Por Marat
1.-De
repente, desde todos los rincones se empezó a hablar de Renta Básica Universal
Hasta hace bien poco el debate sobre la Renta Básica Universal (a partir
de ahora RBU) se hallaba limitado a determinados sectores de la “izquierda”,
esa que desde sus evoluciones ideológicas, a la que algunos hemos dado en
llamar los “progres”, sus publicaciones, ciertos ámbitos más o menos académicos
y poco más.
Cierto que en algún momento el debate se hizo mucho más amplio y alcanzó
a gran parte de los medios de comunicación de masas -ya no tan de masas como
hace algunos años- porque Podemos, el partido que emergió con fuerza en las
elecciones europeas de 2014, lo presentó como uno de sus temas estrella en su
programa de entonces. Y el impacto alcanzado desde entonces por dicho partido
le dio el impulso necesario para convertirse durante un breve período en una
cuestión de moda mediática, sobre todo porque los medios masivos y los partidos
de la derecha lo desecharon como utópico y fiscalmente insostenible. Pero
como Podemos
pronto lo abandonó, para sustituirla por una Renta Garantizada, ya no Universal -intentar
seguir el número de cambios programáticos de este partido sí que es, no una
utopía sino una quimera- el interés de los medios y partidos por el concepto
decayó de nuevo, volviendo a quedar reducido a un ámbito poco más amplio del
que tenía primero.
Pero, de pronto, en las últimas semanas el asunto de la RBU ha
vuelto a ser un tema recurrente y ampliamente tratado por los medios de masas y
no por algún ignoto éxito de comunicación “progre”, aunque no faltarán intentos
por parte de este sector “ideológico” de reivindicar la paternidad de dicho
“éxito”, sino por algo que tiene mucha más notoriedad. La Cumbre de Davos (el
Foro Económico Mundial) de 2017, esa especie de asamblea anual que reúne a los
principales líderes económicos y políticos mundiales, junto con sus pléyade de
intelectuales y expertos a sueldo, ha decidido apadrinar esta cuestión,
considerándola como una medida necesaria, aplicable y quizá inevitable. Scott
Santens, fundador del Economic
Security Project expuso la idea en
la web oficial del Foro Económico Mundial. No sé a ustedes, pero a mí
que la crème de la crème del capitalismo mundial se vuelva, de
repente, tan generoso me escama y es el motivo por el que he querido compartir
con ustedes este artículo que ahora escribo.
Quizá debamos comenzar por tratar de ver más allá en cuanto a lo que
realmente hay detrás de la RBU y por explorar la orientación
político-ideológica de sus diferentes promotores.
2.-¿Qué
hay detrás de la RBU?
Los diferentes partidarios de la RBU destacan de ella la necesidad de
dotar a los “ciudadanos” (la población en general) de un ingreso permanente que
haga frente tanto al desempleo crónico y estructural como a la
desaparición de millones de empleos en los próximos años por efecto de la
digitalización y la robotización. Según un estudio conjunto de Citibank
y la Universidad de Oxford, el 57% de los empleos en los países de la OCDE
puede desaparecer en los próximos años
La RBU se presenta así como una apuesta contra la pobreza, tanto
de quienes sufren la lacra del desempleo como de quienes no la sufren pero
tienen unos empleos con salarios que les sumen en la pobreza.
Sus defensores insisten en la eficacia de la medida por ser un ingreso
que se recibe“ex ante” y no “ex post”, como
hasta ahora los diversos subsidios contra el desempleo, así como otras
ayudas y prestaciones, a cuya gestión pública se acusa de ineficaz, burocrática
y condicionada a una serie de requisitos, con el fin de comprobar que
los destinatarios de los mismos son realmente quienes los necesitan. El Estado actuaría
como proveedor de la RBU y sustituiría a dichos subsidios.
Pero, además de presentarse como un medio para combatir la pobreza, se
alude a la RBU como un medio para garantizar la libertad de la gran
mayoría de la población porque, en palabras de uno de sus más
conocidos defensores, Daniel Raventós,“quien
no tiene la existencia material garantizada no es libre”. De
este modo, el individuo cobra autonomía porque se hace responsable de
su propia vida y del uso que haga de esa renta.
Es importante señalar que la RB sería, para sus postulantes, Universal,
por cuanto la recibirían todas las personas, desde que nacen hasta que mueren.
El objetivo sería extender la RBU para todos los habitantes del mundo. En
palabras del historiador Rutger Bregman, uno de sus promotores, autor de “Utopía
para realistas”, donde da a conocer esta forma de prestación
universal, “la obtendrían todos: ricos
y pobres”
Así mismo es individual, pues la recibe cada persona,
independientemente de que sea hombre, mujer o niño, si bien en diferente
cuantía según su edad. No está ligada, por tanto a un hogar o núcleo familiar.
Es igualmente independiente del estado civil o de las propiedades e ingresos
que tengan otros miembros de la familia del beneficiario.
Según el sector “progresista” de los promotores de la RBU, está
sería incondicional; es decir, que se recibiría sin depender de
condiciones previas, tales como aceptar o no un empleo remunerado u otras
cuestiones. También será independiente de tener o no empleo, ingresos, ahorros
o propiedades, sean éstas en la cuantía que sean. No obstante, entre su
corriente de derecha, a la que más tarde me referiré, hay quienes plantean esta
prestación como posible complemento a otros ingresos de la ligados al
salario o al autoemprendimiento de la personas. Ello afecta, en la
práctica, la incondicionalidad de la RBU.
Derivado de lo anterior, cabe extraerse que no existe un acuerdo
entre la comunidad de partidarios y promotores de la RBU en cuanto a que el
carácter de ésta sea suficiente para permitir mantener por sí
mismo un nivel de vida digno. Para los “progresistas” debe serlo pero
no parece que sea así para los sectores más declaradamente liberales y
conservadores.
No voy a entrar en el debate sobre la viabilidad financiera o no de la
RBU porque eso me llevaría a jugar en campo ajeno, debatiendo no de los
presupuestos políticos subyacentes en la misma sino de otra cuestión muy
distinta -lo que hay detrás de la propuesta de la RBU-, que quienes son
partidarios de aquella no parecen estar tan interesados en discutir de un modo
abierto y claro.
Pero, aunque no voy a debatir sobre si es posible o no mantener la
sostenibilidad financiera de la renta básica, sí quiero entrar en la idea de
ahorro de los subsidios tildados de ineficaces para combatir la pobreza y de
burocratizados en su gestión.
Los señores Raventós, Arcarons y Torrents, en un artículo titulado “La
renta básica incondicional y cómo se puede financiar. Comentarios a los amigos
y enemigos de la propuesta”, publicado
en Sin Permiso, de la que el señor Raventós es uno de sus más destacados
responsables, y en el blog de la Red de Renta Básica, apuntan algunas vías
sobre cómo financiarla. Me detendré en la primera de ellas.
En el cuadro 1 de dicho artículo presentan un conjunto de prestaciones o
subsidios, bajo el epígrafe de Ahorros. Luego entenderemos porque lo denominan
así. Incluyen, entre otros, los siguientes subsidios:
- Pensiones
- Prestaciones
de desempleo
- Subsidios
de exclusión social
- Becas
- Subsidios
y ayudas a la familia
- Subsidios
y ayudas a la vivienda
- Clases
pasivas del Estado
Junto con otros conceptos que no se exponen por ser de cuantía menor, el
montante total en este cuadro es de 92.222, 26 millones de euros. Hay que
reseñar que las cifras correspondientes a dichas prestaciones se corresponden
con los perceptores de los mismos que disponen de rentas superiores a los
10.000 euros anuales que no tenían obligación de hacer declaración del IRPF por
la baja cuantía de sus ingresos. Aclaran los autores del artículo que la
RBU “sustituye toda prestación pública monetaria de cantidad inferior” (a
la cuantía mensual de la RBU) y “deberá ser complementada cuando sea
inferior a la prestación pública monetaria”. Pues bien, la cifra de
92.222, 26 millones de euros es “ahorro” para la RBU porque ésta sustituiría a
las percepciones monetarias de quienes están incluidos en dichos conceptos.
En plata, para entendernos tras el enrevesado argumentario financiero que
el artículo emplea, lo que esto significa es, entre otras cosas, que estaríamos
sacando a una parte de la población del sistema de pensiones y de prestaciones
por desempleo. Eso sin contar con que lo mismo pasaría con el derecho a
percibir becas de estudios y subsidios y ayudas bien a las
familias, bien a la vivienda.
Para entendernos más claramente, de un modo sibilino, se está dando un
espaldarazo al ataque a las pensiones que hoy se está realizando desde los
sectores favorables a su privatización. Sacar de las prestaciones a sectores de
población, se trate de quienes pertenecen al régimen contributivo o al no
contributivo de la Seguridad Social es ir restringiendo aquellas.
Las pensiones, junto con las prestaciones por desempleo u otros subsidios
como la Renta Mínima de Inserción y las becas de estudios forman parte de las
conquistas históricas de la clase trabajadora, se han convertido en derechos de
tipo objetivo que, aunque hoy estén siendo atacados por el sistema capitalista,
la clase trabajadora debe defender y no aceptar que nos los quieran ir
desmontando incluso por la vía “progre”.
Aunque Phlippe Van Parijs, miembro del Consejo Editorial de Sin
Permiso, fundador de la Red Europea de Renta Básica, de la que preside su
comité internacional, uno de los líderes del sector “progre” a nivel
europeo y mundial de la RBU, tiende a negar que se vayan a eliminar
prestaciones del Estado del Bienestar, lo cierto es que en un artículo
publicado en 2013 en dicha revista señala lo siguiente:
“Un escenario posible es que, a medida que vayamos tomando conciencia
de los fenómenos de la trampa de la dependencia creados por los dispositivos
condicionales y del coste administrativo de estos complejos sistemas, iremos
optando por una racionalización que incluya una renta básica. (…) Una
vez adoptado un dispositivo de este tipo, tendríamos en marcha todos los
mecanismos para el pago de la renta básica y podríamos empezar a
suprimir progresivamente tal o cual prestación, aumentando así la cuantía
de la renta básica.”
No aclara cuáles son esas prestaciones o “dispositivos condicionales”
pero condicionales son las coberturas de desempleo y las pensiones de
jubilación.
Rutger Bregman, perteneciente a ese sector “progre”, afirma:
[La RBU] “sí, sustituiría
cierta parte del sistema de bienestar (…) habría
una parte que conservar, como el sistema sanitario o la educación. Hay una
parte de la derecha que quiere que la renta básica sustituya a todo el sistema
del bienestar, pero no es esa renta básica por la que yo apuesto. Yo la veo
como el gran logro del sistema de bienestar, como un complemento a la educación
o sanidad, cosas que ya tenemos. Pero sí podría sustituir programas de
subsidios o de distribución de ingresos que están muy condicionados y muy burocratizados”.
Un liberal partidario de la RBU, Santiago Niño Becerra, tiene la virtud
de ser más sincero en las pretensiones de utilizar este tipo de prestación
universal para terminar de volar el Estado el Bienestar. Dice lo siguiente:
“El sistema de pensiones que hemos conocido es insostenible, por ello,
y entre otras razones, se impondrá la renta básica: una
especie de ingreso medio que absorberá subsidios y pensiones y a
partir de aquí que cada cual se las componga como pueda". Tal
sinceridad es de agradecer porque permite desmontar algunas de las
falacias y los intereses ocultos que hay detrás de la RBU.
En roman paladino, ¿qué quedaría del maltrecho Estado del Bienestar por
el que han peleado varias generaciones de trabajadores a medio plazo cuando se
implantase la RBU? Pues parece que la sanidad y la educación y muy poco mas
porque da la impresión de que las coberturas del desempleo y otros subsidios al
parado y las pensiones serían sacrificadas o se irían extinguiendo para no
redundar o inflar excesivamente el gasto en la sostenibilidad de la nueva
renta. Pero si el argumento de ir eliminando determinadas prestaciones de
servicio a cambio de incrementar las cuantías de la RBU se plantea de este
modo, ¿qué impide que en el futuro desaparezca el carácter público de la
sanidad y la educación?
El propio carácter universal, incluyendo que la recibirían perceptores de
todas las edades, refuerza la idea de un flujo monetario que sustituiría a las
prestaciones de tipo social.
En este contexto se estaría pasando de la idea de prestación de servicio
entendida como derecho objetivo con una plasmación legal, constitucional y
colectiva a un derecho potestativo, que ya no contempla la gratuidad de los
servicios sino las prestaciones de tipo individual y la responsabilización del
individuo respecto a la satisfacción de determinadas necesidades. Desaparece de
este modo una forma de salario indirecto para la clase trabajadora que ha sido
durante tiempo consecuencia de una conquista histórica para entrar en el ahí te
las compongas con el dinero que te damos. El pago de la RBU no dejaría de ser
una especie de caridad pública, eso sí laica, que algunos presentan como
complemento salarial, lo que recuerda a fórmulas distintas pero no tan lejanas,
como la famosa mochila austriaca de Ciudadanos.
Cuando se une la idea individualista en la gestión de la propia vida del
perceptor a partir del uso libre que él decida hacer con la RBU a la
insistencia en la ineficacia de los servicios de cobertura actuales y a la
burocratización que conlleva, uno no puede dejar de notar el tufillo liberal,
incluso minarquista o libertariano del Estado limitado o Estado mínimo y lo
menos intervencionista posible.
Afirma el sector “progresista” de los partidarios de la RBU que ésta
permitiría que los trabajadores no tuvieran porqué aceptar trabajos de mala
calidad o mal retribuidos, por lo que su capacidad de presión en la negociación
de los salarios se vería incrementada. Pero esto es discutible en los casos en
los que la RBU tiene un carácter de percepción complementaria. Cuando la RBU es
demasiado baja -y 625 € no son precisamente una cuantía elevada- puede suceder
todo lo contrario, que el trabajador, para complementarla se vea obligado a
aceptar empleos muy mal remunerados, careciendo de poder presión real, lo que,
en la práctica, se convertiría en una especie de subsidio indirecto a las
empresas, al permitirles incrementar la presión a los trabajadores en paro para
aceptar sueldos realmente miserables con los que complementar la RBU. Puede muy
bien suceder que, en la práctica, la RBU se convirtiese en un medio de
institucionalizar la precariedad.
La RBU se nos presenta como un sistema cerrado en el que su financiación
se sustenta en base a una profunda reforma del IRPF, en la versión “progre” de
Raventós, Domènech y Arcarons en la que todo lo que entra sale en una
circularidad permanente. Y, a la vez, es para ellos, el gran medio
redistribuidor por el que el 20% de la población más rica, los que mucho dan
poco necesitan (percepción más limitada de la cuantía de la RBU) y los que poco
dan, porque poco pueden (el 80% según Raventós), mucho reciben (renta más
cuantiosa).
Para que los ricos y grandes capitalistas aceptasen grandes cotizaciones
de IRPF habrían de obtener algún beneficio de ello. Ya que la RBU que
percibirían estaría muy por debajo de sus cotizaciones, el interés de los
señores de la Cumbre de Davos, de muchos magnates de Silicon Valley y
destacados CEO de grandes corporaciones multinacionales de la Nueva Economía ha
de estar en otro lado ¿Qué otro lado podría ser ese que el de los nichos de
nuevos mercados que se les abriría al privatizarse los servicios públicos y ser
sustituidos estos por la RBU para evitar “redundancias de gasto”? No olvidemos
que, para el capital, el beneficio es la base de su existencia y que si éste no
existe estamos ante la idea de gasto y no de capital productivo.
Conviene desmontar las falacias que se nos están contando por ahí acerca
de la RBU por lo que respecta a los exitosos experimentos de aplicación de la
misma.
En el caso de Finlandia un gobierno de coalición de derechas, el que está
presente la extrema derecha (Verdaderos Finlandeses), lo que se ha aplicado no
es una RBU sino que se ha realizado una prestación a 2.000 parados (no a toda
la población en cualquier circunstancia laboral) una renta de 560 € al mes (no
es económicamente suficiente) durante un período de 2 años (no por tiempo
ilimitado). Si es cierto que es incondicional: recibirán, encuentren o no
trabajo, esa cantidad durante ese período limitado de tiempo pero no es
precisamente un sueldo Nescafé para toda la vida. De hecho, por su escasa
cuantía, su percepción limitada en el tiempo y su destino a un colectivo de
parados se parece más a una Renta Mínima de Inserción, salvo en que durante ese
período se seguiría cobrando, aunque se encuentre trabajo, que a una RBU.
Llamativamente el experimento finés se está haciendo en un contexto de
recortes sociales en el país y de debate social y político sobre la
sostenibilidad de su modelo de Estado del Bienestar.
El caso de Alaska tiene de Universal el hecho de que lo recibe cada
habitante, trabaje o no e independientemente de su nivel de renta (también es
incondicional) pero se aplica en el Estado norteamericano en el que menos
desigualdad existe (por lo que no parece destinado a paliar la pobreza),
incluso antes de la aplicación de su Renta Básica, es fluctuante en cuanto a la
percepción que se recibe porque, al estar ligado a un fondo de inversión
derivado de la industria petrolera (Fondo Permanente de Inversión), depende de
los rendimientos que dicho fondo dé cada año y se aplica en un territorio con
muy poca población. Veremos cuál es la viabilidad de su Renta Básica cuando el
petróleo de Alaska se agote.
En Kenia y en Namibia la están recibiendo colectividades pequeñas y
personas especialmente pobres, por lo que no es universal, durante un período
de tiempo (en Kenia por 10 años). En realidad están más cerca de subsidios a la
pobreza que de una RBU.
3.- ¿De
dónde nace la RBU y cuál es su ideología de fondo?
Puestos a buscarle paternidades, a la RBU le salen padres y antecedentes
hasta de debajo de las piedras. De Tomás Moro a Thomas Paine, una especie de
“liberal progresista” que buscaba nivelar la desigualdad sin cuestionar la
propiedad; de Josep Charlier, un humanista que creía en la necesidad de
legitimar la propiedad privada de los medios de producción, facilitando el
sostenimiento económico de los trabajadores, a Milton Friedman, padre de la
gran embestida neoliberal de Tatcher y Reagan y mentor de las barbaridades
económicas de los Chicago Boys chilenos durante la dictadura de Pinochet; de
Antoine Augustin Cournot, un economista de la escuela marginalista, experto en
el análisis matemático y estadístico de la oferta y la demanda, a James Tobin,
un economista keynesiano -para entendernos, un liberal intervencionista- asesor
de la Fundación Ford, de varios presidentes norteamericanos y de la Reserva
Federal de dicho país; del “socialismo ético” de Fichte a la política
conservadora británica Juliet Rhys-Williams, y tantos y tantos otros, ninguno
cuestiona la propiedad. Tienen en común el hecho de que ligan la libertad a la
propiedad. Si acaso su fundamento ético consiste en que la propiedad tenga una
cierta distribución o redistribución que impida la existencia de pobres, lo que
limitaría la base de sus fundamentos liberales, en la medida en la que esa
libertad no sería universal y para todos los seres humanos.
Se me dirá, quizá, que se trata de una propiedad que permita los medios
de subsistencia. Pero en el fondo, la discusión real no está ahí -en la idea de
asegurar los medios de existencia- sino en que el pensamiento subyacente detrás
de esa ligazón de libertad y propiedad para todos está en la idea de colar de
rondón la legitimación de la propiedad privada de los medios de producción y su
consecuencia, el sistema capitalista. Y eso por mucho que algunos liguen la
idea de la RBU al concepto de “post-capitalismo”, cuando en realidad lo que no
quieren hablar es de sociedad socialista sino post-industrial, en la que muchos
países centrales del capitalismo llevan ya algunos decenios instalados.
Para entendernos, la RBU no es la negación de la propiedad privada de los
medios de producción, ni del capitalismo, sino el bálsamo que impida los
estallidos sociales, consecuencia del incremento del paro estructural durante
el viaje del sistema productivo capitalista hacia la digitalización y la
robotización que ya se está produciendo desde hace años. Y de paso, acelerar el
desmonte del Estado del Bienestar hacia un Estado que recuerda a las Leyes de
Pobres de Inglaterra y Gales pero en su aplicación más moderna y centralizada,
para convertir sus servicios de gasto en beneficio para el capital productivo,
como la que se produjo en el Reino Unido a partir del siglo XIX. Pero eso sí,
en versión laica, estatal y revestida de argumentos pobres y dignificadores de
la persona. Todo muy moderno.
Y en esto el llamado republicanismo moderno o democrático de tinte
progresista no se diferencia sustancialmente del oligárquico y del liberalismo
más de derechas. La ligazón libertad-propiedad en al que se asienta la RBU no
cuestiona el orden capitalista, ni la propiedad privada de los medios de
producción, por mucho que algunos de ellos quieran presentarse dentro de la
corriente de un “marxismo analítico”, que es el menos marxista de todos los
marxismos, porque niega la dialéctica, que es la esencia de la razón
revolucionaria marxista. Se travisten a la medida de sus objetivos. Pero lo
cierto es que alguno de ellos como Phlippe
Van Parijs, al que se presenta como libertario
de izquierda, es en realidad, por la distorsión anglosajona del término
“libertario”, un libertariano (anarcocapitalista) en su versión “izquierda”.
Ésta fue inaugurada en su día por Murray
Rothbard, uno de los fundadores del Partido Libertario en
Estados Unidos y partidario del acercamiento a la Nueva Izquierda -comeflores,
para entendernos- de ese país en cuestiones como el activismo y lo
sociocultural.
Situar al ser humano fuera de los antagonismos de clase, desproveerle de
su sentido colectivo y embridarle en su necesidad de lucha transformadora,
mediante una ligazón individual a un Estado que se libera de todos los
compromisos que en su día reflejaron las conquistas arrancadas por las lucha de
la clase trabajadora, es el objetivo inconfesado de la RBU. Sea en su versión
de liberales de derecha o de liberales de izquierda, la jugada es clara: acabar
de desarmar a la clase trabajadora, en un momento de gran confusión ideológica
y de penetración en el campo de esa cosa que ya no es ni izquierda política y
que ha devenido simplemente “progre”. Pero eso sí, atendiendo al aparentemente
diverso mercado político con un argumentario que, en cualquier caso, pretende
devolvernos al siglo XVIII en cuanto a carencia de derechos sociales pero
revestido de libertad, emancipación y mucha robótica. Por ese motivo, lo suyo
no es la igualdad real, imposible mientras los capitalistas sean los dueños de
los medios de producción y el Estado su representante de clase, porque
impondrán su ley, sino la mera igualdad de oportunidades liberal, la cuál jamás
se ha cumplido tampoco en la práctica dentro del capitalismo porque la
desigualdad es la base, por mucha RBU que nos vendan.
4.- ¿Qué
líneas deben defenderse desde una posición de clase?
Cuando hablo de defender una posición de clase me refiero a la
trabajadora porque la otra clase, la capitalista, tiene muy claros sus interés,
su programa político y social y sus objetivos.
En primer lugar la defensa del empleo que pasa, ineludiblemente, por el
reparto del empleo, lo que significa trabajar muchas menos horas para trabajar
más personas. Y no se trata de justificar nuestra exigencia de trabajo desde
ninguna demostración de viabilidad de la reducción de la jornada laboral. Ese
es el problema de los patrones. En cualquier caso, ellos saben que es
técnicamente posible porque la incorporación de equipamientos tecnológicos
permite elevar la productividad.
Junto a lo anterior, es necesario defender salarios dignos, por el mismo
argumento que acabo de dar, incluso trabajando menos horas.
A su vez, es necesario defender todas nuestras conquistas históricas que
aún continúan vigentes dentro del mal llamado Estado del Bienestar porque son
nuestras, las arrancamos con nuestras luchas y las de quienes nos precedieron y
no son, en absoluto, una concesión. No habrá mejor defensa que pelear por
ampliarlas, bajo la amenaza de que su sistema se desestabilice en caso
contrario.
Y, por supuesto, exigir que ya que el Estado capitalista y la clase a la
que representa no nos reconocen nuestro derecho al empleo con el que ganarnos
el pan, proteja a los parados con prestaciones dignas, suficientes y por el
tiempo que sea necesario, mientras no nos saquen del desempleo.
No debemos olvidar que para responder a todo ese desafío es necesario
organizarnos como clase, al margen de los intereses de quienes defienden el
sistema capitalista actuando como flautistas de Hamelín. Y por supuesto,
combatir ideológicamente a este tipo de vendedores de peines para calvos.
Progresismo, Estado y Democracia: Una crítica a Horowicz. Los progres o
neomarxistas son "La chispa de la vida del capital".
La Renta básica: una vía rápida a la precariedad
[Libro] "El capitalismo en un callejón sin salida" de Fred
Goldstein
Fred Goldstein. El capitalismo en un callejón sin salida.
Destrucción de empleo, sobreproducción y crisis en la era de la alta
tecnología
UN PUNTO DE VISTA MARXISTA
"El capitalismo en un callejón sin salida" de Fred Goldstein
Libro: El
Capitalismo en un Callejón sin Salida
UNA CRÍTICA DESDE LOS INTERESES DE LOS TRABAJADORES AL ÚLTIMO INFORME DE
LA OCDE SOBRE LA ECONOMÍA ESPAÑOLA
El
informe ‘Estudios económicos de la OCDE: España 2017
Presentación del Informe Económico de la OCDE
sobre España 2017
Consulte el informe de la OCDE completo (PDF) en
castellano
La OCDE mejora la previsión del PIB en 2017 hasta el
2,5% y de paro hasta el 17,5%
INSISTE EN REVISAR EL IVA REDUCIDO
- El organismo ve margen para más fusiones
bancarias y cierres de oficinas en España
- La OCDE pide al Gobierno más medidas para
atajar la desigualdad y la precariedad laboral
- Consulte el informe de la OCDE completo (PDF)
La OCDE cree que España incumplirá el objetivo
de déficit este año y el que viene
Los
robots empezarán a repartir pizzas este verano en Hamburgo
Con la colaboración de Project Syndicate.
Project Syndicate
La robótica anima a la renta básica
Robots y
empleo: ¿se cumplirá la profecía de Keynes?
La
robotización sustituirá a millones de trabajadores, pero no será rápido
En primer lugar gracias por brindarme la oportunidad de aclarar algunos puntos que generan confusión.
ResponderEliminarEmpiezo por el final. Hablas de repartir el empleo para trabajar menos horas y trabajar más personas, y pregunto ¿has pensado que cuando todo el mundo puede rechazar cualquier empleo porque tiene garantizado un mínimo con la RBU, también puede reducir su jornada laboral para que se ajuste a sus necesidades?
Este reparto natural del empleo ocurriría de una forma descentralizada (no ordenada desde el Estado) donde la RBU supone el pivote sobre el que cada persona elije cuánto y cómo quiere emplearse.
Evidentemente, el reparto de empleos no se va a dar en todos los sectores, pues pienso que, ni tu ni yo, podremos ejercer de cirujanos sin los conocimientos necesarios, por mucho que nos empeñemos. Del desempleo tecnológico no hablo que ya está muy manido estos días.
Un poco antes hablas de que la RBU es una suerte de caridad Estatal. La RBU no hace falta pedirla como se pide la limosna en la calle o como se solicitan las ayudas demostrando que eres pobre en las ventanillas de la administración pública. La RBU se da a todo el mundo y precisamente por eso no puede ser caridad, sino derecho universal, como la educación y la sanidad. Y precisamente por ser universal, estarás conmigo en que la ciudadanía luchará para que una vez implantada, no se retire. ¿De qué sirve la sanidad y la educación garantizada si no tengo qué llevarme a la boca? Por desgracia mucha gente se encuentra aún así.
Por supuesto que la RBU no vale de cualquier manera y haces bien en desconfiar de quienes pretenden desmontar los derechos conquistados por las pasadas generaciones, pero no mezclemos churras con merinas. Simplificar el sistema de ayudas sustituyendo aquellas prestaciones monetarias por debajo de la cuantía de la RBU significa un ahorro de costes de gestión y un aumento de eficiencia. Del dinero destinado a ayudas un porcentaje muy importante se pierde en gestionar esas ayudas. Luchar por la RBU no es echar por tierra lo conseguido, sino mejorarlo.
En cuanto a la propiedad, la RBU no soluciona todos los problemas. La RBU no acabará con el capitalismo, pero te equivocas al pensar que no cuestiona su orden. Durante toda la historia la supervivencia ha estado ligada al trabajo y en estos tiempos al empleo como único modo de supervivencia. La RBU rompe la obligatoriedad de emplearse para vivir. Reconoce que el trabajo que realizamos es tan sólo una pequeña porción comparado con todo el trabajo realizado por las pasadas generaciones. Esa riqueza, la ya trabajada durante miles de años, la científico-tecnológica y cultural, es la que sólo está al alcance de quienes tienen dinero.
La RBU reconoce que por el mero hecho de pertenecer a la especie humana, tienes derecho a esa herencia histórica, que por suerte, da para comer, un techo, educación y sanidad (además de todo lo que la sociedad de consumo tira por no estar a la última).
Tener garantizadas estas necesidades básicas es esencial para poder disponer de tu propio tiempo, que al fin y al cabo, es lo único que tenemos.
Un saludo
Philippe van Parijs
ResponderEliminarhttps://es.wikipedia.org/wiki/Philippe_van_Parijs
https://en.wikipedia.org/wiki/Philippe_Van_Parijs
https://elpais.com/elpais/2019/10/10/ideas/1570721435_003058.html
ResponderEliminarhttp://www.redrentabasica.org/rb/firma/philippe_van_parijs/
https://www.sinpermiso.info/Autores/Philippe-van-Parijs