Copiado del libro, Juan Andrade, La revolución española día a día. Edita:
Editorial Nueva era y publicaciones trazo. Primera
edición: mayo 1979.
Prólogo y notas: Pelai Pagés (NOTAS POLITICAS DIARIAS)
Desde la página 205 La Batalla, 25 de marzo de 1937
Algunos órganos confederales y libertarios, principalmente los de Madrid,
“CNT” y “Castilla libre”, viene refiriéndose desde hace días a la necesidad de
establecer la Alianza Obrera Revolucionaria. La intención que mueve este deseo,
es la de identificar a todas las fuerzas obreras en una orientación, para asumir
la dirección efectiva de todo el movimiento revolucionario. De esta manera
quedaría por completo descartada la intervención en la gerencia de la
revolución de las fracciones republicanas pequeñoburguesas.
En nuestro criterio, a cada situación histórica y política concreta
corresponde, incluso su propia terminología. La expresión de Alianza Obrera Revolucionaria se empleó en
ocasión diferente a la actual y, por tanto, tenía su especial significado (119).
Correspondía al periodo de lucha en la oposición contra la burguesía, en que
podía establecerse de una manera relativamente fácil el acuerdo genérico entre
todas las organizaciones y partidos proletarios para objetivos inmediatos
especiales o para la preparación de la revolución. Por eso, la consigna de
Alianza Obrera Revolucionaria adquirió su máxima actualidad en los tiempos
anteriores al 6 de octubre, durante el Gobierno lerrouxista y después.
Sin embargo, actualmente la situación ha cambiado profundamente y son
otros los problemas planteados, por lo cual la denominación de Alianza Obrera
Revolucionaria, en su anterior significación, ha perdido todo su sentido. Y ha
perdido su alcance porque ya no se trata de agrupar a TODAS las fuerzas que se
titulan obreras o que tiene una base proletaria de afiliados, sino de
concertarse exclusivamente aquellas organizaciones que tienen idénticas
aspiraciones en cuanto a la interpretación de los problemas que la revolución tienen planteados
actualmente. He aquí por qué, dada la traducción práctica que tenía antes, la
consigna de Alianza Obrera Revolucionaria es en los momentos actuales
inadecuada y, en cambio, la que verdaderamente corresponde a la situación e la
de Frente Revolucionario, con su nueva significación.
Lo mismo que en el terreno político obrero la unidad necesaria no puede
ser sólo la de las fracciones que se reclamen del marxismo, dado que hasta
partidos que hacen el juego a la burguesía democrática se denominan marxista
para sus fines, en el terreno de una acción más amplia, en vista a las circunstancias,
el acuerdo sólo puede estipularse entre las organizaciones que tengan una
concepción similar respecto a la intensidad social de nuestra revolución. Esta
debe ser, indudablemente, la misma opinión de los órganos confederales,
principalmente los de Madrid, que en estos últimos tiempo insisten más que
nunca en la perentoriedad del establecimiento de una Alianza Obrera Revolucionaria.
Hay toda una experiencia que tener muy en cuenta. En regiones como
Cataluña, donde el reformismo no tenía peso específico en el movimiento obrero,
se ha puesto en prácticas desde el principio una táctica que, hay que
reconocerlo, ha dado sus positivos resultados. El procedimiento ha consistido
en divulgar un concepto genérico de unidad resultados. El procedimiento ha
consistido en divulgar un concepto genérico de unidad antifascista,
que por objetivo inmediato perseguía aislarnos a nosotros del contacto antifascista, que por objetivo
inmediato perseguía aislarnos a nosotros del contacto con las fuerzas obreras
con las cuales estábamos muy próximos en cuanto a los objetivos. Con dicha táctica
se perseguía ese resultado inmediato, pero también otro más lejano, consistente
en dar tiempo al tiempo, para, aprovechando ciertas ventajas, emprender
posteriormente acciones de mayor envergadura contra aquellos que tácitamente
había favorecido sus planes contra nosotros. Y es más: hasta se permitían y aún
hoy se permiten, cuando nosotros señalamos estas verdades, indicarnos como
fomentadores de la discordia en el campo obrero, cuando lo único que hacemos,
en realidad, es favorecer los verdaderos intereses del proletariado procurando
que no prosperen los planes de los que llamándose defensores, hacen el juego de
los enemigos.
El abuso de lo que hemos dado en llamar imperialismo fraccional, que
primero se manifestó exclusivamente contra nuestro Partido, pero que después en
su ambición ilimitada, se ha reflejado en otros, ha hecho abrir los ojos a
algunos que casi los tenían cerrados y les ha obligado a comprender la
necesidad de afrontar las circunstancias para no permitir dar más pasos
adelante a la contrarrevolución. Precisamente esta es la principal aspiración
en que puede condesarse el Frente Obrero Revolucionario, que dadas las
posiciones políticas que defienden todos los partidos y organizaciones
proletarias quedará limitado a la CNT, la FAI y nuestro Partido (POUM).
El problema ya no estriba en si se debe admitir o no la colaboración, con
objetivos concretos, con fuerzas políticas. Esta es una cuestión de principios
que ha quedado superada por la propia práctica de una colaboración mucho más
amplia y confusa con políticos pequeñoburgueses. No se trata tampoco ahora de
medir, de forma más o menos amplia, la fuerza de cada uno para que el que se
considere más fuerte desprecie al que estime más débil. No es momento de coger
la balanza para pesar la fuerza numérica de cada organización o partido. Lo que
los momentos que vivimos hacen perentorio y absolutamente necesario es
establecer un acuerdo eficaz entre las organizaciones que tengan un criterio
eminentemente revolucionario sobre la salida
de la actual situación española.
Esta necesidad se evidencia por toda una serie de circunstancias. Quizá
la última y la más importante se derive de la crisis del Consejo de la
Generalidad que está de hecho planteada, y que tiene una profunda significación
política a pesar de que se litigia entre bastidores (120)
Nota
119) El movimiento de las Alianzas obreras surgió
inmediatamente después de la victoria de las derechas en noviembre de 1933. La
primera de ellas se constituyó en Cataluña en noviembre de 1933,
agrupando a todas las organizaciones obreras a excepción del PCE y de la CNT. La expresión más acabada de la
alianza obrera tuvo lugar en Asturias, donde formaron parte de ellas todas las
organizaciones, la CNT incluída. Gracias a ella se explica, en parte, la
revolución de octubre de 1934.
120) La nueva
crisis del Consejo de la Generalitac quedó planteada ya a principios de marzo
de marzo, por el que se consideraban disueltas las patrullas de Control. Si
bien no se le dió carácter oficial hasta el día 26 de marzo. Tras muchas
tensiones, la crisis no quedó definitivamente resuelta, al menos en el plano
formal, hasta el 26 de abril con la formación de un nuevo gobierno formado por
Josep Tarradellas (ERC) como Consejero primero y consejero de Hacienda; Artemi Ayguadé (ERC) consejero de
Seguridad Interior; Antoni Mª Sbert (ERC) consejero de cultura; Josep Calvet (Unió
de Rabassaires), consejero de agricultura; Francisco Isgleas (CNT), consejero
de defensa; Andreu Capdevila (CNT), consejero de economía; Joan J. Doménech
(CNT), consejero de Servicios Públicos; Aurelio Fernández (CNT), consejero de
sanidad y asistencia social; José Miret (UGT-PSUC), consejero de trabajo y
obras públicas; Joan Comorera (UGT-PSUC), consejero de
justicia.
La Batalla, 25 de marzo de 1937
A 83 años de la Alianza Obrera o Frente Único y de la insurrección y la
revolución de octubre de 1934 en Asturias.
Libro Juan Andrade, La revolución española día a día. Edita:
Editorial Nueva era y publicaciones trazo.
ÍNDICE
INTRODUCCION 7
NOTAS
POLITICA DIARIAS
La verdad significación de la reunión del
parlamento 19
A pesar de la revolución persiste la vieja burocracia
23
El mando único y el control político de las milicias combatientes
25
Se ha reunido el Parlamento del 16 de febrero 27
Para los militantes comunistas sólo deberes sin derechos. 31
La unidad sindical es ahora más posible que nunca
33
El problema de los evacuados y el problema de estos 35
La significación del mitin del Gran Price 39
Sobre las alusiones frecuentes a un gobierno fuerte 41
Sigue planteado el problema del mando único 43
Los camaradas extranjeros en la Revolución Española 45
El “calumnia que algo queda”, o una táctica desacreditada. 49
La propuesta de armisticio y el deseo de estrangular nuestra
revolución 51
La actitud de la CNT es la solución de la crisis 53
Acerca del carácter y la significación del nuevo consejo de la
Generalidad 55
La crisis de la Generalidad y el movimiento revolucionario
internacional 57
¿Es que las fracciones obreras renuncian a la libertad de crítica?
59
Sobre la educación política de los nuevos adherentes a las organizaciones
obreras 61
No se trata de un prurito sino de un problema político 63
Llevar la guerra hasta el fin significa ultimar la revolución social 65
La prensa debe estar, exclusivamente, al servicio de los intereses
revolucionarios 67
Hay una táctica para arrebatar al proletariado el control de la
Revolución 71
Alianza
Revolucionaria 205
COMENTARIOS
Lenin y
el Leninismo
La composición social de los dirigentes fascistas 269
Solidaridad criminal 271
Burócratas satisfechos 273
La crisis periódicas de la Generalidad 275
Se liquida la Internacional de Lenin 277
NOTAS 279
PROBLEMAS
DE LA REVOLUCION Y DEL MOVIMIENTO OBRERO
Lenin y la guerra 285
Marxistas revolucionarios y anarquistas en la Revolución Española 293
(POUM)
1º La
crisis del Consejo de la Generalidad y el gobierno de plenos poderes (recogido
en «Trabajo», 12/21/1936)
2º El
Plan de la Victoria (recogido en «Trabajo», 08/04/1937)
3º La
posición política del PSU es la expresión de la voluntad del pueblo catalán (recogido
en «Trabajo», 01.06.1937).
4º Informe a
la Primera Conferencia Nacional del PSUC ( «Trabajo», 07.25.1937).
No hay comentarios:
Publicar un comentario