El Capital. Tomo I. Sección7: El Proceso de
Acumulación del Capital. Capítulo21: Reproducción
Simple
Hemos visto
cómo el capital, bajo la forma de la mercancía, produce plusvalor. Es sólo a
través de la venta de la mercancía como se realiza el plusvalor oculto en ella,
junto con el valor de capital adelantado para la producción de la misma. El
proceso de acumulación del capital, por consiguiente, supone su proceso de
circulación. Reservamos, no obstante, para el libro siguiente el análisis de este segundo proceso.
Las condiciones reales de la reproducción, esto es, de la producción continua,
en parte sólo aparecen dentro de la circulación, y en parte no pueden ser
examinadas antes de que pasemos a analizar el proceso de la circulación.
Pero esto no
es todo [a] "La
primera condición de la acumulación consiste en que el capitalista haya
conseguido vender sus mercancías y reconvertir en capital la mayor parte del
dinero así obtenido. En lo que sigue, damos siempre por supuesto que el capital
recorre de manera normal su proceso de circulación. El análisis más detallado de
este proceso corresponde al libro segundo.". El capitalista que produce el
plusvalor, es decir, el que directamente succiona de los [692] obreros
trabajo impago y lo fija en mercancías, es por cierto el primer apropiador,
pero en modo alguno, el propietario último de ese plusvalor. Posteriormente
tiene que compartirlo con capitalistas que desempeñan otras
funciones en el conjunto de la producción social, con los terratenientes, etc.
El plusvalor, pues, se escinde en varias partes. Sus
fracciones corresponden a diversas categorías de personas y revisten formas diferentes
e independientes entre sí, como ganancia, interés, ganancia comercial, renta de
la tierra, etc. No hemos de examinar estas formas transmutadas del
plusvalor antes del libro tercero.
Suponemos
aquí, por una parte, que el capitalista que produce la mercancía la vende a
su valor, y no nos detenemos más en el retorno del capitalista al mercado o en
las nuevas formas que se adhieren al capital en la esfera de la circulación, ni
tampoco en las condiciones concretas de reproducción ocultas bajo esas formas.
Por otra parte, el productor capitalista cuenta para nosotros como propietario
de todo el plusvalor o, si se quiere, como representante de
todos sus copartícipes en el botín. De ahí que, por de pronto, consideremos la
acumulación en términos abstractos, es decir, como mera fase del
proceso inmediato de la producción.
Por lo
demás, en la medida en que se opera la acumulación el capitalista logra vender
la mercancía producida y reconvertir en capital el dinero extraído de la misma.
El fraccionamiento del plusvalor en varias partes, además, no altera en nada su
naturaleza, ni tampoco altera las condiciones necesarias bajo las cuales se
convierte en el elemento de la acumulación. Sea cual fuere la proporción de
plusvalor que el productor capitalista retenga para sí mismo o ceda a otros, es
siempre él quien se lo apropia en primer término. Lo que damos por supuesto en
nuestro examen de la acumulación, pues, está supuesto en su proceso real. Por
otra parte, el fraccionamiento del plusvalor [693] y el
movimiento mediador de la circulación velan la forma básica simple del
proceso de acumulación. Su análisis puro, por consiguiente, requiere que
prescindamos transitoriamente de todos los fenómenos que ocultan el juego
interno de su mecanismo.
CAPITULO
XXI. REPRODUCCION SIMPLE
Cualquiera
que sea la forma social del proceso de producción, es necesario que éste sea
continuo, que recorra periódicamente, siempre de nuevo, las mismas fases. Del
mismo modo que una sociedad no puede dejar de consumir, tampoco le es posible
cesar de producir. Por tanto, considerado desde el punto de vista de una
interdependencia continua y del flujo constante de su renovación, todo proceso
social de producción es al propio tiempo proceso de reproducción.
Las
condiciones de la producción son, a la vez, las de la reproducción. Ninguna
sociedad puede producir continuamente, esto es, reproducir, sin reconvertir
continuamente una parte de sus productos en medios de producción o elementos de
la nueva producción. Bajo condiciones en lo demás iguales, esa sociedad sólo
puede reproducir o mantener en la misma escala su riqueza si a los medios de
producción o sea los medios de trabajo, materias primas y materiales auxiliares
consumidos por ejemplo durante un año, los remplaza in natura [en
especie] por una cantidad igual de ejemplares nuevos, separados de la masa anual
de productos e incorporados nuevamente al proceso de producción. Determinada
cantidad del producto anual pertenece, pues, a la producción. Destinada desde
un principio al consumo productivo, dicha cantidad existe en gran parte en
formas naturales que excluyen de por sí el consumo individual.
[696] Si la producción reviste una
forma capitalista, no menos la reproducción. En el modo de producción
capitalista, así como el proceso de trabajo aparece tan sólo como medio para el
proceso de valorización, la reproducción no se pone de manifiesto más que como
medio de reproducir como capital el valor adelantado, es decir, como valor que
se valoriza a sí mismo. De ahí que la máscara económica que caracteriza al
capitalista sólo se adhiere a un hombre porque su dinero funciona continuamente
como capital. Si, por ejemplo, la suma de dinero adelantado de [sterling] 100
se transforma este año en capital y produce un plusvalor de [sterling] 20,
tendrá que repetir la misma operación el año siguiente y los sucesivos. En
cuanto incremento periódico del valor de capital o fruto periódico del
capital que se procesa, el plusvalor asume la forma de un rédito
devengado por el capital 1.
Si al
capitalista este rédito sólo le sirve como fondo de consumo o lo gasta tan
periódicamente como lo obtiene, se verifica, siempre que las demás condiciones
se mantengan iguales, una reproducción simple. Ahora bien, aunque
ésta es meramente la reiteración del proceso de producción en la misma
escala, esa mera repetición o continuidad imprime al proceso ciertas
características nuevas o, más bien, disuelve las características aparentes
ostentadas por el proceso cuando sólo transcurría de manera aislada.
La
introducción al proceso de producción es la compra de la fuerza de trabajo por
un tiempo determinado, y dicha introducción se renueva constantemente no bien
vence el plazo de venta del trabajo, cerrándose, con ello, determinado período
de producción: semana, mes, etc. Pero al obrero sólo se le paga después
que su fuerza de trabajo ha actuado y cuando ya ha realizado en mercancías
tanto su propio valor como el plusvalor. El obrero, pues, ha [697] producido
el plusvalor que por el momento sólo consideramos como fondo de consumo del
capitalista y asimismo el fondo mismo con el que se le paga, el capital
variable, antes que éste revierta a él bajo la forma del salario, y sólo se
lo ocupa mientras lo reproduzca constantemente. De ahí deriva la fórmula de los
economistas citada en el capítulo XVI [a],
la cual presenta al salario como participación en el producto mismo [2].
Se trata de una parte del producto reproducido constantemente por el propio
obrero, parte que retorna constantemente a éste bajo la forma del salario. El
capitalista, sin duda, le paga en dinero el valor de la mercancía. Pero este
dinero no es más que la forma transmutada del producto del trabajo, o más bien
una parte de dicho producto [b].
Mientras el obrero transforma una parte de los medios de producción en
producto, una parte de su producto anterior se reconvierte en dinero. Es con su
trabajo de la semana anterior o del último semestre con lo que se paga su
trabajo de hoy o del semestre venidero. La ilusión generada por la forma
dineraria se desvanece de inmediato, no bien tomamos en consideración no al
capitalista individual y al obrero individual sino a la clase capitalista y a la clase obrera. La clase
capitalista entrega constantemente a la clase obrera, bajo la forma dineraria,
asignados sobre una parte del producto creado por esta última clase y apropiado
por la primera. También constantemente, el obrero devuelve a la clase
capitalista esos asignados y obtiene de ésta, así, la parte que le corresponde
de su propio producto. La forma mercantil del producto y la forma dineraria de
la mercancía disfrazan la transacción.
El capital variable (y aquí), pues, no es más que una forma
histórica particular bajo la que se manifiesta el fondo de medios de
subsistencia o fondo de trabajo que el trabajador requiere para su
autoconservación y reproducción, fondo éste, que, en todos los
sistemas de la producción social, [698] tiene siempre que
producir y reproducir. Si el fondo de trabajo afluye constantemente a él sólo
bajo la forma de medios de pago por su trabajo, es porque su
propio producto se aleja constantemente de él bajo la forma del capital.
Pero esta forma en que se manifiesta el fondo de trabajo en nada modifica el
hecho de que el capitalista adelanta al obrero el
propio trabajo objetivado de este último 3. Tomemos el caso
de un campesino sujeto a prestaciones personales serviles. Cada semana trabaja
con sus propios medios de producción y en su propio terreno durante 3 días, por
ejemplo. Los otros tres días de la semana efectúa prestaciones personales en el
dominio señorial. Reproduce constantemente su propio fondo de trabajo, y éste
nunca reviste ante él la forma de medios de pago adelantados por un
tercero para pagar su trabajo. En cambio, su trabajo obligatorio gratuito
jamás asume, tampoco, la forma de trabajo voluntario y pago. Si
mañana el señor se apropia de la tierra, de las bestias de labor, de las
semillas, en suma de los medios de producción pertenecientes al campesino
sujeto a prestaciones serviles, de aquí en adelante éste tendrá que vender su
fuerza de trabajo al señor. Bajo condiciones en lo demás iguales, trabajará 6
días por semana, como siempre: 3 días para sí mismo, 3 para el ex señor feudal,
convertido ahora en patrón de asalariados. Como siempre, utilizará y consumirá
los medios de producción como medios de producción y transferirá al producto el
valor de los mismos. Como siempre, determinada parte del producto ingresará a
la reproducción. Pero así como la prestación personal servil adopta
la forma del trabajo asalariado, el fondo de trabajo producido
y reproducido como siempre, por el campesino sujeto a prestaciones personales
asume la forma de capital que el ex c señor
feudal le adelanta al campesino. El economista burgués, cuyo limitado
cerebro no puede separar la forma de manifestación de lo que en ella se
manifiesta, cierra los ojos ante el hecho de que incluso [699] hoy
en día sólo por excepción, en la redondez de la Tierra, el fondo de
trabajo aparece bajo la forma de capital 4.
Sin duda,
el capital variable pierde el carácter de un valor adelantado
de su propio fondo por el capitalista [d5] sólo cuando consideramos el proceso
capitalista de producción en la fluencia constante de su renovación. Pero ese
proceso tiene necesariamente que iniciarse en algún lugar y en algún momento.
Desde el punto de vista que hemos mantenido hasta aquí, por consiguiente, es verosímil que
el capitalista se haya convertido en poseedor de dinero gracias a alguna acumulación
originaria que tuvo lugar independientemente del trabajo ajeno impago.
Aun así, la mera continuidad del proceso capitalista de producción, o la
reproducción simple, opera también otros cambios notables que no sólo afectan
al capital variable, sino al capital en su conjunto.
Si el
plusvalor generado de manera periódica, por ejemplo anualmente, con un capital
de [sterling] 1.000 asciende a [sterling] 200 y este plusvalor se consume
también anualmente, es obvio que tras una repetición quinquenal del mismo
proceso la suma del plusvalor consumido será = 5 x 200, o sea igual al valor
de capital adelantado en un principio, [sterling] 1.000. Si sólo se
consumiera parcialmente el plusvalor anual, por ejemplo sólo la mitad, se
obtendría el mismo resultado tras una repetición decenal del proceso de
producción, pues 10 x 100 = 1.000. En términos generales: el valor de
capital adelantado, dividido por el plusvalor consumido anualmente,
da el número de años, o el número de períodos de reproducción,
luego de cuyo transcurso el capital adelantado en un primer momento ha
sido consumido por el capitalista y por tanto ha desaparecido.
Que el capitalista se figure que él consume el producto del [700] trabajo
impago ajeno, el plusvalor, y que conserva el capital originario, no puede
modificar absolutamente en nada la realidad de las cosas. Una vez transcurrido
cierto número de años, el valor de capital que poseía iguala a la suma del
plusvalor apropiada sin equivalente durante esos mismos años, y la suma de
valor consumida por él al valor de capital originario [e].
Ni un
solo átomo de valor perteneciente a su antiguo capital sigue existiendo. Prescindiendo por entero de toda
acumulación, pues, la mera continuidad del proceso de producción, o la
reproducción simple, al cabo de un período más breve o más dilatado transforma
necesariamente todo capital en capital acumulado o plusvalor
capitalizado. Aun cuando al ingresar al proceso de producción ese capital
fuese propiedad adquirida a fuerza de trabajo personal por su empleador, tarde
o temprano se convierte en valor apropiado sin equivalente,
en concreción material, ya sea en forma dineraria o de otro tipo,
de trabajo ajeno impago.
El supuesto
originario para la transformación de dinero en capital era no sólo la
producción y circulación de mercancías. Era necesario que en el mercado se
enfrentaran como comprador y vendedor el poseedor de valor o de dinero y el
poseedor de la sustancia creadora de valor; el poseedor de los medios de
producción y de subsistencia y el poseedor de la fuerza de trabajo [f] g.
La escisión entre [701] el producto de
trabajo y el trabajo mismo, entre las condiciones objetivas del trabajo y la
fuerza de trabajo subjetiva, era pues el fundamento, efectivamente
dado h, del proceso capitalista de producción.
Su mera continuidad, o la reproducción simple, reproduce y perpetúa ese punto
de partida del proceso como resultado del mismo. El proceso de producción
transforma continuamente el dinero en capital, los medios de producción en
medios de valorización [i].
Por otra parte, el obrero sale del proceso de producción, constantemente, tal
como entró en él [j]. Como
antes de ingresar al proceso su propio trabajo ya se ha convertido en ajeno,
ha sido apropiado por el capitalista y se ha incorporado al capital, dicho
trabajo se objetiva constantemente, durante el proceso,
en producto ajeno. Como el proceso de producción es, al mismo
tiempo, proceso de consumo de la fuerza de trabajo por el capitalista, el
producto del obrero no sólo se transforma continuamente
en mercancía, sino además en capital: valor que
succiona la fuerza creadora de valor, medios de subsistencia que compran
personas, medios de producción que emplean a los productores [6].
El obrero mismo, por consiguiente, produce constantemente la riqueza
objetiva como capital, como poder que le es ajeno, que lo
domina y lo explota, y el capitalista, asimismo, constantemente produce la
fuerza de trabajo como fuente subjetiva y
abstracta de riqueza, separada de sus propios medios de [702] objetivación
y colectivización, existente en la mera corporeidad del obrero; en una palabra,
produce al trabajador como asalariado 7. Esta constante
reproducción o perpetuación del obrero es la [conditio] sine
qua non de la producción capitalista.
Como es
sabido, la transacción entre el
capitalista y el obrero es la siguiente: el capitalista intercambia una
parte de su capital, el capital variable,
por fuerza de trabajo e incorpora ésta, como fuerza viva de valorización, a sus
medios inanimados de producción. Precisamente por este medio el proceso de
trabajo se convierte a la vez en proceso capitalista de valorización. Por su
parte, el obrero gasta en medios de subsistencia, gracias a los cuales se
conserva y reproduce a sí mismo, el dinero obtenido a cambio de su fuerza de
trabajo. Es éste su consumo individual, mientras que el proceso de trabajo,
durante el cual consume medios de producción transformándolos en productos,
constituye su consumo productivo y, a la vez, el consumo de su fuerza de
trabajo por el capitalista. El consumo individual y el consumo productivo del
obrero difieren esencialmente. En el uno, el obrero pertenece como fuerza de
trabajo al capital y está incorporado al proceso de producción, en el otro, se
pertenece a sí mismo y ejecuta actos vitales individuales al margen del proceso
de producción [k].
[703] El examen de la "jornada laboral", etc., nos hizo ver, ocasionalmente, que a menudo se
fuerza al obrero a convertir su consumo individual en un mero incidente del
proceso de producción. En este caso él se suministra medios de subsistencia,
para mantener en funcionamiento su fuerza de trabajo, de la misma manera que se
suministran carbón y agua a la máquina de vapor, aceite a la rueda, etcétera.
Sus medios de consumo son entonces meros medios de consumo de un medio de
producción, y su consumo individual pasa directamente a ser consumo productivo.
Esto, no obstante, se manifiesta como un abuso accidental del
proceso capitalista de producción [8].
Pero si no
se examina el proceso aislado de producción de la mercancía sino el proceso
capitalista de producción en su fluencia interconexa y en su escala social,
el consumo individual del obrero sigue siendo también [l] un [704] elemento
de la producción y reproducción del capital, ya se efectúe dentro o fuera del
taller, de la fábrica, etc., dentro o fuera del proceso laboral; exactamente al
igual que lo que ocurre con la limpieza de la máquina, ya se efectúe dicha
limpieza durante el proceso de trabajo o en determinadas pausas del mismo. El
hecho de que el obrero efectúe ese consumo [m] en
provecho de sí mismo y no para complacer al capitalista, nada cambia en la
naturaleza del asunto. De la misma suerte, el consumo de la bestia de carga no
deja de ser un elemento necesario del proceso de producción porque el animal
disfrute de lo que come. La conservación
y reproducción constantes de la clase obrera siguen siendo una condición
constante para la reproducción del capital. El capitalista puede abandonar
confiadamente el desempeño de esa tarea a los instintos de conservación y
reproducción de los obreros. Sólo vela por que en lo posible el consumo
individual de los mismos se reduzca a lo necesario, y está en los antípodas de
esa tosquedad sudamericana que obliga al trabajador a ingerir alimentos más
sustanciosos en vez de otros menos sustanciosos [9].
Mediante la
conversión de una parte del capital en fuerza de trabajo, el capitalista mata
dos pájaros de un tiro. Transforma una parte de su capital en capital variable
y valoriza así su capital global. Incorpora la fuerza de trabajo a sus medios
de producción. Consume productivamente la fuerza de trabajo al hacer que el
obrero, mediante su trabajo, consuma productivamente los medios de [705] producción.
Por otra parte, los medios de subsistencia, o sea la parte del capital
enajenada a los obreros, se transforman en músculos, nervios, huesos, cerebro,
etc., de obreros. Dentro de sus límites necesarios, pues, el consumo individual
de la clase obrera es la operación por la cual los medios de subsistencia
enajenados a cambio de fuerza de trabajo, se reconvierten en fuerza de trabajo
nuevamente explotable por el capital, es la producción y reproducción de su
medio de producción más necesario: del obrero mismo. El consumo individual del
obrero, pues, constituye en líneas generales un elemento del proceso de
reproducción del capital [n].
Es por eso
también que el capitalista y su ideólogo, el economista, sólo consideran productiva la
parte del consumo individual del obrero que se requiere para la perpetuación de
la clase obrera, esto es, aquella parte que de hecho debe consumirse para que
el capital consuma la fuerza de trabajo del obrero; lo demás, lo que éste
consuma para su propio placer, es consumo improductivo 10.
Si la acumulación del capital ocasionara un aumento del salario y por tanto un
acrecentamiento de los medios de consumo del obrero, sin que tuviera lugar un
mayor consumo de fuerza de trabajo por el capital, el capital adicional se
habría consumido improductivamente 11. En efecto:
el consumo individual del obrero es improductivo para él mismo,
puesto que únicamente reproduce al individuo lleno de necesidades,
es productivo para el capitalista y el estado, puesto que es
producción de la fuerza que produce la riqueza ajena 12.
Desde el
panto de vista social, la clase obrera, también cuando está fuera del proceso
laboral directo es un accesorio del capital, a igual título
que el instrumento inanimado de trabajo. Incluso su consumo individual no es,
dentro de ciertos límites, más que un factor del proceso de reproducción del
capital. Pero el proceso vela para que esos instrumentos de producción
autoconscientes no abandonen su puesto, y para ello aleja constantemente del
polo que ocupan, hacia el polo opuesto ocupado por el capital, el producto de
aquéllos. El consumo individual, de una parte, vela por su propia conservación
y reproducción, y de otra parte, mediante la destrucción de los medios de
subsistencia, cuida de que los obreros reaparezcan constantemente en el mercado
de trabajo. El esclavo romano estaba sujeto por cadenas a su propietario; el
asalariado lo está por hilos invisibles. El cambio constante de patrón
individual y la fictio juris [ficción jurídica] del contrato,
mantienen en pie la apariencia de que el asalariado es independiente.
Anteriormente,
cuando le parecía necesario, el capital
hacía valer por medio de leyes coercitivas su derecho de propiedad
sobre el obrero libre. Así, por ejemplo, en Inglaterra estuvo prohibida
hasta 1815, bajo severas penas, la emigración de obreros mecánicos.
La
reproducción de la clase obrera implica, a la vez, que la destreza se trasmita
y acumule de una generación a otra [13].
Hasta qué punto el capitalista cuenta, entre las
condiciones de producción que le pertenecen, con la existencia de tal clase
obrera diestra, considerándola de hecho como la existencia real de su capital
variable, es una circunstancia que sale a luz no bien una crisis amenaza la
pérdida de aquélla. Como es sabido, a
consecuencia de la guerra civil norteamericana y de la consiguiente escasez de
algodón, la mayor parte de los obreros algodoneros de Lancashire, etc., fueron
arrojados a la calle. Del seno de la clase obrera misma, así como de otras
capas de la sociedad, se elevó el reclamo de un subsidio estatal o [707] de
colectas nacionales voluntarias para posibilitar la emigración de los
"superfluos" hacia las colonias inglesas o los Estados Unidos. Por ese
entonces el "Times" publicó (24 de marzo de 1863) una carta de Edmund
Potter, ex presidente de la Cámara de Comercio de Manchester. Su carta fue
denominada en la Cámara de los Comunes, y con razón, "el manifiesto de
los fabricantes" [14].
Brindamos aquí algunos pasajes característicos, en los que se reafirma sin
rodeos el título de propiedad del capital sobre la fuerza de trabajo:
"A los
obreros del algodón se les podría decir que su oferta es demasiado grande... ,
tendría [...], quizás, que reducirse en un tercio, y entonces habría una
demanda sana para los dos tercios restantes... La opinión pública [...] exige
que se recurra a la emigración... El patrón" (es
decir, el fabricante algodonero) "no puede ver con buenos ojos cómo
se le aleja su suministro de trabajo; puede pensar [...] que esto es tan
injusto como equivocado... Pero si se subvenciona la emigración con fondos
públicos, el patrón tiene derecho a que se lo escuche, y quizás a protestar."
El mismo Potter expone más adelante lo útil que es la industria algodonera;
cómo "no cabe duda de que ha drenado la población [15] de Irlanda y los distritos agrícolas
ingleses", en qué escala enorme se la práctica, cómo en 1860 proporcionó
los 5/13 de todo el comercio inglés de exportación; cómo, al cabo de pocos
años, volverá a expandirse gracias a la ampliación del mercado, en particular
del de la India y merced a la imposición de una suficiente "oferta
algodonera, a 6 peniques la libra". Continúa luego: "El tiempo [...],
uno, dos, talvez tres años, producirá la cantidad necesaria... La interrogante
que quisiera plantear es entonces si esta industria es digna de que se la
mantenga, si vale la pena conservar en orden la maquinaria"
(esto es, las máquinas vivas de trabajo) "y si no es el colmo de la
estupidez pensar en deshacerse de ellas. Creo que lo es. Admito que los
obreros no son una propiedad (I allow that the workers are not a
property), que no son la propiedad de Lancashire [708] y
de los patrones; pero son la fuerza de ambos, son la fuerza espiritual y
adiestrada que no se puede remplazar en una generación; la otra maquinaria con
la que trabajan (the mere machinery which they work), por el contrario,
podría sustituirse ventajosamente y perfeccionarse en doce meses 16. Fomentad
o permitid (!) la emigración de la fuerza de trabajo: ¿qué
será entonces del capitalista? (Encourage or allow the working-power
to emigrate, and what of the capitalist?)". Este suspiro que brota del corazón nos recuerda al
mariscal de corte Kalb [17].
"Quitad la flor y nata de los obreros y el capital fijo se desvalorizará
en grado sumo y el capital circulante no se expondrá a la lucha con un
suministro reducido de una clase inferior de trabajo [...]. Se nos dice
que los obreros mismos desean emigrar. Es muy natural que lo
deseen... Pero si reducís, comprimís el negocio algodonero mediante el retiro
de sus fuerzas de trabajo (by taking away its working power),
reduciendo su gasto de salarios, digamos en 1/3 o sea 5 millones, ¿qué ocurrirá
entonces con la clase que está inmediatamente por encima de ellos, los pequeños
tenderos? ¿Qué pasará con la renta de la tierra, con el alquiler de las cottages?...
¿Qué será del arrendatario pequeño, de los propietarios de casas mejor
acomodados [...] y de los terratenientes? Y decid ahora si existe un plan que
sea más suicida, para todas las clases del país, que este de debilitar la
nación exportando sus mejores obreros fabriles y
desvalorizando una parte de su capital y riqueza más [709] productivos".
"Propongo que se emita un empréstito de 5 a 6 millones, distribuido en dos
o tres años, administrado por comisionados especiales, coordinado con la
asistencia a los pobres en los distritos algodoneros y sujeto a regulaciones
legales especiales, con cierto trabajo obligatorio para
mantener en alto el nivel moral de quienes reciben la limosna... ¿Puede
haber algo peor para los terratenientes o patrones (can anything be
worse for landowners or masters) que renunciar a sus mejores obreros y desmoralizar y disgustar
a los demás con una emigración amplia y vaciadora, un vaciamiento del
valor y el capital de una provincia entera?".
Potter, el
vocero selecto de los fabricantes algodoneros, distingue entre dos clases de
"maquinaria", pertenecientes ambas al capitalista, y de las
cuales una se halla en su fábrica y la otra se aloja por la noche y los
domingos fuera de la fábrica, en cottages. Una es inanimada; la
otra, viva. La maquinaria muerta no sólo se deteriora y desvaloriza cada día,
sino que una gran parte de su masa existente envejece constantemente debido al
incesante progreso tecnológico [o],
a tal punto que a los pocos meses se la puede sustituir ventajosamente por
maquinaria más moderna. La maquinaria viva, por el contrario, cuanto mayor es
su duración, cuanto más acumula en ella la destreza de generaciones y
generaciones, tanto más se perfecciona. El "Times" respondió al
magnate fabril, entre otras cosas:
"Al
señor Edmund Potter lo impresiona tanto la importancia excepcional y suprema de
los patrones algodoneros que, para salvaguardar esa clase y
perpetuar su profesión, querría confinar a medio millón de integrantes de la
clase obrera, contra su voluntad, en un gran workhouse [hospicio]
moral. <<¿Esta industria es digna de que se la mantenga?>>,
pregunta el señor Potter. <<Ciertamente>>, respondemos, <<por
todos los medios honestos>>. <<¿Vale la pena conservar en orden la
maquinaria?>>, vuelve a preguntar el señor Potter. Aquí nos domina la
perplejidad. Por maquinaria el señor Potter entiende la maquinaria
humana, pues asegura que no pretende usarla como propiedad absoluta.
Hemos de confesar que, a nuestro juicio, no <<vale la pena>> y ni
siquiera es posible conservar en [710] orden la maquinaria
humana, esto es, aceitarla y guardarla bajo llave hasta que se la necesite. La
maquinaria humana tiene la propiedad de herrumbrarse cuando está inactiva, por
mucho que se la aceite y frote. Además la maquinaria humana, como se advierte a
simple vista, es capaz de soltar por sí misma el vapor y estallar, provocando
un lío infernal en nuestras grandes ciudades. Es posible, como dice el señor
Potter, que se requiera un tiempo mayor para reproducir a los obreros,
pero disponiendo de maquinistas y dinero, siempre podremos encontrar gente
emprendedora, sólida e industriosa para fabricar con ella más patrones
fabriles de los que podamos necesitar... El señor Potter discurre acerca de
una reanimación de la industria dentro de uno, dos o tres años y nos reclama
que no fomentemos o permitamos (!) la emigración de la
fuerza de trabajo. Afirma que es natural que los obreros quieran emigrar,
pero entiede que, a pesar de tal deseo, la nación tiene que mantener a ese
medio millón de obreros, con las 700.000 personas que de ellos dependen,
confinados en los distritos algodoneros, reprimiendo consecuencia lógica de lo
anterior su descontento por la fuerza y alimentándolos con limosnas. Y todo
ello fundándose en la posibilidad de que un buen día los patrones
algodoneros los necesiten de nuevo... Ha llegado la hora de que la
gran opinión pública de estas islas haga algo para salvar a esa <<fuerza
de trabajo>> de los que quieren tratarla como tratan el carbón, el
hierro y el algodón (to save this <<working power>> from those who
would deal with it as they deal with iron, coal, and cotton)" [18].
El artículo
del "Times" era, simplemente, un jeu d'esprit [alarde
de ingenio]. En realidad, la "gran opinión pública" compartía la
opinión del señor Potter, según la cual los obreros fabriles constituían accesorios
móviles de las fábricas. Se impidió su emigración [19],
confinándolos en el [711]"workhouse moral" de los
distritos algodoneros, y hoy como ayer constituyen "la fuerza (the
strength) de los patrones algodoneros de Lancashire".
El proceso
capitalista de producción, pues, reproduce por su propio desenvolvimiento
la escisión entre fuerza de trabajo y condiciones de trabajo.
Reproduce y perpetúa, con ello, las condiciones de explotación del obrero. Lo
obliga, de manera constante, a vender su fuerza de trabajo para vivir, y
constantemente pone al capitalista en condiciones de comprarla para
enriquecerse [20].
Ya no es una casualidad que el capitalista y el obrero se enfrenten en el
mercado como comprador y vendedor. Es el doble recurso del propio proceso lo
que incesantemente vuelve a arrojar al uno en el mercado, como vendedor de su
fuerza de trabajo, y transforma siempre su propio producto en el medio de
compra del otro. En realidad, el obrero
pertenece al capital aun antes de venderse al capitalista. Su servidumbre
económica [21] está
a la vez mediada y encubierta por la renovación periódica de la venta de
sí [712] mismo, por el cambio de su patrón individual y la
oscilación que experimenta en el mercado el precio del trabajo [22].
El proceso
capitalista de producción, considerado en su interdependencia o como proceso de
reproducción, pues, no sólo produce mercancías, no sólo produce plusvalor, sino
que produce y reproduce la relación capitalista misma: por un
lado el capitalista, por la otra el asalariado 23 24 25. [a] a
En lugar del párrafo y de la frase precedentes, en la 3ª y 4ª ediciones figura
este texto: "La transformación de una suma de dinero en medios de
producción y fuerza de trabajo es el primer movimiento que efectúa la cantidad
de valor cuyo cometido es funcionar como capital. Este movimiento se ejecuta en
el mercado, en la esfera de la circulación. La segunda fase del movimiento, el
proceso de producción, queda concluida no bien los medios de producción se han
transformado en mercancía cuyo valor supera el valor de sus partes
constitutivas, conteniendo, por ende, el capital adelantado originariamente más
un plusvalor. Acto seguido, es necesario lanzar a su vez estas mercancías a la
esfera de la circulación. Hay que venderlas, realizar en dinero su valor,
transformar de nuevo ese dinero en capital, y así sucesivamente, una y otra
vez. Este ciclo, que ha de recorrer siempre las mismas fases consecutivas,
constituye la circulación del capital.
1 1 "Los ricos, que consumen
los productos del trabajo de otros, no pueden obtenerlos sino por actos de
intercambio (compra de mercancias). [...] Parecen expuestos, por consiguiente,
a un rápido agotamiento de sus fondos de reserva... Pero en el orden social la
riqueza ha adquirido la facultad de reproducirse por el trabajo ajeno...
La riqueza, como el trabajo y por el trabajo, rinde un fruto anual
que puede destruirse todos los años sin que por ello el rico se empobrezca.
Este fruto es el rédito que devenga el capital." (Sismondi, "Nouveaux
principes...", t. I, pp. 81, 82.)
[a] a En la 3ª y 4ª ediciones
sigue: "bajo el numeral II,".
[2] 2 "Tanto los salarios como
la ganancia deben ser considerados, realmente, como partes del producto
terminado." (Ramsay, "An Essay on the Distribution of
Wealth", p. 142.) "La parte del producto que se adjudica al
obrero bajo la forma del salario" (J. Mill,
"Éléments...", trad. de Parisot, París, 1823, pp. 33, 34.)
[b] b En la 3ª y 4ª ediciones:
suprimido desde "o más bien".
3 3 "Cuando el capital se
emplea en adelantar al obrero sus salarios, no agrega
nada al fondo destinado a mantener el trabajo." (Cazenove en nota
a su edición de Malthus, "Definitions in Political Economy", 1853, p.
22.)
c c En la 3ª y 4ª ediciones se
suprime "ex".
4 4 "Ni siquiera en una
cuarta parte de la Tierra los capitalistas adelantan a los obreros los medios
de subsistencia de éstos " (Richard Jones, "Textbook of Lectures on
the Political Economy of Nations", Hertford, 1852, p. 36.)
[d] d Nota 4 bis de la 3ª y 4ª
ediciones: "<<Aunque el patrón del manufacturero>> (es decir,
del obrero manufacturero) <<le adelanta a éste su salario, en realidad el
segundo no le cuesta nada al primero, ya que generalmente el valor del mismo se
reserva {201}, junto a una ganancia, en el valor acrecentado del
objeto en que se emplea el trabajo del manufacturero.>> (A.
Smith, "Wealth of Nations", lib. II, cap. III, p. 355.)"
[5] [201] Como se señala en
nota de Werke, en Adam Smith dice "se restaura"
("being [...] restored") en vez de "se reserva"
("being [...] reserved").-- 699.
[e] e En la 3ª y 4ª ediciones se
agrega: "Sin duda, conserva en sus manos un capital cuya magnitud no se ha
alterado y una de cuyas partes edificios, máquinas, etc. ya existía cuando el
capitalista puso en marcha su negocio. Pero aquí no se trata de las partes
constitutivas materiales del capital, sino de su valor. Si alguien consume
todos sus bienes contrayendo deudas equivalentes al valor de los mismos, la
totalidad de los bienes no representa más que la suma global de sus deudas. Y
asimismo, cuando el capitalista ha consumido el equivalente de su capital
adelantado, el valor de dicho capital representa tan sólo la suma global del
plusvalor del que se apropió gratuitamente".
[f] f En la 3ª y 4ª ediciones el
texto de las dos frases precedentes es como sigue: "En el capítulo IV
vimos que para transformar dinero en capital no era suficiente la preexistencia
de la producción y circulación de mercancias (g). Era necesario,
primero, que se enfrentaran como comprador y vendedor aquí el poseedor de valor
o dinero, allí el poseedor de la sustancia creadora de valor, de un lado, el
poseedor de los medios de producción y de subsistencia; del otro, el poseedor
de nada más que fuerza de trabajo".
g g En la 4ª edición: "de la
producción de valor y de la circulación de mercancías".
h h En la 3ª y 4ª ediciones se
agrega: "el punto de partida,".
[i] i Las dos últimas frases se
sustituyen en la 3ª y 4ª ediciones por las siguientes: "Pero lo que en un
comienzo sólo era punto de partida, es siempre producido de
nuevo por medio de la mera continuidad del proceso, de la reproducción
simple, perpetuándose como resultado propio de
la producción capitalista. Por una parte, el proceso de producción transforma
continuamente la riqueza material en capital, en medios de valorización y
disfrute para el capitalista."
[j] j En la 3ª y 4ª ediciones se
agrega: "fuente personal de la riqueza, pero despojado de todos los medios
para hacer efectiva esa riqueza".
[6] 5 "Es ésta una propiedad
especialmente notable del consumo productivo. Lo que se consume
productivamente es capital, y llega a ser capital por el
consumo." (James Mill, "Éléments..., p. 242.) Mill, sin embargo,
no ha seguido el rastro de esta "propiedad especialmente notable".
7 6 "Es cierto, en efecto,
que la primera introducción de una manufactura da ocupación a muchos
pobres, pero no dejan de serlo, y la continuación de la
misma engendra otros muchos." ("Reasons for a Limited
Exportation of Wool", Londres, 1677, p. 19.) "El arrendatario afirma
ahora, absurdamente, que él mantiene a los pobres. Se
los mantiene, en efecto, en la miseria."
("Reasons for the Late Increase of the Poor Rates: or a Comparative View
of the Prices of Labour and Provisions, Londres, 1777, p. 31.)
[k] k En la 3ª y 4ª ediciones el
texto del párrafo precedente es como sigue: "El consumo del obrero es de
naturaleza dual. En la producción misma consume por su trabajo medios
de producción y los transforma en productos de valor mayor que el del capital
adelantado. Es éste su consumo productivo. Dicho consumo es, al mismo
tiempo, consumo de su fuerza de trabajo por el capitalista que
la ha comprado. Por otra parte, el obrero gasta en medios de
subsistencia el dinero pagado por la compra de la fuerza de trabajo:
éste es su consumo individual. El consumo productivo y el consumo
individual del obrero difieren, pues, de manera total. En el primer caso el
obrero actúa como fuerza motriz del capital y pertenece al capitalista; en el
segundo, se pertenece a sí mismo y ejecuta funciones vitales al margen del
proceso de producción. El resultado de uno de esos consumos es la vida del
capitalista, el del otro es la vida del obrero mismo".
[8] 7 No declamaría Rossi con tanto
énfasis acerca de este punto si hubiera penetrado efectivamente en el secreto
del "productive consumption".
[l] l Las palabras que van desde
"Pero si no' hasta "siendo también" son sustituidas en la 3ª y
4ª ediciones por las siguientes: "Es otro el aspecto de las cosas cuando
no consideramos al capitalista individual y al obrero individual, sino a la
clase capitalista y a la clase obrera; no el proceso aislado de producción de
la mercancía, sino el proceso capitalista de producción en su fluencia y en su
escala social. Cuando el capitalista convierte una parte de su capital en
fuerza de trabajo, valoriza con ello su capital global. De esta manera, mata
dos pájaros de un tiro. No sólo se aprovecha de lo que recibe del obrero, sino
también de lo que le da. El capital que en el intercambio se enajena por fuerza
de trabajo se transforma en medios de subsistencia cuyo consumo sirve para
reproducir los músculos, nervios, huesos, el cerebro de los obreros existentes
y para engendrar nuevos obreros. Dentro de los límites de lo absolutamente
necesario, pues, el consumo individual de la clase obrera es la operación por
la cual los medios de subsistencia enajenados por el capital a cambio de fuerza
de trabajo se reconvierten en fuerza de trabajo nuevamente explotable por el
capital. Dicho consumo es, por consiguiente, producción y reproducción del medio
de producción más indispensable para el capitalista: el obrero mismo. El consumo
individual del obrero sigue siendo, pues,".
[9] 8 "Los mineros
sudamericanos, cuya tarea diaria (la más pesada talvez en todo el mundo)
consiste en extraer y subir a la superficie, sobre sus espaldas y desde una
profundidad de 450 pies, [137 m, aproximadamente] una carga de mineral de 180 a
200 libras [De 90 a 100 Kg], se alimentan exclusivamente de pan y porotos.
Preferirían el pan como único alimento, pero sus patrones han descubierto que
si aquéllos comen pan no pueden trabajar tan rudamente, y los
tratan como a ganado caballar, obligándolos a comer porotos; ahora bien, las
legumbres, comparativamente, son mucho más ricas en fosfato de calcio que el
pan." (Liebig, "Die Chemie in ihrer Anwendung auf
Agrikultur und Physiologie", 1ª parte, p. 194, nota.)
[n] n Párrafo suprimido en la 3ª y
4ª ediciones.
10 9 James Mill,
"Éléments...", p. 238 y ss.
11 10 "Si el precio del
trabajo subiera tanto que pese al incremento del capital no se
pudiera emplear más trabajo, diría yo que ese incremento de capital
se consume improductivamente." (Ricardo, "Principles of...", p.
163.)
12 11 "El único consumo
productivo propiamente dicho es el consumo o destrucción de riqueza" (se
alude aquí al consumo de los medios de producción) "por los capitalistas
con vistas a la reproducción... El obrero... es un consumidor productivo para
la persona que lo emplea y para el estado, pero, estrictamente hablando, no lo
es para sí mismo." (Malthus, "Definitions...", página 30.)
[13] 12 "La única cosa de la
que se puede decir que está almacenada y preparada de antemano es la destreza
del obrero... Esa importantísima operación, la acumulación y almacenamiento de
trabajo diestro, se ejecuta, en lo que respecta a la gran masa de los obreros,
sin ningún tipo de capital." (Hodgskin, "Labour Defended...",
pp. 12, 13.)
[14] 13 "Puede considerarse
esta carta como el manifiesto de los fabricantes." (Ferrand, motion [moción]
sobre la cotton famine [escasez de algodón], sesión de la Cámara
de los Comunes del 27 de abril de 1863.)
[15] [202] En Potter, según
TI 575, "sobrepoblación" ("surpluspopulation") en vez de
"población".-- 707.
16 14
En circunstancias normales, cuando se procura
reducir el salario, el mismo capital entona otra canción, como se recordará.
Entonces "los patrones" declaran al unisono (véase sección cuarta,
nota 188, p. 389 [Véase aquí p. 516.]): "Los obreros fabriles harían muy
bien en recordar que su trabajo en realidad es un tipo muy inferior de trabajo
calificado; que no hay ninguno que sea más fácil de dominar ni esté, si se
atiende a su calidad, mejor retribuido; que ninguno, mediante un breve
adiestramiento de los menos expertos, puede adquirirse en menos tiempo y con
tal abundancia [...]. La maquinaria del patrón" (la misma que,
como nos enteramos ahora, se puede remplazar ventajosamente y perfeccionarse en
12 meses), "en realidad, desempeña un papel mucho más importante en el
negocio de la producción que el trabajo y la destreza del obrero"
(al que ahora no se lo puede sustituir en 30 años), "trabajo que una
instrucción de seis meses puede enseñar y cualquier peón agrícola puede
aprender".
[17] [203] El mariscal de
corte Kalb es un personaje de "Kabale und Liebe", de
Schiller. Invitado a participar en una intriga palaciega por von Walter, el
presidente de la corte, von Kalb se niega en un principio, pero su poderoso
interlocutor amenaza con renunciar, y esta dimisión supondría automáticamente
la caída del mariscal de corte. Von Kalb protesta, espantado: "¿Y yo?
[...] [exclamdown]Usted es un hombre de estudios! Pero yo... mon Dieu!, ¿qué
será de mí si Vuestra Alteza me deja cesante?" (Acto III, escena 2.).--
708.
[o] o En la 3ª y 4ª ediciones:
"técnico".
[18] 15 "Times", 24 de
marzo de 1863.
[19] 16 El parlamento no votó ni
un farthing [cuarto de penique] para la emigración, sino leyes
que permitían a los municipios mantener a los obreros entre la vida y la
muerte, o explotarlos sin pagarles el salario normal. Tres años después, en
cambio, cuando cundió una peste del ganado, el parlamento llegó incluso a
quebrantar las normas parlamentarias y votó en un instante millones para
indemnizar a los acaudalados terratenientes, cuyos arrendatarios, sin necesidad
de ese requisito, se indemnizaron elevando los precios de la carne. Al
inaugurarse el período de sesiones parlamentarias de 1866, los bestiales
bramidos de los terratenientes demostraron que no era necesario ser hindú para
adorar a la vaca Sabala, ni Júpiter para transformarse en toro.
[20] 17 "El obrero exigía, para
vivir, medios de subsistencia; el patrón, para ganar, exigía trabajo."
(Sismondi, "Nouveaux principes...", p. 91).
[21] 18 Una burda forma campesina de
esta servidumbre existe en el condado de Durham. Es éste uno de los pocos
condados donde las condiciones no aseguran al arrendatario
títulos de propiedad indiscutibles sobre los jornaleros agrícolas. La industria
minera les deja a éstos una opción. Por eso aquí el arrendatario, en contra de
la regla general, sólo toma en arriendo predios en los que se encuentran cottages para
los obreros. El alquiler de la cottage forma parte del
salario. Estas cottages se denominan "hind's houses"
[casas de braceros]. Al alquilarlas, los trabajadores se comprometen a efectuar
ciertas prestaciones feudales, bajo un contrato llamado "bondage"
(servidumbre), que obliga al trabajador, por ejemplo, a hacer que trabaje su
hija, etc., mientras él esté ocupado en otro lado. El propio trabajador recibe
la denominación de bondsman, siervo. Esta relación, asimismo,
expone desde un ángulo totalmente nuevo el consumo individual del
obrero como consumo para el capital o consumo productivo: "Es
curioso observar cómo hasta los excrementos de este bondsman se
cuentan entre las regalías de su calculador patrón... El arrendatario no
permitirá que en toda la vecindad haya otra letrina que la suya y no permite
que en este aspecto se le retacee nada de sus derechos soberanos".
("Public Health, Seventh Report...", 1864, p. 188.)
[22] 19 Recuérdese que en el caso
del trabajo de los niños, etc., desaparece incluso la formalidad de la venta de
sí mismo.
23 20 "El capital presupone
el trabajo asalariado; el trabajo asalariado, el capital. Ambos se condicionan
recíprocamente, ambos se producen uno al otro. ¿El obrero de una fábrica
algodonera, sólo produce géneros de algodón? No, produce capital.
Produce valores que sirven de nuevo para que se pueda disponer de su trabajo y,
por medio del mismo, crear nuevos valores." (Karl Marx, "Lohnarbeit
und Kapital", en "Neue Rheinische Zeitung", nº 266, 7 de abril
de 1849.) Los artículos publicados bajo ese título en la N. R. Z. son fragmentos
de las conferencias pronunciadas por mí, en 1847, en la Asociación Obrera
Alemana de Bruselas {204}, y cuya impresión debió interrumpirse por
la Revolución de Febrero {205}.
24 [204] La Asociación
Obrera Alemana de Bruselas, a la que pertenecían Marx y Engels, desarrolló cierta
labor cultural y de agitación política entre los trabajadores alemanes
radicados en Bélgica. Fue fundada en agosto de 1847 y se disolvió, bajo la
persecución policial, en los primeros meses de 1848.-- 712.
25 [205] Revolución de
Febrero. --El 24 de febrero de 1848 estalló en París la revolución que
depuso al rey Luis Felipe y estableció la Segunda, y efímera, República
francesa.-- 712.
Karl
Marx. El Capital. Tomo I .El Proceso de Producción del Capital. Prólogo 1867
Carlos
Marx. El Capital, Tomo I "El Proceso de Producción del Capital",
Capítulo VIII, La Jornada Laboral.
La acumulación
originaria, acumulación previa o acumulación
primitiva
El
Capital Tomo I. Capítulo XXIV. La llamada acumulación originaria
El
Capital Tomo I. Capítulo XXV. La teoría moderna de la colonización
El Capital Karl Marx (3 tomos)
Sección
Séptima. EL PROCESO DE ACUMULACION DEL CAPITAL pág. 341
CAPITULO XXI
REPRODUCCION SIMPLE pág. 343
CAPITULO
XXII CONVERSION DE LA PLUSVALIA EN CAPITAL pág. 350
CAPÍTULO
XXIII LA LEY GENERAL DE LA ACUMULACIÓN CAPITALISTA pág. 369
Rosa
Luxemburgo. Introducción a la economía política (1916-1917)
Rosa
Luxemburgo. ¿Qué es la Economía? (Bibliografía complementaria)
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