20 de
Octubre de 2019
Una especie
de culto milenarista posmoderno anuncia la inminencia del Fin del Mundo si no
dejamos de comer carne
Extinction Rebellion se está expandiendo por el globo
como un tipo de “activismo contra el cambio climático”, que, mientras para
algunos es un movimiento radical de “extrema izquierda”, en realidad sirve a
los intereses del capital y su proyecto de “transición ecológica”.
El 6 de
octubre, el periodista británico Brendan O'Neill fue testigo
de una escena fantasmagórica que le dejó helado. En la explanada de la estación
de King's Cross de Londres, vio a un “culto
apocalíptico haciendo una de sus ceremonias en público”.
Un grupo de hombres y mujeres, cubiertos de pies a cabeza de rojo chillón y las
caras pintadas de blanco, entonaban prédicas sobre el Fin de los
Tiempos, concitando imágenes del infierno en el que se va a consumir
la humanidad en breve. Cantaban himnos a su dios, la ciencia:
“Tenemos
toda la ciencia, todo lo que necesitamos, para cambiar el mundo. Aleluya”.
Y pedían que
nos arrepintamos: “Compra menos, vuela menos, fríe menos”, decía
una pancarta. Si la iglesia católica siempre tuvo el viernes como día de
abstinencia de carne, esta nueva religión exige el fin completo de su consumo
como penitencia por los pecados de la humanidad. (1)
Extinction
Rebellion, que así se llama la nueva religión, no ve esos pecados en el
sistema capitalista depredador de recursos humanos y naturales, sino que los
individualiza en la masa de quienes trabajamos, consumimos (lo que podemos) y
sufrimos sus consecuencias. Para estos apocalípticos de nuevo cuño, todos somos
pecadores en igual medida y a todos nos llegará el castigo divino.
En el Reino Unido, lugar de nacimiento de Extinction
Rebellion, llevan un año padeciendo sus “acciones no violentas”,
que, además de performances y manifestaciones festivas de gente semi-desnuda
danzando al son de la batukada, incluyen bloqueos de calles
con interrupción del tráfico, el intento de asalto y cierre del London
City Airport -inspirado en los jóvenes de Hong Kong-, y la injerencia
en grupos que han estado luchando contra el fracking, a los que
Extintion Rebellion, con sus acciones “no violentas”, ha puesto a los pies de
los caballos, dado que ahora todo el movimiento anti-fracking es
sospechoso de cometer actos de “terrorismo doméstico” y se enfrenta a
duras penas.
En Reino
Unido toda la gente sensata sabe que detrás de Extinction
Rebellion hay poderosas organizaciones de “entrenamiento de líderes
sociales y políticos”, como Common Purpose y Tavistock
Institute. (2)
¿Qué demanda exactamente Extinction Rebellion?
Primero, que los gobiernos “digan la verdad” y declaren la “emergencia
climática y ecológica”, algo similar a lo que pide Greta Thunberg. Si alguien pone en duda que exista
realmente una emergencia o cambio climático -algo sobre lo que no se ha puesto
de acuerdo la comunidad científica-, es tachado de “negacionista” o “anti-verdad”. En
segundo lugar, dicen que “el gobierno debe actuar ahora para parar la
pérdida de bio-diversidad y reducir la emisión de gases de efecto invernadero a
cero en 2025”. Por último, exigen que los gobiernos trabajen junto con los
“activistas” para crear una “Asamblea de Ciudadanos” que es la
que debe tomar las decisiones en políticas ambientales.
Para
conseguir estos objetivos, Extinction Rebellion propone
medidas como prohibir el consumo de carne, el uso del coche privado y
los viajes de avión, entre otras. Y, para parecer que son un movimiento “de
izquierdas”, añaden el boicot a la industria de la moda y la desaparición de
los ejércitos. Para imponer estas medidas, apelan al poder de los
Estados. De hecho, ya han pedido públicamente a la reina de
Inglaterra que salve el planeta por decreto real, ya que, como dijo uno de
los miembros de Extinction Rebellion, el académico británico Rupert
Read: “No vale sólo con llevar una vida sencilla de forma voluntaria”;
es decir, que será necesario ejercer algún tipo de coacción.
Extinction
Rebellion es un movimiento reaccionario, regresivo y elitista,
cuyo objetivo es imponer a todo el mundo la forma más drástica de austeridad
imaginable (como si los desheredados de la tierra tuviéramos poca ya). Quienes
lo lideran son miembros de las elites británicas, que incluye a
nobles, académicos, artistas, industriales de productos ecológicos; gente, en
general, aficionada a las filosofías orientales, las terapias alternativas y
los cultivos biológicos tipo Príncipe de Gales. Una de las
fundadoras de Extinction Rebellion es la doctora Gail Bradbrook, que no tuvo reparo en declarar en
una entrevista para la BBC que la idea de fundar el grupo le
vino después de un tiempo de “oración profunda” mientras estaba bajo los
efectos de “medicinas psicodélicas” durante un retiro (espiritual, se
entiende).
Bradbrook es
una de esas ejecutivas que han hecho del “activismo” su carrera. Entre otros
empleos, dirige Citizens
Online, organización caritativa para la “inclusión
digital”. Junto a ella están Roger Hallan, dedicado a la agricultura ecológica, Tasmin Osmond, nieta de nobles y una de las
estrellas del Occupy London, y la ex-empleada de la ONU, Laura
Reeves. Su reguero de seguidores incluye nombres famosos de la literatura
como Margaret Atwood o Phillip Pullman, y
editoriales tan importantes como Penguin, que ha publicado el “manual
de la protesta” de la organización. (3)
De las elites llega asimismo la lluvia dorada que fertiliza la organización.
Desde marzo pasado, Extinction Rebellion ha reunido más de un millón de
libras esterlinas. Aunque su propaganda dice que esa suma proviene de
pequeñas donaciones, lo cierto es que han sido tres donantes
millonarios -Trevor Neilson, Rory Kennedy y Aileen Getty- los que han creado el Climate
Emergency Fund (CEF)
para apoyar “las huelgas en los colegios y el activismo de grupos como
Extinction Rebellion”. Solamente Aileen Getty ha donado 500.000 libras de la
fortuna petrolera de su familia.
Otra fuente
de financiación de Extinction Rebellion es Children's
Investment Fund Foundation (Fundación Fondo de Inversión de la
Infancia), que dirige el que fuera vice-portavoz del Open Society
Institute del millonario George Soros. Las celebrities no
podían faltar a esta cita tan cool, de modo que los roqueros Radiohead han
inyectado 300.000 libras a la causa. (4)
Aparte de irritar a conductores y viandantes con sus bloqueos, Extinction
Rebellion ha logrado algunos de sus objetivos. Por ejemplo, once
países, comenzando por Reino Unido e Irlanda, han
declarado el estado de “emergencia climática”, aunque sólo sea, como dijo
el primer ministro irlandés, en “gesto simbólico”; y han abierto el
apetito de ciertos grupos financieros y esos nuevos capitanes de la industria
verde, que ya calculan los beneficios que pueden sacar del “sector del
clima”. La petición de reducir a cero las emisiones de CO2 también la han hecho
el Banco Mundial y un montón de empresas inversionistas,
como HSBC, JP Morgan Chase y Citi, que
se han unido en el Climate Finance Partnership. Lo peor es
que exigen acceso directo al dinero de los contribuyentes y a los
fondos de pensiones; dinero que, según ellos, sería dirigido a proyectos en
África, Asia y América del Sur. (5)
Otro logro
significativo de Extinction Rebellion es la amplia cobertura
que le han prestado todos los medios de comunicación corporativos, como no
podía ser de otro modo tratándose de un producto de sus propias factorías. No
es casualidad que fuese un columnista de The Guardian quien
leyese la Declaración de Extinction Rebellion durante su
primera acción, que tuvo lugar el 31 de octubre del año pasado en Parliament
Square de Londres. Incluso, sólo nueve meses después, el Albert
Museum de esa ciudad incluyó en sus colecciones algunos artefactos de
la organización (logos y otra parafernalia), que al parecer merecen un sitio al
lado de las mejores obras de arte de la historia de la humanidad ¿Alguien
conoce algún movimiento subversivo de la historia que las clases dominantes
hayan abrazado tan cálidamente como Extinction Rebellion? La razón es
simple: Extinction Rebellion no representa ninguna rebelión en absoluto.
Perturbar el tráfico de calles y aeropuertos puede poner a una mayoría de la población
en contra de Extinction Rebellion. De hecho, una de sus últimas
acciones pudo acabar en desgracia. Hace pocos días, un pequeño grupo de “rebeldes” se
subió a lo alto de uno de los trenes del metro de Londres para
dispensar su prédica a los pasajeros enfurecidos que abarrotaban el andén,
hasta que estos descabalgaron a uno de los activistas por las bravas.
(6)
No obstante,
en estos movimientos las mayorías no son necesarias. El co-fundador
de Extinction Rebellion, Roger Hallan, ha dejado claro que se inspiran en
la obra de Gene Sharp y su teoría de la acción no violenta,
que dice que basta con que haya un 3,5 por ciento de la población que respalde
la protesta, para que esta se vuelva más masiva y desencadene cambios. Es la
misma estrategia que se ensayó en las “revoluciones de colores”, desde Serbia a los países árabes;
la que se enseña en los centros de formación de líderes para que la apliquen
allí donde haya un “régimen autoritario”, etiqueta que invariablemente
recae sobre los países que no se pliegan a los dictados de Washington y
sus aliados europeos de la OTAN.
Las diversas “escuelas de activistas no violentos” que
funcionan por el mundo, como el Colegio Kennedy de Harvard o
las mencionadas Common Purpuse y Tavistock Institute, se
reúnen anualmente en el llamado Oslo Freedom Forum (Foro de la
Libertad de Oslo), conocido como “el Davos de los disidentes”. (7) Allí se da cita lo más granado de la
extrema derecha mundial, disfrazada de “activistas por el clima” y por los
“derechos humanos”, como los que este verano culparon de los incendios en la Amazonía al
presidente de Bolivia, Evo Morales, y organizaron
concentraciones frente a las embajadas de ese país, en las que participó Extinction
Rebellion.(8) No en vano, el Oslo Freedom Forum está patrocinado por Human Rights Foundation, criatura de Thor Halvorssen Mendoza, un venezolano de familia adinerada
y ascendencia noruega, ligado a las “pacíficas” guarimbas que intentaron el
golpe de Estado en Venezuela de 2002 y el más reciente de este año.
Las
clases de activismo que financia Human Rights Foundation y
su Freedom Forum cuentan con maestros de la calaña de Srdja
Popovic, fundador del movimiento Otpor, que intervino en
el golpe de Estado contra el presidente de Serbia, Slobodan
Milosevic, y que más tarde, en 2004, fundó CANVAS (Centro
para la Aplicación de Acciones y Estrategias de No Violencia), que, como se ha
demostrado, está financiado por la CIA a través de uno de sus
órganos, la NED (National Endowment for Democracy). El
País, fiel propagandista del Oslo Freedom Forum, definió a Popovic como
“entrenador de revolucionarios”, que “ha adiestrado a todo aquel
que desea hacer una revolución sin levantar un arma, desde activistas de la
primavera árabe a insurrectos del Maidán”. (9) y (aquí).No hace falta más para saber que su
“no violencia” incluye asesinatos en masa e implantación de gobiernos
pro-nazis.
Entre los “revolucionarios” asistentes a las diversas
citas del Oslo Freedom Forum hemos visto a los más señeros
representantes de la oposición de extrema derecha venezolana,
los Cascos Blancos y los jóvenes “pro-democracia” de Hong
Kong. (10). En la última reunión, celebrada en
México el pasado mes de febrero, estuvieron presentes también el secretario
general de la OEA, Luis Almagro, y la conocida disidente
cubana, Rosa María Payá. El 28 de dicho mes El
País digital publicaba una entrevista con Thor Halvorssen
Mendoza, presidente de Human Rights Foundation, a quien, por
supuesto, se califica de "activista".
Todos los
grupos reunidos en el Oslo Freedom Forum están bien
financiados, entrenados y dispuestos a expandirse. Por ello, quizás no nos
pueda sorprender que unos folletos con el título en catalán “Puente aéreo
Hong Kong – BNC” circularan estos días pasados por las manifestaciones de
Cataluña contra la sentencia del Procés. Quede claro que no estoy afirmando que
este haya sido el motor de las movilizaciones; sino sólo señalando que estos
grupos de disidencia controlada pueden haber intentado echar redes en río
revuelto. (11) repartido por los Comités de Defensa de la
República.
Extintion
Rebellion ya
tiene su sucursal en España. La sociología de sus integrantes es
muy parecida a la británica: una elitista New Age compuesta de
académicos y académicas con inquietudes ecologistas; gente, en general, con
dinero y ocio suficientes para llevar esa vida sana que es inalcanzable
a la mayoría de la clase trabajadora. Ya han realizado sus primeras
acciones. Este mes de octubre bloquearon el acceso principal a la sede
de Repsol en Madrid, y el día 7 cortaron el tráfico de una arteria
principal de esta ciudad, en hora punta, para acampar enfrente del Ministerio de Transición Ecológica.
Estas acciones se realizaron simultáneamente en otros lugares como Barcelona,
Mallorca y Zaragoza. (12)
Crisis Climática.
La
puesta de largo mediática de Extintion Rebellion en el Estado
español ha estado a cargo -cómo no- de El País, que hizo un prolijo
reportaje sobre esos “Ciudadanos de toda Europa [que] han
pasado a la acción directa contra la crisis climática”. (13) (CAMBIO
CLIMÁTICO). Entre los españoles, se destaca a Jorge Riechmann, profesor de Filosofía
Moral y Política de la Universidad Autónoma de Madrid; y, en Barcelona, a Chelo
García, profesora de yoga y psicoterapeuta. En su página web se puede ver
la lista de adherentes, que encabeza Santiago Alba Rico.
(14) Será interesante comprobar si tienen los
“activismos” suficientes para asistir al próximo evento del Oslo
Freedom Forum.
No nos engañemos, los costes de la “transición ecológica” -o
lo que en el mundo angloparlante llaman "Green New Deal"-, que trampantojos
como Extinction Rebellion intentan imponer por decreto ley,
los vamos a pagar la clase trabajadora mundial, cuya mitad, al menos, ya está
obligada a vivir en la más absoluta miseria. La causa de la crisis ecológica y
su verdadero responsable es el sistema económico capitalista, cuyo
único objetivo es la ganancia. Ninguna lucha que no tenga por objetivo acabar
con este sistema puede salvar el planeta, ni a la humanidad de su esclavitud. Socialismo o barbarie.
VÍDEO RELACIONADO:
Notas y
referencias bibliográficas:
2 Véase el interesante relato de
y los vídeos incluidos en https://steemit.com/news/@francesleader/from-occupy-to-extinction-rebellion-exposing-the-common-purpose
4 Véase la publicidad que les
hace The Guardian: https://www.theguardian.com/environment/2019/jul/12/us-philanthropists-vow-to-raise-millions-for-climate-activists
6 Parece ser que esto ha creado
disensiones internas en el grupo, como lo justifica The Guardian: https://www.theguardian.com/environment/2019/oct/17/london-tube-protest-divides-extinction-rebellion
7 Véase el esclarecedor -sin
proponérselo- reportaje de la BBC, https://www.bbc.com/news/world-europe-29708917
9 https://elpais.com/internacional/2015/05/26/actualidad/1432630424_103333.html Todos los artículos sobre el Oslo
Freedom Forum publicados por El País se pueden consultar en https://elpais.com/tag/off_oslo_freedom_forum/a/
11 El folleto incluye
instrucciones para dotarse del costoso equipo que debe llevar todo “activista”:
casco, máscara antigás con sus filtros, guantes ignífugos para agarrar botes de
humo, gafas protectoras... Esto, junto con comida, agua y títulos de
transporte, se suministran a diario a los jóvenes de Hong Kong. El folleto pudo
verse en El Intermedio, de La Sexta TV, cuando la reportera enviada al terreno
de la movilización catalana, llevaba uno en la mano y la cámara lo enfocó
brevemente.
El
socialismo burgués según el
Manifiesto del
Partido comunista 1848
Una parte de
la burguesía desea mitigar las injusticias sociales, para de este modo
garantizar la perduración de la sociedad burguesa.
Se
encuentran en este bando los economistas, los filántropos, los humanitarios,
los que aspiran a mejorar la situación de las clases obreras, los organizadores
de actos de beneficencia, las sociedades protectoras de animales,
los promotores de campañas contra el alcoholismo, los predicadores y
reformadores sociales de toda laya.
Pero,
además, de este socialismo burgués han salido verdaderos sistemas
doctrinales. Sirva de ejemplo la Filosofía de la miseria de Proudhon.
Los
burgueses socialistas considerarían ideales las condiciones de vida de la
sociedad moderna sin las luchas y los peligros que encierran. Su ideal es
la sociedad existente, depurada de los elementos que la corroen y revolucionan:
la burguesía sin el proletariado. Es natural que la burguesía se
represente el mundo en que gobierna como el mejor de los mundos posibles.
El socialismo burgués eleva esta idea consoladora a sistema o semisistema. Y al
invitar al proletariado a que lo realice, tomando posesión de la nueva
Jerusalén, lo que en realidad exige de él es que se avenga para siempre al
actual sistema de sociedad, pero desterrando la deplorable idea que de él se
forma.
Una segunda modalidad, aunque menos sistemática bastante más práctica, de socialismo, pretende ahuyentar a la clase obrera de todo movimiento revolucionario haciéndole ver que lo que a ella le interesa no son tales o cuales cambios políticos, sino simplemente determinadas mejoras en las condiciones materiales, económicas, de su vida. Claro está que este socialismo se cuida de no incluir entre los cambios que afectan a las “condiciones materiales de vida” la abolición del régimen burgués de producción, que sólo puede alcanzarse por la vía revolucionaria; sus aspiraciones se contraen a esas reformas administrativas que son conciliables con el actual régimen de producción y que, por tanto, no tocan para nada a las relaciones entre el capital y el trabajo asalariado, sirviendo sólo -en el mejor de los casos- para abaratar a la burguesía las costas de su reinado y sanearle el presupuesto.......
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sólo ve identidades de género, raza, religión, nacionalidad u orientación
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