Por La Marea sábado, 09 de Marzo de 2013
Change.org es un sitio web operado por Change.org Inc., una
corporación estadounidense con fines lucrativos, certificada como una
Corporación B y constituida en el estado de Delaware cuyos negocios incluyen el
alojamiento de campañas patrocinadas y el envío de e-mails.
¿Change.org o
en la boca del lobo?
Jorge
Izquierdo
Change.org es un sitio web operado
por Change.org Inc., una corporación estadounidense con fines lucrativos, certificada
como una Corporación B y constituida en el estado de Delaware (uno de los tres
estados norteamericanos, junto a Wyoming y Nevada, que de facto permiten una
exención de impuestos para sociedades limitadas), cuyos negocios incluyen el
alojamiento de campañas patrocinadas y el envío de e-mails. Organizaciones como
Amnistía Internacional -y otras 300 más, según la propia compañía- pagan por
alojar y poder patrocinar sus peticiones y campañas. Con algo menos de 100
trabajadores, la empresa facturó más de 15 millones de dólares en 2012.
¿Es change.org
la web de una entidad sin ánimo de lucro?
La respuesta es sencilla, no, pues la
web está gestionada por una corporación con ánimo de lucro.
Certificado B Corporation y
certificado Benefit Corporation
¿Qué significa que está certificada
como una Corporación B (B Corporation)? Que Change Inc. ha pagado a una entidad
sin ánimo de lucro, llamada B-Lab, que emite unos certificados llamados Certified
B Corporation, sin base legal alguna. Según estos, “las empresas certificadas B
han sido certificadas así por tener un alto nivel de rendimiento general,
social y ambiental”.
Este certificado nada tiene que ver
-aunque puede confundirse fácilmente- con un certificado que otorgan algunos
estados norteamericanos, llamado Benefit Corporación, que sí tiene base legal y
validez jurídica, y que actualmente está vigente sólo en Hawaii, Virginia,
Maryland, Vermont, Nueva Jersey, California y Nueva York. Cuatro estados más
están en proceso de hacerlo. Change Inc, no tiene certificado Benefit
Corporation, ni tan siquiera está en ninguno de los estados mencionados.
Asimismo, B-Lab, la entidad sin ánimo
de lucro que emitió el certificado a Change Inc., también se nutre de
aportaciones privadas, el 80% de ellas de carácter anónimo, según consta en su
memoria anual. La primera empresa a la que B-Lab otorgó el certificado fue a un
banco de inversión privada.
Change.org hace gala del certificado
otorgado por B-Lab como prueba irrefutable del tipo de entidad que es, cuando
Change Inc. no es otra cosa que una empresa privada con ánimo de lucro y una
facturación astronómica para los nulos servicios que presta: Change.org, según
consta en su página web, no se hace responsable absolutamente de nada, ni tan
siquiera de que los datos recogidos en la base de datos sean correctos o se
encuentren duplicados por miles, como se ha demostrado más de una vez.
Change.org en España
No existe una Change España como tal,
simplemente se trata de una página web traducida al castellano, cuya
legislación aplicable de competencia y cuya jurisdicción se basan en la
aceptación de las leyes del Estado de Delaware.
Empresa social en España
En la página web de Change.org/es se
hace gala de ser una empresa social (“Tenemos el orgullo de ser una empresa
social, utilizando lo mejor de una empresa para promover el bien social”) y
aquí la posible confusión es mayor, dado que Change Inc., una empresa pura y
dura, no puede entrar en el marco legal vigente en España. En España las
empresas sociales se regulan por la Ley 5/2011, de 29 de marzo, de Economía
Social, según la cual forman parte de este conjunto empresarial y diverso que
es la Economía Social, las siguientes entidades: cooperativas, sociedades
laborales, mutualidades, Centros Especiales de Trabajo, empresas de inserción,
cofradías de pescadores, asociaciones y, finalmente, las fundaciones.
Ninguna de estas entidades tienen nada que ver con una empresa privada y con
ánimo de lucro afincada en Delaware, aunque sus fines teóricos o publicitarios
sean el “empoderar a las personas para crear los cambios que quieren ver”.
Activismo de sofá y en la boca del lobo
La situación actual de la política
española, con un grado de corrupción política y económica galopante que ha
derivado en un estado de indignación de campaña permanente, unido a nuestra
incultura digital, nos ha llevado -con la mejor de las intenciones- a utilizar
plataformas digitales que cubiertas de piel de oveja esconden a más de un lobo.
Si el mal uso de muchas cajas de ahorros -entidades sin ánimo de lucro con
fines sociales- ha llevado al país a la banca rota (banca y rota, pero salvada
con nuestro dinero), tiempo es ya de estar alerta y exigir a las entidades que
presumen de ser de carácter social que cumplan de forma escrupulosa con la ley
española. En caso contrario, se daría la paradoja de estar echando en saco roto
legítimas reclamaciones que, además, llenan los bolsillos de corporaciones
multinacionales que venden -en una sublimación del capitalismo más salvaje- en
forma de humo nuestro deseo de rescatar al país de la podredumbre y pobreza en
el que se encuentra.
Esta es la primera investigación que
hice change,org
Actuable y la revolución de colores de DRY/ 15-M
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