Copiado del
libro, Juan Andrade, La revolución española día a día. Edita:
Editorial Nueva era y publicaciones trazo. Primera
edición: mayo 1979.
Prólogo y
notas: Pelai Pagés (NOTAS POLITICAS DIARIAS)
Desde la
pág. 47 La Batalla, 15 de diciembre de 1936
Ha adquirido
estado público la crisis del Consejo de la Generalidad. La crisis, en realidad,
estaba planteado hace tiempo y todo el mundo sabía ya hace días, a qué
atenerse. Sin embargo, la causa oficial que ha provocado su publicidad, ha sido
diversa a la que efectivamente había ocasionado el estado latente de crisis que
existía. Por si alguna duda cupiese sobre esto, el domingo mismo, unas
declaraciones de Camorera, aparecidas en “Treball”, nos aclaran de manera
definitiva todo el verdadero fondo político de la cuestión (19). Lo que sabíamos e insinuábamos y
decíamos hace días, se confirma plenamente de modo oficial por parte del
representante máximo del partido responsable.
El fondo de
la crisis consiste exclusivamente en el
propósito de eliminar del Consejo de la generalidad a nuestro partido.
Aunque parezca paradógico, no han sido las fracciones pequeñaburguesas las que
han planteado la necesidad de la eliminación de un partido obrero
revolucionario. La iniciativa, la propuesta y la intransigencia han surgido de
un partido que se dice proletario y que en parte se nutre de sus militantes
obreros. Y aún es más paradógico el hecho de que pretende el P.S.U.C. sea expulsar a nuestro
partido para facilitar cómodamente un retorno hacia las posiciones anteriores
de la república democrática.
La posición
pública adoptada por los mencheviques catalanes, facilitará bastante el
esclarecimiento del desarrollo político de los acontecimientos y la comprensión
de las diferentes concepciones. P.S.U.C. ha puesto las cartas boca arriba.
Claramente expresa que prefiere la mejor convivencia amistosa y claudicante con
las fracciones pequeñaburguesas, que la unidad de acción, sobre una plataforma
revolucionaria, con las organizaciones proletarias. En unión con las primeras
trata de construir un dique que se oponga a los avances revolucionarios de los
trabajadores, que expresan sus anhelos a través del P.O.U.M. y de la C.N.T.
La
revolución española se encuentra en un momento fundamentalmente crítico. El
litigio político planteado ahora en Cataluña no es meramente un simple
conflicto entre organizaciones. Es sencillamente, todo el curso futuro de la
revolución, lo que está sobre el tapete. En este sentido, la salida que se dé a
la crisis ha de tener una repercusión cuyo alcance no se pueda medir. Se trata,
sencillamente de saber si el movimiento que vivimos ha de canalizarse en las
formas de Gobierno anteriores al 18 de julio o de si ha de culminar la
revolución en un régimen socialista.
El P.S.UC.,
a pesar de su mosaico de tendencias, está inspirado por la Internacional
Comunista. Traduce a la situación española el criterio político actual de la
III Internacional, basado en la concepción del Frente Popular; expone, amplía y
vulgariza las consignas democráticas pequeñoburguesas en oposición a la
concepción de la revolución internacional. Partiendo de esa base, el P.S.U.C.
ha emprendido la ofensiva contra el P.O.U.M., porque estima que nuestro Partido
representa los sentimientos revolucionarios de las masas trabajadoras
españolas.
Hasta ahora,
de forma solapada, se venido realizando una campaña sistemática presentando a
nuestro Partido y militantes como escisionistas y enemigos de la unidad. La
especulación realizada en torno a la unidad tenía como objeto explotar los
sentimientos de los trabajadores. Con las declaraciones aparecidas en
“Treball”, la cuestión se aclara más a la luz del día. Deliberadamente, el
P.S.U.C. se ponía por anticipado la venda. Persiguiendo el propósito de romper
la unidad de acción de los trabajadores, quería achacarnos su intención
escisionista. Por eso, día tras día, sin concretar ni probar sus acusaciones, ha
pretendido cargarnos con el sambenito de enemigos de la unidad, para preparar
el ambiente propicio a su presente actitud.
Ya hemos
aludido en otra ocasión, a que la nominal mayoría obrera del Consejo de la
Generalidad quedó convertida desde su constitución en minoría, a consecuencia
de que un partido que se titula marxista, cae políticamente del lado de la
fracciones pequeñaburguesas en lugar de parte del proletariado. A la
socialdemocracia le corresponde desde 1914 la misión de agente de la burguesía
en el seno del movimiento obrero; el comunismo oficial, pues no otra cosa es el
P.S.U.C., es ideológica y prácticamente el instrumento de las fracciones
pequeñoburguesas democrática. En esta calidad, viene actuando el P.S.U.C.,
desde hace semanas, con la finalidad de eliminar a nuestro Partido de toda
política. La maniobra ha adquirido en estos momentos su mayor volumen.
Sin embargo,
podemos decir que, a pesar de todo, la revolución entra en Cataluña en una
nueva fase. Sobre una cuestión circunstancial se ha producido el acuerdo
general tácito de las dos organizaciones, C.N.T y P.O.U.M., y un mayor
estrechamiento entre las fracciones pequeñoburguesas y agentes. El problema
está ahora más claramente planteado. El crecimiento de la hegemonía del
proletariado en la revolución está al orden del día.
Nota (19)
Camorea realizó las declaraciones a “Treball” el 13 de diciembre de
1936, una vez planteada ya la crisis en
el Consejo de la Generalitat. En ellas afirmaba que “existen motivos
fundamentales y suficientemente demostrados que este organismo (se refería al
POUM) ha sido desleal con el Gobierno”, y además, que “el POUM ha iniciado una
campaña innoble de ataques y de injurias contra el gran país proletario amigo
nuestro, utilizando precisamente los
mismos argumentos de los fascistas alemán e italiano. Un grupito que
procede así es un elemento perturbador que es preciso marginar. Combatir a la
URRS en este momento es hacer obra de traición. Nosotros somos incompatibles
con los traidores” (traducido del catalán)
La crisis
del Consejo de la Generalidad y el gobierno de plenos poderes (recogido
en «Trabajo», 12/21/1936)
JOAN
COMORERA
La crisis
del Consejo de la Generalidad y el gobierno de plenos poderes
Discurso pronunciado por Joan Comorera en el Hotel Price de Barcelona,
el 20 de diciembre de 1936, y publicado originalmente el día siguiente al
órgano del PSUC, «Trabajo» «Treball»
Citas.
“Hemos
provocado esta crisis. Hay que proclamar bien alto”
“Hace dos
meses que en este mismo local hablamos de las armas que hay en la retaguardia”
“Y en aquel
mitin me cupo a mí el gozo extraordinario de comunicar a aquella inmensa
multitud hermanada, marxistas y anarquistas, los acuerdos del primer Consejo de
colaboración de la Generalitat, de explicar, de manera sintética todo su
alcance. Hablamos de las colectivizaciones, hablamos de la movilización para
crear el Ejército Popular, hablamos de la militarización de las milicias, y
hablamos de la recogida de armas que están en manos de aquellos que se llaman
grupos incontrolados pero que en el fondo no son otra cosa que los grupos
parasitarios de la revolución. Y muy a menudo, no ya grupos parasitarios que de
una manera más o menos pasiva, o activa, viven de la revolución, sino que a
veces son también los gangsters de la revolución.”
Parecía que
se había conseguido lo que una semana antes exigía, en nombre del frente, con
su claridad y su energía el compañero Del Barrio. Pero sucedió que
habíamos escrito unos Decretos sobre papel mojado. No se cumplió el Decreto
de recogida de armas, no se cumplió el Decreto de Movilización e incluso en el
frente mismo hubo una especie de pronunciamiento contra el
Decreto de Movilización y de unificación de las Milicias.
Y fue el 24
de noviembre que de una manera oficial presentamos a los compañeros de la CNT y
de la FAI un documento firmado por el Partido Socialista Unificado de Cataluña
y por la Unión General de Trabajadores. En ese documento planteábamos a
estos compañeros, con toda claridad, todos los problemas que teníamos ante
nosotros y que había que resolver.
Nuestra proposición de depuración
gubernamental
“Qué les
proponíamos? Proponíamos, en primer término, una depuración gubernamental,
porque la experiencia vivida en dos meses y medio nos había convencido de que
un Consejo no puede ir adelante si en su seno, abusando de la situación y
abusando de la lealtad de los demás, se hay filtran demagogos irresponsables,
que a menudo por su obra y por las consecuencias de su obra pueden calificarse
de agentes provocadores. Planteamos esta cuestión. Hay que depurar el
Gobierno, hay que fortalecer la unidad de acción del nuevo Consejo de Cataluña,
eliminando todos los factores de discordia sistemática y de infantilismo
revolucionario. Y exigíamos que,
del nuevo Consejo, no formara parte ningún representante de la fracción
trotskista, que se ha apoderado de un movimiento responsable que él no creó.
Pedimos esto
por muchas razones. Para que esta
fracción trotskista, de una manera sistemática ha hecho una política de
división. Recordó a nosotros y ha recordado a la CNT, con mala
intención, todo lo que nos podía separar, todo lo que nos podía hacer pelear,
todo lo que podía obligar, de continuar esto, a una ruptura del pacto de unidad
de acción que con ellos habíamos firmado.”
El trotskismo, elemento de discordia
en un movimiento que ellos no han creado
Informe
de Joan Comorera a la Primera Conferencia Nacional del PSUC
Report leído en la Primera Conferencia Nacional del PSUC, y recogido por
« Trabajo »,
el 25 de julio de 1937.
Cartas a
un compañero
Sobre la
unificación socialista y comunista
Publicado originalmente en el «Justicia Social» del 23.11.1935
(N.34). Comorera, como la mayoría del gobierno Companys, restaba entonces
tomado el Penal del Puerto de Santa María (cerca de Cádiz, en Andalucía).
Joan
Comorera (Cervera, 1895 - Burgos, 1958)
JUAN
ANDRADE (1898-1981) MARÍA TERESA GARCÍA BANÚS (1895-1989)
Primera campaña
de difamaciones y calumnias, en la que se identificaba al POUM con el fascismo
internacional, se intensificó desde finales de 1936 y en los primeros meses de
1937
Dolores
Ibárruri y José Díaz también hicieron campaña de difamación y calumnias contra
el POUM.
Dolores
Ibárruri. Respuesta a los enemigos, calumniadores y elementos vacilantes
Respuesta a los enemigos,
calumniadores y elementos vacilantes (10 de agosto de 1937)
Citas:
Sobre todo, es necesario poner fin definitivamente a la "Quinta
Columna". Ya nos hemos vuelto roncos al repetirlo constantemente, y
esperamos que el gobierno nos oiga por fin. Esta "Quinta Columna",
como ha dicho el Camarada José Díaz, es tan larga que, por alguna razón u otra,
su final no puede ser visto hoy. Debemos ayudar al gobierno en su labor de
purgar la retaguardia y, además, cada uno de nosotros en particular debe estar
atento a los que nos rodean. Todo sentimentalismo debe ser desechado, y
debemos, sin vacilar, exponer a todos aquellos a quienes sospechamos de
hostilidad a nuestro sistema.
Cuando
señalamos la necesidad de una lucha contra el trotskismo, nos encontramos con
un fenómeno muy extraño, porque se levantan voces en su defensa en las filas de
ciertas organizaciones y entre ciertos círculos de ciertos partidos. Estas
voces pertenecen a personas que están saturadas de esta ideología
contrarrevolucionaria. Los trotskistas se han transformado durante mucho
tiempo en agentes del fascismo, en agentes de la Gestapo alemana. Lo vimos
en la práctica durante el golpe de mayo en Cataluña; lo vimos claramente
en los brotes rebeldes en otras localidades. Y todo el mundo verá esto
cuando el juicio empiece contra los líderes del POUM que fueron atrapados en su
actividad de espionaje. Y vemos la mano del fascismo en todas las acciones
que se dirigen a desmoralizar nuestra retaguardia, a socavar la autoridad de la
República.
El
trotskismo debe ser arrancado de las filas proletarias de nuestro Partido como una raíz de plantas
venenosas. Los trotskistas deben ser arrancados y destruidos como bestias
salvajes, pues de lo contrario, en cada momento decisivo en que nuestros
hombres deseen emprender la ofensiva, no podremos comenzar por los trastornos
provocados por los trotskistas en la retaguardia. Debe ponerse fin a estos
traidores de una vez por todas, para que nuestros hombres de frente puedan
luchar sin temer que serán apuñalados en la espalda.
[Libro] José Díaz Ramos TRES AÑOS DE LUCHA
José Díaz
Ramos. Qué somos y qué queremos los comunistas
Discurso
pronunciado en el Cine Capitol, de Valencia, el 9 de mayo de 1937
Los
trotskistas, agentes del fascismo
¡Limpieza
implacable de la retaguardia!
¡Desarmemos
a los que apuñalan por la espalda a la guerra y a la revolución!
Para
aplastar a Franco, más unidos que nunca dentro del Frente Popular
Informe pronunciado en el Pleno del CC del PC
celebrado en Valencia los días 13 a 16 de noviembre de 1937
CITAS:
La
lucha contra la “Quinta Columna”. La acción criminal de los trotskistas.
Otro de los
problemas que hay que acometer sin vacilaciones, con toda energía, es el de la
lucha contra los espías, contra la “Quinta Columna”.
Tenemos que
emprender una lucha a muerte contra los enemigos del pueblo en nuestra
retaguardia. Éstos son más peligrosos que los enemigos descubiertos, los
fascistas que están frente a nuestras trincheras. De éstos se encargan nuestros
soldados y nuestros cañones. Pero los emboscados, los provocadores, los espías
nos atacan en la sombra y por la espalda.
Los
principales enemigos del pueblo en la retaguardia son los trotskistas; son los
enemigos más encarnizados de nuestra causa, los agentes directos de Franco en
nuestras filas. ¿Cuál es la labor de los trotskistas en nuestra retaguardia?
Minar las bases de la unión antifascista, desmoralizar a los obreros, servir de
espías. Las relaciones de los trotskistas con Franco, los servicios de
espionaje y de provocación que el POUM presta al fascismo se han demostrado ya
suficientemente. Los numerosos descubrimientos de la policía lo han comprobado.
Contra los provocadores del POUM, no sólo existen ya las pruebas políticas de
los artículos de su prensa, de sus discursos, de las hojas clandestinas, que
reparten; existen las pruebas criminales de las claves, las cartas y los
documentos encontrados por la policía en sus locales y en poder de sus
dirigentes.
¿Qué son los
trotskistas descubiertos últimamente en Barcelona, según la nota oficial del
jefe superior de policía de aquella ciudad, publicada en la prensa, más que una
partida de bandidos?
Precisamente,
este descubrimiento ha demostrado la extensión del espionaje y la ruindad de la
traición trotskista.
Con estos
criminales no se puede tener piedad ninguna. Hay que aplastarlos con el mismo
rigor con que se aplasta a los fascistas. (Ovación.)
El gobierno
ha tomado ya algunas medidas: los descubrimientos de la policía, el
encarcelamiento de los dirigentes del POUM, la entrega de muchos de ellos al
Tribunal de Espionaje y Alta Traición son hechos positivos en defensa de
nuestra causa. Pero aún hace falta mayor energía por parte del gobierno, por
parte del Ministerio de la Gobernación y, particularmente, del Ministerio de
Justicia. (Gran ovación.) ¿Quién puede pedir ya más pruebas para juzgar
a estos bandidos? ¿Qué antifascista honrado pide más pruebas cuando se descubre
a un espía con cartas cifradas y documentos militares? No; ya no hacen falta
más pruebas. Todos debemos considerar al POUM como una organización clandestina
al servicio de Franco. Tenemos la obligación de descubrirla. Los
descubrimientos de la policía han probado que los falangistas y los “poumistas”
trabajan unidos en el espionaje y en la ilegalidad. Pues bien; si trabajan
juntos, hay que aplastarlos juntos. (Gran ovación.)
Lo que se ha
dado en llamar “Quinta Columna” está campando hoy por sus respetos. Cada día
que pasa, la organización de los espías, de los provocadores y traidores se
fortalece. Se descubren organizaciones de este tipo no solamente en las
ciudades, sino dentro del aparato mismo del Estado, en los órganos de seguridad
del Estado, en el Ejército, en los tribunales.
Y, a pesar
de ello, sigue tratándose con benevolencia a los complicados, a los acusados de
traición. Los tribunales no condenan con la severidad con que los propios
códigos exigen que se castigue al traidor. El espía, el provocador, si es
condenado, lo es a penas que le permiten recobrar pronto su libertad y reforzar
su trabajo.
Resolución
del Comité Ejecutivo del POUM en los procesos de Moscú (28 de agosto de 1936)
Juan Andrade.
España en poder del estalinismo
Juan
Andrade. El derecho a discrepar es una garantía de porvenir
Ante la
eventualidad de un nuevo frenazo a la revolución
El problema
de la educación socialista de la nueva generación
Juan
Andrade. Los problemas de la construcción económica del socialismo
Ante la
eventualidad de un nuevo frenazo a la revolución
Juan
Andrade. El primero de mayo a través del movimiento obrero (1 de mayo de 1937)
Revisita
Comunismo (1931-1934)
[Libro] Juan
Andrade (1897-1981) Vida y voz de un revolucionario. Documentos complementarios.
Andrés Nin
1937 Declaración Final a la Policía (21 de junio de 1937) y otros documentos.
Cartas desde
la cárcel de los presos del POUM al Gobierno republicano. Sentencia al POUM. 29
de Octubre de 1938
España
Traicionada (Stalin y la guerra civil) Ronald Radosh, Mary R. Haberck (eds).
Primera parte.
El terror
estalinista en Barcelona 1938 (Agustín Guillamón)
Estruch Tobella, Joan (2000). Historia oculta
del PCE. Madrid: Temas de Hoy.
Joan Estruch
Tobella
García Cotarelo, Ramón (1978). «Las
vicisitudes del comunismo español y su historiografía». Revista de Estudios Políticos (Centro de Estudios
Las
vicisitudes del comunismo español y su historiografía
- Autores: Ramón
García Cotarelo
- Localización: Revista de
estudios políticos, ISSN 0048-7694, Nº 3, 1978, págs. 133-142
- Idioma: español
cita
* JOAN
ESTRUCH: Historia del PCE (1) (1920-1939), prólogo de Fernando Claudín,
Barcelona, El Viejo Topo, 1978, 196 págs.; PELAI PAGÉS: Historia del Partido
Comunista de España, introducción de Juan Andrade, Barcelona, Ricou/Hacer,
1978, 149 pá- ginas, y FERNANDO CLAUDÍN: Documentos de una divergencia
comunista, Barcelona, El Viejo Topo, 1978, 315 págs.
Historias
del comunismo español: tres estudios recientes
Felipe
Nieto
HISTORIAS
DEL COMUNISMO ESPAÑOL: TRES ESTUDIOS RECIENTES
EsTRucH,
JOAN: Historia oculta del PCE. Ed. Temas de Hoy, Madrid, 2000, 302 págs.
MARTORELL,
MANUEL: Jesús Monzón, el líder olvidado por ¡a historia, pról. de Manuel
Vázquez Montalbán. Ed. Pamiela, Pamplona, 2000, 284 págs.
GiNARD I FÉRON, DAVID: Heriberto Quiñones y el
movimiento comunista en España (1931-1942), pról. de Paul Preston. Edicions
Documenta Balear, Palma-Madrid, 2000, 224 págs.
Historia
oculta del PCE. Joan Estruch
Índice del
libro
“Historia oculta del PCE” (I)
“Historia oculta del PCE” (I I)
“Historia oculta del PCE” (I I I)
"Historia oculta del PCE"
(y I V)
EL MARXISMO
CATALÁN Y SUS RELACIONES CON EL PCE Y LA URSS DESDE 1921
Joan Comorera La crisis del Consejo de la Generalidad y
el gobierno de plenos poderes
Discurso pronunciado por Joan Comorera en el Hotel Price de Barcelona,
el 20 de diciembre de 1936, y publicado originalmente el día siguiente al
órgano del PSUC, «Trabajo» «Treball»
CATALUÑA
acaba de pasar por una profunda conmoción política. Quizás desde que se
inició la guerra, provocada por los generales traidores, no ha habido en la
vida política y social de Cataluña horas más dramáticas que las que acabamos de
vivir. Los trabajadores habían intuido que en esta lucha se jugaban algo
trascendental; y es esta convicción de los trabajadores y de los
campesinos de Cataluña lo que ha dado ese tono dramático a la lucha política.
Lenguaje
crudo y claro, para poder entendernos
¿Quién ha
provocado esta situación y cuáles han sido los motivos que justificaron su
provocación? Vale la pena que digamos con toda claridad qué es lo que ha
sucedido y qué es lo que se ha convertido, porque sólo así, hablando
claramente, podremos llegar a entendernos y conseguir, no ya victoria rápida
sobre el fascismo, sino construir una mejor sociedad humana. Esta crisis,
la hemos provocado nosotros. Debemos decirlo bien alto y bien fuerte: la
hemos provocado nosotros con plena conciencia de nuestra responsabilidad.
¿Qué motivos
nos hicieron inducir y nos convencieron a nosotros de la necesidad de provocar
esta solución política hoy ya resuelta? No es, como se ha dicho en tonos
polémicos y por algunos en todo de mala fe, que todo quedara reducido a una
lucha de partido. No ha sido así, no ha sido una lucha de partido. Nosotros,
en cuanto a partido y en cuanto a organización, admitimos todos los ataques que
se nos quieran hacer. Somos suficientemente fuertes, estamos bastante
convencidos, somos ya un movimiento suficientemente sólido para poder
defendernos y responder a los ataques como sea. No ha sido una lucha de
partido; ha sido, necesariamente, la continuación lógica de nuestra línea
política.
Los
trabajadores que han seguido paso a paso nuestra actuación desde el 19 de
julio, ya lo sabían, ya podían prever que llegaría un momento en que el partido
y la UGT siguiendo inflexibles su línea política, pondrían las cartas sobre la
mesa exigiendo una solución honrada y eficiente. Todos lo sabíamos y todo
lo podíamos presentir.
Hemos provocado esta crisis. Hay
que proclamar bien alto
Fuimos
nosotros, en el primer Comité de Enlace, los que iniciamos y planteó la
necesidad de crear un Gobierno de colaboración con la CNT. Fueron los
otros los que, en actos públicos, trataron de convencer toda la masa
trabajadora de la necesidad imperiosa de dejar los puestos subalternos y
clandestinos del Gobierno, para tomar todo el Gobierno. Pero nosotros no
creíamos que se iría a un Gobierno para simular una fuerza
gubernamental. Nosotros queríamos un Gobierno que pudiera gobernar y que
pudiera organizar todas las fuerzas, todas las energías, todos los recursos del
país para apresurar la victoria y asegurar una mejor construcción
revolucionaria del mañana, del futuro. Y lo hemos dicho de manera
sistemática, en Cataluña; y marcado como meta luminosa la trayectoria
hasta ahora seguida, han sido estos mítines periódicos del Price, donde hemos
lanzado en cada momento o en cada hora, la consigna necesaria para asegurar una
rápida victoria y la mejor construcción revolucionaria del porvenir. Todo
se ha dicho aquí y todo hoy continuaremos diciéndolo aquí; y mañana
continuaremos diciéndolo igualmente cuando las nuevas condiciones planteadas lo
hagan necesario.
Hace dos
meses que en este mismo local hablamos de las armas que hay en la retaguardia.
Al Price celebramos
ya hará unos dos meses un mitin, y en este mitin habló también el compañero Del
Barrio; y en ese acto el compañero Del Barrio fijó de una manera clara y
categórica las consignas de aquel momento. Su discurso giró en torno a la
necesidad imperiosa de organizar rápidamente el ejército popular, de unificar y
militarizar las milicias de los frentes de guerra, cumplir estrictamente la
política económica del Consejo de la Generalidad y de poder llegar a una
política inteligente · inteligente de la recogida de armas en el interior del
país, para que estas armas en el interior del país servían para desmoralizar a
la retaguardia y perturbar la vida del trabajo. Aquel mitin tuvo
inmediatas y fuertes consecuencias. Esa misma semana dando un paso más
adelante, salió del Comité de Enlace otra vez repuesto, el pacto de convivencia
entre la UGT y la CNT. Y tuvo aún consecuencias mejores; y estas
consecuencias mejores fueron ser que al final de esa misma semana en el Consejo
de la Generalidad, al fin, se resolvió legislar sobre lo que es materia
esencial hoy: sobre la preocupación económica de la masa trabajadora y sobre
las necesidades militares.
Y fue ese
día que se aprobaron el Decreto de Colectivizaciones, el Decreto de
Movilización general, el Decreto de Militarización y unificación de las
Milicias del frente, y el Decreto de recogida de armas en el interior del país,
para poner -las a disposición del consejero de Defensa y de las necesidades
urgentes de la guerra.
Y fue al día
siguiente, aunque, como una consecuencia natural y espontánea de esta acción
sistemática en la que nosotros estamos desde el 19 de julio, que se celebraba
en la Monumental el primer gran mitin de unidad sindical, el primer gran mitin
que abrió la perspectiva, tal vez no lejana, de otro mitin, tan firme como
aquel, tan poderoso como aquel, en el que se hable, no de unidad de acción
sindical, sino para celebrar la unidad orgánica sindical conseguida después o
antes de la victoria.
Y en aquel
mitin me cupo a mí el gozo extraordinario de comunicar a aquella inmensa
multitud hermanada, marxistas y anarquistas, los acuerdos del primer Consejo de
colaboración de la Generalitat, de explicar, de manera sintética todo su
alcance. Hablamos de las colectivizaciones, hablamos de la movilización para
crear el Ejército Popular, hablamos de la militarización de las milicias, y
hablamos de la recogida de armas que están en manos de aquellos que se llaman grupos incontrolados pero que en el fondo no son otra cosa que
los grupos parasitarios de la revolución. Y muy a menudo, no ya grupos
parasitarios que de una manera más o menos pasiva, o activa, viven de la
revolución, sino que a veces son también los gangsters de la revolución.
Parecía que
se había conseguido lo que una semana antes exigía, en nombre del frente, con
su claridad y su energía el compañero Del Barrio. Pero sucedió que
habíamos escrito unos Decretos sobre papel mojado. No se cumplió el
Decreto de recogida de armas, no se cumplió el Decreto de Movilización e
incluso en el frente mismo hubo una especie de pronunciamiento contra
el Decreto de Movilización y de unificación de las Milicias.
Aquello,
compañeros, creó inevitablemente una nueva situación. ¿Podía admitirse
silenciosamente, razonadamente; podía admitirse cobardemente que aquel
fracaso integral de aquel Consejo fuese tolerado, fuera permitido con nuestra
complicidad? No lo quisimos. Se hicieron muchos esfuerzos para
rehacer aquella situación que ese mismo día se podía dar por muerta. Se
tuvo a la Generalidad una especie de Gran Consejo, presidido por Companys, con
los consejeros y los Comités responsables de todas las organizaciones
representadas en el Gobierno, reunión plenaria que acabó con un voto de
confianza plena al Consejo, que no pasó, como era lógico y dada ya la
situación, de pura literatura.
Se hicieron
aún otros esfuerzos y se llegó a la creación de una ponencia de consejeros,
fortalecida por la representación directa de la UGT y de la CNT para ver si
había manera, antes de provocar una nueva situación, de poder conseguir una
mayor disciplina y poder conseguir el cumplimiento estricto de los Decretos del
Gobierno.
Todo fue en
vano. A la vez, la situación interior y la política internacional se
hacían más peligrosas para nuestra causa. Alemania e Italia reconocían el
«Gobierno» de Burgos, y después de ese reconocimiento comenzó el envío
precipitada de hombre de los ejércitos regulares de aquellos dos países. Y
en la política interior se preveía como inminente el ataque directo contra
Cataluña, desde el frente aragonés y desde la costa, saliendo de Palma de
Mallorca, que la otra vez calificado, aquí mismo, de puñal levantado contra el
hombro de Cataluña, donde se movilizaban hombres italianos y fascistas
españoles, para intentar el desembarco. Y el agravamiento evidente y
consiguiente de la situación internacional, los posibles peligros inminentes
contra Cataluña.
Y fue el 24 de noviembre que de una manera
oficial presentamos a los compañeros de la CNT y de la FAI un documento firmado
por el Partido Socialista Unificado de Cataluña y por la Unión General de
Trabajadores. En ese documento planteábamos a estos compañeros, con toda
claridad, todos los problemas que teníamos ante nosotros y que había que
resolver.
Nuestra proposición de depuración
gubernamental
Qué les
proponíamos? Proponíamos, en primer término, una depuración gubernamental,
porque la experiencia vivida en dos meses y medio nos había convencido de que
un Consejo no puede ir adelante si en su seno, abusando de la situación y
abusando de la lealtad de los demás, se hay filtran demagogos irresponsables,
que a menudo por su obra y por las consecuencias de su obra pueden calificarse
de agentes provocadores. Planteamos
esta cuestión. Hay que depurar el Gobierno, hay que fortalecer la unidad
de acción del nuevo Consejo de Cataluña, eliminando todos los factores de
discordia sistemática y de infantilismo
revolucionario. Y exigíamos
que, del nuevo Consejo, no formara parte ningún representante de la fracción
trotskista, que se ha apoderado de un movimiento responsable que él no creó.
Pedimos esto
por muchas razones. Para que esta
fracción trotskista, de una manera sistemática ha hecho una política de
división. Recordó a nosotros y ha recordado a la CNT, con mala intención,
todo lo que nos podía separar, todo lo que nos podía hacer pelear, todo lo que
podía obligar, de continuar esto, a una ruptura del pacto de unidad de acción
que con ellos habíamos firmado.
El trotskismo, elemento de discordia
en un movimiento que ellos no han creado
Teníamos que
poner fin a esta actividad. Recordaban todo lo que nos podía separar, pero
la actitud más criminal y más contrarrevolucionaria es cuando iba insistiendo,
también de una manera sistemática y deliberada, a agudizar el recelo, la
desconfianza que han oído, y que todavía quizás sienten, algunos de los grupos
responsables de la dirección de la CNT, porque les han dicho públicamente:
«¿qué hacéis de dejar pasar los hombres de la Brigada Internacional
Comunista? ¿No sabeuy que estos hombres de la Brigada Internacional, una
vez vencido el fascismo serán el instrumento de los Partidos Comunista de
España y de Cataluña para lanzarlos contra vosotros y aniquilar sesión, como
pasó al principio de la revolución rusa? » .
Lo han dicho
públicamente, de manera sistemática, con la intención clara de despertar viejos
recelos, viejas animosidades, viejas intransigencias, y de hacer imposible la
colaboración de las dos Centrales Sindicales, sin la cual la guerra contra el
fascismo se podría dar por perdida.
Y si su
actitud en la política interior no hubiera sido suficiente para justificar
nuestra conducta, tenemos, bastante conocida es de todos, la conducta del grupo trotsquista en la política internacional. En
el mismo momento que Alemania y Japón firman un pacto de alianza, una nueva
unión sagrada, no estrictamente contra la URSS, sino contra la Internacional
Comunista, los líderes del grupo
trotsquista se hacían su aquí la misma campaña, criticando de manera injusta y
sistemática nuestra Internacional. Y en el momento que en el panorama
internacional no hay más que un solo país que esté incondicionalmente a nuestro
lado, en ese preciso momento, es también el
grupo trotskista que comienza una campaña de crítica injusta contra la URSS,
sumándose de esta manera a la acción internacional del fascismo, que se
propone afirmar, descubrir o revelar o delatar que nosotros somos una sucursal
de Moscú, que nosotros somos una colonia sovietitzada. Esto lo ha
hecho el fascismo internacional, que lo ha dicho claramente y lo mantiene
constantemente, hablando sobre todo de Cataluña y ha intrigado también a todas
las cancillerías, afirmando que el poder de la Rusia Soviética sobre Cataluña
era tan absoluto, que la política de Cataluña era dirigida por la URSS y, de
hecho, Cataluña ya era una colonia soviética. Y en este preciso momento en
que el fascismo internacional nos lanza esta obra de críticas y de mentiras y
de provocación contra la URSS, aquí mismo también, en Cataluña, por parte del grupo trotsquista que estaba
en el Consejo, se afirma la misma tesis, se afirma de manera pública
que la política de Cataluña y la política de España estaban mediatizadas por la
acción del embajador Rosenberg y de nuestro camarada Antonov; y nosotros,
compañeros, no podíamos pasar por alto esto en orden político interior ni en
orden político exterior; y nosotros sabíamos que de continuar esa
coalición tal como estaba, no tendría otro resultado que debilitar el frente
antifascista, lo que comenzaba ya con el vicio de nulidad, y para terminar
repitiendo la misma historia. Y planteamos la cuestión que el nuevo
Consejo debía tener la mayor homogeneidad posible y que habían de ser
enjuagados todos aquellos que por su conducta o actitud, por su táctica de
provocación constante, debían hacer imposible toda su obra. Pero no era
ésta, compañeros, la cuestión esencial o la cuestión de fondo. Era un
aspecto del problema, tal como nosotros presentamos, porque en este documento
además de pedir la depuración del nuevo Consejo, planteamos el problema de las
juntas y de los Comités que a menudo mandan más que el Gobierno mismo; planteamos
el problema que todo debía supeditarse a las necesidades de la
guerra; planteamos el problema que teníamos que responder con una más
cordial e íntima colaboración con el gobierno de la República, en la maniobra
del fascismo internacional que nos había inventado en nuestro un separatismo
hoy inexistente. Y resumíamos nuestro pensamiento político de esa hora,
que es la de hoy, pidiendo que ellos y nosotros exigiésemos la constitución
de un Gobierno con plenos poderes. Este es el motivo essencual de la
crisis política: si había o no había posibilidad de constituir un Consejo que
tuviera más autoridad y más prestigio ante la masa trabajadora que aquel otro
Consejo, que nosotros el 24 de
noviembre, de hecho y de derecho hicimos liquidar.
¿Es exagerado
el Gobierno de plenos poderes?
Es que
nuestra petición de plenos poderes es exagerada o es injusta? El Gobierno
de la Generalitat tiene que hacer o debe tener una política militar; debe
tener una política económica, debe tener una política fiscal y debe tener una
política de abastecimientos. Todos son problemas o efectos distintos del
mismo problema.
El Gobierno
de la Generalitat debe tener - repetimos - una política militar, que en los
momentos presentes significa poner en vigor los decretos del anterior Gobierno
y significa ver de golpe cuáles han cumplido y qué no han cumplido los decretos
que ordenan la incorporación a filas de las dos primeras levas, a fin de
encontrar los desertores y llevarlos, les plazca o no les plazca, a sus
cuarteles. Una política militar que significa apresurar el proceso de
reagrupamiento de las fuerzas que están en los frentes para darles la mayor
eficiencia, para darles el impulso ofensivo que ellas íntimamente desean y que
no podrán nunca alcanzar sin esta estructuración.
Hay que
asegurarse de que no habrá nadie que romperá y pasará por encima del decreto de
colectivización en que este Consejo compendiar su labor en materia económica,
porque ya no es hora de las iniciativas de grupos, y hay que tener una visión
integral del problema para poder resolverlo, como se puede resolver en torno al
Gobierno y sobre todo poder ahorrarnos en el día de mañana muchas miserias,
muchos dolores y muchos desengaños, porque yo os tengo que decir: ¿Qué
ganaríamos si por mala acción , por impremeditación o por cobardía de los
responsables en este momento, en lugar de ganar prestigio la idea colectivista
en el seno de la masa trabajadora, perdiese toda su fuerza de atracción por su
mala aplicación en este moderno? Representaría mucho más trabajo para el
día de mañana;
La política
económica nos plantea hoy problemas en toda su angustia. En Cataluña hemos
vivido y aún estamos viviendo de las antiguas reservas. Hemos consumido la
riqueza acumulada en generaciones anteriores, pero no hemos creado riqueza
nueva. Unos han agotado las cuentas corrientes de los bancos; otros
han agotado las materias primas que no han sido reemplazadas; y otros han
agotado las finanzas de la Generalitat cobrando salarios íntegros y semanales
íntegros, mientras los obreros en trabajo activo trabajaban tres días y basura
tres jornales. Así hemos agotado casi hoy todas las posibilidades de
seguir adelante en esta fiesta continua que hemos hecho en la
retaguardia; y hoy ya empiezan los dolores y las dificultades y se puede
ver en los ojos y en el frente de la inmensa mayoría de trabajadores la
angustia, no ya por el resultado de la guerra, sino por las consecuencias de la
impremeditación, de la ligereza y de la cobardía colectiva. Porque hoy ya
se hunde nuestra economía. Los mercados españoles, base natural de nuestra
producción en su mitad están en manos de los fascistas; y la otra mitad
están poblados por muchedumbres de trabajadores que no pueden ni hacen sino ir
sosteniéndose y viviendo de lo que teníamos, porque la guerra tiene sus
exigencias y todo lo consume. Hay mercados perdidos en el interior y no
han ganado mercados en el extranjero, sino por las consecuencias de la
impremeditación, de la ligereza y de la cobardía colectiva. Porque hoy ya
se hunde nuestra economía. Los mercados españoles, base natural de nuestra
producción en su mitad están en manos de los fascistas; y la otra mitad
están poblados por muchedumbres de trabajadores que no pueden ni hacen sino ir
sosteniéndose y viviendo de lo que teníamos, porque la guerra tiene sus
exigencias y todo lo consume. Hay mercados perdidos en el interior y no
han ganado mercados en el extranjero, sino por las consecuencias de la
impremeditación, de la ligereza y de la cobardía colectiva. Porque hoy ya
se hunde nuestra economía. Los mercados españoles, base natural de nuestra
producción en su mitad están en manos de los fascistas; y la otra mitad
están poblados por muchedumbres de trabajadores que no pueden ni hacen sino ir
sosteniéndose y viviendo de lo que teníamos, porque la guerra tiene sus
exigencias y todo lo consume. Hay mercados perdidos en el interior y no
han ganado mercados en el extranjero. otra mitad están poblados por
muchedumbres de trabajadores que no pueden ni hacen sino ir sosteniéndose y
viviendo de lo que teníamos, porque la guerra tiene sus exigencias y todo lo
consume.
Hay mercados
perdidos en el interior y no han ganado mercados en el extranjero.
La crisis de
nuestra industria
Tenemos
nuestra industria en derrota; la industria textil y la fabril y la misma
industria metalúrgica tan íntimamente ligada a nuestra industria fabril y
también tenemos en derrota la industria de la construcción, que se refleja de
manera tan directa e inmediata sobre la industria metalúrgica. Todo
nuestro mundo industrial, lo que es fortaleza de la economía de Cataluña, está
hoy atacado de muerte y es necesario que los trabajadores lo sepan y no se
hagan la ilusión que habiendo ocupado un pequeño lugar más o menos significado
y ido a bancos a llenar los cheques de los viejos burgueses, el problema queda
resuelto. El problema queda en pie y cada día con mayor gravedad y habrá
resolverlo. No quiero decir con esto con afán de parlamentar
ello, sino porque tenemos que encontrar soluciones y estas soluciones deben
ser impuestas por la guerra misma y por la propia conciencia y disciplina de la
clase trabajadora. Quiero decir, pues, en primer término, que todos los
sindicatos y todos los obreros deben cumplir estrictamente sin poner una coma
más, el decreto de colectivización, porque este decreto tiene un pensamiento
económico que si se puede desarrollar podremos reconstruir con gran ritmo
nuestra económica y podremos sostenerla hasta que el final de la guerra nos
lleve un nuevo ritmo.
Existe el
problema de la redistribución del trabajo. Hay compañeros que aún no se
han dado cuenta de los problemas actuales y se piensan que el Instituto
Maragall, donde está la caja grande de la Generalitat para el pago de salarios,
resolverá todos los problemas. Los compañeros deben comprender que estamos
en guerra, que estamos en revolución y que ha muerto a manos de los fascistas
mismo un mundo y su estructura económica y que la caída vertical de la
burguesía el 19 de julio, por el solo hecho de caer, va provocar un
desplazamiento a las zonas de trabajo e hizo que muchos miles de obreros de
Cataluña, de muchos oficios, se encontraran de repente sin base donde descansar
y sin apoyo económico que les permitiera su libre desarrollo en el trabajo.
Hay una
industria parasitaria que ha muerto definitivamente
Hay ramas de
trabajo perdidas completamente y para siempre. Toda la industria
parasitaria que ha crecido en todo el mundo en torno a la burguesía, en torno a
la aristocracia y de las castas privilegiadas, toda esta industria parasitaria
ha desaparecido para siempre, y por rebrotar deberían ganarnos la
guerra. Ganándola nosotros han desaparecido para siempre, y es necesario
que los miles y miles de trabajadores que antes tenían su posición trabajando
en estas industrias parasitarias, se hagan esta convicción, que ellos deben
trabajar de otra manera, porque su viejo oficio en el nuevo orden de cosas ya
no puede caber.
Hay
industrias que tienen que reconstruir, que podrán adaptarse a las nuevas
necesidades económicas. Hay industrias que, fatalmente, en tiempos de
guerra y de revolución, quedan totalmente paralizadas: como la industria de la
construcción. Sería inútil que los compañeros de la Construcción pensaran
que, sin salir del marco de su viejo oficio pueden resolver su
problema. En tiempos de guerra y de revolución, aquí y en todo el mundo,
ayer, hoy y mañana, es una de esas actividades que quedan en suspenso, porque
hay otros de mayor trascendencia, de más urgentes que reclaman todas las
energías de la colectividad.
Son
problemas de orden económico y problemas de redistribución de trabajo. No
debemos decir que unos u otros deben ser condenados a la
improductividad. Si hay un Gobierno consciente de su tarea y capaz de
comprender su deber histórico, no sucederá esto, porque podrá ir, con rapidez y
eficacia, a una redistribución de trabajo, a una redistribución de aptitudes,
para incorporar la masa obrera en paro forzoso a las nuevas actividades que la
misma guerra procrea, y de esta manera conjuntamente, disciplinadamente,
aligerar en lo posible los dolores y la miseria, que son compañía inevitable de
guerra y revolución.
Pero,
naturalmente, esta política económica va ligada de una manera estrecha e
indisoluble a una política fiscal. ¿Que no ve qué pasa,
compañeros? Qué es lo que hoy está sucediendo? En Cataluña, la
inmensa mayoría de los compañeros han creído que la revolución es no pagar
impuestos; lo ha creído y lo practica. Y qué es lo que
pasa? Pasa, compañeros, que si no se pone remedio muy pronto, no estaremos
en condiciones, no ya de ayudar el frente, como pide Del Barrio, sino ni de
ayudar en lo más mínimo la misma retaguardia. Si no se pone remedio
rápidamente, vamos a la liquidación efectiva y catastrófica de nuestra
economía.
Los
Ayuntamientos y la Generalitat han de cobrar los impuestos. Los servicios
públicos deben ser municipalizados
Los
Ayuntamientos de Cataluña no tienen ingresos, la Generalitat no tiene ingresos,
el Estado Central les ha visto mermados en dos terceras partes. Y esto
ocurre cuando el dinero es más necesario que nunca, cuando hay una guerra que
lo consume todo, que no permite la continuación de las viejas normas
burocráticas, que exige de manera insoslayable millones y cientos de millones,
y millones de millones de pesetas en papel y en oro para dar, no ya solamente
armas a nuestros combatientes, sino para comprar artículos indispensables a la
salud ya la vida de nuestros niños. Hay que decir que en momentos en que
el Estado, la Generalitat, los Municipios necesitan, no disminuir sino
incrementar sus fuentes normales de ingresos, nosotros las hemos cortadas
en seco por una falsa concepción revolucionaria o por un espíritu de
parasitismo que hay en el fondo de muchos de nuestros compañeros. Y esto
tiene que acabar. Hay una política fiscal. Los Ayuntamientos tienen que
volver a cobrar los impuestos. La Generalidad debe volver a cobrar
impuestos y debe poner otros nuevos, y debe ir rápidamente a un empréstito de
guerra de carácter obligatorio, para reunirse de esta manera la masa de
millones que necesita imperiosamente para afrontar las necesidades,
insoslayables e inmediatas, de la vida civil y de la vida militar.
¿Quién puede
oponerse, compañeros? Ya es costumbre de hacerlo; pero es una
costumbre que se debe combatir a sangre y fuego. Y en la vida municipal,
no sólo los Ayuntamientos deben rehacer su vieja masa de impuestos, sino que
deben buscar nuevas fuentes, porque inevitablemente, como consecuencia obligada
de la misma guerra y de la revolución, todo los capítulos tradicionales en
materias financieras están reducidos al mínimo en cuanto a su capacidad
contributiva. Y será imperioso que los Ayuntamientos busquen, y
encuentren, y acepten nuevas fuentes de ingresos, y únicamente podrán
encontrarlas en las nuevas condiciones económicas, políticas y sociales creadas
por la guerra y por la revolución, y eso quiere decir que los servicios
públicos debe ser municipalizados, que deben pasar a manos del
Ayuntamiento, a servir los intereses de la colectividad, y no crear
mentalidades de nuevo rico en ciertos sectores de la clase obrera. Que se
municipalizar aquellas fuentes de ingresos que sean necesarias para reconstruir
la financia mismo. ¿O creéis vosotros que es permisible que mientras
algunos sectores se enriquecen por situaciones creadas antes, se extienda una
gran miseria en el conjunto de la clase trabajadora? ¿O que el mismo
Ayuntamiento de Barcelona se encuentre, como se encuentra hoy, que cada fin de
mes no sabe cómo pagar el salario de sus funcionarios? ¿O creéis vosotros
que es permisible que mientras algunos sectores se enriquecen por situaciones
creadas antes, se extienda una gran miseria en el conjunto de la clase
trabajadora? ¿O que el mismo Ayuntamiento de Barcelona se encuentre, como
se encuentra hoy, que cada fin de mes no sabe cómo pagar el salario de sus
funcionarios? ¿O creéis vosotros que es permisible que mientras algunos
sectores se enriquecen por situaciones creadas antes, se extienda una gran
miseria en el conjunto de la clase trabajadora? ¿O que el mismo
Ayuntamiento de Barcelona se encuentre, como se encuentra hoy, que cada fin de
mes no sabe cómo pagar el salario de sus funcionarios?
Situación
trágica, porque las necesidades de Barcelona no son ya hoy solamente la de
pagar salarios; es la de llevar a cabo con sus propios medios una poderosa
obra de asistencia social a todos aquellos sectores obreros que será difícil de
readaptar a las nuevas condiciones económicas, hoy por hoy, y en toda la enorme
cantidad de hermanos de otros países de España que vienen a nosotros huyendo de
las bombas fascistas. Hoy, más que nunca, el Ayuntamiento de Barcelona,
los Ayuntamientos de Cataluña, la Generalitat, necesitan fortalecer y hacer
progresar sus finanzas para llevar a cabo una obra constructiva que asegure la
victoria sobre el fascismo.
Naturalmente
que esto costará mucho. Costará mucho porque no hay nada que vicie tanto,
de manera tan negativa, la multitud, como un camino comenzado
desacertadamente. Aquí se ha hecho crere a la gente que la Generalitat era
un tesoro inagotable. La Generalitat ha pagado, en cinco meses que dura la
guerra, en concepto de salarios y de compensación de salarios, más de noventa
millones de pesetas. Ha pagado salarios de todo tipo, incluso ha pagado
salarios a los invertidos del barrio chino. No lo digamos demasiado alto!
Pero esta
fiesta toca a su fin, porque la Generalitat no tiene dinero. Por lo tanto,
se acabará con esta siembra generosa e injusta, injusta fundamentalmente
porque, compañeros, esta política de improvisación nos ha conducido a un trato
extraordinario. Cabe decir que era más ventajoso no trabajar que
trabajar. Porque los obreros que había antes, o que quedaron después, sin
trabajo, se les pasaba la paga entera, y los cientos de miles de mujeres y de
hombres que trabajan en la industria textil trabajan tres días y cobran tres.
Una nueva política
fiscal, base de la política militar
Pero, por
si, es totalmente necesario que el Gobierno de la Generalitat encuentre la
ayuda incondicional de las Centrales Sindicales y del conjunto de la clase
trabajadora. Una política fiscal, ligada íntimamente a una política
económica, bases principales para una buena política militar.
Pero es que,
además, el Gobierno de la Generalitat debe tener una política de
abastecimiento. El despertar para mucha gente es bastante trágico. Yo
hace un día que soy consejero de Abastecimientos y me encuentro que en Cataluña
no hay trigo, que en Cataluña no hay huevos, que en Cataluña no hay carne, que
en Cataluña no hay casi pescado, que en Cataluña hay poca leche y encuentro,
por Barcelona, que hay colas interminables, donde son martirizadas nuestras
compañeras, por la espera y por la angustia y por el desengaño, por el pan, por
la leche, los huevos, por la carne, por los artículos que son, todos ellos de
primera necesidad. ¿Qué ha pasado? Ha pasado que hemos consumido toda
o casi toda, nuestra riqueza en esta fiesta de cinco meses, y que ahora nos
costará, no de rehacer la vieja económica sino que nos costará de
Pero nos
hemos encontrado con otros casos: nos hemos encontrado que hay en Cataluña una
cantidad de comités que hace Ferdi.
Los nuevos
kolacs los abastecimientos
Compañeros:
yo me he encontrado - supongo que aquí no hay ningún miembro de estos comités
que ahora tendremos que disolver ... Compañeros: me he encontrado que hay una
cantidad extraordinaria de comités. Y nos hemos encontrado que muchos
consejeros municipales de abastos se creen ser el centrel del mundo y que son
los dueños y señores, no sólo de la región municipal donde están en
representación de la mayoría, sino que son, al mismo tiempo, una pequeña República,
opuesta en todas las Repúblicas, en Cataluña, a la española y hasta el
Universo. Nos hemos encontrado con comités que dan órdenes de no dejar
salir de su comarca los productos que en Barcelona nos son necesarios y en los
pueblos pueden incluso sobró; comités que no dejan libre circulación de
las mercancías que son indispensables, no sólo para sostener la energía de
las mujeres y los hombres que viven y luchan por la guerra, sino que su
carencia pone en peligro la vida de nuestros niños. Comités aun en Barcelona; unos
fantásticos comités de defensa que defienden solamente situaciones de
privilegios creadas en los primeros momentos de esta revolución, de esta
guerra. Comités de defensa que son una pequeña burocracia, grupos de
milicianos, de aquellos milicianos que no van al frente ni por
broma. Comités de defensa que se han creado todos ellos, cada uno su
pequeño almacén de comestibles, cuando las mujeres proletarias de Barcelona se
ven obligadas a hacer cola y vuelven cada sin llevar pan para sus hijos. Comités
de defensa que han sustituido, en perjuicio de la colectividad, los viejos
intermediarios, para que los que forman estos comités, los de Barcelona y
los de fuera de Barcelona se creen con el derecho de cobrar impuestos sobre
cada fardo que lleven los ciudadanos. Y es así como en Barcelona se han
encarecido las subsistencias. No se han encarecido las subsistencias, como
se ha dicho por rutina, por culpa de los pequeños comerciantes; porque la
diferencia fantástica que hay entre el precio pagado al agricultor y el precio
que se cobra al consumidor, esta diferencia fantástica va a manos no del
vendedor sino que va a manos casi en su totalidad de aquellos comités. han
encarecido las subsistencias, como se ha dicho por rutina, por culpa de los
pequeños comerciantes; porque la diferencia fantástica que hay entre el
precio pagado al agricultor y el precio que se cobra al consumidor, esta
diferencia fantástica va a manos no del vendedor sino que va a manos casi en su
totalidad de aquellos comités. han encarecido las subsistencias, como se
ha dicho por rutina, por culpa de los pequeños comerciantes; porque la
diferencia fantástica que hay entre el precio pagado al agricultor y el precio
que se cobra al consumidor, esta diferencia fantástica va a manos no del vendedor
sino que va a manos casi en su totalidad de aquellos comités.
Habrá, pues,
compañeros, que hacemos no únicamente una política militar, una política
económica y una política financiera, sino que tendremos que hacer una política
implacable de abastos; y en primer término, llevar a la convicción de cada
uno que la tarea de rehacer ahora la cosa destrozada no será trabajo de un día
y que nos tendremos que imponer todos muchas restricciones; porque no se
puede permitir que mientras nuestros compañeros del frente y los milicianos de
todos los frentes dan la vida y la sangre por la causa común, haya aquí
pequeños Ayuntamientos, núcleos de ciudadanos que derrochan su riqueza para
darse el gusto de comer un plato de bacalao o de otra cosa. Hay que imponerse
muchas restricciones, y si no hay de algo, no hay! Y si no hay patatas, no
se compran.
Quiero
decir, pues, compañeros, que tendremos que hacer esfuerzos sobrehumanos para
poder salir de esta situación. Cataluña deberá concentrarse toda ella a sí
misma, para extraer de Cataluña mismo sus últimas reservas, para poder sostener
su vida interior y para poder sostener la vida de los frentes, sin perder una
sola migaja, sin que una migaja vaya a parar a manos de los
parásitos. Debemos poner en práctica una política firme y, por tanto, una
política de plenas facultades. Si en el gobierno actual existiera la
debilidad de la anterior, nada de esto podría ser realizado: ni la política
militar, ni la política económica que nos permita hoy plantar el primer hito de
la nueva economía; ni la política financiera que nos permita resolver los
problemas económicos y financieros; ni la política de abastecimiento que
nos permita ir viviendo y poderlo reconstruir todo después de la
victoria. Nada de esto podría realizarse, nada de esto podría llegar a ser
una verdad positiva. Hay un gobierno con poderes, con facultades. Lo
que hoy tenemos ha nacido debajo de estos signos y esta es la gran victoria que
nosotros podemos proclamar: que este Gobierno ha nacido bajo estos signos, con
facultades plenas para poder resolver todos los problemas planteados por la
guerra y la revolución.
Los
esfuerzos de las centrales sindicales para crear nuevas condiciones de vida
Ya sabemos
que ha comenzado un periodo muy difícil, que se ha empezado incluso un periodo
peligroso; peligroso, más que por las organizaciones, para las
personas. Ya lo sabemos. ¿Y quién puede oponerse a una política de
este tipo, que es una política obligada por las necesidades de la guerra y de
la revolución? No se opone la UGT; no se opone el Partido Socialista
Unificado de Cataluña; no se opone la Izquierda Republicana de
Cataluña; no se opone la Unión de Rabassaires. Tampoco se opone la
Confederación Nacional del Trabajo. Me consta y lo digo bien alto y bien sinceramente. Nos
consta a nosotros, por el trato y la convivencia, que los hombres
representativos de la CNT hacen esfuerzos magníficos, esfuerzos leales y
sinceros, para poder crear con nosotros estas nuevas condiciones. Me
cuesta y lo proclamo, porque es verdad.
Unanimidad absoluta entre todas las
fuerzas del Gobierno de la Generalidad
Si existe
esta unidad de las fuerzas que representan hoy la totalidad del país, ¿quién se
puede oponer, pues, que esto que todos anhelamos, llegue a ser una
realidad? Hay en primer término, la demagogia pseudo-revolucionaria que
para precipitar los acontecimientos, por querer precipitar la revolución pone
en peligro la victoria. Están los parásitos de la revolución que no
quieren que las condiciones cambien, que no quieren que la situación actual
cambie. Hay los valientes de esquina que saben que la organización de la
vida de este país representa su finalización. Hay los agentes
provocadores, agentes provocadores que igual pueden estar a nuestras filas que
en las filas de cualquier otra organización, agentes provocadores que van
derramando la sangre de nuestros compañeros en la retaguardia; la sangre
de compañeros nuestros que han caído y caen aún casi a diario en
Cataluña; compañeros asesinados por agentes provocadores, los que querrían
poner entre nosotros y la CNT un río de sangre y una montaña de muertos que
hiciera imposible la intensa cordialidad y que no nos permitiera llegar al
camino ya abierto de la provechosa unidad del proletario; agentes
provocadores que actúan en la base y que envenenan los sentimientos de los
militantes; agentes provocadores que os esperan en una curva de la
carretera, o asaltan por la noche un domicilio y asesinan los hombres que los
molestan.
No hay
solamente como enemigo del agente provocador, que debemos individualizar a toda
costa y sea donde sea, a fin de depurar el ambiente de Cataluña. Hay, a la
vez, el gángster de la revolución. El gángster, el hombre que se
aprovecha, miembro del bandidismo, fenómeno conocido en toda revolución, en
todo período revolucionario. Es el hombre que no quiere la revolución sino
en lo que sirve a sus intereses personales, y que si tiene dominio, si tiene
predominio, si tiene influencia, la hace jugar, no para encauzar los problemas
que la misma revolución plantea, sino por sostenerse en su pequeño trono y para
continuar con sus ganancias que aseguren su vida particular. Es el cacique,
el nuevo sátrapa que hay en tantas regiones de Cataluña. Pequeños sátrapas
rodeados de sus mercenarios, mejor armados que los hombres del
frente. Pequeños sátrapas que dicen que no quieren ninguna dictadura, y
han impuesto, allí donde están, la dictadura de su irresponsabilidad.
El sentido
de la responsabilidad personal
Ya veis,
pues, que el problema no es sencillo, que el problema no es fácil. Deberá
comprendido lo que yo quería decir cuando afirmaba que entrábamos en una fase
peligrosa, más que por las organizaciones, para las personas. Pero yo
tengo que decir a mis compañeros, que comparten conmigo la responsabilidad de
dirección de los dos grandes movimientos marxistas de Cataluña, y tengo que
decir a los compañeros de Izquierda, y los Rabassaires, ya la CNT que este
peligro, que esta responsabilidad personal , los tenemos que admitir, o
marchar. Admitirlos, porque es nuestro deber. Porque cuando uno de
nosotros ha llegado a interpretar el sentimiento de una gran o de una pequeña
masa, ya no se debe a sí mismo; se debe a los intereses colectivos y todo
lo tiene que sacrificar para llevar al triunfo, a la victoria estos
intereses colectivos. Y debemos tener todos, los de aquí y los de allí, el
coraje suficiente para plantear los problemas tal como son, y donde sea, ya la
vez de afrontar nuestra responsabilidad, de plantear con la misma claridad los
problemas y nuestras soluciones ante nuestras asambleas y ante nuestros
sindicatos, aunque con la perspectiva que cada planteamiento señale una batalla
peligrosa.
Debemos
hacerlo. Yo estoy seguro que nosotros, y los de más allá, todos lo
haremos; no ha para cumplir un deber estricto de revolucionario, sino para
igualar en lo que sea posible, viviendo en la retaguardia, el heroísmo diario, constante,
sistemático, de nuestros hermanos de la frente. Y teniendo todos este
coraje tranquilo, esta serenidad espiritual, esta perseverancia en el gesto y
en la conducta, haciéndolo todos así y unidos en fuerte piña, en fuerte abrazo,
tenga todos la convicción de que nosotros, los trabajadores de Cataluña,
seremos el baluarte efectivo de la República española en la lucha contra el
fascismo, y que seremos, también, al día siguiente de la victoria, la primera
nacionalidad ibérica que implantará, integralmente, la República Socialista.
Salud.
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