jueves, 19 de octubre de 2017

Juan Andrade. Alianza Revolucionaria




Prólogo y notas: Pelai Pagés (NOTAS POLITICAS DIARIAS)


Desde la página 205            La Batalla, 25 de marzo de 1937

Algunos órganos confederales y libertarios, principalmente los de Madrid, “CNT” y “Castilla libre”, viene refiriéndose desde hace días a la necesidad de establecer la Alianza Obrera Revolucionaria. La intención que mueve este deseo, es la de identificar a todas las fuerzas obreras en una orientación, para asumir la dirección efectiva de todo el movimiento revolucionario. De esta manera quedaría por completo descartada la intervención en la gerencia de la revolución de las fracciones republicanas pequeñoburguesas.

En nuestro criterio, a cada situación histórica y política concreta corresponde, incluso su propia terminología. La expresión de  Alianza Obrera Revolucionaria se empleó en ocasión diferente a la actual y, por tanto, tenía su especial significado (119). Correspondía al periodo de lucha en la oposición contra la burguesía, en que podía establecerse de una manera relativamente fácil el acuerdo genérico entre todas las organizaciones y partidos proletarios para objetivos inmediatos especiales o para la preparación de la revolución. Por eso, la consigna de Alianza Obrera Revolucionaria adquirió su máxima actualidad en los tiempos anteriores al 6 de octubre, durante el Gobierno lerrouxista y después.

Sin embargo, actualmente la situación ha cambiado profundamente y son otros los problemas planteados, por lo cual la denominación de Alianza Obrera Revolucionaria, en su anterior significación, ha perdido todo su sentido. Y ha perdido su alcance porque ya no se trata de agrupar a TODAS las fuerzas que se titulan obreras o que tiene una base proletaria de afiliados, sino de concertarse exclusivamente aquellas organizaciones que tienen idénticas aspiraciones en cuanto a la interpretación de los  problemas que la revolución tienen planteados actualmente. He aquí por qué, dada la traducción práctica que tenía antes, la consigna de Alianza Obrera Revolucionaria es en los momentos actuales inadecuada y, en cambio, la que verdaderamente corresponde a la situación e la de Frente Revolucionario, con su nueva significación.


Lo mismo que en el terreno político obrero la unidad necesaria no puede ser sólo la de las fracciones que se reclamen del marxismo, dado que hasta partidos que hacen el juego a la burguesía democrática se denominan marxista para sus fines, en el terreno de una acción más amplia, en vista a las circunstancias, el acuerdo sólo puede estipularse entre las organizaciones que tengan una concepción similar respecto a la intensidad social de nuestra revolución. Esta debe ser, indudablemente, la misma opinión de los órganos confederales, principalmente los de Madrid, que en estos últimos tiempo insisten más que nunca en la perentoriedad del establecimiento de una Alianza Obrera Revolucionaria.


Hay toda una experiencia que tener muy en cuenta. En regiones como Cataluña, donde el reformismo no tenía peso específico en el movimiento obrero, se ha puesto en prácticas desde el principio una táctica que, hay que reconocerlo, ha dado sus positivos resultados. El procedimiento ha consistido en divulgar un concepto genérico de unidad resultados. El procedimiento ha consistido en divulgar un concepto genérico de unidad antifascista, que por objetivo inmediato perseguía aislarnos a nosotros del  contacto antifascista, que por objetivo inmediato perseguía aislarnos a nosotros del contacto con las fuerzas obreras con las cuales estábamos muy próximos en cuanto a los objetivos. Con dicha táctica se perseguía ese resultado inmediato, pero también otro más lejano, consistente en dar tiempo al tiempo, para, aprovechando ciertas ventajas, emprender posteriormente acciones de mayor envergadura contra aquellos que tácitamente había favorecido sus planes contra nosotros. Y es más: hasta se permitían y aún hoy se permiten, cuando nosotros señalamos estas verdades, indicarnos como fomentadores de la discordia en el campo obrero, cuando lo único que hacemos, en realidad, es favorecer los verdaderos intereses del proletariado procurando que no prosperen los planes de los que llamándose defensores, hacen el juego de los enemigos.


El abuso de lo que hemos dado en llamar imperialismo fraccional, que primero se manifestó exclusivamente contra nuestro Partido, pero que después en su ambición ilimitada, se ha reflejado en otros, ha hecho abrir los ojos a algunos que casi los tenían cerrados y les ha obligado a comprender la necesidad de afrontar las circunstancias para no permitir dar más pasos adelante a la contrarrevolución. Precisamente esta es la principal aspiración en que puede condesarse el Frente Obrero Revolucionario, que dadas las posiciones políticas que defienden todos los partidos y organizaciones proletarias quedará limitado a la CNT, la FAI y nuestro Partido (POUM).


El problema ya no estriba en si se debe admitir o no la colaboración, con objetivos concretos, con fuerzas políticas. Esta es una cuestión de principios que ha quedado superada por la propia práctica de una colaboración mucho más amplia y confusa con políticos pequeñoburgueses. No se trata tampoco ahora de medir, de forma más o menos amplia, la fuerza de cada uno para que el que se considere más fuerte desprecie al que estime más débil. No es momento de coger la balanza para pesar la fuerza numérica de cada organización o partido. Lo que los momentos que vivimos hacen perentorio y absolutamente necesario es establecer un acuerdo eficaz entre las organizaciones que tengan un criterio eminentemente revolucionario sobre la  salida de la actual situación española.


Esta necesidad se evidencia por toda una serie de circunstancias. Quizá la última y la más importante se derive de la crisis del Consejo de la Generalidad que está de hecho planteada, y que tiene una profunda significación política a pesar de que se litigia entre bastidores (120)


Nota
119)  El movimiento de las Alianzas obreras surgió inmediatamente después de la victoria de las derechas en noviembre de 1933. La primera de ellas se constituyó en Cataluña en noviembre de 1933, agrupando a todas las organizaciones obreras a excepción del PCE  y de la CNT. La expresión más acabada de la alianza obrera tuvo lugar en Asturias, donde formaron parte de ellas todas las organizaciones, la CNT incluída. Gracias a ella se explica, en parte, la revolución de octubre de 1934.

120) La nueva crisis del Consejo de la Generalitac quedó planteada ya a principios de marzo de marzo, por el que se consideraban disueltas las patrullas de Control. Si bien no se le dió carácter oficial hasta el día 26 de marzo. Tras muchas tensiones, la crisis no quedó definitivamente resuelta, al menos en el plano formal, hasta el 26 de abril con la formación de un nuevo gobierno formado por Josep Tarradellas (ERC) como Consejero primero y consejero de  Hacienda; Artemi Ayguadé (ERC) consejero de Seguridad Interior; Antoni Mª Sbert (ERC) consejero de cultura; Josep Calvet (Unió de Rabassaires), consejero de agricultura; Francisco Isgleas (CNT), consejero de defensa; Andreu Capdevila (CNT), consejero de economía; Joan J. Doménech (CNT), consejero de Servicios Públicos; Aurelio Fernández (CNT), consejero de sanidad y asistencia social; José Miret (UGT-PSUC), consejero de trabajo y obras públicas; Joan Comorera (UGT-PSUC), consejero de justicia.

La Batalla, 25 de marzo de 1937




A 83 años de la Alianza Obrera o Frente Único y de la insurrección y la revolución de octubre de 1934 en Asturias.







ÍNDICE

INTRODUCCION       7

NOTAS POLITICA DIARIAS

La verdad significación de la reunión del parlamento     19


A pesar de la revolución persiste la vieja burocracia    23

El mando único y el control político de las milicias combatientes  25

Se ha reunido el Parlamento del 16 de febrero   27


Para los militantes comunistas sólo deberes sin derechos. 31

La unidad sindical es ahora más posible que nunca     33 

El problema de los evacuados y el problema de estos  35


La significación del mitin del Gran Price    39

Sobre las alusiones frecuentes a un gobierno fuerte  41

Sigue planteado el problema del mando único  43

Los camaradas extranjeros en la Revolución Española  45


El “calumnia que algo queda”, o una táctica  desacreditada.  49

La propuesta de armisticio y el deseo de estrangular nuestra revolución  51

La actitud de la CNT es la solución de la crisis    53

Acerca del carácter y la significación del nuevo consejo de la Generalidad  55

La crisis de la Generalidad y el movimiento revolucionario internacional    57

¿Es que las fracciones obreras renuncian a la libertad de crítica?  59

Sobre la educación política de los nuevos adherentes a las organizaciones obreras   61

No se trata de un prurito sino de un problema político  63

Llevar la guerra hasta el fin significa ultimar la revolución social    65

La prensa debe estar, exclusivamente, al servicio de los intereses revolucionarios   67


Hay una táctica para arrebatar al proletariado el control de la Revolución  71


Alianza Revolucionaria    205




COMENTARIOS

Lenin y el Leninismo          

Lenin y el Leninismo                         267

La composición social de los dirigentes fascistas   269

Solidaridad criminal   271

Burócratas satisfechos     273

La crisis periódicas de la Generalidad      275

Se liquida la Internacional de Lenin  277

NOTAS   279


PROBLEMAS DE LA REVOLUCION Y DEL MOVIMIENTO OBRERO

Lenin y la guerra  285


Marxistas revolucionarios y anarquistas en la Revolución Española 293













 (POUM)




El Plan de la Victoria (recogido en «Trabajo», 08/04/1937)


4º  Informe a la Primera Conferencia Nacional del PSUC ( «Trabajo», 07.25.1937).


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