Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
La ONU admite que casi todos los 108 muertos en Houla
fueron asesinados a quemarropa por milicianos, no por soldados sirios.
La ONU, según Associated Press, ha declarado que “la
mayor parte de las 108 víctimas de una masacre en [Houla] Siria la semana
pasada fueron muertas a quemarropa, algunas mujeres, niños y familias completas
asesinadas en sus propias casas”. La ONU también declaró que milicianos, no
soldados sirios, fueron responsables de la masacre. El informe cita “relatos de
testigos” que afirman que los milicianos eran “matones pro gubernamentales
conocidos como shabiha,” mientras que el gobierno sirio ha afirmado que se
trataba de terroristas armados respaldados por el extranjero.
Esto contradice la narrativa original que EE.UU., el
Reino Unido, Francia y otros miembros de la OTAN utilizaron para acusar al
gobierno sirio por las atrocidades, e incluso como justificación para expulsar
diplomáticos sirios. Como declaró el ministro de Exteriores del Reino Unido,
Alistar Burt: (énfasis agregado) “Estamos horrorizados ante lo que parecen ser
informes verosímiles de que el régimen sirio ha sido responsable por las
muertes de 92 civiles en Houla, incluyendo 32 niños. El Jefe de Misión de la
ONU ha podido confirmar la cifra y también que fueron utilizadas granadas de
tanques de artillería. Si es así, se trata de un acto de puro salvajismo y lo
condenamos en los términos más enérgicos.”
....
Evidentemente Burt no leyó informes verosímiles, ni él
o su gobierno han hecho algún intento verosímil por retractar sus anteriores
acusaciones que ahora fueron confirmadas como invenciones. En su lugar, lo que
ha hecho Occidente, es deformar cada nueva evidencia real que emerge, mientras
el gobierno sirio y sus contrapartes rusas se esfuerzan por establecer
objetivamente lo que sucedió en Houla, Siria. Un ejemplo de esto proviene del
Guardian, que contradiciendo sus propios informes anteriores, comenzó a citar
relatos de “testigos” que según reconoció provenían de dirigentes de la
oposición siria y que aparentemente habían sido intencionalmente ajustados para
refutar la última evidencia presentada por Rusia al Consejo de Seguridad de la
ONU.
Por el momento, solo Rusia ha señalado que no existe
suficiente evidencia para culpar a uno u otro lado, e insiste en que “la culpa
debe ser determinada objetivamente”. Paradójicamente, Occidente, que justifica
sus intervenciones e instituciones mediante “el vigor del derecho
internacional”, parece querer juzgar, condenar y ejecutar al gobierno sirio lo
más rápidamente posible, aparentemente determinado a hacerlo antes que “la
culpa pueda ser determinada objetivamente”.
Cómo Wall Street y Londres fabrican tragedia para
conseguir la guerra y el cambio de régimen
Después de la masacre de Houla en Siria, y de la
evidencia que sacó a la luz que la narrativa de Occidente de que tropas sirias
“bombardearon hasta la muerte” a unas 100 personas es categóricamente falsa, la
gente se esfuerza por comprender qué pasó exactamente.
A medida que se acaba la oportunidad para que
Occidente explote el derramamiento de sangre en Houla, los medios occidentales
dan crecientemente marcha atrás, se retractan, y son atrapados en un fuego
cruzado de sus propias mentiras y propaganda. La BBC fue inicialmente atrapada
al utilizar fotos viejas de Iraq para su cobertura de Houla, mientras
periódicos y redes en general han tenido que ajustar enteramente sus narrativas
a medida que aparece cada nueva pieza de evidencia verificada.
Lo que se sabe es que tropas sirias se enfrentaron con
milicianos armados del “Ejército Libre Sirio” (ELS) dentro y alrededor de
Houla. Las tropas sirias, como lo han hecho durante todo el conflicto,
utilizaron artillería y tanques para atacar desde lejos posiciones rebeldes fuertemente
fortificadas. Durante o poco después de este enfrentamiento, milicianos
comenzaron a entrar a casas y a matar familias con cuchillos y fuego de armas
portátiles. El ELS y la oposición siria afirman que los milicianos provenían de
milicias pro gubernamentales, mientras el gobierno afirma que eran terroristas
de al Qaida respaldados desde el extranjero, de los que se sabe que operan en
todo el país. Lo que no eran, según todas las informaciones, eran tropas
sirias.
Un reciente “editorial” del Globe and Mail afirma que
la posición rusa de que fuerzas de la oposición estuvieran involucradas en la
matanza es “ridícula”. Sin embargo, esto está divorciado no solo de la
realidad, sino también de una comprensión total de la guerra moderna de 4ª
generación. De Venezuela a Tailandia, grupos opositores respaldados por
Occidente han provocado agitación y la han utilizado como cobertura para
liquidar a miembros de su propio movimiento, a fin de culpar al gobierno bajo
ataque y complicar cualquier conflicto dado hasta llegar a una masa crítica,
para que el gobierno en cuestión sea derrocado.
Un ejemplo histórico: Bangkok, Tailandia 2010
El ex primer ministro tailandés, respaldado por Wall
Street, Thaksin Shinawatra, estrecho asociado de la familia Bush con conexiones
que datan de antes, durante y después de su período en el gobierno, fue
derrocado en 2006 por fuerzas nacionalistas por abusos del poder. Thaksin había
trabajado como consejero del Grupo Carlyle, envió tropas para que ayudaran en
la invasión de Iraq por Bush, intentó implementar un acuerdo de libre comercio
con los 500 de Fortune de Wall Street sin aprobación parlamentaria, albergó
instalaciones de tortura de la CIA, y realizó una “guerra contra las drogas” en
la cual unos 2.500 tailandeses fueron ejecutados ilegalmente en las calles.
Posteriormente se determinó que en su mayoría no tenían nada que ver con el
narcotráfico.
Desde su derrocamiento en 2006, ha recibido apoyo de
una miríada de destacadas firmas de cabildeo estadounidenses, incluyendo a otros
miembros de Carlyle, James Baker y Baker Botts, el belicista del gobierno de
Bush, Robert Blackwill, de Barbour Griffith & Rogers, y el firmante del
neoconservador PNAC Kenneth Adelman de Edelman.
Con este respaldo, Thaksin ha dirigido una ofensiva
cada vez más violenta a fin de volver al poder mediante una revolución de color
“roja” constituida por una gran maquinaria política que opera en las provincias
nororientales de Tailandia y un culto a la personalidad llamado Frente Unido
por la Democracia contra la Dictadura (UDD).
En abril de 2010, Thaksin movilizó a miles de miembros
de UDD para paralizar la capital tailandesa, Bangkok, como represalia por la
confiscación judicial de miles de millones de sus activos ilegalmente
obtenidos. En la noche del 10 de abril de 2010, cuando tropas antidisturbios
actuaron para dispersar a los manifestantes, milicianos vestidos de negro
abrieron fuego contra los soldados tailandeses.
La página 62 del informe “Descent into Chaos” de Human
Rights Watch declaró:
“Cuando el ejército intentó entrar al campo, fueron
enfrentados por hombres bien armados que dispararon rifles de asalto M16 y
AK-47 contra los soldados, en particular en la intersección de Khok Wua con
Rajdamnoen Road. También dispararon granadas desde M79s y lanzaron granadas de
mano M67. Secuencias noticiosas y vídeos grabados por manifestantes y turistas
muestran a varios soldados que yacían inconscientes y sangrantes en el suelo,
así como hombres armados que operaban con un alto nivel de coordinación y
pericia militar.”
HRW, una organización por lo demás dudosa, solo
reconoció esto todo un año después de los eventos y solo en vista de evidencia
fotográfica y de vídeo irrefutable capturada y transmitida por periodistas
locales y extranjeros profesionales y aficionados. Anteriormente, los
patrocinadores occidentales de Thaksin y sus dirigentes de la oposición habían
tratado de culpar directamente a los militares tailandeses por todas las
muertes, incluida la muerte del cámara de Reuters Hiro Muramoto.
Sin embargo, el aspecto más escalofriante de la
violencia del 10 de abril de 2010 fue un incidente que tuvo que ver con el
asesinato premeditado de un manifestante pro Thaksin por los propios
mercenarios de Thaksin – grabado en cinta y ampliamente fotografiado, utilizado
luego desvergonzada e incansablemente como propaganda. El incidente tuvo lugar
el 10 de abril de 2010, la misma noche en la que fue muerto el cámara de
Reuters Hiro Muramoto, y da una idea inmensa sobre cómo la agitación respaldada
por Occidente aprovechará el caos creado por ella misma para luego asesinar
intencionalmente a manifestantes y tropas gubernamentales a fin de escalar las
tensiones y la violencia mientras debilita la legitimidad del gobierno bajo
ataque.
En un vídeo en YouTube, grabado por propagandistas de Thaksin, se puede ver a los manifestantes
enfrentando a soldados a la izquierda de la imagen, mientras otros
manifestantes se protegen contra el fuego intercambiado entre milicianos y
soldados. Al centro de la pantalla se ve a un hombre muy conspicuo que lleva
una gran bandera roja con su atención fija en hombres que lo orientan para que
se posicione. Se mueve paso a paso, casi como si posara para una foto con su
atención concentrada en los hombres que lo dirigen. Detrás, con su gorra puesta
hacia atrás, parece haber un observador que sigue los movimientos del
abanderado y que hace una serie de señales con sus manos a los hombres a la
izquierda que lo dirigen.
Fuente en castellano: Houla Siria narrativa de Occidente Grumbles expulsa a
diplomáticos sirios todos modos.
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