Albert Masó alias Julio Gil. Nuestro hombre en Socialismo o barbarie.
Albert Masó alias Julio Gil. Nuestro hombre en Socialismo o barbarie.
Dentro de lo que nosotros veíamos como la “vieja guardia”, el más juvenil en edad y actitud era Albert Masó, con una biografía rica e intensa.
Pepe Gutiérrez-Álvarez | Para Kaos en la Red | 1-10-2008 a las 17:30 | 1814 lecturas | 1 comentario
En aquellos finales de los años sesenta, Alberto Masó March (Barcelona, 1918- París, 2001) aparecía en la agrupación poumista parisina como alguien bastante más juvenil que los demás. Mi impresión era que no pertenecía al grupo de “los de la guerra” sino de una generación más intermedia. Supongo que a esta impresión contribuía por un igual que tuviera unos años menos de la media, pero también era porque sus preocupaciones, que a diferencia de la de la mayoría –tan ligada a “lo que pasó entonces”-, se orientaban más hacia temas recientes y miraban más hacia la izquierda francesa más audaz, sin dejar por ello de tener un pie en la trama poumista, sobre todo pensando que todavía quedaban muchas cosas por hacer para derrocar a Franco.
Sin embargo, el joven Masó también tenía detrás de sí un extenso “curriculum” militante. Criado en el efervescente barrio de Gracia, estudió en la elitista Escuela Blanquerna, pero esto no fue ningún obstáculo para su ingreso en el Bloc Obrer i Camperol y en la Juventudes Comunistas Ibéricas en octubre de 1934, en un momento excepcional de la historia social y política. Nada más comenzar ya lo encontramos en primera línea. Cuando tuvo lugar la rendición del gobierno de la Generalitat. Fue de los jovenzuelos audaces que tomaron parte de la columna militar de la Alianza Obrera que en su afán de solidaridad con la “Comuna de Asturias”, se dirigió hacia Sabadell que estuvo en manos de la Alianza Obrera y llegó hasta Sant Cugat, donde se disolvió no sin antes tener un sangriento enfrentamiento con la guardia civil. Como joven componente de los Gabocs, realizó acciones por encargo del sindicato mercantil y textil, y tuvo una acción destacada en la huelga del ramo textil en 1936. Estas “acciones ejemplares” incluían el sabotaje de alguna empresa en lucha o simplemente la paliza de un encargado que abusaba de las mujeres, y claro está para contrarrestar la violencia fascista. Por esta época, Masó colabora ya con cierta asiduidad en las páginas de La Batalla y de L´Hora.
Durante las jornadas históricas de julio de 1936, siguió las órdenes de Rovira en las luchas callejeras contra los golpistas sublevados en Barcelona, y con 18 años se incorporó a las columnas del POUM que estaban comandada por Grossi y Arquer que salieron para el frente de Aragón, primero camino de Zaragoza y más tarde hacia Osca, donde fue herido en uno de los combates y fue atendido en el luego célebre sanatorio de Alp, organizado por médicos afines al POUM. No tardó en volver al frente de Osca con el grado de teniente de la 29 División y después del nuevo ejército republicano. Intervino en las calles de Gracia junto con los Comités de Defensa de la CNT durante los acontecimientos de mayo del 37 en Barcelona, y en plena represión fue detenido mientras enganchaba carteles en lo que acusaba al gobierno Negrín de representar la contrarrevolución, por ello permaneció en la Modelo de julio a noviembre de 1937. En el Diccionari Pelai Pagés escribe un tanto misteriosamente que “tras llevar a término una importante acción destinada a contrarrestar la persecución estalinista contra el POUM, en febrero de 1938 entró en la Escuela Militar del Estado Mayor, desde la cual regresaría al frente”. Esta importante acción –propia de un militante que ha asumido responsabilidades al más alto nivel- no fue otra cosa que la ejecución del agente estalinista que se hacía llamar “capitán León Narwicz o Narvith” infiltrado (en el POUM y entre los bolcheviques-leninistas) y que tras suscitar sospechas por las caídas que facilitaba fue identificado por Juan Andrade (1) .
El camino del exilio francés le llevó hasta el campo de Argelès sur Mer del que logró evadirse, para sobrevivir “sin papeles” en plena ocupación alemana Masó formó parte de un equipo especial de defensa del POUM aunque también mantuvo ciertas relaciones con un grupo de carácter bordiguista a través de Suzanne Vounte (“Frédéric”, que será también su compañera) que caracterizaba a la URSS como primordialmente como una potencia contrarrevolucionaria y la guerra mundial como una guerra interimperialista por encima de cualquier otra consideración, pero se negó a aceptar el criterio de este grupo que tendía equiparar el franquismo y la Republica de Negrín. Masó fue detenido y pasó dos años en la prisión de la Santè de París (1939-1941), pero a finales de 1941 fue internado en el cuartel de Les Tourelles, hasta que una enfermedad le llevó a un Hospital del que pudo escapar. Detenido de nuevo, acabó esta vez en Alemania, en un campo de trabajadores polacos que hacían de esclavos para la fábrica de I.G. Ferien Industrie. En la primavera de 1944 volvió a ser detenido por los alemanes mientras actuaba en la resistencia.
Después de la Liberación de Francia, y tras pasar una temporada en un sanatorio suizo para recuperarse de su salud quebrantada, Albert comenzó a ganarse la vida como traductor y se reincorporó al POUM reconstituido. Sin embargo, acabó apartándose para ingresar en el grupo francés “Socialisme ou Barbarie”, un pequeño grupo disidente de la Cuarta Internacional (a la que criticaba de “superficialidad”), que estaba liderado por teóricos tan brillantes como Cornelius Castoriadis que había vivido una experiencia muy similar a la del POUM en Grecia, y Claude Lefort, al que Sartre llamó descabelladamente “el Trotsky de Trotsky” (2). Con ellos hizo una larga travesía por los oscuros años cincuenta y principios de los sesenta, durante los cuales no parecía posible ninguna alternativa al margen de los dos grandes bloques. Albert tomó parte en toda clase de debates, crisis y escisiones mini-grupusculares manteniendo una constante fidelidad a la tradición marxista y al obrerismo militante representada por el POUM. En otoño de 1957 albergó en su domicilio a G. Munis, pero sus relaciones concluyeron poco después en un desacuerdo total.
Los socialbárbaros teorizaban que en la URSS se había instalado un “capitalismo de Estado”, y que se imponía una rectificación radical de las tradiciones marxistas en un sentido más libertario. Sin embargo, el grupo, que fue muy rico e imaginativo en su producción teórica “superadora”, dejó de existir precisamente poco antes de la eclosión del movimiento obrero-estudiantil de mayo de 1968 en cuyas consignas y formas de lucha se podían distinguir no poca de la influencia de este grupo. Aunque sucintamente, cabe decir que Castoriadis y Lefort, llevaron su análisis de “la naturaleza de la burocracia obrera y sobre todo de la burocracia estalinista” hacia el anticomunismo, y al final, hacia posiciones que se podían traducir sí se me permite la malevolencia, como Capitalisme ou barbarie). En estos años izquierdistas, Albert escribió asiduamente con los seudónimos de Vega o Maille en revistas como L´Internationaliste, Pouvoir Ouvrier, y especialmente en Socialisme o Barbarie, de la que no tengo información que se hiciera ninguna traducción, aunque sí lo recuerdo de un formidable número de1967 de Internacional Situacionista, que fue a su vez un grupo desgajado de los socialbárbaros.
Fue en esta época ulterior al mayo en la que Masó se incorporó de nuevo al POUM, en 1972 se integró en su Ejecutivo aunque la actividad partidaria era más la propia de una asociación de antiguos combatientes. De esta época recuerdo algunas discusiones con él, tanto sobre la historia del POUM como sobre algunas de las consideraciones socialbárbaras que, a mi modesto entender, podían resultar muy brillante pero permanecían ajena a la actividad en sindicatos y movimientos, algo que ni el BOC ni el POUM habrían aceptado en sus tiempos. Por otro lado, mientras que el POUM trató de integrar matizaciones marxistas muy diversas, los socialbárbaro se situaban más allá de los demás. En cuanto a sus registros sobre la URSS y el estalinismo, a mi entender, había cosas fundamentales que también compartía el POUM: el apoyo a la revolución de Octubre, la denuncia de la tiranía burocrática y gran rusa del PCUS, y la apuesta por una nueva revolución que congeniara socialismo y libertad. Pero Albert criticaba el tradicionalismo trotskista de una manera que a mí me parecía muy resabiada, y yo le contestaba que el POUM también permanecía atrincherado en sus propias tradiciones. En septiembre de 1975 fue uno de los organizadores en Paris de la amplia movilización contra las sentencias de muerte dictadas por el Caudillo agonizante, con protestas que fueron noticias de portada y que ejemplificaron en la prensa internacional el rechazo radical contra la dictadura.
En la época de mayor dedicación a la situación española (Albert llevó su empeño en la reconstrucción del POUM hasta fijar su residencia en Barcelona entre 1976 y 1979), cuando fue conocido como Julio Gil. Con él firmó sus artículos (en los números 2, 3 y 4) sobre sindicalismo y movimiento obrero en la interesante revista dirigida por Solano, Tribuna socialista de la que aparecieron cuatro números entre octubre y octubre (1975-1976). También formó parte del pequeño grupo de activistas que en medio del desaliento garantizó la salida de La Batalla y la pervivencia de las siglas. En sus artículos se puede percibir la influencia de algunos criterios socialbárbaros (la desconfianza hacia la burocracia sindical y los “aparatos”, el asambleísmo, delegados elegidos y revocables, autogestión, etc, que, la verdad sea dicha ya formaban parte del ABC de otros colectivos más o menos consecuentes). También preconiza una desconfianza feroz hacia el juego político del “cambio”. En este tiempo debatí muchas veces con Gil, siempre con un tono polémico amistoso, aunque recuerdo una ocasión en que la discusión cobró un sesgo más áspero. El motivo fue la causa palestina. A mí entender Gil hacía malabares para exonerar el sionismo en un tono que me recordaba a algunos sionistas de izquierda que había conocido y leído. A mi parecer, enfatizaba las taras del pueblo palestino (islamismo integrista, culto a los líderes, burocracia, etc), pero esto no me llevaba a cuestionarme sobre quienes eran los opresores y quienes las víctimas.
La enfermedad le apartó de la vida militante, y además, llegaron malos tiempos para la lírica y los que trataban de seguir alternativas críticas nos quedamos sin soportes. La biografía de Albert ocupa su merecido lugar en “el Maitron”, el Diccionario más completo sobre el movimiento obrero francés que al citar nombres como el suyo trata ante todo de honrar a los combatientes extranjeros de la resistencia francesa (Como no podía ser menos, Albert también figura en el Diccionari biogràfic del moviment obrer als Països Catalans, Edicions Universitat de Barcelona/Publcacions de l´abadia de Montserrat); igualmente se puede encontrar información sobre este destacado militante en la Web BALANCE .
---1) Una buena información sobre su papel en dicho movimiento aparece Socialisme ou Barbarie, un engagement politique et intellectuel en la France de l’après guerre, de Philippe Gottraux (Ed. Payot Lausana, s.I, 1997). El lector interesado puede consultar los extras dedicadas a la figura de Cornelius Castoriadis por las revistas Anthropos nº 198 y Archipiélago nº 54...por más que, desde mi punto de vista, los autores abordan la dimensión práctica socialbárbara desde la más absoluta distanciación, su actuación aparece como virginal, y se justifica por su brillantez intelectual, sin necesidad del menor contraste con la realidad y con otras opiniones. Éste es también el principal defecto del trabajo más detallado sobre Masó publicado entre nosotros en la prensa diario catalán (Avui, 9-9-04, reproducido en www.fudanin.org), el de Xevi Camprubi, Albert Masó: el llarg viatge cap al socialismo. Mucho más detallado es el trabajo de A. Guillamón aparecido en la Webb de BALANCE.
---2) León Narwicz, de nacionalidad polaca y miembro de la NKVD y del Servicio de Información Militar (SIM), creado por Prieto, figuraba como capitán de las Brigadas Internacionales. Había tenido un papel destacado preparando la identificación de los dirigentes del POUM para su ulterior. Comenzó ganándose la confianza de algunos líderes poumistas, ante los que se había identificado como simpatizante de la Oposición rusa, y armado con un cámara fue fotografiando a militantes que una vez detenidos pudieron observar que la policía utilizaba sus fotos. A principios de 1938, Narwicz trataba de infiltrarse entre los trotskista de la SBLE, pero ya entonces había sido identificado y se conocía el papel que había jugado en la detención de Nin... El POUM decidió hacerle creer que les interesaba contactar con él, y le preparó la trampa en la que Masó fue el brazo ejecutor.
#1.- In memoriam
JM Delgado|03-10-2008 05:51
No olvidaré jamás a Julio Gil. A su paciencia infinita, a su rigor humanizado, a su tolerancia con la impertinencia. Que la tierra le sea leve. JM Delgado
Biografía de Albert Masó (“Albert Vegá”), alias Julio Gil, militante del POUM
Semblanza de Alberto Masó March
Albert Masó (“Albert Vegá”)
La batalla socialista (sobre todo en francés)
http://translate.google.es/translate?hl=es&sl=fr&u=http://bataillesocialiste.wordpress.com/maso-dit-vega-1918-2001/&prev=/search%3Fq%3Dalbert%2Bmas%25C3%25B3%26start%3D130%26hl%3Des%26sa%3DN%26biw%3D1161%26bih%3D652%26prmd%3Dimvnso&sa=X&ei=5jjvT4ufBaH80QW9k-GVDg&ved=0CFYQ7gEwAziCAQ