Resumen
Este
artículo explora las raíces de la difícil situación actual en el Sur Europeo,
donde el crecimiento económico futuro probablemente será débil y acompañado de
niveles de desempleo “estructural” masivos, desigualdad creciente y sucesivas
crisis de cohesión social y política. Para ello, el artículo toma a España como
caso paradigmático de esta “nueva normalidad”, y sostiene que la “racionalidad
irracional” de la crisis en el capitalismo puede verse en los sucesivos ciclos
de crisis que han resultado en el presente escenario económico catastrófico
español, y – a través de la Unión Económica y Monetaria Europea – en la imitación
de oportunidades políticas para restablecer el crecimiento más allá que en la
subordinación de la reproducción social al poder del dinero y la (cada vez más
autoritaria)ley. En este sentido, el artículo se enmarca en análisis
diacrónicos basados en la teoría del valor del desarrollo capitalista que
trazan la prefiguración de las formas contemporáneas de crisis en la formación
y “resolución” de los ciclos precedentes de sobreacumulación y devaluación (1)
‘Las crisis,
podemos concluir, son racionalizadores irracionales de un sistema Irracional.’ (2)
"Tenemos
un capitalismo rentable con alto desempleo. Es una combinación singular de capitalismo
con austeridad que funciona en términos de beneficios pero no restablece
crecimiento económico a un nivel que pueda resolver la crisis de la
desocupación... Esto es la nueva normalidad" [new normal]. (3)
En 2006, en
el punto álgido del boom económico, el presidente de España, José Luis
Rodríguez Zapatero, celebró el llamado milagro español: ‘Es difícil’,
resumió, ‘encontrar en nuestra historia moderna un período de
estabilidad política, crecimiento económico y bienestar social como el que hemos
experimentado desde 1986’. ‘No hay duda’, añadió, ‘que España es más
moderna, más prospera y está más unida que la España que entró en la Comunidad
Europea hace veinte años’. (4) Las palabras de Rodríguez Zapatero estaban
sustentadas por una década de alto crecimiento económico, en la cual la
economía española creció más rápido que la media de la Unión Europea (EU) y
creaba empleo a un ritmo que superaba a cualquier otro país de la UE. Sin
embargo, sólo tres años más tarde, España se encontraba sumida en una recesión
profunda, la más honda desde la transición democrática a finales de los
sesenta.
La explosión
de la crisis en 2007 y la subsecuente recesión global, sin lugar a duda, expuso
rápidamente las contradicciones de los diez años anteriores de crecimiento
económico del milagro español. Un crecimiento construido bajo la expansión de
los circuitos ficticios de capital en la Eurozona y el endeudamiento
(especialmente privado y con el exterior). Ilustrativo de ello fue cómo en poco
tiempo, el déficit fiscal español pasó de un superávit equivalente al 1,9% del
producto interno bruto (PIB) en 2007 al déficit de un 11,1% en 2009. De hecho,
cuando el gobierno ya no pudo financiar el creciente déficit primario y los
bancos eran incapaces de captar fondos suficientes en los mercados
internacionales, el milagro español se derrumbó como un castillo de naipes.
Caída que se intensificó cuando los bancos, en particular los alemanes y
franceses, empezaron a reducir su exposición de pasivos en España y del resto
de países con problemas para repatriarlos hacia productos financieros en sus
países de origen. (5)
En el
momento que escribimos, octubre 2014, parece que según algunos lo peor ya ha
pasado. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha anunciado que España va a crecer
a una tasa del 1,3% del PIB en 2014 y en el 2015 la tasa de crecimiento será
superior a la alemana. Para el FMI, esta mejora se apoya ‘tanto por una demanda
externa como doméstica que reflejan la mejora de las condiciones financieras y
el aumento de la confianza’. (6)
Por su
parte, Mariano Rajoy – actual presidente de España – interpreta la
“recuperación” por una parte en la “estupenda” fortaleza del sistema bancario
español. (7) Solidez facilitada a golpe de talonario del Estado español: desde
2009 el Estado ha canalizado billón tras billón de euros para recapitalizarlo y
rescatarlo del colapso. (8) Por la otra parte, debido al conjunto de reformas
económicas, financieras y sociales realizadas por su gobierno. Éstas medidas,
basadas en políticas de oferta, se han centrado en flexibilizar todavía más el
mercado de trabajo, profundizar procesos de liberalización y externalización de
servicios públicos, reducir las pensiones y el estado del bienestar. En esta
línea, este mismo mes, el Wall Street Journal ha loado España como el gran
ejemplo a seguir en Europa: ‘podría ser conveniente que los vecinos de España
intentaran el mismo tipo de reformas basadas en la oferta... para [obtener] un
buen resultado’. (9)
Sin embargo,
y en contraposición a estas visiones, España permanece inmersa en una crisis
donde las devaluaciones de capital y trabajo han tenido un impacto devastador
en la sociedad y, en particular, en la capacidad de la clase trabajadora para
garantizarse los medios de su propia reproducción. Por ejemplo, el impacto en
la provisión de vivienda ha sido especialmente severo aunque lógico, dado el
papel que la deuda hipotecaria ha jugado en la expansión del consumo durante
los años del boom. Entre los años 2008 y 2012 se produjeron 172.000 desahucios
por falta de pago hipotecario y 178.000 casos continúan en consideración en los
juzgados, (10) mientras que la tasa media de órdenes judiciales de desahucio en
2013 fue de 184 al día. (11) Pero posiblemente el indicador más trágico de la
profundidad y de los costes humanos de la crisis ha sido el dramático aumento
del desempleo. En abril del 2013 el desempleo en España alcanzó su récord
histórico: más de 6,2 millones de parados, es decir, más del 27% de la
población en edad de trabajar; y lo que es más trágico aún, con unos niveles de
desempleo juvenil que alcanzaban un 57%. (12) Y es que a medida que la crisis
ha ido avanzando, la destrucción de empleo ha aumentado. En primer lugar, el
paro afectó especialmente a los trabajadores jóvenes con contratos temporales
que trabajaban en los sectores de la construcción y servicios – muchos de ellos
inmigrantes. Sin embargo, debido a la extensión de la crisis, la destrucción de
empleo se ha expandido hacia sectores con trabajadores más cualificados y con
contratos indefinidos, ya sea en el corazón del sector público o el industrial.
Incluso en el sector turístico, donde el número de visitas a España no ha
parado de crecer desde 2008, el número de empleos en el sector ha disminuido
anualmente hasta 2014. (13)
La crisis,
pero especialmente las políticas de austeridad, las reformas liberalizadoras y
las medidas para llevar a cabo una “devaluación interna” para
recuperar la competitividad de la economía española han tenido un efecto
devastador en la clase trabajadora española. Entre 2011 y 2012, el ingreso
medio de los hogares españoles había caído un 18,4% (14), mientras que el poder
de compra real de los salarios había caído un 2% más de 2012 a 2013. (15) En
abril de 2013, 1,9 millones de hogares estaban compuestos sólo por no
asalariados (16) y 300.000 hogares dependían de las pensiones de los padres
jubilados como único ingreso. (17) Al mismo tiempo, alrededor de 3,2 millones
de parados no recibían ningún tipo de subsidio y el 30% de la fuerza laboral
activa tenían salarios por debajo de los 1.000 euros al mes. (18) Y aquellos
que cobraban el salario mínimo interprofesional vieron congelados sus salarios
al 40,6% del salario medio en 2014 después de una caída acumulada del poder de
compra de éstos del 5,8% desde 2010. (19) En resumen, en 2013, el desempleo en
España alcanzó su tasa más alta desde que comenzó su registro en los años
setenta y el ingreso medio disponible de los hogares había bajado un 10% en
comparación a 2008. (20) En estas circunstancias, Intermón-Oxfam alertó
que hasta un 38% de la población de la cuarta economía más grande de Europa
podría caer en la pobreza en una década. (21) En octubre de 2014, el mismo día
que el Wall Street Journal publicaba su laudatorio a las políticas de
‘recuperación’ de oferta, FEDEA – un think tank de corte liberal – confirmo que
la mayoría de los trabajos creados entre 2014 y 2015 serían “precarios”: ‘de
poca calidad, poca duración y paga baja’. (22)
Este
panorama, siete años después de la explosión de la burbuja financiera mundial,
sitúa a España como un ejemplo paradigmático de lo que David McNally
llama “nueva normalidad”: crecimiento económico que permite que el
capital se lucre y se reproduzca pero sin tasas que permitan generar empleo,
todo ello acompañado de medidas de austeridad que endurecen las condiciones de
vida de la clase trabajadora (con o sin empleo).
En este
contexto, y a pesar de ciertas especificidades empíricas, en las siguientes
páginas desarrollamos un análisis para entender la llegada de esta “nueva
normalidad” a España. Este análisis se basa en el axioma marxista que la crisis
es a) necesaria para y b) una característica periódicamente recurrente de la
forma capitalista de reproducción social.
Demostraremos
que estas condiciones son plenamente vigentes y necesarias. (23) Así mismo,
mostramos que la experiencia española ejemplifica cómo la “resolución” de una
crisis de acumulación determinada – en la cual varias formas de capital y
trabajo son devaluadas – condiciona cualquier periodo posterior de “recuperación”
y por tanto ya contiene las dinámicas y características de los siguientes
períodos de formación de crisis. (24) Así que para comprender completamente la
significación de la presente crisis, tenemos que mirar atrás en el tiempo a la
vez que debemos estudiar el momento presente en busca de los signos tempranos
de las contradicciones inherentes en la forma de “recuperación” y de la “nueva
normalidad”. En síntesis, nuestra finalidad es desarrollar, un análisis basado
en la teoría del valor de la crisis en España. Al hacerlo, nuestra intención es
tener en cuenta los cambios estructurales significativos que diferencian a los
espacios de acumulación nacionales y regionales – específicamente dentro de la
UE –, pero que también pueda explicar las particularidades de la crisis en
España en relación con otras experiencias, como por ejemplo las ocurridas en
Gran Bretaña o los Estados Unidos. (25) Ésta fue la tarea que
nos impusimos al escribir Los límites al capital en España (26) y cuyos
principales rasgos y conclusiones resumimos en este artículo.
La
racionalidad irracional de las crisis en el capitalismo
El argumento
clave básico de nuestro enfoque marxista es que la crisis es una característica
necesaria y periódicamente recurrente de las formas capitalistas de
reproducción social. En estas formas de reproducción social, la producción y
circulación de capital es el proceso fundamental que da unidad al trabajo
social realizado con los medios de producción privatizados. El capital es valor
auto-valorizado: ‘sólo puede ser comprendido como un movimiento, y no
como algo estático’. (27) La substancia del valor es el trabajo social
humano, pero, en una sociedad productora de valor, esta relación social entre
gente se manifiesta en y a través de la forma fetichizada de una relación entre
cosas. Así pues, la unidad del trabajo social asume la forma de una relación
impersonal e indirecta entre productores independientes y privados, ellos
mismos diferenciados por el capital en clases sociales.
De esta
manera, en el capitalismo la producción y la reproducción social están
subordinadas a la anónima ley del dinero – la forma más desarrollada e
independiente de valor y la que enfrenta a los productores directos mediante la
forma de capital. Así, la reproducción de capital requiere que una magnitud
cada vez mayor de plusvalía sea extraída del trabajo vivo. La producción de
plusvalía (relativa) es el contenido inmanente que determina las
transformaciones asociadas con el desarrollo de las fuerzas de producción; un proceso
que es mediado por las relaciones competitivas entre diferentes capitales y,
que a su vez, resulta en el desarrollo material desigual de las fuerzas de
producción a escala mundial. El corolario espacial, pues, es el desarrollo
geográfico desigual [uneven].
La
producción de plusvalías relativas y la reproducción del capital es
inherentemente un proceso global aunque mediado políticamente a través de
estados-nación. Que el proceso de acumulación dependa de las relaciones
antagónicas de clase significa que el estado debe tener un papel activo a la
hora de procesar estas relaciones. Como Simon Clarke resumió:
“El
carácter de clase del estado, plasmado en su forma liberal, le requiere
asegurar la reproducción del capital. La forma nacional del estado le requiere
expresar política e ideológicamente el interés nacional en contra de todos los
intereses particulares. La reproducción del estado le requiere resolver esta
contradicción. La contradicción aparece ante el estado en la forma de
aspiraciones sociales y políticas de la clase trabajadora, a las cuales tiene
que responder dentro de los límites de su propia forma, confinando la clase
trabajadora dentro de la forma de salario u la forma constitucional del estado.
La
admisión de la clase trabajadora en la constitución a escala nacional aumenta
la presión del estado para asegurar la continua acumulación de los capitales
productivos domésticos. Sin embargo, esta restricción introduce otra
contradicción entre la forma nacional de estado y el carácter global de la
acumulación del capital”. (28)
Nuestro
libro, Los límites al capital en España, explica el progreso del capitalismo en
España a través del desarrollo de estas consideraciones generales y abstractas
sobre las contradicciones de la forma del valor, la acumulación del capital y
el estado. En el libro, nuestra intención no ha sido proporcionar un relato
histórico por sí mismo pero demostrar cómo las anteriores crisis de acumulación
y Estado en España han prefigurado las bases para los ciclos de sobreacumulación
y crisis subsiguientes. No podemos, como el pensamiento dominante hace, reducir
las explicaciones de la crisis al simple efecto de shocks exógenos o
contingentes sobre la economía de mercado y asumir que si no fuera por estas
sacudidas el sistema funcionaría eficientemente. Atribuir las causas de la
crisis a consideraciones como la fragilidad humana, un diseño regulatorio
precario, errores institucionales, la influencia de corrientes de pensamiento
específicas, la avaricia de banqueros y élites políticas o a ciertas
idiosincrasias nacionales es en el mejor de los casos es ser reduccionista y,
en el peor de ellos, es caer en el dogmatismo o racismo. No nos equivoquemos.
Esta crisis es una crisis de la relación del valor, de la sobreacumulación de
capital y del estado como concentración de una sociedad constituida
capitalísticamente. Con el fin de fundamentar esta afirmación, nos adentraremos
en un análisis materialista de los sucesivos intentos del Estado español de
contener la producción y reproducción social de la clase trabajadora dentro de
los límites del capital a través de la subordinación de aquéllos a la ley del
dinero y del estado. Intentos inmersos en la doble dinámica capitalista de
producción de desarrollo geográfico desigual a escala global y de las
capacidades diferenciadas de acumulación de los estados y regiones dentro de
estas dinámicas mundiales.
Los
límites a la industrialización por substitución de importaciones
Los
capítulos dos y tres de Los límites del capital en España examinan el
desarrollo de la forma nacional de producción capitalista en España,
centrándonos en el período inmediatamente posterior a la Guerra Civil. En los
años cuarenta, la acumulación de capital apenas era sostenible. La agricultura
y la industria estaban muy retrasadas en relación a los estándares del mercado
mundial. Por ello, una gran parte de la exhausta población que permaneció en el
país después de la guerra estaba confinada exclusivamente a mantener niveles
mínimos de subsistencia. Políticamente aislado y con medios limitados para
asegurar ayuda exterior e ingresos en los mercados internacionales, el estado
fascista tuvo que tomar un papel proactivo en centralizar y concentrar capital
para poder asegurar medios más viables para la reproducción social y su propia
supervivencia. El Estado estableció el Instituto Nacional de Industria (INI),
el cual supervisaba el establecimiento de nuevos capitales industriales
produciendo únicamente para el mercado doméstico y bajo la protección de
políticas ad hoc asociadas a una forma de industrialización por substitución de
importaciones (ISI) extremadamente restrictiva. En los años cincuenta, la
dinámica hacia la industrialización empezaba a tener un efecto transformador en
la sociedad española. Sin embargo, también aparecían los límites de la
acumulación sostenida con base en la ISI. Mientras en América Latina la captura
de una extraordinaria magnitud de rentas-tierra permitió periódicamente
sostener la acumulación mediante ISI (y aún lo hace hoy en día en países como Argentina)
(29), el crecimiento en España durante los años cincuenta se sostenía
esencialmente a base de represión salarial, es decir, al pago de la fuerza de
trabajo por debajo su valor. Aun así, la represión salarial no consiguió que
los capitales españoles fueran suficientemente rentables y, por tanto,
falló a la hora de asegurar al estado sus propios medios de reproducción.
En 1959,
España tenía problemas severos con su balanza de pagos y una crisis de crédito
que expresaba los límites de la ISI. Afortunadamente para el estado fascista,
desarrollos en Europa Occidental permitieron proveer medios de recuperación y
evitar una crisis de la ISI más devastadora: la Guerra Fría situó a España como
socio de Occidente contra el comunismo y la llegada del FMI para solventar los
problemas económicos de España – con la imposición de planes de estabilización
económica –, permitieron una tímida liberalización e integración económica con
los circuitos de capital europeos y mundiales. Esto permitió, en primer lugar,
el despegue de la industria turística, permitiendo al Estado capturar un flujo
de ingresos extraordinario. En segundo lugar, un marcado aumento de la
emigración de trabajadores españoles hacia los mercados de trabajo de la Europa
Occidental conllevó la llegada de un alto volumen de remesas.
Estas dos
fuentes de ingresos externos apuntalaron una demanda doméstica creciente y
sostuvieron la reproducción expandida del capital en España durante gran parte
de la década. Al final de los sesenta, sin embargo, el Estado se enfrentaba con
una inflación creciente y presiones en la balanza de pagos. Esto propició
relajar las restricciones a la involucración de capitales extranjeros en la
producción y permitir el flujo de inversión extranjera directa en los sectores
clave de producción: principalmente en la forma de patentes y tecnologías
obsoletas en sus países de origen fuera del todavía muy protegido mercado
doméstico español.
Con la
entrada de la recesión de los 70 en Europa, los ingresos de remesas y turismo
cayeron agudamente exponiendo la fragilidad de una economía basada en la
producción destinada al mercado doméstico de productos que no podían competir a
nivel internacional. Esta vez, la respuesta del Estado español fue tanto
represiva como inflacionaria, intentando contener las aspiraciones de una clase
trabajadora cada vez más militante. Pero en los años que siguieron a la crisis
de 1974, el mercado mundial continuó estancado y cayó en una recesión todavía
más profunda. Los estados nacionales en todo el mundo se enfrentaban con la
necesidad de volver a contener la producción y la reproducción social dentro
los límites del mercado. A finales de los setenta, cuando se estableció una
forma liberal democrática de estado para sustituir la forma fascista, se consiguió
asegurar la cooperación de los principales sindicatos para hacer frente a la nueva
recesión, reflejado con la firma de los Pactos de la Moncloa en 1977 entre el
gobierno, partidos políticos (incluido el Partido Comunista de España),
organizaciones sindicales y patronal. La buena relación entre el Estado y los
sindicatos continuó con la llegada al poder del PSOE en 1982, cuando el Estado
persiguió una estrategia deflacionaria agresiva con el principal sindicato,
UGT, al principio apoyando la contención salarial. En este marco, el gobierno
se embarcó en un programa de austeridad y “reconversión industrial” que resultó
en desempleo y una destrucción de capital obsoleto a escala masiva. Este
período marcó la aceleración de un proceso que empezó anteriormente con la
relajación del proteccionismo en algunos sectores y, emblemáticamente, con el
establecimiento de la planta de Ford Motor Company en Valencia a mediados de
los setenta: es decir, la inserción completa de España en la nueva división
internacional del trabajo (NDIT). (30) En este sentido, desde los años sesenta,
las transformaciones organizacionales y tecnológicas del sistema de
maquinofactura – hacia lo que algunos han llamado “sistemofactura” –
conjuntamente con desarrollos en los sistemas de transporte y comunicaciones,
significó que el capital podía relocalizar la producción en cualquier lugar del
mundo para beneficiarse de costes de producción menores. En los años ochenta,
España había conseguido ser una fuente rentable de trabajo barato e inmediatamente
explotable que se podía adaptar rápidamente a los nuevos procesos de trabajo y
ofrecer a la misma vez una proximidad geográfica a lo que pronto sería el
mercado único europeo.
Los
límites a la integración europea
En el
capítulo tres de Los límites del capital en España mostramos cómo el periodo de
“recuperación” en los años ochenta estuvo marcado por contradicciones que han
sido fundamentales en el posterior ciclo de acumulación y crisis en España. La
reconversión industrial y la llegada de capitales foráneos a España promovió la
fragmentación de la clase trabajadora: un segmento importante de ella fue
forzada a trabajar en empleos con salarios bajos en la producción “flexible”
realizada por una masa creciente de pequeños capitales industriales. Por su
parte, otro segmento gozaba de empleos con salarios más altos en grandes
plantas de ensamblaje que pertenecían al dominio de la fabricación para la
exportación de mercancías de contenido tecnológico bajo o intermedio para los
estándares del mercado mundial. En este marco, las tasas de beneficio y
ocupación se recuperaron a partir de 1985, aunque a expensas de una inflación
creciente y de la escalada de tensiones entre el Estado y los sindicatos. El
Estado buscó contener la inflación y moderar los aumentos salariales a través
de la entrada en el Mecanismo de Tipos de Cambio (ERM por su acrónimo en
inglés) en 1989. El resultado de la estrategia sólo favoreció el flujo
especulativo de capitales hacia sectores “no-transables” más rentables. Éstos
dependían fuertemente del crecimiento de la demanda doméstica, y por tanto, el
capital evitaba la entrada en otros sectores manufactureros y a la vez
aceleraba el proceso de sobreacumulación (en el sector de no-transables) que
resultó en la crisis monetaria de 1992 y el comienzo de la recesión más
profunda en España de los años sesenta.
Después de
una fuerte devaluación de la peseta a mediados de los noventa, en 1999, España
cumplía los criterios de convergencia fijados por el Tratado de Maastricht para
entrar en la Unión Monetaria Europea (UME). Para entonces, la economía se
estaba recuperando y estaba en camino hacia un boom de crecimiento que duró
hasta 2008.
Durante este
período, algunos “campeones nacionales” emergieron como resultado del papel
proactivo del estado democrático liberal en la concentración y centralización
del capital a finales de la década de los ochenta. Una década más tarde, estos
capitales se encontraban en una posición fuertemente competitiva para asegurar
una base estable para su valorización en los mercados exteriores –
particularmente en América Latina – e “internacionalizarse”. Un selecto número
de capitales españoles se convirtieron en una fuerza competitiva globalmente en
los sectores de banca, telecomunicaciones y producción energética. No obstante,
tras este boom permanecían debilidades fundamentales. Los capitales normales
más dinámicos e internacionalmente competitivos dejaron atrás el sector
manufacturero doméstico y éste permaneció con baja productividad y dependencia
en capitales foráneos que ponía límites al desarrollo organizacional y
tecnológico de las fuerzas productivas a excepción de unos pocos subsectores.
Así pues, la entrada en la UME consolidó la posición relativamente “atrasada” y
diferenciada en la NDIT y agravó la producción de desarrollo desigual tanto
dentro de la economía nacional como en relación a otras regiones y países
dentro de Europa.
Los
límites a la urbanización
En el
capítulo cuatro ampliamos necesariamente el foco de nuestro análisis a través
de un examen de los procesos de acumulación durante el último boom español
desde un contexto global. Para entender cómo la acumulación expandida y los
niveles crecientes de consumo social podían ser sostenidos en una escala más
allá de la producción de plusvalías por parte de los capitales españoles,
consideramos que era de crucial importancia la confluencia de bases materiales
que hicieran posible la entrada de grandes flujos de inversión en el sector de
la construcción y en los mercados inmobiliarios españoles. Tales sectores eran
esferas particularmente rentables para el reciclaje de capital ficticio
mayoritariamente de origen foráneo. Excedentes de capital global – en
particular procedentes de Alemania –, entraron a España a través de su
altamente competitivo mercado de bonos garantizados y fueron subsecuentemente
canalizados a través de las cajas de ahorros regionales hacia el mercado
hipotecario. Un gran volumen de capital financiero del centro fluyó hacia el
sector de la construcción español alentando la sobreproducción especulativa del
sector. Tal sobreproducción estuvo incentivada por tasas de interés bajas,
reformas en las regulaciones urbanísticas que eliminaron barreras a la llegada
de capital especulativo orientado a nuevos proyectos de urbanización, la disponibilidad
de una fuerza de trabajo barata (mayoritariamente inmigrante en un sector
trabajo-intensivo) y una demanda creciente de infraestructuras, hoteles y
segundas residencias asociadas al turismo de masas. Mientras tanto,
ayuntamientos y agencias locales de desarrollo de toda España se embarcaron en
estrategias de oferta “emprendedoras” asociadas con la competencia inter-urbana
dentro de la división espacial del consumo. (31) Iniciativas del estado local
para incentivar la participación del sector privado en proyectos de desarrollo
urbano en ciudades como Barcelona, Valencia o Madrid (y en el resto de ciudades
del país) eran altamente especulativas y basadas en la anticipación de
beneficios futuros derivados de la rápida construcción de infraestructura,
vivienda y oficinas. (32)
Durante el
boom económico de principios del siglo XXI, la sobreacumulación relacionada con
el circuito secundario de capital se intensificó a medida que las cajas de
ahorros y la banca comercial competían para financiar la producción la
construcción de los promotores inmobiliarios y en financiar a los individuos
que querían comprar una vivienda con crédito barato e hipotecas con períodos de
larga amortización. El sector de la construcción se convirtió en un imán para
la inversión desde 1998, ocasionando fuertes incrementos en los precios de la
vivienda y el suelo, y alimentando aún más la especulación nacional e
internacional. La demanda para segundas residencias como vehículos de inversión
creció rápidamente, mientras el aumento de la demanda agregada creado por nuevo
empleo, incluyendo la llegada de nuevos trabajadores inmigrantes, impulsó la
compra de primeras residencias y una nueva generación de ciudadanos (jóvenes
e inmigrantes económicos).
Sin lugar a
dudas, el boom tuvo su génesis a raíz de la expansión del crédito. De hecho,
para muchas familias españolas el consumo expandido dependía en apalancarse en
el valor de la vivienda y su continuo incremento del precio. La proporción de
deuda privada de los hogares sobre el PIB en España creció desde menos del 55%
en el año 2000 al 90% en 2010, (33) mientras que la deuda neta estimada de los
hogares como porcentaje del ingreso disponible creció del 85,97% en 2000 al
144,32% en 2006 – casi un 40% más que el promedio de la Eurozona. (34) Como ya
es sabido, la desproporcionada expansión del sector de la construcción en
relación a otros sectores durante el boom derivó en el crecimiento de los
precios de bienes no-transables y redujo la competitividad de las
exportaciones, alimentando la inflación y exacerbando la necesidad del fondo
social de consumo a través de una consiguiente expansión del crédito. La
sobreproducción en el sector de la construcción fue endémica: entre 2001 y 2011
se incremento un 24% el stock de vivienda (hasta más de 26 millones) mientras
que la población sólo aumento un 5.8% (hasta aproximadamente los 47 millones de
habitantes). (35) En resumen, el apalancamiento especulativo en la construcción
y el aumento del endeudamiento de los hogares – que incluso el Estado reconoció
que fue significativamente más alto que en otros países europeos –, (36)
alimentó el proceso de sobreacumulación en España. (37)
La Unión
Monetaria Europea y los límites del capital en el Sur Europeo
Un tema
central que emerge de nuestro análisis de la crisis y la revuelta en España
versa sobre el carácter de clase de la integración europea. La UME es especial,
pues tal como Werner Bonefeld apunta, está ‘concebida como un mecanismo
disciplinario que fomenta la “competición” sobre la base de la deflación y el
aumento de la productividad del trabajo’ – un dispositivo ofensivo ‘que busca
hacer trabajar más duro a la clase trabajadora europea en un contexto de
deterioro de sus condiciones’. (38) Nuestro análisis del desarrollo del
capitalismo en España antes del 2008 demuestra este argumento. Tal análisis, es
importante destacar, es igualmente válido en referencia a los demás países del
sur europeo.
Detrás de la
retórica de “convergencia”, “integración” y “unión”, la UME ha exacerbado el
desarrollo desigual del capitalismo dentro de Europa. Como los países del sur
europeo entraron en la UME con tipos de cambio más altos, la reducción absoluta
en costes de comercio debido al acceso abierto al mercado benefició
desproporcionadamente a los países miembros del norte. (39) Después de la UME,
el compromiso del Banco Central Europeo a mantener la inflación a un nivel bajo
sirvió para obstaculizar la competitividad de las exportaciones en países con
niveles de productividad industrial menores. Esto se expresó con déficits
comerciales y de cuenta corriente en todo el sur europeo.
En los años
anteriores a la UME, un déficit persistente de cuenta corriente podía amenazar
la calidad del dinero circulando en las economías nacionales, llevando a
presiones especulativas desde los mercados internacionales de divisas y después
llevar a los bancos centrales a realizar devaluaciones periódicas para hacer
frente a crisis de balanzas de pagos. La crisis del ERM de 1992 fue un ejemplo
claro de esto. Sin embargo, en el sistema euro los bancos centrales ‘no tenían
necesidad de acumular stocks de divisas para mantener su pertenencia a la área
del euro con lo que el tema de desequilibrios en las balanzas corrientes
desapareció mayoritariamente de las discusiones macroeconómicas’. (40) Mientras
tanto, entre el 2000 y el 2007, los costes laborales unitarios crecieron
bruscamente en todo el Sur de Europa y a una velocidad mucho más rápida que en
los miembros “centrales” de la UE, (41) agravando las pérdidas de
competitividad. Desde el pensamiento actualmente dominante, varios analistas
concluyen que la crisis actual ha revelado la negligencia de los estados del
Sur en controlar los costes laborales y en reformar legislaciones e
instituciones obstructivas del mercado de trabajo. Sin embargo, los costes de
producción relativamente altos en el Sur eran una expresión de la incapacidad
de capitales “atrasados” en estas economías nacionales ‘para aumentar la
productividad a niveles que salvasen la discrepancia entre ellos y sus rivales alemanes
o de otros países de Europa Central’. (42) En este escenario, el crecimiento
económico y la expansión del consumo social en el Sur de Europa sólo fue
posible a través de la expansión de la deuda corporativa y de los hogares. 43
El ciclo de crecimiento post-UME se apoyaba en la entrada acelerada de capital
ficticio en el Sur Europeo, fomentado por tipos de interés bajos, expansión del
consumo social en base al endeudamiento y la rentabilidad de sectores
no-transables en países como España. (44)
Como
resultado, la productividad más elevada de los países “centrales” de la
Eurozona generó grandes superávits comerciales. La Eurozona ha mantenido una
balanza por cuenta corriente favorable con el resto del mundo desde la UME. No
obstante, dentro de la eurozona ha habido variaciones significativas en las
balanzas por cuenta corriente nacionales. Austria, Bélgica, Finlandia y
especialmente Alemania, han tenido superávits importantes, mientras Grecia,
Irlanda, Portugal y España han padecido déficits desde mediados de la primera
década del siglo XXI. En 2007, en la vigilia de la crisis, el Estado griego
anunció un déficit por cuenta corriente del 13,6% del PIB, Irlanda un 4,9%,
Portugal un 11,1% y España un 9,5% contrastando con el superávit alemán del
7,5%. (45)
Para ir
concluyendo...
Sin lugar a
dudas, el sur europeo está soportando hoy en día la mayor parte del peso de la
crisis de la “integración europea” y de la caída de un ciclo pronunciado de
sobreacumulación de capital global. En este contexto, algunos desean que se
corrijan los “desequilibrios” por cuenta corriente mediante un papel proactivo
de los países con “superávit”, estimulando la demanda doméstica a través de la
finalización de la moderación salarial y la relajación del compromiso a la estabilidad
de precios. Otros han propuesto una solución más radical, promoviendo la salida
de la Eurozona con el fin de que se puedan reintroducir monedas nacionales y
poder llevar a cabo devaluaciones monetarias. Sin embargo, la habilidad para
depreciar la moneda “nacional” no garantiza a ningún estado la salida del
desarrollo desigual de las fuerzas productivas dentro y a través de
economías nacionales, de los ciclos globales de sobreacumulación de
capital, y por tanto de la necesidad de crisis. 46 Con relación al sur europeo,
estas medidas no garantizarán una restructuración fundamental de sus economías
lejos de la dependencia recurrente en entradas de capital extranjero en la
forma de turismo o deuda, o hacia tasas de productividad más altas y el establecimiento
de producciones competitivas globalmente.
Al parecer,
las políticas de austeridad implementadas por parte de los estados del sur
europeo – y la correspondiente resistencia a ello - continuarán por algún
tiempo. Simon Clarke afirma que ‘la forma de estado es tal que si la lucha
política de clase va más allá de las fronteras puestas por la reproducción
expandida del capital, el resultado no será la supresión del modo capitalista
de producción sino su colapso, y con ello el colapso de la reproducción
material de la sociedad’. (47) Éste es, a nuestro entender, el gran problema
real al que se enfrenta el sur europeo hoy, mientras los esfuerzos del estado
para imponer la austeridad como medio de asegurar la “consolidación fiscal” es
confrontado por las luchas de la clase trabajadora para resistir la
“devaluación interna” y garantizar los medios para su propia reproducción. La
transformación hacia una sociedad mundial cuya reproducción no esté subordinada
a la acumulación de capital sigue siendo una necesidad urgente y que sólo puede
nacer de la consciencia plena de la lucha de la clase trabajadora
internacional. En este sentido, el sur europeo puede y tiene que convertirse en
un laboratorio crucial de las políticas anti-capitalistas.
Notas
1 Queremos agradecer a Martín Arboleda y Jon
Las Heras los comentarios y sugerencias realizados. Por descontado, cualquier
error o imprecisión es responsabilidad única de los autores.
2 D. Harvey, The Enigma of Capital and the Crises of
Capitalism (London: Profile Books, 2010), p. 215. Todas las citaciones a textos en
inglés son traducciones propias (independientemente de que exista edición en
castellano).
3 D. McNally, ‘Global Slump and the New Normal: An
Interview with David McNally’, New Politics, 29 junio 2014, http://newpol.org/content/global-slump-new-normal,
accedido el 28 de octubre 2014.
4 Elcano Royal Institute, 20 Years of Spain in the
European Union (Madrid: Real Instituto Elcano and European Parliament – Office
in Spain, 2010), p. 9.
5 M. García, ‘The Breakdown of the Spanish Urban
Growth Model: Social and Territorial Effects of the Global Crisis’,
International Journal of Urban and Regional Research, (2010) 34: 967-80, p.
967. “La fuga de
capitales” desde España a los países centrales de la UE fue de 296 billones de
euros entre junio del 2011 y junio 2012 – véase D. López Garrido ‘Introduction:
Twelve Months of Economic Despair’, en D. López Garrido et al. (eds),
The State of the European Union: The Failure of Austerity (Madrid: Fundación
Alternativas and Friedrich-Ebert-Stiftung, 2012), p. 16).
6 FMI, World Economic Outlook, October 2014: Legacies,
Clouds, Uncertainties (Washington DC: International Monetary Fund, 2014), p. 9.
7 M. Hernández,
‘Rajoy celebra la Fortaleza del sistema financiero español’, El Mundo, 26
Octubre 2014, http://www.elmundo.es/espana/2014/10/26/544cd6dce2704ef95f8b4574.html
accedido el 28 octubre 2014.
8 Hasta
junio de 2009, el Estado español había direccionado un 2% del PIB para
apuntalar la exposición del sector financiero – el nivel más alto de inversión
pública de este tipo entre los países de la OCDE (I. López y E. Rodríguez, Fin
de ciclo: Financiarización, territorio y sociedad de propietarios en la onda
larga del capitalismo hispano (1959-2010) [Madrid: Traficantes de Sueños,
2010], p. 401). En mayo de 2012, el estado fue forzado a nacionalizar Bankia –
el cuarto banco más grande, con una exposición en proyectos de la construcción
abandonados y reposesiones alrededor de los 30 billones de euros. Un mes más
tarde, el gobierno pidió a la UE un paquete de rescate para su sistema bancario
por valor de 100 billones de euros. Sareb, el banco malo, fue establecido como
condición en el acuerdo con la UE. Los bancos fueron forzados a transferir sus
activos tóxicos en el ladrillo a precios reducidos. En marzo de 2013, la
cartera de la Sareb consistía en 200.000 activos estimados en 50,45 billones de
euros, incluyendo 76.000 viviendas vacías, 6.300 hogares alquilados, 14.900
parcelas de tierra y 84.300 créditos–que tiene que deshacerse en un periodo de
15 años (T. Buck,, ‘Spain’s “Bad Bank” Speeds Up Asset Sales’, Financial Times,
21 de marzo del 2013,) http://www.ft.com/cms/s/0/425e44f0-921d-11e2-851f-00144feabdc0.html#axzz2Xc8PMnyU,
accedido el 10 de mayo 2013).
'Banco malo'
de España acelera la venta de activos
21 de marzo
2013
9 Wall
Street Journal, ‘Spain’s Reform Example’, 29 de octubre de 2014, http://online.wsj.com/articles/spains-reform-example-1414539336
, acceso el 29 de octubre de 2014. El mismo artículo argumentaba que el problema
del desempleo de larga duración sólo podía ser solucionado con más reformas del
mercado laboral para tal de limitar la discrecionalidad judicial en readmitir
trabajadores despedidos así como rebajas fiscales para ingresos medios y altos.
10 I. de
Barrón, ‘La codicia de la banca por crecer propició la concesión de hipotecas a
insolventes’, El País, 12 de noviembre de 2012, p. 16.
11 J. A.
Hernández, ‘El Poder Judicial revela que en 2013 hubo un media de 184
desahucios al día’, El País, 28 de marzo de 2014, http://politica.elpais.com/politica/2014/03/28/actualidad/1395997876_165402.html
accedido el 28 de octubre de 2014.
12 INE,
‘Encuesta de la Población Activa (EPA): Primer trimestre de 2013’, Nota de
prensa del 25 de abril de 2014. El 22 de octubre de 2014 la página web del
Instituto Nacional de Estadística informaba de un paro del 24,47% y un
desempleo juvenil del 54,9% (www.ine.es).
13 C
Delgado, ‘Más turistas, menos empleos’, El País, 11 de febrero de 2013, http://economia.elpais.com/economia/2013/02/10/actualidad/1360531816_937892.html
accedido el 19 de febrero de 2013.
14 El País,
‘La riqueza de los hogares españoles baja un 18,4%’, 11 de octubre 2012, http://economia.elpais.com/economia/2012/10/10/actualidad/1349901592_959130.html accedido el 21 de mayo de 2013.
15 G.
Tremlett, G. ‘Pay Pain’, Guardian, 1 de junio de 2013, p. 32.
16 INE, p. 7
17 PCE,
‘Manifiesto del PCE para el 1º de mayo frente a las políticas que están
arruinando a la mayoría de nuestro país’, 1 de mayo de 2013, http://www.pce.es/docpce/pl.php?id=5284 accedido
el 24 de mayo de 2013.
18 M. V.
Gómez, ‘La duración de la crisis y los recortes reducen la factura del paro’,
El País, 7 de mayo de 2013, http://economia.elpais.com/economia/2013/05/06/empleo/1367868680_677564.html
accedido el 7 de mayo de 2013.
19 En marzo
de 2014, los dos principales sindicatos denunciaron al gobierno de Rajoy delante
la Organización Internacional del Trabajo por contravenir la Convención 131 sobre
la fijación de un salario mínimo en los países miembros (Europa Press, ‘Los sindicatos
denuncian al Gobierno por la congelación del salario mínimo’, 6 de marzo de 2014,
http://www.publico.es/dinero/506268/los-sindicatos-denuncian-al-gobierno-porla-congelacion-del-salario-minimo accedido el 6 de marzo de 2014).
20 G.
Tremlett. El gobierno de Mariano Rajoy confirmó en febrero de 2014 que las reformas
del mercado de trabajo de 2012 se tradujeron en una bajada salarial del 10% de promedio,
principalmente en empresas con más de 50 trabajadores (Público, ‘Los salarios bajaron
un 10% de media desde el inicio de la reforma laboral’, 3 de febrero de 2014, http://www.publico.es/dinero/499617/los-salarios-bajaron-un-10-de-media-desde-elinicio-de-la-reforma-laboral accedido el 11 de marzo de 2014).
21
Intermón-Oxfam, ‘Crisis, desigualdad y pobreza: Aprendizajes desde el mundo en desarrollo
ante los recortes sociales en España’, Informe de Intermón Oxfam, (2012), p.
32.
22 El
Economista, ‘Fedea: “El empleo en España será de poca calidad, poca duración y salarios
bajos’, 29 de octubre de 2014, http://www.eleconomista.es/espana/noticias/6198650/10/14/Fedea-El-empleo-enEspana-sera-de-poca-calidad-poca-duracion-y-salarios-bajos.html#.Kku8sCN0fZkIQip
accedido el 29 de octubre 2014.
23 S. Clarke, Marx’s Theory of Crisis (London:
Macmillan, 1994); D. Harvey, The Limits to Capital (Oxford: Blackwell, 1982).
24 Ver también D. Harvey, The Limits to Capital
(London: Verso, 2006), p. 326; D. Harvey, The Enigma of Capital, p. x.
25 Existen
varios análisis de la crisis en estos países y que en líneas generales
suscribimos. Por ejemplo, ver P. Burnham, P. ‘Towards a Political
Theory of Crisis: Policy and Resistance across Europe’, New Political Science,
(2011) 33: 493-507; B. Christophers, ‘Revisiting the Urbanization of Capital’,
Annals of the Association of American Geographers, (2011) 101: 1347-64; Harvey,
The Enigma of Capital; C. Rogers, Capitalism and its Alternatives (London: Zed
Books, 2014), capítulo 2.
26 G. Charnock, T. Purcell y R. Ribera-Fumaz, The Limits to Capital in Spain: Crisis and Revolt in the
European South (Basingstoke: Palgrave, 2014).
27 K. Marx, Capital, Volume Two (Harmondsworth:
Penguin, 1978), p. 185.
28 S. Clarke, Keynesianism, Monetarism and the Crisis
of the State (Aldershot: Edward Elgar, 1988), p. 18-19.
29 Ver J.
Iñigo Carrera, La formación económica de la sociedad argentina. Volumen I:
renta agraria, ganancia industrial y deuda externa, 1882-2004 (Buenos Aires:
Imago Mundi, 2007); J. Iñigo Carrera, El capital: razón histórica, sujeto
revolucionario y conciencia (Buenos Aires: Imago Mundi, 2008); N. Grinberg y G.
Starosta, ‘The Limits of Studies in Comparative
Development of East Asia and Latin America: the Case
of Land Reform and Agrarian Policies’, Third World Quarterly, (2009) 30:
761-77.
30 Ver G. Charnock, y G. Starosta, The New
International Division of Labour (Basingstoke: Palgrave Macmillan, de próxima
publicación 2016).
31 Hemos tomado prestado de este concepto de D.
Harvey, ‘From Managerialism to Entrepreneurialism: The Transformation in Urban
Governance in Late Capitalism’, Geografiska Annaler. Series B, Human Geography,
(1989) 71: 3-17.
32 Para un análisis más detallado en los límites del
Modelo Barcelona ver G. Charnock, T. Purcell y R. Ribera-Fumaz, ‘City of Rents:
The Limits to the Barcelona Model of Urban Competitiveness’, International
Journal of Urban and Regional Research, (2014) 38: 198-217.
33 Datos del
2001 del FMI en la web de la Reserva Federal de San Luis. http://research.stlouisfed.org/fred2/series/HDTGPDESA163N
, accedido el 10 de mayo de 2013.
34 OCDE, OECD Economic Surveys: Spain (Paris: OCDE,
2008), p. 25, Figura 1.3.
35 M. Stücklin, ‘Spanish housing stock increases 24pc
in a decade’, Spanish Property Insight, 12 de abril de 2013
http://www.spanishpropertyinsight.com/2013/04/12/spanish-housing-stock-increases-24pc-in-a-decade/ , acesso el 15 de mayo 2013; ver también García.
36
Ministerio de Economía y Hacienda, ‘Private Indebtedness: Some Highlights’,
Madrid, 20 de diciembre de 2011, http://www.thespanisheconomy.com/SiteCollectionDocuments/engb/Financial%20Sector/111220_Private_debt.pdf
accedido el 15 de mayo de 2013.
37 “Si la
construcción hubiera continuado al nivel todavía relativamente muy alto de [del
año 2012], el proceso de absorción de la burbuja sería de más de 30 años”, en
C. Alcidi, y D. Gros, ‘The Spanish Hangover’, Centre for European Policy
Studies (CEPS) Policy Brief, (2012) 267: 1-3.
38 W. Bonefeld, ‘Politics of European Monetary Union:
Class, Ideology and Critique’, Economic & Political Weekly, (1998) 33:
55-69, p. 55.
39 C. Hadjimichalis, ‘Uneven Geographical Development
and Socio-Spatial Justice and Solidarity: European Regions after the 2009
Financial Crisis’, European Urban and Regional Studies, (2011) 18: 254-74, p.
261.
40 K. Whelan, ‘Macroeconomic Imbalances in the Euro
Area’, Directorate General for Internal Policies’, European Parliament, April
2012, p. 5.
41 Cambridge Econometrics, ‘Study on the Cost Competitiveness
of European Industry in the Globalisation Era: Empirical Evidence on the Basis
of Relative Unit Labour Costs (ULC) at Sectoral Level’, ECORYS Framework
Contract Sector Competitiveness Final Report, Cambridge, el 28 de septiembre de
2011, p.11.
42 A. Vlachou, ‘The Greek Economy in Turmoil’,
Rethinking Marxism: A Journal of Economics, Culture & Society, (2012) 24:
171-200, p. 187.
43 Para una discusión ilustrativa de Grecia ver V. K.
Fouskas y C. Dimoulas, ‘The Greek Worship of Debt and the Failure of the
European Project’, Journal of Balkan and Near Eastern Studies, (2012) 14: 1-31.
44 La
relación entre las economías alemana y española epitomizaban la relación más
amplia entre los países como “superávit” y “déficit” antes del 2008. Como Uxó,
Paul y Febrero detallan, en 2007 el superávit alemán equivalía al 71% del
superávit total de los países punteros de la Eurozona, mientras que por el
contrario, el déficit español equivalía al 45% del total del déficit entre los
países más endeudados. También subrayan que el superávit fiscal del Estado
español antes de la crisis refleja cómo la deuda privada y externa estaba en
las raíces del déficit por cuenta corriente. Finalmente, también recalcan que
el crecimiento orientado a las exportaciones alemán estaba basado en el
estancamiento de la demanda doméstica y los salarios – una “política económica
que sólo puede funcionar, y evitar altas tasas de desempleo, si hay otros
países con gran crecimiento de la demanda doméstica e importaciones, y por lo
tanto, tienen un déficit por cuenta corriente” (J. Uxó, J. Paúl y E. Febrero,
‘European Economic Policy and the Problem of Current Account Imbalances: The
Case of Germany and Spain’, en J. Jesperson y M. Ove Madsen (eds), Keynes’s
General Theory for Today: Contemporary Perspectives [Cheltenham: Edward Elgar,
2012], p. 208).
45 Eurostat, ‘Macroeconomic Imbalances Procedure Scoreboard
Headline Indicators, 1 November 2012 Statistical information’, European Commission,
Luxemburgo, el 1 de noviembre de 2012.
46 Como
enfatiza Bonefeld, dentro de una forma de reproducción social constituida
capitalísitcamente la ‘crítica del euro no puede ser una crítica por la libra
[o el dracma, la peseta, etc.]. La historia de la “moneda nacional” ha sido
siempre la historia del mercado mundial’ (W. Bonefeld, ‘Class and EMU’, The
Commoner, (2002) 5: 1-8, p. 6-7).
47 S. Clarke, ‘State, Class Struggle, and the
Reproduction of Capital’, in S. Clarke (ed.), The State Debate (Basingstoke:
Palgrave, 1990), p. 195.
Banco malo
'Banco malo' de España acelera la
venta de activos
21 de marzo
2013
“Banco malo" de España ha revelado un nuevo y ambicioso calendario para la liquidación de su € 50 mil millones de cartera, diciendo que planea vender casi 42.500 unidades de vivienda - alrededor de la mitad de todas las propiedades bajo su control - en los próximos cinco años.
Precios de la vivienda en España todavía están en franco declive y se pronostica que la demanda se mantendría lento en los próximos años - factores que están determinados a complicar la búsqueda de compradores.
Funcionarios
cercanos a la mala banco estatal (Sareb) han
sostenido durante mucho tiempo, sin embargo, que es importante para empezar a
vender propiedades tan pronto como sea posible, en un intento de proporcionar
un precio "piso" para otros inversores y ayudar a reiniciar una
recuperación más amplia en el mercado de la vivienda.
Luis de
Guindos, ministro de Finanzas de España, a un comité parlamentario a principios
de este mes que Sareb apuntaba a vender propiedades por valor de € 1.5bn sólo
este año.
El objetivo
de ventas de cinco años es parte del nuevo plan de negocio de Sareb que se
acordó el miércoles. El plan también establece una previsión revisada, el
recorte de la rentabilidad anual esperada para los inversores Sareb del 15 por
ciento al 13-14 por ciento. El banco malo está configurado para funcionar
durante 15 años, después de lo cual se cerrará.
Creada a
finales del año pasado, Sareb constituye un punto
clave en la campaña del gobierno para sanear el sector bancario del
país después de la reciente pinchazo inmobiliario y
rescate financiado por la UE del año pasado de varios prestamistas clave.
Nacionalización
de los bancos, como Bankia , Banco de Valencia y Caixacatalunya ya
han transferido la mayor parte de sus tenencias de propiedad tóxicos y
préstamos mal de propiedad de Sareb, que preside actualmente una cartera de
200.000 activos por un valor estimado de € 50.45bn. Estos incluyen 76.000
viviendas vacías, 6.300 casas alquiladas, 14.900 parcelas de tierra y 84.300
préstamos, el Sr. de Guindos, dijo este mes.
Según el
plan de negocio revisado de Sareb, la sociedad de gestión de activos también se
apriete sus normas internas para evitar conflictos de intereses. La
decisión se produce en respuesta a la crítica de que algunos de los mayores
accionistas de Sareb son entidades como el Banco Santander y La Caixa - que a
su vez poseen y manejan grandes carteras de propiedad y que se espera que haga
una oferta por algunos de los activos de Sareb, así como los contratos de
gestión.
Sareb dijo que su nuevo régimen para prevenir conflictos de intereses era más difícil de lo que exige la legislación española de la empresa, ya que prohibió directores afectados incluso de recibir cualquier información sobre una transacción.
Nuevo plan
de negocio de Sareb
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