Copiado del Libro Juan Andrade, La revolución
española día a día. Edita: Editorial Nueva era y publicaciones trazo.
177
“La Batalla”,
6 de marzo de 1937
A las nuevas
generaciones obreras, sobre todo a las que forman en las filas del comunismo
oficial, se les educa en una mentalidad y costumbres en contradicción con el
espíritu profundo que informó las corrientes socialistas en su iniciación, en
su iniciación, e incluso a primeras de siglo. Se decía de la socialdemocracia
alemana antes de la guerra, que no había podido librarse de estar impregnada de
cierto espíritu prusiano. Rosa Luxemburgo se elevó reiteradas veces contra el
sentido jerarquizado que inyectaban los dirigentes de la socialdemocracia en
las filas de los militantes. Fue esta orientación la que hizo posible la
traición del socialismo alemán de la II Internacional al estallar la guerra de
1914. Después, al terminar ésta, se dieron todas las condiciones objetivas para
el triunfo de la revolución; pero el espíritu pequeñoburgués en que había sido
inspirado el proletariado, el respeto a un concepto rígido sobre la autoridad
de los jefes, permitió que éstos actuasen libremente en contra de los intereses
revolucionarios de la clase obrera.
El fascismo
pone en tensión y actividad el potencial de espíritu gregario que existe en las masas. Anima y disciplina este instinto de sometimiento
voluntario a autoridades superiores, lo cubre espectacularmente con
organizaciones especiales y formaciones uniformadas y se capta la voluntad, la
solidaridad o la complicidad de grandes masas de ciudadanos. Incluso la
decoración moderna juega un gran papel en la reanimación proselitista de las
multitudes, a las que se les somete de esta manera, indirectamente, a una
verdadera esclavitud espiritual y económica. Una juventud educada de esta
forma, se convierte en servidora de los charlatanes que quieren explotarla.
El
socialismo es, en su concepción auténtica, una tendencia hacia la libertad
total del individuo. La concepción final del anarquismo es también una
aspiración nuestra, pero nos diferenciamos en los medios y en la táctica para
llegar a ella. El comunista consciente se resiste a aceptar formas que le
conviertan en un autómata fiel a las órdenes de equipos superiores, sin que se
le dé la posibilidad de intervenir en su elaboración. Admite la disciplina,
pero voluntaria y conscientemente y cuando surge como consecuencia de una
propia convicción.
El comunismo
oficial, valiéndose de los poderosos medios que posee y del prestigio que
todavía la proyecta sobre él la revolución rusa, alimenta también en las masas
el espíritu gregario hasta sus mayores extremos, incurriendo incluso en la
caricatura. En este caso, como en todos,
esta táctica está al servicio de finalidades esencialmente políticas.
Estableciendo como norma de conducta de los militantes un acatamiento ciego,
acostumbrándoles a la obediencia por la obediencia en sí, se estrangula todo
espíritu crítico y no se fomenta el interés por investigar la verdad. Se inutiliza
a los militantes, mediante una educación refinadamente preparada, para toda
compresión y análisis de los problemas de manera distinta a como sus jefes
superiores los interpretan.
El mayor
caudal moral del socialismo revolucionario ha sido siempre la verdad, por la
cual ha luchado, y la ha proclamado constantemente entre los trabajadores. El engaño, la deformación de la verdad y la
calumnia han sido en todas las épocas armas de que se ha venido la
burguesía para combatir a los elementos más progresivos del proletariado. En
este aspecto, como en todos, los marxistas revolucionarios independientes
seguimos la conducta y las enseñanzas de nuestros precursores y permanecemos
leales al sentido que ellos imprimieron al movimiento liberador del
proletariado. Cuando se acude el engaño, no ya sólo individual, sino colectivo,
es que no se tiene toda la confianza necesaria en las propias concepciones. Y
mucho más grave es, en lugar de hacer de los trabajadores seres independientes,
amantes de su libertad, alimentar y fomentar el espíritu gregario que permita
hacerles comulgar con ruedas de molino.
El
stalinismo ha substituído la discusión por la vociferación calumniosa.
Aprovechan sus grandes medios materiales para difundir la calumnia contra sus
adversarios, calumnia que fuerza a sus más extremos límites, para que entre la
exageración y la verdad haya ingenuos que se queden en un término medio y
lleguen a la conclusión de que “hay algo
en lo se dice”.
En cierto
aspecto, los stalinianos y stalinizantes emplea en su propaganda y en la
actuación política proselitista, métodos fascistas espectaculares, de
multitudes uniformadas y movidas por grandes generalizaciones divulgadas por
una fraseología abstracta. Pone en toda tensión el espíritu gregario de las muchedumbres,
lo mismo que las monarquías con sus fastuosas fiestas y paradas militares y que
el fascismo con sus enormes concentraciones, desfiles, actos conmemorativos de
las fechas “nacionales”. A esas muchedumbres confundidas se las hace, por vía
directa o indirecta, cómplices o protagonista de la persecución contra las
minorías progresistas.
No es fácil
mantener en el engaño mucho tiempo a la gente, como tampoco lo es explotar su
sentimiento jerarquizado y su espíritu gregario. Ahora bien, pero es muy grave
que elementos que se estiman como sinceramente revolucionarios acepten como
buenas, semejantes tácticas. Una juventud educada en estas normas, sería ya una
juventud en decrepitud porque surgiría a la vida política con todas las taras
de la vieja sociedad, por cuya anulación lucha.
“La Batalla”,
6 de marzo de 1937
Cartel de
las Juventudes Socialistas Unificadas [JSU] (comunistas) denunciando al POUM
como “fascista”.
En este
documento explico la segunda campaña de difamaciones y calumnias contra el
POUM, con respecto a George Orwell.
ÍNDICE
NOTAS
POLITICA DIARIAS
La verdad
significación de la reunión del parlamento 19
A pesar de
la revolución persiste la vieja burocracia 23
El mando
único y el control político de las milicias combatientes 25
Se ha
reunido el Parlamento del 16 de febrero 27
Para los
militantes comunistas sólo deberes sin derechos. 31
La unidad
sindical es ahora más posible que nunca 33
El problema
de los evacuados y el problema de estos 35
La
significación del mitin del Gran Price 39
Sobre las
alusiones frecuentes a un gobierno fuerte 41
Sigue
planteado el problema del mando único 43
Los
camaradas extranjeros en la Revolución Española 45
El “calumnia
que algo queda”, o una táctica desacreditada. 49
La propuesta
de armisticio y el deseo de estrangular nuestra revolución 51
La actitud
de la CNT es la solución de la crisis 53
Acerca del
carácter y la significación del nuevo consejo de la Generalidad 55
La crisis de
la Generalidad y el movimiento revolucionario internacional
57
¿Es que las
fracciones obreras renuncian a la libertad de crítica? 59
Sobre la
educación política de los nuevos adherentes a las organizaciones
obreras 61
No se trata
de un prurito sino de un problema político 63
Llevar la
guerra hasta el fin significa ultimar la revolución social 65
La prensa
debe estar, exclusivamente, al servicio de los intereses revolucionarios
67
Los nuevos
órganos de expresión revolucionaria y los parlamentos 73
Hay que
contener las actividades de los grupos incontrolados; pero también hay que
impulsar la revolución 75
El balance
del año 77
Las
aspiraciones políticas de los combatientes
79
Las
revoluciones ofrecen también sus peligros posteriores 81
Solidaridad
proletaria internacional en torno a nuestro partido 83
Las fuerzas
coactivas definen el carácter del régimen
85
La
intervención germano-italiana en España
87
Unidad
política y unidad sindical 89
Los
demócratas burgueses quieren sobrevivir
91
La calumnia
como arma burguesa 93
La admisión
de nuevos militantes en las organizaciones obreras 95
Por un nivel
de vida de guerra 99
Odios
imposibles 101
Los
anarquistas en la revolución 105
De la teoría
a la práctica anarcosindicalista 107
De la
comprensión a la acción 109
Contrarrépublica 111
Filtraciones
burguesas 113
Unidad
sindical 115
Se
intensifica la ofensiva 119
Jóvenes y
viejos 121
Voluntarios
extranjeros 123
Ambiente
valenciano 125
Artículo de
Prieto 127
Censura
“proletaria” 129
Ejemplo
malagueño 131
Primer
paso 133
Ganar una
guerra 135
En torno a
Málaga 137
Posición
clara 139
Solidaridad
tácita 141
Más sobre
Málaga 143
Moral de
guerra 145
Unidad
sindical 147
Intervención
internacional 149
La guerra es
la guerra 151
Hegemonía
proletaria 153
Selección de
mandos 155
Actividad
militante 157
Aliados
naturales 159
Conjunción revolucionaria 161
Defensa de
la revolución 163
Unificación
sindical 165
Hablar
claro 167
Absorción
intolerable 169
¡Madrid,
Madrid! 173
Nuestra bandera 175
Espíritu
gregario 177
Desaliento
fascista 179
Frente revolucionario 181
Concepto de
responsabilidad 183
Revolución y
retaguardia 185
La columna
de hierro 187
¡Atención a
Madrid! 189
Ofensiva
italiana 191
El partido
en pie 193
Imperialismo
fraccional 195
Responsabilidad
revolucionaria 197
Reanimación
proletaria 199
Ocho
meses 201
Nacionalización
de extranjeros 203
Quinta
columna 207
Reivindicaciones
inmediatas 209
Saturación
fraccional 211
Partido y
sindicatos 213
Gobierno
fuerte 215
Discrepancias
socialcomunistas 217
Problemas
vitales 219
Ofensivas
económicas 221
Continuamos
igual 225
Habla
Araquistain 227
Sondeos de
paz 229
Revolución o
contrarrevolución 231
Cuestiones
fundamentales 233
14 de
Abril 235
Frente revolucionario 237
Disolución
significativa 239
Manifestaciones
contrarrevolucionarias 241
Pactos y
conductas 243
Respuesta
proletaria 245
“CNT-POUM” 247
Vigilancia
Revolucionaria 249
“La
Batalla”, 2 de mayo de 1937
COMENTARIOS
Lenin y
el Leninismo
La
composición social de los dirigentes fascistas 269
Solidaridad
criminal 271
Burócratas
satisfechos 273
La crisis
periódicas de la Generalidad 275
NOTAS 279
PROBLEMAS
DE LA REVOLUCION Y DEL MOVIMIENTO OBRERO
Lenin y la
guerra 285
Marxistas
revolucionarios y anarquistas en la Revolución Española 293
Algunos
capítulos del [Libro] El POUM en la historia (Andreu Nin y la revolución
española
Algunos
artículos del [Libro] La Nueva Era. Antología de una revista revolucionaria.
1930-36
Notas de
lectura del libro (El POUM: Revolución en la Guerra Civil Española) de
Wilebaldo Solano
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