Por Romain
Migus 24 DE ABRIL DE 2013
El candidato
de la oposición venezolana, Henrique Capriles, desencadenó una ola de atentados
al proclamarse su nueva derrota electoral. Así comienzan todos los golpes de
Estado llamados «soft», con una ola de violencia. Pero no es seguro
que logre su objetivo.
Ya había
anunciado lo que iba a pasar. El 9 de abril, 5 días antes de la nueva elección
presidencial, Henrique Capriles había declarado: «Yo no soy el mismo del 7
de octubre, voy a defender los votos de toda Venezuela» [1].
Al día siguiente, el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello,
presentaba en la televisión pública una serie de pruebas que confirmaban la
intención de la derecha de rechazar los resultados de la elección para intentar
en Venezuela un golpe de Estado de color [2].
Al final de la jornada electoral, y a pesar de la diferencia de
272 865 votos [3]
a favor del candidato socialista Nicolás Maduro, el candidato de la derecha se
niega a reconocer su derrota. Sin embargo, todos los observadores
internacionales insisten en la transparencia de las elecciones venezolanas.
Vicente Díaz, uno de los rectores del Centro Nacional Electoral (CNE),
abiertamente vinculado a los partidos de la oposición, también declara: «No
tengo dudas del resultado arrojado por el sistema electoral» [4]
que da como vencedor al heredero político de Hugo Chávez.
Después
de su segunda derrota electoral en poco más de 6 meses en la carrera por la
presidencia de Venezuela, Capriles Radonski se niega a reconocer el veredicto
de las urnas y llama a la oposición a «expresar la rabia» el 14 de abril de
2013.
Será esa la
única promesa cumplida por el candidato de la derecha. Echando a un lado
la retórica de la unión, de la paz y la seguridad que aún proclamaba a los
cuatro vientos una semana antes, Henrique Capriles Radonski llama a sus
partidarios a movilizarse para obtener un recuento total de los resultados.
Extraño método democrático para obtenerlo este que consiste en ordenar a los
ultras de la derecha la toma por asalto de las calles del país, cuando la ley
electoral es extremadamente clara al señalar que los candidatos están en
la obligación de presentar al CNE las pruebas del fraude. De ser
rechazadas esas pruebas, el candidato reclamante tiene aún la posibilidad
de recurrir al Tribunal Supremo de Justicia.
A pesar de
lo anterior, la oposición no inició ningún trámite administrativo. Lo cierto es
que sus acusaciones no resisten frente al hecho que todos los miembros de la
oposición designados para supervisar el trabajo de los colegios electorales otorgaron
su aval a los resultados en sus respectivos centros [5].
Pero eso no importa. El verdadero objetivo no era fortalecer la democracia
electoral sino más desencadenar un golpe de Estado soft al
mejor estilo de los que ya hemos visto en países como Serbia, Georgia, Ucrania,
Irán, etc. Los jóvenes neofascistas que tratan de arrasar el país a sangre y
fuego se formaron en su mayoría en Serbia, con el grupo Otpor y se reconocen
como partidarios de las técnicas de la Albert Einstein Institution,
matriz ideológica de las llamadas revoluciones de colores [6].
Al llamado
de Capriles, grupúsculos neofascistas invaden las calles del país. Destruyen
símbolos del chavismo, atacan y asesinan a sus militantes, saquean y destruyen
pequeños comercios. Se contabilizan 7 muertos y 61 heridos, en su mayoría
alcanzados por disparos. Cinco sedes regionales del Partido Socialista Unido de
Venezuela (PSUV) son destruidas por las llamas, al igual que 12 clínicas
populares en las que trabajan médicos cubanos.
En el Estado
de Lara, cuyo gobernador –Henri Falcón– es además jefe de la campaña electoral
de Capriles, la policía regional nada hace por impedir la ola de odio. En plena
noche, una abuela me llama desde Barquisimeto, la capital de ese Estado: «Estoy
atrincherada con mi hermana en la lavandería. Hay gente tratando de tumbar la
puerta.» A través de una pequeña ventana, esta señora pudo ver a sus
propios vecinos, antorcha en mano, incendiar la clínica pública situada frente
a su casa. Otros compañeros nos contaron escenas similares de las que fueron
testigos, tanto ellos como sus familias. Y que no aparecerán en los titulares
de los grandes periódicos, a pesar de que fueron muchos los militantes
agredidos por las hordas fascistas.
Respondiendo
al llamado de Capriles Radonski, opositores bloquean la autopista de Caracas y
queman retratos del presidente Nicolás Maduro y de Diosdado Cabello, el
presidente de la Asamblea Nacional.
El
presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, exhorta
entonces a sus propios partidarias a conservar la calma, a no hacerle el juego
a la violencia y a dejar que la policía y la Guardia Nacional se encarguen de
restablecer el orden. Y a Capriles le advierte: «Si tú no me reconoces como
presidente, yo no te reconozco como gobernador de Miranda.» Lógico
ultimátum ya que las reglas de la elección de Capriles, en diciembre de 2012,
fueron exactamente las mismas reglas que ahora permiten la elección de Maduro
como presidente de Venezuela.
La prueba de
fuerza ha comenzado y no parece favorable al ex candidato de la derecha.
La mayoría de los dirigentes mundiales han reconocido a Maduro como nuevo
presidente de Venezuela: los países latinoamericanos –entre ellos los gobiernos
de derecha de Colombia, Chile y México–, los países del BRICS (Brasil, Rusia,
India, Chine y Sudáfrica), varios países de África así como varios países
europeos, como España. Estados Unidos sigue negándose a
reconocer la legitimidad del proceso democrático venezolano.
El ejército
venezolano ha reconocido a Nicolás Maduro como nuevo «comandante en jefe de
las fuerzas armadas», título que corresponde al presidente de la República,
y ha reiterado su compromiso de preservar la paz y la seguridad. A través del
mayor general Wilmer Barrientos, jefe del Comando Estratégico Operacional, la
institución armada invitó a los venezolanos a respetar las leyes y reglas de la
democracia [7].
Aún si la
derecha cuenta con mantener su estrategia de la tensión mediante el uso de los
mismos grupos –disfrazados incluso con el rojo que identifica a los chavistas–
como medio de achacar al gobierno la responsabilidad de la violencia, pero el
espectro de un golpe de Estado soft parece haber sido contrarrestado y Nicolás
Maduro sale fortalecido de esta prueba de fuerza. En cambio, los mensajes de
paz y unión de Capriles han volado en pedazos. Varias personas han sido
asesinadas, heridos o maltratadas por haber cometido el delito de no
identificarse con la retórica del responsable de las violencias que acaban de
producirse en Venezuela. Han caído las máscaras y el fascismo ya tiene rostro.
[1] Capriles:
Yo no soy el mismo del 7 de octubre, voy a defender los votos de toda Venezuela, Dailymotion,
9 de abril de 2013. Fuente consultada el 17 de abril de 2013.
[2] Capriles Radonski prepara
otro golpe, no va a reconocer los resultados de la victoria del Pueblo y
Nicolás Maduro. Así lo denuncia Diosdado Cabello, Presidente de la Asamblea
Nacional, Youtube, 10 de abril de 2013. Fuente consultada el 17 de
abril de 2013.
[3] Ver
los resultados oficiales en el sitio web del CNE. Fuente consultada el 17
de abril de 2013.
[4]
«Rector
Vicente Díaz: “No tengo dudas del resultado arrojado por el sistema electoral”», Agencia
Venezolana de Noticias, 15 de abril de 2013. Fuente consultada el 17 de
abril de 2013. El 12 de febrero de 2009, el rector Díaz almorzaba con el
secretario general de Acción Democrática. Ver: «Pillao Ramos Allup con
Vicente Diaz», Youtube, 12 de septiembre de 2009. Fuente
consultada el 17 de abril de 2013.
[5]
«Publicarán
este miércoles actas de votación con las firmas de la oposición», Sistema
Bolivariano de Comunicación e Información, 16 de abril de 2013. Fuente
consultada el 17 de abril de 2013.
[6]
Ver el blog
de la organización de extrema derecha Juventud Unidad de Venezuela; Eva
Golinger, «Huelguistas
en Venezuela “Made in USA”», Correo del Orinoco, 20 de febrero
de 2013; y «La Albert
Einstein Institution: no violencia según la CIA», por Thierry Meyssan, Red
Voltaire, 4 de junio de 2007.
[7]
«Wilmer
Barrientos: FANB continuará en las calles garantizando la paz del pueblo», Agencia
Venezolana de Noticias, 16 de abril de 2013. Fuente consultada el 17 de
abril de 2013.
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