7 de Marzo
de 2021 Fuente aquí
A la
explotación sexual se ha sumado la reproductiva y la compra-venta de bebés
A pesar de
estar prohibida en la mayoría de países, se abre paso la industria de las
madres de alquiler. En el Sur Global, el negocio consiste en violar a mujeres
pobres para que queden embarazadas y vender al recién nacido. Pero, cuando los
úteros de las obreras molestan a sus explotadores, el negocio está en
extirparlos, como sucede en La India. Ah, pero, aun con el crecimiento de estos
nuevos mercados de esclavos, vivimos en “el mejor de los mundos posibles”.
Por
TITA BARAHONA REDACCIÓN CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
El capitalismo es
un sistema criminal que produce muerte, horror y sufrimiento
diario a millones de personas en el mundo. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) se
ha dotado de un marco normativo que, teóricamente, se dirige a garantizar la
paz, la seguridad y la prosperidad de los pueblos.
En dicho marco normativo destaca la famosa Declaración Universal de los
Derechos Humanos. Pero esta es una mera fachada, pues en realidad
la ley que prima y se impone es la del más fuerte económica y militarmente,
que tiene como único objetivo salvaguardar los intereses de la clase
capitalista global al precio que sea. El fin justifica los medios.
Imperialismo
humanitario: Los Derechos Humanos como arma de destrucción masiva. Primera
parte.
Por ello, en estos tiempos de crisis económica, para mantener
y aumentar su tasa de ganancia, el capital busca desesperadamente nuevos
mercados aun a costa de violar derechos humanos fundamentales, que
invariablemente afectan a la clase trabajadora más pobre y,
dentro de ella, a las mujeres y la infancia. De ahí que los cuerpos
femeninos sean un territorio de conquista en el que hoy se están abriendo
nuevas formas de explotación como son la maternidad de alquiler y
la compra-venta de bebés.
El capitalismo se
aprovecha de la capacidad reproductiva de las mujeres pobres, utiliza sus
úteros o directamente los amputa -como en el caso de las trabajadoras
indias de la caña de azúcar- a conveniencia. Y el fruto de
esa maternidad mercenaria a que la miseria aboca a muchas mujeres, nace
ya con código de barras incluido. Pero vayamos por partes.
La
industria de las madres de alquiler se abre paso, a pesar de que está prohibida
en la mayoría de países
El mes pasado nos informaba Berta O. García,
presidenta de la Coalición Internacional para la Abolición de la
Explotación Reproductiva (CIAMS), que la Conferencia de la Haya de
Derecho Internacional privado “lleva más de cinco años trabajando
en legalizar de facto la mal llamada gestación subrogada”. Los 24
países representados en esta Conferencia están elaborando un protocolo que
“resuelva la cuestión de la filiación de bebés comprados en el contexto de
los contratos de gestación subrogada internacionales”, optando incluso por
ampliarla para que abarque todas las etapas del proceso de subrogación.
¿Dónde quedan el interés superior del menor a mantenerse en su
familia de origen, el respeto a sus derechos fundamentales, la
prevención contra la venta y el tráfico de niños? ¿Dónde los convenios, como el
de 1995 relativo a la Protección del Niño y a la Cooperación
en materia de Adopción Internacional? Se van por el sumidero, porque, como
la propia institución reconoce, “It is now well-known that surrogacy is a
global business” (Es bien sabido que la subrogación es un negocio
global). Y más negocio a medida que la pobreza no deja de aumentar en el mundo.
Berta
O. García y muchas más nos preguntamos ¿Se plegará UNICEF -presente
en la Convención- a esos intereses en lugar de defender el derecho de
niños y niñas a la dignidad y a no ser objeto de encargo y contrato, sino
sujeto de derechos? Dependerá de la presión que ejerzamos para que
prime ese derecho sobre las ganancias privadas de unas cuantas empresas.
La CIAMS ha hecho un llamamiento que se puede
firmar en este enlace.
Malasia:
La compra-venta de bebés de mujeres violadas
Hace un par
de años, la periodista Inés Rigal publicaba un artículo de investigación en el que, gracias a la
información facilitada por mujeres miembros de asociaciones por los derechos de
la infancia y las mujeres, destapaba la lucrativa industria de la
producción de bebés para su venta que florecía en Malasia.
En los grupos de Facebook, los traficantes de personas exponen
su catálogo de mujeres en estado de gestación para encontrar
familias compradoras. Al parecer, esto no contraviene las normas de la red
social. Los precios varían en función del tono de piel de la madre y el
sexo del futuro bebé, ya que, claro: los varones valen más.
En Malasia siempre hubo la costumbre de que las madres que no
podían hacerse cargo de sus hijos, los dieran a otras familias por algo de
dinero. Pero ahora esta práctica se ha convertido en un negocio muy
lucrativo para los intermediarios en vista del aumento de la demanda.
La mayoría de madres traficadas proceden de países vecinos
como Indonesia, Vietnam o Myanmar. Los
traficantes actúan de mismo modo que en la trata de mujeres con fines de
explotación sexual: las engañan con la promesa de un empleo y,
cuando llegan a Malasia las violan hasta que quedan embarazadas y
las retienen junto a otras en el mismo estado en unas casas aisladas que
se conocen como “granjas de bebés”.
Los compradores no
son sometidos a ningún control de antecedentes, por lo que los críos
quedan expuestos a todo tipo de abusos una vez vendidos. Muchos
se quedan sin comprador por el tono oscuro de su piel y son llevados a
Tailandia para mendigar y ser explotados sexualmente.
Este deleznable negocio es posible gracias a una red de agentes,
médicos de clínicas privadas y algunos funcionarios corruptos que falsifican
los certificados de nacimiento, con los nombres de los compradores que
pasan por ser los padres biológicos, sin que quede ningún rastro del proceso.
Los proxenetas también han visto la veta de ganancia que
ofrece este comercio humano y han convertido los prostíbulos en
“granjas de bebés”. Las prostitutas, que son asimismo víctimas
de trata de países asiáticos, están siendo obligadas a quedarse
embarazadas para lucro de sus explotadores. De este modo ganan el
triple de dinero, ya que, por un lado, hay “clientes” que pagan más por usar a
mujeres embarazadas, y, por otro lado, una vez dan a luz, pueden vender al bebé
fácilmente.
Malasia ha
ratificado la Convención sobre los Derechos del Niño, pero esta
normativa, como tantas otras en tantos otros lugares, es papel mojado. Sólo la
publicidad que se ha hecho de este escándalo de la compra-venta de bebés ha
logrado que el Estado haya impuesto controles más estrictos y agilizado los
trámites de la adopción legal; pero estas medidas no han sido suficientes para
erradicar este despreciable comercio.
Cuando
los úteros molestan a los explotadores, el negocio está en extirparlos
Recientemente
se publicaba la noticia de que en el Estado
indio de Maharashtra, las obreras cortadoras de caña de azúcar se
someten a histerectomías para poder trabajar sin la
molestia de los ciclos menstruales y las gestaciones. La fotoperiodista
francesa Chloe Sharrock ha documentado los estragos que
produce la extirpación del útero en su obra Sugar Girls.
Esta no es, sin embargo, una decisión libre de las
trabajadoras, sino que son empujadas por los contratistas y los
médicos de clínicas privadas -que se lucran- así como por su estado de
absoluta necesidad, que impide a estas “chicas del azúcar” permitirse el “lujo”
de tomarse un día o dos de descanso si sus menstruaciones son dolorosas.
Los contratistas (mukadam) contratan a parejas
de marido y mujer por seis meses que dura la corta de caña de azúcar,
lo que no incluye seguro médico. Les pagan por adelantado una cantidad
equivalente a entre 940 y 1.400 euros por toda la temporada. En algunas
ocasiones, la menstruación y los embarazos ralentizan la recolección, por lo
que los mukadam sugieren a estas mujeres analfabetas y
pobres que se sometan a una histerectomía.
Las remiten a clínicas privadas con tarifas arbitrarias y altísimas -de las que
el mukadam recibe una comisión. Y así es como la
extirpación del útero de estas obreras se ha convertido en un negocio rentable
y seguro. Mientras tanto, las víctimas caen en una espiral de deudas y
enfermedades.
Nadie les informa de que la amputación de un útero sano les
ocasionará desequilibrios hormonales debido a una menopausia no natural,
deficiencia de calcio y dolores permanentes, en muchos casos. Esto aparte de
las siempre imprevisibles complicaciones derivadas de una operación mal hecha.
Las estadísticas oficiales de Maharashtra muestran que, entre
2016 y 2019, 4.605 mujeres se sometieron a histerectomía en 99
clínicas privadas del distrito de Beed. Pero se sabe que la
cifra real es mucho más alta. La mayoría de ellas tienen entre 35 y 40
años, y algunas menos de 25. Incluso hay un pequeño pueblo, Vanjarwadi,
donde la mitad de las mujeres no tienen útero.
Si todo lo expuesto no nos produce horror, si al menos el destino
de estas criaturas vendidas como si fueran esclavos no nos encoge el corazón y
nos llena de ira, es que el capitalismo ha logrado despojarnos de todo vestigio
de humanidad. Y, si esto no nos convence de que vivimos en un sistema
de barbarie con el que debemos acabar, es que éste ha conseguido
colonizar nuestras conciencias y anular nuestro sentido crítico. Como
dijo Rosa Luxemburgo, "quien no se mueve no siente las
cadenas".
Referencias:
Por El Común - 23/02/2021
Berta
O. García, copresidenta de la Coalición Internacional para la Abolición de la
Explotación Reproductiva (CIAMS). @Omnia_Somnia
La Conferencia de la Haya de Derecho Internacional privado
lleva más de cinco años trabajando en legalizar de facto la mal llamada
gestación subrogada.
Un grupo de
expertos de La Haya lleva más de cinco años empeñado en elaborar un protocolo
que resuelva la cuestión de la filiación de bebés comprados en el contexto de
los contratos de gestación subrogada internacionales. Pero no satisfecho con
esa misión inicial, optó deliberadamente por ampliarla, abarcando ahora todas
las etapas del proceso de subrogación, incluida la elección de la madre
«gestante» por los -también mal llamados- padres de intención o comitentes, los
contratos, el consentimiento, los intermediarios y los aspectos financieros.
¿Qué es lo
que ha llevado a La Haya a contradecir los principios rectores -el interés
superior del menor a mantenerse en su familia de origen, el respeto a sus
derechos fundamentales, la prevención contra la venta y el tráfico de niños- de
sus propios convenios, como el Convenio de 1995 relativo a la Protección del
Niño y a la Cooperación en materia de Adopción Internacional?
Instrumento de ratificación del
Convenio relativo a la protección del
niño y a la cooperación en materia de adopción internacional, hecho en La
Haya el 29 de mayo de 1993.
1 de agosto de 1995
https://www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-1995-18485
Si echamos
un ojo a los 24 países representados en ese grupo de expertos, encontramos
respuesta a esa pregunta: la mayoría de esos países son reguladores de los
vientres de alquiler o tienen sobre la mesa propuestas de legalización de esta
práctica; y no es casual que sean precisamente los representantes de esos países
los más beligerantes en sacar adelante el protocolo de La Haya sobre el
reconocimiento de las decisiones judiciales extranjeras en materia de filiación
en relación a los contratos de «gestación subrogada» internacionales. Si a esto
añadimos que varios de los integrantes del grupo están involucrados
profesionalmente en la industria del alquiler de vientres, es fácil adivinar de
qué lado se inclina la balanza o, en román paladino, de qué pie cojea dicho
grupo de expertos.
Lo que nos
preguntamos es qué papel juega España, representada en ese grupo por Cristina González Beilfuss (aquí), catedrática de Derecho Internacional
Privado en la Universidad Autónoma de Barcelona y nombrada por el Ministerio de
Asuntos Exteriores. ¿Qué directrices sigue? ¿Las de la ley vigente que declara
nulo de pleno derecho el contrato de gestación por sustitución o la de la
instrucción 2010, coladero en España de bebés comprados en el extranjero y
privados en su país de nacimiento de los más elementales derechos humanos?
¿Qué papel
juega Kirsten Di Martino, asesora senior de UNICEF en protección infantil,
integrante del grupo de expertos en calidad de observadora? Si, como es de
suponer, está allí para defender a capa y espada la Convención Internacional de
Derechos del Niño y su protocolo facultativo sobre la venta de menores, no es
entendible -si no es por intereses espurios- que ese grupo insista y persista
en su propósito desde hace más de un lustro. ¿Se plegará UNICEF a esos
intereses en lugar de defender el derecho de los niños y las niñas a la
dignidad y a no ser objeto de encargo y contrato, sino sujeto de derechos?
Si algún día
llegara a aprobarse este protocolo del grupo de expertos, significaría que la
Conferencia de La Haya se ha plegado a intereses privados y comerciales de la industria,
ya que, como la propia institución reconoce con desparpajo, es bien
sabido que la subrogación es un negocio global: «it is now
well-known that surrogacy is a global business».
Porque muy a
pesar de que los contratos de gestación por sustitución son ilegales en la
mayoría países del mundo, lo que está claro es que el famoso protocolo que se
trae entre manos este grupo lo que busca es allanar el terrero de la filiación
a cualquiera que soslaye la ley de su país y acuda a comprarse un bebé a otro país
donde la explotación reproductiva de las mujeres se ha legalizado y la venta de
menores ha dejado de ser delito para convertirse en un negocio muy lucrativo.
Ante esta
situación, la Coalición Internacional para la Abolición de la Explotación
Reproductiva ha hecho una campaña de información y lanzado un llamamiento a
poner fin al trabajo de ese grupo de expertos que ha sido ya firmado por miles
de personas y organizaciones feministas y de derechos humanos de 55 países.
Dicho llamamiento aún se puede firmar en este enlace.[1]
La única
alternativa a la explotación reproductiva de las mujeres -siempre
económicamente vulnerables- y la compraventa de personas recién nacidas no pasa
por su regulación, sino por la abolición global de esta
práctica contraria a los más elementales derechos humanos. A tal fin, nuestra
Coalición ha redactado ya un proyecto de Convención internacional abolicionista
[2] al que deberían sumarse todos los Estados para que esta práctica inhumana y
cruel quede ahogada en la historia como un mal recuerdo del pasado, como
ocurrió en su día la esclavitud.
El aberrante
negocio de la venta de recién nacidos: 'granjas de bebés' en Malasia
Por Inés Rigal. Kuala Lumpur 18/07/2021
La tierra
de las mujeres sin útero
11/12/ 2020
En el estado
indio de Maharashtra, miles de cortadoras de caña de azúcar se han sometido a
una histerectomía para poder trabajar sin la molestia de los ciclos menstruales
y los embarazos. Muchas lo hacen empujadas por contratistas y doctores
https://elpais.com/planeta-futuro/2020-12-10/la-tierra-de-las-mujeres-sin-utero.html
Por la vida y el empleo: hagamos del 8 de marzo un día de lucha de las
trabajadoras. Por área de feminismo del Espacio de Encuentro Comunista (EEC)
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2021/03/por-la-vida-y-el-empleo-hagamos-del-8.html
Imperialismo humanitario: Los Derechos Humanos como arma de destrucción
masiva. Primera parte.
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2018/05/imperialismo-humanitario-los-derechos.html
01: Estatuto
de la Conferencia
de La Haya de Derecho Internacional Privado
https://www.hcch.net/es/instruments/conventions/full-text
Conferencia
de La Haya de Derecho Internacional privado
Un llamamiento vigente: por la vida y el trabajo, unifiquemos las luchas
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2021/03/un-llamamiento-vigente-por-la-vida-y-el.html
25 años del Pacto de Toledo, obsolescencia programada de las pensiones
públicas. (Las contrarreformas laborales y de las pensiones públicas en España
desde 1900 a 2020). Primera, segunda y tercera parte
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2021/03/25-anos-del-pacto-de-toledo_1.html
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