29/08/2015
Hay unas
40.000 ONGs subvencionadas por los regímenes de EEUU y la UE, que fueron
creadas para ser instrumentos globalizadores de Washington y Bruselas
Mala gente
que camina
y va apestando la tierra…
y va apestando la tierra…
Antonio
Machado, 1875-1939, en el poema "He andado muchos caminos"
Desde los
años 1980 las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) se expandieron por todo
el mundo abriendo un importante espacio político, cultural y socio económico,
prácticamente en cada rincón del planeta. Se calcula que actualmente hay más de
10 millones de ONG en el mundo. En la India, por ejemplo, hay una ONG por cada
600 personas.
Para lograr
esto, los medios de comunicación globalizados destacan día a día su rol en la
educación, la lucha contra la pobreza y el analfabetismo, la protección del
medio ambiente, la promoción de libertades civiles, protección de los derechos
humanos etc. Pero ocultan su lado oscuro.
Hay
aproximadamente unas 40.000 ONG subvencionadas por los gobiernos
norteamericanos y europeos y que fueron creadas con el fin específico de ser
instrumentos de los globalizadores de Washington y Bruselas. La idea de montar
organizaciones no gubernamentales que podrían ser utilizadas por los servicios
de inteligencia para la creación de las redes sociales en África, Asia y
América Latina con el propósito de promover los intereses norteamericanos,
surgió inicialmente al final de los años cuarenta. Sin embargo, este proyecto
demoró casi una década y recién fue puesto en marcha en 1961 impulsado por el
triunfo de la revolución cubana en 1959, cuando por una orden ejecutiva fue
creada la Agencia de EEUU para el Desarrollo (USAID). Su
propósito oficial fue reforzar la política exterior norteamericana cooperando
con los países receptores de la ayuda en áreas económica, agrícola, sanitaria,
política y humanitaria.
En 1972 el
profesor norteamericano William A. Douglas elaboró una idea más compleja del
prototipo de una futura ONG en su libro “Developing Democracy”. Según el
estudioso, la gente en Asia, África y Latinoamérica eran como unos “niños” que
necesitaban para su desarrollo, en términos norteamericanos, “tutela, reglamentación
y el control del gobierno de EEUU”. Posteriormente este concepto abarcó todo el
planeta, incluyendo al pueblo norteamericano. Para Douglas, el proceso de
transformación global no podría ser realizado a través de los gobiernos, se
necesitaba crear organizaciones de base en cada lugar del planeta bajo el
control de unas agencias especializadas estadounidenses. Estas organizaciones
de base tomaron en los años 1980 la forma de Organizaciones No Gubernamentales
que fueron incorporadas como instrumentos vitales del “Proyecto Democracia” para fortalecer la globalización neoliberal
del mundo entero bajo la tutela de Washington.
Para cumplir
con su tarea, las ONG bajo el control del departamento de Estado tenían que
desestabilizar a los gobiernos no afines a la política norteamericana a través
de un trabajo sutil, encubriendo sus propósitos subversivos con unos programas
reales como la lucha contra la pobreza extrema. A la vez, fue precisamente
USAID la que envió al famoso especialista norteamericano en tortura Dan Mitrione a Brasil en 1960-1967 [en
1964 fue el golpe de Estado], a República Dominicana en 1965 [el año de la
invasión yanqui] y a Uruguay en 1969-1970 [donde fue finalmente capturado y
ajusticiado por los Tupamaros]. También la USAID participó activamente en todos
los golpes de Estado e intentos de golpes que tuvieron lugar en África, Asia y
Latinoamérica desde 1961 hasta ahora, en estrecha colaboración con la CIA, DIA
(Servicio de Inteligencia Militar, el FBI, la DEA [Agencia "contra"
la droga], NSA (Agencia Nacional de Seguridad) etc.
Mientras
existía la Unión Soviética y el campo socialista, USAID junto con otras ONG,
como la Fundación Nacional para la Democracia (NED) hicieron
todo lo posible para contener la influencia ideológica de la URSS siendo
misioneros ideológicos y operativos del imperio durante la Guerra Fría. Las
revelaciones sobre la participación de la CIA y su organización encubierta
USAID en el asesinato de Patricio Lumumba en Congo, en la muerte de Salvador
Allende en Chile y cientos de atentados contra Fidel Castro obligaron al
gobierno norteamericano a crear la NED en 1983. El presidente Ronald Reagan
anunció entonces que “este programa no actuará desde las sombras. Va ser
visible y al mismo tiempo consistente con los intereses nacionales de EEUU.
Su creador,
el profesor de Georgetown University Allen Weinstein, fue más específico cuando
en 1991 durante una entrevista declaró: “la gran cantidad de tareas que
cumplimos hoy día fueron, 25 atrás, responsabilidad de la CIA”. Unos años
antes, en 1986, el primer director de la NED, Carl Gershman, reconoció que su
organización era una fachada de la CIA.
En la
Declaración de Principios firmada por sus líderes neoconservadores, Elliot
Abrams (envuelto en el escándalo Iran-Contra), Francis Fukuyama (autor de 'El
fin de la Historia y el último hombre'), Zalmay Khalilzad (ex embajador de EEUU
en Irak y Afganistán) y Vin Weber (uno de los autores republicanos del Proyecto
del Nuevo Siglo Norteamericano), se afirma que “tenemos que aceptar la responsabilidad
de asumir el rol único en la preservación y extensión de un orden internacional
amigable con nuestra seguridad, prosperidad y nuestros principios”.
Para cumplir
con esta tarea la NED junto con sus cuatro organizaciones: Free Trade Union
Institute, Centre for International Private Enterprise, the National Republican
Institute for International Affairs, the National Democratic Institute for
International Affairs y su subordinada la ONG Freedom House, en coordinación
con la USAID, se dedican oficialmente a financiar y canalizar las fuerzas de
las principales organizaciones de la sociedad civil en casi 100 países del
mundo. Para esto tienen un fuerte presupuesto: para el año fiscal 2016 la USAID
dispone de 22,3 mil millones de dólares y la NED tiene a su disposición 170
millones. Con este dinero no es difícil crear ONGs afines a los intereses
norteamericanos utilizando las organizaciones de base.
Esto explica
porqué los indígenas misquitos de Nicaragua se convirtieron en colaboradores de
los contrarrevolucionarios y de la CIA durante la revolución sandinista.
También aclara la reciente marcha indígena contra el gobierno de Rafael Correa
después que el presidente de Ecuador cuestionó la labor de 31 ONG en Amazonía
con un presupuesto de 56,2 millones de dólares provenientes de la NED, USAID y
varias otras ONG extranjeras, esencialmente norteamericanas. Los indígenas de
la región amazónica marcharon 700 kilómetros para protestar violentamente
contra una posible futura reelección de Rafael Correa.
Una de las
tareas de las ONGs afines a los intereses de los globalizadores es formar a
miles de disidentes en los países que no siguen el rumbo norteamericano e
influir en las elecciones presidenciales, legislativas y municipales en esas
naciones. Según los cálculos del departamento de Estado, en cada país que no
está de acuerdo con la política norteamericana hay no menos de un 10 por ciento
de la población que apoya a Norteamérica. Y puede formar una quinta columna
para desestabilizar el gobierno en países como Rusia, China, Cuba, Venezuela,
Brasil, Ecuador, Argentina, Bolivia, Nicaragua, Armenia, Bielorrusia,
Tayikistán, Azerbaiyán, Kazajistán, Kirguistán, Uzbekistán o Egipto.
Entonces la
cuestión es organizar y financiar a los potenciales descontentos y lavarles el
cerebro a través de los medios de comunicación. Así sucedió en Polonia en 1989
cuando la NED, en colaboración con el Vaticano, entregó al movimiento
Solidaridad 2,5 millones de dólares con la condición de promover la candidatura
de su líder pro norteamericano Lech Walesa a la presidencia. Posteriormente la
NED y USAID financiaron organizaciones tales como “OTPOR” en Serbia, “KHMARA”
en Georgia, “PORA” en Ucrania, “KELKER” en Kirguistán, “ZUBR” en Bielorrusia.
Después promovieron la “revolución de las rosas” en Georgia, la “revolución de
los tulipanes” en Kirguistán, la “revolución naranja” y posteriormente “Maidan”
en Ucrania. Intentaron sin éxito una revolución en Armenia bajo la consigna
“Ereván Eléctrico” y también fracasaron hace poco en Hong Kong tratando de
instigar la “revolución de los paraguas”.
Los líderes
de oposición en América Latina, como Henrique Capriles y Leopoldo López en
Venezuela, Mauricio Rodas en Ecuador o Aecio Neves en Brasil, son creaciones de
la NED y los eslabones de la derecha nacional en su lucha contra los gobiernos
progresistas legítimamente elegidos. Su agenda principal consiste en
desestabilizar a estos gobiernos para retornar sus países al “patio trasero”
norteamericano. Todos ellos tienen estrechos contactos con el ex presidente
colombiano Álvaro Uribe y con los sectores de ultra derecha latinoamericana.
Sin embargo,
a medida que pasa el tiempo los países de nuestro mundo adquieren cada vez más
conciencia, se dan cuenta de los propósitos de la USAID, de la NED y de sus
ONGs subsidiarias y toman las medidas correspondientes. Ya son tres países del
grupo BRICS: Rusia, China e India, los que promulgaron la Ley de Registro de
Agentes Extranjeros, para controlar a las ONGs que reciben fondos del
extranjero. Es en realidad la misma ley que utiliza EEUU desde 1938, pero su
uso en otros países produjo indignación y rechazo en Washington, cuyos
dirigentes anunciaron el fin de la democracia en China y Rusia. Lo que al mismo
tiempo no quieren reconocer los actuales líderes norteamericanos, tanto los
neoliberales como los neoconservadores, es que su propio país ya dejó de
representar una democracia. Se convirtió en un estado autoritario que cada vez
más se inclina hacia el totalitarismo.
En un
reciente artículo publicado por 'Counterpunch', el estudioso norteamericano
Henry A. Giroux escribió que “los tiempos oscuros no nos están esperando en el
futuro sino ya están presentes, pero esto no significa que se quedarán para
siempre”.
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