22 Feb 2017
La renta
básica (o prestación universal), ¿sería la reforma milagrosa que
permitiría reducir las desigualdades sociales y sacar a millones de personas de
la pobreza? Tanto a derecha como a izquierda, el proyecto sedujo. El candidato
del Partido Socialista, Benoît Hamon ha hecho de la renta básica una propuesta
estrella de su programa para las próximas elecciones presidenciales. Manuel
Valls y Marine Le Pen también se habían mostrado igualmente favorables a la
idea. ¿Sorprendente? Para entender mejor lo que esconde la renta básica y los
detalles de una propuesta aparentemente progresista, hablamos con Mateo Alaluf,
autor de “Prestación Universal. Nueva etiqueta de la precariedad” y co-director
del libro colectivo “Contra la Prestación Universal”.
Según usted la Renta básica, tal como la presenta el candidato Hamon, ¿representa una alternativa real de izquierdas? ¿Cuáles son sus orígenes históricos?
Mateo
Alaluf : No es una alternativa de izquierdas sino una
alternativa a la izquierda. En primer lugar, si se pone al lado la mitología
idealizada que se le ha dado a posteriori: Tomás Moro, Charles Fourier… La idea
de una renta básica es más reciente y se relaciona con la aparición del
pensamiento neoliberal y en especial de Milton Friedman en la década de 1960.
Sin embargo, más tarde, los economistas críticos del neoliberalismo como James
Tobin o pensadores de derecha e izquierda se unieron a la idea de una
renta básica incondicional.
Además, la
concepción de la justicia social que vehicula la renta básica reposa en el
principio de que cada individuo recibe de manera incondicional un mismo ingreso
en efectivo, del que es responsable del uso que realice. La concesión de una
renta básica se basa pues en el principio de la igualdad de oportunidades que
caracteriza el pensamiento liberal. Esta idea difiere del principio de igualdad
basado en la redistribución de las riquezas y que supone que cada uno aporta
según sus capacidades y se beneficia según sus necesidades.
La igualdad
a secas, no la igualdad de oportunidades es, en mi opinión, el principal
marcador de la izquierda. Esta visión de la igualdad ha impregnado nuestros
sistemas de protección social. Así, por ejemplo, cotizamos un seguro de salud
en función de nuestros ingresos y nos beneficiamos según estemos o no enfermos.
Desde este punto de vista la propuesta de una prestación universal de
Benoît Hamon supone abandonar el principio de igualdad en favor del de la
igualdad de oportunidades.
En teoría
se nos presenta esta idea como casi milagrosa. En la práctica, ¿ha sido ya ha
implementada en otros países? Si es así, ¿con qué resultados?
La idea de
un ingreso básico no se ha implementado en ningún sitio, a menos que
consideremos el caso de Alaska en los Estados Unidos, donde se concede una
renta petrolera a los residentes del Estado. Así que los “experimentos” que
habitualmente se mencionan consisten en conceder ingresos a los pobres en la
India y Namibia, por ejemplo, y constatar que su situación mejora. O aún
observar que los parados que reciben ingresos sin someterse a los controles a
los que están normalmente obligados, buscan, sin embargo, activamente trabajo
sin ser animados a ello. No se trata, pues, de un ingreso remunerado sin
ninguna condición tanto a los pobres como los ricos.
La
experimentación de una renta básica de 560 € al mes concedida a una población
de 2.000 desempleados en Finlandia es actualmente muy comentada. Se lleva a
cabo por un gobierno de derechas que une a tres partidos, Kesk (centro),
Verdaderos Finlandeses (extrema derecha) y Kok (nacionalista conservador), en
el marco de una política de austeridad con miras a reducir el gasto público y
contener los salarios.
La
motivación esencial de esta iniciativa reside en el hecho de que un parado
actualmente goza de muchas ayudas (desempleo, vivienda, los niños …) y que un
puesto de trabajo, para alcanzar el nivel de las asignaciones acumuladas por un
parado, debe corresponder a un salario de 2.300 € brutos. El propósito de la
concesión de este ingreso básico es reducir el gasto en desempleo, contener los
costes salariales y reducir el desempleo, que se eleva al 9%. Estamos aquí bien
lejos de las promesas maravillosas de una prestación universal.
Alrededor
de esta idea, habría pues varias ofertas bajo horizontes políticos
diversos: renta básica, Prestación universal, salario de por vida…
Con el riesgo para el elector de encontrarse frente a un engaño sobre el
producto. ¿Cómo no ser engañado?
Hay tantas
versiones de la renta básica como de personas que las promueven. Se diferencian
principalmente por su grado de incondicionalidad, su montante, su grado de
sustitución de la seguridad social y su modalidad de financiación.
Algunos
sostienen que para una formulación de izquierdas la renta básica se
caracterizaría principalmente por el carácter “suficiente”, es decir, elevado,
de los ingresos asignados y el mantenimiento de las prestaciones de la
seguridad social. Ahora bien, a medida que aumentase la renta, su financiación
afectaría a las prestaciones sociales. Así por ejemplo, en Bélgica
Georges-Louis Boucher (MR) propone una subvención de 1.000 € en lugar de todas
las otras ayudas y el seguro de enfermedad limitado solo a los grandes riesgos.
Por contra Felipe Defeyt (Ecolo) se pronuncia por 600 €, que Philippe Van
Parijs propone alcanzar en etapas, para tratar de preservar la seguridad
social.
La paradoja,
entonces, consiste en si hay que abogar por una prestación universal de una
cantidad alta, cuya viabilidad implica el cuestionamiento de la seguridad
social y los servicios públicos y por lo tanto aceptar una regresión social
importante; o bien conformarse con un modesto subsidio que podría conciliarse
en su totalidad o en parte, con el sistema de protección social. En este último
caso, la cantidad modesta de la prestación necesitaría, para vivir o
sobrevivir, recurrir a trabajos complementarios condenando así a los beneficiarios
a aceptar “pequeños trabajos” precarios y mal pagados.
En lugar de
permitir a cada uno elegir entre ocupar o no un trabajo y consagrarse a
actividades que podría haber escogido determinar, con plena autonomía, su
finalidad, los beneficiarios de una asignación universal estarían limitados a
aceptar no importa que trabajo a tiempo parcial. Tal sistema, por lo tanto, es
un poderoso incentivo para aceptar un empleo y lleva a la institucionalización
de la precariedad.
Concretamente,
¿cuál es la oferta propuesta por el candidato francés Benoit Hamon?
La
prestación universal propuesta por Benoît Hamon parece por el momento
muy imprecisa. Ha variado mucho en sus versiones e incluso ha planteado la idea
de que su sistema podría estar condicionado por los recursos y sólo afectaría a
los salarios por debajo de 2.000 €. Se trata, de hecho, en estas formulaciones,
de ingresos para los jóvenes de entre 18 y 25, resultantes de la fusión de los
mínimos sociales y la ampliación de la base del RSA (ingreso de solidaridad
activa) para cualquier grupo de edad.
Estamos, en
efecto, lejos de los principios que fundamentan generalmente la
renta incondicional. Un tal sistema, aún muy edulcorado, conlleva el
riesgo de disminución de los salarios y de constituir una subvención a los
empleadores. Suponiendo que un joven perciba una prestación de 750 €, por
ejemplo, ¿podemos suponer que su empleador no lo tendrá en cuenta para fijar su
salario? La puerta estaría en cualquier caso abierta en Francia para el SMIC
joven que había sido hasta ahora combatido por los jóvenes y por toda la
izquierda.
Ciertamente
uno puede concebir fórmulas de renta incondicional que, al apartarse
del principio de incondicionalidad dura defendido por sus promotores, pueden
ser concebidos sin socavar demasiado las protecciones sociales. Pero
cuando la izquierda se inscribe en esta perspectiva pierde su brújula que no es
la igualdad de oportunidades, sino la igualdad y abandona el terreno del conflicto entre capital y trabajo.
Usted
afirma categóricamente que la defensa de una prestación universal equivale al
abandono de la lucha contra las desigualdades. ¿Por qué razones?
Al hacer
suyo el principio de la prestación universal, la izquierda hace confesión de
impotencia. Bajo su presidencia, Francois Hollande ha capitulado ante su
“enemigo la finanza”. Su gobierno ha hecho pasar a la fuerza la ley Macron
“crecimiento y actividad” que subvenciona largamente sin contrapartidas a las
empresas y la “ley del trabajo” que desmonta la legislación laboral.
La renta universal
aparece entonces como un señuelo bajo las apariencias de la renovación que
oculta su impotencia ante las políticas de austeridad. Consiste en hacer un
paso a un lado en lugar de repensar el sistema de protección social, para
frenar la inversión en servicios públicos y, especialmente, oculta la cuestión
central de los salarios.
Sin
embargo, este concepto tiene la ventaja de desplazar la orientación de los
debates políticos bajo el ángulo de la emancipación social, en lugar de la
estrategia del miedo y la regresión prometida por Valls, Fillon y Le Pen.
¿Podríamos considerar la aplicación de esta medida complementándola con otras prestaciones?
Vale más,
efectivamente, discutir sobre la renta universal en lugar de
exacerbar como Valls, Fillon y Le Pen las luchas identitarias y estigmatizar a
los musulmanes. Además este debate tiene el mérito de poner de relieve la
necesidad de un ingreso mínimo -diferente de la renta básica-, que comparto
plenamente.
También es
posible, aunque su montante sea modesto, considerarlo como complemento de
las otras prestaciones de la seguridad social. Yo pienso, no obstante,
que hay que ser más ambicioso. En lugar de una cantidad irrisoria concedida a
todos ¿no es mejor dedicar todos los recursos que podrían ser liberados para
unos mínimos sociales dignos bajo la condición de los recursos económicos y dar
más autonomía a los jóvenes mediante la concesión de una prestación que les
permita financiar sus estudios y su formación continua?
Frente a
la ofensiva neoliberal todavía vigente a escala europea y en el contexto de la
construcción de una alternativa progresista, ¿qué acciones están a nuestro
alcance para avanzar hacia una dinámica de conquistas sociales?
En función
de todo lo precedente, se ve bien que una nueva dinámica de las conquistas
sociales debe romper con las políticas de austeridad y poner el acento en los
salarios y el aumento de los mínimos sociales. La izquierda, en la tradición
que le es propia, debería imaginar en el presente el estado de bienestar en un
nuevo contexto mundializado.
La abolición
del concepto de convivencia en la reglamentación del desempleo, la
individualización y la universalización de los regímenes de seguridad social
deben inscribirse en la ampliación de los derechos sociales. La inversión en
los servicios públicos y un sistema fiscal más justo son también elementos
esenciales.
La cuestión
principal sigue siendo, no obstante, el de la reducción colectiva del
tiempo de trabajo. En un pequeño libro escrito en 1930 y titulado “carta a nuestros nietos” John Meynard Keynes
preconizaba para nuestra época el pleno empleo de 15 horas a la semana. Es, en
mi sentido, la perspectiva que debería movilizarnos.
Traducido
por Carles Acózar para Investig’Action
Fuente:
Investig’Action
"La renta básica: una vía rápida a la precariedad" 23-02-2017
Entrevista al sociólogo y profesor Mateo Alaluf
Alex Anfruns
Investig'action
Finlandia
será el primer país del mundo en implantar la renta básica universal
Finlandia,
laboratorio mundial de la renta básica universal
29 DIC 2016
Finlandia
En estos
comicios resultó ganador el Partido del
Centro, que obtuvo un 21,1% de los votos. Su victoria marca
el retorno del Partido Centrista al poder después de 4 años de gobierno por
parte de la Coalición Nacional. Juha Sipilä fue
electo primer ministro de
Finlandia después de una serie de negociaciones con
otros partidos.
Benoit
Hamon dice que mantendrá la renta básica universal
en su programa de gobierno
31 de Enero
de 2017
La propuesta del candidato presidencial del PS es dar una renta de 750
euros a todos los franceses mayores de edad
El plan
económico de Hamon, el radical que opta a liderar el socialismo francés
Jubilación a
los 60, jornada de 35 horas y romper el euro: Le Pen promete lo que Iglesias no
se atreve
2017-02-13
Marine Le
Pen ya tiene programa electoral. Lo presentó hace unos
días. Se titula Les 144 engagements présidentiels (Los 144
compromisos presidenciales). Y con ellos, la líder del Front National quiere
asaltar el Palacio del Eliseo.
El FN
presenta sus propuestas para las presidenciales francesas. En economía, sus
medidas son muy similares a las que Podemos lleva en su programa.
- FN: "Instaurar una Prime
de Pouvoir d’Achat [sería el equivalente a una ayuda o renta de
inserción] para los hogares de bajos ingresos y las pensiones más bajas (hasta
1.500 euros de ingresos al mes) financiada por una Contribución Social a
las Importaciones del 3%. Revalorizar las pensiones mínimas".
- PODEMOS: "Renta básica garantizada:
La cuantía inicial se establecerá en 600 euros mensuales para las unidades
de convivencia de un solo miembro, y aumentará progresivamente en función
del número de miembros (35 % adicional de la renta garantizada para el
segundo miembro, y 20% por cada uno de los siguientes) hasta un máximo de
1290 euros".
La Renta
Mínima de 426 euros a debate en primer pleno de 2017
26 de Enero
de 2017
El gobierno social
liberal del PSOE lo implantó 1986, como sucedáneo de la promesa de implantar la
Reforma agraria, prometido en el programa del 1982.
Cuando se impuso el PER en Andalucía en google
Plan de
Fomento del Empleo Agrario
El Plan
de Fomento del Empleo Agrario (PFEA), más conocido como Plan
de Empleo Rural (PER), su antigua denominación, es un plan de
subvenciones a los ayuntamientos de varias comunidades autónomas, para realizar
inversiones en el mundo rural.1
Fue
establecido en 1986 por el Gobierno de España durante el mandato de Felipe González con el nombre de Plan de
Empleo Rural y en sustitución del llamado "empleo comunitario". El
PER estaba destinado a las comunidades de Andalucía y Extremadura para
que contratasen a trabajadores eventuales agrarios (jornaleros) en paro y
facilitar así un periodo de empleo y el acceso a un subsidio especial de desempleo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario