domingo, 1 de julio de 2012

El terror estalinista en Barcelona (1938). Los informes de “Pedro”. El PSUC. [Capítulo 2]

El terror estalinista en Barcelona (1938). Los informes de “Pedro”. El PSUC. [Capítulo 2]
El trosquismo no era una definición política, sino un estereotipo para perseguir toda discrepancia. Gerö hizo una política SELECTIVA ante el anarquismo: represión de críticos e integración de burócratas
Agustín Guillamón | Para Kaos en la Red | 9-2-2010 a las 9:27 | 2628 lecturas
2.- Los informes de "Pedro".
                      El Comintern en 1936 tenía una estructura de carácter piramidal. El delegado de la IC en España, como en cualquier otro país, tenía la misión de informar a Moscú, así como la de controlar que el partido nacional aplicara correctamente las consignas y órdenes dadas por el Partido-Estado moscovita. La inmensa autoridad del consejero de la IC hacía del delegado del Comintern un tutor del partido, que en el caso del argentino Codovila, que desempeñó tal función desde 1932, se convirtió en una suplantación personal de la dirección política del PCE, que desagradó a la nueva línea propugnada por Moscú desde el VII Congreso de la IC, que insistía en la necesaria independencia y plena responsabilidad de las direcciones nacionales de los PC.
                      Sin embargo, en la cumbre de la pirámide, controlándolo absolutamente todo, estaba Stalin y el PCUS. Como responsables del Comintern estaban Dimitrov y Manuilsky, que eran los receptores de los informes de los delegados de la IC en España, que tomaban frecuentemente una forma epistolar, encabezada por la expresión "mis queridos amigos". El megalómano seudónimo de Dimitrov era "Dios", el de Manuilsky era "Mayor".
                      Los delegados de la IC, a su vez, monopolizaban la recepción de las consignas dadas por Moscú, y eran responsables de su correcta aplicación en el PCE y el PSUC. Cuando la información recibida se consideraba errónea, o insuficiente, el Comintern no dudaba en hacer viajar a los dirigentes de esos partidos a Moscú, para hacerles preguntas y adoctrinarlos directamente.
                      Los vicios del sistema burocrático-militar implantado en el Comintern eran evidentes. Los delegados fabricaban el tipo de información que Moscú esperaba recibir o que reforzaba la labor y prestigio del delegado informante. Los fracasos siempre se debían a las deficiencias de la dirección española, a los trosquistas, a fallos organizativos, a la incorrecta aplicación de las consignas de Moscú, etcétera, pero sus análisis políticos nunca cuestionaban ni a Moscú, ni a los métodos burocráticos que anteponían las consignas sobre la realidad, ni por supuesto al autoritarismo del propio delegado de la IC. La obediencia ciega a los "consejos" de los delegados de la IC era una constante inevitable en la dirección del PCE y del PSUC, sin más alternativa que la expulsión. En estas condiciones el debate político en las reuniones del Buró Político español, o catalán, no podían ser más que la asimilación de las consignas y órdenes recibidas.
                      Comentaremos cinco cartas/informes de "Pedro", las utilizadas en este trabajo ([1]): La primera es una carta-informe de "Pedro" a "Mis queridos amigos", redactada el 20-8-1936, acompañada de una nota de Manuilsky a Molotov, que demuestra que bajo el aspecto epistolar encabezado por la amistosa fórmula, los delegados de la IC sabían que sus informes podían ser leídos por los máximos dirigentes soviéticos. Gerö había hecho un viaje de París a Barcelona, donde llegó a finales de julio de 1936, y tras pasar diez días en España regresó a París, para probablemente viajar a Moscú a finales de agosto e informar directamente a Manuilsky.
                      Sus informes son mucho más realistas que los de Codovila, ya que alerta sobre la fuerza de los franquistas, la debilidad y divisiones existentes en el bando gubernamental, subrayando la inexistencia de un plan de acción militar, así como del previsible carácter prolongado de la guerra.
                      La segunda carta de "Pedro" a Dimitri Manuilsky está fechada en Barcelona, el 27 de octubre de 1936. Es un intento de capear la bronca de Moscú por haber permitido la entrada de Nin en el gobierno de la Generalidad, echando la culpa a los dirigentes del PSUC. El pacto a que se hace referencia en la carta es el que se ha establecido con los anarquistas para aislar al Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM). Varios párrafos de la carta señalan, ya, que se comprenden y acatan las "órdenes" recibidas de Moscú para "desenmascarar a esos bandidos" del POUM.
                      El tercer informe es una carta fechada el 22 de mayo de 1937. "Pedro" efectúa un análisis preciso, breve y detallado, que demuestra en todo momento que está en posesión de unas excelentes fuentes de información. La tesis sustentada por Gerö señala la superioridad de la táctica estalinista, basada en dar prioridad absoluta a la guerra, defendiendo la necesidad de implantar un gobierno fuerte; sobre la anarquista, utópica y poco decidida, favorable a la revolución, que no hace sino debilitar al gobierno. Según él, las Jornadas de Barcelona a principios de Mayo de 1937, han sido un golpe preparado de antemano por los anarquistas, esperado y anunciado por "Pedro" a los camaradas del PCE en Valencia. Sin embargo, "Pedro" hace una distinción muy marcada dentro del movimiento anarquista entre "los elementos más irresponsables de la CNT, la FAI y las Juventudes Libertarias" y la burocracia de los Comités superiores de la CNT y la FAI (Federica Montseny, Juan García Oliver, etcétera) que no eran partidarios del golpe "para no perder la dirección de sus organizaciones". Identifica con enorme precisión a esos "elementos irresponsables" en los Comités de Defensa, muy concretamente en el Comité de Defensa del Centro, que según él reúne 52 grupos anarquistas, y en la Agrupación de Los Amigos de Durruti ([2]). Pese a las exageraciones sobre el número de hombres y el armamento a su disposición, así como la influencia trosquista, "Pedro" señala con gran habilidad y sensibilidad política dónde radica la auténtica peligrosidad de los trosquistas ([3]) y de Los Amigos de Durruti: en la plataforma política que presentaron a la insurrección de mayo del 37, es decir, en los objetivos revolucionarios que intentaron dar a los insurrectos.
                      "Pedro" señala las causas del fracaso de los insurrectos de las Jornadas de Mayo en el esfuerzo realizado por los dirigentes anarquistas "en el aparato de guerra" para evitar que bajaran a Barcelona tropas del Frente de Aragón; y en la división que se produjo entre los dirigentes anarquistas, partidarios o contrarios a la insurrección.
                      Tras el análisis de lo sucedido, Gerö avanzaba y planificaba el plan de represión del movimiento revolucionario, y sobre todo del POUM, que llevaría a cabo el gobierno Negrín, formado el 17 de mayo. Gerö, que probablemente conocía ya los planes de Orlov, estaba elaborando la justificación política de esa represión anunciada: "el papel de agentes del fascismo jugado por los trosquistas". "Pedro" adelantaba ya, en mayo de 1937, la táctica y el programa político que iban a aplicar los estalinistas en los próximos meses: "unidad de acción con la CNT"; eliminación de los anarquistas del aparato militar (sobre todo en el Frente de Aragón) y mayor participación de Cataluña en el esfuerzo de guerra. Estos tres puntos se resumían en la militarización del trabajo y la represión de los disidentes, con el objetivo único de ganar la guerra. Para Gerö no existía contradicción alguna en proponer "un frente único con la CNT" del PSUC y la UGT, al mismo tiempo que se planteaba desplazar a los anarquistas del aparato militar. Gerö planteaba una política SELECTIVA frente al movimiento anarquista: represión del sector crítico (Amigos de Durruti, Juventudes Libertarias, comités pro-presos ([4]), algunos grupos ácratas revolucionarios), e integración en el aparato de Estado de la burocracia dirigente ([5]). La carta termina con el firme propósito de fortalecer el nuevo gobierno de Negrín y conseguir la participación directa del PSUC en el gobierno de la Generalidad, que se conseguiría el 29 de junio.
                      En la cuarta carta, fechada en Barcelona, el 30 de agosto de 1937, "Pedro" hace unos brillantes análisis de política económica y de los frentes militares, en los que hace gala de sus conocimientos económicos y de táctica militar. Pero lo más importante es su insistencia en la necesidad de un gobierno fuerte de unidad antifascista, capaz de ganar la guerra al fascismo, en el que considera imprescindible la participación de los anarquistas. Propugna la entrada de la CNT en el gobierno de la República y de la Generalidad, pese a la resistencia que ello pueda encontrar en militantes de base, o incluso entre dirigentes del PCE o del PSUC, que todavía recuerdan las Jornadas de Mayo. De nuevo nos encontramos ante la táctica SELECTIVA del delegado de la IC en Cataluña: integración de la burocracia cenetista y faista en el aparato de Estado, precisamente en el mismo momento en que el movimiento anarquista de base está sufriendo una masiva y brutal represión: disolución de las colectividades campesinas en Aragón, incautación y asalto de locales sindicales, que en septiembre de 1937 culminaría en la toma militar del edifico de Los Escolapios (sede del Comité de Defensa del Centro y del Sindicato del Transporte), arbitraria actuación de los Tribunales Especiales, omnipotencia e impunidad del SIM, etcétera.
                      La última carta está fechada en enero de 1938. Es un informe sobre el Pleno del CC del PSUC reunido los días 8 y 9 de enero de 1938, en el que se destaca el problema del separatismo de Cataluña y el conflicto existente entre el PCE y el PSUC, surgido desde el traslado del gobierno de la República de Valencia a Barcelona en noviembre de 1937. "Pedro" no habla del problema creado por la invasión de los millares de burócratas y fuerzas de seguridad, ni de su prepotencia en la incautación de edificios, sin contar siquiera con el aviso a las autoridades de la Generalidad, así como sus exigencias de unos privilegios extravagantes en tiempo de guerra respecto a una población que conoce toda clase de privaciones, que crean un clima de animadversión y de malestar generalizados. Por el contrario, en el conflicto entre el PCE y el PSUC, Gerö aboga por éste último con un duro ataque al desinterés demostrado por "La Pasionaria" en tomar la palabra en Barcelona, y por la falta de esfuerzos en general del PCE por ayudar al PSUC. En el fondo late también cierta rivalidad con Togliatti, tutor del PCE ([6]). La carta termina con una firme recomendación a los dirigentes soviéticos de que escuchen atentamente y valoren las palabras y el talento de Joan Comorera, secretario del PSUC, que en aquellas fechas está viajando a Moscú.
                      Los tres documentos siguientes, utilizados en este trabajo, que merecen ser comentados, son expedientes burocráticos sobre Pedro, interesantes por las aportaciones de carácter biográfico sobre el personaje. Se trata de la solicitud del permiso de residencia de Gerö en la URSS, no fechado; del Certificado de llegada de Gerö a la URSS, fechado el 14-9-1938, y del curriculum vitae redactado por Guliaev, encargado de la Sección de Cuadros del Comité Central de la Internacional Comunista, para que Ernst Gerö pueda obtener el carné de militante del PCUS, y los privilegios sociales y económicos que ello supone.
                      El último documento es un amplio extracto del informe de André Marty sobre el PCE, fechado en octubre de 1936, que cita repetidamente al PSUC y a Gerö.
 
3.- El PSUC.
                      El Partit Socialista Unificat de Catalunya era un partido excepcional en la Tercera Internacional. Excepcionalidad que respondía a dos razones: en primer lugar era un partido resultado de la fusión entre socialistas y comunistas, tal y como preveía el VII Congreso del Comintern, aunque éste calificó la unificación catalana de prematura ([7]), porque consideraba la fusión como una absorción por los comunistas del ala izquierda escindida del socialismo ([8]), por lo que siempre calificó al PSUC como una fusión temprana y atípica, en la que los socialistas tenían demasiado peso ([9]), e incluso en la que había elementos con mentalidad catalanista, anarquista o trosquista procedentes de ERC, la CNT y el POUM. En segundo lugar el PSUC, dado su ámbito catalán, rompía el dogma estalinista de "un Estado, un partido". El carácter nacionalista (catalanista) del PSUC fue tolerado por el Comintern, y fomentado por "Pedro" y Comorera en tanto el gobierno de la Generalidad gozó, desde julio de 1936 hasta mayo de 1937, de una independencia "de facto" respecto al gobierno central de la República, que se hizo muy problemática con el traslado de éste a Barcelona, y con él, de la plana mayor del PCE, en noviembre de 1937.
                      Todas las disputas y discrepancias de "Pedro" con el resto de delegados de la IC radican en la distinta valoración, positiva o negativa, que definían el carácter excepcional del PSUC en el Comintern: partido unificado y nacionalista.
                      El viaje de Comorera a Moscú, de enero a marzo de 1938, tuvo la virtud de mantener la independencia del PSUC respecto al PCE hasta el final de la guerra, y de evitar al menos formalmente su conversión en la filial catalana del PCE.
                      El carácter objetivamente contrarrevolucionario del PSUC fue aún mucho más claro y decisivo que el del PCE. En primer lugar el PSUC no participó en la derrota del fascismo en las luchas revolucionarias del 19 al 21 de julio de 1936. No sólo porque no existía, ya que fue fundado por la fusión de cuatro pequeñas agrupaciones socialistas y comunistas el 24 de julio de 1936 ([10]), sino porque ninguna de esas cuatro agrupaciones intervino decididamente en la lucha contra el fascismo, manteniéndose prudentemente en un oportunista segundo plano.
                      En segundo lugar porque en una situación revolucionaria, tras la victoria armada de la insurrección obrera contra el fascismo y la burguesía, en la que la clase obrera procedía a la expropiación de las fábricas y de la propiedad rural, el PSUC defendía un programa de defensa de la democracia burguesa, así como de la propiedad privada y de hegemonía política de la pequeña burguesía. En la situación revolucionaria existente en Cataluña, en julio de 1936, la defensa de la democracia burguesa y de la preponderancia política de la pequeña burguesía suponía ya, por sí misma, y objetivamente, sostener un programa contrarrevolucionario, en un momento en el que los comités eran los potenciales órganos de poder de la clase obrera.
                      Pasados los tres primeros meses ese partido unificado de socialistas y comunistas, sospechoso para el Comintern de abrigar simpatías trosquistas, ya que había permitido la entrada de Nin (y el POUM) en el gobierno de la Generalidad, y aún no consolidado por el origen socialista, cenetista e incluso poumista de muchos de sus militantes, inició una labor de persecución del "trosquismo" (es decir, de cualquier disidencia) y de frente único con los comités superiores de la CNT.
                      El trosquismo no era para los estalinistas una definición política, sino un estereotipo con el que se acusaba, perseguía y liquidaba cualquier discrepancia política con el programa contrarrevolucionario estalinista de defensa de la democracia burguesa, hegemonía de la pequeña burguesía y consolidación de un Estado fuerte de unidad antifascista, dirigido, claro está, por los propios estalinistas. Para éstos eran, pues, "trosquistas", o simpatizantes influidos por el "trosquismo", el POUM, Los Amigos de Durruti, las Juventudes Libertarias de Cataluña, los socialistas de izquierda, los trabajadores anarcosindicalistas, etcétera. El frente único con la CNT se entiende como una integración de la burocracia cenetista en el aparato de Estado republicano, que facilite la militarización de la clase obrera, bajo el lema de la unidad ([11]) CNT-UGT.
                      El PSUC se convirtió, en el verano de 1936, en el refugio de la pequeña burguesía, derechistas y arribistas de todo tipo que buscaban la protección que daba la posesión de un carné de partido. A partir de octubre de 1936 su acelerado crecimiento numérico se debió a un programa político que transformó la inicial colaboración de clases en el CCMA, y la ideología de unidad antifascista, en una ideología burguesa de unidad nacional, gobierno fuerte y control riguroso del orden público. Después de mayo de 1937 convirtió la impotencia reformista contra la revolución de socialistas, catalanistas y la burocracia anarcosindicalista en un acabado programa contrarrevolucionario, que implantaba el terror policíaco contra toda disidencia u oposición, suprimía el menor vestigio de democracia obrera y, en nombre de una disciplina ciega para obtener la victoria en la guerra, fomentaba el aumento de la productividad de los trabajadores, mediante la militarización del trabajo y la vida cotidiana.
                      Si a esto añadimos el carácter piramidal y jerárquico de los partidos estalinistas nos será fácil comprender que Comorera dirigía el PSUC autoritariamente y de forma personal, sin contar con su Ejecutiva, despreciada y aterrorizada, aunque muy atenta a los "consejos" de "Pedro". Si recordamos que contemporáneamente, en Rusia, las purgas alcanzaban a los más destacados líderes bolcheviques, e incluso a los dirigentes y miembros de la NKVD, comprenderemos mejor la tenaz labor contrarrevolucionaria y policíaca de "Pedro" y el resto de delegados de la IC en España, en su lucha contra el "trosquismo", siguiendo al pie de la letra las consignas emanadas de Moscú.
                      El PSUC, por sus orígenes, por su programa, por el carácter pequeño burgués de la mayoría de su militancia, por su estructura organizativa, por necesidad de hacerse perdonar sus "pecados" trosquistas y nacionalistas, por su ciega y disciplinada obediencia a los delegados de la IC, por su activa colaboración de todo tipo con los agentes del SIM en la represión de las minorías revolucionarias, por su sumisión a las consignas moscovitas de lucha contra "el trosquismo", entendido como expeditiva y feroz liquidación de cualquier discrepancia política, por su entusiasta aceptación de la política de terrorismo de Estado aplicada por la NKVD contra el movimiento obrero, fue objetivamente el partido que dirigió la contrarrevolución en Cataluña.
Agustín Guillamón. Cuaderno número 33 de Balance.
 
Segundo capítulo de la serie “El terror estalinista en Barcelona (1938)”.
El primer capítulo se publicó en kaosenlared el 3.2.2010.
 


[1] Estas cartas-informes no las reproducimos aquí, por su excesiva extensión.
[2]Esta información es repetida casi textualmente en HERNÁNDEZ, Jesús: Negro y Rojo: Los anarquistas en la Revolución española. La España contemporánea, México D.F., 1946, p. 200.
[3]Gerö, como todos los estalinistas de la época, siempre califica de trosquistas a los poumistas, y no establece pues una diferencia entre el POUM y la Sección Bolchevique-Leninista de España (SBLE).
[4]La represión generalizada del movimiento obrero consiguió encarcelar a la mayoría de los revolucionarios; y de ahí que las publicaciones críticas fueran clandestinas o de los comités pro-presos.
[5]La burocracia cenetista se integró plenamente en ese frente único con los estalinistas, propugnado por Gerö, mediante el Pacto CNT-UGT, la entrada en los organismos del Frente Popular Antifascista, el ministro cenetista Segundo Blanco, y la aprobación de los decretos de militarización de la sociedad española de agosto de 1938. Posteriormente, a finales de octubre de 1938, estalló una disidencia interna, de tipo táctico, ético y formal, más que real, entre el Comité Nacional (CN) de la CNT (Horacio Martínez Prieto y Mariano Rodríguez Vázquez) y el Comité Peninsular (CP) de la FAI (“Abad de Santillán” y Germinal de Sousa). 
[6]Togliatti en Madrid había residido en el mismo domicilio que "La Pasionaria" y su joven amante Antón. "Pedro" sabía que criticar a "La Pasionaria" era atacar indirectamente a su valedor, Togliatti.
[7]Véase la opinión de André Marty sobre el PSUC: "Nuestro partido (el Partido Socialista Unificado de Cataluña - PSUC - adherido a la IC) no está soldado. Continúa siendo la suma de los cuatro partidos que lo han constituido. Desde el punto de vista comunista, a pesar de que su dirección esté en nuestras manos, no tiene una columna vertebral ideológica.". MARTY, André: "Notes sur le PCE".
[8]Como había sucedido con las Juventudes.
[9]Véase las frases de alarma de André Marty: "La dirección del Partido Socialista de Madrid (Partido Socialista Obrero de España) sigue trabajando en el PSUC y sucede a menudo que los grupos locales le escriben en lugar de escribir al CC del PCE. Por otra parte, Caballero se esfuerza en ganarse a la dirección. Hace quince días ha entregado en Madrid tres millones de pesetas a Comorera, secretario general del PSUC, a quien habíamos llamado para examinar la situación en Cataluña, de la que nos ha informado."; en MARTY, André: "Notes sur le PCE".
[10]Según Comorera el PSUC se fundó el 24-7-1936. Vid. "Informe de Joan Comorera sobre el PSUC (Moscú, 20-2-1938)".
[11]Unidad entendida como unidad de las burocracias de cada sindicato, nunca como unidad de la base, y mucho menos como creación de órganos unitarios (revolucionarios) del proletariado, que superen las viejas divisiones sindicales.


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