La Cosecha Anticapitalista edita la
principal obra de Maurín: Revolución y contrarrevolución en España
Esta obra capital del marxismo hispano se publicó en 1935 como
Hacia la Segunda Revolución, y en 1937 tuvo una edición francesa titulada
Revolution et contre-revolution en Espagne…En 1966, Ruedo Ibérico la reeditó
con el título anunciado con prólogo y epílogo del autor. Los colegas de l´Espai
Marx
Esta obra capital del marxismo
hispano se publicó en 1935 como Hacia la Segunda Revolución, y en 1937 tuvo una
edición francesa titulada Revolution et contre-revolution en Espagne…En 1966,
Ruedo Ibérico la reeditó con el título anunciado con prólogo y epílogo del
autor. Los colegas de l´Espai Marx la colocaron en su colección Els Arbres de
Farenheit.
No habría que decirlo: la calumnia,
es un método reaccionario utilizado invariablemente por la reacción contra los que
luchaban contra sus desmanes e injusticias. No hay más que escuchar lo que se
dice en la COPE contra Plataforma contra los Desahucios. Podíamos citar
ejemplos hasta el infinito, por eso resulta deplorable ver como la calumnia ha
sido y es utilizada por los sectarios que, en este caso, ni tan siquiera
conocen ni han leído a Maurín. Tampoco por supuesto este libro puesto al
alcance de los lectores y lectoras de Kaos. Tengo que decir que la batalla por
el Maurín marxista está siendo ganada desde hace mucho tiempo. No son pocos los
que, en otros tiempos –cuando la historia comunista oficial era estimada como
“sagrada”-, se habían creído las mentiras que le contaron, pero que ahora,
gracias al debate y a las lecturas, consideran a Maurín como el más importante
de los marxistas españoles. Y es que Maurín, aparte de haber sido uno de los
fundadores de una corriente sindicalista revolucionaria en la CNT, y de haber
sido el principal líder de la Federación Comunista Catalana-balear, del Bloque
Obrero y Campesino, y finalmente del POUM, fue también un teórico inquieto. Un
comunista con una capacidad de análisis concreto, de desarrollar un
argumentario teórico de altura en función de un proyecto organizativo. En esto
fue superior a su amigo Andreu Nin.
Esta batalla se ha ido desarrollando
un poco en todas partes, se han editado numerosas obras (la última, la
antología socialismo fascismo, preparada por Andrew Durgan) y biografías (la
última de Alfonso Claverías editada por Sariñena Editorial), y en base de
artículos y estudios en toda clase de revistas incluyendo Kaosenlared…
Al habla de este hombre, es
importante distinguir fases. Su biografía está marcada por un antes y un
después, por una línea marcada por el exilio. Hasta la segunda mitad de los
años sesenta, su historia permanecía sepultada por las calumnias estalinistas,
pero también por las críticas trotskistas que en el caso del propio Trotsky,
fueron hechas desde el desconocimiento. Afortunadamente, gracias esta batalla
las nuevas generaciones pueden saber perfectamente quién fue y que significó
"Quim" Maurín Juliá (Bonanza, Alta Ribargorça, 1896-Nueva York 1973),
porque tienen a su alcance una abundante bibliografía tanto general como
específica, amén de un amplio "dossier" de obras y documentos de todo
tipo con nada más poner su nombre en el Google (1). Pero en la segunda
mitad de los años sesenta Maurín era un personaje que aparecía fugazmente en
libros que raramente se podían comprar en las librerías (al menos
abiertamente), y no era fácil encontrar a alguien a quien preguntar. El suyo
era uno de los "enigmas" que servidor necesitaba aclarar en aquel
pasaje por el local del POUM en París situado entonces en la misma dirección
que Ruedo Ibérico, concretamente en el número 5 de la rue d´ Aubriot, y donde
las referencias sobre nuestro hombre eran más bien difusas, y no tardé en
descubrir que parecía existir una voluntad en que era mejor dejarlo, no hablar
sobre él porque entonces el malestar y el silencio entre los veteranos
bloquistas (procedentes del BOC) parecía garantizado.
1. Comunista y/o sindicalista. Maurín
era ya un cuadro militante cuando en 1919 asiste con el uniforme del servicio
militar al Congreso que la CNT en el Teatro de la Comedia de Madrid. El
comentario de broma de Salvador Segui fue: ya teníamos nuestros soviets de
obreros y campesinos, ahora con Maurín nos llega el de los soldados. Pero para
Maurín no se trata de "repetir" Octubre de 1917, sino de responder a
una nueva cita revolucionaria que ya no será como las anteriores, ahora había
un protagonista con fines propios: el movimiento obrero. Éste es Maurín que
asiste como uno de los delegados cenetistas que participa en 1922 al Congreso
de constitución de la Internacional Sindical Roja, época en la que templa su
formación al amparo de la IC de sus dos primeras fases. Sobre todo la de la
línea del frente único, un criterio que guiará su trabajo para cimentar la
acción común entre marxistas, anarcosindicalistas y republicanos de izquierda.
.
Conoce a Lenin y a Trotsky, y sus
afinidades provienen sobre todo de los libertarios de la estirpe de Alfred
Rosmer, Víctor Serge, Pierre Monatte. Naturalmente, también con Andreu Nin con
el que mantendrá una constante correspondencia durante los años veinte...Su
comunismo tiene pues un fuerte componente de sindicalismo revolucionario, y
está abierto a toda clase de aportaciones. Durante un tiempo tratará de
salvaguarda el partido que preside manteniendo una cierta equidistancia entre
la mayoría burocrática y el trotskismo, de ahí de que alguien le haya visto como
un precursor del policentrismo que de alguna manera ya expuso Lenin cuando
pidió que la sede de la Internacional se trasladara a Berlín. En este tiempo,
Maurín y sus amigos serán duramente castigados por la dictadura de Primo de
Rivera, pero no por ello deja de estar al corriente de los debates. Finalmente,
su firme negativa en condenar a Trotsky será decisiva para una ruptura que
había tratado de evitar Jules Humbert-Droz, el "ojo de Moscú" en
España. Maurín desconfiaba de una internacional centralizada, y en la medida en
que comprendía la "rusificación" estaliniana, rechazó cualquier
sombra de "colonización" aunque fuese en nombre de la revolución.
De entonces data catalogación de
"bujarinista" que Pierre Broué toma de Trotsky y de Koltzov, pero
Bujarin es una lectura más, sin embargo, el Maurín que nos regalaba Ruedo
Ibérico, nos ofrecía otra foto de Maurín, una que se ha movido ostensiblemente
hacia la izquierda, que ha tomado buena cuenta de la crisis de la coalición
republicano-socialista, así como del desastre del movimiento obrero alemán, y
del golpe de Estado y la ocupación nazi de Austria. Este Maurín que firma sus
artículos como "Mont-Fort" será el principal ingeniero de la
formidable aventura de la Alianza Obrera. Éste Maurín de antes de la revolución,
había completado su formación intelectual con una nueva perspectiva que va
comprendiendo una creciente critica de la IC, y del propio desarrollo de la
URSS. Es uno de los líderes comunistas europeos que no se doblega ante el
estalinismo, y que hace sus cuentas de la organización de derrotas: China, Gran
Bretaña...Alemania, Austria. No es ningún provinciano, está al tanto de lo que
aportan Nin, Serge, Monatte, Rosmer, y por supuesto, el Trotsky exiliado cuyos
trabajos impregnan las páginas de Hacia la segunda revolución. También sigue
siendo un lector constante de Lenin, al que citará con admiración incluso en el
Apéndice.
2. El arquitecto de la Alianza Obrera
En los tres últimos años. Maurín había dedicado decenas de páginas para señalar
que el dilema estaba entre el fascismo. A advertir a la izquierda socialista
que no se trataba de blandir el fantasma de una revolución como sí esta fuera a
caer del cielo, de llamar la atención a los anarcosindicalistas que mientras
los conspiradores afilaban los cuchillos debatían en su Congreso de Zaragoza
celebrado a principios de mayo de ¡1936¡, sobre la sociedad futura sería más
industrial o más agraria. Era perfectamente consciente de que existía una
intensa voluntad revolucionaria en sus bases sociales. Sin embargo, mientras
que en 1934 el PCE acabó subiendo en la Alianza Obrera, ahora la intervención
del estalinismo sería la opuesta a la que habían desarrollado los bolcheviques
en 1917. Emplearon todos sus medios para contener la revolución (existente), e
impusieron un "primero la guerra", con tal de que el campo
republicano "cuadrara" con las exigencias de los acuerdos que la URSS
buscaba con Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos. En aras de estos acuerdos
había ofrecido la cabeza de la vieja guardia bolchevique, para que entendieran
que la URSS era una potencia con la que negociar, y que tenía una ventaja
añadida: quería menos que nadie otra revolución. El socialismo "en un solo
país" significaba en realidad el "socialismo en ningún otro país".
Éste es un Maurín todavía irregular,
un punto tempestuoso como corresponde al momento. Un líder revolucionario que
domina sus recursos y relaciones, que polemiza con elegancia y brillantez con
anarquistas y socialistas, un teórico que deja de lado pasadas contradicciones para
fraguar el ámbito de las expectativas. Hay un dilema preciso -fascismo o
socialismo-, y para detener el fascismo y avanzar hacia el socialismo hay que
unir a la mayoría trabajadora, ésta podrá encabezar una coalición social mucho
más amplia que aborde las tareas democráticas que están en la calle...Son unos
años de una intensidad y una creatividad extraordinaria. Se encuentra -por
decirlo así- en todas partes. Advierte sobre la contrarrevolución que viene,
está al tanto de la situación internacional, sabe o que significa el ascenso de
Hitler, y se distancia con claridad del estalinismo. Debate con los
nacionalistas de izquierda, con los anarquistas, con Araquistáin y Santiago
Carrillo que está en víspera de un viaje a Moscú y de un giro hacia la derecha.
Está al tanto de todo, ya tiene un extenso bagaje cuando debate sobre cualquier
cuestión: la reforma agraria, las libertades religiosas, el Estado
plurinacional y Portugal, la opresión de las colonias, en primer lugar sobre
Marruecos, que ha analizado como las grandes revoluciones vencieron a ejércitos
superiores en la Inglaterra de Cromwell, los Estados Unidos de 1776 y el
ejército nordista en la guerra civil, la Francia de 1789 que tuvo que
improvisar un ejército para enfrentarse a la coalición monárquica, y por
supuesto de la guerra civil rusa...Este es un Maurín que recuerda en no cierta
medida al Lenin del preludio de Octubre, al que percibe que en un proceso
revolucionario abierto toda teoría que no avanza, retrocede. Escribe, debate,
viaja, habla en el Parlamento, se reúne con los poumistas de Madrid, organiza
viajes...
Luego todo se precipitó, y la
historia española siguió el curso más trágico y triste de todos los posibles.
3. Yo no soy trotskista, pero… Aquel
Maurín aparecía entre las apretadas páginas de un libro capaz de entusiasmar a
un trotskista tan recio como "Quique" Rodríguez que lo trató a fondo
ya que mientras actuó como parlamentario, asistía a las reuniones del POUM de
Madrid. Entonces Maurín no dudaba en declarar que él no era trotskista -muchas
veces Trotsky tampoco-, que recordaba los viejos ataques de éste en un artículo
de La Batalla (1º de mayo de 1936), ante el que manifestaba su
desacuerdo "en la forma que había planteado algunos problemas de
organización". Pero añadía: "Trotsky ha sido y es todavía uno de los
mejores cerebros organizados que haya producido jamás el movimiento
socialista..." En septiembre del mismo año, La Batalla publica otro
artículo de Maurín en el que insiste "que se ofrezca a Trotsky un refugio
en Cataluña, bajo la protección revolucionaria de la clase obrera". Las
fronteras no eran tan grande, de ahí que un bloquista tan acerbo como Víctor
Alba explique improvisadamente en el documental Operación Nikolai que la
unificación se realizó en base a dos premisas teóricas, primero que la
burguesía se había mostrado incapaz de llevar a cabo la revolución democrática,
y que por lo tanto, ésta la haría el movimiento obrero en su lucha por el
socialismo, segundo que la URSS había padecido una degeneración burocrática que
desvirtuaba totalmente el legado de Octubre, y que era necesaria una nueva
revolución que conciliara socialismo y libertad...
Igualmente sugestivas son sus
reflexiones sobre la cuestión nacional, en particular sobre la Catalana, tema
sobre el que Maurín y Nin efectúan aportaciones que se sintetizan en un esquema
de tres etapas diferenciadas (burguesa conservadora, pequeñoburguesa
nacionalista, obrera nacionalista-internacionalista) de la evolución del hecho
nacional catalán en el que Maurín y Nin resultan complementarios, y cuyos
trabajos que, a pesar de sus limitaciones, servirán luego de inspiración en no
poca medida el célebre trabajo de Pierre Vilar (Cataluña en la España moderna),
así como a buen número de ensayistas marxistas de los años setenta. Maurín
estaba muy preocupado por arrebatar en lo posible a ERC una base popular que en
no poca medida compartía con el anarcosindicalismo. Sus esfuerzos le valió
duras críticas por parte del trotskismo, y los hay quienes como Iglesias que
consideraban que fue el punto más distante de la unificación. Maurín era un
estudioso de la historia española y la tradición marxista, y sus
interpretaciones fueron polémicas pero también brillantes y audaces, baste
repasar su descripción de la "Reconquista"...
En su análisis, recurre a la historia
para comprender las vías propias de una revolución democrática que sintetiza en
estos cuatros trazos:
--1) Reparto general de tierras;
--2) Estructuración federal;
--3) Separación de la Iglesia y el
Estado;
--4) Destrucción del Estado
monárquico...Pero esta tarea no puede ser realizada por una burguesía que ha
establecido un "compromiso histórico" con la reacción, y que a la
hora de la verdad, siempre ha traicionado...
La segunda revolución la hará el
proletariado, de manera que la revolución democrática se hace (Trotsky decía
que "transcrece") socialista: "no hay separación cuando el Poder
pasa a la clase trabajadora". De este análisis, Maurín desprende la
conclusión de que la unificación nacional fue impuesta reaccionariamente, y
esto le llevó a considerar reproduciendo el veredicto de Lenin sobre el
zarismo: "España es hoy un conjunto de pueblos prisioneros de un Estado
gendarme", incluso bajo la República, y en éste caso como -como en el tema
agrario-, Maurín encontraba la evidencia de que la burguesía liberal era
incapaz de llevar a cabo las reformas democráticas necesarias. De esa tesis
dedujo la necesidad de apoyar abiertamente el movimiento nacional en Cataluña y
la de combatir desde el mismo terreno del catalanismo a la pequeña burguesía
radical. Esto explica su defensa de la separación de Cataluña había un paso que
él no dudó en dar porque a su parecer había que "separar para unificar
luego. La verdadera unidad Ibérica, con Portugal y Gibraltar, sólo podrá
realizarse por medio del triunfo de la clase trabajadora. Muerto el Estado
semifeudal opresor, las nacionalidades ibéricas formarán una Unión de
Repúblicas Socialistas". Es un "separatismo táctico que tenía como
dirección conseguir una hegemonía del movimiento obrero que sabría conjugar los
derechos nacionales con los derechos sociales.
4. Pendiente de un hilo. Con todo,
había algo en lo que todos los poumistas parisinos estaban de acuerdo. La
desaparición de Maurín en el 36 fue un problema y un trauma de primera magnitud
para una organización recién constituida. Le sustrajo un líder incuestionable,
y dado que ocurrió después de una unificación, lo desniveló profundamente.
Maurín podría haber equilibrado a Nin en todos los sentidos ya que se puede
decir que eran bastante complementarios. Se le podía reconocer a Nin una mayor
cultura teórica, pero Maurín tenía una mucha más capacidad pragmática para
ligar las propuestas y los análisis que había que llevar a un colectivo muy
amplio habituado a los debates. Era un hombre de acción y un pensador con
dificultades que Nin habría contribuido a superar. Los dos habrían unido al
partido más allá de los matices, y le habrían dado también mayor seguridad, y
por lo mismo mayor posibilidad de audacia.
Por citar un ejemplo: Maurín que
había mantenido un debate sostenido con el anarcosindicalismo desde principios
de los años veinte, y que abogaba por una CNT revolucionaria pero también
pluralista, consiguió una gran respeto en sus bases, logrando incluso mayorías
en los sindicatos de Girona, Lleída y Tarragona, algo que provocó la reacción
de la FAI que trató de acallarlo en debates, y que acabó cerrando las secciones
que apoyaban a los bloquistas. Los análisis de Maurín sobre la CNT-FAI suponen
una de sus mayores aportaciones desde una famosa controversia con Joan Peiró
hasta las sintéticas notas sobre el anarquismo del Apéndice sobre la historia
del comunismo.
Se hizo necesario comenzar a
preguntar en las conversaciones privadas, en las que después de mucho hablar,
conseguí poco a poco entrever el conjunto de circunstancias que le salvaron la
vida. Maurín marchó de actividad propagandística hacia Galicia animado por el
sentimiento de desmentir las críticas de "provincianismo" catalán, y
el Alzamiento le cogió en Santiago de Compostela. En La Coruña fue a visitar al
cónsul de Francia para pedirle ayuda para pasar a Francia, alegando que su
mujer era francesa, pero éste se negó. Cambió de documentación, y después de
diversas tentativas, cuando estaba cerca de la frontera, en Panticosa fue
detenido por la Guardia Civil como sospechoso, y conducido a Jaca. Después, a
comienzos de septiembre de 1937, fue puesto en libertad, y se dirigió a un
pueblo de la frontera francesa donde uno de los policías que estaban destacados
allí, lo reconoció y lo identificó por una herida que él mismo le había
inferido en los años del pistolerismo patronal...
Su suerte fue mucho mayor que de sus
camaradas, Manuel Fernández Sendón y Luis Rastrollo, que fueron fusilados sin
contemplaciones. Eran los otros dos líderes del partido en la puesta en macha
de la asamblea de la federación gallega. Sendon era un antiguo comunista,
militante de la OCE y posteriormente de la ICE, miembro del Central del POUM.
Acababa de ser destinado para reforzar su desarrollo en la zona. Fue fusilado
por los franquistas en La Coruña en el verano del 36. Rastrollo conocido
también como L. Siem había sido uno de los principales organizadores del PCE y
de los trabajadores de la tierra en Extremadura, y animador del activo grupo
trotskista de Llerena. Miembro del Central del POUM, se convierte en el momento
de su fundación en el secretario de la Federación Gallega que, según todas las
informaciones, estaba creciendo. Organizó una resistencia armada al
levantamiento militar que pronto fue reducida. Apresado, juzgado por un
tribunal reaccionario, se reafirmará con integridad sus convicciones
revolucionarias por las que fue inmediatamente fusilado.
Por otro lado, la revolución
democrático-socialista a la que se había consagrado, le había pasado muy
distante. Había sido cruelmente derrotada, además, habían tratado de destruir
su partido, muchos de sus camaradas y amigos, habían resultado asesinados,
hasta su propio hermano Manolo murió en plena persecución (2). Nada más salir
de la prisión se encontró con un número de Treball en los que se atacaba a la
Alianza de Fuerzas Democráticas como una organización
"trotskista-fascista". En un número aparecía un artículo dirigido
personalmente contra Maurín, acusándole de ser un confidente. No es difícil
imaginar su desconcierto. Habían pasado por lo tanto demasiadas cosas para que
pudiera decir aquello de Fray Luís de León: "...Como decíamos ayer".
A esta aventura había que añadir los
siguientes detalles:
--1) los franquistas lo reservaron
por si se prestaba para uno de los muchos canjes que se hicieron;
--2) tenía familiares al más alto
nivel en la zona franquista que se movieron, sobre todo su primo Ramón Iglesias
que luego sería obispo de Urgell;
--3) también el "renegado"
Oscar Pérez Solís, convertido en un militar de alta graduación del ejército,
intercedió por él en todo lo que pudo;
--4) las relaciones de su compañera,
Jeanne que llegaban hasta León Blum.
Como suele ocurrir con las compañeras militantes, de Jeanne se suele hablar poco. Su nombre real era Jeanne Lischitz (París 1904-Rosemont, USA, 1995). Hija de padres rusos emigrados de Kíev a París en 1895, Jeanne estudió música, y estuvo muy relacionada con su hermano Boris (1893-1984), cofundador del PCF, excluido en 1924 por su apoyo a Trotsky...Jeanne lo acompaña a Moscú en 1923, y trabaja en Ia oficina de prensa del Komintern, donde conoció a Maurín. En 1925 se ocupa en París de Ia administración de la revista La Vie Economique de Soviets hasta que su hermano es expulsado.
Como suele ocurrir con las compañeras militantes, de Jeanne se suele hablar poco. Su nombre real era Jeanne Lischitz (París 1904-Rosemont, USA, 1995). Hija de padres rusos emigrados de Kíev a París en 1895, Jeanne estudió música, y estuvo muy relacionada con su hermano Boris (1893-1984), cofundador del PCF, excluido en 1924 por su apoyo a Trotsky...Jeanne lo acompaña a Moscú en 1923, y trabaja en Ia oficina de prensa del Komintern, donde conoció a Maurín. En 1925 se ocupa en París de Ia administración de la revista La Vie Economique de Soviets hasta que su hermano es expulsado.
Se casó con "Quim" en 1927
y a partir de entonces compartió una misma evolución política en la que Boris
no era ajeno, anotemos que éste publica una minuciosa biografía crítica de
Stalin...en 1935. Durante la República, aparte de ganarse la vida dando clases
de piano y de francés, será la secretaria de Maurín, era la que
"picaba" a máquina sus originales. La guerra le coge de vacaciones en
París, y se dedica ante todo a tratar de salvar a su compañero, un esfuerzo
angustioso que explicará en el libro Cómo se salvó Joaquín Maurín. Recuerdo
y testimonios (Júcar, Gijón 1981)
Creo que existe un trasfondo
metafórico en su "desaparición", en la imprevisión justamente en
quien más vigorosa y concienzudamente había preparado el terreno de la
revolución española, el que mejor había definido su carácter, sus fuerzas
motrices, e incluso sus plazos. No en vano, Maurín fue el parlamentario que más
insistió en la necesidad de agrupar las fuerzas socialistas, y el que más
hincapié puso en advertir contra la trama golpista. Pero la iniciativa
contrarrevolucionaria le cogió lejos de Barcelona donde tenía su
"cuartel" y donde mayor sería la respuesta revolucionaria...Esta
paradoja subraya más sí cabe ea dramático desajuste que atravesaba un
movimiento obrero, de un lado poderosamente fuerte por abajo, pero de otra,
presididos por unas orientaciones políticas inadecuadas.
Entre una cosa y otra, Maurín no
sería juzgado hasta agosto de 1944, cuando compareció en Barcelona ante un
consejo de guerra que le condenó a 30 años de prisión por ser quien era y,
también tal como afirmó el fiscal, por haber escrito Hacia la segunda
Revolución. No obstante, fue liberado en diciembre de 1946 al mismo tiempo que
Cipriano Mera, el famoso jefe militar anarquista, como una concesión a la
opinión pública internacional.
Según cuenta Manel Alberich, el día
que salió de la Modelo barcelonesa se fue despidiendo de él una delegación de
cada partido ante la mirada cómplice de los guardias. Cuando pudo, viajó a
Nueva York, donde se reunión con Jeanne y su hijo Mario León. Allá creó una
agencia de prensa para América Latina, lo que le permitió volver al periodismo.
5. América, América. Conseguirá
instalarse en Nueva York gracias a un visado concedido a su hermano. Luego
seguirá trabajando en la agencia de prensa que Maurín había creado.
Llegados a este extremo, ni siquiera
incondicionales como Bonet o Portela estaban de acuerdo. Éste último cuenta que
se encontró con Maurín en Madrid y que "estuvo viviendo de unas
traducciones que le daba (el editor) Janés, que era un hombre muy liberal, muy
buena persona, muy amplio de criterios. Ayudó a mucha gente. No sé quien le
puso en contacto con Janés. Claro, Maurín era un hombre muy meticuloso en su
trabajo. Es decir que Maurín necesitaba dos meses para traducir un libro.
Claro, al precio que se pagan en España las traducciones, y sobre todo al
precio que se pagaban entonces, eso no permitía vivir".
También fue a verlo clandestinamente
Solano coincidiendo justamente con el ambiente creado por la derrota del Eje,
en una coyuntura en la que buena parte del exilio preparaba sus maletas para
regresar. Era un momento en el la izquierda laborista de Aneurin Bevan (tan
ligada a Orwell y al POUM), pensaba que solamente había que llamar a Franco
desde las Naciones Unidas conminándole para que se fuese. Seguramente esta fue la
última gran ilusión de Maurín. Contemplando su creciente escepticismo, el joven
Solano pensó que le ocurría como a tantos otros veteranos a los que le había
"pasado la hora", no obstante, en el caso de Maurín influían otros
factores específicos, el primero era que se podía considerar como un resucitado
después de pensar durante nueve años que lo podrían fusilar cualquier día.
El conocimiento (y divulgación
constante) por parte de Maurín de los clásicos marxistas no le animaban a
encontrar un "canon" definitivo sino a trabajar en unas propuestas de
trabajo con los que trataba de dar vida a un proyecto de revolución socialista
para el cual habría que unificar la clase trabajadora, y ofrecer alternativas
viables a las cuestiones democráticas. En muchas cosas, el Bloc se mostró más
incisivo y audaz que la Izquierda Comunista, no obstante, nunca escuche a nadie
del POUM decir -ni escribir- que de haber permanecido en Barcelona en julio de
1936, Maurín hubiera llevado al POUM hacia una moderación como la que expuso
bastante cabalmente Portela.
Sus pronunciamientos
"críticos" en este sentido datan del exilio. A principios de los
setenta cuando le escribe a Víctor Alba: "El ejecutivo del POUM no
comprendió nunca que lo primero era ganar la guerra. Antepuso la revolución a
la guerra, y perdió la guerra, la revolución y se perdió a sí mismo...Lo que
Engels dijo de los anarquistas españoles de 1873, es decir, que actuaron como o
debían de haber actuado, puede decirse aproximadamente del POUM en
1936-1937". Por este camino, Maurín llega a insinuar un argumento que
provoca el escándalo de alguien como Víctor Alba que en Costa amunt habla del
"dolor" que le produjo los párrafos finales del maestro en el Apéndice
de la reedición de Revolución y contrarrevolución en España: "En el
momento en que la disyuntiva quedó planteada, a partir de junio de 1937, entre
un Partido Comunista al servicio de Moscú, o los militares, reaccionarios, pero
españoles, el desenlace de la guerra civil estaba predestinado". Víctor
encuentra "absurdo este nacionalismo que le surge al Quim como una
erupción. Nadie se tomó en serio la consigna del PCE por la independencia
nacional. No había patrioterismo en la zona republicana. Si Moscú hubiera sido
revolucionario y no reaccionario, lo habríamos recibido con los brazos
abiertos". Ajustadamente, Alba viene a decir que sí Moscú hubiera sido el
Moscú revolucionario de los tiempos de Lenin que describieron en su día Rosmer,
Serge, Nin y Maurín, el siglo XX no habría sido según el propio Alba, "tan
hijo de puta" .
Para este último Maurín, la situación
tras mayo del 37 "pusieron de manifiesto que el PCE o, lo que era lo
mismo, los agentes de Moscú, Togliatti y compañía, se habían adueñado del poder
en la España republicana". Resulta indicativo que Elorza-Bizcarrondo en
Queridos camaradas anoten cuidadosamente la primera parte que supone un
paradójico reconocimiento de la estrategia etapista de Stalin (citada por Alba
en su Dos revolucionarios, pp. 288-289), pero que se olviden de esta que
resulta complementaria la "revisión" de este Maurín que citan como un
fuente primordial.
En los años sesenta, los excomunistas
eran ya legión, y por lo tanto no había mucha dificultad en distinguir entre
dos Maurín, entre un presente "de vuelta" y un pasado cuya pasión y
lucidez revolucionaria se apreciaba para cualquiera que lo leyera Hacia la
Segunda Revolución, que respondía a una petición de José Martínez, el
"alma mater" de Ruedo Ibérico. A pesar de la distancia casi sideral
que media entre el original y el Apéndice, Maurín no se olvidó de señalar en su
prologó: "En la historia del movimiento obrero español, el POUM, con sus
aciertos y sus equivocaciones, es una de las páginas más hermosas y más
dramáticas". Algo debía quedar pues de su "revisión". Solano
-que es de natural bastante optimista- incluso lo describe como muy interesado
por la revuelta de la juventud rebelde norteamericana, movilizada contra la
guerra del Vietnam así como por el mayo francés, pero muy descreído ante de
creciente descomposición del estalinismo, lo que cabe pensar en una variación
de esa ambivalencia que a la que nos acostumbrarían algunos de sus discípulos
como Víctor Alba.
Lo cierto es que éste es ya otro
Maurín, con una lógica que facilita una tentativa de recuperación
socialdemócrata como la que en el prólogo al libro de Antoni Monreal expresa
Isidro Molas: "Derrotado por la contrarrevolución, cubierto de lodo por el
estalinismo, Maurín evolucionaría en su actitud, organizativamente al margen
del movimiento comunista, hasta situarse después de la guerra en el área
ideológica del socialismo, al concluir que no era posible la existencia de un
espacio de socialismo revolucionario separado del socialismo democrático".
El mismo Monreal refuerza esta idea al dictaminar en su propia introducción:
"Se trata, en realidad, de una evolución que paradójicamente hace que
termine proponiendo como modelo de organización política el régimen
democrático, justamente aquel que desde el inicio había impugnado y cuya
crítica sostenida le había servido como estratégico punto de referencia a lo
largo de sus sucesivas fases" como revolucionario.
Éste Maurín era más del Moviment
Socialista dfe Catalunya (MSC) que del POUM. Es ya un Maurín deudor de la
derrota. Ahora un superviviente ajeno a cualquier movimiento social, temeroso
de que le pueda afectar la "caza de brujas" que lidera el
"demócrata" Joseph MacCarthy, más preocupado por su vida particular y
su familia, instalado en la gran metrópolis imperial, o sea de un país donde la
socialdemocracia apenas si era algo más un "lobby" en el partido
demócrata...Es uno más en la colección de "herejes arrepentidos"
surgidos con la "guerra fría", en una evolución muy paralela a la de
Ramón J. Sender que apoyo sin titubeo la destrucción del Vietnam, un Maurín que
desde lejos y sin ánimo de entrar en ningún conflicto, que "bendice"
la corriente de Rovira y Pallach, muy lejos de aquel que firmaba
"Mont-Fort".
Pero este "apéndice"
biográfico no puede ocultar el gigante revolucionario, al líder que no
solamente contribuyó más que nadie a crear un partido alternativo, junto con
Nin el único "clásico" marxista de su generación. Su trayectoria
entre 1919 y 1936 es de constante crecimiento, de una metamorfosis que le lleva
del ser un sindicalista revolucionario que leía George Sorel a ser un comunista
con proyecto y personalidad propia. Alguien que enriquece una causa que pasa
por la disidente FCCB, que se consagra con el Bloc, para culminar en la Alianza
Obrera (y el POUM), y que desarrolla una línea de análisis específica para una
realidad que también cuenta con aspectos muy específicos. Se había forjado
inicialmente con una generación de anarquistas aragoneses de primera, pero que
hará su lectura crítica de una corriente que subestima el debate estratégico.
Para terminar: esta edición no habría
sido posible sin el trabajo de Diana Cordero.
Revolución y contrarrevolución en España
Revolución y contrarrevolución en
España, es sin lugar a dudas la obra más importante de Joaquín Maurín, sindicalista
revolucionario en la CNT, cofundador del PCE, líder de la Federación Comunista
catalo-balear, del Bloque Obrero y Campesino, y principal arquitecto del
POUM...
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