sábado, 7 de octubre de 2017

Juan Andrade. El PSUC pone las cartas boca arriba




Prólogo y notas: Pelai Pagés (NOTAS POLITICAS DIARIAS)



                                    Joan Comorera i Soler en catalán Joan Comorera i Soler

Desde la pág. 47         La Batalla, 15 de diciembre de 1936


Ha adquirido estado público la crisis del Consejo de la Generalidad. La crisis, en realidad, estaba planteado hace tiempo y todo el mundo sabía ya hace días, a qué atenerse. Sin embargo, la causa oficial que ha provocado su publicidad, ha sido diversa a la que efectivamente había ocasionado el estado latente de crisis que existía. Por si alguna duda cupiese sobre esto, el domingo mismo, unas declaraciones de Camorera, aparecidas en “Treball”, nos aclaran de manera definitiva todo el verdadero fondo político de la cuestión (19). Lo que sabíamos e insinuábamos y decíamos hace días, se confirma plenamente de modo oficial por parte del representante máximo del partido responsable.

El fondo de la crisis consiste exclusivamente en el propósito de eliminar del Consejo de la generalidad a nuestro partido. Aunque parezca paradógico, no han sido las fracciones pequeñaburguesas las que han planteado la necesidad de la eliminación de un partido obrero revolucionario. La iniciativa, la propuesta y la intransigencia han surgido de un partido que se dice proletario y que en parte se nutre de sus militantes obreros. Y aún es más paradógico el hecho de que  pretende el P.S.U.C. sea expulsar a nuestro partido para facilitar cómodamente un retorno hacia las posiciones anteriores de la república democrática.

La posición pública adoptada por los mencheviques catalanes, facilitará bastante el esclarecimiento del desarrollo político de los acontecimientos y la comprensión de las diferentes concepciones. P.S.U.C. ha puesto las cartas boca arriba. Claramente expresa que prefiere la mejor convivencia amistosa y claudicante con las fracciones pequeñaburguesas, que la unidad de acción, sobre una plataforma revolucionaria, con las organizaciones proletarias. En unión con las primeras trata de construir un dique que se oponga a los avances revolucionarios de los trabajadores, que expresan sus anhelos a través del P.O.U.M. y de la C.N.T.


La revolución española se encuentra en un momento fundamentalmente crítico. El litigio político planteado ahora en Cataluña no es meramente un simple conflicto entre organizaciones. Es sencillamente, todo el curso futuro de la revolución, lo que está sobre el tapete. En este sentido, la salida que se dé a la crisis ha de tener una repercusión cuyo alcance no se pueda medir. Se trata, sencillamente de saber si el movimiento que vivimos ha de canalizarse en las formas de Gobierno anteriores al 18 de julio o de si ha de culminar la revolución en un régimen socialista.

El P.S.UC., a pesar de su mosaico de tendencias, está inspirado por la Internacional Comunista. Traduce a la situación española el criterio político actual de la III Internacional, basado en la concepción del Frente Popular; expone, amplía y vulgariza las consignas democráticas pequeñoburguesas en oposición a la concepción de la revolución internacional. Partiendo de esa base, el P.S.U.C. ha emprendido la ofensiva contra el P.O.U.M., porque estima que nuestro Partido representa los sentimientos revolucionarios de las masas trabajadoras españolas.

Hasta ahora, de forma solapada, se venido realizando una campaña sistemática presentando a nuestro Partido y militantes como escisionistas y enemigos de la unidad. La especulación realizada en torno a la unidad tenía como objeto explotar los sentimientos de los trabajadores. Con las declaraciones aparecidas en “Treball”, la cuestión se aclara más a la luz del día. Deliberadamente, el P.S.U.C. se ponía por anticipado la venda. Persiguiendo el propósito de romper la unidad de acción de los trabajadores, quería achacarnos su intención escisionista. Por eso, día tras día, sin concretar ni probar sus acusaciones, ha pretendido cargarnos con el sambenito de enemigos de la unidad, para preparar el ambiente propicio a su presente actitud.

Ya hemos aludido en otra ocasión, a que la nominal mayoría obrera del Consejo de la Generalidad quedó convertida desde su constitución en minoría, a consecuencia de que un partido que se titula marxista, cae políticamente del lado de la fracciones pequeñaburguesas en lugar de parte del proletariado. A la socialdemocracia le corresponde desde 1914 la misión de agente de la burguesía en el seno del movimiento obrero; el comunismo oficial, pues no otra cosa es el P.S.U.C., es ideológica y prácticamente el instrumento de las fracciones pequeñoburguesas democrática. En esta calidad, viene actuando el P.S.U.C., desde hace semanas, con la finalidad de eliminar a nuestro Partido de toda política. La maniobra ha adquirido en estos momentos su mayor volumen.


Sin embargo, podemos decir que, a pesar de todo, la revolución entra en Cataluña en una nueva fase. Sobre una cuestión circunstancial se ha producido el acuerdo general tácito de las dos organizaciones, C.N.T y P.O.U.M., y un mayor estrechamiento entre las fracciones pequeñoburguesas y agentes. El problema está ahora más claramente planteado. El crecimiento de la hegemonía del proletariado en la revolución está al orden del día.


Nota (19)  Camorea realizó las declaraciones a “Treball” el 13 de diciembre de 1936, una vez planteada ya la crisis en el Consejo de la Generalitat. En ellas afirmaba que “existen motivos fundamentales y suficientemente demostrados que este organismo (se refería al POUM) ha sido desleal con el Gobierno”, y además, que “el POUM ha iniciado una campaña innoble de ataques y de injurias contra el gran país proletario amigo nuestro, utilizando precisamente los  mismos argumentos de los fascistas alemán e italiano. Un grupito que procede así es un elemento perturbador que es preciso marginar. Combatir a la URRS en este momento es hacer obra de traición. Nosotros somos incompatibles con los traidores” (traducido del catalán)



JOAN COMORERA





La crisis del Consejo de la Generalidad y el gobierno de plenos poderes

Discurso pronunciado por Joan Comorera en el Hotel Price de Barcelona, ​​el 20 de diciembre de 1936, y publicado originalmente el día siguiente al órgano del PSUC, «Trabajo» «Treball»
Citas.
“Hemos provocado esta crisis. Hay que proclamar bien alto”

“Hace dos meses que en este mismo local hablamos de las armas que hay en la retaguardia”

“Y en aquel mitin me cupo a mí el gozo extraordinario de comunicar a aquella inmensa multitud hermanada, marxistas y anarquistas, los acuerdos del primer Consejo de colaboración de la Generalitat, de explicar, de manera sintética todo su alcance. Hablamos de las colectivizaciones, hablamos de la movilización para crear el Ejército Popular, hablamos de la militarización de las milicias, y hablamos de la recogida de armas que están en manos de aquellos que se llaman grupos incontrolados pero que en el fondo no son otra cosa que los grupos parasitarios de la revolución. Y muy a menudo, no ya grupos parasitarios que de una manera más o menos pasiva, o activa, viven de la revolución, sino que a veces son también los gangsters de la revolución.”

Parecía que se había conseguido lo que una semana antes exigía, en nombre del frente, con su claridad y su energía el compañero Del Barrio. Pero sucedió que habíamos escrito unos Decretos sobre papel mojado. No se cumplió el Decreto de recogida de armas, no se cumplió el Decreto de Movilización e incluso en el frente mismo hubo una especie de pronunciamiento contra el Decreto de Movilización y de unificación de las Milicias.

Y fue el 24 de noviembre que de una manera oficial presentamos a los compañeros de la CNT y de la FAI un documento firmado por el Partido Socialista Unificado de Cataluña y por la Unión General de Trabajadores. En ese documento planteábamos a estos compañeros, con toda claridad, todos los problemas que teníamos ante nosotros y que había que resolver.

Nuestra proposición de depuración gubernamental

“Qué les proponíamos? Proponíamos, en primer término, una depuración gubernamental, porque la experiencia vivida en dos meses y medio nos había convencido de que un Consejo no puede ir adelante si en su seno, abusando de la situación y abusando de la lealtad de los demás, se hay filtran demagogos irresponsables, que a menudo por su obra y por las consecuencias de su obra pueden calificarse de agentes provocadores. Planteamos esta cuestión. Hay que depurar el Gobierno, hay que fortalecer la unidad de acción del nuevo Consejo de Cataluña, eliminando todos los factores de discordia sistemática y de infantilismo revolucionario. Y exigíamos que, del nuevo Consejo, no formara parte ningún representante de la fracción trotskista, que se ha apoderado de un movimiento responsable que él no creó.

Pedimos esto por muchas razones. Para que esta fracción trotskista, de una manera sistemática ha hecho una política de división. Recordó a nosotros y ha recordado a la CNT, con mala intención, todo lo que nos podía separar, todo lo que nos podía hacer pelear, todo lo que podía obligar, de continuar esto, a una ruptura del pacto de unidad de acción que con ellos habíamos firmado.”
El trotskismo, elemento de discordia en un movimiento que ellos no han creado





Informe de Joan Comorera a la Primera Conferencia Nacional del PSUC

Report leído en la Primera Conferencia Nacional del PSUC, y recogido por « Trabajo », el 25 de julio de 1937.



Cartas a un compañero
Sobre la unificación socialista y comunista
Publicado originalmente en el «Justicia Social» del 23.11.1935 (N.34). Comorera, como la mayoría del gobierno Companys, restaba entonces tomado el Penal del Puerto de Santa María (cerca de Cádiz, en Andalucía).





Joan Comorera (Cervera, 1895 - Burgos, 1958)



JUAN ANDRADE (1898-1981) MARÍA TERESA GARCÍA BANÚS (1895-1989)




Primera campaña de difamaciones y calumnias, en la que se identificaba al POUM con el fascismo internacional, se intensificó desde finales de 1936 y en los primeros meses de 1937





Dolores Ibárruri y José Díaz también hicieron campaña de difamación y calumnias contra el POUM.


Dolores Ibárruri. Respuesta a los enemigos, calumniadores y elementos vacilantes



Citas:

Sobre todo, es necesario poner fin definitivamente a la "Quinta Columna". Ya nos hemos vuelto roncos al repetirlo constantemente, y esperamos que el gobierno nos oiga por fin. Esta "Quinta Columna", como ha dicho el Camarada José Díaz, es tan larga que, por alguna razón u otra, su final no puede ser visto hoy. Debemos ayudar al gobierno en su labor de purgar la retaguardia y, además, cada uno de nosotros en particular debe estar atento a los que nos rodean. Todo sentimentalismo debe ser desechado, y debemos, sin vacilar, exponer a todos aquellos a quienes sospechamos de hostilidad a nuestro sistema.


Cuando señalamos la necesidad de una lucha contra el trotskismo, nos encontramos con un fenómeno muy extraño, porque se levantan voces en su defensa en las filas de ciertas organizaciones y entre ciertos círculos de ciertos partidos. Estas voces pertenecen a personas que están saturadas de esta ideología contrarrevolucionaria. Los trotskistas se han transformado durante mucho tiempo en agentes del fascismo, en agentes de la Gestapo alemana. Lo vimos en la práctica durante el golpe de mayo en Cataluña; lo vimos claramente en los brotes rebeldes en otras localidades. Y todo el mundo verá esto cuando el juicio empiece contra los líderes del POUM que fueron atrapados en su actividad de espionaje. Y vemos la mano del fascismo en todas las acciones que se dirigen a desmoralizar nuestra retaguardia, a socavar la autoridad de la República.

El trotskismo debe ser arrancado de las filas proletarias de nuestro Partido como una raíz de plantas venenosas. Los trotskistas deben ser arrancados y destruidos como bestias salvajes, pues de lo contrario, en cada momento decisivo en que nuestros hombres deseen emprender la ofensiva, no podremos comenzar por los trastornos provocados por los trotskistas en la retaguardia. Debe ponerse fin a estos traidores de una vez por todas, para que nuestros hombres de frente puedan luchar sin temer que serán apuñalados en la espalda.




[Libro]  José Díaz Ramos  TRES AÑOS DE LUCHA


José Díaz Ramos. Qué somos y qué queremos los comunistas

Discurso pronunciado en el Cine Capitol, de Valencia, el 9 de mayo de 1937


Los trotskistas, agentes del fascismo
¡Limpieza implacable de la retaguardia!
¡Desarmemos a los que apuñalan por la espalda a la guerra y a la revolución!



Para aplastar a Franco, más unidos que nunca dentro del Frente Popular
Informe pronunciado en el Pleno del CC del PC celebrado en Valencia los días 13 a 16 de noviembre de 1937



CITAS:
 La lucha contra la “Quinta Columna”. La acción criminal de los trotskistas.

Otro de los problemas que hay que acometer sin vacilaciones, con toda energía, es el de la lucha contra los espías, contra la “Quinta Columna”.

Tenemos que emprender una lucha a muerte contra los enemigos del pueblo en nuestra retaguardia. Éstos son más peligrosos que los enemigos descubiertos, los fascistas que están frente a nuestras trincheras. De éstos se encargan nuestros soldados y nuestros cañones. Pero los emboscados, los provocadores, los espías nos atacan en la sombra y por la espalda.

Los principales enemigos del pueblo en la retaguardia son los trotskistas; son los enemigos más encarnizados de nuestra causa, los agentes directos de Franco en nuestras filas. ¿Cuál es la labor de los trotskistas en nuestra retaguardia? Minar las bases de la unión antifascista, desmoralizar a los obreros, servir de espías. Las relaciones de los trotskistas con Franco, los servicios de espionaje y de provocación que el POUM presta al fascismo se han demostrado ya suficientemente. Los numerosos descubrimientos de la policía lo han comprobado. Contra los provocadores del POUM, no sólo existen ya las pruebas políticas de los artículos de su prensa, de sus discursos, de las hojas clandestinas, que reparten; existen las pruebas criminales de las claves, las cartas y los documentos encontrados por la policía en sus locales y en poder de sus dirigentes.

¿Qué son los trotskistas descubiertos últimamente en Barcelona, según la nota oficial del jefe superior de policía de aquella ciudad, publicada en la prensa, más que una partida de bandidos?

Precisamente, este descubrimiento ha demostrado la extensión del espionaje y la ruindad de la traición trotskista.

Con estos criminales no se puede tener piedad ninguna. Hay que aplastarlos con el mismo rigor con que se aplasta a los fascistas. (Ovación.)

El gobierno ha tomado ya algunas medidas: los descubrimientos de la policía, el encarcelamiento de los dirigentes del POUM, la entrega de muchos de ellos al Tribunal de Espionaje y Alta Traición son hechos positivos en defensa de nuestra causa. Pero aún hace falta mayor energía por parte del gobierno, por parte del Ministerio de la Gobernación y, particularmente, del Ministerio de Justicia. (Gran ovación.) ¿Quién puede pedir ya más pruebas para juzgar a estos bandidos? ¿Qué antifascista honrado pide más pruebas cuando se descubre a un espía con cartas cifradas y documentos militares? No; ya no hacen falta más pruebas. Todos debemos considerar al POUM como una organización clandestina al servicio de Franco. Tenemos la obligación de descubrirla. Los descubrimientos de la policía han probado que los falangistas y los “poumistas” trabajan unidos en el espionaje y en la ilegalidad. Pues bien; si trabajan juntos, hay que aplastarlos juntos. (Gran ovación.)

Lo que se ha dado en llamar “Quinta Columna” está campando hoy por sus respetos. Cada día que pasa, la organización de los espías, de los provocadores y traidores se fortalece. Se descubren organizaciones de este tipo no solamente en las ciudades, sino dentro del aparato mismo del Estado, en los órganos de seguridad del Estado, en el Ejército, en los tribunales.

Y, a pesar de ello, sigue tratándose con benevolencia a los complicados, a los acusados de traición. Los tribunales no condenan con la severidad con que los propios códigos exigen que se castigue al traidor. El espía, el provocador, si es condenado, lo es a penas que le permiten recobrar pronto su libertad y reforzar su trabajo.





Resolución del Comité Ejecutivo del POUM en los procesos de Moscú (28 de agosto de 1936)




Juan Andrade. España en poder del estalinismo


Juan Andrade. El derecho a discrepar es una garantía de porvenir


Ante la eventualidad de un nuevo frenazo a la revolución



El problema de la educación socialista de la nueva generación


Juan Andrade. Los problemas de la construcción económica del socialismo


Ante la eventualidad de un nuevo frenazo a la revolución


Juan Andrade. El primero de mayo a través del movimiento obrero (1 de mayo de 1937)


Revisita Comunismo (1931-1934)


[Libro] Juan Andrade (1897-1981) Vida y voz de un revolucionario. Documentos complementarios.


Andrés Nin 1937 Declaración Final a la Policía (21 de junio de 1937) y otros documentos.



Cartas desde la cárcel de los presos del POUM al Gobierno republicano. Sentencia al POUM. 29 de Octubre de 1938



España Traicionada (Stalin y la guerra civil) Ronald Radosh, Mary R. Haberck (eds). Primera parte.


El terror estalinista en Barcelona 1938 (Agustín Guillamón)



Estruch Tobella, Joan (2000). Historia oculta del PCE. Madrid: Temas de Hoy.
Joan Estruch Tobella




Las vicisitudes del comunismo español y su historiografía

cita
* JOAN ESTRUCH: Historia del PCE (1) (1920-1939), prólogo de Fernando Claudín, Barcelona, El Viejo Topo, 1978, 196 págs.; PELAI PAGÉS: Historia del Partido Comunista de España, introducción de Juan Andrade, Barcelona, Ricou/Hacer, 1978, 149 pá- ginas, y FERNANDO CLAUDÍN: Documentos de una divergencia comunista, Barcelona, El Viejo Topo, 1978, 315 págs.

Historias del comunismo español: tres estudios recientes
Felipe Nieto


HISTORIAS DEL COMUNISMO ESPAÑOL: TRES ESTUDIOS RECIENTES
EsTRucH, JOAN: Historia oculta del PCE. Ed. Temas de Hoy, Madrid, 2000, 302 págs.

MARTORELL, MANUEL: Jesús Monzón, el líder olvidado por ¡a historia, pról. de Manuel Vázquez Montalbán. Ed. Pamiela, Pamplona, 2000, 284 págs.

 GiNARD I FÉRON, DAVID: Heriberto Quiñones y el movimiento comunista en España (1931-1942), pról. de Paul Preston. Edicions Documenta Balear, Palma-Madrid, 2000, 224 págs.


Historia oculta del PCE. Joan Estruch

Índice del libro


“Historia oculta del PCE” (I)


“Historia oculta del PCE” (I I)


“Historia oculta del PCE” (I I I)


"Historia oculta del PCE" (y I V)




EL MARXISMO CATALÁN Y SUS RELACIONES CON EL PCE Y LA URSS DESDE 1921




Joan Comorera  La crisis del Consejo de la Generalidad y el gobierno de plenos poderes


Discurso pronunciado por Joan Comorera en el Hotel Price de Barcelona, ​​el 20 de diciembre de 1936, y publicado originalmente el día siguiente al órgano del PSUC, «Trabajo» «Treball»


CATALUÑA acaba de pasar por una profunda conmoción política. Quizás desde que se inició la guerra, provocada por los generales traidores, no ha habido en la vida política y social de Cataluña horas más dramáticas que las que acabamos de vivir. Los trabajadores habían intuido que en esta lucha se jugaban algo trascendental; y es esta convicción de los trabajadores y de los campesinos de Cataluña lo que ha dado ese tono dramático a la lucha política.

Lenguaje crudo y claro, para poder entendernos


¿Quién ha provocado esta situación y cuáles han sido los motivos que justificaron su provocación? Vale la pena que digamos con toda claridad qué es lo que ha sucedido y qué es lo que se ha convertido, porque sólo así, hablando claramente, podremos llegar a entendernos y conseguir, no ya victoria rápida sobre el fascismo, sino construir una mejor sociedad humana. Esta crisis, la hemos provocado nosotros. Debemos decirlo bien alto y bien fuerte: la hemos provocado nosotros con plena conciencia de nuestra responsabilidad.
¿Qué motivos nos hicieron inducir y nos convencieron a nosotros de la necesidad de provocar esta solución política hoy ya resuelta? No es, como se ha dicho en tonos polémicos y por algunos en todo de mala fe, que todo quedara reducido a una lucha de partido. No ha sido así, no ha sido una lucha de partido. Nosotros, en cuanto a partido y en cuanto a organización, admitimos todos los ataques que se nos quieran hacer. Somos suficientemente fuertes, estamos bastante convencidos, somos ya un movimiento suficientemente sólido para poder defendernos y responder a los ataques como sea. No ha sido una lucha de partido; ha sido, necesariamente, la continuación lógica de nuestra línea política.

Los trabajadores que han seguido paso a paso nuestra actuación desde el 19 de julio, ya lo sabían, ya podían prever que llegaría un momento en que el partido y la UGT siguiendo inflexibles su línea política, pondrían las cartas sobre la mesa exigiendo una solución honrada y eficiente. Todos lo sabíamos y todo lo podíamos presentir.

Hemos provocado esta crisis. Hay que proclamar bien alto


Fuimos nosotros, en el primer Comité de Enlace, los que iniciamos y planteó la necesidad de crear un Gobierno de colaboración con la CNT. Fueron los otros los que, en actos públicos, trataron de convencer toda la masa trabajadora de la necesidad imperiosa de dejar los puestos subalternos y clandestinos del Gobierno, para tomar todo el Gobierno. Pero nosotros no creíamos que se iría a un Gobierno para simular una fuerza gubernamental. Nosotros queríamos un Gobierno que pudiera gobernar y que pudiera organizar todas las fuerzas, todas las energías, todos los recursos del país para apresurar la victoria y asegurar una mejor construcción revolucionaria del mañana, del futuro. Y lo hemos dicho de manera sistemática, en Cataluña; y marcado como meta luminosa la trayectoria hasta ahora seguida, han sido estos mítines periódicos del Price, donde hemos lanzado en cada momento o en cada hora, la consigna necesaria para asegurar una rápida victoria y la mejor construcción revolucionaria del porvenir. Todo se ha dicho aquí y todo hoy continuaremos diciéndolo aquí; y mañana continuaremos diciéndolo igualmente cuando las nuevas condiciones planteadas lo hagan necesario.

Hace dos meses que en este mismo local hablamos de las armas que hay en la retaguardia.


Al Price celebramos ya hará unos dos meses un mitin, y en este mitin habló también el compañero Del Barrio; y en ese acto el compañero Del Barrio fijó de una manera clara y categórica las consignas de aquel momento. Su discurso giró en torno a la necesidad imperiosa de organizar rápidamente el ejército popular, de unificar y militarizar las milicias de los frentes de guerra, cumplir estrictamente la política económica del Consejo de la Generalidad y de poder llegar a una política inteligente · inteligente de la recogida de armas en el interior del país, para que estas armas en el interior del país servían para desmoralizar a la retaguardia y perturbar la vida del trabajo. Aquel mitin tuvo inmediatas y fuertes consecuencias. Esa misma semana dando un paso más adelante, salió del Comité de Enlace otra vez repuesto, el pacto de convivencia entre la UGT y la CNT. Y tuvo aún consecuencias mejores; y estas consecuencias mejores fueron ser que al final de esa misma semana en el Consejo de la Generalidad, al fin, se resolvió legislar sobre lo que es materia esencial hoy: sobre la preocupación económica de la masa trabajadora y sobre las necesidades militares.

Y fue ese día que se aprobaron el Decreto de Colectivizaciones, el Decreto de Movilización general, el Decreto de Militarización y unificación de las Milicias del frente, y el Decreto de recogida de armas en el interior del país, para poner -las a disposición del consejero de Defensa y de las necesidades urgentes de la guerra.

Y fue al día siguiente, aunque, como una consecuencia natural y espontánea de esta acción sistemática en la que nosotros estamos desde el 19 de julio, que se celebraba en la Monumental el primer gran mitin de unidad sindical, el primer gran mitin que abrió la perspectiva, tal vez no lejana, de otro mitin, tan firme como aquel, tan poderoso como aquel, en el que se hable, no de unidad de acción sindical, sino para celebrar la unidad orgánica sindical conseguida después o antes de la victoria.

Y en aquel mitin me cupo a mí el gozo extraordinario de comunicar a aquella inmensa multitud hermanada, marxistas y anarquistas, los acuerdos del primer Consejo de colaboración de la Generalitat, de explicar, de manera sintética todo su alcance. Hablamos de las colectivizaciones, hablamos de la movilización para crear el Ejército Popular, hablamos de la militarización de las milicias, y hablamos de la recogida de armas que están en manos de aquellos que se llaman grupos incontrolados pero que en el fondo no son otra cosa que los grupos parasitarios de la revolución. Y muy a menudo, no ya grupos parasitarios que de una manera más o menos pasiva, o activa, viven de la revolución, sino que a veces son también los gangsters de la revolución.


Parecía que se había conseguido lo que una semana antes exigía, en nombre del frente, con su claridad y su energía el compañero Del Barrio. Pero sucedió que habíamos escrito unos Decretos sobre papel mojado. No se cumplió el Decreto de recogida de armas, no se cumplió el Decreto de Movilización e incluso en el frente mismo hubo una especie de pronunciamiento contra el Decreto de Movilización y de unificación de las Milicias.

Aquello, compañeros, creó inevitablemente una nueva situación. ¿Podía admitirse silenciosamente, razonadamente; podía admitirse cobardemente que aquel fracaso integral de aquel Consejo fuese tolerado, fuera permitido con nuestra complicidad? No lo quisimos. Se hicieron muchos esfuerzos para rehacer aquella situación que ese mismo día se podía dar por muerta. Se tuvo a la Generalidad una especie de Gran Consejo, presidido por Companys, con los consejeros y los Comités responsables de todas las organizaciones representadas en el Gobierno, reunión plenaria que acabó con un voto de confianza plena al Consejo, que no pasó, como era lógico y dada ya la situación, de pura literatura.

Se hicieron aún otros esfuerzos y se llegó a la creación de una ponencia de consejeros, fortalecida por la representación directa de la UGT y de la CNT para ver si había manera, antes de provocar una nueva situación, de poder conseguir una mayor disciplina y poder conseguir el cumplimiento estricto de los Decretos del Gobierno.

Todo fue en vano. A la vez, la situación interior y la política internacional se hacían más peligrosas para nuestra causa. Alemania e Italia reconocían el «Gobierno» de Burgos, y después de ese reconocimiento comenzó el envío precipitada de hombre de los ejércitos regulares de aquellos dos países. Y en la política interior se preveía como inminente el ataque directo contra Cataluña, desde el frente aragonés y desde la costa, saliendo de Palma de Mallorca, que la otra vez calificado, aquí mismo, de puñal levantado contra el hombro de Cataluña, donde se movilizaban hombres italianos y fascistas españoles, para intentar el desembarco. Y el agravamiento evidente y consiguiente de la situación internacional, los posibles peligros inminentes contra Cataluña.


Y fue el 24 de noviembre que de una manera oficial presentamos a los compañeros de la CNT y de la FAI un documento firmado por el Partido Socialista Unificado de Cataluña y por la Unión General de Trabajadores. En ese documento planteábamos a estos compañeros, con toda claridad, todos los problemas que teníamos ante nosotros y que había que resolver.

Nuestra proposición de depuración gubernamental

Qué les proponíamos? Proponíamos, en primer término, una depuración gubernamental, porque la experiencia vivida en dos meses y medio nos había convencido de que un Consejo no puede ir adelante si en su seno, abusando de la situación y abusando de la lealtad de los demás, se hay filtran demagogos irresponsables, que a menudo por su obra y por las consecuencias de su obra pueden calificarse de agentes provocadores. Planteamos esta cuestión. Hay que depurar el Gobierno, hay que fortalecer la unidad de acción del nuevo Consejo de Cataluña, eliminando todos los factores de discordia sistemática y de infantilismo revolucionarioY exigíamos que, del nuevo Consejo, no formara parte ningún representante de la fracción trotskista, que se ha apoderado de un movimiento responsable que él no creó.

Pedimos esto por muchas razones. Para que esta fracción trotskista, de una manera sistemática ha hecho una política de división. Recordó a nosotros y ha recordado a la CNT, con mala intención, todo lo que nos podía separar, todo lo que nos podía hacer pelear, todo lo que podía obligar, de continuar esto, a una ruptura del pacto de unidad de acción que con ellos habíamos firmado.


El trotskismo, elemento de discordia en un movimiento que ellos no han creado


Teníamos que poner fin a esta actividad. Recordaban todo lo que nos podía separar, pero la actitud más criminal y más contrarrevolucionaria es cuando iba insistiendo, también de una manera sistemática y deliberada, a agudizar el recelo, la desconfianza que han oído, y que todavía quizás sienten, algunos de los grupos responsables de la dirección de la CNT, porque les han dicho públicamente: «¿qué hacéis de dejar pasar los hombres de la Brigada Internacional Comunista? ¿No sabeuy que estos hombres de la Brigada Internacional, una vez vencido el fascismo serán el instrumento de los Partidos Comunista de España y de Cataluña para lanzarlos contra vosotros y aniquilar sesión, como pasó al principio de la revolución rusa? » .

Lo han dicho públicamente, de manera sistemática, con la intención clara de despertar viejos recelos, viejas animosidades, viejas intransigencias, y de hacer imposible la colaboración de las dos Centrales Sindicales, sin la cual la guerra contra el fascismo se podría dar por perdida.

Y si su actitud en la política interior no hubiera sido suficiente para justificar nuestra conducta, tenemos, bastante conocida es de todos, la conducta del grupo trotsquista en la política internacional. En el mismo momento que Alemania y Japón firman un pacto de alianza, una nueva unión sagrada, no estrictamente contra la URSS, sino contra la Internacional Comunista, los líderes del grupo trotsquista se hacían su aquí la misma campaña, criticando de manera injusta y sistemática nuestra Internacional. Y en el momento que en el panorama internacional no hay más que un solo país que esté incondicionalmente a nuestro lado, en ese preciso momento, es también el grupo trotskista que comienza una campaña de crítica injusta contra la URSS, sumándose de esta manera a la acción internacional del fascismo, que se propone afirmar, descubrir o revelar o delatar que nosotros somos una sucursal de Moscú, que nosotros somos una colonia sovietitzada. Esto lo ha hecho el fascismo internacional, que lo ha dicho claramente y lo mantiene constantemente, hablando sobre todo de Cataluña y ha intrigado también a todas las cancillerías, afirmando que el poder de la Rusia Soviética sobre Cataluña era tan absoluto, que la política de Cataluña era dirigida por la URSS y, de hecho, Cataluña ya era una colonia soviética. Y en este preciso momento en que el fascismo internacional nos lanza esta obra de críticas y de mentiras y de provocación contra la URSS, aquí mismo también, en Cataluña, por parte del grupo trotsquista que estaba en el Consejo, se afirma la misma tesis, se afirma de manera pública que la política de Cataluña y la política de España estaban mediatizadas por la acción del embajador Rosenberg y de nuestro camarada Antonov; y nosotros, compañeros, no podíamos pasar por alto esto en orden político interior ni en orden político exterior; y nosotros sabíamos que de continuar esa coalición tal como estaba, no tendría otro resultado que debilitar el frente antifascista, lo que comenzaba ya con el vicio de nulidad, y para terminar repitiendo la misma historia. Y planteamos la cuestión que el nuevo Consejo debía tener la mayor homogeneidad posible y que habían de ser enjuagados todos aquellos que por su conducta o actitud, por su táctica de provocación constante, debían hacer imposible toda su obra. Pero no era ésta, compañeros, la cuestión esencial o la cuestión de fondo. Era un aspecto del problema, tal como nosotros presentamos, porque en este documento además de pedir la depuración del nuevo Consejo, planteamos el problema de las juntas y de los Comités que a menudo mandan más que el Gobierno mismo; planteamos el problema que todo debía supeditarse a las necesidades de la guerra; planteamos el problema que teníamos que responder con una más cordial e íntima colaboración con el gobierno de la República, en la maniobra del fascismo internacional que nos había inventado en nuestro un separatismo hoy inexistente. Y resumíamos nuestro pensamiento político de esa hora, que es la de hoy, pidiendo que ellos y nosotros exigiésemos la constitución de un Gobierno con plenos poderes. Este es el motivo essencual de la crisis política: si había o no había posibilidad de constituir un Consejo que tuviera más autoridad y más prestigio ante la masa trabajadora que aquel otro Consejo, que nosotros el 24 de noviembre, de hecho y de derecho hicimos liquidar.


¿Es exagerado el Gobierno de plenos poderes?

Es que nuestra petición de plenos poderes es exagerada o es injusta? El Gobierno de la Generalitat tiene que hacer o debe tener una política militar; debe tener una política económica, debe tener una política fiscal y debe tener una política de abastecimientos. Todos son problemas o efectos distintos del mismo problema.

El Gobierno de la Generalitat debe tener - repetimos - una política militar, que en los momentos presentes significa poner en vigor los decretos del anterior Gobierno y significa ver de golpe cuáles han cumplido y qué no han cumplido los decretos que ordenan la incorporación a filas de las dos primeras levas, a fin de encontrar los desertores y llevarlos, les plazca o no les plazca, a sus cuarteles. Una política militar que significa apresurar el proceso de reagrupamiento de las fuerzas que están en los frentes para darles la mayor eficiencia, para darles el impulso ofensivo que ellas íntimamente desean y que no podrán nunca alcanzar sin esta estructuración.


Hay que asegurarse de que no habrá nadie que romperá y pasará por encima del decreto de colectivización en que este Consejo compendiar su labor en materia económica, porque ya no es hora de las iniciativas de grupos, y hay que tener una visión integral del problema para poder resolverlo, como se puede resolver en torno al Gobierno y sobre todo poder ahorrarnos en el día de mañana muchas miserias, muchos dolores y muchos desengaños, porque yo os tengo que decir: ¿Qué ganaríamos si por mala acción , por impremeditación o por cobardía de los responsables en este momento, en lugar de ganar prestigio la idea colectivista en el seno de la masa trabajadora, perdiese toda su fuerza de atracción por su mala aplicación en este moderno? Representaría mucho más trabajo para el día de mañana;

La política económica nos plantea hoy problemas en toda su angustia. En Cataluña hemos vivido y aún estamos viviendo de las antiguas reservas. Hemos consumido la riqueza acumulada en generaciones anteriores, pero no hemos creado riqueza nueva. Unos han agotado las cuentas corrientes de los bancos; otros han agotado las materias primas que no han sido reemplazadas; y otros han agotado las finanzas de la Generalitat cobrando salarios íntegros y semanales íntegros, mientras los obreros en trabajo activo trabajaban tres días y basura tres jornales. Así hemos agotado casi hoy todas las posibilidades de seguir adelante en esta fiesta continua que hemos hecho en la retaguardia; y hoy ya empiezan los dolores y las dificultades y se puede ver en los ojos y en el frente de la inmensa mayoría de trabajadores la angustia, no ya por el resultado de la guerra, sino por las consecuencias de la impremeditación, de la ligereza y de la cobardía colectiva. Porque hoy ya se hunde nuestra economía. Los mercados españoles, base natural de nuestra producción en su mitad están en manos de los fascistas; y la otra mitad están poblados por muchedumbres de trabajadores que no pueden ni hacen sino ir sosteniéndose y viviendo de lo que teníamos, porque la guerra tiene sus exigencias y todo lo consume. Hay mercados perdidos en el interior y no han ganado mercados en el extranjero, sino por las consecuencias de la impremeditación, de la ligereza y de la cobardía colectiva. Porque hoy ya se hunde nuestra economía. Los mercados españoles, base natural de nuestra producción en su mitad están en manos de los fascistas; y la otra mitad están poblados por muchedumbres de trabajadores que no pueden ni hacen sino ir sosteniéndose y viviendo de lo que teníamos, porque la guerra tiene sus exigencias y todo lo consume. Hay mercados perdidos en el interior y no han ganado mercados en el extranjero,  sino por las consecuencias de la impremeditación, de la ligereza y de la cobardía colectiva. Porque hoy ya se hunde nuestra economía. Los mercados españoles, base natural de nuestra producción en su mitad están en manos de los fascistas; y la otra mitad están poblados por muchedumbres de trabajadores que no pueden ni hacen sino ir sosteniéndose y viviendo de lo que teníamos, porque la guerra tiene sus exigencias y todo lo consume. Hay mercados perdidos en el interior y no han ganado mercados en el extranjero. otra mitad están poblados por muchedumbres de trabajadores que no pueden ni hacen sino ir sosteniéndose y viviendo de lo que teníamos, porque la guerra tiene sus exigencias y todo lo consume. 

Hay mercados perdidos en el interior y no han ganado mercados en el extranjero.

La crisis de nuestra industria

Tenemos nuestra industria en derrota; la industria textil y la fabril y la misma industria metalúrgica tan íntimamente ligada a nuestra industria fabril y también tenemos en derrota la industria de la construcción, que se refleja de manera tan directa e inmediata sobre la industria metalúrgica. Todo nuestro mundo industrial, lo que es fortaleza de la economía de Cataluña, está hoy atacado de muerte y es necesario que los trabajadores lo sepan y no se hagan la ilusión que habiendo ocupado un pequeño lugar más o menos significado y ido a bancos a llenar los cheques de los viejos burgueses, el problema queda resuelto. El problema queda en pie y cada día con mayor gravedad y habrá resolverlo. No quiero decir con esto con afán de parlamentar ello, sino porque tenemos que encontrar soluciones y estas soluciones deben ser impuestas por la guerra misma y por la propia conciencia y disciplina de la clase trabajadora. Quiero decir, pues, en primer término, que todos los sindicatos y todos los obreros deben cumplir estrictamente sin poner una coma más, el decreto de colectivización, porque este decreto tiene un pensamiento económico que si se puede desarrollar podremos reconstruir con gran ritmo nuestra económica y podremos sostenerla hasta que el final de la guerra nos lleve un nuevo ritmo.

Existe el problema de la redistribución del trabajo. Hay compañeros que aún no se han dado cuenta de los problemas actuales y se piensan que el Instituto Maragall, donde está la caja grande de la Generalitat para el pago de salarios, resolverá todos los problemas. Los compañeros deben comprender que estamos en guerra, que estamos en revolución y que ha muerto a manos de los fascistas mismo un mundo y su estructura económica y que la caída vertical de la burguesía el 19 de julio, por el solo hecho de caer, va provocar un desplazamiento a las zonas de trabajo e hizo que muchos miles de obreros de Cataluña, de muchos oficios, se encontraran de repente sin base donde descansar y sin apoyo económico que les permitiera su libre desarrollo en el trabajo.

Hay una industria parasitaria que ha muerto definitivamente

Hay ramas de trabajo perdidas completamente y para siempre. Toda la industria parasitaria que ha crecido en todo el mundo en torno a la burguesía, en torno a la aristocracia y de las castas privilegiadas, toda esta industria parasitaria ha desaparecido para siempre, y por rebrotar deberían ganarnos la guerra. Ganándola nosotros han desaparecido para siempre, y es necesario que los miles y miles de trabajadores que antes tenían su posición trabajando en estas industrias parasitarias, se hagan esta convicción, que ellos deben trabajar de otra manera, porque su viejo oficio en el nuevo orden de cosas ya no puede caber.
Hay industrias que tienen que reconstruir, que podrán adaptarse a las nuevas necesidades económicas. Hay industrias que, fatalmente, en tiempos de guerra y de revolución, quedan totalmente paralizadas: como la industria de la construcción. Sería inútil que los compañeros de la Construcción pensaran que, sin salir del marco de su viejo oficio pueden resolver su problema. En tiempos de guerra y de revolución, aquí y en todo el mundo, ayer, hoy y mañana, es una de esas actividades que quedan en suspenso, porque hay otros de mayor trascendencia, de más urgentes que reclaman todas las energías de la colectividad.


Son problemas de orden económico y problemas de redistribución de trabajo. No debemos decir que unos u otros deben ser condenados a la improductividad. Si hay un Gobierno consciente de su tarea y capaz de comprender su deber histórico, no sucederá esto, porque podrá ir, con rapidez y eficacia, a una redistribución de trabajo, a una redistribución de aptitudes, para incorporar la masa obrera en paro forzoso a las nuevas actividades que la misma guerra procrea, y de esta manera conjuntamente, disciplinadamente, aligerar en lo posible los dolores y la miseria, que son compañía inevitable de guerra y revolución.


Pero, naturalmente, esta política económica va ligada de una manera estrecha e indisoluble a una política fiscal. ¿Que no ve qué pasa, compañeros? Qué es lo que hoy está sucediendo? En Cataluña, la inmensa mayoría de los compañeros han creído que la revolución es no pagar impuestos; lo ha creído y lo practica. Y qué es lo que pasa? Pasa, compañeros, que si no se pone remedio muy pronto, no estaremos en condiciones, no ya de ayudar el frente, como pide Del Barrio, sino ni de ayudar en lo más mínimo la misma retaguardia. Si no se pone remedio rápidamente, vamos a la liquidación efectiva y catastrófica de nuestra economía.

Los Ayuntamientos y la Generalitat han de cobrar los impuestos. Los servicios públicos deben ser municipalizados

Los Ayuntamientos de Cataluña no tienen ingresos, la Generalitat no tiene ingresos, el Estado Central les ha visto mermados en dos terceras partes. Y esto ocurre cuando el dinero es más necesario que nunca, cuando hay una guerra que lo consume todo, que no permite la continuación de las viejas normas burocráticas, que exige de manera insoslayable millones y cientos de millones, y millones de millones de pesetas en papel y en oro para dar, no ya solamente armas a nuestros combatientes, sino para comprar artículos indispensables a la salud ya la vida de nuestros niños. Hay que decir que en momentos en que el Estado, la Generalitat, los Municipios necesitan, no disminuir sino incrementar sus fuentes normales de ingresos, nosotros las hemos cortadas en seco por una falsa concepción revolucionaria o por un espíritu de parasitismo que hay en el fondo de muchos de nuestros compañeros. Y esto tiene que acabar. Hay una política fiscal. Los Ayuntamientos tienen que volver a cobrar los impuestos. La Generalidad debe volver a cobrar impuestos y debe poner otros nuevos, y debe ir rápidamente a un empréstito de guerra de carácter obligatorio, para reunirse de esta manera la masa de millones que necesita imperiosamente para afrontar las necesidades, insoslayables e inmediatas, de la vida civil y de la vida militar.

¿Quién puede oponerse, compañeros? Ya es costumbre de hacerlo; pero es una costumbre que se debe combatir a sangre y fuego. Y en la vida municipal, no sólo los Ayuntamientos deben rehacer su vieja masa de impuestos, sino que deben buscar nuevas fuentes, porque inevitablemente, como consecuencia obligada de la misma guerra y de la revolución, todo los capítulos tradicionales en materias financieras están reducidos al mínimo en cuanto a su capacidad contributiva. Y será imperioso que los Ayuntamientos busquen, y encuentren, y acepten nuevas fuentes de ingresos, y únicamente podrán encontrarlas en las nuevas condiciones económicas, políticas y sociales creadas por la guerra y por la revolución, y eso quiere decir que los servicios públicos debe ser municipalizados, que deben pasar a manos del Ayuntamiento, a servir los intereses de la colectividad, y no crear mentalidades de nuevo rico en ciertos sectores de la clase obrera. Que se municipalizar aquellas fuentes de ingresos que sean necesarias para reconstruir la financia mismo. ¿O creéis vosotros que es permisible que mientras algunos sectores se enriquecen por situaciones creadas antes, se extienda una gran miseria en el conjunto de la clase trabajadora? ¿O que el mismo Ayuntamiento de Barcelona se encuentre, como se encuentra hoy, que cada fin de mes no sabe cómo pagar el salario de sus funcionarios? ¿O creéis vosotros que es permisible que mientras algunos sectores se enriquecen por situaciones creadas antes, se extienda una gran miseria en el conjunto de la clase trabajadora? ¿O que el mismo Ayuntamiento de Barcelona se encuentre, como se encuentra hoy, que cada fin de mes no sabe cómo pagar el salario de sus funcionarios? ¿O creéis vosotros que es permisible que mientras algunos sectores se enriquecen por situaciones creadas antes, se extienda una gran miseria en el conjunto de la clase trabajadora? ¿O que el mismo Ayuntamiento de Barcelona se encuentre, como se encuentra hoy, que cada fin de mes no sabe cómo pagar el salario de sus funcionarios?

Situación trágica, porque las necesidades de Barcelona no son ya hoy solamente la de pagar salarios; es la de llevar a cabo con sus propios medios una poderosa obra de asistencia social a todos aquellos sectores obreros que será difícil de readaptar a las nuevas condiciones económicas, hoy por hoy, y en toda la enorme cantidad de hermanos de otros países de España que vienen a nosotros huyendo de las bombas fascistas. Hoy, más que nunca, el Ayuntamiento de Barcelona, ​​los Ayuntamientos de Cataluña, la Generalitat, necesitan fortalecer y hacer progresar sus finanzas para llevar a cabo una obra constructiva que asegure la victoria sobre el fascismo.

Naturalmente que esto costará mucho. Costará mucho porque no hay nada que vicie tanto, de manera tan negativa, la multitud, como un camino comenzado desacertadamente. Aquí se ha hecho crere a la gente que la Generalitat era un tesoro inagotable. La Generalitat ha pagado, en cinco meses que dura la guerra, en concepto de salarios y de compensación de salarios, más de noventa millones de pesetas. Ha pagado salarios de todo tipo, incluso ha pagado salarios a los invertidos del barrio chino. No lo digamos demasiado alto!

Pero esta fiesta toca a su fin, porque la Generalitat no tiene dinero. Por lo tanto, se acabará con esta siembra generosa e injusta, injusta fundamentalmente porque, compañeros, esta política de improvisación nos ha conducido a un trato extraordinario. Cabe decir que era más ventajoso no trabajar que trabajar. Porque los obreros que había antes, o que quedaron después, sin trabajo, se les pasaba la paga entera, y los cientos de miles de mujeres y de hombres que trabajan en la industria textil trabajan tres días y cobran tres.

Una nueva política fiscal, base de la política militar

Pero, por si, es totalmente necesario que el Gobierno de la Generalitat encuentre la ayuda incondicional de las Centrales Sindicales y del conjunto de la clase trabajadora. Una política fiscal, ligada íntimamente a una política económica, bases principales para una buena política militar.

Pero es que, además, el Gobierno de la Generalitat debe tener una política de abastecimiento. El despertar para mucha gente es bastante trágico. Yo hace un día que soy consejero de Abastecimientos y me encuentro que en Cataluña no hay trigo, que en Cataluña no hay huevos, que en Cataluña no hay carne, que en Cataluña no hay casi pescado, que en Cataluña hay poca leche y encuentro, por Barcelona, ​​que hay colas interminables, donde son martirizadas nuestras compañeras, por la espera y por la angustia y por el desengaño, por el pan, por la leche, los huevos, por la carne, por los artículos que son, todos ellos de primera necesidad. ¿Qué ha pasado? Ha pasado que hemos consumido toda o casi toda, nuestra riqueza en esta fiesta de cinco meses, y que ahora nos costará, no de rehacer la vieja económica sino que nos costará de
Pero nos hemos encontrado con otros casos: nos hemos encontrado que hay en Cataluña una cantidad de comités que hace Ferdi.
Los nuevos kolacs los abastecimientos

Compañeros: yo me he encontrado - supongo que aquí no hay ningún miembro de estos comités que ahora tendremos que disolver ... Compañeros: me he encontrado que hay una cantidad extraordinaria de comités. Y nos hemos encontrado que muchos consejeros municipales de abastos se creen ser el centrel del mundo y que son los dueños y señores, no sólo de la región municipal donde están en representación de la mayoría, sino que son, al mismo tiempo, una pequeña República, opuesta en todas las Repúblicas, en Cataluña, a la española y hasta el Universo. Nos hemos encontrado con comités que dan órdenes de no dejar salir de su comarca los productos que en Barcelona nos son necesarios y en los pueblos pueden incluso sobró; comités que no dejan libre circulación de las mercancías que son indispensables, no sólo para sostener la energía de las mujeres y los hombres que viven y luchan por la guerra, sino que su carencia pone en peligro la vida de nuestros niños. Comités aun en Barcelona; unos fantásticos comités de defensa que defienden solamente situaciones de privilegios creadas en los primeros momentos de esta revolución, de esta guerra. Comités de defensa que son una pequeña burocracia, grupos de milicianos, de aquellos milicianos que no van al frente ni por broma. Comités de defensa que se han creado todos ellos, cada uno su pequeño almacén de comestibles, cuando las mujeres proletarias de Barcelona se ven obligadas a hacer cola y vuelven cada sin llevar pan para sus hijos. Comités de defensa que han sustituido, en perjuicio de la colectividad, los viejos intermediarios, para que los que forman estos comités, los de Barcelona y los de fuera de Barcelona se creen con el derecho de cobrar impuestos sobre cada fardo que lleven los ciudadanos. Y es así como en Barcelona se han encarecido las subsistencias. No se han encarecido las subsistencias, como se ha dicho por rutina, por culpa de los pequeños comerciantes; porque la diferencia fantástica que hay entre el precio pagado al agricultor y el precio que se cobra al consumidor, esta diferencia fantástica va a manos no del vendedor sino que va a manos casi en su totalidad de aquellos comités. han encarecido las subsistencias, como se ha dicho por rutina, por culpa de los pequeños comerciantes; porque la diferencia fantástica que hay entre el precio pagado al agricultor y el precio que se cobra al consumidor, esta diferencia fantástica va a manos no del vendedor sino que va a manos casi en su totalidad de aquellos comités. han encarecido las subsistencias, como se ha dicho por rutina, por culpa de los pequeños comerciantes; porque la diferencia fantástica que hay entre el precio pagado al agricultor y el precio que se cobra al consumidor, esta diferencia fantástica va a manos no del vendedor sino que va a manos casi en su totalidad de aquellos comités.

Habrá, pues, compañeros, que hacemos no únicamente una política militar, una política económica y una política financiera, sino que tendremos que hacer una política implacable de abastos; y en primer término, llevar a la convicción de cada uno que la tarea de rehacer ahora la cosa destrozada no será trabajo de un día y que nos tendremos que imponer todos muchas restricciones; porque no se puede permitir que mientras nuestros compañeros del frente y los milicianos de todos los frentes dan la vida y la sangre por la causa común, haya aquí pequeños Ayuntamientos, núcleos de ciudadanos que derrochan su riqueza para darse el gusto de comer un plato de bacalao o de otra cosa. Hay que imponerse muchas restricciones, y si no hay de algo, no hay! Y si no hay patatas, no se compran.

Quiero decir, pues, compañeros, que tendremos que hacer esfuerzos sobrehumanos para poder salir de esta situación. Cataluña deberá concentrarse toda ella a sí misma, para extraer de Cataluña mismo sus últimas reservas, para poder sostener su vida interior y para poder sostener la vida de los frentes, sin perder una sola migaja, sin que una migaja vaya a parar a manos de los parásitos. Debemos poner en práctica una política firme y, por tanto, una política de plenas facultades. Si en el gobierno actual existiera la debilidad de la anterior, nada de esto podría ser realizado: ni la política militar, ni la política económica que nos permita hoy plantar el primer hito de la nueva economía; ni la política financiera que nos permita resolver los problemas económicos y financieros; ni la política de abastecimiento que nos permita ir viviendo y poderlo reconstruir todo después de la victoria. Nada de esto podría realizarse, nada de esto podría llegar a ser una verdad positiva. Hay un gobierno con poderes, con facultades. Lo que hoy tenemos ha nacido debajo de estos signos y esta es la gran victoria que nosotros podemos proclamar: que este Gobierno ha nacido bajo estos signos, con facultades plenas para poder resolver todos los problemas planteados por la guerra y la revolución.

Los esfuerzos de las centrales sindicales para crear nuevas condiciones de vida

Ya sabemos que ha comenzado un periodo muy difícil, que se ha empezado incluso un periodo peligroso; peligroso, más que por las organizaciones, para las personas. Ya lo sabemos. ¿Y quién puede oponerse a una política de este tipo, que es una política obligada por las necesidades de la guerra y de la revolución? No se opone la UGT; no se opone el Partido Socialista Unificado de Cataluña; no se opone la Izquierda Republicana de Cataluña; no se opone la Unión de Rabassaires. Tampoco se opone la Confederación Nacional del Trabajo. Me consta y lo digo bien alto y bien sinceramente. Nos consta a nosotros, por el trato y la convivencia, que los hombres representativos de la CNT hacen esfuerzos magníficos, esfuerzos leales y sinceros, para poder crear con nosotros estas nuevas condiciones. Me cuesta y lo proclamo, porque es verdad.

Unanimidad absoluta entre todas las fuerzas del Gobierno de la Generalidad


Si existe esta unidad de las fuerzas que representan hoy la totalidad del país, ¿quién se puede oponer, pues, que esto que todos anhelamos, llegue a ser una realidad? Hay en primer término, la demagogia pseudo-revolucionaria que para precipitar los acontecimientos, por querer precipitar la revolución pone en peligro la victoria. Están los parásitos de la revolución que no quieren que las condiciones cambien, que no quieren que la situación actual cambie. Hay los valientes de esquina que saben que la organización de la vida de este país representa su finalización. Hay los agentes provocadores, agentes provocadores que igual pueden estar a nuestras filas que en las filas de cualquier otra organización, agentes provocadores que van derramando la sangre de nuestros compañeros en la retaguardia; la sangre de compañeros nuestros que han caído y caen aún casi a diario en Cataluña; compañeros asesinados por agentes provocadores, los que querrían poner entre nosotros y la CNT un río de sangre y una montaña de muertos que hiciera imposible la intensa cordialidad y que no nos permitiera llegar al camino ya abierto de la provechosa unidad del proletario; agentes provocadores que actúan en la base y que envenenan los sentimientos de los militantes; agentes provocadores que os esperan en una curva de la carretera, o asaltan por la noche un domicilio y asesinan los hombres que los molestan.

No hay solamente como enemigo del agente provocador, que debemos individualizar a toda costa y sea donde sea, a fin de depurar el ambiente de Cataluña. Hay, a la vez, el gángster de la revolución. El gángster, el hombre que se aprovecha, miembro del bandidismo, fenómeno conocido en toda revolución, en todo período revolucionario. Es el hombre que no quiere la revolución sino en lo que sirve a sus intereses personales, y que si tiene dominio, si tiene predominio, si tiene influencia, la hace jugar, no para encauzar los problemas que la misma revolución plantea, sino por sostenerse en su pequeño trono y para continuar con sus ganancias que aseguren su vida particular. Es el cacique, el nuevo sátrapa que hay en tantas regiones de Cataluña. Pequeños sátrapas rodeados de sus mercenarios, mejor armados que los hombres del frente. Pequeños sátrapas que dicen que no quieren ninguna dictadura, y han impuesto, allí donde están, la dictadura de su irresponsabilidad.

El sentido de la responsabilidad personal

Ya veis, pues, que el problema no es sencillo, que el problema no es fácil. Deberá comprendido lo que yo quería decir cuando afirmaba que entrábamos en una fase peligrosa, más que por las organizaciones, para las personas. Pero yo tengo que decir a mis compañeros, que comparten conmigo la responsabilidad de dirección de los dos grandes movimientos marxistas de Cataluña, y tengo que decir a los compañeros de Izquierda, y los Rabassaires, ya la CNT que este peligro, que esta responsabilidad personal , los tenemos que admitir, o marchar. Admitirlos, porque es nuestro deber. Porque cuando uno de nosotros ha llegado a interpretar el sentimiento de una gran o de una pequeña masa, ya no se debe a sí mismo; se debe a los intereses colectivos y todo lo tiene que sacrificar para llevar al triunfo, a la victoria estos intereses colectivos. Y debemos tener todos, los de aquí y los de allí, el coraje suficiente para plantear los problemas tal como son, y donde sea, ya la vez de afrontar nuestra responsabilidad, de plantear con la misma claridad los problemas y nuestras soluciones ante nuestras asambleas y ante nuestros sindicatos, aunque con la perspectiva que cada planteamiento señale una batalla peligrosa.

Debemos hacerlo. Yo estoy seguro que nosotros, y los de más allá, todos lo haremos; no ha para cumplir un deber estricto de revolucionario, sino para igualar en lo que sea posible, viviendo en la retaguardia, el heroísmo diario, constante, sistemático, de nuestros hermanos de la frente. Y teniendo todos este coraje tranquilo, esta serenidad espiritual, esta perseverancia en el gesto y en la conducta, haciéndolo todos así y unidos en fuerte piña, en fuerte abrazo, tenga todos la convicción de que nosotros, los trabajadores de Cataluña, seremos el baluarte efectivo de la República española en la lucha contra el fascismo, y que seremos, también, al día siguiente de la victoria, la primera nacionalidad ibérica que implantará, integralmente, la República Socialista.
Salud.





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