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Un análisis
marxista del manifiesto de la plataforma ¡En Pie! del 25-S.
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cartel, darle un clic al artículo
25 de septiembre, rodear el Congreso. Maniobra burguesa y ¿provocación? ¿Peligra la HG del 26-S? La tarea actual Destacado
Por Aurora Despierta
Jueves, 06 de Septiembre de 2012 11:11
No
necesitamos Cortes Constituyentes, ni referéndum de CCOO-UGT, sino avanzar en
unificar las luchas, hacer fracasar la estrategia del capital español y europeo
(Reforma Laboral, Pacto, Tratado, Ley de Estabilidad, y otras), que ningún otro
gobierno ni Cortes tomen el relevo en esa política
Me informan de que
la Plataforma ¡En Pie! mantiene su convocatoria y en sus términos, pese
a las reuniones e intentos por reconducirla. Aunque no puedo enterarme de más,
saco del cajón este texto. Ya no caben más contemplaciones ni esperas con la Plataforma
A los Pies del capital.
La Plataforma
¡En Pie!, por medio de internet, ha lanzado un Manifiesto llamando a
rodear el Congreso de los Diputados, en Madrid, el día 25 de septiembre, a fin
de provocar la dimisión del Gobierno del PP, del Rey, la disolución de las Cortes
y la convocatoria de Cortes Constituyentes para elaborar una nueva
Constitución, y satisfacer determinadas reivindicaciones. Tras su aparente
radicalidad y populismo, tras el atajo, se esconde una trampa. La clase
trabajadora no tenemos por qué estar eligiendo entre esta convocatoria
aventurera y antiobrera o el sabotaje a la lucha de CCOO y UGT. [Para
ver bien el cartel de la imagen: clic sobre ella. Situarse encima, ratón
derecho: “Abrir imagen en nueva pestaña” o “Ver imagen” o Copiar o Guardar]
1.- ¿Quién está
detrás de esta propuesta? No la clase trabajadora, sino, en el mejor de los
casos, pequeños burgueses haciendo el juego a la burguesía. Sienten fobia y tirria hacia la clase trabajadora
consciente. ¡Ni se atreven a mencionar las palabras “trabajador”, “clase”,
“huelga”!
Enterada por el
programa “Al rojo vivo” de la 6ª tv, me han pasado el Manifiesto
de la Plataforma y poco más. Es suficiente. Antes de entrar de lleno a analizar
sus propuestas (Cortes Constituyentes, etc.), quiero hacer unas observaciones
que ayudarán a entender mejor de qué se trata y mi actitud.
No se puede
convertir en progresista o revolucionario lo que en sus fundamentos es
reaccionario aunque aparente lo contrario, como demostraré. Un movimiento de la
clase trabajadora con confusiones se puede superar más allá de su planteamiento
inicial. Pero no lo que desde su inicio es una iniciativa aparentemente
pequeño burguesa que pertenece al campo de la burguesía y es una amenaza para
los trabajadores/as, tanto mayor cuanta más gente confusa quede atrapada en sus
redes porque está furiosa y quiere “hacer algo”. Hay que rechazarla, no
pretender modificarla y llevarla más lejos. No la necesitamos para nada,
podemos impulsar nuestro movimiento. No corramos el riesgo de caer en una trampa.
No hay razón para acudir al 25-S. La lucha que nos llevará a la victoria
es de corredor de fondo y contra otros objetivos. No nos dejemos llevar
por la impaciencia y los falsos atajos que favorecerían nuestra derrota.
En una primera
lectura, la indignación y la denuncia de la situación actual recogida en sus
dos primeros párrafos, puede dar el pego, aunque no se puede tratar a todas las
fuerzas políticas por igual, acusándolas a todas de “enriquecimiento desmedido
e ilícito”. Pero cuando lees todo el Manifiesto, te das cuenta de que es un
cebo demagógico y populista para que caigamos en la trampa. Porque los
intereses que defienden no escapan de los de la burguesía, como lo demuestran
sus propuestas. En sus denuncias y objetivos, a pesar de la aparente radicalidad
de la exigencia de Cortes Constituyentes, están incluso por detrás de los
más conciliadores sindicatos. Y explico y demuestro por qué.
Unos
trabajadores/as con una elemental conciencia de clase, y una mínima base
teórica socialista (no significa miliar en ningún partido, y menos en el PSOE),
nunca habrían escrito este Manifiesto. Unos trabajadores/as se habrían
presentado como trabajadores/as y dirigido su llamamiento sobre todo a sus
compañeros/as de clase, distinguiéndose de otros ciudadanos como la burguesía y
sus servidores en el Estado (partidos políticos burgueses, alta burocracia,
militares, policías). Es muy llamativo y revelador que en el Manifiesto no
figuren ¡ni una sola vez! las palabras “trabajadores”, “clase”, “huelga”.
Aunque exigen “La derogación inmediata de los recortes y de todas las reformas
en contra del estado de bienestar”, la contrarreforma laboral no es
exactamente un recorte, ni parte del “Estado de bienestar”, y en todo caso, ningún
trabajador/a se habría olvidado de mencionarla expresamente como una gravísima
agresión contra nuestra clase a favor de todos los burgueses, sean
grandes, medios, pequeños o micros. ¿No será porque los autores del
Manifiesto tienen afinidades, cuando menos, con los empresarios micros y
pequeños?
Un trabajador/a
con una mínima conciencia sabe que los ataques le vienen también de la Unión
Europea del Capital, de una estrategia común de toda la burguesía
(pactos, tratados, condiciones, rescates) y del papel del Banco Central
Europeo. Pero no encontraréis ni una palabra sobre esto, porque no
quieren que hagamos fracasar esa ofensiva estratégica, ni nos unamos los
trabajadores/as europeos.
Un trabajador/a
mínimamente consciente pondrá en el centro de sus denuncias al sistema
capitalista, al régimen asalariado del trabajo, y al Estado burgués que
lo protege, en lugar de a “los políticos” (a bulto), como rezuma este
Manifiesto. Meterse con “los políticos” pero no cuestionar para nada el trabajo
asalariado, y ver, como la Plataforma, en el Estado burgués ¡la solución! a los
problemas (¡cuando es parte fundamental del problema!), es de lo más burgués y
puede llevar a derivas antidemocráticas.
Un trabajador/a
consciente no ataca a los banqueros, etc., por su “avaricia”, sino al
capitalismo en su conjunto (financiero, agrario, extractivo, industrial,
comercial...), por su propia dinámica de funcionamiento basada en la
acumulación, en forma de capital, de trabajo no pagado o plusvalía, que hace
que la explotación sea inevitable haya más, menos o ninguna avaricia en
el burgués. En este Manifiesto, nos encontramos con referencias a los
“mercados”, el “poder económico”, la “oligarquía intocable”, la crisis
considerada sólo en términos de “estafa”, o de “pretexto” para las agresiones,
“la avaricia de los grandes intereses”, la acusación genérica a “banqueros,
políticos y empresarios”, pero no al capitalismo y su funcionamiento inevitable.
Un trabajador/a
consciente sabe que es precisamente el Estado burgués el encargado hoy de desmantelar
el “Estado de bienestar” (los gastos sociales, funcionarios y empleados)
como parte de la estrategia conjunta de la burguesía española y europea
de abaratar al máximo los costes salariales y sociales de la clase
trabajadora y sectores populares, a fin de preservar mejor sus ganancias.
Para ello se sirven entre otros del Pacto de Estabilidad y Tratado de
Estabilidad de la UE y la Ley de Estabilidad con fecha
tope de 2020. Por tanto la solución no puede venir del Estado burgués,
sino de la lucha de los trabajadores/as como clase capaz (huelgas, etc.) de derrotar
esa estrategia de la burguesía, comprendiéndola a fondo, y derogando sus tijeras
y hachas (Pacto, Tratado y Ley de Estabilidad, y derivadas). El Estado
tiene una naturaleza de clase burguesa, para proteger el capitalismo,
poniendo algo de orden en sus disputas y descarríos, sirviendo de garrote
contra los trabajadores/as, y en las luchas contra las burguesías de otros
estados (guerras). Pero la Plataforma pretende que el problema del Estado no es
intrínseco a su propia naturaleza, sino que esté manipulado por esos
sectores como si pudiese ser realmente de otra manera y estar al servicio de la
“soberanía popular”, por lo que la solución vendría a través del Estado burgués
con una nueva Constitución y representación electoral en las Cortes. Un
trabajador/a consciente ve la solución definitiva en la superación del
capitalismo y el desmantelamiento de su Estado, no en quitar o poner a unos
políticos y hacer nuevas Cortes burguesas, ni en palabras lindas y brindis al
sol “por una Sociedad más justa”, “reparto equitativo de la riqueza”, etc., que
no son más que un camelo capitalista
Para llegar a la
mayoría no se necesita el discurso burdamente populista del Manifiesto. Tal
discurso responde a unos intereses de manipulación de masas. Se puede
tener un discurso y utilizar un lenguaje al alcance de la mayoría, que sin
embargo sea la expresión de un pensamiento social y políticamente profundo y de
verdad progresista y revolucionario, y aquí, desgraciadamente, no hay ni lo uno
ni lo otro.
Sin embargo, en
este Manifiesto, sólo encontramos el más bajo, demagógico y adulador populismo
ciudadanista (“nosotros, personas comunes”, “gente común”, “ciudadanos”),
dirigiéndose a “toda la ciudadanía” sin distinción de clases; las ilusiones,
mitos y fantasías de la clase media radicalizada, de la pequeña burguesía, es
decir, sobre todo, supongo, de los profesionales titulados y universitarios que
se ven maltratados por el capitalismo, con sueldos bajos, en paro o debiendo
emigrar (como en los años 50 y 60 del siglo pasado, los campesinos,
trabajadores/as asalariados de baja cualificación o represaliados), pero que
siguen depositando sus esperanzas de promoción en papá Estado burgués
una vez hecha la limpieza de los actuales políticos.
El populismo y la
superficialidad de sus planteamientos, delatan su interés por ocultar las
causas profundas de la grave situación y su dinámica, que se encuentran en la
naturaleza del capitalismo, en el régimen asalariado del trabajo, en su
decadencia histórica, de su crisis actual y de su futuro y de quiénes son los
que pueden construir otra civilización: la clase trabajadora. Su
anticapitalismo y anti-neoliberalismo son un camelo porque ¡ni mencionan a los
trabajadores! Un diagnóstico del todo equivocado, da lugar a remedios
peligrosos. Denuncian estafas y fraudes pero no la “estafa” primordial, la
del trabajo no pagado como origen de la ganancia gracias al régimen asalariado
del trabajo, tal vez porque aspiren a ser “emprendedores”, micro o
pequeños empresarios. Pero pretenden haber descubierto las “raíces tan
profundas” y plantean unas exigencias que no pasarían de ser como el pastoreo
del ganado que come la hierba pero deja sus raíces, de modo que las hierbas
(malas en este caso) brotaran con fuerza renovada.
Si Marx y Engels,
en su Manifiesto Comunista, parten de y responden a los intereses internacionales
de la clase trabajadora y con ella los de la Humanidad; los de
Plataforma ¡En Pie!, en su Manifiesto, parten de los pequeños
burgueses radicalizados con una perspectiva nacional y, sean o no
conscientes de ello, responden a los intereses de la burguesía española y
del resto de la Unión Europea, contra la clase trabajadora, como
demostraré.
2.- La trampa
de las Cortes Constituyentes da la soberanía al Capital. Reivindicaciones
subordinadas al programa burgués. Los pequeños burgueses buscan ventajas a
nuestra costa. El plan B para derrotarnos
La Plataforma ¡En
Pie! no pretende sólo la dimisión del Gobierno, sino la disolución de las
Cortes y un nuevo proceso constituyente. Las referencias a las soberanía
popular, etc., pueden sonar muy bien, pero son profundamente engañosas. La vida
social y política no se mueve según nuestros deseos y discursos, sino según una
“leyes” propias de la lucha de clases. Supongamos, y ya es demasiado suponer,
que se disolviesen las Cortes y se llamase a un proceso constituyente. ¿Quién
constituiría? ¿La voluntad del pueblo, de toda la ciudadanía? ¿Acaso no son
ciudadanos y de mil maneras influyentes –poderoso caballero es don dinero– los
directivos y propietarios de los grandes paquetes de acciones de los bancos, de
las industrias del automóvil, química, armamento, construcción, de las cadenas
comerciales, de las fincas agrarias, de las flotas pesqueras, etc.; y dándoles
la mano, los altos burócratas del Estado, jueces, generales, jefes de policía,
etc.? La sociedad tiene un carácter de clase bien claro: es el capitalismo,
basado en el régimen asalariado del trabajo, por el que una clase (la
burguesía) se apropia del trabajo no pagado de otra (la clase trabajadora o
proletariado) y el Estado que inevitablemente surge de ella protege esta
“estafa”. Si no luchas contra el capitalismo y no quieres que la sociedad sea
un auténtico caos, debes preservar su funcionamiento. Esto, unido al poder e
influencia de la burguesía, se traduce en que el poder constituyente no está en
manos del “pueblo”, sino del capitalismo, de la burguesía. Además, tiene el
Ejército y la policía, que por su extracción social, organización, disciplina
de cuerpo, función e ideología, se identifica y protege los valores del
capitalismo, y tiene como su finalidad mantener este orden social. Por eso la
Transición resultó lo que resultó, por mucho que desde cierta “extrema
izquierda” se reclamase una Asamblea Constituyente más rupturista con el
franquismo, pero burguesa, para la que ni siquiera existía la debida
correlación de fuerzas porque la burguesía, entre derecha e izquierda, se había
decidido por la transición pactada.
Por si fuera esto
poco, están los partidos políticos de la burguesía, que bien podrían
transformarse camaleónicamente en otros. Y por diferentes que sean, por mucha
reforma electoral que se haga de modo que a la izquierda más a la izquierda se
le reconozca la representación en votos que tiene, el papel del Estado de
gestión de esta sociedad, bajo la presión de “los mercados”, hará que releven
al PP en llevar adelante el programa de la burguesía española que es también de
la Unión Europea: contrarreforma laboral, Pacto, Tratado y Ley de
Estabilidad, que suponen derrotar para esta década a los
trabajadores/as, abaratarnos y empobrecernos con la reducción de los salarios,
el poder totalitario de la patronal en la empresa, y el desmantelamiento
efectivo del “Estado de bienestar”.
Las Cortes
Constituyentes sólo responde a las pretensiones de unos pocos, para pasar de la
Monarquía o a no se sabe bien qué. En cualquier Constituyente, teniendo en
cuenta la permanencia del capitalismo y de su Estado burgués (bajo régimen
franquista, monárquico constitucional, republicano, presidencialista caudillista…),
quien constituye no es “el pueblo”, menos la clase trabajadora, sino
quien tiene de verdad el poder para constituir, quien constituye el
poder fáctico real, la burguesía con su dominio de los medios de
producción, lo que garantiza por el monopolio de las armas a través de los
ejércitos y policías. Y quien lo niegue, o es un completo ignorante de la
historia real, o un mentiroso.
Para colmo, lo
único de verdad organizado y con poder son los partidos políticos que defienden
el capitalismo, sea en su versión neo-liberal y cada vez más
demo-ultraderechista (PP) o keynesiana de izquierda (Izquierda Unida) o
intermedia (el PSOE), y unos sindicatos serviles al capital o que tienen las
limitaciones del sindicalismo que los convierten en obstáculos para avanzar en
la lucha. Ahora Izquierda Unida (Llamazares, Sánchez-Gordillo) ven con
buenos ojos el 25-S (la 6ª tv), sobre todo porque con unas reformas
tendrían mayor representación parlamentaria y no importándoles la trampa y los
riesgos que supone. Movimientos plurales e interclasistas, con alguna
posibilidad de evolución contra el capitalismo, como el 15-M, para nada
se pueden equiparar a lo que podría ser un movimiento autoorganizado en base a
las asambleas y sus coordinadoras de la clase trabajadora en lucha generalizada
por sus reivindicaciones contra el capitalismo y por hacer fracasar la
estrategia de la burguesía para derrotarla antes de 2020.
Pretenden hacernos
creer los de la Plataforma que son muy listos, que la burguesía y los políticos
a ellos no les engañan, y quieren hacernos tragar lo que ellos ya se han
tragado: el cebo de la “verdadera democracia”, la “soberanía
popular”, el “trabajo justamente remunerado”, el “derecho al trabajo”, con el
anzuelo de la democracia burguesa, el Estado burgués, el capitalismo,
el explotador régimen asalariado del trabajo. En vez de ir a la raíz y
centrarnos en lo que de verdad nos conviene, desviarnos, desperdiciar fuerzas y
tiempo mientras la burguesía nos derrota antes de 2020 y tal vez por décadas.
Los partidos se alternan
en el gobierno (hoy PP, mañana PSOE u otro), el régimen cambia (franquismo,
monarquía constitucional, república, fascismo), pero el Estado burgués
permanece (burocracia, jueces y fiscales, cárceles, ejército, policía…), para
garantizar la continuidad del régimen asalariado del trabajo (cada vez
peor), que otorga a la burguesía su poder en base al trabajo no pagado.
Los convocantes
creen y/o quieren hacernos creer que con una nueva Constitución y Cortes, se
podrán solucionar los problemas de los trabajadores/as. Estoy de acuerdo con la
“derogación inmediata de los recortes y de todas las reformas en contra del
estado de bienestar”. Pero lograr estos objetivos no pasa por unas
Cortes Constituyentes ni nuevas elecciones, sino por el fortalecimiento de la
clase trabajadora contra la estrategia de la burguesía española y europea,
plasmada en la contrarreforma laboral, el Plan, el Tratado y la Ley de
Estabilidad, y demás leyes y medidas, para hacerla fracasar con las
huelgas y derogarlas, y para ello avanzar en la dirección de la unidad
de los trabajadores/as europeos contra esa estrategia conjunta de la burguesía
europea. El fortalecimiento de la clase trabajadora y debilitamiento de la
burguesía nunca pasará por las alturas, por las instituciones del Estado
burgués, sino por abajo, en los centros de trabajo y en la calle, desarrollando
la autoorganización y las reivindicaciones de los trabajadores/as, no de
los pequeños burgueses desesperados por alcanzar alguna cuota de poder.
Una vez dimitido
el PP, y ya que todos los partidos del parlamento son unos impresentables según
la Plataforma, con unas nuevas elecciones ¿qué gobierno saldría? ¿un gobierno
de concentración de esos partidos? ¿un gobierno con un “tecnócrata” como
presidente que ni siquiera habremos elegido? ¿para llevar exactamente qué
política? Porque si los partidos incumplen sus promesas electorales, lo mismo
ocurrirá con las promesas de este “proceso Constituyente” si es que no tienen
ya preparado algún “programa oculto” más siniestro. Sin duda su eje será
derrotarnos cuanto antes, con el tope de 2020.
Esta consigna de
Cortes Constituyentes puede volver a surgir por iniciativa de partidos
reconocidos de la burguesía en el caso de que la crisis del Estado se
profundice tanto que, con objeto de “echar un hueso” a los trabajadores/as y
sectores populares para que nos entretengamos con él, y de reorganizar sus
fuerzas, les convenga realizar cambios institucionales importantes; cambiar lo
secundario para que permanezca lo principal, y así asegurar mejor la
continuidad de su poder. El Plan B para derrotarnos.
Por mucho que
estos pequeños burgueses lo crean, no hay atajos, “trucos de magia potagia”, en
la lucha de clases. Los atajos, “la definitiva movilización”, no existen, y
demuestran la profunda ignorancia sobre la naturaleza y dinámica de la lucha
política en la sociedad de clases en el capitalismo decadente y con las
necesidades que tiene el gran capital ante todo de derrotar a la clase
trabajadora para 2020.
Los
trabajadores/as debemos recomponer nuestra unidad, autoorganización asamblearia
y conciencia como clase y fuerza social revolucionaria. Y esto es una labor en
profundidad, de corredor de fondo, a veces muy discreta, poco visible, sin
efectismos ni espectacularidades, por una vía que no debe dar crédito a las
encerronas y los timos que plantean los pequeños burgueses y la burguesía,
ni tampoco a sus provocaciones para conseguir una aceleración de la derrota
de los trabajadores/as. Porque la lucha, para triunfar, va a ser prolongada;
primero hay que salvar hasta 2016 (finales de 2015 término legislatura PP) y
2020 (Ley de Estabilidad) y mirando hacia los 30 con su tremenda crisis.
La pequeña burguesía, a diferencia del movimiento de los trabajadores/as
asalariados, no puede tener un proyecto propio de sociedad que sea diferente
del capitalismo y por eso, en su desesperación, se precipitan y juegan todo a
una carta, pero quieren que la carne de cañón la pongamos nosotros.
¿Quieren un
verdadero proceso constituyente y que los electos a las instituciones
representativas no tengan privilegios y sean revocables en cualquier momento?
No será por unas Cortes Constituyentes del Estado burgués, sino por un proceso
revolucionario encabezado por la clase trabajadora, para desmantelar el
capitalismo y su Estado, e instaurar una nueva civilización, sin régimen
asalariado del trabajo, sin explotación, organizada sobre todo a partir de los Consejos
de Trabajadores, en base a procesos asamblearios. Este es el único proceso
constituyente por el que vale la pena prepararse para luchar y el único del que
de verdad cabe esperar soluciones a los problemas llegando hasta la raíz de los
mismos.
Pero estos
pequeños burgueses no se plantean avanzar hasta ahí, sino cortarnos el
camino, porque ven su salvación en el Estado burgués. Con las Cortes
Constituyentes y ascendidos al poder los políticos que ellos impulsarán, muchos
de los promotores de esta iniciativa se olvidarán de las reivindicaciones que
hoy plantean, porque ya no serán los “ingenuos y soñadores” de hoy, se harán “mayores”,
“madurarán”, serán “responsables”, “realistas”, y abandonarán las “utopías” que
antes defendieron, y lo harán, con la ayuda de la policía y el Ejército, contra
los trabajadores/as que quieran de verdad solucionar los problemas. Oiremos de
su boca el discurso mentiroso que hoy nos lanza el PP “no nos gusta, no es lo
que quisiéramos, pero no hay remedio, es lo que debemos hacer”.
Estoy de acuerdo
en que debemos conseguir la dimisión del gobierno, pero no tendrá ningún
valor si no es porque estamos comprendiendo bien, desgastando, debilitando,
haciendo fracasar la estrategia conjunta de la burguesía española y
europea, es decir, echando abajo su contrarreforma laboral, de jubilaciones, sus
Pacto, Tratado y Ley de Estabilidad y demás leyes, porque de lo
contrario harán cambios para darnos gato por liebre y cualquier
gobierno que les suceda les relevará en esa política. Y para
eso necesitamos un largo proceso de huelgas, unificándose, extendiéndose y HG
de verdad.
Es justo exigir
una reforma fiscal y la derogación de la “amnistía fiscal”, pero si no queremos
caer en ilusiones engañosas debemos entender por qué el Estado ni siquiera
persigue a fondo el fraude fiscal que sólo de las grandes empresas supone unos
50.000 millones de euros al año y ¡equivale al déficit anual del Estado!. ¿No
será porque en las condiciones actuales, el gran capital requiere que se le
toque lo menos posible la tasa de ganancia que se vería algo reducida si
desapareciese el fraude fiscal y se hiciese una reforma progresiva de la fiscalidad?
Porque la cuestión está en a dónde va la plusvalía, el trabajo no
pagado, si a las cuentas de la empresa, los bolsillos del empresario o al
Estado y vía transferencia en los gastos sociales, encareciendo
(para el capital) el coste de mantenimiento de la clase trabajadora. Y la
burguesía, empujada por la crisis del capitalismo, ya tiene la estrategia de abaratarnos
vía el Pacto, Tratado y Ley de Estabilidad, que son muy rigurosos
en el establecimiento de límites de déficit y deuda (a costa de los gastos
sociales en la práctica), pero no dan ninguna prioridad a la lucha contra el
fraude fiscal y menos a una reforma progresiva de la fiscalidad. Así que si en
algún momento se puede conseguir esa persecución y reforma será porque deben
hacer una concesión al estar nosotros haciendo fracasar la Ley de
Estabilidad, cuestionando por tanto el Tratado de Estabilidad de la UE
del que es hija, y el recorte a los salarios y gastos sociales. Pero nuestro
objetivo final no es una mayor transferencia de la plusvalía a los
trabajadores/as en gastos sociales vía Estado, sino acabar con la producción de
plusvalía y por tanto su apropiación por el capital, esto es, suprimir el
régimen asalariado del trabajo.
La auditoría de la
deuda pública es una reivindicación justa, pero otra ilusión de quienes sueñan
con una solución nacional a la crisis. La reforma del artículo 135 de
la Constitución, con la iniciativa del PSOE en el gobierno y el apoyo del
PP (agosto y septiembre de 2011), ha establecido claramente que el pago de la
deuda tiene prioridad absoluta sobre cualquier otro gasto del Estado (o
sea, los sociales y salariales) y que no se discute si se ha aceptado al
constituirse, o sea, que de auditorías nada. Esta reforma de la Constitución lo
ha sido en previsión del Tratado de Estabilidad de la Unión Europea que
la mayoría de los partidos han ratificado el 21 de junio de 2012. Y la deuda ha
sido blindada por la Ley de Estabilidad del 27 de abril. No son leyes
meramente nacionales, sino que responden una vez más a la estrategia conjunta
del capital español y europeo. Por tanto, exige una respuesta no sólo a nivel
de España, sino de la unidad de los trabajadores/as europeos que también
estarán afectados por sus propias leyes nacionales en aplicación del común
Tratado de Estabilidad de la UE. En lugar de perder el tiempo pidiendo una
auditoría que no van a hacer, lo que debe exigirse es la derogación
de la Ley de Estabilidad, de la reforma del artículo 135 de la Constitución y, de
la mano de trabadores/as de Europa, del Tratado de Estabilidad ratificado,
del que todas ellas son hijas obligadas. Una vez derogadas, derrotada la
estrategia de la burguesía, tanto en España como en otros países euros, se
podría proceder a la auditoría, porque la banca alemana, francesa, etc., ya no
podría obligarnos a pagar toda esa deuda, porque tendría también la presión
de sus propios trabajadores/as. Pero siendo importante, lo más importante no
es la auditoría, sino unir y fortalecer a la clase trabajadora europea,
hacer fracasar la estrategia para derrotarnos a todos (también alemanes) para
antes de 2020, y entonces ya veremos el paso que más nos conviene dar. [Sobre
el Tratado y Ley de Estabilidad, mi texto, desde el mencionado al final]
La creación de
nuevos empleos depende de la correlación de fuerzas entre la clase trabajadora
y la estrategia de la burguesía de abaratar los costes salariales y sociales,
para lo cual necesita de una gran masa de paro que presione a la baja los
salarios. Pero esto no depende sólo ni sobre todo de su voluntad, ni de
nuestra presión, pues es una lacra intrínseca al capitalismo, al proceso
espontáneo de acumulación de la ganancia, su crisis y decadencia, que
seguiremos arrastrando con gran peso cuando menos durante la próxima década de
los 20, como anuncian las previsiones del FMI y CES. No hay manera de reducirlo
de forma notable si no se consigue un enorme cambio en la correlación de
fuerzas entre la clase trabajadora y la burguesía y esto no ocurrirá tampoco
gracias a ningunas Cortes, sino a la lucha de los trabajadores/as españoles cada
vez más unidos con los de otros países intervenidos o no, contra la
estrategia conjunta de la burguesía europea. Exige derogar la contrarreforma
laboral que facilita y abarata los despidos individuales y masivos, y somete a
los trabajadores/as a la dictadura de la patronal en la empresa. Pero aun así
sería muy difícil, pues depende de la evolución del capitalismo y no tendrá una
solución definitiva hasta que no acabemos con el régimen asalariado del
trabajo. Por eso, en tanto, teniendo en cuenta que el desempleo no se va a
resolver ni en meses, ni en uno, dos, ni cinco años, sino que en plena década
de los 20 todavía tendremos como mínimo más dos millones de parados (los
correspondientes a la construcción), debemos exigir una prestación por
desempleo indefinida. El Manifiesto pretende una ilusoria solución al
problema del paro, se refiere a la creación de empleo, pero no denuncia la
contrarreforma laboral, ni llama a la lucha de los trabajadores/as por el stop
a los despidos y contra el capitalismo mediante la huelga y las huelgas
generales. Prefiere quedarse en discursos melifluos y brindis al sol que no
llevan a nada. Su pánico a la clase trabajadora es tal que incluso aquí sólo se
atreven a hablar de “la gente común” ¡patéticos!
Me parece justa la
reivindicación de stop a todos los desahucios. La del parque de viviendas de
alquiler social con las de los bancos y cajas ayudados con fondos públicos,
choca contra las necesidades de la banca de sanearse cuanto antes vendiendo las
viviendas, por lo que es imposible incluso con Cortes Constituyentes.
La Plataforma
lanza estas reivindicaciones porque sabe que son brindis al sol, sobre todo si
no hay una potente lucha de la clase trabajadora a la que precisamente rehúyen
y ponen en riesgo. Y son un gancho pues dependerían de las Cortes
Constituyentes, su más serio objetivo (tal vez ni siquiera el verdadero).
El eje que
atraviesa todo el Manifiesto es: en
lugar de centrarse en constituir una fuerza social en un proceso desde abajo,
autoorganizado, dando el protagonismo a la clase trabajadora y sectores
populares no explotadores, unificando las luchas, cambiando la correlación de
fuerzas con la burguesía en las empresas, centros de estudios, barrios, creando
lazos con los trabajadores/as europeos, lo que hace es impulsar un
pseudo-proceso de “autoorganización” cuya finalidad no es más que subordinarlo
para centrarlo todo en un proceso por arriba, y limitado a España, en
las instituciones del Estado burgués, en las Cortes, pretendiendo que podemos
hacerlas nuestras, en vez de reconocerlas como las garantes del
capitalismo, como el instrumento de la burguesía para derrotarnos, aplastarnos
y masacrarnos. Es más, un gobierno de izquierdas que pretendiese resistirse al
capital, no tendría ninguna oportunidad si no hubiese previamente una clase
trabajadora autoorganizada fuerte. No se puede construir la casa por el tejado.
En lugar de liberarnos de ese moderno opio para el pueblo, pretenden
engancharnos más a él. Esto no es anticapitalismo, ni anarquismo, ni leches en
vinagre. Es un programa burgués, haciendo que esperemos del Estado
burgués la solución a nuestros problemas, lo que refleja, en el mejor de los
casos, las ilusiones propias de la pequeña burguesía. Pretenden “deconstruir”
un régimen, pero sobre todo destruir la conciencia de clase (anticlases) de los
trabajadores/as.
No existe para
la clase trabajadora la solución nacional y a través de la “democratización”
del Estado burgués a la crisis
histórica del capitalismo y su deriva a peor. El aislamiento nacional será
nuestra derrota (como en Grecia, etc.). Lo que necesitamos es una
estrategia local y europea en una lucha prolongada para hacer fracasar la del
gran capital español y europeo para derrotarnos antes de 2020 (a poder
ser en la actual legislatura del PP). Nuestra esta estrategia pasa
fundamentalmente por echar abajo, en Europa el Tratado de Estabilidad, y aquí
su versión española, la Ley de Estabilidad, pues es la pieza central de su
estrategia para derrotarnos antes 2020 y liquidar después el “Estado de
bienestar” e impedir que pongamos límite al Cambio Climático.
3.- La
convocatoria de Plataforma ¡En Pie!, supone más un peligro para la HG en
Euskadi y el proceso de las luchas que una amenaza para el gobierno. Hagamos
fracasar la maniobra de la Plataforma A los Pies del Capital
En Euskadi y
Navarra, los sindicatos nacionalistas ELA y LAB, más CNT, CGT y otros, han
convocado Huelga General (HG) para el día 26 de septiembre. Lo mejor sería que
se uniesen también CCOO y UGT como hicieron en la Huelga General del 29 de
marzo. Por ello CCOO y UGT se vieron obligados a convocarla también para toda
España el mismo 29 de marzo. Pero esta vez no están por la labor, y CCOO
Euskadi pide a los convocantes que se echen atrás en aras de la “unidad”. Ahora
CCOO y UGT pretenden retrasar y eludir todo lo posible la Huelga General (HG)
con la convocatoria de un referéndum por el gobierno, y como se negará, con la
realización de una consulta por los sindicatos. Proponen un referéndum cuando
el único que necesitamos ya es la unificación de las luchas, la HG y la
exigencia al Gobierno de dimisión.
Si CCOO y UGT son
colaboradores con la burguesía y el Estado y saboteadores de la lucha a la hora
de la verdad, la Plataforma ¡En Pie!, cae en el aventurerismo propio de la
pequeña burguesía radicalizada, pero con un programa de hecho también
antiobrero, incluso más que el de los sindicatos, porque ni atacan a la
contrarreforma laboral y evitan como la peste las huelgas de los
trabajadores/as.
Todavía no ha
madurado ni la conciencia, ni la determinación de los trabajadores/as para
llevar una lucha indefinida, mediante una oleada de huelgas, generales y
sucesivas, para conseguir la retirada de las políticas antiobreras y
antipopulares del gobierno, y la dimisión de cualquier otro gobierno que
pretenda relevarle con ellas, buscando la confluencia con los
trabajadores/as de otros países, como Portugal, Italia, Grecia, Irlanda,
Francia... Una lucha que estaría muy equivocada si tuviese su meta en la
exigencia de unas Cortes Constituyentes en el Estado burgués. Las luchas hay
que hacerlas para ganar o perder lo menos posible, no para provocar que nos
derroten por aceptar la batalla en un campo y términos que les favorecen a
ellos, que es lo que hace la Plataforma y su Manifiesto.
El Gobierno de
España no es una alcaldía a la que se pueda obligar a dimitir porque se
concentren unos cuantos miles de vecinos cerca del Ayuntamiento. Por muchos que
se reuniesen cerca de las Cortes, millones de personas apoyan al PP
tanto en Madrid como en el resto del Estado y, sobre todo, los poderes fácticos
(económicos, militares) tanto en España como en Europa, EEUU, etc. Otros
partidos tampoco estarán por la labor, pues sentaría un peligroso precedente de
cuestionamiento de las instituciones del Estado. Hay demasiado en juego
como para dimitir así de fácil y, menos aun, gastar el cartucho del cambio de
régimen que deben reservar para, en una situación más apurada, desviar la
protesta.
El gobierno del PP
está perdiendo apoyos incluso en sectores sociales que le han votado siempre,
como determinadas capas bajas y medias del funcionariado, incluso de la
policía, y de los pequeños empresarios y autónomos. Pero no es suficiente. Por
sus actos, las denuncias y lucha de los trabajadores/as, debe desacreditarse
más, perder más apoyos, verse más aislado, a la vez que lo hace la estrategia
del conjunto de la burguesía española y europea, para que sea muy
difícil un relevo de esa política por el PSOE o por cualquier otro
gobierno o régimen, republicano o lo que sea.
La Plataforma ha
estado dando vueltas y rectificando sobre lo que significa “ocupar”, “rodear” y
a las formas pacíficas, la legítima defensa, etc. y han surgido sospechosas
sobre su verdadera naturaleza, manipulación o intervención de la ultraderecha.
También al problema de la ilegalidad o no de rodear el Congreso estando en
pleno. Carezco de conocimientos y de información para pronunciarme sobre estos
aspectos y no puedo andar buscando en internet. Pero me parece que “a río
revuelto, ganancia de pescadores” y que esta convocatoria, pretendiendo
supuestamente empujar al gobierno a la dimisión, como en el judo, el empuje
puede ser utilizado para lo contrario, saliendo reforzado y favoreciendo la
derrota del movimiento de oposición popular y de los trabajadores/as.
Podría ser una provocación para precipitar la derrota, ideada por
quien sea.
La concentración
en torno a las Cortes, no digamos un intento de ocuparlas (espero que nadie sea
tan irresponsable), en lugar de restar apoyo al Gobierno (desgastado por su agresión
y el fraude programático electoral), escudándose en que es un “atentado a la
soberanía popular representada en el Congreso” en el que está no sólo el PP,
sino todos los partidos elegidos en todas las autonomías del Estado, lo puede
convertir en el defensor de esa soberanía a los ojos de muchos, dándole más
respaldo del que ahora tiene, y la ocasión perfecta al Estado para dar una
lección a todos, con la represión policial, detenciones y exigencia de largas
penas de cárcel, y así intimidar al movimiento contra el gobierno. No olvidemos
que no faltarían a la concentración los exaltados que les faciliten la tarea,
incluso los provocadores conscientes, con origen e intenciones inconfesables,
pero que no hace falta ser muy lista para imaginar. Excusándose en lo que
ocurra, el gobierno tendría pretextos para endurecer todavía más la reforma
prevista del Código Penal y empezar a adelantar la reforma de la legislación
contra las huelgas, avanzando en el recorte de nuestros derechos y libertades.
Los sindicatos
CCOO y UGT han convocado desde la “Cumbre Social” una gran manifestación para
el 15 de septiembre en Madrid, con participantes procedentes de muchas partes
de España. Visto su programa de referéndum y, en su defecto, consulta, promete
tener un contenido muy blando sin concretar en las tijeras y hachas del
capital. No aspiran más que a un relevo del PP por otro gobierno que
seguirá llevando, sólo que con mayor “consenso” y “mejores” maneras, en lo
esencial la misma estrategia del capital español y europeo, pero dándoles a
ellos mayor papel en la “negociación” de las agresiones.
Si CCOO y UGT no
anuncian antes del 25 cuál va a ser la fecha para su HG, y ya previstos
nuevos hachazos con o sin rescate, exigidos o no desde la UE, y contando
con la “comprensión” oportunista de personalidades de Izquierda Unida, puede
ocurrir que mucha gente, vista la pasividad de los sindicatos, acepte la
convocatoria de la Plataforma. De este modo, los sindicatos habrían ayudado a
la Plataforma y a las consecuencias que el 25-S puede tener para la HG en
Euskadi y posteriormente en España.
Según cómo
gestione el Gobierno el 25-S, si se pasasen de rosca dando palos y deteniendo
gente, podría tener el efecto de la indignación. Pero el riesgo personal puede
ser demasiado y la represión puede, para algunos, dar credibilidad a las Cortes
Constituyentes (“si pegan será porque es correcto”) y desviarnos de nuestro
verdadero camino. Como en toda España no se habrá convocado HG para el día
siguiente, el 26-S, el efecto intimidador puede ser mayor al no poder dar una
respuesta inmediata como la HG, y sí más tiempo al Gobierno para tomar medidas
y leyes represivas. Podría dar una excusa a CCOO y UGT para retraerse más de la
convocatoria de HG y enrocarse en una consulta popular que no irá a ninguna
parte. El gobierno, si el 25-S le da argumentos, podría tomar más fácilmente
medidas intimidatorias ante la HG en Euskadi y Navarra, apoyándose en que
convocan sindicatos nacionalistas, como LAB, ligado a la izquierda abertzale,
haciendo amalgamas entre “golpistas antisistema” de Madrid, “radicales” vascos,
bla, bla, bla. También influiría el miedo del gobierno a una mayoría
nacionalista en las próximas elecciones vascas del 21 de octubre.
La lucha de clases
no es un juego, y los trabajadores/as debemos ser capaces de encontrar nuestro
propio camino independiente, evitando a Escila y Caribdis de la
renuncia a la lucha y su sabotaje por sindicatos como CCOO y UGT, o el
aventurerismo y falsas promesas de pequeños burgueses como los de Plataforma
¡En Pie!, o el oportunismo de IU. No se trata de que ellos demuestren lo que
son, si es a costa de que salgamos perdiendo, sino de avanzar, fortalecernos,
con nuestra propia estrategia.
Los
trabajadores/as nos estamos jugando la derrota para esta década, tal vez para
antes de 2016 (final legislatura del PP), así que no estamos para
propuestas de pequeños burgueses que juegan a rebeldes, que sólo sirven para desviarnos
de nuestro verdadero camino, hacernos perder un tiempo precioso, favorecer
la estrategia de la burguesía y la provocación que aceleraría la derrota.
El paso a dar para
finales de septiembre no es ni el referéndum de CCOO-UGT, ni la convocatoria
para el Congreso del 25-S, sino la unificación de las luchas y la HG para todo
el Estado y empezar a cuestionar el Plan, Tratado, y Ley de Estabilidad.
En cualquier caso, hacer fracasar la convocatoria del 25-S por los
enormes riesgos que entraña, por ser una trampa ideológica, y el coste que
podríamos pagar.
4- ¿Qué tendrán
en la cabeza los de la Plataforma ¡En Pie!? La verdadera tarea central.
El problema
fundamental de esta gente no es la ignorancia, sino la posición social
que se ocupa, una clase media en proceso de proletarización (asalariados mileuristas
o menos), pero que mantiene su mentalidad, psicología y aspiraciones
pequeño burguesas y por eso no tienen el menor interés por conocer el mundo
capitalista tal cual es, ni acercarse de verdad a la clase trabajadora y su
experiencia histórica.
Semejantes
fantasías me parece que corresponden a una generación de pequeños burgueses que
lo ha tenido “todo” durante su infancia y adolescencia. Llega un momento en que
se dan de bruces contra la brutal realidad del capitalismo cuando estalla la
crisis mundial y la burbuja nacional, y la burguesía, en su afán por abaratar
el trabajo (salarios, gastos sociales del Estado) para lograr más beneficios,
está proletarizando a las antiguas clases medias, sobre todo si son
asalariadas. Pero lo mismo que les bastaba con pedir para que los padres les
diesen todo lo que querían, se creen que, con la actual correlación de
fuerzas, basta una concentración “indefinida” (¡!) para llenar de vergüenza
a los malos gobernantes, o que se asusten tanto, que se vean obligados a
dimitir, y tumbar no sólo un gobierno, sino ¡todo un régimen, Monarquía
incluida!, convocar Cortes Constituyentes, nueva Constitución y que todo esto,
a través del Estado burgués (el zorro en el gallinero), suponga de verdad una
mejora real y radical en las condiciones de existencia de los trabajadores/as y
capas populares no explotadoras.
Ni comprenden ni
les interesa la verdadera naturaleza de la crisis del capitalismo (se limitan
al “neoliberalismo” y al “capitalismo salvaje”, o sea, rascar en la
superficie), la estrategia del conjunto de la burguesía española y de la Unión
Europea para abaratar la fuerza de trabajo en salarios y en gastos sociales
del Estado, sirviéndose para ello de la contrarreforma laboral, del Plan de
Estabilidad (déficit máximo inferior al 3% y deuda máxima del 60% del PIB), el
Tratado de Estabilidad (déficit para 2020 del máximo 0,5% estructural, deuda
máximo del 60%) y, para España, la Ley de Estabilidad (para 2020 déficit del
0%, y llegar a la deuda del 60%, prioridad absoluta al pago de la deuda). Una
estrategia, una política a largo plazo, en la que la burguesía, se juega
muchísimo, ésta década, la siguiente y los años 30, siendo una prioridad la
derrota en ésta década de la clase trabajadora en Europa. Esa estrategia es
nuestro enemigo y no van a renunciar a ella por el numerito al que llaman
los convocantes. Es más, puede que se sirvan de esa convocatoria para
avanzar hacia nuestra derrota.
Los de Plataforma
¡En Pie! dicen ser “anticapitalistas” y estar por la lucha de clases. Hacen un
batiburrillo de todas las denominaciones, corrientes y tópicos progres,
todos señuelos para enganchar a los descontentos y despistados de izquierdas, a
los jóvenes impacientes que “quieren hacer algo” aunque sea meterse en la boca
del lobo, porque carecen de una experiencia seria en la lucha de clases, en esa
en la que hay hasta muertos y nos jugamos el futuro en una partida estratégica
en la sombra. Pero su discurso es tan falso, su propuesta tan burguesa y
manipuladora de la clase trabajadora subordinándola al Estado burgués, y su
llamamiento tan irresponsable, que sólo puede ser mentira. La burguesía
también está por la lucha de clases ¡contra los trabajadores! En su “Definición
ideológica” mencionan: “La lucha contra cualquier tipo de explotación de
hombres, mujeres, niños y niñas” Cuando se formula así está claro que por
explotación no se entiende lo mismo que los trabajadores conscientes (la
plusvalía del trabajo asalariado), sino las situaciones extremas, las que
denuncian los organismos de defensa de derecho humanos y ONG, las que incluso
la misma burguesía reconoce. Lo confirma cuando incluyen “La convicción de la
necesidad de conciencia de clase como forma de lucha frente a la oligarquía
financiera”. ¡Qué formulación! La conciencia de clase no es una forma de lucha,
sino conciencia para la lucha, y limitan esa conciencia, o sea crítica nada
más, a la oligarquía financiera, el típico objetivo de la pequeña burguesía que
no apunta contra el capital “productivo”, “comercial”, que aspira acumular,
sino exclusivamente el financiero que le absorbe una parte de la plusvalía que
querría quedarse. Es a lo sumo el “anticapitalismo” al estilo demagógico, de la
pequeña burguesía, incluidas sus “nacionalizaciones y control público” de
sectores básicos (energía, agua, banca, sanidad, educación) que no son más que
Capitalismo de Estado y “Estado de bienestar”. Acumulan los peores defectos de
la oposición “radical” y “rupturista” al franquismo y los “post-modernos” del
ciudadanismo. Recordemos que los nazis se declaraban partido obrero y
socialista, y que los falangistas “auténticos” tenían durante las primeras
elecciones democráticas, un discurso más “anticapitalista” que mucha izquierda.
Cuidado con los camaleones que dan el pego a tanta hormiguita despistada. Plataforma
En Pie, a los pies de la burguesía!
La lucha de clases
tiene muchos rostros y el más feroz no está sólo en el pasado, como el golpe
militar de Pinochet al gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende en
Chile (11 septiembre 1973, eclipsado interesadamente por el montaje del 11-S de
New York), y su dictadura terrorista.
En Alemania, el
17/08/2012, el Tribunal Constitucional, por la puerta de atrás, ha modificado
de hecho la Constitución al autorizar la intervención del Ejército en el
país en caso de “situación excepcional de naturaleza catastrófica”
que excede los desastres naturales ya previstos, dejando la interpretación de
tan genérica situación al criterio del Gobierno federal. El SPD y los Verdes,
han acogido bien la decisión, aunque algunos ¡hipócritas! lamentan que el
Tribunal no haya aclarado lo que entiende con esos términos ¡como si no
estuviese claro y lo fuesen a decir con todas las letras para que todos se den
cuenta de lo que son! Por eso, el partido La Izquierda (Die Linke), aunque
socialdemócrata de izquierda, lo ha rechazado. El gobierno del PP viene
preparando la reforma del Código Penal que supondrá un recorte de derechos y
libertades, una dinámica de intimidación a las luchas.
En lugar de lo que
nos propone la Plataforma ¡En Pie!, la tarea central del momento es: una
campaña para que los trabajadores/as comprendan que existe una estrategia
de la burguesía española y europea, vía Pacto del euro, Pacto y Tratado de
Estabilidad de la U.E, contrarreforma laboral, art. 135 de la Constitución, y Ley
de Estabilidad, que exige derrotarnos para antes de 2020 (a poder
ser antes de 2016, fin gobierno PP), pues si la “competitividad”
sacrifica los salarios, las condiciones de trabajo y el empleo, el objetivo del
déficit 0% y la deuda 60% del PIB de la Ley de Estabilidad exige
sacrificar los gastos sociales (sanidad, educación, pensiones, etc.), y no
tomar las medidas necesarias para limitar al máximo el Cambio Climático. No
es cosa sólo del PP. PSOE, CiU, PNV, UPyD y UPN han ratificado el Tratado
de Estabilidad de Europa. Si fuésemos lo suficientemente conscientes y listos
haríamos un proceso de generalización de luchas y Huelga General, en la que
ocuparía un lugar destacado la Ley de Estabilidad, llamando a la unidad
de los trabajadores/as europeos contra el Tratado de Estabilidad de la que
es hija, la más peligrosa arma estratégica para derrotarnos,
abaratarnos y empobrecernos hasta la Mega-Crisis de la década de los 30 con la
carestía de la energía. La Ley de Estabilidad es el buque insignia de la
flota del capital para derrotarnos y someternos como nunca y por lustros.
Hundirlo sería desbaratar su plan estratégico. Este es el camino para
vencerles a todos, no el 25-S, ni el referéndum, ni una HG descafeinada.
5.- Plataforma
¡En Pie!, ¡no jugaréis con los trabajadores/as! No os necesitamos para nada, no
aportáis nada, sois un obstáculo y un peligro más, apartaos de nuestro camino. Resumiendo, el 25-S merece el rechazo por estas
razones básicas:
a) Las reivindicaciones que pudieran ser por los
trabajadores/as están subordinadas a una estrategia política burguesa (Cortes
Constituyentes) y a una falaz salida nacional y “democrática” de la crisis del
capitalismo europeo y mundial; son por tanto, de hecho, un cebo.
b) Poner por delante las reivindicaciones de los
trabajadores/as no es llamar a las Cortes Constituyentes burguesas, sino al
proceso de autoorganización (asambleario) y de luchas, cada vez más
generalizadas, y unidas a las de los trabajadores/as de toda Europa, contra la
estrategia conjunta del capital por derrotarnos para antes de 2020 en aplicación
de su Plan y Tratado y Ley de Estabilidad.
c) La estrategia independiente de la clase trabajadora
contra el capital es la única que de verdad puede acabar poniendo en manos de
la clase trabajadora y pueblo trabajador la política, las decisiones sobre nuestro
futuro colectivo. Las Cortes Constituyentes las seguirán dejando en manos de
los políticos de la burguesía, sean estos los viejos partidos o los
aupados por pequeños burgueses como Plataforma ¡En Pie!, o los “tecnócratas”, o
los fascistas de nuevo cuño. La “devolución de los poderes al pueblo” sólo
vendrá por la supresión del régimen asalariado del trabajo y del Estado
burgués. Lo demás ¡mentiras!
d) Desvía y pone en riesgo los que deben ser
nuestros próximos pasos: avanzar hacia un proceso de unión y extensión de
huelgas, más allá de la HG para finales de septiembre u otra fecha.
e) La concentración en torno al Congreso puede ser la
ocasión perfecta para un reforzamiento del gobierno y paso adelante en nuestra
derrota, afilando su arsenal represivo. Una provocación.
f) La mejor forma de evitar trampas y provocaciones es
disponer de una estrategia correcta que dé respuesta a las necesidades de los
trabajadores/as y sus ganas de luchar, que nos permita debilitar las agresiones
de la burguesía y su Estado, sea cual sea el gobierno: contra las tijeras y
hachas nacionales y de la UE (contrarreforma laboral, Pacto, Tratado y Ley
de Estabilidad) y el látigo del BCE.
Mi denuncia ha
partido del supuesto más favorable para la Plataforma y aun así sale tan
mal parada. Por mis conocimientos no puedo afirmar pero tampoco descartar que
sea un montaje de fuerzas nada inexpertas ni ingenuas, con motivos inconfesables.
En todo caso ¡Plataforma En Pie, No Pasarás!
Espero quede en
casi nada, en un bluff, una fantasmada, pero cuando desde IU les dan
luz verde, el riesgo es demasiado grande como para dejarlo a verlas
venir en lugar de cortarlo de raíz desde ya. Al menos, sirva de vacuna.
Según avance la crisis económica, respondamos los trabajadores/as, y la
burguesía se sienta un tanto desbordada, llegarán maniobras más engañosas
(lenguaje más proletario y revolucionario, añadir esta o aquella
reivindicación). ¡Estad alertas! ¡Estudiad para saber descubrirlas!
Mi petición: no acudáis a la convocatoria, pasad de esa gente, diga
lo que diga Izquierda Unida he demostrado su verdadera catadura, no
os fiéis un pelo pues en el mejor de los casos son unos pequeños burgueses
irresponsables y en el peor unos provocadores (en ambos, un peligro), extended
esta denuncia política, haced fracasar la convocatoria, no pongáis en riesgo
la HG en Euskadi, y aprended de esta experiencia para sucesivas. Por eso,
lector/a, este artículo ¡pásalo! y añade tu denuncia por los medios a tu
alcance.
¡Para que no
les tomen el relevo: Reforma Laboral, Pacto, Tratado y Ley de Estabilidad, al
vertedero! ¡Ley 20/2012, de 13 de julio, al gran hachazo,
nuestro rechazo, Derogación! ¡Rescate
con recortes aprobados en las Cortes, Derogación! ¡BCE,
déjate de exigir reducción de salarios, apoya al erario y compra deuda AL
Estado, ya! ¡La deuda es de la burguesía, por sus ventajas y
fraudes fiscales, por salvar nosotros sus capitales!
¡Constitución, artículo 135, al pie de los acreedores, dejáis a los
trabajadores! ¡Ley de Estabilidad, 2020, déficit cero
por ciento, menos gastos sociales, mayor empobrecimiento, y del clima
calentamiento! ¡Trabajadores europeos, unidos o
vencidos! ¡FMI, UE, BCE, dad crédito a Grecia y no el golpe
de gracia! ¡Einheit mit den deutschen arbeitern – Unidad
con los trabajadores alemanes! ¡Gobierno del capital, gobierno
de bancarrota, a los trabajadores, no nos derrotas! ¡El
programa oculto, es de la burguesía! ¡Los trabajadores no estamos
de rebajas, Gobierno, date de baja! ¡Gobiernos de la agresión, Dimisión!
¡Burguesía, si quieres el rescate, tu bolsillo ráscate! ¡Cortes
Constituyentes, siempre de las clases pudientes! ¡[voz
solista] De la patronal [coro] Menos salario. [voz] Del Estado [coro]
Menos servicios. [voz] Abaratar [coro] Al proletario. [voz] Del capital [coro]
El beneficio! [cantarla como “María Cristina me
quiere gobernar”] ¡Para los 20 nos quieren derrotar, / los
trabajadores enseñamos los dientes, / despediremos al Gobierno saliente, / al
capital haremos recular! ¡Unid las huelgas, debatid y
decidid en asambleas!
Para
profundizar en esta línea, mi texto: “Merkel.
Mascarón de proa del buque insignia del capital: Tratado de Estabilidad (en
España, Ley de Estabilidad)” (03/09/2012) seleccionado como Destacado. http://www.kaosenlared.net/especiales/e/elcapitalismoenbancarrota/item/29504-merkel-mascar%C3%B3n-de-proa-del-buque-insignia-del-capital-tratado-de-estabilidad-en-espa%C3%B1a-ley-de-estabilidad.html Da acceso a otros
artículos y libros, todos en Kaosenlared.
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