NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG: He traducido los artículos
que están en inglés y le he añadido algunos enlaces aclaratorios
Conferencia impartida el día 27 de febrero
de 2014 organizada por el Movimiento Mundial de Solidaridad con Venezuela de
Madrid.
El 24 de
febrero de 2014 el Secretario de Defensa de Estados Unidos, Chukc Hagel,
presentó el plan de la administración Obama para recortar el tamaño del
ejército hasta niveles previos a la II Guerra Mundial. La propuesta no parece
que implicaría una reducción del presupuesto sino una reducción del número de
soldados y una reorientación de las inversiones (Estados Unidos gastó en el
2013 unos 600.000 millones de dólares, es decir, 6 veces lo que gasta el gobierno
Chino y un equivalente a lo que gastan los 12 países que le siguen en la
lista).
La
justificación con la que se presenta el plan para su aprobación en el Congreso
de Estados Unidos es que hay que adaptar al ejército al final de las
intervenciones en Irak y Afganistán, y seguir una vía diplomática para los
casos de Siria e Irán, pero sobre todo porque se necesita un ejército adaptado
a las “demandas estratégicas”.
La pregunta
que cabe hacerse es cuáles son las demandas estratégicas que tiene que
enfrentar el ejército estadounidense. El secretario de Defensa dice que las
prioridades políticas del presidente requieren “un ejército más pequeño pero
también más ágil y mejor preparado para intervenciones puntuales y para
afrontar las amenazas de Internet […] “Nuevas tecnologías, nuevos centros de
poder y un mundo que es cada vez más volátil, más impredecible y en algunos
casos más amenazador" [1].
Sin lugar a
dudas esta propuesta de la administración Obama en relación al número de tropas
está en sintonía con su concepción de cómo debe ser la política exterior
imperial y quién debe tener el protagonismo en ella. Como dice el periodista e
investigador Jeremy Scahill en su libro sobre las guerras sucias de Estados
Unidos en el cuerno de África, Obama no modifica la forma de hacer la guerra de
Bush, todo lo contrario, la desarrolla al máximo con la única salvedad de que
trata de reducir los costes directos en vidas de soldados estadounidenses y
aplica criterios de mayor racionalidad y eficacia [2].
¿Cuál es
esta concepción de la guerra? La administración Obama, al igual que
anteriormente la administración Bush, considera que el mundo
es un campo de batalla (su campo de batalla), que las amenazas a los
intereses de EEUU se han extendido, se han hecho más difusas e impredecibles, y
que para derrotarlas, la legalidad y las instituciones internacionales son un
obstáculo. La consecuencia lógica es que el ejército convencional no es útil
para este tipo de guerras porque es lento, porque está sujeto a demasiadas
restricciones legales y administrativas, y porque no es eficaz en la
eliminación de los objetivos.
Por otra
parte, la justificación ideológica de sus campañas bélicas se coloca, como ya
inició Clinton y continuó Bush, en el campo de la cruzada moral: el
intervencionismo humanitario y la voluntad de las masas.
La excusa que se utilizará para intervenir en cualquier parte del mundo incluso
si el gobierno ha sido elegido democráticamente es que no se respetan los
derechos humanos. En mayo del 2013, en un viaje a México, preguntado sobre si
reconocía los resultados electorales de Venezuela y la legitimidad del
presidente Maduro, Obama contestó que eso no era lo que le preocupaba, que su
enfoque para todo el hemisferio se basaba “en nuestros principios básicos sobre
derechos humanos, la democracia, la libertad de prensa y la libertad de
reunión. ¿Se están respetando [en Venezuela]? Hay informes que dicen que no se
han respetado plenamente después de las elecciones" [3] Hace
apenas unos días la portavoz adjunta del Departamento de Estado, Marie Harf,
insistía en esta argumentación reclamando la liberación del opositor y golpista
Leopoldo López apelando a la libertad de expresión y reunión que debe
garantizar el gobierno venezolano [4].
Reducción
del ejército, redefinición de las amenazas y justificación humanitaria explican
la apuesta de la administración Obama por una nueva forma hegemónica de guerra
imperial: las operaciones encubiertas. Para llevarla adelante no
sirve el ejército convencional, o por lo menos no puede ser el que la lidere,
sino los comandos de fuerzas especiales. Tanto en el primero como en el segundo
mandato Obama ha alimentado y priorizado las operaciones especiales y se ha
esforzado en la coordinación de las distintas agencias e instituciones
encargadas de ellas (CIA, Pentágono, servicios de inteligencia, JSOC [5]).
Esta guerra
global mueve además muchos recursos: fundaciones, periodistas, escritores,
generales, soldados y gente que pega tiros aunque no lleven uniformes. Además
la guerra encubierta es más eficaz que la guerra convencional para derrocar
gobiernos porque se sirve de la población civil autóctona (y de grupos afines
externos). Previamente y a veces en paralelo a la actuación de los comandos
especiales se necesita alimentar el conflicto interno, apoyar a los sectores
sociales más proclives a criticar al gobierno que hay que derrocar, difundir la
imagen de caos y violencia, señalar quienes son las víctimas y los culpables.
Para eso están los medios de comunicación que serán una pieza clave de este
tipo de guerra.
No es que
antes no se haya utilizado la guerra encubierta, desde 1947 en que el
presidente Harry Truman creó la CIA las operaciones encubiertas han sido uno de
los pilares de la política exterior norteamericana. Desde el fin de la II
Guerra Mundial hasta el 2008 Estados unidos intentó derrocar a más de 50
gobiernos, muchos de ellos democráticos y bombardeó 25 países [6]. Sin
embargo sólo ahora con Obama se desarrolla el intento que ya hizo Reagan de
poner en manos de las fuerzas especiales el liderazgo de la guerra imperial sin
ninguna supervisión ni límite por parte del Congreso y anular de facto la Orden
Ejecutiva de 1976 que prohíbe explícitamente que Estados Unidos cometa
“asesinatos políticos”.
La guerra
perpetua, por cualquier medio y en cualquier parte del mundo es el marco
conceptual en el que se inscribe tanto lo que está pasando en
Venezuela [7] estos días como lo que ocurre en Ucrania.
Los
medios de comunicación y la ideología fascista claves para entender la guerra
sucia contra Venezuela.
Los medios
de comunicación siempre han tenido un papel destacado en las guerras
encubiertas de Estados Unidos especialmente en América Latina. En tanto que
conglomerados de empresas que comparten los mismos intereses generales que el
imperio no han tenido ningún reparo en ponerse al servicio de la propaganda
imperial. Pero si la guerra encubierta se ha convertido en la forma hegemónica
de hacer la guerra también los medios de comunicación han adquirido un
protagonismo mayor y han sufrido transformaciones en su forma de operar
impulsados por el desarrollo tecnológico.
Con las
Nuevas tecnologías de la comunicación y la información se ha añadido una mayor
potencia contaminante a la capacidad de los medios tradicionales que ahora se
servirán de las imágenes y mensajes de los ciudadanos de a pie para hacer
propaganda. La supuesta democratización de los medios masivos gracias a
Internet ha sido la oportunidad para que cientos de ciudadanos se conviertan en
un ejército de propagandistas contweets y hashtag que
, siempre que estén en la línea adecuada, serán replicados y amplificados por
los medios tradicionales. Así, las redes sociales están siendo utilizadas a
modo de drones para bombardear nuestras conciencias.
Las imágenes
falsas y manipuladas sobre los conflictos en las calles en Venezuela que han
inundado Internet estos días han circulado mayoritariamente a través de las
redes sociales [8]. Algunos medios tradicionales también las han usado
pues la inmediatez, la urgencia y la credibilidad que se otorga a los supuestos
testigos directos siempre es mayor que la que puede aportar un periodista
contratado por un medio que puede ser acusado de tener una ideología. Los
activistas sociales a través de las redes se convierten en la tapadera perfecta
para que los medios utilicen estas imágenes sin necesidad de contrastar ni
verificar las fuentes. Porque, en realidad lo que importa es que estas imágenes
circulen e inunden Internet ya que reforzarán la matriz previamente creada por
los medios masivos. Si se trata de imágenes o noticias falsas no importa ya que
sirven igualmente para reforzar los mensajes adecuados.
La buena
voluntad, los buenos sentimientos y las emociones que provocan estas imágenes
son utilizadas en contra nuestra para provocar repulsa hacia el gobierno venezolano
y para justificar, en última instancia, el derrocamiento de un gobierno
democráticamente elegido y con el apoyo mayoritario de su población.
La guerra en
cualquier parte del mundo necesita la rapidez y versatilidad que ofrecen las
nuevas tecnologías. No es casual que junto con la reducción del número de
soldados la Administración Obama se plantee destinar mayores recursos a las
amenazas de Internet. Además de replicar las imágenes y mensajes que refuerzan
la línea de las editoriales los medios masivos se servirán de la publicación de
los comentarios a sus noticias que apoyen la línea correcta creando la
impresión de que existe una opinión pública ya formada en contra de la cual
será muy difícil situarse. Sin duda hay empresas e individuos pagados que hacen
determinados comentarios en los blogs de los periódicos y en las redes formando
parte de un nuevo ejército no regular de propagandistas.
Los medios
masivos continúan cumpliendo su tarea en los golpes de Estado al preparar las
condiciones subjetivas. En realidad, son ellos, previa orientación, quienes
eligen a la oposición –preseleccionan al candidato que tiene mejor imagen- le
dan la forma correcta, silencian su peor cara, preparan, en definitiva la
opción de salida. Se nos puede acusar de fomentar la teoría de la conspiración
si no fuera porque los cables de Wikileaks donde se publican los correos de
agencias de espionaje y embajadas de Estados Unidos encontramos comunicaciones
en las que los medios de comunicación antigubernamentales son contenidos
habituales de dichos mensajes. Por ejemplo, en diciembre del 2011 Wikileaks
publicaba varios cables de correos entre miembros de la empresa Stratfort
(tapadera de los servicios de inteligencia USA) donde aparecían artículos de El
Universal recogiendo los planes de Leopoldo López de abrir a empresas
extranjeras las inversiones en el petróleo venezolano, o la promesa de purgar
las agencias de policía [9].
Pero la
figura de Leopoldo López como plan B en caso de que no
resultara la opción de Enrique Capriles viene de más atrás. Ya en el 2008 los
cables de Wikileaks mostraban a López como una opción para desestabilizar al
gobierno venezolano. Se le mencionaba al menos 77 veces y, en uno de ellos,
cuando se da cuenta de la visita del senador estadounidense Ron Wyden, se
señala que: "el senador y su equipo discutieron posibles
estrategias de medios con López y métodos para trasladar de manera eficiente su
mensaje al público en EE.UU." En otro cable se informa de la
reunión de la embajada de EEUU con la asesora legal de López en la que se
explica que convertir a López en víctima de las maquinaciones del chavismo
estaba haciendo que su popularidad aumentara [10]. Así pues, todo apunta a
que la guerra sucia contra Venezuela tiene una dirección a distancia situada en
territorio estadounidense y que el mapa de vuelo ha ido cambiando según la
coyuntura.
En relación
a los golpes de Estado los medios masivos se han adaptado a las nuevas formas
de intervención del imperio y al cambio de coyuntura, especialmente en América
Latina. La deslegitimación de la derecha latinoamericana, las
experiencias de los gobiernos neoliberales, el fracaso de todas las promesas
liberales y capitalistas y el triunfo de gobiernos progresistas en toda la
región ha dado lugar a una derecha fragmentada, enfrentada y debilitada. En los
golpes de Estado tradicionales el papel de los medios de comunicación se
dirigía principalmente a la difusión de la propagan y reforzamiento de las
élites. Una parte importante de los ejércitos, formada en la tristemente famosa
Escuela de las Américas, era golpista, y las élites contaban con una base
social amplia.
Ahora los
medios tienen que ser mucho más activos pues junto con la construcción del
liderazgo opositor tienen que crear una base social que ha quedado muy disminuida
en la mayor parte de los países con el empobrecimiento de las clases medias.
Tienen que construir una realidad inexistente y si los esfuerzos por persuadir
a la población venezolana de que han de votar a la oposición no dan sus frutos
necesitan acrecentar el bombardeo hacia la opinión pública internacional. En el
caso de Venezuela, con las informaciones de que disponemos de los cables
difundidos y por el seguimiento sistemático de las noticias de los medios
masivos en las campañas electorales, los medios parecen haber asumido la tarea
de unir a la oposición, de construir el liderazgo político y de convertir a
grupos acomodados de venezolanos en “el pueblo venezolano”. Por eso estamos
viendo unas formas de mentir, de tergiversar, de manipular tan agresivas, tan
violentas y tan claramente subordinadas a las directrices imperiales. Si los
SEAL tienen licencia para matar los medios tendrán licencia para engañar.
Los
periodistas están actuando como “para-periodistas”, funcionan como los
mercenarios a sueldo sin ninguna restricción ética o profesional. Sin duda hace
tiempo que la función de los medios masivos no era informar sino hacer
propaganda pero el nivel ha subido tantos decibelios que es difícil pensar que
se trata de una casualidad.
Los medios
masivos señalan los objetivos y marcan la estrategia de la guerra las redes
sociales disparan. La ideología que está detrás de esta nueva forma de guerra
masiva y permanente coincide en rasgos básicos con una ideología fascista.
El fascismo
nunca ha sido enemigo del capitalismo, todo lo contrario. Pero el fascismo
italiano y el nazi eran fuertemente nacionalistas y esto representaba un
peligro para la expansión global del capital. Ahora, el fascismo como ideología
sirve a intereses globales, no tiene una esencia nacionalista. Ha dejado de ser
una ideología sin más para ser una opción de poder necesaria para la
continuidad del capitalismo. Parece como si desde las instancias de poder se
contemplara esta opción ideológica como la mejor para acabar con la democracia
en aquellos países en las que sus poblaciones hayan elegido inadecuadamente.
Presentado como un movimiento de masas y desprovisto de rasgos ideológicos que
pudieran ser rechazados por la opinión pública internacional, asimismo tratarán
de justificar las imágenes de violencia como algo inevitable dada la represión
gubernamental.
De ahí que
se alimente desde los medios la idea de que es el pueblo venezolano en las
calles quien pide el derrocamiento del gobierno y se oculten las imágenes más
violentas de quienes promueven y alientan estas manifestaciones que no tienen
nada de pacíficas. Se reinterpretan los actos violentos y se trasfiere la
culpabilidad al gobierno en vez de a la oposición.
Ante el
recalentamiento global que hace surgir multitud de movilizaciones en todo el
planeta, ante la posibilidad de que proyectos soberanistas e independientes se
hagan con el poder Estatal se alimenta el fascismo y los medios deciden cuales
sí y cuales no son las movilizaciones legítimas.
La guerra
encubierta para derrocar gobiernos necesita presentarse como movimiento de
masas. Estas masas violentas necesitan: recursos materiales y cobertura
mediática.
Las imágenes
de movilización social, las calles, no las imágenes de los militares, son las
que permitirán legitimar simbólicamente el derrocamiento de un gobierno “los
pueblos no se equivocan” dirán los intelectuales. Así, frente a las imágenes
clásicas de golpes de Estado con los militares ocupando las sedes
parlamentarias, incendiando, disparando… en vez de los bombardeos a la Casa de
la Moneda en Chile tendremos las imágenes de ciudadanos corrientes ocupando las
calles, haciendo barricadas, disparando y ocupando las sedes de las
instituciones. En estos momentos el discurso de la institucionalidad, de la
legalidad y de la democracia están dejando paso al discurso de “las calles”
hablan. Los medios no utilizarán el término golpe de Estado sino “cambio de
régimen”, porque los ciudadanos no dan golpes de Estado. La legalidad pasará a
un segundo plano como defiende Obama en sus discursos.
Para que
todo esto funcione primero se han sembrado las ideas, después, cuando surge la
crisis, es el momento de impulsar la salida política correspondiente. La
multiplicación de mensajes tóxicos durante los momentos de crisis producirá
un colapso sensorial que paralizará la razón y el
entendimiento, generará impotencia y el reclamo de una salida.
Friedman el
ideólogo de los “Chicago boys” y del golpe de Estado en Chile dirá en Capitalismo
y libertad: “Sólo una crisis –real o percibida como tal- produce un
verdadero cambio”. Y “cuando sucede una crisis así, las medidas que se
emprendan dependen de las ideas sembradas y cultivadas hasta el momento. Y esa,
creo yo es nuestra función básica: desarrollar alternativas a las políticas
existentes, y mantenerlas vivas y disponibles hasta que lo políticamente
imposible se convierta en políticamente inevitable” [11].
Las
consignas de ideología fascista que han ido sembrando los medios masivos en
Venezuela tienen cuatro ejes: crisis económica (escasez), violencia (del
gobierno), juventud reprimida (estudiantes) e injerencia extranjera (cubana).
Crisis
económica: A pesar
de la mejora de todos los indicadores económicos, especialmente los
relacionados con la mejora de las condiciones sociales. A pesar de las políticas
del gobierno de Maduro controlando el desabastecimiento, el acaparamiento y los
intentos de reventar la economía, los medios masivos han sido constantes en
presentar la imagen de caos económico. El responsable de la situación ha sido,
según los medios masivos, el gobierno y no las élites económicas que han
disparado los precios de los productos. Sin duda es un clásico de la ideología
fascista dirigirse hacia los sectores que ven afectados sus intereses por las
políticas gubernamentales que favorecen a las clases populares. La crisis que
viven estos grupos sociales se presenta como si afectara al conjunto de la
población venezolana. Es así como la parte se convierte en el todo.
La
violencia: Los
medios de comunicación han magnificado todo lo que tiene que ver con los datos
de violencia en Venezuela descontextualizando la situación y sin relacionarla
con el periodo anterior al triunfo de la revolución bolivariana. La violencia
en Venezuela aparece en los medios como un fenómeno actual vinculado incluso a las
políticas del gobierno. En contraposición, se ha trabajado mediáticamente la
imagen de una oposición pacífica, no violenta, respetuosa de la legalidad –nada
más lejos de la realidad-. La palabra paz ha sido una constante en todos los
discursos de la oposición en clara contradicción con sus actuaciones.
En los
últimos acontecimientos los medios de comunicación se han encargado de encubrir
la violencia de los manifestantes y de establecer relaciones causales entre los
actos vandálicos de las calles y la política del gobierno de Maduro (esto
también se ha dado en el caso de Ucrania). Han producido la inversión causa
efecto presentando al gobierno como responsable de los disturbios. Al mismo
tiempo se presenta a los violentos como víctimas porque es la forma en que se
consiguen las simpatías de los espectadores en el exterior, se encubre la
ideología de los manifestantes y su extracción social para lograr mayor empatía
con los manifestantes y mayor rechazo del gobierno. Sin duda, también la
violencia de las masas es un clásico del fascismo.
La
juventud: Para
todos los movimientos fascistas la juventud ha sido una pieza clave. Más
influenciable a través del manejo de las emociones, menos paciente, más
dispuesta a tomar iniciativas, menos controlable. Pero no son la mayoría de los
jóvenes venezolanos los que son retratados en los medios sino los jóvenes de
las clases altas. Estudiantes universitarios acomodados son entrevistados en
los medios masivos apareciendo como si fueran los representantes de la juventud
venezolana en su totalidad. Asimismo, en el imaginario social, juventud es
un término cargado de significantes positivos y dignos de admiración. Las
simpatías que despiertan son siempre mayores pues se les identifica con el
futuro, los cambios, el progreso, el avance, es decir, el cambio.
Ingerencia
extranjera: De
la ingerencia imperial de Estados Unidos, sobre la que existen multitud de
evidencias contrastables, los medios ocultan estas actuaciones y cuando son
desveladas se minimizan o se acusa a los que las denuncian de conspiranoicos.
En contraposición los intercambios de médicos y técnicos cubanos aparecen en
los discursos de la oposición, las noticias y editoriales de los medios, como
ingerencia de “la dictadura castrista”.
Estas cuatro
claves de la propaganda contra el gobierno popular bolivariano son los misiles
que trasportan los drones mediáticos dirigidos a distancia
desde Washington.
Notas:
[1] El
Mundo, El pentágono propone un recorte del ejército a niveles previos a la II
Guerra Mundial
[2] Jeremy
Scahill, Guerras Sucias. Ed. Paidós, Barcelona, 2013.
[4] El
Universal, 20/2/2014. Así está en el artículo.
[5] Mando
Conjunto de Operaciones Especiales.
[6] 1954
intervino en la caída de Jacobo Arbenz en Guatemala, en 1960 bombardeó
Guatemala, en 1961 la invasión de Playa Girón, entre 1955 y 1975 la guerra de
Vietnam, en 1964 en Panamá, en 1965 en República Dominicana, en 1967-69 en
Guatemala, en 1980-90 interviene en el Salvador y en Nicaragua apoyando a los
Contras, en 1983 invade Granada, en 1994 en Haití, etc. Así está en el artículo.
[7] En
un informe de tres centros de investigación y análisis de EEUU publicado en
septiembre del año pasado se señalaba que “ las Fuerzas Especiales serán cada
vez más empleadas en América Latina para tareas de capacitación, de recaudación
de inteligencia y otras misiones militares, bajo el rubro del viejo esquema de
la lucha antinarcóticos”. […] En lugar de construir bases, emplear la Cuarta
Flota o lanzar paquetes de ayuda de “gran envergadura” como el Plan Colombia o
la Iniciativa Mérida, el involucramiento de las fuerzas armadas estadounidenses
se está haciendo más ágil y flexible, pero aún menos transparente. http://www.cubadebate.cu/opinion/2013/09/27/aumenta-capacidad-operacional-de-estados-unidos-en-america-latina-y-el-caribe/
[8] Sandra
Russo, Las falsas fotos sobre Venezuela, http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-240368-2014-02-22.html ;
Pascual Serrano, Venezuela y Twitter la orgía desinformativa, http://www.eldiario.es/zonacritica/Venezuela-Twitter-orgia-desinformativa_6_229987023.html
[9] Buscador
de Wikileaks: http://search.wikileaks.org/gifiles/?viewemailid=207327
Eva Golinger
. Srdja Popovic trabaja con Stratfor y EEUU para dar golpes de estado con
Otpor. Artículos relacionados
Wikileaks:
Planeaban derrocar a Chávez con movimientos estudiantiles desde 2007
[11] Citado
por J. Scahill en Guerras sucias, Paidós, Barcelona 2013, p. 49.
Ángeles
Diez es Doctora en Ciencias Políticas y Sociología, profesora de la Universidad
Complutense de Madrid
Entrevista a
Jeremy Scahill, autor del libro Guerras Sucias
Documental:
Guerras sucias
Carlos Lanz Rodríguez
LA GUERRA SECRETA DE OBAMA: OPERACIONES ENCUBIERTAS Y FUERZAS
ESPECIALES
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