sábado, 25 de agosto de 2012

El golpe dirigido por Washington Por: Eva Golinger


Cómo utilizan los estudiantes y jóvenes para derrocar gobiernos que no favorecen los interéses imperiales
El golpe dirigido por Washington
Por: Eva Golinger | Lunes, 09/02/2009 04:19 PM
Llámalo una revolución de cólores, un golpe suave, un coup d’etat o simplemente un cambio de régimen, sea lo que sea, no existe duda ninguna que detrás de está estrategia mal llamada la “no violencia” o la “exportación de la democracia” están los nefastos intereses de Washington. Fue en el año 1983 que éste concepto fue creado que luego ha instalado gobiernos subordinados al poder imperial desde Sur América al Caucaso a Asia. A través de la creación de una seria de “fundaciones” quasi-privadas, como el Instituto Albert Einstein (AEI), la National Endowment for Democracy (NED), el Instituto Republicano Internacional (IRI), el Instituto Demócrata Nacional (NDI) y Freedom House, entre otras, el gobierno de Estados Unidos comenzaba a filtrar fianciamiento y asesoría estratégica a partidos políticas y organizaciones sociales que promovían su agenda en países con gobiernos no alineados con los intereses estratégicos de Washington.



Fue justo en ese año 1983 que dos de éstas fundaciones nacieron, cada una con una agenda y una misión programada. La National Endowment for Democracy (NED) fue creada por una ley del Congreso de Estados Unidos que la establecía como una entidad dedicada a “promover la democracia por el mundo”. Y a pesar de clasificar la fundación como “privada”, sus tareas y su financiamiento se mantienían bajo el control y la supervisión del Departamento de Estado. La NED nació después de varios años de contemplación por parte de un equipo formador, el American Política Foundation (APF), compuesto por miembros de los partidos republicano y demócrata, que buscaba una forma de ejecutar las muy criticadas actividades clandestinas de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en la sociedad civil. Tal cual como admitió uno de ls fundadores de la NED, Allen Weinstein, al periódico New York Times, “…lo que hace la NED hoy en día fue hecho de manera clandestina hace 25 años por la CIA”. Y este sentimiento ha sido ratificado por directores de otras fundaciones que operan dentro de está misma estrategia, como Freedom House, cuyo director para Ucrania declaró en el 2005 que “…En los años 50, 60 y 70 esta tipa de actividad fue manejada por la CIA de modo escondido. Daba la impresión de que los servicios de inteligencia estadounidenses corrompían las organizaciones y los partidos políticos de los países. Esto hacia ver a los movimientos locales como unos instrumentos de la CIA. Entonces, fue decidido que Estados Unidos haria este tipo de actividad de manera pública. Y eso es lo que hacemos con nuestras fundaciones.”



La otra fundación creada en el año 1983 es el Instituto Albert Einstein, creada por Gene Sharp. Este instituto se presenta como un lugar de formación en las técnicas de “lucha no violenta”, y aunque utilizan como símbolos los grandes luchadores pácificos de la izquierda, como Ghandi y Martin Luther King Jr., su misión verdadera es elaborar y enseñar teorías y estrategias para derrocar gobiernos con tendencia comunista o socialista. Sus teorías y talleres de formación han sido empleados por diferentes movimientos anti-comunistas y anti-socialistas en países del antiguo Unión Soviética, y otros en Taiwán, Chile, Indonesia y Venezuela, para nombrar algunos. También sus lineamientos son enseñados y utilizados en la formación de equipos élites de las fuerzas armadas en Estados Unidos y Europa para promover lo que llaman “defensa realizada por civiles”, una teoría que elaboraron para impedir una invasión rusa en otros países europeos.



La NED sirve como ente financiera y ayuda con la elaboración de estrategias políticas que buscan consolidar movimientos y coaliciones de opositores a gobiernos no subordinados a los intereses de Washington; mientras que el Instituto Albert Einstein se enfoca en la formación y el entrenamiento de movimientos de jóvenes y estudiantes en las técnicas necesarias para lograr un cambio de régimen en un periodo corto. Además de éstas dos entidades, también hay otras dos que funcionan para crear, asesor y fortalecer partidos políticos que promueven la agenda de Washington: el Instituto Republicano Internacional (IRI) y el Instituto Demócrata Nacional (NDI), creados en el año 1984 para filtrar el financiamiento desde la NED hacia los partidos locales en países de interés estratégico. Y está Freedom House, fundada por el gobierno de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial para “promover la libertad” en países europeos y luego para luchar contra la expansión del comunismo. Freedom House siempre ha tenido un enfoque principal en el uso de los medios de comunicación y la propaganda para promover su agenda. Ha sido financista y promotor de los voceros propagandístas de Washington en el mundo, como Radio Free Europe/Radio Liberty, la Voz de América y Radio y TV Martí. En los años 80, Freedom House estuvo involucrada en la guerra psicológica que desarrollaba Washington y sus aliados en Centroamérica contra la influencia comunista. Hasta el año 2005, su presidente era James Woolsey, antiguo director de la CIA. Hoy en día, el presidente de Freedom House es Peter Ackerman, quien fue alumno y empleado de Gene Sharp en el Instituto Albert Einstein y quien también es fundador del Centro Internacional para el Conflicto No Violento, entidad que hoy en día trabaja con la formación en las técnicas de golpe suave para jóvenes y estudiantes en países no alineados con Washington.



Hay una entidad más que hay que mencionar antes de demostrar como esta red de instituciones ejecuta su misión principal: la Agencia Internacional del Desarrollo de Estados Unidos (USAID). Creada en el año 1962 bajo la administración de John F. Kennedy, la USAID es el gran brazo financiero del Departamento de Estado en el exterior. Hoy en día funciona como parte del eje de seguridad y defensa de Washington. El Pentágono se encarga de lo militar, el Departamento de Estado de lo diplomático y la USAID de las poblaciones civiles. La USAID sirve para promover los intereses económicos y estratégicos de Estados Unidos en casi todo el planeta. Sus departamentos dedicados a transición, reconstrucción, gerencia de conflictos, desarrollo económico, gobernabilidad y democracia son los principales viaductos a través de los cuales filtran los miles de millones de dólares que desde Washington envían a los partidos políticos, ONGs, movimientos estudiantiles y sociales que promueven sus intereses en el mundo. En cualquier país donde ha habido un golpe de estado, una revolución de colores o un cambio de régimen favorable a los intereses de Estados Unidos se encuentra la USAID y su lluvia de dólares.



Por cierto, todas las entidades anteriormente mencionadas están presentes actualmente en Venezuela y Bolivia, donde desde hace ya varios años han venido financiando y asesorando proyectos y grupos con el objetivo de derrocar los gobiernos de Hugo Chávez y Evo Morales.

Entonces, ya que sabemos quienes están detrás de la estrategia del golpe suave o una revolución de colores, ahora es necesario analizar como funciona y como se detecta que este plan está siendo ejecutado en su país.



¿Cómo funciona una revolución de colores?

Vemos brevemente los casos de Serbia (antes Yugoslavia), Ucrania, Georgia y Kirgistán, donde en los últimos años se han tomado lugar estas revoluciones de colores. ¿Cuáles son las cosas en común de estos países? En primer lugar, recursos naturales y estratégicos. Gas, petróleo, gaseoductos, olioductos, bases militares, fronteras estratégicas – todos estos son factores presentes en estos países. Serbia, donde tomó lugar el derrocamiento del gobierno de Slobodan Milosevic en 2001, tiene gas natural y petróleo; Georgia, donde hubo la revolución rosa en 2003, comparte bases militares con Rusia y Estados Unidos y está en la vía de los gaseoductos y olioductos más importantes del Medio Oriente hacia el mundo Occidental; Ucrania, donde hubo la revolución naranja en 2004 está ubicada estratégicamente entre los productores más grande de energía en Rusia y la región del Mar Caspian, y los consumidores en Eurasia; y Kirgistán tiene una frontera estratégica con China, bases militares de Rusia y Estados Unidos y también está ubicada en la vía de estos importantes gaseoductos que Washington y sus empresas del Complejo Militar Industrial quisieran controlar.

A parte de los intereses estratégicos está la ideología. Son movimientos principalmente anti-comunistas, anti-socialistas, pro-capitalistas y pro-imperialistas. Entonces, donde hay un gobierno con tendencia socialista y anti-imperialista en un país con recursos estratégicas y naturales, habrá un plan de golpe suave para derrocarlo.

En todos estos países donde se ha ejecutado está estrategia, los movimientos o grupos que la ha dirigido emplean las mismas recetas. Involucran a estudiantes y jóvenes en las acciones para dar una cara fresca a su movimiento y también para hacer el trabajo de las fuerzas de seguridad más difícil (a la hora de arrestar un niño de 14 años por una acción ilegal de calle, el estado parece el ente represor) y realizan un proceso de marketing para diseñar un logo del movimiento, un slogan y/o un color (en Serbia fue el puño cerrado en blanco con negro del OTPOR, en Ucrania, el mismo logo pero con el color naranja, en Georgia, también el mismo puño pero con rosa, en Kirgistán, rosada, y en Venezuela, en lugar del puño de OTPOR utilizan la mano blanca con fondo negro). Siempre se planifican las acciones acerca de un proceso electoral en el país, donde preparan una red de observadores, una organización electoral paralelo (Súmate, en Venezuela) y unas operaciones psicológicas para preparar un escenario de fraude y el rechazo a los resultados en caso de perder ellos. Siempre utilizan el mismo material de formación de Gene Sharp y el Instituto Albert Einstein, y siempre reciben fondos y asesoría estratégica y política de las agencias de Washington, como la USAID, la NED, el IRI, el NDI y Freedom House.

¿Cuál es su objetivo principal?

La estrategia consiste en un intento de debilitar y desorganizar los pilares del poder (el estado y las fuerzas laborales) y neutralizar las fuerzas de seguridad, siempre en el contexto de un proceso electoral. Según el Coronel (Ejército EEUU) Robert Helvey del Instituto Albert Einstein, su objetivo no se trata de destruir las fuerzas armadas y cuerpos policiales, sino convertirlos – convencerlos de dejar el gobierno actual y hacerles entender que hay lugar para ellos en el gobierno de mañana. Utilizan los jóvenes para intentar debilitar el ánimo de las fuerzas de seguridad y cambiar su sumisión al régimen. Realizan contactos con los militares para intentar negociar, ejecutando operaciones psicológicas en su contra. Según Srdja Popovic, uno de los fundadores de OTPOR en Serbia, el Coronel Helvey les enseñó “…como seleccionar personas dentro del sistema como policías y mandarles constantemente el mensaje que todos somos víctimas, tanto ellos como nosotros, porque no es el trabajo de la policía arrestar un niño de 13 años, por ejemplo…” También, Popovic explica que el Coronel Helvey les enseñó como crear su organización y hacer de su movimiento “una verdadera marca”, además de como elegir un símbolo que sirve como la herramienta de comunicación con el público (como la mano o puño blanco), como difundir mensajes, reclutar gente, realizar manifestaciones públicas y lo más importante de todo, como encontrar dinero.

Entonces, la estrategia está dirigida hacia las fuerzas armadas, la policía, los funcionarios públicos y el público en general, a través de una guerra psicológica y una presencia en la calle que da la impresión de un inminente estallido social. Y todo eso, ejecutado aparentamente por jóvenes y estudiantes.

Venezuela

Desde el fracaso de las políticas neoliberales en Venezuela de la época de Carlos Andrés Pérez en el año 1992 y la insurrección militar del 4 de febrero de ese año, liderado por el ahora presidente Hugo Chávez, Washington ha contemplado como utilizar entidades como la NED y la USAID en el país para promover su agenda política y económica. Pero realmente fue en el año 2000, luego del primer año del Presidente Chávez en el poder, que la NED comenzó a financiar grupos y partidos políticos que comenzaban a constituirse como un movimiento opositor al gobierno nacional. Estos partidos y organizaciones de la llamada sociedad civil recibieron millones de dólares de la NED y sus institutos claves, el IRI y el NDI, en esos primeros años que luego fueron direccionados hacia el golpe de estado de abril 2002. Cuando esa acción no funcionó para derrocar al Presidente Chávez definitivamente, Washington reorientó su estrategia y llegó la USAID en junio de 2002, instalando lo que llaman una Oficina de Iniciativas hacia una Transición (OTI, por sus siglas en inglés). A través de esa oficina, reforzaron el financiamiento de los partidos políticos, como Acción Democrática, COPEI, Proyecto Venezuela, Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo, utilizando el IRI y el NDI para filtrar más fondos, y comenzaron a financiaron con más de 10 millones de dólares a docenas de ONG y grupos de la “sociedad civil”, incluyendo medios privados de comunicación.

Fue en el año 2003 que el Instituto Albert Einstein tocó terreno en Venezuela por primera vez. Un viaje realizado por el Coronel Robert Helvey y otro funcionario del instituto, Chris Miller, tomó lugar en abril 2003 durante 9 días en Venezuela. El objetivo de la consulta fue suministrar a miembros de la oposición venezolana la capacidad de desarrollar una estrategia basada en las técnicas de golpe suave para “restaurar la democracia” en Venezuela. Según el informe anual del Instituto Albert Einstein, los participantes en el taller incluían miembros de partidos políticos y sindicatos, líderes de ONGs y otros activistas y fue patrocinado por la organización Ofensiva Ciudadana, que parece ser simplemente una entidad de fachada que fue creada para organizar el seminario. Algunos participantes, como el opositor Robert Alonso, han admitido que de las enseñazas del taller y la asesoría del Coronel Helvey y Gene Sharp, nacieron las guarimbas – esas acciones violentas de calle que tenían como objetivo interrumpir el proceso del referéndum revocatorio en el 2004 y crear un nivel de caos y desestabilización en el país.

Luego, volvió el contacto entre la oposición venezolana y el Instituto Albert Einstein en marzo de 2005, cuando en la sede del instituto en Boston, EEUU, realizaron un taller de estrategia para estudiantes y jóvenes venezolanos. Esto fue el verdadero momento cuando comenzaron su trabajo con los jóvenes venezolanos. Trajeron dos de los dirigentes de OTPOR desde Serbia, Slobodan Dinovic y Ivan Marovic para enseñar a los estudiantes venezolanos como debilitar y desorganizar el poder y como construir y manejar su movimiento. Al mismo tiempo, el financiamiento de la USAID, el IRI, el NDI y la NED estaba aumentando en el país. Por cierto, en el 2005, Freedom House llegó a Venezuela, financiada por la Oficina de Iniciativas hacia una Transición (OTI) de la USAID para apoyar a los medios privados de comunicación con la preparación de operaciones psicológicas.

En el 2006, el movimiento estudiantil entrenado por Gene Sharp, el Coronel Helvey y los jóvenes expertos de OTPOR, se estrenó con el Plan V durante el proceso de las elecciones presidenciales de diciembre 2006. Pero no tenían suficiente presencia en las calles y aún no habían perfeccionado las técnicas. Además, la situación electoral no les favorecía, pués la ventaje del Presidente Chávez sobre el candidato de oposición Manuel Rosales era demasiado para poder gritar fraude y tener legitimidad. Entonces, el Plan V se murió y se renació como el Movimiento Cambio, pero ese tampoco tuvo mucho impacto. No fue sino hasta abril 2007, con la excusa de la no renovación del canal de televisión RCTV, que los jóvenes entrenados por el Instituto Albert Einstein y OTPOR lograron ejecutar la primera fase de su plan. Nació el movimiento estudiantil “manos blancas” con el joven dirigente Yon Goicochea (uno de los seleccionados estudiosos de las técnias de Gene Sharp) y dio su cara al país.


Pero poco después, con Goicochea ya pasando de ser estudiante a convertirse en un dirigente político de Primero Justicia, vieron la necesidad de entrenar nuevas caras, y fueron enviados cuatro estudiantes venezolanos a Belgrado para recibir un entrenamiento intensivo con los expertos de OTPOR. Ronel Gaglio (UMA), Geraldine Alvarez (UCAB), Rodrigo Diamanti (UCAB) y Eliza Totaro (UCAB), fueron seleccionados para ir hasta Belgrado en octubre 2007, a pocos meses del referéndum nacional sobre la reforma constitucional, para recibir las instrucciones necesarias para mantener su movimiento estudiantil vivo y presente en Venezuela. A su regreso a Venezuela, su trabajo consistía en pasar sus enseñanzas a los demás jóvenes de su movimiento y seguir aumentando su presencia pública en el país.


Mientras los estudiantes entrenados por las agencias de Washington ensayaban sus técnicas de golpe suave, creando caos en las calles, disturbios constantes y intentando provocar represión del estado, Freedom House, la NED, IRI, NDI y la USAID seguían aumentando el financiamiento a las principales ONG y partidos políticos de la oposición, como Súmate, Ciudadanía Activa, Sinergia, CEDICE, Liderazgo y Visión, Radar de los Barrios, Acción Campesina, CESAP, Consorcio Justicia, Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo, AD, COPEI, y hasta financiaban y dirigían programas de formación de líderes estudiantiles en universidades como la Universidad Metropolitana, la Universidad Católica Andrés Bello y otras por todo el país. Y no hay que olvidar la gran estrategia mediática que utilizaba los periodistas financiados y entrenados en EEUU a través de los programas del Departamento de Estado y la Embajada de EEUU en Caracas, para ejecutar sus operaciones psicólogicas en los medios privados.


Su trabajo duro tuvo éxito en el 2007, con la derrota, aunque por poco, de la reforma constitucional. Y como era de esperar, muchos de los líderes estudiantiles, confesos apolíticos, se incorporaron en partidos políticos para asegurar futuros cargos, como Yon Goicochea en la directiva de Primero Justicia, o se inscribieron sus candidaturas para las elecciones regionales del 2008, como Stalin Gonzalez y Freddy Guevara, entre otros.


De nuevo en las calles en el 2009 para hacer su campaña contra la enmienda constitucional que permitiría la postulación sin límites a los cargos públicos, éste mal llamado movimiento estudiantil sigue con el mismo plan de violencia y mentiras. Detrás de esas caras juveniles están los viejos políticos corruptos de los gobiernos anteriores junto al gran aparato imperial que sólo les interesa asegurar su control sobre los recursos naturales y estratégicos del país (su riqueza), y garantizar la muerte del socialismo para siempre. Hay que tener algo muy claro – todo esto es un proyecto estadounidense, hasta eso lo admiten los protaganistas de las revoluciones de colores en el Caucaso. Disfrazado de una misión de “promover la democracia” por parte de las agencias de Washington está el mismo objetivo de adueñarse del país y subordinar al pueblo venezolano a la agenda imperial. No hay que tener duda ninguna que aquellos que reciben los fondos de las agencias como USAID, NED, NDI, IRI y Freedom House, o el entrenamiento del Instituto Albert Einstein u OTPOR, son agentes del imperio estadounidense; son sus lacayos, sus portavoces y siempre estarán bajo su control y dominación.


No hay que dejar jamás que Venezuela vuelva a ser un país dirigido por una agenda ajena a los intereses del pueblo. Hoy, Venezuela es un país libre, soberano y digno, gracias a la revolución bolivariana y la firmeza y la visión social del Comandante Presidente Hugo Chávez. Por eso, en los próximos comicios electorales no hay que dar ni un voto al imperio, ni un voto a la oposición traidora, ni un voto al no. Esencial es votar SI para asegurar el futuro próspero, digno y soberano de Venezuela. Y si aún te queda la duda, sólo hay que hacerse una pregunta: ¿Quieres un país dirigido por Estados Unidos o un país dirigido por el pueblo venezolano? Votar por el SI es votar por el pueblo, cualquier otra cosa sería entregar el país a otros que jamás gobernarían para ti.

evagolinger@hotmail.com

Algunos link del blog
http://www.aeinstein.org/organizations6a1a.html este link lo he copiado del http://www.facebook.com/OcupaElCongreso ,


viernes, 24 de agosto de 2012

Intento de revolución de colores en Venezuela


La “Revolución Verde”: El guión se ha activado de nuevo; esta vez en Irán por Eva Golinger


¿Dónde fueron todas las flores en la “primavera árabe”?



20/8/2012 ¿Dónde fueron todas las flores en la “primavera árabe”? x Alberto Cruz    ::    Más artículos de esta autora/or:
Señores y señoras intelectuales “progres”, no puede haber una revolución sin un cambio económico. En ningún caso se puede hablar de derrota de la clase dominante
Los medios de la burguesía se han referido a las revueltas árabes como “primavera”. Ciertos intelectuales progresistas han asumido el vocablo y, subidos en la ola del entusiasmo, han ido más allá hablando de “revoluciones”. Si ha habido una primavera la pregunta que hay que hacerse es ¿dónde están las flores? Si se han producido revoluciones la pregunta sería ¿dónde está el cambio económico? Porque, señores y señoras intelectuales “progres”, no puede haber una revolución sin un cambio económico. El argumento que se han conseguido algunos triunfos “democráticos” como la retirada de los presidentes, la elaboración de nuevas constituciones o la celebración de elecciones es muy pobre dado que en ningún caso se puede hablar de derrota de la clase dominante puesto que en todos los países donde se han producido esas revueltas esta clase mantiene su control sobre el poder y los recursos.
Es de suponer que, a estas alturas, la intelectualidad “progre” sepa que la vida social se determina, en última instancia, por la economía. Es decir, la contradicción inherente entre capital y trabajo en una sociedad capitalista. En Túnez, el primer país en desencadenar el entusiasmo entre la intelectualidad “progre”, se está haciendo una reforma fiscal que va en la línea de lo que el Banco Central Europeo reclama a la UE y que ha sido alabada por el FMI al tiempo que reclama un programa de reformas estructurales que incluyan la venta de empresas públicas y la devaluación del dinar. Y no debería haber ninguna duda que el gobierno “democrático” de Túnez lo hará.
Si bien la revolución no es “pura”, como puso de manifiesto el propio Lenin, hay que estar prevenidos sobre quienes hablan de “revolución” sin que comprendan lo que significa. Sobre todo en el ámbito económico. O, por el contrario, lo comprenden muy bien y limitan sus aspiraciones a la revolución nacional o burguesa en contraposición con la revolución socialista.
Salvo en Bahréin, Egipto y Yemen no ha habido ninguna revuelta realmente popular. En Bahréin y Yemen la clase media estaba escasamente representada en las protestas, mientras que en otros países árabes era claramente mayoritaria. En Egipto se puede decir que mitad y mitad. Y una vez satisfechas algunas de sus aspiraciones, bien de poder político o económico –como el ser partícipes en cierta medida de una tarta que se repartía la oligarquía sin que les llegase algo a ellos-, se han retirado rápidamente de las calles. Una revuelta de la clase media es fácil de controlar aceptando algunas reformas políticas y sociales que no ponen en cuestión el sistema. Y eso es lo que ha ocurrido en todos los países árabes. Siguiendo el hilo argumental de la intelectualidad “progre”, tal vez haya crecido la hierba, pero no han surgido las flores. Y si han surgido han sido tan efímeras que la pregunta es ¿dónde fueron todas las flores?
Pero seamos indulgentes con esta intelectualidad “progre”. Lenin hablaba de las perspectivas de la revolución socialista en el marco del desarrollo de una revolución nacional o burguesa. Supongamos, y con esta intelectualidad “postmoderna” es mucho suponer, que se sitúa en esta línea argumental. El único país donde se puede hablar de una perspectiva en este sentido es en Egipto, nuevamente.
El candidato de la izquierda en las elecciones presidenciales logró un espléndido tercer lugar, a sólo cinco puntos del porcentaje logrado por el candidato de los Hermanos Musulmanes quien, en la segunda vuelta, se hizo con la presidencia. Es más que probable que se produjese un fraude electoral que evitase el segundo lugar de este candidato izquierdista, lo que polarizó el voto final entre el candidato de los militares y el de los islamistas. En cualquier caso, dos candidatos del sistema oligárquico bien adaptado al momento post-Mubarak, como muy bien ha puesto de manifiesto Samir Amin (1) por mucho que entre ambos haya algún punto de colisión por los espacios de poder, como ocurre ahora tras las medidas tomadas por Morsi de reducir el poder legislativo de los militares. El discurso de este candidato de la izquierda egipcia fue poco postmoderno: rechazo a los dictados del FMI, retorno al panarabismo nasserista, cancelación del acuerdo de paz con Israel…
La fuerza de este sector revolucionario en Egipto, especialmente en las zonas fabriles y portuarias, así como los constantes sabotajes contra el oleoducto que surte de gas a Israel (ya van once atentados que han obligado a interrumpir el suministro otras tantas veces) y la permanente convocatoria de huelgas tanto laborales como políticas es una importante palanca de presión hacia un presidente islamista que se ve obligado a dar pasos que pueden ser calificados por los más osados como audaces y que le llevan a un cierto enfrentamiento con los militares. Por todo ello, sorprende que la intelectualidad “progre” no mencione a Egipto en sus análisis y se obsesione con Siria.
Siria
La revuelta en este país sí contó con un cierto componente popular al principio, sobre todo porque el principal sostén del gobierno de Al-Asad es la clase media alta. Los participantes iniciales en la protesta fueron una abigarrada mezcla de clase media baja, estudiantes seducidos por la propaganda occidental según la cual habían sido los blogueros quienes habrían iniciado la revuelta en Egipto, parados y, lo más importante para quien escribe, jornaleros e inmigrantes de las zonas rurales. Un dato importante a tener en cuenta es que las primeras protestas se produjeron en pueblos, no en ciudades, y que cuando llegó a éstas fue a aquellas que se habían convertido en zonas de pobreza en contraste con Damasco, Alepo y otras urbes sobre todo de la costa.
Pero ese cariz popular se perdió de inmediato, justo cuando tras la represión inicial (y no hay que perder de vista que casi en los albores de la protesta y en paralelo con la represión se inició el proceso de revuelta armada y enfrentamiento sectario) el gobierno inició un camino de ciertos cambios –no peores que los puestos en marcha en otros países de la famosa “primavera árabe” y sí algunos de mayor calado- en el verano de 2011. A partir de aquí la deriva de la revuelta fue claramente militar porque no se podía permitir que, al igual que ocurre en otros países, la clase en el poder se mantuviese (2). Porque a Siria se le puede criticar de todo, pero hay un cariz que le hace diferente del resto de gobiernos: el apoyo a la resistencia árabe. Se puede criticar lo que sea, pero hay un hecho innegable: la victoria de Hizbulá contra Israel en la guerra de 2006 fue, además de por el arrojo y valentía de los combatientes libaneses, gracias a las armas proporcionadas al movimiento político-militar por Siria como ya lo había hecho durante la guerra de resistencia contra la ocupación israelí del sur de Líbano entre 1982 y 2000.
Este hecho, que algunos intelectuales “progres” califican de “geopolítica jesuita” es crucial para entender lo que está pasando en este país, así como el apoyo que recibe el gobierno sirio de Rusia y China en cada vez más clara confrontación con EEUU. Si bien rusos y chinos no tuvieron nada que ver en la guerra en la que Israel salió derrotado, si tomaron muy buena nota de cómo comenzaba a decaer el poder estadounidense. La guerra de agresión a Libia fue el pistoletazo de salida al proceso ruso-chino de enfrentamiento a la estrategia geopolítica de EEUU que aún no ha concluido y cada día se encona más.
Hablar de oposición de izquierdas en Siria es bastante arriesgado si no se profundiza. Haberla la hay, pero tan atomizada que es difícil en estos momentos decir quién es quién y qué y a quién representa. ¿Es de izquierdas el Partido Comunista, que aceptó participar en las elecciones parlamentarias de marzo de este año y logró 11 diputados? ¿Es justificable por la izquierda que un comunista sea ministro de Asuntos Económicos en el nuevo gobierno de Al-Assad y que haya declarado públicamente que su labor será la expansión del sector público? ¿Es de izquierdas el Comité de Coordinación Nacional Para Un Cambio Democrático, que se ha dividido al menos en tres facciones y donde se apuesta –quien esto escribe no sabe si estos sectores son grandes o pequeños- de forma clara por el Consejo Nacional Sirio y su brazo armado, ambos creados, financiados y sostenidos por Occidente y las monarquías árabes y Turquía? ¿Qué ha quedado de la consigna de los “tres noes” con la que el CCNCD salió a las calles: no al régimen, no a la violencia y no a la injerencia externa? ¿Son de izquierdas los Comités de Coordinación Local, también divididos y trabajando estas fracciones con el CNS y su brazo armado?
Porque fuera de los calificativos de “geopolítica jesuita” lanzados por la intelectualidad “progre”, que sólo ocultan una supina ignorancia en política internacional, lo que es innegable para cualquiera que tenga la mente abierta es que sin el apoyo exterior por parte de Arabia Saudita y sus satélites del Golfo, así como los países occidentales y Turquía, la revuelta siria habría seguido el mismo camino que las de otros países: el mantenimiento de las estructuras de poder. Lo que es aceptable para estos actores externos en otros países no lo es en Siria. Y la diferencia, crucial, es el apoyo a la resistencia árabe. Sin perder de vista que Siria es la puerta de entrada a una agresión militar contra Irán. No puede haber un ataque contra el país persa si se mantiene el gobierno de Al-Assad.
La lucha contra el capitalismo se da en todos los países árabes, con el epicentro en Egipto. Sorprende, o tal vez no, que este simple dato pase desapercibido para la intelectualidad “progre”, obsesionada con Siria. Como es lógico, no en todos los países se tiene la misma fuerza. Hay debilidades –en Siria, por demás- y contradicciones innegables entre estos sectores que se interrelacionan con las contradicciones regionales y mundiales. Y ahora en Siria, tal y como era previsible hace meses (3), aparece con fuerza el factor kurdo en lo que puede ser una jugada maestra del gobierno de Al-Asad para debilitar la injerencia externa, sobre todo la turca.
Son estas contradicciones las que se manifiestan en la izquierda árabe y las que agudizan el enfrentamiento sectario. Son estas contradicciones las que llevan a una nueva división en las fuerzas palestinas, con Hamás posicionándose con las monarquías del Golfo contra Siria (4) mientras que la izquierda mantiene, con críticas, su apoyo a Al-Assad al menos hasta el ataque contra un campo de refugiados. Por no hablar de la honesta postura de la Yihad Islámica, que acaba de rechazar una millonaria oferta de Qatar para abandonar Siria y trasladar sede e infraestructura a Doha (5).
¿Cómo leer estas contradicciones, cuál es la contradicción dominante? Este es el dilema. La intelectualidad “progre” postmoderna ha puesto de forma clara el punto de mira en Al-Assad y utiliza la diatriba, tan recurrente, del estalinismo para satanizar a quienes consideran que esta debe ser la contradicción secundaria. Para ser postmodernos su discurso es muy antiguo, ni más ni menos que “estalinismo”. Ahora resulta que un movimiento contra la guerra imperialista en Siria es “antirrevolucionario”. Y se sorprenden porque en América Latina haya gobiernos que vean lo que sucede en Siria de forma muy próxima, no en vano la injerencia externa allí es endémica. Estos gobiernos, que se vienen enfrentando con mayor o menor virulencia a EEUU y sus aliados internos y externos desde que vienen impulsando un cierto proceso emancipatorio -no están muy lejanos los casos de Honduras y Paraguay-, aplican, y hacen bien, un viejo refrán: “cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar”. Otra vez la geopolítica que tanto molesta a la intelectualidad “progre”.
Pero si fuesen coherentes con su planteamiento, quienes integran la intelectualidad “progre” deberían apoyar sin fisuras a la guerrilla colombiana, algo que no hacen ni remotamente. Aquí sí hay un movimiento claramente revolucionario que lleva décadas luchando por la democracia, la paz, la dignidad, la justicia social y un cambio en las estructuras económicas. Si hablan de dictadura, tortura, represión en Siria deberían estar el primera fila en la denuncia, en esos mismos términos, de los asesinatos de sindicalistas colombianos, las desapariciones masivas, las ejecuciones extrajudiciales –los llamados “falsos positivos”-, la criminalización de los movimientos sociales, los asesinatos de sus integrantes y dirigentes tal y como está sucediendo ahora con la Marcha Patriótica…
Turquía
Obviar, como hace esta intelectualidad “progre”, que hay una dinámica internacional y geopolítica en todo el mundo es no sólo una falla intelectual grave sino una irresponsabilidad. Aunque EEUU no es el actor principal en la situación en Oriente Próximo y el Magreb, sino Arabia Saudita, no se puede dudar de su capacidad para controlar unos acontecimientos frente a los que se vio sorprendido. Ahí está el caso de su acercamiento a Turquía, un país que había sido duramente criticado por la Administración Obama tras su práctica ruptura con Israel después del asalto a la flotilla que pretendía romper el bloqueo a Gaza en 2010. Es a través de Turquía que EEUU y sus satélites occidentales facilitan apoyo logístico y militar a los llamados “rebeldes” sirios –EEUU ha dado carta blanca a la CIA y Gran Bretaña lo ha reconocido abiertamente (6)-, al igual que es por este territorio, así como por Líbano, por donde les llega todo el armamento desde los países del Golfo y la OTAN. Turquía está jugando hoy el papel que Pakistán jugó en la década de 1980-1990 para derrocar al gobierno pro-soviético de Afganistán: allí se apoyó, financió y armó a los talibanes, aquí a los sectarios sunníes.
Pero, pese a todo, Turquía el eslabón más débil de toda esta estrategia una vez que Al-Assad ha decidido abrir el frente kurdo. La consecuencia de la crisis siria es el debilitamiento de Turquía como potencia regional. Sus pretensiones de convertirse en una potencia sub-imperialista en la zona se están diluyendo de forma muy rápida y ahora tiene que colocarse a la defensiva. Aquí también hay discrepancias. Para unos, Al-Assad ha alentado a los kurdos. Para otros, no ha tenido más remedio que dejarles hacer. En cualquier caso, la realidad es que los kurdos no están participando en la llamada “oposición” siria y mucho menos en la creada, financiada y armada por los países occidentales y las monarquías del Golfo.
La fuerza kurda más activa en Siria, el Partido de la Unión Democrática (PYD), es una rama del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), el más feroz enemigo de Turquía. Sorprende que la intelectualidad “progre”, tan solidaria antaño con el PKK, haya pasado por este hecho como la luz por el cristal, sin tocarlo ni mancharlo. Por utilizar un término mexicano, ha “ninguneado” un aspecto crucial de la situación en Siria con amplias resonancias regionales puesto que los nervios ya están a flor de piel en el gobierno turco. Lo que mal que bien había logrado controlar en Irak, donde los kurdos aceptaron desde el primer momento el padrinazgo de EEUU en su lucha contra Saddam Hussein, no lo va a poder hacer en Siria. Los kurdos iraquíes son dóciles a las pretensiones imperialistas, los del PKK no. Y menos si el gobierno de Al-Assad resiste. Otra diferencia crucial de las contradicciones regionales y mundiales que no gustan a la intelectualidad “progre”.
Tal vez, dada su obsesión con Al-Assad, esta intelectualidad “progre” solucione el tema posicionándose con la formación más reaccionaria de los kurdos sirios, el Consejo del Pueblo del Oeste del Kurdistán (PCWK), que está apoyado y financiado por los kurdos iraquíes. Aunque lo van a tener difícil, de todas maneras, porque tanto el PYD como el CPWK se han negado a formar parte y a colaborar con el Consejo Nacional Sirio, como sí han hecho otros sectores que la intelectualidad “progre” considera de izquierdas en Siria.
Y tal vez, sólo tal vez, deberían leer a los kurdos de Turquía y cómo el rechazo a lo que está ocurriendo y a la guerra contra Siria es total. Es más, el único alcalde marxista en Turquía, en la localidad de Samandag, provincia Hatay, no tiene reparos en calificar como “bandidos” a los miembros del llamado Ejército Libre Sirio que campan a sus anchas en la zona bajo el amparo del gobierno turco.
Ilusión
La intelectualidad “progre” habla de revoluciones árabes y se hace la ilusión que la participación de las clases más pobres es prometedora. Pero habría que recordarles a Marx y su visión del lumpen proletariado. La pregunta es si este sector tiene clara una conciencia de clase, dada la facilidad con la que en Túnez, por ejemplo, ha caído en las redes de la oligarquía aunque aún haya algún conato de lucha en Sidi Bouzaid, la localidad en la que se inmoló el joven que dio origen a la “primavera”. Una vez más, la intelectualidad “progre” confunde los deseos con la realidad. Este sector se está dejando influenciar por el canto sectario lanzado desde las monarquías del Golfo –Siria es el caso más claro, pero también en Túnez y Egipto- y son la carne de cañón de una estrategia para desintegrar los Estados y hacer inviable no ya un estado árabe unido, al estilo del panarabismo de Nasser, sino uno socialista.
Plantear esto no es ni ser dogmático ni estar constreñido por una camisa de fuerza marxista. Simplemente, es poner las cosas en su sitio porque hay quien rumia sus derrotas internas con la realización de sus sueños “revolucionarios” y eso en última instancia no supone otra cosa que ampliar más la distancia que separa a esta intelectualidad “progre” de las clases populares. Si hay algo que es un oxímoron es hablar de “revoluciones árabes” cuando lo que se ve por todas partes es el sectarismo, el dinero de las monarquías del Golfo -Qatar acaba de otorgar 2.000 millones de dólares a Egipto en “ayuda para reactivar la economía” (7)- y las armas de los países de la OTAN.
No hay flores en la “primavera árabe” y si las ha habido, así hayan sido efímeras ¿dónde fueron todas las flores? Puede que alguien se haga la ilusión que existen pero, por ahora y siempre con la mirada puesta en Egipto, en el resto de países no son más que simples adornos florales de plástico, es decir, artificiales y apropiadas para una foto.

Notas:
(1) Samir Amin, “La victoria electoral del Islam político en Egipto”, http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article1458
(2) Alberto Cruz, “Siria: oposición frustrada, injerencia externa y repercusiones en la región”, http://www.lahaine.org/index.php?p=58859
(3) Ibid
(4) Alberto Cruz, “Adiós, Palestina, adiós: la lucha por el poder en Hamás”, http://www.lahaine.org/index.php?p=60343
(5) As-Safir (Líbano), 28 de julio de 2012.
(6) Europa Press, 10 de agosto de 2012.
(7) Prensa Latina, 12 de agosto de 2012.
Adenda:
Pete Seeger, el “padre” de todos los cantautores de corte político y social –junto a Woody Guthrie- escribió en 1955 una hermosísima canción titulada “Where have all the flowers gone?” (cuyas raíces están en una canción popular cosaca recogida por el escritor soviético Mijail Alexandrovich Shólojov en una novela que escribió en 1934) y que popularizó el trío Peter, Paul and Mary en 1962. Es una canción antibelicista y convertida en un icono durante la guerra de agresión estadounidense a Vietnam. Mary Travers, la cantante del trío, murió de cáncer el 9 de septiembre de 2009 y en recuerdo a ella, y a quienes han incluido esta canción en alguno de sus álbumes, se ha recogido en el título de este artículo.
Alberto Cruz es periodista, politólogo y escritor. Su último libro es “La violencia política en la India. Más allá del mito de Gandhi””, editado por La Caída con la colaboración del CEPRID. Los pedidos se pueden hacer a libros@lacaida.info o bien a ceprid@nodo50.org. albercruz@eresmas.com

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