viernes, 6 de octubre de 2017

Ante la eventualidad de un nuevo frenazo a la revolución




Prólogo y notas: Pelai Pagés (NOTAS POLITICAS DIARIAS)



Desde la página  21

Según ciertos indicios, el barómetro político de Cataluña parece señalar, para muy en breve, algunos cambios en la estructura gubernamental. Por lo menos, este es el propósito de algunas fracciones, principalmente de una, aunque no es importante por sí, lo es por el aval de que goza, que estas circunstancias es fundamental y decisivo. De la actitud que adopten el resto de los partidos depende que la crisis, tácitamente planteada ya, sea más o menos rápida, y que la solución se oriente, en relación con la actual, más hacia el proletariado o más hacia la burguesía (1).


Partiendo del conocimiento de las posiciones frentepopulistas del partido a que aludimos, es comprensible deducir que la variación que se propugna no es de linaje más progresivo, en el sentido revolucionario, del término que la presente. Los partidos pequeños- burgueses viven en la actualidad coyuntura española exclusivamente de una beligerancia destacada que le conceden organizaciones que se han desarrollado y acreditado como exponentes de los intereses de clase de las masas proletarias, Y persiste la tendencia a seguir fortaleciendo las posiciones demócratas burguesas.

El Consejo de la Generalitat en su primitiva constitución, tenía un carácter de provisionalidad que los mismos republicanos no podrían negarse a reconocer.

La continuación del ritmo revolucionario obliga a buscar una variación más progresiva en la composición ministerial, composición que no podía ser otra que un Gobierno obrero apoyado en nuevos órganos de Poder, es decir, en comités de obreros, campesinos y combatientes. En este momento preciso es cuando surgen los “unificados” (2), para, fuertes en el apoyo material que puedan prestarles sus inspiradores, frenar aún más el curso clasista de la revolución. El stalinismo, o su edición catalana, los “unificados”, se han convertido prácticamente en el factor más conservador en el desarrollo de los acontecimientos revolucionarios en España.

Cuando los trabajadores militantes en el comunismo oficial han expresado a los dirigentes sus discrepancias por la política del Frente Popular, éstos les han explicado que dicha táctica presuponía la previa formación de la unidad de acción proletaria para hacer caer bajo la órbita de la clase trabajadora a todas las fracciones de la pequeña burguesía. La realidad es absolutamente contraria a esta estrategia. Se procura cada vez más obtener la firma de acuerdos unitarios genéricos entre las dos grandes organizaciones sindicales y entre anarquistas y socialistas y comunistas; pero el sentido de estos pactos, no es precisamente fortalecer las posiciones de la clase trabajadora, sino someter a éstas a la disciplina de las posiciones que adopten los gobernantes pequeño- burgueses.

La aplicación continuada de este sistema, que no puede ser eficazmente contrarrestado por un partido minoritario como el nuestro, da lugar a que la revolución, con la complicidad de las grandes organizaciones obreras, vaya perdiendo posiciones en lugar de seguir una marcha ascendente. A poco de surgir el actual movimiento revolucionario, la democracia republicana había perdido totalmente las palancas de mando. Actuaba exclusivamente en calidad de pariente pobre y a la zaga de la clase trabajadora. Poco a poco, por las razones que ya hemos expuesto, han ido los republicanos reconquistando posiciones y hoy hasta ya pueden permitirse el intento de acoplar las aspiraciones de las masas obreras a sus determinaciones gubernamentales.

En el propósito  de los “unificados” anima esencialmente el deseo, incluso francamente expresado, de prescindir de nuestra colaboración, lo cual ha sido forzada por la situación y por  renunciación de las otras organizaciones obreras a defender la absoluta hegemonía del proletariado en la revolución. Este anhelo de no tropezar con nuestra presencia, de constreñir nuestros medios de expresión e intervención en el proceso revolucionario, lo quieren como garantía de impunidad en la realización del nuevo frenazo que se disponen a realizar contra la propia revolución.

Aún presa de los constantes compromisos que se le ha obligado a firmar, la Confederación Nacional del Trabajo tiene contraída en estos momentos una grave responsabilidad histórica. Esencialmente de ella, representante de grandes masas, depende el curso futuro de la revolución española. Se trata de que se incline en su política diaria, no del lado de la organización de mayores efectivos, sino de la que representa una política revolucionaria más progresiva y justa. Ha llegado el momento de decir ¡basta! Al proceso de desnaturalización de la revolución que viene operándose.


 “La Batalla”, de 29 de noviembre de 1936

Nota
(1) La crisis del Consejo de la Generalitat tomó carácter oficial el día 12 de diciembre de 1939, aunque los rumores de crisis y la crisis latente procedían de bastante tiempo atrás, derivada en gran parte del enfrentamiento progresivo existente entre el PSUC y el POUM y al interés del PSUC en eliminar al POUM del Consejo. Es precisamente al PSUC a quien se refiere Andrade cuando habla del propósito de una de las fracciones del movimiento obrero en plantear la crisis. Dicho Consejo había sido constituido el 26 de septiembre de 1936 para sustituir al autodisuelto Comité Central de Milicias Antifascistas de Cataluña, y en él estuvieron representados, por primera vez, todas las fuerzas obreras de Catalunya, incluidos CNT, PSUC y POUM. Su composición era: Consejero primero: Josep Tarradellas (ERC), Hacienda: Josep Tarradellas (ERC), Cultura: Ventura Gassol (ERC), Seguridad interior: Artemi Ayguadé (ERC), Economía: Joan P. Fábregas (CNT), Abastos: Joan J. Domenech (CNT), Sanidad y asistencia social: Antonio García Birlán (CNT), Servicios públicos: Joan Comorera (PSUC), Trabajo y obras públicas: Miguel Valdés (PSUC), Agricultura: Josep Calvet ( Unió de Rabassaires), Justicia y derecho: Andreu Nin (POUM), Defensa: Díaz Sandino )técnico), sin cartera: Rafael Closas ( Acció Catalana).




Generalidad de Cataluña



Comitè Central de Milícies Antifeixistes de Catalunya // Comité Central de Milicias Antifascistas de Cataluña



Proclamación del Estado Catalán en octubre de 1934


El 6 de octubre de 1934


Juan Andrade. El primero de mayo a través del movimiento obrero (1 de mayo de 1937)




Juan Andrade El marxismo y los problemas de la revolución española. Lenin y el Leninismo




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