Lo que sigue son los comunicados recibidos.
Es obvio que el contenido de algunos de ellos no es compartido por la línea
editorial de inSurGente.
PCE
Una vez más el Partido Comunista de España denuncia las
intenciones bélicas de Estados Unidos, Reino Unido, Francia y sus aliados sobre
el pueblo sirio. Lejos de buscar una solución dialogada, las potencias
imperialistas vuelven a usar viejos argumentos, que siempre se demostraron
falsos, para auto justificar un ataque militar.
Amenaza de guerra que llega una vez acrecentado el retroceso de la oposición armada y de los grupos terroristas que operan en el país, que ya mencionábamos hace unos meses. EE.UU. con el argumento de la existencia y utilización de armas químicas por parte del gobierno sirio, amenaza ya con un ataque directo al país, en un deja vu que a todos y todas nos recuerda a Iraq con sus funestas consecuencias.
No es creíble una guerra en defensa de los Derechos Humanos encabezada por la potencia que ha impulsado guerras y golpes de estado en todas las latitudes del planeta. Sus fines son totalmente espurios y de lo que se trata es de apoderarse de un territorio vital geoestratégicamente para el control de los recursos y las comunicaciones de Oriente Medio por parte de las potencias occidentales.
Exigimos al gobierno español que se oponga a esta escalada bélica y que se implique en un auténtico plan de paz que respete la soberanía del pueblo sirio.
Por todo esto, llamamos una vez más a la movilización contra la guerra imperialista en Siria y en solidaridad con el pueblo sirio.
¡NO A LA GUERRA!
Amenaza de guerra que llega una vez acrecentado el retroceso de la oposición armada y de los grupos terroristas que operan en el país, que ya mencionábamos hace unos meses. EE.UU. con el argumento de la existencia y utilización de armas químicas por parte del gobierno sirio, amenaza ya con un ataque directo al país, en un deja vu que a todos y todas nos recuerda a Iraq con sus funestas consecuencias.
No es creíble una guerra en defensa de los Derechos Humanos encabezada por la potencia que ha impulsado guerras y golpes de estado en todas las latitudes del planeta. Sus fines son totalmente espurios y de lo que se trata es de apoderarse de un territorio vital geoestratégicamente para el control de los recursos y las comunicaciones de Oriente Medio por parte de las potencias occidentales.
Exigimos al gobierno español que se oponga a esta escalada bélica y que se implique en un auténtico plan de paz que respete la soberanía del pueblo sirio.
Por todo esto, llamamos una vez más a la movilización contra la guerra imperialista en Siria y en solidaridad con el pueblo sirio.
¡NO A LA GUERRA!
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PCPE
SIRIA: EL IMPERIALISMO EN CRISIS AGÓNICA LANZA UNA NUEVA GUERRA
PARA TRATAR DE SOBREVIVIR.
El Comité Ejecutivo del PCPE y el Buró Político de los CJC
denuncian la escalada belicista de las potencias imperialistas contra Siria.
Las últimas noticias parecen indicar la inminencia de un ataque militar
imperialista en el país, encabezado por Estados Unidos.
Después de meses de campaña sistemática de intoxicación
informativa y manipulación mediática, encaminada a presentar una imagen
criminal del gobierno del partido Baaz y a los terroristas islamistas como
simples opositores, las últimas declaraciones de representantes del gobierno de
EEUU apuntan a un próximo ataque contra Siria por parte de una alianza de
países imperialistas, pese al veto de Rusia en el Consejo de Seguridad de la ONU.
El PCPE y los CJC denunciamos con firmeza esta intervención que
nada tiene que ver con causas humanitarias ni con evitar un baño de sangre de
la población siria, sino que nuevamente está vinculada a la pugna
interimperialista por el control de los espacios de influencia y el control y
transporte de materias primas, como consecuencia de una crisis capitalista
gravísima que agudiza las contradicciones en el seno del imperialismo, que el
imperialismo sólo puede resolver mediante el recurso a la guerra.
Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Turquía e Israel, por
poner sólo algunos ejemplos, han dejado ya bien clara su intención de agredir
militarmente a Siria, independientemente de las decisiones que pueda adoptar a
tal efecto el Consejo de Seguridad de la ONU, lo que simplemente supone la
confirmación de las actividades sólo parcialmente encubiertas que vienen
realizando en los meses pasados: proporcionando armamento de todo tipo y
cobertura política a los denominados “opositores”, entrenándolos militarmente y
ofreciéndoles todo tipo de asistencia.
Como ya decía una anterior resolución del CE del PCPE en junio
de este mismo año, tienen cada día más credibilidad las informaciones que
indican que el uso de armamento químico en Siria está siendo realizado por las
fuerzas mercenarias opuestas al gobierno, en coordinación con las potencias
imperialistas, con el objetivo de legitimar una operación militar directa que,
en el caso sirio, podría desencadenar un conflicto general en la región cuyas
consecuencias serían desastrosas.
El imperialismo desarrolla un nuevo episodio mediático de
mentira y engaño; sus domesticados medios de comunicación manipulan y mienten
sin ningún tipo de limitación. Pudimos comprobarlo en Irak con la inexistencia
de las armas de destrucción masiva que sirvieron de excusa para la invasión
imperialista y que jamás se encontraron, pero que costaron un millón de vidas
iraquíes.
Por todo lo anterior, el PCPE y los CJC realizamos el siguiente
llamamiento a la clase obrera y los sectores populares de nuestro país:
-A luchar activamente contra el desencadenamiento de una nueva
guerra imperialista en Siria, así como contra cualquier tipo de implicación de
España en esta agresión y contra la utilización del territorio de nuestro país
como apoyo logístico a esta guerra.
-A que toda la clase obrera de nuestro país, y de los países
agresores, se nieguen a formar parte de las fuerzas de agresión imperialistas,
desertando y organizando la lucha contra sus enemigos de clase.
-A continuar impulsando un fuerte movimiento anti-imperialista
centrado en la defensa de la soberanía y la autodeterminación de los pueblos,
orientado en la lucha por la conquista del poder obrero y popular como única
posibilidad de real de poner fin a las guerras imperialistas.
-A denunciar el gasto militar, y la militarización creciente de
nuestra sociedad, en una estrategia parasitaria y suicida de las clases
dominantes desesperadas ante la entrada en el período histórico que marcará el
final de su dominación.
Vivimos en la época de la transición del capitalismo al
socialismo. Las fuerzas imperialistas –en esta fase- desarrollarán un grado de
violencia superior al hasta ahora conocido por la humanidad, y la clase obrera
y las organizaciones revolucionarias tenemos la responsabilidad de enfrentar
con toda nuestra determinación esta etapa histórica para llevar nuestra causa
revolucionaria a la victoria, al socialismo y al comunismo, enviando al sistema
capitalista al baúl de la historia.
Madrid, 27 de agosto de 2013
Comité Ejecutivo del PCPE
Buró Político de los CJC
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EQUO
Esta organización política ha demandado que se utilicen los
mecanismos previstos por el Derecho Internacional y que se investigue hasta el
final el uso de armas químicas
Para EQUO una posible operación militar de castigo en Siria,
liderada por la OTAN o por Estados Unidos y otros países occidentales, es
inadmisible y solo provocaría más sufrimiento en la población civil e inocente
que lleva ya casi dos años padeciendo esta guerra, plagada de intereses que le
son ajenos.
EQUO ha expresado su preocupación por la situación de este país,
agravada aún más si cabe por la probada utilización de armas químicas (así lo
ha confirmado MSF) . En este sentido, EQUO ha reclamado que se permita
investigar con libertad a los inspectores de la ONU para que se aclare quién utilizó
estas armas y también de dónde provienen, quiénes la fabricaron y se lucraron
con su comercialización. EQUO considera que el uso de esos productos es una
línea roja que la comunidad internacional no debe permitir que se traspase y
debe expresar su contundente rechazo y evitar dobles raseros, en referencia a
Israel que usó armas químicas contra la población civil en 2009 ante la
indiferencia de buena parte de la comunidad internacional.
En este sentido, EQUO ha defendido la utilización de los
mecanismos previstos por el Derecho Internacional para prevenir o evitar este
tipo de violaciones, especialmente las Naciones Unidas.
Asimismo, EQUO ha reclamado que se garanticen los derechos de
las poblaciones de estos países, no sólo en Siria, sino también en Palestina,
por ejemplo, y ha defendido la instauración de sistemas que garanticen las
libertades y los derechos de la ciudadanía, pero no impuestos desde fuera, sino
como fruto de un proceso de empoderamiento de la ciudadanía.
EQUO ha reiterado su rechazo a los crímenes cometidos por
cualquier estado contra su población y los regímenes no democráticos.
Para EQUO esta nueva crisis evidencia de nuevo la necesidad de
reformar de forma urgente Naciones Unidas, para convertirla en una Institución
más eficaz en la resolución de conflictos, que no esté constantemente
paralizada por el derecho al veto de las grandes potencias. Una reforma que dé
más poder a la Asamblea como institución y que pueda garantizar una nueva
gobernanza mundial.
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IZQUIERDA ANTICAPITALISTA
La historia se repite. Todo parece indicar que nos abocamos a
una inevitable intervención de EEUU sobre Siria. En una de esas amargas ironías
a las que nos tienen acostumbrado los gobernantes norteamericanos, el premio
Nobel de la Paz, Obama, planeaba la intervención de la OTAN en Siria mientras
conmemoraba con un discurso de paz y derechos civiles el cincuenta aniversario
del asesinato de Martin Luther King.
Poco queda de aquel 15 de marzo de 2011 cuando al calor de las
revoluciones en Túnez y Egipto, en la ciudad de Daraa, una manifestación
pacífica contra el régimen del dictador Bashar al-Assad fue reprimida a sangre
y fuego por las fuerzas gubernamentales. A partir de ahí, Siria, por más de 6 meses,
fue escenario de constantes protestas y manifestaciones pacíficas que al grito
de “¡abajo el régimen!” o “¡queremos paz, queremos libertad!” fueron reprimidas
por el Ejército y los aparatos represivos del régimen sirio ante la inacción de
la comunidad internacional.
El escenario de aquel legítimo levantamiento ha ido cambiando y,
hoy en día, dos años después, diferentes conflictos locales, confesionales, y
sobre todo la injerencia de las diferentes potencias regionales y mundiales, se
solapan, convirtiendo a Siria en un tablero de ajedrez donde la partida se
juega en términos geopolíticos y el pueblo está padeciendo sus consecuencias
con más de 100.000 muertos y más de un millón de refugiados, muchos de ellos
niños y niñas.
Ante este escenario queremos declarar:
- Izquierda
Anticapitalista está en contra de cualquier intervención extranjera en
Siria. Por lo tanto, queremos condenar desde ya un posible ataque por
parte de EEUU, (con la presión de Arabia Saudita e Israel), que sólo
traerá más muertes y sufrimiento al pueblo sirio. Para nosotras y
nosotros, la liberación social y la conquista de una democracia real por
parte de los pueblos solo puede ser obra de los y las de abajo, sin injerencias
extranjeras, con el apoyo de la solidaridad internacionalista de los
oprimidos y las oprimidas del mundo. Ninguna de las potencias regionales o
imperialistas que han convertido a Siria en un avispero tiene ningún
interés por la democracia, la libertad y la justicia social.
- De
la misma manera, Izquierda Anticapitalista condena el régimen de Bashar
Al-Assad, que por más de 40 años ha demostrado un carácter dictatorial
que, cercenando las libertades políticas, reprimiendo de manera salvaje
cualquier tipo de expresión disidente, y aplicando recientemente políticas
de ajuste neoliberal, ha pretendido mantener una falsa imagen
anti-imperialista y “social”.
- Izquierda
Anticapitalista siempre se ha posicionado con aquellas fuerzas de la
izquierda revolucionaria [1] que, desde la
primavera de 2011, se han manifestado junto al pueblo para acabar con el
régimen. De la misma manera condena cualquier tipo de injerencia venga de
donde venga. Sea ésta desde Estados que apoyan al régimen de manera
logística o con la venta de armas (Rusia, Irán y China), o sea de aquellos
otros que, por intereses geoestratégicos, han secuestrado la rebelión y han
intentado convertir a la oposición en un atomizado conglomerado de grupos,
muchos de ellos en la órbita del salafismo, que responden a intereses que
nada tienen que ver con el espíritu de la rebelión que surgió en Daraa,
Homs, Damasco o Hula durante los primeros meses de la rebelión popular en
2011. Entre estos últimos Estados cabe señalar a Arabia Saudita, Qatar,
Turquía, Francia y Reino Unido, entre otros.
- El
papel de EEUU e Israel ha sido de un apoyo calculado a una parte de la
oposición sin darle la munición suficiente para desequilibrar la balanza.
La gran tragedia del cálculo geopolítico es observar como estos actores,
con gran interés en la zona, han jugado a que se mantenga una guerra de
desgaste para los dos bandos. EEUU interviene en una guerra que ha
alimentado conscientemente, ejerciendo su papel de “policía del mundo”,
pasando a la intervención abierta en el conflicto bélico y abriendo otro
frente en su política exterior de incalculables consecuencias. El
imperialismo norteamericano es la policía del capitalismo: apoya y derroca
regímenes en función de sus intereses, como ha quedado claro con su apoyo
al golpe de Estado militar en Egipto. No tiene ningún interés humanitario,
vende, utiliza y acumula armas químicas sin ningún tipo de escrúpulo. El
futuro de Siria bajo un régimen dirigido por EEUU no es otro que el de
Iraq o Afganistán.
- Izquierda
Anticapitalista va a seguir denunciando y manifestándose en contra de las
guerras imperialistas en todo Oriente Próximo a la vez que va a seguir
apoyando a los pueblos oprimidos y movimientos populares que se levantan
contra las tiranías que les oprimen. Una práctica consecuente con un
internacionalismo político no corporativista sino basado en la solidaridad
con las y los de abajo, con los oprimidos, en la independencia de clase.
Una solidaridad de clase y no de siglas.
Llamamos a los pueblos del Estado español, los mismos que sufren
la degradación socioeconómica provocada por las mismas instituciones
internacionales que imponen la barbarie en Siria, a participar en las
convocatorias en contra de la guerra imperialista.
Llamamos también a la solidaridad con el pueblo sirio en su
lucha contra la dictadura de al-Assad: a apoyar a quienes defienden una Siria
libre, independiente, democrática, que garantice los derechos humanos y
sociales fundamentales de toda la población independientemente de su etnia,
confesión religiosa o ideología política.
Ni la injerencia imperialista, ni la dictadura de al-Assad, ni
el salafismo apoyado por Arabia Saudita son una alternativa para el pueblo
sirio para vivir en libertad e igualdad. Como propuesta final, apostamos por
una geopolítica independiente tanto de dictaduras "regionales" como
de las potencias imperialistas: proponemos que el bloque latinoamericano, cuyos
procesos democráticos, con todos sus defectos y límites, han inspirado
múltiples luchas emancipadoras, lancen una alternativa internacionalista basada
en una tregua, seguida de un proceso de mediación, y en el establecimiento de
unas garantías mínimas para que los sirios y sirias puedan decidir qué modelo
de sociedad quieren.
¡NO A LA GUERRA!
¡NO AL ATAQUE DE LA OTAN!
¡ABAJO EL RÉGIMEN DE AL-ASSAD!
¡SOLIDARIDAD CON EL PUEBLO SIRIO!
¡NO AL ATAQUE DE LA OTAN!
¡ABAJO EL RÉGIMEN DE AL-ASSAD!
¡SOLIDARIDAD CON EL PUEBLO SIRIO!
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PCOE
La existencia de la Unión Soviética no sólo frenó múltiples
agresiones imperialistas sino que proporcionó ingente ayuda a los pueblos del
mundo para que combatiesen al imperialismo.
Tras el derrumbe de la URSS se ha podido comprobar, todavía de
manera más descarnada, más criminal, la esencia del imperialismo y de sus
bandidos dirigentes políticos, que no es otra que la vista en los últimos 22
años con las dos guerras de Iraq y Afganistán, Yugoslavia, Sudán, Somalia, Mali
o en estos momentos Siria, por no hablar de los apoyos para desestabilizar
naciones, imponer gobiernos títeres de canallas que favorecen los intereses de
los monopolios y el expolio imperialista, o de violentar todo tipo de derecho
humano cometiendo toda clase de tortura con la aquiescencia de estados como el
español, creando campos de concentración o haciendo terrorismo de estado,
asesinando a millones de mujeres, ancianos y niños.
Hoy la potencia más asesina de la Historia, los EEUU, y sus
sanguinarios aliados europeos, así como sus medios de comunicación de masas,
están en plena campaña de justificación para intervenir directamente y
masacrar, todavía más, al pueblo sirio ante el fracaso de las acciones
militares perpetradas por los mal llamados ‘rebeldes’, pues no son más que mercenarios a
sueldo de los imperialistas que persiguen derrocar al gobierno de Al-Assad.
Con todo el cinismo del mundo, los títeres políticos de los
estados capitalistas, sicarios de los monopolios, justifican la necesidad de la
guerra para ‘que penetre la
democracia’ en dichas naciones, que según ellos están dominadas por
‘ogros autoritarios’,
con objeto de acabar con dichos ‘regímenes
terroristas y totalitarios’, cuando en realidad los únicos
terroristas y asesinos son las potencias imperialistas, encabezadas por los
EEUU. En el caso de Siria la justificación de EEUU y sus aliados es, ahora, el
empleo de armas biológicas por parte del Estado sirio. Hecho éste cuanto menos
controvertido, y dudoso, pues son cada vez más las voces que señalan que el
ataque biológico ha sido realizado por los mercenarios que tienen los EEUU y la
Unión Europea en Siria, máxime
cuando estos mercenarios han sido adiestrados en el manejo de las armas
químicas por los EEUU, al igual que han sido armados por éstos con este tipo de
armamento. De hecho, tanto la Dirección General de Seguridad de Turquía como
una Comisión Independiente de la ONU aseguraron en mayo de este mismo año que
los ‘rebeldes’
poseían armas químicas, en concreto gas sarín.
Pero para comprender lo que está aconteciendo en el mundo
debemos analizar la situación acudiendo a los fenómenos económicos, primero, y
políticos después que llevan a esta situación. Es un error mayúsculo fijarse en
Siria y no comprobar que lo que acaece en dicho país está intrínsecamente
relacionado y enlazado con lo que viene pasando en dicha zona en las últimas
décadas, siendo consecuencia de la pugna imperialista por el control del
petróleo, el gas y demás recursos naturales de esa parte del planeta, así como
por su control geopolítico para distribuir dichos recursos.
Oriente Medio concentra prácticamente la mitad de las reservas
de petróleo del mundo, concretamente el 48,1%, y el 38,1% de las reservas de
gas natural. Entre Oriente Medio y la antigua URSS se reparten el 74% de las
reservas de gas natural y entre América Latina y Oriente Medio se reparten el
68% de las reservas de petróleo. Así mismo, según el Servicio Geológico de los
EEUU (USGS) el petróleo “no
descubierto” - el que todavía no ha sido demostrado por las
barrenas pero del que presume su existencia gracias a varios marcadores
geológicos – asciende a unos 900.000 millones de barriles estando sus
yacimientos dispersos en las regiones de Siberia, Oeste de África, este de
Sudamérica y el Mar Caspio.
Por el contrario, tanto Europa como EEUU consumen el 44% del gas
producido y el 43% del petróleo; a pesar que poseen el 14% de las reservas
mundiales de petróleo y el 4% de las de gas.
A todo esto hay que añadir que el desarrollo económico de las
potencias imperialistas emergentes, fundamentalmente de la zona asiática, de
hecho China, ya es el mayor consumidor de energía, y según cálculos de la
Agencia Internacional de la Energía (AIE), considera que en 2035 empleará un
70% más de energía que los EEUU. A lo que hay que unir que, la misma AIE estima
que el crecimiento en el consumo de energía para Brasil, Oriente Medio, India e
Indonesia será mucho más rápido que para China.
Un informe del Ministerio de Defensa del estado español, de
junio de 2008, titulado “La
crisis energética y su repercusión en la economía. Seguridad y Defensa
Nacional” señalaba que “las energías fósiles representaban el 82% del consumo
mundial de energía primaria, el 77% en los países de la Unión Europea y el 85%
en España. Por otro lado, las energías fósiles son, en su mayor parte,
importadas, tanto en la Unión Europea como en España, y la dependencia española
del petróleo es mucho más elevada que el promedio mundial o de la Unión
Europea. Esta dependencia de las energías fósiles no varía sustancialmente en
el escenario previsto para el año 2030: entre el 76% y el 81% en el mundo, y
entre el 69% y el 77% en la Unión Europea”. Señalando respecto
al petróleo lo siguiente: “el
petróleo es insustituible en gran parte de sus aplicaciones, lo que hace
especialmente grave una interrupción de su suministro. El petróleo es
insustituible en el transporte, al que aporta el 94% del consumo energético y
el 99% en el transporte por carretera. (…) La estructura del consumo mundial de
energía primaria en el transporte es la siguiente: petróleo 94,2%; gas 3,2%; y
biocarburantes, carbón y electricidad el 2,6% restante. En el transporte por
carretera el petróleo aporta el 99% y los biocarburantes el 1%. También en la
petroquímica, el petróleo es insustituible.”
Con todo ello, se comprueba la existencia de una pugna entre
potencias imperialistas – EEUU y la UE (claramente dependientes
energéticamente) por un lado, y los ‘países
emergentes’ por el otro - por el acceso a las fuentes de energía,
fundamentalmente a las reservas de petróleo y gas mundiales que son esenciales
para los monopolios y que, como hemos comprobado, se hallan en Oriente Medio.
Por todo ello, era natural que en 2005 el esbirro del
imperialismo norteamericano, José María Aznar utilizado como vocero por Bush,
presentase un informe realizado por el GEES (Grupo de Estudios Estratégicos) -
una organización privada compuesta por políticos del PP, empresarios y
militares – titulado “La
OTAN: Una alianza por la libertad” en el que señalase el rol que
debía adoptar la OTAN tras la cumbre de Riga, de tal modo que debía convertirse
en instrumento para combatir el terrorismo islamista y salvaguardar la
democracia burguesa, o lo que es lo mismo, trazaba ya la táctica para
justificar todo tipo de agresión a los países que a los imperialistas les
vengan en gana bajo las banderas de la ‘democracia’
y la ‘libertad’
impuestas a sangre y fuego. Dicho documento señala “La Alianza salió victoriosa de la Guerra Fría con la
implosión de la URSS; la OTAN debe luchar y derrotar a quienes no ocultan que
su objetivo es la destrucción de nuestras sociedades libres y abiertas (…)El
presidente norteamericano George W. Bush tiene razón cuando dice que “the
survival of liberty in our land increasingly depends on the success of liberty
in other lands. The best hope for
peace in our world is the expansion of freedom in all the world”. (“La supervivencia de la
libertad en nuestra patria cada vez depende más del avance de las libertades en
otros países. La mejor esperanza para la paz en nuestro mundo es la expansión
de la libertad en todo el mundo.”) Coincidimos con él porque pensamos que para
vencer al terrorismo no basta con perseguir y acabar con los terroristas, sino
que también hay que poner fin a los ambientes que sirven para que los grupos
terroristas se nutran de nuevos adeptos. Y esos entornos no son otros que la
opresión política, la intolerancia religiosa, la asfixia económica, la
enseñanza sistemática del odio hacia lo occidental y moderno, la corrupción
administrativa y, en general, la sensación de que en el futuro no aguarda nada
bueno (…)Para poder enarbolar de manera efectiva la bandera de la libertad ya
hemos dicho más arriba lo que debería hacer la OTAN. Todas propuestas
factibles. Por un lado, defender la libertad empezando por nuestro propio
territorio. La OTAN debe pasar a convertirse en el mejor vigilante de
nuestra homeland security. En segundo lugar, la OTAN debe actuar para
eliminar las amenazas allí donde se generen y con la anticipación que sea
necesaria. No actuar o actuar tarde en la era del terrorismo de masas equivale
a condenar a muerte a muchos compatriotas. Y por último, pero no menos
importante, la OTAN debe expresar claramente su naturaleza liberal y
democrática. De dos maneras: por un lado, abriendo sus puertas a aquellos
países que comparten nuestros valores esenciales y que están activamente
comprometidos con la defensa de los mismos. Hemos defendido la necesidad de que
se invite a Israel, Japón y Australia a formar parte de la OTAN, pero también
podría hacerse extensiva la invitación a naciones como Colombia, al menos como
miembro de la Alianza por la Libertad. La OTAN es, a pesar de quien persigue
ocultarlo, una fuerza moral de alcance universal. (…) Y precisamente por su
fuerza moral, que excede con mucho la militar, la Alianza también debe
impulsar la apertura política en el mundo árabe y musulmán, modificando
sustancialmente su Diálogo Mediterráneo, tanto en sus formas como en sus
objetivos”.
Así mismo, Aznar como boca de los EEUU y el gobierno de Bush,
introduce el objetivo denominadoDemocracy
Building que lo expresa de la siguiente manera “Nosotros estamos convencidos de que
estas misiones sólo pueden triunfar políticamente si, en lugar de tener como
objetivo la reconstrucción del estado en entredicho, la OTAN se pone como meta
no sólo dicha reconstrucción, el nation building, sino la democracy
building. Esto es, se cualifica el tipo y la naturaleza del régimen político
que se aspira a instaurar. (…)La expansión de la democracia es la vía política,
complementaria a la militar, para luchar contra el extremismo. Mientras que el
recuso a la fuerza debe ir destinado a perseguir a los terroristas y desbaratar
sus planes, es imprescindible un esfuerzo político para transformar los
regímenes dictatoriales en sistemas en libertad (…)Nosotros creemos que la
Alianza debería crear, siguiendo en cierta medida el ejemplo de la Asociación
para la Paz (PfP), una Asociación para la Libertad, esencialmente orientada a
atraer a los países del Norte de África y del Oriente Medio e impulsar
colectivamente las medidas adecuadas para su liberalización económica, el
respeto a la libertad de culto, y la apertura y democratización de su sistema
político. ”. Evidentemente cuando estos imperialistas se
refieren a democracia y a libertad se están refiriendo a impunidad y seguridad
para que los monopolios expolien los recursos naturales y exploten a los
trabajadores de dichas zonas.
Como se puede comprobar, ya en 2005 Bush, Aznar y demás esbirros
del imperialismo norteamericano y europeo estaban pergeñando la táctica – lo
que posteriormente ha venido a llamarse primaveras árabes - para desestabilizar
el norte de África y Oriente Medio de tal modo que puedan poner gobiernos ‘títeres’ con los que las
multinacionales europeas y norteamericanas se puedan apropiar de las fuentes de
energía – yacimientos de Petróleo y Gas, así como uranio, plutonio, diamantes,
etcétera.
En consecuencia, el derramamiento de sangre que se está
produciendo desde 2011 en Túnez, Siria, Egipto, Libia o Mali, por no hablar de
toda la sangre derramada en Iraq, Afganistán, Líbano o Palestina; no es algo
casual sino plenamente preparado y planificado por los imperialistas europeos y
norteamericanos en su necesidad de apropiarse de los recursos del Magreb, el
Sahel y Oriente Medio.
En este sentido Egipto y Siria son esenciales en la fase actual.
Egipto para controlar África, el canal de Suez y el agua del Nilo, así como su
riqueza natural, principalmente petróleo y gas. Egipto es ahora mismo una parte
del tablero donde se libra una lucha entre el imperialismo norteamericano –que
pretendía remozar su dominio liquidando al gobierno de Mubarak, títere a su
servicio durante décadas, y colocar un gobierno afín de los Hermanos
Musulmanes, financiados por EEUU – y el ruso, que se esfuerza por ganar
influencia dentro del ejército egipcio así como del gobierno emanado tras el
golpe de estado.
En Siria, el imperialismo norteamericano y europeo – así como
sus satélites Arabia Saudita, Turquía, Israel y Jordania – no han dudado en
formar a mercenarios para ocupar militarmente a Siria y derrocar al gobierno de
Al-Assad, gobierno contrario a los intereses de EEUU y la UE. El gobierno de
Siria tiene estrechos lazos políticos y económicos con China, Irán y Rusia. Así
mismo Siria es enemiga histórica del estado de Israel y un apoyo esencial para
la resistencia árabe que combate el sionismo, fundamentalmente Hezbola. Pero
sobretodo, para los EEUU y la UE es esencial poner un gobierno títere en Siria
para asfixiar y culminar los preparativos bélicos para arremeter contra Irán.
Irán no sólo es el país que más reservas de gas natural tiene, sino el cuarto
con más reservas de petróleo. Pero además, controla el estrecho de Ormuz, por
donde transita la mayor parte de las exportaciones de Oriente Medio.
Los imperialistas modelan la base y la superestructura con
objeto de hacer perdurar en el tiempo el dominio de los monopolios y, con ellos
el proceso de concentración; esa modelación se desarrolla vía crisis y vía
guerras donde sojuzgan a los Pueblos del Mundo. A nivel interno de los países,
lo podemos observar en la ofensiva desatada por la burguesía contra los trabajadores,
estableciendo marcos sociales y laborales que liquidan todo tipo de derecho de
estos, les bajan los salarios, llevando al proletariado al paro forzoso y a la
indigencia. A nivel mundial, exportan capitales para parasitar y explotar a lo
largo y ancho del planeta conquistando los mercados y robando los recursos
naturales a sangre y fuego, mediante el asesinato y la guerra. Eso es lo que
están haciendo los gobiernos de los EEUU y de la UE, hacer la guerra
imperialista para robar el petróleo y el gas de Oriente Medio como fórmula para
acentuar su dictadura y para superar la enorme crisis en el que se hallan
dichos bloques imperialistas. Este sistema está quebrado, y llevan en su
tuétano la crisis y la guerra y, como señala nuestro Programa “Las soluciones que se aplicaren a
cualquiera de las crisis modernas del capitalismo se convertirán en la causa de
la siguiente. En realidad, hace tiempo que el capitalismo entró en quiebra
general de las que las crisis económicas contemporáneas son manifestaciones en picos
de una gran cresta.”. Los imperialistas norteamericanos y europeos
no sólo van a continuar asesinando a millones de seres humanos inocentes sino
que van a acrecentar la crisis todavía más, llevando al mundo al borde de una
nueva Guerra Mundial.
Y ante este escenario, los enemigos del proletariado cierran
filas ante los intereses de los monopolios. Así Izquierda Unida, a través de
Willy Meyer, manifiesta sobre la guerra imperialista en Siria que “esta posible intervención sin
autorización del Consejo de Seguridad volvería a crear a nivel internacional
una situación de emergencia como la que produjeron la guerra de Yugoslavia,
Iraq o Afganistán. El uso de la fuerza al margen de la Carta de la ONU sólo
conlleva más violencia e inestabilidad”, o lo que es lo mismo, que
ven bien la guerra imperialista en Siria si el grupo de potencias imperialistas
que se sientan en el Consejo de Seguridad de la ONU así lo aprueba,
posicionándose al favor del imperialismo, del derramamiento de sangre
trabajadora y de la guerra imperialista y en contra de la paz y del
proletariado. Los socios de Izquierda Unida, el PSOE, va a más y se manifiesta
abiertamente favorable a una intervención militar en Siria, algo por otro lado
natural teniendo en cuenta que tanto el PSOE, como el PP, defienden
abiertamente el imperialismo y son títeres de los monopolios, al igual que
Izquierda Unida. Por otro lado, la internacional sindical del imperialismo –
CSI – donde están incardinadas las centrales sindicales CCOO, UGT, USO o ELA,
en lugar de rechazar abiertamente la guerra imperialista y de rechazar la
injerencia imperialista y la negación de la soberanía de Siria, pasan de
costado y no se posicionan en contra de la guerra imperialista, apelando a la
ONU para buscar una solución al conflicto arremetiendo contra Al-Assad y su
gobierno.
El Comité Ejecutivo del Partido Comunista Obrero Español rechaza
de plano la guerra imperialista en Siria. Los trabajadores del mundo, los que
ponemos el trabajo y los muertos en las guerras que hacen los burgueses para
enriquecerse, no tenemos otra salida que avanzar firme y decididamente hacia el
socialismo. La única salida que tenemos la mayoría trabajadora del mundo, los
parias y los pobres de la tierra, ya seamos egipcios, sirios, libios o
españoles, es tomar conciencia de que el imperialismo sólo nos conduce a la
miseria, a la guerra y a la muerte, pues la crisis y la guerra son inherentes
al capitalismo en la fase actual de putrefacción en la que se halla. Por todo
ello, hacemos un llamamiento al proletariado del estado español a oponerse a la
guerra imperialista, movilizándose contra ella y, fundamentalmente, a
organizarse como clase para acabar con el actual sistema que nos conduce al
abismo y a organizarse para acabar con el capitalismo y construir el socialismo.
Y ello sólo es posible organizándose la clase trabajadora, desarrollando en los
barrios y en los pueblos el Frente Único del Pueblo como instrumento de lucha
política que una a todos los sectores del proletariado contra las leyes que nos
oprimen, que dote a la clase trabajadora de la capacidad política para dirigir
sus designios y para ser dueña de la producción y como se distribuye ésta y,
también, para oponerse a la guerra imperialista y cumplir con el sagrado
principio del internacionalismo proletario, oponiéndonos al derramamiento de
sangre de nuestros hermanos de clase sirios y de otros puntos del planeta,
organizándonos y dando pasos consecuentes por el socialismo.
¡NO A LA GUERRA
IMPERIALISTA!
¡POR EL FRENTE ÚNICO DEL
PUEBLO!
¡SOCIALISMO O BARBARIE!
COMITÉ EJECUTIVO DEL
PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E)
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RED ROJA
ALTO A LA
INTERVENCIÓN IMPERIALISTA EN SIRIA
Red Roja se suma a los llamamientos a la movilización
en contra de las amenazas de inminentes ataques imperialistas directos contra Siria
que se están sucediendo en los últimos días.
Decimos directos porque
Siria sufre desde hace ya demasiado tiempo una brutal y criminal intervención
extranjera de intereses cruzados protagonizada por potencias occidentales
(principalmente EEUU, Gran Bretaña, Francia) junto al estado sionista de Israel
y una serie de estados títeres y ultrarreaccionarios (Arabia Saudita, Catar,
Turquía,...). Todos ellos están promoviendo y fortaleciendo la penetración de
grupos mercenarios que están literalmente destrozando y aterrorizando un país
donde, una vez más, lo que menos interesa es que resuelva sus problemáticas
político-sociales en clave de los intereses supremos del pueblo sirio. Tal como
ya declarábamos en Como
en Afganistán, Iraq y Libia, ¡no a la desestabilización imperialista y a la
guerra contra Siria! [1], el imperialismo occidental está
“sencillamente” aprovechando lo que sea para continuar una agenda siniestra que
ni comenzó ni concluye con Siria.
A estas alturas no cabe dar ningún tipo de credibilidad a las
patrañas e intoxicaciones informativas empleadas por determinadas potencias
occidentales para justificar sus criminales e inconfesables designios. Que no
quepa dudas de que son capaces de todo ante las derrotas sufridas por sus
mercenarios en suelo sirio; derrotas en las que, por cierto, ha jugado un papel
destacable y ejemplar la heroica actuación de las milicias antisionistas
libanesas de Hezbollah.
A los imperialistas y sus lacayos en la región les urge una
“intervención compensatoria”, que ya no puede ser más que directa si quieren
que no se les vayan al garete sus planes guerreros en la región. Por eso
decimos que son capaces de todo en la búsqueda de “argumentos (¡¿cómo no?!)
humanitarios”. La experiencia nos dice que llegan a organizar burdos montajes
mediáticos de masacres que sólo
luego se demostrarán que no lo eran (como en la
Timisoara rumana cuando había que cargarse todo al “Este del Muro” o los falsos
bombardeos de Gadafi a la población civil). Contamos también con el más
reciente ejemplo de la fabricación de pruebas para invadir Irak. Y precisamente
porque ya su credibilidad está por los suelos, son capaces de hasta la más
refinada infiltración de los servicios secretos para montar operaciones donde
incluso, concretamente en el caso sirio, pudieran hasta aparecer elementos
formalmente pertenecientes al campo gubernamental de Damasco pero, en
realidad, a sueldo del enemigo.
Prácticamente nadie negaba ya que el
gobierno sirio venía retomando cada vez más la iniciativa en la
“guerra civil” que han impuesto en su tierra, por lo que, en toda lógica,
no necesitaba implicarse en nada de lo que se le está acusando. Sea como
fuere, los imperialistas necesitan actuar en el estrecho margen temporal que va
de su “mediáticamente creíble mentira del momento” hasta que la
innegable y masiva verdad de sus montajes termina por imponerse. No les
importa tanto que se sepa que mintieron como con cuánto tiempo de engaño
cuentan. En este caso, sus prisas por actuar (casi alocadamente) resultan más
que sospechosas hasta para muchas personas entre el común de la gente.
En fin, si no fuera por lo que está en juego, cansaría tener que
estar recordando que se repite el mismo escenario de las dos guerras de Iraq,
de Yugoslavia, de Somalia, de Afganistán, del sur del Líbano, de Libia, de las
amenazas constantes a Irán, país que ya vivió una parecida alerta de agresión
inminente en 2006. Políticamente hablando, lo terrible no es ver lo que ocurre
sino que ocurre exactamente lo que se previó. Y esto debe ser motivo de seria
reflexión ante los evidentes retos incumplidos que persisten en el movimiento
antiimperialista en el campo de países precisamente imperialistas
en el que nos encontramos. La importancia de estos retos que nos
atañen se deriva de la convicción de que el imperialismo de EE.UU. el de la UE y
el estado de Israel son los primeros responsables de la situación de
continua desestabilización internacional y de guerra que vivimos desde aquella
primera del Golfo… poco después del tan “celebrado” término de la
Guerra Fría que iba a traernos un paz sin fin como premio del advenimiento
del “fin de la historia”.
Lo venimos señalando desde nuestra declaración de principios
antiimperialistas Desinoculándonos la parálisis antiimperialista. [2] Hay que
romper con esa pasividad que nos atenaza, a la que contribuyen falsos debates
alimentados desde gente que, reclamándose de la izquierda más radical, inventan
revoluciones a muchos kilómetros de aquí. Y que, en definitiva, se centran en
el “lejano” examen de la calidad del agredido mientras eluden y obstaculizan nuestra
primera y más cercana responsabilidad: hacer todo lo posible por impedir que
nuestros estados “tan democráticos” sigan masacrando impunemente con su
maquinaria de guerra infernal.
Como se había previsto, el caso particular de Siria se ha
revelado para los imperialistas mucho más complicado que otros como, por
ejemplo, el caso libio. Y por eso, la prolongación de la cruel guerra civil
allí inducida ha permitido visualizar mucho más el descaro con el que los
“rebeldes” han sido instrumentalizados y armados por potencias reaccionarias y
extranjeras sin prácticamente guardar las formas. Pero la guerra promovida en
Siria por los imperialistas occidentales y sus aliados títeres en la región va
más allá.
En términos más generales, la agresión a Siria no puede
desvincularse de la persistente y creciente militarización de la escena
internacional ante la necesidad de mantener un estado de guerra por parte de un
Occidente capitalista que se encuentra en medio de una crisis sistémica que
viene de lejos. En estrecha relación con esto, ese Occidente capitalista
antagoniza contradicciones con potencias como Rusia y China, quienes, desde
luego, son los objetivos reales a corto-medio plazo. Tal como pudo verse en los
años del gobierno ruso de Boris Yeltsin, las viejas potencias capitalistas
rebosantes de imperialismo persiguen despedazar aquellas otras potencias que
surgieron de la mano del socialismo. Buscan eso antes que acogerlas como
iguales en un “capitalismo globalizado y multilateral”. Pero las
contradicciones entre potencias no se limitan a las que las viejas potencias
capitalistas desarrollan con Rusia y China. También surgen en el seno mismo del
propio campo occidental capitalista, por ejemplo, entre las agendas y
prioridades imperialistas de EEUU y Alemania, por más que estas diferencias
todavía se mantengan diplomáticamente encubiertas.
¿Acaso cabe sorprenderse, ante las terribles experiencias
de las dos guerras mundiales, que la actual crisis sistémica –que desde Red
Roja mantenemos que viene incubándose desde mucho antes de su estallido
oficial- alimente cada vez más situaciones de guerra internacional que
terminarán por sernos más cercanas de lo que imaginamos si no se desarrolla un
movimiento popular que lo impida? De ahí que defendamos que la lucha
antiimperialista debe crecientemente vincularse al viejo lema (tan viejo como
el imperialismo capitalista) de “socialismo o barbarie”. Que hoy,
efectivamente, las condiciones de enfrentamiento directo entre potencias
resulten más difíciles no debe llevarnos a ilusiones; han de convencernos, no
de que esas condiciones desaparecen, sino de que precisamente las diferencias
interimperialistas se están dirimiendo, por el momento, mediante conflictos
regionales interpuestos.
En todo lo anterior hay que incluir un factor específico que
explica aún más de primera mano la naturaleza y forma que están tomando los
conflictos bélicos desde hace dos décadas. Y es el declive relativo de la
hegemonía de EEUU; un declive, incluso, en el seno mismo del campo de los
aliados capitalistas que se forjó durante la guerra fría. Esto explicaría que
los EEUU estén instalados desde hace tiempo en una verdadera opción de
desestabilización militar de determinadas regiones. Y ello, a fin de compensar
su incapacidad para “(re)estabilizar” política y económicamente a su favor
países y mercados que pudieran ser mucho mejor aprovechados por otras
potencias, incluso dentro de su mismo campo aliado.
En este sentido, no es verdad que las potencias occidentales, y
particularmente EEUU, estén controlando todo lo que está pasando en Siria. Como
en otros casos, ya no tienen ese poder de control sobre los actores en liza,
tal como ha pasado, por ejemplo, en Irak y Afganistán. Pero es algo con lo que,
perversamente, cuentan principalmente los EEUU. Al fin y al cabo, no se exigen
los mismos requerimientos de control cuando se está en una expansión clásica
colonial -correspondiente a un capitalismo en fase “sana” de expansión- a
cuando lo que se pretende es que “si no controlo yo como quisiera, no controle
nadie”. La condición de bombero internacional de los EEUU –acompañados por
estrechos aliados como Gran Bretaña- que justifique el parasitismo que les
caracteriza desde hace décadas, en tanto que primera potencia internacional
capitalista, ya sólo va ligada a su capacidad (que aún la tiene) para provocar
tales fuegos que hasta sus eventuales competidores “aliados” tengan que
requerir sus servicios por falta… de medios propios. No tienen base político-económica
para prolongar su unilateralismo (incluso, como decimos, dentro del propio
campo de países capitalistas) pero sí tienen aún sobrada capacidad militar para
cuestionar cualquier “multilateralismo” que, a su vez, cuestione su hegemonía.
En ese estado de, efectivamente, perversidad geoestratégica está instalada la
situación internacional.
Por ello, el llamamiento a obstaculizar por todos los medios la
intervención imperialista en Siria no es un simple acto de responsabilidad
antiimperialista de primer orden para nosotros. Debe contextuarse en la
necesidad de desarrollar un amplio movimiento contra la guerra imperialista en
general. Nada más inteligente y urgente, pues, para nuestros pueblos que unir
la resistencia a la “guerra social” que el capitalismo nos ha declarado aquí
mismo con la resistencia al militarismo y a las “guerras sin fin” que ese mismo
capitalismo podrido está provocando en el plano internacional.
¡Alto a la intervención imperialista en Siria!
Fortalezcamos las Plataformas contra la Guerra
Imperialista
Unamos las resistencias contra la guerra social aquí y la guerra
imperialista
Salida de la OTAN. Desmantelamiento de las bases militares
y el escudo antimisiles
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