Escrito: Mayo de 1937.
Primera vez publicado: En La Batalla, 1 de mayo de 1937.
Digitalización: Martin Fahlgren, 2013.
Esta edición: Marxists Internet Archive, febrero de 2013.
Seis años
atrás, la clase trabajadora española celebraba el Primero de Mayo en medio de
un gran entusiasmo, el corazón henchido de esperanza. Quince días antes había
caído el odiado régimen monárquico. La República del 14 de abril vivía su luna
de miel. Y Alcalá Zamora, presidente del gobierno provisional, prometía a la
multitud obrera la iniciación de una nueva era, la era de la justicia social.
Pero el
verdadero carácter de la transformación política que acababa de sufrir España
no tardó en manifestarse. La burguesía, con el auxilio directo de los
socialistas, se aprovechó del entusiasmo popular para emprender rápida y
eficazmente la consolidación de sus posiciones quebrantadas, para afianzar,
bajo la máscara democrática, su dominación, puesta en peligro por el movimiento
revolucionario de las masas. Inspirada por su certero espíritu de clase, frenó
la propia revolución, conservando, esencialmente, las bases económicas de la
monarquía y manteniendo incólume el mecanismo estatal del régimen derribado.
El idilio de
abril, como era de esperar, fue breve. Contrariamente a lo que pretendía la
burguesía, la revolución no sólo no había terminado, sino que entraba en una
nueva fase llena de peligros ya la par de grandes posibilidades. ”El periodo
que se abre – decíamos por aquel entonces – no es un periodo de paz, sino un
periodo de lucha encendida. Y en esta lucha estarán en juego los intereses
fundamentales de la clase trabajadora y todo su porvenir. La clase obrera será
derrotada si en el momento crítico no dispone de los elementos de combate
necesarios; triunfará, si cuenta con estos elementos, si se desprende de todo
contacto con la democracia burguesa, practica una política netamente de clase y
sabe aprovechar el momento oportuno para dar el asalto al poder”.
En efecto,
la lucha de clases recobró todos sus derechos, con más intensidad todavía que
durante la monarquía, pues, en régimen democrático los antagonismos de clase se
manifiestan en toda su desnudez, y la experiencia de los últimos seis años vino
a demostrar que la democracia burguesa, incapaz de resolver los problemas
fundamentales del país, preparaba el terreno al fascismo, y que la única salida
de la situación era la revolución proletaria.
En la
sublevación militar del 19 de julio, y la guerra civil y la revolución
subsiguientes, se ha condensado, por decirlo así, toda esta experiencia. Y es
en este momento crucial de nuestra historia”en que están en juego los intereses
fundamentales de la clase trabajadora y todo su porvenir”, cuando partidos que
pretenden ser obreros y marxistas intentan yugular la revolución, frustrar las
inmensas posibilidades que se ofrecen al proletariado español, sacrificando sus
intereses superiores – que coinciden con los de la humanidad civilizada – a la
República democrática parlamentaria, es decir, a la burguesía y a su régimen de
explotación.
El Primero
de Mayo de este año coincide con la fase más crítica de este momento histórico.
La burguesía, atemorizada en los primeros meses de la revolución, levanta la
cabeza e intenta consolidar sus posiciones. Especulando con la guerra y sus
dificultades, intenta arrebatar – con innegable éxito en algunos aspectos – las
conquistas del proletariado. Y, como en todos los periodos revolucionarios,
halla su auxiliar más eficaz en el reformismo. Pero la relación de fuerzas,
aunque modificada en estos últimos tiempos, sigue siendo favorable al
proletariado. Para que esta relación de fuerzas favorable sea decisiva, es
preciso que la clase obrera recobre la plena confianza en sí misma, rompa las amarras
que la atan a la democracia burguesa y emprenda resueltamente el camino de la
conquista del poder. Hoy todavía es tiempo. Mañana será tarde.
Y que no se
deje sugestionar por los que so pretexto de subordinarlo todo a las necesidades
de la guerra, pretenden establecer una”unión sagrada” a base de concesiones
constantes del proletariado a sus enemigos de clase. La guerra tiene una
importancia inmensa, pero está indisolublemente ligada a la revolución. La
burguesía preferirá la derrota militar al triunfo de la clase trabajadora, para
cuyo aplastamiento no vacilará, si las circunstancias lo exigen, en aliarse con
sus enemigos de hoy. Sólo un gobierno obrero y campesino es capaz de organizar
la victoria, de montar una potente industria bélica, de llevar la guerra hasta
el fin, de crear una auténtica moral de guerra en la retaguardia, de sacrificar
todos los intereses particulares al interés general.
Sólo un
gobierno obrero y campesino, que rompa todo contacto con la burguesía nacional
y con el imperialismo extranjero, e imprima un vigoroso impulso a la revolución
internacional, puede aplastar definitivamente al fascismo, tanto en la
retaguardia, como en el frente.
La consigna
que arrastró a las masas populares al Primero de Mayo de 1913, fue: ¡Viva la
República del 14 de abril! La consigna de las masas trabajadoras de España, en
este Primero de Mayo trágico y glorioso, debe ser: ¡Viva la revolución social!
¡Viva el gobierno obrero y campesino! Sólo con el triunfo de esta consigna no
habrá resultado estéril el generoso sacrificio del proletariado español ni su
magnífico heroísmo, sin precedentes en la Historia.
El Primero de Mayo en la Guerra Civil
La
celebración del Primero de Mayo fue suprimida por Franco en la zona sublevada a
través de un decreto del 12 de abril de 1937. Además, se suprimía el Día de la
República, que se celebraba el 14 de abril.
La
celebración del Primero de Mayo fue suprimida por Franco en la
zona sublevada a través de un decreto del 12 de abril de 1937. Además, se
suprimía el Día de la República, que se celebraba el 14 de abril. El franquismo
no podía tolerar estas dos fiestas, una por su contenido social y ser un
símbolo fundamental del movimiento obrero y la otra porque celebraba el
advenimiento de la República, el régimen que había que aniquilar y borrar de la
memoria.
En el propio
decreto se avisaba que se establecería una nueva festividad del denominado
Trabajo Nacional aunque no se precisaba la fecha. El Fuero del Trabajo,
aprobado por un decreto de 9 de marzo de 1938, estableció que la fiesta
nacional del 18 de julio sería además la Fiesta de Exaltación del Trabajo. De
esa manera se vinculaban dos hechos, el día que el franquismo consideraba como
el fundacional de su régimen, de la Nueva España, con el de la Fiesta del
Trabajo.
En el
territorio controlado por la República se prohibieron las manifestaciones del
Trabajo en 1937 y en 1938, aunque las organizaciones obreras celebraron actos y
mítines en lugares cerrados, además de publicar manifiestos. Destacó el acto
conjunto de la UGT y la CNT en un teatro valenciano. Los actos y manifiestos
resaltaban el esfuerzo bélico de la clase trabajadora contra el fascismo,
insistiendo en la unidad para hacer frente al enemigo.
Un hecho muy
destacado del Primero de Mayo en tiempos de la guerra fue la participación de
delegaciones obreras españolas en los actos y manifestaciones que se celebraban
en Moscú, que presidía Stalin, ante el Mausoleo de Lenin. En la Fiesta del
Trabajo de 1937 asistió una comitiva representando a la República. En la misma
participaría José Alcalá Zamora, hijo del que fuera el primer
presidente de la República y, a la sazón, teniente del Ejército Popular. De la
Fiesta del Trabajo de 1938 en la URSS queda constancia en un informe elaborado
por los representantes de la UGT catalana
Guerra civil española: Hechos de Barcelona (mayo de 1937)
Rosa Luxemburgo. Una cuestión de táctica. Escrito: julio de 1899 (La
participación activa de los socialistas con un gobierno burgués. La clase
obrera no puede aliarse con el enemigo de clase para defender sus conquistas
democráticas)
V. I. Lenin. La tercera internacional y su lugar en la historia
V. I. Lenin: Las tareas del proletariado en la presente revolución
("Tesis de abril")
Escrito: En
ruso en Petrogrado el 4 y 5 de abril de 1917.
"Testamento" político de Lenin. I. Lenin Carta al Congreso (22
dic. 1922 - 4 enero 1923)
El origen del concepto de Frente Popular o Frente interclasista
Frente Popular o Frente Único Proletario y el Populismo de Podemos
Primera campaña de difamaciones y calumnias, en la que se identificaba al
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los primeros meses de 1937
George Orwell explica en una carta de 1944 que revela por qué había
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de 1851 - marzo de 1852.
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Rosa Luxemburgo. Reforma o revolución
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