NOTA DEL
EDITOR DE ESTE BLOG:
El
articulista cuando se refiere a la izquierda, no especifica que son
gobiernos de partidos (social liberal y
como ellos le gusta definirse de centro izquierda- social demócratas o
socialistas y no hace como alternativa, un
partido marxista revolucionario con políticas revolucionarias.
Los partidos
reformistas son aliados de la burguesía, así se ha demostrado en la historia
del movimiento obrero.
Lo más grave
de estas políticas, la traición y desilusión de la clase trabajadora abre las
puertas al fascismo.
Este artículo
lo voy a utilizar como excusa, para verter la información sobre los gobiernos
social liberal de Francia, Grecia y Brasil
Las
políticas de izquierda serán las perdedoras durante toda una generación, al
menos en Brasil, Francia y Grecia.
Introducción
En el último
año, las que parecían ser esperanzadas señales del surgimiento de gobiernos de
izquierda que serían vigorosas alternativas a los regímenes de derecha
favorables a Estados Unidos se convirtieron en un calco de aquéllos; en los
años venideros, esto les relegará al basurero de la historia. El ascenso y la
rápida decadencia de los gobiernos de izquierda en Francia, Grecia y Brasil no
son el resultado de un golpe militar, ni tampoco de las maquinaciones de la
CIA. La debacle de esos gobiernos de izquierda es el resultado de unas
decisiones políticas deliberadas que rompen decididamente con unos programas
progresistas, unas promesas y unos compromisos que los líderes políticos
hicieron al electorado compuesto por trabajadores y representantes de las
clases medias que finalmente les eligieron.
Cada vez
más, los votantes ven como traidores a aquellos gobernantes de izquierda que
han vendido a sus partidarios que están a su entera disposición y los comparan
con sus más importantes enemigos de clase: los banqueros, los capitalistas y
los ideólogos liberales.
Los
gobiernos de izquierda cometen suicidio
La
autodestrucción de la izquierda es una imprevista victoria de lo más retrógrado
de las fuerzas políticas neoliberales. Estas fuerzas han procurado destruir el
sistema de bienestar, imponer sus reglas mediante funcionarios no elegidos, han
ampliado y profundizado la desigualdad, debilitado los derechos de los
trabajadores y privatizado los sectores más lucrativos de la economía.
Hay tres
casos de incumplimiento de promesas que destacan en este proceso de suicidio:
en Francia, la segunda principal potencia de Europa, el gobierno socialista de
François Hollande (2012-2015); en Grecia, el gobierno del izquierdista Syriza
elegido el 25 de enero de 2015, que se presentó como el invalorable propulsor
de una política alternativa a la de “austeridad fiscal”; y Brasil, con el
Partido de los Trabajadores gobernando (2003-2015) el país más extenso de
América latina y miembro importante de los BRICS.
El
“socialismo” francés: el gran salto atrás
En su
campaña presidencial, François Hollande prometió aumentar los impuestos a los
ricos hasta el 75 por ciento; rebajar la edad de jubilación de los 62 a los 60
años; lanzar un programa de inversión pública para reducir el desempleo;
incrementar significativamente el gasto público en educación (contratando a
60.000 nuevos maestros), salud y vivienda social; y retirar las tropas
francesas de Afganistan, como primer paso de la reducción del papel de París
como colaborador del imperio.
Desde 2012,
cuando fue elegido, hasta este momento (marzo de 2015), ha incumplido todas sus
promesas y todos sus compromisos políticos: la inversión pública no se
materializó y el desempleo creció; hoy, los parados superan los tres millones.
El recién nombrado ministro de economía Emmanuel Macron, un ex socio de la
Banca Rothschild, redujo drásticamente –50.000 millones de euros– los impuestos
al sector de los negocios. Manuel Valls, su primer ministro [nombrado
en marzo de 2014], un liberal entusiasta, implementó importante recortes en los
programas sociales, debilitó la regulación gubernamental de los negocios y los
bancos, y erosionó la seguridad laboral. Hollande nombró a Laurence Boone, proveniente del Bank of
America, como su principal asesor en economía.
El
“presidente socialista” francés envió tropas a Mali, aviones de bombardeo a
Libia, asesores militares a la junta de Ucrania y ayudó a los llamados
“rebeldes” sirios (en su mayor parte mercenarios yihadistas). También aprobó la
venta de equipo militar por 1.000 millones de euros a la monarquía dictatorial
de Arabia Saudí y se echó atrás en un contrato de venta de barcos de guerra a
Rusia.
Hollande se
sumó a Alemania en la exigencia a Grecia del cumplimiento total y en término de
los pagos de deuda a los banqueros privados y el mantenimiento del brutal
“programa de austeridad”.
Como
consecuencia de la estafa a los votantes franceses, la traición a los
trabajadores y el abrazo con los banqueros, los grandes negocios y los
militares, la visión positiva del gobierno “socialista” por parte del
electorado francés se ha reducido a menos del 19 por ciento, y el PSF ocupa
ahora el tercer puesto entre los principales partidos. La política en favor de
Israel de Hollande y su línea dura respecto de las negociaciones EEUU-Irán, los
ataque islamofóbicos del ministro Valls en los suburbios de las grandes
ciudades francesas –donde predominan los musulmanes– y el apoyo a las
intervenciones militares contra los movimientos islámicos [en Oriente Medio y
norte de África] han polarizado cada vez más a la sociedad francesa e
incrementado la violencia étnico-religiosa en el país.
Grecia:
la súbita transformación de Syriza
Desde que
Syriza ganó las elecciones griegas el 25 de enero de 2015 hasta la mitad de
marzo, Alexis Tsipras, primer ministro, y Yanis Varoufakis, nombrado ministro
de economía, faltaron a cada una de las promesas –las más importantes y las
menos– del programa electoral. Adhirieron, en cambio, a lo más retrógrado de
los procedimientos, medidas y relación con la Troika (el FMI, la Comisión
Europea y el BCE) que Syriza había denunciado en su programa de Salónica poco
tiempo antes.
Tsipras y
Varoufakis repudiaron la promesa de rechazar los dictados de la Troika. En
otras palabras, aceptaron la regla colonialista y la continuación del
vasallaje.
Rasgo típico
de su demagogia y engaño: ambos procuraron encubrir su sumisión a la
universalmente odiada Troika apodándola “la institución” –sin engañar a nadie
más que a sí mismos– y se convirtieron en el hazmerreír de los más cínicos
observadores de la Unión Europea.
Durante la
campaña, Syriza había prometido impugnar toda o buena parte de la deuda griega.
Una vez en el gobierno, Tsipras y Varoufakis aseguraron inmediatamente que la
reconocían y prometieron hacerse cargo de todas las obligaciones relacionadas
con la deuda.
Syriza había
prometido priorizar el gasto humanitario y negar la austeridad, aumentando el
salario mínimo, volviendo a emplear a los destituidos en la salud y la
educación y aumentando las pensiones. Después de dos semanas de humillarse
servilmente, los “reformados” Tsipras y Varoufakis priorizaron la austeridad
realizando pagos de deuda y “postergando” incluso los gastos más magros contra
la pobreza. Cuando la Troika le dejó al gobierno Syriza 2.000 millones de euros
para que pudiera alimentar a los griegos hambrientos, Tsipras alabó a los
supervisores y prometió que les presentaría una lista de regresivas “reformas”
por varios miles de millones de euros.
Syriza había
prometido reexaminar las sospechosas privatizaciones de lucrativas empresas
públicas realizadas por los anteriores gobiernos de derecha y parar aquellas
que estaban en proceso y las proyectadas para el futuro. Una vez en el
gobierno, Tsipras y Varoufakis renegaron rápidamente de esa promesa. Aprobaron
todas las privatizaciones; las pasadas, las presentes y las futuras. De hecho,
hicieron tanteos para conseguir nuevos “socios” privatizadores, ofreciendo
jugosas concesiones para deshacerse de más empresas públicas.
Syriza
prometió enfrentar la alta tasa de desempleo (26 por ciento en el ámbito
nacional, con el 55 por ciento en el sector juvenil) por medio del gasto
público y la reducción en el pago de la deuda. Diligentemente, Tsipras y
Varoufakis satisficieron los pagos de deuda y ¡no asignaron dinero alguno para
la creación de puestos de trabajo!
Syriza no
solo continúa las políticas de la derecha; además, lo hace con un estilo y una
sustancia grotescos, adoptando ridículas posturas públicas y gestos demagógicos
sin coherencia alguna: un día, Tsipras dejará una corona de flores en la tumba
de 200 guerrilleros griegos asesinados por los nazis en la Segunda Guerra
Mundial y al día siguiente se prosternará ante los banqueros alemanes para
satisfacer sus exigencias de austeridad presupuestaria, negando dinero público
a dos millones de griegos en el paro.
Una tarde,
el ministro Varoufakis posará en una sesión de fotos para Paris Match que
lo muestra, con un cóctel en la mano, en la terraza de su lujoso ático con
vistas a la Acrópolis y ¡unas horas más tarde estará haciendo un discurso para
las masas empobrecidas!
Incumplimiento
de promesas, engaño y demagogia, todo durante los dos primeros meses en el
gobierno; Syriza ha establecido un récord en su conversión de un partido de
izquierdas contrario a la austeridad en un vasallo conformista y servil de la
Unión Europea.
La exigencia
de Tsipras a Alemania de que pague reparaciones por los daños a Grecia durante
la Segunda Guerra Mundial –una reclamación que, aunque correcta, ha sido
largamente postergada– es otra farsa demagógica diseñada para distraer a los
empobrecidos griegos de la capitulación de Tsipras y Varoufakis ante los
actuales requerimientos alemanes de austeridad. Un cínico funcionario de la UE
le dijo al Financial Times (12/MAR/2015, p. 6), “Ahí está
(Tsipras) dándoles (a los militantes de Syriza) un caramelo para que chupen”.
Nadie espera
que los líderes germanos cambien su línea dura por unas injusticias del pasado,
sobre todo porque son traídas a colación por un interlocutor que está
arrodillado... En la UE, nadie toma en serio la exigencia de Tsipras. Es vista
como una retórica de lo más vacía hecha para el consumo interno.
Hablar de
unas reparaciones alemanas de 70 años evita hablar de la adopción de medidas
prácticas hoy, como repudiar la deuda o reducir los pagos de una deuda
ilegítima a los bancos alemanes o negarse a obedecer los dictados de Merckel.
La diáfana traición de los compromisos más elementales con el arruinado pueblo
griego ya ha dividido a Syriza. Más del 40 por ciento de la comisión central,
incluido el presidente del parlamento, repudiaron los acuerdos de
Tsipras-Varoufakis con la Troika.
La gran
mayoría de los griegos que votaron por Syriza esperaba algún alivio inmediato y
unas reformas. Sin embargo, está cada día más desencantada. No esperaba que
Tsipras nombrara a Yanis Varoufakis, un ex asesor económico de George
Papandreu, el corrupto líder del neoliberal PASOK, como ministro de economía.
No se marcharon en masa muchos votantes del PASOK en los últimos cinco años
para encontrar a los mismos cleptócratas e inescrupulosos oportunistas ocupando
los cargos más altos de Syriza puestos allí por el dedo índice de Alexis
Tsipras.
El
electorado tampoco puede esperar una lucha, una resistencia, una decisión de
romper con la Troika de los profesores anglo-griegos* llamados de regreso a
Grecia por Tsipras. Estos izquierdistas de salón (seminaristas marxistas) nunca
se implicaron en los conflictos urbanos ni sufrieron las consecuencias de la
prolongada depresión.
Syriza es un
partido liderado por acomodados profesionales, académicos e intelectuales con
movilidad social ascendente. Aunque en nombre de los trabajadores empobrecidos
y asalariados de clase media, los gobiernan desde su posición prominente, pero
atienden a los intereses de los banqueros –tanto los griegos como especialmente
los alemanes–. Priorizan la pertenencia a la UE por encima de una política
independiente y nacional. Su actitud respecto de la OTAN es de tolerancia, que
se manifiesta en su apoyo a la junta de Kiev en Ucrania, a las sanciones contra
Rusia, a la intervención de la OTAN en Siria e Iraq, y en ¡el mantenimiento de
un sonoro silencio en relación con la amenaza militar a Venezuela!
Brasil:
recortes presupuestarios, corrupción y revuelta popular
El gobierno
del supuesto Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, en el poder durante 13
funestos años, ha sido uno de los más corruptos de América latina. Respaldado
por las principales confederaciones de trabajadores y varias organizaciones de
campesinos sin tierra, y compartiendo el poder con partidos de centroizquierda
y de centroderecha, fue capaz de atraer la inversión de decenas de miles de
millones de dólares de capital extranjero proveniente de la industria
extractiva, las finanzas y los agronegocios. Gracias al boom de un decenio de
altos precios de las materias primas del agro y la minería, al crédito fácil y
a las reducidas tasas de interés, hubo un alza en los ingresos, el consumo y el
salario mínimo mientras se multiplicaban los beneficios de la elite económica.
Como
consecuencia de la crisis financiera de 2009 y la bajada de los precios de los
commodities, la economía brasileña se estancó justo cuando fue elegida la nueva
presidenta, Dilma Rousseff. El gobierno de Rousseff, como el de su predecesor,
Lula Da Silva, favoreció los agronegocios en detrimento del reclamo de una
reforma agraria por parte de los trabajadores rurales sin tierra. Su gobierno
dio alas a los barones de la madera y los productores de soja, y propició el
avance de estas industrias en las tierras de las comunidades indígenas y la
selva amazónica.
Elegida para
un segundo mandato, Rousseff se encontró ante una importante crisis política y
económica: profundización de la recesión económica, déficit fiscal, y detención
y proceso de muchos miembros corruptos del PT y legisladores aliados,
directivos de la empresa Petrobras.
Los líderes
del PT como las finanzas de campaña del Partido recibieron millones de dólares
de sobornos de las empresas de construcción para asegurar contratos de la
gigantesca empresa petrolera semipública. Durante su campaña electoral, la
presidenta Rousseff prometió que “continuará apoyando los programas sociales en
beneficio del pueblo” y que “erradicará la corrupción”. Sin embargo,
inmediatamente después de ser elegida abrazó la ortodoxia de la política
neoliberal y nombró un gabinete de neoliberales de la derecha dura, entre ellos
al banquero Joaquín Levy, de Bradesco, en el ministerio de finanzas. Levy
propuso reducir las prestaciones por desempleo, las pensiones y los salarios
del sector público. También se manifestó en favor de una mayor desregulación
del sector bancario y propuso debilitar la legislación de protección del
trabajador para atraer al capital. Además, reclamó el superávit presupuestario
y la necesidad de atraer la inversión extranjera a expensas del sector laboral.
Rousseff, en
coherencia con la adopción de la ortodoxia neoliberal, designó a Katia Abreu,
senadora de derecha, líder de toda la vida de los intereses del agronegocio y
acérrima enemiga de la reforma agraria, para que se haciera cargo del
ministerio de agricultura. Apodada “Miss Deforestación” por Greenpeace, la
senadora Abreu se ha opuesto con vehemencia al Movimiento de Trabajadores sin
Tierra (MST) y a la confederación de trabajadores, pero ha sido en vano. Con el
total respaldo de Rousseff, Abreu está empeñada en acabar con la muy mínima
redistribución de la tierra emprendida por la presidenta en su primer mandato
(estableciendo colonias que beneficiaron a menos del 10 por ciento de los
ocupantes sin tierra). Abreu aprobó normas que facilitan la expansión de
cultivos genéticamente modificados y promete el desalojo forzoso de los
indígenas amazónicos que habitan tierras productivas para favorecer a las
corporaciones del agronegocio a gran escala. Además, promete defender
vigorosamente a los terratenientes contra las ocupaciones de tierra por parte
de trabajadores rurales sin tierra.
La
incapacidad de Roussef y/o su falta de voluntad para llevar a los tribunales al
tesorero del Partido de los Trabajadores, involucrado en un escándalo por 1.000
millones de dólares en sobornos y coimas que ya lleva 10 años, ha profundizado
y ampliado la oposición popular.
El 15 de
marzo de 2015 más de un millón de brasileños se lanzaron a la calle en todo el
país; las manifestaciones estaban convocadas por los partidos de derecha pero
consiguieron el apoyo de las clases populares, que exigen inmediatos juicios
contra la corrupción y duras condenas pero también la revocación de los
recortes en el gasto social implementados por Levy.
La
contramanifestación en apoyo de Rousseff organizada por la CUT –la central de
los trabajadores– y el MST solo movilizó la décima parte de aquélla; a unas
100.000 personas.
La respuesta
de Dilma Rousseff fue llamar al “diálogo” y asegurar que está “abierta a
[considerar] propuestas” sobre la corrupción aunque rechazó explícitamente
cualquier cambio en su regresiva política fiscal, sus nombramientos para un
gabinete neoliberal y su opción por la agenda del sector del agronegocio y el
de la minería.
En menos de
dos meses el PT y su presidenta han manchado indeleblemente a sus líderes, sus
políticas y sus apoyos con la brea de la corrupción y la regresión en las
políticas sociales.
El apoyo
popular se ha ido a pique. La derecha está creciendo. En las grandes
manifestaciones del 15-M incluso estuvieron presentes los activistas que abogan
por el autoritarismo y el golpe de estado militar; llevaban carteles que
reclamaban el “juicio político” y el regreso al gobierno de los militares.
Como en la
mayor parte de América latina, la derecha autoritaria brasileña es una fuerza
que está en ascenso y se posiciona para la toma del poder mientras el
centroizquierda adopta la agenda del neoliberalismo en todo el continente. Los
partidos apodados “de centroizquierda”, como el Frente Amplio en Uruguay y el
progubernamental Frente para la Victoria en Argentina están estrechando los
vínculos con el capitalismo corporativo del agronegocio y la minería a cielo
abierto.
Opiniones
sin fundamento de escritores izquierdistas de Estados Unidos, como Noam
Chomsky, que dicen que “América latina es la vanguardia contra el
neoliberalismo” están atrasadas al menos un decenio y, ciertamente,
equivocadas. Fueron engañados por declaraciones políticas de tipo populista y
se niegan a reconocer que las políticas de corte neoliberal están fomentando el
descontento popular. Los gobiernos que adoptan políticas regresivas en lo
socio-económico no constituyen una vanguardia hacia la emancipación social...
Conclusión
¿Cómo se
explican estos bruscos retrocesos y rápidos incumplimientos de las promesas
electorales por parte de los –supuestamente– “partidos de izquierda”
recientemente elegidos en Europa y América latina?
Se podía
esperar este tipo de comportamiento en América del Norte: del Partido Demócrata
de Obama en EEUU o del Nuevo Partido Democrático de Canadá... Pero estábamos
dispuestos a creer que en Francia, con su tradición republicana de izquierdas,
un gobierno socialista –“críticamente”– respaldado por izquierdistas
anticapitalistas iba al menos a poner en marcha reformas sociales progresistas.
Un ejército de blogueros progresistas también nos había dicho que Syriza, con
su carismático líder y retórica radical iba a cumplir al menos las promesas
electorales más básicas levantando la dominación impuesta por el yugo de la
Troika, empezando a poner fin a la miseria y proporcionando electricidad a las
300.000 viviendas iluminadas con velas. Los “progresistas” nos repitieron una y
otra vez que el Partido de los Trabajadores había sacado de la pobreza a 30
millones de personas. Proclamaron que “un ex trabajador de la industria
automotriz” (Lula Da Silva) nunca permitiría que el PT volviera a los recortes
presupuestarios neoliberales y se abrazara con sus supuestos “enemigos de
clase”. Los profesores izquierdistas de EEUU se negaron a dar crédito al burdo
robo de 1.000 millones de dólares al Tesoro Nacional de Brasil durante el
mandato de dos presidentes del PT.
A nuestra mente
llegan varias explicaciones para estas traiciones políticas. Una es que a pesar
de su discurso popular y “obrerista”, estos partidos estaban dirigidos por
abogados, profesionales y burócratas sindicales de clase media, desconectados
orgánicamente de su base militante. Durante las campañas electorales, en
procura de los votos, se unen un momento con los trabajadores y los pobres,
pero después pasan el resto del tiempo en restaurantes caros para conseguir
“acuerdos” con los banqueros, hombres de negocios propensos al soborno e
inversores extranjeros para financiar las elecciones siguientes, la escuela
privada de sus hijos y el lujoso piso de su querida...
Durante un
tiempo, cuando la economía estaba en alza, los beneficios de las grandes
corporaciones, las compensaciones y los sobornos iban de la mano con los
aumentos de salarios y los programas contra la pobreza. Pero cuando se
desencadenó la crisis, los líderes “populares” se quitaron la insignia del
partido de la solapa y dijeron “la austeridad fiscal era inevitable” mientras
mendigaban algo a sus financistas internacionales.
En todos
esos países, que ahora viven tiempos difíciles, los líderes de la izquierda
procedentes de la clase media le temían tanto al problema (la crisis
capitalista) como a la auténtica solución (la transformación radical de la
sociedad). En lugar de enfrentar el problema se volvieron hacia la “única
solución”: se acercaron a los líderes del capitalismo y trataron de convencer a
las asociaciones del mundo de los negocios y, por sobre todo, a los
financistas, de que ellos eran “políticos serios y responsables” deseosos de
renunciar a la agenda social y adoptar la disciplina fiscal. Para el consumo
interno, insultaron y amenazaron a las elites, esto es, un poco de teatro para
entretener a los seguidores de la plebe, ¡antes de capitular!
Ninguno de
estos líderes –académicos devenidos en izquierdistas– tenía un vínculo profundo
y durable con las luchas populares. Su “activismo” se limitaba a la lectura de
documentos en “foros sociales” y al aporte de ponencias en congresos sobre
“emancipación e igualdad”. La sumisión política y la austeridad fiscal no ponen
en peligro su posición económica. Si sus partidos de izquierda son derrotados
por electorados enfadados y movimientos sociales radicales, los líderes
izquierdistas hacen la maleta y regresan a su cómodo empleo de siempre o a su
bufete de abogado. Ellos no tienen por qué preocuparse por los despidos en masa
o la reducción de las pensiones de subsistencia. En los ratos libres podrán sentarse
y escribir un artículo más sobre la forma en que la “crisis del capitalismo”
afectó a su bien intencionado proyecto o cómo vivieron la “crisis de la
izquierda”.
Debido a su
desconexión con el sufrimiento de quienes han caído en la pobreza y los votantes
que están en el paro, los izquierdistas de clase media en el gobierno no ven la
necesidad de romper con el sistema. En realidad, comparten los puntos de vista
de sus supuestos adversarios conservadores: ellos creen también que se trata de
“el capitalismo o el caos”. A este lugar común adoptado se lo hace pasar por
una profunda reflexión propia de los dilemas de la socialdemocracia. Los
funcionarios y asesores izquierdistas de clase media siempre utilizan la excusa
de las “limitaciones institucionales”. “Teorizan” su impotencia política; nunca
reconocen el poder de los movimientos protagonizados por las organizaciones de
clase.
La cobardía
política de estos izquierdistas de clase media es estructural y facilita las
traiciones morales: sostiene que “la crisis no es el momento para hacer ajustes
en el sistema”.
Para la
clase media, el “tiempo” se convierte en una excusa política. Los líderes de
clase media de los movimientos populares, carentes de audacia o programas de
lucha, siempre hablan de cambio... en el futuro...
En vez de
comprometerse en la lucha popular, corren de un lado a otro, de un centro del
poder financiero al Comité Central, confundiendo el “diálogo” que termina en
sumisión con la resistencia consecuente.
Al final, el
pueblo les corresponderá dándoles la espalda y rechazando sus pedidos de
reelección para “una segunda oportunidad”.
La tragedia
es que toda la izquierda resulta manchada. ¿Quién puede creer las bonitas
palabras de “liberación”, “la voluntad de tener esperanza” y “recuperar la
soberanía” después de haber vivido lo contrario durante años?
Las
políticas de izquierda serán las perdedoras durante toda una generación, al
menos en Brasil, Francia y Grecia.
La derecha
ridiculizará el cierre de cremallera de Hollande, la falsa humildad de Dilma
Rousseff, los gestos vacíos de Tsipras y las payasadas de Varoufakis.
El pueblo
maldecirá su recuerdo y su traición a una causa noble.
________________
* Entre
estos profesores ‘repatriados’ están el propio Yanis Varoufakis y Costas
Lapavitsas, ambos diputados electos en las últimas elecciones. Los dos se
graduaron en Inglaterra y fueron profesores universitarios; en Australia, el
primero, y en Inglaterra, el segundo. (N. del T.)
Artículo
original: http://petras.lahaine.org/?p=2026 - Traducido del inglés para Rebelión por Carlos Riba García
Brasil: Un gobierno con capitalistas y para los capitalistas
El gobierno de Dilma Rousseff ha
adoptado una política muy reaccionaria
Cita:
EChI: En
Brasil sigue actuando la Justicia por el caso Petrobras y se ha imputado a todo
el Congreso brasileño, ¿qué lectura hace de esto?
JP:
Podríamos decir varias cosas. Primero que el gobierno de Dilma Rousseff –como
hemos mencionado en anteriores columnas- ha adoptado una política muy
reaccionaria, lo que ellos llaman ‘ajuste fiscal’ que no es otra cosa que
recortes a los programas sociales, las pensiones, los salarios, los programas
de apoyo a la pobreza, etc. O seas, los avances que consiguieron las clases
populares han retrocedido y el gobierno ha dado peso a Joaquim Levy –como
ministro encargado de la Economía-, un neoliberal fanático, para que lleve
adelante esos recortes.
Entonces,
mientras están golpeando al pueblo, la presidente Rousseff pide paciencia. Pero
la paciencia no alcanza ante tanta pérdida. Yo espero que las presiones de
abajo, las huelgas y marchas, se aceleren. Y mientras el gobierno se debilita
en el flanco popular, está también golpeado desde el sistema judicial nacional
e internacional. Se ha descubierto que los directivos de Petrobras han pagado
más de cien millones de dólares en sobornos, casi la mayoría de los
funcionarios y diputados del PT están involucrados.
Es un
Partido de corruptos, y cualquiera que piense que el PT tiene algo que ver con
los trabajadores, se encuentra con estos hechos. Los banqueros en Suiza por
ejemplo, tienen cuentas de intermediarios que han cobrado los sobornos y
después se las pasaron a los diputados. Los Diputados del PT y sus socios en el
gobierno ya son millonarios, han cobrado tantos sobornos que tienen segunda y
tercera casa, y segunda y tercer amante, y tres o cuatro autos de lujo.
Son
oligarcas en todo sentido y han perdido el respeto y la legitimidad entre la
mayoría. No hay duda que en el próximo periodo van a sufrir muchos castigos,
tanto judiciales, encarcelamientos, como expulsiones. Y más que nada el
deterioro total del partido, la imagen del PT como un partido de centro
izquierda, porque no hay nada de progresista con los corruptos. Y la
combinación de corrupción arriba y recortes abajo, va a desgastar al Partido de
los Trabajadores, y creo que en las próximas elecciones van a sufrir golpes
contundentes.
El problema
es que la izquierda del PT todavía no muestra suficiente presencia para
capturar a los votantes desencantados, por lo que temo que a partir de estos
escándalos resurgirán los partidos de la derecha, y los que quieren privatizar
Petrobras utilizarán la corrupción para privatizarla. El PT ha hecho un
tremendo daño no sólo a su propio caudal electoral, sino y sobre todo para la
imagen de toda la izquierda y el progresismo en América Latina, deja
desorientado a su electorado y hace el juego al imperialismo.
En tanto,
los apologistas e intelectuales del PT que por muchos años hablaron de las
medidas progresistas, clientelistas, ahora están callados, están abandonando el
barco que se está hundiendo. Pero el daño ya está hecho, y debemos avisar los
observadores y comentaristas de izquierda, que no deben ser tan ciegos, mudos y
sordos en el futuro, cuando nosotros desde la izquierda empezamos a advertir
que el PT no era lo que presentaba al electorado.
Brasil: Un gobierno con capitalistas y para los capitalistas
Brasil: el
neoliberalismo con un "rostro humano"
Raíces
histórica de la crisis social en Brasil. El papel del FMI
Dilma
Rousseff gira a la derecha
http://www.eldiario.es/internacional/Brasil-Dilma_Rousseff-derecha-movimientos_sociales-austeridad_0_356265371.html
Un nuevo
escándalo de corrupción involucra a la ex asesora de Lula Da Silva y Dilma
Rousseff
Joaquim Levy: Ministro de Hacienda de Brasil
Kátia Abreu: Ministra de agricultura de Brasil
Nelson Barbosa: Ministro de Planificación de Brasil
Armando Monteiro: Ministro de Desarrollo, Industruia y
Comercio Exterior de Brasil.
Joaquim Levy. Ministro
de Hacienda de Brasil
Joaquim
Vieira Ferreira Levy (nacido
el 17 de febrero 1961) es un brasileño economista que se encuentra actualmente en
Brasil el ministro de Hacienda . [ 1 ] El Sr. Levy asumió el
cargo el 1 de enero de 2015, durante la toma de posesión presidencial de Dilma Rousseff segundo término 's. [ 2 ]
Antes del nombramiento,
el Sr. Levy era el presidente de Bradesco Asset Management, una división
de Bradesco , el segundo mayor banco
privado de Brasil. [ 3 ]
Fue profesor
de Economía en la FGV en la década de 1990, antes de
unirse al FMI , donde trabajó de 1992 a 1999. En el FMI Sr.
Levy ocupó diversos cargos en el Departamento del Hemisferio Occidental
(1.992), Europa Departamento I (1993-1997) , Mercado de Capitales, y la
Investigación (1997-1998). Sr. Levy también era vicepresidente en el Banco Interamericano de Desarrollo y el secretario de Finanzas
del Estado de Río de Janeiro , durante la primera administración del
gobernador Sérgio
Cabral Filho . [ 5 ]
Entre 1999 y
2000, fue un economista visitante en el Banco
Central Europeo ,
después de haber trabajado en la división de Mercados de Capital y Estrategia
Monetaria. En 2000 fue nombrado subsecretario de Política Económica de
Brasil Ministerio de Hacienda , y en 2001 se convirtió en economista jefe de
Brasil Ministerio de Planificación,
Presupuesto y Gestión .
En enero de
2003, fue nombrado secretario del Tesoro (un oficial que sirve en Brasil bajo
el Ministro de Hacienda) por el presidente Luís Inácio Lula da Silva , y Levy sostuvo que el cargo hasta 2006. El economista
formado en Chicago y director del Tesoro antiguo de Brasil es considerado como
un halcón profesional y probada experiencia ortodoxa fiscal, que ayudó a Brasil obtener su calificación de grado de inversión mediante
la comprobación de los gastos y la modificación de su estructura de
deuda. [ 6 ]
De 2006 a
2010 Levy desempeñó como Secretario de Hacienda del Estado de Río de Janeiro,
bajo el gobernador Sérgio Cabral. De 2010 a noviembre de 2014, el Sr. Levy
era el presidente de Bradesco Asset Management, un brazo activo del
conglomerado financiero gigante brasileño Bradesco , con más de US $ 130 millones
de dólares bajo gestión. [ 7 ] El Sr. Levy dejó Bradesco después de la invitación
de Dilma
Rousseff a
asumir el Ministerio de Hacienda .
Brasil: Rousseff nombra a un banquero
como ministro de Economía
El
economista Joaquim Levy apodado es apodado "Manos de Tijeras"
por ser especialista en recortar gastos
Sao
Paulo. La
presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, nombró el jueves a un admirado
banquero y ex secretario del Tesoro como ministro de Hacienda para su segundo
mandato, lo que envió señales de un cambio de rumbo para rescatar a la
economía.
Joaquim Levy
fue vicepresidente de finanzas y administración del Banco Interamericano de
Desarrollo (BID) y ayudó a recuperar la confianza de los inversionistas al
reducir la deuda como miembro del gabinete del antecesor y mentor de Rousseff,
Luiz Inácio Lula da Silva.
Para integrarse
al gabinete de Rousseff, el economista con un doctorado de la Universidad de
Chicago abandonará su puesto como director de los fondos de inversión y
carteras del banco Bradesco, uno de los más grandes de Brasil. En un
comunicado, el gobierno también anunció que Nelson Barbosa, un subsecretario de
Hacienda, será el nuevo ministro de Planeamiento.
El
nombramiento de un banquero fiscalmente conservador, apodado
"Manos de Tijeras" por ser especialista en recortar gastos, fue
considerado una señal de que Rousseff entró en razones después de una campaña
de reelección donde atacó a sus oponentes por sus tendencias neoliberales.
"La
presidenta sabe que no puede repetir los números mediocres de crecimiento que
el país presentó en su primera gestión", escribió Marcelo de
Moraes, un columnista de O Estado de S. Paulo. "Dilma sorprendió a todos
con el pragmatismo de su decisión", agregó.
La
mandataria tiene retos pendientes en el frente económico.
Luego de que
Brasil en el 2010 brillara internacionalmente con un crecimiento del Producto
Bruto Interno de 7,5%, la economía cayó en recesión la
primera mitad del año. La desaceleración de China influyó ya que es el
principal socio comercial. La inflación anual ahora sobrevuela el objetivo del
gobierno de 6,5%.
Algunos culpan
a Rousseff por intervenir en el sector energético, el principal motor del país,
con medidas como el control del precio de la gasolina. La presidenta
reconoció que tendrá que reducir los gastos públicos durante su
segundo mandato ya que el gobierno enfrenta un déficit.
Durante la
campaña, Rousseff había anticipado que reemplazaría al actual ministro de
Hacienda Guido Mantega, nombrado por Lula da Silva en el 2006.
Los
analistas sostienen que Rousseff no tenía otra alternativa más que nombrar a un
político querido por los mercados financieros, aunque eso significara designar a alguien a veces
demasiado estricto y con quien sostuvo desacuerdos en el pasado. Cuando era
ministra de Minas y Energía la presidenta peleó con Levy al grado de expulsarlo
de su oficina, según medios locales.
En
anticipación al nombramiento de Levy las acciones en la Bolsa de Valores de Sao
Paulo abrieron el jueves en alza.
El
economista de 53 años es originario de Río de Janeiro donde también fue
secretario de Hacienda. Presidió la Secretaria del Tesoro Nacional, donde se ganó la
reputación de ferviente guardián de las arcas públicas. También trabajó en el
Fondo Monetario Internacional y en el gobierno de Fernando Henrique Cardoso
(1995- 2002).
Aunque fue
uno de los últimos en sonar como posible ministro de Hacienda, su elección ya
era segura desde casi una semana.
Miembros
del gobernante Partido de los Trabajadores se quejaron por considerarlo de una
ideología opuesta. Rousseff,
una ex guerrillera marxista que fue torturada durante la dictadura militar,
resalta constantemente los avances sociales que erradicaron el hambre en el
país y ayudaron a 40 millones de personas a escalar a la clase media.
Aún está por
verse si Rousseff dejará a Levy tomar las decisiones necesarias para retomar el
crecimiento, según algunos expertos.
"Desafortunadamente
la credibilidad de Brasil entre los inversionistas y empresarios se ha
deteriorado en los últimos años", dijo Alex Augustin, economista jefe de la agencia de
calificación de crédito Austin Rating, con sede en Sao Paulo. "Ellos
quieren ver si (Levy) tendrá la autonomía y la independencia para dirigir el
ministerio", añadió.
La toma de
posesión de Rousseff para un segundo mandato de cuatro años es el 1 de enero.
La
presidenta Dilma Rousseff y la guerra a la clase trabajadora
Joaquín Levy
ministro de finanzas
Kátia Abreu, Ministra de agricultura de Brasil
Kátia Abreu
Brasil: La
nueva ministra de los agronegocios
Katia
Abreu, Ministra de Agricultura odiada por ecologistas en Brasil
Rousseff
designa en Agricultura a Katia Abreu, repudiada por sectores campesinos por ser
promotora de la política de agronegocios
Ver que donó
a la campaña de Dilma Rousseff
Nelson Barbosa, Ministro de Planificación de Brasil
Nelson
Henrique Barbosa Filho es un brasileño economista y profesor de economía . Se
desempeñó como Secretario Ejecutivo del Ministerio de Hacienda de Brasil, de
2011 a 2013. Barbosa fue invitado por el presidente de Brasil ,
Dilma Rousseff, para reunirse con su equipo económico como Ministro de
Planificación.
Actualmente
Barbosa es Profesor Titular de la Escuela Paulista de Economía de la Fundación Getulio Vargas y profesor
adjunto en la Universidad Federal de Río de
Janeiro , así como Investigador en IBRE / FGV y miembro de las juntas
directivas de Cetip y Banco Regional de Brasilia ( BRB). [ 1 ]
Barbosa es
doctora en Ciencias Económicas ("Ensayos sobre
Macroeconomía estructuralistas", 2001) de la New School for Social Research en Nueva York y
un grado de Maestro y Licenciado en Economía de
la Universidad Federal de Río de
Janeiro .
Antes de su
puesto como Secretario Ejecutivo del Ministerio de Hacienda de Brasil, Sr.
Barbosa ocupó varios cargos dentro del gobierno federal. Fue Secretario de
Asuntos Económicos (2007-2008) y Secretario Adjunto de Política Económica del
Ministerio de Hacienda. También fue el Presidente en Banco
de Brasil (2009-2013), y miembro de la junta directiva de Vale SA (2011-2013). Sus
experiencias en el ámbito del gobierno incluye cargos en el Banco Central de Brasil (1994-1997), Banco Nacional de Desarrollo (2005-2006)
y el Ministerio de Planificación (2003). [ 2 ]
Barbosa fue
invitado por el presidente Dilma
Rousseff para reemplazar Mirian Belchior como ministro brasileño de
Planificación en su segundo mandato, que comienza en enero de 2015. [ 3 ]
Nelson Barbosa
Armando Monteiro: Ministro de Desarrollo,
Industruia y Comercio Exterior de Brasil.
Armando
de Queiroz Monteiro Neto ( Recife 24 de febrero de 1952) es un administrador de empresas , industrial, abogado y político brasileño . 1 Ex-presidente
de la Confederación Nacional de la
Industria (CNI), fue elegido senador de Pernambuco . Él
es el actual ministro de
Desarrollo, Industria y Comercio Exterior de Brasil .
Rousseff
designa al líder empresarial Armando Monteiro como nuevo ministro de Desarrollo
Rousseff
nombra a Armando Monteiro nuevo ministro de Desarrollo, Industria y Comercio
Exterior
Francia
Emmanuel Macron, Ministro de Economía, Finanzas e Industria y Asuntos Digitales
Valls
anuncia el gobierno libre de 'díscolos' y coloca al frente de Economía a
Emmanuel Macron
De
Rothschild a cerebro económico de François Hollande
Hollande
y Valls entregan la cartera clave de Economía a un tecnócrata
Emmanuel Macron
Remodelación
gov't francés expulsa ministros disidentes
Macron, el
revulsivo de Hollande para la izquierda francesa
Emmanuel
Macron, de banquero a ministro de Economía de Francia
Francia
inaugura gobierno con línea más liberal
La derrota
de los socialistas en Francia ahonda la fractura interna
Tres
ministros críticos anuncian su deseo de dejar el Gobierno francés
Derrota
socialista en municipales libera crisis en gobierno francés
Grecia
El asesinato
de la clase obrera de Grecia, por la burguesía y sus partidos.
El gobierno
de Syriza de Grecia, promete servir a la Troika. Varoufakis hace públicas sus
intervenciones y propuestas al Eurogrupo. La presentación de su proyecto
El burgués
billonario George Soros, financia y asesora al partido de Alexis Tsipras
Salvar el
capitalismo, o las confesiones del ministro de finanzas griego
ALGUNAS
REFLEXIONES DE URGENCIA TRAS EL ÉXITO ELECTORAL DE SYRIZA
El Partido
Comunista de Grecia (KKE), Carga contra Podemos "No apoyaremos a Syriza;
estamos contra la UE, la OTAN y las cadenas del capitalismo"
¿Por qué
barrió la extrema derecha europea en las elecciones?
¿Por qué
sube la extrema derecha en Europa?
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