22/1/2014
x Ahaztuak
1936-1977
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80
aniversario este año del octubre de Asturias. En nuestra Euskal Herria los sueños
y las intenciones de una buena parte de la clase obrera vasca no eran
diferentes.
*A la
memoria de Sebastián Álvarez García de diecisiete años, que un día de Octubre
de 1934 partió fusil en mano a buscar y defender sus sueños. Al igual que
tantos otros nunca volvió".
Sebastián, a
cuya memoria va dedicado este artículo, murió defendiendo las posiciones
obreras situadas en La Corredoria, en Oviedo, frente a las tropas comandadas
por el general López Ochoa que por orden del Gobierno de la II República habían
sido enviadas a acabar con la insurrección que había estallado en Asturias el
día 4 del mismo mes. Al igual que él miles de hombres y mujeres decidieron
intentar aquel mes de Octubre de hace 80 años tomar el cielo por asalto bajo la
consigna UHP, ¡Unios, Hermanos Proletarios!.
No está de
más recordar desde la memoria histórica democrática y antifascista, donde la
memoria de clase tiene un espacio más que relevante, la razón de dicha
decisión. Aquel 4 de Octubre de 1934 tuvo lugar en el estado español una huelga
general para responder a la entrada de la CEDA (Confederación Española de
Derechas Autónomas) en el gobierno de la República, algo que por la creciente
fascistización y voluntad golpista demostrada incluso públicamente por dicho
partido era visto por los partidos y sindicatos de izquierdas como un ataque a
la propia esencia del régimen republicano que en su constitución se declaraba
como "una República de trabajadores de toda clase" y un claro intento
de involución del propio régimen político. En la mayor parte de la península la
huelga es derrotada por diferentes motivos, logrando en el mejor de los casos
como en diferentes zonas de Euskal Herria lanzar conatos insurreccionales o
hacerse con el poder por unas horas o incluso varios días. En el caso de
Asturias sin embargo UHP fue mucho más que una mera consigna al lograr la clase
obrera asturiana demostrando su incontestable madurez, dar cuerpo a la llamada
Alianza Obrera, donde se agruparon la práctica de la totalidad de partidos y
sindicatos obreros -PSOE, PCE, BOC, UGT, CNT...- siendo además capaz de dotarse
de una estrategia política, social y militar que permitió que la insurrección
triunfase y se mantuviese. Esa misma madurez ideológica, política y
organizativa será la que propicie en Asturias un evidente salto de calidad que
fue capaz de convertir la insurrección en revolución social, en toma de poder
por la clase obrera real y efectiva, afirmando claramente los insurrectos
asturianos que su acción no tenía otro objetivo que: "...frente a la situación
económico-política del régimen burgués, se impone la acción mancomunada de
todos los sectores obreros con el exclusivo objeto de promover y llevar a cabo
la revolución social" constituyéndose así en lo que ha sido hasta el día
de hoy la última experiencia europea de insurrección, toma de poder e intento
de construcción de una sociedad sin clases por parte de la clase obrera.
En nuestra
Euskal Herria los sueños y las intenciones de una buena parte de la clase
obrera vasca no eran muy diferentes y más allá de la pronta derrota de ellos,
de su preparación y determinación para conseguirlos nos hablan las barricadas
instaladas en Portugalete y los casi doscientos encausados de ese pueblo, los
más de 400 detenidos en Bilbao, los hechos de Arrasate y Eibar, los
enfrentamientos en Erandio y Lamiako, los ininterrumpidos hallazgos durante los
meses posteriores a la derrota de depósitos de dinamita, de armas de fuego, de
propaganda, de emisoras, las voladuras de los puentes en la zona minera, los
bombardeos de Galdames... Todos esos deseos de emancipación derrotados pero
absolutamente vigentes los encontraremos posteriormente reflejados en la
determinación ante los pelotones de ejecución de miles de fusilados por el
franquismo, en las causas dictadas contra decenas de miles por ese régimen, en
el mito del Octubre Rojo asturiano alentando la resistencia en el monte y la
clandestinidad... La insurrección de Octubre, "la del 34", tal y como
hemos escuchado referirse a ella con el cariño y la familiaridad de un sueño
tantas veces acariciado a tantos viejos militantes obreros y antifascistas,
marca un hito y una esperanza en la clase obrera asturiana y de todo el estado
y es la luz roja que dicta a las clases dominantes la necesidad de arrancar de
cuajo ambos -mito y esperanza- y anular la memoria de la realidad que fueron,
lo que intentarán hacer llegando hasta el genocidio a partir del 18 de Julio de
1936.
En el
atardecer del 18 de octubre de 1934 el dirigente minero asturiano Belarmino
Tomás, cabeza visible del Tercer Comité Revolucionario Provincial, era el
encargado de leer el comunicado que anunciaba el fin del movimiento
revolucionario en Asturias. Lo hizo desde el balcón del Ayuntamiento de
Langreo, sede del Comité, ante una multitud de obreros que abarrotaba la plaza
y las calles próximas y que en gran parte se mostraba contrario al cese de las
hostilidades, multitud entre la que según reflejan diferentes testimonios «las
mujeres provocaban a los hombres para que éstos no aceptasen ninguna clase de
acuerdo con el ejército de la República». En su discurso, Belarmino Tomás se
dirigía así a las personas allí congregadas y por extensión a todos los
insurrectos asturianos:
"La
lucha no se ha planteado como las necesidades exigían. Existía y existe el
temor de coger las armas, y este temor, por no llamarlo traición, es el que ha
determinado precisamente el fracaso de nuestro movimiento, tan valientemente y
con tanto heroísmo sostenido aquí por espacio de quince días pero ante esta
situación no es posible seguir luchando por más tiempo con las armas en la
mano. Sin embargo declaramos que la lucha entre el Capital y el Trabajo no ha
terminado ni podrá terminar en tanto que los obreros y campesinos no sean
dueños absolutos del Poder. El hecho de organizar la paz con nuestros enemigos
no quiere decir que reneguemos de la lucha de clases. No. Lo que hoy hacemos es
simplemente un alto en el camino, en el cual subsanaremos nuestros errores para
no volver a caer en los mismos, procurando al mismo tiempo organizar nuestra
segunda y próxima batalla, que debe culminar en el triunfo total de los
explotados."
Tras la
deposición de las armas por parte de los insurgentes la represión sería lanzada
con toda su crudeza sobre la clase obrera asturiana, al igual que ya se venía
abatiendo desde principios de ese mismo mes sobre la vasca, la catalana y la de
los otros pueblos de la península, culpables de haber querido hacer realidad su
sueño de emancipación y de justicia social, culpables de haber hecho que
"El Estado y la Revolución" de Lenin hubiese sido uno de los libros
más vendidos en el año 1933... Torturas indiscriminadas, ejecuciones en masa,
violaciones, miles de detenidos y encarcelados, habilitación de barcos-prisión
o de lugares como el Fuerte de Ezkaba para el encierro masivo de prisioneros...
Hoy 80 años
después de aquellos hechos desde Ahaztuak 1936-1977 queremos hacernos también
eco de aquella sangre de Octubre, de una memoria que muy pocos -ni siquiera los
que se dicen herederos de las siglas que encuadraban a aquellos que los protagonizaron-
mencionan hoy en día y mucho menos reivindican. La memoria de Sebastián Álvarez
o de Celestino Uriarte por mencionar a algunos. La memoria que fue en gran
medida la impulsora de la victoria del Frente Popular el 16 de Febrero de 1936
tras la bandera de la amnistía para los miles de presos políticos encarcelados
tras aquella insurrección, la memoria que alentaria al combate a miles de
antifascistas tras el golpe del 18 de Julio de 1936.
Una memoria
que como parte de la memoria histórica de la clase obrera vasca, como parte de
la Memoria Histórica Democrática y Antifascista de Euskal Herria y de los
pueblos y clases populares de todo el estado muchos prefieren ignorar y hacer
que se ignore. Una Memoria que nos muestra que una vez la clase obrera fue
capaz de tomar el poder. Que nos muestra que una vez la clase obrera fue capaz
de ser poder. Una Memoria que nos dice que eso no es imposible si se alcanza la
madurez ideológica, política, organizativa y estratégica necesaria para ello.
Y en ello la
memoria de clase, la memoria histórica democrática y antifascista, juega un
importante por no decir determinante papel.
AHAZTUAK
1936-1977
(Este artículo fue escrito y publicado en el año 2009 con motivo de la conmemoración del 75. Aniversario de la Revolución de Octubre. Hoy lo recuperamos para que sirva de presentación de la dinámica que desde Ahaztuak 1936-1977 llevaremos a cabo durante el presente año 2014, al cumplirse el 80 aniversario de los mismos hechos históricos)
(Este artículo fue escrito y publicado en el año 2009 con motivo de la conmemoración del 75. Aniversario de la Revolución de Octubre. Hoy lo recuperamos para que sirva de presentación de la dinámica que desde Ahaztuak 1936-1977 llevaremos a cabo durante el presente año 2014, al cumplirse el 80 aniversario de los mismos hechos históricos)
1934-2014.
UHP!! HABRÁ OTROS OCTUBRES...
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