Este
texto forma parte del bloque introductorio del libro de Julián Gorkin Contra el estalinismo (Editorial
Laertes, fecha prevista de publicación: diciembre 2001)
NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG: Estoy
recopilando todos las partes que tiene el libro.
[Libro] Julián Gorkin Contra el
estalinismo. Editorial Laertes. Primera edición 2001
Índice
Presentación
de la edición (Fundación Andreu Nin)… 7
.
Experiencia
y pensamiento anti-totalitario en Julián Gorkin (Juan Manuel Vera)... 29
Capítulo 1. Testimonios de un hombre
de acción
Mi ruptura
con Moscú…… 45
Los asesinos
de Trotski… 71
Como
contribuí a salvar a El Campesino…. 122
Capítulo 2. Los comunistas contra la
revolución española
Los métodos
de Stalin en España y las jornadas de Mayo.. 172
El
sacrificio de Andrés Nin..
210
Evasión tras
la caída de Cataluña.. 234
Capítulo 3. Por un nuevo socialismo
Conclusiones
generales sobre los problemas del socialismo.. 271
Por un
reagrupamiento socialista: algunas enunciados programáticos… 276
La
revolución y la contrarrevolución de nuestro tiempo.. 298
BIBLIOGRAFIA
DE JULIÁN GORKIN..
365
Julián Gorkin, la vida de un luchador. Marc Ferri Ramírez
Este
texto forma parte del bloque introductorio del libro de Julián Gorkin Contra el estalinismo (Editorial
Laertes, fecha prevista de publicación: diciembre 2001)
Resulta difícil
resumir en pocas líneas las claves de la biografía de Julián Gorkin.
Personalidad inquieta fue, antes que nada, un apasionado activista político con
una singular trayectoria personal, además de activo periodista y escritor que
cultivó distintos géneros, casi siempre al servicio de causas políticas.
Personaje que muchos pueden encontrar problemático desde el punto de vista
ideológico -fue tan fervientemente probolchevique en los años veinte como
antiestalinista a partir de la guerra civil-, ha pagado con el olvido su
peculiar trayectoria individual. Pese a que sus escritos, deudores de una época
muy determinada, han sufrido el castigo del tiempo, su figura se mantiene atractiva
al revelar una evolución mucho más coherente que la de muchos de sus contemporáneos.
Gorkin fue, al fin y al cabo, una personalidad individualista y romántica hasta
el exceso, que pagó con el exilio, la cárcel y las dificultades
económicas su lucha permanente por unas ideas que, pese a sus cambios, siempre
buscaron un equilibrio entre la justicia social y la defensa de las libertades
individuales (1).
Un
revolucionario profesional
Julián Gómez
García nació en 1901 en Benifairó de les Valls (Camp de Morvedre, Valencia).
Hijo de una familia aragonesa de clase trabajadora recientemente instalada en
el pueblo, se crió en un entorno familiar exaltadamente republicano. Su
formación cultural combinó, como era habitual en los entornos republicanos de
la época, la enseñanza escolar con la lectura de prensa política y, en el caso
de Gorkin, la lectura compulsiva de los clásicos franceses del siglo XIX y,
sobre todo a partir de su llegada, a los 15 años, a la ciudad de Valencia,
obras teóricas de inspiración republicana y socialista.
De la
intensidad de su formación da fe la precocidad de su militancia política, en la
que prácticamente desde el principio empezó a ocupar cargos directivos. Empezó
a militar en las Juventudes Socialistas Valencianas de las que pasó a ser su
Secretario General en 1918, con tan solo 17 años, al tiempo que dirigía su
órgano de prensa La Revuelta, donde se mostraba fiel aprendiz del encendido
lenguaje político de Blasco Ibañez. Desde las páginas de este periódico celebró
esperanzado, junto a la mayoría de las juventudes del PSOE, la revolución
bolchevique, uniéndose a los partidarios de que el partido ingresara en la
tercera internacional. Es en este momento cuando adopta el seudónimo que le
acompañó hasta la muerte, tomando el apellido de su admirado escritor Máximo
Gorki, y cambiando su última sílaba por la de otro seudónimo revolucionario,
Lenin.
Al igual que
ocurrió en otras partes del estado, la negativa del PSOE a integrarse en la
Internacional Comunista provocó la escisión de los grupos probolcheviques
dentro del partido valenciano. Gorkin encabezó la creación en 1921 de la
Federación Comunista de Levante, asociada al PCE, y pasó a dirigir Acción
Sindicalista, semanario financiado por la Internacional Comunista que le
serviría durante unos meses como portavoz en España. El semanario cerró al año
siguiente, coincidiendo con la llamada a filas de Julián Gorkin quien, de
acuerdo con la oposición del PCE a la guerra de Marruecos, escapó a Francia.
Afincado en
París, Gorkin se adelantó en su exilio a la oleada de opositores al régimen de
Primo de Rivera, que le harían coincidir en esta ciudad con personajes tan
dispares como Miguel de Unamuno o el propio Blasco Ibáñez. En este momento
Gorkin se transforma en lo que en los medios comunistas se conocía como un
revolucionario profesional; agente de la Internacional Comunista con una
dedicación completa a la causa, con tareas de propagandista y organizador que
lo llevaron por varios países europeos. Fundamentalmente dirigió distintos
periódicos en castellano -El Proletario, la Luz, la
Verdad y Adelante- destinados a la emigración española en
Europa e introducidos clandestinamente en España. Las presiones del gobierno
español sobre el francés provocarían toda una serie de suspensiones, salvadas
con los consiguientes cambios de cabeceras y, finalmente, con una breve
estancia en Bélgica, donde se publicó el último de estos periódicos.
La
alineación de Gorkin con las tesis disidentes dentro de la Internacional
Comunista le valieron su expulsión en 1929. Obligado a cambiar de trabajo, se
volcó en la creación literaria, combinándola con trabajos de traductor. Ya
había escrito algunas obras de teatro social, consiguiendo que la primera de
ellas, Una familia, se representara en París en 1928. En esta época combinó la
redacción de obras de teatro social -se convertiría en uno de los referentes de
este género en España- con la venta de ensayos y cuentos a algunos diarios
alemanes y su trabajo como redactor en la revista francesa Monde. Asimismo
escribió su primera novela, Días de bohemia, inspirada en sus vivencias en
París, que se publicaría en España en 1930.
De retorno a
España tras la caída de Primo de Rivera, prosiguió su actividad en Madrid entre
1931 y 1933, traduciendo y publicando volúmenes de relatos cortos españoles en
Gran Bretaña y Estados Unidos, y estadounidenses en España, además de publicar
dos libros propios, uno con dos obras de teatro social, La corriente y Una
familia, y su primer libro de ensayo político Capitalismo y
Comunismo.
Lejos de
abandonar la política, según parece, su llegada a Madrid tuvo la intención de
participar en la organización del trostkismo en España, aunque, según parece,
su relación con Trostki se enfrió poco después de llegar a Madrid. Entró a
formar parte de la Agrupación Comunista Madrileña, un colectivo comunista
crítico con la línea oficial del PCE, partido al que finalmente retornaría la
mayoría de su militancia, mientras el resto, con Gorkin incluído, fundaría en
octubre de 1932 la sección madrileña de la Federación Comunista Ibérica. Esta
estaba vinculada al Bloc Obrer i Camperol de Joaquín Maurín, el principal partido
comunista independiente del PCE. La vinculación de Gorkin con el BOC aumentó en
poco tiempo, lo que facilitó que sus obras fueran representadas en Barcelona y
pueblos catalanes por el grupo de teatro amateur de este partido. Afiliado en
1933 al BOC, se trasladó a Valencia y, en lo que suponía un breve retorno a la
política activa, empezó a colaborar como redactor en su órgano La
Batalla y asimismo participó en distintos mítines del partido,
especialmente en Valencia y Castellón, donde se dio un fuerte aumento de la
militancia del BOC.
Su paso por
Valencia fue temporal, ya que tras la represión de la revuelta obrera de
octubre de 1934 Gorkin optó por escapar de nuevo a Francia, donde permaneció
hasta mediados de 1935. Sus contactos con el movimiento obrero internacional y
la emigración española le situaron en una situación de liderazgo entre los
exiliados. Poco después de llegar a Francia organizó un Comité de Refugiados
Políticos formado por el BOC, PCE, PSOE y UGT en el que ocupó la secretaría
general. Colaboró en la edición del periódico Adelante con otros bloquistas y
redactó La insurrección de Asturias a partir de las notas del
líder poumista asturiano Manuel Grossi, quien constó como autor del libro, que
fue publicado en España en 1935.
De vuelta a
Valencia, participó como orador en el gran mitin organizado para el 18 de
agosto de 1935 por la Alianza Obrera valenciana -una de las pocas que no fueron
ilegalizadas en 1934-, con el que el BOC intentó relanzar la formación de
alianzas conjuntas socialistas, comunistas y cenetistas. Un proyecto que solo
sería asumido parcialmente por los partidos obreros el año siguiente, al
organizarse el Frente Popular, donde se incluían también los republicanos. En
esta fase, Gorkin incluso defendió la posibilidad de que el BOC entrara a
formar parte del PSOE como forma de aumentar la influencia ideológica del
partido.
La debilidad
numérica del nuevo partido de Gorkin, el POUM -Partit Obrer d'Unificació
Marxista, resultado de la fusión del BOC con la Izquierda Comunista de España
de Andreu Nin a finales de 1935-, se hizo evidente en el momento de la creación
del Frente Popular. Si bien contaba con bastante influencia en los
círculos obreros catalanes, hubo de aceptar que tan solo uno de sus miembros,
Joaquín Maurín, entrara con ventaja en las listas electorales del Frente
Popular. Tanto Gorkin como Nin fueron arrinconados por el resto de partidos en
listas de provincias en las que el POUM no tenía ninguna implantación -Cadiz y
Teruel- y optaron por renunciar a sus candidaturas.
Pese a la
entrada de Maurín en el nuevo parlamento constituido tras el triunfo del Frente
Popular, las esperanzas de que el POUM se consolidara como un referente de la
izquierda obrera a nivel nacional se vieron truncadas por la guerra civil. El
inicio del conflicto, además, obligó a reorganizar completamente la cúpula del
partido. Maurín quedó atrapado en el bando nacional, Nin ocupó la secretaría
política y Gorkin hubo de abandonar Valencia para desplazarse a Barcelona,
donde se hizo cargo de la dirección de La Batalla. Asimismo ocupó la
secretaría internacional del partido, encargándose de difundir en el extranjero
las posiciones del POUM por medio de mítines y revistas como La
Revolution Espagnole.
Si bien la
reacción obrera en Cataluña al alzamiento del julio del 36 había incrementado
notablemente la influencia del POUM, que contaba con columnas de milicianos y
participación en el gobierno de la Generalitat, el PCE no dudaría en utilizar
su creciente poder para actuar contra este partido. La misma persecución que
los restantes partidos de la Internacional Comunista venían ejerciendo sobre
los comunistas disidentes en todo el mundo se trasladó a España en 1936
aprovechando el marco de la guerra civil. El PCE, reforzado gracias al apoyo
soviético al gobierno republicano, maniobró hasta provocar en mayo de 1937 una
serie de incidentes armados en Barcelona que culminaron con la toma de la
ciudad por las tropas gubernamentales -desde julio de 1936 los obreros
controlaban la ciudad en la práctica- y la disolución del POUM, partido acusado
de haber promovido los incidentes.
Julián
Gorkin fue arrestado, juzgado y condenado como miembro dirigente del POUM, por
lo que se le mantuvo en prisión hasta la caída de Cataluña, momento que
aprovechó para escapar y atravesar la frontera francesa.
El exilio
definitivo
Gorkin llega
al exilio como líder circunstancial de un partido disuelto, que había perdido a
sus líderes principales -Maurín se encontraba encarcelado en España y Nin había
sido asesinado en mayo del 37-, escapando por poco a un probable asesinato. La
experiencia de estos años de guerra, en la que la mayor parte de sus camaradas
más próximos fueron asesinados o encarcelados, y en especial la persecución
encarnizada de los agentes comunistas, dejaron una profunda huella en Gorkin. A
partir de este momento el Gorkin revolucionario forma parte de un pasado del
que se irá alejando a medida que modera cada vez más sus posiciones. Si en los
años treinta había sido partidario de atraer al socialismo hacia la revolución,
a partir de ahora se aproximará cada vez más a la socialdemocracia al encontrar
en ella un refugio seguro frente a la expansión del estalinismo. Precisamente,
su nueva lucha no se centra tanto en la consecución de un nuevo modelo social
como en la necesidad de frenar la difusión del estalinismo, objetivo que se
convertirá en una obsesión que le perseguirá hasta su muerte.
En la
capital francesa ocupó la Secretaria General del POUM, así como la del Centro
Marxista Internacional, formado por una quincena de partidos obreros
independientes. Como secretario de este centro se trasladó a México a
inicios de 1940 tras una breve estancia en Nueva York.
En México DF
volvió al periodismo y especialmente al ensayo político. Dirigió la revista
POUM, creada como órgano del partido en el exilio mejicano. Fundó asimismo las
revistas Análisis -Revista de Hechos e Ideas- y Mundo -
Socialismo y libertad-, al tiempo que colaboraba en revistas y diarios de
la prensa local, pese a las dificultades que le provocaron las presiones en su
contra del Partido Comunista Mexicano. Junto a Bertomeu Costa-Amic, también
miembro del POUM, fundó distintas editoriales.
En esta
época destacan sus obras de análisis político, género en el que se centraría
especialmente a partir de este momento, siempre con la intención de denunciar
el estalinismo, con el que simpatizaban en estos años grandes sectores de la
izquierda internacional. En 1941 publicó Caníbales políticos (Hitler y
Stalin en España), donde analiza por primera vez la guerra y revolución
españolas y en 1946 Europa ante el socialismo o ante la muerte.
Publicó dos libros de pequeño formato en colaboración con Víctor Serge y
Marceau Pivert, ambos líderes del comunismo independiente exiliados en México.
Junto a Paul Chevalier publicaron en 1944 Los problemas del socialismo
en nuestro tiempo. En La GPU prepara un nuevo crimen -con Gustav Regler-,
de 1942 denuncian el clima de terror al que estaban sometidos. Una denuncia en
absoluto retórica. En 1943, una conferencia organizada para denunciar el
asesinato por Stalin de dos líderes socialistas polacos de origen judío fue
asaltada por un numeroso grupo de comunistas armados. De esta escaramuza le
quedó de por vida una gran cicatriz en la frente.
Un salto
cualitativo en su carrera como escritor se produjo a partir de su interés por
las circunstancias del asesinato de Trotski. A pesar de que no se había
relacionado con el líder político, también residente en México D.F., aprovechó
sus contactos con los círculos de exiliados catalanes para descubrir la
verdadera identidad del asesino, Ramón Mercader. Así, una vez corroborada su
identidad con datos procedentes de España, pudo publicar sus conclusiones junto
con el investigador principal del caso, el Coronel Leandro Sánchez
Salazar. Así asesinaron a Trotski contó con ediciones en
francés -la primera, en 1948-, inglés, italiano, sueco, alemán y holandés
previas a su primera edición en castellano en 1950.
En 1948,
esperanzado por la posibilidad de que los aliados provocaran la caída de
Franco, volvió a París donde fundó junto a Enric Adroher, Gironella -otro
antiguo poumista-, el Movimiento Socialista por los Estados Unidos de Europa.
Este es un momento clave en el cambio de orientación de Gorkin. En México deja
una relativa estabilidad económica, a su mujer y su hijo, a cambio de venir a
Francia a esperar acontecimientos. En una Francia en reconstrucción debe
subsistir como exiliado y desde círculos comunistas se empiezan a difundir
noticias sobre la sospechosa procedencia de los fondos económicos que financian
los proyectos de Gorkin. En 1947 ha empezado la guerra fría y el gobierno
estadounidense empieza a destinar cuantiosos fondos a la propaganda
anticomunista en todo el mundo. Cabe así la posible paradoja de que, a pesar de
sus naturales desmentidos, el ex-revolucionario Gorkin aceptara a la propia CIA
como fuente circunstancial de fondos económicos, enmascarados, eso sí, en donaciones
de fundaciones americanas. El propio Gorkin se defendió repetidamente de estas
acusaciones a lo largo de los años. En 1959 se justificaba ante Indalecio
Prieto en una carta privada:
“En la
revista que dirijo no se ha defendido nunca la política norteamericana. La
dirección y los coolaboradores gozamos en ella de absoluta libertad. En mis
giras de conferencias, bastante frecuentes, nadie me ha indicado previamente
las conferencias que debía hacer ni me las ha criticado después. El pacto
Washington-Madrid lo vengo criticando, desde 1953, en todas partes y en todos
los tonos. (..) Después de una de mis conferencias en Buenos Aires en que me
metí a fondo contra la ayuda suministrada a Franco, parece que Jímenez de Asúa,
por no dar su brazo a torcer -y por no torcer el de usted-, hizo este
comentario:"¡Qué habilidad! viajar con dinero de los Estados Unidos para
atacar a los Estados Unidos" ¿que se puede hacer frente a eso? encogerse
de hombros”
Precisamente
en la actualidad es este hecho el que hace que esta posibilidad resulte
admirable. Si Gorkin hubiese recibido fondos de la CIA habría sido para
defender proyectos -en especial, Cuadernos- que combinaban el
anticomunismo y la oposición al franquismo. Esta revista, según Víctor Alba,
posibilitó publicar -y sobrevivir- a un grupo bastante importante de escritores
republicanos exiliados, en una época en que la prensa de izquierdas
latinoamericana estaba controlada por los comunistas. Una actividad
complementaria a la de Joaquín Maurín quien, una vez excarcelado, pasó a
residir en Nueva York donde fundó una agencia de prensa, ALA, especializada en
facilitar artículos de fondo a los periódicos latinoamericanos.
Cierta o no,
cabe tener en cuenta que la obsesiva actividad de denuncia anticomunista de
Gorkin en la próxima década alimentó las sospechas de muchos exiliados. En
París tuvo noticia de la fuga de la URSS de El Campesino. El
antiguo líder popular comunista, militar ensalzado por la propaganda durante la
guerra civil, había chocado con los dirigentes del PCE en el exilio hasta el
extremo de acabar confinado en Siberia. De allí escapó a pie, apareciendo
increíblemente en Teherán. Gorkin entendió esta situación como una gran
oportunidad y gestionó su asilo en Francia, donde quedó bajo su cuidado. La
idea era explotar la historia de El Campesino como ejemplo
vivo del estalinismo, así que preparó para 1951 un libro y una gira por
Sudamérica en los cuales El Campesino explicaría sus
experiencias en la Unión Soviética. El libro contó con trece traducciones a
distintas lenguas. La gira, reducida finalmente a una estancia en Cuba en 1951,
serviría como primera experiencia para las que realizaría en los años
siguientes.
En 1953 fue
uno de los fundadores del Congreso Por la Libertad de la Cultura, una
organización basada en la defensa de la libertad de expresión en la que se
reunían escritores, intelectuales y personalidades académicas. Gorkin pasó a
ocupar la dirección de la revista de la organización, Cuadernos
del Congreso por la Libertad de la Cultura, fundada ese mismo año. La
dirección de esta revista sería el empleo más estable que jamás llegaría a
tener. Junto a Gorkin se incorporó Ignacio Iglesias, antiguo poumista
asturiano, como jefe de redacción. Cuadernos, pese a estar radicada
en París, se dirigía principalmente al público sudamericano, contando con
colaboradores del exilio y la oposición interior española y autores de
distintos países de América Latina. En Cuadernos escribieron, entre otros,
Salvador de Madariaga, Aranguren, Ferrater Mora, Américo Castro, Víctor Alba,
Camilo José Cela y Dionisio Ridruejo.
Como parte
de la difusión de la revista, Gorkin participó, entre 1954 y 1960, en distintas
giras anuales de conferencias por América Latina. En una de estas giras, en
1958, mantuvo una fuerte polémica en la prensa chilena con Pablo Neruda, de
quien admiraba su poesía pero denunciaba su colaboración, como embajador
chileno en México, en el primer atentado contra Trotski. Según parece, Neruda
hizo todo lo posible para boicotear las actividades de Gorkin en Chile.
Junto a la
redacción de artículos para revistas, en esta etapa publicó varios libros de
ensayo político. El primero, en 1954 sobre la guerra fría Destin du
siècle XX. De Lenine a Malenkov. Coexistence ou Guerre Permanent?, al cual
seguirian en 1956 Marx y la Rusia de ayer y de hoy y en
1961 España, primer ensayo de democracia popular. En este último
analizaba la actuación soviética en la guerra civil española, en la cual veía
un precedente de las democracias populares instauradas en el este de Europa a
finales de los años cuarenta.
A pesar de
que vivía en París con su nueva compañera, con la que tuvo un segundo hijo, y
de centrar su trabajo en temas latinoamericanos, mantenía, como todos los
exiliados, la atención puesta sobre la situación española. En 1956 publicó su
novela La muerte en las manos imaginando la vida en una España
marcada por la guerra. El prólogo lo redactó el novelista John Dos Passos, con
quien mantenía una buena amistad. En 1961 publicó dos obras de teatro agrupadas
en el volumen Teatro histórico-político, de nuevo con el referente
de la España de posguerra como fondo.
Esta
atención por la situación española le llevó, a comienzos de la década de los
sesenta, a plantearse una intervención más directa en la política del país. La
oportunidad surgió, según el propio Gorkin, en una cena en la que se reunió con
Gil Robles y Gironella, y de la que surgió la idea de lo que acabó siendo la
conferencia española de Munich de 1962. En la preparación de la conferencia
Gorkin jugó un papel importante aunque siempre en la sombra. La imagen externa
de la organización siempre fueron Gil Robles y Salvador de Madariaga, aunque
los contactos y buena parte de las negociaciones con los grupos los realizó el
propio Gorkin quien disponía de toda la infraestructura y los vínculos
personales de Cuadernos. Por otra parte, la idea de reunir a todas
las tendencias democráticas -de los monárquicos liberales a los socialistas-
del interior y la aplastante mayoría de los sectores del exilio no dejaba de
ser más que la materialización de aquello que se venía realizando en Cuadernos desde
hacía casi una década. En todo caso, al tratarse de una personalidad un tanto
problemática -la idea de que era un agente de la CIA se encontraba muy
extendida entre el exílio- Gorkin se mantuvo siempre en un segundo plano, donde
le han mantenido todos los textos que he podido consultar hasta ahora sobre la
conferencia.
La exagerada
reacción de Franco ante el contubernio de Munich y la amplia condena
internacional que esta produjo hicieron creer a Gorkin que el final del
franquismo estaba llegando ya, que la situación estaba madura. Este fallo de
apreciación le hizo cometer el grave error de lanzarse a un nuevo proyecto
centrado en España. En 1963 abandonó su puesto en Cuadernos, aconsejando en su
lugar a un joven latinoamericano. Él se dedicaría exclusivamente a trabajar
sobre España, aprovechando los contactos con la oposición en el interior. Fundó
el Centro de Documentación y Estudios, presidido por Madariaga, desde donde
publicaba un Boletín. Este sirvió en enero de 1965 de origen a Mañana.
Tribuna Democrática Española, pensada para propugnar el acercamiento entre
la oposición democrática del exilio y el interior. Contaba con Dionisio
Ridruejo como responsable en el interior, de donde calculaba que provendrían el
75% de las colaboraciones.
Desgraciadamente
el proyecto se organizó con una escasa base económica, por lo que la implacable
persecución policial a la distribución interior obligó a liquidar la revista en
1966.
El fracaso
de Mañana significó la jubilación efectiva de Julián Gorkin, a
pesar de que mantuvo algunas colaboraciones en la prensa sudamericana. La
operación había resultado ruinosa en todos los aspectos, no solo
desapareció Mañana, además Cuadernos, en nuevas manos, sufrió un
cambio de orientación que le hizo perder la mayoría de sus lectores en poco
tiempo, cerrando poco después. Finalmente, Gorkin perdió por pocos meses su
derecho a recibir una pensión contributiva del gobierno francés.
A partir de
este momento empezó a dedicarse en exclusiva a la redacción y publicación de
ensayos. En 1964 había intentado publicar en España Mi fosa común al
alba basada en sus experiencias en prisión.
En 1960
había fracasado un intento de llevar al cine la vida de El Campesino,
al que se sumó el intento de llevar al cine en 1966 el asesinato de Trotski,
abortado por el suicidio de Raoul Levy, el director de la película. Finalmente
la película sobre Trotski se realizó sin la ayuda de Gorkin, aunque esto
permitió que en 1970 este publicara una edición completamente revisada del
libro de 1948. L'assasinat de Trotski, fue de nuevo traducido a
distintos idiomas, conociendo una edición de bolsillo en Francia y recibiendo
el premio Voltaire este mismo año. En estos años ostentó asimismo la
presidencia del Pen Club de los escritores en el exilio y empezó a militar en
el PSOE.
En los
primeros años de la década de los 70 empezó asimismo la redacción de sus
memorias. Dos libros autobiográficos se publicaron aprovechando la oleada de
interés por la historia de la República y la guerra civil que sobrevino a la
muerte del dictador. En estos años un Gorkin muy envejecido y con una ceguera
avanzada aparecería en varios programas de debate en TVE para explicar sus
experiencias en la guerra, obsesionado por mostrar a los españoles la realidad
del comunismo.
La primera
parte de sus memorias, El revolucionario profesional. Testimonio de un hombre
de acción, recoge sus primeros años hasta la proclamación de la República. No
pasó la censura, por lo que solo se publicó tras la muerte del dictador, en
1975. Su otro libro autobiográfico El proceso de Moscú en Barcelona. El
sacrificio de Andrés Nin, publicado en 1974, explicaba la represión sufrida
por el POUM durante la guerra y constituiría su último gran éxito editorial.
Fue traducido al francés y al alemán. La edición alemana contó con un prólogo
de Willy Brandt, con quien compartía amistad desde la guerra civil.
Una avanzada
ceguera le fue restando capacidad de trabajo, por lo que fue abandonando
progresivamente la escritura a partir de finales de los 70. Como proyecto
inacabado quedó la segunda parte de las memorias, apenas comenzada. Sin
publicar quedan una colección de cuentos y varias obras teatrales, además del
guión literario de una película. Falleció
en París en agosto de 1987.
Nota
bibliográfica y documental
Para la
elaboración de esta nota biográfica se han consultado, por una parte, los
libros autobiográficos de Julián Gorkin que aparecen enumerados en el texto.
Estos permiten seguir su trayectoria general hasta la guerra civil aunque, como
suele ocurrir con las autobiografías, es importante el contraste con los
estudios documentados para rellenar lagunas y concretar fechas. En este caso se
ha consultado esencialmente el libro de Andrew Durgan B.O.C. El Bloque
Obrero y Campesino (Laertes, Barcelona, 1996).
El Gorkin de
posguerra, mucho menos documentado, ha demandado un estudio más pormenorizado.
Además de varias entrevistas con su viuda, Rita Regnier, se consultaron los
documentos que esta conserva y los que Gorkin cedió a la Fundación Pablo
Iglesias de Madrid. Asimismo se ha contado con las memorias de Víctor Alba, Sísifo
y su tiempo. Memorias de un cabreado (Laertes, Barcelona, 1996) que
han servido para reflejar mejor el entorno del exilio español.
Notas
(1) El
presente texto se basa en materiales recogidos para una exposición que se
realizó en 1997 en Benifairó de les Valls con motivo del décimo aniversario de
la muerte de Gorkin. Quiero dedicar estas líneas a Rita Regnier en recuerdo y
agradecimiento al apoyo que dio a este proyecto.
BREVE
APÉNDICE DE CITAS DE JULIÁN GORKIN
"La muy
tardía muerte del general Franco ha hecho imposible la fusión creadora de las
generaciones españolas. Admítase o no, es un hecho que el exilio ha quedado
reducido a un saldo dramático de la historia, y otro hecho que tanto el
presente como el porvenir de España está en manos de ese 80% de la población
que no intervino en la guerra civil".
Carta a Sigfrido Blasco-Ibañez, agost
de 1977.
"La
iniciativa de convocar la conferencia española de Munich partió de una cena que
nos reunió en París a Gil Robles, a Gironella y a quien esto escribe. Se
apresuraron a hacerla suya el Consejo Federal, la Asociación Española de
Cooperación Europea y los diversos núcleos europeístas del interior y del
exilio.(...)La concurrencia de delegados españoles superó todas nuestras
esperanzas: ochenta procedentes del interior, en representación de todas las
tendencias democráticas -de los monárquicos liberales a los socialistas-, y
treinta y ocho del exilio, representando a la aplastante mayoría de las
oposiciones históricas.
(...)El primer día, y a propuesta de algunos delegados procedentes del interior se constituyeron dos asambleas, respectivamente presididas por Gil Robles y por Madariaga. Pero obedeciendo a un movimiento espontáneo poco menos que unánime, no tardaron en juntarse las dos asambleas en una sola, presidida por Salvador de Madariaga. El anhelado dialogo -el primer dialogo hispano-europeísta abierto y sincero- y la conjunción de las voluntades y de los esfuerzos pudieron más que las reservas y los prejuicios tradicionales. (...) Los cinco puntos unánimemente adoptados por la conferencia española interpretaban la aspiración profunda de superar las consecuencias de la guerra civil, la voluntad de promover la reconciliación de España consigo misma y el espíritu federalista europeo llevado a las regiones y los pueblos peninsulares(...) Puedo asegurar que la sensación del congreso de Munich la constituyó, en su sesión de clausura, la resolución española, aclamada por un millar de delegados puestos de pie."
Julián Gorkin en "Mi encuentro
hispano-europeísta con Dionisio Ridruejo".
Neruda
vist per Gorkin:
"Pablo Neruda es un poeta, un gran poeta incluso; desgraciadamente se hizo
un poeta cortesano y cambiante según la evolución política. Todo lo demás es
cierto. Ahora oculta que recibió el premio Stalin en 1953, precisamente cuando
me encontraba yo en Santiago de Chile. Se queja de que yo "lo
persigo", pero oculta una cosa que me concierne y que pudo costarme caro.
El mismo día en que debía yo dar una conferencia en el Salón de Honor de la
Universidad de Santiago sobre Unamuno, Blasco Ibáñez y García Lorca, publicó un
artículo en "El Siglo" incitando a los estudiantes a que asaltaran la
tribuna y me echaran violentamente de ella. Por la radio le reté yo a una
controversia pública y no aceptó.
Fue él, en efecto, quien ocultó parte de las armas que sirvieron al primer atentado contra la casa de Trotsky. Y él quien, como cónsul de Chile en México, le dio un pasaporte falso al pintor Alfaro Siqueiros para que pudiera huir.(...) Pero todo se olvida en este mundo. Cuatro veces le negaron el Premio Nobel por todo eso y otras cosas no menos graves y por fin se lo han concedido porque... uno de sus amigos y partidarios ha entrado a formar parte del comité Nobel."
En una carta a Ricardo Subirana.
Setembre 1972.
"Al
saberse en abril de 1943 que Stalin había fusilado a Alter y Ehrlig, los dos
jefes del socialismo judío polaco refugiados en la URSS huyendo del Hitlerismo,
organizamos un acto de protesta en el Centro Cultural Ibero-Mexicano.
Constituido este por un buen número de refugiados españoles, figuraba yo como
presidente de la comisión de cultura. No había dado todavía comienzo al acto,
cuando un par de centenares de comunistas llegados en camiones y armados
asaltaron violentamente el local. Hice ocultar a Víctor Serge, sin duda el más
amenazado, y nos defendimos. Tuvieron ellos una docena de heridos leves, entre
nosotros hubo dos heridos de cierta gravedad: Mi compañero Enrique Gironella y
yo".
"Victor Serge en
México". Artícle. Març de 1957.
"En la
revista que dirijo no se ha defendido nunca la política norteamericana. La
dirección y los colaboradores gozamos en ella de absoluta libertad. En mis
giras de conferencias, bastante frecuentes, nadie me ha indicado previamente
las conferencias que debía hacer ni me las ha criticado después. El pacto
Washington-Madrid lo vengo criticando, desde 1953, en todas partes y en todos
los tonos. Usted debe saber que en la conferencia intercontinental celebrada en
México en septiembre de 1956, todos los delegados pudieron hacer las censuras
que creyeron convenientes de la política del departamento de estado. ¿Se ha
conocido alguna vez un gobierno que de fondos para que se le ataque y se le
censure?, si ese gobierno existe, es que lleva la libertad democrática hasta el
masoquismo. Después de una de mis conferencias en Buenos Aires en que me metí a
fondo contra la ayuda suministrada a Franco, parece que Jiménez de Asúa, por no
dar su brazo a torcer -y por no torcer el de usted-, hizo este
comentario:"¡Qué habilidad! viajar con dinero de los Estados Unidos para
atacar a los Estados Unidos" ¿que se puede hacer frente a eso? encogerse
de hombros.(...) En lo que me concierne le diré que empecé ganando 30.000 francos
mensuales en el Congreso y aún hoy ganaría tanto o más haciendo cuatro
artículos cada mes que lo que cobro por mi doble cargo. Si puede usted
aportarme la prueba de lo que dice se lo agradeceré para una de estas dos
cosas: dimitir mis cargos o pedir una retribución correspondiente a los
funcionarios norteamericanos".
Gorkin en carta a Indalecio Prieto.
Gener 1959.
Julián
Gorkin. España,
primer ensayo de democracia popular
Texto
completo del ensayo, incorporado junto a algún escrito más breve, en el libro
del mismo título publicado en 1961 por la Asociación Argentina por la Libertad
de la Cultura. Incluido junto a otros importantes textos en el libro Contra el estalinismo.
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