Andreu
Nin y León Trotsky
Andreu
Nin y León Trotsky
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Transcripción revisada por el autor de su intervención en las jornadas "Trotsky hoy", organizadas por la Fundación Andreu Nin y celebradas en el Ateneo de Madrid en febrero de 1989.
Índice
Una larga y
fuerte amistad
El primer grito de alarma fue de Nin
De la ruptura de 1933 a la formación del POUM
Trotsky y la revolución de 1936
Trotsky y el asesinato de Nin
Para mí es muy
emocionante que puedan celebrarse en Madrid unos actos sobre Trotsky. Porque
recuerdo años y condiciones en que hubiera sido imposible rendir homenaje en
Madrid a Trotsky o a Andreu Nin.
A
fines de 1936, organicé un mitin de la Juventud Comunista Ibérica, organización
juvenil del POUM, en Madrid. Lo celebramos en el Teatro Infanta Isabel y, al
día siguiente, la prensa estalinista inició una gran ofensiva contra nuestro
movimiento, ofensiva que nos colocó en una situación muy difícil en plena
defensa de Madrid, cuando nuestros jóvenes luchaban y morían en las trincheras
de la Moncloa. Después, pasaron muchas cosas escandalosas en Madrid. Aquí, en
julio de 1937 estuvieron detenidos y secuestrados algunos de los dirigentes más
conocidos del POUM, como Juan Andrade, Pedro Bonet y Julián Gómez (Gorkin), en las llamadas checas de Atocha y
de la Castellana. Y, muy cerca de Madrid, en El Pardo y Alcalá de Henares,
estuvo secuestrado y fue asesinado, después de una heroica resistencia a la
tortura, Andreu Nin, el secretario político del POUM y ex-secretario general adjunto de
la Internacional Sindical Roja. Los agentes de Stalin que le torturaron no sé
si sabían que Nin había sido uno de los primeros que levantaron la bandera de
Octubre en España. Permitidme que recuerde que fue también en Madrid, en el
célebre congreso del Teatro de la Comedia, donde Nin logró que la CNT
confirmara su adhesión a la revolución rusa.
No
todo el mundo sabe todo esto. Pero si ha habido tanta gente en los actos de
estos días es porque el proceso histórico que estamos viviendo en la URSS y en
Europa del Este, aparte de ser un proceso revolucionario muy profundo,
constituye el acontecimiento más importante del mundo contemporáneo y plantea
problemas ingentes a todos los que se reclaman del socialismo. El fracaso y
liquidación del estalinismo en la URSS incita a todo el mundo a la reflexión y
suscita un interés especial por los que se opusieron a Stalin y a su política
reaccionaria, por la personalidad de Trotsky y por el trotskismo, por el drama
de Nin y del POUM, por todo lo que en el campo obrero y socialista se enfrentó
con el estalinismo.
Ahora,
los viejos militantes marxistas revolucionarios tenemos emociones como las de
hoy con suma frecuencia. Las tenemos cuando se producen las rehabilitaciones de
las grandes figuras del bolchevismo y de los intelectuales revolucionarios
rusos. Las tenemos cuando asistimos, como hace unos meses en Barcelona, a unos
coloquios sobre la perestroika en los que participan figuras representativas
del movimiento en curso en la URSS. No hace mucho, tuve la suerte de asistir en
París a un coloquio en el que, con motivo del 50º aniversario de la fundación
de la IV Internacional, militantes y ex-militantes trotskistas de diversas
tendencias trataron de hacer un balance de sus experiencias. Ese balance fue
muy crítico y muy interesante. Con gran sorpresa por mi parte vi que
varios militantes de prestigio volvieron a plantear la vieja cuestión de las
relaciones y los conflictos de la IV Internacional con el POUM. Un conocido
escritor argentino se dirigió especialmente a los fundadores de la IV
Internacional que estaban en la sala, Michel Pablo e Ivan Craipeau, ambos
asistentes a la Conferencia de 1938, para preguntarles por qué "no nos entendimos con hombres como Andrés
Nin y con partidos como el POUM", por qué "los que estabais en esa Conferencia y luego en la dirección del movimiento
permitisteis que se abriera un abismo entre revolucionarios fieles a las mismas
ideas fundamentales". En el debate que siguió quedó confirmado en gran
parte que la policía de Stalin, la GPU, por medio de sus agentes, hizo todo lo
que pudo para envenenar las relaciones entre Trotsky y Nin, entre el movimiento
por la IV Internacional y el POUM, en plena revolución española, cuando el
Kremlin se esforzaba en liquidar toda oposición a sus planes tanto en la URSS
como en España.
Naturalmente,
intervine en ese debate, que fue más neto y más fecundo que el que tuvimos en
1969 en París, con la participación activa de Pierre Broué, y que fue
reproducido en un libro titulado La Revolution Espagnole (1). Pero hoy, aunque el tema es "Trotsky y España", no creo que sea
oportuno volver sobre la cuestión y, puesto que disponemos de poco tiempo, diré
algo más breve y de más interés sobre León Trotsky y Andrés Nin, es decir,
sobre los hombres, su amistad, sus luchas comunes, sus divergencias y sus
rupturas y sobre los sentimientos que tuvieron, cada uno respecto al otro, en
los últimos años de sus vidas.
Una larga y fuerte amistad
Estoy
convencido de que Nin fue uno de los amigos más fieles de Trotsky, y de los
mejor considerados por éste. La amistad entre ambos se prolongó durante más de
15 años, entre 1921 y 1935. Como se sabe, Nin llegó a Moscú en el verano de
1921, formando parte de la delegación enviada por la CNT al congreso de
fundación de la Internacional Sindical Roja. Como ha explicado Joaquín Maurín, Nin se destacó en seguida en los
debates de dicho comicio. En septiembre del mismo año, cuando quiso volver a
España, fue detenido en Berlín a causa de una reclamación del gobierno español,
que quería implicarle en la causa que se seguía por el asesinato de Dato. Al
recobrar la libertad cuando el gobierno alemán rechazó la extradición, Nin
regresó a Moscú, donde fue nombrado secretario general adjunto de la Internacional
Sindical Roja. Más tarde fue elegido diputado del Soviet de Moscú y
representante de la ISR en la Internacional Comunista. Estas funciones hicieron
que se mantuviera en relación constante con los dirigentes rusos más
significados. En realidad, se puede decir que ningún otro comunista español
ocupó nunca funciones tan importantes y estuvo tan cerca de los jefes de la
revolución de Octubre y del estado soviético. En 1967, Maurín escribió en España
Libre, de Nueva York: "Los
dirigentes comunistas rusos, desde Lenin y Trotsky hasta Bujarin y Zinoviev,
sabían cuál era el valor de Nin y consideraban su cooperación en lo que valía".
De ahí que interviniera en asuntos muy importantes y asumiera funciones como la
reorganización de los sindicatos italianos en la clandestinidad, en 1924 bajo
el fascismo, o la estructuración del movimiento sindical latinoamericano. De
ahí que fuera, también, el introductor de todos los españoles de alguna
significación que visitaron la URSS entre los años 1921 y 1927 (Josep Pla,
Rodolfo LLopis, Diego Hidalgo y, sobre todo, Francesc Maciá, el futuro
presidente de la Generalitat de Cataluña, que fue a Moscú para reclamar el
apoyo del gobierno soviético al catalanismo militante).
Algunos,
por ignorancia o por mala fe, han tenido la osadía de decir que Nin era "un alto funcionario" o "un alto burócrata". Toda su vida
militante desmiente semejante patraña. También se ha dicho que en algunos
momentos estuvo más cerca de Zinoviev y de Bujarin que de Trotsky. La verdad es
que estuvo cerca de todos ellos hasta que se agravó la lucha de tendencias en
el partido bolchevique. No se incorporó inmediatamente a la Oposición de
Izquierda, pero no tardó en hacerlo y no se escondió ni capituló como tantos
otros. Muchos funcionarios, altos o no, se inclinaron ante los
poderosos para mantener sus privilegios. Nin, como dijo Víctor Serge "era de los que reclamaban el derecho a
pensar, a hablar, y a una reforma capital del régimen al objeto de restablecer
la democracia obrera" (2).
En todo caso, cuando se incorporó a la Oposición era todavía secretario general
adjunto de la ISR y vivía en libertad vigilada en Moscú.
Cuando fue destituido, su amigo Lozovski, secretario general de la ISR, mantuvo
las relaciones con él y no vacilaba en consultarle sobre los problemas que se
planteaban en el movimiento sindical mundial.
Según
Rosmer, Nin no fue detenido ni deportado a Siberia porque Stalin no se atrevía
a perseguir a los militantes extranjeros prestigiosos. Nin aprovechó esta
circunstancia para intensificar su labor en la Oposición de Izquierda y
organizar, con Víctor Serge, la ayuda a los presos y a los deportados. Fue uno
de los dirigentes de la Oposición y animó la sección internacional con Radek,
Kapitonov y Stepanov (futuro agente de Stalin en España) y mantuvo una relación
especial con Trotsky mientras ello fue posible. Algunas de sus cartas a Trotsky
cuando éste se hallaba deportado en Alma-Ata se han publicado estos últimos
años y dan una idea de la calidad de la relación establecida en aquel entonces.
En una ocasión, Nin envió a Trotsky un volumen de reproducciones de pinturas y
esculturas de Diego Rivera (3).
Trotsky le respondió para darle las gracias por el envío del libro y le hizo
saber que apreciaba a este artista que -ironías de la historia- iba a abrirle
las puertas de su casa en México en 1937.
El primer grito de alarma fue de Nin
En esa
época, Nin no sólo se preocupaba por Trotsky y los oposicionistas rusos
deportados en Siberia. Se interesaba también por sus camaradas españoles
recluidos en la Cárcel Modelo (Pedro Bonet, David Rey y otros) y en el castillo
de Montjuich (Maurín). Con la ayuda de Víctor Serge, exigía que el Socorro Rojo
Internacional se movilizara para ayudarlos. En los años 1927-1929, Nin mantuvo
una correspondencia bastante frecuente con su amigo Joaquín Maurín, tanto
cuando éste se encontraba en la fortaleza militar que domina Barcelona como
cuando pudo refugiarse en París. Esa correspondencia tiene un alto valor
político. Y, cosa curiosa, circuló por el correo normal y, en algunos casos,
cuando había que eludir las censuras múltiples, la facilitaron emisarios que
viajaban con frecuencia entre Moscú y París. Dos de ellos son bastante
conocidos: Angelo Tasca y Palmiro Togliatti, dirigentes del PC de Italia. Pues
bien, el 17 de enero de 1929, Nin envió una carta por correo especial a
Maurín en la que, entre otras cosas, le decía que aprovechaba una ocasión para
escribirle extensamente y sin tapujos. En esa carta no solamente le informaba
sobre lo sucedido en el último pleno del comité central del PCUS y las medidas
represivas adoptadas recientemente por Stalin, sino que añadía lo siguiente:
"Quieren que Moscú quede
completamente limpio de oposicionistas. La situación de los deportados ha
empeorado: hace tres meses que Trotsky no recibe cartas de nadie...El Buró
Político ha decidido expulsar a Trotsky de la URSS...Todo el mundo supone que
esta decisión está inspirada en el propósito de liquidar físicamente a Trotsky.
Como no se tiene valor para hacerlo
aquí, se hará en otro país. Esta gente está decidida a todo. Es preciso
alertar a la opinión en todas partes. Se puede esperar cualquier cosa. Hay el
precedente de la muerte de Butov, secretario de Trotsky" (fallecido en
la cárcel tras 50 días de huelga de hambre). Es decir, Nin lanza al mundo, por
medio de Maurín, el primer grito de defensa de Trotsky en peligro. La carta es
más extensa y tiene un gran interés político. Explica que Stalin negocia con
Turquía para sacarle de allí y así "se le podrá eliminar de una forma o de
otra". En fin, sucedió lo que Nin presentía.
En el
momento en que Nin escribió esta carta, el núcleo dirigente de la Oposición de
Izquierda había quedado reducido a la primera mujer de Trotsky (Alejandra
Bronstein), a Víctor Serge en Leningrado y a Nin en Moscú. La alarma de Nin
tenía justificación. El caso de Butov y de otros demostraba que se había pasado
de la represión a la exterminación física. En fin, lo que quería decir es que
uno de los hombres que estuvo en relación más estrecha con Trotsky,
escribiéndole, informándole, enviándole paquetes y libros, fue Andreu Nin. Una
cosa así tenía que contar en la vida de Trotsky y creo que contó y pesó de
forma extraordinaria.
Después,
cuando Nin consiguió salir de la URSS y establecerse en España, se mantiene una
correspondencia entre los dos por lo menos hasta el año 1933. Por eso, Trotsky
dijo en una ocasión a Víctor Serge que nunca se escribió tan seguidamente con
nadie y que las cartas escritas a Nin representarían un volumen de centenares
de páginas (4). Algunas de éstas las
tenemos. Otras fueron robadas por agentes de la GPU en su asalto a los locales
del Instituto Internacional de Historia Social de París, rue Michelet, la noche
del 6 al 7 de noviembre de 1936. Por lo tanto, tienen que estar en los archivos
soviéticos. Para explicar los motivos de su correspondencia con Nin, Trotsky
precisaba a Víctor Serge su pasión por la revolución española en primer lugar y
su amistad con Nin , al que quería ayudar a desempeñar el papel que suponía que
podía jugar en el proceso revolucionario español.
De
la ruptura de 1933 a la formación del POUM
Esta
correspondencia se interrumpió a comienzos de 1933 porque había conflicto entre
la Oposición de Izquierda y la Izquierda Comunista de España, que era una organización
pequeña, pero integrada por militantes muy valiosos y con mucha personalidad,
como Andrade, Fersen, García Palacios o Narcis Molins i Fábrega. Era un conflicto político sobre la
perspectiva del partido en España y el papel y los métodos del Secretariado
Internacional de la Oposición de Izquierda. Por eso se terminó con una carta
muy dura de Trotsky y una réplica de Nin diciéndole que, en adelante, se
dirigiera a la Izquierda Comunista y no a él, ya que la misma era "una organización responsable, democrática, y
no un grupo de amigos". A partir de entonces, las relaciones entre Nin
y Trotsky se interrumpieron. Y Trotsky lamentó siempre que Nin y Andrade no se
desplazaran para verle durante su exilio francés, cuando residía en
Saint-Palais, cerca de Royan, en julio-septiembre de 1933, lugar por donde
desfilaron bastantes militantes de diversas organizaciones obreras de numerosos
países.
No es
posible resumir ahora el período comprendido entre la crisis de 1933, que
interrumpió las relaciones de Nin con Trotsky, y la formación del POUM en
octubre de 1935 tras un intenso trabajo de colaboración entre la Izquierda
Comunista y el Bloque Obrero y Campesino en el seno de la Alianza Obrera y en
el proceso revolucionario de octubre de 1934. Pero hay que decir que la Alianza
Obrera, inspirada y teorizada por el BOC, abrió el camino a la constitución de
un partido revolucionario peninsular con una base de masas en Cataluña. Ahora
bien, en este período, Trotsky preconizó
el llamado viraje francés,
es decir, la entrada de los trotskistas en los partidos socialistas, a fin
de crear alas de izquierda capaces de jugar un papel en la Europa amenazada por
Hitler. La Izquierda Comunista y el BOC habían rechazado las invitaciones de
Largo Caballero y de Carrillo a ingresar en el PSOE y las Juventudes
Socialistas porque tenían otra perspectiva y no creían en la consistencia de
los virajes de los socialistas de izquierda ni en la bolchevización de
las JJSS que, por cierto, se terminó en 1936 en Moscú de un manera vergonzosa.
Según
sabemos hoy, Trotsky siguió con pasión este proceso y, contrariamente a lo que
se ha dicho en ciertas publicaciones, no tuvo una actitud tan clara como
algunos se imaginan en lo referente a la formación del POUM. La prueba es que
en una carta privada enviada a Jean Rous en 1935, decía más o menos que:
"el nuevo partido se ha constituido; tomo nota de ello". Y
manifestaba su disposición a colaborar con él (5). Claro, después vinieron las elecciones de febrero de 1936, en
las que el POUM participó formando parte de la coalición electoral
obrero-republicana que los estalinistas se apresuraron a bautizar Frente
Popular. En realidad, no era la fórmula clásica del Frente Popular. No se
trataba de una coalición orgánica, sino de un frente electoral. Las cosas se
desarrollaron de tal manera en Madrid que no hubo nunca reunión de conjunto.
Largo Caballero hizo de enlace entre las organizaciones obreras y los partidos
republicanos.
Trotsky,
mal informado y creyendo que se repetía el Frente Popular francés, escribió un artículo muy agresivo
contra Nin y Andrade
que sorprendió a los propios militantes trotskistas franceses, por lo que éstos
se limitaron a publicarlo en su Boletín Interior. Trotsky demostraba una
incomprensión total de un fenómeno de masas prodigioso que iba a modificar
radicalmente la situación española (6).
En efecto, la victoria electoral permitió la liberación de los 30.000 presos de
la revolución de Octubre, la derrota política de la derecha y el ascenso del
movimiento de masas. Fue una afirmación extraordinaria del movimiento popular
en un período en el que Hitler estaba en pleno ascenso y Europa estaba en
evidente peligro. Muchos de nosotros seguimos creyendo que fue un acierto para
el POUM. Entre otros motivos porque la
experiencia ha demostrado que los revolucionarios, cuando se aislan, se
marginalizan y se pelean entre ellos, y que, en cambio, cuando trabajan en el
movimiento de masas real, se multiplican y se refuerzan en lugar de dividirse.
Trotsky
y la revolución de 1936
Sin la
victoria electoral del movimiento de masas del 16 de febrero, que permitió
alcanzar posiciones decisivas, no hubiera sido posible la réplica de los
trabajadores a la insurrección militar-fascista de julio de 1936 y el proceso
revolucionario ulterior. En la Europa avasallada por el fascismo, esa
resistencia armada y la tentativa de realizar una radical transformación
socialista de la sociedad española quedará en la historia como uno de los
principales acontecimientos del siglo XX. Como es natural, Trotsky, pese a que
las condiciones de su exilio en Noruega se habían agravado
considerablemente y que la mano del "clan
Stalin-Iagoda", como decía él, se había alargado hasta su residencia,
saludó con gran entusiasmo la victoria de los trabajadores de Madrid y de
Barcelona y se sintió orgulloso del papel del POUM en la lucha. En una carta a
Jean Rous, escrita a principios de agosto, que, por cierto, fue interceptada
por la policía de Mussolini y descubierta muchos años después por el
historiador italiano Paolo Spriano, después de manifestar su inquietud por la
"desaparición" de Joaquín Maurín, cuyo valor apreciaba más de lo que
se imaginaban algunos de sus amigos, escribía: "En cuanto a Nin, Andrade y
los demás, en la actual situación sería criminal dejarse llevar por las
reminiscencias del período precedente. A pesar de que haya divergencias de
programa y de método, incluso después de la pasada experiencia, éstas de
ninguna forma han de impedir un acercamiento sincero y duradero, la
experiencia posterior hará el resto. En cuanto a mí, estoy absolutamente
dispuesto a colaborar en La Batalla (...) Mi más ferviente
saludo a todos los amigos, incluso -y sobre todo- para los que creen tener
razones para estar descontentos de mí" (7). Desgraciadamente, Nin no vio nunca esta carta. Pero, de todos
modos, supo, por Jean Rous y otros compañeros, el estado de ánimo de Trotsky y,
como se sabe, el POUM reclamó el derecho de
asilo en Cataluña para el creador del Ejército Rojo. Algún oportunista desvergonzado
coloca este hecho entre los errores de Nin y del POUM. Pero no
nos avergonzamos de ese error y la verdad es que los
militantes del POUM estaban dispuestos a acoger y a proteger a Trotsky, como
acogieron y protegieron a muchos exiliados alemanes, italianos y rumanos que
vinieron a trabajar y a combatir con nosotros.
Probablemente,
si Trotsky hubiera podido vivir en Cataluña, hubiese comprendido mejor -sin
necesidad de intermediarios- las características del proceso revolucionario
español, y sus relaciones con Nin y con el POUM se habrían desarrollado en
condiciones mucho más sanas e interesantes. Cierto, la GPU estaba presente en
España y Stalin dirigía sus pasos y operaba a través de sus múltiples agentes,
rusos y españoles. Pero primero se encontraba en Noruega, atado de pies y
manos, prácticamente prisionero. Luego, cuando al fin obtuvo el visado para
México -solicitado por Nin a Cárdenas (8)-,
estaba de viaje por el Atlántico en un buque petrolero. Por lo demás, a
comienzos de agosto, el primer proceso de Moscú (Zinoviev-Kamenev-Smirnov)
trastornó todos sus planes. Aunque sabía que en la gran batalla de España se
decidían los destinos de Europa para un largo período, Trotsky era plenamente
consciente de que la vida le imponía una misión esencial: denunciar la terrible
impostura de Stalin ante el movimiento obrero y la opinión internacional. De
ahí que exigiera de sus colaboradores y, en primer lugar, de León Sedov, su
hijo, un esfuerzo sin precedentes.
Trotsky
desembarcó en Tampico (México) el 9 de enero de 1937. Apenas instalado en
Coyoacán -donde varios militantes del POUM encabezados por el famoso David Rey,
en viaje de propaganda, pero en realidad a la búsqueda de armamento,
contribuyeron a asegurar la guardia de su casa- el 19 de enero, la Agencia Tass
anunció para el día 23 el segundo proceso de Moscú (Radek-Piatakov). Estaba
previsto, pero se dudaba de que Stalin, tras la penosa impresión del proceso de
Kamenev-Zinoviev, prosiguiera una farsa tan criminal como absurda. Sin embargo,
así fue, y Trotsky volvió al ataque con más energía que nunca. En Los
crímenes de Stalin (9), libro menos conocido que La Revolución traicionada (10),
ha quedado espléndidamente registrada la lucha de Trotsky contra la nueva
impostura del Kremlin. Lucha que comportó un análisis magistral del estalinismo
como degeneración monstruosa de la propia dictadura de la burocracia rusa.
Trotsky y el asesinato de Nin
Entre
el 25 de agosto de 1936, aislado en su prisión noruega, y el 9 de
enero de 1937, fecha de su desembarco en México, Trotsky había tenido muy pocas
posibilidades de informarse sobre la revolución española, que había recorrido
seis meses decisivos. Las primeras informaciones serias fueron las de la
delegación del POUM animada por David Rey y Costa Amic, que fue muy bien
acogida por Trotsky. Estos compañeros comprobaron que, pese a todas sus
preocupaciones, su interés por el POUM era muy grande. Más en aquella época,
México estaba mucho más lejos de España que hoy. Trotsky recibía todo muy
tarde, sus informaciones eran muy deficientes y, a veces, al proceder de los
grupos trotskistas en pugna por sus problemas internos, aumentaban la
confusión. Nosotros no nos explicábamos el tono de algunos de sus artículos o
que nos reprochara haber organizado nuestras propias milicias cuando todas las
organizaciones habían hecho lo mismo y nosotros estábamos por la creación de un
ejército revolucionario. Ciertas críticas, como la relativa a la participación
de Nin en el Consell de la Generalitat de Cataluña o su intervención en las
Jornadas de Mayo, podían haber sido acogidas mejor -ya que en el seno del POUM
se formularon también-, pero el tono general de Trotsky estaba muy influido por
la crisis que se había abierto en el movimiento por la IV Internacional
alrededor del POUM y de su política. El partido holandés de Sneevliet, la
tendencia belga de Vereecken, sus viejos amigos Víctor Serge y Alfred Rosmer, entre otros, le
habían reprochado su nueva actitud con respecto al POUM, acusándole de
sectarismo. Todo esto era demasiado para Trotsky en aquellas circunstancias.
A
decir verdad, las polémicas que se abrieron entonces fueron muy dolorosas para
Nin, porque esperaba otra actitud de Trotsky. Es verdad que éste, alejado de
Europa en Coyoacán, se encontraba en uno de los momentos más dramáticos de su
vida. La represión estalinista se había cebado en su propia familia, sus
mejores amigos rusos habían capitulado o habían sido eliminados por Stalin. Le
pesaba más que nunca su soledad y sabía que Stalin haría lo imposible para
eliminarle. No ignoraba tampoco que la GPU trataba de infiltrarse en el
movimiento trotskista. Pero quizás subestimó la importancia de esta acción.
Ahora es posible que, por fin, tengamos acceso a los archivos soviéticos y, con
toda seguridad, podremos comprobar que una de las tareas de la GPU en el
período consistió en abrir un abismo entre el POUM y el movimiento trotskista,
entre Trotsky y Nin. Lo hemos dicho muchas veces y lo repito hoy: era muy
tentador aislar y desacreditar a un partido revolucionario que desempeñaba un
papel importante en la España combatiente y que constituía una esperanza para
los socialistas revolucionarios del mundo entero.
En el
coloquio de París al que me he referido al comenzar mi intervención se volvió a
plantear el problema de la ausencia del POUM en la conferencia de fundación de
la IV Internacional (había sido invitado como observador y este observador
tenía que ser Molins i Fábrega, delegado en París del CE del POUM). Pues bien,
Yvan Craipeau y Michel Pablo explicaron con gran asombro mío que Molins no pudo
asistir porque faltó a la cita previa que le había dado la persona que tenía
que llevarle al local de la reunión. Y esa persona era nada menos que el camarada
Etienne, miembro del Secretariado Internacional por la IV Internacional,
que en realidad se llamaba Marc Zborowski y era un agente de la GPU encargado
especialmente de la vigilancia de León Sedov, hijo de Trotsky. En 1955, en una
declaración ante una comisión del Senado de los Estados Unidos Zborovski
reconoció su participación en el robo de los archivos de Trotsky, en el
sospechoso fallecimiento de León Sedov en una clínica de París y en el
asesinato de Ignacio Reiss. Las autoridades norteamericanas le perdonaron por
los servicios prestados.
El
POUM, naturalmente, no pensaba incorporarse a la IV Internacional porque tenía
otra perspectiva y estimaba que era prematuro crear una nueva Internacional.
Pero colaboraba con todas las fuerzas socialistas y comunistas independientes
del Kremlin y, en aquel momento, tenía especial interés en contar con todos los
concursos posibles para hacer frente a la represión estalinista en España y a
sus lamentables consecuencias en la lucha militar contra el franquismo. De ahí
que, pese a los ataques de que había sido objeto por Trotsky y ciertos
militantes trotskistas, decidiera asistir como observador a la Conferencia de
la IV Internacional. En un documento inédito hasta hace poco y publicado
recientemente (un informe de los delegados británicos a la citada Conferencia
de 1938) se dice textualmente: "No
haberse puesto en contacto con el POUM y el PSOP es un gran error. Mañana
tenemos que disponer de una comisión para encontrarlos y decirles lo que ha
pasado en la Conferencia, etc. y planificar un trabajo en común... Se adopta la
proposición de la Comisión para la reunión con el POUM: Lesoil, James, Cannon,
Schachtman, Lebrun (Mario Pedrosa), Buson, Clart (Rous), Stefan". Es
decir, los principales dirigentes del movimiento, lo cual explica la
importancia que tenían para ellos las relaciones con el POUM.
Evidentemente,
la situación se había agravado en España y en Europa. Los retrocesos de la
revolución en España habían facilitado las ofensivas de Franco. El POUM estaba
en la clandestinidad. Stalin preparaba el viraje hacia la alianza con Hitler y
proseguía la represión contra la vieja guardia bolchevique, las depuraciones,
los procesos y las deportaciones. La amenaza de guerra era más clara que nunca
tras la anexión de Austria por Hitler. Los revolucionarios de Europa y, en
particular, los de España y de la URSS, se encontraban en una situación
realmente dramática y comenzaban a comprender los aspectos más reaccionarios y
terroristas del estalinismo.
Recuerdo
que en 1938, en la Prisión del Estado de Barcelona, donde estábamos recluidos
los dirigentes del POUM, Andrade, Rey y otros compañeros, se extrañaban del
"silencio de Trotsky" ante
la represión contra el POUM y el asesinato de Nin. En realidad, también
nosotros estábamos mal informados. El 8 de agosto de 1937, Trotsky había publicado una declaración
en México en la que decía: "Nin es un veterano e incorruptible revolucionario. Defendía los
intereses del pueblo español y combatía a los agentes de la burocracia
soviética (...) Se esforzaba por defender la independencia del proletariado
español, contra las maquinaciones burocráticas de la pandilla en el poder en
Moscú. Rehusó colaborar con la GPU para arruinar los intereses del proletariado
español. Éste es su único crimen. Y lo pagó con su vida" (11). El tono de esta declaración nos
hace suponer que debió de lamentar la ausencia de un diálogo eficaz con Nin y
la falta de una cooperación eficaz con el POUM, un partido que combatía en
España por la verdad sobre el estalinismo y por los que morían en la URSS
defendiendo los principios fundamentales del socialismo frente a Stalin.
Trotsky dijo en varias ocasiones que Nin era "su amigo" (12) y esto tenía mucho valor para él,
aunque no siempre fue justo con sus verdaderos amigos y camaradas. Todos los
hombres -y sobre todo los más eminentes- tienen sus pasiones y sus flaquezas.
Pero dejadme terminar también recordando que Trotsky dijo, asimismo, que el
POUM "era el partido más honesto de España" (13).
Notas
de la Fundación Andreu Nin
(1) La Révolution Espagnole, suplemento de Études Marxistes nº 7-8, París, 1969.
(1) La Révolution Espagnole, suplemento de Études Marxistes nº 7-8, París, 1969.
(2)
"Adiós a Andrés Nin", publicado inicialmente en La Révolution
Prolétarienne nº 253, de 25 de agosto de 1937 (existe versión inglesa
en The Serge-Trotsky Papers, a cargo de D.Cotterill, London, Pluto
Press, 1994, p.145).
(3) Diego
Rivera (1886-1957) fue uno de los máximos exponentes de la escuela muralista y
unos de los grandes pintores mejicanos del siglo. Fundador del Partido
Comunista de Méjico, fue miembro de su comité central desde 1922 hasta su
abandono del partido en 1927, al declararse partidario de Trotsky. Hizo
gestiones para su asilo en Méjico y, una vez Trotsky allí, él y su esposa,
Frida Kahlo, fueron sus anfitriones. En 1939 Diego Rivera abandonó la Cuarta
Internacional tras su ruptura con Trotsky.
(4) En el
extracto de una carta de 3 de junio de 1936 Trotsky escribe textualmente a
Víctor Serge: "Durante varios años he mantenido correspondencia con él [se
refiere a Nin] de una manera regular. Algunas de mis cartas eran verdaderos
tratados: se trataba de la revolución viva en la que Nin podía y debía jugar un
papel activo. Pienso que mis cartas a Nin durante dos o tres años podrían
constituir un volumen de varios centenares de páginas: ello basta para
mostrarle la importancia que concedía a Nin y a las relaciones amistosas con
él" (León Trotsky, La revolución española, volumen 1,
Barcelona, Editorial Fontanella, 1977, p.346)..
(5) La
mencionada carta de Trotsky (el camarada Crux) es citada por Jean Rous en su
informe sobre la fusión del BOC y la ICE, en octubre de 1935 (recogido en La
revolución española, volumen 2, o.c., p.370).
(6) Esta
polémica puede tener su origen, con independencia de las intenciones del POUM
al adherirse a dicha coalición, en que en el preámbulo de manifiesto electoral
de ésta se declara que los partidos firmantes han llegado a "comprometer
un plan político común que sirva de fundamento y cartel a la coalición de sus
respectivas fuerzas en la inmediata contienda electoral y de norma de gobierno
que habrán de desarrollar los partidos republicanos de izquierda, con el apoyo
de las fuerzas obreras, en el caso de victoria".
(7) ººº, o.c., pp.65-67.
(8) Costa
Amic había sido delegado por Andreu Nin, en su calidad de consejero de Justicia
del gobierno de la Generalitat en octubre de 1936 para solicitar, en su nombre,
asilo político para Trotsky al presidente Cárdenas (Víctor Alba, El marxismo en España (1919-1939),
México, B. Costa Amic editor, 1973, tomo I, p.392). Lázaro Cárdenas (1895-1970)
fue presidente de Méjico entre 1934 y 1940 y siguió una política de izquierdas
en materia de reparto de tierras, relaciones con la iglesia católica y con el
capital extranjero. Además de conceder asilo a Trotsky abrió las puertas de su
país a los refugiados republicanos españoles al finalizar la guerra
civil.
(9) L. Trotsky, Stalin y sus crímenes,
Madrid, NOS Editorial, 1947.
(11) L.
Trotsky, "El asesinato de Andrés Nin por los agentes de la GPU" (8 de
agosto de 1937) en La revolución española, volumen 2, o.c., pp.130-132.
(12)
En su declaración ante la comisión de investigación sobre los procesos de
Moscú, presidida por el filósofo John Dewey, el 14 de abril de 1937 Trotsky
respondió a la pregunta de Carleton Beals sobre quién dirigía el POUM lo
siguiente: "Nin. Es amigo mío. Lo conozco bien. Pero lo critico
mucho" (León Trotsky, La revolución española, volumen 2,
o.c., p. 93).
(13)
En "Lección de España: última advertencia" (17 de diciembre de 1937)
Trotsky afirmaba: "El exceso de prudencia es la más funesta de las
imprudencias. Esta es la principal lección del derrumbe de la organización
política más honesta de España: el POUM, partido centrista" (La revolución española, volumen 2, o.c., p.238).
Edición
digital de la Fundación Andreu Nin, mayo 2003
El POUM en
la historia. Andreu Nin y la revolución española
ÍNDICE
PRÓLOGO (Wilebaldo Solano)
I. EL
PARTIDO OBRERO DE UNIFICACIÓN MARXISTA Y LA JUVENTUD COMUNISTA IBÉRICA
2. La
política revolucionaria del POUM.
3. La
Juventud Comunista Ibérica en la revolución y la guerra de España.
6. Un
período capital en la historia del POUM: el primer año de exilio en Francia.
II.
ANDREU NIN EN SU TIEMPO
2. Recuerdos
de Andreu Nin.
3. El último día con Andreu Nin.
El
último día con Andrés Nin
|
III.
VIDAS PARALELAS
Andreu
Nin y Joaquín Maurín
|
2. Andreu
Nin y León Trotsky.
Andreu
Nin y León Trotsky
|
3. Andreu
Nin y Víctor Serge.
IV. RECUERDOS
MILITANTES
1. El
ejemplo de Sneevliet. Henk Sneevliet
2. En
memoria de Narcis Molins i Fábrega. Narcis Molins i Fábrega
3. Recuerdo
de Josep Rovira. Josep Rovira
4. El último
adiós a Aquilino Moral. Aquilino Moral
5. Semblanza
de Juan Andrade
6. En
memoria de Enrique Rodríguez. Enrique Rodríguez "Quique"
7. A la
memoria de Enric Panadés. Enric Panadés
8. En
recuerdo de José Grimalt. José Grimalt
9. Homenaje
a Claude Bourdet. Claude Bourdet
10. Los
nuestros: Alberto Aranda. Alberto Aranda
11. Adiós a
Pilar Santiago. Pilar Santiago
APÉNDICE
DOCUMENTAL
1. El
estalinismo y el POUM (extracto del informe de Luigi Longo de 1939).
2. Tres
documentos de León Trotsky.
3. Cartas
desde la cárcel de los presos del POUM al gobierno.
— Carta de
14 de julio de 1938.
— Carta de
22 de julio de 1938.
— Carta de
19 de enero de 1939.
4. Editorial
de Treball sobre Andreu Nin (diciembre de 1989).
NOTAS (al
final de cada capítulo) E ÍNDICE ONOMÁSTICO
Cartas desde
la cárcel de los presos del POUM al Gobierno republicano. Sentencia al POUM. 29
de Octubre de 1938
http://eljanoandaluz.blogspot.com.es/2017/09/cartas-desde-la-carcel-de-los-presos.html
http://eljanoandaluz.blogspot.com.es/2017/09/cartas-desde-la-carcel-de-los-presos.html
Trotsky, el
POUM y los hechos de mayo. Andy Durgan
A 83 años de
la Alianza Obrera o Frente Único y de la insurrección y la revolución de
octubre de 1934 en Asturias
Algunas
notas sobre la represión del POUM en la zona republicana
Claudio
Albertani. La tragedia de León Trotsky
La
Revolución española. Volumen I 1930-1936
La Revolución
española. Volumen II 1936-1940
Leon Trotsky
LA
REVOLUCIÓN ESPAÑOLA
(1930-1939)
LA
REVOLUCIÓN ESPAÑOLA (1930 - 1939)
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