La verdad
sobre la Resistencia Verde
(He subrayado en rojo
como está la fuente original y no es la fuente
que ha utilizado Germán Leyens)
Aquí está la
fuente original (La
guerra secreta en Libia Por Eric
Draitser (pinchando el nombre en el artículo verás todos los artículos escrito
por él)
Fuente de
este mapa: blog de apoyo a la resistencia verde:
http://libia-sos.blogspot.com.es/
25-01-2014 Eric
Draitser CounterPunch
Traducido para Rebelión por Germán Leyens
Las encarnizadas batallas que actualmente se prolongan en el sur de
Libia no son simples choques tribales. En cambio, representan una posible
germinante alianza entre grupos étnicos libios negros y fuerzas pro Gadafi que
se proponen liberar el país de un gobierno neocolonial instalado por la OTAN.
El sábado 18 de enero, un grupo de combatientes fuertemente armados
atacó una base de la fuerza aérea en las afueras de la ciudad de Sabha en el
sur de Libia, expulsando fuerzas leales al “gobierno” del primer ministro Ali
Zeidan, y ocupando la base. Al mismo tiempo, informes del interior del país
comenzaron a llegar de que la bandera verde de la Gran Yamahiriya Árabe Libia
Popular Socialista ondeaba sobre una serie de localidades en todo el país. A
pesar de la escasez de información verificable –el gobierno en Trípoli solo ha
suministrado detalles y corroboración vagos– una cosa es segura: la guerra por
Libia continúa.
En el terreno
El primer ministro de Libia Ali Zeidan convocó una sesión de emergencia
del Congreso General Nacional para declarar un estado de alerta en el país al
conocerse la noticia del ataque de la base aérea. El Primer Ministro anunció
que había ordenado a las tropas en el sur que aplastaran la rebelión, y dijo a los periodistas que: “Este enfrentamiento
continúa, pero será solucionado en unas pocas horas”. Un portavoz del
Ministerio de Defensa afirmó posteriormente que el gobierno central había
recuperado el control de la base aérea, y declaró que “Una fuerza fue
preparada, luego movilizaron aviones, despegaron y se ocuparon de los
objetivos… La situación en el sur ofreció una oportunidad a algunos criminales…
leales al régimen de Gadafi para aprovecharla y atacar la base Tamahind de la
fuerza aérea. Protegeremos la revolución y al pueblo libio.”
Aparte del ataque contra la base aérea, ha habido otros ataques contra
miembros individuales del gobierno en Trípoli. El incidente más destacado fue
el reciente asesinato del viceministro de
industria, Hassan al-Droui en la ciudad de Sirte. Aunque todavía no es claro si
fue muerto por fuerzas islamistas o por combatientes de la resistencia Verde,
el hecho inconfundible es que el gobierno central está bajo ataque y no puede
ejercer verdadera autoridad o proveer seguridad en el país. Muchos han
comenzado a especular que su asesinato, en lugar de ser un hecho aislado,
selectivo, forma parte de una creciente tendencia de resistencia en la que
figuran de manera destacada combatientes verdes pro Gadafi.
El aumento de las fuerzas de resistencia Verde en Sabha y otros sitios
es solo una parte de un cálculo político y militar más complejo en el sur,
donde una cantidad de tribus y varios grupos étnicos se han alzado contra lo
que perciben correctamente como su marginación política, económica y social.
Grupos como las minorías étnicas Tawergha y Tobou, que son ambas grupos
africanos negros, han sufrido crueles ataques de milicias árabes sin apoyo del
gobierno central. No solo estos y otros grupos han sido víctimas de limpieza étnica, sino han sido sistemáticamente excluidos
de la participación en la vida política y económica libia.
Las tensiones llegaron a un punto crítico a principios de este mes
cuando fue muerto un jefe rebelde de la tribu árabe Awled Sleiman. En lugar de
una investigación oficial o proceso legal, los miembros de la tribu Awled
atacaron a sus vecinos negros Toubou, acusándolos de haber estado involucrados
en el asesinato. Los choques resultantes han causado docenas de muertos,
demostrando una vez más que los grupos árabes dominantes siguen viendo a sus vecinos
de piel oscura como algo diferente a sus compatriotas. Indudablemente, esto ha
llevado a una reorganización de las alianzas en la región, llevando a un
acercamiento de los Toubou, Tuareg y otros grupos minoritarios negros que
habitan el sur de Libia, el norte de Chad y Níger con las fuerzas pro Gadafi.
Todavía no es claro si estas alianzas son o no son formales, sin embargo es
evidente que muchos grupos en Libia han llegado a la conclusión de que el
gobierno instalado por la OTAN no ha estado a la altura de sus promesas, y que
hay que hacer algo.
La política racial en Libia
A pesar de la retórica altruista de intervencionistas occidentales
hablando de “democracia” y “libertad” en Libia, la realidad es todo lo
contrario, especialmente para libios de piel oscura que han sufrido la
disminución de su estatus socioeconómico y político con el fin del gobierno de
la Yamarihiya de Muamar Gadafi. Mientras esos pueblos gozaron de una gran
medida de igualdad política y protección legal en la Libia de Gadafi, la era
post Gadafi ha llevado a que han sido prácticamente despojados de sus derechos.
En lugar de ser integrados a un nuevo Estado democrático, los grupos negros
libios han sido sistemáticamente excluidos.
De hecho, incluso Human Rights Watch –una
organización que en gran medida ayudó a justificar la guerra de la OTAN al
afirmar falsamente que fuerzas de Gadafi utilizaron violaciones como arma y
preparaban un “inminente genocidio”– ha informado que: “Un crimen contra la
humanidad de desplazamiento masivo forzado continúa sin tregua, cuando
milicias, sobre todo de Misrata, impidieron que 40.000 personas de la ciudad de
Tawergha volvieran a sus casas de las que habían sido expulsadas en 2011”. Este
hecho, combinado con las horribles historias e imágenes de linchamientos,
violaciones, y otros crímenes contra la humanidad, presentan un cuadro muy
sombrío de la vida en Libia para estos grupos.
En su informe de 2011, Amnistía Internacional documentó una serie de
flagrantes crímenes de guerra realizados por los así llamados “combatientes por
la libertad” de Libia quienes, a pesar de ser saludados en los medios
occidentales como “libertadores”, aprovecharon la oportunidad de la guerra para
realizar ejecuciones masivas de libios negros así como de clanes y grupos étnicos
rivales. Esto, por cierto, en marcado contraste con el tratamiento de libios
negros bajo el gobierno de la Yamahiriya de Gadafi que fue elogiado a lo largo
y a lo ancho por el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en su informe de 2011 que señaló que Gadafi hizo todo lo
posible por asegurar su desarrollo económico y social, específicamente para
suministrar oportunidades económicas y protecciones políticas a libios negros y
a trabajadores migrantes de países africanos vecinos. Teniendo esto presente,
no es sorprendente que Al Jazeera haya citado a un combatiente
Tuareg pro Gadafi en septiembre de 2011
diciendo: “combatir por Gadafi es como un hijo combatiendo por su padre…
[Estaremos] dispuestos a luchar por él hasta la última gota de sangre.”
Mientras los Toubou y otros grupos étnicos negros chocan con milicias
árabes, su lucha debe ser vista en el contexto de una lucha continua por la paz
y la igualdad. Además, el hecho de que deban emprender esta forma de lucha
armada vuelve a ilustrar lo que numerosos observadores internacionales
señalaron desde el comienzo mismo de la guerra: la agresión de la OTAN nunca
tuvo que ver con la protección de civiles o de derechos humanos, sino con el
cambio de régimen por intereses económicos y geopolíticos. Es un hecho,
activamente suprimido, que a la mayoría de la población, incluyendo a las
minorías étnicas negras, le va mucho peor actualmente en comparación con su
situación bajo Gadafi.
Negros, verdes, y la lucha por Libia
Sería presuntuoso asumir que las victorias militares logradas por la
resistencia Verde pro Gadafi en los últimos días serán duraderas, o que
representan un cambio irreversible en el paisaje político y militar del país.
Aunque es decididamente inestable, el gobierno títere neocolonial en Trípoli es
apoyado económica y militarmente por algunos de los más poderosos intereses del
mundo, haciendo que sea difícil de derrocar simplemente con pequeñas victorias.
Sin embargo, estos eventos señalan un interesante cambio en el cálculo en el
terreno. Indudablemente existe una confluencia entre las minorías étnicas
negras y los combatientes verdes ya que ambos reconocen que su enemigo son las
milicias tribales que participaron en el derrocamiento de Gadafi así como el
gobierno central en Trípoli. Queda por ver si una alianza formal emerge de esta
situación.
Sin embargo, si se desarrollara una tal alianza, sería un momento clave
en la continua guerra por Libia. Como los combatientes de la resistencia Verde
han mostrado en Sabha, son capaces de organizarse en el sur del país, donde
gozan de un grado mayor de apoyo popular. Se podría imaginar una alianza en el
sur que podría controlar territorio y posiblemente consolidar el poder en toda
la parte sur de Libia, creando un Estado independiente de facto. Naturalmente,
el grito de la OTAN y sus apólogos sería que se trata de una contrarrevolución
antidemocrática. Esto sería comprensible ya que su objetivo de una Libia
unificada supeditada al capital financiero internacional y a los intereses
petroleros sería irrealizable.
Hay que tener cuidado de no plantear demasiadas suposiciones sobre la
situación actual en Libia, ya que es difícil conseguir detalles dignos de
confianza. Más específicamente, los medios occidentales han tratado de suprimir
completamente el hecho de que la resistencia Verde existe, y mucho menos aún que
es activa y logra victorias. Todo esto simplemente ilustra aún mejor el hecho
de que la guerra por Libia continúa, quiera o no admitirlo el mundo.
Eric Draitser es fundador de StopImperialism.com y
analista geopolítico independiente basado en la Ciudad de Nueva York. Es
colaborador regular de Russia Today, Press TV, GlobalResearch.ca ,
y otros medios noticiosos.
Contacto: ericdraitser@gmail.com .
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