Contexto
económico y social 2018, por Duval
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2020/11/contexto-economico-y-social-2018-por.html
Contexto
económico y social 2019 (Parte 1), por Duval
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2020/11/contexto-economico-y-social-2019-parte.html
Contexto económico y social 2019 (Parte 2), por Duval
http://eljanoandaluz.blogspot.com/2020/11/contexto-economico-y-social-2019-parte_10.html
La
situación en el Estado español
En el texto publicado el año
pasado hicimos
un recorrido por las últimas dos décadas de la economía de este país, veinte años en los que
hemos compartido una misma moneda con otras economías con muy variados niveles de desarrollo
dentro del modo de producción capitalista. No intentamos afirmar que la
situación de los trabajadores españoles hubiera sido peor ni mejor fuera del euro:
ya hemos visto a nivel global la creciente dificultad para conseguir
beneficios, la tendencia al ajuste permanente a costa de los trabajadores y el
escaso éxito de las soluciones nacionales. Pero sí tenemos claro que la
pertenencia al club de la moneda única ha marcado las pautas de lo que ha
ocurrido en ese período, tanto los ocho primeros años de un crecimiento con
pies de barro, como los doce últimos de derrumbe y sufrimientos. Dentro de este
contexto, las líneas generales que identificamos fueron las siguientes:
– España es
un país con un capitalismo de baja productividad histórica
– La inserción en el euro junto a países más productivos dio lugar a un proceso
por el que importábamos de ellos mercancías mejores y más baratas y recibíamos
como préstamos el capital excedente que ellos acumulaban
– Este capital prestado se invirtió en uno de los pocos sectores compatibles
con nuestra baja productividad: la construcción. Tanto los capitalistas
prestamistas de Europa como los locales se aprovecharon de un crecimiento
basado solo en la autorevalorización de los activos inmobiliarios
– La crisis capitalista de 2007 rompió ese bucle, al acabar con la confianza en
la devolución de los préstamos
– Tanto la devolución de los prestamos como la vuelta a la senda del beneficio
por parte del capitalismo español se fundamentaron en un programa de ajuste
sobre los trabajadores. El programa fue
llevado a cabo tanto por el Gobierno de Zapatero como por el Gobierno de Rajoy
– A partir de la segunda mitad de 2013 el programa de ajuste había provocado
una devaluación interna, a lo cual se unieron en 2016 una serie de factores
coyunturales de apoyo, de tal forma que se comenzaron a recuperar los
beneficios empresariales
Una década de ajuste…
Y es que,
siguiendo las reglas de la lógica capitalista, ha sido el sacrificio aplicado a
los trabajadores -tanto nacionales como inmigrantes- el que ha dado lugar a la
recuperación de los beneficios empresariales tras una gran crisis. En esta
ocasión el sacrificio ha sido mayor, pues el contexto internacional de
casi-estancamiento no ha ayudado a la economía nacional. Por parte de la Unión
Europea no se recibió ayuda -en forma de compra de deuda pública y de empresas-
hasta que los gobiernos del PSOE y del PP no acabaron de aprobar todas las
reformas legislativas para contener el gasto público y liberalizar el mercado
laboral.
En los diez
años transcurridos entre 2008 y 2017 los salarios reales han descendido un
0,3%. Desde que comenzó la tan cacareada “recuperación” de 2013 tan solo en el
año 2015 se produjo un ascenso anual del salario real. De todas formas, sería
injusto hacer creer que este descenso del nivel de vida de los trabajadores se
debe exclusivamente a la crisis. La realidad es que contando todo lo que
llevamos de este siglo, desde 2000 a 2017, nuestros salarios reales han perdido
un 1,8%.
Durante la
crisis, las horas extra no pagadas ni compensadas llegaron a superar a las
remuneradas. Aunque esta situación comenzó a revertir en 2017, según la última
Encuesta de Población Activa de 2018, estas horas extra no pagadas
representaban aún más de un 40% del total de horas extra.
El Producto
Interior Bruto nacional necesitó hasta 2017 para volver a alcanzar el nivel
anterior a la crisis. Sin embargo, comparando las Encuestas de Población Activa
(EPA) de 2007 y de ese 2017, comprobamos que aún se registran un millón y medio
de personas ocupadas menos que hace diez años. Dado lo modesto de la inversión
en tecnología e I+D de las empresas españolas, podemos entender que la recuperación
del PIB se ha basado en la mayor explotación de los que todavía trabajan.
Y no olvidemos que el nivel de
ocupación de los trabajadores no dice nada de la calidad de su contrato. Si volvemos a comparar las EPA de
2007 y 2017, vemos que el porcentaje de
asalariados con contrato a tiempo completo baja del 87,9% al 83,8%. En
cuanto a los sectores de actividad, aparte del esperado desplome de empleos en
el sector de la construcción, vemos que también desciende el porcentaje de
empleados en la industria, subiendo ligeramente en la agricultura y
espectacularmente en los servicios. Esto provoca un descenso de más de cinco
puntos en el grupo de trabajadores clasificados como cualificados.
Sobre estos
datos, que marcan el descenso de los salarios directos, hay que añadir el
ahorro en salarios indirectos y diferidos, que también repercute positivamente
en los empresarios a través del ahorro en impuestos y cotizaciones sociales. En
este ámbito hemos visto cómo las pensiones públicas se han hecho más inaccesibles
y han perdido poder adquisitivo, cómo la sanidad ha perdido calidad y cómo se
ha ido extendiendo el copago de medicamentos, cómo se extiende la educación
concertada, cómo suben las tasas en la educación superior y los dos últimos
años de carrera pasan a ser de pago, cómo la vivienda social es vendida a
fondos buitre, cómo crece el número de desempleados mal o totalmente
desprotegidos, etc.
…y malas perspectivas a corto y medio
plazo
En los
últimos cinco años se unieron una serie de factores que ayudaron de forma
coyuntural a la recuperación. Alguno de ellos ha comenzado a perder fuerza:
– El
programa de compra de deuda pública y corporativa puesto en marcha por el Banco
Central Europeo -lo cual comenzó a hacer solo después de que se aplicaran todas
las medidas de ajuste requeridas por Bruselas- supuso una inyección de millones
que vino a aliviar especialmente al sector bancario. Este programa dejará de
recibir nuevas aportaciones desde el 1 de enero de 2019.
– La mayor competitividad de nuestro sector turístico -debido al desplome de
salarios-, así como los problemas de seguridad en países que son competidores
directos nuestros, hicieron crecer significativamente la aportación de este
sector al PIB nacional. Sin embargo, las últimas estimaciones del Banco de
España señalan que 2018 registrará el límite de este ascenso.
– El bajo precio del petróleo durante los años de estancamiento ayudó
significativamente a nuestra economía por dos motivos. En primer lugar, al
aliviar la parte de las importaciones de nuestra balanza comercial. Pero
también por hacer más competitivos nuestros productos exportables, producidos
con tecnologías anticuadas más dependientes de los combustibles fósiles. Aunque
en 2017 parecía que los precios iban a volver a subir, debido a la vuelta a la
inestabilidad económica internacional en la segunda mitad de 2018 el precio del
petróleo se ha vuelto a contener. Es difícil decidir qué es peor.
Vimos en el
resumen de hace un año que la recuperación económica iniciada en el año 2013
fue fruto de una situación poco frecuente en nuestro país: la del incremento de
nuestras exportaciones sobre lo que importamos. Ello se debió a que la
sobre-explotación a que se sometió a los trabajadores que no perdieron sus
empleos consiguió hacer a los productos de sus empresas más competitivos,
aunque estas no hubieran invertido en la tecnología de que se dispone en otro
países de nuestro entorno. Pero el estancamiento económico europeo ha terminado
con esta situación, pues Europa es el principal destino de nuestras ventas al
exterior, y al finalizar 2018 ya se acumula año y medio en que las
exportaciones han perdido fuerza frente a las ventas dentro de España.
Tampoco la
distribución del gasto dentro de nuestro país apunta a un crecimiento
fácilmente sostenible. En la segunda mitad de 2018 ha tenido que ser el consumo
(incluida la ligera recuperación en el sector de la vivienda) el que haya
mantenido el tipo frente a una inversión empresarial en declive. Ello hace
pensar sobre la sostenibilidad del crecimiento y las perspectivas que las
empresas esperan encontrar en el futuro próximo.
En cualquier
caso, este incremento del consumo de los hogares unido a unos intereses a la
baja ha permitido que hayan seguido aumentando los beneficios de las empresas.
Eso sí, hay que hacer notar que los datos medios son engañosos, pues si la
actividad empresarial media parece aceptable, ello se debe al aporte
desproporcionado de las empresas más importantes, habiendo una enorme mayoría
de empresas con resultados mínimos o incluso negativos.
El
incremento en el número de empleados se ha frenado en 2018 respecto al año
anterior. Como contrapartida, este año la contratación de trabajadores
temporales ha perdido fuerza frente a la contratación de fijos. Sin embargo,
este dato, que aparenta ser positivo, puede evidenciar que los sectores más
propensos a la contratación, como hostelería, han tocado techo. Los salarios
han seguido aumentando de forma moderada, aunque hay mucha disparidad entre
áreas de actividad, habiendo incluso sectores más cualificados, como el de
información y comunicaciones, en el que los salarios han descendido. La
aparente incongruencia entre un incremento del consumo y la moderación de los
salarios se explica por el acceso más sencillo de las familias al crédito gracias
a los bajos intereses.
Así pues,
nos encontramos con que el crecimiento basado en la exportación y en la
inversión parece haberse frenado. Con lo que ha dado de sí, se ha producido un
incremento en el consumo de aquellos que han encontrado un trabajo precario y
de los que han efectuado las compras largamente postergadas por miedo a un
futuro incierto (un coche que reemplace al viejo, electrodomésticos, etc). En
la mayoría de los casos, dado lo magro del salario, para hacer estos
desembolsos es necesario solicitar un préstamo; muchas veces, para quien no
tiene garantías suficientes para un banco, uno de esos créditos inmediatos con
intereses abusivos.
Este giro al
crecimiento basado meramente en el consumo responde al patrón de un capitalismo
sin perspectivas de beneficio que hemos identificado en la introducción. Sin
que haya previsión de beneficios no hay inversión, sin inversión no hay
incremento de la productividad. La Fundación de las Cajas de Ahorro explica en
un informe el problema con la productividad de las empresas españolas que ya
denunciamos el año pasado: si antes de la crisis la productividad de la
industria española crecía un tercio menos que las empresas de la Unión Europea,
en el período de “recuperación” entre 2013 y 2017 la productividad solo ha
crecido a la mitad del ritmo de nuestro entorno. Este escenario encuadra a
España en el grupo de países de segunda linea dentro del capitalismo: los que
solo pueden competir en productos y servicios de bajo valor añadido, y
necesariamente mediante salarios bajos.
Por
supuesto, el que nuestros capitalistas se encuentren cómodos en la segunda
línea de productividad, no significa que no estén atentos a las últimas
tendencias de sus colegas internacionales. Y si la producción no cubre las
expectativas de rentabilidad, se complementa con la financiarización. De este
modo, también se ha identificado en nuestro país el fenómeno de las grandes
empresas que reparten dividendos a base de pedir prestado. Así, la Comisión del
Mercado y la Competencia (CNMC) advierte de su preocupación al haber detectado
estas prácticas entre las mayores empresas del sector de la energía. En muchas
de ellas el volumen de deuda no guarda una relación soportable con el
patrimonio de la empresa o el pago de intereses con los ingresos periódicos; en
alguna gran empresa se están pagando más dividendos que beneficios. De igual
forma, la deuda de Telefónica está por encima de su valor en bolsa, y en los
últimos meses ha tenido que hacer caja -vendiendo incluso sus filiales en Centroamérica-
para poder librarse de parte de ella.
Este
escenario exterior e interior de tonos grises ha afectado a nuestro país de
forma similar a lo ya visto a nivel internacional: el Ibex 35 ha perdido en
2018 casi un 15%, la mayor caída desde 2010.
Las perspectivas
negativas se han visto además confirmadas en los numerosos planes de reducción
de empleo dentro de las empresas. Entre finales de 2018 y comienzos de 2019 se
ha desencadenado una oleada de EREs y ERTEs que parece no tener fin: La siderúrgica Arcelor-Mittal aplicará un
ERTE a 2.100 trabajadores durante el primer trimestre de 2019; Navantia ha negociado un ERE con reemplazo de
trabajadores que reducirá la plantilla neta en 600 personas; Vodafone inicia un
procedimiento de ERE con el que espera desembarazarse del 23% de la plantilla,
1.200 empleados; Cemex pretende aplicar un ERE y
cerrar dos plantas en España; Alcoa cesará su actividad
en Avilés y A Coruña, y solo
se ha comprometido a mantener las instalaciones durante seis meses a la espera
de un hipotético comprador. La lista incluye decenas de empresas más y crece
día a día.
Firmado
el ERE en Navantia que permite la salida anticipada de 1.706 trabajadores.
4/4/2019
¿Podemos esperar una gestión distinta
de la crisis?
En esta
situación de pre-crisis, la llegada al gobierno -que no al poder- del PSOE, con
el apoyo entusiasta de Unidos Podemos, ha puesto a prueba lo que podemos
esperar los trabajadores de las tesis reformistas. Del social-liberalismo del
PSOE ya tenemos sobrada experiencia, y ha sido tan solo el periplo personal que
ha sufrido Pedro Sánchez con su expulsión y su retorno triunfal a la ejecutiva
del partido lo que ha hecho olvidar a la gente que no es más que el sucesor de
González y Zapatero. Por parte de Podemos y su comparsa de IU, nadie espera que
intenten llevar a la realidad su extenso y contradictorio catálogo de recetas
económicas compartidas con el ala izquierda del Partido Demócrata
estadounidense: la Teoría Monetaria Moderna y otras chorradas por el estilo son
cosas que se usan mientras estás en la oposición para hacer creer al auditorio
progre que tienes la clave de un capitalismo de rostro humano; una vez en el
poder, la inmediata apelación a la “responsabilidad de gobierno” no es más que
el reconocimiento de la necesidad de asumir la lógica del capital. Así que, una
vez olvidados los cánticos de “PSOE-PP,
la misma mierda es”, el Partido Socialista queda una vez más rehabilitado
tras el olvido de las traiciones en sus anteriores estancias en el poder. La izquierda parlamentaria en pleno vuelve a
decirle a la gente que se quede en su casa porque ellos solos se bastan en el
Parlamento para convencer a los capitalistas de que redistribuyan los
beneficios que -como hemos visto- tanto les ha costado arrancarnos.
Casi en el
momento de publicación de este texto se realizó el anuncio de convocatoria de
Elecciones Generales por parte de Pedro Sánchez. De esta manera, lo que iba a
ser una valoración de mitad de mandato, adquiere la importancia añadida de
intentar descifrar cuáles serían las líneas maestras de un futuro gobierno con
refrendo amplio y cuatro años por delante.
Lo que
podemos decir del breve período al frente del Gobierno es que se ha consumido
en unos gestos muy medidos para poner en escena la máxima apariencia de cambio
evitando cambiar nada. Así, en uno de esos típicos gestos que no requieren de
dotación presupuestaria, nos han mareado durante meses con el destino
de la puñetera momia de Franco. En un terreno más material, el
principal guiño económico hacia el electorado trabajador ha sido la subida del Salario
Mínimo Interprofesional, que se ha situado en 900 euros, una cuantía equivalente a la que tendría si hubiera
seguido subiendo linealmente desde 2002, como si no hubiera habido crisis. Esta
medida, que supondrá un alivio para muchos trabajadores, es, sin embargo, menos
molesta para el capital de lo que pudiera parecer. Por un lado, será fácilmente
absorbida por un mercado laboral en el que la contratación a tiempo parcial sin
límite práctico al número de horas extra, permite a cualquier empresa pagar por
debajo de ese mínimo. Con los niveles de paro y precariedad actuales, es muy
probable que el efecto final de esta medida sea el de acercar los sueldos a la
baja hacia el nivel de ese salario mínimo antes que elevar el salario medio.
Además, y esto pasa normalmente inadvertido, nadie parece recordar que hay que
subir el IPREM (y mucho), pues este invento de
Zapatero es el que regula la cuantía de las ayudas públicas, que desde 2004 ya
no están referidas al salario mínimo. De igual forma, los consejos de
ministros previos a las elecciones están dejando un rosario de decretos leyes
que, casualmente, comparten cuatro características: tocar de forma superficial un tema de trascendencia social, necesitar
una mínima dotación presupuestaria, no originar gastos o penalizaciones en las
empresas y ser fácilmente neutralizables por el mercado.
Incluso es
difícil de evaluar cuánto tuvo de gesto el proyecto de Presupuestos Generales
del Estado para 2019, un proyecto que parecía más pensado para ser presentado
que para ser aprobado, en ningún caso para suponer un freno a la necesidad del
capital de aumentar la explotación. El proyecto de presupuestos contaba con
unos modestos -pero calculados- aumentos de determinadas partidas que, tras una
década de recortes, han servido para que los medios afines los puedan presentar
como revolucionarios. En cualquier caso, los propios socialistas contaban con
que el proyecto debía pasar primero las enmiendas de los grupos parlamentarios,
y no hay que olvidar que entre los partidos que apoyaron a Sánchez en la moción
de censura predominan las fuerzas de derechas y social-liberales. A
continuación, lo que superara esa criba se enfrentaría al juicio de Bruselas,
que había anunciado que se reservaba el derecho de volver a revisar los
presupuestos si estos sufrían cambios sustanciales -en el aumento del gasto, se
entiende-. Son filtros más que suficientes para que el capital esté más que
tranquilo ante las cuentas que pudiera llegar a sacar adelante la “izquierda radical”. Finalmente, nada de
eso hizo falta: el rechazo a los presupuestos por motivos ajenos a los
económicos ha sido la manera de justificar la convocatoria de elecciones.
La
presentación de los Presupuestos se ha planteado así como una puesta en escena
para hacer llegar unos mensajes muy concretos a determinados oyentes. A los
trabajadores se les intenta embaucar con una serie de promesas de mínimos que
hagan pensar que votar PSOE va a suponer resultados distintos a votar PP. Pero
a los empresarios también se les traslada un mensaje muy claro: a estos
descamisados los controlamos nosotros con cuatro duros; dejadnos ganar y la
política económica va a seguir discurriendo por la misma línea. Para asegurar
que el programa real es recibido por los que importan, el viernes anterior al
rechazo a los presupuestos, el Consejo de Ministros
aprueba la “Agenda del Cambio”. Este documento es una declaración
de intenciones con medidas que abordaría el gobierno socialista a corto y medio
plazo, y que esconde -camuflado entre las típicas expresiones de “retos”,
“flexibilidad”, “reformas estructurales”, “sostenibilidad financiera”, etc- una
batería de reformas de corte ultraliberal.
En cualquier
caso, más allá de “gestos” y mensajes, ya hay suficientes evidencias de que la
política económica del Partido Socialista (y por extensión, lo quieran o no, de
sus fervientes seguidores de la “izquierda
radical”) va a seguir la misma línea de apoyo a las necesidades del capital
que ya pusieron en práctica con maestría los anteriores gobiernos socialistas.
También, y por mucho “talante” o diálogo que le pongan, la misma línea que
siguió Rajoy. Una línea que necesita ahondar aún más en la reducción de lo poco
que quede de derechos laborales y protecciones sociales. Veamos algunos puntos
clave:
– El
cumplimiento del control de déficit y gasto público en todas las administraciones
ha sido un compromiso reiteradamente subrayado por el Gobierno de Sánchez,
desde los discursos durante la moción de censura hasta el reciente documento de
la “Agenda del Cambio”, que pretende marcar las líneas maestras de la política
económica de los próximos años. Sánchez asume así en la práctica la primacía
del control del gasto público sobre la satisfacción de las necesidades
sociales, un principio que Zapatero marcó a fuego en
la reforma exprés de la Constitución en agosto de 2011 pactada con Bruselas y
con el PP, y que el gobierno de Rajoy convirtió en su
santo y seña.
– El
descenso del gasto total en pensiones a largo plazo sigue siendo
un objetivo del nuevo ejecutivo, como ya lo fue del anterior. Como decimos, la
tarea del capital es la reducción del gasto total a largo plazo, y no importa
si por el camino hay que hacer concesiones parciales momentáneas en un aspecto
concreto siempre que se compensen con otro. Así, la revalorización de la
pensión según el PIB es una medida que elimina la lucha en la calle cada mes de
diciembre cuando el incremento anunciado de la pensión es inferior a la subida
de los precios. Pero no hay que olvidar que el incremento según el PIB de la
miseria de este año no es más que el mismo nivel de miseria el año que viene.
Por eso la Airef (Autoridad Independiente de
Responsabilidad Fiscal), esa mesa redonda de caballeros
andantes progres que ha recomendado la
vuelta al incremento tradicional según el PIB, ha propuesto en el mismo
documento que 1) durante los próximos diez años se eleve en un año la edad
efectiva de jubilación y 2) se eleve de 25 a 35 años el período de vida laboral
para calcular la pensión. La Airef calcula que en el largo plazo, el
descenso de las pensiones por estas dos medidas equivaldrá al gasto por
incrementar la pensión según el PIB. Es decir, la intención del PSOE es que los
jubilados del futuro se queden igual de pobres que ha dejado el PP a los
actuales, manteniendo, eso sí, la subida anual del IPC. Por otro lado, la “Agenda del Cambio” propone la promoción de los fondos
de pensiones privados dentro de las empresas.
– En las
prestaciones por desempleo también se va a utilizar la táctica de ofrecer un
pequeño alivio inmediato e introducir por lo bajo una bomba de relojería a
largo plazo. Por un lado, los Presupuestos de 2019 contemplaban la recuperación
de las ayudas para parados en la franja entre los 52 y los 55 años, lo cual
necesitaba solo un incremento del 4% en la partida de desempleo, que llevaba
congelada ya cinco años. Simultáneamente, y con nula publicidad, la “Agenda del
Cambio” presentada en el Consejo de Ministros del 8 de febrero, contempla la
instauración en nuestro país de un sistema de desempleo conocido como “la mochila austriaca”, por ser este el país donde se
introdujo el método. Consiste en que, mientras el trabajador está empleado, va
acumulando unos puntos que le dan derecho a prestaciones personales futuras.
Cuando queda en situación de desempleo, puede disponer de esos puntos en la
forma en que él crea más conveniente, pero no hay más. Si agotas tus puntos o
las situaciones de desempleo intermitentes no te permiten acumularlos, no vas a
disponer de ningún tipo de ayuda. Se implanta así un sistema individual y no
redistributivo en el que el Estado se desentiende de los problemas sociales,
alcancen el nivel que alcancen. Seguro que este mecanismo ya generará
situaciones de desamparo en un país como Austria en el que el desempleo es tan
solo del 4,7%, pero su aplicación en un país como España, en el que el
desempleo estructural supera el diez por ciento, sería demoledora. No hay que
olvidar que el mecanismo de la mochila austriaca es una propuesta básica de un
partido liberal como es Ciudadanos.
– Fijémonos
ahora en la regulación del mercado laboral. La
única mejora que se propone es la de obtener los consensos necesarios que permitan
derogar los aspectos más lesivos de la reforma laboral de Rajoy. No olvidemos que la reforma de Rajoy fue en
lo fundamental una reforma correctora sobre determinados aspectos de la reforma
anterior de Zapatero que se habían demostrado poco
eficaces. A su vez, la reforma de Zapatero no fue más que la penúltima de todo
un historial de sesenta reformas
laborales y leyes de la democracia
que han ido desprotegiendo a los trabajadores al ritmo que lo requería el
mantenimiento de los beneficios del capital. Afirmar ahora que un partido
que ha firmado más de la mitad de esas leyes dañinas para los trabajadores
buscará el consenso con una mayoría de derechas para derogar los aspectos más
lesivos de la última ley en toda esa cadena no es más que una falta de respeto
a la inteligencia de la clase trabajadora. La calidad del trabajo que pretenden
conseguir se puede comprobar en el fomento de la contratación fija discontinúa,
la que se usa para los empleos estacionales en la hostelería. Por desgracia la
amenaza no queda ahí: la “Agenda del Cambio” amenaza con la redacción de un
nuevo Estatuto de los Trabajadores.
– Por último, la necesidad de poner en valor todo el
capital posible hace necesaria la reducción en el volumen y coste de los
servicios públicos, así como la conversión en negocio privado de todas las
competencias de estos que sea posible. Subrayemos que el análisis no es que
los políticos se lo quieran dar “a sus amigos”, sino que necesitan reducir
gasto estatal improductivo y aumentar las inversiones que generan plusvalía. Si
hay algún amigo que se aprovecha, pues mejor, pero es importante poder
distinguir lo sustancial de lo anecdótico. Por eso no solo se trata de reducir
el gasto en pensiones -como hemos visto más arriba-, sino que la “Agenda del
Cambio” también contempla fomentar que
las empresas ofrezcan a los trabajadores planes de pensiones privados junto a
la aportación a la Seguridad Social. En el campo del ahorro, es ya pública
desde hace un año la intención del Gobierno (primero el de Rajoy y después el
de Sánchez) de reducir en cientos de miles de trabajadores el número de
interinos de todas las administraciones. Se manejan distintas combinaciones,
pero todas acaban con cientos de miles de personas en la calle, plazas
amortizadas y contratas privadas supliendo las necesidades de los servicios
públicos.
El PSOE ha
mostrado dos caras durante su etapa de gobierno. Con la primera de ellas ha
pretendido ganarse la confianza de los trabajadores, lo que necesita si desea
ganar unas elecciones que se preveían más o menos próximas. Para mostrar esta
cara lo ha tenido fácil: contaba con el odio anterior a las dañinas políticas
de Rajoy, con la amenaza futura de la ultraderecha y con la entrega absoluta de
Unidos Podemos. La segunda cara solo la ha mostrado ante los empresarios, y
transmite la garantía de que el PSOE sigue siendo el partido de Estado que sabe
cuáles son los objetivos reales a cumplir. La falsedad de la primera de esas
caras se pone de manifiesto desde el momento que ni el PSOE ni Unidos Podemos
hacen referencia alguna a la dificultad del momento económico actual. Tal y
como le ocurrió a Zapatero en 2007, la progresía intenta aparentar que no
ocurre nada, porque en ese caso no tienen alternativa “progresista” que
ofrecer. Los presupuestos fallidos se cuadraban gracias a que se daba por
supuesto un crecimiento que las previsiones de los propios organismos oficiales
niegan. Una vez más, la izquierda trata de dibujar un capitalismo más próspero
y estable de lo que este puede llegar a ser. Dentro de un tiempo, cuando la
realidad no pueda ser negada, la recaída en la crisis volverá a justificar la
necesidad de que se sacrifiquen los mismos de siempre.
Mientras
ocurre todo esto en el Gobierno Central, en el que el PSOE lleva la batuta,
¿qué ocurre en los ayuntamientos del cambio, aquellos en los que la izquierda
“radical” tiene mayoría?
Manuela
Carmena. Alcaldesa de Madrid desde
el 13 de junio de 2015-15 de junio de 2019
Foto: A.
García
Lo más
rápido sería decir que no ocurre nada. Es decir, nada que pueda suponer un
cambio fundamental de políticas respecto a las que ejercían los partidos
anteriormente en el cargo. Salvo algunas reglamentaciones medioambientales y
urbanísticas -que una derecha menos retrógrada y cortoplacista debería
reconocer como garantía de un crecimiento capitalista más sostenible- la acción
social y de derechos no ha avanzado en lo más mínimo.
Como
decíamos en la primera sección de este documento, la izquierda tiene el complejo de querer gestionar el capitalismo mejor
que los propios capitalistas. Así, el Ayuntamiento de Madrid presume año
tras año de haber guardado su dinerito en una hucha para reducir la deuda
heredada a un ritmo más alto del que están obligados por las condiciones del
préstamo. Mientras tanto, la suciedad y el abandono es patente en los barrios
trabajadores y los servicios públicos no solo no son remunicipalizados, sino
que cada vez son dejados en más sectores en manos de la gestión privada. Eso
sí, para crear la ilusión de escuchar más a “la ciudadanía” se liberan pequeñas partidas presupuestarias cuyo
destino se puede elegir por votación telemática. Mientras cada año han
“sobrado” alrededor de 500 millones de euros que se han destinado al pago
anticipado de la deuda, los tan publicitados presupuestos participativos han
contado con 60 millones de euros los dos primeros años y 100 millones los dos
siguientes. Sin embargo, menos de la mitad de los proyectos amparados en esos
presupuestos participativos se han llegado a realizar, con lo que ni siquiera
se terminan utilizando esas cantidades. El tufo a política rancia de estos
adalides del cambio alcanza el grado máximo cuando cuatro meses antes de la
elecciones Madrid se llena de cuadrillas de asfaltado y reparadores de esquinas
que intentan suplir a toda velocidad el abandono de cuatro años en los que solo
se ha hecho caso a la Gran Vía de las flag-ships y las grandes cadenas de moda.
Carmena reduce la deuda de Madrid un 54% con 1.109 millones
de pagos anticipados 13/03/2019
El Ayuntamiento de Madrid reduce su deuda un 19,2% en 2019
hasta 2.233 millones 31/03/2020
Deuda pública del Ayuntamiento de Madrid
Evolución del endeudamiento consolidado 2013, 2014, 2015, 2016, 2017,
2018, 2019 y 2020
31/12/2016 |
3.868.475.187 |
31/12/2017 |
3.423.532.480 |
31/12/2018 |
2.761.692.477 |
31/12/2019 |
2.232.568.750 |
31/03/2020 |
2.005.243.936 |
Tres años de presupuestos participativos de Carmena:
desencanto y frustración en colectivos vecinales. 15 de diciembre de 2018
Madrid no convocará presupuestos participativos en 2020 pero
ejecutará algunos proyectos pendientes de Carmena. 10 de diciembre de 2019
Donde la iniciativa
emprendedora de Manuela Carmena se muestra más al descubierto es en
el campo de los desarrollos urbanísticos. En eso no se diferencia en nada de
sus antecesores del Partido Popular. La guinda de esta legislatura se
alcanzaría con la firma de la Operación Chamartín, una operación económica faraónica
que se ha estado fraguando durante 25 años y que ha sido perseguida por todos
los gobiernos municipales. En una ciudad en la que hay 150.000 casas vacías, otras tantas previstas en suelo ya
urbanizable o en fase de construcción y, mientras, 25.000 familias se agolpan en la lista de espera de la Empresa
Municipal de la Vivienda por una vivienda de alquiler social, el
ayuntamiento planea una zona financiera y residencial de lujo que prolongaría
el Paseo de la Castellana. Suelo en su mayor parte público y a la mitad del
precio de mercado para mayor beneficio del BBVA y de la inmobiliaria San José.
Ese sería el legado de un ayuntamiento del cambio, revertir el crepúsculo del
ladrillo.
* * * *
*
La crisis de
2007 puede llegar a tener una característica muy especial. Aunque el capital ha
salido de ella, la siguiente crisis puede llegar, más de diez años después, sin
que los trabajadores hayan comenzado a notar una subida de salarios ni una
mejora de condiciones laborales y de vida. No es una situación exclusiva de
España: la Organización Internacional del Trabajo se extraña ante un período de
crecimiento internacional en el que no se elevan los salarios.
Salario mínimo en España desde 2002 hasta 2019 (14 mensualidades)
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Si nos
centramos en nuestro país las razones son claras. La recuperación del capital
no ha ocurrido a pesar del retroceso de los trabajadores. Todo lo contrario, la
recuperación del capital se ha dado, como hemos visto, a costa del retroceso de
los trabajadores. El problema es que la recuperación no ha alcanzado el nivel
en el que el beneficio puede llegar a ser repartido, dados su magnitud y el
nivel existente de confrontación de clase. Si ha dejado algún alivio entre la
clase trabajadora ha sido como consecuencia del descenso del paro, pero con el
condicionante de que los empleos creados han sido de ínfima calidad y
totalmente dependientes de factores coyunturales y de ciclo. Como venimos
identificando en todo el documento, la presión por el mantenimiento del
beneficio no se ha relajado durante la débil recuperación, e incluso podemos
afirmar que tendrá que acentuarse si se confirma una nueva recesión.
Por eso, si
miramos a nuestro alrededor nos daremos cuenta de que el capital tiene una
necesidad imperiosa de aumentar las áreas de obtención de plusvalor. De esta
manera, Uber y Cabify no pretenden crear puestos de trabajo; su intención última es sustituir puestos de
trabajo en los que el trabajador es propietario de sus medios de producción por
otros en los que un asalariado trabaja para ellos. De igual forma, el
capital comercial hace uso a partes iguales de las posibilidades de las nuevas
tecnologías y del alto nivel de paro para reemplazar al comercio fijo
tradicional por un entramado de logística-transporte-reparto, que convierte a
una gran masa de trabajadores descualificados en meros apéndices de una
pantalla de seis pulgadas. De igual forma, en la Administración Pública los
procesos de amortización de plazas y de expulsión de interinos no persiguen
solo la reducción del gasto público. El objetivo a medio plazo es que todo
aquel gasto que sea inevitable se preste desde empresas privadas que firmen
contratos con la Administración. Tampoco es nada que deba sorprendernos, hay
una larga historia de guarderías privadas, colegios concertados, masters
privados, hospitales de gestión público-privada, UTEs de recogida de basuras,
polideportivos y centros culturales en manos de empresas de animación
socio-cultural, etc. Si atendemos al perfil del trabajador y no al sector de
actividad, está invasión ya se ha extendido dentro de las ramas que aún son de
gestión pública entre todo el personal “auxiliar”: mantenimiento, chóferes,
informáticos, etc.
De igual
forma, en los sectores donde el capital ya está completamente asentado, la
tónica es la de una inexorable intensificación de la explotación. La evolución
de la legislación laboral llevada a cabo durante décadas por los sucesivos
gobiernos de socialistas y populares se ha encargado de eliminar cualquier
posible freno a este incremento. En realidad, el
Estado al completo está al servicio de esta lógica. Si el Poder Legislativo no
ha sido lo bastante claro al redactar una ley, el Poder Judicial está ahí para
aclarar los términos. No hace falta despedir a una embarazada, basta con decir
a la subcontrata a la que pertenece que su trabajo ya no es necesario. El
trabajador enfermo puede ser despedido si no demuestra que su enfermedad
constituye una minusvalía. Los contratos de trabajo son papel mojado: “¿firmas
la aceptación de estos cambios sustanciales?” “Por supuesto tienes derecho a
negarte e irte al paro con despido improcedente”. Los ERTEs hacen recaer
directamente sobre los trabajadores el coste de cualquier bache estacional o de
mala gestión que atraviese la empresa. Si esto no basta, los despidos por
causas objetivas o los EREs arrasan con todo aquel que la empresa quiera
quitarse de en medio. Para nuevas contrataciones, ¿qué tal un becario que
trabaje casi gratis? En realidad debería pagar por que le estemos permitiendo
formarse. Si el trabajador tiene que hacer guardias, desplazamientos o
actividades discontinuas, se le paga por las horas en las que presta la
actividad que le interesa al empresario; el tiempo intermedio, aunque sea de
disponibilidad, no tiene que ser remunerado. Podríamos seguir.
Como hemos
visto en la sección primera, estas tendencias y contratendencias están
ocurriendo a nivel internacional. Nuestra especificidad es vivirlo desde un
país de baja productividad inserto en un mercado global en crisis. Ello da
forma a la reacción del capital local y de las instituciones que lo amparan, pero
no invalida ninguna de las reglas básicas que éstos deben seguir. No hay una
explicación basada en la maldad o incapacidad congénita de políticos o
empresarios, ni en que intenten ayudar a sus amigos, ni en que sean corruptos
-por mucho que haya numerosos ejemplos al respecto-. Como ya expusimos
sucintamente en la introducción, en este extenso artículo defendemos que todo
esto ocurre porque el capital sigue unas reglas -tiene una lógica interna- que
escapa a la voluntad de los propios actores, incluso aunque ostenten puestos de
gobierno. Es más, ostentar puestos de gobierno en el Estado burgués requiere
del convencimiento sobre la necesidad de remar a favor de estas reglas, pues el
Estado burgués no es más que su garante de última instancia.
El PSOE se
postula al poder con un expediente impoluto para ejercer el puesto. Por su
parte, la generación de Unidos Podemos
quiere hacer valer las credenciales de haber extirpado el concepto de lucha de
clases de la izquierda española. Tampoco es que hayan encontrado mucha
resistencia: lo han hecho sobre las ruinas de un Partido Comunista que había dejado de creer en el comunismo ya
antes de ser legalizado. A estas alturas, esta “nueva” generación ya no
espera que se les premie con un sorpasso ni nada parecido; les basta con seguir
ganando para pagar el chalet en la carretera de La Coruña y obtener un
puestecito en el que demostrar lo sobradamente preparados que están. Algunos de
ellos, como Errejón, se trasladan con sus significantes vacíos, su peronismo y
sus proyectos políticos ciudadanistas y transversales a orbitar en una espiral
que tarde o temprano desembocará en el PSOE o algo parecido.
Tanto los
unos como los otros aceptan las reglas capitalistas, pero afirman que en un
momento dado ellos pueden actuar para cambiar sus consecuencias. El PSOE es el
más pragmático, y se limita a dar a entender que es en el crecimiento
capitalista continuo donde los trabajadores pueden encontrar las mejoras que
desean. El crecimiento es, pues, un interés compartido de empresarios y trabajadores.
Ellos deben estar ahí solo para evitar que se haga trampa en el reparto. Los
podemitas, abandonado el análisis de clase pero intentando capitalizar el
hartazgo de los que llevan décadas esperando el reparto que nunca llega, no
dejan de recopilar aquí y allá teorías novedosas que, según ellos, se pueden
injertar en el capitalismo para hacerlo funcionar de acuerdo a los intereses de
toda la sociedad. No dejan de representar el papel de los utopistas del siglo
XIX, lo que a estas alturas no se puede considerar más que la historia repetida
como farsa.
Desafortunadamente,
a la izquierda de ellos el panorama no es mucho mejor. Ni los expulsados del
PCE que se han reagrupado en organizaciones, publicaciones o plataformas
diversas, ni las organizaciones o partidos supuestamente revolucionarios han
sabido revitalizar su discurso tras la deriva anquilosante a la que fue
arrastrado por el siglo XX. Olvidada la frescura y la capacidad analítica del
marxismo, sus discursos son cansinas invocaciones al imperialismo
norteamericano, a los monopolios y a las supuestas intenciones anexionista de
Alemania a través de la UE. La desconexión con la clase trabajadora en la que
deberían estar integrados es absoluta; los conceptos marxistas se cruzan con el
ciudadanismo de clase media. La explotación es la que se sufre en Bangladesh o,
como mucho, en los ramos locales más precarizados; todo lo demás son salarios
no dignos. La derecha liberal catalana se convierte en una derecha más europea
que parece compartir intereses comunes con sus trabajadores; no es una lucha de
capitales por un reparto del exiguo pastel. La paridad en los consejos de
administración es una reivindicación desde el hermanamiento entre mujeres; el
que esos consejos de administración hayan transformado durante cuatro décadas
el grueso de la plantilla en temporales y subcontratados, que pueden ser no
renovados con impunidad en caso de embarazo, eso se considera un hecho
desconectado. Carentes de una explicación, de una base propia, su reacción es
siempre tomar el camino contestatario que les ha dejado preparado el sistema,
en lugar de denunciar que son falsos los dos caminos.
Es hora de
terminar este largo texto sin perderse en más digresiones. Creemos cumplidos
los objetivos que nos marcamos en los primeros párrafos: a) el análisis que
efectuamos el año pasado se ha visto confirmado en lo esencial; b) hemos
intentado explicar las tendencias más relevantes aparecidas en estos doce meses
de forma coherente con nuestras tesis principales; y c) no vemos ningún motivo
para cambiar nuestro análisis a corto y medio plazo.
El
capitalismo es un camino de momentáneas subidas e inevitables crisis. Dado que
se basa en la obtención de beneficios mediante la explotación del trabajo
asalariado, las primeras llegarán a los trabajadores en la medida que no
entorpezcan el crecimiento; las segundas conducirán inevitablemente al aumento
de la explotación. El Estado burgués y las instituciones internacionales no son
más que el marco que garantizan este orden. Su cohesión puede verse más o menos
afectada por los conflictos entre capitalistas, pero nunca hasta el punto de
que pierdan de vista que su confrontación principal es con el trabajo
asalariado. Los trabajadores hemos perdido de vista ese principio,
principalmente porque las organizaciones de que nos habíamos dotado se han
plegado a la lógica del capital. Es el momento -ya lo fue el año pasado y lo
seguirá siendo el siguiente- de que recuperemos la comprensión de quién es el
adversario y nos planteemos la necesidad de organizarnos como el nuevo primer
paso hacia la única solución: el socialismo.
Autor: duval
Fuentes
de datos y enlaces de interés (para las tres partes)
Banco de
España; 2018; Boletines económicos 3 y 4/2018.
Boletín
Económico 3/2018 - Banco de España y
Boletín
Económico 4/2018 - Banco de España
2018
https://www.bde.es/bde/es/secciones/informes/boletines/Boletin_economic/index2018.html
https://www.bde.es/bde/es/secciones/informes/boletines/Boletin_economic/
·
eldiario.es; 15/12/2018; Tres años de presupuestos participativos de Carmena:
desencanto y frustración en colectivos vecinales.
·
eleconomista.es; 13/9/2018; La deuda de Telefónica ya es un 25% mayor de lo que vale en
bolsa; Carlos Jaramillo.
· El País; 1/1/2019; El Ibex 35 termina 2018 con una caída anual de casi el 15%,
la mayor desde 2010; Cristina Delgado.
· Espacio de Encuentro Comunista; 9/5/2018; El Gobierno busca despedir de la
Administración entre 700.000 y 900.000 temporales interinos.; encuentrocomunista.org
· Duval;
5/2/2018; Contexto económico y social 2018; Crónica de clase
· Expansión;
5/2/2019; La CNMC quiere controlar la deuda y el dividendo de las energéticas
· Funcas;
2018; Innovación y competitividad: desafíos para la industria
española.
· Haldane, Andrew G.; 2018; The UK’s productivity
problem: hub no spokes; Bank of England.
· Instituto Nacional de
Estadística;
2006-2018; Encuesta de Población Activa.
· Marx,
Karl; 1877; Carta al director de “Otiechéstvennie Zapiski”; Marx desde cero
· Marx, Karl
y Engels, Friedrich; 1848; Manifiesto del Partido Comunista.
Menéndez,
Ávaro y Munido, Maristela, Banco de España
Boletín
económico 4/2018
Resultados
de las empresas no financieras en 2017 y hasta el tercer trimestre de 2018
Resultados de las empresas no financieras en 2017 y hasta e
Menéndez,
Ávaro y Munido, Maristela
Banco de
España
Boletín
económico 4/2019
Resultados
de las empresas no financieras en 2018 y hasta el tercer trimestre de 2019
https://repositorio.bde.es/bitstream/123456789/10114/1/be1904-art36.pdf
·
Organización Internacional del Trabajo (OIT); 2018; Global Wage Report
2018/2019.
· Roberts, Michael; 2018; Imperialism, globalization
and the profitability of capital; https://rupturemagazine.org/2018/01/25/imperialism-globalization-and-the-profitability-of-capital/
Para
comentarios de fondo y de actualidad sobre economía marxista:
Blog de
Michael Roberts (El blog es en inglés. Es frecuente encontrar traducciones de
sus artículos en diferentes webs en castellano):
https://thenextrecession.wordpress.com/
Blog de
Rolando Astarita:
https://cronicadeclase.wordpress.com/2019/03/06/contexto-economico-y-social-2019-parte-3/
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