Hace unas semanas, la prensa mainstream remachaba
nuevamente el aniversario de lo que ahora llama la revuelta
de Tiananmen. Pero nunca dijo que en aquellos días de abril y junio de
1989, Zhao Ziyang estaba tratando de tomar el poder en China con el apoyo
de la CIA. Lo que estaba llamado a ser la primera «revolución
de color» de la Historia terminó en un fracaso. En una versión totalmente
mutilada y tendenciosa, la propaganda atlantista impuso la imagen de un
levantamiento popular ahogado en sangre por la cruel dictadura comunista. La Red Voltaire retoma
hoy un artículo ya publicado en 2009, en varios idiomas, donde Domenico
Losurdo analiza aquella gran manipulación.
RED VOLTAIRE | URBINO (ITALIA) | 31 DE JULIO DE 2014
Esta imagen
simboliza los acontecimientos de la Plaza Tiananmen. La prensa atlantista ve en
ella un hombre desafiante ante los tanques de la dictadura comunista. Para los
chinos representa el control sereno de las fuerzas del orden que evitaron
el baño de sangre logrando impedir el golpe de Estado proestadounidense de Zhao
Ziyang.
La gran prensa de «información» se dedica por estos días a
recordar el vigésimo aniversario de la «masacre» de la plaza Tiananmen.
Las alusiones «llenas de emoción» a aquellos acontecimientos,
entrevistas de «disidentes» y editoriales «indignados» así como
los múltiples artículos ya publicados o en preparación buscan cubrir la
República Popular China de infamia y rendir solemne homenaje a la civilización
superior del Occidente liberal.
Pero, ¿qué fue lo que ocurrió realmente hace 20 años?
En 2001 fueron publicados, y posteriormente traducidos a los
principales idiomas del mundo, lo que ha dado en llamarse los Tiananmen
Papers [1] que, según sus presentadores, reproducen
informes secretos y actas o minutas confidenciales del proceso de toma de
decisiones que condujo a la represión del movimiento de protesta. Este libro,
según las intenciones expresadas por sus promotores y editores, debería mostrar
la extrema brutalidad de una dirección (comunista) que no vacila en
reprimir una protesta «pacífica» desatando un baño de sangre. Pero una
lectura cuidadosa del libro muestra un panorama muy diferente la tragedia que
se desarrolló en Pekín entre mayo y junio de 1989.
Veamos algunas páginas:
«Más de 500 camiones del ejército fueron incendiados simultáneamente en
decenas de intersecciones […]
En el boulevard Chang’an, un camión del ejército se detuvo por causa de un problema en el motor y 200 individuos asaltaron al chofer y lo mataron a golpes […]
En la intersección Cuiwei, un camión que transportaba 6 soldados frenó para evitar golpear a la multitud. Un grupo de manifestantes comenzó entonces a lanzar piedras, cocteles Molotov y antorchas contra el camión, que en poco tiempo comenzó a inclinarse hacia el lado derecho ya que uno de sus neumáticos se había desinflado a causa de los clavos que los revoltosos habían regado. Los manifestantes incendiaron entonces varios objetos y los lanzaron contra el vehículo haciendo explotar el depósito de combustible. Los 6 soldados murieron en medio de las llamas.» [2]
En el boulevard Chang’an, un camión del ejército se detuvo por causa de un problema en el motor y 200 individuos asaltaron al chofer y lo mataron a golpes […]
En la intersección Cuiwei, un camión que transportaba 6 soldados frenó para evitar golpear a la multitud. Un grupo de manifestantes comenzó entonces a lanzar piedras, cocteles Molotov y antorchas contra el camión, que en poco tiempo comenzó a inclinarse hacia el lado derecho ya que uno de sus neumáticos se había desinflado a causa de los clavos que los revoltosos habían regado. Los manifestantes incendiaron entonces varios objetos y los lanzaron contra el vehículo haciendo explotar el depósito de combustible. Los 6 soldados murieron en medio de las llamas.» [2]
Los manifestantes no sólo recurrieron a la violencia sino que también
utilizaron armas sorprendentes:
«Un humo verde-amarillo se levantó súbitamente al extremo de
un puente. Provenía de un blindado averiado que se había convertido así en un
elemento del bloqueo de la vía […] Los blindados y tanques que habían acudido
para despejar la vía se vieron inesperadamente detenidos uno detrás de otro al
extremo del puente. Súbitamente, un joven llegó corriendo, lanzó algo
sobre un blindado y huyó. En cuestión de segundos, se vio salir del vehículo el
mismo humo verde-amarillo mientras que los soldados salían arrastrándose, se
acostaban en el suelo y se agarraban la garganta, agonizantes. Alguien dijo que
habían inhalado un gas toxico. Pero los oficiales y soldados, a pesar de
su rabia, lograron mantener el control sobre sí mismos.» [3]
Esos actos de guerra, con uso repetido de armas prohibidas por las
convenciones internacionales, se combinan con iniciativas que dejan al lector
aún más pensativo, como la difusión de una «imitación de la primera plana
del Diario del Pueblo» [4].
Veamos ahora, del otro lado, las directivas que los dirigentes del
Partido Comunista y del gobierno chino impartían a las fuerzas militares a
cargo de la represión:
«Si llegase a suceder que las tropas sufriesen golpes y heridas hasta
la muerte por parte de las masas oscurantistas, o si llegasen a verse
atacadas por elementos fuera de la ley con barras de hierro, piedras
o cocteles Molotov, [las tropas] deberán mantener la calma y
defenderse sin hacer uso de las armas. Los bastones serán sus armas de
autodefensa y las tropas no deben abrir fuego contra las masas. Las
violaciones [de esta orden] serán castigadas de inmediato.» [5]
O sea, según un libro publicado y promocionado en Occidente, ¡quienes
dan muestras de prudencia y moderación no son los manifestantes sino más
bien el Ejército Popular de Liberación!
El carácter armado de la revuelta se hace más evidente durante los días
siguientes. Un dirigente de primer plano del Partido Comunista llama entonces
la atención sobre un hecho particularmente alarmante:
« ¿Los insurgentes han capturado blindados y han instalado en ellos ametralladoras
sólo para exhibirlas?»
¿Se limitarán a una exhibición amenazante? A pesar de todo,
las directivas impartidas al ejército se mantienen sin cambio
substancial:
«El Mando de la Ley Marcial quiere que quede claro para todas
las unidades que es necesario no abrir fuego más que en última
instancia.» [6]
Hasta el episodio del joven manifestante que cierra el paso a un
tanque, propagandizado en Occidente como símbolo del heroísmo no violento
en lucha contra una violencia ciega e indiscriminada, es visto por los
dirigentes chinos, también según el ya citado libro, desde una perspectiva muy
diferente, de hecho completamente opuesta:
«Todos hemos visto las imágenes de un joven que cierra el camino a un
tanque. Nuestro tanque le cedió el paso varias veces, pero el joven se mantenía
ahí en medio del camino, e incluso cuando trató de subirse en el tanque, los
soldados se contuvieron y no le dispararon. ¡Eso es muy significativo! Si los
militares hubiesen disparado, las repercusiones habrían sido muy diferentes.
Nuestros soldados siguieron a la perfección las órdenes del Partido. ¡Es
asombroso que hayan logrado mantener la calma ante ese tipo de
situación!» [7].
El hecho que los manifestantes utilizaran gases asfixiantes o tóxicos,
y sobre todo la edición pirata del Diario del Pueblo, demuestra
claramente que los incidentes de la Plaza Tiananmen no son una cuestión
exclusivamente interna. Otros detalles aparecen en el libro tan celebrado en
Occidente:
«[La radio gubernamental estadounidense] Voice of America hizo
un papel poco glorioso con su manera de echar leña al fuego.»
De manera incesante, The
Voice of America:
«transmite noticias infundadas y estimula los desórdenes».
Además:
«Desde Estados Unidos, Gran Bretaña y Hong Kong llegaron más de un
millón de dólares de Hong Kong. Una parte de los fondos fue utilizada en la
compra de tiendas de campaña, alimentos, computadoras, impresoras rápidas y
material sofisticado para las comunicaciones.» [8]
Como revelara Thierry Meyssan, los incidentes de Tiananmen fueron
el primer intento de la CIA de organizar y realizar una «revolución
de color». El teórico de esa forma de subversión, Gene Sharp, y su
asistente Bruce Jenkins, dirigían personalmente –en Pekín– a los
manifestantes. Ver «La
Albert Einstein Institution: no violencia según la CIA».
Otro libro, obra de dos autores orgullosamente anticomunistas, permite
deducir lo que querían Occidente y Estados Unidos. Estos autores recuerdan que,
en aquella época, Winston Lord –ex embajador en Pekín y consejero de
primera línea del futuro presidente Bill Clinton– no había dejado de
repetir que la caída del régimen comunista en China era «cuestión de
semanas o de meses». Aquella predicción parecía basarse en el hecho
que la figura de Zhao Ziyang se destacaba cada vez más en la cúpula
del gobierno y del Partido. Y los dos autores estadounidenses subrayan que
Zhao Ziyang debe ser considerado
«probablemente el líder chino más proestadounidense de la historia
reciente» [9].
En estos días, en entrevista concedida al Financial Times,
Bao Tong, ex secretario de Zhao Ziyang y actualmente bajo
arresto domiciliario en Pekín, parece deplorar el fracasado golpe de Estado al
que aspiraban ciertas personalidades y círculos importantes en China y en
Estados Unidos en 1989 mientras que el «socialismo real» se caía a
pedazos.
Pero, «ni un soldado prestó atención a Zhao», los soldados «seguían
a sus oficiales, los oficiales a sus generales y los generales a Deng
Xiaoping» [10].
Vistos retrospectivamente, los acontecimientos de hace 20 años en
la Plaza Tiananmen tienen todos los ingredientes de un golpe de Estado abortado
y de un intento fracasado de instauración de un Imperio mundial dispuesto
a desafiar los siglos, etc.
Otro aniversario de aquellos acontecimientos tendrá lugar dentro de
poco. En diciembre de 1989, sin haber sido precedidos ni siquiera por una
declaración de guerra, los bombarderos estadounidenses desataban su fuego
contra Panamá y su capital. Como demuestra el trabajo de reconstrucción de un
autor, también estadounidense, la población de barrios [panameños]
densamente poblados fue sorprendida en plena noche por una lluvia de bombas y
fuego. Quienes perdieron la vida fueron principalmente «civiles pobres y de
piel oscura». Más de 15 000 personas se vieron súbitamente
sin techo. De hecho se trata del «episodio más sangriento»
en toda la historia de Panamá [11]. Podemos dar por seguro que los diarios
que tanto empeño ponen en llorar por lo sucedido en Tiananmen, apenas
mencionarán el aniversario de la agresión [estadounidense] contra Panamá. En
todo caso, ese ha sido su comportamiento a lo largo de todos estos años.
Los grandes órganos de «información» son, en realidad,
grandes órganos de selección de la información y de orientación y control de la
memoria.
El artículo original fue publicado el lunes 1º de junio de 2009 en el
blog del autor.
Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la
traducción al francés de Marie-Ange Patrizio
[1] The Tiananmen Papers, documentos presentados pr Andrew J.
Nathan, Perry Link, Orville Schell y Liang Zhang, PublicAffairs, 2000, 513 pp. Publicado
en francés con el título Les Archives de Tiananmen, presentado por
Liang Zhang, éditions du Félin, 2004, 652 pp.
[9] The coming Conflict with China, por Richard Bernstein y
Ross H. Munro, Atlantic Books, 1997 (245 pp.), p. 95 et 39.
¿Qué pasó
realmente en la Plaza de Tiananmen hace 25 años
La
masacre que no era
Por Brian Becker
Global
Research, 04 de junio 2014
Por la
defensa de China en contra de la contrarrevolución, la intervención
imperialista y desmembramiento
Resolución
por el Partido Socialismo y Liberación
Protestas de
la Plaza de Tian'anmen de 1989
Lo que dice
en Wikipedia, no tiene que ver con estos artículos anteriores.
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