miércoles, 28 de agosto de 2013

Atrocidades cometidas ha pedido. La narrativa occidental sobre Houla se derrumba pero expulsan a diplomáticos sirios




01-06-2012  Tony Cartalucci  Information Clearing House

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

 

La ONU admite que casi todos los 108 muertos en Houla fueron asesinados a quemarropa por milicianos, no por soldados sirios.

La ONU, según Associated Press, ha declarado que “la mayor parte de las 108 víctimas de una masacre en [Houla] Siria la semana pasada fueron muertas a quemarropa, algunas mujeres, niños y familias completas asesinadas en sus propias casas”. La ONU también declaró que milicianos, no soldados sirios, fueron responsables de la masacre. El informe cita “relatos de testigos” que afirman que los milicianos eran “matones pro gubernamentales conocidos como shabiha,” mientras que el gobierno sirio ha afirmado que se trataba de terroristas armados respaldados por el extranjero.

Esto contradice la narrativa original que EE.UU., el Reino Unido, Francia y otros miembros de la OTAN utilizaron para acusar al gobierno sirio por las atrocidades, e incluso como justificación para expulsar diplomáticos sirios. Como declaró el ministro de Exteriores del Reino Unido, Alistar Burt: (énfasis agregado) “Estamos horrorizados ante lo que parecen ser informes verosímiles de que el régimen sirio ha sido responsable por las muertes de 92 civiles en Houla, incluyendo 32 niños. El Jefe de Misión de la ONU ha podido confirmar la cifra y también que fueron utilizadas granadas de tanques de artillería. Si es así, se trata de un acto de puro salvajismo y lo condenamos en los términos más enérgicos.”

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Evidentemente Burt no leyó informes verosímiles, ni él o su gobierno han hecho algún intento verosímil por retractar sus anteriores acusaciones que ahora fueron confirmadas como invenciones. En su lugar, lo que ha hecho Occidente, es deformar cada nueva evidencia real que emerge, mientras el gobierno sirio y sus contrapartes rusas se esfuerzan por establecer objetivamente lo que sucedió en Houla, Siria. Un ejemplo de esto proviene del Guardian, que contradiciendo sus propios informes anteriores, comenzó a citar relatos de “testigos” que según reconoció provenían de dirigentes de la oposición siria y que aparentemente habían sido intencionalmente ajustados para refutar la última evidencia presentada por Rusia al Consejo de Seguridad de la ONU.

Por el momento, solo Rusia ha señalado que no existe suficiente evidencia para culpar a uno u otro lado, e insiste en que “la culpa debe ser determinada objetivamente”. Paradójicamente, Occidente, que justifica sus intervenciones e instituciones mediante “el vigor del derecho internacional”, parece querer juzgar, condenar y ejecutar al gobierno sirio lo más rápidamente posible, aparentemente determinado a hacerlo antes que “la culpa pueda ser determinada objetivamente”.

Cómo Wall Street y Londres fabrican tragedia para conseguir la guerra y el cambio de régimen

Después de la masacre de Houla en Siria, y de la evidencia que sacó a la luz que la narrativa de Occidente de que tropas sirias “bombardearon hasta la muerte” a unas 100 personas es categóricamente falsa, la gente se esfuerza por comprender qué pasó exactamente.

A medida que se acaba la oportunidad para que Occidente explote el derramamiento de sangre en Houla, los medios occidentales dan crecientemente marcha atrás, se retractan, y son atrapados en un fuego cruzado de sus propias mentiras y propaganda. La BBC fue inicialmente atrapada al utilizar fotos viejas de Iraq para su cobertura de Houla, mientras periódicos y redes en general han tenido que ajustar enteramente sus narrativas a medida que aparece cada nueva pieza de evidencia verificada.

Lo que se sabe es que tropas sirias se enfrentaron con milicianos armados del “Ejército Libre Sirio” (ELS) dentro y alrededor de Houla. Las tropas sirias, como lo han hecho durante todo el conflicto, utilizaron artillería y tanques para atacar desde lejos posiciones rebeldes fuertemente fortificadas. Durante o poco después de este enfrentamiento, milicianos comenzaron a entrar a casas y a matar familias con cuchillos y fuego de armas portátiles. El ELS y la oposición siria afirman que los milicianos provenían de milicias pro gubernamentales, mientras el gobierno afirma que eran terroristas de al Qaida respaldados desde el extranjero, de los que se sabe que operan en todo el país. Lo que no eran, según todas las informaciones, eran tropas sirias.

Un reciente “editorial” del Globe and Mail afirma que la posición rusa de que fuerzas de la oposición estuvieran involucradas en la matanza es “ridícula”. Sin embargo, esto está divorciado no solo de la realidad, sino también de una comprensión total de la guerra moderna de 4ª generación. De Venezuela a Tailandia, grupos opositores respaldados por Occidente han provocado agitación y la han utilizado como cobertura para liquidar a miembros de su propio movimiento, a fin de culpar al gobierno bajo ataque y complicar cualquier conflicto dado hasta llegar a una masa crítica, para que el gobierno en cuestión sea derrocado.

Un ejemplo histórico: Bangkok, Tailandia 2010

El ex primer ministro tailandés, respaldado por Wall Street, Thaksin Shinawatra, estrecho asociado de la familia Bush con conexiones que datan de antes, durante y después de su período en el gobierno, fue derrocado en 2006 por fuerzas nacionalistas por abusos del poder. Thaksin había trabajado como consejero del Grupo Carlyle, envió tropas para que ayudaran en la invasión de Iraq por Bush, intentó implementar un acuerdo de libre comercio con los 500 de Fortune de Wall Street sin aprobación parlamentaria, albergó instalaciones de tortura de la CIA, y realizó una “guerra contra las drogas” en la cual unos 2.500 tailandeses fueron ejecutados ilegalmente en las calles. Posteriormente se determinó que en su mayoría no tenían nada que ver con el narcotráfico.

Desde su derrocamiento en 2006, ha recibido apoyo de una miríada de destacadas firmas de cabildeo estadounidenses, incluyendo a otros miembros de Carlyle, James Baker y Baker Botts, el belicista del gobierno de Bush, Robert Blackwill, de Barbour Griffith & Rogers, y el firmante del neoconservador PNAC Kenneth Adelman de Edelman.

Con este respaldo, Thaksin ha dirigido una ofensiva cada vez más violenta a fin de volver al poder mediante una revolución de color “roja” constituida por una gran maquinaria política que opera en las provincias nororientales de Tailandia y un culto a la personalidad llamado Frente Unido por la Democracia contra la Dictadura (UDD).

En abril de 2010, Thaksin movilizó a miles de miembros de UDD para paralizar la capital tailandesa, Bangkok, como represalia por la confiscación judicial de miles de millones de sus activos ilegalmente obtenidos. En la noche del 10 de abril de 2010, cuando tropas antidisturbios actuaron para dispersar a los manifestantes, milicianos vestidos de negro abrieron fuego contra los soldados tailandeses.

La página 62 del informe “Descent into Chaos” de Human Rights Watch declaró:

“Cuando el ejército intentó entrar al campo, fueron enfrentados por hombres bien armados que dispararon rifles de asalto M16 y AK-47 contra los soldados, en particular en la intersección de Khok Wua con Rajdamnoen Road. También dispararon granadas desde M79s y lanzaron granadas de mano M67. Secuencias noticiosas y vídeos grabados por manifestantes y turistas muestran a varios soldados que yacían inconscientes y sangrantes en el suelo, así como hombres armados que operaban con un alto nivel de coordinación y pericia militar.”

HRW, una organización por lo demás dudosa, solo reconoció esto todo un año después de los eventos y solo en vista de evidencia fotográfica y de vídeo irrefutable capturada y transmitida por periodistas locales y extranjeros profesionales y aficionados. Anteriormente, los patrocinadores occidentales de Thaksin y sus dirigentes de la oposición habían tratado de culpar directamente a los militares tailandeses por todas las muertes, incluida la muerte del cámara de Reuters Hiro Muramoto.

Sin embargo, el aspecto más escalofriante de la violencia del 10 de abril de 2010 fue un incidente que tuvo que ver con el asesinato premeditado de un manifestante pro Thaksin por los propios mercenarios de Thaksin – grabado en cinta y ampliamente fotografiado, utilizado luego desvergonzada e incansablemente como propaganda. El incidente tuvo lugar el 10 de abril de 2010, la misma noche en la que fue muerto el cámara de Reuters Hiro Muramoto, y da una idea inmensa sobre cómo la agitación respaldada por Occidente aprovechará el caos creado por ella misma para luego asesinar intencionalmente a manifestantes y tropas gubernamentales a fin de escalar las tensiones y la violencia mientras debilita la legitimidad del gobierno bajo ataque.

En un vídeo en YouTube, grabado por propagandistas de Thaksin, se puede ver a los manifestantes enfrentando a soldados a la izquierda de la imagen, mientras otros manifestantes se protegen contra el fuego intercambiado entre milicianos y soldados. Al centro de la pantalla se ve a un hombre muy conspicuo que lleva una gran bandera roja con su atención fija en hombres que lo orientan para que se posicione. Se mueve paso a paso, casi como si posara para una foto con su atención concentrada en los hombres que lo dirigen. Detrás, con su gorra puesta hacia atrás, parece haber un observador que sigue los movimientos del abanderado y que hace una serie de señales con sus manos a los hombres a la izquierda que lo dirigen.




 

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