Por Marat
1.-Un
recorrido retrospectivo:
El 26 de Septiembre de 2015 se reunió en el CAUM (Club de Amigos de la Unesco,
nacido ahora hace 55 años como centro de resistencia cultural antifranquista)
un numeroso grupo de comunistas de todo el Estado, convocado bajo la idea de buscar un espacio de encuentro
queenfatizase lo que nos une, tanto a comunistas sin partido como acomunistas
con él. Un agrupamiento que estableciese un marco de
reflexión y de trabajo político conjunto, capaz de crear un clima de confianza,
complicidad, respeto y fraternidad entre nosotros y donde las diferencias
políticas no significasen posturas irreconciliables sino posibilidades de un
debate abierto, franco y que buscase el entendimiento y la unidad de acción.
Sabemos que
hay quienes desean una rápida unidad de todos los comunistas en un sólo
partido. Quienes dimos vida al proyecto de crear el Espacio de Encuentro
Comunista (EEC) no rechazamos tal objetivo pero somos conscientes de que se
alcance o no, no será un deseo rápido de lograr. Hay otros muchos pasos a dar y
que, en la medida en que nos reúnan en la reflexión y el análisis político, la
convivencia solidaria, el apoyo mutuo y la lucha política, habremos logrado
metas muy importantes por las que merecerá la pena todo nuestro esfuerzo. Si
esa unidad orgánica llegase algún día a producirse ha de haberse alcanzado con
tales garantías de buen trabajo que no se produjera una vuelta atrás, ni
desacuerdos históricos que más tarde diesen lugar a nuevas justificaciones de
cisma. Hemos de recorrer aún un largo camino de complicidades, búsqueda de
puntos comunes y aceptación natural de diferencias que no han de separarnos
sino enriquecernos. Cualesquiera que fueran el número de etapas que el EEC en
su desarrollo, y con vistas al acercamiento entre marxistas, llegue a cubrir
con éxito, el trabajo merecerá la pena porque nos habrá trasladado al conjunto
de comunistas que se impliquen en esta tarea a mejor lugar del que nos
encontrábamos antes de intentarlo.
De aquella
primera asamblea del 26 de Septiembre, el grupo promotor del EEC obtuvo el
mandato de poner en marcha un proceso hacia la organización de ese espacio de
encuentro entre comunistas que fuese generando una cierta articulación de este
agrupamiento y una propuesta de temas sobre los que discutir a partir de las
que pudiéramos ir facilitando el modo de entendernos y aproximarnos entre
nosotros.
Ello nos
condujo hacia la segunda asamblea, de carácter organizativo, del31 de Octubre
en la Asociación de Vecinos “La amistad deCanillejas”. En
ella, junto con la conveniencia de continuar la discusión abierta en la primera
cita, la cuál no podíamos cerrar administrativamente porque el proyecto tiene
mucho de necesario debate que vaya generando la síntesis superadora de nuestras
diferencias, vimos la necesidad de proyectarla también hacia la acción y la
presencia activa en las luchas de la clase trabajadora.
Así mismo
tomamos conciencia de que debíamos alcanzar dos objetivos concretos:
- La creación de un órgano
coordinador de carácter eminentemente técnico y provisional, puesto que el
grupo promotor del EEC aún no estaba legitimado por los demás comunistas
del espacio para ser un órgano elegido y con funciones de dirección
política que conectase con el conjunto de personas que se habían vinculado
al proyecto en el primer encuentro.
- La aprobación de 6 áreas de discusión que diesen
lugar a otros tantos documentos
- Programa político (no confundir con un programa
electoral, como algunos hacen)
- Movimiento Obrero
- Internacional/Antiimperialismo
- Mujer
- Organización
- Formación,
A partir del
resultado de la discusión de dichos textos el EEC debería ir estableciendo
puntos de coincidencia, reforzando lo que nos une, debatiendo sobre los
aspectos en los que no coincidimos, sin cerrar la discusión en falso sino
asumiendo que debíamos continuar trabajando sobre ello, pero con una profunda y
leal voluntad de unidad en el proyecto de lucha por el socialismo y en la
acción, marcando línea política común.
De aquella
asamblea salimos con una Comisión Gestora de carácter provisional cuyo cometido
era el de llevar al EEC hasta su tercera asamblea en la que se debatieran los 6 documentos que deberían elaborarse
antes del 15 de Enero (objetivo logrado). En estos momentos los textos han empezado a ser discutidos en
grupos en distintos territorios para posteriormente volver a tratarlos en dicha
asamblea, que se celebrará los días 12 y 13 de Marzo en la sede madrileña del
sindicato CoBas. Dicha asamblea deberá dotar también al EEC
de un órgano de coordinación estable que facilite tanto la extensión
territorial y sectorial como la construcción del propio espacio y su presencia
e impulso en las luchas y movilizaciones de nuestra clase, la trabajadora, con
una voluntad muy clara: contribuir a la unidad de acción tanto de los
comunistas “independientes” (no organizados en partido) como de los que sí lo
están. Si el debate político leal y constructivo puede acercarnos, la lucha
codo a codo puede ir forjando una unidad práctica solidaria entre comunistas y
con nuestra clase.
En
definitiva, la tercera asamblea debe deliberar sobre los primeros documentos
políticos del EEC, los cuáles son materiales de arranque teórico del Espacio,
con sus inevitables insuficiencias propias de la deficiente formación política
y de análisis que padecemos hoy los comunistas y plantearse la forma de
organización del mismo para intervenir políticamente y en lo concreto en el
impulso y apoyo a la lucha de clases.
2.-Nueva
etapa y nuevos desafíos
Cada paso
dado por el EEC nos presenta nuevos retos. No puede ser de otro modo. Hasta
ahora hemos recorrido la parte fácil del camino. Ahora viene lo complicado.
Es así
porque vamos a pasar de la intención a los hechos.
El análisis
en colectivo de los documentos evaluará no sólo nuestra capacidad de
elaboración política, sino también y de un modo especial, el talante con el que
abordamos la discusión política. Será muy distinto el resultado si la enfocamos
desde posturas rígidas y dogmáticas, en forma de posición frente a posición, o
como contraste de perspectivas con la voluntad de acentuar los puntos de
coincidencia, si enfatizamos el continente o el contenido.
En el primer documento sobre el que hemos discutido (Programa
político), previo a la tercera asamblea, hemos acertado plenamente tanto en el
tono como en el enfoque, en la orientación de la discusión política hacia la
consideración de los documentos como material de arranque teórico que
paulatinamente deberán ser mejorados, desarrollados y complementados. El objetivo no han sido tanto
enmiendas concretas como una serie de consideraciones sobre las limitaciones
que se encontraban en los textos y sobre las líneas de desarrollo posible de
los mismos en el futuro.
El modo en
el que en el que afrontemos este reto en la tercera asamblea, nos aproximemos a
las necesidades organizativas del EEC y la manera en que les demos respuesta,
la forma que elijamos para organizarnos, tendrán una repercusión directa en
cómo seremos percibidos, en el grado de comodidad con el que se sientan los
miembros del EEC dentro del colectivo, especialmente quienes a su vez militan
en organizaciones, destacamentos y partidos comunistas y en el futuro mismo de
este agrupamiento de militantes.
Cuanto más
fieles sean las estructuras del EEC a la filosofía de encuentro, de espacio
compartido, de flexibilidad en la forma organizativa, de lugar común y acogedor
para comunistas sin y con partido, dónde nadie tenga que dejarse el carné de su
organización a la entrada, más posibilidades tendrá el proyecto de crecer y de
convertirse en una referencia compartida, querida, deseable y de pertenencia
para los comunistas en general.
Cuanto más rígidas
fuesen esas estructuras, cuanto más cercanas a la forma de organizarse y de
dotarse de una dirección clásica de partido, más dudas y suspicacias podrían
producirse, mayores dificultades para que comunistas con partido se acercasen a
lo que pudiera parecerles un esbozo de tal y más riesgos de que el proyecto del
EEC se malograse. Necesitamos coordinarnos antes que dirigirnos y necesitamos
agruparnos desde la base antes que crear núcleos territoriales y sectoriales al
modo partido. Es obvio que el EEC no puede ser una especie de suprapartido de
partidos. Ni sería democrático para los militantes de partidos que trabajasen
dentro del EEC, al verse abocados a elegir entre dos lealtades/disciplinas, ni
sería eficaz para los objetivos generales que pretendemos.
Pero a la
vez es necesario sortear el riesgo de una visión de invitado-delegado que
algunos militantes de organizaciones comunistas pudieran llegar a considerar
como su aportación al EEC. Para que la idea del espacio y del encuentro
funcione es necesario que los comunistas organizados en partidos lo sientan
suyo, no se limiten a “enviar” a un miembro de su organización en calidad de
“visitante” o de persona más o menos activa que participa en el EEC pero sin
más compromiso de su organización con el debate y la unidad de acción que entre
todos debemos forjar.
El ánimo
fundacional del Espacio de Encuentro Comunista es el de un punto de encuentro
conceptual, una propuesta de elaboración política, trabajo, formación y lucha
en el que se participa no por bloques ni corrientes políticas, ni por
delegación sino con un compromiso de trabajo militante puesto en común entre
una amplia diversidad de comunistas sin y con partido.
Para que se
contagie de forma amplia y general esa concepción de trabajo conjunto y
solidario entre comunistas, para que se impregnen de esa visión tanto los que
están organizados en partidos como los que no, es necesario que el proyecto no
se sustente sobre todo en el trabajo de los comunistas sin partido sino que
participen de él un considerable número de militantes organizados de modo más
clásico. De otra forma no se romperían las inercias de los comportamientos
estancos, las divisiones y recelos y los sectarismos entre nosotros. Por ese
camino a lo sumo llegaríamos a la fórmula de las plataformas que históricamente
no han sido capaces de superar los meros acuerdos cupulares, de compromisos
mínimos ni de generar hábitos de trabajo conjunto por la base.
Esta nueva
cultura de relación entre comunistas, lejos de debilitar a las organizaciones
preexistentes, las reforzaría porque las dotaría de una base social de la que
honestamente hemos de reconocer que apenas disponemos los comunistas
actualmente.
Actuar de
este modo es también un modo de compartir experiencias, conocimientos, recursos
humanos, voluntades y energías conjuntas, independientemente de que en el
presente las organizaciones comunistas existentes tengan sus propias tareas y
objetivos.
Éste y no
otro es el camino para que sea posible recuperar el prestigio y la influencia
de la idea comunista dentro la clase trabajadora, algo tan necesario cuando el
colapso de lo que se conoce como “la izquierda” no ha ido acompañado por un
giro hacia lo que específicamente representamos los comunistas, marcados por
una debilidad política y organizativa que aún no hemos superado, y nos ha
afectado incluso a nosotros mismos, en ocasiones con la penetración de ideas
reformistas en nuestras filas. Es cierto que lo anterior ha de ir acompañado de
la capacidad de vencer otras insuficiencias políticas pero también lo es que la
condición de marchar juntos se vuelve imperiosamente indispensable.
La formación
política y de cuadros comunistas es una tarea imprescindible y urgente, hoy que
tantas capacidades humanas nos faltan para dar respuesta a los interrogantes
que nos plantea la clase trabajadora y a la necesidad de levantar de nuevo la
corriente de pensamiento y acción revolucionaria marxista.
Sin cuadros
políticos y militantes formados no podremos extender, hacer crecer, consolidar
y dar credibilidad a nuestro propósito.
Precisamente
porque los cuadros políticos no se improvisan en unos meses es tan apremiante
que la formación política sea uno de los primeros objetivos a la salida de la
tercera asamblea, cuestión en la que nos deberemos poner manos a la obra de
manera inmediata.
Por último,
y aunque hemos insistido con anterioridad en ello, es necesario que, al término
de la tercera asamblea, el EEC salga con una adecuada correlación entre teoría
(formación, debate) y praxis (lucha política y lucha de masas) porque.
“Es
cierto que el arma de la crítica no puede sustituir a la crítica de las armas,
que el poder material tiene que derrocarse con el poder material, pero también
la teoría se convierte en poder material tan pronto como se apodera de las
masas”. (“En torno a la Crítica de la Filosofía del Derecho”.
K.Marx)
o, si se
prefiere,
“No hay
teoría revolucionaria sin practica revolucionaria y viceversa” (Lenin)
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