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23 de marzo
de 2014
Por Marat
Si algo dejó
claro la descomunal manifestación del 22M en Madrid es que los protagonistas y
el contenido de la protesta social han mutado de forma radical desde el 15 de
Mayo de 2011 hasta hoy, para orgullo de la gran mayoría y el desconsuelo oculto
de algunos; entre ellos del partido gobernante y del poder económico
capitalista del país.
Frente a
aquellas consignas imperativas y censoras del “sin banderas porque nos
dividen”, un mar de banderas rojas, rojas y negras, sindicales y tricolores.
Nunca habían desfilado tantas de estas últimas en Madrid, algo sobre lo que la
decadente y degenerada Monarquía borbónica habrá tomado buena nota. Y marchaban
las rojas, rojas y negras, sindicales y tricolores sin otra separación que la
de los cortejos en los que se integraban pero con un profundo sentimiento de
“unidad de clase”.
Frente al
anodino “no somos mercancía en manos de políticos y banqueros” del pasado, los gritos
rotundos del presente de “obrero despedido, patrón colgao”
Frente a la
estúpida, desclasada y desclasante apelación a los “ciudadanos” y a la
“ciudadanía”, con las que se nos ha machacado durante estos últimos años, las
voces, ya roncas de un largo día, que proclamaba la identidad de quienes allí
estábamos bajo el lema que recorría de un lado a otro de la manifestación:
“Viva la lucha de la clase obrera”.
Frente a los
postmodernos carteles de la ideología informatizada middle class de la
“revolución de color” de la plaza que antaño decían aquello de “Fallo del
Sistema”, la ocupación completa de Madrid con centenares de pancartas que
proclamaban “el capitalismo no funciona”. No éste ni aquél capitalismo, no el
capitalismo malo de los banqueros, como si capitalismo sólo fuera el poder
financiero, frente al “de rostro humano” de los buenos años de consumo para
aquellos que mientras sonó la música bailaban al ritmo del amodorrante tecnopop
de la ideología trans del sistema, sino el capitalismo de la explotación
laboral, de las relaciones alienantes de producción, del paro como horizonte de
no vida. Del capitalismo como sistema económico con nombre y producción de
dolor, lágrimas y sangre de la clase trabajadora.
Frente a la
morralla ideológica “inclusiva” y sin apelación a la lucha de clases del “somos
el 99%” (incluyendo, pero sin la honestidad de proclamarlo, a los empresarios
pequeños y medianos, tan chupasangres de sus empleados como los propios propios
plutócratas) la evidencia de que la voz cantante la llevaban los mineros
asturianos y leoneses, los bomberos madrileños, los aún trabajadores de
Coca-Cola de Fuenlabrada, los trabajadores de la limpieza, los parados de toda
España, los de Salvemos Telemadrid, los desempleados de la RTVV, los maestros y
profesores, los trabajadores de toda condición de la sanidad a la que están
privatizando, aunque conservando, por ahora, el cartel de “pública, los
humillados pero dignos trabajadores de Sniace, los trabajadores precarizados de
las tierras y pueblos del Estado español. Éramos ayer más que conscientes de
que no necesitábamos incluir en ningún mentiroso 99% a nuestros patrones. Nos
bastaba con la conciencia de nuestra fuerza y de que el asalariado, el parado y
el autónomo dependiente son la inmensa mayoría de este país. Ayer se hizo
evidente que la primera alianza que hay que sostener es la solidaria e
indestructible unidad de clase que proclamaban banderas con las siglas U.H.P.
La imagen
del rasfari, del perroflauta y del extravagante de la nariz roja de payaso, del
antipolítico, de derechas, que grita contra los políticos y los partidos en
general, se convirtieron en evidente minoría eclipsada por la verdad de las
decenas de miles de pancartas y banderas de organizaciones políticas de las
izquierdas y sindicales, evidenciando que no todos los políticos son iguales,
entre otras cosas porque cualquiera que haga política, incluso desde la humilde
militancia de a pie en organizaciones de las izquierdas no es igual a la
gentuza del PP y de sus aborregadas huestes y votantes, por mucho que algunas
ingenierías políticas del sistema (Partido X, Podemos, Equo) se hayan sumado a
la cantinela del ni-ni “ni de izquierdas ni de derechas”, con el único fin de
reorientar la protesta social y el cambio de escenario político contra las
trampas del Mar de los Sargazos de un neopopulismo sin proyecto transformador.
Todo este
cambio, que venía gestándose desde la Marcha Minera de hace dos años, y que
detonó ayer en la composición social y en la carga política de las Marchas de
la Dignidad que se unieron en una inmensa riada humana con la clase trabajadora
madrileña, era conocido por el gobierno actual del capital.
Por eso el
largo apagón informativo primero sobre el 22M en la gran mayoría de los medios
del capital -al fin y al cabo son empresas- , por eso la utilización de la
agonía del expresidente Suárez, embalsamado mediáticamente aún en vida, con el
fin de hacer luz de gas sobre las marchas. Por eso la andanada del mermado
mental y corrupto Ignacio González, que comparó hace días a las marchas con los
neonazis de Amanecer Dorado, como si su partido no apoyase con entusiasmo a los
neonazis de Svoboda en el gobierno fascista de Kiev. Por eso más de 100
autocares fueron parados ayer por guardia civiles en las entradas de Madrid con
el fin de que ya que no era posible impedir la marcha, al menos poner su grano
de arena a las decenas de provocaciones (incluidas las de la página de
Antidisturbios UIP en twitter el día anterior) de la caverna mediática y
política del Partido Podrido. Por eso mismo, la Delegada del Gobierno en
Madrid, frau Cifuentes calentaba el ambiente dos días antes afirmando que
algunos grupos provocarían violencia en Madrid, anunciando ya que emprendía el
camino, como e ocasiones anteriores, de la profecía autocumplida, al estilo de
Randolph Hearst.
Por eso
anoche, la “progre” Sexta, de la derechista Antena 3 (Editorial Planeta), en su
infumable programa “laSextaNoche” se empeñaba una y otra vez, a través de su
presentador, en dar carnaza a la dóberman madrileña y señora de las porras
Cristina Cifuentes para “recrear” el final de la manifestación, escamoteando la
verdad de que la brutalidad de la carga policial se produjo cuando un grupo
numeroso de manifestantes se preparaban para acampar en Recoletos, de que las
cargas se iniciaron una hora antes de que se cumpliese el plazo legal de
duración de la manifestación, de que la violencia la iniciaron los robocops de
las UIPs, de que la respuesta de aquellos manifestantes agredidos por el
lanzamiento de pelotas de goma a bocajarro y apuntando con el arma por encima
de la altura del pecho (hay vídeos de ello) fue defensiva, para convertir en la
noticia del día los disturbios y no la inmensa manifestación de Madrid.
Por eso
mismo el indecente engendro al servicio del imperialismo llamado EL PAÍS, que
despide a sus trabajadores, emplea hoy domingo la sucia pluma de sus esbirros
Jerónimo Andreu, Marién Kadner y J.J. Gálvez, que titulan su vómito del día con
el rótulo de “La Marcha de la Dignidad toma el centro de Madrid con miles de personas”,
escribiendo sin rubor que sólo 2.000 personas entraron a pie en la ciudad,
cuando sólo la columna noroeste que entró por Moncloa estaba compuesta por
muchas más, cuando esas “miles de personas” formaron la mayor manifestación que
haya conocido la ciudad desde la muerte del dictador. ¡Qué lejos queda el
empotramiento de “periodistas” en el desclasado 15M y de portavoces de
Democracia I-rreal Ya en los medios de PRISA. Por eso hoy la SER, que patrocina
a golpistas neonazis y fascistas en Ucrania y en Venezuela, señala, como
chivato criminalizador, a grupos independentistas y a la Coordinadora
Antifascista como culpables de la violencia, callando que la violencia
pretendidamente legitima del Estado es la que incendió la respuesta defensiva.
Pero tranquilos, aún les queda el Público de Roures, fabricante de mesías
mediático televisivos que quieren ser un bote de Colón para salir en la TV y
ser eurodiputado en Bruselas, que se empeña en decir que los que allí estábamos
éramos “ciudadanos indignados”. No, no éramos ciudadanos, no nos limitamos a
indignarnos, ni somos clase media. Somos clase trabajadora y fuimos por lo
nuestro, la lucha de clases.
Lo que ayer
hizo el poder del capital, a través de su brazo tonto del Gobierno es lo que ya
hizo el día 12 de Julio de 2012 en la Castellana contra la Marcha Minera.
Conocemos bien sus procedimientos. Tenemos memoria. Pagaran por sus actos más
temprano que tarde.
El miedo
está empezando a cambiar de bando. El capital y su gobierno saben que los
agitamanitas han sido desplazados por la clase trabajadora, lo quieran o no los
sindicatos verticales (bastaba ver la cantidad de banderas de CCOO que, a pesar
del silencio cobarde y cómplice de la Ejecutiva Confederal de su sindicato para
con las marchas, que días antes había protagonizado su enésima indignidad al
sentarse con Rajoy, Rosell y UGT a actuar, una de tantas veces, como
apagafuegos y muñidor de la paz social, estaban allí proclamando que las bases
sindicales no tenían porqué seguir en su indecencia a sus dirigentes). Una
nueva radicalización de las luchas apunta ya hacia el poder económico de la
burguesía y sus esbirros, estén dentro o fuera del Gobierno.
Si la
ocupación de empresas y de los medios de desinformación del capital empieza a
producirse, quizá entonces empiece a saltar la cera de sus oídos pero, para
entonces, puede que, venturosamente, sea ya demasiado tarde para ellos, por
mucha represión que impulsen.
Por eso, del
mismo modo que ayer estuve en las marchas por la dignidad en defensa de mi
clase, el 28 de Marzo estaré aquí contra
la represión.
22M: no
lo llames indignación. Llámalo lucha de clases
Por Marat
http://www.kaosenlared.net/component/k2/item/83748-22m-no-lo-llames-indignaci%C3%B3n-ll%C3%A1malo-lucha-de-clases.html
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