Por Marat
EL GOBIERNO DE COALICIÓN O EL NUEVO ZAPATERISMO: SOCIAL EN LOS SIGNOS,
LIBERAL EN LA PRÁCTICA
Por Marat
A estas
alturas dar especial atención a las incoherencias de Sánchez y sus insomnios y
de Iglesias y sus desconfianzas hacia Sánchez frente al ultrarápido abrazo de
Vergara es jugar en el campo que le interesa al capital y a los partidos que no
formarán gobierno, el de la politiquería, la espuma de los días, en palabras de Boris Vian, que oculta el movimiento más
profundo de las aguas.
Lo primero
que supimos del acuerdo exprés es que no se habló de cuestiones programáticas.
Fue un viejo intelectual político, Tierno Galván, el que señaló hace muchos años
que “las promesas electorales
están para no ser cumplirse”. Pero
cuando ni siquiera tuvieron en la breve campaña electoral del 10-N relevancia
alguna, ni en los mítines ni en los debates televisivos, y no se planteó en la
gran noticia del acuerdo de gobierno de izquierdas (sí izquierda, porque la
izquierda es la realmente existente, no la que quiere que sea el izquierdista
con sentimiento de cornudo apaleado por ella) cuestión programática alguna,
hubieran debido saltar todas las alarmas desde una perspectiva de clase. Pero
como en la izquierda no existe tal cosa, salvo la de ciertos sectores de la mal
llamada clase media que piensa en clave ideológica de clase media real, lo que
ha sonado es el discurso conservador del secretario general del PSOE y
Presidente en funciones preocupado por dar estabilidad al país, y una mezcla de
“alarma antifascista” y atención a la justicia social por parte de Iglesias
para explicar las razones por las que ha mutado desde el sentirse traicionado a
asumir, sin tiempo de negociar cuestiones de relevancia política real, su
anhelada entrada en el ejecutivo “socialista”.
Pero si no
fuera suficiente para desconfiar del programa oculto sobre el que sin duda hay
ya acuerdos, siquiera bosquejados, la carta de Iglesias a los
inscritos de Podemos debiera ser lo bastante significativa respecto a cuál será la orientación
programática del futuro gobierno de coalición.
En una
especie de encíclica a los fieles, Iglesias ya no afirma que el cielo se tome
por asalto (la expresión de Marx aludiendo a la necesidad de tomar por la
fuerza y destruir el aparato del Estado burgués para sustituirlo por uno de la
clase trabajadora) sino “con perseverancia” lo que, traducido
al momento político español, significa mediante el BOE o, lo que es lo mismo,
ya no tomando el Estado capitalista sino ocupando marginal (solo algún ministerio)
y temporalmente (lo que da de sí el período hasta que una crisis de gobierno le
saque de él o unas elecciones les desalojen a ellos y a sus socios) ejecutivo.
La vieja tesis reformista de los Bernstein que en el mundo han sido se repite
cínicamente una vez más.
Concretando
mucho más, Iglesias llega a afirmar en la misiva que "Vamos a
gobernar en minoría dentro de un Ejecutivo compartido con el
PSOE, en el que nos encontraremos muchos límites y contradicciones,
y en el que tendremos que ceder en muchas cosas"
Meses atrás,
a finales de julio, el Santander (banco) urgía a formar gobierno, tras el
fracaso de la investidura del presidente en funciones, Sánchez. Al ser éste el
único que contaba con alguna posibilidad de alcanzar el gobierno, las declaraciones
del consejero delegado del banco ("La certidumbre
siempre da estabilidad y favorece las inversiones. Ese escenario es más fácil
con un Gobierno estable que sin Gobierno"), José Antonio Álvarez, no podían
ser interpretadas de otro modo que como un apoyo tácito al mismo. En ningún
momento se pronunció en contra de que Podemos se integrase en su gobierno.
Que el PNV,
partido de derechas y neto representante de los intereses de una gran
corporación energética como Iberdrola, haya sido uno de los más activos y
entusiastas alentadores de la recién firmada coalición, junto con los sectores
más posibilistas de ERC (Junqueras y Rufián), la pequeña burguesía catalana,
debiera dar alguna pista de por dónde irán las políticas públicas del futuro
gobierno progresista.
El propio ex
banquero y tecnócrata liberal Emmanuel Macron, a través de una fuente acreditada
del Palacio del Elíseo ha dado sus bendiciones al acuerdo PSOE-Unidos
Podemos: “Todo lo que vaya en el
sentido de la estabilización y la capacidad de actuar con una mayoría fuerte es
más bien un buen signo”. No le preocupa la entrada podemita en el gobierno Sánchez: “No,
no nos inquieta. Lo más importante es que, en un país que es socio europeo,
haya un Gobierno cuanto antes”. Sigue la línea de pronunciamiento. El
presidente francés sigue la línea marcada por Bruselas unos días antes: “Lo importante es que España tenga un Gobierno con plenos
poderes cuanto antes”. Fuentes de la UE concluyen: “La sensación de urgencia que han querido dar Sánchez e
Iglesias apunta en la buena dirección”.
Este no es
un planteamiento que deba leerse en términos políticos de izquierda-derecha
sino de los intereses antagónicos entre el capital y el trabajo. Ambas
dualidades no son equivalentes porque lo objetivo (la clase) no se traslada
mecánica y directamente a la conciencia -la cantidad de trabajadores que son de
derecha y/o votan a la derecha lo demuestra- y la izquierda ya no es una
corriente de pensamiento de una clase social concreta, lo que demuestra cuando
se empeña en afirmar que su papel en el gobierno es el de representar a los
intereses del conjunto del país. La derecha lo tiene mucho más claro. Diga lo
que diga sobre esa cuestión tiene muy claro que su función es la de representar
los intereses del capital. La izquierda hace lo mismo pero lo disfraza tras el
discurso del “interés general”, justo lo que Marx denuncio hace más de 150 años
como el ardid ideológico de la burguesía que presentaba sus intereses
particulares como clase bajo la apariencia de intereses de toda la sociedad.
Con todos
estos antecedentes cabe sospechar que ni el IBEX es el gran enemigo de los
podemitas, como estos pretenden hacernos creer, ni estos lo son del capital. El
león de Atenas, Tsipras, del que los sectores de la
izquierda que le reivindicaban ya no se acuerda, dejó bien claro los límites de
la acción antiausteridad progre.
Aún recuerdo
a Podemos defendiendo a los “empresarios patrióticos”, la pequeña y mediana empresa -como
si en ella no se diera el comportamiento necesario para el beneficio empresarial,
la explotación laboral, casi siempre con mayor desprotección sindical que en la
grande- y a un sujeto que fue dirigente de Podemos en
Madrid y empleado de Botin afirmando que hay banqueros con sensibilidad social
como la saga que desde hace tantos años dirige el Santander.
Que después
de todo esto, los rebuznos de los parafascistas de Vox y su chulopiscinas y
matón de discoteca Pachá, Abascal, hablen para gilipollas acusando al futuro
gobierno de comunista bolivariano (una mixtura tan coherente como el agua y el
aceite salvo para algún simple que jamás leyó a Marx) es como para explicarles
por el método expeditivo a ellos y a los escritores de panfletos de La Razón,
ABC, Libertad Digital, Periodista Digital y otros vomitorios de la extrema
derecha que insultar a los comunistas acusando a tamaña patulea de
progre-liberales, con “sensibilidad social”, de tales no sale gratis.
Será
divertido ver cómo los podemitas y su miniyó, IU-PCE, cabalgan la contradicción
de estar en el gobierno de un partido, PSOE, que lleva en su programa la mochila austriaca,
que se niega a retirar la reforma laboral (que es la que aplicó Rajoy, no la
suya) y la de las pensiones de Zapatero, que mantendrá el artículo 135 de la
Constitución,
introducido por Zapatero para consagrar la prioridad del pago de la deuda sobre
la protección social, que no ha hecho nada por imponer la regularización
(todavía lo está estudiando) de los trabajadores que los modernillos llaman
“riders” (Deliveroo, Glovo,...), que en la lucha del sector del taxi pasó la patata caliente de
limitar las licencias a las VTC a comunidades autónomas y ayuntamientos, que ha lanzado un ERE
contra cerca de 900.000 empleados públicos interinos, que no ha hecho nada para blindar
las pensiones (salvo subirlas este año, sin garantizar su futuro) mediante
su vinculación a los Presupuestos
Generales del Estado y el aumento de las cotizaciones empresariales y que deberá obedecer a
los recortes que el capital
europeo ya le está sugiriendo
Si algo positivo
podría aportar el gobierno Sánchez sería la desinflamación, intentada
anteriormente, del problema catalán. Pero, puesto que ello sería una grave
noticia para la derecha y el capital porque pondría en primer lugar del debate
y la preocupación colectivas la cuestión económica de la desigualdad, la
pérdida de derechos sociales, la pobreza y la precariedad, va a ser algo
enormemente difícil porque necesitan asegurar que las cuestiones de clase no
aparezcan como un tema prioritario. En ello encontrarán cierta colaboración de
la izquierda, que centrará su agenda en cuestiones como la igualdad sexual, sin
distinción de clase, la transición ecológica y la ley de eutanasia.
El gobierno
progre-liberal que se forme, porque se formará, dado que el capital sabe, y es
muy consciente de, que la derecha clásica y la nueva ultraderecha no están aún
preparados (necesitan tiempo para recuperarse unos y fortalecerse aún más
otros) para asumir el desgaste que supondría enfrentar una nueva etapa tan
complicada como la que se avecina, además de no estar en condiciones de sumar
para formar gobierno.
Ese gobierno
PSOE-Podemos será un regreso al zapaterismo. Para entendernos, una política
liberal con medidas sociales. Recortes, legislación laboral regresiva,
contención salarial y de las pensiones y pequeños gestos de gasto social, muy
estudiados para buscar impacto y medidos en su cuantía para no irritar a
Bruselas con la deuda y al empresariado nacional con unos impuestos a la gran
empresa y las grandes fortunas que, de darse, serán mínimos. Volvemos a
Zapatero pero con coleta.
La nueva
fase de la ya muy larga crisis capitalista, iniciada en 1973, con los inicios
de una crisis de acumulación, puede agitar el panorama social, al igual que le
ocurrió al PSOE a partir del 2008, iniciando una nueva fase de movilizaciones
que no tendrá por protagonistas a la izquierda organizada sino a la
autoorganización de sectores de la clase trabajadora y populares, ajena a
cualquier sector parlamentario (Podemos estaría incapacitado para influir en
dichas movilizaciones tras su descrédito al participar de un gobierno que
deberá aplicar recortes sociales y nuevas privatizaciones e IU ha muerto),
similar a la abierta en Francia por los chalecos amarillos.
Conviene
hacer un pequeño alto en este análisis para referirnos al primer aniversario de
una explosión social, que es síntoma de la creciente pérdida de la legitimación
política de la democracia burguesa, la de los chalecos amarillos. Las
manifestaciones de este movimiento el sábado 16 de Noviembre han sido débiles y
se han producido en un contexto de reflujo y decepción por los límites con los
que aquél se ha encontrado. Pero se olvidan algunas cosas: el momentáneo
triunfo de Macron sobre ellos, tras poner en jaque a su gobierno y hacerle
retirar la ley de los impuestos sobre los carburantes, que iniciaron la
protesta, ha necesitado más de 10.000
detenidos, unos 3.100 condenados, 2.448 manifestantes heridos y 600
encarcelados. Han dado voz a un malestar de sectores de las clases
trabajadoras que no estaban en las reivindicaciones de los sindicatos ni de los
ciudadanistas de “La Nuit Debout”, han puesto en evidencia el viejo sistema de
representación y liderazgo de las demandas sociales desde una izquierda que ya
no les representa, han demostrado que cuando la clase trabajadora, y sus
sectores aliados próximos (segmentos de la pequeña burguesía en
descomposición), se organiza es capaz de hacerse presente frente a un discurso
que la niega y han alimentado a una corriente subterránea de ira social que mutará
pero que no desaparecerá porque no pueden hacerlo las razones que les han
llevado a expresarse: la necesidad del capital de acumular beneficio mediante
la desposesión de la clase trabajadora.
Frente a la
condena clásica de los sectores más retrógrados e incapaces de entender las
nuevas realidades de contestación social que genera el capitalismo en su etapa
de hiperconcentración (absorción del mercado de los pequeños autónomos y
salarización de los mismos) y de búsqueda desesperada del “beneficio marginal”
(el que ya no se obtiene del crecimiento sino de una transferencia acelerada de
las rentas del trabajo al capital), explosiones espontáneas como la chilena y
autoorganizaciones de la clase como la de los chalecos amarillos serán cada vez
más frecuentes, a pesar de los límites que encontrarán en conciencia,
organización y entendimiento de sus necesidades subjetivas pero se encaminan
hacia un principio de negación, e incluso de identidad, que la izquierda ya no
representa.
La demanda
de comunismo puede volver a tener toda su vigencia si quienes nos reclamamos
marxistas somos capaces de analizar y comprender el fenómeno, organizarnos e
insuflar nuestras aspiraciones dentro las necesidades inmediatas de la clase
trabajadora y los sectores que están siendo proletarizados. Ello exige de
nosotros los comunistas el abandono de cualquier forma de dogmatismo y la
vuelta a las fuentes originarias de nuestro pensamiento: la dialéctica
antagónica capital-trabajo y la necesidad de su superación emancipatoria de la clase,
realizada por ella misma y no por ningún ente clarividente en su lugar.
De no
abrirse un giro hacia las posiciones de clase dentro del debate nacional,
estamos ante el riesgo del “aggiornamento” de la extrema derecha representada
por VOX que podría darle nuevos bríos. De hecho ya está ensayando este
escenario por la vía de reunirse con los representantes de la ultraderecha de
apariencia más social como Salvini o Le Pen y lo verbaliza últimamente con sus
citas, no del señorito repeinado José Antonio, sino de quien fue el enlace
entre el fascismo sindicalista de las JONS y la izquierda nazi de los hermanos
Strasser, Ramiro Ledesma Ramos. El viraje está siendo lento y sutil, de forma
que no chirrié para que no les ocurra como a C´s por sus bandazos ideológicos,
pero se está produciendo, aunque muy pocos lo detecten.
Entonces
estaríamos ante el enorme riesgo de un prefascismo popular de apariencia
social; el peligro de una extrema derecha que penetre aún más profundamente
dentro de estratos inferiores precarizados y de la pequeña burguesía.
Empezarían a conformar unas fuerzas de choque del fascismo mucho más amplias y
peligrosas de las que hasta ahora nos amenazan en las calles.
Cretinismo
parlamentario: Un
término aplicado por primera vez por Marx a aquellos parlamentarios que piensan
que toda la historia se decide por mociones, votos y puntos de debate
parlamentario
El Espacio
de Encuentro Comunista ante la oleada electoral
Los expertos aprueban el informe sobre pensiones con un único voto en
contra y artículos relacionados
Algunas
pinceladas sobre la historia del movimiento obrero en España, desde
principio del siglo XX, y las políticas de los partidos que han gobernado
en España, después de la dictadura de Francisco
Franco ,
o llamada transición española
Este año
hace 100 años de estas conquistas, fueron conquistadas al calor de la
Revolución rusa de 1917
El socialismo burgués o conservador y las sociedades protectoras de animales. Manifiesto del Partido comunista 1848
21 de
diciembre de 2016
Una parte de la burguesía desea mitigar las injusticias sociales, para de este modo garantizar la perduración de la sociedad burguesa.
Se
encuentran en este bando los economistas, los filántropos, los humanitarios,
los que aspiran a mejorar la situación de las clases obreras, los organizadores
de actos de beneficencia, las sociedades protectoras de animales,
los promotores de campañas contra el alcoholismo, los predicadores y
reformadores sociales de toda laya.
Pero,
además, de este socialismo burgués han salido verdaderos sistemas
doctrinales. Sirva de ejemplo la Filosofía
de la miseria de Proudhon.
Los
burgueses socialistas considerarían ideales las condiciones de vida de la
sociedad moderna sin las luchas y los peligros que encierran. Su ideal es
la sociedad existente, depurada de los elementos que la corroen y revolucionan:
la burguesía sin el proletariado. Es natural que la burguesía se
represente el mundo en que gobierna como el mejor de los mundos posibles.
El socialismo burgués eleva esta idea consoladora a sistema o semisistema. Y al
invitar al proletariado a que lo realice, tomando posesión de la nueva
Jerusalén, lo que en realidad exige de él es que se avenga para siempre al
actual sistema de sociedad, pero desterrando la deplorable idea que de él se
forma.
Una segunda modalidad, aunque menos sistemática bastante más práctica, de socialismo, pretende ahuyentar a la clase obrera de todo movimiento revolucionario haciéndole ver que lo que a ella le interesa no son tales o cuales cambios políticos, sino simplemente determinadas mejoras en las condiciones materiales, económicas, de su vida. Claro está que este socialismo se cuida de no incluir entre los cambios que afectan a las “condiciones materiales de vida” la abolición del régimen burgués de producción, que sólo puede alcanzarse por la vía revolucionaria; sus aspiraciones se contraen a esas reformas administrativas que son conciliables con el actual régimen de producción y que, por tanto, no tocan para nada a las relaciones entre el capital y el trabajo asalariado, sirviendo sólo -en el mejor de los casos- para abaratar a la burguesía las costas de su reinado y sanearle el presupuesto.......
21 de
diciembre de 2016
París quiere acabar con su plaga de ratas, y miles de
parisinos se oponen al considerarlo un "genocidio". Otra aberración
de los animalistas.
22 de
diciembre de 2016
Sobre el feminismo
burgués
La señora Clinton y su techo de cristal.
17 de noviembre de 2016
La señora
Clinton y su techo de cemento: sobre la incongruencia del discurso liberal y
feminista posmoderno
17 de
noviembre de 2016
"Revolución
de color" en contra de Donald Trump. George Soros detrás de las protestas
anti-Trump.
21 de enero
de 2017
Feminismo emancipador o revolucionario. Las mujeres revolucionarias de la
clase trabajadora contra el feminismo burgués. El origen del 8 de marzo, día
internacional de la mujer trabajadora.
15 de junio de 2018
Desenmascarando
la moda de “las mareas feministas interclasistas”
La Marcha
Internacional de mujeres o la artera instrumentalización del feminismo
16 de junio de 2018
Desenmascarando
el engendro del movimiento 15 M o Spanish Revolution. Las tides o mareas
ciudadanas de colores. Tercera parte.
Las señoras
de la guerra: Crítica del feminismo burgués y posmoderno
17 de junio
de 2018
Las mujeres
en la Libia pos-Gadafi: Bajo una abaya de silencio cómplice. De cómo se utiliza
la “identidad de género” para ocultar la “identidad de clase”.
22 de agosto
de 2018
De "New
York Times" a "Público": Las cocinas mediáticas del feminismo
'low cost'(Este feminismo burgués
posmoderno es ciego a las clases sociales, sólo ve identidades de género, raza,
religión, nacionalidad u orientación sexual.)
27 de
febrero de 2019
La política
"trans-queer", un caballo de Troya en los movimientos de emancipación
social
6 de
septiembre de 2019
Rosa
Luxemburgo: Sufragio femenino y lucha de clases (1912), La mujer proletaria
(1914). Cuestión de táctica [Sobre Bélgica] 4 de abril 1902.
3 de abril
de 2019
Feminismo emancipador o revolucionario. Las mujeres revolucionarias de la
clase trabajadora contra el feminismo burgués. El origen del 8 de marzo, día
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15 de
junio de 2018
Clara
Zetkin: Directrices para el movimiento comunista femenino 1920
4 de marzo
de 2018
Clara
Zetkin: Lenin sobre la cuestión de las mujeres (Entrevista de Clara Zetkin a
Lenin en 1920)
5 de marzo de 2018
http://eljanoandaluz.blogspot.com.es/2018/03/clara-zetkin-lenin-sobre-la-cuestion-de.html
Mika
Feldman, conocida como Mika Etchebéhère (1902-1992) en la Fundación Andreu Nin
20 de
octubre de 2017
Mary Low y Juan Breá. (Red Spanish notebook) Cuaderno rojo
español. Los primeros seis meses de la revolución y la guerra civil 1937
17 de
octubre de 2017
María Teresa
García Banús. Una vida bien vivida
16 de
octubre de 2017
La mujer
ante la revolución (Secretariado Femenino del POUM) 1937
16 de octubre
de 2017
Mujeres
Combatientes en los días de la Gran Revolución de Octubre
5 de mayo de
2017
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