NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG: Le añadido casi todos los enlaces que tiene
este artículo, y además demuestro el 15-M tiene el mismo patrón de las
revoluciones de colores.
04-10-2014
En los últimos meses, si bien han sido los sucesos en Ucrania, Gaza,
Siria e Irak los que han acaparado la atención de medios de comunicación y
organismos internacionales, existen otros hechos, en los cuales la lectura de
su desarrollo permite augurar líneas de cambio estructural en el mundo. Hong
Kong y sus miles de paraguas al cielo no son ajenos a estas pugnas hegemónicas.
Uno de esos acontecimientos, está definido por los pasos de contacto
entre Rusia-China y la India, concibiendo con ello un nuevo eje de influencia
centrado en Asia. Alianza enmarcada en la denominada Organización de
Cooperación de Shanghái (OCS). Esto, ha generado la preocupación y la búsqueda
de alternativas, que detengan estos pasos de aproximación y consolidación en la
mencionada triada, por parte de los actores que tradicionalmente, estos últimos
25 años, han dominado la escena internacional, léase: Estados Unidos y sus
socios de la Unión Europea a los que se une Japón.
Los propios medios estadounidenses, entre ellos el Wall Strett Journal,
citando a analistas, diplomáticos y políticos estadounidenses señala que “tras
varias décadas de sospechas mutuas, Beijing y Moscú van aproximándose uno a
otro, desafiando a su vez la anunciada arquitectura de seguridad impuesta por
Estados Unidos”. Arquitectura que no duda en utilizar todos los medios a su
alcance, para mantener e incrementar las políticas hegemónicas de Estados
Unidos y sus aliados.
Y, en ese plano, los acontecimientos en Hong Kong no son azarosos, no
nacen de la noche a la mañana. Tienen su planeamiento, su origen, su desarrollo
y objetivos que van más allá de elevar miles de paraguas al cielo de esta
región Administrativa Especial de China y solicitar que el gobierno central no
intervenga en la selección de candidatos para las probables elecciones del año
2017. Ocurre, sintomáticamente en momentos que las relaciones en el más amplio
espectro: políticas, económicas y militares entre Moscú y Pekín se estrechan,
se celebran convenios, se conjugan intereses geoestratégicos, se vislumbran
enemigos comunes y han generado un campo de atracción a otra potencia económica
y poblacional como es India.
Esto pone nervioso a varios gobiernos, que no desean tener rivales en
el afán hegemónico que se han planteado en el mundo. Pero, también perturba a
los partidos y movimientos cercanos a Beijing, unidos al establishment
empresarial de este gigantesco polo mundial neoliberal en el seno de una
potencia que se define como comunista, autoritaria y corporativista donde sus
propios líderes políticos han definido su sistema político económico como un
“socialismo con características chinas” y “economía de mercado socialista” con
restricciones en múltiples áreas como libertad de prensa, acceso a redes
sociales, libre formación de organizaciones sociales y políticas –lo que da a
Hong Kong una diferenciación importante con el resto del país– con una serie de
contradicciones no resueltas y que permiten augurar tensiones y decisiones que
pueden transitar por el camino de la violencia en esta Región Administrativa
Especial.
EL NECESARIO CONTEXTO
Para el cumplimiento de los planes, que pongan en dificultades esta triple
alianza asiática –donde se inscribe nuestro análisis de los acontecimientos en
Hong Kong- Estados Unidos y sus aliados suelen avanzar en lo que describiré
como “montaje de crisis” es decir, aquellas decisiones
y actos, que la administración de gobierno estadounidense y sus aliados más
cercanos realizan en virtud de conseguir sus objetivos políticos, económicos y
militares en determinadas zonas del mundo. Esta tarea es realizada con
dinamismo y coordinación entre los organismos e instituciones político-militares
de Washington y aquellos que se deban utilizar para conseguir el éxito de los
planes planteados.
Son métodos de actuación política y militar, principalmente, que tienen
relativo éxito en lo inmediato pero, con resultados a mediano y largo plazo de
características catastróficas para los países y sociedades intervenidas. Con
cifras de muertos y heridos que desangran al país –en Irak por ejemplo, la
injerencia desde el año 2003 a la fecha ha significado la muerte de 1.2
millones de iraquíes. En Siria, desde el año 2011 hasta hoy ha significado la
muerte de 210 mil sirios y el desplazamiento del 25% de la población- Con
tensión para la región influenciada por estas acciones, que suelen dividirse
entre aliados de uno y otro bando.
Gastos militares que se incrementan estratosféricamente, en beneficio
de los complejos militares-industriales de las potencias agresoras. Críticas de
las sociedades y movilización de los organismos internacionales en búsqueda de
cierta legitimidad a las acciones violatorias del derecho internacional. Hecho
que tiene su expresión en las últimas semanas con la creación de una “Coalición
internacional” auspiciada por Washington y destinada a atacar a Daesh tanto en
Irak como en Siria pero, cuyo objetivo final es seguir los intentos de
desestabilización del gobierno de Damasco.
Esta política, bajo la administración del Premio Nobel de la Paz y
presidente de Estados Unidos, Barack Hussein Obama se ha desarrollado a partir
de su estrategia del leading from behind(el dirigir desde atrás)
surgido a partir de las negativas experiencias de intervención en Irak y
Afganistán, principalmente. Con Obama, dicha política ha tenido su expresión en
el derrocamiento de Muhamad Gaddafi en Libia, la caída de Hosni Mubarak en
Egipto con la posterior desestabilización del gobierno de los Hermanos
Musulmanes mediante un Golpe de Estado auspiciado por Washington a favor del
Ejército Egipcio, la política de desestabilización en Siria y Ucrania, además
del aval y apoyo en todas las esferas a la política de agresión israelí a
Palestina.
Este montaje de crisis ha tenido variados destinatarios. Siria, por
ejemplo, cuya intervención se comenzó a expresar a partir del año 2011 cuando
Estados Unidos, las Monarquías del Golfo, Turquía, Jordania e Israel,
decidieron –a partir de la política exterior estadounidense y su influencia en
estos países- que era hora de exigir democracia al gobierno de Bashar al Assad.
Esto, aunque en gran parte de esos países que apoyan a los opositores a
Damasco, la democracia es producto suntuario.
Para conseguir la desestabilización de Siria, que hasta el día de hoy
ha sido definido como blanco de decisiones destinadas a derribar su gobierno,
los aliados de Estados Unidos, a partir del leading from behind,
comenzaron a apoyar a una variedad increíble de grupos políticos, movimientos y
facciones, entre ellas grupos fundamentalistas, que al cabo de tres años
derivaron no sólo en una fragmentada oposición, sino que en eventuales enemigos
de los propios países que los avalaron, organizaron, apoyaron y financiaron con
dinero, tropas, armas y logística.
Esta política de intervención ha sido un fiasco y prueba de ello es la
ampliación de la influencia de un grupo como Daesh (por su nombre en árabe pero
también conocido como Estado Islámico) que no sólo es enemigo de Siria, sino
también del gobierno chiita de Irak, de los Kurdos ubicados en el noreste de
Irak y de todo aquel que no responsa a su visión radical del islam. Grupo
Takfirí cuyo poder de fuego está directamente relacionado con el desconocimiento
de la cantidad de armas y dinero que recibió de Arabia Saudita, Israel, Qatar y
Turquía por orientación estadounidense.
Política injerencista, que representa un serio peligro para el
wahabismo saudita, para las Monarquías del Golfo y los propios ciudadanos
occidentales que vieron decapitar a tres de sus periodistas. Daesh, que luego
de recibir entrenamiento militar en Jordania, de inflar sus bolsillos con
dinero saudí, apertrecharse en bases militares en Turquía, comenzó un lento y
sostenido ataque a Siria pero también a Irak, lo que despertó las alarmas de
Washington, que comenzó a ver que su hijo putativo comenzaba a parecerse
muchísimo a otro hijo olvidado: Al Qaeda.
Otro ejemplo de intervención fallida, peligrosa y obtusa por los
alcances que conlleva, es el apoyo al nacionalismo extremo de Kiev, que ha
significado tensionar las relaciones con Rusia. Un montaje de crisis, que
persigue objetivos más allá de querer una “democracia representativa” para
Ucrania y sus habitantes. Objetivos situados en la región del Dombás –también
conocida como cuenca del Donéts- en los campos energéticos del Cáucaso, en los
territorios de las antiguas repúblicas soviéticas, en el deseo de cercar a
Rusia, de aislarlo de Siria, de Irán, de China, del Mar Mediterráneo, sacarlo
del Mar Negro, estrangularlo, quitarle el mercado del gas europeo, acercar la
OTAN a sus fronteras, encerrarlo entre países que pertenezcan a la Unión
Europea, con todos sus derechos o aspirantes eternos, como es el caso de
Turquía. Quitarle el aire de una región donde tiene claros intereses.
La acción descrita se expresa, en toda su magnitud, con los hechos en
el sudeste de Ucrania, donde tuvo su inició al forzar la caída en febrero del
año 2014 del ex presidente Víctor Yanukovich mediante la reedición de la
revolución naranja del año 2004, pero ahora en versión Euromaidán. Una plaza
atiborrada de manifestantes, bien provistos de armas, de víveres, de acceso a
medios internacionales y dispuestos a hacer caer el gobierno, cualquiera fueran
las concesiones que se dieran. Yanukóvich era el hombre a dejar caer, pero el
hombre a criticar por su política en Ucrania era Vladimir Putin y los dardos
comenzaron a ser lanzados al Kremlin.
De esta forma se comenzó a consolidar la idea de aislar a Rusia de
Europa, empujarlo al norte, al mismo tiempo que se intensificaba la presión
militar contra el gobierno aliado de Bashar al Assad en Siria, donde radica la
Base Naval Rusa de Tartus y además impidiendo el desarrollo de una serie de
proyectos energéticos que involucraban a Irán, Irak y la propia Rusia. Para el
análisis ruso, los acontecimientos derivados del Golpe de Estado en Ucrania,
que derribó el gobierno de Vicktor Yanukóvich, el referéndum independentista en
Crimea, que determinó la secesión de esta República Autónoma y su petición de
incorporarse a la Federación Rusa y el actual estado de cosas entre Estados
Unidos, la UE y Rusia muestra, que la relaciones internacionales ha vuelto, a
ojos del mundo occidental a reeditar la Guerra Fría y en el caso ruso, a manifestar,
que en “su espacio” no permitirá que se le vuelva a cercar como se hizo tras el
derrumbe de la ex Unión Soviética.
EL SOL NO SE OCULTA CON UN PARAGUAS
No es posible entender lo que sucede en Hong Kong hoy sin
contextualizarlo, sin hacer referencias a Libia, a Egipto, a los sucesos en
Siria y la decisión suicida de Estados Unidos y sus aliados, en forma contumaz
de consolidar a un Monstruo como Daesh, que parece hoy haberse escapado de sus
manos. Es en este panorama donde se inscriben los sucesos de movilización
social en Hong Kong, que hacen recordar, con numerosas similitudes, a lo que
occidente denominó: reevoluciones de Colores en el ex espacio de Repúblicas
Soviéticas (Revolución Naranja en Ucrania. Revolución de los Tulipanes en
Kirguistán. La fallida Revolución Blanca en Bielorrusia) como también la
Primavera Árabe en algunos países del Magreb - Túnez y Libia, principalmente -
con alcances a Malí en el Sahel y Egipto en el Mashrek.
Todas ellas, movilizaciones sociales, notoriamente encabezadas por
Organismos no Gubernamentales y grupos de Estudiantes, que fueron acusadas en
su oportunidad de recibir directrices de actuación de organismos extranjeros.
Con un discurso homogéneo y similar en cada caso, donde apelaba a la acción
directa, la no violencia, aunque la realidad distara mucho de esa pretensión. Y
una verbalización política anclada en los conceptos de democratización y
libertad. Todo ello en el marco pro occidental.
Al cabo de los años esa acusación – catalogada de una mera desviación
estilo Teoría de la Conspiración - mostró su fundamento y quedo establecido que
esas movilizaciones, exitosas algunas y fracasadas las otras, estuvieron
marcadas por el aval y apoyo político, financiero y diplomático de
organizaciones, principalmente estadounidenses como la CIA, la Agencia de
Estados Unidos Para el Desarrollo Internacional (USAID) el National Endowment
For Democracy que según el propio New York Times “se creó para llevar a cabo
públicamente lo que ha hecho subrepticiamente la Central Intelligence Agency
durante décadas y que apoya a partidos políticos, sindicatos, movimientos
disidentes y medios informativos en docenas de países". Agregando a ese
listado a la Fundación Soros. (y aquí) La excusa de la democracia escondía
la consolidación a sangre y fuego del orden mundial con hegemonía del Eje
Washington – Berlín - Paris, con lógica preeminencia estadounidense.
Estos últimos días los medios de comunicación han informado
profusamente sobre la decisión del estudiantado hongkonés, aupado por grupos
políticos y organismos no gubernamentales opositores al gobierno del Gobernador
Leung Ching Ying de salir a la calle a exigir elecciones democráticas para el
año 2017. Esto, tras la decisión del Gobierno de Beijing de limitar el número
de quienes pueden presentarse a candidatos, generando con ello –según los
opositores- un control sobre las autoridades que podrían, eventualmente, ser
electas.
En concreto, los manifestantes exigen que sea eliminado el filtro de
candidatos del Comité Electoral –órgano formado por 1.200 hongkoneses– a
quienes se acusa de ser afines a Beijing, que es el encargado de dar el visto
bueno a los candidatos que pretendan presentarse a las elecciones a gobernador
previstas para 2017. Esto podría prestarse a equívocos pensando que Hong Kong
no pertenece a China, que se le está coartando su legítimo derecho a la
autodeterminación y que está siendo reprimida por el gobierno de Xi Jinping.
Pero, hay que recordar que Hong Kong pasó a manos chinas el año 1997 después de
130 años de dominio británico, No es una República autónoma, es una Región
Administrativa especial y no un pueblo al cual se le está coartando su derecho
a la independencia. No es Cataluña, no es Escocia.
Recordemos que en occidente hace pocos días se vivió una serie de
movilizaciones donde centenares de miles de catalanes salieron a las calles
para reclamar su derecho a un referéndum para exigir la autodeterminación. De
inmediato, la Unión Europea, el Gobierno central de Madrid y las leyes de ese
país impidieron la realización de esta consulta soberanista, alegando la
inconstitucionalidad de ese proceso ¿Cuál es la diferencia entre esa
prohibición y la decisión China de plantearse una forma de gobierno decidida en
el plano de su independencia política?
Si las potencias occidentales creyeran tanto en la democracia
representativa que suelen defender a ultranza, deberían entonces oponerse esa
todo tipo de relación con China a la que acusan de violar los derechos humanos,
de tener un régimen totalitario y de reprimir las ansias libertarias de su población
–en los suceso de Tian´anmen y ahora en Hong Kong– pero, el poder del dinero,
la impronta mundial que posee China en la actualidad impide a esas
“democracias” avanzar más allá de la retórica.
Cuando occidente ve en peligro su propia estabilidad son capaces de
usar todo su arsenal político, económico y hasta militar con tal de impedir que
sus poblaciones cambien el sistema o el modelo, o la forma de aglutinar a
distintas naciones. Tal fue el caso de Escocia y un referéndum donde las
posiciones nacionalistas sufrieron el mayor ataque comunicacional y de
amedrentamiento que se tenga noción en Europa. Finalmente, triunfó la posición
determinada por Inglaterra, a contrapelo del deseo de la población escocesa y
difícilmente se leyó en la prensa de las potencias occidentales una crítica a
las amenazas proferidas contra las posiciones nacionalistas.
En el caso de Hong Kong, el traspaso de soberanía del 1 de octubre del
año 1997 de manos de Inglaterra a China, significó otorgar a Hong Kong una
serie de derechos y prebendas distintas al resto del país bajo la idea de “un
país, dos sistemas” y la consideración de Región Administrativa
Especial de Hong Kong de la República Popular China. Hong Kong. Denominación
que recoge las características peculiares en el ordenamiento jurídico,
económico, legal y social de esta ex colonia (similar a la otra región
Administrativa especial y ex Colonia portuguesa: Macao) que respeta un alto
grado de autonomía y a la cual le fue prometida, sin fecha precisa, adoptar en
este territorio un proceso de elecciones distinto al sistema de centralismo
democrático que impera en China.
“Puerto Fragante”- que es el significado de Hong Kong, con 7.2 millones
de habitantes y su desarrollo capitalista que la sitúan como una de las
ciudades con mayor dinamismo en la producción de bienes y servicios que tienen
colocación en todo el mundo, se sitúa en una pequeña porción de territorio que
la convierte en el territorio más densamente poblado del planeta. Situada en el
delta del Río de las Perlas, en su lado noroeste, Hong Kong tiene una
superficie de 1.100 Km2, que se extiende en una parte continental y cerca de
200 isla e islotes, signada, mayormente por reservas naturales. Está dotado de
un sistema administrativo y judicial independiente, e incluso su propio sistema
de aduanas y fronteras externas.
Hong Kong está considerado uno de los lugares con mayor libertad
económica del mundo –el paraíso del neoliberalismo para los amantes de este
modelo- con amplias facilidades para fundar, desarrollar y expandir empresas
sin las limitaciones que tiene la China Continental. Hong Kong posee con un
sistema legal diferenciado, influenciado por el sistema inglés donde el
concepto de propiedad privada se impone, lo que constituye a este enclave como
el principal centro financiero de China, con un PIB de 230 mil millones de
dólares, con la renta per cápita más alta del mundo.
Es en ese marco demográfico, político y económico, que una parte de la
sociedad de esta ciudad, principalmente estudiantes y organismo no gubernamentales,
comenzaron un proceso de movilizaciones que tiene enormes similitudes a los
procesos de movilización que se vivieron en la plaza Tahrir en Egipto y Maidán
en Kiev. Esta réplica, sumado a aspectos políticos estratégicos que confrontan
a China con Occidente, el desarrollo chino, que le permite competir en amplias
áreas del mundo, constituyéndose en rival del capitalismo estadounidense y de
la Unión Europea, hace sospechar a las autoridades de Beijing, que detrás de
estas acciones se encuentran organismos de inteligencia y políticas tanto de
Inglaterra como de Estados Unidos.
Incluso, el nombre de este movimiento de protestas no pretende tener
originalidad alguna, ya que toma la denominación del Movimiento Occupy Wall
Strett que se manifestó el año 2011 en Nueva York para protestar contra la
desigualdad social. En este caso, los manifestantes chinos lo han denominado
"Occupy Central with Love and Peace" (Ocupa Central con
Paz y Amor) y aquí está incluido el 15-M) que se instalaría en el dinámico
Distrito de negocios de Hong Kong. Presenta ciertas figuras públicas, como es
el caso del profesor de derecho, Benny Tai, el sociólogo Chan Kin-man y Chu
Yiu-ming, un ministro protestante. Estos son considerados las figuras visibles,
moderadas, que son apoyados por partidos políticos opositores al centralismo
chino y a las autoridades pro Beijing de Hong Kong, comandadas por el jefe de Gobierno
Hongkonés Leung Ching Ying.
Este grupo, que seguramente tomará también algún denominación colorida
para hacerla más atractiva ante los medios de comunicación internacionales – ya
se ha comenzado a hablar de la Revolución de los Paraguas - faltará ahora
asignarle un color llamativo, por ejemplo la Revolución de los Paraguas
Multicolores, ha declarado que seguirá en sus actividades de protesta, mientras
no cambie la decisión de las autoridades de Beijíng respecto a la elección del
ejecutivo de esta Región Administrativa Especial. Occupy Central había
convocado una campaña de desobediencia civil no violenta a partir del 1 de
octubre, pero adelantó la protesta para apoyar las movilizaciones de
organizaciones estudiantiles, que habían convocado sus propias manifestaciones.
Ese día 1 de octubre –que conmemora la fundación de la República
Popular China el año 1949- registró la mayor concentración de personas en el
Distrito Financiero e Hong Kong, sede de una de las dos bolsas de comercio más
importantes de Asia, donde se transan miles de millones de divisas diariamente.
Manifestaciones que han ido modificando su convocatoria inicial de permitir
elecciones con candidatos no nombrados por Beijing, a críticas al sistema
político y la marcha que adquiere la región Administrativa especial de Hong
Kong en materias económicas, legales y políticas. Ya se comienza a concretar
esta idea cuando líderes estudiantiles amenazaron con ampliar las protestas si
no se cumplen sus demandas: el retiro de la ley electoral, a lo que se suma la
renuncia del Gobernador de la región Administrativa Especial de Hong Kong,
Leung Chung-yin.
"Nos enfrentamos a tres opciones posibles. Sostuvo uno de los
dirigentes de la revuelta, el secretario general de la federación de
estudiantes, Alex Chow, La primera es ampliar las áreas de protesta en la
ciudad, la segunda convocar a una huelga y la tercera ocupar un edificio
gubernamental" A esta afirmación se unió uno de los líderes del movimiento
Occupy Central, Chan Kim-man quien sostuvo que “el gobernador debe renunciar y
sólo entonces podemos elegir un nuevo gobierno y reiniciar el proceso de
reformas políticas”.
Como en Egipto y Ucrania, el movimiento Occupy central no cuenta con un
único líder, ni una sola orientación programática –al menos en el plano de lo
visible- lo que hace prever que surjan prontas divisiones que disminuyan la
fortaleza de una parte de la sociedad que ha salido a la calle a exigir lo que
consideran son derechos indiscutibles, necesarios y que requieren el apoyo
externo, como se ha comenzado a leer en los paraguas utilizados por los
manifestantes.
Si bien las elecciones, eventualmente se realizarían el año 2017, el
anticipo de las protestas y la decisión de los manifestantes de no salir del
Distrito Financiero, levanta un perfume Tahrir, Maidán o cualquiera de las
Plazas que sirven para titular las demostraciones de fuerza y oposición a
determinados gobiernos. Estas protestas con miras al 2017 hace sospechar a las
autoridades chinas, que se prepara lo que algunos analistas denominan un Golpe
Suave, al estilo venezolano y ucraniano, que no implica tener resultados
inmediatos, sino que ir minando la imagen, credibilidad y autoridad del
gobierno chino en esta Región Administrativa Especial.
La Federación Universitaria de Uniones de Estudiantes y Scholarism, un
grupo de activistas de estudiantes de preparatoria, esperan también que el
boicot impulse una masiva irrupción de la población hongkonesa en las demandas
que se han dado a conocer y que en esencia, según lo señalado por esa federación
quiere dejar en claro al gobierno chino que “los ciudadanos de Hong Kong no
aceptarán sus planes antidemocráticos para las elecciones de la máxima
autoridad de la ciudad”
Ante ello, tanto las autoridades hongkonesas como las de Beijing han
anunciado que tomarán medidas “prontas y severas” anunciándose, de inmediato
por los altavoces de los medios occidentales que puede ocurrir una nueva
tragedia estilo Tian´anmen. Así, comienza a tejerse esta red de demandas
internas, manifestaciones masivas, demandas políticas y democráticas, opiniones
del mundo occidental a través de sus líderes que demandan poner atención a los
deseos de la población hongkonesa, advertencias a China de no reprimir estas
manifestaciones y un círculo que mueve dinero, medios de comunicación,
amenazas, sanciones y desestabilización.
CHINA NO ESTÁ DORMIDA
Pero China no es un país con el cual se puedan plantear conductas sin
que ello tenga una respuesta contundente. Xi Jinping no quiere desafíos en
parte alguna de su país y Hong Kong no será la excepción. Las autoridades
chinas han explicitado que detrás de Occupy Central y los grupos políticos que
avalan estas manifestaciones se encuentran “fuerzas externas” y no aceptará que
esas fuerzas “se entrometan en los asuntos internos de Hong Kong y menos
aceptará el fomento de sentimientos separatistas” Dicho esto lo más probable es
que Occupy Central termine siendo desalojado de los lugares que ocupe, sus
líderes encarcelados y se realice la elección del ejecutivo hongkonés como lo
ha definido Beijing a pesar de los gritos y pataletas de Occidente.
Para la prensa china detrás de los acontecimientos en Hong Kong están
las agencias de inteligencia de Estados Unidos, decididas a exportar la
experiencia de las “Revoluciones de Colores”. Según el periódico chino “Huanqiu
Shibao” los líderes del movimiento de protesta Occupy Central, que desde el
junio de este año organiza diversas acciones de masas con el objetivo de
democratizar el sistema del poder en Hong Kong, participaron en seminarios en
el centro Hong
Kong-America Center (HKAC por sus siglas en inglés), acusación que se
asemeja a las denuncias que la USAID ha promovido en América Latina y Ucrania,
actividades desestabilizadoras para ayudar a grupos opositores a los gobiernos
de Venezuela, Cuba, Ecuador y Bolivia, principalmente. De esa manera, mediante
un trabajo organizado, desarrollado y financiado por entidades como HKAC se
comienzan a sentar las bases del deterioro político y económico que conduzca a
una salida favorable a los intereses de aquellos que promueven el cambio
político.
El objetivo de HKCA, definida también como una entidad sin fines de
lucro es “promover el entendimiento mutuo entre los chinos y los
americanos". Tarea que implica realizar conferencias, seminarios y otro
tipo de eventos donde asisten funcionarios del consulado estadounidense en Hong
Kong. Eventos donde a los participantes se les habla de la necesidad de
promover cambios democráticos prometiendo para ello el apoyo generoso de
Washington, además de becas y visas para estudiar en Estados Unidos. Según las
autoridades chinas en algunos de estos seminarios, invitados internacionales
enseñaron tácticas de acciones de protesta y estrategias de negociación con las
autoridades durante manifestaciones, acentuando las exigencias políticas a las
que en ningún caso hay que renunciar.
El director del HKAC, el ex diplomático estadounidense Morton Holbrook,
nombrado por Estados unidos, para este cargo a finales del año pasado, ha sido
acusado por medios chinos de ser un agente de servicios de inteligencia, que
lleva ya tres décadas en este ámbito y que además está relacionado con el
magnate Jimmy Lai, que financia a la oposición de Hong Kong y que es cercano a
el Ex Secretario de Defensa de George W. Bush, el halcón Paul Wolfowitz. "Uno
tiene la impresión de que el Centro HKAC, fundado por Estados Unidos, está
tratando de aplicar la experiencia de las 'revoluciones de colores' en Hong
Kong con el fin de influir en la situación interna" remarcó el periódico
chino, replicado en la mayoría de los medios de comunicación de este país.
La situación en Hong Kong tiene enormes similitudes con otros procesos
de movimientos de protestas sociales, que han terminado desestabilizando a los
gobiernos o generando conflictos de alcances regionales, ya sea con la
denominada Primavera Árabe o los acontecimientos en Kiev, que despertaron no
sólo el fervor nacionalista sino que agudizaron las contradicciones entre
Ucrania y Rusia. Aquí no está en discusión la legítima aspiración de quienes
desean expresarse, pero esa visión no puede obviar que detrás de estos hechos
se mueven intereses que exceden en mucho lo que los propios estudiantes desean.
Venezuela y los sucesos acaecidos desde febrero del año 2014, coincidente con
los hechos en Ucrania permiten visualizar una política de desestabilización
común a gobiernos, que no les son favorables a Estados Unidos y sus intereses.
Tahrir en Egipto terminó con un gobierno totalmente contrario al ideal
democrático de decenas de miles de manifestantes cariotas. En Ucrania,
Euromaidán devino en la intromisión directa de funcionarios estadounidenses
como Victoria Nuland, Secretaria de Estado Adjunta de Estados Unidos Para
Asuntos Europeos, reconociendo en abril del 2014 en el Club de la prensa de
Washington que su país dispuso de 5 mil millones de dólares desde el año 1991
“dinero gastado en apoyar las aspiraciones del pueblo ucraniano, que quiere
tener un gobierno fuerte y democrático que represente sus aspiraciones”. Medida
destinada a disputar el liderazgo regional a Rusia y acerca a Ucrania a
posiciones europeas. O si nos referimos a Libia y darnos cuenta como la
intervención de occidente terminó con un Estado que ostentaba Indicadores de
desarrollo Humano muy por encima de la media africana, convertido en un Estadio
fallido y cuna de movimiento fundamentalistas que tienen en ascuas al Magreb.
"La naturaleza de la guerra en el siglo XXI ha cambiado"
manifiesta el politólogo estadounidense Gene Sharp, que pone el énfasis en el
uso actual de las armas psicológicas, sociales, económicas y políticas;
signando con ello que esas son las armas que se utilizan hoy en día para
derribar gobiernos que no son afines a los objetivos estratégicos de las
grandes potencias, sin tener que recurrir, en lo inmediato, a las armas
convencionales. Sharp es autor del ensayo político 'De
la dictadura a la democracia'. En este texto Sharp describe cerca de 200
métodos destinados a derrocar gobiernos mediante una línea de acción que se ha
denominado “golpes suaves”,
que se llevan a cabo mediante una batería de medidas que transitan desde el
debilitamiento de la imagen gubernamental hasta la fractura institucional, como
sería el caso de lo que se vislumbra en Hong Kong, por más que los medios
traten de temperar los acontecimientos a una mera búsqueda de espacios
democráticos.
Los “golpes suaves” de Estado se desarrollarían en cinco etapas, que se
han ido explicitando en la actual coyuntura hongkonesa (pero que lo
visualizamos en Venezuela y en Ucrania) Consisten, básicamente en: una primera
etapa denominada “Ablandamiento” donde se genera y promociona un clima de
malestar social con denuncias sobre corrupción, rumores y creación de matrices
de opinión recogidas por la prensa afín interna y externa. Una segunda etapa
“Deslegitimación” que consiste en acusar al gobierno de totalitarismo,
acusaciones sobre falta de libertad de expresión y vínculos con ideologías
totalitarias o que no dejan expresarse a la sociedad.
Una tercera etapa que Sharp signa como “Calentamiento de Calles” que
saca a parte de la población a la calle exigiendo soluciones a problemas de
seguridad, económicos y llamados a libertades políticas, generando paralización
de la vida cotidiana y ataques a instituciones públicas. Una cuarta etapa:
“Combinación de Formas de Lucha” con operaciones de guerra sicológica, toma y
ataque a instituciones gubernamentales emblemáticas, creación de opinión sobre
la supuesta ingobernabilidad del país. Finalmente, una quinta etapa denominada
“Fractura Institucional” donde el llamado es a la renuncia del mandatario,
llamado a intervención de fuerzas extranjeras, consolidación de un clima de
presión en las calles hacia una virtual guerra civil.
OBJETIVOS MAYORES
Para el analista Raul Zibechi las operaciones que se están viviendo en
Ucrania, en Siria y a la que sumamos Hong Kong están destinadas a atentar
contra lo que se ha denominado la Ruta de la Seda “considerada una de las vigas
maestras del nuevo orden mundial, ya que en los hechos la Organización de
Cooperación de Shangai –que involucra a China, Rusia y a la cual se sumará la
India, tras la petición de este país el pasado 11 de septiembre de sumarse a la
OCS- es un desafío al liderazgo estadounidense en una región donde la
superpotencia tiene cada vez menos influencia”.
A lo mencionado debemos adicionar el importante papel que están jugando
los países agrupados en el BRICS. Bloque de países que comprende a Brasil,
Rusia, India, China y Sudáfrica y que reúnen el 32% del territorio global y con
una representación demográfica del 43% del total mundial. Rusia y China se han
convertido en parte del nuevo orden internacional emergente, desarrollado en
torno a los países BRICS. Señala Zibechi que la nueva Ruta de la Seda, que une
dos centros industriales de envergadura: Chongqing en China con Duisburgo en
Alemania convirtiendo a China en el primer socio comercial de Alemania y dando
un gran varapalo a los intereses económicos y políticos de Washington en el
Viejo Continente “está generando un dislocamiento geopolítico de gran
trascendencia”. La Ruta de la Seda atraviesa en su periplo Kazajstán, Rusia y
Bielorrusia, evitando así el tránsito por zonas conflictivas al sur del Mar
Caspio.
A esa Ruta terrestre se une la idea de una ruta marítima, que rodeará
el Océano Índico, garantizando el intercambio entre China y Europa. Ambas
destinadas a ser las mayores rutas comerciales del mundo. Como apoyo a este
objetivo, China ha consolidado una red portuaria que incluye bases y estaciones
de observación en países como Sri Lanka, Bangladesh y Birmania e incluso
Paquistán, donde financió la construcción y operación de un puerto en la ciudad
de Gwadar y considerado el primer punto de apoyo al ingreso de China al área de
mayor producción de petróleo del mundo con un 66% del total de reservas
mundiales, donde circula el 30% del petróleo del mundo y el 80% del crudo que
recibe China.
Estados Unidos ante la realidad del cinturón económico trilateral entre
Rusia, China y Mongolia, donde además se proyecta un ferrocarril que llevará el
simbólico nombre de “Ruta de la Seda” ha comenzado ha tratado de intensificar
su presencia económica en Asia central –de allí su presencia multimillonaria y
militar en Afganistán pero, que no ha tenido los resultados esperados. Un Plan
norteamericano, que se dio a conocer el año 2011 y que pretende unir a ex territorios
de la ex Unión Soviética: Kirguistán, Uzbekistán, Turkmenistán, a la India y
Paquistán, nucleados en torno a Afganistán y que incluso fue denominado, con
escasa originalidad “Nueva Ruta de la Seda”. La pugna está lanzada y todos los
mecanismos en busca de socios, de mercados y de influencias regionales sirven
en este todo vale.
Esa región del Asia Central, posee escasa integración económica y donde
avanzan con ventajas, no las ideas estadounidenses, sino más bien las de Rusia
y China. En el caso de Moscú, con su proyecto de Unión Económica Euroasiática,
firmada en mayo del 2014 y que incluye a Kazajistán y Bielorrusia, donde otra
ex república soviética, como Kirguistán ha solicitado su adhesión a la cual se
sumaría Armenia. Unión que entrará en vigencia el 1 de enero del año 2015 y
contempla el libre flujo de capitales, trabajadores y mercancías, al interior
de esa unión y con una política común en áreas como energía, agricultura,
industria y transporte.
La alianza estratégica entre Rusia y China significa una clara
competencia a las pretensiones hegemónicas de la alianza Estados Unidos-Unión
Europea, ya sea en Medio Oriente, Eurasia y Asia Central pues se trabaja
fuertemente en una vertiente geopolítica y geoenergética que incluye la
construcción de un gasoducto para proveer gas ruso a China, como una manera de
asegurar el suministro energético para la industria y la población China.
Decisión que diversifica el mercado para la energía rusa, sometida a presiones
por parte de sus compradores europeos, en el marco el conflicto en Ucrania y
las sanciones impuestas a Moscú. A lo que sumamos el objetivo de enfrentar al
Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP)
La TPP es una zona de libre comercio que se extendería desde Asia hasta
Sudamérica y que comprende a Australia, Nueva Zelanda, Brunei, Malasia,
Singapur, Vietnam más los países de la Alianza del Pacifico: Perú, México,
Chile y Colombia. Con un población total de 800 millones de habitantes y un PIB
que alcanzaría el 40% del índice mundial. China considera que detrás de esta
TPP –por sus siglas en inglés– está la decisión de aislarla de su zona
geográfica inmediata e ir generando conflictos como ha sucedido con el caso de
las Islas Diaoyu, el rearme japonés y dificultades comerciales con Vietnam.
A lo mencionado se adiciona la preocupación en Washington, porque el
eje Moscú-Beijing, no sólo va en un camino de acercamiento económico, sino
también político internacional en materias como la condena a los ataques a
Siria, a Gaza e incluso han mostrado su apoyo a los acontecimientos que
permitieron la recuperación de Crimea, por parte de Rusia y la influencia que
este país debe ejercer en la solución a los problemas ucranianos. Los analistas
chinos amplificados por los medios de comunicación de ese país han dado a
conocer el interés de China por avanzar en sus relaciones políticas y
económicas con Oriente Medio, lo que, indudablemente es un área de
confrontación con occidente y de trabajo común con Rusia que tiene ambiciones
similares.
En la última década ese plan chino de reconstrucción de sus relaciones
con el mundo árabe, principalmente, denominado “marcha hacia el oeste” ha
significado un aumento notable del intercambio comercial entre China y la
región medioriental, que pasó de 30 mil millones de dólares a 250 mil millones
y se tiene previsto, al actual ritmo de crecimiento que en la primera década
ese flujo llegue a los 650 mil millones de dólares. Todo ello en le marco de la
consolidación de la “Ruta de la Seda” que pretende integrar las distintas zonas
geográficas de Asia en torno a medidas de intercambio y cooperación,
acompañadas de decisiones de inversión en infraestructura vial, ferroviaria,
portuaria y sobre política, donde la cercanía con Rusia es fundamental.
Indudablemente este plan de “marcha al oeste” ha despertado las alarmas
en Washington y toda medida que frene esta iniciativa ha sido tomada en las
mesas de análisis y decisión de la política-militar estadounidense. Hong Kong
en ese escenario, es un área de confrontación útil para Estados Unidos pues
distrae a Beijing de preocupaciones extramuros y genera un daño de credibilidad
en el respeto a los derechos humanos que suelen ser los argumentos esgrimidos
contra los enemigos de Washington, pero no con la actuación de sus
administraciones, que suele realizar a lo largo de sus intervenciones en el
mundo.
Lo descrito debe sumar el imán que los proyectos de unión entre Rusia y
China generan en el resto del continente asiático. Por ejemplo, l a petición de
incorporación de India y la participación activa de repúblicas como Kazajstán,
Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán con el objetivo fundamental, definida en la
carta fundacional de la OCS de garantizar la seguridad regional y combatir el
terrorismo, el separatismo y el extremismo, que son elementos muy presentes en
los conflictos internos de estos países, con claras ramificaciones e
influencias externas. Marco de acción que ha tenido expresiones de ejercicios
militares como fue el “Ejercicio Antiterrorista Internacional” que reunió a
fines del mes de agosto a 10 mil soldados de distintas unidades militares y
aéreas de China, Rusia, Kazajistán, Kirguizistán y Tayikistán.
Como también los primeros ejercicios navales conjuntos entre China e
Irán en el Golfo Pérsico, donde a fines de septiembre participaron buques de la
Armada china destinados a la protección de la navegación en el Golfo de Adén,
teniendo en cuenta que China es hoy el primer comprador de crudo saudí y en sus
objetivos estratégicos no permitirá que las rutas que lo abastecen del oro
negro sean obstruidas. Las alianzas y pasos de acercamiento múltiples tuvieron
su expresión también con la India. La Agencia de Noticias Xinhua señaló, en una
nota informativa, publicada el pasado 19 de septiembre que la visita del
premier chino Xi Jinping a su homólogo indio Narendra Modi a la India consolida
los pasos destinados a diseñar un nuevo orden mundial.
Los acuerdos firmados entre estos dos gigantes económicos y
demográficos abarcan una docena de convenios en el plano de inversiones,
comercio y energía nuclear y definidos como parte del “proceso histórico de
revitalización nacional en ambas naciones emergentes” decisiones que van más
allá de afinidades ideológicas – que no las poseen – y se afirman estrechamente
en objetivos geopolítico que enfrentan necesidades, visiones y hasta
adversarios comunes.
En una interesante nota publicada en Rusia Today, este medio ruso
señalaba que Inglaterra estaba viendo con inquietud, desde el punto de vista
occidental la posible adhesión de nuevos países a la OCS pues asusta la
perspectiva de una especie de OTAN liderada por China… Moscú y Beijing pueden
tener dudas sobre la importancia que ambos países debe prestar a la
Organización de Shanghái. Sin embargo, ya en su forma actual, el grupo permite
extender la influencia de Pekín a cada vez más nuevos territorios” Según los
británicos, es una herramienta con la que Pekín "lentamente, de una manera
desordenada y sin ningún objetivo evidente a la vista" está construyendo
una nueva orden mundial.
Esta visión se ve refrendada por lo que los propios medios chinos dan a
conocer, que explicitan este cambio de paradigma de una China dormida (ese
Dragón metafóricamente en hibernación) con esta nueva China que sale al mundo
en plenitud. La cadena estatal china CCTV difundió una entrevista con uno de
los generales del Ejército del país, Sun Siqin: en ella, este militar explicaba
el por qué del aumento de los gastos militares del país. "China siempre
fue un país pacífico y lo es hasta hoy en día por hoy tenemos algo que defender
ya que nuestras empresas están muy presentes en los mercados globales. Tenemos
que proteger nuestros intereses marítimos, sobre todo cuando somos capaces de
hacerlo y la cooperación con los países del mundo para asegurar el acceso y la
seguridad en los océanos es una obligación directa para China. Ciertos países
de Occidente a menudo tratan de crear coaliciones para desafiarnos. Las
cuestiones de Taiwán, las islas Diaoyu, el mar de China Meridional son todas importantes
para la integridad. ¿Qué quieren que hagamos?", se preguntó el militar
chino.
Los políticos chinos saben qué hacer y contestar a occidente y así lo
señalo el Ministro de Asuntos Exteriores de ese país, Wang Yi, al señalar que
“Los asuntos de Hong Kong son asuntos internos de China, y todos los países
deberían respetar la soberanía de China. Creo que, en cualquier país, en
cualquier sociedad, nadie permitiría esos actos ilegales que violan el orden
público. Esa es la situación en Estados Unidos, y es la misma situación que hay
en Hong Kong” concluyó Wang, quizás recordando con ello los acontecimientos y
disturbios sociales en la ciudad estadounidense de Ferguson, donde no se
escuchó a país alguno solicitar “moderación” a las fuerzas policiales estadounidense
para reprimir las manifestaciones de la mayoría negra en esa localidad. O
moderación frente a las intervenciones en Siria, Libia, Irak o en cualquier
lugar donde las fuerzas norteamericanas se hacen presente.
Kerry fue más allá en esta petición al sostener que su país apoya el
reclamo de los manifestantes hongkoneses que piden elecciones libres el año
2017 “como sabe China, sostuvo Kerry, apoyamos el sufragio universal en Hong
Kong de acuerdo con la Ley Básica, y creemos que una sociedad abierta con el
nivel más alto posible de autonomía y gobernado por la ley es esencial para la
estabilidad y prosperidad de Hong Kong”. Palabras que despertaron la
indignación China y la réplica del Ministro Wang Yi para quien el respeto a la
soberanía China en el trato de sus asuntos internos “es también un principio
básico que gobierna las relaciones internacionales” afirmación dada a conocer
en su exposición de la posición China frente a los hechos en Hong Kong durante
una reunión con el Secretario de Estado norteamericano John Kerry en una
conferencia de prensa conjunta en la Casa Blanca.
Al cierre de este análisis, el
centro financiero de Hong Kong seguía bloqueado por los manifestantes agrupados
en Occupy Central y estudiantes universitarios y secundarios, que exigen al
gobierno central de Beijing la celebración de elecciones el año 2017 sin un
listado previo aprobado por las autoridades chinas. Petición que difícilmente
será concedida por las autoridades del PCCH que no ven con buenos ojos el
desarrollo de programas políticos y elección de candidatos fuera de los marcos
establecidos al efecto. Sobre todo cuando ya las acusaciones respecto a la
injerencia de potencias occidentales en el movimiento se han dado a conocer,
acusando a agencias, y organizaciones, principalmente norteamericanas,
destinadas a provocar movimientos desestabilizadores en una región
Administrativa China de características particulares.
Para los manifestantes hongkoneses, los paraguas representan un símbolo
de protección ante el gas pimienta, las bombas lacrimógenas y los carros
lanzaguas. Para las autoridades chinas es sólo una muestra más de los montajes
que suelen hacerse desde fuerzas hostiles a China, utilizando para ello
herramientas simbólicas, similares a los tulipanes, las primaveras, las
revoluciones de colores y otras denominaciones que esconden simplemente, la
pugna hegemónica por objetivos más allá de una elección el año 2017 bajo los
parámetros de la democracia representativa occidental. La mesa está servida en
la pugna entre las grandes potencias y contra ello los paraguas suelen ser
volteados por el viento.
Por qué
#OccupyCentral ha usado la no violencia como estrategia
Escrito por:
Michael
Shank, PhD. es profesor asociado de Asuntos Legislativos en el Comité de Amigos
de la Legislación Nacional y adjunto en la Escuela Universitaria George Mason
para el Análisis y Resolución de Conflictos. Jamila Raaqib es directora
ejecutiva de la Institución Albert Einstein, una organización sin ánimo de
lucro fundada por el doctor Gene Sharp en 1983 para avanzar en el estudio y uso
de la no violencia en conflictos alrededor del mundo. Este contribución se
publicó originalmente en 'U.S News and World Report' en marzo de 2014.
http://www.huffingtonpost.es/michael-shank/por-que-occupy-central-ha_b_5914274.html?utm_hp_ref=spain
#UmbrellaRevolution en Twitter, veréis los símbolos
y artículos de la revolución de color de los paraguas
Ocupar
central con el Amor y la Paz
Ocupación (protesta)
Movimiento
15-M
Movimiento
15-M
Occupy Wall Street
Podemos (partido político)
Movimiento
YoSoy132
"Occupy
Wall Street" y el "American Autumn": ¿Es una "revolución de
color"? y artículos relacionados con las revoluciones de color en el
mundo, como del 15-M
Gene Sharp y
el #YoSoy132 (o de cómo llevar la protesta social al fracaso) y artículos
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