria, la galopante urbanización, la hiperproducción
industrial, la hiperexplotación del subsuelo (extractivismo) y, el brutal
ascenso del turismo –incluido el cínicamente denominado «turismo ecológico»–
con un crecimiento exponencial del número de viajeros, ha provocado daños
irreversibles al planeta: la destrucción de la capa de ozono, la contaminación
del aire con partículas finas, el envenenamiento de ríos y lagos, la
contaminación por radiación electromagnética, la acidificación de los océanos,
la contaminación química de suelos y subsuelos, etc. Todas estas atrocidades
son el resultado de la «civilización» –de la «Historia de la Humanidad» con su
teoría del progreso y la lógica de la domesticación–, eregida a partir de la
aparición de la agricultura y la imposición del trabajo, estableciendo las
bases de la cultura simbólica y, la división social y sexual del trabajo, con
sus exigencias de acumulación y dominación, allanando el camino para la
destrucción de la naturaleza salvaje, el surgimiento de la organización social
y, el establecimiento del Poder y la religión. El desarrollo de la agricultura
y la ganadería consolidó el mundo de explotación, dominación y alienación al
que estamos sometidos, impulsando el desenfrenado crecimiento demográfico y la
urbanización. El hacinamiento de la población en ciudades y su promiscuidad
forzada, multiplicó de manera geométrica la diseminación de las enfermedades
infecciosas en la era del progreso.
Es innegable
la evidente relación de brotes infecciosos con la transformación y destrucción
del hábitat natural de incontables especies, como consecuencia de la urbanización,
la industrialización agropecuaria y la contaminación industrial. La suma de
estas monstruosidades ha traído consigo un incremento continuo en los riesgos
epidémicos a consecuencia de persistentes zoonosis (al saltar el virus la
barrera de especies), desencadenando la activación de nuevos agentes patógenos
y/o la reemergencia de enfermedades, por lo general desatendidas u olvidadas.
En las últimas décadas han surgido casi medio centenar de enfermedades
infecciosas de diversa etiología con enorme impacto en la salud tanto en
animales no humanos como en humanos, causando un cambio drástico en los
patrones de morbi-mortalidad global. Sin embargo, es evidente el efecto de la
globalización en la rápida expansión de los contagios a todos los confines del
planeta.
Aunque hay
quienes le niegan la categoría de «seres vivos», ya que necesitan infectar a
otro organismo (huésped) para desarrollarse, los virus son los organismos
biológicos más abundantes en la Tierra y, habitan el planeta muchísimo antes
que cualquier especie; muy probablemente, desde la aparición de las primeras
células, siendo dependientes de la vida celular desde hace millones de años. La
presencia de ciertos virus en determinadas regiones geográficas con
características específicas, está asociada a la aparición de enfermedades
endémicas (habituales) que afectan de forma permanente o en determinados
períodos a un número importante de la población asentada en esa zona, a veces
–aunque no siempre– con respuesta inmune en los diferentes grupos etarios
(particularmente las personas adultas).
El término
«endemia» enuncia la frecuencia de una enfermedad transmisible cuya magnitud
sirve de referencia para identificar un aumento inesperado de casos en el
transcurso de un período de tiempo; mientras que «epidemia» es la expresión que
define un escenario en el que la ocurrencia en el número de nuevos casos de la
enfermedad excede la frecuencia esperada para esa región geográfica específica.
De tal suerte, las epidemias nos han acompañado a lo largo de la historia,
agarrándonos casi siempre por sorpresa, sin la inmunidad requerida. Empero, las
«pandemias» –es decir, la extensión urbi et orbi de una epidemia y el
incremento acelerado del contagio– para concretarse exigen la intervención de
otras variables. La propagación simultánea de una enfermedad infecciosa en
todos los rincones del planeta, requiere la velocidad en los medios de
transporte y, una considerable densidad poblacional, lo que hace a las
pandemias la consecuencia directa de la catastrófica «evolución humana».
La primera
pandemia documentada se inscribe en los albores de la globalización
precapitalista: la red de rutas comerciales organizada a partir de la
mercantilización de la seda china y auspiciada por la «pax tartarica». Conocida
como la peste negra o muerte negra, la pandemia devastó Eurasia en el siglo XIV
–arrasando con un tercio de la población europea. Iniciando en Asia,
rápidamente se trasladó a Sicilia introducida por los marineros y de ahí a
Florencia para extenderse a todo el continente. Como siempre sucede en estos
casos, de inmediato se desató la busqueda de «culpables» y, se redireccionó la
agitación social provocada por la gravedad de la epidemia, señalándo a los
judíos de ser los causantes de la peste, lo que motivó incontables pogromos y
la masacre de comunidades enteras8.
La segunda
gran pandemia de la historia quedó incluida en la lista de infamias de la
invasión europea y la colonización del llamado «Nuevo Mundo». En 1528 la
viruela llegaba a la isla de La Española (Haití/República Dominicana)
procedente de España, atacando de forma tan virulenta a la población nativa que
solo logró sobrevivir un millar de personas. De allí la pandemia viajó a
Tenochtitlán. Un barco que transportaba caballos y 900 soldados españoles,
desembarcó en Veracruz, en posesión de la primer arma biológica de la que se
tenga conocimiento: mucho más letal que los arcabuces y la caballería hispana.
Sin embargo, el término «pandemia» se comenzó a utilizar en la década de 1850
con la segunda ola mundial de cólera9. Los primeros contagios de esta pandemia
se originaron en la India, donde se sucitó un brote fulminante con gran
letalidad y, gracias a la velocidad de los buques de vapor y la emergente red
ferroviaria, la epidemia de cólera se trasladó a Asia y Europa y, de ahí a
América, cobrando a su paso 10 millones de vidas.
La Primera
Guerra Mundial le daría contexto a la primera gran pandemia del siglo XX,
asolando al mundo con la «gripe española», originada por un brote del virus
Influenza A del subtipo A1N1 en los cuarteles del ejército norteamericano en el
estado de Kansas. Pronto se propagaría entre los soldados aglutinados en las
trincheras europeas, matando a más de 40 millones de personas en todo el mundo
entre 1918 y 1920. En el transcurso de la Segunda Guerra Mundial, con el apogeo
de los «avances» científico-técnicos al servicio de la carrera armamentista,
los nazis provocaron brotes de malaria (paludismo) con mosquitos infectados en
el Entomologisches Institut der Waffen-SS und Polizei; sus aliados japoneses
ensayaron con antrax y nuevas cepas de peste bubónica y; los rusos, manipularon
la bacteria Francisella tularensis (común en roedores salvajes) para utilizar
la tularemia como arma biológica contra los alemanes durante el invierno. La
segunda pandemia del siglo pasado tuvo lugar en plena Guerra Fría y fue
conocida como «gripe asiática», causada por el virus de Influenza A del subtipo
H2N2. Se originó en China a comienzos del año 1957, producto de la mutación de
un virus habitual en aves silvestres utilizando como huésped biológico a cerdos
de corral y de ahí se transmitió a humanos. La pandemia alcanzó su propagación
mundial en menos de diez meses, contabilizando un millón cien mil muertes.
La pandemia
de Influenza de 1968, también conocida como «gripe de Hong Kong», apareció a
mediados de julio de ese año en la ciudad cantonesa, territorio bajo dominio
británico en ese entonces. Fue ocasionada por el virus de la influenza A (H3N2)
que consistía de dos genes de un virus de influenza aviar tipo A, que incluía
una nueva hemaglutinina H3, pero que además contenía la neuraminidasa N2 del
virus H2N2 que causó la pandemia de 1957. Para el mes de septiembre habría
alcanzado a Estados Unidos, provocando la muerte de 100 mil personas, la
mayoría entre 60 y 65 años de edad. A su paso por Francia, según los
testimonios de época, los cadáveres se amontonaban en los hospitales y en las
morgues sin distinción de edad, sumando 31 mil defunciones durante el pico de
epidemia en diciembre de 1969. Un millón de muertes a nivel internacional sería
el saldo del virus H3N2 de 1968 a 1969, en medio de las tensiones
internacionales de la «guerra fría», la segunda guerra de Indochina (Vietnam,
Laos y Camboya), la crisis humanitaria emanada del conflicto de Biafra y, la crisis
civilizatoria que desencadenara en la llamada «primavera libertaria»
sesentaiochera. La influenza H3N2 continúa deambulando a nivel mundial como un
virus de la influenza A estacional, provocando enfermedades respiratorias
graves en personas mayores 65 años y cobrando vidas en este grupo etario.
En 1976 en
un hospital rural cerca del río Ébola, en Yambuku, República Democrática del
Congo, se registró una extaña enfermedad viral que causaba fiebre, dolores
musculares, vómitos y diarrea e, inmediatamente presentaba complicaciones
hemorrágicas provocando la muerte. Simultáneamente, se originó un brote
epidémico similar en Nzara, hoy Sudán del Sur. La patología fue bautizada como
enfermedad del virus de Ébola (EVE) y, el agente patógeno sería un virus de la
familia de los Filovirus (Filoviridae) semejante al «descubierto» en 1967 en la
ciudad de Marburgo en Alemania, que provocaba idénticos padecimientos con un
desenlace altamente mortífero. En esa ocasión fue bautizado como «virus
marburgo» al haberse originado la epidemia en un laboratorio de investigación
de esa ciudad alemana, contagiando a 31 investigadores, de los cuales siete
perderían la vida. Poco después trascendió que este primer brote de lo que
(casi una década) después se convirtiría en el azote de África, fue suscitado
por una zoonosis, resultante de la vivisección practicada a simios verdes
importados de Uganda. El destino de estos primates cautivos fueron tres
laboratorios europeos, dos radicados en Alemania (Marburgo y Frankfurt) y, un
tercero ubicado en Belgrado, capital de la antigua Yugoslvia, donde también se
presentó el contagio y la muerte de varios investigadores pero el hermetismo
tras la cortina de hierro –impuesta a los países satélites de la orbita
soviética– impidió que la información trascendiera. Desde la aparición del
virus de Ébola en 1976, se han registrado 44 brotes en países del continente
africano, siendo el de mayor letalidad el acontecido entre 2014 y 2016 que dejó
un saldo de más de 26 mil personas contagiadas y 11,300 muertes. En el año 2018
fue declarada la enfermedad del virus de Ébola como «emergencia internacional
de salud pública». El nuevo brote que iniciara ese año se localizó en la
República Democrática del Congo, contagiando a más de tres mil personas y
provocando la muerte a más de dos mil. En la actualidad continúa presente en la
provincia de NordKivu.
En 1981
fueron identificadas algunas manifestaciones del Síndrome de inmunodeficiencia
adquirida (SIDA), registrándose los cinco primeros casos de una patología desconocida
hasta ese momento. El incremento acelerado de casos similares fue determinante
para la investigación de la causa del padecimiento que había sido denominado
despectivamente como GRID (Gay-related immune deficiency/ Inmunodeficiencia
relacionada a los homosexuales), «cáncer lila» y/o «carcinoma rosa». Poco
después se «descubriría»10 que el agente etiológico del SIDA es el virus de
inmunodeficiencia humana (VIH), ubicando su origen zoonótico en África
ecuatorial11. En muy poco tiempo la pandemia de VIH/SIDA se propagaría
alrededor del mundo causando la muerte a más de 32 millones de personas
–incluidos varios compañeros y compañeras– en el planeta12.
En 1986, se
reportó en el Reino Unido una enfermedad fatal desconocida que causó la
epidemia de Encefalitis espongiforme bovina (EEB), comúnmente conocida como el
mal de «la vaca loca»; el agente etiológico no era un virus sino una proteína
anormal en el tejido nervioso bovino denominada prion que adquirió capacidad
patógena, provocando la degeneración esponjosa del cerebro y los subsecuentes
síntomas neurológicos graves sin producir repuesta inmune. La causa de la
enfermedad fue la alimentación industrializada que se emplea en la explotación
pecuaria elaborada con desechos de bovinos u ovinos procesados. La epidemia se
trasladó rápidamente a otros países de Europa, Asia, Oriente Medio y América.
El consumo de carne y/o derivados de bovino contaminados por tejido nervioso
infectado; el uso de «productos sanitarios»13 y; la exposición por manipulación
de tejidos nerviosos o linfáticos en los centros de matanza industrial de
animales o, en laboratorios cosmetológicos, provoca una variante que afecta a
humanos conocida como enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (vCJD)14.
En 1997,
varios virus de Influenza se activaron. El subtipo H5N1 de Influenza aviaria
–altamente patógena en humanos–, hizo su aparición en Hong Kong en las mega
granjas de la cruel industria avícola, cobrando la vida de millones de aves
hacinadas en jaulas de batería. El virus al cruzar la barrera de especies
infectó a varias personas, ocasionando 6 muertes humanas. En 2003, se originó
un segundo brote de la epidemia de H5N1 HPAI en el sudeste asiático que
rápidamente se diseminó por 15 países de Asia, África, el Pacífico, Europa y el
Cercano Oriente, reportando casi un millar de casos de infección en seres
humanos, principalmente en Egipto, Indonesia y Vietnam. El 60% de los casos
fallecieron, detallándose la mortalidad más elevada en niños y jóvenes de 10 a
19 años. En la primavera del 2009 haría su aparición un nuevo virus de la
familia H1N1, el (H1N1) pdm09, inicialmente bautizado como «influenza porcina».
Sería detectado por primera vez en San Diego, Estados Unidos y, de ahí se
propagaría por todo el país, contagiando a los vecinos México y Canadá. De
rápida y fácil transmisión persona a persona, la pandemia de H1N1 entre 2009 y
2010 se diagnosticó en 120 países. En marzo de 2013 se tuvo conocimiento del
brote de una infección respiratoria aguda en la ciudad de Shanghái, China. Una
nueva variante del virus de influenza aviar H7N9 sería el agente responsable.
Para el mes de mayo ya se contabilizaban 31 fallecimientos de las 129 personas
infectadas con la nueva enfermedad. El virus poco después fue notificado en
Taiwán y Fujian.
En noviembre
de 2002 en la ciudad de Foshan15, provincia de Guangzhou (Cantón), China, se
diagnosticaría el Síndrome respiratorio agudo severo provocado por Coronavirus
(SARS-CoV-1), extendiéndose a una treintena de países e infectando un total de
8 mil 422 personas entre las que perderían la vida 916. Los reservorios
señalados como «responsables» de la zoonosis fueron murciélagos, tejones,
civetas y gatos domésticos. En el mes de mayo de 2013 se informó la aparición
de un nuevo agente patógeno en Arabia Saudita que enfermó a 24 personas de las
cuales murieron 16, arrojando una letalidad de 59%. El agente etiológico fue
otro virus de la misma familia de Coronavirus y el padecimiento sería
diagnosticado como Síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS). Se ubicó como
el reservorio del virus a los murciélagos frugívoros del área cuyo hábitat
natural ha sido drásticamente afectado por el aumento de la industria agrícola
en la zona dedicada al cultivo intensivo de dátiles. En diciembre pasado, en la
ciudad de Wuhan, capital de la provincia de Hubei, China, nuevamente se
reportaron personas enfermas con neumonía atípica similar a la identificada en
Foshan en 2002. Los individuos afectados tenían vinculación con trabajadores
del Mercado Mayorista de Mariscos del Sur de China. En esta ocasión la
enfermedad fue ocasionada por el virus Coronavirus 2 (SARS-CoV-2, popularizada
como Covid-19) y, en sólo tres meses se transformaría en pandemia con casos
registrados en todos los confines de la Tierra.
Tras este
tedioso recuento de las pandemias y sus consiguientes estragos, podría
concluirse –sin que quepan dos opiniones al respecto– que siempre han formado
parte de nuestra historia. No se presentan como excepcionales «cisnes negros»
que irrumpen esporádicamente provocando inesperadas emergencias como sostienen
gobiernos y medios de desinformación masiva. Ese enfoque positivista se
fundamenta en la idea decimonónica de «progreso» y «dominación de la
Naturaleza», que atesoró gran fuerza a lo largo del pasado siglo, contando con
una enorme acogida en los medios anarquistas de la época16. Sustentada en la fe
en «los avances científico-técnicos», la medicina preventiva (con vacunas y
terapias farmacodependientes) y, la ideología del bienestar; esta visión
antropocéntrica ha situado la vida humana por encima del mundo natural,
alimentado la utopía de un ecosistema controlado e independiente de la
biosfera. Una existencia aislada que impide «vivir» la Vida y elude la plena
responsabilidad del animal humano en la propagación progresiva del desierto.
Una catástrofe inminente que se explica, en una circularidad perfecta, con la
«evolución» de la Humanidad y el desarrollo de las estrategias de
«supervivencia» humana que han pulverizado al planeta de la mano de la
esperanza futurista.
De aquellos
polvos, estos lodos
¿Qué sigue
después de la pandemia?
La capacidad
heurística de la Anarquía
Gustavo
Rodríguez, Planera Tierra, 22 de mayo de 2020
NOTE
54º
Monstruosidad jurídica [iii] Giorgio Agamben[iv]
Desgrabado y
traducido por Rossoinero desde
https://www.youtube.com/watch?v=T2Pei9gMxCQ
Me centraré
sólo en dos puntos, que me gustaría llamar la atención de los parlamentarios
que deberán votar sobre la conversión en ley del decreto.
El primero
es la evidente —recalco la palabra “evidente”— contradictoriedad del decreto en
cuestión. Ustedes saben que el gobierno, con un decreto-ley especial —el número
44 de 2021, llamado “escudo penal” y ahora convertido en ley—, se ha eximido de
cualquier responsabilidad por los daños causados por la vacuna. La gravedad que
puedan tener estos daños resulta del hecho de que el artículo 3 del decreto en
cuestión menciona explícitamente los artículos 589 y 590 del Código Penal, que
se refieren al homicidio culposo y a las lesiones culposas. Como notaron
distinguidos juristas, esto significa que el Estado no se siente capaz de
asumir la responsabilidad de una vacuna que no ha terminado su fase de
experimentanción y, sin embargo, al mismo tiempo, intenta obligar a los ciudadanos
a vacunarse por cualquier medio, excluyéndolos de la vida social y ahora —con
el nuevo decreto que están llamados a votar— incluso privándolos de la
posibilidad de trabajar. ¿Es posible imaginar una situación jurídica y
moralmente más anormal? ¿Cómo puede el Estado acusar de irresponsabilidad a
quienes deciden no vacunarse cuando es el mismo Estado el que primero declina
formalmente toda responsabilidad por las posibles consecuencias graves
—recuerden los artículos 589 y 590 (muerte y lesiones)— de la vacuna? Me
gustaría que los parlamentarios reflexionaran sobre esta contradicción, que en
mi opinión representa una verdadera monstruosidad jurídica.
El segundo
punto sobre el que me gustaría llamar vuestra atención no tiene que ver con el
problema médico de la vacuna sino con el problema político del green pass, que
no debe confundirse con el primero. Hemos tenido muchas vacunas sin que esto
nos obligara a mostrar un certificado por cada movimiento que hacemos.
Científicos y médicos han dicho que el green pass no tiene ningún significado
médico en sí mismo sino que sirve para obligar a la gente a vacunarse. Sin
embargo, yo creo que se puede y se debe decir lo contrario, es decir: que la
vacuna es un medio para obligar a la gente a tener un green pass, es decir: un
dispositivo que permite controlar y rastrear sus movimientos hasta un punto sin
precedentes.
Los
politólogos saben desde hace tiempo que nuestras sociedades pasaron del modelo
que en algún momento se denominó sociedades de disciplina al de sociedades de
control, sociedades fundadas sobre el control digital virtualmente ilimitado de
los comportamientos individuales que se convierten así cuantificables en un
algoritmo. Nos estamos acostumbrando ahora a este tipo de control, pero
pregunto: ¿hasta qué punto estamos dispuestos a aceptar que este control se
amplíe? ¿Es posible que ciudadanos de una sociedad que se pretende democrática
se encuentren en una situación peor que
la de ciudadanos de la Unión Soviética bajo Stalin? Quizá sepan que los
ciudadanos soviéticos estaban obligados a mostrar una propiska, un pasaporte
para viajar de un lugar a otro [dentro de la URSS]. Pero nosotros estamos
obligados a mostrar un green pass incluso para ir a un restaurante, incluso
para ir a un museo, incluso para ir al cine, y ahora —más grave aún con el
decreto que se trata de convertir en ley— incluso cada vez que se va a
trabajar.
Por otra
parte, ¿cómo es posible aceptar que por primera vez en la historia de Italia,
después de las leyes fascistas de 1938 sobre los no-arios, se creen ciudadanos
de segunda clase sometidos a restricciones que, desde el punto de vista
estrictamente jurídico —obviamente ambos fenómenos no tienen nada que ver, sólo
hablo de una analogía jurídica—, son idénticas a las que sufrían los no-arios?
[Restricciones] que concernían sobre todo a la posibilidad de trabajar, porque
los no-arios podían circular, podían ir a los restaurantes.
Todo hace
pensar que los decretos-leyes que se suceden, como si emanaran de una sola
persona, deben encuadrarse en un proceso de transformación de las instituciones
y de los paradigmas de gobierno de la sociedad en la que nos encontramos.
Transformación que es tanto más insidiosa cuanto que, como en el caso del
fascismo, se produce sin que haya un cambio en el texto de la Constitución; al
contrario, se produce subrepticiamente. El modelo que queda así erosionado y
cancelado es el de las democracias parlamentarias con sus derechos y garantías
constitucionales, y en su lugar se sustituye por un paradigma de gobierno en el
que, en nombre de la bioseguridad y del control, las libertades individuales
están destinadas a sufrir crecientes limitaciones.
La
concentración exclusiva de la atención en los contagios y la salud me parece
que impide, de hecho, percibir el significado de esta gran transformación que
se está produciendo en la esfera política, darse cuenta de que —como los
propios gobiernos no se cansan de recordarnos— la seguridad y la emergencia no
son fenómenos transitorios sino que constituyen la nueva forma de gubernamentalidad.
Creo que en esta perspectiva es más urgente que nunca que los parlamentarios
consideren con extrema atención la transformación política en curso, que no se
centren únicamente en la salud. Se trata de una transformación política en
curso que a la larga está destinada a vaciar al Parlamento de sus poderes
reduciéndolo, como está ocurriendo actualmente, a la simple aprobación, en
nombre de la bioseguridad, de decretos que emanan de organizaciones y personas
que tienen muy poco que ver con el Parlamento.
Gracias.
¿Será el
“pasaporte covid” la finalidad y no una consecuencia?
por Giorgio
Agamben 12 DE OCTUBRE DE 2021
https://www.voltairenet.org/article214379.html
Globalización
de la salud
https://www.voltairenet.org/mot120894.html?lang=es
60º Rebelión por la
supervivencia coronavirus ¿pandemia de la muerte? Por Mario Agreda (Ikitomizi-araña
amarilla) Una visión indígena de la pandemia 19/4/2020
“Materialismos Dialécticos, manifiesto
de Marx, Engels de 1848, ya están fuera de época. Leerlos es perder el tiempo.
Describen lo que ya no existe. Oligarcas, latifundistas, terratenientes,
grandes mineros, capitalistas, burgueses etc, ya no existen o van dejando
rápidamente de existir. Han sido reemplazados por las transnacionales. Estas,
explotan, masacran, eliminan a los pueblos.”
61º Manifestamos DebatSocial
https://peldebatsocial.wordpress.com/2022/01/10/manifestamos/
10 de enero
de 2022
Poca gente
se lo esperaba, pero el invierno de 2020 empezó lo que puede ser el fenómeno
social y político más importante del siglo XXI. A raíz de la expansión global
de la COVID-19 y de sus impactos iniciales, en muchos países empezaron a
aplicarse un conjunto de medidas que alteraron drásticamente la vida, la
autonomía y los derechos fundamentales de buena parte de la población del
planeta.
Más allá de
la necesidad de contener la expansión global del virus y de paliar los efectos
sobre la salud de las personas, a principios del 2020 empezó un proceso en que
la política del miedo se ha convertido en eje central de unas medidas que, bajo
argumento sanitario, se han encaminado cada vez más hacia el control de la
población.
Ante estas
políticas de choque, las izquierdas han optado por colaborar, en no ofrecer
resistencia alguna. ¿El motivo? Lo desconocemos. ¿Puede ser por la
polarización que ha hecho que se sitúen como antagonistas de los discursos de
la extrema derecha que confrontan todas estas medidas? ¿Por las raíces racionalistas y
modernas de las izquierdas, que las hacen confiar sin crítica en una ciencia
neutra, objetiva y verdadera? ¿Por el rechazo a aquello que se ha denominado
“negacionismo” frente a una enfermedad que ha causado muertos alrededor del
mundo?
Los discursos de las izquierdas se
han centrado en la crítica a la desigualdad de las políticas sanitarias: la absurdidad de pretender atacar
un virus global multiplicando las dosis vacunales en los países enriquecidos, mientras que a otras zonas
no llegan las vacunas;
el sinsentido de comprar y potencia precisamente aquellas vacunas que son más
caras; la crítica al desvío de fondos sanitarios hacia la sanidad concertada o
privada mientras se desnuda la atención primaria de recursos y todo el sistema
sanitario público; el cuestionamiento al abandono inicial de las residencias;
la reducción de derechos laborales en el contexto del teletrabajo, la
vinculación del virus con el expolio de los recursos naturales del planeta,
etc.
Ahora bien:
pocas voces se han alzado para cuestionar la seguridad de las vacunas, la
vacunación obligatoria o la vacunación infantil, el pasaporte sanitario, las
mascarillas en la infancia, la segregación entre alumnado vacunado y no vacunado
o, aunque nos queda un poco lejos, la necesidad del confinamiento
indiscriminado (pueblos pequeños, masías y ciudades, niñez o gente mayor,
mujeres en situación de violencia, gente realquilada en infraviviendas o en
mansiones).
Los primeros
días del confinamiento algunas voces ya empezaron a alertar de los efectos que
esta medida, junto con el uso permanente de las mascarillas, las restricciones
en las relaciones humanas y el distanciamiento social podían tener. Hoy sabemos
que los suicidios se han incrementado un 27% entre la juventud y un 195% entre las mujeres
jóvenes (!), las depresiones y
ansiedades un 28%, que la violencia en la niñez o en
las mujeres se extremaron, que la crispación y la polarización social ha
crecido, que la infancia en sus primeros años de edad tiene más dificultades
para aprender a hablar, que la soledad y el aislamiento han repercutido con
dureza especialmente entre la gente mayor, que las asociaciones (una gran
herramienta de cohesión social) han visto ralentizada o parada su actividad.
Los ejemplos podrían continuar: la situación es grave.
Después de los
confinamientos, el estado de alarma y las restricciones sociales, llegó la
vacunación masiva en paralelo al estigma y señalamiento de las personas no vacunadas, más
intenso a medida que se iban ampliando los grupos de edad vacunada.
Una dosis,
dos dosis, tres dosis y un pasaporte sanitario después, estamos viviendo nuevas
olas del virus que hacen que consideremos necesario
cuestionar la eficacia de las medidas sanitarias adoptadas hasta el momento. El
virus muta continuamente, se extiende en este mundo globalizado y se transmite tanto entre
personas vacunadas como en no vacunadas,
aunque parecen mejorar los indicadores en el número de ingresos en hospitales y
los tratamientos en las personas enfermas por Covid-19.
Hace falta
tener presentes dos factores muy relevantes. Primero, que inicialmente y ante
el desconocimiento de esta nueva enfermedad, se trató indiscriminadamente como
respiratoria. Hoy se conoce mucho mejor cómo tratar la Covid una vez que
enfermamos: esta es una de las explicaciones con la menor saturación de las UCI
y los hospitales, más allá de las vacunas.
En segundo
lugar, en apostar de forma prácticamente única por las vacunas como forma de
atacar el virus, se está sobrecargando un sistema sanitario con carencias de
recursos frente a la enfermedad y las situaciones graves que terminan en
ingreso hospitalario. Hay que tener muy presente la importancia del tratamiento
precoz frente a la enfermedad.
Mientras
tanto se debilitan los lazos comunitarios, se fomenta el control entre las
personas (lo que se llegó a llamar policía de balcón, o el papel forzado de
trabajadores de bares y restaurantes como agentes de control vacunal), se
segrega la población en función de su estado vacunal, se fuerza la vacunación del
personal en las empresas y se limita el acceso al alumnado no
vacunado a actividades educativas.
Hay que
tener en cuenta que las vacunas existentes (recordamos que fueron aprobadas de
emergencia) no hacen de barrera al virus, y por tanto, no protegen a la
comunidad. Lo que suponen es una menor posibilidad estadística de ingreso
hospitalario grave y muerte, y solo durante los meses posteriores a la
vacunación. Además, son vacunas nuevas con una
gran cantidad de efectos secundarios, no todos conocidos todavía y, por tanto, aquí el consentimiento
informado de cada persona vacunada es clave. Hace falta hacer una enmienda
especial a la vacunación infantil, muy controvertida por ser experimental y
porque se desconocen los efectos a largo plazo sobre su inmunidad.
Si hay
consenso en torno al hecho de que las vacunas no suponen una protección
comunitaria con suficiente eficacia, ¿cuál es el sentido de las medidas
segregadoras? El pasaporte covid es una de estas expresiones, muy grave, pero
no solo la única. Vivimos en cambio la imposición de un estado de shock, la
sujeción de nuestras vidas a través del miedo que inmobiliza, crispa y divide.
Los medios de comunicación de masas,
controlados por los grandes fondos de inversión que a su vez poseen también las
grandes farmacéuticas,
amplifican un discurso unívoco, sujeto a los intereses de estas grandes
empresas y fomentan incluso el
escarnio público de
cualquier opinión disidente. Minutos y minutos diarios en todos los
informativos y revistas, llenos de datos en números absolutos (muertes,
hospitalizaciones, positivos) y de entrevistas a gente “de ciencia” y
“expertos” varios. Todas dirigidas a reforzar las decisiones políticas (el mes
de noviembre de 2020, un 40% de la población del
estado español opinaba que no se vacunaría con la primera inmunización posible). Las opiniones críticas
aparecen poco, si no son
directamente silenciadas.
Política del
miedo, estado de shock: beneficio para unos pocos, control y precariedad vital
para la mayoría.
Pero hay
otras voces. Están, a pesar de que no se oigan. Desde las ciencias, también
desde las izquierdas. La Intempestiva, los posicionamientos de la CGT Ensenyament de Ponent o manifiesto “Por una salida razonable a
la crisis de la Covid”
que han recogido miles de firmas en poco tiempo, son algunos ejemplos.
La Plataforma
por el Debate Social. Derechos, salud y soberanías, nace para hacer visible
todas estas disidencias que cuestionan la gestión sanitaria de esta crisis
desde una perspectiva anticapitalista, del bien común y de radicalidad
democrática.
Para reivindicar
que la salud tiene que ver también con la calidad de vida y la autonomía sobre
el propio cuerpo, con la responsabilidad en los cuidados de la comunidad, con
la red, con equidad.
Nace para
decir alto y fuerte que las izquierdas podamos volver a ser críticas,
antiautoritarias, disidentes. Que hay espacios donde debatir y respetar las
opciones de cada uno mientas nos cuidamos y promovemos la salud.
Que no
queremos ser policías de nuestra vecina, de nuestro alumnado. Que no podemos
caer en la trampa del silencio, la censura o el miedo.
Que hace
falta hacer frente a la ultraderecha y su falso discurso de la verdad y la
libertad. Que hace falta ocupar un espacio que, ahora mismo, está vacío,
censurado o señalado.
PROPUESTAS
Y por todo
ello, firmamos este manifiesto y sus propuestas, con el compromiso de continuar
tranajando por una sanidad pública y universal, de calidad, cálida y cuidando
la salud comunitaria.
Adhesiones
aquí https://peldebatsocial.wordpress.com/2022/01/10/manifestamos/
63º La
izquierda y la derecha han perdido todo su sentido Por David Soto Alcalde
18 de enero
de 2022
“Quiero
cabrear a los no vacunados”, dijo el presidente francés Emmanuel Macron. Y lo
dijo como si fuera uno de esos aristócratas depravados que pueblan las novelas
de Sade, en tono jocoso, regodeándose en la vulnerabilidad de su próxima
víctima, deshumanizándola para justificar la agresión del Estado. En su mundo,
los no vacunados ni siquiera tienen el rango de adversario, sino que son
presentados como miembros de una especie inferior que pueden y deben ser
degradados a su gusto.
Podríamos
considerar que este sadismo proviene directamente de la política neoliberal que
Macron siempre ha representado. Pero no es tan sencillo. También está hablando
para y por gran parte de la nueva y vieja izquierda que ha estado al frente del
asedio fanático a los no vacunados en la mayoría de los países occidentales.
España, un país en el que el 90% de
la población objetivo está vacunada, es uno de los lugares en los que más
claramente se puede ver este fanatismo deshumanizador
Hace unas
semanas, el ex miembro del gabinete socialista Miguel Sebastián, reconociendo
que la vacuna no detiene el contagio, declaró con entusiasmo que “la idea del pasaporte Covid es hacer la vida
imposible a quienes no quieran vacunarse.”
Covidiotas https://www.libertaddigital.com/opinion/jesus-lainz/covidiotas-6841506/
Pasaporte
Covid, la herramienta legal para limitar las actividades de los no vacunados https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/salud/2021/11/17/6193ee54fc6c838f4b8b45ca.html
Urtaran defiende el
pasaporte covid antes de generalizar nuevas restricciones
El pasado 20
de diciembre, Ana Pardo de Vera, redactora jefe de uno de los
periódicos más importantes de la izquierda, Público, afirmaba en una columna
que “El pasaporte Covid para entrar en restaurantes, hoteles, bares o gimnasios
es, sin duda, una forma de mostrar nuestro rechazo a esos ignorantes víctimas
de bulos. Pero necesitamos más. Tal vez necesitemos escribirles en la frente
con uno de esos tatuajes que no se pueden borrar en un par de semanas, el coste
de su tratamiento si van al hospital, y darles una bofetada en la cabeza al
salir, ya saben, algo... por ser los imbéciles que son.”
En este
trumpismo de izquierdas, el no vacunado es el nuevo inmigrante ilegal, pues
ocupa el mismo papel respecto al resto de la sociedad que el mexicano ilegal
para la extrema derecha. Es el culpable de todos los problemas derivados de una
gestión contradictoria, ineficiente y criminal de la pandemia.
Pero, ¿tiene
algún fundamento la deshumanización a la que esta élite izquierdista quiere
someter a los no vacunados?
The Lancet
ya ha dejado claro que no tiene sentido hablar de una “pandemia de los no
vacunados”. Además, si consultamos los datos aportados por Pardo de Vera, vemos
que en los grupos de edad de 12 a 29 años y de 30 a 59 años (la mayoría de los
no vacunados se encuentran en el grupo demográfico de 20 a 40 años) no hay
ninguna diferencia de mortalidad entre vacunados y no vacunados que pueda
justificar remotamente sus insultos hacia el grupo de 20 a 40 años.
De hecho,
estos datos sugieren una política que coincide con las recomendaciones de los
expertos a menudo injustamente tachados de negacionistas del Covid-19; es
decir, que la vacunación contra el Covid-19 no tiene por qué ser universal,
sino que debe centrarse en los sectores más vulnerables de la población. Como
dijo Martin Kulldorff, profesor de epidemiología en Harvard, en un famoso tuit
censurado: “Pensar que todo el mundo debe vacunarse es tan científicamente
erróneo como pensar que nadie debe hacerlo”.
El
histrionismo de esta izquierda trumpista no sólo degrada sin fundamento a los
no vacunados, sino que al estilo del Gran Inquisidor de Dostoievski vilipendia
-o, peor aún, silencia- nada menos que en nombre de la ciencia a estimados
investigadores que cuestionan la gestión de la crisis. Esto, independientemente
de que sean premios Nobel como Luc Montagnier, profesores de epidemiología de
Harvard, Stanford u Oxford, científicos reputados y muy publicados como Peter
McCullough, o miembros muy acreditados del grupo HART en Gran Bretaña.
Esta
“lógica” de la anulación demuestra que la izquierda ha perdido sus instintos
sociales fundamentales y se ha replegado a una fe ciega en un concepto muy
cegado de la ciencia y el progreso tecnológico con sus raíces en el muy real,
pero a menudo ignorado, impulso represivo dentro de la Ilustración del siglo
XVIII. La etiqueta de “izquierda” se utiliza ahora para encubrir políticas
antisociales y posthumanistas que van en contra de los siempre deseables
impulsos igualitarios y de búsqueda de la libertad del mismo movimiento
histórico.
Un elemento
importante de este proceso envenenado es lo que Daniel Bernabé, en su excelente
crítica de la política identitaria, ha llamado “la trampa de la diversidad”.
Pero más fundamental es la deriva autoritaria del Estado liberal defendida en
las últimas décadas por teóricos como Scheuerman, Bruff y Oberndorfer.
La crisis de
Covid-19 ha tenido lugar en medio de este movimiento más amplio hacia el
autoritarismo y, por tanto, no debe considerarse un fenómeno totalmente nuevo,
sino más bien un catalizador de estas dinámicas preexistentes. Dicho esto, el
afán de la izquierda institucional por acelerar la transición a este nuevo
autoritarismo es chocante en su virulencia.
Por ejemplo,
en un reciente tuit, Ramón Espinar, ex diputado de la llamada Nueva Izquierda
declaraba rotundamente: “Si las autoridades nos dicen que nos pongamos la
careta al aire libre, nos la tenemos que poner. No se permiten tonterías”.
Al destruir
la distinción entre los dictados de las autoridades médicas -que no poseen
ningún poder legislativo legítimo- con los de las autoridades políticas que sí
lo tienen, naturaliza la omnipotencia de un megapoder burocrático que, como han
advertido Poulantzas y Jessop, convierte la excepción gubernamental en la norma
gubernamental.
Vemos una
línea de razonamiento similar en la defensa que hace Manuel Garé del Foro
Económico Mundial publicada en CTXT, la publicación más importante de la izquierda
española. Según Garé, el grupo de Klaus Schwab es un baluarte contra la
“delirante narrativa antiprogresista” del “conservadurismo mundial” y su Gran
Reinicio, “una oportunidad para apostar por una economía más verde y
sostenible, más inclusiva y menos dispar, que potencie las relaciones entre
países y evite los nacionalismos y las guerras.”
Ni una
palabra, sin embargo, sobre la “desigualdad ontológica” que, según Schwab,
aguarda a quienes no acepten los dictados de su nuevo posthumanismo, personas a
las que declara autoritariamente que serán “los perdedores en todos los
sentidos de la palabra”.
Esta
disforia ideológica alcanzó nuevas cotas a raíz de un reciente discurso sobre
fuentes de energía alternativas pronunciado por el físico teórico Antonio
Turiel en el Senado español. En su respuesta a la charla, Unidos Podemos, el
principal partido político de la izquierda alternativa y miembro del actual
Gobierno español, retrató cualquier sugerencia de que fuerzas poderosas podrían
estar manipulando el mercado energético como una conspiración infantil. Sin
embargo, VOX, un partido político de extrema derecha, estuvo de acuerdo con las
advertencias de Turiel sobre la inutilidad y la corrupción de muchas de las
políticas energéticas oficiales actuales, citando a Chomsky.
Está claro
que las etiquetas de izquierda y derecha han perdido todo el sentido que tenían
en la época de las tecnologías analógicas, cuando los seres humanos controlaban
realmente las herramientas recién inventadas y las utilizaban para conseguir
fines políticos y sociales concretos.
Si en el
siglo XVI hubo una revolución política en nombre del derecho natural, y en el
siglo XVIII, una llevada a cabo en nombre de la igualdad política formal, hoy
debemos llamar a una revolución republicano-democrática para defender los
intereses humanos frente a una tecnocracia posthumanista programada para lograr
la hegemonía global.
Tratemos las
vacunas con racionalidad. No legitimemos, en nuestra confusión, lógicas
abusivas que naturalizan una futura distopía en la que tendremos que compartir
a la fuerza nuestros datos de geolocalización o biométricos con el pretexto de
que nos permitirá evitar accidentes, infartos, secuestros o muchas otras
realidades naturales e inevitables de la vida.
Autor
*David Souto
Alcalde es escritor y profesor adjunto de Estudios Hispánicos en el Trinity
College. Está especializado en la historia del republicanismo, la cultura
moderna temprana y en las relaciones entre política y literatura.
La inexplicable respuesta de la izquierda
a la crisis del Covid
Dave Duboff 12 de diciembre de 2021
¿Por qué se ha negado a enfrentar la realidad del virus, por qué
aboga por inyecciones experimentales masivas y por qué promueve la causa de los
intereses de poder antidemocráticos y las grandes farmacéuticas?
Por Dave
Duboff, presidente de la sucursal de Southampton Shipping, RMT, quien escribe a
título privado. Este artículo fue escrito antes de la implementación del
Plan B el 8 de diciembre y la introducción de pasaportes de
vacunas. Retrasamos la publicación para ofrecer a dos medios mencionados
aquí, el Morning Star y
el Socialist Worker , la oportunidad de comentar en
respuesta a las preguntas que plantea Dave. No hemos recibido una
respuesta formal, pero esperamos recibirla a su debido tiempo.
Introducción
Escribo este
artículo a título privado y desconcertado por la total falta de pensamiento
crítico de la izquierda con respecto a las medidas nunca utilizadas
históricamente para hacer frente al virus respiratorio SARS-CoV-2.
Lo que me
sorprende es la falta total de cualquier análisis de la relación
riesgo/beneficio y el rechazo sin precedentes de la política de salud pública
tradicional (es decir, considerar todos los impactos en la sociedad de una
política dada), a favor de concentrarse en una enfermedad, que los datos
sugiere que tiene una tasa de mortalidad por infección que no tiene precedentes.
Tasa de
mortalidad por infección de COVID-19 inferida a partir de datos de
seroprevalencia
https://pubmed-ncbi-nlm-nih-gov.translate.goog/33716331/
Tasa de
mortalidad por infección de COVID-19 inferida a partir de datos de
seroprevalencia
https://apps.who.int/iris/handle/10665/340124?locale-attribute=es&
Si la respuesta
inicial de cualquiera que lea esto es la juvenil ' Así que solo
quieres que el virus se desgarre' , mi réplica sería igualmente
juvenil ' Así que solo quieres que el cáncer, las enfermedades
cardíacas, etc. se desgarren, y parece que tienes logrado eso' .
Hay muchos
aspectos de lo que hemos presenciado en los últimos 20 meses que plantean
preguntas serias, tales como:
·
La dudosa forma
en que se puede abusar de la controvertida prueba de PCR mediante el uso de
números de ciclos inadecuados
·
La forma en que
se registran las muertes por Covid, un método que nunca antes se había
utilizado para ninguna enfermedad
·
El 'daño
colateral' de las decenas de millones de muertes adicionales en el mundo en
desarrollo predichas por las agencias de la ONU y las organizaciones benéficas
debido al aumento del hambre y la suspensión de las campañas de vacunación
establecidas que las figuras del establishment de derecha e izquierda intentan
culpar a Covid, en lugar de enfrentarlo. a la realidad de lo que sucede cuando
los países con poca o ninguna red de seguridad social y donde tantos
trabajadores en la economía informal están encerrados
Sin embargo, he
optado en gran medida por concentrarme, como activista sindical y funcionario
de sección, en tres temas:
1.
Los riesgos de
las vacunas en sí, con respecto a los mandatos de vacunas en expansión para el
empleo que amenazan los medios de subsistencia de los trabajadores.
2.
La captura
regulatoria asociada de los organismos reguladores de la salud pública por
parte de intereses comerciales privados que la izquierda y los sindicatos no
cuestionan.
3.
La supresión de
medicamentos genéricos baratos para luchar contra el Covid-19 en los países
occidentales, incluido el Reino Unido, que, junto con la escandalosa situación
inicial de los EPI, ha costado, en mi opinión, la vida de los trabajadores.
Vacunas Covid-19 y mandatos de vacunas
Fuente:
Financial Times, "La historia interna de la vacuna de Pfizer: 'una
ganancia inesperada única en una época'"
Algunos estudios
sobre el uso potencial de medicamentos genéricos reutilizados baratos, como el
ensayo de recuperación de Oxford sobre la hidroxicloroquina, han atraído
críticas por estar deliberadamente "diseñados para fallar" al usarlos
en la última etapa hospitalaria en lugar de temprano como lo utilizan los
médicos que lo recetan alrededor el mundo, y utilizando dosis muy por encima de los niveles de toxicidad aceptados . Debido
a que estos medicamentos no han funcionado lo suficientemente bien en estos
ensayos controlados aleatorios particulares según los reguladores, no pueden
recomendarse ni siquiera en dosis bajas para propósitos de tratamiento
profiláctico o en etapa temprana (más sobre esto a continuación).
Covid-19: La historia interna del ensayo RECOVERY
Sin embargo,
cuando se trata de las vacunas Covid-19 aceleradas, el caso es bastante
diferente y el 'principio de precaución' es inexistente. Es un hecho
irrefutable que las tres vacunas Covid-19 ampliamente disponibles en el Reino
Unido no completan sus ensayos de fase 3 de tres años hasta que:
·
27 octubre 2022 ( Moderna )
·
14 febrero 2023
( Astra Zeneca )
·
2 de mayo de 2023
( Pfizer )
También es
cierto que nunca antes se ha comercializado una vacuna exitosa contra el
coronavirus, ni una que utilice la tecnología de ARNm que se encuentra en las
vacunas de Pfizer y Moderna. Como tal, es difícil argumentar que estas
vacunas Covid-19, autorizadas bajo la Aprobación de uso de emergencia en lugar
de tener una licencia completa, no son esencialmente experimentales.
Vacuna contra el coronavirus: resumen semanal de
informes de tarjeta amarilla
También queda
claro a partir de nuestro sistema de informes Yellow Card sobre reacciones adversas a las vacunas y sus
equivalentes en los EE. UU. (VAERS) y la UE (EudraVigilance), que la cantidad
de reacciones adversas notificadas para las vacunas contra el covid-19 no tiene
precedentes. Lo que tampoco tiene precedentes es el hecho de que el
"despliegue" en todos los grupos de edad ha continuado en piloto
automático en lugar de interrumpirse, como habría sido el caso en el pasado.
Si bien la
Autoridad Reguladora de Medicamentos y Productos para el Cuidado de la Salud
(MHRA, por sus siglas en inglés) señala que estos informes pueden incluir
factores como condiciones de salud subyacentes no relacionadas con la vacuna,
es notable que eligen no hacer lo mismo para las muertes 'dentro de los 28 días
posteriores a un resultado positivo prueba PCR' por los mismos motivos. De
cualquier manera, estas reacciones adversas informadas están fuera de escala en
comparación con cualquier vacuna o producto farmacéutico anterior lanzado al
público en general.
También se está
volviendo evidente que la efectividad de estas vacunas está bajo escrutinio,
ciertamente en el sentido de cuánto dura realmente la protección.
Un artículo de
agosto de Israel, que está por delante de la mayoría de los países en el
'lanzamiento' de su vacuna y ahora está pensando en pasar a su cuarta
inyección, muestra un número creciente de personas 'totalmente
vacunadas' que terminan en el hospital con Covid-19 .
19 de agosto de
2021
Otro estudio,
publicado en The Lancet (y financiado por Pfizer, que señala que la disminución
de la eficacia de su producto requiere un "refuerzo" en lugar de un
replanteamiento) muestra una eficacia decreciente similar . Debe haber mayor interés en la inmunidad
natural adquirida después de la infección, y en cómo se compara con el tiempo a
la de la vacunación, que en muchos estudios son muy favorables, como este ejemplo del Instituto Nacional de
Salud (NIH) de EE . UU . De
muchos estudios revisados por pares sobre las vacunas Covid, parece que
cualquier efectividad para reducir los resultados graves de la enfermedad es
limitada en el tiempo, y el público necesitará refuerzos interminables, un
sueño húmedo para Big Pharma.
Inmunidad duradera encontrada después de la
recuperación de COVID-19
Pero, ¿qué pasa
con la carga viral y la transmisión tanto para los vacunados como para los no
vacunados, que parece ser la base subyacente de los mandatos de 'No Jab, No
job' por parte de los gobiernos y los empleadores aquí y en el extranjero?
Aquí también
encontramos estudio tras estudio que
sugiere que hay poca diferencia entre vacunas completas y no vacunas. El
caso de estos mandatos y, de hecho, el movimiento hacia pasaportes domésticos
de vacunas Covid repugnantes, divisivos y segregacionistas (políticas
discriminatorias que estamos presenciando por primera vez desde la década de
1930) es insostenible desde el punto de vista científico y médico, así como
ético.
Covid-19:
las personas completamente vacunadas pueden portar tanto virus delta como las
personas no vacunadas, según los datos.
Publicado el 19 de agosto de 2021
Preguntas que
plantearía a los llamados medios de comunicación de izquierda, sindicatos y
otras organizaciones del movimiento laboral:
·
¿Por qué, desde
una perspectiva de salud y seguridad, es correcto, dada la gran cantidad de
reacciones adversas a estas vacunas que se informan en todo el mundo, que las
advertencias de científicos y médicos de renombre deberían ser censuradas por
las grandes tecnologías y los principales medios de comunicación, cuando muchas
de ellas son ¿ni siquiera sugerir que los vulnerables no deberían asumirlos con
una relación riesgo/beneficio calculada, sino simplemente cuestionar el
despliegue universal, dados los datos desconocidos de seguridad a largo plazo y
la tecnología novedosa utilizada?
·
¿Por qué no
cuestionan más enérgicamente la discriminación abierta y el creciente
vilipendio por parte de los gobiernos y los principales medios de comunicación
corporativos de las personas que optan por no someterse a un nuevo
procedimiento médico sin datos de seguridad a largo plazo, que se ha demostrado
que no previene la infección o la transmisión? pueden otorgar solo una
protección de corta duración, siendo la única inmunidad garantizada la de
aquellos que los comercializan sin responsabilidad por las reacciones adversas?
·
Desde una
perspectiva científica y de salud y seguridad, ¿cuál creen que es el proceso de
pensamiento y el propósito detrás de quienes impulsan el doble pensamiento de
la 'narrativa oficial', ya sea en el gobierno o en los principales medios de
comunicación, de que las vacunas ofrecen a las personas una protección integral
y sólida contra Covid-19 a menos que se paran al lado de una persona no
vacunada/sin protección?
·
El consenso de la
izquierda, incluidos los sindicatos, en general parece haberse decidido por una
política que recomienda que "todos los que puedan deben vacunarse contra
el covid-19". Dados los datos de países como Israel, que ahora está
contemplando pasar a una cuarta inyección o 'refuerzo', ¿se puede aclarar con
precisión cuántas vacunas Covid-19 recomiendan que todos reciban? ¿El
consejo es obtener cuatro, cinco, uno cada 6 meses, o aceptar que puede ser
despedido de su trabajo y condenado al ostracismo por la sociedad?
·
Dado que Francia ahora se ha unido a Canadá, Suecia , Dinamarca, Islandia y Finlandia para prohibir la vacuna Moderna
para adultos jóvenes menores de 30 años, ¿es hora de que los medios de
izquierda comiencen a tomar en serio las posibles reacciones adversas y es hora
de que los sindicatos ahora al menos recomendar a sus miembros más jóvenes que
no reciban este golpe en particular?
·
Dejando de lado
las preocupaciones éticas con respecto a los mandatos de vacunas contra el
covid, desde una perspectiva de salud y seguridad, ¿puede explicar la lógica de
permitir que el personal de primera línea del NHS no vacunado trabaje durante
el período invernal más ocupado hasta abril, y luego despedirlos por motivos de
salud y seguridad? En mi experiencia con la salud y la seguridad en el
lugar de trabajo, un acto o un peligro, ciertamente cualquier cosa que implique
que alguien pierda su trabajo, es peligroso o no peligroso. 'Sí, es
peligroso, pero permitiremos que continúe durante seis meses' no tiene ningún
sentido.
·
Captura regulatoria de los organismos de salud nacionales y
supranacionales
En el Reino
Unido, la regulación y aprobación de productos farmacéuticos, incluidas las
vacunas, es competencia de la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos
Sanitarios (MHRA). Su financiación para la aprobación de vacunas y otros
medicamentos procede exclusivamente de las empresas farmacéuticas que solicitan
las licencias, como se indica en la página 9 de su informe anual ("La regulación de medicamentos se financia
íntegramente con las tasas. Al fijar sus tasas, la Agencia tiene en cuenta la
totalidad las reglas de recuperación de costos establecidas en la
Administración del dinero público del Tesoro de HM') y en una respuesta de agosto de 2021 a una
Solicitud de libertad de información (FOI, por sus siglas en inglés) ("La mayoría de nuestros ingresos proviene
de la industria farmacéutica a través de tarifas").
La misma respuesta de FOI confirma que el financiamiento externo de la
MHRA también proviene de organizaciones como la Fundación Bill y Melinda Gates
("Recibimos financiamiento de la Fundación Bill y Melinda Gates, así como
de otras fuentes externas al gobierno, como la OMS"), que posee acciones
en corporaciones farmacéuticas como Pfizer y BioNTech . Esta financiación de organismos de salud
pública por parte de intereses comerciales privados, cuyos productos están
destinados a regular, de ninguna manera se limita a este país o, de hecho, a
los organismos nacionales.
La fundación
invirtió en Pfizer para expandir el acceso
al anticonceptivo inyectable todo en uno de la compañía farmacéutica, Sayana,
brindando a las mujeres en el mundo en desarrollo una opción asequible.
https://sif.gatesfoundation.org/investments/pfizer/
BioNTech anuncia
nueva colaboración para desarrollar programas de VIH y tuberculosis
La Fundación
Bill y Melinda Gates invierte $55 millones en una colaboración de enfermedades
infecciosas que podría alcanzar hasta $100 millones en financiamiento total
Covid-19:
Investigador denuncia problemas de integridad de datos en el ensayo de vacuna
de Pfizer
https://www.bmj.com/content/375/bmj.n2635
Ahora se están
planteando preguntas sobre la validez de los datos de prueba de Pfizer y la supervisión regulatoria en los EE.
UU. Un médico estadounidense desmantela de manera muy efectiva la
'Ciencia' detrás y los hallazgos de los ensayos iniciales de Pfizer:
Crímenes del
fabricante de vacunas Covid Pfizer documentados
https://www.dmlawfirm.com/crimes-of-covid-vaccine-maker-pfizer-well-documented/
Dada la historia de fraude, soborno y
criminalidad de las
corporaciones farmacéuticas, esto no debería ser una sorpresa. La captura
regulatoria a nivel supranacional también ha hecho sonar las alarmas durante
muchos años. En la primera reunión del Consejo Regional de la Unión
convocada durante el confinamiento, aireé mi opinión de que la Organización
Mundial de la Salud (OMS) era la asociación público-privada más peligrosa del
planeta. Nada desde entonces me ha dado motivo para cambiar esa opinión.
Anatomía de la
corrupción: Directrices de salud pública de la OMS
30 de enero de
2020
https://ahrp.org/who-controls-the-who/
Un artículo de enero de 2020 narra
la transformación gradual de la OMS, durante las últimas décadas, en una
organización centrada principalmente en los intereses políticos de sus donantes
privados a través de donaciones "contribuciones voluntarias
específicas", que constituyen la mayor parte de la financiación de la
organización. Muestra una vez más a la omnipresente BMGF como el segundo
donante/inversionista más importante y describe cómo, junto con otros
contribuyentes con intereses comerciales privados o vinculados a ellos,
controla efectivamente la política de la OMS.
Guardianes de
las puertas del periodismo
https://www.cjr.org/criticism/gates-foundation-journalism-funding.php
Un artículo interesante de Colombia
Journalism Review destaca cómo
la generosidad de BMGF no se limita a 'comprar organismos de salud pública'
mientras posee una amplia participación accionaria en corporaciones
farmacéuticas, sino que detalla sus donaciones a los principales medios de
comunicación a nivel mundial, lo que implica que esos medios darían las actividades
a menudo controvertidas de la organización un viaje fácil. Así que aquí
están mis preguntas para los llamados medios de comunicación de izquierda como
WSWS, Counterpunch, Morning Star y otros:
·
¿Cree que los
conflictos de intereses de los organismos reguladores y de salud pública con
Big Pharma impidieron el uso de medicamentos genéricos reutilizados baratos en
países occidentales como el Reino Unido que se usaron en otros lugares con
buenos resultados, y que esto costó la vida de muchas personas innecesariamente,
incluidos trabajadores de primera línea? (Esos mismos organismos
reguladores y de salud pública no tuvieron reparos en autorizar vacunas a
'velocidad warp' utilizando nueva tecnología con cero datos de seguridad a
largo plazo y que han causado reacciones adversas en una escala sin
precedentes).
·
¿Se siente cómodo
con las grandes farmacéuticas y los gigantes 'filantrópicos' exentos de
impuestos como BMGF que utilizan su financiación de los organismos reguladores
y de salud pública tanto a nivel nacional como supranacional, como una
'inversión' para dictar políticas y lo que también parece ser una puerta
giratoria? entre los organismos reguladores y las corporaciones farmacéuticas
(algo de lo que ha evitado hablar en gran medida durante los últimos 20
meses)?
¿Por qué la izquierda se alinea detrás de los medicamentos
patentados frente a las alternativas genéricas?
Uno de los
aspectos más llamativos del debate en torno a la respuesta de Covid durante los
últimos 20 meses es el fracaso de las publicaciones tradicionales de izquierda
y los sitios de medios para investigar y cuestionar por qué los medicamentos
genéricos reutilizados, baratos y seguros, se usan en muchos países del mundo
como terapias para Covid. -19, como la hidroxicloroquina y la ivermectina,
fueron efectivamente bloqueados por la mayoría de los gobiernos y autoridades
médicas occidentales. Incluso los suplementos de vitamina D no fueron
recomendados por los funcionarios de salud pública en el Reino Unido hasta
muchos meses después de la crisis.
Ha habido un
intento deliberado de difamar la eficacia de estos tratamientos y de los
profesionales médicos que los defienden por parte de investigadores médicos con
conflictos de intereses y vínculos con Big Pharma, a favor de costosas alternativas
patentadas como remdesivir y vacunas.
RETIRADO:
Hidroxicloroquina o cloroquina con o sin macrólido para el tratamiento de
COVID-19: un análisis de registro multinacional
22 de mayo de
2020
https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(20)31180-6/fulltext
Un ejemplo clave
sería el estudio "Sugarsphere"
publicado en The Lancet el 22 de mayo de 2020 , que eliminó efectivamente cualquier uso generalizado de
hidroxicloroquina en Occidente, a pesar de que se descubrió que el estudio era
flagrantemente fraudulento y se retractó de la publicación el 5 de junio de 2020. Los
principales medios corporativos se pusieron a toda marcha y el daño ya estaba
hecho. Muchos países que habían estado usando hidroxicloroquina/cloroquina
dejaron de hacerlo, lo que sin duda costó muchas vidas. Pero algunos se
mantuvieron firmes, como Marruecos, donde el ministro de Salud, Khalid Aït
Taleb, defendió la decisión de su país de
seguir usando el fármaco ante la aparición temprana de síntomas en sus protocolos de Covid-19 (ignorando las
recomendaciones de la OMS).
Aunque hay otras
razones para las diferentes tasas de mortalidad, cuando se comparan las
estadísticas de muertes relacionadas con el covid-19 en Marruecos con las de su
antiguo amo colonial, Francia, al otro lado del Mediterráneo, que al igual que
otras naciones occidentales se aseguraron de que no estuvieran disponibles tratamientos
como la hidroxicloroquina, la diferencia es llamativo
Fuente: Financial Times
La misma batalla
ha tenido lugar entre los profesionales médicos que tratan el covid-19 con el
fármaco antiparasitario ivermectina y los funcionarios de salud pública, o como
muchos los ven ahora, "políticos de bata blanca", que intentan
desesperadamente bloquear su uso en los países occidentales. También hubo
las mismas payasadas infantiles de los principales medios de comunicación,
insinuando que estos médicos de primera línea estaban recomendando usar
la versión veterinaria de la ivermectina .
Un metanálisis
que consta de más de 60 estudios, incluidos ensayos controlados
aleatorios, sobre la efectividad del medicamento genérico reutilizado
ivermectina en el tratamiento de
Covid-19 para 49,151 pacientes muestra una mejora del 66% en todos los ámbitos
(que no es aceptado por los reguladores de salud pública) . Esto se
compara muy bien con estudios similares sobre medicamentos patentados como
remdesivir (un estudio, 1063 pacientes, 31 % de mejora) y ahora molnupiravir
(un estudio, 775 pacientes, 50 % de mejora), que son aceptados como prueba de
eficacia por esos mismos organismos de salud. cuerpos reguladores.
Fuente: https://ivmmeta.com/
Es importante
tener en cuenta que tanto la hidroxicloroquina como la ivermectina han
demostrado en metanálisis que son más eficaces como profilácticos (es decir,
medidas de protección) y tratamientos en etapas tempranas contra el
SARS-Cov-2. Los metanálisis que desaconsejan la hidroxicloroquina , de acuerdo con la orientación de la OMS, se
centran en estudios sobre su uso en dosis altas para pacientes con covid-19 en
etapa avanzada.
Más sobre la cloroquina y la hidroxicloroquina
En este caso, el
fármaco no funciona lo suficientemente bien como para justificar su
recomendación.
Sin embargo, los
datos generales muestran su gran eficacia como tratamiento en etapa temprana,
mostrando una mejora del 64 % en un grupo de control en pacientes en etapa
temprana: 'HCQ no es efectivo cuando se usa muy tarde con dosis
altas durante un período prolongado (RECUPERACIÓN/SOLIDARIDAD) , la eficacia
mejora con un uso más temprano y una dosificación mejorada. El tratamiento
temprano muestra consistentemente efectos positivos.'
Para la
ivermectina, es una historia similar: el metanálisis del tratamiento en etapa
temprana con este medicamento genérico muestra una mejora del 66 % y como
profiláctico, la mejora es del 85 % en el grupo de control. El remdesivir,
un fármaco patentado increíblemente costoso, funciona de manera similar:
produce pequeñas mejoras en pacientes clínicamente enfermos que también
han dado lugar a recomendaciones en contra de su uso.
Los gobiernos,
ya sea a nivel nacional o estatal, que han estado empleando dosis tempranas y
seguras de estos medicamentos genéricos (como profilácticos y al inicio
temprano de los síntomas) para disminuir el impacto de los brotes de Covid, en
contra del consejo de la OMS, han logrado resultados mucho mejores que los que
no lo hicieron.
Quizás la
ilustración más esclarecedora de su eficacia potencial sea la India, el
supuesto lugar de nacimiento de la 'Variante Delta'. Aquí, a instancias
del director científico de la OMS, se eliminó la ivermectina de los primeros
protocolos de tratamiento. Sin embargo, a medida que aumentaron los casos
y las hospitalizaciones, algunos estados decidieron reintroducir la ivermectina
en su respuesta al covid-19, y la diferencia entre los resultados de esos
estados y los que se apegaron a las recomendaciones de la OMS es realmente
alarmante (vea qué tan bajo está en Uttar Pradesh ).en los datos de Covid de India). No sorprende que
los principales medios de comunicación de Occidente hayan decidido censurar
esta realidad, respaldados por verificadores de hechos financiados por
Facebook, que dictaminaron que la afirmación de que la ivermectina funcionaba
en estados como Uttar Pradesh era "falsa", incluso cuando admitían
que los hechos sobre el terreno son verdadero ("El gobierno promovió el uso de
esas drogas y los casos disminuyeron, aunque la relación entre esos eventos no
está probada").
No hay base científica para afirmar el éxito de la
ivermectina en Uttar Pradesh, India.
Esperaríamos
que los principales medios de comunicación siguieran a los verificadores de
datos de Facebook, con sus estrechos vínculos con los gobiernos
occidentales. La verdadera pregunta es, ¿por qué publicaciones como Morning Star y sitios web como WSWS parecen estar haciendo lo mismo?
Está claro que
estos medicamentos genéricos reutilizados han tenido un efecto en la reducción
de hospitalizaciones y muertes por Covid 19 en países de todo el mundo, muchos
con servicios de salud considerablemente menos financiados que sus contrapartes
occidentales. También parece claro que ha habido un esfuerzo concertado en
Occidente para garantizar que estos tratamientos no se usen, con servicios de
salud como el NHS que aconsejan a los miembros del público que contraen
Covid-19 que se "queden en casa" y, si no pueden respirar , Llame una
ambulancia.
Si todavía
estamos interesados en criticar el estado controlado por el capitalismo, sus
instituciones y los medios, estas son las preguntas que plantearía a los medios
de comunicación de izquierda como Morning Star , Socialist Worker , World Socialist Website y otros:
·
Múltiples estudios,
algunos de los cuales se destacan anteriormente, han demostrado que los
protocolos terapéuticos de uso temprano que utilizan estos tratamientos
genéricos pueden reducir los resultados graves de Covid-19 en alrededor de un
70 % Incluso si fuera la mitad de esa cifra, ¿por qué desde una perspectiva de
salud y seguridad es ¿Es mejor para aquellos que contraen Covid-19 quedarse en
casa hasta que necesiten ser trasladados de urgencia al hospital, en lugar de,
siempre que no tengan contraindicaciones, recibir estos medicamentos baratos
reutilizados que se han utilizado en todo el mundo durante décadas?
·
En este sentido,
¿qué pasó con el mantra de 'si salva una vida'? La izquierda ha utilizado
este mantra para respaldar intervenciones no farmacéuticas (NPI, por sus siglas
en inglés), como las cubiertas de tela para la cara, cuyos beneficios han
demostrado ser en gran medida inexistentes (si no perjudiciales), sin ningún
requisito de prueba.
·
¿Está la
izquierda occidental participando sin saberlo en la forma de racismo de 'La
carga del hombre blanco' de Rudyard Kipling al implicar que personas como el
ministro de Salud marroquí Taleb y las juntas de salud de los estados indios
que optaron por ignorar los edictos de la OMS sobre los tratamientos no saben
de lo que están hablando? sobre, a pesar de sus resultados claramente
superiores con respecto a Covid-19, que sus contrapartes mejor financiadas en
Occidente?
Pensamientos finales
A principios de
abril de 2020, después de que nos mudamos al confinamiento, sugerí en
correspondencia con el presidente de un consejo de comercio local que lo que
estábamos presenciando era el mayor ataque psicológico de "espectro
completo" contra la humanidad por parte de la clase dominante en la
historia. Nada de lo que he visto desde entonces ha cambiado esa
opinión. Es la toma de poder fascista corporativa más flagrante, que
implica la captura de organismos de salud pública por parte de Big Pharma y
entidades asociadas como BMGF, el control de la información y la censura por
parte de los principales medios de comunicación y Big Tech, y la trituración
efectiva de todos los derechos humanos. convenciones y leyes promulgadas desde
1945. Todo supuestamente para "controlar" un virus respiratorio en el
aire que Public Health England estimó que tiene una tasa de mortalidad por infección del
0,096% cuando se promedia entre
grupos de edad y que fuedegradado del estado infeccioso de alta
consecuencia (HCID) antes del primer cierre.
Una vez que te
das cuenta de que la pandemia fue por la vacuna y la vacuna fue por el
pasaporte vax/control de identificación digital, todo lo que hemos presenciado,
ya sea la supresión de tratamientos genéricos baratos, el siniestro impulso
autoritario por la vacunación universal y la manipulación estadística, cae en
lugar.
Esta respuesta
sin precedentes de los gobiernos, especialmente los occidentales, a la
aparición de un patógeno desagradable pero no especialmente peligroso nunca ha
sido principalmente para salvar vidas, sino para promover otras
agendas. Han utilizado el virus para colapsar su sistema económico amañado
e insostenible y forzar los cambios sociales exigidos por sus amos
corporativos, para 'Reconstruir mejor'. Ahora que han declarado
efectivamente su mano con respecto a la sociedad autoritaria, segregacionista,
censurada, controlada y vigilada digitalmente que desean crear, podría ser un
buen momento para decidir RECONSTRUIR SIN ELLOS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario