Introducción desde la página 11
hasta la página 13
La elección de este título, o, más precisamente, la negativa a emplear el
término englobador de «marxismo», traduce las premisas de nuestro
procedimiento. Trata de expresar una puesta a punto fundamental: no puede
hablarse de una teoría definida, de una doctrina ya fijada del m arxismo en el
terreno nacional, pese a las múltiples tesis y a las numerosas tomas de
posición que se reclaman, de él.
En la época de la Segunda Internacional, la ausencia de textos clásicos
hace que para los marxistas la cuestión nacional sea un terreno virtualmente
virgen. Algunos de los teóricos marxistas, confrontados con situaciones
históricas inéditas, pusieron manos a la obra: emprendieron análisis de base,
propusieron ampliaciones o innovaciones teóricas. Desembocaron en un conjunto
de clarificaciones conceptuales, de tesis, de disposiciones tácticas, de
principios programáticos y de soluciones a menudo contradictorias o
complementarias. En contra de un tenaz prejuicio, los marxistas de la época de
la Segunda Internacional no se propusieron construir ninguna teoría general ni
dar soluciones globales al problema de la nación, aplicables en todas las
circunstancias y en todo lugar, ni fijar en dogmas normativos sus respectivas
tesis.
No carece de significación el que entre los estudios dedicados a la
cuestión nacional antes de 1914 tan sólo uno utilizara el término «marxismo»,
atribuyéndose de este modo, por anticipado, una etiqueta de autenticidad. Se
trata del
texto de Stalin, que pasó a ser célebre un decenio después de su
publicación. Su autor, una vez llegó al poder, no tardó en conferir a su obra
el estatuto de la ortodoxia, de la infalibilidad.
Esta sacralización restringió especialmente el campo de las
investigaciones. Todavía hoy se atribuye una primacía absoluta a las
contribuciones de Stalin y de Lenin, que constituyen, desde luego, un punto de
llegada, pero no un punto terminal. En este mismo sentido, se olvida o se pasa
en silencio un hecho capital: su elaboración, en vísperas de la Primera Guerra
Mundial, se llevó a cabo en la estela de una larga y difícil investigación y
tras modificaciones del contexto histórico. Operó la traslación del tema,
confinado en la marginalidad, hacia el centro de las reflexiones políticas,
hasta que adquirió un estatuto teórico autónomo en el cuerpo mismo del
marxismo.
El desarrollo del pensamiento marxista en el terreno nacional no ha sido
un movimiento ideológico lineal. ¡Al contrario! La trayectoria de esta
elaboración, vinculada a menudo con las circunstancias, manchada por
generalizaciones prematuras, m arcada por acerbas polémicas, ha sido la de una
investigación en la que la clarificación, la progresión de la problemática, se
han dado en medio de la divergencia, en medio de confrontaciones violentas
entre los representantes de las distintas corrientes del pensamiento marxista.
La dialéctica de los debates no se sitúa, sin embargo, al solo nivel de
la ideología. Está anclada en el terreno mismo de la praxis. Ha sido ante la
necesidad de definir una actitud táctica, de elaborar un programa político, que
se han llevado a cabo los intentos de conceptualización, que se han modificado
o desarrollado, conservado o adaptado, soluciones apenas esbozadas por los
fundadores.
El itinerario del desciframiento de una cuestión que permaneció durante
mucho tiempo externa o conexa al pensamiento marxista (cuya realidad ha sido
sufrida pero en absoluto dominada) no es conocido más que fragmentariamente, y
aun bajo una luz particular y deformadora. Así, la aportación de Bauer no es
conocida, muchas veces, más que por su crítica staliniana, y las posiciones de
Rosa Luxemburg por el proceso que Lenin incoa contra ellas.
Nuestro trabajo trata de establecer las etapas teóricas de este
movimiento, de reinsertarlas en su contexto. ¿Cuáles fueron los puntos de
apoyo de los pensadores marxistas en el terreno nacional alrededor del cambio
de siglo; cuáles fueron los obstáculos a superar, la urgencia y la naturaleza
de los problemas a resolver? El esfuerzo que emprendemos para restituir los
datos históricos de los debates, fundamentales para la historia del marxismo,
no es ningún ejercicio de erudición. Nuestro propósito es aportar elementos de
clarificación en medio de las confusiones o los engaños que se producen bajo la
cobertura del marxismo o de su autoridad.
Hay, en particular, «neomarxistas nacionalitarios», exé- getas o epígonos
hábiles, que se proponen, en un discurso tergiversador en el que la retórica
reemplaza el pensamiento teórico, con la ayuda de citas aisladas, de
innovaciones semánticas, de juicios perentorios, adaptar a Marx a los designios
nacionalistas. La empresa justificadora adquiere las proporciones de Amédée en
la obra de Ionesco en la que el inquilino (el nacionalismo) acaba por invadir
todo el espacio (el marxismo). La ausencia o la insuficiencia de
investigaciones en profundidad facilitan estos procedimientos y contribuye a su
perpetuación.
I. El proceder de los fundadores
13
II. Dificultades conceptuales y analíticas 25
III. Las etapas de la reflexión 50
1. La puesta en marcha. Karl Kautsky y Rosa. Luxemburg 51
2. El esfuerzo de complejización: el proceder teórico de Bauer. 59
3. El proceder estratégico de Lenin
70
Georges Haupt
Georges
Haupt Rosa Luxemburgo y la cuestión nacional
Cuadernos Políticos, número 21, México, D.F., editorial Era,
julio-septiembre de 1979, pp. 75-90.
Pero fue precisamente esta idea de nación como una de las categorías de
la ideología burguesa, algo que la teoría marxista atacó más
impetuosamente, señalando que bajo consignas como "autodeterminación
nacional" -o "libertad del ciudadano", o "igualdad
ante la ley"- asoma siempre un significado deforme y limitado. En una
sociedad basada en clases, la nación sencillamente no existe en tanto que
conjunto uniforme sociopolítico. En cambio dentro de cada nación hay clases con
intereses y "derechos" antagónicos.
-R. Luxemburgo
Rosa Luxemburgo y la cuestión nacional (primera parte)
Rosa Luxemburgo La cuestión nacional (1909) (segunda parte)
Georges Haupt: vigencia de la historia del movimiento obrero y el
socialismo internacional
Hernán Camarero
El historiador y el movimiento social
El historiador y el movimiento social es el último libro preparado por
Georges Haupt, director de la colección Bibliotheque Socialiste, muerto en
1978. Como escribe el propio autor en su introducción: «Los estudios reunidos
en este volumen son el producto de un combate por la historia obrera, iniciado
hace dos decenios.» Un comba- te que tuvo que librar permanentemente en dos
frentes. En primer lugar, contra aquellos para los que el movimiento obrero ha
estado excluido siempre de la historia oficial; y si en estos últimos años la historia
obrera ha adquirido el derecho a entrar en la universidad, no ha encontrado en
ella más que un lugar en la última fila. En segundo lugar; contra la
historiografía oficial de las organizaciones obreras, dominadas durante
decenios por la política y el pensamiento «estalinistas», que ha reescrito cien
veces la historia en función de sus necesidades del momento y ha: transformado
los archivos en prisión y a los historiadores en vigilantes jurados.
Para Georges Haupt, «no hay elección posible, ni compromiso alguno entre la exigencia del momento y la verdad histórica». No hay, pues, otra vía para el historiador que la de este doble combate. Su objetivo: restituir al movimiento obrero su historia y hacer que la asimilen las nuevas generaciones de militantes, pero no por ese «culto reaccionario al pasado» que denunciaba Marx, sino porque «el proletariado no tiene más maestro que la experiencia histórica».
Los estudios reunidos en este volumen proporcionan a la vez la ilustración de un método («Por qué la historia del movimiento obrero») y análisis detallados de ciertos fenómenos históricos (como por ejemplo «La Comuna como símbolo y como ejemplo» o «La irradiación de la socialdemocracia alemana en el sudeste europeo»). Este libro aporta un importante grano de arena aun combate que no hace más que comenzar y nos hace valorar la riqueza de la contribución de Georges Haupt.
Para Georges Haupt, «no hay elección posible, ni compromiso alguno entre la exigencia del momento y la verdad histórica». No hay, pues, otra vía para el historiador que la de este doble combate. Su objetivo: restituir al movimiento obrero su historia y hacer que la asimilen las nuevas generaciones de militantes, pero no por ese «culto reaccionario al pasado» que denunciaba Marx, sino porque «el proletariado no tiene más maestro que la experiencia histórica».
Los estudios reunidos en este volumen proporcionan a la vez la ilustración de un método («Por qué la historia del movimiento obrero») y análisis detallados de ciertos fenómenos históricos (como por ejemplo «La Comuna como símbolo y como ejemplo» o «La irradiación de la socialdemocracia alemana en el sudeste europeo»). Este libro aporta un importante grano de arena aun combate que no hace más que comenzar y nos hace valorar la riqueza de la contribución de Georges Haupt.
[Libro] El
historiador y el movimiento social
Georges Haupt
Índice
INTRODUCCION:
HISTORIA E INTERNACIONAL 1
1. ¿POR QUE LA HISTORIA DEL MOVIMIENTO OBRERO? 9
2. LA COMUNA COMO SIMBOLO Y COMO EJEMPLO 35
I. La Comuna como símbolo 39
II. La Comuna como ejemplo 49
3. LENIN, LOS BOLCHEVIQUES Y LA II
INTERNACIONAL 65
I. Los
bolcheviques en la Internacional: ¿confianza u hostilidad declarada? 70
II. El
viraje: el problema de la Unidad en el BSI
76
III La
situación de los bolcheviques en la Internacional en víspera de la primera
guerra mundial 85
4. EL PARTIDO- GUIA: LA IRRADIACION DE LA
SOCIALDEMOCRACIA ALEMANA EN EL SUDESTE EUROPEO 103
5. ¿GUERRA O REVOLUCION? LA INTERNACIONAL Y LA
<<UNION SAGRADA>> EN AGOSTO DE 1914 146
6. GUERRA Y REVOLUCION EN LENIN 180
7. GRUPOS DIDIGENTES INTERNACIONALES DEL
MOVIMIENTO OBRERO 207
I. El
momento nacional 220
II. La
dinámica de alternancia de los tipos de dirigentes y grupos de dirigentes
grupos de dirigentes internacionales 223
III. El factor personal 226
Los marxistas y la cuestión nacional (Haupt, Löwy y Weill, 1982
J.
Stalin EL MARXISMO Y LA CUESTIÓN
NACIONAL
Escrito: Viena,
enero de 1913
Anton
Pannekoek Lucha de clase y nación 1912
James Connolly
James Connolly
1897
- Socialismo y nacionalismo ( Shan Van Vocht ,
enero)
- Patriotismo y trabajo ( Shan Van Vocht ,
agosto)
- Socialismo y nacionalismo irlandés ( L'Irlande
Libre , París)
Historia-debate: “el bolchevismo” y la revolución rusa*
Mar, 25/07/2017 - 17:54 — Raúl Perea
Con la revolución de febrero de 1917, que tomó por
sorpresa a Lenin, llegó el momento de aplicar la teoría que, junto con la
praxis, pasarían a ser la piedra angular del bolchevismo.
La
revolución rusa
No es una visión doctrinaria, sino el análisis de las relaciones de
fuerza y el afán de eficacia los que entonces guiaron a Lenin al escoger los
modos concretos de llevar a cabo el proyecto revolucionario. Reingresando a
toda prisa [desde Suiza] a Rusia en el famoso “vagón sellado” que rápidamente
fue utilizado para acusarlo de complicidad con Alemania, encuentra que el
estado mayor bolchevique se enfrenta con tal situación tal que es invadido por
la incertidumbre.
Lenin se enfrenta entonces con sus propios camaradas para hacer adoptar
el análisis de la situación y el programa de acción del bolchevismo que formula
en la Tesis de abril:
Lo que hay de original en la actual situación de Rusia, es la transición
de la primera etapa de la revolución, que ha dado el poder a la burguesía a
causa del insuficiente grado de conciencia y de organización del proletariado,
a su segunda etapa que debe dar el poder al proletariado y a las capas pobres
del campesinado [...]. Esta situación original exige que sepamos adaptarnos a
las especiales condiciones de trabajo del partido en el seno de la inmensa masa
proletaria que acaba de despertar a la vida política.
En el torbellino revolucionario, el bolchevismo estuvo lejos de ser homogéneo.
Las profundas divergencias surgidas en sus filas aislaron frecuentemente a
Lenin, incluso en octubre de 1917, cuando juzga llegada la hora de la conquista
del poder.
* En marzo de 1917, el partido bolchevique, desorganizado por la guerra,
contaba solamente con 5000 militantes. Iako Sverdlov (1885-1919, de apellido
Izrailevitch, había adherido al POSDR en 1903, fue arrestado en numerosas
ocasiones y participa en la revolución de 1905) se revelará como el gran
artesano de su reorganización, y sabrá convertirlo en un instrumento eficaz y
disciplinado, según el modelo definido desde 1902. Al mismo tiempo, la adhesión
de Trotsky y de sus amigos refuerza su Estado mayor.
De temible adversario, Trotsky pasa a ser el brillante segundo de Lenin y
el organizador de las jornadas de Octubre. Aporta también al bolchevismo una
ampliación doctrinaria. En efecto, la concepción a la cual Lenin había adherido
hasta 1917 era la instauración de “la
dictadura democrática revolucionaria de los obreros y los campesinos” en
Rusia. Sin embargo, la guerra mundial marcará una nueva evolución; en efecto,
el desarrollo de los acontecimientos, sobre todo después de la revolución de
Octubre, tenderá, muy al contrario las previsiones y planes de Lenin, a la
construcción de un “Estado socialista”.
Y, debido a este hecho, la inicial concepción leninista se transformará y se
aproximará a la visión estratégica general de Trotsky, formulada desde 1905, de
“dictadura del proletariado” e
inmediato pasaje a la revolución socialista, conocida como teoría de la “revolución permanente”.
Pero, en Rusia, pasar a la revolución socialista sólo podía concebirse en
el marco de una revolución mundial. Y esta empresa, había pasado a colocarse
estar el orden del día debido a la crisis revolucionaria abierta por la guerra
y que, según el análisis leninista, era una crisis del conjunto del sistema
imperialista. La revolución rusa se revela entonces como el punto de partida y
base de la revolución mundial. Esta subordinación era el fundamento doctrinario
de la estrategia interna y externa del bolchevismo en los primeros años de la
conquista del poder.
Lenin establece entre ellas una relación dialéctica a lo largo de ásperas
discusiones sobre estrategia del bolchevismo tras las negociaciones de
Brest-Litovsk: es preciso salvar a toda costa el poder de los soviets para
preservar la base de la revolución mundial, pero no debía subordinarse el
desarrollo de la revolución a la consolidación de esta base. El rol de los
bolcheviques consistía sobre todo en dar impulso y acelerar el proceso se la
revolución en los países más avanzados en que el capitalismo había creado las
bases económicas y las fuerzas sociales para el socialismo.
El
bolchevismo en el poder
* La revolución de 1917 marca el gran viraje en la historia del
bolchevismo. En primer lugar, lo hizo conocido, tanto en Rusia como en todo el
mundo. Para las masas populares rusas sublevadas, la palabra bolchevismo
“toma el valor de una bandera, de un emblema [...]. A la palabra
“bolchevismo” se asocia la noción de fuerza, a la palabra “menchevismo” la de
debilidad” (Berdiaev).
El partido fue consciente de esto: abandonando la denominación de
social-demócrata, convertida en sinónimo de “no revolucionaria”, tomó el nombre
de comunista, tal como Marx y Engels en 1848, pero se agregó la palabra
bolchevique como denominación oficial. A nivel internacional, esta palabra
desconocida asumió muy rápidamente el significado de un símbolo.
En una Europa que trataba de reencontrarse y que estaba, tras cuatro años
de guerra, en plena fermentación, el bolchevismo aparece como fuerza capaz de
regenerar la sociedad enferma: la dureza del lenguaje y el estilo de la acción
revolucionaria de Lenin seducen. Según palabras de Rosa Luxemburgo, crítica sin
embargo de Lenin y su práctica, en 1918, “el bolchevismo se ha
convertido en sinónimo de socialismo revolucionario práctico”.
* Lenin no reivindicaba una vocación internacional especial para el bolchevismo,
y tampoco el leninismo aparece como una doctrina acabada para la revolución
mundial. Resueltamente internacionalista y profundamente revolucionario, Lenin
se empeña en hacer triunfar lo más rápidamente posible la revolución
proletaria, al menos en algunos de los principales países europeos. Esto les
parece a los bolcheviques una necesidad vital, condición sine qua non del
éxito de la empresa. La Internacional Comunista (la Tercera Internacional) fue
creada en marzo de 1919 teniendo en vista la realización de ese objetivo. Intenta elaborar un concepto de la
revolución con modalidades concretas que unieses la revolución proletaria
y la lucha de liberación de los pueblos coloniales en un único proyecto que
desembocase en una estrategia común. Una estrategia que nunca dejó de ser
ambigua, debido al hecho de ser el resultado de una teoría y de una praxis que
no tenían muy en cuenta las realidades de Occidente y de Oriente.
* Pero es con la modificación de la función y la estructura del
bolchevismo luego de la toma del poder que se produce el giro decisivo. No se
trataba ya conquistar el poder, sino de hacer funcionar a la dictadura del
proletariado como método de gobierno de la revolución victoriosa, en
condiciones de aislamiento que sin embargo parecían temporarias.
En agosto de 1917, Lenin ataca en El Estado y la Revolución un problema al que concedía una
gran importancia tanto “desde el punto de vista teórico como del punto de vista
de la política práctica para la revolución proletaria”. En la senda de Marx,
pone el acento en la necesidad de tirar abajo el aparato opresivo del Estado
burgués. ¿Con que debería ser reemplazado tras la victoria de la revolución
proletaria? Lenin se basa en la experiencia de la Comuna de París, que estudia
con una óptica muy sistemática. En Rusia, esa función debería ser asumida por
los soviets (consejos de diputados de los soldados, de los obreros y de los
campesinos), creación espontánea de las masas, durante la revolución de 1905,
que resurge en 1917 y posee una sólida implantación en el pueblo. Pero el
problema del ejercicio del poder plantea, en vísperas de la victoria de los
bolcheviques, una cuestión cuyas implicaciones a largo plazo revelaron ser de
gran alcance: ¿gobierno de coalición formado por representantes de todos los
partidos socialistas, o gobierno monolítico sólo de los victoriosos
bolcheviques? Este conflicto de dimensión histórica provoca la renuncia de
quienes habían sido los principales colaboradores de Lenin en el exilio,
Kamenev y Zinoviev, y la publicación en el periódico de Gorky de una
advertencia de un viejo bolchevique, Solomon Abramovitch Lozovski: “por fuera
de un gobierno de coalición, no existe más que una sola vía para conservar un
gobierno puramente bolchevique: el terror político”. [Lozovski adopta
después el curso político Stalin, pasa a ser el Secretario de la Internacional
Sindical Roja desde 1921 hasta 1937; a fines de los años 1940 es atacado por la
dirección estalinista en el marco de una campaña antisemita, arrestado,
torturado, y liquidado en agosto de 1952, como muchos intelectuales judíos,
durante la llamada “noche de los poetas asesinados”.]
* Este debate seguiría abierto incluso después que los representantes de
los socialistas revolucionarios de izquierda hubieran sido asociados al
gobierno. Esta experiencia pluralista fue por otra parte de corta duración;
terminó en el verano de 1918, después de Brest-Litovsk [el acuerdo de paz]:
habiendo denunciado la coalición, su partido, ahora hostil, fue prohibido,
luego aplastado.
La asimilación de partido único al ejercicio de la dictadura del
proletariado pasó a ser rápidamente un punto doctrinario. Originalmente, los
problemas se plantearon debido a circunstancias excepcionales, pero estas
ejercieron una influencia política y social determinante, al favorecer e
incluso en definitiva, al condicionar la orientación de la praxis. Esta
circunstancia fueron las de la Guerra civil, las severas exigencias del
“comunismo de guerra” que acentuaron las tendencias centralizadoras y
condujeron a poner un acento muy fuerte en la disciplina. La partida de los
obreros revolucionarios hacia el frente priva a los hobbies de sus elementos
más conscientes. El partido sustituye a los hobbies en el ejercicio del poder.
Éste será uno de los grandes temas de las profundas divergencias que surgieron
en el seno del bolchevismo en 1920, desde que la cuestión del restablecimiento
de un funcionamiento “normal” pasará al orden del día.
* La “oposición obrera” en el interior del Partido Comunista ruso,
constatando la degradación de la situación y el peligro de una dictadura
burocrática, reclama la aplicación de los principios de la democracia obrera,
tanto en el partido como la vida económica y social del país. Se trataba de un
rechazo a la identificación partido-proletariado, que lleva a la dictadura de
una minoría manejando los recursos del aparato. Al concepto de hegemonía del
partido se oponía el concepto de hegemonía del proletariado, es decir la
afirmación del rol dirigente de una clase, el proletariado, capaz de
comprometer la sociedad sobre un nuevo camino, hacerla progresar y realizar la
democracia integral. De hecho, lo que reclamaba la “oposición obrera” era la
democracia interna en el marco del partido.
En el X Congreso del Partido Comunista, esas tesis fueron derrotadas. La
plataforma de Lenin salió victoriosa. La misma preveía una estrecha
subordinación de los sindicatos y del aparato del Estrado al partido. La
oposición no fue solamente “desplazada”; el congreso marca también un viraje
decisivo y un desenlace en la evolución del bolchevismo. Se prohibió la
constitución de tendencias basadas en una determinada plataforma, reforzándose
así el poder ya considerable de la jerarquía del partido. El alcance de esta
resolución de Lenin despierta muchas interpretaciones.
Algunos analistas la consideran un desenlace lógico, para otros son
medidas dictadas por una coyuntura de extrema gravedad, dado que Lenin, ya
enfermo, seguía siendo realista, y estaba atormentado por los peligros de la
burocracia. Pero su preocupación fundamental era mantener la unidad del
partido. En sus preocupaciones, el reflujo de la revolución mundial y, en
consecuencia, el aislamiento de la Rusia soviética pasan al primer plano. Para
paliar los peligros de este aislamiento y salir del marasmo económico en el que
se debatía el país, Lenin busca una vía de repliegue con la introducción en
Rusia de un nuevo sistema económico conocido con el nombre de Nueva
Política Económica (NEP) que constituía una concesión al campesinado.
Pero lo que para Lenin no era más que un retroceso táctico, pasó a ser una
realidad estratégica para sus sucesores. El “socialismo en un solo país”,
proclamado por Stalin, constituye su más auténtica expresión.
* A partir de entonces, la palabra bolchevismo se carga entonces
un nuevo sentido, convirtiéndose en la manera de designar la interpretación
estalinista del leninismo. Stalin ya no busca conciliar la vocación
nacional y el deber internacional del bolchevismo. Sistematiza al leninismo de
tal manera que confiera a su interpretación un valor normativo internacional;
elabora una doctrina que permite simultáneamente eliminar a sus adversarios y
mantener firmemente en sus manos al omnipotente aparato del partido. Para él,
el partido no es solamente la suma de las organizaciones de la clase obrera,
sino “el sistema único dirigido por un organismo central”, encargado de
mantener y de extender la dictadura del proletariado, cuyo instrumento
constituye.
La existencia de fracciones evidentemente es incompatible con la
disciplina de acero del partido. Pero, además, Stalin convierte en ley el
axioma “el partido se fortalece
depurándose de los elementos oportunistas”. Y en nombre de la
bolchevización y del reforzamiento de la lucha de clases que acompaña la
construcción del socialismo él emprende las purgas que primero golpearon a
adversarios ya vencidos, la vieja guardia bolchevique, y luego desembocaron, en
los años 30, en un terror ejercido indiscriminadamente.
* Fue con el eslogan de la bolchevización que la Internacional Comunista y
sus secciones nacionales fueron depuradas de todas las fracciones que se
oponían a la metamorfosis del Estado mayor de la revolución mundial y al cambio
del principio leninista de “subordinación
de la lucha proletaria nacional a los intereses de la lucha a escala
internacional” en una subordinación del movimiento revolucionario a los
intereses del “país de socialismo victorioso”.
Las preocupaciones nacidas de la lucha en el seno del partido ruso entre
Stalin y la Oposición de Izquierda animada por Trotsky primero, y después entre
Stalin y el “bloque de derechas” de Bujarin dominaron la política de la
Internacional.
Si bien la revolución y la lucha contra el imperialismo continuaron
alimentando el vocabulario, la revolución mundial fue relegada al rango de un
mito, y la Internacional Comunista fue conducida al fracaso y a la
desaparición. Su disolución en 1943 no hizo más que consagrar un estado de
hecho.
* Las vicisitudes del término “bolchevismo” no están ligadas solamente a
las vicisitudes de la revolución mundial frustrada y las mutaciones sufridas
por la sociedad soviética. La palabra bolchevismo pasó a ser, después de 1920,
la palabra clave de una mistificación; en las cruzadas anticomunistas, en el
sistema doctrinario nazi, en el vocabulario de Hitler, el antibolchevismo
ocupara un lugar central y servirá de pantalla para justificar al fascismo.
* Selección
del artículo publicado en dos entregas por Alencontre los días
10 y 11 de mayo de 2017. Traducción del francés de Aldo Casas.
·· Georges
Haupt nació en una familia de la burguesía judía de Europa central, debido a lo
cual participo desde niño en diversas culturas. Toda su familia desapareció en
los campos hitlerianos. Pasó su adolescencia en Auschwitz. Tras la liberación,
de regreso a su Transilvania que había pasado a ser rumana, comienza los
estudios superiores y luego ingresa a la Universidad de Leningrado, donde
defiende una tesis sobre las relaciones entre revolucionarios rusos y rumanos
en la segunda mitad del siglo XIX. Entre 1953 y 1958, al mismo tiempo que daba
clases en la Universidad de Bucarest y animaba la revista Studii,
dirige la sección de Historia moderna y contemporánea en el Instituto de
Historia de la Academia de Ciencias. Formado en el marxismo por algunos
maestros soviéticos que admiraba, no dejó de ser muy sensible a las represiones
estalinistas y la amenaza de encierro intelectual del estalinismo. En estas
condiciones, en 1958 se muda de Bucarest a París, con el deseo también de
clarificar el movimiento y las ideologías socialistas con minuciosa erudición y
amplitud de criterios. La confianza de Camille Huysmans le abrió los archivos
del Buró Socialista Internacional (Segunda Internacional), su conocimiento de
los fondos de archivos de toda Europa le permitieron sostener, a partir de
1962, con la dirección de Ernest Labrousse, una tesis sobre la Segunda
Internacional. Ese mismo año ingresa al comité de redacción de Mouvement
Sociale, el año siguiente al de Cahiers du monde russe et
sovietique. Director de estudios en la EHESS (París) y a partir de 1969,
director del Centro de estudios sobre la URSS y Europa Oriental. A partir de
1976, enseña episódicamente en Vincennes y, durante varios años, en la
Fundación Nacional de Ciencias Políticas. Había adquirido la nacionalidad
francesa, pero sus investigaciones y la docencia lo llevaron frecuentemente a
los Estados Unidos (especialmente a la Universidad de Madison), a Gran Bretaña,
a Italia (donde condujo un ciclo de estudios en la fundación Lelio y Lisli
Basso, a Austria y Alemania, a Canadá y a Suiza, a Hungría y Bulgaria. Lo
golpeó la muerte en el aeropuerto de Roma, el 14 de marzo de 1978, cuando
estaba volviendo a París. Tenía sólo 50 años. Debemos esta breve biografía a Madeleine
Rébérioux (1920-2005).
V. I. Lenin: Las tareas del proletariado en la presente revolución
("Tesis de abril")
Vladimir Ilich Lenin. Las tareas del proletariado en la revolución actual
[También conocido como Las Tesis de Abril]
El último "Testamento" de Lenin o Carta al Congreso del Partido
Comunista de Rusia bolchevique
Juan Andrade. El " concepto nacional" del [libro] La Revolución
Española, día a día (1936-1937)
Rosa Luxemburgo Cuestiones organizativas de la socialdemocracia rusa
[¿Leninismo o marxismo?] (1904)
Juan Andrade Nuestra bandera
El proletariado y el problema de Cataluña, "El Soviet" nº 4, 12
mayo 1934
Claudio Albertani. La tragedia de León Trotsky
ResponderEliminarhttp://eljanoandaluz.blogspot.com.es/2016/11/claudio-albertani-la-tragedia-de-leon.html
Rosa Luxemburgo. La Revolución en Alemania de noviembre de 1918 y la Revolución en Rusia de octubre de 1917
http://eljanoandaluz.blogspot.com.es/2016/11/rosa-luxemburgo-la-revolucion-en.html
Historia social del movimiento obrero europeo. Wolfgang Abendroth
ResponderEliminarhttp://eljanoandaluz.blogspot.com.es/2014/05/historia-social-del-movimiento-obrero_15.html
Luxemburgo, una Rosa roja para el siglo XXI
ResponderEliminarhttp://eljanoandaluz.blogspot.com.es/2014/05/luxemburgo-una-rosa-roja-para-el-siglo.html
Franz Mehring Karl Marx: La historia de su vida (1918)
ResponderEliminarhttps://www.marxists.org/archive/mehring/1918/marx/index.htm
Marx Historia de su vida por Franz Mehring
Prólogo de Luis Matini
Incluye análisis de El Capital a cargo de Rosa Luxemburgo
http://www.elsoca.org/pdf/libreria/Karl%20Marx,%20historia%20de%20su%20vida-Mehring.pdf
Karl Marx La guerra civil en Francia- La Comuna de París
ResponderEliminarhttp://eljanoandaluz.blogspot.com.es/2016/06/karl-marx-la-guerra-civil-en-francia-la.html
F. Engel Carta a FRANZ MEHRING
ResponderEliminarEn Berlín
Londres, 14 de julio de 1893
https://www.marxists.org/espanol/m-e/cartas/14-vii-93.htm
Rosa Luxemburgo Carta A FRANZ MEHRING
ResponderEliminarEscrito: 27 de febrero de 1916.
https://www.marxists.org/espanol/luxem/1916/2/letters.htm
Rosa Luxemburgo. El folleto Junius: La crisis de la socialdemocracia alemana. 1915
ResponderEliminarhttp://eljanoandaluz.blogspot.com.es/2016/12/rosa-luxemburgo-el-folleto-junius-la.html
J. Rosa Luxemburg y la cuestión nacional
ResponderEliminarUna semana con "Junius" (3). La última tarea definida por Rosa Luxemburgo en "Principios rectores para las tareas de la socialdemocracia internacional": liberar al proletariado de la ideología nacionalista.
http://comprendreavecrosaluxemburg2.wp-hebergement.fr/category/rosa-luxemburg-et-la-question-nationale/
Lenin y Trotsky: la consigna los Estados Unidos de Europa, el socialismo en un solo país y el capitalismo de Estado
ResponderEliminarhttp://eljanoandaluz.blogspot.com.es/2016/05/lenin-y-trotsky-la-consigna-los-estados.html
León Trotsky: El derecho de las naciones a la autodeterminación
ResponderEliminarhttp://kaosenlared.net/leon-trotsky-derecho-las-naciones-la-autodeterminacion/
León Trotsky
El derecho de las naciones a la autodeterminación
Escrito: Mayo de 1917
https://www.marxists.org/espanol/trotsky/1910s/19170500.htm
Rosa Luxemburgo: Utopías pacifistas - Estados Unidos de Europa 1911
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Georges Haupt Los marxistas frente a la cuestión nacional: La historia del problema.
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El historiador y el movimiento social
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