Pedro
Sánchez, la mochila austriaca o el arte del engaño
Fuentes: TopoExpress
Pedro
Sánchez, la mochila austriaca o el arte del engaño
Nuevo
ejecutivo, viejas ideas.
No son “Fake
News“, no son noticias falsas. No es invento de la derecha derechona con ánimo
de restar electorado a la izquierda (en especial al PSOE). Es una propuesta
seria, muy seria, tan seria que fue enviada al Consejo Europeo pocos días
después de que Pedro Sánchez ganara las elecciones. El nombre del documento
es: Programa de estabilidad 2019-2022[1] (las líneas económicas del futuro
gobierno). En paralelo, también se envió el denominado Programa Nacional de
Reformas (Programa
Nacional de Reformas 2019, [2] (las leyes y decretos que piensa
aprobar el ejecutivo). (2.6.2. Reto demográfico: envejecimiento y despoblación,
2.6.3. Refuerzo de la protección social en el mercado de trabajo)
En estos
documentos se definen las líneas fundamentales y algunas concreciones en temas
como relaciones laborales, pensiones, recortes, previsión de déficit público,
etc. Es la hoja de ruta del nuevo gobierno, que se pondrá en marcha con la
bendición de la Comisión Europea. Nuestro país, no lo olvidemos, perdió su
soberanía cuando Zapatero y las derechas, estatales y nacionalistas, modificaron la Constitución para asegurar el pago de la deuda.
Es un
documento que, al margen de su contenido económico, fija indirectamente la
orientación social del ejecutivo entrante, el grado de cumplimiento de las
promesas electorales y la política de alianzas. Pedro Sánchez habrá de pactar
sus apoyos.
Simplificando,
son tres los grandes bloques que se han propuesto a Bruselas: las grandes
magnitudes económicas y el control del gasto (del que hablaremos en otros
artículos), las pensiones y, especialmente, los compromisos legislativos. El
gobierno (aún no formado) se compromete entre otras cosas a mantener el salario
mínimo interprofesional en torno a los 1.000 euros, se impondrá la mochila
austríaca y simplificarán los contratos dejándolos en tres (acercándose a la
propuesta de Ciudadanos con su contrato único). Esta es la hoja de ruta que
Pedro Sánchez ha enviado a la Comisión europea. Evidentemente faltan
concreciones en algunos casos, aunque hay propuestas que ya se han ejecutado.
Pedro
Sánchez pretende que, hasta el 2022, las pensiones crezcan según el IPC (la
presión social obligó a incluir esta medida). Esa fecha, según el ejecutivo
entrante, es la frontera; a partir de ahí la revalorización será solo del
0,25%. Es decir, se volvería a aplicar el invento de Rajoy del 2013 (el llamado
índice de revalorización de pensiones o IRP). Recordemos que la norma que
impedía la subida de pensiones no fue derogada.
El otro gran
tema que Pedro Sánchez ha propuesto a la Comisión europea es la aplicación, a
partir del 2020 y de forma progresiva, de la denominada “mochila austriaca”. Un
plan de pensiones privado que se cobra de forma diferida (y no es el chiste de
la Cospedal).
Tiene tres
grandes objetivos. El primero, reducir el costo de las pensiones futuras; una
parte será cubierta por el Estado y otra por los planes de pensiones privados
generados con la “mochila”. El segundo, reducir hasta hacer desaparecer las
indemnizaciones por despido (además de que el despido ya es libre, se consigue
hacerlo gratis). El tercero, refinanciar a la banca con 144.000 millones que es
el monto actual de las pensiones en nuestro país (se crean las bases futuras
para la apropiación privada de los recursos producidos por las pensiones
públicas). La propuesta enviada a Bruselas ya dibuja el compromiso del PSOE con
el denominado Plan pan-europeo de pensiones individuales (PePP) que hemos
analizado en otros artículos.[3]
Su
historia
No es un
invento nuevo, ni siquiera original. Es copia, como su nombre indica, del
método adoptado en Austria. Con una salvedad: la economía española no se parece
en nada a la del país centroeuropeo, ni en empleo (paro en Austria 4,8% –pleno
empleo–; nosotros 16% de paro), ni precariedad (ellos 9,2%; nosotros 30%), ni
riqueza (son el doble de ricos que nosotros, medido en PIB), ni sueldos (su
salario mínimo es casi el doble que el nuestro). La mochila en Austria fue
instaurada en 2003.
En nuestro
país, ese método de capitalización fue propuesto en la época del gobierno
Zapatero (2010) aunque se olvidó en un cajón. La situación que se avecinaba, de
recortes a “troche y moche”, no recomendaba exacerbar más a la ciudadanía. Lo
mismo hizo el PP, pero en su caso optó por “tirar” de la hucha de las pensiones
hasta dejarla exhausta (en ese período se volatilizaron más de 70.000 millones
de euros). Posteriormente fue recogida en el acuerdo “non nato” entre PSOE, Cs
y Podemos en 2016. En febrero del 2019, el PSOE lo incluyó en la denominada
“mochila social” que tanto publicitaron y ahora la presentan en solitario con
el apoyo, podemos anticiparlo, de Cs y los poderes económicos fácticos; la CEOE
en el documento enviado a Bruselas[4] la menciona de forma literal, al hablar de “método austriaco”. El ejecutivo en
funciones utiliza una mistificación lingüística; habla de: “abordar la implantación gradual de un sistema de cuentas individuales
de capitalización para la movilidad”.
Simplificando,
es una especie de plan de pensiones privado que acompaña al trabajador a lo
largo de su vida laboral. La mochila austríaca está asociada a la implantación
del Contrato único propuesto por Cs (Ciudadanos). La empresa, en vez de pagar
el despido, aporta un 1,53 % mensual del salario bruto del trabajador a un
fondo de capitalización. Este dinero se acumula independientemente del contrato
que se tenga. El trabajador dispone de ese dinero en el momento en que es
despedido (y por tanto se elimina la indemnización por despido) o cuando desee
crear su propia empresa o dejarlo, llegado el día, para que complemente su
pensión de jubilación; incluso se podrá heredar. En Austria, donde se ha
aplicado desde el 2003, se suprimieron inmediatamente las indemnizaciones por
despido.
Un ejemplo.
Según la propuesta del PSOE enviada a Bruselas, un trabajador que cobre 1.000
euros/mes dedicaría 15,3 euros mensuales. (183,6 anuales) a esa “mochila
austríaca”; esa cantidad se acumularía y serviría para cubrir su despido. La
derecha y la patronal están de enhorabuena. La CEOE se ha apresurado a explicar
sus propuestas sobre el tema en un documento titulado “Estudiar la implantación
del fondo de despido similar al modelo austriaco”. Insistimos: en Austria la
aplicación de este método implica que, para obtener el equivalente a la
indemnización por haber trabajado 25 años, ahora necesitan 37, es decir 12 años
más. Todo ello dependiendo de que la rentabilidad de los fondos de
capitalización donde se haya invertido el dinero sea como mínimo de un 6%
anual; cosa más que improbable en la situación actual. Se pretende que sea
discutido en las reuniones del Pacto de Toledo.
Hay, como es
obvio, varios interrogantes. ¿Se implementará? ¿Quién pagará, trabajadores o
empresarios? ¿Cuánto se pagaría? Como decimos, es una propuesta perfectamente
seria. Muestra los límites de un gobierno que, una vez dejada atrás la vorágine
electoral, se apresta a desarrollar las propuestas de los sectores financieros.
La participación, o no, de Unidas Podemos en los futuros gobiernos estatales o
autonómicos tendrá una importancia relevante y no será para bien, como
analizaremos posteriormente.
En Austria
es el empleador el que paga ese 1,53%. En nuestro país no está definido, la
presión de los poderosos ha llevado a declaraciones de algunos ministros sobre
la inconveniencia de aumentar la presión fiscal sobre las empresas, lo cual
sólo nos deja un posible donante: el propio trabajador.
La segunda
cuestión es aún más compleja. En Austria, con sueldos mínimos muy cercanos a
los 2.000 euros, el aporte a la mochila es, como hemos señalado, un 1,53% del
salario bruto. En España, teniendo en cuenta que nuestro salario mínimo es la
mitad, para igualar la cantidad “ahorrada” se nos debería retraer entre el 3 al
5%.
La única
cuestión que ha quedado definida es quién se responsabiliza de la gestión: las
entidades privadas. Pero, como hemos analizado en otros artículos anteriores, la
situación de la banca española y europea es muy crítica. Recordemos que la “mochila austriaca” se constituirá como Planes de capitalización privados. Las
entidades financieras no se hacen responsables de la rentabilidad de esos
fondos; si la inversión da un resultado negativo y los fondos se pierden, el
Estado se hará cargo del 100% (si tiene dinero, claro), con lo que el riesgo
para las entidades financieras es igual a 0. En ese supuesto los trabajadores
pagarían dos veces. La primera, cuando se les retiene esa cantidad. La segunda,
vía impuestos porque, en caso de quiebra el Estado cubriría ese “agujero” con
los impuestos recaudados. De nuevo pretenden que llenemos sus arcas a costa de
nuestras pensiones futuras.
Dirán que se mejora con el contrato fijo que se propone,
pero… ¿qué más da si pueden despedir en cualquier momento y gratis? En realidad
se facilita el despido, puesto que dejan de existir las indemnizaciones. Los
empresarios podrán despedir sin coste. Se ataca ferozmente la negociación de
los convenios, la antigüedad, o cualquier derecho conseguido hasta ese momento.
En España hay tres millones de parados, un ejército de reserva suficientemente
grande para cubrir la rotación laboral, que crecerá en el futuro inmediato con
la implantación de la robótica a todos los niveles. El empresariado necesita
aún más flexibilidad y peores condiciones de contratación para asegurar su tasa
de beneficios.
Cuando nuestros hijos lleguen a la edad de jubilación, el
trabajador podrá recuperar el capital acumulado en su mochila (si ha tenido
suerte de trabajar todos esos años), pero se puede encontrar con tres
desagradables sorpresas:
La primera. Suponiendo que el banco, caja
o entidad que haya gestionado su dinero no haya quebrado (estamos hablando de
muchos años), no recibirá todo lo aportado, el saldo final se verá reducido por
los costes que aplique el banco en la gestión de esos fondos. Además, como la
rentabilidad en bolsa es negativa (la mayoría de los planes de pensiones
privados actualmente dan pérdidas), nos encontraríamos con que nuestra hucha en
lugar de crecer, se ha reducido.
Segundo. En la actualidad las
indemnizaciones por despido están exentas de tributación. La “mochila” en
cambio es un fondo de Capitalización sobre el que caerá Hacienda en su momento.
En la actualidad la retención a IRPF es la siguiente:
0 a
12.450 €
|
se paga
un 19%
|
12.451
€ a 20.200 €
|
se paga
un 24%
|
Y así sucesivamente.
Repetimos.
Estamos frente a un Plan privado de pensiones. Esta propuesta vendría a
complementar otra aprobada por la UE con alevosía, nocturnidad y premeditación,
el denominado Plan pan-Europeo de pensiones privadas (PePP).
Un ejemplo:
Trabajador
que cotizó 35 años, acumuló en su mochila la cuantía de
|
11.245.5
€
|
El
banco cobra una comisión del 0,85% (renta fija)
|
Rescata
9.524,94 €
|
Si
decide retirarlo todo, el Estado aplica una retención cuya media es el 19%
|
Rescata
7.715 €
|
O bien,
si prefiere diferirlo, una pensión mensual durante dos años de
|
161
€/mes.
|
Sintetizando:
¿perdemos o ganamos?
El nuevo
método implica continuas pérdidas para los trabajadores respecto a la situación
actual. En caso de contratos temporales la pérdida por la indemnización no
cobrada sería del 45,9%, en caso de despido y, suponiendo 35 años cotizados,
las pérdidas fluctuarían entre el 36,6 % y el 81,9 %.
Trabajador
con Contrato Temporal (12 días/año).
|
|
En la
actualidad: contrato de 6 meses
|
Indemnización
300 €
|
Con la
mochila
|
Recibe
137,7 €
|
Pérdida
a cargo del trabajador…….. 45,9 %
|
Indemnización
|
|
Trabajador
con Cont. Indefinido, 35 años cotizados, despido improcedente[8]
|
62.136,99
€
|
Cont.
Fomento de la contratación indef. Desp. Obj. improcedente
|
35.506,85
€
|
Despido
por causas objetivas
|
17.753,42
€
|
En
todos los casos la mochila acumularía……………….……. 11.245,50 €.
El
trabajador pierde del 36,66 % al 81,90%
|
¿Dónde
está la izquierda?
Hasta el
presente, el gobierno de Pedro Sánchez se ha caracterizado por su blandura
respecto a los grandes poderes financieros y políticos. Desde una posición
vergonzosa, ha aceptado un golpe de estado en Venezuela, tuvo dificultades para
aceptar la revalorización de las pensiones según IPC, que ahora plantea
suprimir en 2022. El rosario de propuestas, algunas interesantes, que ha dejado
en el camino a la Moncloa es ya interminable: ¿dónde queda la eliminación de la
ley mordaza?, ¿dónde la derogación de la Reforma laboral impuesta por Rajoy?
¿Dónde la renegociación de la regla de gasto cuando es imposición de Bruselas?
¿Se enfrentará Pedro Sánchez a los grandes poderes financieros? Valga un
detalle. Solo dos semanas y media después de tomar posesión se entrevistó con George Soros antes que con Merkel.
En estos
pocos meses el ejecutivo socialista ha demostrado que se construyó de manera
improvisada (un ministro duró 6 días, la ministra de sanidad se apuntaba al
“método Cifuentes” para obtener su tesis doctoral), era un ejecutivo plagado de
“celibrities” que finalmente pasaron inadvertidas o, peor aún, demostrando una
enorme ignorancia en temas que deberían ser de su incumbencia, como en el caso
de Pedro Duque.
La patronal
está de enhorabuena. La presión de los poderes financieros ha encontrado un
primer eco en este gobierno ¡y aún no ha tomado posesión! Pedro Sánchez ya
tiene lo que quería, ha conseguido una mayoría holgada utilizando el espantajo
de Vox. Pablo Iglesias, tras la debacle electoral, pretende paliar su fracaso
“vendiendo” su acuerdo de “izquierdas” y un posible ministerio. En realidad no
ha ganado el “bloque de izquierdas”, sino el PSOE gracias a la derrota de
Podemos. Esta organización ha acentuado su declive iniciado en 2016. Sánchez
gana no tanto por méritos propios sino por demérito de los demás. La
polarización que se produjo en la campaña reactivó a las fuerzas de izquierda y
los nacionalismos. Esta amalgama no tiene un proyecto real de cambio, mientras
la derecha sí tiene proyecto, aunque la competencia por la hegemonía acabó por
pasarles factura.
El PSOE es
nuevamente el partido del régimen. Del probable naufragio en 2016, cuando era
posible el “sorpasso” de Podemos, ha pasado a convertirse en el punto central
del sistema político. Fue capaz de realizar una catarsis interna con tintes
izquierdistas aunque ésta solo sea una gran impostura. La capacidad camaleónica
del PSOE permitió que las movilizaciones sociales pasaran sin tocarlo. Incluso
el flanco feminista fue desbordado y cooptado en el discurso socialista, evidenciando
la facilidad con que se pueden manipular ese tipo de movimientos. En estos
momentos, el PSOE tiene una nada desdeñable capacidad de maniobra y aún más si
fuera capaz de incluir a Pablo Iglesias en el organigrama gubernamental. Los
socialistas han evidenciado que tienen una gran robustez interna. En cambio
Podemos es un partido de personajes, que se va desacreditando hasta el extremo
de que en estas elecciones locales los candidatos rehúsan presentarse con la
marca.
Adopte una u
otra fórmula, la alianza PSOE-UP ni cuestionará ni será una alternativa real de
cambio. Se mantendrá dentro de la ortodoxia neoliberal. Unidas Podemos no ha
muerto como representación, aunque ha muerto al abandonar su objetivo
fundamental: constituirse como eje de una mayoría alternativa al “statu quo”.
Unidas Podemos será a partir de ahora un socio secundario, desgarrado y
desgarrándose en luchas internas. De una forma u otra (como ministro o como
cargo importante en el gobierno) UP corre el riesgo cierto de convertirse en
una palanca más del propio sistema. Las responsabilidades institucionales
pueden convertir a esta organización en la vía para paralizar las demandas
sociales, al tiempo que genera una nueva “casta” de políticos profesionales.
UP ha
abandonado una visión de cambio estratégico para imbuirse en la filosofía del
mal menor. En esta fase su objetivo es formar parte de las instituciones. Lo
han dicho por activa y por pasiva. Pablo Iglesias necesita personalmente ocupar
algún cargo institucional; las críticas que le piden mantener a UP fuera del
gobierno, lanzadas desde Andalucía, Valencia y muchas localidades, parecen no
hacerle mella. Pablo Iglesias ha olvidado sus diatribas contra la “cuasi
dictadura” que representaba la constitución del 78, convirtiéndose en su
valedor principal en el período electoral. De pisotearla hace unos cuantos
meses, ahora la pasea por los escenarios como las “Tablas de la Ley” de un
nuevo Moisés. En esta fase de la negociación, UP está poniendo en sordina u
obviando los elementos que supongan un punto de fricción con el PSOE, como la
“mochila austriaca” o el PePP. UP ha callado, también en parte, porque era
prioritario presentar algunas pequeñas victorias que justificaran su inacción
frente a los grandes problemas nacionales y su alineamiento en la práctica con
la derecha independentista, lo que provocó una enorme desafección en Cataluña. La victoria de Cs en las últimas autonómicas fue una
de las consecuencias.
Como
analizaba Josep María Antentas en el “Topo
Exprés”, la participación de UP en un
gobierno del PSOE exacerbará las contradicciones internas en el seno de la
organización. El tándem Iglesias-Garzón tendrá que adoptar las medidas
antipopulares que impondrá Pedro Sánchez (el PSOE, como bien sabemos, solo es
de izquierda en período electoral). Todos los retrocesos que apunta el Plan de
Reformas enviado a Bruselas habrán de ser admitidos por UP. El resultado final
sería su pérdida de independencia política, la aceleración de su degradación
interna cuando colisione inevitablemente con su propia base social. Ya es
evidente que la presencia de Podemos en las instituciones no cambiará las
políticas del PSOE, sino al propio Podemos.
Notas:
[1] http://www.mineco.gob.es/stfls/mineco/prensa/ficheros/noticias/2018/ProgramaEstabilidad2019-2022.pdf
[2]
[3] PEPP: el austericidio de
las pensiones públicas. Los nuevos adivinos (I). https://www.cronicapopular.es/?s=pensiones. También en Viejo Topo nº 376 Mayo 2019.
Por
Victoria Portas | O informe de COESPE sobre a Mochila Austríaca
[5] Los
cálculos se han realizado siempre sobre un salario bruto de 1.500 €/mes,
21.000€/año. Los datos han sido extraídos de Informe de COESPE sobre la Mochila Austriaca de Victoria Portas,
ex-portavoz de COESPE.
[6] Las indemnizaciones
actuales provienen del bolsillo de la empresa. Con la propuesta sobre la mesa
el 1,53% de la mochila te lo detrae el empresario de tu nómina para ingresarlo
en el fondo que él quiera.
[7] Los
datos han sido extraídos de Informe de
COESPE sobre la Mochila Austriaca de Victoria Portas, ex-portavoz de
COESPE.
Informe
de COESPE sobre a Mochila Austríaca, por Victoria Portas Mariño
[8]
Trabajador indefinido con 35 años cotizados, con un salario bruto de 1.500€/mes
y es despedido a 12.02.2018
Ingreso
mínimo vital y mochila austriaca, asistencialismo envenenado
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lodos
Alfredo
Grimaldos. Claves de la Transición 1973-1986 (para adultos) De la muerte de
Carrero Blanco al referéndum de la OTAN
¿Qué es la mochila austriaca? La
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estudiará cómo implantar la ‘mochila austriaca’ en España
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(1902). Rosa Luxemburgo: La cuestión
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