miércoles, 2 de septiembre de 2015

El lado oscuro y destructor de las ONGs




29/08/2015

Hay unas 40.000 ONGs subvencionadas por los regímenes de EEUU y la UE, que fueron creadas para ser instrumentos globalizadores de Washington y Bruselas

                                   Mala gente que camina
                                 y va apestando la tierra…

Antonio Machado, 1875-1939, en el poema "He andado muchos caminos"


Desde los años 1980 las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) se expandieron por todo el mundo abriendo un importante espacio político, cultural y socio económico, prácticamente en cada rincón del planeta. Se calcula que actualmente hay más de 10 millones de ONG en el mundo. En la India, por ejemplo, hay una ONG por cada 600 personas.


Para lograr esto, los medios de comunicación globalizados destacan día a día su rol en la educación, la lucha contra la pobreza y el analfabetismo, la protección del medio ambiente, la promoción de libertades civiles, protección de los derechos humanos etc. Pero ocultan su lado oscuro.


Hay aproximadamente unas 40.000 ONG subvencionadas por los gobiernos norteamericanos y europeos y que fueron creadas con el fin específico de ser instrumentos de los globalizadores de Washington y Bruselas. La idea de montar organizaciones no gubernamentales que podrían ser utilizadas por los servicios de inteligencia para la creación de las redes sociales en África, Asia y América Latina con el propósito de promover los intereses norteamericanos, surgió inicialmente al final de los años cuarenta. Sin embargo, este proyecto demoró casi una década y recién fue puesto en marcha en 1961 impulsado por el triunfo de la revolución cubana en 1959, cuando por una orden ejecutiva fue creada la Agencia de EEUU para el Desarrollo (USAID). Su propósito oficial fue reforzar la política exterior norteamericana cooperando con los países receptores de la ayuda en áreas económica, agrícola, sanitaria, política y humanitaria.


En 1972 el profesor norteamericano William A. Douglas elaboró una idea más compleja del prototipo de una futura ONG en su libro “Developing Democracy”. Según el estudioso, la gente en Asia, África y Latinoamérica eran como unos “niños” que necesitaban para su desarrollo, en términos norteamericanos, “tutela, reglamentación y el control del gobierno de EEUU”. Posteriormente este concepto abarcó todo el planeta, incluyendo al pueblo norteamericano. Para Douglas, el proceso de transformación global no podría ser realizado a través de los gobiernos, se necesitaba crear organizaciones de base en cada lugar del planeta bajo el control de unas agencias especializadas estadounidenses. Estas organizaciones de base tomaron en los años 1980 la forma de Organizaciones No Gubernamentales que fueron incorporadas como instrumentos vitales del “Proyecto Democracia” para fortalecer la globalización neoliberal del mundo entero bajo la tutela de Washington.


Para cumplir con su tarea, las ONG bajo el control del departamento de Estado tenían que desestabilizar a los gobiernos no afines a la política norteamericana a través de un trabajo sutil, encubriendo sus propósitos subversivos con unos programas reales como la lucha contra la pobreza extrema. A la vez, fue precisamente USAID la que envió al famoso especialista norteamericano en tortura Dan Mitrione a Brasil en 1960-1967 [en 1964 fue el golpe de Estado], a República Dominicana en 1965 [el año de la invasión yanqui] y a Uruguay en 1969-1970 [donde fue finalmente capturado y ajusticiado por los Tupamaros]. También la USAID participó activamente en todos los golpes de Estado e intentos de golpes que tuvieron lugar en África, Asia y Latinoamérica desde 1961 hasta ahora, en estrecha colaboración con la CIA, DIA (Servicio de Inteligencia Militar, el FBI, la DEA [Agencia "contra" la droga], NSA (Agencia Nacional de Seguridad) etc.


Mientras existía la Unión Soviética y el campo socialista, USAID junto con otras ONG, como la Fundación Nacional para la Democracia (NED) hicieron todo lo posible para contener la influencia ideológica de la URSS siendo misioneros ideológicos y operativos del imperio durante la Guerra Fría. Las revelaciones sobre la participación de la CIA y su organización encubierta USAID en el asesinato de Patricio Lumumba en Congo, en la muerte de Salvador Allende en Chile y cientos de atentados contra Fidel Castro obligaron al gobierno norteamericano a crear la NED en 1983. El presidente Ronald Reagan anunció entonces que “este programa no actuará desde las sombras. Va ser visible y al mismo tiempo consistente con los intereses nacionales de EEUU.


Su creador, el profesor de Georgetown University Allen Weinstein, fue más específico cuando en 1991 durante una entrevista declaró: “la gran cantidad de tareas que cumplimos hoy día fueron, 25 atrás, responsabilidad de la CIA”. Unos años antes, en 1986, el primer director de la NED, Carl Gershman, reconoció que su organización era una fachada de la CIA.


En la Declaración de Principios firmada por sus líderes neoconservadores, Elliot Abrams (envuelto en el escándalo Iran-Contra), Francis Fukuyama (autor de 'El fin de la Historia y el último hombre'), Zalmay Khalilzad (ex embajador de EEUU en Irak y Afganistán) y Vin Weber (uno de los autores republicanos del Proyecto del Nuevo Siglo Norteamericano), se afirma que “tenemos que aceptar la responsabilidad de asumir el rol único en la preservación y extensión de un orden internacional amigable con nuestra seguridad, prosperidad y nuestros principios”.


Para cumplir con esta tarea la NED junto con sus cuatro organizaciones: Free Trade Union Institute, Centre for International Private Enterprise, the National Republican Institute for International Affairs, the National Democratic Institute for International Affairs y su subordinada la ONG Freedom House, en coordinación con la USAID, se dedican oficialmente a financiar y canalizar las fuerzas de las principales organizaciones de la sociedad civil en casi 100 países del mundo. Para esto tienen un fuerte presupuesto: para el año fiscal 2016 la USAID dispone de 22,3 mil millones de dólares y la NED tiene a su disposición 170 millones. Con este dinero no es difícil crear ONGs afines a los intereses norteamericanos utilizando las organizaciones de base.


Esto explica porqué los indígenas misquitos de Nicaragua se convirtieron en colaboradores de los contrarrevolucionarios y de la CIA durante la revolución sandinista. También aclara la reciente marcha indígena contra el gobierno de Rafael Correa después que el presidente de Ecuador cuestionó la labor de 31 ONG en Amazonía con un presupuesto de 56,2 millones de dólares provenientes de la NED, USAID y varias otras ONG extranjeras, esencialmente norteamericanas. Los indígenas de la región amazónica marcharon 700 kilómetros para protestar violentamente contra una posible futura reelección de Rafael Correa.


Una de las tareas de las ONGs afines a los intereses de los globalizadores es formar a miles de disidentes en los países que no siguen el rumbo norteamericano e influir en las elecciones presidenciales, legislativas y municipales en esas naciones. Según los cálculos del departamento de Estado, en cada país que no está de acuerdo con la política norteamericana hay no menos de un 10 por ciento de la población que apoya a Norteamérica. Y puede formar una quinta columna para desestabilizar el gobierno en países como Rusia, China, Cuba, Venezuela, Brasil, Ecuador, Argentina, Bolivia, Nicaragua, Armenia, Bielorrusia, Tayikistán, Azerbaiyán, Kazajistán, Kirguistán, Uzbekistán o Egipto.


Entonces la cuestión es organizar y financiar a los potenciales descontentos y lavarles el cerebro a través de los medios de comunicación. Así sucedió en Polonia en 1989 cuando la NED, en colaboración con el Vaticano, entregó al movimiento Solidaridad 2,5 millones de dólares con la condición de promover la candidatura de su líder pro norteamericano Lech Walesa a la presidencia. Posteriormente la NED y USAID financiaron organizaciones tales como “OTPOR” en Serbia, “KHMARA” en Georgia, “PORA” en Ucrania, “KELKER” en Kirguistán, “ZUBR” en Bielorrusia. Después promovieron la “revolución de las rosas” en Georgia, la “revolución de los tulipanes” en Kirguistán, la “revolución naranja” y posteriormente “Maidan” en Ucrania. Intentaron sin éxito una revolución en Armenia bajo la consigna “Ereván Eléctrico” y también fracasaron hace poco en Hong Kong tratando de instigar la “revolución de los paraguas”.


Los líderes de oposición en América Latina, como Henrique Capriles y Leopoldo López en Venezuela, Mauricio Rodas en Ecuador o Aecio Neves en Brasil, son creaciones de la NED y los eslabones de la derecha nacional en su lucha contra los gobiernos progresistas legítimamente elegidos. Su agenda principal consiste en desestabilizar a estos gobiernos para retornar sus países al “patio trasero” norteamericano. Todos ellos tienen estrechos contactos con el ex presidente colombiano Álvaro Uribe y con los sectores de ultra derecha latinoamericana.



Sin embargo, a medida que pasa el tiempo los países de nuestro mundo adquieren cada vez más conciencia, se dan cuenta de los propósitos de la USAID, de la NED y de sus ONGs subsidiarias y toman las medidas correspondientes. Ya son tres países del grupo BRICS: Rusia, China e India, los que promulgaron la Ley de Registro de Agentes Extranjeros, para controlar a las ONGs que reciben fondos del extranjero. Es en realidad la misma ley que utiliza EEUU desde 1938, pero su uso en otros países produjo indignación y rechazo en Washington, cuyos dirigentes anunciaron el fin de la democracia en China y Rusia. Lo que al mismo tiempo no quieren reconocer los actuales líderes norteamericanos, tanto los neoliberales como los neoconservadores, es que su propio país ya dejó de representar una democracia. Se convirtió en un estado autoritario que cada vez más se inclina hacia el totalitarismo.


En un reciente artículo publicado por 'Counterpunch', el estudioso norteamericano Henry A. Giroux escribió que “los tiempos oscuros no nos están esperando en el futuro sino ya están presentes, pero esto no significa que se quedarán para siempre”.
sputniknews.com / La Haine



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