jueves, 24 de septiembre de 2015

Finlandia vive la mayor protesta obrera de las dos últimas décadas




Decenas de miles de trabajadores finlandeses colapsaron este viernes el centro de Helsinki en una multitudinaria manifestación en protesta contra los recortes sociales anunciados por el Gobierno derechista del primer ministro Juha Sipilä.

La manifestación, convocada por las tres grandes centrales sindicales de Finlandia (SAK, STTK y Akava), ha venido acompañada de huelgas en muchos sectores, lo que ha paralizado buena parte de la producción y los servicios de todo el país.


Estas tres organizaciones sindicales suman un total de 2,2 millones de afiliados, una cifra que equivale a cerca del 80 % de la población activa de Finlandia.


Aunque los sindicatos descartaron convocar una huelga general, se trata de la mayor protesta obrera que ha tenido lugar en las últimas dos décadas en el país nórdico.


La movilización ha provocado el cierre durante 24 horas de los puertos de mercancías y de las fábricas de papel y celulosa, así como paros parciales en gran parte de las industrias y comercios.


Las huelgas han obligado a suspender durante varias horas el transporte público y han generado cancelaciones en el tráfico aéreo nacional y retrasos en los vuelos con salida o llegada a los aeropuertos finlandeses del país.


Finlandia encadena tres años consecutivos de contracción económica, debido principalmente al declive de sus dos industrias clave, la forestal y la tecnológica -con Nokia a la cabeza-, lo que ha provocado que la deuda pública se haya duplicado desde el inicio de la crisis financiera en 2008, hasta superar el 60 % del producto interior bruto (PIB).


Actualmente es el país de la Unión Europea (UE) con menor crecimiento económico y mayor índice de despidos de trabajadores.


La coalición liberal del primer ministro Juha Sipilä, en el poder desde el pasado mayo, presentó la semana pasada una serie de medidas que incluyen pérdida de derechos laborales para la clase trabajadora.


Este programa aboga, por ejemplo, por la reducción de las vacaciones de los funcionarios, desde el máximo actual de 38 días laborables hasta los 30 días.


Además, contempla reducir por ley la compensación por trabajar horas extraordinarias o en días festivos, así como dejar de pagar el primer día de las bajas por enfermedad y recortar la paga de los demás días de baja del 100 % al 75 %.


También establece una rebaja del 1,72 % de la cotización que las empresas pagan a la seguridad social por cada trabajador y convertir dos días festivos al año en días libres no remunerados.


Las tres centrales sindicales se oponen unánimemente a los recortes anunciados por Sipilä, ya que, en su opinión, afectan sobre todo a los empleados públicos y a los trabajadores con empleos más precarios.
Los sindicatos critican lo que consideran “una injerencia sin precedentes” del Gobierno en la negociación de los agentes sociales, al sustituir de forma unilateral los convenios entre patronal y sindicatos por una serie de leyes laborales que empeoran las condiciones de los trabajadores.



FINLANDIA NUEVA GRAN CONFEDERACIÓN DE SINDICATOS

SAK1 y STTK


Los trabajadores de Finlandia, contra los ajustes

Paros generalizados contra la intención del Gobierno de reducir un 5% los costes laborales


Decenas de miles de trabajadores finlandeses colapsaron ayer el centro de la capital Helsinki en una multitudinaria manifestación en protesta contra los recortes anunciados por el Gobierno de centro-derecha del primer ministro Juha Sipilä. El mandatario argumenta que “la deuda del Estado ha aumentado en casi un millón de euros cada hora durante los últimos siete años, no podemos seguir así. Estamos dispuestos a negociar de qué manera logramos recortar los costes laborales, pero el objetivo de reducirlos un 5 % es innegociable”.


La manifestación, convocada por las tres grandes centrales sindicales de Finlandia (SAK, STTK y Akava), ha venido acompañada de huelgas en muchos sectores, lo que ha paralizado buena parte de la producción y los servicios de todo el país.


Estas tres organizaciones sindicales suman un total de 2,2 millones de afiliados, una cifra que equivale a cerca del 80 % de la población activa de Finlandia.
Aunque los sindicatos descartaron convocar una huelga general, se trata de la mayor protesta obrera que ha tenido lugar en las últimas dos décadas en el país nórdico.


La movilización ha provocado el cierre durante 24 horas de los puertos de mercancías y de las fábricas de papel y celulosa, así como paros parciales en gran parte de las industrias y comercios.


Las huelgas han obligado a suspender durante varias horas el transporte público y han generado cancelaciones en el tráfico aéreo nacional y retrasos en los vuelos con salida o llegada a los aeropuertos finlandeses del país.


Finlandia encadena tres años consecutivos de contracción económica, debido principalmente al declive de sus dos industrias clave, la forestal y la tecnológica -con Nokia a la cabeza- lo que ha provocado que la deuda pública se haya duplicado desde el inicio de la crisis financiera en 2008, hasta superar el 60 % del producto interior bruto (PIB).


Actualmente es el país de la Unión Europea (UE) con menor crecimiento económico y mayor índice de destrucción de empleo, dos factores que los expertos atribuyen a la pérdida de competitividad de su industria en los últimos años.


Finlandia es un país que se ha comportado como el primer aliado de Alemania al solicitar duros ajustes para los países de la periferia de la Unión Europea en crisis.


La coalición liberal-conservadora del primer ministro Juha Sipilä, en el poder desde el pasado mayo, instó a empresarios y sindicatos a acordar un llamado contrato social, un acuerdo para abaratar los costes productivos y así estimular la recuperación económica.
Estas negociaciones fracasaron en dos ocasiones, lo que llevó a Sipilä a presentar la semana pasada una serie de medidas para reducir el gasto público y al mismo tiempo recortar un 5 % los costes laborales, a fin de crear empleo y mejorar la competitividad de las empresas finlandesas.


MENOS VACACIONES Este programa incluye una reducción de las vacaciones de los funcionarios, desde el máximo actual de 38 días laborables hasta los 30 días, lo que permitiría ahorrar 640 millones de euros anuales, según cálculos del Gobierno.


Además, contempla reducir por ley la compensación por trabajar horas extraordinarias o en días festivos, así como dejar de pagar el primer día de las bajas por enfermedad y recortar la paga de los demás días de baja del 100% al 75%.


También establece una rebaja del 1,72% de la cotización que las empresas pagan a la seguridad social por cada trabajador y convertir dos días festivos al año en días libres no remunerados. Las tres centrales sindicales se oponen unánimemente a los recortes anunciados.




Finlandia: la mayor manifestación en casi 25 años para protestar contra la austeridad


Publicado el 18 sept. 2015
Más de 30.000 personas paralizaron Helsinki, Finlandia, en la mayor manifestación en el país desde 1991 para protestar contra los recortes de los beneficios de los trabajadores anunciados por el Gobierno ante el estancamiento de la economía.

La Confederación de Industrias de Finlandia calcula que la concentración ha supuesto la pérdida de 100 millones de euros.







Finlandia vive su mayor protesta social en 20 años contra los recortes del nuevo Gobierno
  • Varias huelgas y una manifestación en Helsinki paralizan parte de la actividad
  • Asalariados y pensionistas, entre los afectados por el plan de austeridad
  • Las encuestas muestran un apoyo mayoritario al Ejecutivo de centro-derecha
18.09.2015


Finlandia ha vivido este viernes una jornada atípica, con varias huelgas convocadas en transportes y servicios públicos y una gran manifestación en el centro de la capital, Helsinki, para protestar por el plan de recortes presentado por el Gobierno de centro-derecha que tomó posesión en mayo pasado. Esta movilización es la mayor protesta obrera que se produce en el país nórdico en las últimas dos décadas.

Los paros convocados en los servicios de tren, autobús, metro y tranvía de Helsinki han obligado a suspender durante varias horas el transporte público, lo que ha afectado a miles de usuarios. También han dejado de funcionar parcialmente el comercio y gran parte de la industria, como fábricas de papel y celulosa.


La movilización ha provocado el cierre durante 24 horas de los puertos de mercancías. En los aeropuertos se han producido cancelaciones en el tráfico aéreo nacional -la aerolínea Finnair ha anulado 15 operaciones- y retrasos en los vuelos internacionales.


En cuanto a la manifestación, decenas de miles de personas (30.000 según AFP y Reuters) han paralizado en la mañana del viernes el centro de Helsinki. Las tres grandes centrales sindicales de Finlandia (SAK, STTK y Akava), convocantes de la movilización, suman un total de 2,2 millones de afiliados, una cifra que equivale a cerca del 80% de la población activa de Finlandia.


Recortes equivalentes a 10.000 millones


Los sindicatos convocantes reclaman la completa retirada de las reformas y recortes presentados la semana pasada por el Gobierno del primer ministro Juha Sipilä que, entre otras cosas, reducen las pensiones de los jubilados -incluidas las más bajas- y disminuyen en 8 días las vacaciones de los funcionarios (con lo que quedan en 30 días).


Además, contemplan reducir por ley la compensación por trabajar horas extraordinarias y días festivos, así como dejar de pagar el primer día de las bajas por enfermedad y recortar la paga de los demás días de baja del 100% al 75%.


También establece una rebaja del 1,72% de la cotización que las empresas pagan a la seguridad social por cada trabajador y convertir dos días festivos al año en días libres no remunerados.


Con este paquete de medidas se pretende reducir un 5% el coste laboral por trabajador y ahorrar 10.000 millones de euros para poder reducir en igual cantidad el déficit público.


Además, muchos finlandeses critican la actuación del Gobierno por aprobar sus reformas en el Parlamento sin lograr antes el acuerdo entre los agentes sociales. Este comportamiento es inédito en un país donde, desde hace décadas, la política social es consensuada entre Ejecutivo, sindicatos y empresarios.


Los representantes de los trabajadores consideran el plan del Ejecutivo como una injerencia "sin precedentes", al sustituir de forma unilateral los convenios entre patronal y sindicatos por una serie de leyes laborales que empeoran las condiciones de los trabajadores.


El primer ministro ha anunciado que está dispuesto a reconsiderar la aplicación de su programa de reformas si los agentes sociales son capaces de acordar un paquete alternativo en los próximos días, y ha instado a los sindicatos a presentar otras propuestas.


"La deuda del Estado ha aumentado en casi un millón de euros cada hora durante los últimos siete años, no podemos seguir así", sostiene Sipilä.


Amplio respaldo de la sociedad a los recortes


Sin embargo, una amplia mayoría de ciudadanos respalda esas medidas. Según un sondeo realizado recientemente por el diario Italehti, más del 70% de los encuestados están a favor de las medidas de austeridad y más del 20% de ese grupo las considera incluso insuficientes.


Como muestra de esas opiniones, en Facebook se ha creado una página contra las huelgas bajo el lema "Yo trabajo también el viernes y estoy orgulloso de ello".


Según el profesor de Historia Política de la Universidad de Turku, Vesa Vares, consultado por la agencia France Presse, la debilidad de las protestas sociales se explica por la confianza que tienen los finlandeses en sus instituciones. "La fé de la gente en el Estado y en las organizaciones e instituciones es mucho más fuerte que en la mayoría de los otros países. Nuestra tradición es más colectiva que individualista", justifica este analista.


Durante años, Finlandia fue el modelo a seguir dentro de la zona euro, pero eso quedó atrás cuando entró en recesión hace tres años, lastrada por una intensa crisis en sus dos industrias clave, la forestal y la tecnológica -con Nokia a la cabeza, un envejecimiento rampante de su población y una deuda pública que no para de aumentar, aunque aún está lejos de los niveles de los países mediterráneos (superará este año el 60%).
Actualmente, es el país de la Unión Europea con menor crecimiento económico y mayor índice de destrucción de empleo, dos factores que los analistas atribuyen a la pérdida de competitividad de su industria en los últimos años.



Una huelga contra la austeridad paraliza Finlandia
18 SEP 2015
Una protesta contra los recortes anunciados por el Gobierno colapsa el centro de Helsinki
Decenas de miles de trabajadores finlandeses han colapsado este viernes el centro de Helsinki en una multitudinaria manifestación en protesta contra los recortes anunciados por el Ejecutivo de centro-derecha del primer ministro Juha Sipilä. Al cumplirse los cien días desde su llegada al poder, el Gobierno tripartito se encuentra en franca confrontación con los sindicatos. Las tres principales organizaciones sindicales del país —SAK, STTK y Akava— han llamado a un paro que, según sus portavoces, ha paralizado el 75% de las actividades del país nórdico.


Bajo una intensa lluvia, miles de trabajadores se han concentrado en la plaza de la estación para escuchar a los líderes sindicales. "Finlandia la construimos con la cultura del acuerdo, no con decretazos que menoscaben los derechos laborales", ha dicho Lauri Lyly, presidente del principal sindicato, SAK.

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Las tres organizaciones sindicales suman 2,2 millones de afiliados, lo cual equivale a cerca del 80% de la población activa del país. La de este viernes ha sido la mayor protesta obrera registrada en el país nórdico en las dos últimas décadas.


El Gobierno, surgido tras las elecciones legislativas de abril, ha intentado aplicar reformas con el fin de mejorar la competitividad del país, que se ha visto seriamente lastrada durante el último lustro. El primer ministro intentó en dos ocasiones sellar un amplio acuerdo social, que los sindicatos consideraron como un marco que protegía los intereses de la confederación de empleadores.


Hace 10 días, el Gobierno presentó su programa económico, donde estipula que el déficit de sostenibilidad es de 10 000 millones de euros. El documento prevé el ahorro de 4.000 millones por medio de recortes, otros 4.000 por reformas estructurales, además de la reducción de un 5% de los costes laborales.


Según Antti Palola, presidente del sindicato STTK, aquel día fue "un martes negro". El proyecto establece un recorte en todas las horas extraordinarias y de las vacaciones pagadas, y los derechos por enfermedad se ven seriamente afectados. El Gobierno informó de que si no se llega a un acuerdo, procederá a implantar dichas políticas a través de decretos por la vía urgente.


El proyecto gubernamental cayó como un balde de agua fría entre las organizaciones sindicales. Sirkku Alsthed es enfermera de maternidad. Según ella, el Ejecutivo intenta hacer pagar los costes de la crisis a los trabajadores y, en especial, a las trabajadoras con salarios más bajos. "El recorte en las horas extras es un tijeretazo a nuestros ingresos. Esto puede representar un 25% en nuestros escuálidos salarios. Si todos tenemos que aportar para salir de esta situación, también los empleadores deberían contribuir con su parte", dice la enfermera.
A menos de 48 horas de la huelga, el primer ministro se dirigió a la nación por radio y televisión. "El crecimiento económico de Finlandia es el más bajo de Europa, y nuestra economía ha menguado en los últimos años. En ningún otro país de Europa el desempleo crece tan rápido como en Finlandia. El Estado finlandés se endeuda casi un millón de euros cada hora, día a noche, y así hemos estado durante siete años. Así no podemos continuar. El dinero se acaba", afirmó.


Finlandia atraviesa una larga crisis económica. Según economistas e instituciones financieras, en 2015 la economía registrará un crecimiento negativo, y será el cuarto año consecutivo. El PIB de la otrora dinámica economía nórdica está un 4,5% por debajo de los niveles registrados en 2007. La deuda pública se ha duplicado hasta un 63% del PIB, y el desempleo llega a un 11%.


Los agentes sociales, en general, concuerdan con el diagnóstico del Ejecutivo, pero no en la forma en que este quiere sacar al país de la crisis. "Con ese paquete del Gobierno, durante la legislatura los trabajadores aportarían 3 600 millones de euros, y los empleadores, 30 millones. El negocio para ellos es redondo", dice Palola, dirigente de STTK.


"El Gobierno no puede fijar el precio del trabajo. Eso es cosa nuestra, de los trabajadores y los empleadores, de los agentes sociales. El Gobierno no puede estropear nuestra larga tradición de negociación y acuerdo", ha dicho Lauri Lyly, del sindicato SAK, a los manifestantes, en la plaza de la estación.








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