INTRODUCCIÓN
Para ver mejor las fotos y leer los textos, pinchar las fotos
Desde marzo de 2011
las grandes corporaciones mediáticas no han cesado de emitir noticias casi
diariamente sobre el conflicto que sacude Siria, ese país de oriente medio del
que sabemos poco más que su capital es Damasco y su ciudad más turística Alepo.
Pero es conveniente
observar que se lleva mucho más tiempo poniendo la mirada sobre ese territorio
y su gobierno. Por poner un ejemplo, El País del 4 de noviembre de 2010 nos
regalaba un reportaje de Ignacio Álvarez-Ossorio titulado “La Siria de
Bashar al Asad” en el que entre muchos tópicos se encuentran citas
interesantes: “En sus memorias, el primer ministro británico Tony Blair
confirma un secreto a voces: tras Irak, Dick Cheney se mostraba a favor de
invadir Siria e Irán para destruir por completo el denominado Eje del Mal”.
Nos han dicho que todo
comenzó supuestamente con las muestras solidarias de una parte de la población
hacia el cambio “democrático” que estaba sucediendo en otros países
norteafricanos, muestras a las que el gobierno respondió con una violencia
atroz totalmente desproporcionada. Fruto de esa violencia es el nacimiento de
una facción armada (no se sabe cómo) denominada por nuestros medios “rebelde”,
“opositora”, “activista” que desde luego suena mucho mejor que “terrorista”,
“mercenaria” o “ultraislamista" aunque a todas luces sean estos
calificativos los que mejor definen su comportamiento.
Daba igual que pocos
meses antes hubiéramos visto actos criminales indefendibles en Libia por parte
de muchos de los que ahora están operando en Siria (incluso alguno relacionado
con los atentados de Atocha). Daba igual que se supiese que la nueva fuente de
jurisdicción en todos los países del “cambio primaveral” fuese a partir de
ahora la Sharia, que incluye como faltas graves (en el mejor de los casos) la
homosexualidad, el adulterio y la desobediencia de la mujer al hombre, pudiendo
llegar a aplicar penas como la lapidación, el azote o la amputación de las
manos. Estas y otras cosas no importaban porque se nos ha puesto de nuevo en la
tesitura de aparentar complicidad con un régimen demoníaco si se nos ocurría
levantar la voz contra los métodos o la ideología de los que plantean “cambiar
las cosas” en ese país.
Y para desactivar la
crítica en eso que llaman opinión pública hay que hacer varias cosas, y las han
hecho muy bien:
• En primer lugar procurar
que los destinatarios de la propaganda no conozcan la historia de Siria, en
este caso. Ni la antigua ni mucho menos la más reciente, algo que intentaremos
paliar.
• En segundo lugar
crear una caricatura grotesca de la cabeza del gobierno a derribar que
provoque, sin saber finalmente muy bien cómo, un rechazo generalizado y una
responsabilidad personal absoluta sobre todo acontecimiento. El comportamiento
o las formas histriónicas de algunos personajes ayudan de manera eficaz a esta
propaganda. No todo va a ser mentir. También intentaremos afinar el retrato del
que ha pasado a ser el nuevo Belcebú de nuestros democráticos gobernantes.
• Por último hay que
dibujar los sucesos en clave humanitaria. El objetivo de las corporaciones
mediáticas y de ciertas ONGs al poner la vista en ese lugar no debe parecer
otro que la búsqueda de la garantía al respeto de los derechos humanos. Que
esto coincida constantemente con los intereses geoestratégicos de algunas
potencias mientras se hace la vista gorda en otros lugares no creemos que sea
mera coincidencia. No nos cansaremos de mostrar nuestra perplejidad por el
hecho de que dos cadenas de televisión preocupadas por el respeto a los
derechos humanos en lugares como Libia, Egipto o Siria, Alyazira y Alarabiya,
pertenezcan a las sendas monarquías feudales de Qatar y Arabia Saudí, países en
los que la palabra “democracia” es un chiste y a los que se les ha olvidado
firmar una serie de convenciones internacionales de derechos humanos como la
relativa a la desaparición de personas, la convención contra la tortura, la de
los derechos de la mujer, la de libertades políticas, en fin, peccata
minuta.
Nuestro ministro de
defensa viajó el fin de semana del 12 de mayo de este año al país arábigo para
ultimar la venta de carros de combate por valor de 3.000 millones de euros,
operación posteriormente avalada con un viaje monárquico, pero no hemos leído
en ningún medio de comunicación excusas sobre esta venta como las que dio el
anterior gobierno español ante la venta de unas patrulleras al gobierno
venezolano.
Debe ser por la
crisis. Las contradicciones de los argumentos humanitarios se escapan por las
costuras del silencio y la mentira con la que está construido mediáticamente el
nuevo conflicto, en este caso en Siria. Vamos, finalmente, a ver quiénes son
los actores humanitarios y qué curriculum portan.
El que hayamos elegido
poner la vista en este conflicto y destapar las miserias de las potencias
económicas, y de las ONGs y corporaciones mediáticas a su servicio obedece a la
perplejidad que nos asalta al comprobar la reacción de gran parte de la
población tras digerir la dosis de mentiras diarias. Si logramos comprender su
funcionamiento con el ejemplo que nos ocupa podremos estar un poco más
preparados para las patrañas del futuro y desde esa atalaya organizar la
resistencia.
Mucho nos tememos que
la violencia no se detendrá en Siria incluso después de una más que posible
intervención militar descarada. Los últimos movimientos indican una vuelta al
imperialismo decimonónico con la fuerza bruta como principal característica, y
un avance hacia oriente que recuerda los intentos de Napoleón o Hitler. Eso sí,
esta vez en defensa de la democracia.
INDICE
LOS MASS MEDIA CONTRA
SIRIA
¿Opositores
desarmados? - Blogueras barbudas y muertas que resucitan - Curso avanzado de
Photoshop y otras triquiñuelas - El truco de la guía telefónica - Los
observadores de la Liga Árabe, silenciados por los mass media - Periodistas
“encamados” - Fuentes “independientes” - El bochornoso papel de Al Jazeera - Lo
que los medios ocultaron sobre la matanza de Houla - El montaje de la masacre
en la cola del pan de Halfaya - La prensa y los intelectuales “de izquierda“ se
apuntan a un bombardeo - La irrupción de nuevos medios alternativos en
Internet.
SIRIA Y LA
RECURRENTE EXCUSA DEL “INTERVENCIONISMO HUMANITARIO”
Bernard Kouchner,
precursor del “principio de injerencia humanitaria” - Las ONGs al servicio del
intervencionismo “humanitario” - Las ONGs contra Siria
ANEXOS
• ANEXO 1: la ayuda humanitaria como arma (p. 21) -
Provocando una crisis humanitaria: el ejemplo de Homs - La ofensiva mediatica
de las ONGs en apoyo de los "rebeldes" - Las ONGs, parte del aparato
logístico de los "rebeldes"
• ANEXO 2: El fundador de REPORTEROS SIN FRONTERAS,
candidato fascista (p. 24)
• ANEXO 3: Amnistía Internacional, colonialismo con un
rostro amable (p. 24)
• ANEXO 4: ¡OLVIDA LO QUE HAS VISTO! UNA DESPEDIDA DE AL
JAZEERA (p. 26) - Una emisora en descenso - Los errores se convierten en la
norma - Un rehén se
convierte en un desertor
- “Esto es un despacho de la Hermandad Musulmana“ - Ministros se convierten en
profetas.
LOS MASS MEDIA CONTRA SIRIA
La mentira ha sido siempre la primera víctima de la guerra. Hoy día,
la guerra tan solo es posible gracias a la complicidad de los medios de
comunicación: a través de los media se distribuyen historias que nada tienen
que ver con la realidad, pero que han sido convenientemente preparadas
para impedir movilizaciones antimilitaristas y/o antiimperialistas.
Para ello, los media convierten a las víctimas en monstruos para
justificar su exterminio, y eliminan cuidadosamente cualquier información
que pueda contradecir la versión oficial del conflicto. A la caida del muro,
que provocó un desencanto y desmobilización masivas entre las filas de la
izquierda, se unió la aparición de la internet y las tecnologías digitales, con
sus infinitas posibilidades de manipular creando realidades artificiales
(Photoshop es sólo un ejemplo), dando lugar a una tremenda desorientación
entre la izquierda, Movimiento Libertario incluido. La aceptación sin reflexión
de aquello que el poder, a través de los Media, nos pretende hacer creer,
ha provocado una pasividad antaño impensable frente a lo que son claras
agresiones militares contra países que difícilmente pueden defenderse, e
incluso una defensa abierta y militante de la verdad de los media frente a
cualquier llamada a la reflexión.
Aparte del frente
militar representado por la OTAN y sus mercenarios disfrazados de “rebeldes”,
los grandes medios de comunicación están jugando un papel crucial a la hora
allanar el camino para la agresión militarista contra Siria. Los patrones de la
acción intoxicadora de los mass media contra este país árabe son muy parecidos
a los usados hace bien poco contra Libia, pero tampoco son muy distintos a los
ya vistos en Kosovo o Chechenia. Ante todo se trata de aprovechar la violencia
provocada por grupos armados y entrenados por la OTAN para achacársela al
enemigo, que es, paradójicamente, quien pone la mayoría de los muertos en muchos
casos. O dicho de otra manera: la función cumplida por los medios
desinformativos en conflictos como el de Siria consiste en convertir a las
víctimas en verdugos y a los verdugos en víctimas.
Para ello, nuestros
periodistas no dudan en manipular el lenguaje, descontextualizar (o incluso
manipular) imágenes, ocultar los intereses de las grandes potencias, fabricar
historias y personajes, jugar con la sensibilidad de la opinión pública para
impedir todo análisis racional, basarse descaradamente en fuentes del bando
pro-OTAN ocultando otras versiones... Y a veces, simple, y llanamente, mentir.
¿Opositores
desarmados?
La violencia en Siria
aparece, como en Libia, en el contexto de la llamada por la propaganda
occidental “Primavera Árabe” y tiene características similares a la del país
magrebí. En ambos casos tenemos gobiernos con matices antiimperialistas más o
menos marcados y con un fuerte componente nacionalista árabe, atacados por
grupos organizados de la extrema derecha islamista asimilables a ese engendro
que Washington llama Al Qaeda. Sin embargo en ambos países los principales
medios occidentales equiparan a estos grupos armados con manifestantes
pacíficos que pedían reformas al gobierno (que los había y protestaban
legítimamente). Pero, a medida que avanzaba la violencia, la mentira iba
quedando cada vez más al descubierto. Así, a principios de junio de 2011, los
medios nos informaban de que (¡nada más y nada menos!) 120 policías morían en
enfrentamientos con esos “opositores desarmados” que, según nuestros
periodistas, son el grueso de la oposición siria. La pregunta ante esta burla a
la lógica racional es obvia: ¿cómo es posible que civiles desarmados puedan
acribillar a balazos a 120 miembros de las fuerzas de élite del estado sirio?
Eso mismo se preguntó la cadena de noticias latinoamericana TeleSur (2). Gracias a esta cadena, por cierto, nos enteramos que muchas de las
bombas de los grupos armados opositores sirios amigos de occidente tenían como
objetivo los dos oleoductos que recorren el país de este a este; queda claro
aquí que una de las metas de la manipulación de nuestros mass media es ocultar
las mezquinas motivaciones económicas de las potencias atacantes.
Blogueras
barbudas y muertas que resucitan
Pero esta estrategia
manipuladora tuvo capítulos aún más vergonzosos. Uno de ellos fue la emotiva
historia de una valiente bloguera siria lesbiana (Amina Abdalla Arraf al-Omari)
que supuestamente narraba desde la clandestinidad las atrocidades del “régimen”
de Al Asad.
El engaño duró 106
días (del 19.02.1011 al 06.06.2011), hasta que se descubrió que no había tal
bloguera siria y que el propietario del blog era un norteamericano (un señor
con toda su barba) afincado en Escocia (Tom McMaster) que usaba una foto de una
joven croata residente en Londres (que, por otra parte, nada tenía que ver con
Siria) para engañar a sus lectores (3). Pero las manipulaciones de McMaster no habrían sido tan útiles a
la causa del militarismo otánico si los medios no las hubieran voceado a los
cuatro vientos sin ni siquiera hacer una mínima indagación sobre su veracidad.
Y es que las historias de mujeres (y mucho más lesbianas) amenazadas por el
“malvado” de turno (ya en las guerras yugoslavas las falsas violaciones masivas
demostraron ser una poderosa arma de propaganda (4) es un
anzuelo perfectamente bien cebado para el público de izquierdas.
Otro episodio bastante
escandaloso fue el de la desaparición de la joven siria de 18 años Zainab
Al-Hosni. Según grupos de opositores sirios amigos de nuestros medios y la
ínclita ONG Amnistía Internacional, la joven había sido detenida por el régimen
y posteriormente mutilada y decapitada. Zainab Al-Hosni se acabó convirtiendo
en un símbolo para la oposición siria, “la primera
mártir de la Primavera Siria”. Sin
embargo,la supuesta difunta no tardó mucho en aparecer en la TV pública siria
con la cabeza en su sitio, explicando que no había sido raptada por la policía
de Al Asad sino que se había escapado de casa por una riña con sus padres .
Esto fue reconocido a la postre por algunos de los grandes medios occidentales
pero siempre con la boca pequeña y desde artículos minúsculos en las últimas
página de la sección de “internacional”. Y por supuesto sin pedir disculpas por
el daño causado (5).
Curso
avanzado de Photoshop y otras triquiñuelas
Otro ardid no menos
vergonzoso usado por los medios para denigrar a Siria y a sus autoridades ha
sido el uso de imágenes de otros lugares para ilustrar la supuesta represión
del “régimen” de Al Asad. Así la TV siria (6) y Paul
Joseph Watson en el blog Prison Planet (7) denunciaron
que los mass media occidentales estaban usando un vídeo grabado en Iraq en los
años 90 y difundido por la cadena qatarí Al Jazeera para mostrar al ingenuo
televidente la represión ejercida por el ejército sirio contra la oposición. Al
parecer un testigo ocular de nombre Salim Ali vio las imágenes y llamó a los estudios
de la televisión estatal siria para ubicar las imágenes en el pueblo de Al
Baida en Iraq en los años 90 donde, en frente del comercio que regentaba este
testigo, dos personas fueron abatidas a tiros. Igualmente, la cadena Annur TV,
primer canal musulmán latinoamericano, denunció cómo los medios occidentales
estaban difundiendo imágenes de motines en Siria que habían ocurrido realmente
en Bahrein, país donde occidente nunca va a dejar florecer a la “Primavera
Árabe”, por la sencilla razón de que el gobierno de ese país del Golfo Pérsico,
una monarquía feudal al estilo de las del resto de la península arábiga, es un
gobierno amigo. Y para dar mayor realismo se recortaron con un programa de
retoques fotográficos las banderas de Bahrein que llevaban los manifestantes y
se añadieron banderas sirias e incluso carteles con eslóganes anti Al Asad,
que, según se puede apreciar en algunas secuencias, nadie sujeta (8).
Pero nuestros
periodistas no solo son aficionados al trucaje de imágenes y al Photoshop,
también son expertos en la manipulación de efectos de sonidos. De un caso muy
sonado (nunca mejor dicho) de este tipo de montajes fue responsable la CNN,
cadena con un largo historial de intoxicación informativa, especialmente en
Irak y Yugoslavia. Esta cadena sobrecogió a su público con el testimonio de un
opositor Sirio de nombre Danny Abdul-Dayem (y apodado por los norteamericanos
Syria Danny) que en el programa del periodista Anderson Cooper narraba en
directo desde Siria las atrocidades del “régimen” de Al Asad con un
espectacular sonido de disparos y bombas de fondo. Sin embargo se descubrió que
todo era un fraude y que los sonidos procedían de una grabación. Incluso se
filtró a Internet un clip donde a Syria Danny se le oye decir a alguien: “¿Le
dijiste que tuviera preparados los disparos?” (9).
Otro truco tan socorrido
como burdo ante la falta de masas opositoras es usar imágenes de
multitudinarias manifestaciones pro-Al Asad y convertirlas en manifestaciones
de signo contrario. Lo grave del caso es que, por mucho que el pie de foto nos
diga que la muchedumbre es el pueblo sirio que ha salido a la calle para
protestar contra la represión gubernamental, si uno se fija bien, puede ver a
los manifestantes con retratos de Al Asad y banderas sirias con dos estrellas
verdes en la franja central (frente a las banderas con tres estrellas rojas que
usan los opositores.) Otras veces las multitudinarias manifestaciones pro-Al
Asad simplemente se han silenciado en los medios de comunicación occidentales a
la vez que se han hinchado escandalosamente las cifras de las manifestaciones
de la oposición. Un caso de esto último fue la cobertura de una manifestación
opositora en Hama de 10.000 personas que fue convertida por obra y gracia de
Agence France Presse (AFP) en una manifestación de medio millón de opositores.
Por suerte el profesor de historia y ciencias políticas galo Pierre Piccinin
estuvo allí y denunció estos manejos de la agencia francesa de noticias (15).
(10) en castellano
El
truco de la guía telefónica
Y ¿qué decir de las
listas de víctimas de la represión del “régimen” de Al Asad que manejan
nuestros medios? Pues que muchas de esas víctimas están vivas. No es la primera
vez que ocurre: ya en la guerra de Bosnia un buen número de personas
supuestamente masacradas en Srebrenica por los serbios acudieron a votar en las
elecciones del año siguiente al que ocurriera la “matanza” (16). En el
caso de Siria los medios de comunicación han estado manejando cifras totalmente
inventadas por los grupos opositores al gobierno de Al Asad. Esto se hizo
patente a finales de noviembre de 2011 cuando el periodista francés residente
en Siria y director de Red Voltaire Thierry Meyssan denunció cómo un grupo de
la oposición siria ante la insistencia de ciertos profesionales de la
información para que dieran una lista de víctimas presentó una lista de 300 nombres
que resultaron estar tomados de la guía telefónica de Damasco. Por eso cuando
se intentó contactar con las primeras 40 personas de la lista resultó que
estaban todas vivas (17). Pero es que incluso los observadores de la Liga Árabe, que
tuvieron buena prensa en occidente hasta que reconocieron en un informe lo
violento de los métodos de la oposición siria, censuraron la labor manipuladora
de nuestros medios. Citamos textualmente ciertos pasajes del informe:
“29. La
Misión también se ha dado cuenta de que, según sus equipos sobre el terreno,
los medios han exagerado la naturaleza de los incidentes y el número de
personas muertas en los incidentes y las protestas en ciertas ciudades” (...)
“68. Desde
que empezó su trabajo, la Misión ha sido el blanco de una despiadada campaña
mediática. Algunos medios han publicados afirmaciones falsas que han atribuido
a la Dirección de la Misión. También han exagerado groseramente los hechos,
distorsionando por tanto la verdad.”
“69. Tales
informaciones inventadas han contribuido a incrementar las tensiones en el
pueblo sirio y a dinamitar el trabajo de los observadores. Algunas
organizaciones mediáticas han sido explotadas para difamar a la Misión y a su
dirección y han motivado que la Misión fracase” (18).
Los
observadores de la liga árabe silenciados por los mass media
No es extraño pues que
el esperado informe de los observadores de la Liga Árabe fuera ocultado por los
grandes media al público. Algo parecido a lo que pasó en septiembre del 1999
cuando los forenses (policías y guardias civiles españoles con experiencia en
certificar el genocidio de Ruanda) que estudiaban la supuesta limpieza étnica
perpetrada por los serbios contra los albaneses en Kosovo dijeron que no había
“ni rastro
de genocidio” (19). Entonces la mayoría de la prensa bloqueó esta
incómoda información. Tan sólo El País se hizo eco del informe en una
(¡una sola frente a miles que publicó para incriminar a los serbios!) noticia
pequeña, sepultada en las páginas interiores, con una foto que redundaba en la
culpabilidad de los serbios (y por tanto contraria al contenido de la noticia),
una noticia que, además, fue olvidada al día siguiente por este diario que
siguió hablando alegremente de 10.000 albaneses masacrados por los serbios en
Kosovo como si el informe de los forenses nunca hubiera existido.
Periodistas
"encamados"
Más inquietante aún es
el curioso fenómeno de los periodistas incrustados (o “encamados”, del inglés
“embedded journalists”) del que hemos tenido ejemplos harto elocuentes en
Siria.
Uno de los primeros
casos en salir a la palestra fue el del periodista francés Gilles Jacquier, que
estaba en Siria trabajando para una cadena de televisión belga. Jacquier estaba
“incrustado” en una manifestación progubernamental cuando fue asesinado por un
obús que alguien disparó contra la manifestación. Eso fue en febrero de 2012.
De repente
nuestros periodistas se pusieron nerviosos: se sabía que la manifestación era
pro-Al Asad porque lo había dejado bien claro Nick Robertson, corresponsal de
la CNN (o sea, nada sospechoso de ser pro-sirio), desplazado a la zona caliente
de Homs, y así, TVE, ante la disyuntiva de culpar a Al Asad de matar a sus
propios seguidores o culpar a la “pacífica” oposición, se decantó para no
cubrirse más de gloria por esto último.
Lo curioso fue
la actitud del diario de “izquierdas” Público que con la mayor desvergüenza del
mundo silenció la autoría de los disparos de mortero y dijo que el periodista
francés había muerto “en una explosión de origen (...) indeterminado” (20). ¡Ni TVE ya regida por el gobierno conservador del PP se atrevió a
manipular tanto a la opinión pública!
Le añado
este artículo no está manipulado, del periodista francés Gilles
Jacquier,
Más curioso aún
es el caso de los periodistas incrustados en las filas “rebeldes”. Uno de ellos
fue el corresponsal de la BBC Paul Conroy.
Conroy, muy alabado
por nuestros informadores por lo “intrépido” y “valiente” de sus crónicas
periodísticas, se incrustó en las filas de los “rebeldes” sirios que tomaron
Homs temporalmente, donde fue herido. Durante días, mientras el ejército sirio
intentaba expulsar a los mercenarios otánicos de dicha ciudad, muchos medios
esparcieron rumores sobre el estado de salud de Conroy, deseosos como estaban
de nombrarle “mártir de la libertad de prensa” y de cargarle el muerto a Al
Asad. Sin embargo, el ejército permitió su evacuación y entonces aparecieron en
Internet ciertas fotos en las que el “intrépido” periodista aparecía
confraternizando con los “rebeldes” libios, culpables de cometer multitud de
crímenes contra la población civil. Especialmente reveladora era una foto de
Conroy junto con Abdelhakim Belhajd, líder de los yihadistas libios que los
mismos servicios secretos de EE.UU. relacionan con Al Qaeda y con el comando
terrorista que puso las bombas en los trenes de Madrid el 11 de marzo de 2004
(21).
Casos similares,
aunque con resultados algo más trágicos fueron los de la reportera del Sunday
Times, Mary Colvin, y el fotógrafo francés Remi Ochlik. Ambos periodistas se
habían introducido en Siria de manera ilegal, incrustados en grupos armados
opositores y por tanto el gobierno de Al Asad ni sabía de su estancia en Siria
ni por tanto podía protegerlos. El caso es que resultaron muertos en un
enfrentamiento de estos grupos con el ejército sirio y los medios occidentales
pusieron el grito en el cielo, utilizando el trágico episodio para difundir la
idea de que Al Asad y su régimen mataba periodistas para que no informaran al
mundo de sus atrocidades. Sin embargo, solo hace falta acudir a las hemerotecas
para darse cuenta de que ambos periodistas, y en especial Marie Colvin, ya que
era más veterana, no era la primera vez que actuaban de intoxicadores
informativos a favor de la OTAN y los grupos armados respaldados por ésta.
Ochlik había estado incrustado como fotógrafo en los grupos de “rebeldes”
libios relacionados con Al Qaeda, a los cuales fotografió en poses heroicas (22).
De las víctimas de
estos asesinos, sin embargo, no hizo fotos. Por su parte, Marie Colvin, también
estuvo incrustada en estos grupos armados libios poniéndose al servicio de
éstos y diseminando información intoxicada, como por ejemplo el bulo que dio
lugar a la guerra de Libia, a saber, que “Gadafi estaba bombardeando a su
propio pueblo” (23). En estas cuestiones Marie Colvin tenía amplia experiencia pues ya
en diciembre de 2000 la periodista británica escribió un artículo en el que se
inventó que Sadam Hussein había construido una bomba atómica (24) en castellano (24) para así justificar una intervención militar occidental en Irak,
que como sabemos, se haría realidad en 2003. Poco después, el periodista
disidente y director de Red Voltaire Thierry Meyssan, presente en el escenario
bélico, se preguntó si estos periodistas no estarían trabajando para los
servicios secretos franceses e ingleses y si incluso alguno de ellos no estaría
disparando algo más que su cámara para el bando “rebelde” ya que llevaban
puesto uniforme militar (25). Irónicamente si a alguien le importa un bledo la vida de los
corresponsales occidentales desplazados a la zona del conflicto es precisamente
a la oposición armada siria. De eso se dio cuenta el periodista del Channel 4
de la BBC Alex Thomson, quien denunció en el periódico británico The Guardian
que un grupo de “rebeldes” sirios le condujeron a él y a su equipo a una trampa
donde estuvieron expuestos al fuego enemigo pues, la oposición armada siria, “los
periodistas muertos dejan en mal lugar a Damasco” (26). En castellano (26)
Fuentes
“independientes”
Estos supuestos
“rebeldes” sirios, por otra parte, parecen ser (junto con los medios
informativos de la monarquías del Golfo, con Al Jazeera a la cabeza) la
principal fuente de información de nuestros “objetivos” mass media.
En efecto, rara vez
nuestros periodistas difunden información sobre “las atrocidades del régimen de
Al Asad” sin basarse en fuentes “rebeldes” y por tanto se nutren de información
parcial y susceptible de estar intoxicada. Incluso son los propios
profesionales de la información los que reconocen públicamente en muchas
ocasiones que las historias sin confirmar, los vídeos y fotografías borrosos y
ambiguos, y las fuentes no debidamente identificadas vienen de las filas
opositoras. Y sin embargo, los grandes medios no tienen ningún reparo en
difundir este tipo de noticias de dudosa veracidad.
Un ejemplo de estas
fuentes que son parte interesada en el conflicto es el llamado Observatorio
Sirio de los Derechos Humanos, que es una de las principales fuentes de
información de nuestros medios. Éstos han hecho pasar a este oscuro organismo
por una sociedad filantrópica que redacta informes independientes sobre la
trágica situación de Siria. Pero nada más lejos de la realidad, sin embargo.
Esta ONG con sede en Londres está dirigida por Rami Abdel Rahman, un sirio
exiliado en Londres y vinculado a los Hermanos Musulmanes, organización árabe
de ultraderecha que se la tiene jurada desde décadas al laico régimen de Siria.
Además hay pruebas de que las organizaciones con las que trabaja el
Observatorio Sirio de los Derechos Humanos reciben financiación de la
administración estadounidense (27).El enlace es de un blog muy bueno, pero en
concreto se refiere a este artículo traducido al castellano (27) es de un buen investigador Tony
Cartalucci, pinchando su nombre en el artículo verás más artículo de él.
El
bochornoso papel de Al Jazeera
Como en el caso de la
agresión de la OTAN a Libia, Al Jazeera, Al Arabiya y otras cadenas de las
retrógradas monarquías del Golfo Pérsico lideran la guerra sucia informativa
contra Siria.
Ya durante el
conflicto de Libia la cadena Al Jazeera, propiedad de la familia real de Qatar,
se dedicó a producir información manipulada que era servida a los medios
occidentales quienes la difundían sin preguntarse por su veracidad. Y ello a
pesar de que, como todo el mundo sabe, Qatar y otras petromonarquías del Golfo
han tenido un papel clave en el conflicto libio y también en el sirio.
Ya en mayo de 2011
cientos de sirios se concentraron frente a las oficinas de Al Jazeera en
Damasco para exigir que no se manipulara la información sobre la violencia en
el país árabe (28). Poco
antes la cadena Al Jazeera había filmado una supuesta manifestación
multitudinaria organizada en Moscú en contra de Al Asad y a favor de la
oposición. No había que ser muy suspicaz (Rusia es un país aliado de Siria y el
gobierno de este país árabe cuenta con mucho apoyo entre la población rusa)
para descubrir el engaño. En realidad Al Jazeera había aprovechado las
multitudinarias manifestaciones del Primero de mayo en Moscú para colocar
actores contratados y rodar un reportaje de una falsa protesta popular contra
Al Asad en Rusia (29).
Al Jazeera ya demostró
su gusto por este tipo de montajes durante la guerra de Libia, cuando filmó con
actores y decorados la entrada triunfante de los “rebeldes” libios en una falsa
plaza Verde de Trípoli situada en realidad en Doha (Qatar) (30).
Más grave aún es el
apoyo logístico de Al Jazeera a las sangrientas acciones de los grupos
opositores armados sirios. Según la cadena rusa RT, Al Jazeera ha suministrado
dispositivos de comunicación vía satélite a los grupos de “rebeldes” sirios que
luchan contra el gobierno de Al Asad. Así, se introdujeron en Siria teléfonos
vía satélite ilegalmente desde Turquía, Líbano y Jordania, según dijo Alí
Hashem, ex reportero de Al Jazeera, al diario libanés As-Safir. Y Ali Hashem no
es el único periodista que ha abandonado Al Jazeera en protesta por la
manipulación a la que la cadena qatarí está sometiendo a la información sobre
el conflicto sirio. Gracias a unos correos electrónicos entre periodistas de Al
Jazeera interceptados por hackers sabemos que el grado de descontento entre la
plantilla de la cadena qatarí es considerable por la cobertura “sesgada y
poco profesional” (las palabras son textuales) de lo que está ocurriendo en
Siria. De hecho en uno de los correos interceptados la presentadora de Al
Jazeera Rula Hibrahim dijo al ex corresponsal en Beirut Ali Hashem que “se
había vuelto contra la revolución” en Siria tras convencerse de que ésta “arruinaría
al país y desembocaría en una guerra civil”. Todo esto le valió a Hibrahim
la enemistad de sus colegas de la sede central de la cadena en Doha. Éstos,
según la díscola periodista de Al Jazeera, la habían humillado públicamente
(“han fregado el suelo conmigo porque abochorné a Zuheir Salem, portavoz de los
Hermanos Musulmanes de Siria. En consecuencia, me impidieron realizar
entrevistas sobre Siria y me amenazaron con trasladarme al horario nocturno con
el pretexto de que estaba alterando el equilibrio de la cadena”).
También airearon en los correos interceptados que el responsable de la
cobertura informativa sobre Siria en la cadena, Ahmad Ibrahim, es hermano de
Anas al-Abdeh, un destacado miembro de la oposición del Consejo Nacional Sirio (31). Ésta parece ser la “democracia interna” que
reina en este medio informativo tan elogiado por los periodistas occidentales.
Lo
que los medios ocultaron sobre la matanza de Houla
El 25 de mayo de 2012
los mass media nos sobrecogían con la noticia de una masacre supuestamente
perpetrada por el ejército sirio en la localidad de Houla, no muy lejos de la
problemática ciudad de Homs. Esta noticia, de gran impacto emocional en el
público, sin duda perseguía lo mismo que ya en 1999 persiguió (y consiguió) la
matanza de Raçak en Kosovo: fabricar un casus belli que funcionara como excusa
para que la OTAN bombardeara Siria bajo una coartada “humanitaria”. Pero la
verdad sobre estos sucesos empezó a salir a flote pronto.
A las pocas horas de
que las grandes agencias de prensa occidentales hicieran circular la noticia,
ya había un desmentido: la foto que se estaba usando para ilustrar la terrible
matanza (puesta en circulación por la BBC) no fue tomada en Houla, Siria, en
2012, sino en Irak en 2003. Al publicar la foto, la BBC se inventó que ésta
había sido enviada a la emisora británica por un activista sirio desconocido.
La BBC reconoció que era imposible verificar su autenticidad, aún así publicitó
la imagen sin ningún reparo. El caso es que al poco tiempo de la difusión de la
foto el fotógrafo italiano Marco di Lauro se llevó una gran sorpresa cuando
descubrió que era una foto que él mismo tomó el 27 de marzo de 2003 durante la
guerra de Irak y en la que se ve a un niño que salta entre decenas de cadáveres
de víctimas de las “bombas humanitarias” de EE.UU y sus aliados, cadáveres que
aparecen cubiertos por bolsas blancas (32).
Tras el “lapsus” de la
BBC, de cuyo desmentido los grandes medios apenas se hicieron eco, los
profesionales de la información nos mostraron unas fotos espantosas de
víctimas, esta vez sí, de la localidad siria de Houla, la mayoría de ellos
niños.
Según nuestros mass
media, los cadáveres se correspondían con víctimas del ejército de Bashar Al
Asad, que no tuvo escrúpulos morales en matar niños que, según nuestros periodistas,
eran “opositores que estaban manifestándose” en Houla contra la
arbitrariedad del gobierno (?). Sin embargo, al ver las terribles fotos, a un
observador perspicaz no se le pueden escapar ciertos detalles que contradicen
la versión oficial.
Para empezar, los
cuerpos de los niños no están mutilados, algo típico de los muertos en un
bombardeo.Por otra parte, los cadáveres no presentan heridas por los impactos
de la metralla típica de los ataques con bombas, sino que mayormente presentan
una única herida mortal. Finalmente, los cuerpos no están cubiertos del polvo
que se levanta por el derrumbamiento de elementos arquitectónicos y por el
impacto de las bombas contra el suelo.
Todas estas
características sí se pueden ver, en cambio, en las víctimas del atentado con
bomba ocurrido en Damasco el 10 de mayo de 2012 y que se atribuyó el grupo
yihadista Al-Nusra. En esa ocasión los cadáveres quedaron tan deformados y
cubiertos de polvo que apenas parecían seres humanos. Y para complicar más las
cosas, al poco tiempo apareció en los medios informativos de Internet la
noticia de que los fallecidos en la masacre eran, en realidad, gente que
apoyaba al gobierno de Al Asad (33).
Entonces ¿qué pasó
realmente en Houla? Según el diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung
(FAZ), periódico conservador y occidental y por tanto nada sospechoso de ser
pro Al Asad, la masacre de Houla fue en realidad cometida por grupos sunitas
opositores al gobierno sirio. Según un artículo del FAZ publicado el 7 de junio
de 2012 (34) traducido al castellano (34)las víctimas eran miembros de las minorías chií y alauí (a esta
última pertenece el propio Al Asad) que constituían en torno al 10% de la
población de Houla frente a la mayoría suní (escenario perfecto, por tanto,
para poner en práctica la política de “divide y vencerás” que la OTAN
patrocina).Según el artículo, la matanza se produjo tras un ataque de milicias
sunitas a tres retenes del ejército en las afueras de Houla, destinados a
proteger a la minoría alauí. Durante los 90 minutos que duró el combate (el
tiempo que tardaron en llegar refuerzos del ejército gubernamental) los
milicianos sunitas pudieron perpetrar una masacre entre familias que
pertenecían a estas minorías religiosas con disparos a quemarropa o
degollándolos. Así, varias decenas de miembros de una misma familia alauí, los
Shomaliya, fueron asesinados, al igual que la familia de un miembro suní del
parlamento, considerado por los yihadistas como un “colaboracionista”.
Finalmente, los yihadistas solo tuvieron que filmar a sus víctimas y
presentarlos como víctimas suníes de la violencia del gobierno Sirio. Del resto
del trabajo sucio se encargaron nuestros medios.
El
montaje de la masacre en la cola del pan de Halfaya
Uno de los montajes de
nuestra prensa que se ha acabado por convertir un clásico en los escenarios
bélicos son las masacres en las colas del pan. ¿Quién no se conmueve ante la
visión de una cola de civiles famélicos que esperan a recibir su ración de pan
mientras los mismos malvados que les hacen pasar hambre los bombardean? El
impacto en el consumidor de noticias está asegurado porque, además, siempre
suele acontecer en un momento clave dentro del desarrollo del conflicto.
Esto fue lo que pasó
en Sarajevo durante la guerra de Bosnia, concretamente el 27 de mayo de 1992.
Justo en ese momento el influyente diplomático británico Douglas Hurd (quien
pensaba, con razón, que las filas del bando musulmán combatiente en Bosnia
estaban llenas de peligrosos fundamentalistas islámicos) visitaba Sarajevo. Fue
entonces cuando hubo una explosión frente a una panadería, explosión que
asesinó a 16 personas. Inmediatamente, los medios culparon a los serbios de
haber lanzado un obús contra esos 16 civiles indefensos. Sin embargo, como ya
denunciara el periodista belga Michel Collon en su libro Liar’s Poker frente a
la panadería no había ningún cráter como los que dejan los obuses, por lo que
había que pensar en un artefacto explosivo escondido en algún sitio cercano a
la panadería.
Además, como aseguró
el Dr. Starovic, las víctimas presentaban heridas en las extremidades
inferiores y no en la cabeza o en el tórax. Y por si fuera poco, el General
McKenzie, comandante de los cascos azules de la ONU, reconoció que los medios
de comunicación se habían congregado en el lugar antes de que la explosión
ocurriese. De hecho, la calle había sido cerrada y luego se abrió para que se
formase la cola. Por otra parte, Collon cita una última incongruencia: que la
mayoría de las víctimas eran serbias.
Todo esto aparece en
informes de la ONU que apenas tuvieron difusión, y eso es algo que incluso
reconocieron los medios (35).
En realidad, lo que se
buscaba era imponer un embargo de armas a Serbia y Montenegro mientras
occidente armaba a hurtadillas a la facción bosnia musulmana y, por supuesto,
cerrarle la boca a Douglas Hurd.
Este esquema, con
alguna variación, se ha vuelto a repetir en Siria. Así, coincidiendo con la
visita a Damasco del enviado especial de la ONU Lahmar Brahimi nuestros medios
nos hablaron de una masacre de civiles que hacían cola para comprar el pan en
la ciudad de Halfaya, en la provincia de Hama.
Para empezar, los
grandes medios, siguiendo su habitual esquema manipulador y basándose (¡cómo
no!) en datos del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, como sabemos
vinculado a la oposición fundamentalista exiliada en Londres, empezaron por
hablar de 60 víctimas mortales. Luego líderes opositores sirios a través del
canal qatarí Al Jazeera, elevaron la cifra a 90 fallecidos. Más tarde, el blog
Traducciones de la Revolución Siria frecuentemente usado como fuente de
información por la web Rebelión (una web que solo es “alternativa” cuando le
interesa (36)), habló de 150 a 200 muertos, entre los que se
incluían a ancianos y niños. Finalmente, la cadena saudí Al Arabiya batió el
récord aumentando la cifra a 300 muertos.
Como prueba de la
supuesta masacre los opositores armados sirios colgaron un vídeo en YouTube (37), que es,
por cierto, absolutamente impresentable puesto que no prueba nada, o mejor
dicho, sí que prueba algo: demuestra que los grupos integristas que combaten al
gobierno de Al Assad toman a la opinión pública por imbécil. Para empezar el
vídeo muestra bastantes menos cadáveres de 300 e incluso menos de 90 ya que la
cámara se dedica a tomar los mismos cuerpos desde diferentes ángulos e incluso
se da la grotesca circunstancia de que entorno al minuto 4.02 un cadáver
transportado en la trasera de un vehículo “resucita” y levanta la cabeza para
mirar a la cámara (el fotograma se reproduce en la página siguiente).
Además, lo que muestra
el vídeo no es una cola del pan ya que no hay mujeres ni niños, que suelen
abundar en las colas del pan, solo hay hombres heridos o muertos. Por no verse,
no se ve ni pan; esto motiva que alguien salga de detrás de la cámara hacia el
minuto 9.42 y coloque un pan encima de un charco de sangre (el fotograma se
reproduce en la página siguiente). Por otra parte, los testimonios de los
supuestos residentes en esa ciudad no son creíbles puesto que ésta estaba
tomada por los rebeldes, o sea, por integristas que no dudan en ejecutar a
quien ose contradecirles. Entonces ¿de dónde salieron los muertos? Según la TV
estatal siria, los muertos son civiles asesinados por los rebeldes al tomar la
ciudad (38)
La
prensa y los intelectuales “de izquierda “se apuntan a un bombardeo
Igual que en el caso
del conflicto de Libia, los autocalificados medios de “izquierda “han
demostrado lo “izquierdistas” que son participando de este linchamiento
mediático contra Siria y su gobierno para justificar una ulterior intervención
de la OTAN.
Un caso palmario es el
del diario Público, que se presenta a sí mismo como “el único periódico de
izquierda” en el panorama de la prensa nacional.
Aquí hay que decir que
es verdad que en Público escribe gente progresista como el economista Vicenç
Navarro o Isaac Rosa (que escribió un meritorio libro denunciado la
intervención “humanitaria” en Kosovo, Kosovo: la coartada humanitaria (2001),
pero también es verdad que ha sido uno de los diarios que más propaganda ha
hecho a favor de la intervención en Libia y Siria.
¿Cómo es posible esto?
Pues por la sencilla razón que la empresa mediática que lo edita, o mejor
dicho, que lo editaba hasta el pasado diciembre, Mediapro, y que también era
dueña de la cadena de TV la Sexta, tiene importantes negocios en Qatar, un país
que promueve el terrorismo yihadista que contribuyó a la destrucción de Libia y
ahora de Siria, y uno de los más fieles aliados de EE.UU.
De hecho, el dueño de
Mediapro, Jaume Roures, que tiene los derechos de retransmisión del Barça
(equipo al que patrocina la indumentaria la “Qatar Foundation”), también se
dedica a la retransmisión de la liga de fútbol de los Emiratos Árabes. Además
Mediapro es una de las pocas empresas españolas con oficinas en Doha, la
capital qatarí (39). Así, no es de extrañar que la información sobre la situación en
Libia y ahora en Siria coincida al 100% con la de la cadena Al Jazeera,
propiedad de la familia real qatarí.
Para quien no crea que
este diario “de izquierda” se alinea con los intereses de uno de los países más
reaccionarios y corruptos del planeta ahí van unas líneas con las que Público
describía a ese anacrónico y tiránico reino feudal donde impera la sharia:
“En este
pequeño emirato 800.000 habitantes, de los que los inmigrantes son mayoría, no
hay policías en las calles, no hay disturbios, no hay milicias ni rabia en las
miradas. Es un pequeño oasis en el convulso mundo árabe”(40).
Lo que obvia Público
es que esos inmigrantes son trabajadores absolutamente desprovistos de derechos
y que la prosperidad de Qatar, aparte la riqueza petrolera, se debe a que es
una lavandería de dinero negro. Sobre las condiciones de los inmigrantes en
Qatar la bloguera siria afincada en España Nagham Salman escribió: “Mientras
los ciudadanos qataríes se recrean en su fastuosidad y su ostentación, un
ejército de más de un millón y medio de asiáticos en condiciones de
semiesclavitud y sin derechos sociales, malvive hacinado en pisos patera y
trabajando jornadas que superan las catorce horas, y soportando más de 40
grados de temperatura media la gran parte del año. Estos ocupan todos los
puestos de trabajo poco cualificados en plataformas de extracción, construcción
y servicio doméstico. Sus sueldos no superan los 200 dólares mensuales y sus
patrones qataríes pueden enviarles de vuelta a sus países de origen cuando lo
deseen” (41).
Así las cosas, no es
de extrañar que Público usara de la manera más desvergonzada fotos de
manifestaciones pro Al Asad para ilustrar noticias de revueltas de signo
contrario en Siria o fotos de bombas destrozando Libia (¿de los gadafistas? ¿de
los “rebeldes” libios? ¿de la OTAN?) para acompañar textos sobre la supuesta “represión
de Al Asad contra su propio pueblo”. O, como ya señalamos más arriba, las
crónicas sobre ataques a manifestantes pro Al Asad en que los obuses son, según
este diario, “de origen indeterminado” precisamente porque los han
disparado sus amigos yihadistas.
Otro tanto ha pasado
con otro diario pretendidamente “de izquierda”: 20 minutos.
Como en el caso de
Público en el diario gratuito 20 minutos no faltan los artículos con contenido
progresista y además cuenta con uno de los más críticos dibujantes de tiras
cómicas (junto con el gran El Roto), Eneko. Sin embargo su adhesión a la
estrategia de manipulación informativa contra Libia y Siria ha sido
escandalosa. Y también como en el caso de Público la explicación a esta actitud
tiene que ver con su propietario, Sverre Munck. Munck es un magnate de los mass
media de Noruega, país que, como se sabe, fue uno de los fundadores de la OTAN
en 1949. Munck, por otra parte, estudió economía en Stanford (California), una
universidad de EEUU relacionada con los servicios secretos y el complejo
militar-industrial de EE.UU.
Se da además la
circunstancia que el capital noruego, propietario al 80% de 20 minutos, tiene
importantes vínculos con la monarquía feudal de Qatar, por ser ambos países,
Noruega y Qatar, monarquías petroleras. De hecho, la mayor fábrica de aluminio
del planeta (Qatalum) es de capital noruego y qatarí y se encuentra en Doha.
Con tales condicionantes es lógico que la información que nos ofrece 20 minutos
sobre Siria tenga el sesgo que tiene.
Y qué decir de los
intelectuales “de izquierda” que justifican
depende qué guerra.
Llama la atención que
buena parte de los intelectuales y artistas de “izquierda” que se opusieron a
la impopular intervención en Irak de 2003 han aplaudido
la “humanitaria” guerra de Libia. Y lo curioso es que los argumentos que
usaron para apoyar la intervención de la OTAN en Libia eran calcados a los que
esgrimían a favor de la guerra de Irak la derecha más rancia, a saber, que el
líder de turno era “un dictador que estaba saqueando y/o masacrando a su
pueblo”.
Aun así, según nuestra
progresía más mediática, “Libia no es Irak” (¿tendrá que ver con que en este
caso la Casa Blanca está dominada por el Partido Demócrata y éstos suelen
repartirse el botín de guerra con sus socios europeos?).
Y a partir de ahí
hemos visto cuál es la verdadera cara de, por ejemplo,
Santiago Alba Rico (guionista del añorado programa de TV de los 80, La
bola de cristal), que ha escrito largo y tendido en medios “alternativos” como
Rebelión a favor de la intervencionismo “humanitario”;
o también (¡no podía faltar!), Carlos Taibo,
individuo con muy buena reputación en medios “radicales” a pesar de haber apoyado públicamente a los mercenarios
narcotraficantes de la UÇK albanesa y a las huestes integristas chechenas.
Curiosamente Taibo además de aparecer puntualmente en los medios “alternativos”
(como Rebelión o Kaos en la red) también escribe para la revista Foreign
Policy, ligada al Council of Foreign Relations (CFR) del clan petrolero Rockefeller (42) (de hecho,
esta publicación fue fundada por Samuel P. Huntington creador de la infame
teoría xenófoba del “choque de civilizaciones”).
Ya durante la guerra
contra Libia vimos cómo muchos de aquellos “rebeldes” mediáticos que
vociferaban contra la guerra de Irak, cuando se trata
de Libia callan (Bardem, Gran Wyoming) o bien manifiestan su complicidad
(Miguel Ríos, los líderes de los sindicatos mayoritarios Toxo y Méndez,y el
PSOE en pleno). Y lo que es aplicable al caso de Libia también lo es
para el de Siria.
Especial
mención merece el comportamiento errático del ex coordinador general de
Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, que denunció la intervención en Libia en el
parlamento pero meses más tarde firmó un documento en apoyo a la Primavera Árabe que rezaba:
“El
régimen sirio miente para justificar la brutal represión de su propia
población. Como tantas otras veces, la dictadura de Bachar Al-Asad vuelve a
agitar como un espantajo el peligro de la ruptura sectaria o del terrorismo
islamista, o la falsa disyuntiva entre la soberanía y la dignidad del Estado y
los derechos y las libertades de sus ciudadanos. Sin embargo, no hay indicio
alguno que permita conjeturar sobre una inducción exterior de las protestas o
que permita argumentar que las aspiraciones de los ciudadanossirios son
distintas a las que otros ciudadanos árabes manifiestan en sus países” (43).
Junto a Llamazares los
ya habituales Santiago Alba Rico y Carlos Taibo. Aunque también José Luis Sanpedro, Javier Sábada,...El caso es
utilizar el prestigio que puedan tener estos personajes entre gente de
mentalidad progresista, precisamente la gente más susceptible de movilizarse
contra la guerra. Y de hecho esta estrategia ha tenido lamentablemente bastante
éxito.
Pero si algún
intelectual ha ejemplificado mejor el hipócrita principio de “injerencia
humanitaria”, ése es Bernard-Henry Lévy. BHL,
filósofo sin filosofía propia y próximo en su juventud al mayo del 68, nació en
el seno de una familia de colonos franceses en Argelia, enriquecidos gracias a
la explotación de las maderas preciosas de África. Desencantado con la
izquierda, pronto se entrega a la defensa de las minorías oprimidas, eso sí,
siendo siempre esta defensa de carácter selectivo: sólo va apoyar a minorías
utilizadas por las grandes potencias occidentales en sus pretensiones de
expansión por sus zonas de influencia.
Así BHL apoyó
públicamente a las huestes integristas islámicas financiadas y entrenadas por
EE.UU. para combatir la influencia soviética en Afganistán, aplaudió la
desmembración de Yugoslavia apoyando a los extremistas musulmanes bosnios de
Alija Izetbegovic (que había sido colaboracionista nazi en su juventud), hizo
propaganda a favor de los integristas chechenos que intentaron romper la
Federación Rusa apoyados por Washington, alimentó el conflicto de Sudán
alineándose con los secesionistas del sur igualmente apoyados por EE.UU., celebró el bombardeo de Libia a cargo de la OTAN y por último se ha fotografiado con supuestos
rebeldes sirios.
Especialmente rastrero
fue su trabajo en Sarajevo. Allí el más mediático de los “nuevos filósofos”
franceses nos habló de un cerco que no era tal y de disparos de francotiradores
serbios, cuando lo cierto es que la guerra empezó por el ataque de
francotiradores musulmanes a una boda serbia y la mayoría de las masacres de
civiles en Sarajevo eran obra de fuerzas musulmanas (44) que buscaban la
implicación de la OTAN en el conflicto. Además para recabar los apoyos de la
izquierda occidental se inventó que Sarajevo vivía la misma situación de asedio
que Madrid durante la guerra civil y ello a pesar de que sus amigos del
gobierno de Sarajevo eran antiguos colaboracionistas nazis.
Muy esclarecedoras son
unas fotos de este intelectual belicista en Sarajevo donde BHL aparecía
supuestamente entrevistado por un reportero mientras ambos se refugiaban tras
un muro de las balas de los francotiradores serbios; en realidad, no había tales
francotiradores, según muestra otra foto (otra toma de la misma escena) en la
que se ve por encima del muro unos soldados de pie en actitud totalmente
relajada, algo impensable si se hubiera tratado de una zona infestada de
francotiradores.
La
irrupción de nuevos medios alternativos en Internet
Por suerte, no todo
iba a ser malo en este mundo globalizado, las nuevas tecnologías han
contribuido a socavar el monopolio que las agencias de prensa y los grandes
colosos mediáticos occidentales.
En efecto, gracias a
Internet muchos medios y agencias de prensa de países no occidentales no
alineados con la OTAN, especialmente los de las potencias emergentes, nos están
ofreciendo otra imagen del mundo y de sus conflictos distinta a la de EE.UU y
sus aliados. Y ello favorece la compresión de conflictos armados como el de
Siria.
Entre estos nuevos
medios de países no otánicos habría que destacar la cadena de TV por Internet RT
(Russia Today), muy crítica
con el expansionismo norteamericano y sus guerras “humanitarias”, que cuenta
con sucursales en varios países (incluido EE.UU) y que emite además de en ruso,
en inglés y en español. Otro servicio contrainformativo es Red Voltaire,
también disponible en varios idiomas (francés, inglés, español, italiano,
portugués, ruso y árabe) y en donde también se puede encontrar información
crítica con la OTAN y con los grandes mass media occidentales. En la misma
línea está Global Research dirigido por el economista canadiense Michel Chossudovsky, sin olvidarnos de Aporrea.org y el sitio web
de TeleSUR y alineados con la
Venezuela bolivariana o 4th Media, donde escriben periodistas de extremo
oriente también críticos con el expansionismo otánico. Por último, también hay
que citar las agencias de prensa de países que como Siria (SANA) o Irán (Press
TV) están en el punto de mira de OTAN y ofrecen, claro está, un punto de vista
informativo muy distinto del de los grandes medios occidentales (45).
Ni que decir tiene que
no se trata de creer a pies juntillas en lo que se nos dice en estos otros
medios alternativos, sino de tener en cuenta esta otra información para poder
hacernos una idea equilibrada de cómo funciona el mundo.
Ahora podemos elegir
porque hay pluralidad de informaciones y puntos de vista, antes no. La mala
noticia es que a pesar de todo esto, uno tiene que saber que existe un medio
informativo alternativo para buscarlo en Internet. Pero esa información, por
supuesto, no nos la van a proporcionar los medios convencionales.
SIRIA Y LA RECURRENTE EXCUSA DEL “INTERVENCIONISMO HUMANITARIO”
Tan importante o más que los medios de comunicación, que sirven como
canal de difusión de las mentiras del imperialismo occidental, son las mal
llamadas Organizaciones No Gubernamentales (ONGs), cuyo papel es legitimar y
dar una patina de veracidad a dichas mentiras, por evidentes que sean; en
Libia, por ejemplo, no hubo mentira suficientemente burda que no se legitimase,
desde el supuesto reparto de viagra por el gobierno a sus soldados hasta el
supuesto bombardeo de manifestaciones desde aviones. Al mismo tiempo, en un claro
ejercicio de manipulación, las ONGs evitan tratar los temas que cuestionen las
supuestas bondades de las agresiones militares occidentales: la destrucción de
ciudades enteras en Libia, la limpieza étnica llevada a cabo en Croacia y
Kosovo contra la minoría serbia o las salvajadas de los supuestos
"rebeldes" sirios son tan sólo unos pocos ejemplos de ello. Pero lo
más curioso es la buena relación entre dichas organizaciones y la extrema
izquierda, que nunca cuestiona sus palabras y basa sus análisis en sus informaciones;
en realidad, las ONGs cumplen exactamente el mismo papel que los misioneros en
el siglo XIX, denunciando masacres (supuestas o reales) para legitimar las
invasiones del colonialismo y son por ello parte integrante del militarismo
occidental.
La apelación a causas
humanitarias por parte de los medios y gobiernos occidentales para justificar
intervenciones como la que podría acontecer en Siria no es nueva.
La guerra bajo
pretextos humanitarios ha sido un argumento recurrente tras el fin de la Guerra
Fría. Antes, en los países integrantes de la OTAN, los dirigentes de turno
solían esgrimir el argumento de la amenaza de invasión o ataque por parte de
países alineados con la Unión Soviética (o incluso los “no alineados”) [46].
Pero, tras la desaparición de la URSS, los poderes occidentales tuvieron que
intensificar la argumentación “humanitaria” para justificar su intervenciones
armadas.
Recordemos cómo la
primera guerra librada por occidente tras la caída del bloque del este tuvo
como justificación el aparentemente noble propósito de liberar Kuwait tras la
invasión iraquí. No es extraño que a partir de entonces, las ONGs proliferaran
como hongos ya que iban a ser éstas las encargadas de cubrir con el barniz del
falso humanitarismo la brutalidad de la guerra y saqueo.
Bernard
Kouchner, precursor del “principio de injerencia humanitaria”
Bernard Kouchner, como
el otro gran partidario del “intervencionismo humanitario” en Francia,
Bernard-Henri Lévy, participó en su juventud en las revueltas de mayo del 68
donde fue líder huelguista en la facultad donde estudiaba medicina. Pero su
lucha contra el poder establecido duró bien poco pues cuatro meses después
formó parte de un equipo médico reclutado por el gobierno francés que viajó
hasta Nigeria para proporcionar ayuda humanitaria a la efímera república
secesionista de Biafra. Allí, en Nigeria, en 1967, había habido importantes
tensiones entre la minoría étnica igbo, cristianos del sureste, y los
musulmanes hausas del resto del país, hasta el punto de que los cristianos
habían declarado su propia república independiente, la república de
Biafra.
Se daba la curiosa
circunstancia de que Biafra albergaba algunas de las mayores reservas
petroleras de Nigeria, con lo que el conflicto estaba servido.
Por un lado el
ejército nigeriano estaba apoyado por Inglaterra y la Unión Soviética y por
otro Biafra estaba siendo armada por Francia, Portugal, Sudáfrica e Israel.
Así, el poder central nigeriano planeaba bloquear económicamente a los
secesionistas y que el hambre provocara su rendición. Fue en este momento
cuando Kouchner y el resto de doctores franceses aterrizó en Biafra para, de
esta manera, disfrazar de ayuda humanitaria lo que en realidad era una
intervención por parte de Francia en apoyo del bando secesionista.
El resultado de esto
fue una cruenta guerra civil a la que siguió una terrible hambruna.
Kouchner, de vuelta a
París y en contacto con los servicios secretos franceses, se dedicó a labores
de propaganda en las que utilizó el hambre de Biafra a favor de los intereses
geopolíticos franceses en la zona. Para ello Kouchner no dudó en emplear
profusamente la palabra “genocidio” para lo que en realidad era una guerra
civil por el control de los ricos recursos petroleros de Nigeria y no un ataque
unilateral para exterminar a un sector de población es armado.
Kouchner y otros
médicos franceses intentaron usar la Cruz Roja (que en teoría ha de mantenerse
neutral en todo conflicto) para recabar apoyos entre la opinión pública a favor
de la secesión de Biafra. Pero pronto, en diciembre de 1971, dejaron la Cruz
Roja para formar su propia organización, Médicos Sin
Fronteras (MSF), hoy día una de las ONGs que gozan de mayor
reputación.
Esta organización no
dudó en llevar a cabo una campaña en la que se comparaba la situación de Biafra
dentro de Nigeria con la de los judíos dentro del III Reich nazi. Pero la
realidad era que aquí los dos bandos estaban armados y, por tanto, los dos
bandos mataban (aunque el biafreño era el más débil y llevaba las de perder) y
que la intervención occidental empeoró una situación ya de por sí
dramática.
Junto a Kouchner y a
MSF los medios también se dedicaron a echar gasolina al fuego publicando gran
cantidad de fotos de niños en estado de inanición, contribuyendo a manipular la
sensibilidad del público a favor de la intervención cuando, precisamente, había
sido la guerra la que había desatado la terrible hambruna (la ONU la cifró en
un millón y medio de víctimas).
Dichas fotos
impactantes tuvieron un éxito publicitario inmenso porque contribuían a
silenciar las voces anti-intervención con la acusación (falsa, por otra parte)
de que éstas “justificaban el genocidio” [47].
Lo relevante del caso
es que la tragedia de Biafra inauguró un esquema recurrente para manipular a la
opinión pública a favor de las guerras neoimperialistas disfrazadas de
“humanitarias”: una potencia occidental apoya y arma a una minoría contra el
gobierno central o contra otro país o etnia rival y de esta manera la potencia
en cuestión utiliza a esta minoría para acrecentar sus intereses
geoestratégicos y económicos en la zona. Y si la minoría apoyada por occidente
se muestra más débil que su rival los medios de comunicación de la potencia
occidental proclaman la existencia de un “genocidio”, que no dudarán en
comparar con el holocausto nazi para así buscar el apoyo a la intervención
militar de la población televidente.
Las fotos de niños
muertos o famélicos son de rigor. La emoción sustituye así a la razón y pensar
en las verdaderas causas de la tragedia (la política imperialista de “divide y
vencerás” y en último término el saqueo a los países menos desarrollados) se
hace imposible para las masas.
Finalmente, la
intervención militar se produce, arrasando la zona, añadiendo más violencia a
la violencia y haciendo más profundos los odios entre las comunidades
enfrentadas. En esto consiste esencialmente el “principio de injerencia
humanitaria”.
Tras el episodio de Biafra,
Kouchner repitió el mismo esquema en Vietnam. Así en 1979, el fundador de MSF
se unió a los llamados nuevos filósofos franceses (grupo al que también
pertenece Bernard-Henri Lévy) en la campaña “Una barca para Vietnam”.
A través de esta
campaña y aprovechando las dramáticas imágenes de barcos atestados de
vietnamitas anticomunistas que huían del país por miedo a represalias tras la
guerra, Kouchner y compañía se dedicaron a hacer propaganda contra el
movimiento comunista que luchó contra la nefasta intervención militar de
EE.UU., silenciando cómo esta intervención había dejado miles de muertos y un
país devastado por las bombas, el napalm y el agente naranja. Ya en esa época
la explotación de su papel de fundador de MSF por parte de Kouchner para promover
su “intervencionismo humanitario” lleva a parte de esta ONG a enfrentarse al
doctor más mediático de Francia. Ello motivó que Kouchner abandonara la
organización para fundar otra ONG rival: Médicos del
Mundo (MdM). Con Médicos del Mundo Kouchner se dedicó a principios de
los 90 a promover la desmembración de Yugoslavia.
Para ello llevó a cabo
una campaña mediática de mentiras tendente a satanizar a los serbios,
comparándolos con los nazis (a pesar de que habían sido las grandes víctimas de
la política genocida del III Reich durante la II Guerra Mundial) y a su líder
Slobodan Milosevic, a quien no dudó en compararlo con Hitler.
No contento con esto,
Kouchner lanzó a bombo y platillo el bulo de que los campos de detención de los
serbobosnios (todos los bandos contendientes tenían este tipo de campos pero
los medios solo nos hablaban de los regidos por el bando serbio) eran campos de
exterminio al estilo nazi. Para ello su organización, MdM, no tuvo ningún
reparo en sacar un cartel con un burdo fotomontaje: a un fragmento de
fotografía que mostraba a un grupo de prisioneros de los serbobosnios tras una
alambrada le unió otra que mostraba la torreta de vigilancia de un campo de
concentración nazi.
Lo cierto es que según
desveló del periodista alemán Thomas Deichmann, quién viajó al supuesto campo
de exterminio en Bosnia, los hombres de la foto estaban tras un cercado del que
podían salir si querían y estaban reunidos allí para ser protegidos de actos
violentos de elementos incontrolados (esto es algo que incluso reconoció uno de
nuestros periódicos más anti serbios [50]. La foto que usó Kouchner (tomada por
periodistas británicos) incluso buscó deliberadamente un hombre excesivamente
delgado entre hombres mayoritariamente entrados en carnes para poder sustentar
la idea (falsa) de que allí se exterminaba a los prisioneros por hambre. Y no
sólo El País reconoció el engaño (por supuesto muy a posteriori y cuando ya el
daño estaba hecho) sino también el propio Kouchner lo reconoció delante del
presidente bosnio Izetbegovic en 2003 cuando éste estaba en su lecho de muerte
en presencia también del diplomático norteamericano Richard Holbrooke (mediador
en los acuerdos de Dayton):
“Kouchner:
¿Recuerdas la visita del presidente Mitterrand...? Durante esa conversación
hablaste de la existencia de ’campos de exterminio’ en Bosnia. Repetiste eso
delante de los periodistas. Eso provocó considerable emoción por todo el mundo.
François me envió a Omarska y liberamos otras prisiones. Eran lugares horribles
pero la gente no era exterminada sistemáticamente. ¿Tú sabías eso?
Izetbegovic:
Sí. Pensé que mis revelaciones podrían precipitar los bombardeos... Sí, lo
intenté, pero mi afirmación era falsa. No había campos decexterminio sea cual
fuere el horror en aquellos lugares. Kouchner concluye: La conversación fue
magnífica, que un hombre en su lecho de muerte no nos escondiera nada de su
papel histórico. Richard ycyo expresamos nuestra inmensa admiración” [51]
De esta manera,
Kouchner hizo un gran servicio a la OTAN, ayudándola a sobrevivir tras la
Guerra Fría y expandirse. De hecho, tras la criminal campaña de dos meses y
medio de bombardeos sobre Serbia, Bernard Kouchner fue nombrado Alto
Comisionado de la misión de la ONU en Kosovo, tras la ocupación. Bajo su
mandato, Kosovo se convirtió en un narcoestado en el que los clanes mafiosos
albaneses llevaron a cabo una despiadada limpieza étnica contra serbios,
gitanos y todo elemento díscolo.
Tal es la naturaleza
del humanitarismo de Kouchner, un humanitarismo selectivo: las víctimas que
despiertan su interés sólo son las que puede utilizar a favor de los intereses
imperialistas de EE.UU. y Francia [52].En
castellano (52) Esto, aparte de en Biafra, en Vietnam o en Yugoslavia, se vio muy
claro en Birmania en 2.000 cuando Kouchner recibió 25.000 Euros de la petrolera
francesa Total por redactar un informe que obviaba que la dictadura militar del
mencionado país asiático usaba mano de obra esclava para construir gasoductos
para la compañía francesa [53].en castellano (53)
Las
ONGs al servicio del intervencionismo “humanitario”
Como dijimos más
arriba, la nueva situación mundial tras el fin de la Guerra Fría obligaba a las
potencias a extremar el mensaje humanitario para justificar su política
exterior intervencionista. De ahí que en los 90 las mal llamadas Organizaciones
No Gubernamentales (puesto que reciben abundantes subvenciones de los estados,
amén de lo que reciben de magnates y fundaciones privadas) empezaran a
proliferar como nunca.
Alguna de estas organizaciones,
sin embargo, existían desde hacía décadas. Este es el caso de organizaciones de
inspiración cristiana como la Cruz Roja o Cáritas. Ambas habían jugado un papel
nefasto durante la Segunda Guerra Mundial.
La primera de ellas,
la Cruz Roja, organización fundada en el siglo XIX por el ferviente
calvinista suizo Jean Henry Dunant, colaboró en la evacuación hacia
Latinoamérica de criminales nazis tras la Segunda Guerra Mundial, en lo que se
llamó las “rat lines” (“ruta de las ratas”), según afirma Gerard Steinacher,
investigador de la Universidad de Harvard, en su libro Nazis en Fuga: Cómo los
esbirros de Hitler huyeron de Europa (2011). En cuanto a Cáritas, tan
solo hay que decir que el arzobispo croata Aloysius Stepinac, que inspiró el
régimen clerofascista genocida de Ante Pavelic, fue el fundador de la sucursal
de Cáritas en Zagreb. Además, el director de Cáritas en Roma, Karl Bayer
reconoció la implicación de su organización en la falsificación de pasaportes y
en la entrega de dinero a criminales nazis tras la guerra. De hecho, Bayer
admitió que el viaje del famoso criminal nazi Adolf Eichmann a Sudamérica salió
de las arcas de Cáritas [54].
Como se puede ver, por
tanto, las actividades caritativas de estas dos ONGs cristianas encubren otro
tipo de acciones. Y quien piense que el comportamiento criminal de Cruz Roja o
de Cáritas es cosa del pasado se equivoca. También durante las guerras de
Yugoslavia en los años 90 estas dos organizaciones olvidaron sus propósitos
humanitarios para convertirse en fuerzas que intervinieron en el conflicto
armado, por supuesto del lado de las grandes potencias. Así Cruz Roja se dedicó
a falsificar el censo de musulmanes caídos a manos de los serbios tras la toma
de Srebrenica de tal manera que algunos de los muertos “resucitaron” al poco
tiempo para votar en las elecciones bosnias.
Su objetivo era
magnificar la matanza de Srebrenica para provocar la intervención armada de la
OTAN, que tuvo lugar al poco tiempo [55].
Y en cuanto a Caritas,
durante la guerra de Kosovo demostró lo poco que había cambiado desde la
Segunda Guerra Mundial pues en uno de los camiones cargados con ayuda
humanitaria que partía del puerto italiano de Ancona, bajo un doble fondo,
había un cargamento de armas (¡nada menos que 30 toneladas!) para la guerrilla mafiosa
albanokosovar, la UÇK. Esto lo hizo público Il Corriere della Sera (3 y 4 de
mayo de 1999), que dista mucho de ser un periódico de izquierdas.
A propósito de Kosovo,
habría que recordar el papel tan vergonzoso llevado a cabo en la provincia
serbia por Médicos Sin Fronteras MSF, en la línea del humanitarismo
selectivo de su fundador Kouchner. En efecto, durante la campaña de bombardeos
de la OTAN sobre Serbia, la situación sanitaria de los civiles que no pudieron
huir llegó a ser dramática, tanto que la sección de MSF griega decidió entrar a
ofrecer ayuda humanitaria. Para proteger la delegación de esta ONG el ejército
serbio se prestó a habilitarles un corredor por donde entrar debidamente
señalizados por consejo de la OTAN, para evitar no ser confundido con un
objetivo militar. Reacción de la cúpula de MSF: expulsión de la sección griega
por violar el acuerdo de neutralidad al negociar la entrada con las autoridades
serbias.
La sección griega
quedó estupefacta:“Quizá se cometió un error, pero pensamos que había que
hacer algo por la población de Kosovo, fuera serbia o albanesa. Se nos acusa de
actuar bajo bandera griega, algo expresamente prohibido, pero sólo pintamos las
barras azules en nuestros automóviles por consejo de la OTAN, que deseaba
identificarnos para evitar bombardearnos”
Éstas son
declaraciones del presidente de la sección griega de MSF, el doctor Odysseas
Voudouris, quien además advirtió de, precisamente, lo grave de ese
humanitarismo selectivo inaugurado por Kouchner y que estamos denunciando aquí.
Continúa Voudouris:“ (...) queremos alertar a la opinión pública de algo que
nos parece muy grave: el movimiento humanitario ha perdido el rumbo, y eso
quedó claro en Kosovo y luego con nuestra expulsión. O revisamos a fondo
nuestra actuación o acabaremos siendo una simple excusa moral de la política de
las potencias occidentales”. (...) “MSF, por ejemplo, ha crecido mucho, se ha
alejado de sus orígenes de voluntariado, se ha centralizado. Algunas
secciones, como la de Bélgica, dependen en un 80% de las subvenciones de su
Gobierno y de la Unión Europea. Y empezamos a alinearnos con demasiada
frecuencia con la opinión pública occidental. El movimiento humanitario no es
realmente internacional: es occidental [56]”
En realidad MSF
pretendía en Kosovo auxiliar solo a los albanokosovares (y no a serbios,
gitanos y demás minorías como se propuso la sección griega) porque, alineadas
la mayoría de las secciones con los intereses de la OTAN, solo pretendía hacer
propaganda del dolor de los albaneses y ocultar el de los serbios.
Prueba de su
connivencia con los intereses otánicos es que el único voto contrario a la
expulsión de Grecia fue el de la sección de Japón, país que no participaba en
la desmembración y saqueo de Yugoslavia.
Otra ONG que
contribuyó al dominio occidental de la antigua Yugoslavia y que recabó apoyos
incluso entre la extrema izquierda fueron Mujeres de
Negro de Belgrado. Usando como tapadera la doble bandera del pacifismo y
el feminismo también pusieron en práctica el humanitarismo selectivo
kouchneriano, aunque de manera más sibilina, pues si bien esta organización
empezó (con razón) denunciando la ocupación israelí de los territorios
palestinos, desde Belgrado se dedicó a denunciar la violencia de la guerra solo
cuando la ejercía el bando serbio. De tal manera que cuando cayó Milosevic (a
lo que ellas contribuyeron) y en Kosovo las hordas de mafiosos de la UÇK
perseguían a serbios, gitanos y otras minorías étnicas en las barbas de
Kouchner y la ONU, estas antimilitaristas selectivas cerraron el pico y miraron
para otro lado. Estaba claro por qué: como Otpor, las
Mujeres de Negro de Belgrado era una de las muchas ONGs financiadas por
Washington a través de la National Endowment for Democracy [57], en castellano (57) que no
es otra cosa que una tapadera que la CIA ha usado en los últimos tiempos. De
hecho, cuando Milosevic cayó y Kosovo fue limpiado de serbios esta organización
feminista y antimilitarista resurgió con fuerza en.... ¡Venezuela!, justo otro
de los países en el punto de mira de EE.UU. El problema es que en Venezuela no
hay guerra, de modo que el ropaje antimilitarista de Women in Black resulta
ridículo. Aun así esta ONG no ha dudado en defender a militares y policías
corruptos (entre ellos un grupo de oficiales que ayudaron a ocultarse en
Venezuela al siniestro Ministro de Interior de Fujimori, Vladimiro Montesinos),
según ellas, “presos políticos del régimen de Hugo Chávez”. Curiosamente, en
las manifestaciones anti-Chavez en Venezuela también se han visto muchos
emblemas de Otpor [58].
Igualmente la ONG
periodística Reporteros sin Fronteras (RSF),
casi siempre en boca de nuestros medios como adalid de la “libertad de prensa”,
no es más que una tapadera de operaciones de intoxicación informativa de los
servicios de inteligencia occidentales, especialmente de los
norteamericanos.
Escritores como el
canadiense Jean-Guy Allard, la estadounidense Diana Barahona o los franceses
Salim Lamrani y Thierry Meyssan han puesto de relevancia cómo esta ONG fundada
por Robert Mènard y con sede en París, solo centra sus críticas en los
gobiernos no afectos a Washington como por ejemplo el de Venezuela [59]. Lo curioso es que durante el golpe contra
Chávez de 2002 RSF permaneció muy callada, no denunciando la suspensión de la
libertad de prensa y ocultando hasta el último momento que había un enorme
movimiento popular en pro de la liberación del presidente ¿cómo iban a hacerlo
si los poderosos medios privados venezolanos como la estación Cisneros, muy
ligados a RSF, fueron los instigadores del golpe?
Lo mismo hizo esta ONG
en Haití, donde celebró el golpe contra Aristide, silenciando ciertos episodios
de la política represiva del gobierno que acabaron por imponer las potencias,
como el asesinato por la policía del reportero de radio Abdeas Jean o el
tiroteo al periodista Raoul Santo-Louis, sucesos que tuvieron lugar en mitad de
un clima general de hostigamiento a la prensa no sumisa [60].
No es extraño que
Mènard y RSF apenas critiquen la política de EE.UU. y del resto de potencias
occidentales aliadas suyas ya que tienen importantes conexiones con ellas. RSF
ha admitido que recibe dinero del Centro para una Cuba Libre, que constituye un
grupúsculo de la extrema derecha cubana en el exilio de Miami dirigido por
Frank Calzón, que es un ex agente de la CIA y que fue director de la Fundación
Nacional Cubano-Americana (FNCA). Esta organización financió atentados contra
la industria turística de Cuba, uno de los cuales costó la vida a un turista
italiano. Y ¿quién financia al Centro para una Cuba Libre? Según Diana Barahona
y Jeb Sprague, este organismo es financiado mediante “préstamos” no
reembolsados de la NED/CIA a través de la International Republican Institute
(IRI), que es una rama de la NED/CIA.
Y ¿qué decir de Amnistía Internacional (AI), una de las ONGs más
citadas por nuestros medios como ejemplo de neutralidad en los conflictos
bélicos y una de las más respetadas por la izquierda occidental? Este prestigio
tiene mucho que ver con la falta de memoria porque hay que recordar que AI fue
la ONG que se encargó de difundir la mentira de los bebés asesinados en las incubadoras
de un hospital de Kuwait por las tropas de Sadam Hussein, mentira que había
sido inventada por la empresa de relaciones públicas Hill & Knowlton y
representada por Nayirah Al Sabah, hija del embajador de Kuwait en EE.UU.
También hay que
recordar que AI difundió igualmente el bulo que fue el
detonante de la guerra de Libia, a saber, el bombardeo de 250
manifestantes desarmados, bulo que fue desmentido por periodistas como el
italiano Maurizio Matteuzzi de Il Manifesto, que se desplazaron a la
zona.
El caso es que también
fue AI una de las ONGs que denunció las torturas del régimen represivo
instaurado por los rebeldes libios amigos de occidente tras la muerte de
Gadafi. Ésa es una de las estrategias habituales de AI para disimular su sesgo
pro imperialista de cara al público: hacer de pirómano y luego actuar de
bombero para apagar el fuego (sobre todo cuando ya es demasiado tarde).Y es que
AI como la también prestigiosa y ubicua Human Rights
Watch pertenecen a la Federación
Internacional de Derechos Humanos, que está financiada por grandes magnates,
fundaciones privadas, bancos, empresas y gobiernos occidentales.
Las
ONGs contra Siria
Entre otras entidades
podemos citar la Open Society del millonario norteamericano George
Soros, y (¡cómo no!) la National Endowment for Democracy [61]. Como dijo una
vez James Petras de las ONGs, “la mayoría de se gastan el 90% de sus fondos en
ellas mismas. Son depredadoras, no humanitarias. Sirven a agendas políticas por
intereses económicos”. Dicho de otra manera: son herramientas del
intervencionismo “humanitario”. Muy en consonancia con lo que se hizo para
justificar la intervención en Libia, donde las ONGs occidentales obtenían su
información de una organización humanitaria fantasma creada para la ocasión, la
Liga Libia por los Derechos Humanos (LLDH) con sede en Francia y vinculada a la
NED, en el caso de Siria las ONGs se están dedicando a difundir los informes de
dos organizaciones de idénticas características: el Observatorio Sirio para los
Derechos Humanos y el Centro para el Estudio de los Derechos Humanos de
Damasco.El Centro para el Estudio de los Derechos Humanos de Damasco está
dirigido por Radwan Ziadeh, quien ha ocupado y ocupa importantes cargos en
instituciones norteamericanas. De hecho, Ziadeh:
• Es cofundador y
director ejecutivo del Centro Sirio de Estudios Políticos y Estratégicos
(Syrian Center for Political and Strategic Studies) de Washington DC.
• Es miembro de la
Asociación de estudios de Oriente medio (Middle East Studies Association MESA),
y del Carr Center for Human Rights de la Universidad deHarvard.
• Es el jefe de
redacción de “Justicia de transición en el proyecto del mundo árabe”.
• Fue redactor jefe de
Tyarat magazine en 2001-2002 y secretario de la Organización Siria para la
transparencia.
• Fue un investigador
en el proyecto Siria 2025 del Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD).
• Está en la Junta de
directores del Centro para el Estudio del Islam y la Democracia (CSID) en
Washington DC.
• Es un miembro del
Grupo Asesor para el Instituto de Democracia y Asistencia Electoral (IDEA) en
Estocolmo, Suecia.
• Es miembro de la
Junta Consultiva para la Iniciativa Mundial Islámica USIP para programa de
“Reforma y seguridad en el mundo musulmán”.
• Es miembro de la
Asociación Americana de Ciencia Política Internacional (APSA).
• Es miembro de la
Asociación Internacional de Ciencia Política (IPSA).
• Es miembro de la
Asociación de Estudios Internacionales (ISA).
• Es miembro del
Instituto de Estudios Estratégicos (IISS) de Londres [62].
También participa en
reuniones del Real Instituto de Asuntos Internacionales RIIA, más conocido por
Chatham House, que es el edificio donde tiene su sede en Londres este
organismo. El Royal Institute of International Affairs (RIIA) o Chatham House
es un think tank británico que fue fundado en 1920 y es el equivalente del
Consejo de Relaciones Exteriores (CRF) norteamericano que fundó el clan
petrolero Rockefeller en 1921. Ambos organismos están estrechamente relacionados
y ejercen una gran influencia en la política exterior angloamericana y están
relacionados con el MI6 y la CIA. Además Radwan Ziadeh ha sido becado por la
National Endowment for Democracy (NED), que como ya sabemos es el brazo civil
de la CIA, y ha ejercido de comentarista político en grandes medios
occidentales como la BBC y en la cadena qatarí Al Jazeera y la saudí Al
Arabiya. Con semejante curriculum no nos debe extrañar que las principales ONGs
occidentales aliadas con el Centro para el Estudio de los Derechos Humanos de
Damasco actúen como actúan.
Por su parte el Observatorio
Sirio de Derechos Humanos no tiene su sede en Siria sino en Londres y está
dirigido por Osma Alí Suleiman, alias Rami Abdel Rahman. Según datos de la
cancillería rusa, Rami Abdel Rahman es un comerciante, sin formación, y que,
como hemos dicho, ni siquiera reside en el país del conflicto. Según, Alexánder
Lukashévich: “Según nuestros datos, el ‘Observatorio Sirio de los Derechos
Humanos’ que provee los datos, cuenta con tan solo dos personas, un director y
un secretario traductor. Está encabezado por un tal R. Abdurajmán, a quien no
solo falta la formación periodística o jurídica, sino también una simple
educación secundaria completa”.
En noviembre del
pasado año Rami Abdel Rahman concedió una entrevista a los medios en los que
admitió ser londinense y dueño de una cafetería, exactamente lo que habían
dicho los diplomáticos rusos, los cuales intentaron contactar con miembros de
esta ONG que evitaron en todo momento darse a conocer. Según la cancillería
rusa. “estos hechos hablan por sí mismos sobre la fiabilidad de la
información proporcionada por esta estructura”, menciona la cancillería
rusa [63].
Para Thierry Meyssan,
director de Red Voltaire, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos es en
realidad una oficina de los ultraderechistas Hermanos Musulmanes en Londres. Lo
grave del caso es que Rami Abdel Rahman es la principal fuente de los datos
sobre el conflicto sirio en la que se basan Al Jazeera, Al Arabiya y los
grandes medios occidentales por lo que esta información es cualquier cosa menos
objetiva.
Y no solo los medios
se basan en esta discutible fuente sino también las ONGs como Amnistía
Internacional, que incluso lo reconocen en su página web.A pesar de que AI
reconoce que no ha pisado suelo sirio, se ha dedicado a difundir toda suerte de
noticias sobre supuestas atrocidades cometidas por el gobierno de Al
Asad.
Las noticias, que más
bien son rumores, difundidas por AI rara vez dan datos concretos y las fuentes
siempre permanecen anónimas, como se puede ver en el siguiente ejemplo tomado
de Público del 18/02/2012, uno de nuestros medios más prointervención: “Amnistía
Internacional dijo que ha obtenido pruebas [?] que muestran la brutalidad del
régimen. La organización citó a un sirio, del que no dio el nombre, que dijo
que le habían destrozado una parte de la mano con explosivos por negarse a
rezarle a una fotografía del presidente Bashar al Asad.”Pero no se citan
tales pruebas, ni se nos aclara nada sobre la identidad del denunciante.
Con ese mismo
inconfundible estilo basado en la acusación sin pruebas, AI hizo público un
informe de 36 páginas, que consistía básicamente en recortes de prensa y vídeos
anónimos para “demostrar” las atrocidades en los hospitales de Siria, donde un
trabajador de la salud (de nuevo) anónimo afirmaba “...
quitaron el respirador almenos a un paciente inconsciente...” [64].
El Informe de Amnistía
Internacional además aseguraba que los civiles sirios heridos en las protestas “han
sido físicamente asaltados en los hospitales estatales por el personal médico,
en algunos se les niega la atención médica, mientras que otros han sido
detenidos o han desaparecido simplemente en el hospital”. Sin embargo, Franklin
Lamb del Foreign Policy Journal comprobó sobre el terreno que las acusaciones
de AI contra los hospitales sirios eran falsas y aseguró que son gratis para
todo el mundo, incluso para los extranjeros (incluidos los judíos a pesar de
que Siria no reconoce el estado de Israel) y que sólo hacen preguntas de índole
médica a los enfermos, nunca políticas [65].
En realidad, las fuentes
en las que se basa el informe de AI son las cadenas de las petromonarquías del
Golfo Al Jazeera y Al Arabiya y varios clips anónimos de YouTube, es decir, las
mismas que se utilizaron para demonizar al gobierno libio y justificaron la
intervención de la OTAN en aquel país.
Otro informe de AI
titulado »Crackdown in Syria: Terror in Tell Kalakh« “reveló” crímenes contra
la humanidad en una localidad siria. El informe pretendidamente “documenta
muertes bajo custodia, torturas y detenciones arbitrarias que tuvieron lugar en
el mes de mayo [de 2011], cuando el ejército y las fuerzas de seguridad de
Siria llevaron a cabo una amplia operación de seguridad, de menos de una
semana de duración, contra los residentes de esta localidad cercana a la
frontera con Líbano”.
AI dice
que las “documenta” pero a renglón seguido admite que “las conclusiones
del documento se basan en entrevistas realizadas en Líbano y
telefónicamente a más de 50 personas en los meses de mayo y junio” [66]. En la portada del artículo, por cierto, no hay ninguna foto de
ningún crimen contra la humanidad, sino la foto de un tipo con un ordenador
detrás. Y esto es la regla en todos sus “informes”.
En otro artículo en
cuyo titular AI habla de “masivas manifestaciones” asegura que “decenas de
miles de personas se manifestaron este viernes en varias ciudades
sirias”. En Homs “nueve manifestantes resultaron heridos por disparos de
las fuerzas de seguridad”. Tampoco aquí hay fotos de esas “decenas de miles
de personas” en las masivas manifestaciones, sino de una columna de tanques del
ejército. Sin embargo, sí que se indica claramente la fuente que no es otra que
“Rami Abdel Rahman” del “Observatorio Sirio de Derechos Humanos” [67].
De manera incluso más
burda, Human Rights Watch contribuyó a la causa del “intervencionismo
humanitario” con un informe sobre centros de tortura del gobierno del Al Asad
tan sensacionalista como inverosímil. En efecto, a principios de julio de 2012,
coincidiendo con un aumento de las hostilidades de los grupos islamistas contra
el estado sirio, HRW entregó a los grandes medios un informe (que como es
habitual fué difundido profusamente y sin ser sometido a ningún tipo de
cuestionamiento) en el que se hablaba de centros de detención donde el
“régimen” de Al Asad torturaba a inocentes civiles, incluso “ancianos,
mujeres y niños”. Y para probar tamaña acusación, HRW editó un vídeo [68] en el que
los testigos eran personajes sin nombre y con el rostro tapado, es decir, que
podían ser realmente cualquiera. Además no hay imágenes reales (fotos,
filmaciones) que demuestren la existencia de estos centros de tortura.
Probablemente fue la falta de imágenes (que son las que realmente podrían sobrecoger
al lector) de estas supuestas torturas lo que motivó que HRW ilustrara su
informe con... ¡dibujos! La burda manipulación no pasó desapercibida
para buena parte del público que protestó, por ejemplo en los comentarios a
esta noticia del diario Público, un diario que se presenta como “de izquierdas”
pero que, como escribió un lector en esos comentarios “es el órgano oficial
del emirato de Qatar” [69].
Sin embargo, HRW
permanece muy callado ante las violaciones de los derechos humanos de los EE.UU
y sus aliados, como las torturas de Guantánamo o las tropelías del ejército
israelí en los territorios palestinos o los drones “made in USA” que asesinan
decenas de personas en Pakistán, Yemen o Somalia periódicamente... ¡De todo
ello, por cierto, sí que hay imágenes reales! Puro humanitarismo selectivo
financiado ya sabemos por quién.
Otra ONG que ha hecho lo
propio para llevar a Siria al caos ha sido Acción
contra el Hambre. Esta organización fundada en Francia en 1979 y
apadrinada por una serie de intelectuales pro OTAN, como Françoise Giroud, Guy
Sorman, Jacques Attali y (¡no podía faltar!) Bernard-Henri Lévy, inauguró su
lucha contra el hambre de manera absolutamente selectiva: dieron alimento en
Pakistán a los islamistas que huían del ejército soviético.
Pues bien, en el caso
de Siria habría que hablar de Jonathan Littell, miembro franco-estadounidense de
esta ONG que estudió en Yale y vive en Barcelona. Littell, que ya trabajó con
Acción Contra el Hambre durante la guerra de Bosnia y donde se vio su tendencia
anti serbia y pro OTAN, pasó clandestinamente la frontera siria como periodista
“incrustado” en las filas opositoras y se ha dedicado a escribir propaganda de
guerra que ha publicado puntualmente por entregas el diario El País [70]. Se da la circunstancia que este individuo
también desarrolló su labor humanitaria en Chechenia y Afganistán donde trabajó
codo con codo con Bernard-Henri Lévy e incluso en Moscú; de hecho es autor de
un largo y detallado informe sobre los servicios secretos rusos, lo cual no
parece estar muy relacionado con el hambre ni con el humanitarismo [71].
Por último, citaremos
el caso de la ONG Avaaz, una organización
especialmente diseñada para esparcir simpatías hacia los mercenarios pro OTAN
que actúan en Siria entre la izquierda occidental.
Surgida en 2007, esta
ONG dice defender causas tan nobles como la lucha contra la pobreza, el respeto
al medio ambiente, la paz en oriente medio, dice estar en contra del “choque
de civilizaciones”, etc. Además en España apoyó la campaña para echar a los
políticos corruptos de las listas electorales. Sus campañas se difunden a
través de las redes sociales y de correos electrónicos dando una imagen muy
“democrática”. También critican al establishment norteamericano, pero, ¡ojo!
solo a parte de él, a la facción representada por el Partido Republicano, de
ahí sus campañas contra Paul Wolfowitz o contra el ex presidente George W.
Bush. Es más si uno sigue profundizando en la verdadera naturaleza de esta ONG
descubre que apoyan las versiones oficiales del 11 S o la del calentamiento
global y lo que es peor, apoyan las Revoluciones de
Colores y la Primavera Árabe. Así Avaaz abogó por crear la “zona de
exclusión aérea” en Libia que dio pie a la intervención de la OTAN. Todo
esto hace preguntarse a uno quién está detrás de esta organización.
Para empezar, el que
Avaaz coorganizara en 2007 el primer discurso del británico David Miliband,
Ministro de Exteriores del gobierno de Gordon Brown, nos pone sobre la pista de
sus financiadores. Hemos dicho “coorganizar” porque el otro socio que participó
en esta gestión fue la ya mencionada Chatham House. Por la Chatham House han
pasado oradores como David Cameron, Ban Ki-moon, Hamid Karzai, Condoleezza
Rice, Gordon Brown y Pervez Musharraf, y en tiempos, Ronald Reagan.
Por otra parte, Avaaz
fue fundada por políticos (como el ex congresista demócrata y con vínculos con
la Liga Nacional del Rifle, Tom Perriello) vinculados a la organización
Catholics in Alliance for the Common Good, que representa al lobby católico en
los EE.UU. Finalmente, hay que contar a la Open Society
del famoso magnate George Soros (y vinculado al CFR) entre sus financiadores,
una organización que está detrás de las Revoluciones de Colores del la Europa
del Este [72].
Todo esto explica la actuación de Avaaz en el conflicto
sirio. Avaaz se ha dedicado a surtir a la izquierda de información intoxicada
sobre Siria, disfrazando a los yihadistas pro OTAN de romántica guerrilla
revolucionaria que lucha contra un gobierno genocida y fascista.
Precisamente, uno de
los más lamentable circos mediáticos contra Siria lo protagonizó un opositor
sirio ("Syria Dany”, anteriormente citado)
que era miembro de Avaaz y que aparecía vía Internet en un programa de la CNN
fingiendo que estaba en mitad de una “campaña de exterminio de opositores”
del ejército sirio [73]. ( 73)
A Avaaz, por cierto,
le ha salido un émulo por estas latitudes. Usando el recurso de recoger firmas
por Internet contra los gobiernos (con especial predilección contra los
gobiernos que molestan a EE.UU. y sus socios, claro está) se ha creado en nuestro país Actuable, una ONG afín al PSOE que, como
Avaaz, se ha dedicado a presentar la Primavera Árabe como una romántica
oleada de revoluciones.
Una de sus campañas,
por cierto difundida vía email por el Movimiento 15 M, tenía
como protagonista a la joven siria residente en Barcelona Ghaida Alhamwi, de 22
años, que dice temer por la vida de su familia en Homs, según ella, cercada por
el ejército de Al Asad. No sabemos si es cierto que su familia está o ha estado
en peligro en Homs pero sí sabemos que Ghaida no es una siria cualquiera.
Alhamwi pertenece a una organización que apoya desde España a la oposición armada siria (la Asociación Sirio-Catalana Libre), es
becaria en la elitista Universidad Pompeu Fabra [74] y lo que pretende del gobierno español y la UE, a tenor de lo que
se puede leer en la petición de Actuable, es que presionen en la ONU a favor de
una intervención en el país árabe.
ANEXOS
1.
LA AYUDA HUMANITARIA COMO ARMA
Ayudar a personas a
sobrevivir catástrofes o guerras es el principal argumento de las ONGs para
justificar su trabajo.
Este objetivo,
aparentemente noble, esconde intereses económicos y políticos [75], es completamente nefasto en la práctica para quienes se pretende
ayudar [76], en castellano (76) y además de tener un tufillo racista insoportable, es uno de los
principales focos de corrupción en el llamado tercer mundo [77], dando
lugar a la aparición de lo que puede denominarse mafia humanitaria [78].
ONG fraudulentas
En la práctica, la
consecuencia de la llamada ayuda humanitaria es la aparición de relaciones de
dependencia entre las víctimas de las catástrofes y quienes las pretenden
ayudar. La prolongación del sufrimiento que da lugar a dicha dependencia es
beneficiosa para las ONGs, dando un sentido a su existencia y garantizando su
financiación (del 50% al 90% de las donaciones a ONGs se emplean en los gastos
internos de dichas organizaciones); de esta forma, el sufrimiento de las
personas es indispensable para la supervivencia de las ONGs, dando lugar a un
distanciamiento hacia quienes pretenden ayudar, que a su vez provoca la
aparición de abusos sistemáticos por parte de los "salvadores" [79]. Traducido al castellano (79)
Provocando
una crisis humanitaria: el ejemplo de Homs
En las zonas en
guerra, las ONGs disponen de un poder real: disponen de alimentos y las
medicinas, algo cuestión de vida o muerte, lo que les permite crear lazos de
dependencia e influencia sobre la población de manera paralela a los canales
gubernamentales. Y, debido a su prestigio y su contacto con el resto del mundo,
pueden inclinar la balanza de la opinión pública a favor del bando que apoyen
(abierta o encubiertamente); además, ambos factores pueden utilizarse para
crear canales de apoyo clandestinos a guerrillas y movimientos opositores.
En Siria, los
"rebeldes" respaldados por la OTAN se han dedicado desde el principio
a destruir las infraestructuras gubernamentales; su objetivo era hundir el
aparato estatal a través de un caos humanitario gigantesco, siguiendo la lógica
de las llamadas Guerras de Cuarta Generación (4GW) [80]. Traducido al castellano (80)
Dentro de esa táctica
la destrucción de las infraestructuras, las redes energéticas y de
comunicaciones tienen una importancia mayor que los enfrentamientos directos
con el estado, ya que si este es incapaz de cubrir -siquiera minimamente- las
necesidades de sus ciudadanos, perderá su lealtad.
También con este
objetivo, los rebeldes han ocupado el casco viejo de las principales ciudades y
llevado a cabo asesinatos selectivos, sembrando el terror y el caos.
Lo ocurrido en la provincia
de Homs, una provincia con dos millones de habitantes y con importantes
minorías (cristianos, chiitas, etc), y cuya capital es una de las mayores
ciudades de Siria, es un ejemplo de lo ocurrido en todo el país.
A mediados de 2011,
los "rebeldes" iniciaron una campaña de terror similar a las vividas
en las peores épocas en Irak, que hoy se sabe fue provocada de manera
consciente por las fuerzas de ocupación de los EEUU para impedir el surgimiento
de una resistencia general contra la ocupación; según descubrieron
recientemente la BBC y The Guardian, al mando de la operación estaba el General
de los EEUU James Steele, antiguo responsable de organizar los escuadrones de
la muerte en El Salvador, famosos por sus salvajadas [81]. Traducido al castellano (81) video
En aquella época, el
embajador de EEUU en Iraq era John Negroponte, antiguo embajador de EEUU en
Honduras en 1981-85, donde se encargó de organizar los escuadrones de la muerte
nicaragüenses (la Contra); Robert Ford, futuro embajador de Siria hasta la
"revolución" de 2011, trabajó de 2004 a 2006 como "Political
Officer" en la embajada de EEUU en Bagdad, mientras Negroponte supervisaba
la creación de los escuadrones de la muerte iraquíes [82]. Traducido al castellano (82)
La campaña de terror
que desataron los rebeldes estaba perfectamente organizada, como puede
comprobarse en lo sistemático de sus asesinatos en Homs a partir de septiembre
de 2011: el día 25 asesinaron el doctor Hassan Eid, director de la unidad de
cardiología del Hospital Nacional de Homs; el día 27 asesinaron a Nael
al-Dakhil, decano de la facultad de químicas de la Universidad de Homs; el 29 asesinaron
a Aws Abdel Karim Khalil, ingeniero en física nuclear y decano de la
universidad de Homs;el 3 de octubre asesinaron a Mohammad al-Omar, profesor de
historia en la Universidad de Homs, así como a Saria Hassoun, hijo de Ahmad
Badreddin Hassoun, el gran muftí de Siria (la mayor autoridad de los musulmanes
sunies sirios)... [83].Traducido al castellano (83) Al mismo tiempo, los "rebeldes" ocupaban el casco
histórico de la ciudad, llevando a cabo una limpieza étnica de las zonas
habitadas por minorías no suníes; como pudo comprobar la ONU, sus salvajadas
(limpieza étnica de cristianos y otras minorías, degollamientos públicos, etc)
generaron una atmósfera de terror provocando la huida general de los 400.000
habitantes del centro de Homs (convertido en el Califato de Baba Amro) y de
otras zonas de combates hacia la periferia, provocando una crisis humanitaria
enorme; hoy día, el barrio de al-Waar ha pasado de 150.000 a 700.000 habitantes
en poco tiempo [84].
La
gran ofensiva mediática de las ONGs en apoyo de los "rebeldes"
En medio de esta
carnicería, los rebeldes pusieron especial énfasis para empeorar la situación
de la población. A los ataques sistemáticos contra los trenes, la
infraestructura energética y la red eléctrica [85] se unió la destrucción del sistema sanitario: en la provincia de
Homs volaron por los aires uno de los mayores hospitales de Siria, en la ciudad
de Qusayr, con enfermos y personal sanitario dentro, con la excusa de que
también atendía a heridos del ejército [86].
No obstante, las ONGs
nunca han criticado dichas salvajadas, pese a que son crímenes de guerra que
violan la Convención de Ginebra, al estar claramente dirigidas a provocar el
sufrimiento de la población: "ya no tenemos suficiente gas de calefacción
para los meses de invierno. Ahora la situación va a empeorar" [87]. Traducido al
castellano (87)
En lugar de ello, MSF
publicó poco después un informe acusando al gobierno de utilizar el sistema
sanitario para combatir la rebelión y sus partidarios entre la población (!),
informe que no cumple los mínimos requisitos para ser considerado veraz: sus
fuentes de información son anónimas (o de la oposición), y no intentó
confirmarlas -o refutarlas- sobre el terreno [88].(88.1)
Meses después, durante
una ofensiva "rebelde", MSF y los medios de comunicación occidentales
lanzaron una nueva campaña contra el gobierno, acusándole de torturar
"rebeldes" en los hospitales, difundiendo un vídeo sobre supuestas
torturas a los detenidos en el hospital militar de Homs [89].
Nada más emitirse, la
Alta Comisaria de la ONU para Derechos Humanos, Navi Pillai, lo utilizó para
defender un informe de su departamento (que Rusia denunció por partidista [90])Traducido al castellano (90) que acusaba al gobierno sirio de la mayoría de las violaciones de
los derechos humanos.
Pillai ha trabajado
previamente en los tribunales internacionales creados para juzgar el genocidio
de Ruanda y los crímenes de guerra en Yugoslavia, tribunales creados por
occidente para encarcelar a sus oponentes; además, un forense del Tribunal
Penal Internacional defendió la veracidad del vídeo, pero no tardó en
comprobarse que era una burda falsificación [91].Traducido al castellano (91)
Pero más grave que las
acusaciones de MSF y la Cruz Roja han sido sus omisiones, o
verdades a medias: los rebeldes nunca son culpables de nada; de hecho, solo nos
hemos enterado de las gravísimas violaciones de los derechos humanos
(canibalismo incluido) por los rebeldes gracias a su exibicionismo y a YouTube,
ya que las ONGs nunca han levantado la voz para denunciarles. Y es lógico que
así sea, ya que si se supiese lo estrecho que son los lazos de las ONGs con los
fundamentalistas en Siria se desataría una (merecida) ola de indignación.
Un ejemplo es su
colaboración en el frente: MSF defiende, orgullosa, el tener cinco hospitales
en territorio rebelde, camuflados para que el gobierno no los localice [92],traducido al castellano (92)
lo que no les ha impedido protestar cuando uno de esos hospitales ha sido
alcanzado en un bombardeo [93].traducido al castellano (93)
Lo que MSF no dice es que esos hospitales no son para la población civil, sino
que están levantados cerca del frente, para los heridos en combate [94];traducido al castellano (94)
de hecho, los civiles tienen prohibido usarlos [95] [95.1]. Traducido
al castellano (95)
Así, MSF
colabora de manera indirecta pero fundamental en el esfuerzo de guerra y la
logística de los ""rebeldes", igual que Israel, que además de
apoyar militarmente a los "rebeldes" también ha levantado un hospital
para ellos en los Altos del Golán [96], traducido al castellano (96)y
ha declarado preferir una Siria fundamentalista [97]. Traducido al castellano (97)
Es necesario destacar
que MSF normalmente actúa con el consentimiento de los gobiernos, con dos o
tres excepciones a lo largo de su historia; "casualmente", uno de
esos casos fue Afganistán, donde MSF junto a Bernard-Henry Levy y otros
intelectuales de salón apoyaron a guerrillas fundamentalistas creadas y
financiadas por occidente, curas y terratenientes, en contra de un gobierno
secular.
Las ONGs, parte del aparato
logístico de los "rebeldes"
Más grave aún que el
difundir mentiras es la participación activa de las ONGs en el suministro de
los rebeldes.
El control de los
suministros es esencial para ganarse el apoyo de la población, por ello destruyen
ellos las redes de suministro del gobierno.
Según testimonios
recogidos por la periodista Silvia Cattori en la provincia de Homs, la Cruz
Roja ha entregado suministros a los islamistas que ocuparon Qusayr, y no a los
civiles [98]. Traducido al castellano (98)
le añado otra fuente de red voltaire (98)
En Aleppo, cuando el
Frente Al-Nusrah (afiliado a Al Qaeda, calificado por EEUU de organización
terrorista y con un amplio historial de crímenes contra los civiles) logró
hacerse en noviembre de 2012 con el control de los depósitos de harina
gubernamentales, provocó un alza inmediata de los precios, lo se convirtió en
un motivo de protesta contra ellos, que fueron acusados de corrupción [99] [99.1] [99.2] [99.3]. traducido al castellano (99)
(99.1)
(99.2)
(
99.3)La situación se logró superar gracias a la intervención de
EEUU, que de manera discreta se encargó de suministrar harina a Al-Nusrah a
través de USAID, según ha informado el Washington Post [100]; traducido al castellano (100)
de esta forma, el gobierno de los EEUU colabora con una organización que
considera terrorista y que, además, afirma formar parte de Al-Qaeda...
No solo EE.UU. ha
decidido apoyar a los ´"rebeldes". MSF ha llegado incluso a
pedir públicamente que se ignore el veto de Rusia en la ONU y se lance una
intervención "humanitaria". El Dr. Berés, uno de los fundadores de
MSF, pide "intervenir sin la luz verde de la ONU... o al menos, habría
que armar seriamente (a los rebeldes)". Lo interesante de estas
declaraciones es que Berét conoce bien a los rebeldes: meses más tarde, tras
volver de Aleppo, Berés afirmó que la inmensa mayoría de los combatientes eran
islamistas fundamentalistas, siendo extranjeros la mayor parte de ellos:
"algunos eran franceses y completamente fanáticos sobre el futuro"...
[101] [101.1]. Traducido al castellano (101)
(101.1) Esto no ha impedido que, a día de hoy, Berés (y MSF) sigan apoyando
a los fundamentalistas.
2.
FUNDADOR DE REPORTEROS SIN FRONTERAS (RSF) CANDIDATO FASCISTA
Robert
Ménard, fundador y ex
director de la ONG Reporteros sin Fronteras (RSF) será candidato en las
próximas elecciones municipales de marzo de 2014 en Francia con el apoyo del
partido de ultraderecha Frente Nacional, anunció el viernes la presidente del
movimiento de extrema derecha Marine Le Pen.
La postulación de
Ménard confirma lo que sus discursos habían delatado: su afinidad por la
extrema derecha. “Se debe defender la libertad de expresión de la extrema
derecha” declaraba Robert Ménard a Nouvelles de France en abril de 2011.
Ménard parece
haber ido más allá, asumiendo una cercanía cada vez más evidente con el partido
francés de extrema derecha Frente Nacional (FN) y confirmó la noticia de su
candidatura a la alcaldía de Béziers el jueves a la radio France Bleu Hérault,
según información del diario Metro News. Dos años después de la publicación de
su panfleto “Vive Le Pen!” (Le Pen preside el principal partido de extrema
derecha francés), tanto su discurso como su aprecio por la extrema derecha
resultan más claros.
Ménard, que se
autoproclamó “apolítico”, también se declaró encantado” por el apoyo
recibido del Frente Nacional a su lista en una entrevista en la radio pública
francesa France Info.
Este acercamiento con
el partido derechoso no tiene nada de sorprendente. Este francés nacido en
Argelia, de 54 años, hijo de un militante de la OAS (Organización del Ejército
Secreto, una organización terrorista de extrema derecha que sembraba terror
entre Francia y Argelia entre 1961 y 1962), maneja desde hace algunos años un
discurso muy cercano a los alineamientos ideológicos del FN. Una entrada de su
blog del pasado verano recalca unas preocupaciones xenófobas y que podrían
salir de la pluma de un responsable político de extrema derecha. “En el
departamento del Sena-Saint Denis, «19 % de los menores de 18 años eran de
origen extranjero en 1968, mientras que eran 57 % en 2005, y hoy probablemente
esta cifra es mucho mayor». ¿Qué hace el Ministro de interior frente a esto que
tenemos que definir como migración de asentamiento?” pregunta en una
entrada titulada “Blancs, white, blancos”. Es una posición política de Marine
Le Pen que el periodista, ex trotskista, comparte ahora con ella.
La nota de Metro News
señala que si bien se le reconoce acciones a favor de los Derechos Humanos,
Robert Ménard se mantiene sin embargo en tierras muy conservadoras en cuanto a
la vida en sociedad. Lo evidencia el famoso episodio en que tomó partido por el
recurso a la tortura durante un programa de la radio France Culture. También
había provocado un escándalo tras declarar que no quería que sus hijos fueran
gays. Luego explicó su opinión en su blog: “En una sociedad como la nuestra,
es mucho más fácil efectivamente ser heterosexual que ser gay. Mi preocupación
por mis hijos hace que no les desee nada que dificulte sus vidas”. En el
2010, Menard, abogaba por la pena de muerte: “estar a favor de la pena de
muerte no le convierte a uno en un monstruo al que se le excluiría de la
humanidad conformista y conveniente” defendía en la radio France Inter.
3 AMNISTÍA
INTERNACIONAL, COLONIALISMO CON UN ROSTRO AMABLE
Si necesita más
pruebas de que Amnistía Internacional es para el siglo XXI lo que eran
los bebedores de ron que acarreaban La Carga del Hombre Blanco en el siglo XIX,
eche un vistazo a su actual campaña por un tratado global para el comercio de
armas mano de armas y bombas. Es una llamada a favor de un reparto del mundo de
estilo colonial, entre aquellos considerados decentes y adultos no solo para
poseer armas sino también para decidir quién puede poseerlas (nosotros), y los
juzgados demasiado infantiles y brutales como para permitirlos estar cerca de
armas, dando rienda suelta al “peor tipo de atrocidades“ (ellos).
Dado que Estados
Unidos ha utilizado su vasto arsenal para causar más destrucción en todo el
mundo que cualquier otra nación en los últimos 10 años, es extraño que Amnistía
les pida que lideren el camino para la restricción del flujo de armas a los
países “equivocados“.
Amnistía quiere que
Washington dé su bendición a un tratado que restrinja la venta mundial de armas
en el caso de que exista un “riesgo sustancial “de que dichas armas sean
“utilizados para cometer graves violaciones de derechos humanos“(No quiero ser
gracioso, pero ¿para qué otra cosa se utilizan las armas? ¿Para hacerle
cosquillas a la gente?). Amnistía dice que Washington debe “demostrar un
verdadero liderazgo “en el tema del comercio de armas y “enviar un claro
mensaje a otros líderes mundiales “de que no tolerará que las armas caigan “en
manos de los violadores de los derechos humanos“ (105).traducido al castellano (105)
Esto es un poco como
pedir a Rose West (106) traducido al castellano(106)
que cuide de chicas que se han escapado de casa de sus padres y se
asegure de que no sufrirán ningún daño.
¿Por qué pedir a una
nación que ha cometido numerosas “atrocidades“ y “violaciones de los derechos
humanos“ que autorice un tratado que supuestamente ha de prevenir que ese tipo
de cosas sucedan en otros lugares, quitando las armas de las “manos
equivocadas“? Se debe a que, al igual que sus antepasados moralistas del
movimiento colonialista del siglo XIX, Amnistía cree que Occidente es
fundamentalmente decente, cuyas guerras no son más que una aberración de su
carácter habitual, y que tiene una responsabilidad moral para desarmar y pacificar
y por extensión a civilizar la hordas armadas hasta los dientes que hay por
todas partes, cuyas guerras son una expresión de su carácter innatamente
deformado.
La demanda de un
tratado destinado a impedir que los países occidentales vendan sus armas a los
países extranjeros calificados como inadecuados suena radical, un poco como si
los activistas de Amnistía Internacional se pegasen con la industria
armamentista y redujesen sus ganancias un poco.
Pero en realidad, lo
que Amnistía está pidiendo es la concentración de armamento en manos de las
naciones más poderosas, supuestamente de confianza, y también está pidiendo
para esas naciones que desempeñen el papel de controladores globales de la
guerra y la paz mediante la garantía del flujo de armas a algunos países, pero
no a otros. No hay nada remotamente radical en suplicar a Washington y sus
compañeros occidentales que decidan qué países pueden luchar en guerras y
cuáles no.
Probablemente la cosa
más condescendiente sobre la campaña de Amnistía es su convicción de que sólo
mediante la eliminación de las armas de zonas del mundo caóticas sumergidas en
conflictos podríamos detener las guerras. Amnistía dice que la causa de un
conflicto mundial actual es el hecho de que vivimos en “un mundo inundado de
armas y equipos militares que son muy fáciles de obtener“. Desde este punto
de vista moralista, las armas mismas provocan las guerras, las armas son los
controladoras reales de conflictos por doquier; la gente “equivocada“ve
que estas armas son bastante fáciles de comprar, por lo que las compran y matan
a gente con ellas - presumiblemente por la emoción de hacerlo.
En realidad, las
guerras que se libran en África y en otras partes son fundamentalmente
conflictos políticos o territoriales; son luchas por el poder y los recursos,
lo mismo que las guerras de los gobiernos occidentales. La guerra es la
búsqueda de la política por otros medios por allí, tanto como lo es por
aquí.
Al describir estos
conflictos como un producto del tráfico de armas, Amnistía roba a los países no
occidentales su condición de actores adultos, como criaturas de la política y
el poder, y los reduce al papel niños crecidos que juegan con juguetes
peligrosos simplemente porque pueden.
Los conflictos
políticos necesitan soluciones políticas, no de hombres de piel blanca con
casacas decretando qué extranjeros pueden ser armados y cuáles no. Han pasado
más de cien años desde que Kipling, en su poema La carga del hombre blanco (107) (107.1)traducido al castellano (107)
, describiese a
ciertos pueblos extranjeros como “medio diablos y medio niños“. Es
deprimente ver cómo grupos como Amnistía Internacional todavía mantienen esa
visión de la realidad.
COMENTARIO (Amor y
Rabia): Un año después de que AI propusiese que occidente controlase el
tráfico de armas global (definiendo a quién armar y a quién no), se pueden ver
las consecuencias que habría tenido dicha propuesta: en Siria, mientras Rusia se
ha opuesto en el G8 (junio 2013) a imponer un embargo de armas contra el
gobierno sirio, quienes lo piden se están dedicando a armar a la oposición, que
busca derribar al gobierno y está dando muestras de
un increíble salvajismo, llegando incluso a prácticas de canibalismo
y limpieza étnica, matando mujeres por divorciarse o niños por blasfemar. AI
brilla por su ausencia a la hora de denunciarlo, aunque incluso el jefe de la
ONU ha denunciado que el envío de armas a los rebeldes retrasa la solución del
conflicto sirio.
4. ¡OLVIDA LO QUE HAS VISTO! UNA
DESPEDIDA DE AL JAZEERA
"¿Qué
es para usted un atentado terrorista y qué es una ataque de la resistencia
legítima?“, me preguntó un día
de otoño en Bagdad el libanés Nabil Khoury, portavoz del ministerio de asuntos
exteriores de EEUU en Irak. Su mirada estaba llena de reproches. A fin de
cuentas, para los políticos y medios de comunicación americanos Al-Jazeera era
sospechosa de apoyar la violencia en Irak durante la ocupación. "La
cosa es sencilla, señor Khoury“, le respondí, “acciones contra objetivos
militares americanos son resistencia. Matar civiles iraquíes es terrorismo“.
“¡Un ejemplo!“, me exigió. “Bueno, ayer fue bombardeado con cohetes
el hotel Al-Rashid, en el que el ejército americano tiene su estado mayor. Eso
es resistencia“. “¡Aktham! Yo estaba en el hotel. Las explosiones
tuvieron lugar tan cerca, que me caí de la cama. Algunos amigos y colegas míos
fueron heridos“.
Por mucha simpatía que
tuviese con el señor Khoury no podía cambiar la definición. El derecho a la
resistencia contra una ocupación es un derecho internacionalmente aceptado, más
allá de simpatías o antipatías. Era la época de la claridad y de la (al menos
relativa) arrogancia en Al-Jazeera. Uno se sentía obligado a servir a la verdad
y los principios del periodismo independiente, costase lo que costase. Las
críticas a la cadena desde fuera y sobre todo delante de las cámaras se
consideraban una confirmación, y era un material de publicidad bienvenido, que recopilado
se mostraba de manera constante en la propia pantalla.
Una
emisora en descenso
Los telespectadores
árabes hoy día aún recuerdan la contraposición del ministro de defensa
norteamericano, Donald Rumsfeld, y del ministro de información iraquí, Mohammad
Said Al-Sahhaaf en una de esas secuencias. Ambos decían: “Al-Jazeera no dice
la verdad“. Al-Jazeera actuaba entonces siguiendo la divisa: si ambas
partes del conflicto dicen eso, entonces eso confirma la veracidad de nuestras
informaciones.
Políticos, partidos y
gobiernos estuvieron enfurecidos con Al-Jazeera durante largos periodos de
tiempo; los teleespectadores y los trabajadores de la cadena, en cambio, eran
felices. La caída entre los años 2004 y 2011 tuvo lugar despacio, de manera
subliminal y muy lentamente, pero con un final catastrófico.
„¡Ali! Soy
yo, tu colega de Berlín. ¿Has visto las publicaciones en internet sobre la
supuesta correspondencia por email entre tú y Rola?“, pregunté por teléfono a principios de este
año a Alí Hasem, corresponsal de la cadena en el Líbano. Poco antes había
encontrado la publicación de supuestos emails de trabajadores de Al-Jazeera por
el llamado "Ejército Electrónico Sirio“, un grupo de hackers partidarios
del gobierno sirio. El corresponsal Ali Hasem había informado por email a la
moderadora siria Rola Ibrahim que trabajaba en la central en Qatar que en el
año 2011 había visto y grabado a revolucionarios sirios armados en la frontera
del Líbano. La emisora no había emitido las imágenes, porque mostraban una marcha
de personas armadas, que no pegaba con la historia deseada de un levantamiento
pacífico. “Mis jefes me dijeron ¡olvida lo que has visto!“, escribía
Hashem a Rola según lo que se había publicado. Ella respondió que ella tampoco
lo tenía fácil. Se la había "humillado masivamente, tan sólo porque con
mis preguntas había puesto en un compromiso al portavoz de la opositora
Hermandad Musulmana en Siria, Zuhair
Salem, en
una emisión de noticias. Me amenazaron con expulsarme de lo relativo a
entrevistas relacionadas con Siria y tan sólo poder presentar las noticias
nocturnas, con la excusa de que estaba amenazando el equilibrio de la cadena“.
Los
errores se convierten en la norma
¿Imágenes “deseables“y
menos deseables? ¿Castigos por entrevistas “críticas“? ¿En Al-Jazeera?
Aquí ha de decirse que, en la guerra de propaganda que enfrenta apartidarios y
enemigos del régimen sirio en internet todo es posible, también mentiras y
engaños, como se ha demostrado con el paso de los meses desde el alzamiento de
marzo de 2011. Los enemigos del régimen quieren mostrar que la violencia viene
solo del ejército sirio. Por ello pregunté a Ali Hashem si la historia era
verdad. Su respuesta fue demoledora: “Sí, es verdad. Son mis emails con
Rola. No sé qué puedo hacer“. Pocos días después lo supo. Alí Hashem
se fue de la emisora.
Irse es lo único que
le queda a uno, cuando los errores (que siempre hay en el rápido negocio de las
noticias) se convierten en la norma, cuando ya no se los reconoce, trata y
asimila como errores. “Lo ocurrido ha de tener consecuencias. ¿Qué hacemos
si el jefe que le dijo a Ali que olvidase lo que había visto nos dijera a uno
de nosotros: ¡olvida que la mano tiene cinco dedos! ¿Tiene la mano más o menos
dedos según las necesidades y el estado de ánimo del jefe?“, escribí en el
Talkback de Al-Jazeera, una plataforma interna solo para los trabajadores. No
hubo reacción alguna. Las discusiones internas ya no estaban bien vistas en
Al-Jazeera. Lo ocurrido no fue una excepción. Al contrario: creó escuela. Rápidamente
quedó claro para los trabajadores: aquí se trata de política, no de periodismo.
O, más exactamente: de la política exterior de Qatar, que de manera sutil había
empezado a utilizar Al-Jazeera como instrumento, para elogiar a los amigos y
atacar a los enemigos.
Un
rehén se convierte en un desertor
No fue el primer caso.
Cuando, a finales de 2011, el corresponsal de Al-Jazeera en Japón tuvo que
ayudar en la central durante un mes, le preguntaron los colegas qué pensaba de
la información de Al-Jazeera sobre Siria. Respondió de manera esquiva con algo
así como: así, así. ¿Por qué? Dijo que desgraciadamente ya no se tomaba la
exactitud de las informaciones tan en serio como se debería, y contó de un
primo suyo, que apareció pocos días antes en una emisión de la cadena como
desertor del ejército sirio. Según una corta grabación aparecida en internet,
se había pasado al bando del “Ejército Sirio Libre“, es decir, los rebeldes.
Es posible que así
sea, dijo un colega. “De eso nada. Ése era un video de un rehén. El miedo de
mi primo, que había sido hecho prisionero por los rebeldes poco antes,
se ve a la legua“. Más tarde dijo Fadi que en Al-Jazeera se cree
saber mejor lo que ocurre en Siria que los mismos familiares. “Sólo cuando
conté que mi primo desapareció dos días antes de su boda estuvieron algunos
dispuestos a reflexionar“, dijo Fadi, “Gracias a Dios no se le ocurrió a
nadie la idea de que mi primo quisiese salvarse de un matrimonio forzoso“.
Al decirlo no puede sonreír. El primo nunca volvió y se da por muerto. Cuando
la historia se publicó en la prensa libanesa, lo único que se le ocurrió decir
a uno de los responsables de Al-Jazeera fue “¡Ah, esa prensa amarilla!“.
“Esto
es un despacho de la Hermandad Musulmana“
Al-Jazeera se ha
vuelto ingeniosa. Aquellos que protestan en la redacción o que dan la espalda a
la cadena, son “partidarios del régimen sirio“, como escribió el jordano
Yaser Al Zaatra, próximo al campo islamista, en un artículo como autor invitado
en la página de internet de Al-Jazeera en la primavera de 2012. Con el ataque a
los propios trabajadores en la propia página de internet se pretende pasar por
alto que no es Siria, sino la falta de profesionalidad de la emisora el tema
principal. El corresponsal de Al-Jazeera en el Cairo, Samir Omer, abandonó la
cadena a principios de 2012 marchándose a Sky News no por Siria sino, como
explicó a sus colegas, “porque no lo aguanto más. Esto ya no es un despacho
de Al-Jazeera. Esto es un despacho de la Hermandad Musulmana“, es decir del
grupo que es apoyado por Qatar en todos los países árabes y que se considera el
ganador de la “Primavera Árabe“.
Ministros
se con vierten en profetas
El jefe del despacho
de París, Zyad Tarrouch, era de Túnez y no de Siria. Se fue silenciosamente en
verano, poco después de las elecciones presidenciales francesas. Nada extraño
tras sufrir durante semanas y ser citado continuamente por las autoridades
francesas debido a que el invitado permanente de Al-Jazeera, el jeque Yusef Al
Qaradawi, en una emisión llamó a asesinar al antiguo dirigente libio Muammar al
Gadafi, y la emisora fue denunciada en Francia por “Llamar al asesinato“.
“¡Maldita sea, yo soy periodista!“, murmuraba Zyad en sus últimos días
en la emisora. Cuando entonces el corresponsal ruso Mohammad Al Hasan abandonó
la emisora en verano, y dijo a las agencias de prensa que le preguntaron que se
iba porque se esperaba de él informaciones difamatorias sobre Rusia, las mentes
ingeniosas de la redacción lo justificaron diciendo que se iba, porque quería
abrir una caseta de Döner-Kebab en Moscú.
Es difícil saber qué
hacen hoy día ambos pensionistas, el ex-ministro de defensa estadounidense
Donald Rumsfeld y el ex-ministro de información iraquí Mohamman Said
Al-Sahhaaf.
La emisora les daría
una alegría a posteriori. Ambos han pasado a la historia como profetas, por su
afirmación “Al-Jazeera no dice la verdad“. Ahora, casi diez años
después, su afirmación se ha hecho realidad. Ha llegado por tanto el momento.
También para mí significa esto que es la hora de irse. Desde octubre (del 2012)
el corresponsal de Alemania de Al-Jazeera ya no está “on air“.
No a la Guerra en Siria
NO a la guerra en Siria campaña por la paz mundial
Fuente:
Los
mass media contra Siria (1ª parte)
Los
mass media contra Siria (2ª parte)
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