Comunicado del Comité Ejecutivo del POUM raíz del resultado de las
elecciones a las Cortes españolas del 16 de febrero de 1936, que dieron
la victoria al Frente Popular.
Compañeros: La coalición obrera-republicana ha ganado la batalla
electoral en todo el país. La contrarrevolución ha quedado electoralmente
aplastada.
La jornada del 16 de febrero puede ser mucho más importante que la del 12
de abril de 1931.
1931 clase trabajadora y fuerzas democráticas luchaban juntas por el
derribo de la monarquía.
1936 ha luchado por algo más que por la República.
La jornada del 16 de febrero ha sido la continuación en otra forma de las
jornadas de octubre de 1934.
El triunfo electoral logrado por todo el país plantea ahora de una manera
perentoria cuál debe ser la tarea que debe llevar a cabo el movimiento obrero.
¿Qué debe hacer la clase trabajadora? ¿Qué debemos
hacer? ¿Hacia dónde vamos?
Las perspectivas no son ahora las mismas que en 1931. La experiencia de
la República ya ha sido hecha de manera concluyente.
La República en sus cinco años de vida nos ha enseñado ya las dos caras:
la pseudodemocrático y la dictatorial.
La etapa pseudo-democrática -primer bienni- tuvo un fin
lastimosa. No aportó la solución deseada al gran número de problemas
planteados.
El segundo bienio -el bienio los «croupiers» y los assassins- lo tenemos
ante nosotros con toda la serie de crímenes como no hay recuerdo ni durante los
tiempos de la monarquía.
Y bien. La República burguesa no tiene más posibilidades que estas
dos: una situación pseudo-democrática, como la del primer bienio y una
situación de paroxismo contrarrevolucionario, como la del segundo bienio.
¿Puede la clase trabajadora desear otra vez todavía hacer la prueba de
situaciones ya vistas y experimentadas?
¡No! La clase trabajadora debe marchar con decisión y serenidad
hacia la conquista de sus objetivos finales: hacia la revolución
democrático-socialista.
Todo lo que sea volver a hacer pruebas fracasadas ya es perder tiempo que
solo la contrarrevolución aprovechará.
La voluntad manifestada el 16 de febrero es la voluntad de las masas
obreras y campesinas y de una parte de la pequeña burguesía. Y el clamor
general del pueblo es la vez que la Amnistía, la marcha acelerada hacia la
segunda revolución, hacia la revolución democrático-socialista.
Todo propósito de querer repetir el ensayo de lo que ya fracasará es
malgastar un tiempo precioso y una ocasión favorable.
Los republicanos de izquierda -los nuestros aliados accidentales- aunque
quisieran no pueden ir hasta donde el pueblo quiere. Se puso de relieve
durante el primer bienio y durante los acontecimientos de octubre. Ligados
por su concepción burguesa de la revolución democrática no pueden,
naturalmente, llevar a cabo aquellas medidas de carácter revolucionario sin las
cuales no hay hoy revolución posible.
Se solamente la clase trabajadora tomando el Poder la que puede enlazar
la revolución democrática y la revolución socialista.
Tenemos, pues, ante nosotros dos caminos divergentes a seguir: el de
Alemania y Austria por un lado y el de Rusia del otro lado. No hay un
tercero. En torno a estos dos caminos hay que tomar posiciones. O
bien nos vamos hacia la segunda revolución, la de la clase trabajadora, o bien,
finalmente después de una o varias oscilaciones democráticas, triunfará el
fascismo.
Los trabajadores tenemos el deber histórico de guiar nuestros pasos hacia
la revolución democrático-socialista. Para ello, hay que construir rápidamente
las dos fuerzas organizadas sin las cuales no puede haber triunfo
revolucionario: la Alianza Obrera y el gran Partido Socialista Revolucionario.
Trabajadores!
Los instantes son trascendentales. No podemos dejarnos tomar el
triunfo obtenido. Es necesario que la batalla ganada no sea la batalla
final, sino la primera en esta nueva fase que el 16 de febrero ha iniciado.
Hemos triunfado gracias a los que cayeron en octubre de 1934, gracias a
su sangre derramada y los sufrimientos de los 30.000 compañeros encerrados en
las cárceles.
Lo que ha sucedido durante estos dos años y medio últimos no ha sido en
vano.
Ahora, como primera medida, a la vez que fortalecemos el órgano de frente
único -la alianza Obrera- y el Partido Obrero de Unificación Marxista, debemos
imponer sanciones rigurosas contra los autores de la represión sangrienta de
octubre. Los «straperlistes», los «jefazos», los asesinos de miles de
trabajadores, los que han torturado a nuestros hermanos encarcelados, los que
han condenado al hambre a cientos de miles de obreros y campesinos, los que han
prostituido el nombre de la República, toda esa panda no puede quedar sin el
castigo más implacable. La salud de la revolución lo exige.
Adelante, trabajadores!
Amnistía inmediata!
Restablecimiento íntegro del Estatuto de Cataluña!
Responsabilidades enérgicas contra los autores y cómplices de la
represión de octubre!
Readmisión de todos los despedidos con motivo de los acontecimientos
revolucionarios!
Revalidación de todas las leyes sociales anuladas por la
contrarrevolución!
¡En marcha hacia la revolución democrático-socialista!
Por el
Partido Abre de Unificación Marxista, El Comité Ejecutivo, Barcelona, 18 de
febrero de 1936
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