Por Antonio
Torres Jueves, 30 de mayo de 2013
Le he añadido algunos enlaces al artículo
O tenemos muy
presente que “reportajes” como el emitido el pasado viernes por La Sexta sobre
Marinaleda se incardinan dentro de esa gran complejidad de elementos en
continuo movimiento que es la lucha de clases, o nuestra crítica se puede
convertir en un simple grito moral sin consecuencias prácticas en la lucha
diaria
Con todo mi cariño revolucionario al
pueblo trabajador de Marinaleda y a Juan Manuel Sánchez Gordillo
La lógica indignación se respira en
el ambiente y las caras de enfado no se pueden disimular a estas alturas. De
nuevo, como en 1980,
Marinaleda está otra vez en el punto de mira, en el ojo del huracán
mediático. Aunque los contextos sean muy diferentes, los motivos,
prácticamente, siguen siendo los mismos: el papel del SAT, antes del SOC, de
Marinaleda, y de su alcalde Juan Manuel Sánchez Gordillo tanto en la
reactivación de la lucha obrera y popular contra la crisis, como también de
ejemplo de superación de la misma a través de otras políticas económicas y
sociales.
Es en este lugar donde debemos ubicar
el reportaje del programa Equipo de Investigación emitido por La Sexta el
pasado viernes 24 de mayo, lo cual nos lleva inevitablemente a la cuestión de
la agudización de la lucha de clases y de las diferentes y muy variadas formas
que ésta adquiere. Ha sido muy común tanto en el movimiento comunista como en
el movimiento revolucionario en general reducir la lucha de clases a un mero
conflicto obrero/patrón, o a lo sumo, a convocatorias de huelgas generales como
máxima expresión de esa lucha de clases. Cuando Marx afirmaba que la historia
de todas las sociedades existentes hasta ahora era la historia de la lucha de
clases se refería no a las manifestaciones concretas de ésta, sino a mucho más,
se refería a la lucha por el poder, a la necesidad que tiene toda clase social
de constituir su poder y mantenerlo en el tiempo. En este punto, hay que
comprender la importancia de la ideología en la constitución y prolongación en
el tiempo del poder de una clase social, es más, en el modo de producción
capitalista, especialmente en su fase actual imperialista, la lucha ideológica
cobra una importancia estratégica, vital, en el cual los medios de comunicación
deben ser máquinas perfectamente engrasadas y listas para producir “contenidos
ideológicos” que legitimen el poder actual y consigan la aprobación de la clase
obrera y los sectores populares oprimidos hacia sus opresores y explotadores.
Teniendo en cuenta esta visión, más
nos vale desprendernos de toda interpretación mecánica de la lucha de clases,
es decir, de todos los apriorismos, y sobre todo, de tomar las consecuencias
como causas, especialmente en momentos de crisis sistémica como los que estamos
viviendo, ya que como decía Gramsci en sus conocidos Cuadernos de la cárcel: “Los
hechos ideológicos de masas están siempre retrasados con respecto a los
fenómenos económicos de masas [...] el impulso automático debido al factor
económico es retardado, obstaculizado o incluso destruido momentáneamente por
elementos ideológicos tradicionales”. Igualmente, al respecto son
fundamentales las siguientes palabras del gran comunista italiano: “En
realidad se puede prever “científicamente” sólo la lucha, pero no los momentos
concretos de ésta, que no pueden sino ser resultado de fuerzas contrastantes en
continuo movimiento, no reducibles nunca a cantidades fijas, porque en ellas la
cantidad se convierte continuamente. Realmente se “prevé” en la medida en que
se actúa, en que se aplica un esfuerzo voluntario y con ello se contribuye
concretamente a crear el resultado “previsto”.
O tenemos muy presente que
“reportajes” como el emitido el pasado viernes por La Sexta sobre Marinaleda se
incardinan dentro de esa gran complejidad de elementos en continuo movimiento
que es la lucha de clases, o nuestra crítica se puede convertir en un simple
grito moral sin consecuencias prácticas en la lucha diaria. La indignación ante
la mentira, la manipulación o incluso hasta la crueldad y la falta de escrúpulos
con que es tratado Juan Manuel Sánchez Gordillo en ese “reportaje” está más que
justificada, pero debemos ir más allá de la lógica indignación. Por tanto, si
lógica es nuestra indignación, lógico es también que el poder establecido de la
gran oligarquía imperialista española produzca “reportajes” como ese.
En realidad, es absurdo pensar que
nuestras acciones como Sindicato, que van mucho más allá de la defensa
inmediata de los derechos de los trabajadores, y que suelen ser auténticos
dardos que se clavan en el mismo corazón del régimen de la oligarquía española,
van a pasar desapercibidas para el poder; es absurdo pensar que “vamos a salir
de rositas” porque son acciones “justas y legítimas” y encima llevadas a cabo
con el mayor de los cuidados. Hemos de ser conscientes de que nuestro
delito no es otro que luchar contra el poder establecido.
El creer que la justeza y la
legitimidad de nuestra lucha y reivindicaciones puede llevar a que ésta sea así
reflejada por los medios de comunicación es un grave error. El que nuestras
acciones sean recogidas por los grandes medios de comunicación incluso ya de
fuera del Estado español, o que los compañeros Diego Cañamero o Juan Manuel
Sánchez Gordillo acudan a platós de televisión no nos debe hacer perder
la perspectiva ni por un instante. Interesamos mientras seamos “espectáculo”,
mientras “demos juego”, nada más. Por supuesto, eso debemos aprovecharlo
políticamente, tal y como se está haciendo, pero teniendo en cuenta la
perspectiva indicada y sin hacernos más ilusiones de las estrictamente
necesarias, es decir, entramos en el “juego” porque nos interesa, pero sabiendo
que en ese “juego” las reglas no las ponemos nosotros y que el terreno donde
“juagamos” no es el nuestro.
Dentro de esa lucha de clases, la
cuestión nacional andaluza tiene mucha más importancia de lo que en un primer
momento pudiera parecer. No se trata solamente de que el SAT sea un sindicato
de ámbito andaluz o de que Marinaleda está situada en Andalucía, sin más
consecuencias. La cuestión va mucho más allá, aunque a algunos no les interese
entrar en esta cuestión.
En el aspecto nacional hay una serie
de elementos que no debemos perder de vista: el primero de ellos nos remite a
la actualidad mediática y tiene que ver con la tenaz persistencia por parte de
los grandes medios de comunicación españoles en dar una determinada imagen
general de Andalucía y, particularmente, del mundo rural y de los obreros del
campo andaluz. Esto no es nuevo, es más bien ya un tema recurrente;
prácticamente, el “reportaje” de La Sexta hacía hincapié en esa imagen de
una Andalucía subvencionada y vaga, quizá lo novedoso al respecto, hasta cierto
punto, fue la imagen que se proyectaba de Juan Manuel Sánchez Gordillo
como si fuera un “cacique”, pero “comunista”.
La cuestión de las subvenciones fue
el principal ariete contra el “modelo” de Marinaleda insistiéndose en la
idea de que sin subvenciones ese modelo sería impensable. Al respecto, la
manipulación fue bastante burda, ya que se daban datos presupuestarios pero sin
ser contrastados con las subvenciones que reciben otros municipios vecinos a
Marinaleda, como por ejemplo Estepa, El Rubio o Herrera. Al respecto, los
compañeros de Kaos en la Red han hecho público una serie de datos que
demostrarían que las transferencias corrientes y de capital de otras
instituciones a Marinaleda son similares o incluso inferiores a la media
andaluza (http://www.kaosenlared.net/component/k2/item/58383-un-ejemplo-de-cómo-la-sexta-arremete-contra-la-izquierda-con-mentiras-marinaleda.html).
Pero, podemos ir incluso un paso más allá: en el caso de que Marinaleda
esté recibiendo más subvenciones que otros municipios estaría justificado, ya
que Marinaleda, a diferencia de sus vecinos más cercanos, ha arrastrado
históricamente una serie de problemas y deficiencias sociales estructurales que
esos municipios vecinos no han padecido o al menos no los han padecido con la
misma crudeza que Marinaleda. De cualquier manera, ¿algunos de estos
“reporteros” de La Sexta nos puede decir qué problema hay en destinar el dinero
de las subvenciones a mejorar la calidad de vida de una población?,
supuestamente para eso sirven, porque en ningún caso se pudo demostrar
desviación de fondos públicos, quizá era eso lo que estos “reporteros” andaban
buscando y para su desgracia no encontraron.
El segundo elemento, siguiendo la
línea de la actualidad mediática, aunque fundamentalmente el hecho de que tanto
Diego Cañamero como Juan Manuel Sánchez Gordillo den “juego” mediático son por
las acciones que desarrolla el SAT, no hay que dejar de tener en cuenta que
también lo son porque los medios de comunicación pretenden presentarlos como
“estereotipos”, es decir, como “los comunistas de un territorio atrasado”,
personajes pintorescos que tienen su gracia y su chiste, son andaluces y para
los españoles siempre tenemos “nuestra gracia”, pero que, en todo caso, están
fuera de lugar en la España “moderna” del siglo XXI, hasta dan una mala imagen
al exterior, justamente en estos momentos en los que tanto se habla de la marca
España.
Es la cara y la cruz de entrar en el
“juego”, por un lado, nos da la oportunidad de llevar nuestro mensaje y de
abrir una brecha y eso es importantísimo, pero por otro, nos intentan
ridiculizar, estereotipar, desprestigiar y, cómo no, criminalizar.
El tercer elemento es de mucho más
calado. Aunque Marinaleda es un ejemplo que hasta cierto punto traspasa
fronteras, no es menos cierto que Marinaleda está inserta históricamente en una
realidad social, económica y cultural: Andalucía, que está sufriendo una
auténtica emergencia social, siendo el 36% de paro un solo botón de muestra.
Esta cuestión cobra aún mucha más importancia si tenemos en cuenta el carácter
soberanista andaluz del SAT y que el Sindicato es muchas veces el “referente
político” de la izquierda soberanista andaluza, es decir, el punto de encuentro
de las diferentes sensibilidades del soberanismo andaluz, pero también de
importantes sectores de la izquierda revolucionaria y los movimientos sociales
contestatarios en Andalucía. Este hecho no pasa inadvertido para el régimen
español, sobre todo para sus servicios de información. Marinaleda y el SAT
pueden ser el banderín de enganche de un movimiento popular de lucha por la
soberanía nacional andaluza cuya meta sea poner en práctica aquella mítica
canción del grupo de rock sevillano Reincidentes: “Andalucía
entera como Marinaleda”, y eso, no lo dudemos, es analizado y tenido en
cuenta por los servicios secretos del régimen español, no es ninguna
“conspiranoia”, es muy real. Que la lucha de clases en Andalucía adquiera esa
politización que la reivindicación nacional le puede dar supone un peligro muy
considerable no solo ya para el régimen español, sino para los imperialistas
europeos y también norteamericanos, con sus bases militares de Rota y Morón.
Quedaría una última reflexión a tener
en cuenta ya fuera de la cuestión nacional andaluza, este tipo de “reportajes”
no dejan de ser una cortina de humo, es decir, sirven para desviar la atención.
A muy poca gente se le escapa que actualmente en el Estado español existe material
inflamable sobre el que investigar y arrojar luz, antes que intentar desmontar
“el milagro de Marinaleda”.
“La lucha de clases se da también
en el terreno de las ideas, ya que las ideas burguesas contribuyen a mantener
la dominación de la clase explotadora sobre los explotados. La burguesía logra
imponer estas ideas debido a que, gracias a su poder económico, controla las
instituciones a través de las cuales se difunden las ideas: radio, prensa,
televisión, cine, escuelas, universidades, etcétera. Las ideas de la burguesía
penetran en todas las actividades de la sociedad e incluso logran introducirse
en los organismos de la clase obrera si ésta no logra mantener una actitud de
permanente vigilancia”, Marta
Harnecker, “Clases Sociales y lucha de clases”, 1979.
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