La
pretensión de llegar al gobierno sin ruptura revolucionaria y sin la destrucción
del Estado burgués es la «manzana de Adán» del revisionismo comunista: su
pecado original
Contrariamente a lo que sugieren las promesas gubernamentales con que
todos los días nos bombardean con visiones idílicas de la recuperación
temprana, una crisis no se desarrolla linealmente: fase de depresión, período
de estabilización y luego uno de inevitable recuperación. Aun en la fase
depresiva profunda siempre se pueden encontrar señales débiles del sentido
contrario, sin que esto signifique que la crisis ya está siendo superada o,
incluso, que pueda ser superada en la actual etapa imperialista del sistema del
capital.
Una de las características que esta crisis parece haber traído es la de
que los ciclos que parecían regir el funcionamiento de la economía ya no
funcionan. El tiempo habido desde el estallido de la crisis parece dar fuerza
al argumento de Jorge Beinstein de que «podemos
actualmente sostener que las ondas largas de Kondratieff han perdido validez
científica (…), ha sido triturada por la nueva realidad, la economía mundial
completamente hegemonizada por el parasitismo financiero obedece a una dinámica
radicalmente diferente de la vigente durante la era del capitalismo
industrial».
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