18 de
Marzo de 2020
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aquí.
El dogma "queer"
se ha hecho oficial y alimenta posturas reaccionarias
Hoy, en los países del centro capitalista -especialmente Reino Unido,
Canadá y Estados Unidos- se ha instaurado una nueva Inquisición, que esta vez
no promueve la Iglesia, sino los Estados. Quien cuestione la ortodoxia
posmoderna de la “identidad sentida” se enfrenta a denuncias secretas, a
interrogatorios por parte de la policía y a formas de castigo que ya no pasan
por el potro de tortura, pero sí por el acoso en redes sociales, la censura, el
despido laboral e incluso la agresión física.
Hace siglos la Inquisición era
una institución eclesiástica que vigilaba y castigaba las conductas desviadas
de la ortodoxia católica. Tenía toda una red de agentes, llamados “familiares”,
que podían denunciar a quien sospecharan de pensamiento o práctica herética. La
persona denunciada era llevaba a las cárceles secretas de la Inquisición. Allí
era interrogada -a menudo sometida a tortura- y no tenía derecho a conocer la
identidad del denunciante, ni el motivo de la denuncia.
Hoy, en los países del centro capitalista -especialmente Reino
Unido, Canadá y Estados Unidos- se ha
instaurado una nueva Inquisición, que esta vez no promueve la
Iglesia, sino los Estados. Quien cuestione la ortodoxia posmoderna de la “identidad
sentida” se enfrenta a denuncias secretas, a interrogatorios por parte
de la policía y a formas de castigo que ya no pasan por el potro de tortura,
pero sí por el acoso en redes sociales (la moderna picota), la censura, el
despido laboral e incluso la agresión física.
Son, en efecto, las sociedades con mayores niveles de desigualdad,
marginación y discriminación las que, en nombre de unas políticas
“inclusivas” y “plurales”, que supuestamente protegen a los grupos
discriminados, promueven esta nueva forma de represión de la libertad de
expresión y pensamiento y control ideológico. Tomemos nota, porque
las ondas que irradia ese centro tarde o temprano se expanden por sus
periferias. De hecho, se sienten ya.
“Durante los momentos de crisis, la burguesía acentúa ideológicamente el factor irracionalista, subjetivista...” (1).
Este factor irracionalista llegó de la mano de la teoría
posmoderna, que niega que haya más realidad que la que el lenguaje
construye o la que la subjetividad de cada individuo percibe. El posmodernismo
y su última parida, la teoría queer, vino
a reforzar el individualismo egoísta o posesivo, que no es resultado
del mercado capitalista, sino una característica que forma y define el modo
capitalista de producción.
Son precisamente los partidos de esa “izquierda” social-liberal,
que se alterna en los gobiernos con los llamados “conservadores”, los que, con
sus políticas de las “identidades”, llevan tiempo imponiendo el
postulado de que una persona es lo que siente ser, y eso va a misa.
La corporación académica, de la que salen la mayoría de
los políticos, economistas y empresarios, es el horno donde se
cocinan estas nuevas formas de “inclusión”
de las “identidades”, que le dan una
pátina de igualitarismo. Así, por ejemplo, en el Reino Unido, The University and College Union (UCU),
que representa a más de diez mil profesores y personal administrativo, en su
documento titulado “UCU position on trans-inclusion” dice lo
siguiente: “UCU tiene larga tradición (...) en facilitar a sus miembros que
se auto-identifiquen, ya sea como negros, discapacitados, LGTB+ o
mujeres” (2). (Traducido aquí) Posición de la UCU sobre
inclusión trans.
Sí, han leído bien: incluso como discapacitados. Una persona puede
auto-identificarse, por ejemplo, manca, aunque tenga brazo, ya que, si alega
que no lo siente, no lo tiene. También puede un adulto decir que tiene
6 años -y exigir que le traten como a tal. Un caso conocido es el del
canadiense Stefonknee Wolschtt, de 46 años, que tras 23 años de
matrimonio y 7 hijos, se ha dado cuenta de que es transgénero y
ha comenzado una nueva vida como niña de 6 años. Ahora vive con una familia
adoptiva (3). Ya ha
habido algún caso de abuso de esta trans-edad. En noviembre de
2018, en Reino Unido, el abogado de Joseph Roman, violador
reincidente de niñas, basó su defensa en que “sus actos con las hijas
pre-púberes de sus amigos no constituyen violación, porque es un niño atrapado
en un cuerpo de adulto”.
Transiciones de “raza” son igualmente justificables. Aparte de Michael Jackson, que fue un aventajado, hoy proliferan los casos de trans-raciales, algunos muy conocidos, aunque no los citaré por no alargarme (4). Claro que esto choca de frente con otra de las posmo-memeces de los últimos años: la de la “apropiación cultural”, es decir, el rechazo frontal a que una persona de una cultura dada pueda adoptar algún rasgo o símbolo originario de otra cultura. En Estados Unidos se han dado agresiones a chicos blancos por llevar rastas, por ejemplo.
Pero las más conocidas y abundantes son las transiciones de
género. Dado que, según la teoría queer, el sexo no
existe, y las mujeres y varones somos una mera “ficción
representacional”, ya está plenamente asumido que hoy pueda decir que soy
mujer y mañana que soy varón. A esto se le llama gender fluid (género fluido o no binario). Quien lo cuestione
incurrirá en “delito de odio”, con su correspondiente
castigo. En Reino Unido hay un banquero gender
fluid que unos días se llama Pippa y aparece maquillado, con
peluca rubia y zapatos de tacón; y otros se llama Philip y se muestra calvo,
con traje y corbata. La revista Financial Times le incluyó en
la lista de las top 100 ejecutivas. (5). Por
protestar esta decisión y criticar la “identidad de género”, a la
británica Maya Forstater, investigadora sobre evasión fiscal, que
codirigió una campaña contra los juguetes sexistas, su empleador, el Centre
for Global Development, le comunicó en marzo de 2010 que su
contrato laboral no sería renovado (6). y aquí Soy mujer, por mis santos cojones, critica la proposición de Ley trans de Unidas Podemos.
Otro anatema es sostener la obviedad de que “una mujer es una hembra de la especie humana”, o que “un varón es un macho de la especie humana”. Esto molesta mucho a los y las transgénero adeptos a la teoría queer -no todos/as lo son-. Por consiguiente, la persona que lo diga incurrirá en un delito de odio llamado “transfobia” y podrá ser denunciada.
Esto no tiene que ver con que haya personas adultas que padecen lo
que se denomina disforia de género y necesiten hormonación
u operaciones de cambio de sexo para sentirse a gusto consigo mismas.
Es más, hay entre ellas quienes rechazan este tipo de intervenciones y
reivindican poder simplemente cambiar su sexo (esa supuesta
ficción) en el registro civil y otros documentos
identificativos. Y, en algunos casos, aunque se sientan y quieran ser
reconocidas como varones o mujeres, no niegan la realidad de su sexo biológico,
ni aceptan ser “familiares” de la nueva Inquisición. No obstante, tampoco
se libran de la acusación de “transfobia”,
como le pasó al trans Debbie Hayton, profesor en Brimingham
(Inglaterra), que fue sometido a furiosos ataques por parte de los llamados “activistas
por los derechos trans” (7).
Los profesores que cometen la herejía de
afirmar que el sexo biológico existe y no es lo mismo que
el género, son víctimas propiciatorias de todo tipo de ataques verbales y a
veces físicos. Basta con que los trans-queer digan que con la
presencia de ese profesor o profesora “no se sienten seguras/os”, para
exigir que se suspendan sus conferencias o clases. La profesora de
criminología Jo Phoenix iba a dar una en la Universidad de
Essex (Reino Unido) sobre los derechos de las personas trans en las prisiones.
En seguida, la acusaron de “transfobia” y la universidad accedió a cancelar la
conferencia (8) Y la
profesora de la Universidad de Oxford, Selina Todd, historiadora
especializada en mujeres y clase trabajadora, tiene que impartir sus clases
con guardas de seguridad por las amenazas recibidas (9).
El Estado, en cuyas instituciones se asientan tanto “progresistas” como “conservadores”, está
consintiendo en que se cierren refugios para mujeres víctimas de violencia
sexual, como ha pasado en Vancouver (Canadá), porque son
“transfóbicos” (denuncia puesta, por cierto, por el trans que también denunció
a unas trabajadoras de salón de belleza por no querer depilarle los testículos). Se
están aceptando a trámite las que acusan del mismo “delito” a las mujeres que
luchan contra la mutilación genital y la han sufrido, alegando que la frase
"mutilación genital femenina" excluye a las mujeres que no tienen
vagina (9).
El trans-queerismo ha desarrollado todo
un léxico para describir lo que les ofende y señalarlo. Misgendering,
por ejemplo, se llama el delito de no usar el pronombre (él/ella, etc) con el
que un/a trans desea ser tratada/o, aunque la omisión sea inintencionada.
La locura llega hasta el punto de borrar la palabra “mujer”
de los informes clínicos, incluso de los ginecológicos, sustituida por “individuo
gestante”, “pariente que da a luz” y expresiones similares. A esto
podemos tranquilamente llamarlo sexismo y misoginia. También se ha
comenzado a no reflejar el sexo de las personas que cometen un
delito. Y el lenguaje de los medios de comunicación -correas
de transmisión de la ideología dominante- ya han hecho suyo el neolenguaje que
impone lo trans-queer. Así vemos titulares como
“Un
hombre transgénero con su pareja no binaria da a luz a un bebé usando el
esperma de una mujer" [también trans, como no
podría ser de otro modo].
La biología no existe cuando se trata del sexo, la raza o la edad.
Pero no diga usted que es trans-clase. No diga, por ejemplo,
que se siente la hija de Bill Gates -y quiere su parte en la
herencia-, siendo una pobre asalariada, porque entonces mandará la biología con
la preceptiva prueba de ADN. No diga el sin-techo que se
siente aristócrata y exija que le den los tratamientos
correspondientes. De clase sólo se puede transitar si, de entrada, ocurre que
se poseen cantidades de esa “ficción representacional” llamada dinero. La
“identidad sentida” de género, raza o edad es legal porque no sólo no pone en
peligro la sociedad capitalista y su estructura de clases, sino sobre todo
porque la apuntala.
En 2017, en Reino Unido, la policía llamaba al empresario Harry Miller. Le interrogó durante más de media hora, porque, a pesar de reconocer que no había hecho nada ilegal, se le había denunciado por un “incidente de odio”. Este consistía en haber expresado aprobación y retuiteado la frase “las trans-mujeres no son mujeres”. El empresario puso el tema en los tribunales, que finalmente le han dado la razón; pero ha tenido que gastar 1.400 libras y pasar un calvario (10). Sin embargo, las personas sin recursos que expresan opiniones similares y son denunciadas, no tienen más remedio que agachar la cabeza, disculparse y borrar sus comentarios. Eso si no la despiden del trabajo, la acosan las turbas queer o la agreden físicamente. Hay suficientes casos ya como para llenar un tratado.
Las redes sociales como Twitter han adoptado la política de censurar las cuentas que publiquen frases o imágenes que a las/los trans les resulten ofensivas. Los/las hay lo suficientemente ociosas para pasar el día rastreando comentarios y denunciarlos a la policía, que tiene orden de abrir diligencias. Un tema especialmente perseguido es el debate sobre las leyes de Identidad de Género, que permiten el cambio de “sexo” sin tener que pasar por diagnósticos psicológicos o médicos, ni por tratamientos quirúrgicos. Lo hemos dicho en otras ocasiones: nada que objetar. Sin embargo, todo es debatible y es lícito plantearse que, si no se desarrollan bien, estas leyes pueden dar pie a abusos parecidos a los que hemos visto en el caso de los trans-edad.
En este artículo critica la proposición de Ley LGTB de Unidas Podemos. La política "trans-queer", un caballo de Troya en
los movimientos de emancipación social.
Algunas transgénero quieren, como mujeres,
competir en los deportes femeninos (de hecho, ya han ganado algunas medallas),
entrar en los vestuarios femeninos, en las cárceles de mujeres y en todos los
demás espacios -físicos y legales- reservados a nosotras. Ya se han dado abusos, que
no son dos o tres, como afirman algunas denominadas “trans-feministas”,
que han penetrando con fuerza en el movimiento. En España, lo hacen de la mano
de Unidas Podemos. El pasado 8-M se vieron
eslóganes como
“Con pene o con vagina, mujeres combativas” o “Mujeres con
pene, mujeres con vagina: hay muchas más mujeres de las que te imaginas”
¿Entraría también en esta categoría ese bombero acusado
de maltrato a su pareja que ha decidido cambiar de “sexo”, porque ahora se
siente mujer, y, por tanto, escapa a la jurisdicción de la ley de “violencia de
género”?
Curiosamente, no se conocen hombres transgénero (mujeres
que han transitado a varón) que reivindiquen participar en los deportes
masculinos o entrar a cárceles masculinas. Y nadie habla de ello. No se
sabe si es porque son muy pocos en relación a las transgénero, o por otros
motivos.
Toda esta barbarie represora disfrazada de no-discriminación,
inclusividad y transversalidad, ha crecido a niveles descomunales en
los Estados con elevados niveles de desigualdad, racismo y clasismo.
En el Reino Unido, por ejemplo, mientras el establishment se
la agarra con papel de fumar (la lengua) cuando se trata de guardar respeto e
“inclusividad” a las personas trans-lo-que-sea, a la clase trabajadora -
especialmente a ese 20% denominado “subclase” o “dispensables”- se
la somete a todo tipo de humillaciones, insultos y violencias tanto en
la literatura, las películas y otras producciones “culturales”, que rezuman
clasismo por los cuatro costados. Hace no mucho llamó la atención el
desprecio y la prepotencia con que una de esas presentadoras
millonarias de la televisión -dueña de varias casas- trató a una joven
trabajadora que estaba a punto de ser desahuciada. Cuando cortó la
entrevista, pidió a la audiencia perdón por el “lenguaje ofensivo”, pero
no el de ella, sino el supuesto de la entrevistada. Nadie acosó o denunció a la
presentadora, ni perdió su empleo en Sky News (11).
La política social-liberal posmoderna de la "inclusividad" de género, raza, etc., o de las "identidades", que se ha dado en llamar en aquellas latitudes “Woke culture”, está provocando una airada reacción en muchos colectivos sociales, especialmente de mujeres -feministas o no-. Y este descontento lo están aprovechando las fuerzas conservadoras -e incluso fascistoides-, que ahora se presentan como adalides de la libertad de expresión y de opinión. Es más, sostienen que esta nueva Inquisición “Woke” es producto de la “cultura marxista”. Una afirmación que parte de la ignorancia o de la malicia, o de ambas cosas a la vez; porque ya se sabe que todo vale con tal de denigrar el marxismo, cuya “cultura” está, por cierto, muy lejos de sostener semejantes dislates.
La
desigualdad social crece a pasos agigantados a nivel mundial: rebajas
salariales, recortes drásticos en prestaciones sociales, relaciones laborales
salvajes, desempleo, miseria, explotación infantil, guerras en zonas
estratégicas que masacran a las poblaciones... La clase dominante
ejerce su poder para distorsionar la conciencia de esta realidad mediante su
control de los medios de producción intelectual: escuelas, iglesias,
publicidad, medios de comunicación... Todo este proceso de
proletarización galopante, manipulación y exterminio genera desigualdad.
Estamos contra todo tipo de discriminación -por sexo, raza, orientación sexual,
edad, o la que sufren las personas trans-; pero es que el modo de producción
capitalista no busca igualdad y, por ello, no va a acabar con estas
discriminaciones, especialmente si quienes las sufrimos somos pobres. La
clase trabajadora no debemos entrar en el tipo de juego que nos proponen las
clases dominantes con sus “identidades" e "inclusividades”, que no
son sino tapadera del sufrimiento que nos están generando, instrumento de
distracción para que no identifiquemos a nuestro verdadero enemigo y nos
organicemos para combatirlo.
* El presente artículo es continuación de http://canarias-semanal.org/art/26659/un-genero-que-confunde-divide-y-atrasa
Notas y
referencias:
1 Carlos Nelson Coutinho, El
Estructuralismo y la Miseria de la Razón, La Plata: Dynamis, 2017
(disponible online en pdf).
3 El padre
transgénero Stefonknee Wolscht deja a su familia en Toronto para comenzar una
nueva vida como una niña de seis años.
6 https://www.womenarehuman.com/female-tax-expert-fired-for-critiquing-gender-self-identification/ Como dice Ilya Topper, en el
artículo Soy mujer por mis santos cojones, "Dejar que
el género usurpara el lugar del sexo en el discurso feminista se convirtió en
un tobogán hacia una trampa mortal": https://blogs.elconfidencial.com/mundo/de-algeciras-a-estambul/2019-08-16/soy-mujer-por-mis-santos-cojones_2176231/
10 Lo cuenta en esta entrevista: https://www.youtube.com/watch?v=x0wC7c9Sywk El programa que la alberga se ha convertido en
un altavoz de personas de ideología conservadora que ahora lideran el clamor
popular contra la trans-Inquisición, la política de las identidades y de lo políticamente
correcto.
Guardias de
seguridad asignados al profesor amenazados por activistas trans
Por Tiffany Cowen -26 de enero de 2020
Profesor
masculino, ahora 'transgénero', exige acceso al baño para niñas de primaria
Por Karen Finlay -6 de marzo de 2020
Ley LGTB
Proposición de Ley contra la discriminación por orientación sexual,
identidad o expresión de género y características sexuales, y de igualdad
social de lesbianas, gais, bisexuales, transexuales, transgénero e
intersexuales.
Presentada por el Grupo Parlamentario Confederal de Unidos Podemos-En
Comú Podem-En Marea.
12 de mayo de 2017
“El género es una categoría humana que puede estar
en constante evolución y como tal tiene que ser percibida como una experiencia
vital, un recorrido diverso en tiempos y forma. Por ello, la Ley incluye
aquellas personas que, acorde con la diversidad de la identidad y de la
orientación de género, se identifican con categorías dinámicas y no binarias
que reflejan su identidad o expresión no normativas: travestis, cross dressers,
drag queens, drag kings, queers, gender queer, agénero, entre otras.”
Ley trans
Proposición
de Ley sobre la protección jurídica de las personas trans y el derecho a la
libre determinación de la identidad sexual y expresión de género.
Presentada por el Grupo Parlamentario
Confederal de Unidos Podemos-En Comú Podem-En Marea.
2 de marzo
de 2018
CAPÍTULO l
Derecho a la
autodeterminación de la identidad sexual y expresión de género
Artículo 5.
Derecho a la autodeterminación.
“1. 3. La
autodeterminación de la identidad sexual no podrá ser puesta bajo
cuestionamiento de manera que en ningún momento, proceso o trámite se exigirá
la aportación de medios probatorios de aquella. En todo momento será
considerada e interpretada de acuerdo a la manifestación de voluntad personal”.
Referencias:
Ley 3/2007,
de 15 de marzo, reguladora de la rectificación registral de la mención relativa
al sexo de las personas.
Ley 3/2007,
de 15 de marzo, reguladora de la rectificación registral de la mención relativa
al sexo de las personas.
El cambio de sexo según la Ley 3/2007, de 15 de marzo reguladora de la
rectificación registral relativa al sexo de las personas
Irene Montero expone en el Congreso las principales medidas del
Ministerio de Igualdad para la legislatura
24 de
febrero de 2020
La ministra
de Igualdad, Irene Montero, ha destacado como prioridades la Ley de
Libertades Sexuales, las políticas de redistribución del tiempo y la
riqueza, la Ley LGTBI, la Ley Trans y
la ratificación del convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo
Proposición
de Ley de Protección Integral de la Libertad Sexual y para la
erradicación de las violencias sexuales.
Presentada
por el Grupo Parlamentario Confederal de Unidos Podemos-En Comú Podem-En Marea.
20 de julio
de 2018
Referencia
del Consejo de Ministros
Madrid,
martes 3 de marzo de 2020
Se inicia la
tramitación del ANTEPROYECTO DE LEY ORGÁNICA de garantía
integral de la libertad sexual, a los efectos
previstos en el artículo 26.4 de la Ley 50/1997, de 27 de noviembre, del
Gobierno.
ACUERDO por
el que se aprueba la declaración institucional con motivo del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer.
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