domingo, 4 de marzo de 2012

Fascismo

Andreu Nin
                           Las dictaduras de nuestro tiempo
Libro editado por editorial Fontamara, en 1.977
 Escrito en 1.930  durante la dictadura fascista en Italia de Mussolini, que tomó el poder en octubre de  1.922.
                                                                    III
                                                     ¿Que es el fascismo?
Al tratar del fascismo, lo primero que se impone es precisar la significación del vocablo. Con frecuencia, es erróneamente considerado como fascista todo gobierno burgués que prescinde como tal, de las instituciones democráticas y se distingue por su política represiva. Si esta apreciación fuese justa que considerar como fascistas, por ejemplo el zarismo ruso, la dictadura de Porfirio Díaz en Méjico antes de la guerra, la dictadura que reina en Yugoslavia o la primo de Rivera, que acaba de hundirse tan poco gloriosamente en España. Ea evidente que la aplicación de métodos dictatoriales y represivos no constituye el único rasgo característico del fascismo.
 Las causas fundamentales son:
1º El desencanto producido por los resultados de la guerra.
2º La inconsistentes de las relaciones capitalistas y la necesidad de consolidarlas por medios dictatoriales
3º La amenaza o el fracaso de la revolución proletaria
4º La existencia de un gran número de elementos sociales desclasados.
5º El descontento y la desilusión de la pequeña burguesía.
Los rasgos característicos del movimiento fascista son:
1º El propósito decidido de consolidar el predominio del gran capital.
2º El abandono y menosprecio de las instituciones democráticas y su sustitución por métodos netamente dictatoriales
3º La represión encarnizada contra el proletariado (destrucción de las organizaciones obreras, medidas de extrema violencia, sin detenerse ante la destrucción física, contra los militantes obreros, supresión de las mejores conquistas para la clase trabajadora, establecimiento de un régimen de esclavitud en las fábricas, etc.)
4º La utilización, como base del movimiento, de la pequeña burguesía urbana y rural y de los elementos desclasados (especialmente de los ex oficiales del Ejercito regresados del frente)
  Una política exterior de expansión imperialista.
Este análisis esquemático, del estudio de la experiencia del movimiento fascista no sólo en Italia, sino también en Alemania, Polonia, Austria, Checoslovaquia, etc.
                                                                          IV
                                                     Origen del fascismo italiano
Una ojeada a la situación económica italiana…… este resumen lo hago yo, la estructura económica de Italia es como de España, predominantemente agrícola  y estaba desarrollada la industria ligera, eran países periféricos y es muy dependiente de la burguesía de países  centros o desarrollados o industriales y de la burguesía financiera.
En el contexto histórico, el partido socialista italiano, que ejercía una inmensa influencia sobre la clase obrera, había adoptado, contrariamente a los demás partidos de la II Internacional, una actitud de oposición a la guerra. Aunque esta actitud no fuera bastante consecuente desde el punto de vista del marxismo revolucionario, puesto que no llegaba a la conclusión lógica de la transformación de la guerra imperialista en guerra civil,  constituía un serio obstáculo para los designios de los intervencionistas.
Los capitalistas y los terratenientes de Italia, esperaba provecho de la neutralidad, Alemania y Francia, que había fijado su atención en la joven industria italiana,  la burguesía industria y financiera de Alemania, compró periódicos,  subvencionó a hombres políticos, manifestó una súbita ternura por los pobres pueblos oprimidos y arrebatados por Austria a la Italia irredenta, señaló los beneficios que el país italiano obtendría de su intervención en la guerra.
Era relativamente fácil vencer la resistencia de los agentes alemanes y americanos y la de los grandes terratenientes. Lo era mucho menos vencer los medios obreros. E l imperialismo aliado lo halló en la persona de Benito Mussolini, uno  de los caudillo influyentes del partido socialista, en el que había destacado por su furiosa demagogia y que, en aquellos días, era director del Avanti. Mussolini se pronunció decididamente por la intervención y consiguió atraerse un cierto número de militantes socialistas y sindicalistas. El partido le expulsó de sus filas. Con dinero facilitado por el Gobierno francés, Mussolini fundó Il Popolo d” Italia (que en sus inicios llevaba todavía el subtítulo de “Diario socialista”) , emprendió una campaña de gran energía contra la neutralidad y empezó a crear partidarios de la intervención y que fueron la base del movimiento fascista.
Con ayuda de sus agentes, de los sectores de la burguesía italiana interesados en la guerra y de los lugartenientes del capitalismo en el movimiento obrero, la ^Entente^ obtuvo la victoria. El Gobierno presidido por Giolitti que se hallaba en manos de la industria ligera y de los grandes terratenientes, se vio obligado a dimitir, y el 23 de mayo de 1.915 Italia declaraba la guerra a Austria-Hungría.
                                                                        V
                                                 Evolución del fascismo italiano
El  fascismo no podía presentarse de golpe, claro está, formalmente, como un movimiento anti proletario. Para disimular su verdadero carácter, atraerse a la clase obrera y a los elementos de la pequeña burguesía sojuzgados por gran capital, durante los primeros años de su existencia practica una agitación y una propaganda impúdicamente demagógicas. El fascismo de la primera época se declara anticapitalista y adversario del marxismo y del bolchevismo, únicamente por el espíritu internacionalista de estas doctrinas. Es más: durante los años 1.919 y 1.920, que señalan el apogeo del movimiento revolucionario, los fascistas no dejan pasar ninguna acción obrera, huelgas, boicots o desórdenes motivados por la carestía de las subsistencias o la ocupación de fábricas y de las tierras, sin manifestar su aprobación. Incluso en algunos momentos se esfuerzan es demostrar a los obreros que son más decididos y están dispuesta a ir más lejos que los socialistas.
Pero a pesar de la agitación demagógica, los progresos del fascismo entre de la clase obrera son tan insignificantes que, a principios de 1.920, Cesare Rossi se ve obligado a confesar en Il Popolo d”Italia el prestigio del partido socialista en las masas obreras y la inutilidad de continuar los esfuerzos para conquistarlas ^Las masas, dice, no quieren beber más agua que la de la cisterna del marxismo^.
Puede decirse que durante la guerra, la influencia del fascismo es nula, no sólo entre los obreros, sino también entre otros elementos de la sociedad italiana que veían que la guerra costaba sacrificios enormes y no llegaban las prometidas victorias.
Al terminar las hostilidades, Italia se sintió decepcionada y defraudada por los misérrimos resultados conseguidos a causa de la intervención, y las circunstancias no fueron  para el fascismo más favorables. Por otra parte, era muy crítica la situación económica del país. La primera causa de la crisis estriba en la dificultad de adaptar la industria de guerra, cuyo desarrollo se había iniciado después de  1.915, a las necesidades de la paz. Otra circunstancia agravó la crisis: los industriales textiles, que habían colocado una parte de sus capitales en la industria  mencionada, se apresuraron a retirarlos,  previendo lo que había de acontecer.
La quiebra de grandes organizaciones industriales industriales, tales como la Ânsalto^ y de la ^Banca di Sconto^, provocó la de muchos otros establecimientos importantes. La agricultura se vio también empujada a la crisis. Aumentaron paralelamente al paro forzoso y el encarecimiento de los artículos de primera necesidad, como consecuencia de un especulación desenfrenada y de la inflación monetaria.
El movimiento revolucionario se extendía por toda Italia, y la pujanza de las organizaciones sindicales y del partido el tercio de todos los sufragios, se hizo formidable. Los partidos que se habían pronunciado a favor de la guerra perdieron todo crédito. La burguesía, arrastrada por el pánico, esperaba angustiosa su última hora. Estas circunstancia eran las menos propias para fomentar los progresos del fascismo. Mussolini contaba con núcleos poco importantes, constituidos, principalmente por elementos desclasados y ex oficiales del Ejército. Al emprender en 1.919 la reorganización de los fascios, elaboró un programa destinado a conquistar las masas de la pequeña burguesía, que más tarde constituirán la base del movimiento y le darán el triunfo. El programa aludido, de un acendrado carácter demagógico, ofrece un vivo interés. He aquí sus puntos principales:
1º Extensión del sufragio universal a las mujeres.
2º Sistema proporcional.
3º Supresión del Senado.
4º Convocatoria de una asamblea constituyente llamada a resolver la cuestión de la forma de gobierno. (El fascismo tuvo un carácter republicano casi hasta el momento del golpe de Estado de 1.922 ^^! La guerra o la republica!^^, calmaba Mussolini durante su campaña intervencionista.)
Observaciones mías, el mismo dilema que tuvo el P.C.E .en España, cuando  se dio el golpe militar con Franco, Queipo de Llano, se declaraba que era republicano e incluso en los primeros momentos. El único partido que planteó otro dilema, fue el P.O.U.M. ^! La guerra o la revolución socialista!^
5º Supresión del ejército permanente y creación de una milicia popular.
  Salario obligatorio para los casos de paro forzoso y de enfermedad
7º Participación de los obreros en los beneficios.
8º Admisión de la huelga en la medida que ^ no resulte nociva para la producción nacional^
9º Supresión de las funciones económicas del Estado.
10º Confiscación de los beneficios de guerra y de las propiedades de la Iglesia
11º Cesión de la tierra ^al que la trabaja^
12º Nacionalización de las fábricas de armas, etc., etc.
Este programa ostentaba el sello inconfundible de las aspiraciones y de la psicología de los elementos sociales sacrificios, no podían comprender que, después de la victoria, existiese un estado de espíritu propio de la derrota, y eran adversarios del capitalismo, que los sometía a su yugo, y de los socialistas, cuya posición internacionalista y antibélica no podían compartir. El programa había sido elaborado con extraordinario sentido político. La finalidad era dar una respuesta a las aspiraciones de las grandes masas de la pequeña burguesía, que vacilaban entre la gran burguesía y el proletariado, y presentarse como el intérprete de los intereses y de los anhelos de todo el pueblo. La política del partido socialista, orientada exclusivamente hacia los intereses del proletariado industrial y profundamente errónea en el campo, donde no tenia en cuenta la particular psicología de los elementos agrícolas constituía el mejor auxilio de los fascistas.
Sin embargo, mientras el movimiento revolucionario seguía avanzando impetuosamente, los progresos del fascismo eran poco considerables. La ola revolucionaria alcanza su mayor altura el mes de septiembre de 1.920, con la ocupación de las fábricas. En aquel momento concurrían todas las condiciones objetivas para la toma del poder por el proletariado; pero los directivos del partido socialista y de la Confederación General del Trabajo, por motivos que no podemos examinar aquí, en lugar de derivar el movimiento hacia su lógica consecuencia, que era el ataque decisivo contra su lógica consecuencia, que era el ataque decisivo contra el Estado burgués, efectuaron una retirada ignominiosa. El reformismo demostró, una vez más que es el mejor auxiliar de la burguesía. Los obreros, decepcionados, se metieron en casa. La revolución fue estrangulada y  el fascismo halló, por fin, el terreno abonado para su expansión.
La magnifica ocasión que se había presentado al proletariado italiano para conquistar el poder no fue aprovechada. La clase obrera fue vencida sin entablar el combate decisivo. Desde aquel momento quedaba trazado su destino: la contraofensiva burguesa y la subsiguiente victoria del fascismo eran inevitable. Al discutirse en julio de 1.923 la nueva ley electoral, Mussolini podía decir, con razón, dirigiéndose a los caudillos reformistas: ^^ No supisteis aprovecharos de una situación revolucionaria de esas que no se repiten en la historia; soportad ahora las consecuencias. ^^
La  contraofensiva burguesa se desarrolló en dos sentidos: en el del ataque a las mejoras conseguidas por los obreros redujeron los salarios despidieron a los obreros más conscientes, o que se habían distinguido por su actitud revolucionarias, subvencionaron munificamente las organizaciones fascistas, les suministraron armas y les procuraron las adhesiones de millares de oficiales del ejercito, hijos de burgueses o de grandes terratenientes. Con la ayuda material de la burguesía, la complicidad del Gobierno, que hacia la vista gorda ante el armamento de los fascistas, y las condiciones subjetivas creadas por la derrota proletaria y los errores tácticos de los socialistas, el fascismo tuvo la posibilidad de fortalecer sus organizaciones y de emprender una ofensiva rápida y furiosa contra el movimiento revolucionario.
No nos detendremos en describir las etapas de la acción fascista- señaladas por actos, sistemáticamente organizados, de una crueldad y una violencia inauditas-  hasta el golpe de Estado de 1.922. Consignemos únicamente, para demostrar los progresos fulminantes del movimiento, que el fascismo, que en el momento en que celebraba su primer con 56 organizaciones y 17.000 asociados, el mes de diciembre de 1.920 tenía, respectivamente, 800, y más de 100.000 y a mediados de 1.922 el número de sus adheridos pasaba de 300.000.
Seria grave error suponer que el éxito del fascismo se debía de modo exclusivo a la violencia sistemática y organizada, sostenida directamente por la burguesía e indirectamente por el Gobierno. Este error fue compartido por los socialistas italianos, que consideraron a los fascistas simplemente como bandidos, lo que trajo como consecuencia una táctica profundamente errónea. Tal como preconizaban los comunistas, era preciso luchar contra los fascistas, organizando la resistencia armada; pero era preciso al mismo tiempo y usando una táctica hábil evitar que conquistasen ideológicamente considerables sectores de la población, que hasta entonces habían simpatizado con el socialismo o habían mantenido frente a él una actitud neutral. La violencia no es eficaz más que cuando se apoya en un movimiento de multitudes y responde a condiciones históricas favorables. Que el fascismo era un movimiento de multitudes- hoy casi ha dejado de serlo en gran parte- es un hecho que se olvida con frecuencia y que induce a fundamentales errores de apreciación. Este es el rasgo característico que lo distingue de dictaduras de otro tipo, que erróneamente suelen calificar de fascistas.
Si no fuese así no existiera razón ninguna para que el fascismo, en lugar de triunfar en 1.922, no hubiese triunfado antes de la ocupación de las fábricas.
De estas causas la más importante fue, ¿es preciso decirlo?, la retirada del proletariado en el momento más favorable para adueñarse del poder. La clase obrera no fue a engrosar las filas del fascismo, pero había perdido la confianza en sí misma y , con ella, la capacidad de resistencia y el espíritu combativo. La huelga general del 30 de julio de 1.922, mal organizada, conscientemente saboteada por los dirigentes reformistas de Confederación General del Trabajo, fue la última chispa del fuego que abrasó al proletariado de Italia durante aquellos años.
En estas circunstancias no le fue difícil al fascismo ganar para su causa las grandes masas de la pequeña burguesía rural y ciudadana. Como ya sabemos, la pequeña burguesía vacila siempre entre el capitalismo y el proletariado. La crisis económica de la postguerra le creó una situación más desesperada todavía, a consecuencia de su mala organización, que la los obreros, ya que éstos tenían una capacidad de resistencia mucho más considerable.
Los pequeños burgueses, que hasta entonces habían hallado, una posición más o menos confortable con el régimen capitalista, perdieron la confianza en la burguesía y la depositaron en el socialismo, con la esperanza de que obtendrían de este último lo que antes confiaron obtener de la guerra o de los partidos burgueses. El partido socialista podía justificar estas esperanzas y satisfacer las aspiraciones de la pequeña burguesía emprendiendo sin vacilar la lucha contra el Estado capitalista y derribándolo.
Pero en lugar de llevar al proletariado y con él a todas las clases que sufrían las consecuencias del yugo capitalista hasta la victoria, el partido socialista las condujo a la derrota. La pequeña burguesía, inconsistente, como de costumbre vaciló, y el fascismo supo aprovecharse, presentándose ante aquellas masas como el representante de los intereses de toda la nación, de todos el pueblo; les prometió un nuevo Estado, una ^^Gran Italia^^; les sedujo con las perspectivas de un reparto de cargos lucrativos que el partido socialista ya no les podía proporcionar; les deslumbró con un hombre nuevo, salvador del país, y logró convertirlas en instrumento de la  contrarrevolución, en carne de cañón al servicio de la burguesía. Ya hemos visto en otro lugar de este libro la habilidad desplegada por Mussolini para crearse esta base firme del triunfo.
Estas fueron las circunstancias más señaladas que favorecieron el desarrollo del fascismo y su conquista del poder el mes de octubre de 1.922.
                                                                     VI
                                                  El fascismo en el poder
Conquistado el poder, no tardó el fascismo en manifestar su verdadero carácter. No había venido ciertamente a luchar contra el gran capitalismo-como imaginaban, ingenuas, las masas de la pequeña burguesía-, sino a defenderlo por encima de todos. Nada quedaba en pie de la propaganda demagógica de la primera época. No fue suprimido el ejército  permanente, y el mecanismo de represión del Estado fue reforzar con la creación de la milicia fascista y el aumento monstruoso de las fuerzas de policía; en lugar de la confiscación de los beneficios de guerra, se concedieron fabulosas subvenciones a empresas tales como la ^^Ansaldo^^, que había quebrado, como ya sabemos; las cargas fiscales, en forma de impuestos directos e indirectos, cayeron sobre los obreros y los campesinos pobres; se redujeron los salarios, las pensiones a los funcionarios y a los inválidos de la guerra; fue abolida la ley de alquileres, que ponía freno a la codicia de los propietarios; aumento el paro forzoso, etc., etc.
El rasgo característico fundamental del fascismo es el desprecio absoluto de la democracia*
*Al presentarse por primera vez ante el Parlamento, el 16 de noviembre de 1.922, Mussolini empezaba su discurso en los siguientes términos: ^^El acto que cumplo hoy en esta Cámara es un acto de diferenciar ante vosotros y por el cual no os pido manifestación alguna de  gratitud…^^^Y el 27 del mismo mes, al contestar los discursos pronunciados con motivo de la declaración ministerial añadía: ^^ ¿Quién me impedía cerrar el parlamento? ¿Quién podía resistírseme, quien podía resistir un movimiento que no es de 300.000 boletines electorales, sino de 300.000 fusiles? Nadie. ^^

No hay comentarios:

Publicar un comentario